Sandra y el gloryhole del parque

por
género
primeras experiencias

Sandra decidió salir a correr al parque cercano a su casa, sin embargo después de un rato de correr tuvo ganas de ir al baño pero al llegar a él se dio cuenta de que estaba cerrado por mantenimiento, a pesar de lo cercana que estaba su casa sentía que no aguantaría y no dejaba de mirar el baño de hombres que si estaba abierto, a cada minuto se desesperaba más y más y mirando de un lado a otro decidió entrar esperando que no hubiera nadie dentro que la vea, al entrar en efecto vio que el baño estaba vacío, decidió usar el último inodoro, sin embargo al entrar se fijó de algo extraño, la pared que separaba al inodoro de al lado tenía un hoyo pero decidió no hacerle caso, se quitó rápidamente su short y sus bragas y se sentó y la orina que tanto la había obligado a entrar ahí comenzó a fluir, Sandra estaba en ello cuando de pronto escuchó que alguien entraba al baño, eso la puso más nerviosa, tenía que salir sin que nadie se percatara, pero aún no paraba de orinar, para su mala suerte la persona que entró al baño ocupó el retrete de al lado, la chica permanecía inmóvil, callada y nerviosa.

Los minutos parecían eternos ahí dentro, Sandra se odió a si misma por beber tanta agua y acabar en esa situación, del otro lado solamente oía como si alguien se estuviera cambiado de ropa o algo así, para tranquilizarse pensó que solamente era alguien que se cambiaba la ropa deportiva y ya, por debajo Sandra podía ver los pies de aquel hombre de al lado, por la posición en que estaba era obvio que no estaba ni sentado en el retrete ni de pie frente a él.
Cuando Sandra se disponía a levantarse y arreglarse, una morena verga gruesa atravesó el hoyo de la pared, ella se hizo para atrás de la impresión, no podía creer lo que veía, estaba horrorizada por el atrevimiento de aquel sujeto, este por su parte no dejaba de mover su gran miembro a través del hoyo en la pared, la punta de su verga lucía hinchada y muy colorada, era obvio que estaba muy excitado y estaba al punto máximo de su erección y quería ayuda para complacerse, Sandra comenzó a percibir un aroma peculiar que parecía hechizarla, era el olor que desprendía la verga de aquel hombre, ella se atraía más y más por ese aroma que inundaba el sitio donde ella se encontraba, de pronto no quitaba la mirada a tan grande miembro que se imponía ante ella, al otro lado ella pudo escuchar.

— ¿Quieres?

Era aquel hombre que le preguntaba si quería saborear un poco su enorme falo, Sandra ya había reaccionado a aquel pervertido aroma, su vagina había comenzado a humedecerse y sus erectos pezones lucían a través de su blusa, sin ponerse de nuevo las bragas se levantó y se agachó frente a aquella verga cuya cabeza apuntaba al techo, estaba a escasos centímetros de ella y podía notar como de la punta de la verga brotaba una gota como una lagrima y al mismo tiempo podía sentir como el olor se intensificaba y la volvía loca, con la mano derecha tomó el grueso tronco que al tacto lo sentía muy caliente, casi automáticamente comenzó a masturbarlo lentamente, su mente estaba dominada por la excitación aun así no pudo evitar comparar aquella verga con la de su novio, aquella era una enorme cosa comparada a la de su novio que parecía el pene de un niño, de pronto vio como la gota que brotaba de la punta de la verga comenzó a escurrir e instintivamente abrió la boca y sacó la lengua para atrapar ese líquido especial y cerrando sus ojitos saboreó aquel regalo que de inmediato la enloqueció más llevándose la mano izquierda a su vagina y comenzando a tocarse y volviendo a abrir la boca sacó la lengua y se introdujo la verga en ella.

Al instante aquel hombre gimió al sentir la cálida boca y la húmeda lengua de Sandra quien trataba de engullir en su totalidad esa deliciosa verga pero era difícil por su gran tamaño sin embargo la introducía lo más que podía, de ese modo comenzó a chuparla con más rapidez e intensidad lo que provocaba más y más gemidos al misterioso hombre, Sandra ya no tenía control sobre sí misma, sus movimientos eran casi automáticos, se masturbaba mientras daba tremenda mamada a un desconocido, no pensaba en nada más que en hacerlo eyacular y beber la mayor cantidad de semen posible, cosa que no pasaba cuando le hacía sexo oral a su novio quien a duras penas eyaculaba un poco pero Sandra tenía la esperanza de que aquel hombre desconocido arrojaría chorros y chorros de leche caliente para ella cosa que le hacía mamar y excitarse aún más.

Sandra y el gloryhole del parque

Sandra no quería que su misterioso hombre eyaculara pronto de modo que dejó de chupar tan intensamente para simplemente lamer el tronco y succionar un poco los hinchados testículos que apenas cabían en el hoyo por el grosor de la verga, el hombre gozaba por lo que Sandra le hacía, sentía su lengua en todo lo largo de su enorme falo, ella notaba que la verga se ponía cada vez más colorada lo que le daba a entender que pronto eyacularía de modo que tras masturbarlo un poco más nuevamente se introdujo todo el miembro en la boca y comenzó a mamar de manera intensa, al rededor de 5 minutos después…

— ¡¡Ahhhh, me voy a correr nena, abre la boquita…!!

Sandra muy obediente como buena nena colocó la punta de la verga muy cerca de su boca y tras gemir intensamente su misterioso amigo comenzó a eyacular largos chorros de semen directo a su boquita, uno, dos, tres, cuatro largos chorros de abundante semen, Sandra procuraba no desperdiciar ni una gota y cuando el hombre dejó de eyacular, gran parte de su boca se hallaba cubierta de semen, la cerró y a continuación se la bebió toda saboreando cada segundo, tras haber tragado sacó nuevamente la lengua y comenzó a limpiar la verga que aún lucía erecta y manchada, pasaron unos 3 minutos más y la verga comenzó a ponerse flácida, Sandra le dio un último beso a la punta de la flácida verga antes que el misterioso hombre la sacara del hoyo, luego de eso fue como si Sandra regresara a la realidad, miró de bajo de sí y noto el gran charco de fluido vaginal y sentía muy mojada su vagina, al otro lado Sandra oía como si aquel hombre se estuviera vistiendo y recogiendo sus cosas cuando de pronto.

— Tengo que irme. ¿Qué tal un beso de despedida? Vamos.

Sandra vio como aquel sujeto asomaba la boca por el hoyo y le pedía un beso de despedida a lo que ella nuevamente actuando de manera automática se lanzó hacía los labios del hombre y comenzaron a besarse alocamente a través del hoyo, sus lenguas se frotaban una contra la otra, de pronto Sandra notó que le tocaban su vagina, era su hombres misterioso quien pasando su mano por debajo comenzó a acariciar sus húmedos labios lo que provocó que Sandra se mojara más y más hasta que ambas bocas se separaron.

— Adiós nena, la próxima vez voy a penetrar esa vagina…

Tras decir esto aquel sujeto salió del baño dejando a Sandra tirada en el piso del baño pensando en lo que acababa de pasar, ahí sola sentada debajo del charco de sus propios fluidos vaginales y tomando aire recuperándose cuando de repente un mensaje a su celular la sacó de su ensimismamiento, era su novio preguntándole donde se encontraba, poniéndose de pie se limpió como pudo y vistiéndose de nuevo no dejaba de pensar en aquel sujeto misterioso y el día en que volvería a encontrarse con él para sentir aquel enorme falo dentro de ella como éste le había dicho pero pensar en eso la ponía cachonda de modo que sacudiendo sus ideas y pensamientos salió de aquel sitio, se lavó y fue al encuentro de su novio.
escrito el
2020-03-23
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