Sexo entre setos
por
Sidarta
género
trans
A decir verdad soy realmente fantasioso, y sobre todo en cuanto al sexo, donde he imaginado de todo hasta el punto que no tengo claro si soy un vicioso, una puta, si es que realmente sé disfrutar de la vida, y es que cachondo, me encaja todo, hasta una buena polla... pero claro todo había sido en mi cabeza y con ello acompañado de intensas pajas.
A veces los accidentes nos dan excitantes sorpresas y eso me pasó una vez, haciendo real una de mis fantasías más repetitivas, aunque perdiendo el control de todo, y me explico:
Volvía a casa en metro y al salir tengo una caminata de unos quince minutos hasta casa. Eran las dos de la noche y conociendo el itinerario, sé que se comentaba que en unos jardines del camino había quedadas de trans y no sé si de más fauna sexual. Yo nunca veía a nadie en mis pocos regresos a casa a esas horas, excepto aquel día en que tampoco vi pero sí escuché. Al principio me detuve para averiguar qué era. Unos matorrales a unos metros, en la oscuridad, parecían tranquilos pero el sonido venía de ahí. Por lo que fuera, aquel día regresaba más osado de lo normal. No lo suelo ser demasiado.
El sonido, rítmico me atrajo y si me acerqué lentamente era por curiosidad, por lo escuchado de lo que pasaba allí muchas noches y creo que algo de morbo.
Parecían gemidos. Quise ver la escena en silencio, esquivando la luz que llegaba de la calle para girar por un lateral más oscuro entre los setos y ya pude ver unas siluetas, dos, alguien agachado frente a otro y haciéndole una mamada. Los tenía como a cosa de cuatro o cinco metros y disponían en el suelo de una manta de viaje. Me resultó curioso aquello y entonces percibí como la polla se me apretaba dentro del calzoncillo dura como una piedra. Tenía miedo y morbo por partes iguales.
La persona agachada dedicaba a la trans, ahora sí que la pude distinguir mejor, una deliciosa mamada, tan apasionada que allí me tenía enganchado y apretando con los dedos el bulto en mi vaquero. No pude resistir y desabroché en silencio y cuidado el pantalón, abriéndolo los justo para bajarlo a los muslos y con ello el calzoncillo, dejando asomar toda la polla. Era mi barrio y aquello había algo en mí que no me parecía normal, pero allí estaba tomando el miembro entre mis dedos para dedicarme una preciosa paja en la penumbra viendo a aquella viciosa pareja. La trans tenía el sujetador bajado y dejaba asomar sus preciosas tetas, operadas y preciosas.
Comencé a deslizar la mano, al principio lentamente saboreando con un morbo tremendo la situación. La polla se endurecía entre mis dedos si cabía, aún más.
El tipo de rodillas se dedicaba a conciencia a hacerle la mamada, saboreando cada centímetro del tremendo pollón que calzaba la trans.
Aceleré la mano y en ese momento unas manos se posaron en mis brazos por detrás.
-¿Te sumas...? -Habló una femenina voz.
Sobresaltado y asustado solté la polla y quise subirme el pantalón y calzoncillo al mismo tiempo, pero la persona aquella no me lo permitió.
-¡Quieto cariño, quieto...! -No usó un tono violento pero sí rígido. No entendí otra opcion que lo que me pedía.
-Me llamo Axel, encantada. No hace falta que te gires. Puedes seguir. Me encantan los viciosos.
No podía articular palabra y ante eso, ella comenzó desde detrás a acariciar mi miembro de forma que no tardó en ponérmelo de nuevo tieso.
-Tienes una buena tranca cariño. Si quieres sigo yo, pero te advierto que no es mi objetivo tu corrida. A los viciosos les doy lo mejor.
La pareja de la mamada que se había detenido al escucharnos, siguió después a lo suyo y en cosa de unos minutos me estaba viendo pajeado por una desconocida llamada Axel que sin duda era otra trans.
Acompañaba mis gemidos con los suyos por lo que me iba poniendo más cachondo aunque no dejaba de temer algo inesperado.
-Vamos a acercarnos a ellos.
Me empujo haciéndome andar torpemente con el pantalón caído hasta los tobillos.
-¡Al suelo!
Me empujó para dejarme caer sobre la manta de rodillas al lado de los otros. Entonces pude ver a mi acompañante que se puso frente a mí. Había poca luz pero suficiente para ver su altura, era alta y como vestía con una faldita de tablas muy corta.
Acarició mi cabeza mirándome desde lo alto. Los otros de nuevo habían pausado para mirarnos. Levantó la falda con una mano y con la otra echó la braguita a una lado dejando asomar una tremenda polla medio flácida que dejó frente a mi rostro. Cogiéndosela la golpeó hacia un lado y hacia otro de mi cara. Yo asustado no reaccioné apenas.
-Chúpamela.
La removió contra mi boca hasta que entreabriendo los labios metió medio capullo entre ellos.
-Saborea y mama cariño.
Seguía asustado pero extrañamente muy excitado. Sin saber porqué, saboreaba con gusto el precioso glande de Axel, al que parecía gustar el ejercicio de mis labios.
-Mmm, ahh, ahh...
Con las manos sobre sus muslos, mamé con ansia su preciosa polla y el ver cómo disfrutaba ella me motibaba aún más. Se la cogió con la mano para pajearse mientras, empezando a mover su pubis, su polla en mi boca, follándomela. Incómoda pero deliciosa.
Habría mamado hasta el final, hasta vaciar sus huevos de semen en mi boca pero ella quería cumplir y tras dejarme chupar cada vez más embriagado su polla, no me dejó seguir. Apartó el miembro de mi boca y me di cuenta de cuanto deseo tenía de aquello. Me parecia enorme, era enorme con un precioso glande. De rodillas frente a ella me sentía sumiso a sus deseos y realmente lo era.
-¡Ponte en pie, anda! Aprendes rápido. No me creo que sea tu primera mamada, pero bueno... Al vicioso hay que ponerlo al límite. Ponte a cuatro patitas cariño.
Es difícil describir la sensación. Todo era tan nuevo para mí, que nunca pude creer que me vería realmente en algo así, y lo peor es que lo deseaba. Queria complacer a Axel, que sin ser violenta, sí que era contundente. Se había ganado el disfrute de mi cuerpo y mi voluntad.
-A doble.
Le indicó a la otra, que se sentó frente a mí y se abrió de patas ofreciéndome su incansable pollón empapado aún en la saliva del otro acompañante.
-Tú te puedes pajear mirándonos -Le ordenó al tipo.
Axel se arrodilló detrás de mí dispuesta a realizarme la primera enculada de mi vida que recibía con temor y deseo. Un dedo introdujo en mi estrecho ojete sin mucho miramiento. Me gustó y era lo aceptable para mi culo, de momento.
La otra no quiso esperar y con una mano sobre mi cabeza, me empujó hacia sí hasta hacerme engullir su polla. Axel empezaba a mover el dedo para acomodarlo a mi ojete. Un azote tras sacarlo y posó su enorme glande sobre el ojete. Al principio pareció resistirse a su embite, pero en un par de intentos más mi culo se abrió de par en par y con un intensísimo dolor que me hizo gritar, su capullo encajó en mi recto. Se detuvo un momento, consciente de lo que podía estar doliéndome, acariciando mi espalda. La polla de la otra en mi boca apenas me dejaba balbucear, y salivaba a mares sobre todo su tallo.
-¡Qué rico y estrechito! ¡Me encanta...!
Empezó con pequeños movimientos a deslizar su glande en el ano, en lo más estrecho hasta casi sacarlo para volverlo a meter varias veces. Me seguía doliendo, quizá menos, pero confieso que el placer de nuevo me embriagaba. Como podía y con la boca llena, gemí según iba haciéndome a la enculada. Sentí entonces sus manos asidas con firmeza a mi cadera y con un lento y firme empellón, su polla penetró mis entrañas y como la más viciosa de las putas, separé más mis rodillas y acepté el dolor, el placer, la sumisión y ser el pelele en aquel encuentro.
En ese punto y con Axel y toda su polla metida hasta los huevos, me sentí más activo y tomando la polla de la otra con la mano derecha empecé a pajearla y mamar dispuesto a hacerla retorcer de gusto y parecía hacer efecto. Me di cuenta entonces de que todos estábamos en marcha. El tipo sacudía la polla justo a nuestro lado mirando la escena, la primera trans agarraba mi cabeza y meneaba su pubis en mi boca y la deliciosa Axel sometía mi estrecho ojete a su largo pollón dejando que se deslizara prácticamente entero en mis entrañas. Mi culo, más flojito me estaba llevando a un placer indescriptible. me quise masturbar pero Axel me quitó la mano.
Todo se fue intensificando y mi cuerpo vibraba a cada empellón de Axel que parecía querer llegar al final dentro de mí. Deseaba recibir su caldo, que se corriera en mis entrañas. No tardó y oyendo sus gemidos, explotó con una intensa corrida. No paró y sacudió su polla en el culo hasta dejar verter la última gota agotada y acariciando mi espalda inclinado sobre mi espalda. Sacó la polla goteando.
-Ahora móntate a mi amiga.
La otra se tumbó totalmente en la manta, y puta y sumisa, me puse sobre ella y agarrando su polla, esta vez no hizo falta tanto esfuerzo, para dejar que aquel otro hermoso miembro, empalase mi cuerpo. Me dejé caer hasta sentirlo entero dentro de mí.
El tipo de al lado hacía parones para no correrse mirándonos. Axel le pidió que se se pusiera frente a mí de pie y se masturbase frente a mi rostro mientras cabalgaba sobre la otra.
De mirón, me había convertido en puta de tres viciosos y ni por asomo imaginé que podía estar a punto de recibir tres hermosas corridas de tres preciosas pollas. Aunque nunca me han atraído los hombres, la excitación me hacía hasta desear que el hombre aquel que ya iba encaminado a juzgar por la agilidad de su mano, a verter su semen en mi cara, en mi boca o donde cayera todo su jugo. A punto de explotar afinó la punta del glande hacia mis labios, que separé dejando apoyarlo en ellos y reventó de lleno salpicando la garganta. Sus dedos golpeaban mi boca porque no iba a dejar de pajear hasta no poder más. Abracé su glande entre mis labios para sentir dos, tres y hasta cuatro salpicaduras de cálida lefa. Agotado y terminano de correrse, terminé yo de mamar aquella delicia para dejarle totalmente seco y satisfecho.
El control de la montada lo había tomado mientras tanto la compañera de Axel, que tumbada follaba mi culo y ya lo hizo sin detenerse hasta empezar a correrse dentro.
Solté la polla del tío despidiéndola con un lametón en su glande y acompañé cabalgando con furia sobre mi empaladora, la última en correrse. Su polla ahora se deslizaba suavemente chorreando su propio semen. Seguí sus movimientos hasta que se detuvo totalmente exhausta y agotada. Me posé sobre su cuerpo sin sacar la polla de mí.
Los tres bien corridos. Faltaba yo. Agarré la polla y empecé a masturbarme, cosa que en seguida impidió Axel.
-No cariño, hoy no. Vuelve mañana. Me has encantado y tengo más ideas para tí.
A veces los accidentes nos dan excitantes sorpresas y eso me pasó una vez, haciendo real una de mis fantasías más repetitivas, aunque perdiendo el control de todo, y me explico:
Volvía a casa en metro y al salir tengo una caminata de unos quince minutos hasta casa. Eran las dos de la noche y conociendo el itinerario, sé que se comentaba que en unos jardines del camino había quedadas de trans y no sé si de más fauna sexual. Yo nunca veía a nadie en mis pocos regresos a casa a esas horas, excepto aquel día en que tampoco vi pero sí escuché. Al principio me detuve para averiguar qué era. Unos matorrales a unos metros, en la oscuridad, parecían tranquilos pero el sonido venía de ahí. Por lo que fuera, aquel día regresaba más osado de lo normal. No lo suelo ser demasiado.
El sonido, rítmico me atrajo y si me acerqué lentamente era por curiosidad, por lo escuchado de lo que pasaba allí muchas noches y creo que algo de morbo.
Parecían gemidos. Quise ver la escena en silencio, esquivando la luz que llegaba de la calle para girar por un lateral más oscuro entre los setos y ya pude ver unas siluetas, dos, alguien agachado frente a otro y haciéndole una mamada. Los tenía como a cosa de cuatro o cinco metros y disponían en el suelo de una manta de viaje. Me resultó curioso aquello y entonces percibí como la polla se me apretaba dentro del calzoncillo dura como una piedra. Tenía miedo y morbo por partes iguales.
La persona agachada dedicaba a la trans, ahora sí que la pude distinguir mejor, una deliciosa mamada, tan apasionada que allí me tenía enganchado y apretando con los dedos el bulto en mi vaquero. No pude resistir y desabroché en silencio y cuidado el pantalón, abriéndolo los justo para bajarlo a los muslos y con ello el calzoncillo, dejando asomar toda la polla. Era mi barrio y aquello había algo en mí que no me parecía normal, pero allí estaba tomando el miembro entre mis dedos para dedicarme una preciosa paja en la penumbra viendo a aquella viciosa pareja. La trans tenía el sujetador bajado y dejaba asomar sus preciosas tetas, operadas y preciosas.
Comencé a deslizar la mano, al principio lentamente saboreando con un morbo tremendo la situación. La polla se endurecía entre mis dedos si cabía, aún más.
El tipo de rodillas se dedicaba a conciencia a hacerle la mamada, saboreando cada centímetro del tremendo pollón que calzaba la trans.
Aceleré la mano y en ese momento unas manos se posaron en mis brazos por detrás.
-¿Te sumas...? -Habló una femenina voz.
Sobresaltado y asustado solté la polla y quise subirme el pantalón y calzoncillo al mismo tiempo, pero la persona aquella no me lo permitió.
-¡Quieto cariño, quieto...! -No usó un tono violento pero sí rígido. No entendí otra opcion que lo que me pedía.
-Me llamo Axel, encantada. No hace falta que te gires. Puedes seguir. Me encantan los viciosos.
No podía articular palabra y ante eso, ella comenzó desde detrás a acariciar mi miembro de forma que no tardó en ponérmelo de nuevo tieso.
-Tienes una buena tranca cariño. Si quieres sigo yo, pero te advierto que no es mi objetivo tu corrida. A los viciosos les doy lo mejor.
La pareja de la mamada que se había detenido al escucharnos, siguió después a lo suyo y en cosa de unos minutos me estaba viendo pajeado por una desconocida llamada Axel que sin duda era otra trans.
Acompañaba mis gemidos con los suyos por lo que me iba poniendo más cachondo aunque no dejaba de temer algo inesperado.
-Vamos a acercarnos a ellos.
Me empujo haciéndome andar torpemente con el pantalón caído hasta los tobillos.
-¡Al suelo!
Me empujó para dejarme caer sobre la manta de rodillas al lado de los otros. Entonces pude ver a mi acompañante que se puso frente a mí. Había poca luz pero suficiente para ver su altura, era alta y como vestía con una faldita de tablas muy corta.
Acarició mi cabeza mirándome desde lo alto. Los otros de nuevo habían pausado para mirarnos. Levantó la falda con una mano y con la otra echó la braguita a una lado dejando asomar una tremenda polla medio flácida que dejó frente a mi rostro. Cogiéndosela la golpeó hacia un lado y hacia otro de mi cara. Yo asustado no reaccioné apenas.
-Chúpamela.
La removió contra mi boca hasta que entreabriendo los labios metió medio capullo entre ellos.
-Saborea y mama cariño.
Seguía asustado pero extrañamente muy excitado. Sin saber porqué, saboreaba con gusto el precioso glande de Axel, al que parecía gustar el ejercicio de mis labios.
-Mmm, ahh, ahh...
Con las manos sobre sus muslos, mamé con ansia su preciosa polla y el ver cómo disfrutaba ella me motibaba aún más. Se la cogió con la mano para pajearse mientras, empezando a mover su pubis, su polla en mi boca, follándomela. Incómoda pero deliciosa.
Habría mamado hasta el final, hasta vaciar sus huevos de semen en mi boca pero ella quería cumplir y tras dejarme chupar cada vez más embriagado su polla, no me dejó seguir. Apartó el miembro de mi boca y me di cuenta de cuanto deseo tenía de aquello. Me parecia enorme, era enorme con un precioso glande. De rodillas frente a ella me sentía sumiso a sus deseos y realmente lo era.
-¡Ponte en pie, anda! Aprendes rápido. No me creo que sea tu primera mamada, pero bueno... Al vicioso hay que ponerlo al límite. Ponte a cuatro patitas cariño.
Es difícil describir la sensación. Todo era tan nuevo para mí, que nunca pude creer que me vería realmente en algo así, y lo peor es que lo deseaba. Queria complacer a Axel, que sin ser violenta, sí que era contundente. Se había ganado el disfrute de mi cuerpo y mi voluntad.
-A doble.
Le indicó a la otra, que se sentó frente a mí y se abrió de patas ofreciéndome su incansable pollón empapado aún en la saliva del otro acompañante.
-Tú te puedes pajear mirándonos -Le ordenó al tipo.
Axel se arrodilló detrás de mí dispuesta a realizarme la primera enculada de mi vida que recibía con temor y deseo. Un dedo introdujo en mi estrecho ojete sin mucho miramiento. Me gustó y era lo aceptable para mi culo, de momento.
La otra no quiso esperar y con una mano sobre mi cabeza, me empujó hacia sí hasta hacerme engullir su polla. Axel empezaba a mover el dedo para acomodarlo a mi ojete. Un azote tras sacarlo y posó su enorme glande sobre el ojete. Al principio pareció resistirse a su embite, pero en un par de intentos más mi culo se abrió de par en par y con un intensísimo dolor que me hizo gritar, su capullo encajó en mi recto. Se detuvo un momento, consciente de lo que podía estar doliéndome, acariciando mi espalda. La polla de la otra en mi boca apenas me dejaba balbucear, y salivaba a mares sobre todo su tallo.
-¡Qué rico y estrechito! ¡Me encanta...!
Empezó con pequeños movimientos a deslizar su glande en el ano, en lo más estrecho hasta casi sacarlo para volverlo a meter varias veces. Me seguía doliendo, quizá menos, pero confieso que el placer de nuevo me embriagaba. Como podía y con la boca llena, gemí según iba haciéndome a la enculada. Sentí entonces sus manos asidas con firmeza a mi cadera y con un lento y firme empellón, su polla penetró mis entrañas y como la más viciosa de las putas, separé más mis rodillas y acepté el dolor, el placer, la sumisión y ser el pelele en aquel encuentro.
En ese punto y con Axel y toda su polla metida hasta los huevos, me sentí más activo y tomando la polla de la otra con la mano derecha empecé a pajearla y mamar dispuesto a hacerla retorcer de gusto y parecía hacer efecto. Me di cuenta entonces de que todos estábamos en marcha. El tipo sacudía la polla justo a nuestro lado mirando la escena, la primera trans agarraba mi cabeza y meneaba su pubis en mi boca y la deliciosa Axel sometía mi estrecho ojete a su largo pollón dejando que se deslizara prácticamente entero en mis entrañas. Mi culo, más flojito me estaba llevando a un placer indescriptible. me quise masturbar pero Axel me quitó la mano.
Todo se fue intensificando y mi cuerpo vibraba a cada empellón de Axel que parecía querer llegar al final dentro de mí. Deseaba recibir su caldo, que se corriera en mis entrañas. No tardó y oyendo sus gemidos, explotó con una intensa corrida. No paró y sacudió su polla en el culo hasta dejar verter la última gota agotada y acariciando mi espalda inclinado sobre mi espalda. Sacó la polla goteando.
-Ahora móntate a mi amiga.
La otra se tumbó totalmente en la manta, y puta y sumisa, me puse sobre ella y agarrando su polla, esta vez no hizo falta tanto esfuerzo, para dejar que aquel otro hermoso miembro, empalase mi cuerpo. Me dejé caer hasta sentirlo entero dentro de mí.
El tipo de al lado hacía parones para no correrse mirándonos. Axel le pidió que se se pusiera frente a mí de pie y se masturbase frente a mi rostro mientras cabalgaba sobre la otra.
De mirón, me había convertido en puta de tres viciosos y ni por asomo imaginé que podía estar a punto de recibir tres hermosas corridas de tres preciosas pollas. Aunque nunca me han atraído los hombres, la excitación me hacía hasta desear que el hombre aquel que ya iba encaminado a juzgar por la agilidad de su mano, a verter su semen en mi cara, en mi boca o donde cayera todo su jugo. A punto de explotar afinó la punta del glande hacia mis labios, que separé dejando apoyarlo en ellos y reventó de lleno salpicando la garganta. Sus dedos golpeaban mi boca porque no iba a dejar de pajear hasta no poder más. Abracé su glande entre mis labios para sentir dos, tres y hasta cuatro salpicaduras de cálida lefa. Agotado y terminano de correrse, terminé yo de mamar aquella delicia para dejarle totalmente seco y satisfecho.
El control de la montada lo había tomado mientras tanto la compañera de Axel, que tumbada follaba mi culo y ya lo hizo sin detenerse hasta empezar a correrse dentro.
Solté la polla del tío despidiéndola con un lametón en su glande y acompañé cabalgando con furia sobre mi empaladora, la última en correrse. Su polla ahora se deslizaba suavemente chorreando su propio semen. Seguí sus movimientos hasta que se detuvo totalmente exhausta y agotada. Me posé sobre su cuerpo sin sacar la polla de mí.
Los tres bien corridos. Faltaba yo. Agarré la polla y empecé a masturbarme, cosa que en seguida impidió Axel.
-No cariño, hoy no. Vuelve mañana. Me has encantado y tengo más ideas para tí.
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