El vecino mirón
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Antonio mi vecino, era una persona mayor, cuando tenía 70 años, se quedó viudo y ya hacía tiempo que no follaba. Ahora que llevaba mucho tiempo solo y que ya no se la levantaba, ideó pagarme una puta cara y estar presente el y mirar como yo follaba con la puta...
Mi vecino Antonio era una persona mayor y con 70 años se quedó viudo. Lo pasó muy mal, porque su mujer fue su único amor y no conoció en toda su vida a otra mujer. Le daba morbo, ver que otros hombres ligaban con las putillas del barrio y el muy salido sabía dónde se metían. Como él no quería ir, dada su edad y que no quería hacer el ridículo y el estúpido con una mujer en la cama, me preguntó a mí que si no me importaría que él me pagara una puta y él ver cómo me la follaba yo. De primera, la idea me pareció morbosa por él, pero luego lo pensé dos veces y también por mí y accedí. El me dio el dinero y yo me encargaría de todo lo demás y que yo llevaría la voz cantante en este tema.
Yo le expliqué que las putas de ahora, no eran como las que él había follado cuando era joven, que se las pedía estar "al loro" de todo tipo de cosas, por muy raras que fueran y que, además, ya a muchas las pedían que ellas follasen a clientes usando strap-on. El me preguntó que era "eso" y se lo expliqué. Que las putas ahora eran más activas y que se vestían más procaces y provocativas para dar mayor realce sexual y morbo al asunto carnal.
A los pocos días me puse a buscar putas por la red y ver precios y fotos, si las pusieren, yo preferí que hubiera fotos para luego enseñarlas a mi vecino Antonio. Luego de estar un par de horas frente a la pantalla de mi PC, encontré a una rubia madurita, delgadita y con un buen par de tetas, un lascivo y muy "petable" ojete, guapa de cara y con una perfecta boca de mamona que, a buen seguro, me haría unas mamadas de campeonato. Sus fotos tan calientes invitaban a darla rabo a base de bien y sin parar, llegando a un libidinoso sexo sin límites y haciendo de todo. La idea me pareció atractiva y emocionante. Llamé y me dijo que se llamaba Ana y yo me presenté como Fernando, sus condiciones me parecieron buenas y justas, pero yo le expliqué el motivo de mi llamada y mis condiciones y a ella le pareció todavía más morboso, procaz y obsceno y se puso más cachonda y le pareció morbosa, atractiva, fascinante y seductora la idea de que alguien la viera follar y fornicar con un cliente y que hasta se dejase grabar el polvo y que iríamos pasados dos días.
Al día siguiente, contacté con mi vecino y amigo Antonio, le expliqué como era la puta esta, donde vivía, sus condiciones y que iríamos a follar allí para que todo fuera perfecto. Yo le argumenté que haríamos de todo y que hasta me dejaría follar analmente con el strap-on para que la jodienda con la puta, fuera perversa, lujuriosa, obscena y muy libidinosa. Los siguientes dos días fueron de ejercicio, alimentación, tomar vitaminas y pajearme mucho para aguantar el sexo que me esperaba con esa zorra madura tan perversa y lujuriosa. Me afeité esos dos días a tope los pelos del rabo para que siempre estuviese a su gusto y se hipnotizara y embelesara al comerme y chuparme el rabo.
Al llegar el día previsto, me relajé a tope en casa, tomé vitaminas y viagra para dar rabo a esa viciosa y libertina de Ana. Según se iba a acercando la hora de salir me fui vistiendo, me puse un tanga de cuero con pequeñas cadenas a los lados al que perfumé, porque sabía que se pondría cachonda y calentorra al verme con el puesto, una camisa que me marcaba los músculos y el tórax y que había perfumado para oler a macho en celo, así como un pantalón vaquero dos tallas menos que estaban a punto de explotar, para que realzara mi rabo y culo y al verme se pusiera todavía más viciosa y obscena. Añadí a mi imagen de macarra matón unas gafas negras de marca que me había comprado recientemente. Y unos negros zapatos que completaban el atuendo.
Nos encaminamos en dirección al apartamento de Ana y mientras andábamos, charlábamos mi vecino y yo sobre deportes, yo estaba muy salido y caliente y hasta iba algo empalmado y con el rabo medio enhiesto pensando en ella. El corazón se agitaba y me latía deprisa y yo trataba de relajarme parando en tiendas que no tuvieran nada que ver con el sexo y mirando cosas nada sexuales, me fui relajando gradualmente al parar delante de una tienda de deporte que tenían balones de futbol, zapatillas de running y hasta posters de eventos deportivos. Después de algunos minutos se me pasó el nerviosismo y me relajé a tope según nos íbamos acercando al apartamento de Ana.
Llegamos hasta la escalinata y no había nadie, nos metimos en el ascensor y me di un último toque al cabello para tener un atractivo peinado, llegamos a la planta de Dayana y salimos. El pasillo era atractivo y bonito, no solo era largo, sino que tenía cuadros de diferentes temas y unas suaves luces los iluminaban. Nos situamos frente a la puerta de Ana y llamamos, esperamos dos minutos y fue a abrir la propia Ana. La entrada estaba decorada con buen gusto. Llevaba puesto un sostén rojo pasión, un tanga, unas medias de rejilla, todo en rojo pasión y unos zapatos de tacón de aguja negros.
Nos presentamos, y yo presenté a mi amigo y vecino Antonio. Hablamos un rato y nos cautivó más ante el aspecto de zorra en celo que Ana traía y ella muy solícita y muy complaciente nos hizo pasar al salón que tenía fotos suyas en depravadas posiciones sexuales y en bikinis muy libidinosamente eróticos y algunas en sexy y procaces tangas. Se fue a la cocina a preparar unos whiskys, para que nos relajásemos antes de la obscena sesión de sexo lascivo y libidinoso que nos esperaba. Nos sentamos en un cómodo tresillo de cuero negro a esperarla y frente a mi tenía una silla Enmanuelle que daba un aire más morboso al precalentamiento y que a la postre ella se sentaría. Nos llevó la bandeja y cogimos unos whiskys, mientras ella al doblarse nos mostraba sus atrayentes tetas tan sexys.
Charlamos un poco rato más y nos dirigimos a su habitación y le pidió a mi vecino y amigo que se situara en una esquina para no perder detalle y los pormenores de la carnal jodienda procaz que iba yo a tener con esta lúbrica y burdelera fulana lasciva. La habitación era bien grande, pues cuando ella decidió abandonar al marido y hacerse fulana, buscaba un apartamento con una habitación grande y un pequeño salón comedor, una cocina americana y un baño de tipo medio-grande. Mi vecino estaba acomodado, bien preparado y con su whisky en la mano, dispuesto a ver cómo me lo montaba con esta sicalíptica y libertina de Ana.
Al llegar a la habitación se quitó los taconazos, le quité lenta y lascivamente el sexy tanga y le arranqué el sujetador y se lo olí y olía a hembra en celo. Nos dimos un largo morreo que me puso más cachondo y salido. Inició por desnudarme y al ver que yo llevaba un sexy y obsceno tanga muy lascivo, dio un gruñido de aprobación y entusiasmo sexual y me pegó un lascivo y procaz lametón en la zona del rabo. Siguió desnudándome hasta dejarme solo con el tanga mientras se tocaba impúdicamente el coño. Yo iba hacia ella con el tanga puesto y con el rabo bien enhiesto por fuera, nos pegamos un morreo corto mientras nos tocábamos los sexos y yo le lamía y mordía cerca de la barbilla hasta llegar al cuello y cerca del hombro mientras ella me tiraba del rabo. Me seguía tirando del rabo y ella tocaba su mojado sexo. Me quité el procaz tanga mientras ella babeaba y volvía a tirar de mí ya enhiesta, pero dura verga y la comenzó a mamar.
Lamía y mamaba mi cipote mientras yo lamía su espalda y situaba mi sabia lengua en la oquedad de su atractivo culo. Yo lamía y lamía su ojete y ella berreaba y bramada de placer. Sus bien cuidados pies jugaban con mi verga y eso me ponía más cachondo y lascivo. Ana me chupaba y mordía los cojones y también el rabo y me encendía lujuriosa y muy sexualmente e hicimos un 69 muy depravado y procaz. Mientras le lamía su ojete y jadeaba y gemía como una real golfa. Me comió más todavía el rabo hasta llenarlo de saliva y babas, porque quería y deseaba tener mi nabo dentro de su bullente coñote. Me montaba y cabalgaba y yo magreaba y lamía sus gordos tetones y la muy puta seguía gimiendo y jadeando y me insultaba con lujuria y me hacía sentir como un verdadero y depravado gigoló. Luego cambiamos de posición y me dio la espalda y se la volví a encasquetar en todo su profundo chochazo y entró perfectamente de golpe pues estaba bien caliente y muy pringada de sus mil jugos vaginales. Ella se tumbó con ganas de rabo, le abrí bien de patas y le clavé con fuerza mi cipote y siguió dando mil vagidos y jadeando cual lúbrica fulana y sus concupiscentes insultos sexuales me ponían más lascivo y libidinoso y me pedía que no parara.
Después nos tumbamos varias veces de un lado y de otro y me pidió con urgencia que la follara sin límites, sin prisa, pero sin pausa y nuestros lascivos y lujuriosos vagidos iban en aumento, mientras la fornicaba la agarraba una pierna y ella me metía un dedo en la boca y eso aumentaba mi lascivia tan procaz. Sus sucios y lascivos insultos sexuales iban en aumento y ella se sentía la más golfa y puta de todas sus amigas. Me quité el procaz tanga y me puse a cuatro patas ya que queríamos jugar con el strap-on y decidió lamerme el ojete a base de bien y untarme gel en toda la cavidad anal para no hacerme daño y así matarme de placer. Ana me empezó a magrear el rabo y empezó a "petarme" y "entaponarme" a base de bien con el strap-on y yo gemía y berreaba como un libidinoso cabrón de placer, mientras me enculaba me insultaba sexual y chabacanamente y eso me enardecía aún más y me hacía sentir cual actor porno.
Mi vecino miraba con atención y se anonadaba ante las primeras jodiendas que habíamos tenido la zorra Ana y yo y se quedaba asombrado y pasmado ante la fornicación anal que la golfa Ana me estaba atizando con aquel falso rabo de gel. Yo seguía sollozando, me ahogaba y gañía de placer anal y como Ana me tiraba fuertemente del pelo y me azotaba las nalgas con las manos y me insultaba más sexualmente y me hacía parecer más esclavo de un brutal sexo anal que Ana me estaba propinando. Luego, me tumbé y yo permanecía bien abierto de patas, para que su procaz fornicación anal fuera más depravada y perversa. Después nos tumbamos de lado y pidió con urgencia continuar petándome sin límites, sin prisa, pero sin pausa y nuestros lascivos y depravados gañidos, vagidos sexuales, sollozos y mil gemidos iban en aumento, mientras me fornicaba y jodía analmente, me agarraba una pierna y yo le metía un dedo en la boca y eso aumentaba mi lujuria tan obscena.
Sus insultos sexuales iban en lúbrico aumento y yo me sentía el más obsceno actor porno con el que ella hubiere follado y follado a tope. La volví a pegar un polvo brutal, pues de tanta jodienda anal que, Ana la fulana me había metido con el strap-on ahora yo tenía el rabo más duro si cabe y optó por clavarse mi cipote en todo su coño, porque deseaba lascivamente tener mi duro cipote dentro de su bullente coño. Me montaba y cabalgaba y yo magreaba y lamía sus gordas tetas y la muy guarra seguía sollozando, suspirando y jadeando y me insultaba con depravación y lujuria y me hacía sentir como un auténtico y lascivo chulo de putas. Finalmente, quité mi enorme vergón de su burbujeante y acalorado coño y le exploté toda la pringosa lefaza en sus atractivas tetas.
Ella, debido a su lujuria se tragó los restos que todavía salían de mi rabo. Me miraba con sonrisa pícara a la vez que me agarraba del cipote. Nos fuimos a la ducha, nos secamos mutuamente y ella me dio un sicalíptico beso con lengua de despedida. Yo volví ya vestido y me marché con mi vecino del apartamento de esta lúbrica y libertina fulana en celo. En el camino de regreso, mi vecino Antonio, me comentó lo pasmado que se quedó de las dos horas de sexo real que vio delante de sus narices y de lo muy embobado que estaba en el momento en que Ana me taladraba "petaba" y "entaponaba" salvajemente con aquel pene de gel, yo le comenté que la zorra esta me estaba matando de placer y que no era preso de mi cuerpo, sino de la emoción sexual, el impacto y la excitación anal a la que esta puta guarra me estaba sometiendo y dominando.
Después le conté yo, como tenía el coño de mojado esta puta después del 69 que habíamos hecho y cuales eran mis sensaciones con mi rabo dentro de la boca de mamona que, esta puta zorra tan rijosa y depravada era. Se quedó petrificado, pues era la primera vez que había asistido a un espectáculo así y en privado y que encima uno de los actores era un amigo, que era yo. Por último, manifestó que, en resumidas cuentas, la experiencia le pareció emocionante y que es posible que esta tentativa se vuelva a repetir dado el entusiasmo y la excitación que le produjo este sexual espectáculo tan salvaje.
Mi vecino Antonio era una persona mayor y con 70 años se quedó viudo. Lo pasó muy mal, porque su mujer fue su único amor y no conoció en toda su vida a otra mujer. Le daba morbo, ver que otros hombres ligaban con las putillas del barrio y el muy salido sabía dónde se metían. Como él no quería ir, dada su edad y que no quería hacer el ridículo y el estúpido con una mujer en la cama, me preguntó a mí que si no me importaría que él me pagara una puta y él ver cómo me la follaba yo. De primera, la idea me pareció morbosa por él, pero luego lo pensé dos veces y también por mí y accedí. El me dio el dinero y yo me encargaría de todo lo demás y que yo llevaría la voz cantante en este tema.
Yo le expliqué que las putas de ahora, no eran como las que él había follado cuando era joven, que se las pedía estar "al loro" de todo tipo de cosas, por muy raras que fueran y que, además, ya a muchas las pedían que ellas follasen a clientes usando strap-on. El me preguntó que era "eso" y se lo expliqué. Que las putas ahora eran más activas y que se vestían más procaces y provocativas para dar mayor realce sexual y morbo al asunto carnal.
A los pocos días me puse a buscar putas por la red y ver precios y fotos, si las pusieren, yo preferí que hubiera fotos para luego enseñarlas a mi vecino Antonio. Luego de estar un par de horas frente a la pantalla de mi PC, encontré a una rubia madurita, delgadita y con un buen par de tetas, un lascivo y muy "petable" ojete, guapa de cara y con una perfecta boca de mamona que, a buen seguro, me haría unas mamadas de campeonato. Sus fotos tan calientes invitaban a darla rabo a base de bien y sin parar, llegando a un libidinoso sexo sin límites y haciendo de todo. La idea me pareció atractiva y emocionante. Llamé y me dijo que se llamaba Ana y yo me presenté como Fernando, sus condiciones me parecieron buenas y justas, pero yo le expliqué el motivo de mi llamada y mis condiciones y a ella le pareció todavía más morboso, procaz y obsceno y se puso más cachonda y le pareció morbosa, atractiva, fascinante y seductora la idea de que alguien la viera follar y fornicar con un cliente y que hasta se dejase grabar el polvo y que iríamos pasados dos días.
Al día siguiente, contacté con mi vecino y amigo Antonio, le expliqué como era la puta esta, donde vivía, sus condiciones y que iríamos a follar allí para que todo fuera perfecto. Yo le argumenté que haríamos de todo y que hasta me dejaría follar analmente con el strap-on para que la jodienda con la puta, fuera perversa, lujuriosa, obscena y muy libidinosa. Los siguientes dos días fueron de ejercicio, alimentación, tomar vitaminas y pajearme mucho para aguantar el sexo que me esperaba con esa zorra madura tan perversa y lujuriosa. Me afeité esos dos días a tope los pelos del rabo para que siempre estuviese a su gusto y se hipnotizara y embelesara al comerme y chuparme el rabo.
Al llegar el día previsto, me relajé a tope en casa, tomé vitaminas y viagra para dar rabo a esa viciosa y libertina de Ana. Según se iba a acercando la hora de salir me fui vistiendo, me puse un tanga de cuero con pequeñas cadenas a los lados al que perfumé, porque sabía que se pondría cachonda y calentorra al verme con el puesto, una camisa que me marcaba los músculos y el tórax y que había perfumado para oler a macho en celo, así como un pantalón vaquero dos tallas menos que estaban a punto de explotar, para que realzara mi rabo y culo y al verme se pusiera todavía más viciosa y obscena. Añadí a mi imagen de macarra matón unas gafas negras de marca que me había comprado recientemente. Y unos negros zapatos que completaban el atuendo.
Nos encaminamos en dirección al apartamento de Ana y mientras andábamos, charlábamos mi vecino y yo sobre deportes, yo estaba muy salido y caliente y hasta iba algo empalmado y con el rabo medio enhiesto pensando en ella. El corazón se agitaba y me latía deprisa y yo trataba de relajarme parando en tiendas que no tuvieran nada que ver con el sexo y mirando cosas nada sexuales, me fui relajando gradualmente al parar delante de una tienda de deporte que tenían balones de futbol, zapatillas de running y hasta posters de eventos deportivos. Después de algunos minutos se me pasó el nerviosismo y me relajé a tope según nos íbamos acercando al apartamento de Ana.
Llegamos hasta la escalinata y no había nadie, nos metimos en el ascensor y me di un último toque al cabello para tener un atractivo peinado, llegamos a la planta de Dayana y salimos. El pasillo era atractivo y bonito, no solo era largo, sino que tenía cuadros de diferentes temas y unas suaves luces los iluminaban. Nos situamos frente a la puerta de Ana y llamamos, esperamos dos minutos y fue a abrir la propia Ana. La entrada estaba decorada con buen gusto. Llevaba puesto un sostén rojo pasión, un tanga, unas medias de rejilla, todo en rojo pasión y unos zapatos de tacón de aguja negros.
Nos presentamos, y yo presenté a mi amigo y vecino Antonio. Hablamos un rato y nos cautivó más ante el aspecto de zorra en celo que Ana traía y ella muy solícita y muy complaciente nos hizo pasar al salón que tenía fotos suyas en depravadas posiciones sexuales y en bikinis muy libidinosamente eróticos y algunas en sexy y procaces tangas. Se fue a la cocina a preparar unos whiskys, para que nos relajásemos antes de la obscena sesión de sexo lascivo y libidinoso que nos esperaba. Nos sentamos en un cómodo tresillo de cuero negro a esperarla y frente a mi tenía una silla Enmanuelle que daba un aire más morboso al precalentamiento y que a la postre ella se sentaría. Nos llevó la bandeja y cogimos unos whiskys, mientras ella al doblarse nos mostraba sus atrayentes tetas tan sexys.
Charlamos un poco rato más y nos dirigimos a su habitación y le pidió a mi vecino y amigo que se situara en una esquina para no perder detalle y los pormenores de la carnal jodienda procaz que iba yo a tener con esta lúbrica y burdelera fulana lasciva. La habitación era bien grande, pues cuando ella decidió abandonar al marido y hacerse fulana, buscaba un apartamento con una habitación grande y un pequeño salón comedor, una cocina americana y un baño de tipo medio-grande. Mi vecino estaba acomodado, bien preparado y con su whisky en la mano, dispuesto a ver cómo me lo montaba con esta sicalíptica y libertina de Ana.
Al llegar a la habitación se quitó los taconazos, le quité lenta y lascivamente el sexy tanga y le arranqué el sujetador y se lo olí y olía a hembra en celo. Nos dimos un largo morreo que me puso más cachondo y salido. Inició por desnudarme y al ver que yo llevaba un sexy y obsceno tanga muy lascivo, dio un gruñido de aprobación y entusiasmo sexual y me pegó un lascivo y procaz lametón en la zona del rabo. Siguió desnudándome hasta dejarme solo con el tanga mientras se tocaba impúdicamente el coño. Yo iba hacia ella con el tanga puesto y con el rabo bien enhiesto por fuera, nos pegamos un morreo corto mientras nos tocábamos los sexos y yo le lamía y mordía cerca de la barbilla hasta llegar al cuello y cerca del hombro mientras ella me tiraba del rabo. Me seguía tirando del rabo y ella tocaba su mojado sexo. Me quité el procaz tanga mientras ella babeaba y volvía a tirar de mí ya enhiesta, pero dura verga y la comenzó a mamar.
Lamía y mamaba mi cipote mientras yo lamía su espalda y situaba mi sabia lengua en la oquedad de su atractivo culo. Yo lamía y lamía su ojete y ella berreaba y bramada de placer. Sus bien cuidados pies jugaban con mi verga y eso me ponía más cachondo y lascivo. Ana me chupaba y mordía los cojones y también el rabo y me encendía lujuriosa y muy sexualmente e hicimos un 69 muy depravado y procaz. Mientras le lamía su ojete y jadeaba y gemía como una real golfa. Me comió más todavía el rabo hasta llenarlo de saliva y babas, porque quería y deseaba tener mi nabo dentro de su bullente coñote. Me montaba y cabalgaba y yo magreaba y lamía sus gordos tetones y la muy puta seguía gimiendo y jadeando y me insultaba con lujuria y me hacía sentir como un verdadero y depravado gigoló. Luego cambiamos de posición y me dio la espalda y se la volví a encasquetar en todo su profundo chochazo y entró perfectamente de golpe pues estaba bien caliente y muy pringada de sus mil jugos vaginales. Ella se tumbó con ganas de rabo, le abrí bien de patas y le clavé con fuerza mi cipote y siguió dando mil vagidos y jadeando cual lúbrica fulana y sus concupiscentes insultos sexuales me ponían más lascivo y libidinoso y me pedía que no parara.
Después nos tumbamos varias veces de un lado y de otro y me pidió con urgencia que la follara sin límites, sin prisa, pero sin pausa y nuestros lascivos y lujuriosos vagidos iban en aumento, mientras la fornicaba la agarraba una pierna y ella me metía un dedo en la boca y eso aumentaba mi lascivia tan procaz. Sus sucios y lascivos insultos sexuales iban en aumento y ella se sentía la más golfa y puta de todas sus amigas. Me quité el procaz tanga y me puse a cuatro patas ya que queríamos jugar con el strap-on y decidió lamerme el ojete a base de bien y untarme gel en toda la cavidad anal para no hacerme daño y así matarme de placer. Ana me empezó a magrear el rabo y empezó a "petarme" y "entaponarme" a base de bien con el strap-on y yo gemía y berreaba como un libidinoso cabrón de placer, mientras me enculaba me insultaba sexual y chabacanamente y eso me enardecía aún más y me hacía sentir cual actor porno.
Mi vecino miraba con atención y se anonadaba ante las primeras jodiendas que habíamos tenido la zorra Ana y yo y se quedaba asombrado y pasmado ante la fornicación anal que la golfa Ana me estaba atizando con aquel falso rabo de gel. Yo seguía sollozando, me ahogaba y gañía de placer anal y como Ana me tiraba fuertemente del pelo y me azotaba las nalgas con las manos y me insultaba más sexualmente y me hacía parecer más esclavo de un brutal sexo anal que Ana me estaba propinando. Luego, me tumbé y yo permanecía bien abierto de patas, para que su procaz fornicación anal fuera más depravada y perversa. Después nos tumbamos de lado y pidió con urgencia continuar petándome sin límites, sin prisa, pero sin pausa y nuestros lascivos y depravados gañidos, vagidos sexuales, sollozos y mil gemidos iban en aumento, mientras me fornicaba y jodía analmente, me agarraba una pierna y yo le metía un dedo en la boca y eso aumentaba mi lujuria tan obscena.
Sus insultos sexuales iban en lúbrico aumento y yo me sentía el más obsceno actor porno con el que ella hubiere follado y follado a tope. La volví a pegar un polvo brutal, pues de tanta jodienda anal que, Ana la fulana me había metido con el strap-on ahora yo tenía el rabo más duro si cabe y optó por clavarse mi cipote en todo su coño, porque deseaba lascivamente tener mi duro cipote dentro de su bullente coño. Me montaba y cabalgaba y yo magreaba y lamía sus gordas tetas y la muy guarra seguía sollozando, suspirando y jadeando y me insultaba con depravación y lujuria y me hacía sentir como un auténtico y lascivo chulo de putas. Finalmente, quité mi enorme vergón de su burbujeante y acalorado coño y le exploté toda la pringosa lefaza en sus atractivas tetas.
Ella, debido a su lujuria se tragó los restos que todavía salían de mi rabo. Me miraba con sonrisa pícara a la vez que me agarraba del cipote. Nos fuimos a la ducha, nos secamos mutuamente y ella me dio un sicalíptico beso con lengua de despedida. Yo volví ya vestido y me marché con mi vecino del apartamento de esta lúbrica y libertina fulana en celo. En el camino de regreso, mi vecino Antonio, me comentó lo pasmado que se quedó de las dos horas de sexo real que vio delante de sus narices y de lo muy embobado que estaba en el momento en que Ana me taladraba "petaba" y "entaponaba" salvajemente con aquel pene de gel, yo le comenté que la zorra esta me estaba matando de placer y que no era preso de mi cuerpo, sino de la emoción sexual, el impacto y la excitación anal a la que esta puta guarra me estaba sometiendo y dominando.
Después le conté yo, como tenía el coño de mojado esta puta después del 69 que habíamos hecho y cuales eran mis sensaciones con mi rabo dentro de la boca de mamona que, esta puta zorra tan rijosa y depravada era. Se quedó petrificado, pues era la primera vez que había asistido a un espectáculo así y en privado y que encima uno de los actores era un amigo, que era yo. Por último, manifestó que, en resumidas cuentas, la experiencia le pareció emocionante y que es posible que esta tentativa se vuelva a repetir dado el entusiasmo y la excitación que le produjo este sexual espectáculo tan salvaje.
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