MI EXPERIENCIA DE INFIDELIUAD

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traiciones

Al no ser mujer no puedo dar un punto de vista femenino sobre la infidelidad. Apenas puedo decir algo como hombre con muy pocas o poquísimas experiencias documentadas de infidelidad que ha conocido. La principal infidelidad que conozco fue un amigo quien tuvo una relación paralela por años con una mujer llamada Mara, que lo llevó al paroxismo del placer. Pero también destruyó su matrimonio, en forma irreparable.

Las infidelidades y traiciones ocasionales, por encuentros por razones múltiples, perpetrados por la mujer o el varón parecería pueden calificarse como “desliz” y no como “infidelidad”. Hoy que se ha estudiado y se estudia la pareja humana se sabe hay un período inicial de atracción y fantasía, “atracción fatal” que más tarde da paso a la realidad cotidiana. Quizás el éxito de la pareja de mantenerse en el tiempo, sea no perder la fantasía inicial y amoldarla en el tiempo y en su vida cotidiana, en lo que se dice vulgarmente coquetear, atraer, desear, etc. durante toda la vida juntos, superar las situaciones adversas, lo que se llama “capear el temporal” que muchas veces es difícil hacer, por falta de dinero, desocupación, exceso de hijos, hacinamiento, etc. que destroza la pareja y además sus condiciones personales como envidia, obstinación. Y otras como “aburrimiento”, que no alcanzaría un libro para enumerarlas.

Por supuesto en la juventud y media vida las urgencias y oportunidades son mayores y una infidelidad y ruptura puede producirse más fácilmente. Las mujeres que conocí realmente, fueron mi Madre Artemisa, mi amiga Mara y mi esposa Ana, ellas siempre me dijeron – No podría dejar me toque un hombre que no amo – De hecho mi madre fue fiel a mi padre, un putero incorregible. Aun Mara que era terriblemente sexual, era muy delicada respecto a dejarse tocar por alguien distinto a su pareja, recuerdo tuvo una amiga muy íntima durante mucho tiempo, amiga que resultó ser lesbiana y le propuso sexo, a lo que Mara huyó despavorida, no pudo aceptar una relación puramente sexual.

Afortunadamente en el mundo occidental hoy año 202. . la mujer se ha equiparado al hombre y salvo discusiones puntuales como el aborto, hoy es responsable de su destino y su voluntad para bien y para mal. Y es responsable si es fiel o infiel, y no tiene que dar cuenta a nadie de sus actos, pero también recae sobre ella afrontar las consecuencias. Por lo tanto si su voluntad (y de su hombre) es juntarse solamente para satisfacer su deseo sexual, es una decisión de ellos sin que nadie tenga derecho a intervenir (Gracias a Dios).
Pero si esa unión es un contrato matrimonial de los cónyuges, su rompimiento traerá consecuencias, y si en él no acepta infidelidad, él o la que no lo respete, será penado.

Aun la prostitución es un contrato privado en el cual ella (o él) se compromete a satisfacer sexualmente a su cliente a cambio de recibir dinero, es un trabajo y si su hombre (o su mujer) acepta, puede además tener pareja o compañero, es responsabilidad de ambos. Dicho esto como introducción para ubicar al lector comenzaré a narrar una historia que puede ser real o fantasía acorde cada uno la interprete, pero sugiero lo hagan sin prejuicios ni dogmas.

En esa época yo concurría a una academia de parapsicología, éramos alumnos de un profesor distinguido que estaba en Buenos Aires, en Liniers en calle Yerbal todos los jueves a 17 horas. El alumnado era heterogéneo en edad desde jóvenes de veinte hasta de cincuenta y más, en general muchos curiosos, otros ansiosos de aprender y algunos bastante entendidos. Y aquí comienza la historia que voy a contar.

Uno de sus discípulos con quien yo tenía buena relación era Carlos o Carlitos, bastante versado en espiritualismo, casado, un hijo, de unos 40 a 45 años, alto 1 70, delgado, deportista, culto inteligente y estaba siguiendo al Maestro hacía más de cinco años, como era algo enamoradizo y allí habían mujeres interesantes, divorciadas, casadas, calientes, etc. Carlos me contó no quería tener un problema con su esposa así que las ignoraba a veces con mucho dolor del corazón.

En la academia había muchas alumnas mujeres de todas las edades pues el Maestro era muy carismático y le gustaba rodearse de ellas. Entre las discípulas estaba Mara, una mujer divorciada, dos hijos, ella de unos 40 a 50 años alta 1, 75 mínimo, rubia, piel blanca dorada, ojos celestes, buen culo, cuerpo y caderas maravillosas, piernas y muslos espectaculares, tenía cierta videncia, podía y hacía curas psicosomáticas, muy buena pintora, hacía tapices para el Maestro y a veces quedaba horas trabajando cuando tenía inspiración.

Entre Carlos y Mara fue creciendo una buena sintonía, para Carlos era solo una buena compañera, pero noté ella le dispensaba ciertas pequeñas atenciones, le preparaba café, lo esperaba para salir a tomar el bus, le prestaba libros, se sentaba su lado en las clases, etc. y casi sin darse cuenta lo fue envolviendo como una araña a la mosca que cae en su red. Más de seis meses de estar juntos en el instituto su relación fue solidificando y comenzaron a tener cierta intimidad tanto que en una ocasión que estuvieron solos en el aula conversando, ella le hizo sin ambages una propuesta, le dijo mirándolo fijamente

-- Nosotros nos conocemos de vidas anteriores. Tuvimos una relación larga que se cortó porque tú fuiste a la guerra y no volviste y yo te reconocí de inmediato y te propongo (lo dijo fríamente sin vacilar) tener una relación de amantes o amigos. Ya sabes y conoces a mi hija que vive conmigo en el piso de abajo, y yo sé eres casado con un hijo. Hagamos un pacto, yo no interferiré en tu matrimonio y tú tampoco crearás conflicto a mi hija ¿Qué te parece? ¿Estarías de acuerdo? no te pediré dinero ni que renuncies a tu vida matrimonial por mí –

Carlos me dijo tiempo después jamás pensó ni en sus más imposibles fantasías hubiera creído podía conquistar una mujer exuberante y caliente o cachonda como Mara, muy sensible, espiritual, sexual al máximo, capaz de copular o tener coito frenética pues creía eso la acercaba a Dios. Y con un cuerpo excepcional para su edad, culo, piernas, caderas y boca de ensueño. ¿Qué más podía pedir? Lo que en teoría parecía sencillo, en la práctica más tarde se reveló muy complicado y dramático. Exigió a Carlos por años llevar una doble vida, por un lado cumplir con su trabajo, su esposa y su hijo y por el otro lado cumplir con Lara, que con el tiempo se volvió sutilmente exigente. Carlos aceptó el convite inicial y una noche cuando salieron del instituto, en el bus, un jueves a 22 horas ella le invitó, para al otro día a 15 horas ir a casa de Mara para tener sexo por primera vez.

Él estaba nervioso, con algo de timidez y ella lo recibió, abriendo la puerta muy sonriente y lo invitó pasar al primer piso donde vivía sola, una vez allí se sentaron, ella le ofreció café y hablaron de trivialidades varios minutos hasta que ella se levantó, le dijo -- ¿Vienes? -- y pasó al dormitorio. Él la siguió, ella se desnudó completamente y mostró su cuerpo hermoso para su edad, con tetas algo caídas pero apetecibles y lo que más impresionó a Carlos fueros sus anchas caderas y sus muslos y piernas blanco lechoso, gruesas y bien formadas y su vagina cubierta de vello rojizo. Se besaron desesperadamente, ella estaba hambrienta de sexo, tanto que en la cama lo puso boca arriba y se tendió sobre él, con sus dedos colocó el pene o pija en su vagina y con un alarido cayó sobre el pene y comenzó a moverse violentamente mientras lo besaba con frenesí y le ofrecía sus tetas y pezones, susurrándole – Muerde quiero me hagas doler -- que las muerda. Fue maravilloso y memorable, apretaba con los pliegues de su vagina el pene y Carlos notaba toda la cavidad vaginal estaba tensa y dilatada hambrienta de sexo y cuando ambos acabaron o se corrieron quedaron largo tiempo juntos abrazados.

Los primeros meses fueron frenéticos. Carlos buscaba el menor resquicio para entrarle y Mara parecía insaciable, además era discreta, confiable y realmente parecía cada uno hacía su vida pero cuando se unían el fuego brotaba violento. Hacían viajes a localidades suburbanas, a parques arbolados y disfrutaban de estar juntos, tocarse, besarse -- Y tener sexo, mucho sexo -- Tanto Carlos llegó a gastar el culo, la vagina y los labios de Mara.

En esa época cuando empezaba a penetrarla seguido, su médico le recomendó a ella tener sexo anal porque tenía problemas de ovarios. Y curiosamente Carlos era fanático del sexo anal o sea entrar por el culo a las mujeres. Así que Carlos y Mara comenzaron una maratón de feroces coitos anales o cópulas anales, en las tardes cuando él salía de su trabajo y antes de llegar a su casa, hacía una parada en casa de Mara y le llenaba el culo de leche, Cuando era verano y hacía calor él llegaba la desnudaba, se sentaba en una silla, abría las piernas y la sentaba encima y no le dejaba levantarse, en invierno se acurrucaban en la cama de costado, ella de espaldas a él quien le tomaba del vientre con las dos manos y entraba fuertemente mientras ella gemía quedamente primero y a los gritos después. Era terrible, a veces cuando llegaba, ella estaba trabajando, él se ponía atrás, le tomaba las caderas, le levantaba la pollera, le bajaba el calzón y la entraba con su pija, parada, sentados en una silla, ella con las gruesas y blancas piernas abiertas, y de allí la llevaba ensartada al dormitorio, otras veces bailaban boleros que escuchaban de un parlante, abrazados, ella sin ropa interior vestida solo con medias negras y sandalias de tacón medio con sus tetas pegadas al pecho de él. Y todo terminaba invariablemente cuando quedaba con el culo lleno de leche tanto que al sacarle la pija, se derramaba por el piso y el ano quedaba muy dilatado.

En algún momento Mara le contó la historia de su vida y le mostró fotos de su infancia y juventud, eran dos hermanas muy parecidas, a los 15 años de edad era una belleza espectacular, se casó muy joven, y en su matrimonio fue muy desgraciada, ella misma decía que los primeros tres días de su luna de miel fueron los únicos felices con su marido y después nada por años hasta que él se fue. Quizás fue toda esta cadena de acontecimientos que agudizó sus sentidos, su sensibilidad y su sexualidad.

Carlos años después se dio cuenta cuando la conoció, ella andaba con necesidad de sexo atrasado y el radar prendido a la búsqueda de un hombre que tuviera la mentalidad que ella buscaba incluyendo un pene de largo y diámetro respetable y sus destinos los llevaron a juntarse. Carlos me comentó, nunca olvidó la primera vez que la penetró y cuando todo terminó llegó a la conclusión, ella estaba muy hambrienta de sexo quizás desde hacía años y sus destinos o los Dioses los juntaron para protagonizar esa novela que como todas las románticas, terminó bien para ella y para Carlos, muy mal. Carlos me remarcó que a medida que la relación avanzaba, él más necesitaba entrarle o follarla, ella fue como una droga y él necesitó cada vez más dosis de su culo. Dicen la costumbre mata el deseo pero para Carlos fue todo al revés.

Esa relación tan continuada por años, produjo como era de esperar, (aunque Carlos no se dio cuenta en el momento) daños colaterales en su matrimonio; en esta vida nada es gratis, ni perfecto, lo que ganas de un lado lo pierdes del otro, ni dura para siempre, Carlos no se pudo explicar (Hasta hoy no se explica y posiblemente no se explicará nunca) su esposa empezó a distanciarse o él empezó a distanciarse de su esposa y lentamente dejaron de tener sexo. Carlos siempre fue muy cariñoso o como se dice aquí toquetón y su esposa Ana si bien aceptaba sus caricias no era demostrativa pero el sexo entre ambos era aceptable y bueno. Sin embargo recuerda una vez volvió de un viaje al exterior de dos semanas, se besaron y en la cama ella le dijo – Hasta mañana – y se dio vuelta y le dio la espalda. Él quedó cortado quizás debió insistir pero obediente y fiel a sus principios de no tratar mal a su esposa no dijo nada y obediente fue a dormir.

Pero aunque mal con su esposa, y si Ana era indiferente, por esa época, Mara era su válvula de escape donde él ponía la pija y regalaba oleadas de leche. Por esa época el Maestro enfermó y sus alumnos con Mara a la cabeza fueron a verlo al hospital. Carlos en ese momento entendió la devoción fanática de Mara por su Maestro era mística, ella lo acompañó hasta sus últimos momentos e integró el cortejo fúnebre cuando lo llevaron al cementerio.

Desde entonces la relación de Carlos y Mara fue cambiando, veía el deseo sexual de Mara comenzó a declinar y además su relación cayó en picada, Mara buscó desesperadamente otra actividad que paliara la pérdida de su Maestro, pero nada fue igual, su libido disminuyó y tenían poco sexo y finalmente ella lo echó de su casa con argumentos fútiles, lo cierto es, la relación al cortarse, ya estaba muy desgastada y para ambos fue un alivio. Cada uno siguió su camino por su lado y nunca volvieron a verse, es más ella evitó responder a su saludo, una vez que se cruzaron en la calle.

Carlos nunca habló con Ana su esposa del tema, él supuso ella sabía su infidelidad, pero salvo insinuaciones aisladas que hizo esporádicamente jamás dijo nada, nunca le pidió explicaciones ni hizo escenas, pero en rigor él jamás le hizo faltar nada. Carlos siempre siente gratitud por su esposa que aguantó estoicamente su larga infidelidad. Pasaron los años, Mara desapareció de la vida de Carlos, él se volcó a su esposa, y ambos tienen una relación muy buena pero sin sexo. ¿Son felices? Lo cierto Ana fue su cuidadora y enfermera cuando a él lo operaron, y él acompañó a Ana cuando tuvo una crisis que la llevaron a internarla aunque por poco tiempo afortunadamente. Ana (Carlos supone) hoy perdió el libido y ni siquiera quiere la vea desnuda ni quiere verlo desnudo, y Carlos siempre respeta sus decisiones.

La pregunta sin respuesta es ¿Por qué su destino fue a cruzarse con el de Mara? y ¿Por qué él aceptó su propuesta aunque el desenlace era muy obvio? Rememorando conmigo su historia Carlos llega a la conclusión, fue muy ingenuo al no ver Mara lo usó (como si fuera un preservativo, se usa y se tira) para satisfacer su hambre de pija que devoraba sus entrañas, copular y lo usó hasta que dejó de necesitarlo. Aunque en honor a la verdad desde el principio Mara le bridó momentos de sexo maravillosos y únicos que no iba a lograr jamás con otra mujer,

Pero pagó muy caro esa decisión, se autocensura haber actuado basado en su pija y no en su raciocino. Hoy “La noche quedó atrás” es inútil vivir de recuerdos y Carlos mira para adelante y rescata lo mejor de Mara. Lo otro se desvaneció en el vacío del espacio - tiempo sin límites. Uno de sus Maestros enseñó a Carlos no vivir en el pasado sino en el “Aquí y ahora este minuto” y esto se aplica a este caso.

FIN
escrito el
2020-09-26
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