Toni, Laura y Jose
por
metagonion
género
orgías
Había hablado con Jose a veces por Xhams y aunque sabía que sería casi imposible que pudiéramos llegar a hacer realidad lo que hablábamos nos producía un morbo terrible.
Laura su mujer era una Diosa y había soñado con tener una sesión inacabable de sexo con ella desde la primera vez que vi su cuerpo. Es una mujer de las que te hace volver la cabeza si te cruzases con ella por la calle, y verla desnuda, gozando era demasiado para mi imaginación.
Hablábamos de todo lo que podría pasar si se llegase a dar el caso durante tiempo, llegamos a tener cierta confianza y la verdad es que me tuve que pajear varias veces pensando en Laura tras esas charlas tan morbosas.
Me masturbaba pensando en los labios de Laura recorriendo mi polla lentamente y sintiendo su húmedo calor alrededor de mi glande, casi podía sentir su mirada golosa en mis ojos mientras lo hacía, mientras Jose estaba ocupado detrás de su culo perdido en su interior.
Sentía a cada embestida suya como Laura tenía que acompasar la respiración para no atragantarse.
Al cabo de un año y pico, por temas de trabajo me surgió la oportunidad de conocerlos en persona, ya que tenía que ir a su ciudad, la verdad es que en un principio casi lo descarté, una cosa es dar rienda suelta a la imaginación y otra llevarlo a la práctica, entonces pueden surgir dudas, pero finalmente durante una de nuestras charlas, se lo dije. Se alegró mucho y enseguida empezó a hace planes…..tuve que parar un poco la euforia, primero nos veremos, tomamos un café y después ya veremos cómo se da la cosa, es mejor ir con calma.
Mi viaje era dentro de mes y medio, teníamos que cerrar una compra en su ciudad y la empresa calculó que serían tres días mínimo para dejar todo cerrado. Durante ese periodo hablamos más que nunca y el morbo crecía en nosotros cada charla que teníamos, en alguna incluso Laura participó, resultó encantadora y la verdad es que eso aumentó el morbo aún más, si eso era posible.
Finalmente el viaje llegó tras el verano y no dejé de pensar en ellos durante el trayecto, hasta el punto de que hasta mi compañero se dio cuenta, estás descentrado Toni, me dijo mientras conducía, tienes la cabeza en algún sitio muy lejos de aquí, y comenzó a reírse.
Las negociaciones ocupaban casi todo el día y a última hora de la tarde había quedado con Jose en una cafetería próxima al hotel donde nos alojábamos. Estaba sentado nervioso esperando verle aparecer por la puerta, no tardó más de cinco minutos en entrar por ella, pero a mí se me hicieron eternos. Entró y su cabeza me buscó por la cafetería, levanté la mano saludándole y se dirigió hacia mí con una amplia sonrisa en su cara.
Nos dimos la mano efusivamente y comenzamos a charlar como si nos conociéramos de toda la vida, como viejos amigos, las confidencias durante tanto tiempo habían hecho que tuviésemos mucha confianza. Tomamos una cerveza y decidimos dar una vuelta y que me enseñase un par de locales que estaban cerca, no vivían lejos y los conocía bien.
Un par de cervezas después la charla ya había derivado hacia Laura, nos empezamos a poner como cuando charlábamos por el chat. Y me comentó que me parecería que Laura bajase y tomásemos algo los tres.
-Por mi perfecto Jose, ya lo sabes.
-Nos hemos organizado para tener más tiempo cuando supimos en que fechas venías.
La polla me dio un salto al oir eso, Jose cogió el teléfono y llamó a Laura. La dijo el nombre del local dónde estábamos y tras una breve charla colgó y me miró sonriendo con una mirada entre pícara y enigmática.
-En unos minutos está aquí Toni. Tienes ganas de verla?
-Ya sabes que he soñado con esto muchas veces Jose, claro que tengo ganas, nunca pensé que la llegaría a ver en persona, la verdad, nunca.
En menos de cinco minutos Laura apareció como un ángel detrás de Jose, le dio un beso y me puse en pie para saludarla yo también, nos besamos en la comisura de los labios y nos sonreímos, creo que mi cara era la de un tío que está viendo una visión celestial, una sonrisa bobalicona.
Venía con esa falda de cuero que tantas veces había visto en la web….y me encantaba.
-Vaya Laura, estás auténticamente preciosa y esa falda te queda aún mejor en vivo, y mira que en las fotos ya te queda bien.
Ambos rieron, Laura me agradeció el cumplido y Jose comentó que las fotos rara vez la hacen justicia, asentí con la cabeza mientras no dejaba de admirarla, una blusa blanca con los botones abiertos lo suficiente para no resultar demasiado evidente y a la vez que costase apartar los ojos de el escote magnífico que ofrecía, la falda de cuero, marcaba sus caderas y dejaba ver unas piernas bien torneadas, no llevaba medias, el calor no las hacía necesarias y así lucía un bonito moreno adquirido durante las recientes vacaciones, unos zapatos con generoso tacón hacían aún más estilizadas sus piernas y resaltaban su culo, que admiré en cuanto tuve oportunidad.
Tras tomar una copa más Jose sugirió cenar en un bar de tapas que estaba a la vuelta de la esquina, tras pagar salimos d la cafetería y mientras nos dirigíamos al siguiente bar Laura nos agarró por la cintura y mientras reía.
-Habéis hablado mucho de mí a mis espaldas? –Soltó mientras nos miraba alternativamente.
-Desde luego, - contestó Jose, eso no se duda.
Laura me dirigió una mirada inquisitorial y divertida.
-Has sido casi el único tema de conversación en realidad, no podía ser de otra forma.
La pasé la mano por su cintura y noté esas caderas balanceándose deliciosamente al caminar. La charla se fue animando hasta llegar al bar y nos acomodamos en un rincón. Pedimos unas raciones y una ronda. Estaba sentado frente a ellos y Laura mirando a Jose le preguntó si no le importaba que se sentase a mi lado, este contestó que por supuesto que no le importaba en absoluto.
-Al contrario cariño, así os vais conociendo mejor.
Laura se deslizó entre las sillas y se sentó a mi lado mientras me miraba su mano se posó en mi muslo.
-Y a ti te importa que me siente a tu lado?
-Para nada, como dice Jose, estoy deseando conocerte mejor.
La conversación a tres tomaba tintes pícaros y su mano en ocasiones llegó a rozar mi paquete, que estaba a punto de explotar el pantalón. Laura me miraba y sonreía y yo estaba cada vez más excitado.
Cuando acabamos salimos del bar y nuevamente la mano de Laura rodeó mi cintura, la mía la correspondió estrechando la suya y bajando un poco más que anteriormente notaba el comienzo de sus nalgas en mi mano y como el cadencioso balanceo de sus caderas hacían mis delicias. Jose iba un paso por detrás sin perder detalle. De repente se paró y nos preguntó porqué no subíamos a casa.
-No preferís ir al hotel?
Insistió.- Mejor en casa, no crees Laura, estaremos más cómos allí.
-Estoy de acuerdo contigo, cariño.- respondió Laura.
-Cómo prefiráis, -les dije.
-Está aquí a la vuelta, respondió Jose, mientras comenzaba a caminar de nuevo.
Tras andar treinta metros sacó las llaves y entramos en el portal, mientras esperábamos el ascensor la mano de Laura se posó en mi bulto, ya sin disimular.
-La tienes ya a punto….
-A punto de explotar la contesté.
Nos besamos mientras Jose la acariciaba y besaba la nuca.
Llegamos a su piso y mientras Jose y Laura entraron yo dejé un metro para admirar mejor su culo que tanto me gustaba, enfundado en aquella falda. Era una maravilla verla caminar.
Cuando pasé Laura mientras cerraba la puerta me agarró de la cintura y me atrajo hacia ella, se pegó a mi cuerpo y noté su calor envolviéndome, mi polla creció de nuevo, sonrió al notarlo y comenzamos a besarnos con pasión desatada, Jose nos miraba desde la distancia, mientras se quitaba la chaqueta y decía algo de ponernos cómodos, Laura dio un pequeño salto y sus piernas se enroscaron en mi cintura, mis manos sujetaban sus nalgas, la falda se había subido y notaba su culo en mis manos, ella se contoneaba buscando mi polla y yo la empujaba contra ella, así caminé hacía el sofá, con ella frotándose y yo tratando de no tropezar.
Cuando llegué me dejé caer en el sofá y comencé a desabrochar su blusa, estaba a punto de disfrutar en vivo de esas tetas que tantas veces había visto a través de la pantalla, y tanto había deseado desde que las vi por primera vez, ella a su vez desabrochaba mi camisa, lo hacíamos con urgencia, presas del deseo, cuando lo hice pude ver un escueto sujetador, apenas conseguía tapar sus pezones, la verdad es que realzaba su pecho de una manera magnífica.
-Sabes cuánto te deseo Laura?
-Sí, me hago una idea. –contesto antes de basarme apasionada.
Mis manos se deslizaron por su espalda y desabrocharon los corchetes del sujetador, y tras bajar rozando su espalda bajaron la cremallera de su falda.
Se separó ligeramente, y mirándome fijamente se puso en pie, se quitó lentamente el sujetador y admiré sus tetas, eran perfectas, dejó el sujetador a un lado del sofá y deslizó sus manos por sus caderas bajándose la falda mientras movía sus caderas. Cuando cayeron a sus pies pude ver que no llevaba braguitas, solo con sus zapatos de tacón de pie frente a mí, me supe el hombre más afortunado del mundo esa noche.
Jose entro al salón en ese instante.
-Vaya, veo que no habéis perdido el tiempo. –Dijo con una sonrisa y tres vasos con refrescos en las manos.
Laura se giró y le dijo que se sentase y observara. Se arrodilló a mis pies y me terminó de quitar la camisa, mientras besaba mi pecho y su lengua jugueteaba en mis pezones, excitándome aún más. Sus expertas manos se dirigieron después hacia mis pantalones, y con una mirada de vicio clavada en mis ojos me despojaron de ellos, el bulto de mis calzoncillos hizo esbozar una sonrisa en su cara.
-Todo eso va a ser para mí? Preguntó pícara.
-Todo eso es tuyo. Contesté.
Jose se acomodó en un sillón y no perdía detalle de cómo Laura me despojaba de la ropa que me quedaba, se recreaba acariciando mi piel a medida que quedaba ante sus ojos, la besaba y chupaba lentamente, mi excitación no dejaba de crecer, al igual que mi polla, cuando ya solo me quedaban los calzoncillos puestos el bulto era tremendo y estaban mojados de líquido preseminal.
-Ohhhhhh, exclamó, se está echando a perder ese jugo, y sus labios se posaron en mi glande en cuanto la tela lo descubrió. No podré olvidar en la vida ese instante, el calor que me invadió es indescriptible. Su lengua recogía el fluido y lo saboreaba mientras sus ojos no dejaban de mirarme sus manos apretaban ligeramente tratando de extraerlo todo.
-Eres una golosa tremenda Laura.
Ella asentía con la cabeza sin dejar de lamer y saborear.
Jose miraba y se tocaba por encima del pantalón.
La situación era morbosa a más no poder.
Por fin sus labios engulleron una buena parte de mi polla y su lengua jugaba a la vez proporcionándome sensaciones increíbles. Su mano acariciaba mis huevos delicadamente y de vez en cuando bajaba un dedo hasta mi ano y jugueteaba en él. Desde luego sabía cómo volver majara a un hombre. Por fin se separó de mi polla tras unos minutos en los que a punto estuve de vaciarme en su boca, cuando lo notaba dejaba de chuparla y se separaba con una maliciosa sonrisa, mis huevos estaban preparando una descarga que prometía ser inmensa. Entonces se subió a horcajadas en mí y sus tetas quedaron frente a mi boca, las atrapé con mis manos y comencé a saborear sus pezones, estaban duros y mi lengua los golpeaba mientras mis labios succionaban sus aureolas sonrosadas. Entonces hábilmente sus caderas buscaron mi polla, y cuando estaba en la entrada de su coñito se dejó caer suavemente, lentamente se iba abriendo paso dentro de él, sus movimientos eran delicados, echó hacia atrás su cabeza y suspirando se la acabó de clavar entera. Entonces metió caderas y noté en el capullo cómo me había encajado completamente en ella.
Mirándome exclamó.- Joder, que cabrón, me llenas.
Su movimiento se detuvo y entonces mi polla daba golpecitos, saltitos pequeños, la sangre fluía en oleadas hacía ella y cada latido era un salto en su útero. Mis manos disfrutaban de aquellas tetas perfectas y sus pezones llenaban mi boca, unos minutos en la gloria.
Me tranquilicé, intentando bajar mi excitación para no correrme todavía y Laura comenzó a mover sus caderas como una Diosa después de esos minutos, sus manos se apoyaban en mis muslos mientras danzaba con mi polla en sus entrañas. Jamás lo hubiese pensado, pero allí estaba, gozando de un sueño hecho realidad.
José se había sacado la polla y se masturbaba mientras nos miraba embelesado, sus ojos chispeaban, en un momento dado Laura volvió la cabeza hacia él y con esa sonrisa suya le dijo cariñosamente.
-Que te parece como están follando a tu mujercita, pequeño cornudo.
Yo alucinaba, había pensado en cómo íbamos a planearlo, si llegaría a ser realidad y resulta que todo se fue al garete, era Laura la que tomando la iniciativa se había hecho con el control de la situación.
José nos miró y con voz ronca de excitación respondió – La que se está follando a Toni como nunca se lo habían follado eres tú, zorrita mía.
Tenía razón Laura cabalgaba como pocas, con mi polla dando golpes en su útero y arrancando gemidos y suspiros de su boca. Aceleró sus movimientos rozando su clítoris con fuerza contra mi pubis y se abrazó a mi cuello, mientras tenía un nuevo orgasmo.
Maldecía en mi oído, gemía calladamente y mientras sus caderas eran un torbellino en movimiento, buscaban clavarse mi polla aún más adentro y mis caderas la correspondían haciendo lo mismo, quería atravesarla, llegar dónde nunca nadie había llegado. Quería reventarla.
Mis manos sujetaron sus muslos y me puse en pie. Sus pantorrillas rodeaban mis caderas y noté como la penetración era aún más profunda, Laura dio un pequeño respingo – Ten cuidado o me romperás, pero de verdad.
Uffffff, aquellas palabras, pareció que me había leído la mente, me acerqué al sillón dónde Jose se seguía pajeando y mientras yo follaba a Laura Jose pudo empezar a lamer su culo. La conjunción de ambas sensaciones hizo que Laura exclamara en voz alta. -Cabrones, me vais a matar, mientras tenía un intenso orgasmo. Sonreí mirando su cara desencajada, el pelo pegado a ella, sudorosa, salvaje, era terriblemente sexi, desprendía un halo de vicio inmenso.
Jose lamia su culo mientras yo la follaba con cautela, la penetración era muy profunda en esa postura, de vez en cuando casi podía notar la lengua de Jose en mi polla, los flujos de Laura caían por mis huevos goteando al suelo, era increíble lo mojada que estaba tras esos orgasmos, parte los recogía Jose y parte caían al suelo del salón. Laura se dio cuenta.
-Cariño, no dejes que caiga nada al suelo, haz el favor.
Jose dudó un instante, no sabía si limpiar mis huevos chorreantes de la miel de Laura, nunca lo había hecho, y la verdad es que tampoco a mí. Laura me miró. – No te importa que Jose te limpie, verdad?
Como negarle nada a Laura, ese ángel que tenía ensartado entre mis brazos.
-Claro que no, puede limpiarlo todo.
-Ya has oído, limpia todo bien, cornudo.
Esas palabras hicieron que Jose dejara su cómodo sillón y se arrodillara ante nosotros, la tímida lengua empezó a recorrer mis huevos limpiando los caldos que rebosaba Laura. Eso me excitó enormemente y Laura lo notó en su interior.
-Te gusta, verdad?
-Joder, me voy a correr enseguida, sabe como limpiar.
-Es muy aplicado, sabes?
Laura comenzó a mover sus caderas al mismo tiempo que yo me hundía más en ella. Mi orgasmo se empezaba a convertir en imparable, crecía dentro de mí, palpitaba, hervía en mis huevos, se lo dije a Laura.
– Me voy a correr enseguida, como una mala bestia.
-Dios, hagámoslo juntos, y aceleró su deliciosa danza, estaba totalmente empalada, y aún así se las arreglaba para que mi capullo notase sus entrañas moviéndose en torno a él.
Sus uñas se clavaban en mi espalda cuando empezó a gruñir y mi leche estallaba en sus profundidades, las oleadas me quemaban en los riñones, las piernas temblaban y el orgasmo recorría mi espina dorsal de arriba abajo, las sensaciones eran brutales, Laura se aferraba a mí y tenía pequeñas convulsiones su flujo se convirtió en un río que salía de su coñito hacía la boca de Jose que se afanaba en limpiarlo antes de que goteara. En unos segundos comenzó a manar mi leche junto con las mieles de Laura.
Laura al darse cuenta advirtió a Jose.
-Ahora es cuando tienes que aplicarte a fondo mi amor, esto va a ser lo que nunca imaginaste.
Jose se afanó en limpiar y tragar todo lo que salía de Laura, y en verdad era mucho, Mi corrida había sido tremenda, como hacía años no recordaba y el coño Laura era un prodigio de fuente de miel. Cuando dejó de salir se recostó de nuevo en el sillón y vimos que su polla estaba durísima, a pesar de que hacía tiempo que no se masturbaba.
Laura se arrodilló entre sus piernas y cariñosamente le dijo.
-Ahora me ocuparé de ti, mi cornudo, déjame hacer.
Ahora era yo el que sentado en el sofá admiraba a Laura haciéndole una mamada memorable a Jose, que dejó colgar la cabeza hacia atrás abandonándose al placer que Laura le estaba regalando, La vista que me ofrecían era inolvidable, el magnífico culo de Laura en primer plano y su cabeza entre las piernas de Jose, su cabellera rubia subía y bajaba con ritmo lento hasta que Jose emitió un sonido gutural y se tensó en el sillón. Laura apretó su cabeza contra su pubis y estalló en su boca.
Laura se incorporó y besó a Jose con ternura mientras le acariciaba.
-Gracias mi cornudo, ha sido una velada muy especial. Que os parece si nos damos una ducha?
Laura su mujer era una Diosa y había soñado con tener una sesión inacabable de sexo con ella desde la primera vez que vi su cuerpo. Es una mujer de las que te hace volver la cabeza si te cruzases con ella por la calle, y verla desnuda, gozando era demasiado para mi imaginación.
Hablábamos de todo lo que podría pasar si se llegase a dar el caso durante tiempo, llegamos a tener cierta confianza y la verdad es que me tuve que pajear varias veces pensando en Laura tras esas charlas tan morbosas.
Me masturbaba pensando en los labios de Laura recorriendo mi polla lentamente y sintiendo su húmedo calor alrededor de mi glande, casi podía sentir su mirada golosa en mis ojos mientras lo hacía, mientras Jose estaba ocupado detrás de su culo perdido en su interior.
Sentía a cada embestida suya como Laura tenía que acompasar la respiración para no atragantarse.
Al cabo de un año y pico, por temas de trabajo me surgió la oportunidad de conocerlos en persona, ya que tenía que ir a su ciudad, la verdad es que en un principio casi lo descarté, una cosa es dar rienda suelta a la imaginación y otra llevarlo a la práctica, entonces pueden surgir dudas, pero finalmente durante una de nuestras charlas, se lo dije. Se alegró mucho y enseguida empezó a hace planes…..tuve que parar un poco la euforia, primero nos veremos, tomamos un café y después ya veremos cómo se da la cosa, es mejor ir con calma.
Mi viaje era dentro de mes y medio, teníamos que cerrar una compra en su ciudad y la empresa calculó que serían tres días mínimo para dejar todo cerrado. Durante ese periodo hablamos más que nunca y el morbo crecía en nosotros cada charla que teníamos, en alguna incluso Laura participó, resultó encantadora y la verdad es que eso aumentó el morbo aún más, si eso era posible.
Finalmente el viaje llegó tras el verano y no dejé de pensar en ellos durante el trayecto, hasta el punto de que hasta mi compañero se dio cuenta, estás descentrado Toni, me dijo mientras conducía, tienes la cabeza en algún sitio muy lejos de aquí, y comenzó a reírse.
Las negociaciones ocupaban casi todo el día y a última hora de la tarde había quedado con Jose en una cafetería próxima al hotel donde nos alojábamos. Estaba sentado nervioso esperando verle aparecer por la puerta, no tardó más de cinco minutos en entrar por ella, pero a mí se me hicieron eternos. Entró y su cabeza me buscó por la cafetería, levanté la mano saludándole y se dirigió hacia mí con una amplia sonrisa en su cara.
Nos dimos la mano efusivamente y comenzamos a charlar como si nos conociéramos de toda la vida, como viejos amigos, las confidencias durante tanto tiempo habían hecho que tuviésemos mucha confianza. Tomamos una cerveza y decidimos dar una vuelta y que me enseñase un par de locales que estaban cerca, no vivían lejos y los conocía bien.
Un par de cervezas después la charla ya había derivado hacia Laura, nos empezamos a poner como cuando charlábamos por el chat. Y me comentó que me parecería que Laura bajase y tomásemos algo los tres.
-Por mi perfecto Jose, ya lo sabes.
-Nos hemos organizado para tener más tiempo cuando supimos en que fechas venías.
La polla me dio un salto al oir eso, Jose cogió el teléfono y llamó a Laura. La dijo el nombre del local dónde estábamos y tras una breve charla colgó y me miró sonriendo con una mirada entre pícara y enigmática.
-En unos minutos está aquí Toni. Tienes ganas de verla?
-Ya sabes que he soñado con esto muchas veces Jose, claro que tengo ganas, nunca pensé que la llegaría a ver en persona, la verdad, nunca.
En menos de cinco minutos Laura apareció como un ángel detrás de Jose, le dio un beso y me puse en pie para saludarla yo también, nos besamos en la comisura de los labios y nos sonreímos, creo que mi cara era la de un tío que está viendo una visión celestial, una sonrisa bobalicona.
Venía con esa falda de cuero que tantas veces había visto en la web….y me encantaba.
-Vaya Laura, estás auténticamente preciosa y esa falda te queda aún mejor en vivo, y mira que en las fotos ya te queda bien.
Ambos rieron, Laura me agradeció el cumplido y Jose comentó que las fotos rara vez la hacen justicia, asentí con la cabeza mientras no dejaba de admirarla, una blusa blanca con los botones abiertos lo suficiente para no resultar demasiado evidente y a la vez que costase apartar los ojos de el escote magnífico que ofrecía, la falda de cuero, marcaba sus caderas y dejaba ver unas piernas bien torneadas, no llevaba medias, el calor no las hacía necesarias y así lucía un bonito moreno adquirido durante las recientes vacaciones, unos zapatos con generoso tacón hacían aún más estilizadas sus piernas y resaltaban su culo, que admiré en cuanto tuve oportunidad.
Tras tomar una copa más Jose sugirió cenar en un bar de tapas que estaba a la vuelta de la esquina, tras pagar salimos d la cafetería y mientras nos dirigíamos al siguiente bar Laura nos agarró por la cintura y mientras reía.
-Habéis hablado mucho de mí a mis espaldas? –Soltó mientras nos miraba alternativamente.
-Desde luego, - contestó Jose, eso no se duda.
Laura me dirigió una mirada inquisitorial y divertida.
-Has sido casi el único tema de conversación en realidad, no podía ser de otra forma.
La pasé la mano por su cintura y noté esas caderas balanceándose deliciosamente al caminar. La charla se fue animando hasta llegar al bar y nos acomodamos en un rincón. Pedimos unas raciones y una ronda. Estaba sentado frente a ellos y Laura mirando a Jose le preguntó si no le importaba que se sentase a mi lado, este contestó que por supuesto que no le importaba en absoluto.
-Al contrario cariño, así os vais conociendo mejor.
Laura se deslizó entre las sillas y se sentó a mi lado mientras me miraba su mano se posó en mi muslo.
-Y a ti te importa que me siente a tu lado?
-Para nada, como dice Jose, estoy deseando conocerte mejor.
La conversación a tres tomaba tintes pícaros y su mano en ocasiones llegó a rozar mi paquete, que estaba a punto de explotar el pantalón. Laura me miraba y sonreía y yo estaba cada vez más excitado.
Cuando acabamos salimos del bar y nuevamente la mano de Laura rodeó mi cintura, la mía la correspondió estrechando la suya y bajando un poco más que anteriormente notaba el comienzo de sus nalgas en mi mano y como el cadencioso balanceo de sus caderas hacían mis delicias. Jose iba un paso por detrás sin perder detalle. De repente se paró y nos preguntó porqué no subíamos a casa.
-No preferís ir al hotel?
Insistió.- Mejor en casa, no crees Laura, estaremos más cómos allí.
-Estoy de acuerdo contigo, cariño.- respondió Laura.
-Cómo prefiráis, -les dije.
-Está aquí a la vuelta, respondió Jose, mientras comenzaba a caminar de nuevo.
Tras andar treinta metros sacó las llaves y entramos en el portal, mientras esperábamos el ascensor la mano de Laura se posó en mi bulto, ya sin disimular.
-La tienes ya a punto….
-A punto de explotar la contesté.
Nos besamos mientras Jose la acariciaba y besaba la nuca.
Llegamos a su piso y mientras Jose y Laura entraron yo dejé un metro para admirar mejor su culo que tanto me gustaba, enfundado en aquella falda. Era una maravilla verla caminar.
Cuando pasé Laura mientras cerraba la puerta me agarró de la cintura y me atrajo hacia ella, se pegó a mi cuerpo y noté su calor envolviéndome, mi polla creció de nuevo, sonrió al notarlo y comenzamos a besarnos con pasión desatada, Jose nos miraba desde la distancia, mientras se quitaba la chaqueta y decía algo de ponernos cómodos, Laura dio un pequeño salto y sus piernas se enroscaron en mi cintura, mis manos sujetaban sus nalgas, la falda se había subido y notaba su culo en mis manos, ella se contoneaba buscando mi polla y yo la empujaba contra ella, así caminé hacía el sofá, con ella frotándose y yo tratando de no tropezar.
Cuando llegué me dejé caer en el sofá y comencé a desabrochar su blusa, estaba a punto de disfrutar en vivo de esas tetas que tantas veces había visto a través de la pantalla, y tanto había deseado desde que las vi por primera vez, ella a su vez desabrochaba mi camisa, lo hacíamos con urgencia, presas del deseo, cuando lo hice pude ver un escueto sujetador, apenas conseguía tapar sus pezones, la verdad es que realzaba su pecho de una manera magnífica.
-Sabes cuánto te deseo Laura?
-Sí, me hago una idea. –contesto antes de basarme apasionada.
Mis manos se deslizaron por su espalda y desabrocharon los corchetes del sujetador, y tras bajar rozando su espalda bajaron la cremallera de su falda.
Se separó ligeramente, y mirándome fijamente se puso en pie, se quitó lentamente el sujetador y admiré sus tetas, eran perfectas, dejó el sujetador a un lado del sofá y deslizó sus manos por sus caderas bajándose la falda mientras movía sus caderas. Cuando cayeron a sus pies pude ver que no llevaba braguitas, solo con sus zapatos de tacón de pie frente a mí, me supe el hombre más afortunado del mundo esa noche.
Jose entro al salón en ese instante.
-Vaya, veo que no habéis perdido el tiempo. –Dijo con una sonrisa y tres vasos con refrescos en las manos.
Laura se giró y le dijo que se sentase y observara. Se arrodilló a mis pies y me terminó de quitar la camisa, mientras besaba mi pecho y su lengua jugueteaba en mis pezones, excitándome aún más. Sus expertas manos se dirigieron después hacia mis pantalones, y con una mirada de vicio clavada en mis ojos me despojaron de ellos, el bulto de mis calzoncillos hizo esbozar una sonrisa en su cara.
-Todo eso va a ser para mí? Preguntó pícara.
-Todo eso es tuyo. Contesté.
Jose se acomodó en un sillón y no perdía detalle de cómo Laura me despojaba de la ropa que me quedaba, se recreaba acariciando mi piel a medida que quedaba ante sus ojos, la besaba y chupaba lentamente, mi excitación no dejaba de crecer, al igual que mi polla, cuando ya solo me quedaban los calzoncillos puestos el bulto era tremendo y estaban mojados de líquido preseminal.
-Ohhhhhh, exclamó, se está echando a perder ese jugo, y sus labios se posaron en mi glande en cuanto la tela lo descubrió. No podré olvidar en la vida ese instante, el calor que me invadió es indescriptible. Su lengua recogía el fluido y lo saboreaba mientras sus ojos no dejaban de mirarme sus manos apretaban ligeramente tratando de extraerlo todo.
-Eres una golosa tremenda Laura.
Ella asentía con la cabeza sin dejar de lamer y saborear.
Jose miraba y se tocaba por encima del pantalón.
La situación era morbosa a más no poder.
Por fin sus labios engulleron una buena parte de mi polla y su lengua jugaba a la vez proporcionándome sensaciones increíbles. Su mano acariciaba mis huevos delicadamente y de vez en cuando bajaba un dedo hasta mi ano y jugueteaba en él. Desde luego sabía cómo volver majara a un hombre. Por fin se separó de mi polla tras unos minutos en los que a punto estuve de vaciarme en su boca, cuando lo notaba dejaba de chuparla y se separaba con una maliciosa sonrisa, mis huevos estaban preparando una descarga que prometía ser inmensa. Entonces se subió a horcajadas en mí y sus tetas quedaron frente a mi boca, las atrapé con mis manos y comencé a saborear sus pezones, estaban duros y mi lengua los golpeaba mientras mis labios succionaban sus aureolas sonrosadas. Entonces hábilmente sus caderas buscaron mi polla, y cuando estaba en la entrada de su coñito se dejó caer suavemente, lentamente se iba abriendo paso dentro de él, sus movimientos eran delicados, echó hacia atrás su cabeza y suspirando se la acabó de clavar entera. Entonces metió caderas y noté en el capullo cómo me había encajado completamente en ella.
Mirándome exclamó.- Joder, que cabrón, me llenas.
Su movimiento se detuvo y entonces mi polla daba golpecitos, saltitos pequeños, la sangre fluía en oleadas hacía ella y cada latido era un salto en su útero. Mis manos disfrutaban de aquellas tetas perfectas y sus pezones llenaban mi boca, unos minutos en la gloria.
Me tranquilicé, intentando bajar mi excitación para no correrme todavía y Laura comenzó a mover sus caderas como una Diosa después de esos minutos, sus manos se apoyaban en mis muslos mientras danzaba con mi polla en sus entrañas. Jamás lo hubiese pensado, pero allí estaba, gozando de un sueño hecho realidad.
José se había sacado la polla y se masturbaba mientras nos miraba embelesado, sus ojos chispeaban, en un momento dado Laura volvió la cabeza hacia él y con esa sonrisa suya le dijo cariñosamente.
-Que te parece como están follando a tu mujercita, pequeño cornudo.
Yo alucinaba, había pensado en cómo íbamos a planearlo, si llegaría a ser realidad y resulta que todo se fue al garete, era Laura la que tomando la iniciativa se había hecho con el control de la situación.
José nos miró y con voz ronca de excitación respondió – La que se está follando a Toni como nunca se lo habían follado eres tú, zorrita mía.
Tenía razón Laura cabalgaba como pocas, con mi polla dando golpes en su útero y arrancando gemidos y suspiros de su boca. Aceleró sus movimientos rozando su clítoris con fuerza contra mi pubis y se abrazó a mi cuello, mientras tenía un nuevo orgasmo.
Maldecía en mi oído, gemía calladamente y mientras sus caderas eran un torbellino en movimiento, buscaban clavarse mi polla aún más adentro y mis caderas la correspondían haciendo lo mismo, quería atravesarla, llegar dónde nunca nadie había llegado. Quería reventarla.
Mis manos sujetaron sus muslos y me puse en pie. Sus pantorrillas rodeaban mis caderas y noté como la penetración era aún más profunda, Laura dio un pequeño respingo – Ten cuidado o me romperás, pero de verdad.
Uffffff, aquellas palabras, pareció que me había leído la mente, me acerqué al sillón dónde Jose se seguía pajeando y mientras yo follaba a Laura Jose pudo empezar a lamer su culo. La conjunción de ambas sensaciones hizo que Laura exclamara en voz alta. -Cabrones, me vais a matar, mientras tenía un intenso orgasmo. Sonreí mirando su cara desencajada, el pelo pegado a ella, sudorosa, salvaje, era terriblemente sexi, desprendía un halo de vicio inmenso.
Jose lamia su culo mientras yo la follaba con cautela, la penetración era muy profunda en esa postura, de vez en cuando casi podía notar la lengua de Jose en mi polla, los flujos de Laura caían por mis huevos goteando al suelo, era increíble lo mojada que estaba tras esos orgasmos, parte los recogía Jose y parte caían al suelo del salón. Laura se dio cuenta.
-Cariño, no dejes que caiga nada al suelo, haz el favor.
Jose dudó un instante, no sabía si limpiar mis huevos chorreantes de la miel de Laura, nunca lo había hecho, y la verdad es que tampoco a mí. Laura me miró. – No te importa que Jose te limpie, verdad?
Como negarle nada a Laura, ese ángel que tenía ensartado entre mis brazos.
-Claro que no, puede limpiarlo todo.
-Ya has oído, limpia todo bien, cornudo.
Esas palabras hicieron que Jose dejara su cómodo sillón y se arrodillara ante nosotros, la tímida lengua empezó a recorrer mis huevos limpiando los caldos que rebosaba Laura. Eso me excitó enormemente y Laura lo notó en su interior.
-Te gusta, verdad?
-Joder, me voy a correr enseguida, sabe como limpiar.
-Es muy aplicado, sabes?
Laura comenzó a mover sus caderas al mismo tiempo que yo me hundía más en ella. Mi orgasmo se empezaba a convertir en imparable, crecía dentro de mí, palpitaba, hervía en mis huevos, se lo dije a Laura.
– Me voy a correr enseguida, como una mala bestia.
-Dios, hagámoslo juntos, y aceleró su deliciosa danza, estaba totalmente empalada, y aún así se las arreglaba para que mi capullo notase sus entrañas moviéndose en torno a él.
Sus uñas se clavaban en mi espalda cuando empezó a gruñir y mi leche estallaba en sus profundidades, las oleadas me quemaban en los riñones, las piernas temblaban y el orgasmo recorría mi espina dorsal de arriba abajo, las sensaciones eran brutales, Laura se aferraba a mí y tenía pequeñas convulsiones su flujo se convirtió en un río que salía de su coñito hacía la boca de Jose que se afanaba en limpiarlo antes de que goteara. En unos segundos comenzó a manar mi leche junto con las mieles de Laura.
Laura al darse cuenta advirtió a Jose.
-Ahora es cuando tienes que aplicarte a fondo mi amor, esto va a ser lo que nunca imaginaste.
Jose se afanó en limpiar y tragar todo lo que salía de Laura, y en verdad era mucho, Mi corrida había sido tremenda, como hacía años no recordaba y el coño Laura era un prodigio de fuente de miel. Cuando dejó de salir se recostó de nuevo en el sillón y vimos que su polla estaba durísima, a pesar de que hacía tiempo que no se masturbaba.
Laura se arrodilló entre sus piernas y cariñosamente le dijo.
-Ahora me ocuparé de ti, mi cornudo, déjame hacer.
Ahora era yo el que sentado en el sofá admiraba a Laura haciéndole una mamada memorable a Jose, que dejó colgar la cabeza hacia atrás abandonándose al placer que Laura le estaba regalando, La vista que me ofrecían era inolvidable, el magnífico culo de Laura en primer plano y su cabeza entre las piernas de Jose, su cabellera rubia subía y bajaba con ritmo lento hasta que Jose emitió un sonido gutural y se tensó en el sillón. Laura apretó su cabeza contra su pubis y estalló en su boca.
Laura se incorporó y besó a Jose con ternura mientras le acariciaba.
-Gracias mi cornudo, ha sido una velada muy especial. Que os parece si nos damos una ducha?
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