Cogiendo a la rica Cielo Riveros sobrina caliente

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Cogiendo a la rica Cielo Riveros sobrina caliente

Gelasio había cumplido los cincuenta años, se conservaba bastante bien, no solo mantenía un cuerpo atlético, sino que además aparentaba no tener un gramo de grasa de más. Solía correr con sus amigos varias veces a la semana, y eso le confería una forma física envidiable. Por otro lado, era bien parecido, pelo castaño, aún con muy pocas canas, y con unos ojos azules cautivadores, que enCielo Riveros laban a más de una mujer. Pese a que siempre había mantenido una conducta diligente y todos lo conocían como un buen padre de familia, contrastaba con el carácter de su mujer, Miriam Caballero. Esta pensaba que su marido le ponía los cuernos, mostrándose bastante celosa, especialmente al ver como las otras mujeres miraban a su esposo.

Miriam Caballero, pese a ser una buena mujer, conservaba un buen cuerpo pese haber tenido a sus dos hijos, pero, sin embargo, era bastante desconfiada y especialmente celosa.

Gelasio, su marido intentaba no hacerle caso, diciéndole en todo momento que sus temores eran infundados, y que, jamás le había puesto los cuernos. En el fondo, pese a todo, la realidad es que siempre le había sido fiel desde su matrimonio. Y eso, que no le habían faltado oportunidades para haberle sido infiel, ya que, con su atlético cuerpo y su buen parecido, muchas mujeres, especialmente casadas, suspiraban por el mismo.

Cierto día, había celebrado una pequeña fiesta en casa con ocasión del cumpleaños de uno de sus hijos, habiendo invitado a bastantes familiares y amigos. Entre ellos acudió una hermana de su esposa con su marido, acompañada de su hija Cielo Riveros , la cual había alcanzado ya los dieciocho años. Esta era una joven de baja estatura, que no superaba 1.60 de altura, pero bastante bonita, y con un cuerpo casi escultural, delgada, con una pechos bastante generosos donde destacaban sus abultados pezones, así como un trasero casi perfecto, moldeado por unas nalguitas que no dejaban inmune a nadie. Gelasio siempre la había conocido como una muchacha algo tímida e introvertida.

El hombre llevaba sin verla hacia unos dos años, ya que la misma había marchado a estudiar fuera. Por ello, al verla ese día en su casa, se quedó sorprendido, ya que le pareció bastante distinta a como la conocía antes. La vestimenta de la joven le dejó bastante agitado, observando que la joven portaba unos pantalones bien ajustados, que le marcaban perfectamente los labios de su coñito, y un top bastante ajustado, algo escotado, donde destacaban sus buenos pechos, pero especialmente sus pezones. Este extremo era tan revelador que hasta pensó que, que quizás la joven no llevara sujetador. Es más, al agacharse, pudo contemplar que solo llevaba una tanguita, ya que se vislumbraba parte de ella.

Gelasio quedó sorprendido ante el cambiazo de la sobrina de su mujer. La joven se percató de la sorpresa de su tío, agitándose al ver como aquel no pudo evitar dirigir su mirada hacia el interior de sus piernas. La joven era consciente de que dichos pantalones marcaban claramente los labios de su coñito. ¡se los había puesto a propósito!

-Hola Cielo Riveros . ¡Vaya nena…! ¿Cuánto has cambiado?.

-¿de verdad tío?. ¿tan cambiada me ves? – le contestó la joven pícaramente, mostrándose ante su pariente algo coqueta, incluso mostrándole su trasero para que la viera mejor. Menos mal que en ese momento no había muchos mayores percatándose, ni siquiera sus padres.

Gelasio se dio cuenta que aquella no era la sobrina tímida y cabizbaja que conocía. Los dos años fuera, le había cambiado completamente. Es más, se percató claramente que la joven, al mostrarse ante él, se propasó un poco, como si tuviera intención de seducirlo. El hombre había tenido unos días de discusión con su mujer, y llevaba tiempo sin tener relaciones sexuales con la misma, por lo que la visión de aquella jovencita, tremendamente atractiva y con aquella vestimenta, no pudo evitar que se le formara una erección en su pantalón que la joven captó. No obstante, intento reponerse contestándole: – de verdad Cielo Riveros . ¡Estas preciosa!

La joven la miró y con una carita bastante seductora fijando su mirada en el mismo, le contesto: ¿de verdad tío? ¿no te parezco muy liberal? ¿Mis padres se han enfadado, y me han dicho que parezco una cualquiera?

Pese a que Gelasio también se lo pareció, tampoco quiso ofender a la joven, y optó por decirle: ja ja. son tus padres. Pero…¿tampoco se lo digas a ellos?. ¡A mí me encanta verte con esa vestimenta!

La joven al escuchar las palabras de su pariente, se le iluminaron los ojos. Desde jovencita siempre le había gustado el marido de su tía. Le parecía uno de los hombres más atractivos que había visto, y pese a su gran diferencia de edad, en más de una ocasión, se había masturbado fantaseando con el mismo. P0r ello, al escuchar aquella confesión del mismo, la dejó bastante intrigada.

Ese encuentro fue premonitorio, observando Gelasio durante la comida como la sobrina de su mujer no paraba de mirarlo, e incluso se colocaba de forma tan sensual, que le llegó a poner nervioso. Quizás por los efectos del alcohol ingerido, o por sus ganas de echar un polvo, lo cierto es que fue bastante receptivo a los gestos y posturas sexy de la joven.

Su mujer le indicó en uno de los momentos de la fiesta, que se había acabado la cerveza, y que fuera a la cocina a buscar más. Cuando se dirigía a buscarla, la joven le acompaño diciéndole: Vamos tío, te ayudaré a traerlas.

El hombre se quedó sorprendido de la amabilidad de su sobrina, aunque frunció el ceño, pensando que algo tramaba aquella jovencita. Al entrar en la cocina, aquella le preguntó dónde se hallaban las cervezas, indicándole él que se localizaban en la parte baja del congelador de la nevera. Al instante, la misma se agachó para tomarlas, mostrando entonces el precioso trasero, con aquel pantalón tan ajustado, dejando ver casi medio culito y gran parte de la tanga al bajarse un poco el pantalón por su parte trasera.

Ella era consciente de que su tío la estaba mirando, por lo que se giró capciosamente preguntándole: ¿oye tío? ¿no me estará mirando el culo?

-Y ¿Cómo quieres que no te lo mire? nena, con ese pantaloncito que llevas, y esa tanguita, casi dejas que se vea todo tu culito? le contestó al hombre al ver que estaba solos. De lo contrario no se hubiera atrevido hablarle así a la sobrina.

Cielo Riveros le miró, y miró al bulto que se había formado en el pantalón de su tío, contestándole: Ya. .. .. ¿quizás debiera haberme puesto una faldita corta para que pudieras verme las braguitas?

-Pues… ¿ya que lo dices ¿. ¡Hubiera sido una visión magnifica!

Ella emitió una sonrisa, mientras maliciosamente volvió a fijarse en pantalón diciendo: Vaya tío. ¿No me digas que se te ha puesto dura viendo el trasero de tu sobrina? ¿Quién lo diría? ¿Con lo decente que todos te creen?

-Uy Cielo Riveros . ¿No sigas por ese camino? .. Joder nena. ¿tampoco soy de piedra? te pones unas vestimentas quee….

— Ya me doy cuenta de que no eres de piedra tío. ¿acaso te crees que no he visto como me miras? ¡se te van los ojos hacia mi trasero!

Gelasio se sonrió, pero sabiendo que le estaban esperando le dijo: Cielo Riveros . Nos están esperando. Mejor sería que llevemos la cerveza antes de que puedan pillarnos con este tipo de conversación.

Mientras caminaban juntos con las cervezas en las manos, ella le dijo: ¿Qué pasa tío? ¿te pone nervioso hablar con tu sobrina de estas cosas?

Gelasio le respondió: Cielo Riveros .,..¿si no fueras mi sobrina, te ibas a enterar de lo que supone calentar a un hombre?.

La joven la miró, y aunque enrojeció un poco, se agitó al constatar el efecto que había causado en su tío. Por ello, le dijo: ¿Tioooo? ¿No me estarás diciendo que si no fuera tu sobrina me echarías un buen polvo?

Gelasio, ¡casi se le caen las latas de cerveza que llevaba al escuchar aquella forma de hablar de la sobrina de su mujer! Como, casi habían llegado donde estaba los demás, guardó silencio y no le contesto. Sin embargo, pese a su estado avanzado de alcohol, era consciente de que aquella jovencita lo estaba intentando seducir. ¡Su propia sobrina! Era algo que no esperaba.

La fiesta continuó, y en un momento dado faltó más bebida, y como las existencias del congelador se habían vaciado, la mujer le pidió que fuera al supermercado a comprar más. La distancia en coche no era mucha, pero con el alcohol ingerido era algo peligroso. No obstante, cuando se montó en el vehículo, observó que alguien abría la puerta del conductor, comprobando atónito que se trataba de Cielo Riveros . ¿pero…? ¿Qué haces aquí?

-Te voy a acompañar. ¿Has visto cómo estás? Tienes algunas copas de más. ¿Mejor te acompaño por si te ocurre algo?.

Gelasio no le respondió, arrancó el coche y se dirigieron al supermercado. Ya en el establecimiento, decidieron adquirir las bebidas. Al estar un poco alejados de la gente, Cielo Riveros aprovechó capciosamente para colocarse con el trasero mirando hacia su tío, mientras tomaba las botellas de las bebidas. Tanto que en más de una ocasión tocó con su trasero el pantalón del hombre, concretamente a la altura de donde sabía que se localizaba el pene del mismo. Un estremecimiento recorrió el cuerpo de la joven al percatarse de la dureza que había encontrado en el pantalón del hombre. Excitada, mientras se incorporaba, le susurró al oído: Gelasiooo…. ¡joder tío!. ¡se te ha puesto dura!

-¡Calla nena!. ¿estas loca?… ¿cómo se te ocurre?…

El hombre se dio cuenta de que su joven sobrina le estaba provocando de forma descarada. Intentó evitarla, pagando y volviendo al vehículo. Sin embargo, durante el trayecto, la joven lanzó su mano a la bragueta del pantalón de Gelasio, atrapando sobre la tela, el pene del hombre por primera vez. El hombre se quedó sorprendido, hasta el punto de que el coche que tuvo que dar volantazo para esquivar un vehículo. La joven también se quedó inquieta al palpar el enorme bulto. Se dio cuenta que “su tío debía calzar un nabo bastante dimensionado”.

-Pero. Cielo Riveros …. ¿Qué haces? ¿estas loca?… ¡que podemos matarnos!

La joven retiró la mano y le pregunto: joder tío. ¿Se te ha puesto bien dura? Pero…oh tío, ¿debes tenerla bien grande? ¿verdad?

-Cielo Riveros … por favor….

La joven, ante el nerviosismo y silencia de su tío, al ver que llegaban a la casa le dijo: Ay tío. ¿No me dejes en ascuas? ¿Quiero verte el pene?… ¿quiero comprobar si es tan grande como me ha parecido al tocártela?

-pero… ¡estas loca! ¿qué estás diciendo? Le contesto excitado Gelasio, al tiempo que tomaba bebidas y las llevo a la casa. La fiesta continuó, y la jovencita no paraba de mirarlo y hostigarlo.

Sobre las nueve de la noche, los amigos y familiares comenzaron a desfilar y los últimos fueron Cadi y sus padres. Al despedirse en la puerta, ella fue a darle dos besos de despedida en las mejillas, aprovechado para decirle, ante la presencia de sus padres: uno de estos días vendré a verte tiito. ¿Quiero que me enseñes unas cosas?

El hombre se quedó de piedra, ante la ocurrencia de la joven. No obstante, intentó superar el momento contestándole: por supuesto Cielo Riveros . Ven cuando quieras.

Ya en la noche al hombre se quedó bastante excitado, y al no conseguir follar con su esposa, decidió pajearse en el baño fantaseando con la sobrina de su mujer. Se percató que aquella nena durante sus dos años fuera de su casa se había espabilado bastante. ¡No se esperaba que volviera tan lanzada! Pero, en el fondo le agradó, y se dijo: “esa zorrita quiere marcha, y pretende calentarme”

No obstante, ya en los días posteriores solo se acordó de la joven en alguna ocasión, pensando que aquello fue un acto de locura de la joven, o que realmente quería calentarlo para luego masturbarse o, hacerlo con algún joven de su edad.

Cierto día, al llegar a su casa se sorprendió cuando su mujer le dijo: Gelasio, ¿mira quien vino a visitarnos?

Al fijarse observó que se trataba de Cielo Riveros . Un estremecimiento recorrió su cuerpo de arriba abajo. Tuvo que sobreponerse y saludarla: Hola Cielo Riveros . ¿Que tal te va?

-Hola tío. ¿Recuerdas que había quedado en que tenías que enseñarme unas cosas? Pues aquí estoy… ¿espero que hoy tengas tiempo?

Gelasio sintió de nuevo un nuevo calambrazo. Joder con la nena. Si que era atrevida aquella joven. No obstante, le siguió el juego ante su mujer diciéndole: ¡por supuesto! Comemos y luego si quieres podemos verlo.

Mientras de aseaba en el baño, Gelasio recordó que era Miércoles, y por las tardes tras comer, su mujer siempre salía de casa para ir a una asociación de mujeres que ayudaban en caritas de la parroquia del pueblo. Pensó: ¿se habrá dado cuenta la jovencita de este hecho y, por eso ha venido precisamente hoy?

Observó, una vez sentados a la mesa, que la joven calzaba ese día una faldita bastante corta, y un top que dejaba al descubierto una parte de su barriguita. Realmente aquella nena era encantadora. Y se dijo: ¡la cabrona está buenísima!

Almorzaron, hablaron y rieron. Tras recoger la cocina y lavar la loza, en cuya tarea le ayudo la sobrina, la mujer de Gelasio le dijo a ésta: Ay Cielo Riveros . ¡Me vas a tener que perdonar, pero me tengo que arreglar para salir! Todos los miércoles nos reunimos en la parroquia para el asunto de caritas. ¿No sabía que ibas a venir?, pero no puedo faltar a la reunión.

-No te preocupes tía. No pasa nada. No obstante, me quedaré un rato, para que el tío me enseñe unas cosas. ¿no te importa verdad?

-¡claro que no sobrina!. ¡Estas en tu casa! aunque no le gustaba mucho la idea de dejar a su esposo con una mujer, dado que era su joven sobrina, no le causo mayor preocupación.

Cielo Riveros se excito ante la idea de que iba a estar a solas con el marido de su tía, y además con el consentimiento de ella. Llevaba días y noches pensando en el bulto de Gelasio, y le tenía excitada. Igualmente, la joven, desde su llegada de la universidad, llevaba tiempo sin echar un polvo, ya que tampoco conocía muchos jóvenes en el pueblo. Además, siempre había fantaseado con al marido de su tía, el cual le parecía uno de los hombres más guapos y elegantes que conocía. Y pese a ser un hombre que prácticamente le triplicaba en edad, en el fondo, eso parecía que más excitaba a la joven.

Antes de marcharse su mujer, Gelasio como en otras ocasiones, decidió echar una siesta en su dormitorio. Para ello se despojó de su ropa de trabajo y se colocó únicamente una camiseta de asillas quedándose con el slip por únicas prendas. Obviamente, el mismo no pudo dormir pensando en la presencia de la joven sobrina, consciente de que pronto marcharía su esposa.

Desde su dormitorio escuchó el golpe de cierre de la puerta del garaje, evidenciando que su mujer se había marchado. Estaba pensando cómo actuar cuando, observa que se abre la puerta del dormitorio, y aparece Cielo Riveros en el rayano de la puerta la joven. Tras franquearla, la vuelve a cerrar y se va acercando, al tiempo que le decía:

-¿No me digas que estas durmiendo? Y, al fijarse en el bulto del slip, añade: Ya ya… ¿en que estabas pensando tiito?

Gelasio no le dijo nada, simplemente se la quedó mirando, mientras la joven se le acercaba, haciendo una especie de movimientos sexy, hasta llegar a la altura de la cama. Luego, la joven observó el cuerpo del marido de su tía, viéndolo allí semidesnudo, con aquel cuerpo atlético, bien curtido, los enormes bíceps y músculos que se repartían por todas sus extremidades, percatándose éstas de la magnitud de aquel cuerpo, en comparación con la pequeñez del suyo. Pero pese a esa diferencia, eso más morbo añadía.

La realidad es que, Gelasio tenía una altura que se acercaba al 1.90 metros, pareciendo la joven era una chiquilla a su lado. Verlo estirado de aquella forma en la cama, a la joven le pareció más grande. Era como si la joven tuviera la necesidad de ser arropada por alguien con un cuerpo tan poderoso como el marido de su tía. Por ello, le manifiestó: Tiito, ¡para la edad que tienes sabes que estas buenísimo! ¡Vaya cuerpazo que tienes! Tiene razón mi madre cuando habla de ti, diciendo “que mi tía se buscó un verdadero macho”.

Gelasio se sorprendió del comentario de la joven, ya que pensaba que la madre de la misma lo despreciaba. Pero, según parecía, eso solo era una apariencia. En el fondo, le gustaba como hombre.

Estaba con en esos pensamientos, cuando observó como la joven se echó sobre la cama, al tiempo que morbosamente le preguntó: ¿no vas a enseñarme lo que guardas bajo ese slip? ¿Ya le dije a tía que venía para que me lo enseñaras?

-Cielo Riveros … ¿estas segura de desear eso? Exclamo Gelasio ante la ocurrencia y empecinamiento de la joven.Se daba cuenta de la temeridad que era tener algo con la propia sobrina de su esposa, que, además, parecía una cría ante él. En un intento de hacer que desistiera le contestó: ¿Mira que luego no hay marcha atrás? Eres la sobrina de mi esposa. ¿No quiero … que luego…?. ¿Piensa en lo que estas deseando?

La joven por toda respuesta acercó su manita y la depositó suavemente sobre la tela del slip que cubría el pene del hombre, percibiendo al instante la dureza del mismo. Un escalofrío recorrió el cuerpo de la joven. No obstante, Cielo Riveros se había convertido en una joven decidida, y que estaba acostumbrada a conseguir aquello que se proponía. Por ello, apretó su mano atrapando entre ella una parte del pene de Gelasio. La joven inicialmente dudo, especialmente al comprobar las dimensiones de aquel vástago y la dureza del mismo. Sin embargo, pensó que había venido hasta allí buscando provocar al tío, y ahora no iba a volverse a atrás. Así que, sin pensárselo, tiró de los laterales de la prenda del hombre, y al instante, “quedó al aire los hermosos genitales de Gelasio”.

-¡¡oh joder… tiooo… es enorme!!… exclamo la joven al contemplar el tremendo falo de su tío, el cual quedó al descubierto, y que, pese a estar aún en semi-reposo, mostraba unas dimensiones que a la joven le parecieron de película. Al ver aquel vástago, la joven quedó como electrizada. No se esperaba ver un pene tan grueso y largo como aquel. Y ¡eso que aún estaba en reposo!, pensó.

Tras esos primeros momentos de duda, la curiosidad de la joven fue mayor, y decidió “tocar en vivo aquella verga”. Al contacto con el calor de su manita, el pene del hombre comenzó a crecer, especialmente a medida que la joven comenzó a manosear aquel pedazo de carne. Pese a su poca pericia fue pasando su mano por toda aquella pieza, comenzando desde el glande hasta llegar a la misma base. Luego, al ver cómo iba creciendo, su agitación y morbosidad la llevó a tomar aquella tranca en su manita, atrapándola, percibiendo claramente la dureza de aquel pene. En esos momentos, se percató que aquel falo no tenía comparación con los penes de los jóvenes que había tocado. ¿Joder… tio como se te ha puesto? ¡Cada vez la tienes más grande!

Gelasio, orgulloso de su falo, le comentó: ¿te gusta Cielo Riveros ? ¡Oh si nena síguela acariciando de esa forma!… ¡Oh si… me la estas poniendo en forma!. Uf nenita…. ¿has visto cómo crece?

La joven se imaginó aquel pene entrando en su vagina, y dudo que le pudiera entrar en su coñito. No obstante, pese a su pequeño cuerpo, Cielo Riveros disponía de una vagina, que dilataba bastante bien. Aunque, aquel le parecía un sable demasiado grande. Por ello, mientas manoseaba la verga de Gelasio, la cual se mantenía casi vertical a su cuerpo, Cielo Riveros le pregunto: Uy tío. ¿tú crees que eso me cabrá en mi coñito?

El hombre también lo dudaba. No obstante, le dijo: ¿si no lo intentas como vas a saberlo? ¿Has venido para eso verdad nenita?… ¿Has venido porque quieres follarte al marido de tu tía!… ¿no iras a tener miedo ahora?

Aquellas palabras y forma de hablar encelaron a la joven, la cual por toda respuesta decidió colocarse de rodillas en la cama, al lado del hombre, con el trasero mirando hacia fuera, para luego acercar su boca y comenzar a dar pequeñas lamidas, de forma incipiente, al pene de su tío. Siguió con su lengua la longitud de aquel enorme pene, para tras unos compases, decidir meterse el prepucio en su pequeña boquita. Gelasio se excitó al ver la acción de la joven, quien comenzó a mamar su verga, como si fuera un enorme pepino, comprobando como la joven hacia verdaderos esfuerzos por meterse su tranca en su boquita.

Tras los primeros compases, la joven comenzó a mamar aquel enorme falo, metiéndose solo un poco del mismo, pero lo suficiente para producir descargas eléctricas continuas en todo el cuerpo del hombre. Excitado, Gelasio decidió actuar igualmente, y alargando la mano, comenzó a tocar suavemente los muslos de la joven con su mano izquierda, para ir subiendo, hasta pasar su gruesos dedos por el exterior de la braguita, concretamente donde se localizaba la rajita de la misma. La joven al sentir la mano del marido de su tía tocando su braguita comenzó a mojarse. Y mucho más, cuando sintió como aquel apartaba la braguita a un lado, y comenzaba a pasar sus dedos por toda la ranura de su joven vagina.

Oh. oh tio… ¿Qué me haces … ohh? Exclamo, dejando unos momentos de mamar la tranca. Oh, tío ooo siii oooo

Gelasio se iba excitando a medida que veía la vagina de la joven, la cual comenzaba a mojarse. Metió su dedo corazón comprobando que la sobrina de su esposa ya no era virgen. Eso le animó a comenzar a penetrar aquel coñito con sus gruesos dedos, observando como los mismos entraban en toda su amplitud, mojándose con los abundantes jugos que emanaba aquel precioso coñito.

-Uf. Cielo Riveros … ¿tienes el coñito bien mojadito? Uh nenita… ¿tienes ganas de que tu tío te meta una buena cogida? ¿verdad?… Uf… ¡¡me estas poniendo a punto!

La joven no le contestó. Sino que, dejando la verga, se fue acercando hasta alcanzar el rostro del hombre. Siempre había adorado el rostro del mismo, desde pequeña. Por ello, aún con todos sus labios untado por el sabor del líquido preseminal derivado de la mamada efectuado al falo de aquel, depositó éstos sobre los labios de aquel. Al instante, Gelasio respondió, y comenzaron a besarse ardientemente, sin dejar éste de follar con sus dedos el coñito de la joven, preparándolo el terreno.

Tras esos primeros besos, Gelasio tomo su mano derecha y comenzó a palpar los pechos de la jovencita, quien ansiosa, la misma se sacó la camiseta, quedando al aire con sus pechos al descubierto, comprobando el hombre que la joven no llevaba sostén. Este se quedó atónito, al visualizar y poder palpar, los bonitos y turgentes senos al desnudo de la sobrina de su mujer. Aquellos senos lo trastornaron, por lo que sin poder contenerse acercó sus labios, apoderándose de uno y luego del otro.

-oh tio.. oo si ¡coméntelos oooo!

La joven, tras dejar que su tío le mamara a placer sus senos, lo apartó, e hizo algo que sorprendió al hombre. Se colocó sobre el cuerpo del mismo, pero en sentido inverso. Gelasio se dio cuenta que la joven quería hacer un 69. Se la quedó mirando, observando como la joven, previamente se despojó de su braguita y luego de su falda, quedando enteramente desnuda ante él. ¡Gelasio quedó maravillado! La joven era tan bajita, que pese a ser toda una mujer, conservaba el cuerpo de una adolescente.

Mas excitado se quedó, cuando la joven abrió sus piernas posicionándose a ambos lados de la cabeza del marido de su tía, mientras tomaba el grueso pene, y volvía a meterlo en su boquita.

El hombre entonces fijó su atención en el coñito de la joven, que en ese momento aquella le ponía a su completa disposición. Observo que lo tenía bien arreglado, con un pubis perfecto, cubierto de vellos los laterales de los labios vaginales. Al ver abierta aquella vagina, hundió su boca y nariz en ella, para luego comenzar a lamer, con su larga lengua, toda la ranura e interior de aquel húmedo coñito.

La joven al sentir la boca de su tío en su raja dejó escapar unos suspiros, tensando su cuerpo. Durante un buen rato Gelasio lamió y chupó la rajita de la sobrina hasta hacerla gozar, percibiendo como aquella, pronto alcanzaba el primer orgasmo de tarde noche, que disfrutó soltando el pene, y gimiendo entrecortadamente, mientras se convulsionaba con movimientos bruscos de todo su cuerpo.

La joven sintió con un placer especial, las lamidas de la rugosa lengua del marido de su tía, haciendo que se viniera, vertiendo sus jugos sobre la boca y rostro de aquel. Cielo Riveros , tras recuperarse un poco, se incorporó y dirigió su mirada hacia la tranca del marido de su tia, el cual aún seguía boca arriba recostado sobre la cama. Observó al tremendo nabo y le dijo: Oh tiito. ¿Qué grande la tienes? No sé si me entrará… ¡me vas a reventar!

Pero Gelasio necesitaba atravesar aquella nena. Por ello, le contestó: -He visto tu coñito y está bastante mojado. ¡Estas deseando clavarte mi pene! ¿no puedes negarlo? ¿lo veo en tu carita…?. ¡estas deseosa de clavarte toda la polla del marido de tu tía!¡¡Verás como te entrará todita!!

La joven, pese a su miedo, en el fondo ardía en deseos de saber cómo se sentía tener dentro de su vaginita, aquel tremendo falo. Al sentir la mano del hombre acariciar su raja nuevamente, volvió a gemir. Sin pensarlo más, se colocó encima del hombre, justo a la altura de su verga, para ir arqueando su pequeño cuerpo hasta acercar su coñito al contacto con la punta del grueso pene.

No se la introdujo de momento, sino que comenzó a darle como besitos, haciendo pasar los labios de su coñito por el glande, haciendo que este se embadurnara de sus propios jugos vaginales. Luego, se colocó de rodillas, abriendo sus piernas y quedando su raja abierta en contacto con el pene. Volvió a tomar el pene, lo colocó a la entrada de su vaginita, y poco a poco se fue dejando caer.

Gelasio, tenía el pene duro y tieso, y hasta le dolían los huevos. Deseaba clavar a la joven cuanto antes. Estaba pensando en ello, cuando sintió abrirse los labios vaginales de la joven y ver como comenzaba a engullir su enorme falo. Al instante, constató la extrema dilatación de las paredes de la vagina de Cielo Riveros , intuyendo que quizás, con un poco de suerte, pudieran permitir que su mandarria llegara a invadir aquella cueva joven.

La joven, por su parte, a medida que iba descendiendo poco a poco, comenzó a arquear su cuerpo, haciéndose más bronca su respiración, e intentando que no le entrara demasiado aquella tranca inicialmente, ante la visión de las dimensiones de la misma.

-Oh tio…¡me vas a reventar!… Uf… ¡me vas a abrir mucho!.

Gelasio no quiso forzarla, y espero que fuera la joven, quien ella misma, marcara el ritmo de la penetración. Decidió no obstante comenzó a acariciar los pechos de la joven, pasando su mano por ellos y tomándolos como dos peras. Viendo que a la joven le costaba decidirse a continuar clavándose su falo, decidió tomar con sus dos manos las nalgas de la joven, y la atrajo hacia él. Luego la besó en la boca excitando a la joven. Luego, comenzó a recoger sus piernas, elevando con ese movimiento sus rodillas, lo que motivaron que impulsara las desnudas nalgas de la joven hacía su vientre. Ese fue suficiente para que su pene se fuera ensartando poco a poco en el coñito de la joven.

No obstante, viendo Gelasio que aun así, la joven hacia intentos de evitar continuar descendiendo, algo desesperado decidió terminar de clavar a la joven sobrina, por lo que tiró con fuerza de las caderas de la joven hacia abajó, al tiempo que empujaba su cuerpo hacia arriba, haciendo subir su trasero, elevando con ello su verga al encuentro con la conchita de la joven. Al instante, sintió como su falo terminaba de abrir el coñito de la joven, y aquella estrecha cueva se tragaba la totalidad de su mandarria.

Cielo Riveros emitió un grito casi desgarrador, al sentir como la verga del marido de su tía, le entraba sin contemplaciones, en su totalidad, abriendo al máximo su vagina, y casi rompiéndola por dentro. Oh ohhhh nooooo despacio ,….oooo me rompes oooo sacalaaaaa.

La joven hizo intentos de salirse, pero el hombre la sujetó con fuerza, tirando de sus caderas, dejándole completamente ensartado su pene dentro de la vagina, al tiempo que le decía: -relajante. Tranquilízate. Ya la tienes dentro…. Ahora vas a disfrutar…

-¡Oh no tío…. me has roto por dentro!…

Gelasio era un hombre experimentado, por lo que esperó a que la vagina de su sobrina se adaptara a las dimensiones de su verga, y, cuando consideró que la presión vaginal era menor, aun manteniéndola sujeta por las caderas, comenzó a llevar a cabo movimientos de pelvis, como si revolviera su pene dentro del coñito de la joven, pero sin salirse de ella ni un milímetro.

— Oh ¿qué haces oooo?… para para … Oh tio … ¡me has roto, me duele, me duele mucho!

Gelasio sintió las nalguitas de la joven en contacto con sus muslos y su propios testículos, y eso le excitó aún más. Había logrado ensartarle a la joven, la totalidad de su enorme falo. Algo que había dudado pudiera ocurrir. Pero, en aquel momento lo había conseguido, e por supuesto, iba a disfrutar de aquella cogida.

Muy despacio, comenzó a moverse, impulsando con sus propios muslos, a la joven hacia arriba y dejando que volviera a bajar, intentando convencer a la joven para que comenzara los movimientos de subida y bajada ella misma, en intentos de que lo cabalgara.

La joven sentía una presión enorme en su coñito. Había tenido dentro de su vagina algunos penes jóvenes, pero, el que ahora se alojaba dentro de su cuevita, era un falo de proporciones descomunales, y notaba que llenaba totalmente su cavidad vaginal. Por otro lado, la sentía tan adentro, que, hasta le costaba respirar. Al ver los movimientos de subida y bajada que le instaba el hombre, al principio se asustó, pensando que le iba a doler más, pero pronto comprobó que las paredes de su vagina se dilataron lo suficiente, comprobando como la verga del marido de su tía, entraba y salía con mayor facilidad.

Eso la animó a ser ella misma, la que comenzó a cabalgar, realizando movimientos cada vez más rápidos de subida y bajada, sobre aquel tremendo falo.

Tanto, que, cuando se dio cuenta, cabalgaba la polla del hombre con una intensidad que jamás hubiera pensado. Parecía una pequeña amazona galopando sobre aquel enorme hombre.

La vagina de Cielo Riveros , aunque pequeña en comparación con el nabo del hombre, engullía una y otra vez aquel, con sus movimientos de subida y bajada, haciendo que la joven comenzara a disfrutar de aquella penetración.

-Oh tío… ¿al final lo has conseguido? ¡me la has metido toda! oh cabronazo que polla tienes…me abres mucho… pero me gusta… oo siii sigue …

-Así es nenita. ¡Al final te has comido toda mi verga! Anda continua así… ¡vamos quiero ver cómo te corres nuevamente…!

La joven intensifico sus movimientos, dando grandes sacudidas sobre el pene del hombre, en su intento de alcanzar el orgasmo, al tiempo que gemía de forma alocada haciendo que sus fluidos vaginales salieran expulsados de su vagina, los cuales manaron, descendieron por el propio miembro de Gelasio, mojando igualmente sus testículos.

La joven percibió que era transportada a otra dimensión, mientras un calor intenso abrasaba su cuerpo. Aun en ese estado, sentía como su cuerpo se tensaba y las paredes de su vagina estrujaban el enorme falo del hombre, en un intento por triturarlo, para terminar finalmente en un corrida fenomenal, que expresó con alaridos y gemidos de auténtico jubilo. Tras sentir los últimos espasmos de su generoso orgasmo, quedó casi sin aliento, abatida, sudorosa, con toda su vagina abierta y ensartara por la tremenda verga que la había llevado a la gloria. ¡Jamás había sentido nada igual!

Gelasio, esperó a que la joven se recuperara. Luego, al ver como aquella comenzaba a recomponerse, la miró a los ojos, observando que le devolvía una sonrisa morbosa. ¿Qué tal preciosa?

Oh, tío…. tenía mucho miedo. Creo que me has abierto totalmente, pero .. ¡ha sido fabuloso!… terminó exclamando la joven.

Gelasio entonces, se incorporó, y atrajo a la joven hasta un lateral de la cama, colocándola en cuatro sobre la misma. El se bajó de la cama, con los pies en el suelo, tomó su tranca en la mano, le dio un par de meneos para volver a ponerla a punto, mientras contemplaba el trasero de la joven. Se fijo en aquel traserito, comprobando el pequeño ano de la joven, y más abajo, entre sus nalguitas, pudo divisar con total nitidez la vagina, la cual notaba dilatada y bien abierta, con los labios vaginales inflamados y en cierto modo, enrojecidos.

Se dio cuenta que su verga había abierto bastante el orificio vaginal de la joven, dado que se notaba bastante dilatado. Sin perdida de tiempo acercó su cipote hasta llegar a la misma entrada de la vagina, rozando con su glande los labios vaginales.

El ronroneo de la joven se hizo patente, especialmente al sentir el pene del marido de su tía.

Por su parte, a Gelasio siempre le había gustado verse en el espejo cuando follaba a su esposa, por lo que clavó su visión en el enorme espejo que ocupaba casi todo el frontal del armario, quedándose sorprendido al contemplar la enorme diferencia del tamaño de su cuerpo, en comparación con el de la sobrina de su esposa. ¡Era como si intentara follar a una nenita! Ello lo incitó más, y sin perdida de tiempo, presionó viendo como su verga ingresaba en el coño de la joven, bastante dilatado tras el anterior orgasmo, profundizando hasta llegar a tocar sus bolas con las nalguitas de la misma. ¡La había vuelto a clavar totalmente! Gelasio no comprendía como el coñito de aquella joven podía tragarse íntegramente la totalidad de su falo.

Encelado al verse reflejado en el espejo, alongó su cuerpo sobre el de la joven, recostándose sobre la espalda de la misma, pero sin dejar de penetrarla una y otra vez, clavando sin pausa su tranca en la estrecha vagina. Luego, bajando sus manos por los laterales del cuerpo de Cielo Riveros , alcanzó los pechos de la joven, los cuales colgaban majestuosamente, tomándolos en sus manos, manoseándolos y apretándolos, mientras seguía montando a la joven en aquella postura.

-oh tio… me vas a reventar. ¡Ooo que grande la tienes ¡… mis pechos ooo ¿tio que me haces…?

-uh nenita es que tienes unos pechos preciosos. ¿Te gusta que tu tío de los aprete mientras te follo verdad.? Uf… preciosa ¿mi polla te entra bien verdad?

-Oh si tio… ¡me tienes muy abierta…¿me la querías clavar …?-.. Exclamaba la joven, observando igualmente en el espejo, el reflejo de ambos cuerpos. La visión hubiera sorprendido a cualquiera: ¡Era como si un ogro estuviera penetrando una jovencita!.

-si Cielo Riveros …. ¡Es que estas muy buena! Desde hace tiempo había deseado tenerse así, en estas posición, montándote, y metiéndote mi pene hasta los huevos.

-Ya lo veo… ¿te gusta meterle la polla a tu sobrina? ¿Qué cabronazo?… uff sigue… joder me voy a volver a correr otra vez … ohh si sigue así… oooo

Gelasio la tomó por los pechos, y casi la levantó en alto, mientras le clavaba sin parar, empujando desde atrás, su polla en el coñito de la joven hasta casi reventarla. La joven estaba como alocada, y notaba que volvía a sentirse asfixiada. No podía respirar. Aquella tranca le llega muy adentro. Tanto, que sintió como pronto volvió a tener un nuevo orgasmo, convulsionándose mientras era taladrada por aquel macho, haciéndola venirse de nuevo de forma alocada.

El hombre al ver como la joven se volvía a desvanecer, lo cogió por debajo de los brazos, soltando sus pechos, y de esa forma, la alzó casi en alto, al tiempo que continuaba bombeando la vagina sin parar. ¡Y, esta vez no paro! Deseaba correrse el también.

Mientras su caliente y espeso semen emergía por el interior de su verga, buscando la pronta salida, recordó que lo estaban haciendo sin condón. ¿Y si la joven no estaba protegida? ¿y si estaba cerca de sus días de fertilidad? Pero, pese a todo, se arriesgó. Ahora no quería volverse atrás. Por ello, totalmente decidido comenzó a lanzar su semilla dentro de aquella cuevita joven, escupiendo sin parar ingentes cantidades de espeso semen.

¡Oh si Cielo Riveros … me vengo también…!. ¡Oh nenita ya me viene!. Uf te voy a llenar ese coñito ooo siiiiiii

La joven, estaba casi desvanecida por la intensidad de su segundo orgasmo, hasta el punto de que apenas pudo mostrar oposición a la venida del hombre dentro de ella. Claramente se dio cuenta, de que aquel macho se estaba vaciando dentro de su vagina. Pero lo que más le extrañó fue, lo copiosa que fue la eyaculación del marido de su tía. Nada que ver con las eyaculaciones juveniles que había tenido. Recordó las palabras de su madre sobre que su tío, era un verdadero semental.

Tras acabar, Gelasio, la volvió a dejar de rodillas sobre la cama, para luego salirse de ella, contemplando aquel coñito, mucho más abierto que antes, y con restos de semen brotando de su vagina y dispersándose por sus labios vaginales.

La joven se dio la vuelta en la cama, y miró al tío, diciendo: Oh tío ¿estás loco? ¡Te corriste dentro!… ¿acaso quieres preñar a tu sobrina?…

¿no te cuidas? Le preguntó Gelasio, un poco por justificación.

-¡Claro que no!. Oh … ¡que bestia me has llenado!

El hombre se acostó a su lado y le dijo: ¿Acaso no viniste buscando que te echara un buen polvo? ¿Qué te ha parecido?

La joven entonces le miró a la cara, contestándole: Ya decían que eras un verdadero semental. Luego miró el pene, y observó que pese haberse corrido, el hombre conservada aún un buena erección. Sorprendida le contesta: ¿Pero tío…? ¿te has corrido y aún sigues así?
escrito el
2025-01-08
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