EMMA Y SU HIJO ALEX parte 7

por
género
incesto

Yo soy Roberto autor del relato que dividí en partes que sean coherentes pero como alguien dijo “La realidad copia a la fantasía” y yo como astrólogo agrego, en base a mi experiencia, yo y los lectores -- “Todos debemos cumplir el destino que Dios tiene para cada uno” y tenemos que aceptarlo con resignación y alegría” -- Yo lo hago Escuchando a LOS PANCHOS” Quince éxitos inmortales” y recomiendo al lector también lo haga al leer.
Yo soy y Emma una mujer joven luchadora de la vida. Desde mi más tierna infancia hay tres cosas que he sufrido en carne propia y no se lo deseo ni a mi peor enemigo, y son el hambre, el no tener para comer ni un mísero mendrugo trozo de pan para saciar el hambre que te taladra las entrañas, el frío y la lluvia helada a la intemperie que te moja, penetra y te hace temblar convulsivamente hasta que en un momento te vuelves insensible al dolor y solo quieres dormir a sabiendas que no despertarás más, y lo último es, el no tener una cuenta bancaria, no tener siquiera monedas para comprar lo indispensable, lo que te hace dependiente y esclava total de quien te acerque unos míseros denarios.
Habiendo explicado a mi hijo lo básico para que pudiera comprender como yo me ganaba la vida, decidí dejar el tema, no me interesaba entrar en disquisiciones filosóficas, lo que sí debía remarcarle a Alex era que Nadie, nadie debía saber que su madre recibía dinero por besar a un hombre, pues correríamos el riesgo de perder la escuela, el club de fútbol, y otras ventajas. Él se asustó mucho y casi llorando me prometió no hablar con nadie del tema. Y Sabiendo que no encontraría un hombre que me amara me gustara y me aceptara como era, sinceramente, decidí dedicarme a cuidar a mi hijo por lo dije finalmente a Alex, que no debía jamás decirle a nadie nunca que los hombres abrazaban a su madre y le daban dinero ¡¡Eso quedaba sólo entre Alex y yo!!. Volví al dormitorio vestida con pijama corto y acto seguido me coloqué mi pijama de dormir, y me arrebujé en mi cama, apagué la luz y dormí profundamente soñando con una voz que me decía – Ema No te apartes del camino y alcanzarás la felicidad. . . En mi vida de relación cometí varios errores que me dejaron una buena enseñanza, y que no volví a cometerlos, mi primer error fue --, Y esto parece una verdad de Perogrullo,-- haber tenido sexo ocasional y haberme involucrado con mis sentimientos, lo que al perder la relación me produjo un dolor intenso e inmenso, nunca hay que involucrarse en una relación imposible con un cliente, siempre aunque duela, hay que evitarla. Lo aprendí con dolor en carne propia al liarme con el señor Tono X que incluso me dio su semen del que nació su y “mi” hijo Alex que me dio el motivo de vivir, ya que sin él quizás yo hubiera sido una barca a la deriva que hubiera terminado destrozada en los arrecifes de la vida en alguna villa mugrienta, miseria suburbana con niños hambrientos llorando. Otro error fue haber aceptado a un extranjero en mi casa quien afortunadamente pronto desapareció, fue lo que se dice Desgracia con suerte pero no siempre es fácil la solución, a veces es complicada y dolorosa como narro a continuación: . Otro de los errores más significativos que cometí y me dejó una gran enseñanza fue el siguiente. Recibí un llamado de la agencia, habían pedido para el sábado a la mañana, dos escorts, una sería yo y otra una tal Vera que no conocía, para una reunión en una casa de un tal Juan, la idea no me gustó, dos mujeres en una reunión de hombres con alcohol, quizás alguna droga, incluso podía ser peligroso, no era lo mío, yo no era de bailar desnuda la danza de los siete velos, ni terminar borracha y chorreada mi cara y cuerpo con semen, excremento y orina, y quizás golpeada o intoxicada. Recuerdo en Argentina, hace poco tiempo encontraron a una modelo muerta desnuda intoxicada por cocaína. Le hice saber mi inquietud a Fran quien me tranquilizó porque pagaban bien y no había habido quejas de esos clientes. Le hablé a la agencia me mande una niñera desde viernes hasta domingo, no quería estar justa con el tiempo, llamé a Vera y le pregunté que podía esperar de la cita del sábado, y me contestó, serían cuatro, Juan dueño de casa divorciado y tres amigos todos casados con niños por lo que esperaba sea una jornada tranquila y la situación no se desmadraría.
. El sábado temprano recibí a Ramona la niñera de la agencia, le di mil recomendaciones, le dije tenía que atender a mi niño pequeño, darle de comer y distraerle durante el día, de preferencia no salir a la calle para estar más tranquilos. Me aseguró todo iría bien y más tranquila fui a preparar mi mochila, puse en ella dos juegos de bikini, una blusa trasparente, una campera para el frío, cosméticos y unas tiras de condones y gel vaginal y anal por las dudas no encontrara farmacia. A las 9 de la mañana pasó Juan a buscarme en su automóvil, en una parada de bus que le indiqué a unos doscientos metros lejos de mi departamento, lo saludé, Era de unos cuarenta años, blanco cabello con hebras blancas, trigueño unos ochenta kilos, mirada libidinosa, y me dijo le gustaba mi figura, yo estaba vestida simple con camisa con breteles, escote alto, pantalón de algodón jean corto a la rodilla, zapatillas suela goma y peinada con cola sin maquillaje. Me indicó subiera atrás y abrí la puerta del auto y me encontré con Vera, mujer de unos treinta años, trigueña, ojos negros, cabello negro suelto, nos saludamos y me senté a su lado, era de tetas exuberantes quizás gracias a la silicona, llevaba sujetador negro mínimo formado por dos triángulos estratégicos en los pezones y un bikini mínimo, bien de puta, Juan informó iríamos a una quinta, comeríamos un asado al mediodía, quizás nos quedaríamos hasta el día siguiente. No me hizo gracia, pero no dije nada, estar con cuatro hombres desconocidos y que quizás consumían droga, pero yo había aceptado “el trabajo” y no podía dar marcha atrás. En cambio Vera aceptó gustosísima, deduje tenía experiencia en estas lides. Llegamos a la quinta y fuimos adentro al baño y después dejamos nuestras mochilas en un cuarto, Juan trató desde el principio de acariciarme las caderas y el culo, y los otros se pusieron a beber con Vera y se reían y se veían alegres, Vera era la clásica puta que buscaba excitar a los hombres con poses exóticas hasta diría obscenas que a mí me parecían de muy mal gusto, en un momento al paso Juan me dio un beso en el cuello sin que yo reaccionara, al contrario me mantuve indiferente.
Debido que la paga era bastante buena, fue la carnada para aceptar el trabajo que pronto vi era una trampa inmoral, casi un callejón sin salida, en la que caí por inexperiencia e ingenuidad pero debo decir en honor a la verdad, sufrí pero gané buen dinero, que lo invertí en mejorar nuestra ida y pagar gastos que cada vez eran mayores.
El sábado temprano recibí a Ramona la niñera de la agencia, le di mil recomendaciones, le dije tenía que atender a mi niño pequeño, darle de comer y distraerle durante el día, de preferencia no salir a la calle para estar más tranquilos. Me aseguró todo iría bien y más tranquila fui a preparar mi mochila, puse en ella dos juegos de bikini, una blusa trasparente y una opaca, una campera para el frío, cosméticos y unas tiras de condones y gel vaginal y anal por las dudas no encontrara farmacia. A las 9 de la mañana pasó Juan a buscarme en su automóvil, en una parada de bus que le indiqué a unos doscientos metros lejos de mi departamento, lo saludé, Era de unos cuarenta años, blanco cabello con hebras blancas, trigueño unos ochenta kilos, mirada libidinosa, y me dijo le gustaba mi figura, yo estaba vestida simple con camisa con breteles, escote alto, pantalón de algodón jean corto a la rodilla, zapatillas suela goma y peinada con cola sin maquillaje. Me indicó subiera atrás y abrí la puerta del auto y me encontré con Vera, mujer de unos treinta años, trigueña, ojos negros, cabello negro suelto, nos saludamos y me senté a su lado, era de tetas exuberantes quizás gracias a la silicona, llevaba sujetador negro mínimo formado por dos triángulos estratégicos en los pezones y un bikini mínimo, bien de puta, Juan informó iríamos a una quinta, comeríamos un asado al mediodía, quizás nos quedaríamos hasta el día siguiente. No me hizo gracia, pero no dije nada, estar con cuatro hombres desconocidos y que quizás consumían droga, pero yo había aceptado “el trabajo” y no podía dar marcha atrás. En cambio Vera aceptó gustosísima, deduje tenía experiencia en estas lides. Llegamos a la quinta y fuimos adentro al baño y después dejamos nuestras mochilas en un cuarto, Juan trató desde el principio de acariciarme las caderas y el culo, y los otros se pusieron a beber con Vera y se reían y se veían alegres, Vera era la clásica puta que buscaba excitar a los hombres con poses exóticas hasta diría obscenas que a mí me parecían de muy mal gusto. En un momento al paso Juan me dio un beso en el cuello sin que yo reaccionara, al contrario me mantuve indiferente.
Al mediodía almorzamos, en la cocina había provisiones y yo preparé ensaladas y serví la mesa, mientras los hombres hacían el asado y bebían bastante vino, uno de ellos llevaba a Vera de la cintura y le acariciaba el culo. Nos sentamos y comenzamos a comer, yo no probé carne y solo ingerí algunos vegetales y nada de alcohol. Los demás todos seguían bebiendo vino y finalizaron con bebida blanca. Nos tiramos en las reposeras, el día estaba templado y agradable, en un momento sentí me tiraban del brazo, miré y estaba Juan invitándome a ir al dormitorio, pensé, bueno iba a empezar la función y debía ganarme el dinero que pagaron a la agencia, aunque honestamente, no me sentía nada bien, hasta diría su contacto me era repulsivo pero ya estaba allí, en el baile y debía bailar, me comprometí a hacerme follar o penetrar por donde ellos quisieran no me iba a resistir, puse cara de decir “estoy caliente” moví las caderas sugerente y se vino sobre mí como la abeja a la miel, me besó en la boca, me metió la lengua en la garganta hasta sofocarme, tanto que tosí, En ese momento su amigo se unió al juego, me agarró del brazo y casi me rompió la muñeca y me hizo llorar de dolor, me agarró de los brazos por la espalda, se sentó en un sofá y me puso en su regazo mientras Juan frente a mí me iba abriendo los botones de la camisa, y me la sacó y me dejó las tetas al aire, cuando vio el piercing se obnubiló, tanto que siguió chupando y mordiendo como poseído.
-- ¡¡Despacio animal que me haces daño me vas a hacer sangrar!! -- Exclamé desesperada, él enardecido, no escuchó mis gritos, al contrario lo motivaban más, y me decía – Así, así puta, me gusta el piercing, quiero me ruegues, me pidas por favor te la saque leche de adentro, para eso te pago, y de improviso me dio un fuerte cachetazo en la mejilla que me hizo ver estrellitas, después vi en el espejo, que la zona quedó enrojecida, iba a gritar y decir algo pero solo atiné a llorar y soltar lágrimas de amargura y rabia
Era claro ellos gozaban con mi sufrimiento, pensaban al pagarme tenían derecho a todo, cobardes que se aprovechaban de una mujer indefensa. Yo viendo, con la mejilla ardiendo y con el rostro lleno de lágrimas, vi que una resistencia era inútil me mordí los labios mientras su amigo me tenía firmemente de las muñecas, Juan me quiso bajar el pantalón corto, yo me sentía indefensa porque me tenía jalada por atrás, a lo que me bajó el pantalón y el bikini violentamente y al estar sin la barrera, su amigo me entró su pene erguido y duro por el culo, el dolor fue insoportable, di un alarido y lloré pidiendo por favor me la sacara. Afortunadamente se corrió o acabó abundantemente y su pene quedó flojo y aproveché para sacarlo de mi culo, vi en ese momento su bañador tenía manchas rojas, era mi sangre, o sea me había desgarrado el esfínter, de golpe volví a la realidad al ver como Juan me estrujaba los pezones y me chupaba las tetas, que comenzaban a tener marcas rojas de la mordidas y chupadas. Para estar más cómodo se puso de pie, me tomó de ambas muñecas y me tiró sobre la cama y con su pene duro como piedra, cayó sobre mi vagina y lo entró profundamente, yo estaba tan dolorida que no quise ni siquiera moverme, solo estoicamente esperé me acabara o corriera y me dejara levantar, así que le dije – Necesito ir al baño por favor .
Él exhausto no se movió, lo aparté, pasé al baño, me limpié y jaboné concienzudamente y me vestí y salí al patio, donde me quedé mirando a ninguna parte mientras reflexionaba, era lo que yo sabía debía e iba a pasar y fui una mujer estúpida al aceptar el trabajo, yo no era una puta arrastrada, y ellos no tenían respeto por las mujeres, no debía ni podía aceptar ese vejamen, estaba en juego mi dignidad e integridad de mujer, aprendí la lección, nunca más haría otro trío, y menos con desconocidos ni en fincas particulares aisladas.
Esa tarde tuve que aguantar a otro de los amigos de Juan, un bruto que me hizo chupar su pija por horas, afortunadamente con condón y pude capear la situación y no sentir el olor asqueroso de su leche, parecía alimentarse con cebolla y ajo, me mordió las tetas y los pezones hasta hacerme doler, dijo -- me fascinan tus piercings – y ya muy excitado me gritó desencajado – Chúpala puta que te pago para que hagas lo que quiero, me gusta me chupes y después te voy a romper el culo, ja, ja ja – Cuando terminó tuve que volver a bañarme pero al haber usado condón la posibilidad de un contagio de alguna enfermedad era mínimo. Me vestí lentamente, estaba dolorida mi vagina, mis muslos y sobre todo mi ano que me ardía horriblemente por lo que lo friccioné con crema antiséptica y anestésica vaginal – anal, y el dolor calmó y se hizo soportable aunque al pararme me costó caminar.
Al final todos los hombres ya deslechados nos juntamos en la cocina los cuatro hombres y las dos mujeres, Juan y sus amigos pagaron la suma convenida y nos dejaron propinas “por los daños y perjuicios causados”, a mí no me interesó pero Vera agradeció efusivamente, era claro vivía de su profesión y solo mentalmente esperé lo gastara en forma útil. Juan me dio un beso en la mejilla disculpándose por su comportamiento agresivo pero yo seguí seria, hasta que me dejaron en la entrada del metro, me despedí y al fin respiré aliviada. Cuando bajé, les dije sonriendo forzada – Gracias por todo – Aunque juré por Dios no los iba a aceptar tener sexo con ellos de nuevo, -- eso era seguro -- Respiré aliviada, podía haber sido peor, pensé en Alex que estaba seguro en casa jugando con la niñera y me inundó una gran ternura. De vuelta mientras viajaba en el vagón iba pensando si tenía sentido ganar unos pesos (moneda de Argentina) al precio de ser manoseada, baboseada y vejada por manos, pijas o pollas y bocas desagradables que me empapaban de baba maloliente y nauseabunda. Indudablemente mi repulsa a los hombres iba haciéndose más intensa a medida que los iba conociendo, y me prometí a mí misma, una vez que mi situación económica se hubiera ya consolidado, chau escort, chau abrirme de piernas ante hombres asquerosos, chau aceptar vejámenes. Chau ---
Fue una de la razones para aprender defensa personal y AMM (Artes marciales mixtas) y me juré la próxima vez no iba a quedar pasiva ante un agresión, ni en la calle ni en un hotel. En el gym me presenté a la entrenadora y sin dar razones, simplemente le dije quería entrenar una o dos clases a la semana a la tarde o anochecer, una hora y media, una clase bastante pesada, ella quedó complacida y me invitó a integrarme a los ejercicios comenzando por las posturas básicas, así Comenzamos la clase con trote para bajar la grasa y desentumecer los músculos y flexibilizar las articulaciones, todas vestidas con atuendo, superior sostén para sujetar las tetas, pantalón ajustado que hacía lucir mi culo y zapatillas de suela de goma de correr, seguía algo de pesas y puñetazos y patadas a la bolsa. Después venían las tomas de defensa personal, contra ataque ante una agresión, golpes y patadas a centro vitales, el cuello, los ojos, los genitales (las bolas) y otros. Yo observé en la calle y en TV agresiones a las mujeres que quedaban duras de miedo sin poder moverse y era lo que buscaban los agresores para infundir miedo. Y al conocer MMA era tan fácil repeler el ataque, bastaba saber algo de defensa personal. Finalmente al terminar la clase quedaba destruida pero feliz, me veía iba recobrando mi agilidad, mis sentidos se iban agudizando y me sentía bien. La clase era repetir hasta el cansancio los movimientos, ejercitar las defensas con brazos y piernas, y atacar con puños y piernas complementados por ataque a la bolsa de arena y sombra frente al espejo. Ya a los seis meses mi figura se afinó notablemente, mis piernas respondían bien al saltar y correr y pateaba con fuerza la bolsa, seguí con mi dieta vegetariana pero agregué carbohidratos para tener calorías y no tener sorpresas en mi salud. Al respecto después que mi hijo cumplió siete años lo llevé a entrenar conmigo y pronto se volvió muy aplicado y cumplidor del Código de Honor, así cuando volvíamos lo hacíamos juntos y al llegar a casa nos desnudábamos y nos dábamos una ducha desnudos la mayoría de las veces primero yo y después él él observaba fascinado mis piercings metálicos que brillaban invitadores, apuntaba al del pezón principalmente, y después nos vestíamos para dormir y comíamos algo a modo de cena. Por supuesto él me miraba las tetas con pezones en punta, después de secarme, yo cubría normalmente con una bombacha de algodón holgada y a media pierna para dormir.
Pero nuestras necesidades económicas, nuestras urgencias erótico sexuales y los deseos de ir buscando una vida mejor me iban llevando a seleccionar a mis clientes y aceptar algunos que me pedían algo especial, por supuesto la tarifa era por ejemplo si pedía poses “griegas” o kamasutra era doble o a veces triple, mi entrenamiento era excelente para adoptar poses complicadas en la cópula, como las ya citadas, en algunos casos solo aceptaba dólares. En general eran dos horas pero podían ser más.
FIN de EMMA Y ALEX parte 7. Relatado por Roberto
escrito el
2021-02-15
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