Ciber-Juego: ¿Te animarías?

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CIBER-JUEGO: ¿Te animarías?
Esa mañana cuando se aprestó a ver los mails recibidos, se extrañó e interesó a su vez, por uno que llevaba por “asunto” una pregunta: “¿Te animarías?”. Tuvo el presentimiento que no se trataría de una publicidad donde buscarían venderle algo, y efectivamente así fue. Comenzó a leer y a medida que avanzaba la lectura no sabía si reírse, indignarse, enojarse o apretar la tecla “delete” sin más miramientos. Pero no. Siguió hasta el final, a pesar de que tuvo que dedicarle varios minutos ya que el mail era sumamente descriptivo, minucioso, en todo el planteo que presentaba. En síntesis, para no redundar en todos los detalles que el autor del mail había considerado, se trataba de una propuesta y un ofrecimiento a la vez. Esta persona, que era hombre, le decía que era amigo de una amiga de ella, que por el momento no podía aclarar su identidad, que sabía algunas cosas de su vida personal, del momento particular por el que ella estaba pasando en su vida familiar, y que le proponía un “juego”, pero a la vez “una actividad cibernética”, de la que no iba a arrepentirse y que le podría abrir, si ella estaba dispuesta, un flanco diferente en su vida, que le sería útil para su estado de ánimo, y para derribar ciertas barreras que la vida alienada que solemos llevar en las grandes ciudades, nos compulsan permanentemente. Se trataba lisa y llanamente de establecer con este “ciber-interlocutor” una fluida comunicación basada única y exclusivamente en el plano erótico, donde ella pudiera desplegar ante este personaje “conocido-desconocido” todas sus fantasías sexuales, sus frustraciones, sus deseos, en fin, todo lo que sintiera poco a poco ganas de transmitir, de soñar, de volar….siempre y exclusivamente referido a lo sexual ¿Y cuál sería el beneficio según este sujeto? Liberar su vida erótica, explayarse, sentir que le contaría a alguien concreto aunque desconocido (y en eso también consistía el “juego”) fantasías que jamás hubiera pensado atreverse a contar; entonces, eso traería como resultado, un humor diferente en su estado de ánimo, una distracción del momento difícil por el que estaba viviendo, un descubrimiento de facetas suyas como mujer, etc., etc.
Al llegar al final lanzó un grito de bronca diciendo: “¡Pero qué se cree este tipo!! Está loco!! Cómo voy a escribirle eso a un desconocido, cosas que después podría ser usado en mi contra!!" Se refería a que podría traerle problemas en su matrimonio, a pesar de que a esa altura, ya el vínculo estaba muy deteriorado…. Cerró el correo, se fijo la hora, y se dio cuenta que era tardísimo, que llegaría tarde a las entrevistas citadas en su estudio contable.
Mientras viajaba hacia la city, volvió a pensar en ese misterioso mail, y a ratos se sonreía, en otros, su rostro se encrespaba, repasaba una a una las explicaciones y luego se detuvo en pensar quien podría haber sido la amiga que le dio datos a ese personaje. Se dio cuenta al repasar la lista, que tenía tres o cuatro lo suficientemente zarpadas para ofrecerse a algo por ese estilo.
Trabajó mucho esa mañana y también por la tarde, por lo que ese tema del mail quedó en el olvido. El regreso a casa continuó con los trajines diarios: algunas discusiones con sus hijos, el asistir a la mucama con la cena, algún llamado familiar a responder, la ropa para el día siguiente, el faltante de elementos en la alacena y Juanita que le taladraba la cabeza con sus quejas y que no le alcanzaba el tiempo para todas las tareas domésticas que había que cumplir en la casa….. “Basta!!” pensó, y fue a tomar una ducha. Cuando cerró la puerta de su baño sintió un gran alivio. Tal vez era el único lugar en su casa donde podía estar un rato tranquila. Prefirió llenar la bañera y relajarse de las tensiones diarias. Así lo hizo. Mientras pasaba una esponja suave por su cuerpo volvió a acordarse del mail de la mañana, y en ese estado distendido y casi alegre, se escuchó a sí misma decir: “¿Y por qué no? En realidad ahí reparó que entre todas las sartas de barbaridades (¿lo eran?) que ahí planteaba, decía que ella crearía un mail especial para establecer el correo, y que el mismo sería el secreto entre ambos. Por supuesto, ahí es cuando pensó que no correría ningún riesgo porque su identidad estaría totalmente protegida en la red, para cualquier extraño. Se sonrió y se dijo a sí misma que podría llegar a ser interesante. De pronto empezó a sentirse caliente, sus pezones se endurecieron y a esta altura ya no sabía si era por las frotaciones que la esponja suave le producía, o por la decisión casi tomada de aceptar el reto del juego ciber. Dejó que la esponja desapareciera al fondo de la bañera buscando su entrepierna que ya estaba recibiendo las caricias abriéndose de una manera voluptuosa. Cuando la frotación se concentró en su clítoris el espasmo del orgasmo llegó con tanta fuerza que no pudo evitar un fuete grito agudo que retumbó en las cuatro paredes.
-Estás bien? Te pasó algo? Era su marido que golpeando la puerta se inquietaba.
-Todo bien. Casi me quemo con el agua muy caliente! Le contestó. En realidad la caliente era ella que quería prolongar ese estado aunque ya despertaba sospechas.
Se podría decir que cuando salió de la bañera, la decisión de que sí lo haría, estaba tomada. ¿”Qué perdería?” pensó, y por el contrario podría ser una experiencia que la sacara un poco de esa tediosa rutina diaria…
***********
Esa misma noche, cuando todos dormían, contestó el mail y le comunicó que su Nik tendría nombre de ciudad. Al cliquear el enviar sintió una ráfaga eléctrica que recorrió ambas piernas hasta su zona pubiana. Se rió y se puso a pensar que se le ocurriría escribir, y quien sería el tipo que lo leería. Imaginó que pudiera ser un muchacho entre 25-30 años, acostumbrado a las redes y la tecnología y…. Había pasado no sabe cuanto tiempo en esas elucubraciones cuando Prin!! Entraba un mail del susodicho.
Leyó a toda velocidad: “Veo que te has decidido a jugar con tu imaginación. Me gusta, me alegra y me da mucho placer. Yo seré tu confidente sexual: me contarás todo lo que tu fantasía pueda llegar a desplegar. ¡¡¡Nada de vergüenza entre nosotros!!! Quiero que seas lo más explícita posible, que nos excitemos mutuamente con las cosas más atrevidas que pasan por nuestras mentes. Al principio yo voy a ayudarte, a incentivarte, mostrándote indicios para que puedas ir tomando vuelo poco a poco, pero el objetivo es que sea tu persona la voz cantante y excitante en este intercambio. Y cuando yo me caliente con tus relatos voy a hacértelo saber para que sepas que vas por el camino esperado”
“Esta noche te mando un pequeño relato para que comiences a comprobar por qué carriles deberemos andar…Espero tu respuesta…las represiones comienzan a caer…”
“Imagino...
"Estás por llegar a la casa que tenés anotada en la esquela que te hice llegar junto con las llaves del departamento. Yo estoy ya ahí pero escondido, es decir vos sabés que yo te voy a mirar pero a mí no me ves. Cerrás la puerta. Hay una música suave. Vos empezás a desnudarte muy lentamente (como las indicaciones que también figuran en la nota), como en un streep- tease, vas sacándote cada prenda con mucha lentitud y seducción hasta quedar completamente desnuda...Ahí tonás una crema que está sobre un sillón y lentamente empezás a masajear todo tu cuerpo, tus pechos, tus piernas, tus muslos, tu cola, te detenés en tu vulva y la acaricias con mucha suavidad, son movimientos suaves que a mí me
hacen entrar en una fuerte erección mientras voy observando en forma muy "voiyerista"
tus movimientos de gacela calentona...Tus manos saben con exactitud dónde encontrar el placer y hacerlo crecer geométricamente…Cuando estás entrando a un inminente clímax, aparezco yo, con una cámara en mano y un antifaz que coloco sobre tus ojos para que las fotos que tomaré a continuación no reflejen tu identidad. Al sentir el ruido de la máquina tu cuerpo empieza a contorsionarse y a ofrecerle a la lente las poses más atrevidas, lascivas, procaces…Te entregás muy concentrada a ofrecer tu cuerpo descaradamente imaginando el efecto que irás produciendo en quien te observa. Te tocás, acaricias tus partes íntimas, y te sentís arder! Y repentinamente, en un colapso de tu excitación, sentís como mi miembro muy erecto, te penetra profundamente y ambos rodamos al piso en un frenético abrazo….”
Cuando terminó de leer ese último párrafo sintió que su cuerpo palpitaba: había entrado en una especie de fascinación, y empezó a entender e imaginar cómo sería lo que vendría. Apagó la notebook y se dirigió a su cuarto. La casa estaba totalmente a oscuras y en un silencio total. Lentamente se metió bajo las cobijas. Percibió la respiración profunda de su marido y se acurrucó de su lado como para no hacer ningún movimiento que pudiera despertarlo. No se podía dormir. De pronto se percató que su trusa estaba muy húmeda, metió sus dedos bajo la fina tela de algodón, apretó sus muslos haciendo presión sobre su mano, y fue quedándose dormida, con una sensación extraña pero agradable…
(Continuará…)
Mario
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2023-03-19
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