Experiencias y experimentando
por
sandromacos
género
gay
Cuando uno va creciendo y la hormona se alebresta, uno hace cosas calientes, la revelación del cuerpo femenino y su sexo ocurrió de forma espontánea, sin mucho que comentar, pero el descubrimiento de la verga de otros hombres fue algo más premeditado y con experiencias excitantes.
Una vez escuche a mi abuelo mientras tomaba y jugaba a las cartas, bromear con un colega sobre la vez que unos soldados los agarraron intentando meter alcohol ilegal por la frontera, se burlaba de él porque, aunque ambos tuvieron que pagar con las nalgas, el otro cabrón se terminó viniendo de la cogida que le dieron, el otro se defendía diciendo que también lo traían bien ensartado y tan bien parada que la tuvo que desquitar con culo peludo. Se rieron todos y cambiaron de tema.
Yo no había visto otras vergas más que la mía, y luego de esta revelación, me imaginaba como se verían otras vergas, como se irían parado, si saldrían de su capucha sola o tendrían que retraer el pellejo, me imaginaba otros glandes, brillantes y lustroso, si serian venosos o no, si tendrían más o menos pelos que yo, si su corrida seria como escupitajos como fuente o más bien como una regurgitación volcánica, si su dueño sería ruidoso y se vendría con gruñendo o sería silencioso y con la respiración entrecortada mientras se deslechaba, si la verga en el culo quemaría del calor o solo se sentiría como si te cagaras para dentro.
La primera verga ajena que atestigüe fue la del hijo de la trabajadora doméstica, Carlos, un joven que iba los fines de semana dizque para ayudar a su madre, pero cuando no había nadie se metía demasiado tiempo al baño. Sobre todo si mis primas habían visitado la casa y habían estado en la piscina en bikini. Decidí espiarlo un día después que vi como miraba lascivamente a mis primas en la alberca, fue mi sorpresa ver como tomaba los bikinis del tendedero y se metía al baño.
El baño daba a un pasillo, que si uno se subía a la batea, podía mirar a través de una ventana que daba de espaldas a la taza, el cabrón estaba ahí sentado, con una mano olía la tanga de Fer, mi prima rebelde que se rasuraba todo excepto las axilas y solo trasquilaba el pubis, cuyos pelos se le transparentaba con ese bikini amarillo, y la otra tanga enrollada en la mano con la que se masturbaba, de Mar, mi otra prima que ella si se rasuraba todo, ya que antes las había podido ver como se quitaban pelo en ese mismo baño. Carlos cataba los olores de ambas, pasaba de oler una a masturbarse con la otra, traía la verga bien enhiesta, yo nunca había mirado una verga circuncidada y está se mostraba desnuda sin prepucio, velluda, algo larga y gruesa, luego de un rato puso ambas manos sobre su verga con los calzones y se vino, silencioso, solamente aumentando la respiración y con un chorro viscoso que parecía más una regurgitación seminal que una eyaculación, pero eso si abundante y viciosa. Dejo los bikinis de nuevo en el tendedero y cuando me cercioré que ya no estaba pase a ver como los había dejado, y estaban goteando de la embarrada que les dieron, me lleve el de Fer, que me encantaba por rebelde, en el baño antes de jalármela le di un lengüetazo a la lefada, el sabor me dio asco al principio pero termine por limpiarlo antes de tirarle mi corrida, me calentaba recordar como los habían dejado llenos de esperma, al terminar los deje colgados para que se secaran, me excito verlas al día siguiente compartiendo la corrida entre sus piernas.
Conocí otra verga también con ayuda de Carlos, una noche de verano, estábamos con Luis, un vecino un poco mayor que yo, viendo unas películas de terror aburridas, y el sugirió ver algo más caliente, termino poniendo una película porno, donde se daban entre tres negros a una rubia, me sorprendió cuando Luis y Carlos se sentaron al borde de la cama y se sacaron sus vergas, para masturbarse, Luis con el miembro blanco y casi lampiño, se masturbaba jalando el prepucio con el pulgar e índice haciendo un circulo hasta la base, subía y pajeaba ese pedazo de carne, era largo y delgado, como lápiz, dejaba ver su glande rosado y lubricado, mientras que Carlos tomaba con toda su mano su verga, y la subía y bajaba rudamente, Luis gemía como becerro y Carlos solo respiraba más rudo, Carlos se vino con esa regurgitación pastosa que tiraba y Luis se vino como manguera, tirando flemas de leche, yo la traía bien parada y los huevos llenos de leche, me preguntaron si no me la jalaba y se rieron diciendo que seguro no sabía cómo hacerlo, se baje el short y me la empecé a jalar con ellos viéndome, me costaba trabajo con ellos viendo y Luis le dijo a Carlos, enséñale como la jala un hombre, para mi sorpresa se puso detrás de mí, yo sin decir pío, y tomo mi mano y empezó a masturbarme, aun me excita recodar esa escena, con mi mano y la suya acariciando mi verga, haz que se venga le decía Luis morbosamente, yo deje de masturbarme y deje que Carlos terminara lo que había empezado, ahí me hizo venir tirando varias líneas de semen al piso, me la dejo de acariciar hasta que se quitó la erección, estaba sobre excitado, y Luis solo me dijo otro día te enseñamos a coger y ya quería que ese día llegara.
Luis y Carlos me confesaron que se jalaban juntos y que a veces dejaban un batidero de mecos en las tangas de mis primas, aunque lo más excitante fue cuando me dijeron que también se dejaban un batidero de mecos en el culo, y se retaban quien hacia venir a quien, yo quería participar y me invitaron a casa de otro amigo, Sebastián quien era un pasivo fenomenal y me lo podía coger o que si yo quería también me podían coger.
Acepte la invitación porque era un curioso y quería conocer esa otra verguita, la oportunidad se dio la siguiente semana, Sebastián vivía a unas calles de mi casa, su jefa nunca estaba en casa y ahora entendía porque se la pasaban ahí. Luego de ver a mis primas en la alberca, nos calentamos y tomamos los bikinis y nos fuimos a casa de Sebas. Ahí nos recibió ya sabiendo lo que iba a suceder.
Subimos a su cuarto, y ahí sentados me pregunto que si quería jugar con ellos y que estaba dispuesto a hacer, yo aún no había saboreado ni tocado ningún miembro que no fuera el mío, y quedamos en que eso iba a aprender, a mamar y masturbar.
Los calzones los usábamos para oler, pasaban de mano en mano, y cada quien le daba una buena olfateada, ya bien calientes y con el olor a coño en nuestras mentes, pasamos a la parte didáctica y divertida, Sebas se puso el calzón de Mar y yo el de Fer, nos pusimos de rodillas frente a Luis y Carlos y ambos sacaron sus vergas paradas y llenas de líquido preseminal, Sebas me mostro como él lo hacía, lo tomaba con una mano y abría la boca y primero le daba un beso para luego engullirlo como salchicha, tomaba ritmo con la mano y la boca, se escuchaba la saliva y como sorbía la verga, era ruidoso al mamar y eso excitaba a todos, lo mamo un buen rato pero no dejo que se viniera, quería guardar la verga para una cogida, cuando me sentí listo me toco mamársela a Carlos, mientras tontamente la metía en mi boca e intentaba imitar a Sebas, me pregunto si quería que me avisara cuando se fuera a venir para que yo decidiera si me tragaba los mocosos o no, les confesé que limpiaba los calzones de sus corridas y eso calentó a todos, pinche goloso, atascado, becerrito me dijeron, pues ahorita te toca sacarlo de la fuente cabrón me dijo Carlos, tal vez no fue la mejor mamada, pero estábamos calientes de que era la primera, tenía ritmo y entre mi mano y mi boca hicieron que Carlos se viniera, antes de venirse se la saco, me tomo del pelo y se masturbo, abre la boca me susurro Sebas, y ahí arrodillado con la boca abierta deje que se corriera en mi cara y lengua, me produjo asco el sabor, pero Sebas me decía trágatelo, después de un par de veces le agarras el gusto y para no dejarlos mal me lo trague como campeón, se rieron y me felicitaron por la hazaña, ya había probado verga con la boca, ya había masturbado y había hecho correrse a otro hombre, pero aún faltaba que me penetraran, y para eso Sebas había guardado a Luis.
Sebas me dijo que si los mecos me habían gustado me iba a encantar tener la verga dentro, yo andaba aún caliente con la verga dura y tiesa, pero primero iba a ver, aprender y luego iba a ser mi turno.
Sebas se recostó de espaldas y dejo que Luis se subiera encima de él, levanto las piernas y Luis se las agarro, lo apuntaba con su verga blanca y semi encapuchada, Carlos hizo a un lado la tanga de Mar y le unto un buen tanto de lubricante y hasta le metió un par de dedos, sóbame la próstata pedía Sebas, ya bien preparado Luis procedió a penetrarlo, era la primera vez que veía una verga entrar a un culo de hombre, culo peludo, como quedaba ensartado con sus huevos encima del mástil de carne, como mientras lo embestía lo masturbaba con esmero, Sebas era el único que estaba rasurado, tenía un verga pequeña, encerrada en la mano de Luis ni se veía, lo galopaba con ahínco, y lo masturbaba sin miramientos, quería que se viniera y que yo viera lo que podía hacer disfrutar a otro hombre. Sebas ya sudaba, y gemía de dolor y placer, me voy a cagar decía, y Luis le respondía te vas a venir putita, ya no aguanto más Sebas y se corría, me sorprendió la fuerza de su eyaculación, se llenó de semen el abdomen, el tórax y la cara, parecía una serpiente tirando veneno para todos lados.
Luis aún no había acabado y ahora me tocaba el turno de abrirle el ano, me había excitado ver como se cogían a Sebas, y tenía el sabor de Carlos en la boca. Sebas solo me dijo relaja el ano, es como si te cagaras rico, me acosté sobre mi espalda y temblando de nervios levante las piernas, deje que Carlos moviera a un lado el calzón de Fer y me embadurnara el ano con lubricante, sentí sus dedos masajearme, y como primero metía el índice que resbalo algo fácil, la sensación fue increíble, sentí como con cada masaje de próstata la verga se me ponía más dura, metió un segundo dedo ahora con más dificultad y me dolió un poco, pero poco a poco me acostumbre y con los dos dedos hacía presión sobre mi pequeña nuez anal, daba vueltas para dilatarme y acostumbrar mi orificio para ser horadado con un pedazo de carne caliente y palpitante, cuando Carlos sintió que estaba listo le dijo a Luis que me penetrara, quien tomo su verga con su mano y poco a poco, casi con delicadeza empezó a entrar en mí, al principio me ardía y dolía, sentía que era mucho más de lo que me hubiera imaginado, cuando mi esfínter se dio por vencido y dejo que entrara, comencé a disfrutar de ese dolor placentero, de sentir como golpetean el ano y la próstata, del calor que irradia una verga excitada, comenzó muy lento, dejando que me acostumbrar a la presión en mi culo, y poco a poco agarro velocidad, y sin perder tiempo también tomo con su mano mi verga y rítmicamente me penetraba y masturbaba, me estaba envolvía de placer, estar ahí con las piernas en sus hombros, el calzón de Fer hecho a un lado para dejar mi ano ser desvirgado por la sucia verga de Luis, quien no aguanto hoyo tan estrecho y estrenado y me termino de llenar el culo de leche, sus gruñidos se dejaban escuchar en todo el cuarto, y mientras se venía palpitaba y golpeteaba mi ano con ritmos orgásmicos, se terminó saliendo y aun no me venía. Mi sorpresa fue ver a Carlos echándose lubricante en la verga, y preguntándome si quería que me batiera los mecos, yo no me venía y aún estaba caliente, y acepte la segunda verga, Sebas me miraba orgulloso y me decía así se hace campeón, deja que los batan.
Ya traía el culo abierto, sentía como se me chorreaban los mocosos, Carlos acaricio mis nalgas con su verga y entre lubricante y semen me dejo ir su pedazo de carne, este se sentía más gordo que Luis, y sentía que lo apretaba a todo lo que daba, Carlos golpeaba más fuerte, enjundioso por seguir estrenando el hoyo recién abierto, me masturbaba y yo sentía cada vez más grande mi próstata, como si se fuera a reventar, se sorprendió cuando se vino, sentí como si a su verga le hubiera caído un impulso eléctrico y pulsaba en mi ano, se salía, y con ello un reguero de semen.
Sebas, que siempre era a quien cogían, ya se había animado de nuevo, llevaba un rato masturbándose y aprovecho para terminar la faena, lubrico un poco mi dilatada cavidad y lo deje entrar sin dificultad, su pequeña verga no lastimaba, pero si era placentera, como un postre después de una gran comida, me excitaba vernos, a mí con las bragas de Fer y a él con la de Mar, solo me imaginaba que dirían las primas si supieran para que usábamos sus prendas. Sebas como un maestro paciente, me penetro con delicadeza y espero a venirse hasta estar seguro que yo también estaba a punto, y mientras tiraba esperma por todas partes, manchándolo todo, se dejó venir dentro de mi culo, tres lefazos de hombres en el ano, no lo podía creer, estaba temblando del orgasmo, increíble, ya había iniciado en el arte de tocar otra verga, chupar y tragar mecos y ahora de ser penetrado y hacer venir a otros chicos, cuando se salió mi ano estaba bien dilatado y bañado en caldo de semen, acerco su boca a su ano e hizo algo que jamás me hubiera imaginado, me comió el ano, con mocos y todo, me limpio el culo, hasta dejarlo limpio, yo gemía de placer y dolor, tenía el culo sensible de tanto golpe, pero disfrute ese último instante de suciedad, al terminar todos estábamos rendidos y excitados y eso inicio una nueva faceta, que luego compartiría con hombres y mujeres.
Una vez escuche a mi abuelo mientras tomaba y jugaba a las cartas, bromear con un colega sobre la vez que unos soldados los agarraron intentando meter alcohol ilegal por la frontera, se burlaba de él porque, aunque ambos tuvieron que pagar con las nalgas, el otro cabrón se terminó viniendo de la cogida que le dieron, el otro se defendía diciendo que también lo traían bien ensartado y tan bien parada que la tuvo que desquitar con culo peludo. Se rieron todos y cambiaron de tema.
Yo no había visto otras vergas más que la mía, y luego de esta revelación, me imaginaba como se verían otras vergas, como se irían parado, si saldrían de su capucha sola o tendrían que retraer el pellejo, me imaginaba otros glandes, brillantes y lustroso, si serian venosos o no, si tendrían más o menos pelos que yo, si su corrida seria como escupitajos como fuente o más bien como una regurgitación volcánica, si su dueño sería ruidoso y se vendría con gruñendo o sería silencioso y con la respiración entrecortada mientras se deslechaba, si la verga en el culo quemaría del calor o solo se sentiría como si te cagaras para dentro.
La primera verga ajena que atestigüe fue la del hijo de la trabajadora doméstica, Carlos, un joven que iba los fines de semana dizque para ayudar a su madre, pero cuando no había nadie se metía demasiado tiempo al baño. Sobre todo si mis primas habían visitado la casa y habían estado en la piscina en bikini. Decidí espiarlo un día después que vi como miraba lascivamente a mis primas en la alberca, fue mi sorpresa ver como tomaba los bikinis del tendedero y se metía al baño.
El baño daba a un pasillo, que si uno se subía a la batea, podía mirar a través de una ventana que daba de espaldas a la taza, el cabrón estaba ahí sentado, con una mano olía la tanga de Fer, mi prima rebelde que se rasuraba todo excepto las axilas y solo trasquilaba el pubis, cuyos pelos se le transparentaba con ese bikini amarillo, y la otra tanga enrollada en la mano con la que se masturbaba, de Mar, mi otra prima que ella si se rasuraba todo, ya que antes las había podido ver como se quitaban pelo en ese mismo baño. Carlos cataba los olores de ambas, pasaba de oler una a masturbarse con la otra, traía la verga bien enhiesta, yo nunca había mirado una verga circuncidada y está se mostraba desnuda sin prepucio, velluda, algo larga y gruesa, luego de un rato puso ambas manos sobre su verga con los calzones y se vino, silencioso, solamente aumentando la respiración y con un chorro viscoso que parecía más una regurgitación seminal que una eyaculación, pero eso si abundante y viciosa. Dejo los bikinis de nuevo en el tendedero y cuando me cercioré que ya no estaba pase a ver como los había dejado, y estaban goteando de la embarrada que les dieron, me lleve el de Fer, que me encantaba por rebelde, en el baño antes de jalármela le di un lengüetazo a la lefada, el sabor me dio asco al principio pero termine por limpiarlo antes de tirarle mi corrida, me calentaba recordar como los habían dejado llenos de esperma, al terminar los deje colgados para que se secaran, me excito verlas al día siguiente compartiendo la corrida entre sus piernas.
Conocí otra verga también con ayuda de Carlos, una noche de verano, estábamos con Luis, un vecino un poco mayor que yo, viendo unas películas de terror aburridas, y el sugirió ver algo más caliente, termino poniendo una película porno, donde se daban entre tres negros a una rubia, me sorprendió cuando Luis y Carlos se sentaron al borde de la cama y se sacaron sus vergas, para masturbarse, Luis con el miembro blanco y casi lampiño, se masturbaba jalando el prepucio con el pulgar e índice haciendo un circulo hasta la base, subía y pajeaba ese pedazo de carne, era largo y delgado, como lápiz, dejaba ver su glande rosado y lubricado, mientras que Carlos tomaba con toda su mano su verga, y la subía y bajaba rudamente, Luis gemía como becerro y Carlos solo respiraba más rudo, Carlos se vino con esa regurgitación pastosa que tiraba y Luis se vino como manguera, tirando flemas de leche, yo la traía bien parada y los huevos llenos de leche, me preguntaron si no me la jalaba y se rieron diciendo que seguro no sabía cómo hacerlo, se baje el short y me la empecé a jalar con ellos viéndome, me costaba trabajo con ellos viendo y Luis le dijo a Carlos, enséñale como la jala un hombre, para mi sorpresa se puso detrás de mí, yo sin decir pío, y tomo mi mano y empezó a masturbarme, aun me excita recodar esa escena, con mi mano y la suya acariciando mi verga, haz que se venga le decía Luis morbosamente, yo deje de masturbarme y deje que Carlos terminara lo que había empezado, ahí me hizo venir tirando varias líneas de semen al piso, me la dejo de acariciar hasta que se quitó la erección, estaba sobre excitado, y Luis solo me dijo otro día te enseñamos a coger y ya quería que ese día llegara.
Luis y Carlos me confesaron que se jalaban juntos y que a veces dejaban un batidero de mecos en las tangas de mis primas, aunque lo más excitante fue cuando me dijeron que también se dejaban un batidero de mecos en el culo, y se retaban quien hacia venir a quien, yo quería participar y me invitaron a casa de otro amigo, Sebastián quien era un pasivo fenomenal y me lo podía coger o que si yo quería también me podían coger.
Acepte la invitación porque era un curioso y quería conocer esa otra verguita, la oportunidad se dio la siguiente semana, Sebastián vivía a unas calles de mi casa, su jefa nunca estaba en casa y ahora entendía porque se la pasaban ahí. Luego de ver a mis primas en la alberca, nos calentamos y tomamos los bikinis y nos fuimos a casa de Sebas. Ahí nos recibió ya sabiendo lo que iba a suceder.
Subimos a su cuarto, y ahí sentados me pregunto que si quería jugar con ellos y que estaba dispuesto a hacer, yo aún no había saboreado ni tocado ningún miembro que no fuera el mío, y quedamos en que eso iba a aprender, a mamar y masturbar.
Los calzones los usábamos para oler, pasaban de mano en mano, y cada quien le daba una buena olfateada, ya bien calientes y con el olor a coño en nuestras mentes, pasamos a la parte didáctica y divertida, Sebas se puso el calzón de Mar y yo el de Fer, nos pusimos de rodillas frente a Luis y Carlos y ambos sacaron sus vergas paradas y llenas de líquido preseminal, Sebas me mostro como él lo hacía, lo tomaba con una mano y abría la boca y primero le daba un beso para luego engullirlo como salchicha, tomaba ritmo con la mano y la boca, se escuchaba la saliva y como sorbía la verga, era ruidoso al mamar y eso excitaba a todos, lo mamo un buen rato pero no dejo que se viniera, quería guardar la verga para una cogida, cuando me sentí listo me toco mamársela a Carlos, mientras tontamente la metía en mi boca e intentaba imitar a Sebas, me pregunto si quería que me avisara cuando se fuera a venir para que yo decidiera si me tragaba los mocosos o no, les confesé que limpiaba los calzones de sus corridas y eso calentó a todos, pinche goloso, atascado, becerrito me dijeron, pues ahorita te toca sacarlo de la fuente cabrón me dijo Carlos, tal vez no fue la mejor mamada, pero estábamos calientes de que era la primera, tenía ritmo y entre mi mano y mi boca hicieron que Carlos se viniera, antes de venirse se la saco, me tomo del pelo y se masturbo, abre la boca me susurro Sebas, y ahí arrodillado con la boca abierta deje que se corriera en mi cara y lengua, me produjo asco el sabor, pero Sebas me decía trágatelo, después de un par de veces le agarras el gusto y para no dejarlos mal me lo trague como campeón, se rieron y me felicitaron por la hazaña, ya había probado verga con la boca, ya había masturbado y había hecho correrse a otro hombre, pero aún faltaba que me penetraran, y para eso Sebas había guardado a Luis.
Sebas me dijo que si los mecos me habían gustado me iba a encantar tener la verga dentro, yo andaba aún caliente con la verga dura y tiesa, pero primero iba a ver, aprender y luego iba a ser mi turno.
Sebas se recostó de espaldas y dejo que Luis se subiera encima de él, levanto las piernas y Luis se las agarro, lo apuntaba con su verga blanca y semi encapuchada, Carlos hizo a un lado la tanga de Mar y le unto un buen tanto de lubricante y hasta le metió un par de dedos, sóbame la próstata pedía Sebas, ya bien preparado Luis procedió a penetrarlo, era la primera vez que veía una verga entrar a un culo de hombre, culo peludo, como quedaba ensartado con sus huevos encima del mástil de carne, como mientras lo embestía lo masturbaba con esmero, Sebas era el único que estaba rasurado, tenía un verga pequeña, encerrada en la mano de Luis ni se veía, lo galopaba con ahínco, y lo masturbaba sin miramientos, quería que se viniera y que yo viera lo que podía hacer disfrutar a otro hombre. Sebas ya sudaba, y gemía de dolor y placer, me voy a cagar decía, y Luis le respondía te vas a venir putita, ya no aguanto más Sebas y se corría, me sorprendió la fuerza de su eyaculación, se llenó de semen el abdomen, el tórax y la cara, parecía una serpiente tirando veneno para todos lados.
Luis aún no había acabado y ahora me tocaba el turno de abrirle el ano, me había excitado ver como se cogían a Sebas, y tenía el sabor de Carlos en la boca. Sebas solo me dijo relaja el ano, es como si te cagaras rico, me acosté sobre mi espalda y temblando de nervios levante las piernas, deje que Carlos moviera a un lado el calzón de Fer y me embadurnara el ano con lubricante, sentí sus dedos masajearme, y como primero metía el índice que resbalo algo fácil, la sensación fue increíble, sentí como con cada masaje de próstata la verga se me ponía más dura, metió un segundo dedo ahora con más dificultad y me dolió un poco, pero poco a poco me acostumbre y con los dos dedos hacía presión sobre mi pequeña nuez anal, daba vueltas para dilatarme y acostumbrar mi orificio para ser horadado con un pedazo de carne caliente y palpitante, cuando Carlos sintió que estaba listo le dijo a Luis que me penetrara, quien tomo su verga con su mano y poco a poco, casi con delicadeza empezó a entrar en mí, al principio me ardía y dolía, sentía que era mucho más de lo que me hubiera imaginado, cuando mi esfínter se dio por vencido y dejo que entrara, comencé a disfrutar de ese dolor placentero, de sentir como golpetean el ano y la próstata, del calor que irradia una verga excitada, comenzó muy lento, dejando que me acostumbrar a la presión en mi culo, y poco a poco agarro velocidad, y sin perder tiempo también tomo con su mano mi verga y rítmicamente me penetraba y masturbaba, me estaba envolvía de placer, estar ahí con las piernas en sus hombros, el calzón de Fer hecho a un lado para dejar mi ano ser desvirgado por la sucia verga de Luis, quien no aguanto hoyo tan estrecho y estrenado y me termino de llenar el culo de leche, sus gruñidos se dejaban escuchar en todo el cuarto, y mientras se venía palpitaba y golpeteaba mi ano con ritmos orgásmicos, se terminó saliendo y aun no me venía. Mi sorpresa fue ver a Carlos echándose lubricante en la verga, y preguntándome si quería que me batiera los mecos, yo no me venía y aún estaba caliente, y acepte la segunda verga, Sebas me miraba orgulloso y me decía así se hace campeón, deja que los batan.
Ya traía el culo abierto, sentía como se me chorreaban los mocosos, Carlos acaricio mis nalgas con su verga y entre lubricante y semen me dejo ir su pedazo de carne, este se sentía más gordo que Luis, y sentía que lo apretaba a todo lo que daba, Carlos golpeaba más fuerte, enjundioso por seguir estrenando el hoyo recién abierto, me masturbaba y yo sentía cada vez más grande mi próstata, como si se fuera a reventar, se sorprendió cuando se vino, sentí como si a su verga le hubiera caído un impulso eléctrico y pulsaba en mi ano, se salía, y con ello un reguero de semen.
Sebas, que siempre era a quien cogían, ya se había animado de nuevo, llevaba un rato masturbándose y aprovecho para terminar la faena, lubrico un poco mi dilatada cavidad y lo deje entrar sin dificultad, su pequeña verga no lastimaba, pero si era placentera, como un postre después de una gran comida, me excitaba vernos, a mí con las bragas de Fer y a él con la de Mar, solo me imaginaba que dirían las primas si supieran para que usábamos sus prendas. Sebas como un maestro paciente, me penetro con delicadeza y espero a venirse hasta estar seguro que yo también estaba a punto, y mientras tiraba esperma por todas partes, manchándolo todo, se dejó venir dentro de mi culo, tres lefazos de hombres en el ano, no lo podía creer, estaba temblando del orgasmo, increíble, ya había iniciado en el arte de tocar otra verga, chupar y tragar mecos y ahora de ser penetrado y hacer venir a otros chicos, cuando se salió mi ano estaba bien dilatado y bañado en caldo de semen, acerco su boca a su ano e hizo algo que jamás me hubiera imaginado, me comió el ano, con mocos y todo, me limpio el culo, hasta dejarlo limpio, yo gemía de placer y dolor, tenía el culo sensible de tanto golpe, pero disfrute ese último instante de suciedad, al terminar todos estábamos rendidos y excitados y eso inicio una nueva faceta, que luego compartiría con hombres y mujeres.
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