Sexo entre setos II
por
Sidarta
género
trans
Me levanté con el culo dolorido tras la extraña noche entre los setos (Leer “Sexo entre Setos”). Me sentía extraño y confieso que sucio, como si hubiera hecho algo malo y de repente me dio pánico pensar que alguno de los tres del encuentro pudiera reconocerme por la zona de mi casa.
A lo largo de la mañana pensé en que Axel, la trans, me había pedido que volviera aquella misma noche. No lo tenía claro al mediodía, pero poco a poco y según se acercaba la tarde me sentía inquieto, y pensando en la noche anterior notaba como mi excitación iba en aumento hasta el punto que pensé en masturbarme. No lo había hecho ayer y me quise reservar aunque la polla una y otra vez se endurecía como si tuviera vida propia. Tuve ya claro que volvería aquella noche.
No pude centrarme en lo que quedó de tarde y ya anochecido y sin saber qué hora era buena para ir, sabía que debía hacerlo con las calles más tranquilas, quizá sobre la una, hora que esperé con impaciencia y excitación.
Me puse un calzoncillo muy fino como de nylon que hacía la utilidad como de suspensorio. Luego un pantalón corto deportivo y una camiseta. No quería complicarme. Aquella ropa era cómoda.
Salí de casa muy nervioso y según caminaba hacia los jardines, mi polla se ponía tiesa. Por suerte no había ni un alma en la calle y la zona de los setos estaba bastante oscura. Entré y ahí estaba Axel con minifalda y blusa. Era tremendamente femenina y preciosa.
-¡Hola cariño! No tenía claro que volvieses y deseaba que lo hicieras. ¿Qué tal estás tras lo de anoche?
-Hola Axel. Algo confundido, pero bien.
-¿Confundido? Yo lo tengo claro. Eres toda una putita. ¿Te duele el culo?
-Si, un poco. Me excitaba de pensar en anoche...
-¿Lo ves cariño? Confusión ninguna. Estás aquí. Va a venir también Lexie, la de ayer. Está encantada contigo. El tío no, ese era ocasional aunque también pareció irse satisfecho. No pensé que se la mamarías de aquella manera.
Sin más plantó la mano sobre el pantalón para ver como venía, y vio que estaba totalmente empalmado.
-Confundido pero te digo que tú no le harías ascos a nada. Le dije a Lexie que si quería traerse a alguien más lo hiciera.
Metió la mano en el calzoncillo y agarrando la polla comenzó a moverla lentamente.
-Puedes tocarme las tetas. Operadas pero bien operadas.
Levanté una mano y comencé a magrear sobre la blusa uno de sus tetas. Firme y sin sujetador.
-¿Te has hecho una paja hoy?
-No, ninguna.
-¡Uf...! Pues tienes que tener los huevos... ¿Y eso porqué?
-Me excitaba no hacerlo y venir a mil.
-Eres raro de cojones, ¡pero me encanta! Jajaja. El problema es que a mi me gusta más dar a que me den, pero a ver a quién trae Lexie. Ella es como yo, dominación pura y dura.
Se desabrochó un par de botones de la blusa para que metiera la mano. Su seno era casi firme, con una ligera caída. Me parecía perfecto. Aquella paja lenta me excitaba cada vez más pero me mantenía lejos de la corrida. La noche podía ser larga. Por fin se oyeron unas voces y entraron en el jardín Lexie, la otra trans con una chica muy jovencita.
-¡Hola pareja...! Vengo con una amiga. También novel, pero le conté lo de anoche y no daba crédito. Éste es él -Dijo refiriéndose a mí-. Mueve su culito... para ser su primera vez, increíble.
Axel terminó de desabrochar su blusa dejando asomar sus preciosos pechos.
-¿Qué edad tienes cariño? -Preguntó a la muchacha.
-Diecinueve.
-¡Huy, qué jovencita! ¿Te gusta...? Me preguntó.
Tenía un buen tipo, algo menuda de pecho pero era muy bonita y con un rostro muy dulce.
-Está bien.
-¿Sólo bien...? ¿Te la follarías aquí mismo? -Aclaró a Lexie-: No se ha corrido en todo el día. Tiene que venir a tope. No sé con qué expectativas viene la jovencita.
-Pues las que digamos nosotras -Dijo Lexie.
La joven asintió con la cabeza. Se le notaba, como a mí la noche anterior, algo nerviosa.
-Desnúdala -Ordenó Axel a Lexie-. Entera.
Mientras le quitaba la ropa lentamente, Axel me dejó mirarla sin dejar de pajearme. La joven no tardó en estar en bragas y sujetador que delataba sus pequeños pechos. Se mostraba muy tímida ante los tres.
-Está buena la jovencita, eh -Me dijo Axel.
La desprendió del sujetador que echó junto al resto de la ropa en una bolsa de deportes que había en el suelo. Detrás fueron las braguitas descubriendo el pequeño y peludo coñito.
-Está rica, muy rica, con este coño estrechito. ¿Te gusta? -No dejaba de apretar la polla moviéndola con eterna lentitud pero lo suficiente para hacerme vibrar de gusto mientras contemplaba a la joven.
Lexie de pie, le puso la mano en la entrepierna para palparle el sexo a su amiga. Empezó suavemente a mover su mano.
-¿Estás nerviosa?
-Sí, un poco.
-Sé que no eres virgen, pero tampoco te han follado bien follada, creo.
-Te voy a llamar Laura. ¿Vale? -Dijo Axel- Apóyate en tu amiga e inclínate hacia adelante. Ella te ayuda.
Obediente, Laura se giró hacia Lexie. Tenía un culito precioso. Era más bajita que yo. Se dobló ayudándose en los brazos de su amiga dejando su delicioso culo expuesto.
Axel soltó mi polla y se dirigió a Laura.
-Cariño, has venido a por todas y te vas a ir con una buena follada. A tu amigo madurito le chiflan los coñitos como el tuyo. No me lo ha dicho pero lo sé. Te mira cachondo perdido y tiene una buena verga... ¿Dispuesta?
Laura asintió de nuevo obediente. Luego se dirigió a mí Axel.
-Toda tuya. Con cariño. Ponla calentita a tu manera.
No daba crédito al ver aquel cuerpecito inclinado con cadera y su trasero ante mí. Me daba un poco de miedo hacerle algo que no quisiera, así que poniéndome tras ella comencé a acariciarle el culo con cuidado. Su piel era muy suave. Y mi polla reventaba casi el calzoncillo.
Axel me susurró:
-Si no quisiera nada de esto se habría ido.
Era cierto. Laura estaba allí por voluntad propia. Aún así, quise palparle el coño y lo tenía algo húmedo. Empecé a hurgarlo para humedecérselo más. No tardo en chorrear en mis dedos. me arrodillé tras ella y separando sus piernas comencé a comerle el coño tragándome todo su jugo. Laura ya estaba muy excitada y esperaba que más tranquila para recibir mi embite. Me puse de pie y de nuevo acaricié su cadera. Axel me bajó ansiosa el pantalón y el calzoncillo dejando al aire mi dura polla.
-¡Fóllatela ya, anda! Se va a correr sin haberla probado...
Cogí la polla y acercándome a ella, rocé la punta del glande entre sus mojados labios para humedecerla y se la clavé lentamente en su estrecho coñito que se abrió algo apretado pero sin más dificultad. Soltó un gemido pero entró bien. Me supo a gloria. Estaba encharcada. Cogiéndola de la cadera, la apreté contra mí para sentirla hasta el fondo. Notaba la polla muy caliente en su vagina. Empecé a bombear. No iba a resistir mucho sin correrme. La situación era tremendamente excitante y yo estaba a mil. La follé a conciencia conteniéndome de acelerarme mucho. Laura gemía suavemente.
-¡Le gusta, le gusta...! -Dijo Lexie emocionada- A tu joven putita le gusta tu preciada polla. Laura, saboréala dentro de tí, siéntela entrar y salir, removerse dentro, deliciosa. ¿A qué sí?
Laura asintió jadeante. La situación, como había pasado en un momento dado la noche anterior, subió unos enteros en excitación. Los cuatro estábamos a mil y Axel que había parecido más tranquila que la otra noche, se reactivó y se puso a mi izquierda acariciando la espalda de Laura. Se metió un dedo en la boca y lo ensalivó para después tratar de ensartárselo a Laura en el ojete. Ésta pareció negarse en el primer momento, pero con la misma insistencia que tuvo conmigo, se lo introdujo provocándole un pequeño grito.
-¡Aaasiii....! Tú no dejes de follarla. La tenemos que mantener a mil.
Mi polla entraba y salía de su coño y el dedo de Axel también lo hacía con más suavidad en el estrecho ojete. El cuerpo de Laura se movía inquieto, pero humedeciéndolo un par de veces más, el dedo de Axel ya penetraba entero las entrañas de Laura.
-¡Échate a un lado! -Me ordenó, haciéndome extraer la polla.
Se escupió una mano y sacando su hermosa polla bajo su falda se untó la saliva por la punta y sin más, de forma brusca la posó sobre el ojete de Laura y la ensartó con menos tacto que conmigo. Laura gritó y Lexie le puso la mano en la boca pues nos podían oír en la calle.
-Ya está cariño, ya está. Ya la tienes adentro... ¡Uf...! ¡Qué estrechito...! ¡Qué delicia, amor...! Sé que te duele bastante pero se pasa cariño, se pasa...
Deslizaba la polla despacio y no sería extraño que hubiera sangrado algo si era su primera vez.
Laura gemía dolorida y creo que lloraba agarrada con firmeza a su amiga Lexie.
-Aguanta cariño. Eres nuestra. ¿Sabes? Toda nuestra...
-Ya va entrando mejor... -Me dijo Axel que no dejaba de encular a la joven Laura de forma lenta y pausada. -¡Qué culito, dios...!
Axel me pidio que sacara la manta de la bolsa y la pusiera en el suelo y me tumbara boca arriba. No supuse qué pretendía, pero obedecí de inmediato. Axel no había dejado de encular a Laura y con cuidado y viendome tumbado ya en la manta, tiró de la cadera de Laura con cuidado. Sudaba a mares con el rostro desencajado. La giró hacia mí y despacio la aproximó y descendieron sobre mi cuerpo. La puso sobre mí y ya entendí la idea de Axel, que pretendía ensartarla doblemente.
El rostro de Laura, ahora frente a mí, me despertó algo de compasión, pero estaba tan cachondo que la idea de la doble penetración estaba ya grabado a fuego en mi polla. Costó un poco recolocarnos, pero en cuanto tuve el estrecho coñito de Laura a tiro, lo penetré con toda mi polla hasta el fondo. Laura sudaba y sus ojos se llenaban de lágrimas. Acaricié su rostro tratando de entender la situación y cómo podía sentirse. Por un momento intuí, que aunque muy doloroso era muy placentero.
-¡Bien...! -Exclamó Axel satisfecha-. Putita, putita...
Laura asintió con la cabeza y con su rostro desencajado empezó a ser follada a doble polla, la de Axel y la mía al mismo tiempo.
No quedaría agujero libre cuando la tercera polla, la de Lexie, que se puso frente a su amiga, la metió entre sus labios.
Laura estaba algo torpe y muy embriagada, pero se dejó hacer, follar a triple banda. Su cuerpo temblaba a los embites de cada uno y yo no tardé, observando su dulce rostro, en correrme dentro de ella con un orgasmo de los más intensos de mi vida y con unos chorros de semen que empezaron a gotear sobre su coño y por mi polla hasta los huevos. Axel ya la enculaba salvaje y tras de mí, comenzó a despacharse agusto en las entrañas de Laura regándolas bien de espeso y abundante semen.
Lexie se arrodilló con su culo sobre mi boca y comencé a lamérselo mientras Laura le comía la polla. Tardó algo más, pero en cuanto se vió a punto, se agarró la polla y se la sacudió apretando su ojete en mi boca y dejando que una tras otra oleada, su caldo alcanzase la boca y la cara de Laura, que se llevaba triple dosis de esperma convirtiéndose en la estrella de la noche.
No se iba a ir sin más y Axel le dijo que se pusiera sobre mí para que le comiera el coño mientras ella le pajeaba el clítoris volviéndola a ensartar un par de dedos en el culo hasta que Laura explotó con unas intensas corridas que le hicieron hasta orinarse sobre mí. Me abracé a su cadera y aún le comí con la boca chorreando orina hasta que la sentí realmente exhausta. Cayó rendida y agotada dejándose caer a mi lado con la respiración agitadísima.
-¿Bien...?
Tardó en contestar unos segundos respirando muy fuerte.
-Sí, sí... Pero me duele...
-Tranquila. Se pasa.
-¡Qué intenso...! -Siguió Laura más deshinibida- Me ha encantado... creo. A ver cómo me levanto mañana.
Sentí cierta química con aquella jovencita a la que Axel había decidido llamar Laura. Su dulzura y vicio la llevaron durante un tiempo a mis pensamientos más salvajes hasta que volviéramos a encontrarnos a solas no sé si con intención, semanas más adelante.
A lo largo de la mañana pensé en que Axel, la trans, me había pedido que volviera aquella misma noche. No lo tenía claro al mediodía, pero poco a poco y según se acercaba la tarde me sentía inquieto, y pensando en la noche anterior notaba como mi excitación iba en aumento hasta el punto que pensé en masturbarme. No lo había hecho ayer y me quise reservar aunque la polla una y otra vez se endurecía como si tuviera vida propia. Tuve ya claro que volvería aquella noche.
No pude centrarme en lo que quedó de tarde y ya anochecido y sin saber qué hora era buena para ir, sabía que debía hacerlo con las calles más tranquilas, quizá sobre la una, hora que esperé con impaciencia y excitación.
Me puse un calzoncillo muy fino como de nylon que hacía la utilidad como de suspensorio. Luego un pantalón corto deportivo y una camiseta. No quería complicarme. Aquella ropa era cómoda.
Salí de casa muy nervioso y según caminaba hacia los jardines, mi polla se ponía tiesa. Por suerte no había ni un alma en la calle y la zona de los setos estaba bastante oscura. Entré y ahí estaba Axel con minifalda y blusa. Era tremendamente femenina y preciosa.
-¡Hola cariño! No tenía claro que volvieses y deseaba que lo hicieras. ¿Qué tal estás tras lo de anoche?
-Hola Axel. Algo confundido, pero bien.
-¿Confundido? Yo lo tengo claro. Eres toda una putita. ¿Te duele el culo?
-Si, un poco. Me excitaba de pensar en anoche...
-¿Lo ves cariño? Confusión ninguna. Estás aquí. Va a venir también Lexie, la de ayer. Está encantada contigo. El tío no, ese era ocasional aunque también pareció irse satisfecho. No pensé que se la mamarías de aquella manera.
Sin más plantó la mano sobre el pantalón para ver como venía, y vio que estaba totalmente empalmado.
-Confundido pero te digo que tú no le harías ascos a nada. Le dije a Lexie que si quería traerse a alguien más lo hiciera.
Metió la mano en el calzoncillo y agarrando la polla comenzó a moverla lentamente.
-Puedes tocarme las tetas. Operadas pero bien operadas.
Levanté una mano y comencé a magrear sobre la blusa uno de sus tetas. Firme y sin sujetador.
-¿Te has hecho una paja hoy?
-No, ninguna.
-¡Uf...! Pues tienes que tener los huevos... ¿Y eso porqué?
-Me excitaba no hacerlo y venir a mil.
-Eres raro de cojones, ¡pero me encanta! Jajaja. El problema es que a mi me gusta más dar a que me den, pero a ver a quién trae Lexie. Ella es como yo, dominación pura y dura.
Se desabrochó un par de botones de la blusa para que metiera la mano. Su seno era casi firme, con una ligera caída. Me parecía perfecto. Aquella paja lenta me excitaba cada vez más pero me mantenía lejos de la corrida. La noche podía ser larga. Por fin se oyeron unas voces y entraron en el jardín Lexie, la otra trans con una chica muy jovencita.
-¡Hola pareja...! Vengo con una amiga. También novel, pero le conté lo de anoche y no daba crédito. Éste es él -Dijo refiriéndose a mí-. Mueve su culito... para ser su primera vez, increíble.
Axel terminó de desabrochar su blusa dejando asomar sus preciosos pechos.
-¿Qué edad tienes cariño? -Preguntó a la muchacha.
-Diecinueve.
-¡Huy, qué jovencita! ¿Te gusta...? Me preguntó.
Tenía un buen tipo, algo menuda de pecho pero era muy bonita y con un rostro muy dulce.
-Está bien.
-¿Sólo bien...? ¿Te la follarías aquí mismo? -Aclaró a Lexie-: No se ha corrido en todo el día. Tiene que venir a tope. No sé con qué expectativas viene la jovencita.
-Pues las que digamos nosotras -Dijo Lexie.
La joven asintió con la cabeza. Se le notaba, como a mí la noche anterior, algo nerviosa.
-Desnúdala -Ordenó Axel a Lexie-. Entera.
Mientras le quitaba la ropa lentamente, Axel me dejó mirarla sin dejar de pajearme. La joven no tardó en estar en bragas y sujetador que delataba sus pequeños pechos. Se mostraba muy tímida ante los tres.
-Está buena la jovencita, eh -Me dijo Axel.
La desprendió del sujetador que echó junto al resto de la ropa en una bolsa de deportes que había en el suelo. Detrás fueron las braguitas descubriendo el pequeño y peludo coñito.
-Está rica, muy rica, con este coño estrechito. ¿Te gusta? -No dejaba de apretar la polla moviéndola con eterna lentitud pero lo suficiente para hacerme vibrar de gusto mientras contemplaba a la joven.
Lexie de pie, le puso la mano en la entrepierna para palparle el sexo a su amiga. Empezó suavemente a mover su mano.
-¿Estás nerviosa?
-Sí, un poco.
-Sé que no eres virgen, pero tampoco te han follado bien follada, creo.
-Te voy a llamar Laura. ¿Vale? -Dijo Axel- Apóyate en tu amiga e inclínate hacia adelante. Ella te ayuda.
Obediente, Laura se giró hacia Lexie. Tenía un culito precioso. Era más bajita que yo. Se dobló ayudándose en los brazos de su amiga dejando su delicioso culo expuesto.
Axel soltó mi polla y se dirigió a Laura.
-Cariño, has venido a por todas y te vas a ir con una buena follada. A tu amigo madurito le chiflan los coñitos como el tuyo. No me lo ha dicho pero lo sé. Te mira cachondo perdido y tiene una buena verga... ¿Dispuesta?
Laura asintió de nuevo obediente. Luego se dirigió a mí Axel.
-Toda tuya. Con cariño. Ponla calentita a tu manera.
No daba crédito al ver aquel cuerpecito inclinado con cadera y su trasero ante mí. Me daba un poco de miedo hacerle algo que no quisiera, así que poniéndome tras ella comencé a acariciarle el culo con cuidado. Su piel era muy suave. Y mi polla reventaba casi el calzoncillo.
Axel me susurró:
-Si no quisiera nada de esto se habría ido.
Era cierto. Laura estaba allí por voluntad propia. Aún así, quise palparle el coño y lo tenía algo húmedo. Empecé a hurgarlo para humedecérselo más. No tardo en chorrear en mis dedos. me arrodillé tras ella y separando sus piernas comencé a comerle el coño tragándome todo su jugo. Laura ya estaba muy excitada y esperaba que más tranquila para recibir mi embite. Me puse de pie y de nuevo acaricié su cadera. Axel me bajó ansiosa el pantalón y el calzoncillo dejando al aire mi dura polla.
-¡Fóllatela ya, anda! Se va a correr sin haberla probado...
Cogí la polla y acercándome a ella, rocé la punta del glande entre sus mojados labios para humedecerla y se la clavé lentamente en su estrecho coñito que se abrió algo apretado pero sin más dificultad. Soltó un gemido pero entró bien. Me supo a gloria. Estaba encharcada. Cogiéndola de la cadera, la apreté contra mí para sentirla hasta el fondo. Notaba la polla muy caliente en su vagina. Empecé a bombear. No iba a resistir mucho sin correrme. La situación era tremendamente excitante y yo estaba a mil. La follé a conciencia conteniéndome de acelerarme mucho. Laura gemía suavemente.
-¡Le gusta, le gusta...! -Dijo Lexie emocionada- A tu joven putita le gusta tu preciada polla. Laura, saboréala dentro de tí, siéntela entrar y salir, removerse dentro, deliciosa. ¿A qué sí?
Laura asintió jadeante. La situación, como había pasado en un momento dado la noche anterior, subió unos enteros en excitación. Los cuatro estábamos a mil y Axel que había parecido más tranquila que la otra noche, se reactivó y se puso a mi izquierda acariciando la espalda de Laura. Se metió un dedo en la boca y lo ensalivó para después tratar de ensartárselo a Laura en el ojete. Ésta pareció negarse en el primer momento, pero con la misma insistencia que tuvo conmigo, se lo introdujo provocándole un pequeño grito.
-¡Aaasiii....! Tú no dejes de follarla. La tenemos que mantener a mil.
Mi polla entraba y salía de su coño y el dedo de Axel también lo hacía con más suavidad en el estrecho ojete. El cuerpo de Laura se movía inquieto, pero humedeciéndolo un par de veces más, el dedo de Axel ya penetraba entero las entrañas de Laura.
-¡Échate a un lado! -Me ordenó, haciéndome extraer la polla.
Se escupió una mano y sacando su hermosa polla bajo su falda se untó la saliva por la punta y sin más, de forma brusca la posó sobre el ojete de Laura y la ensartó con menos tacto que conmigo. Laura gritó y Lexie le puso la mano en la boca pues nos podían oír en la calle.
-Ya está cariño, ya está. Ya la tienes adentro... ¡Uf...! ¡Qué estrechito...! ¡Qué delicia, amor...! Sé que te duele bastante pero se pasa cariño, se pasa...
Deslizaba la polla despacio y no sería extraño que hubiera sangrado algo si era su primera vez.
Laura gemía dolorida y creo que lloraba agarrada con firmeza a su amiga Lexie.
-Aguanta cariño. Eres nuestra. ¿Sabes? Toda nuestra...
-Ya va entrando mejor... -Me dijo Axel que no dejaba de encular a la joven Laura de forma lenta y pausada. -¡Qué culito, dios...!
Axel me pidio que sacara la manta de la bolsa y la pusiera en el suelo y me tumbara boca arriba. No supuse qué pretendía, pero obedecí de inmediato. Axel no había dejado de encular a Laura y con cuidado y viendome tumbado ya en la manta, tiró de la cadera de Laura con cuidado. Sudaba a mares con el rostro desencajado. La giró hacia mí y despacio la aproximó y descendieron sobre mi cuerpo. La puso sobre mí y ya entendí la idea de Axel, que pretendía ensartarla doblemente.
El rostro de Laura, ahora frente a mí, me despertó algo de compasión, pero estaba tan cachondo que la idea de la doble penetración estaba ya grabado a fuego en mi polla. Costó un poco recolocarnos, pero en cuanto tuve el estrecho coñito de Laura a tiro, lo penetré con toda mi polla hasta el fondo. Laura sudaba y sus ojos se llenaban de lágrimas. Acaricié su rostro tratando de entender la situación y cómo podía sentirse. Por un momento intuí, que aunque muy doloroso era muy placentero.
-¡Bien...! -Exclamó Axel satisfecha-. Putita, putita...
Laura asintió con la cabeza y con su rostro desencajado empezó a ser follada a doble polla, la de Axel y la mía al mismo tiempo.
No quedaría agujero libre cuando la tercera polla, la de Lexie, que se puso frente a su amiga, la metió entre sus labios.
Laura estaba algo torpe y muy embriagada, pero se dejó hacer, follar a triple banda. Su cuerpo temblaba a los embites de cada uno y yo no tardé, observando su dulce rostro, en correrme dentro de ella con un orgasmo de los más intensos de mi vida y con unos chorros de semen que empezaron a gotear sobre su coño y por mi polla hasta los huevos. Axel ya la enculaba salvaje y tras de mí, comenzó a despacharse agusto en las entrañas de Laura regándolas bien de espeso y abundante semen.
Lexie se arrodilló con su culo sobre mi boca y comencé a lamérselo mientras Laura le comía la polla. Tardó algo más, pero en cuanto se vió a punto, se agarró la polla y se la sacudió apretando su ojete en mi boca y dejando que una tras otra oleada, su caldo alcanzase la boca y la cara de Laura, que se llevaba triple dosis de esperma convirtiéndose en la estrella de la noche.
No se iba a ir sin más y Axel le dijo que se pusiera sobre mí para que le comiera el coño mientras ella le pajeaba el clítoris volviéndola a ensartar un par de dedos en el culo hasta que Laura explotó con unas intensas corridas que le hicieron hasta orinarse sobre mí. Me abracé a su cadera y aún le comí con la boca chorreando orina hasta que la sentí realmente exhausta. Cayó rendida y agotada dejándose caer a mi lado con la respiración agitadísima.
-¿Bien...?
Tardó en contestar unos segundos respirando muy fuerte.
-Sí, sí... Pero me duele...
-Tranquila. Se pasa.
-¡Qué intenso...! -Siguió Laura más deshinibida- Me ha encantado... creo. A ver cómo me levanto mañana.
Sentí cierta química con aquella jovencita a la que Axel había decidido llamar Laura. Su dulzura y vicio la llevaron durante un tiempo a mis pensamientos más salvajes hasta que volviéramos a encontrarnos a solas no sé si con intención, semanas más adelante.
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