Mi suegra es una MILF

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género
incesto

Mi suegra Claudia es una MILF deliciosa de 45 años, ella es alta, de 1.75m, es delgada de piel clara y cabello rubio, caderas y nalgas grandes, además tiene las tetas operadas y están deliciosas, todo su cuerpo es una delicia ya que ella gusta de hacer ejercicio y cuidar su cuerpo, por eso le encanta mostrarlo, se viste de una manera muy sexy y provocativa, con ropa entallada, grandes escotes y vestidos que hacen lucir sus preciosas piernas.
Desde que salgo con su hija y la conocí a ella la verdad la deseo tanto, me vuelve loco, no puedo dejar de mirarla, verle las tetas con esos grandes escotes que usa o mirar su perfecto trasero cuando se voltea; me he dado cuenta que ella ya ha notado cuando la miro con morbo y si supiera todas las veces que la he imaginado gritando de placer mientras tiene mi verga adentro; pero después de mucho tiempo, pude cumplir mi fantasía con ella.
Todo comenzó un día que fui de sorpresa a su casa a buscar a mi novia, toque a la puerta y ella atendió, ella usaba un vestido negro corto y entallado que resaltaba sus grandes nalgas y su delgada cintura, además de un gran escote que dejaba ver muy bien esas grandes tetas redondas y firmes que tanto me encantan; usaba unos tacones negros bastante altos que hacían lucir muy bien sus piernas; sus labios carnosos y rojos y un aroma exquisito que solo incita al deseo.
—Hola señora buenas tardes, disculpe ¿esta su hija?— Le pregunte mientras la observaba toda de pies a cabeza y no podía evitar pensar en lo rica que se veía.
—Hola Carlos, ella y mi esposo salieron fuera del estado y regresaran hasta la noche, ¿gustas pasar?—
—¡Oh! no lo sabía, lo mejor es que regrese mañana, la verdad no quiero m*****arla señora—
—No es ninguna m*****ia Carlos, pasa un momento para que te refresques— Me dijo mientras me miraba a los ojos y sonreía.
Yo no podía evitar pensar en la idea de estar a solas con ella y excitarme, ya que nunca había estado completamente a solas con ella, así que accedí.
—Está bien, tal vez sea buena idea pasar un momento— Le conteste mientras me estremecía la idea de al fin poder pasar tiempo a solas con esa delicia de mujer.
Ella dio la media vuelta y camino frente a mí, fue un momento hipnótico, el ver como se movían sus grandes nalgas metidas en ese corto y ajustado vestido negro, el sonido de sus tacones que daban ritmo al movimiento de sus caderas anchas y el movimiento de su cabello mientras dejaba un rastro de su delicioso aroma que me incitaba a ir adentro con ella; jamás la había deseado tanto como en ese día. Así que la seguí, la seguí sin apartar mi mirada ni un solo instante de su delicioso cuerpo hasta llegar dentro de su casa.
—Toma asiento Carlos, ¿Gustas algo de tomar?—
—Muchas gracias señora pero estoy bien— Le conteste mientras me sentaba en el sillón de la sala.
—Está bien, si se te ofrece algo solo dímelo— Me dijo mientras se sentaba justo al lado mío.
No pude evitar pensar que lo único que quería era cogérmela.
Pasaron unos minutos mientras hablábamos de cosas sin importancia; durante todo este tiempo yo no había podido dejar de mirar sus tetas a través de su escote y ella lo había notado, pero no le m*****o, a tal punto que comenzó a rozar sus piernas conmigo mientras me veía coquetamente; para ese entonces yo ya estaba más que excitado y con la verga más dura que nunca, pude notar que ella volteaba su mirada a mi pantalón viendo el bulto que se formaba. No era un sueño ni una de mis tantas fantasías con ella, esto era real, podía notar la tensión sexual que se sentía en ese momento.
Fue entonces cuando ella me pidió ayuda en algo que sin saberlo me llevaría a tener el mejor sexo de mi vida con mi suegra.
—Carlos, aprovechando que estas aquí, ¿podrías ayudarme con una fuga que tengo en el baño?—
En ese momento me desanime, ya que pensé que la tensión sexual que había era solo en mi imaginación y ella quería moverse de ahí para cambiar el ambiente a uno más tranquilo.
—Claro que si señora, con gusto le puedo ayudar—
En ese momento los dos nos levantamos y fuimos hacia el baño, un baño bastante angosto donde apenas cabe una persona a lo ancho. Vi la fuga y era algo sencillo, unas cuantas vueltas a la llave y se solucionó.
En ese momento voltee y Claudia estaba parada frente a mí en ese pasillo angosto, nuestros cuerpos estaban tan cerca como nunca lo habían estado.
—Muchas gracias Carlos, esa fuga me había dado muchos problemas— Me dijo mientras me beso en la mejilla, bastante cerca de la boca.
Yo me quede bastante impresionado ya que no podía creer que mi suegra me hubiera besado de esa manera. Inmediatamente regreso mi excitación y ella puedo notarlo en mi pantalón.
—Que pasa Carlos, ¿no te gusta que estemos tan en privado?—
—Claro que me gusta señora pero usted es mi suegra y no creo que sea correcto que estemos así— Le conteste mientras veía sus hermosos labios rojos que tenía a unos centímetros de mi rostro y me embriagaba con su rico aroma que me hacía desearla tanto.
—He visto como me miras Carlos, siempre estás viendo mi cuerpo y eso me gusta, debo confesarte que últimamente además de gustarme, me excita un poco ¿O acaso no te gusto?— Me pregunto con una voz bastante sexy, mientras ponía su mano en mi pecho.
Por un momento me quede mudo, no podía creer estar así con mi suegra.
—La verdad es que usted es una señora muy atractiva— Le conteste mientras pensaba que lo quise decirle es que estaba buenísima.
—¿Tan atractiva como para aprovechar esta tarde que tenemos para nosotros solos?— Me dijo mientras acercaba más sus labios rojos a los míos.
—Siendo honesto, yo aprovecharía cualquier momento con usted señora—
Ella puso su mano en mi verga ya bastante dura y comenzó a besarme, sentir sus labios fue algo delicioso.
—Entonces quiero que aproveches esta tarde y me cojas como la puta que soy, porque esta tarde seré tu putita Carlos—
En ese momento pude hacer conciencia de que todas esas fantasías que había tenido de cogérmela se iban a hacer realidad.
Ella comenzó a besarme más apasionadamente, yo puse mis manos en su cintura mientras nuestras lenguas se envolvían la una a la otra; entonces ella tomo mis manos y las bajo a sus nalgas.
No podía creer que esas grandes y redondas nalgas que durante tanto tiempo había observado con deseo al fin estuvieran en mis manos; comenzó a apretarlas mientras ella me tocaba la verga por encima del pantalón.
Subí su vestido para poder tocar sus nalgas directamente, eran tan suaves. En ese momento ella abrió su escote para sacar sus tetas del vestido, estaban riquísimas, eran tan grandes y firmes, sus pezones de color rosa estaban ya bastante duros.
—¿Te gustan papi? Son todas tuyas, esta tarde yo soy toda tuya para que me hagas lo que quieras— Me dijo mientras sostenía sus enormes tetas con ambas manos.
Sin pensarlo metí mi cara entre sus tetas y comencé a besarlas, mientras con mis manos apretaba sus ricas nalgas y la pegaba a mi cuerpo. Recorrí cada parte de esas ricas tetas con mi lengua y cuando comencé a chupar sus pezones duros pude escuchar como salían de ella pequeños gemidos de placer; eran tan delicados, tal cual como los había imaginado en tantas de mis fantasías.
—Quiero comerme tu rica verga papi, quiero sentirla en mi boca y ahogarme con ella— Me dijo mientras se hincaba frente a mí y comenzaba a desabrochar mi pantalón.
Ella tomo mi verga entre su manos, eran unas manos tan pequeñas, delgadas y delicadas, tan suaves al tacto. Levanto mi verga con una mano y paso su lengua desde mis bolas hasta la punta de mi verga, lentamente se la fue metiendo a su boca y pude sentir lo caliente y húmeda que estaba su boca; en ese momento me estremecí, no podía creer que tenía mi verga dura adentro de la boca de mi suegra. Ella comenzó a mover su cabeza de adelante hacia atrás mientras con su mano me masturbaba. Comenzó a ir mas rápido mientras se la metía más a fondo.
—¿Te gusta cómo te la chupo papito? Verdad que te la chupo mejor que mi hija— Me pregunto mientras me miraba a los ojos y sostenía mi verga cubierta con su saliva en su mano.
—Me encanta como me la chupas, lo haces delicioso, eres la mejor de todas—
Era una escena de en sueño, tenía a la diosa de mi suegra hincada frente a mí con sus ricas tetas de fuera, chupándome la verga, además me encantaba como se veían sus labios rojos succionándome.
Ella le escupió a mi verga y comenzó a tratar de metérsela toda, yo no pude evitar soltar un pequeño suspiro de tanto placer. Tomé su cabello con ambas manos y lo recogí para dejar mi mano en su cabeza y empujarla una y otra vez contra mí. Ella me veía a los ojos dándome a entender que le gustaba, para lo único que saco mi verga de su boca fue para decirme:
—Que verga tan deliciosa tienes papi, me la quiero comer toda, métemela hasta la garganta—
Con ambas manos la tome de la cabeza para meter toda mi verga en su boca, hasta tener su nariz pegada a mi pelvis, pude sentir como estaba hasta adentro de su garganta y la seguía presionando contra mí por un momento; solo podía escuchar cómo se ahogaba con ella y veía su cara de placer, incluso le salían lágrimas de lo profundo que la tenía.
Saque mi verga de su boca solo para ver como quedaron unos cuantos hilos de saliva unidos de su boca a mi verga y pude escuchar una gran exhalación por al fin poder respirar. Ella tomo mi verga y comenzó a golpear su boca con ella.
Me deje llevar y tome su cara con mis manos y la recargue contra la pared.
—Abre la boca putita, ábrela grande que te la voy a meter toda—
—Si papi lo que tú me pidas, yo estoy para complacerte—
Comenzó a meter mi verga en su boca una y otra vez como si la estuviera penetrando y solo podía escuchar cómo se ahogaba ella.
No resistía más, necesitaba penetrarla por la vagina ¡ya!; así que la tome del cabello y la levante, la puse de espaldas frente a la pared y termine de levantar bien su vestido; sus nalgas se veían riquísimas en esa tanga negra de encaje que traía puesta, comencé a masajear su deliciosa vagina sobre su tanga y sentí lo mojada que estaba. Era tanta mi desesperación por estar adentro de ella que ni siquiera le quite la tanga solo la hice a un lado y pude ver como su rica vagina estaba escurriendo de fluidos por lo excitada que estaba.
—Métemela toda papi, hazme gemir con esa rica verga que tienes—
No pude más y le metí toda la verga de golpe y ella gimió tan fuerte.
—Ay papito que dura la tienes, esta tan rica—
Yo estaba tan extasiado de al fin estar adentro de mi suegra, ella estaba tan caliente por dentro y muy mojada, sorprendentemente su vagina estaba muy apretada.
Con una mano tome su cabello y jale su cabeza hacia atrás para besar su cuello mientras la penetraba y con la otra mano tocaba sus tetas, ella gemía de placer, eran unos gemidos tan excitantes.
Esa escena era perfecta ella empinada contra la pared y el sonido de sus nalgas rebotando en mi mientras la penetraba fuertemente.
Baje mi mano por enfrente para tocar su clítoris y eso provoco que se mojara aún más.
—¿Te gusta cómo te cojo putita?— Le pregunte mientras tenía mi verga hasta lo más profundo de ella.
—¡¡¡Me encanta!!! cógeme como la puta que soy—
Seguí penetrándola y comencé a nalguearla y ella gemía más.
—¡¡Ay si papi!! pégame duro, nalguea a tu putita—
La tome por la cintura y comencé a cogerla más rápido y duro, sus nalgas se veían deliciosas rebotando en mí.
—Papito vamos a mi cuarto, quiero que me cojas en mi cama— Me dijo con una voz entre cortada por sus gemidos.
—Por mi te cogería en toda la casa, vamos—
Ella subió las escaleras primero que yo y pude ver como de sus ricas nalgas escurrían sus fluidos hasta sus piernas; llegamos al cuarto y nos desnudamos por completo, poder ver su escultural cuerpo completamente desnudo fue de las mejores cosas que he visto, sin duda alguna mi suegra esta deliciosa.
—Quiero que me cojas muy fuerte y me hagas venir Carlos, quiero que me des la cogida de mi vida—
—Ya te dije que vamos a aprovechar muy bien nuestro día Claudia, te voy a coger como la puta que eres—
Ella se recostó boca arriba en la orilla de la cama y yo me acerque para penetrarla de pie, volver entrar en ella se sintió tan rico como la primera vez.
Levante sus piernas y comencé a cogerla fuertemente, podía ver como sus grandes tetas rebotaban mientras ella gemía de placer; lleve mi mano a su cuello y comencé a ahorcarla, eso le gusto porque gemía más fuerte.
—Si papi cógete rudo a tu puta, hazme lo que quieras, soy toda tuya—
Con la otra mano le di una cachetada y le dije —¿Así te gusta putita? ¿Te gusta que te cojan rudo?— mientras seguía ahorcándola y dándole unas cachetadas más; eso me excito tanto que le saque la verga y la jale del cabello para ponerla en cuatro.
—Quiero que te pongas de perrita Claudia, quiero ver esas nalgas en cuatro—
—Si papi cógeme de todas las formas que tú quieras— Me contesto mientras se ponía en cuatro.
Ver las enormes nalgas de mi suegra empinadas de esa manera fue delicioso, ya bastante rojas de las nalgadas y de tanto rebotar en ella; en medio se podía ver abiertita esa rica vagina color rosa de la cual le escurrían sus ricos fluidos vaginales. Así que antes de seguir penetrándola quise comerme todo eso.
Metí mi cara entre sus ricas nalgas y comencé a besar cada parte hasta llenar toda mi cara con sus fluidos, recorrí con mi lengua desde abajo de su vagina hasta pasar por su ano, todo ese camino sin despegar mi lengua; ella gemía de placer y se empinaba más para abrirse más y que me la comiera toda. Y yo tenía esa vagina tan rica, jugosa, abierta y de color rosa frente a mí para devorarla y lo mejor es que es vagina tan deliciosa era la de mi suegra, además de que tenía un aroma tan rico, que cualquier hombre con tan solo olerla se pondría duro y le darían ganas de partirla en dos, así de rica esta mi suegra Claudia, es toda una diosa de mujer,
Ya que estaba completamente empinada me levante y metí me verga en ella, la tome de las nalgas y comencé a darle duro mientras rebotaban sus nalgas en mí.
—Si papi métemela hasta el fondo, quiero sentir toda tu rica verga— Me dijo mientras de tanto placer apretaba las sabanas de su cama.
La comencé a nalguear de nuevo y le dije —Di que eres mi puta Claudia—
—Soy tu puta Carlos, méteme tu deliciosa verga— Me dijo mientras gemía como toda una puta.
Le saque mi verga y me acosté boca arriba para que ella se montara en mí.
—Uyyyy papito me voy a ensartar en esa verga enorme que tienes, me la voy a acabar a sentones—
—Métetela toda putita, es tu verga y esta para darte todo el placer que quieras—
Claudia se subió en mí y comenzó a brincar en mí, esos sentones se sentían tan ricos, sentir como sus enormes nalgas rebotaban en mi mientras estaba toda ensartada con mi verga hasta adentro.
Mientras ella se movía arriba de mi aprete con ambas manos sus ricas tetas y comencé a besarlas, eso hizo que ella gimiera más fuerte.
—Si papito chúpame las tetas, que rica lengua tienes, haces que me moje tanto—
Entonces baje mis manos a sus nalgas y apretándolas fuertemente las abrí, mientras con mis dedos tocaba su ano; levante la pelvis y aun estando ella arriba comencé a moverme para penetrarla más rápido y duro, podía sentir como mis bolas rebotaban en su vagina y escuchaba como esas ricas nalgas sonaban al rebotar en mí.
—¡Ay si Carlos no pares me vas a hacer terminar! Mas duro papito, haz que tu puta termine—
Seguí cogiéndola más duro cuando mientras ella gritaba como toda una perra; entonces esos gritos fueron más fuertes aun y comencé a sentir como su rica y caliente vagina me apretaba la verga y me empapaba por completo de sus fluidos tan calientes, ella había terminado con un squirt; y mientras estaba ahí acostado, cubierto por completo de sus ricos fluidos que soltó a chorros, pude verla como la diosa que es, con mi verga hasta adentro, empapada, aun moviéndose de placer y aun gimiendo como una puta, con una cuerpo de en ensueño, su cintura perfecta, unas tetas hermosas y grandes con los pezones erectos que cualquiera daría lo que fuera por chupar, mi suegra sí que es una completa diosa, es una perra para coger. Pero aún faltaba yo y me dijo aun con las piernas temblando de placer —Que rico estuvo eso papito, me hiciste tener uno de los mejores órganos de mi vida Carlos, ahora quiero que termines adentro de mí y me llenes con tu rica leche—
Si ya estaba a punto de terminar, cuando me dijo eso sentí que iba a explotar de éxtasis.
—Te voy a llenar de mi leche Claudia pero quiero que te pongas en cuatro como la perra que eres—
Se levanto y se puso en cuatro como se lo dije, pegando el pecho a la cama y con el culo empinado, era algo tan rico de ver, yo ya sentía la verga a punto de explotar así que comencé a penetrarla lo más duro que pude y ella seguía gimiendo como toda una puta.
No pude más y mientras la tomaba de las nalgas me hizo venir, me vine tan fuerte que cuando se lo tire a chorros ella gimió más fuerte.
—¡¡¡Ahhhhh!!! que rica leche papito esta tan calientita, lléname toda Carlos, lléname toda ti—
Fue la eyaculación más fuerte que hubiera tenido en mi vida, tanto fue así que aun alcance a sacarle la verga y llenarle la cara y las tetas de mi semen, ella abría la boca viéndome a los ojos y se lo comía todo, con su lengua saboreaba todo lo que tenía en la cara.
—Así papito, dale toda tu leche a tu perrita—
Ella se recostó boca arriba con las piernas abiertas mientras seguía saboreando mi semen.
Ver a mi suegra Claudia así, con la cara y esas ricas tetas llenas de mi semen y acostada en su cama con una macha enorme de lo mucho que la había mojado con su squirt y con las piernas abiertas mientras le escurría mi semen desde adentro de su vagina, sin duda alguna ha sido la mejor fantasía que he cumplido en mi vida.
Ahora solo espero el día que lo quiera repetir porque vivo con ganas de cogerme diario a la puta de mi suegra Claudia.
por
escrito el
2019-04-18
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