Vamos de compra

por
género
hetero

Íbamos como siempre de compras al mall en donde yo sabia que recorreríamos tienda por tienda cada rincón del mismo. Sé que a veces no solías ni comprar algo pero ver tu carita de emoción me convenció aunque a mi no me gustara. Pasamos por variadas tiendas, luego disfrutamos de un helado en el patio de comidas para luego seguir recorriendo el mall. Viste mi cara de aburrimiento porque sabias que no me gustaba ir de compras y en tu cabeza una idea se gesto de pronto que sabias que me iba a animar el día. Pasamos a una tienda en la cual se vendían vestidos así exclusivos y me pediste que te dijera cual se te veía mejor. Había vestidos muy llamativos casi brillantes pero que se ajustaban al cuerpo de forma divina. Podía ver como tu cuerpo se acentuaba al vestido realzando tus curvas. En eso había un vestido muy pero muy ajustado y te lo pusiste. Era de un rojo llamativo como brillante. Era uno de gala pero de fiesta a la vez y me preguntaste que si se te notaba la ropa interior porque por lo general en ese tipo de vestidos se suele notar algo. Yo mirando de forma objetiva te digo que no y me respondes: es que no llevo puesto nada de ropa interior mi vida. Con esa afirmación un calor recorrió mi cuerpo y en mi imaginación se apareció tu cuerpo desnudo haciendo pose con ese ajuste del vestido. Cada forma, cada contorno de tus nalgas y tus senos un tanto aprisionados con la tela. Te imagine con el vestido transparente ajustado a tu cuerpo como si estuvieras atada a la tela. Imaginando como el roce de la misma te hacia sentir. En eso me miraste y sonreíste pícaramente para luego ir al probador a ponerte otro vestido. Cada uno de ellos se te ajustaba perfecto al cuerpo y me exaltaban más y más mientras tu solo sonreías. Yo intentaba contenerme pues si salía de allí seria un poco vergonzoso que estuviera con la erección tan latente pero a cada vestido mi excitación aumentaba más y más.
Salimos de la tienda y me preguntaste que cual vestido me había gustado y no sabia que responder pues estaba más concentrado de tu cuerpo que de toda esa ropa que te habías probado.
Entre tanto seguimos el recorrido y fuimos a una tienda donde vendían bañadores o trajes de baño. Había de muchos tipos tanto de hombres como de mujeres. Yo me rehusé a probarme pero tú si querías hacerlo así que espere. En eso me llamas y me dices que si puedo mirar porque querías ver si me gustaba ese bañador. Entro y veo un bikini de flores muy sensual pero discreto. Te veías increíblemente bella. Como si fueras otra mujer. No había notado bien la belleza de tu cuerpo porque con cada prenda que te ponías cambiabas y te veías hermosa. Te cambiabas en el probador y me mostrabas a cada vez trajes de baño más y más osados. Unos donde la tanga se metía por entre tus nalgas dejándolas ver. No aguantaba y pasaba mis dedos por tu piel y sentía esa suavidad. Veía tus curvas y me enardecían más y más. Tú me mirabas encantada como me iba poniendo cada vez que observaba tu traje de baño. Hasta que decidiste ponerte un traje de baño más: era un bañador entero y de color azul, muy sencillo pero que se ajustaba al cuerpo de igual forma como los vestidos que antes habíamos visto. Se ajustaba tan bien que tus pezones se desbordaban del traje dejándose ver bajo el. Tú ya los habías acariciado para que estuvieran ergidos porque querías que se contaran. En eso te sentaste mientras te miraba maravillado y te abriste de piernas, levantaste tu pelvis un poco y me preguntaste si lo veía que estaba muy ajustado abajo. Efectivamente estaba ajustado y podía ver como se metía el traje de baño entre tus piernas ajustado a tu sexo y entre tus nalgas y que se ajustaba aun mas cuando levantaste tu cadera.
No aguante mas y cerré la puerta del probador. Puse tus piernas en mis hombros y comencé a besar tu sexo por sobre el bañador. Sujetaba tus piernas mientras mi boca y mis lengua se degustaban de ti por sobre la ropa. Sentía como tu humedad comenzaba a fluir filtrándose en la ropa y llenándola de tu aroma. Me enloquecía aun mas el olor y el sabor mientras tus manos se aferraban a mi cabeza y acariciaban mi pelo, observando con lujuria cada beso y lamida que te daba. Baje un poco la parte de arriba de tu bañador dejando tus senos al aire y me deleite con ellos. Mientras mi mano masajeaba uno yo iba lamiendo y chupando el otro. Miraba y parecían botoncitos de chocolate y mas me excitaba chuparlos y morderlos. Mi lengua se deleitaba en tus pezones masajeándolos en círculos dejándolos húmedo y rígido. Estabas a punto de soltar un gran gemido cuando mi boca se acercó a la tuya y metí mi lengua. Te di un gran beso mientras mi lengua bailaba con la tuya. No quería que nos sacaran del probador así que te dije que gimieras o que contuvieras tus sonidos. No podía parar de probarte tus labios y tu lengua. En eso te levante del asiento y te pose contra el muro. Solo corrí tu bañador para dejar tu vagina al descubierto y baje mi cremallera. Aun con la lengua en tu boca de acomode de tal forma de penetrarte profundamente. Me quede ahí un momento contemplando tu brillante mirada mientras nuestros cuerpos se mantenían unidos y deseosos de empezar a amarse. Nuestras pieles se erizaban con el solo leve roce. Sentía palpitar mi miembro en tu interior junto con la calidez y humedad de tu vagina. Tome fuertemente tus nalgas con ambas manos y moví mi pelvis. Gemiste tan deliciosamente que no evite penetrarte con fuerza. Así seguía saliendo levemente del interior de tu sexo para luego penetrar con fuerza. Sentía como tu ser se desvanecía con cada brusco movimiento y comencé a bambolearme mas rápido. Sentía cada vez más ardiente tu interior pero de manera tan deliciosa y húmeda que no podía parar. Tus senos muy pegados a los vellos de mi pecho sentían el roce y se excitaban aun más. Podía sentir como brotaba más y mas humedad y como nuestras bocas se devoraban con apetito sin importar cuanta saliva se desprendía. En ese acomodo de mis manos sobre tu trasero roce la entrada de tu ano y te estremeciste rápidamente. Puse uno de mis dedos justo en la entrada y se adentraba solo un poco cada vez que te penetraba. Hasta tu ritmo aumento y me montabas con aun más frenesí cuando sentía ese dedo entrando en tu ano.
Volví a sentarte y descubrí nuevamente tu sexo y tu ano del bañador. Con uno de mis dedos desprendí parte de la humedad de tu sexo y lo deslice lentamente por su sendero hasta la entrada de tu ano. Repetí la acción varias veces y comencé a dedearte. Entraba y salía mi dedo por tu ano deslizándose fácilmente por tu humedad. Sobre eso pase mi lengua entre la piel que estaba entre tu sexo y tu ano. Con la punta de la misma acariciaba de arriba abajo. A ratos sentía como tu humedad salía lentamente y tus gemidos se hacían más profundos. En el transcurso de todo te habías venido ya tres veces pero aun seguías deseosa por seguir.
Me detuve un momento y te levante. Acomode la silla y me senté en ella mientras tu te sentabas sobre mi pene introduciéndolo por tu sexo de tal forma que quedabas con las piernas abiertas. Quedabas justo frente al espejo del probador mirándote de frente. Viéndote así semidesnuda, con los senos al aire, y penetrada. Como una Diosa divina disfrutando del placer. Comenzaste a moverte lentamente y tú misma veías como te penetraba excitándote más y mas. Veían tus ojos radiantes y deseosos como te ibas entregando a la locura más y más. Admirando tus senos moverse de arriba abajo. Imagínate así como en la foto que te di. Así misma perdiéndote en la pasión sin control mientras el fuego te quema aun más sin poder detenerlo. Sentías las piernas desfallecer pero aun así continuabas y te sentabas con todo el peso de tu cuerpo sobre mi pene erecto y palpitante. Devorabas mi pene con tu sexo sintiendo como se contraía más y más estallando nuevamente en un orgasmo. Tomaste con tus dedos tu líquido tibio y lo empezaste a esparcir por mi pene y luego por tu ano. Te sentaste lentamente sobre el y comenzaste a moverte. Sentía como tu interior apretaba aun más mi pene mientras decencias y ascendías lentamente. Posaste tus dedos en tu clítoris y empezaste de nuevo a penetrarte mientras te veías en el espejo desaforada de lujuria. Mientras lo hacías masturbabas tu sexo con dos dedos sintiendo la doble penetración y estallando tu sexo en humedad. Antes de que explotara mi orgasmo te diste vuelta y posaste de nuevo tu vagina en mí y me cabalgaste con furia. Estalle llenándote de mi semen que salió con muchas fuerza pero seguiste montándome. Parecía interminable hasta que sentí tus contracciones más y más rápidas. Tuve un segundo orgasmos juntos con el tuyo mientras sentía en tu interior la mezcla entre tus jugos y mi semen. Tus piernas enloquecieron pero no sacaste mi pene de tu sexo. Te bese con desesperación a tal grado que nos lamiamos la cara mientras las lenguas se abrazaban y besaban con mucha saliva. Estábamos con ese olor a sexo muy fuerte pero estábamos tan excitados que no nos despegamos. Intentamos ver que no había nadie y nos salimos del probador rápidamente, compramos el bañador muy rápidamente de tal forma que ni la boleta ni el vuelto recibimos. Estábamos deseosos de llegar a la casa aprovechando la adrenalina del momento y de que nos pudieron estar viendo y ni siquiera nos dimos cuentas.
escrito el
2016-08-02
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