La monja Cecilia
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confesiones
En mi casa, cuando entrábanos a tercer año de preparatorio, nos mandaba internos el único colegio particular que existía “El colegio Santa Filomena”, administrado por una comunidad de Monjas Franciscanas.
Un día la Madre superiora me lamo y me pedio que ubicara a Sor Cecilia, porque quería hacerle un encargo de compras en la ciudad y que por favor yo la acompañara a comprar.
El encargo me pareció estupendo, ir a la ciudad, poder recorrer las calles, salir detrás de estos muros.
El recinto arrullado del colegio era muy grande, busque y busque y no di con Sor Cecilia.
Antes de renunciar, me dije, no estará en la Iglesia, que estaba en el recinto, así que fui para allá. No estaba, pero escuche un ruido en pieza de penitencias. Esta pieza era usada una para cumplir las penitencias ordenadas por el cura después de la confesión. Por ejemplo, tres padrenuestros y tres avemarías. Abrí la puerta y asomé la cabeza. Lo que vi me dejo perplejo.
Sor Cecilia sin su toga que escondía un hermoso y cargo cabello negro.
Su sotana a la atura de la cintura, atrás de ella, el cura confesor Fernande, con los pantalones abajo.
Sor Cecilia estaba cumpliendo una pendencia especial.
Saque rápidamente mi cabeza y grite…. Sor Cecilia, la madre Superior quiere habar con usted.
Al poco rato, apareció Sor Cecilia, con su toga puesta a la rápida, que dejaban ver algunos mechones de su negra cabellera y muy muy sonrojada.
Para bajar la tensión del momento le comenté que la Madre Superiora nos iba a mandar a comprar algo a la ciudad y añadí guarde todo si cabello bajo la toga y use un poco de talco para ocultar su rubor.
Me hizo caso en todo, además saco un lapi labial para pintar sus labios y paso algo rubor por sus mejillas.
Fuimos a comprar, no hubo mas comentarios, pero dos sabíamos que guardábamos un secreto inconfesable en una comunidad religiosa.
Unos días después, Sor Cecilia me ubico y me digo “me pidieron bajar cerezas, acompañadme y tu llevas la escalera y el canasto”.
Fuimos a un rincón lejano donde estaban los cerezos, me digo yo subo, tu afirma la escala.
Se subió, era imposible no mirar hacia arriba, lo que vi, bajo si falda era un redondo poto, sin calzón y una frondosa mata de pelo en su entrepierna.
Desde arriba, ¡Sor Cecilia me digo! mira, mira, pero no te distraigas de afirmar la escala¡, con una gran sonrisa.
El canasto se llenó, bajo y me digo, tú guardas un secreto mío, ahora vamos a tener un secreto muestro.
Tiende en el pasto y bájate los pantalones, ella se soltó su largo pelo negro y con su boca empezó a chupar mi pene. Al poco roto, con la larga erección que llevaba, explote en su boca. Ella lo trago todo. Tomo el pene con su mano y lo estrujo hasta la última gota en su boca, jugueteando con su lengua en la cabeza de pene.
Se sentó a mi lado y me dijo, me has dejado toda mojada, tomo mi mano y la puso en su entrepierna, efectivamente estaba toda mojada, trate de masajear su erecto y grande clítoris, ella me digo no, no, si puedo esta noche te iré a despertarte y lo haremos mucho mejor.
Esa noche dormí con un ojo abierto y no paso nada.
Al día siguiente, a la hora de los últimos rezos nocturnos ella se sentó a mi lalo y en susurros me digo, esta noche tengo el turno de cuidadora nocturna, No de duermas, ni pongas lave a puerta.
Una explicación, los dormitorios del internado son piezas chiquitas, individuales con una cama. Cada noche una monja queda de cuidadora y se pasea para que nadie salga de su pieza sin su permiso, y verificaba que cada puerta este cerrado desde adentro.
Esa noche, aproximadamente a la 11, entro Sor Cecilia, me puso una mano en la boca y me digo acompáñame. Fuimos a otra pieza, mas grade, con baño incluido.
Inmediatamente se desnudó, se acostó y tomo mi cabeza y la puso en su entrepierna, tuve que luchar para llegar a si clítoris, despegando la gran mata de pelos de su vagina. Me asusto al descubrir el botón de clítoris de casi de dos centímetros, era como un pequeño pene.
A parte de eso, acá abajo se respiraba un ligero olor a orina y a sexo. Jugué con su botoncito con mi legua, chupándolo y dándolo pequeños mordiscos, ella exploto en un largo órgano, llenándome la cara de un fluido que un principio creí que era orina, pero no, era una descarga similar al semen, cuando uno eyacula. Ella lo sabía, porque limpio mi cara, nariz y cuello con su lengua.
Se sentó y digo vamos a lo nuestro, me devolviste con todo, el sexo oral que de hice en los cerezos. Tomo mi pene y lo introdujo en su vagina. Descubrí que al metérselo profundo y mover mi pelvis sobre su gigantesco clítoris ella respondía pegándose a mí y moviendo en forma circular su pelvis, haciendo chocar mi pene de un lado a otro dentro de su vagina.
En un comento se acercó a ni oído y susurrando me dijo ¡avísame cuando vallas a acabar, no quero traer a este mundo, a un PAPA ¡. Comprendí que no quería que eyaculara adentro de su vagina. Y que nuestro eventual hijo, serie un sucesor de San Pedro, la roca de la iglesia católica.
En un momento, sentí que mi orgasmo se acercaba, y le dije voy a acabar…. Ella rápidamente saco mi pene de la vagina, y se lo medio hasta el fondo por el ano, me dolió un poco, pero ella me dijo sigue, por favor sigue, con fuerza métemelo todo. Fueron como cuatro o cinco metidas y explote. Se sentó y con una sonrisa de oreja a oreja tomo mi cabeza y me dio un inolvidable largo beso midiéndome su lengua, Ha sido el beso más largo que he temido en mi vida. Vi entre medio que ella con la otro mano, se masturbaba, hasta llegar a un orgasmo que choreo toda su pierna. (Así supe que ella también eyaculaba al llegar al orgasmo).
Después me llevo al pequeño baño y juntos nos duchamos, medio su larga cabellera en un gorra para no mojar si pelo. Descubrí que éramos exactamente del mismo porte, su boca estaba a mí misma altura y su vagina, también estaba exactamente situada frente a mi pene. Besarla su boca y penetra su vagina al mismo tiempo no requería ningún fuerzo adicional
Se lo dije y su respuesta hasta hoy me resuena …. ES POR ESO QUE DIOS NOS JUNTO ……
A partir de ese día, fueron muchos las noches de sexo.
Descubrí que ella levaba un riguroso control de su ovulación, por tanto, me avisaba cuándo podía descárgame dentro el ella o cuando le debía avisar para que ella buscara otro lugar para mi descarga (Ano o Boca).
Un día me llamo la Madre Superiora, para que ubicara a Sor Cecilia, y además hiso un extraño comentario.
Ustedes dos son como hermanos, por esos los mando juntos a comprar a la cuidad, ella te quiere mucho y habla muy bien di, cuando hacemos las evacuaciones de los alumnos ella te pone siempre en el primer lugar. Sal con ella y cuídala y en los patios trata de estar más con ella …
Desde mi puesto de mando acá arribo, he notado que cuando de juntas a hablar con Sor Marina, ella pone una cara de tristeza, cambia inmediatamente de cara cundo hablas con ella, si no fuera pecado, diría que se pone a coquetear contigo, cuándo te toma las manos y juntos rezan con la cabeza inclinada.
Estuve a punto de contarle la verdad, mi Madre Superiora ella toma mis manos y me cuenta al oído, las veces que se masturbó en la noche, pensado en la última sesión de sexo que habíamos tenido, como le gusta que le haga sexo oral y como descubrió que puede llaga al orgasmo cuando mamo por sus también muy grandes pezones y como cuando le gusta que se los chupe y suavemente se los muerda.
Me cuenta donde dejara el bolso con su femenina lencería y sus minifaldas que se pone bajo la sotana, para ir preparada para quitarse la sotana y con vestido de calle entramos felices, al Hotel Frances, donde arrendamos una pieza por treinta minutos.
A la encargada del hotel, siempre le llama a atención porque estamos tampoco tiempo y nos recuerda que, por el mismo precio, ella nos permitirá estar hasta dos horas, poque somos la mejor pareja que frecuenta su hotel. (Conto además que ella se masturba mirándonos hacer el amor, a través del espejo falso de la pieza). Y que sueña con que en algún momento la invitemos a hacer un trio. Confeso que nunca había visto unos tan grandes pezones y no oculto su asombro el ver el pequeño gigante pene que es el clítoris de Cecilia.
Mi relación con Cecilia, termino abruptamente como comenzó, al regreso de las vacaciones en casa me avisaron esta estaba matriculado en el internado del Colegio La Salle de otro pueblo.
Fui muchas veces al colegio a verla y no di con ella, iba los domingos a la misa publica que se racializaba en la iglesia al interior de colegio y no estaba ella.
Un día en la calle me encontré con Sor Marina, que dio un apretado abrazo y un beso en la frente. Me dije finalmente es la oportunidad de saber de Cecilia. Así que partí recordando nuestros encuentros y conversaciones en el patio de colegio.
En un momento, como al pasar le pregunte que es de mi otra amiga, Sor Cecilia…
Bajo la mirada y en susurros me digo, Colgó los hábitos, se casó con el excura Fernande, tienen un hijo, llamado Pedro.
Me miro y con una cómplice mirada me dijo que pensaba que es hijo era mío. Quede mudo.
No supe como segur, Cuando sabia Sor Marina, para afirmara que el hijo de Cecilia podría ser mío. Recordé que había dicho, se caso con el excura Fernande y agregado que ella tiene un hijo, no TIENEN, (Fernande y Cecilia) un hijo…… Entendí que el padre era desconocido.
Años después, Cecilia me invito a su casa para que conozcas y juegues con tu hijo… Pedrito.
Me comto que Fernande había muerto y debía irse a Francia, ya que Fernande era hijo único y le había heredo una cadena de hoteles, varios viñedos y dos catillos en Francia. Ella como todas las monjas franciscanas habla perfectamente el francés. Me dijo que siempre, siempre, siempre me estaría esperando…… Dijo tu avísame donde estas y yo iré a buscarte.
Pero ya era tarde, ya estaba casado, con dos hijos, con una mujer obsesionada por el sexo, lo practica los 365 días de año, con usa semana que ella la llama, “La semana del Festival de potito”, son sus días de menstruación. El los cuales lava y lubrica su ano para tener excelente sexo anal y en la vagina se insertaba un tampón absorbente.
Dos veces fui a Francia, pero era agotador, inventar un cuento para mi mujer, pedir los permisos el trabajo, tener sexo todo el día con Cecilia, seis a ocho horas de sexo al día…Para recuperar el tiempo perdido según ella.
Ella también vino incontables números de veces. Hasta que finalmente encontró, una pareja francesa y de común acuerdo decidimos suspender nuestros encuentros.
Con la modernidad mantenemos contacto vía un secreto WhatsApp donde practicamos sexo virtual, donde ella se muestra y masajea su aun gigantesco clítoris o me muestra sus algo deteriorados pezones.
Ella ha botado dos notebook y cuatros teclados por los deterioros producto de sus descargas semen cuando llega al órgano. Me comento que no los lleva a reparar por que no puede contar como se deterioraron. Pero una ocasión los puso frente a ella y para frente a mí, sus arrimados aparatos, darles un muevo remojón de su semen y decime mira, mira lo que de estas perdiendo…
Esa noche mi señora se lo agradeció, literalmente le deje los ojos en blanco, estamos en el coarto día de, “Del Festival del potito”, yo apague mi Pc, me fui a acotar, bajo las sábanas estaba un gran poto esperando ser penetrado. Yo ya estaba con el pene duro como una roca, ella estaba algo dormida, pero despertó de inmediato cuando sintió que era penetrada, yo cerré mis ojos y pensé que me comía el potito de Cecilia, Hice durar el acto lo más posible esta estallar dentro de sus intestinos. En mi mente vi a Cecilia masturbándose para mi, pensé que ahora Cecilia había lubricado su ano para mi (El sexo anal con Cecilia fue siempre doloroso, ya que ella nunca lubrico su ano). Ahora me lo estaba dando, lubricado, mi reacción fue inmediata, mi pene de nuevo se pudo en erección, ella se puso de rodillas abrió sus piernas y bajo la cabeza y me ofreció su culo. Le di duros golpes como nunca lo había hecho. Sentí que ella habido legado al órgano por la vibración de su ano. Me concentre en pensar en Cecilia y logre otra erección, que a los diez o más minutos me llevaron al éxtasis. Fue hay que ella me digo, estuvo rico, pero me has dejado desculada, mañana no me podre ni sentar. Llegaste como loco a golpear mi potito. Me falto decirle gracias, muchas gracias, Cecilia…. Poque yo, como nunca había tenido un delicioso sexo anal con Cecilia en mi mente.
Un día la Madre superiora me lamo y me pedio que ubicara a Sor Cecilia, porque quería hacerle un encargo de compras en la ciudad y que por favor yo la acompañara a comprar.
El encargo me pareció estupendo, ir a la ciudad, poder recorrer las calles, salir detrás de estos muros.
El recinto arrullado del colegio era muy grande, busque y busque y no di con Sor Cecilia.
Antes de renunciar, me dije, no estará en la Iglesia, que estaba en el recinto, así que fui para allá. No estaba, pero escuche un ruido en pieza de penitencias. Esta pieza era usada una para cumplir las penitencias ordenadas por el cura después de la confesión. Por ejemplo, tres padrenuestros y tres avemarías. Abrí la puerta y asomé la cabeza. Lo que vi me dejo perplejo.
Sor Cecilia sin su toga que escondía un hermoso y cargo cabello negro.
Su sotana a la atura de la cintura, atrás de ella, el cura confesor Fernande, con los pantalones abajo.
Sor Cecilia estaba cumpliendo una pendencia especial.
Saque rápidamente mi cabeza y grite…. Sor Cecilia, la madre Superior quiere habar con usted.
Al poco rato, apareció Sor Cecilia, con su toga puesta a la rápida, que dejaban ver algunos mechones de su negra cabellera y muy muy sonrojada.
Para bajar la tensión del momento le comenté que la Madre Superiora nos iba a mandar a comprar algo a la ciudad y añadí guarde todo si cabello bajo la toga y use un poco de talco para ocultar su rubor.
Me hizo caso en todo, además saco un lapi labial para pintar sus labios y paso algo rubor por sus mejillas.
Fuimos a comprar, no hubo mas comentarios, pero dos sabíamos que guardábamos un secreto inconfesable en una comunidad religiosa.
Unos días después, Sor Cecilia me ubico y me digo “me pidieron bajar cerezas, acompañadme y tu llevas la escalera y el canasto”.
Fuimos a un rincón lejano donde estaban los cerezos, me digo yo subo, tu afirma la escala.
Se subió, era imposible no mirar hacia arriba, lo que vi, bajo si falda era un redondo poto, sin calzón y una frondosa mata de pelo en su entrepierna.
Desde arriba, ¡Sor Cecilia me digo! mira, mira, pero no te distraigas de afirmar la escala¡, con una gran sonrisa.
El canasto se llenó, bajo y me digo, tú guardas un secreto mío, ahora vamos a tener un secreto muestro.
Tiende en el pasto y bájate los pantalones, ella se soltó su largo pelo negro y con su boca empezó a chupar mi pene. Al poco roto, con la larga erección que llevaba, explote en su boca. Ella lo trago todo. Tomo el pene con su mano y lo estrujo hasta la última gota en su boca, jugueteando con su lengua en la cabeza de pene.
Se sentó a mi lado y me dijo, me has dejado toda mojada, tomo mi mano y la puso en su entrepierna, efectivamente estaba toda mojada, trate de masajear su erecto y grande clítoris, ella me digo no, no, si puedo esta noche te iré a despertarte y lo haremos mucho mejor.
Esa noche dormí con un ojo abierto y no paso nada.
Al día siguiente, a la hora de los últimos rezos nocturnos ella se sentó a mi lalo y en susurros me digo, esta noche tengo el turno de cuidadora nocturna, No de duermas, ni pongas lave a puerta.
Una explicación, los dormitorios del internado son piezas chiquitas, individuales con una cama. Cada noche una monja queda de cuidadora y se pasea para que nadie salga de su pieza sin su permiso, y verificaba que cada puerta este cerrado desde adentro.
Esa noche, aproximadamente a la 11, entro Sor Cecilia, me puso una mano en la boca y me digo acompáñame. Fuimos a otra pieza, mas grade, con baño incluido.
Inmediatamente se desnudó, se acostó y tomo mi cabeza y la puso en su entrepierna, tuve que luchar para llegar a si clítoris, despegando la gran mata de pelos de su vagina. Me asusto al descubrir el botón de clítoris de casi de dos centímetros, era como un pequeño pene.
A parte de eso, acá abajo se respiraba un ligero olor a orina y a sexo. Jugué con su botoncito con mi legua, chupándolo y dándolo pequeños mordiscos, ella exploto en un largo órgano, llenándome la cara de un fluido que un principio creí que era orina, pero no, era una descarga similar al semen, cuando uno eyacula. Ella lo sabía, porque limpio mi cara, nariz y cuello con su lengua.
Se sentó y digo vamos a lo nuestro, me devolviste con todo, el sexo oral que de hice en los cerezos. Tomo mi pene y lo introdujo en su vagina. Descubrí que al metérselo profundo y mover mi pelvis sobre su gigantesco clítoris ella respondía pegándose a mí y moviendo en forma circular su pelvis, haciendo chocar mi pene de un lado a otro dentro de su vagina.
En un comento se acercó a ni oído y susurrando me dijo ¡avísame cuando vallas a acabar, no quero traer a este mundo, a un PAPA ¡. Comprendí que no quería que eyaculara adentro de su vagina. Y que nuestro eventual hijo, serie un sucesor de San Pedro, la roca de la iglesia católica.
En un momento, sentí que mi orgasmo se acercaba, y le dije voy a acabar…. Ella rápidamente saco mi pene de la vagina, y se lo medio hasta el fondo por el ano, me dolió un poco, pero ella me dijo sigue, por favor sigue, con fuerza métemelo todo. Fueron como cuatro o cinco metidas y explote. Se sentó y con una sonrisa de oreja a oreja tomo mi cabeza y me dio un inolvidable largo beso midiéndome su lengua, Ha sido el beso más largo que he temido en mi vida. Vi entre medio que ella con la otro mano, se masturbaba, hasta llegar a un orgasmo que choreo toda su pierna. (Así supe que ella también eyaculaba al llegar al orgasmo).
Después me llevo al pequeño baño y juntos nos duchamos, medio su larga cabellera en un gorra para no mojar si pelo. Descubrí que éramos exactamente del mismo porte, su boca estaba a mí misma altura y su vagina, también estaba exactamente situada frente a mi pene. Besarla su boca y penetra su vagina al mismo tiempo no requería ningún fuerzo adicional
Se lo dije y su respuesta hasta hoy me resuena …. ES POR ESO QUE DIOS NOS JUNTO ……
A partir de ese día, fueron muchos las noches de sexo.
Descubrí que ella levaba un riguroso control de su ovulación, por tanto, me avisaba cuándo podía descárgame dentro el ella o cuando le debía avisar para que ella buscara otro lugar para mi descarga (Ano o Boca).
Un día me llamo la Madre Superiora, para que ubicara a Sor Cecilia, y además hiso un extraño comentario.
Ustedes dos son como hermanos, por esos los mando juntos a comprar a la cuidad, ella te quiere mucho y habla muy bien di, cuando hacemos las evacuaciones de los alumnos ella te pone siempre en el primer lugar. Sal con ella y cuídala y en los patios trata de estar más con ella …
Desde mi puesto de mando acá arribo, he notado que cuando de juntas a hablar con Sor Marina, ella pone una cara de tristeza, cambia inmediatamente de cara cundo hablas con ella, si no fuera pecado, diría que se pone a coquetear contigo, cuándo te toma las manos y juntos rezan con la cabeza inclinada.
Estuve a punto de contarle la verdad, mi Madre Superiora ella toma mis manos y me cuenta al oído, las veces que se masturbó en la noche, pensado en la última sesión de sexo que habíamos tenido, como le gusta que le haga sexo oral y como descubrió que puede llaga al orgasmo cuando mamo por sus también muy grandes pezones y como cuando le gusta que se los chupe y suavemente se los muerda.
Me cuenta donde dejara el bolso con su femenina lencería y sus minifaldas que se pone bajo la sotana, para ir preparada para quitarse la sotana y con vestido de calle entramos felices, al Hotel Frances, donde arrendamos una pieza por treinta minutos.
A la encargada del hotel, siempre le llama a atención porque estamos tampoco tiempo y nos recuerda que, por el mismo precio, ella nos permitirá estar hasta dos horas, poque somos la mejor pareja que frecuenta su hotel. (Conto además que ella se masturba mirándonos hacer el amor, a través del espejo falso de la pieza). Y que sueña con que en algún momento la invitemos a hacer un trio. Confeso que nunca había visto unos tan grandes pezones y no oculto su asombro el ver el pequeño gigante pene que es el clítoris de Cecilia.
Mi relación con Cecilia, termino abruptamente como comenzó, al regreso de las vacaciones en casa me avisaron esta estaba matriculado en el internado del Colegio La Salle de otro pueblo.
Fui muchas veces al colegio a verla y no di con ella, iba los domingos a la misa publica que se racializaba en la iglesia al interior de colegio y no estaba ella.
Un día en la calle me encontré con Sor Marina, que dio un apretado abrazo y un beso en la frente. Me dije finalmente es la oportunidad de saber de Cecilia. Así que partí recordando nuestros encuentros y conversaciones en el patio de colegio.
En un momento, como al pasar le pregunte que es de mi otra amiga, Sor Cecilia…
Bajo la mirada y en susurros me digo, Colgó los hábitos, se casó con el excura Fernande, tienen un hijo, llamado Pedro.
Me miro y con una cómplice mirada me dijo que pensaba que es hijo era mío. Quede mudo.
No supe como segur, Cuando sabia Sor Marina, para afirmara que el hijo de Cecilia podría ser mío. Recordé que había dicho, se caso con el excura Fernande y agregado que ella tiene un hijo, no TIENEN, (Fernande y Cecilia) un hijo…… Entendí que el padre era desconocido.
Años después, Cecilia me invito a su casa para que conozcas y juegues con tu hijo… Pedrito.
Me comto que Fernande había muerto y debía irse a Francia, ya que Fernande era hijo único y le había heredo una cadena de hoteles, varios viñedos y dos catillos en Francia. Ella como todas las monjas franciscanas habla perfectamente el francés. Me dijo que siempre, siempre, siempre me estaría esperando…… Dijo tu avísame donde estas y yo iré a buscarte.
Pero ya era tarde, ya estaba casado, con dos hijos, con una mujer obsesionada por el sexo, lo practica los 365 días de año, con usa semana que ella la llama, “La semana del Festival de potito”, son sus días de menstruación. El los cuales lava y lubrica su ano para tener excelente sexo anal y en la vagina se insertaba un tampón absorbente.
Dos veces fui a Francia, pero era agotador, inventar un cuento para mi mujer, pedir los permisos el trabajo, tener sexo todo el día con Cecilia, seis a ocho horas de sexo al día…Para recuperar el tiempo perdido según ella.
Ella también vino incontables números de veces. Hasta que finalmente encontró, una pareja francesa y de común acuerdo decidimos suspender nuestros encuentros.
Con la modernidad mantenemos contacto vía un secreto WhatsApp donde practicamos sexo virtual, donde ella se muestra y masajea su aun gigantesco clítoris o me muestra sus algo deteriorados pezones.
Ella ha botado dos notebook y cuatros teclados por los deterioros producto de sus descargas semen cuando llega al órgano. Me comento que no los lleva a reparar por que no puede contar como se deterioraron. Pero una ocasión los puso frente a ella y para frente a mí, sus arrimados aparatos, darles un muevo remojón de su semen y decime mira, mira lo que de estas perdiendo…
Esa noche mi señora se lo agradeció, literalmente le deje los ojos en blanco, estamos en el coarto día de, “Del Festival del potito”, yo apague mi Pc, me fui a acotar, bajo las sábanas estaba un gran poto esperando ser penetrado. Yo ya estaba con el pene duro como una roca, ella estaba algo dormida, pero despertó de inmediato cuando sintió que era penetrada, yo cerré mis ojos y pensé que me comía el potito de Cecilia, Hice durar el acto lo más posible esta estallar dentro de sus intestinos. En mi mente vi a Cecilia masturbándose para mi, pensé que ahora Cecilia había lubricado su ano para mi (El sexo anal con Cecilia fue siempre doloroso, ya que ella nunca lubrico su ano). Ahora me lo estaba dando, lubricado, mi reacción fue inmediata, mi pene de nuevo se pudo en erección, ella se puso de rodillas abrió sus piernas y bajo la cabeza y me ofreció su culo. Le di duros golpes como nunca lo había hecho. Sentí que ella habido legado al órgano por la vibración de su ano. Me concentre en pensar en Cecilia y logre otra erección, que a los diez o más minutos me llevaron al éxtasis. Fue hay que ella me digo, estuvo rico, pero me has dejado desculada, mañana no me podre ni sentar. Llegaste como loco a golpear mi potito. Me falto decirle gracias, muchas gracias, Cecilia…. Poque yo, como nunca había tenido un delicioso sexo anal con Cecilia en mi mente.
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