Mis primas de la capital Cielo y Katherine Riveros

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incesto

Mis primas de la capital Cielo y Katherine Riveros

Al conocer a mis primas me parecieron unas niñas cursis de capital.

Estoy sentado frente al ordenador estudiando, bueno sinceramente, estaba estudiando, de pronto me he desperezado pensando darme un descanso y he entrado en una página de fotos de chicas sexis, esto me ha hecho recordar y sonriendo para mí me he decidido a escribir mis recuerdos.

Soy un chico de pueblo y de los pequeños, tengo 20 años y si me tengo que describir, es de los más fácil, normal en todo 1.75 de altura y 65 Kg. De peso, rubio oscuro y sin ser guapo no se me da mal con las chicas, ah me llamo Juan.

Estoy en la capital estudiando en la universidad, me hospedo en casa de mis tíos, vine a finales del verano, pero la historia empezó en primavera.

Soy de un pueblo muy pequeño del levante español, mi familia desciende de allí desde muchas generaciones, se dedican al cultivo de la tierra, pero la verdad no es terreno para grandes explotaciones por lo que las cosechas dan para subsistir y algo más.

Soy hijo único y mis padres siempre han querido que saliera del pueblo para labrarme un futuro mejor.

Mi madre tiene una hermana que cuando era joven no se conformó con la vida rural y decidió ir a la capital a buscar una vida mejor.

Cuando se fue, mi abuela le dio el poco dinero que había ahorrado, una mañana cogió el autobús y salió en busca de su sueño, sus comienzo en la capital no fueron ideales, pensó volver al pueblo pero su orgullo pudo más y aguanto hasta que encontró un empleo de dependienta en una zapatería, la verdad es que tenía mucho ingenio y voluntad, transformó la pequeña zapatería organizando el almacén, el escaparate y sobre todo los modelos, en poco tiempo empezó a crecer la venta.

Por supuesto el dueño no pasó por alto los cambios y apostó por dejar a mi tía hacerse cargo de la tienda, tanto que al final el hijo del dueño se fijó en ella y se casaron, ahora tiene dos tiendas de mucha categoría y les va muy bien.

De eso ya hace unos años, de hecho ahora tienen dos hijas preciosas y viven en un chalet en una urbanización de lujo.

Mi madre pensó en ella cuando decidieron que yo debería salir a estudiar, mi tío no se opuso cuando le insinuaron que si podría hospedarme en su casa, había sitio de sobra y a él no le vendría mal hablar con un hombre, ya que estaba en minoría, era un tipo muy sencillo, nada que ver con mi tía que era un poco snob.

Tenían dos hijas, Cielo Riveros de 21 años y Katherine Riveros de 19 años, yo no las conocía, solo de oídas, y cuando me dijeron que iban a venir al pueblo a conocernos y confraternizar antes de trasladarme yo a su casa me alegré, aunque me dio la impresión que también era para conocerme y dar el visto bueno.

Vinieron un fin de semana largo de primeros de verano, tenían un coche pequeño pero de muy buena marca, cuando bajaron me quedé impresionado, eran dos chicas guapísimas, súper elegantes y con mucho estilo, pero cuando las oí hablar se me cayó el mundo a los pies, hablaban como dos niñas pijas, de una ñoñez total, en su vida habían pisado tierra blanda, eran dos urbanitas crónicas, nos saludaron como si fuéramos bichos raros, se notaban desplazadas de su ambiente totalmente, no habían visto animales de granja ni una huerta en su vida y no tenían ni idea de donde salía los alimentos que se comían.

Mi madre me había desalojado de mi habitación y la había transformado completamente, parecía una casa de Barbis, a mi me metió en una habitación que no se usaba junto al corral.

Yo para congraciarme, les proponía enseñarles los alrededores pero no mostraban el mayor interés, nos deshacíamos en atenciones, ellas solo se dejaban llevar, siempre con una bebida de cola en la mano, no bebían aguan nunca y las comidas eran de lo más elemental.

Ya no sabía qué hacer para tenerlas entretenidas, las llevé a ver la fuente donde nacía el agua que bebíamos, se extrañaron de que no bebiéramos agua embotellada, les enseñé una poza en el río donde nos bañábamos en verano, el lugar era idílico, esto les gustó más, pero no por el paisaje sino por la oportunidad de tomar el sol y ponerse morenas para la playa, estuvimos una mañana sobre unas rocas planas tomando el sol, yo me quité la camisa, pero ellas se quitaron los suéter y se quedaron en sujetador, bajándose los tirantes, y subiéndose las faldas, yo no sabía dónde mirar, me sabía mal si se burlaban al verme embobado mirándoles las tetas casi descubiertas y los muslos torneados, la polla estaba a punto de reventar pero cuando tenía la cosa mal me levantaba y daba una vuelta por los pinos.

Ellas aunque se daban cuenta no decían nada, seguían cara al sol con las gafas de diseño.

Una mañana se me ocurrió decirles si les gustaban las palomitas de maíz, eso les resultó familiar y parece que les interesó, les comenté que teníamos un campo plantado de maíz, podíamos coger y hacer muchas palomitas.

Como siempre cogieron sendas colas en la mano y fuimos paseando hacia el campo, yo desde detrás me fijé el buen tipo que tenían, mi prima Cielo Riveros la mayor era más baja que yo, estaba un poco rellena y tenía unas tetas divinas, solía llevar unos sujetadores que le daban mucha libertad a sus duras tetas que se movían bajo la prenda que llevaba, pareciendo que tenían una riñas de gatos bajo la camisa, su hermana Katherine Riveros era más delgada y tenía una cintura muy fina, que remarcaba las caderas como una guitarra y el pecho, no muy voluminoso se adivinaba duro y erguido hacia arriba.

Iban delante de mí y me daba cuenta de lo mal que se adaptaban al campo, iban con tacones, no muy altos y con faldas bastante estrechas y sombreros, cuando llegamos se quedaron decepcionadas del aspecto del maizal, no se esperaban las plantas tan altas y tan espesas, se agobiaban con el calor, les di la alternativa de ir a coger higos en una higuera pegada al camino, como no habían visto ninguna, les chocó ver las frutas y me pidieron que le cogiera una cuantas, se las pelé y les enseñé como comerlas y les entusiasmó, me quedé extrañado, pero si, les gustó mucho, de hecho quisieron ser ellas las que cogieran, les advertí de lo peligroso que era, pero mi prima pequeña Katherine Riveros se empeño en subir al árbol, aunque le informe de la fragilidad de las ramas, no me hizo caso.

Como la rama estaba bastante alta, le tuve que hacer un peldaño con las manos para que llegara, cuando estuvo sobre la rama se balanceó peligrosamente, pero se asió a otra rama y cogió varios higos, se los iba arrojando a su hermana que cogiéndose la falda de la orilla hacía de paraguas y las recogía, eso me permitió descubrir el tanga que llevaba puesto, era un triangulo, minúsculo, que no podía cubrir su pubis y marcaba sus labios carnosos, Katherine Riveros desde arriba se movía lentamente sobre la rama hasta que pasó lo lógico, se apoyó sobre una rama demasiado fina y ésta se partió, apenas le dio tiempo a cogerse de otra rama superior y evitar la caída, pero le dio un tal terror a caerse, que empezó a gritar histérica.

Yo le intentaba dirigir para que viniera hacia mí y bajara, pero estaba paralizada, al fin se quedó en una rama a media altura, pero no se atrevía a saltar, estaba aterrada, la falda estrecha no le dejaba moverse y los tacones resbalaban sobre la madera, Cielo Riveros viendo que se iba a caer, me dijo que la bajara como fuera, pero no la podía coger, por lo que ella al ver el problema de la falda se la cogió y se la subió hasta la cintura, yo me subí a un cajón de fruta que había abandonado y me dispuse a bajarla, al llegar a su altura, me encontré con la cara entre sus piernas abiertas del todo, sus bragas por los movimientos forzados se había desplazado a un lado y se habían recogido en la ingle derecha y sus labios estaban semi abiertos mostrando un coño rosáceo depilado excepto una tira sobre el monte de Venus.

No sé todavía que me pasó, pero no pensé el peligro a la caída, ni que era mi prima, ni que su hermana estaba debajo, nada de nada, mi boca se pegó a su coño y mi lengua recorrió sus labios de abajo arriba, al principio gritó, casi se suelta de la rama de arriba, pero al zarandearse se quedó quieta y mirando hacia abajo vio como mi cabeza seguía hundida entre sus muslos, no podía ni cerrar las piernas ni soltar la rama, ni tirarse al suelo, solo pudo suspirar de gusto al notar mi lengua atrapar su clítoris, y quitarle la piel protectora y mordisquearlo.

Cielo Riveros no podía creer lo que estaba viendo, su primo le estaba comiendo el coño a su hermana y ella no podía hacer nada, bueno algo sí que podía hacer.

Al verme pegado al coño de su hermana, con las manos cogiéndole las nalgas para atraerla más todavía, sus manos fueron directas a mi bragueta, apenas me di cuenta con lo atareado que estaba, solo cuando noté la punta de mi polla mojada dentro de la boca de Cielo Riveros, me percaté que me estaba dando una mamada de antología, lo malo es que yo tampoco podía evitarlo, ni quería, pero estaba sobre un cajón como una estatua de lo más inestable, Katherine Riveros ya no gritaba ni lloraba, ni tenía miedo de caerse, solo gemía de placer, sus piernas no podían abrirse más, mi lengua recorría todos sus rincones, hasta el ano tenía mojado de saliva, mi polla hinchada llenaba la boca de Cielo Riveros, esta me tenía cogido de los muslos, la polla era chupada, lamida, mordida y engullida sin descanso.

Cuando Katherine Riveros empezó a temblar comprendí que el orgasmo le llegaba inminente, no me dio tiempo de prepararme, mi boca se llenó de los jugos del coño de mi prima, ella cerró las piernas de golpe, no me dejaba sacar la cabeza, mi polla dijo, ¡ahora yo! y sin más empezó a salir leche a chorros, Katherine Riveros se escurrió de la rama, yo con la cabeza entre sus piernas perdí pie en el cajón y caí sobre Cielo Riveros que con mi polla en la boca tuvo que abrirla dejando salir mi leche sobre su cara y vestido antes de caer al suelo en un revoltijo entre nosotros.

Lo primero que pregunté si estaban bien las dos, yo estaba bastante bien, suerte que la tierra estaba movida y blanda, me aseguraron que sí, nos miramos y echamos a reír todos juntos.

La escena era una delicia, Katherine Riveros con las piernas abiertas, la falda en la cintura, las bragas en un lado y el coño mojado y abierto, Cielo Riveros con la falda subida a los muslos, el tanga mojado y la cara y el vestido lleno de leche espesa, y yo la cara mojada y viscosa desde los ojos hasta la barbilla, con la polla asomando por la bragueta, dura todavía y con el glande lleno de leche.

Cuando se terminaron las risas, Cielo Riveros me miró de una forma rara, sin más se levantó y me tumbó en el suelo, se soltó la falda que cayó al suelo y apartando a un lado el hilo del tanga se sentó sobre mi cara, apenas pude coger aire cuando mi boca estaba sellada por los labios calientes del coño de Cielo Riveros, estaba mojado y tenía un clítoris bastante más grueso que su hermana, no tardó en ponerse duro y con los labios apenas podía atraparlo, las caderas de Cielo Riveros oscilaban desde el ano hasta el pubis, con el vello cortito me raspaba la lengua, el clítoris estaba duro y brillante, los labios vaginales estaban abiertos llenos de flujos y el ano rugoso palpitaba con sus espasmos.

Katherine Riveros no perdió el tiempo, acabó de soltar el cinturón y de un tirón me bajó los pantalones a los tobillos, mi polla parecía una caña más de maíz, solo se molestó en quitarse la blusa, sus tetas saltaron libres, no llevaba sujetador, no sé cómo no me había dado cuenta, cuando se sentó sobre mí fue como entrar en un túnel engrasado, le llegó hasta el fondo, las bragas en la ingle no molestaron para nada, cogió mis manos y las puso sobre sus tetas, yo no veía nada, solo los labios de Cielo Riveros y las nalgas húmedas, aprecié los pezones de Katherine Riveros, los imaginé pequeños, rosados y altos, me equivoqué en todo, en un movimiento de Cielo Riveros que levantó el coño de mi cara un segundo, pude ver que los pezones eran café, con la areola grande y estaban a los lados de las tetas redondas, el capullo se me endureció todavía más al verlos.

Con el camuflaje del maizal las chicas me cabalgaban sin piedad, Cielo Riveros ya se había corrido una vez y buscaba el segundo orgasmo frenéticamente, Katherine Riveros por su cuenta quería que la llenara de leche todo el coño, me costaba un poco después de la corrida tan accidentada, yo levantaba mis caderas para que mi polla entrara más todavía en el coño de Katherine Riveros, ella se movía en todas direcciones, rodaba u oscilaba de forma que todos sus pliegues eran excitados por el anillo de mi glande, buscó con su mano detrás de ella y me puso el dedo en mi ano, fue como encender una mecha, con unos pocos movimientos más de cadera mi polla empezó a derramar leche a chorros, no dejo de moverse hasta que por sus piernas bajaba el semen hasta mis huevos.

Cielo Riveros, dio un largo suspiro y se dejó caer si cabe un poco más sobre mi boca y me dijo…

---- Cómeme el coño, Juan me corro…

Yo seguí castigándole el clítoris desesperadamente hasta que empecé a tragar más flujos espesos de mi prima que manaban de su vagina, casi me ahogaba, hasta que cayó sobre mi y se quedó pegada a mi vientre.

Cuando se repuso me besó en los labios.

Mis padres fueron los primeros en notar el cambio, sobre todo mi madre, cuando llegamos me miró disimuladamente y sonrió, las chicas estaban pletóricas, no dejaban de contar lo buenos que estaban los higos, mi padre solo me miró cuando oyó lo de los higos y me preguntó con los ojos, un parpadeo mío le hizo sentirse orgulloso.

A los dos días mis primas se despidieron, me encantaba verlas, por un lado estaba triste porque ya se marchaban, pero por otra se les notaba un cambio de actitud radical, pelos recogidos, pantalones vaqueros y camisas anudadas y más descuidadas que cuando llegaron, en la forma de hablar y sobre todo el interesarse en muchas cosas que antes ignoraban, me hacía sentirme bien.

Cuando a principio de curso llegué a casa de mis tíos en la capital, quedé fascinado, en parte comprendí la forma de vida de mis primas cuando llegaron, por eso me propuse no cambiar en lo posible, si bien me integraría lo más que pudiera a la vida de la capital.

Mis tíos hacían una buena pareja, Javier era muy abierto y amable, desde el primer momento nos caímos muy bien, me dio entera libertad para estar en su casa y se ofreció para solucionarme cualquier problema que me surgiera, mi tía Ana aunque más estirada también me recibió con mucha amabilidad, sin duda sus hijas le habían hablado mucho y bien de mí, me instalaron en una habitación que había en el ático del chalet, era una buhardilla, hasta entonces estaba llena de trastos pero la habían pintado y decorado con todo lo necesario, tenía una ventana que daba a la calle, se veían los chalets vecinos hasta el horizonte montañoso, me encontraba muy a gusto, pues en mi pueblo no se construían buhardilla ni tejados tan pendientes.

En la planta de abajo están las habitaciones de mis tíos y mis primas y en la planta baja el comedor, cocina etc. Además lo rodea todo un jardín bien cuidado con una piscina cubierta por una carpa acristalada.

Mis primas desde que llegué no me han dejado solo ningún momento, han estado pendientes de mí, ahora han vuelto a su ambiente, aunque conmigo siguen con una complicidad especial.

En estos ratos de descanso me gusta recordar los comienzos de nues……. Eh?

……………………………………………………………………………….

--- Que pasa?

--- Ya estoy harta de todo, sobre todo de los hombres, de todos, me entiendes, de todos…

La entrada de mi prima Cielo Riveros ha interrumpido bruscamente mi momento de paz y recuerdos, está muy excitada y enfadada, intentaré averiguar qué pasa y luego sigo con mi relato…

No me lo puedo creer, no había visto nunca a Cielo Riveros así de enfadada…

--- Y tú que miras? Eres igual que todos, solo estas contento cuando tienes la polla en la mano…

La verdad, al entrar como un torrente en mi habitación me había pillado con la polla en la mano, me la estaba acariciando lentamente, mientras estoy sentado de lado frente al ordenador, solo llevo el pijama corto y abierta la bragueta.

--- Perdona Cielo Riveros pero no comprendo que te pasa, te has enfadado conmigo?

--- Si, estoy enfadada con todo y con todos, y tu lo vas a pagar, a ver, bájate el pijama!

Cielo Riveros me ha obligado a bajarme el pijama, no sé qué quiere, pero cuando lo tenía bajo del culo, me lo ha cogido me lo ha bajado hasta los tobillos, me lo ha sacado de los pies, me ha estirado hasta sentarme en el canto del asiento, estoy acojonado.

--- A ver… abre las piernas! Siempre lo mismo, para vosotros solo existe la polla…

Sin dudarlo un momento se arrodilla entre mis piernas, me espero lo peor, pero ella me coge la polla, la zarandea sin compasión y cuando está dura se la mete en la boca, la chupa con avidez, sin compasión, solo la suelta para respirar y me dice…

--- A sí que soy una mojigata, yo os demostraré lo mojigata que soy!

Yo alucino, no me sabe nada mal que me la chupe mi prima, pero no entiendo nada, está muy quemada y yo no creo que sea por mí.

--- Te voy a comer la polla hasta dejarte seco y me tragaré toda la leche que tengas, hasta dejarte seco, cabrón!

Cada vez estoy más preocupado, mi prima, la pija de las pijas con un lenguaje de lo más barriobajero… en esto se abre un poco la puerta de mi habitación y asoma la cabeza de Katherine Riveros…

--- Que os pasa?, se oye el follón desde bajo, los papás se van a despertar!

--- Tú! Katherine Riveros, no te quedes ahí, pasa y cierra la puerta!

--- Pero que hacéis?

--- No ves? Le estoy comiendo la polla a Juan, es un hombre como todos y nadie me llama mojigata!!!

--- Pero qué culpa tiene él?

--- Directamente no, pero así aprenderá!!!

--- Pero que ha pasado?

--- Pues que mi novio me ha llamado mojigata, ya ves!, el que folla como los conejos, que se corre nada más metérmela y que tiene una polla como un dedo, me llama así!!!

--- Pues mándalo a la mierda! Pero no juzgues a todos igual.

--- Voy a demostrarme y demostrar a todos que no soy mojigata!!!

--- Pues no sé cómo.

--- Juan! Hoy me vas a ayudar, verdad?

--- Claro, no faltaba más!

--- Pues prepárate porque me vas a dar por el culo ahora mismo!!!

--- Perdona Cielo Riveros, no lo hecho nunca, no sé si sabré.

--- Yo tampoco lo he hecho nunca pero hoy lo vamos a hacer, quiero demostrar que no soy mojigata!!! Me apoyarás Katherine Riveros?

--- Bueno… haré lo que pueda hermana.

Cielo Riveros se levanto y con varios movimientos bruscos se quitó la camisa y la falda, el sujetador y las bragas aún tardaron menos en caer al suelo.

--- Pues coge de mi bolso un tarro de crema que hay y ven a mi lado.

--- Que tengo que hacer?

--- Pues supongo que lubricarme el culo y la polla de Juan, pónsela bien dura y que me meta dos dedos en el culo primero.

--- Cielo Riveros, perdona de antemano si te hago daño, no sé si te cabrá mi polla dentro de ese culo tan estrecho.

--- No te preocupes, ya he visto que tu polla es el doble del cabrón de mi novio, pero será un placer tenerla dentro aunque me partas por la mitad.

--- Katherine Riveros, cómeme la polla antes de ponerme crema, porque hará mal gusto, y yo le meteré los dedos a tu hermana para dilatarle ese ojito tan precioso que tiene, la verdad es que no me había atrevido a proponérselo pero siempre he querido clavarle la polla a Cielo Riveros y ya que estamos, a ti también.

--- Será un placer comerte la polla, haré que se la metas sin daño, si me prometes que también me lo harás a mí!

--- Prometido.

--- Cómo quieres que me ponga, Juan?

--- No sé, propongo que te arrodilles en la cama y apoyes la cabeza en la sabana.

--- Así?

--- Si, ábrete las nalgas, ahora te meto el dedo con crema, dime si te hago daño…

--- Vale, mmm noto tu dedo dentro de mí, parece más gordo de lo que es, me da miedo cuando sea tu polla.

--- Ahora ya te entra hasta dentro, notas que entran dos ahora?

--- ssssshhh, los noto, me siento llena, como tienes la polla?

--- No te preocupes y relájate, el esfínter ya cede y mi polla está lubricada por Katherine Riveros, me ha puesto crema hasta en los huevos.

--- Gracias hermana, eres un sol, mmm gracias por acariciarme el clítoris, no lo esperaba pero me gusta mucho.

--- Katherine Riveros, cógeme la polla y encárala al culo dilatado de tu hermana, échame más crema y acompaña mi polla hasta dentro, guíala hasta encontrar el recto.

--- Así te gusta?... oooh, Cielo Riveros… ya te ha entrado el cabezón!!!

--- Yaaaaa, ya lo he notado, es más gordo de lo que esperaba pero me gusta mucho, clávalo hasta dentro Juan!!!

--- Siiii, ya va para dentro, ya está más de medio dentro de ti. Katherine Riveros por favor cógeme los huevos.

--- Los tienes duros como piedras Juan, y pegados a la polla, te quedan dos dedos de polla hasta chocar con los huevos en el coño de mi hermana.

--- Juan, no sabes lo que siento con tu polla dentro, verdad que no soy mojigata?

--- No Cielo Riveros eres un encanto de mujer y muy caliente.

--- Pues no te corras dentro de mi culo por favor, avísame antes.

--- Como quieras, pero no voy a tardar nada, me gusta cogerte de las tetas a la vez que te bombeo el culo y me pones a cien, y tu hermana no lo hace nada mal pajeándome cuando la saco.

--- Te gusta de verdad? Tienes las venas de la polla más hinchadas que nunca, me encanta, y el coño de Cielo Riveros no deja de manar jugos espesos.

--- Cielo Riveros me voy a correr, ya no aguanto más,

--- Métela rápido hasta que no puedas más y me avisas, yo me voy a correr antes. Siiii, ya me viene, oooooh diossss, clávamela hasta dentro, no pares por lo que más quieras.

--- mmm, Cielo Riverosaa no puedo más, me corro donde sea.

--- No espérame, sácala, te la mamaré y me tragaré toda tu leche.

--- Pero Cielo Riveros, si te la sacas del culooooo…

--- Es igual, no soy mojigata mmmmchhc

--- Cielo Riverosaaa por favoorrr.
Cuando mi prima Cielo Riveros me dejo la polla, me miró a los ojos, solamente abrió la boca y me enseño toda la leche que había recogido de mi eyaculación, simplemente sonrió y se la tragó.

Su hermana la miraba sorprendida, aún conociéndola, nunca la había visto tan decidida y tan caliente.

Cielo Riveros se vistió lentamente y recogiendo todas sus cosas salió de mi habitación seguida de Katherine Riveros, la hermana estaba pensativa, me miró antes de cerrar la puerta y encogiéndose de hombros se despidió.

Yo me quedé preocupado, no tenía ganas de nada, así que guardé el relato y lo mandé.

No tuve ánimo ni de repasarlo, apagué el ordenador y me acosté.

No tardé nada en dormirme, solo cuando la luz del día me despertó, empecé a recapacitar lo ocurrido, preferí dejarlo para otro rato porque aunque era sábado tenía que estudiar.

A media mañana me di cuenta que estaba desmayado, después de la noche agitada estaba en ayunas, bajé a la cocina y vi a mi tío como leía el periódico tranquilamente con una taza de café delante del ventanal, lo saludé y pregunté por la demás familia, me dijo que aún no se había levantado nadie.

Después de tomarme un buen vaso de leche me tosté medio bocadillo, un chorrito de aceite y tomate restregado fue la guinda que me faltaba y me volví a mi habitación, cuando pasé por la puerta de Katherine Riveros escuché y no se oía nada, silencio total.

Delante de los libros intenté concentrarme, repasé mentalmente lo ocurrido el día anterior, no tenía mucho sentido, pero entre niñas “bien” igual era muy importante la opinión de uno de los chicos.

Casi a medio día tocaron con los nudillos a mi puerta, era Cielo Riveros que quería hablar conmigo, cerré los libros y me senté frente a ella, llevaba un chándal, el pantalón se le clavaba entre los labios del coño y la camisa que llevaba bajo la chaqueta marcaba sus tetas y sobre todo sus pezones, intenté no fijarme y mirarle a los ojos, casi lo conseguí, aunque ella se dio cuanta y se cerró la chaqueta.

Parecía que iba en serio…

--- Juan, quisiera pedirte perdón por lo de anoche…

--- Por favor...

--- Shiit. Déjame explicarte, entre el círculo de amigos y amigas que frecuento se comenta todo, de hecho es que algunas hemos salido con los novios y novias de otros y al revés, como comprenderás no quisiera que me tomaran por una niña mimada y reprimida, el chico con el que salí se pasó de listo y quiso cubrir sus faltas dándome primero, por eso tenía que estar segura de que no era yo como él decía, siento haberte utilizado, pero no te preocupes que te compensaré de alguna forma.

--- No tenías que darme ninguna explicación, yo sé cómo eres y tus amigos deben de saberlo también.

--- No creas, hay mucha falsedad y mucha tontería entre nosotros, no tienes ni idea, la mayoría de lo que se cuenta es mentira, pero así nos creemos más que los otros.

--- No pasa nada, pero me gustaría que tuvieras amigos más normales y sinceros.

--- Si, a mí también, por eso como tú no conozco a nadie, me despaché a gusto contigo, ahora lo siento.

Se levanto, dio media vuelta y se fue hacia la puerta, cuando iba a abrirla se volvió hacia mí y subiéndose la camisa me enseñó las tetas con los pezones erguidos, me dio un beso al aire y se marchó.

Solo bajé a comer, no hizo falta que me llamaran, el olor subía desde la cocina a mi cuarto, mi tía estaba en la cocina mientras Katherine Riveros ponía la mesa, mi tío nada más verme me largó una cerveza bien fría, me acercó unas tapas y me estuvo preguntando mi opinión sobre el futbol, me gusta hablar con mi tío, es un tipo estupendo.

Tengo que reconocer que mi tía guisa muy bien, posiblemente se puedan permitir tener una cocinera o una criada, pero a ella le encanta la casa y tiene muy buen gusto para todo.

La mesa estaba espléndida, Katherine Riveros había heredado de su madre el buen hacer y estaba poniendo hasta el último detalle, yo estaba halagado, porque me sentía como en casa, Cielo Riveros estaba en su habitación.

Después de comer, tuvimos una breve sobremesa, las chicas ayudaron a su madre a recoger la mesa y mi tío me dijo que tomáramos café, yo estaba encantado, y más cuando me sinceró que estaba contento de poder hablar con alguien de su sexo, tenía muy buena conversación y descubrí que más o menos coincidíamos en los gustos, al poco rato la conversación languideció y aproveché para seguir estudiando en mi habitación.

Cuando ya anochecía subió Katherine Riveros, estuvo un rato haciéndome compañía, su hermana había salido, pero ella no tenía plan y se aburría como yo.

Nos pusimos a ojear por internet, me enseñó sus amigas por Facebook y me contó secretillos de ellas, la verdad eran unas chicas a cual más hermosa, me prometió presentarme a algunas.

De pasada vimos alguna página porno, ella no demostró ningún interés, solo se paró en una escena de sexo anal, aunque lo había vivido en primerísimo plano sentía curiosidad por hacerlo bien, tenía miedo del grosor de mi polla, pero al ver otros verdaderamente superdotados meterla en culos apretados se tranquilizó y se animó a hacerlo en la primera ocasión.

Yo como es lógico, aunque lo mirábamos con ojos de aprender, tenía la polla como un poste, además lo agravaba el que mi prima para verlo mejor se inclinaba sobre mí, se apoyaba en mi muslo y su mano rozaba el tronco de mi polla, el olor de su pelo me mareaba y el calor que salía de su cuello me nublaba la vista.

Cuando metí la mano bajo su camiseta no me dijo nada, ni se inmutó, mis dedos pasaron bajo el leve sujetador y tirando hacia arriba dejé que sus tetas cayeran en la palma de mi mano, como toda respuesta ella se soltó el sujetador de la espalda y se lo sacó por una manga.

Ya no me excitaban las imágenes de la pantalla, aparecían coños, tetas, pollas, mamadas, nada era como tener la mano llena de carne suave pero dura, tersa, con los dedos presionando los pezones juveniles que se erguían al mínimo roce, mi boca besaba el cuello de Katherine Riveros, ella se retiró el pelo hacia la otra parte dejándolo desnudo, desde la oreja hasta el hombro fui besando, lamiendo y mordiendo cada centímetro, los pezones por momentos se hacían rugosos, ásperos y la piel de la teta estaba tirante, seguro que brillaba bajo la camiseta.

Su cabeza se apoyaba sobre mi pecho, le besaba las sienes y los ojos, hasta llegar a la comisura de los labios mi prima se dejó hacer, después se despertó la fiera, se abrazó a mí y me besó en la boca, su lengua buscó la mía y nos fundimos en un largo beso que duró hasta que nos ahogábamos y tuvimos que separarnos.

Su mano pasaba sobre mi pantalón recorriendo toda la longitud de mi falo, se sentó sobre mi muslo y siguió besándome, con mi polla notaba la separación de sus nalgas y le daba golpes de excitación, la erección me producía dolor de huevos, y la incomodidad de no poder expandirse me obligó a levantar a mi prima, abrió la bragueta y sacándome la polla volvió a sentarse, esta vez de cara a mí y de espaldas a la pantalla.

Mis manos abarcaban sus dos tetas, estaban calientes y cada vez más duras, mi polla entre sus piernas rozaba su coño por encima de las bragas bajo la falda, sus brazos sobre mis hombros me atraían para besarme, su boca tibia sabía a hembra caliente, yo no sabía qué hacer para frenar aquella mujer, temía que en cualquier momento entrara alguien y nos pillara en esta postura inequívoca, el monitor se había apagado en reposo, solo entraba una tenue luz por la ventana desde la calle.

Katherine Riveros solo tuvo que levantar los muslos un poco para separar las bragas a un lado y dejarse caer, mi polla ya la estaba esperando unos centímetros más abajo, no tuvo que apuntar, sabía exactamente donde estaba yo, abrí las piernas y ella se incrustó entre mis muslos y se clavó la polla hasta chocar con mis huevos, no tenía ninguna prisa, no habíamos hablado desde hacía mucho rato, solo sensaciones y placer recorrían nuestros cuerpos, cuando me quitó mi camisa acarició mis tetillas, yo sin soltar sus pechitos levante los brazos y ella se sacó la camiseta por la cabeza, luego se pegó a mí, sus dedos recorrían mi espalda como peines, solo subía y bajaba a lo largo de mi polla, despacio, sintiendo cada milímetro, cuando llegaba bajo del todo esperaba mi contracción en el glande para subir de nuevo casi hasta salirse, y volvía a bajar.

Solo me permití soltar un pezón cuando pasé la mano entre nuestros pubis y al encontrar su clítoris lo recorrí en toda su longitud hasta hacerlo salir de su escondite, era como una pequeña erección, pretendía competir conmigo aunque sabía que tenía la batalla perdida pero salía orgulloso, y la hacía suspirar en cada caricia, cuando fue su clítoris quien buscaba mi mano cada vez con más urgencia comprendí que su orgasmo estaba cercano, sus manos me frotaban con más presión la espalda, sus tetas se apretaban más a mi pecho, y cuando yo levanté mi regazo, ella se dejó caer, clavándose la polla hasta dentro y clavándome las uñas en mi espalda, noté diez arañazos a la vez lentos y profundos, todo lo que duró el éxtasis de su orgasmo.

Nos quedamos abrazados, sus piernas colgaban sobre mis muslos y su cabeza sobre mi hombro, respirábamos al mismo ritmo, me dijo si podía estar un rato así, por supuesto le dije que sí, aunque no me había corrido yo, disfrutaba tanto o más notar a una preciosidad así entre mis brazos.

Se relajó tanto que se quedó dormida, cuando miré el reloj y vi que era hora de cenar le di un beso en los ojos cerrados que las desperté, aún se acurrucó un poco pero tuve que despejarla a fuerza de besos, al fin se levantó, se puso el sujetador y la camiseta, entonces cayó en la cuenta que mis huevos estaban llenos todavía, me besó el glande cariñosamente.

La cena fue muy animada, Cielo Riveros se notaba contenta, con ganas de hablar, Katherine Riveros también estaba despejada después de una tarde relajada y mis tíos estaban contentos pues habían quedado con unos amigos para ir al teatro.

Cuando mi tía salió de su habitación estaba espléndida, además de elegante con un vestido de noche muy bonito y que le hacía un cuerpo muy sexi, su hija Cielo Riveros la había maquillado de maravilla, parecía otra persona, mi tío no cabía dentro del traje, se notaba orgulloso de su familia.

Cuando el sonido del taxi que se había llevado a mis tíos se esfumó, mis primas especialmente Cielo Riveros me cogieron de las manos y me arrastraron a su habitación, querían contarme cosas.

Ellas ya habían hablado un poco, pero Cielo Riveros me sentó en su cama y se subió frente a mí cruzando las piernas sobre la colcha, Katherine Riveros subió por el otro lado, empezó a contarme lo que habían hablado las amigas.

Como había esperado y temido, el amigo de mi prima había insinuado que era un poco sosa en la cama y que era bastante fría, lógicamente ella les contó que él era el que realmente apenas duraba follando y que la tenía muy pequeña, sus amigas se rieron aunque había una, que era la más atrevida, se jactaba de haberse acostado con la mayoría de amigos y que practicaba sexo anal con toda normalidad, pero Cielo Riveros les contó que ella también lo había hecho, su amiga no la creyó por lo que se picaron y Cielo Riveros le retó a que yo lo haría con ella.

Katherine Riveros aplaudía animando a su hermana, pero yo estaba perplejo, esto podía irse de las manos, yo no controlaba ni tenía experiencia para tratar con semejante pantera.

Cielo Riveros me recordó lo fantasmas que eran todos y la fantasía que le ponían y que no me preocupara.

La verdad, yo estaba más que contento con el status actual de follarme a mis primas, además lo hacíamos con una dulzura y un buen ambiente que tenía mucho morbo, pero abrir el circulo de folladas no sabía hasta donde podría llevarme.

Me resistí un poco, no lo veía claro, pero mis primas se echaron sobre mí haciéndome cosquillas y dándome con la almohada hasta que se me pasaron las dudas.

Aunque la cama no era muy ancha el montón de piernas, brazos y cuerpos se hicieron un lío que nadie sabía donde las ponía ni donde estaban, nos reímos un buen rato, hasta que una mano anónima me atrapó la polla, que aunque estaba blanda, hizo sonar la alarma, no era un roce casual sino una cogida con la mano llena y con intención de no soltarla, seguí el brazo que sostenía la mano hasta llegar al hombro y al cuello que no hacía mucho había besado con tanto ardor, Katherine Riveros me miraba con una cara lánguida, como pidiéndome permiso de acabar lo que se había quedado pendiente por la tarde, no me dio tiempo a contestar, porque Cielo Riveros se echó sobre mi cara poniendo sus tetas en mi boca, en ese momento tenía la blusa puesta pero se la levantó de golpe y dejó sobre mis labios su pezón ya duro, no contenta con eso cambió de lado y me ofreció el otro pezón, pero para eso arrastró sobre mi boca las dos tetas tibias y suaves, a Katherine Riveros se le llenó la mano que tenía apretando mi polla, eso le alentó y la sacó rápidamente, con los labios retiró el prepucio y la lengua presionó el glande contra el paladar, lo succionó hasta casi llegar a la campanilla.

Cielo Riveros presionando sobre mí apenas me dejaba moverme, yo intentaba por todos los medios soltarme pero Katherine Riveros subida sobre mis piernas y su hermana sobre mis brazos me bloqueaban, cuando ya tenía la polla al máximo de dureza, Cielo Riveros se dejo resbalar sobre mi hasta pasar una pierna a cada lado de mis caderas, Katherine Riveros le fue guiando hasta que sus labios menores encararon mi glande rojo de sangre, solo se metió la mitad, con eso me di por vencido y dejé de intentar escapar, Katherine Riveros abrió el cajón de la mesita de noche y sacó un frasco que yo ya conocía, era crema suavizante, me hice a la idea que Cielo Riveros quería que la culeara otra vez, me propuse hacerlo mejor que la primera vez.

Lo que no había visto es que Katherine Riveros había sacado de la mesita también un cepillo del pelo, mientras su hermana me mantenía quieto con la polla apenas metida en su coño lo suficiente para mantenerla dura, Katherine Riveros había embadurnado el mango del cepillo del pelo con crema, y después de adaptar su agujero con un dedo probó con el cepillo, la oí gemir con la entrada del mango, los lamentos fueron sustituidos con el tiempo por suspiros y luego por lamentos, Cielo Riveros se giró a mirar a su hermana tenía la mirada perdida, concentrada en su culo, contando los milímetros que iban desapareciendo del mango del cepillo, pero esperanzada en poder meterlo todo, cuando estaba casi todo dentro, se levantó, se sacó mi polla de su coño y me lubrico el miembro todavía más, le sacó a Katherine Riveros el cepillo del culo y la acercó a mí, la subió sobre mi y cogiendo mi polla con las dos manos la aguanto vertical, al tocar mi polla con el tacto fresco de la crema, hizo un gesto como de arrepentimiento, pero se armó de valor y se dejó caer lentamente, como ya había visto en su hermana la primera dificultad era lograr que entrara el grueso glande que le amenazaba, pero contaba con la suavidad de la crema y el premio final que era sentir la polla ardiendo dentro de ella.

Bajo la vigilancia de Cielo Riveros que le guiaba la polla buscando la vía del recto, el glande entró con un plop!, un suspiro se oyó y una risa nerviosa, a partir de ese momento el tronco fue desapareciendo entre las nalgas de mi prima, Cielo Riveros iba reponiendo la crema constantemente y eso facilitaba que Katherine Riveros solo sintiera como se iba llenando por dentro, cuando desapareció del todo me pidió que presionara aún más, para sentir que yo se la metía hasta el fondo, la complací y en varios empujones me incrusté con los huevos pegados en su coño, a partir de entonces me rogó primero que la metiera y la sacara, luego me lo pidió y después me lo exigió desesperada, quería que la follara violentamente, cuando le llegó el primer orgasmo Katherine Riveros me presionó la polla con sus músculos vaginales, mi polla estaba a reventar, Cielo Riveros le pasaba el dedo por los labios de la vagina recogiendo los jugos que le salían abundantes, se escurrían entre los labios hasta mojar el clítoris y terminar sobre la sabana al caer desde el empapado monte de Venus, Katherine Riveros me pedía que aguantara sin correrme, quería alcanzar por lo menos otro orgasmo más, yo dudaba mucho poder resistir la visión de este cuerpo con forma de guitarra y ver como mi polla desaparecía entre sus nalgas abiertas, cuando ya parecía venirle su hermana le ayudó acariciándole el clítoris hinchado y cayendo con la cabeza sobre la sabana se rindió ante la polla que la atravesaba, cuando por fin me corrí y la saqué, un reguero de semen apareció al momento entre sus nalgas, el ano dilatado no podía retenerlo.

Katherine Riveros se sentía feliz, después de ver a su hermana gozar con mi polla en su culo se propuso que sería la siguiente y cuando oyó la posibilidad de que la amiga de Cielo Riveros fuera enculada no se lo pensó dos veces y lo consiguió, ahora solo tenía un poco se sensación de ardor en el esfínter.

Cuando levanté la vista, Cielo Riveros estaba recostada sobre la almohada, de frente con las piernas abiertas y completamente desnuda, los pezones todavía hinchados por mis mordiscos, movía los muslos mostrándome el coño abierto, no hizo falta darme instrucciones, me lance a chuparla, mi lengua le separó los labios con las manos le levanté las nalgas y la atraje hacia mí, sus muslos rodearon mi cabeza y mi boca se llenó de carne rosada y húmeda, el primer orgasmo fue rápido pero cuando llegó el segundo se cogió al cabezal de la cama y gimió desesperadamente convulsionándose hasta que lentamente recobró el sosiego.

Con las piernas temblorosas me dirigí a mi habitación, las escaleras me parecieron más largas de lo normal, y caí en mi cama boca abajo hasta la mañana siguiente.

Como era domingo no se oía nada en la casa hasta muy tarde, mis tíos habían llegado tarde, y mis primas tenían motivos para dormir, yo cuando me desperté no quise ponerme a estudiar, solo tenía ganas de mirar al cielo, abrí un poco la ventana de mi buhardilla, estaba a un nivel más alto que los demás chalets, se veían tejados, jardines y al fondo las montañas verdes.

Bajo mi ventana al otro lado de la calle hay un chalet muy bonito, apenas se ve desde la calle, está rodeado de vegetación, pero desde mi posición llego a ver alguna de sus ventanas, a estas horas ya están entreabiertas, me llama la atención unas voces, en ésta urbanización es raro oír voces y menos en tono alto, eso llama mi curiosidad, me asomo con cuidado y veo en una ventana a un hombre joven discutir con alguien, no parece nada grave hasta que le veo levantar la mano y pegar a alguien, doy un salto en mi silla y me asomo más, solo veo pasar a la figura de una mujer rápidamente tapándose la cara, el aún le asesta otra bofetada, me indigno y me dan ganas de bajar al teléfono y llamar a la policía, pero en eso veo abrirse la puerta del chalet y salir al joven, va vestido con el uniforme de piloto civil llevando una maleta de viaje, sube a su coche y desaparece con un chirrido de neumáticos.

Al rato veo abrirse la puerta otra vez, sale la mujer, es también joven, y lleva como una venda tapando la cara, va bajando la calle andando lentamente.

Me visto rápidamente y salgo a la calle, a lo lejos todavía se ve a la chica, no tiene prisa y se toca la cara de vez en cuando, al alcanzarla la saludo y le pregunto donde venden periódicos, ella me dice que también va a la tienda por lo que me ofrezco a acompañarla, noto como le alivia la compañía y vamos hablando de nimiedades, al fin me armo de valor y le pregunto que le había pasado, me contesto al rato, se estaba inventando una historia, al fin me dijo que se había quemado en la cocina con agua caliente, me hice el pesaroso y le desee que se curara pronto a la vez que me ofrecí para ayudarla si tenía algún problema, ella lo agradeció de corazón, se sintió reconfortada y parece que se sintió más habladora, volvimos juntos de la tienda y me invitó a su casa, yo no me atrevía a pasar pero insistió, la casa era imponente, me contó que su pareja era piloto en una compañía extranjera y que se había marchado para varios días, no tenían hijos y llevaban algún tiempo juntos aunque llevaba mal la separación de los vuelos.

Me invitó a desayunar, pude apreciar el cuerpo que tenía, sobre unos 35 años, alta, morena y con la piel tostada por el sol, me dijo que le encantaba la playa y se preparaba para las vacaciones en una terraza que tenía el chalet oculta a la calle, lo poco que podía ver de su cara era muy guapa y aunque no llevaba ningún maquillaje tenía una facciones perfectas.

Cuando me pareció prudente me levanté para marcharme, pero me cogió la mano y abriéndola me beso en la yema de los dedos, después me los puso en los labios, no pude reprimirme y le di un beso encima de la venda que ocultaba el moratón del bofetón que le habían dado hacía un momento, una lagrima asomó en sus bonitos ojos, me acompaño hacia la puerta colgada en mi brazo, la mirada que me despidió me dijo muchas cosas.

Al entrar en mi casa dejé sobre la mesa del salón los periódicos que había comprado en el kiosco, el preferido de mi tío y tres más especializados en deportes.

Cuando me senté en mi habitación no me podía quitar de la cabeza la cara de la vecina de enfrente oculta por unos apósitos, disimulando los moratones provocados por su pareja, no pude evitar la curiosidad de asomarme por mi ventana y mirar al chalet de enfrente, era bastante grande y aunque de una planta tenía un patio interior que le daba luz y frescura a todas las habitaciones interiores, también disponía de una piscina con forma de riñón y una serie de arboles que daban sombra e intimidad al jardín.

Al rato de estar mirando distraídamente hacia el tejado del chalet, vi como de una habitación interior salía al patio interior oculto a la vista desde el exterior, la chica que había estado hablando un momento antes.

Salió tímidamente, mirando hacia todos lados, aunque el patio es pequeño, se notaba insegura, realmente yo no le había dicho que vivía enfrente y en la buhardilla, tampoco había tenido ocasión, de hecho no sabía ni como se llamaba.

Cuando salió, cerró la puerta tras de sí y se tumbó sobre una hamaca, iba envuelta en una toalla de baño que la cubría entera hasta los pies, que solo se abrió cuando estuvo tumbada, sacó una frasco con bronceador y lo estuvo repartiendo lentamente por sus brazos y piernas, yo estaba intrigado, su rostro todavía tapado por la venda no dejaba apreciar sus facciones.

Cuando hubo repartido la crema por los brazos, la pasó por el cuello, fue entonces cuando se quitó el apósito de la cara, era bellísima, pero un moratón cubría casi todo el pómulo y en la barbilla también se notaban las secuelas de los golpes, tan ensimismado estaba mirándole la cara que no me percaté que la toalla había caído a su espalda y dejaba al descubierto su cuerpo casi entero.

Al tener los brazos levantados, pude admirar sus pechos erguidos que le nacían desde los lados del tórax, estaban coronados por dos pezones con unas areolas grandes y que formaban entre ellos una separación que los hacía perfectos, bajo de ellos un ombligo perfecto y más abajo los muslos cruzados escondían un monte de Venus prometedor.

Cuando se acomodó en la hamaca, se presentó al sol de forma que le acariciaba todo el cuerpo ya de por si moreno, entonces ya se apreciaba su pubis perfectamente depilado.

Mi polla reaccionó inmediatamente y buscando una silla me senté frente a la ventana, decidido a observar tanta belleza, la chica estuvo un buen rato exponiéndose al sol, con los brazos sobre la cabeza, las tetas estaban alzadas y descansaban separadas y brillantes, como no llegaba a verla del todo me asomé a la ventana, quería ver con más detalle el cuerpo escultural de la chica, tuve el descuido de que el sol reflejó la esfera de mi reloj y le hizo un rayo de luz que pasó por su lado, ella apenas se tapó los ojos y miró para donde yo estaba salido medio cuerpo en la ventana, desde la distancia no aprecié la leve sonrisa de la chica, pero si que vi cómo separaba lentamente las piernas y las dejaba abiertas frente a mi, mostrando sus labios abiertos del todo para después irlas cerrando muuuuuy lentamente, después se cogió con las dos manos las tetas y se las juntó presionándolas hacia arriba pellizcándose los pezones.

Yo estaba como hipnotizado, no me di cuenta hasta un rato después de sentarme otra vez dentro y estar acariciando mi polla lentamente, que la vecina me había dedicado la visión de su coño.

Al rato bajé a la cocina, tenía mucha hambre y abriendo la nevera cogí lo primero que pillé, me acerqué a mi tío que ya estaba leyendo la prensa que le había comprado, nada más verme se levantó y me ofreció una silla a su lado, me pasó el brazo por el hombro y me dio las gracias por haberme acordado de él, enseguida abrió los periódicos y empezó a comentarme los partidos del día anterior. Estaba emocionado, había ganado su equipo.

Por la tarde salí un rato al centro a tomar una copa, mis primas habían salido con sus amigas y mis tíos se quedaron viendo la tv.

Al día siguiente ya hacía un rato que había venido de la universidad cuando escuché la puerta del chalet como se abría, bajé las escaleras de tres en tres y cuando salí a la calle disimulé como si fuera casual el encuentro, aunque mi corazón iba a mil, la chica iba vestida muy elegante, se notaba su buen gusto, llevaba un perfume embriagador, estaba bajando unos paquetes de su choche para meterlos en casa, me ofrecí a ayudarle, me percaté enseguida de que se había quitado la venda, la había sustituido por maquillaje y de no haberlo sabido no se apreciaba nada.

Al agacharse a sacar un paquete del coche el vestido se quedó hueco y mostró las dos tetas colgando apenas sostenidas por el sujetador, me miró a los ojos y se rió de la cara de idiota que se me había quedado, yo no tuve más remedio que admitirlo y me uní a su risa, a partir de ese momento se estableció una corriente de simpatía entre los dos que entramos a su casa con una risa contagiosa.

Casualmente mi tía llegaba en ese momento y viéndonos cruzó la calle y me dijo…

--- Juan, me alegro que ya conozcas a Emi, es una chica especial, estaba esperando el momento de presentaros. Emi mi sobrino Juan es un muchacho especial, como si fuera hijo mío, seguro que congeniáis.

Cuando se volvió para irse se volvió y dijo…

--- Ah! Se me ha ocurrido una cosa, Emi, como mi sobrino está estudiando, le vendría muy bien un apoyo con el inglés y tu lo dominas perfectamente, crees que lo podrías ayudar?

Yo me quedé paralizado, ni por un momento me esperaba este giro en la situación, pero más me quedé cuando Emi aceptó entusiasmada la proposición.

Cuando volví a casa mi tía estaba en la cocina, me dirigí directamente a ella, se volvió sonriéndome y me dijo…

--- Te ha sabido mal la idea Juan?

--- Nnnnoooo, desde luego, no podría ni soñarlo, no sabía que os conocíais y menos que me ayudarías de esa forma.

--- Tranquilo, Emi es una buena amiga y se merece tener amigos, tu eres un buen chico y también te mereces relacionarte, pero te tengo que contar una confidencia, me guardarás el secreto?

--- Claro tía, puedes contar conmigo.

--- Bueno, en principio no me llames más tía, llámame Ana, y después te tengo que advertir respecto a Emi. Como puedes ver es una chica hermosísima, pero tiene una historia un poco triste, Emi era azafata de una línea aérea, como es natural viajaba mucho y en una de las escalas conoció a su marido, es piloto de otra compañía, coincidieron en varias ocasiones hasta que se casaron, entonces Miguel que así se llama el marido, se mostró como realmente era, extremadamente celoso y muy machista, le obligó a dejar el trabajo y la dejó en casa, como ves no es problema económico, pero está en una cárcel de oro, él sigue viajando haciendo rutas, a veces enlaza varias semanas fuera, pero no deja a Ana relacionarse con nadie y sospecho que no la trata demasiado bien.

--- Gracias tía, digo Ana… te agradezco que me cuentes todo esto, Emi aunque no la conozco, me parece muy simpática y se le nota un tanto triste.

--- Solo te lo he dicho para que la trates bien, es encantadora, pero ten mucho cuidado en comprometerla, su marido es peligroso, más que peligroso, diría yo.

Me fui a mi habitación, estaba hecho polvo, los acontecimientos me habían descolocado por completo.

Por la tarde estando estudiando, llamaron a la puerta, se asomó mi tío y se sentó en una silla a mi lado, por su aspecto no podía imaginar el motivo de subir a mi cuarto, era la primera vez que lo hacía y me intrigaba.

--- Mira Juan me gustaría hablar contigo.

Tragué saliva esperando expectante.

--- Según creo estas estudiando magisterio, verdad?

--- Pues sí, mis padres siempre han querido que me ganara la vida fuera del pueblo, y estudio mucho para poder conseguirlo.

---Bueno, no tengo nada en contra de los maestros pero tengo una proposición que hacerte, como creo que ya sabes tenemos dos negocios que nos funcionan bastante bien, de hecho somos de los comercios que más venden en la actualidad, lo que no sé si sabrás es que cuando conocí a tu tía éramos una zapatería del montón, pero gracias a ella todo cambió, con su tesón y su trabajo subimos como la espuma, yo me dedicaba a hacer pedidos simplemente, pero ella vio el futuro y orientó la tienda a un nivel mucho más alto, de hecho con toda la crisis que sufrimos, nuestra tienda no la hemos notado, pues nuestra clientela es de mucho dinero y aunque hay muchos más pobres, hay muchos más ricos y se gastan el dinero, yo he procurado ponerme a su altura y he aprendido inglés para acudir a las ferias internacionales, pero tu tía además de hablar mejor que yo encima no tiene apenas acento extranjero, tiene una capacidad de trabajo incansable, por lo que nunca le he podido negar nada, para mi es toda mi vida, y me ha dado dos hijas maravillosas, pero ahora hemos ampliado como sabes a otra tienda en la mejor zona de tiendas del centro y necesitamos de mejor administración.

Yo siempre he pensado en que llegaría una persona para organizar todo el negocio y he pensado que quizá tú podrías ser esa persona, nosotros nos dedicaríamos a estar en cada tienda, pero el negocio lo administrarías tú. Por eso había pensado que podrías estudiar empresariales u otra carrera más orientada para los negocios, para poder coger las riendas en su día de este tinglado, como habrás notado mis hijas son estupendas, pero no tienen ambición de empresarias, y como también he notado os lleváis muy bien entre vosotros, lo que te agradezco mucho, quiero que sepas que te considero como a un hijo que no llegué tener. De todas formas no te presiono, simplemente piénsatelo. Te dejo, que no te aburras.

Y sin más salió y me dejó con la boca abierta.

Esa semana mis tíos tuvieron que asistir a una feria de zapatería, sería solo un par de días, pero para mis primas era más que suficiente.

Cielo Riveros enseguida que se enteró empezó a organizar la fiesta, el sábado invitaría a su amiga a dormir a casa, en principio era para estudiar, pero yo sabía el plan verdadero, cuando vino la chica y me la presentó me quedé admirado del tipazo que tenía, por supuesto era tanto o más pija que mi prima, además bastante creída, no sin razón, era la más deseada del grupo, ella lo sabía y presumía de ello.

Mis primas organizaron una cena informal, a base de pizzas y colas sin, además de otras sutilezas, menos mal que después sacaron bebidas y demostraron que el alcohol no lo desestimaban en absoluto.

Hicimos un corro en el suelo y las pizzas y comida china se mezclaba sin orden con la cerveza y las coca-colas.

Todo eran risas y frases con doble intención, la chica era bastante desinhibida y procuraba demostrar su gran experiencia con los chicos.

Yo estaba expectante, y un poco atemorizado ante la seguridad que demostraba la rubia.

Los ánimos estaban exaltados, todos teníamos ganas de pasarlo bien, Cielo Riveros propuso jugar a las prendas, después de varias ideas acordamos la famosa botella, todos la giraríamos y a quien le señalara podía pedir algo a los demás.

En principio me preocupé, pues yo era el único hombre frente a las tres chicas desatadas, esperaba lo peor, no tardaron en confirmarse mis sospechas, en principio fueron la quitada de prendas de ropa, por una que le tocaban a las chicas a mi me tocaban tres, yo procuraba alternar a las chicas, a una le quitaba la falda, a otra la blusa, a otra los zapatos, en cambio a mi empezaron por los pantalones y en un momento estaba completamente desnudo, esto añadido de los comentarios calientes de las chicas tenía casi siempre la polla empinada.

Pero cuando ya no me quedaba ninguna prenda para quitarme empezaron los “castigos”, empezaron suaves, besar a una, tocar las tetas a otra, pero cuando vieron como se me ponía la polla cada vez que tenía que complacer alguna petición se centraron en apostar fuerte.

Yo por el contrario, contraatacaba haciendo que una desnudase a otra o que enseñara el coño más menos sensualmente, pero cuando el ambiente se fue calentando mis primas hicieron un cambio claro en el que atacaban a Cris, siempre que le tocaba a ellas decidir me obligaba a hacerle cosas cada vez más excitantes, en principio cuando le tuve que chupar las tetas a la chica, mis primas estaban mirando con interés la reacción de su compañera, está en principio estaba convencida de su superioridad en experiencia y en dominar la situación, pero según iba llegando a sus zonas erógenas iba acusando las sensaciones físicas, de hecho cuando me dijeron que le lamiera el coño, esta se puso presta en posición boca arriba y con las piernas abiertas, pero cuando mis labios abrieron sus labios y metí la lengua en su vagina ya empezó a suspirar y mesarse el pelo, más cuando llegué a lamer su clítoris, ya se pellizcaba sus pezones y se apretaba las tetas juntándolas y amasándolas con las dos mansos, me apretaba la cabeza sobre su coño ardiente y apenas me dejaba respirar, la teórica brevedad del castigo se olvidó y se recreaba abriendo las piernas y ofreciéndome sus labios levantando las caderas contra mi boca.

Cuando ella tenía la ocasión de elegir castigo, elegía a Cielo Riveros para que me hiciera lo mismo o que me chupara la polla o los huevos, mi prima obedecía con gusto, pero acababa pronto para reservarse la revancha.

Katherine Riveros también participaba en los castigos y procuraba que le fuera acariciando el ano, ya fuera con la lengua o con los dedos, por lo que Cris, cada vez estaba más receptiva para el sexo anal.

Estuvieron preparándola haciendo que le metiera el glande solamente en el coño para luego sacarlo, ella se desesperaba y me pedía que se la metiera de una vez hasta dentro, pero mis primas me hacían retroceder, ponían como condición que tenía que meterle el dedo en el culo a la vez que la punta de la polla en el coño, el vocabulario cambió bastante, desde las palabras cursis del principio, ya me reclamaba la “polla dentro del coño” o párteme en dos” o “hazme tu puta”, mis primas me miraban admiradas ante el cambio.

Al haberle hecho desear mi polla al máximo, ya solo deseaba que le tocara a ella y al tener el coño mojado le regalaba de vez en cuando una metida rápida hasta dentro, en la que gemía rogándome que no la sacara, el orgasmo le llegó sin esperarlo y se retorcía de placer, en estas ocasiones yo le metía el dedo en el culo, el esfínter se relajaba al estar distraída en recibir mi carne por la vagina y de un dedo pasé a meter dos debidamente lubricados por mi prima Katherine Riveros, al fin se planteó el meterle la polla por el culo, la cara de la chica cambió de momento, viendo el grosor de mi miembro se imaginaba la dificultad en meterla pero consintió diciendo que ella lo había hecho varias veces, cuando mis primas la pusieron en posición de rodillas y con la cabeza sobre la alfombra, le separaron las nalgas y Katherine Riveros untó el orificio abundantemente al igual que mi polla desde el glande hasta los huevos, Cielo Riveros me fue acercando a ella presionándome en mi cadera, hasta que me apoyo en el centro de su ano, ella quiso huir pero no le dejaron, presioné un poco y cuando le entró apenas un centímetro de mi glande, dijo…

--- Ya está, veis como me la ha metido? Así lo hago yo siempre.

Mis primas me miraron asombradas y se rieron.

--- Como que ya está? Si no te la ha metido nada.

--- Con esto sobra, no veis que no cabe más?

--- Pues no, te va a dar por el culo como se debe, tú simplemente déjate llevar y relájate, no te dolerá.

--- A mí solo me la han metido un poco, más no puedo.

--- Ya verás como si que puedes, y luego lo agradecerás.

Sin más discusión Cielo Riveros me dio una palmada en el culo a mí dándome la salida, le cogí de las dos caderas, Katherine Riveros me tenía cogida la polla por el tronco apuntando al centro del ano, Cielo Riveros metía la mano entre las piernas de Cris y le acariciaba el clítoris, haciendo que abriera las piernas y arqueara la espalda.

Mi polla llegaba justo al rugoso agujero rosado y al presionar fue cediendo ante la insistencia del glande que suavemente se incrustaba sin parar, la chica chillaba según notaba agrandarse su orificio, pero no tenía perdón, la polla no paraba milímetro a milímetro hasta que el anillo del glande despareció dentro le esfínter de la chica, las lagrimas que le caían demostraban que estaba “vivamente” emocionada y con ganas de que lo que le faltaba por entrar llegase a su fin, cuando ya iba por la mitad por fin comprendió que era mejor colaborar y haciendo unos movimientos con los músculos vaginales ayudó para que me entrara casi de golpe hasta pegar mis huevos en su coño, entonces lloraba pero de alegría, de repente se olvidó del mal rato que había pasado y me apremió para que la follara sin piedad, ansiaba mi polla dentro de ella, la crema hacía su función y solo sentía un placer inexplicable, me pidió que me corriera dentro porque quería sentir mi leche inundando su culo por primera vez, sin dudarlo la complací y la llené con varios chorros.

Cuando mis primas notaron como por mis venas se hinchaban y palpitaba mi polla le metieron dos dedos en el coño a la chica como premio, con lo que le vino un orgasmo que le hizo derrumbarse sobre la alfombra.

Mis primas aplaudieron burlándose de que no había conocido una polla en el culo hasta ahora, Cris no tuvo más remedio que reconocerlo.

Cuando se levantó las piernas le temblaban, ya era muy tarde y decidimos irnos a dormir, me subí a mi habitación y ellas se fueron a su cuarto.

Casi me había dormido cuando la puerta se abrió y Cris se metió en mi cama, me dio un beso y me dijo al oído…

--- Fóllame.

Siempre he sido muy obediente, se tendió boca arriba y me dijo…

--- Haz lo que te apetezca conmigo, quiero que me hagas sentir todas las corridas que puedas.

Me incrusté entre sus piernas y mi polla buscó ávidamente sus labios y resbalando entre ellos, saltó sobre el clítoris y se coló de un golpe entre los labios menores buscando el calor húmedo de su vagina, desde el principio se la metí hasta dentro, sus pliegues me enervaban y no tardamos en corrernos a la vez, nuestras piernas se enredaron, sintiendo como los espasmos eran mutuos.

Al amanecer desperté y al verla a mi lado boca arriba con los brazos sobre la cabeza, lentamente le abrí las piernas sin despertarla, metí las mías entre las suyas como una tijera y me puse a su lado, con una mano acariciaba sus tetas y con la otra el clítoris, cuando se despertó mi polla estaba bombeándola suavemente, los pezones y el clítoris estaban hinchados y duros. Un nuevo orgasmo la sacudió violentamente.

El sol nos encontró abrazados.
Sobre las diez de la mañana me desperté, Cris dormía sobre mi pecho, con su brazo me rodeaba y su pierna estaba sobre las mías, como pude me escurrí y me vestí. Al bajar pasé por las habitaciones de mis primas, las dos estaban durmiendo como angelitos, en silencio llegué al salón, estaba todo esparcido por la alfombra, recogí los vasos, cubiertos, las botellas y demás restos, los saqué a la basura.

Después me hice un café bien cargado y preparé un bocadillo de jamón y una cerveza.

Almorcé como si fuera el mejor manjar, la mañana era espléndida y por el ventanal entraba el sol a raudales, me acordé de mis tíos que estarían en la feria ultimando los pedidos, no tardarían en volver.

Al rato de estar perdido en mis pensamientos, bajó Katherine Riveros, tenía una cara de sueño terrible, iba con el pijama de pantalón corto y un top fino, apenas me vio, fue hacia la nevera y se bebió un trago de leche directamente de la botella, su hermana bajó también en ese momento con la melena sobre la cara, llevaba un pijama de chico, el pantalón largo y la chaqueta abierta por fuera, dejaban asomar media teta y según la postura casi hasta el pezón, apenas nos saludó con un gesto y se acercó al fregadero lleno, yo le preparé un café cargado con unas tostadas y a Katherine Riveros medio panecillo con crema de cacao con un zumo de naranja, cuando le puse a su lado el café y las tostadas a Cielo Riveros la abracé por detrás y le pasé las manos entre el pijama cogiéndole las tetas, a la vez que le besaba en la nuca, ella lo agradeció echando la cabeza hacia atrás sobre mi hombro y apoyándose en la encimera sacando el culo hacia mí para notar el bulto de mi polla.

Mi prima Katherine Riveros carraspeó y dijo…

--- Eh! Que yo también quiero que me des los buenos días.

Solté a Cielo Riveros con mucho pesar y dirigiéndome a Katherine Riveros me arrodille frente a ella y abriéndole las piernas apreté mi boca contra la bragueta de su pantaloncito, se apreciaban sus labios carnosos y el calor que emanaban, ella con una mano me alboroto el pelo en señal de agradecimiento.

Al momento se oyó bajar por la escalera a Cris, acababa de ducharse y todavía tenía el cabello húmedo, vestía una camiseta con un chaleco sin mangas y un pantalón, cuando llegó a nosotros nos abrazó, llevaba un neceser con sus cosas y se disponía a marcharse.

--- Bueno chicos, ha sido una noche fantástica, sintiéndolo mucho os tengo que dejar, hoy he quedado con mis padres para comer, pero tenemos que repetirlo, lo haremos en mi piso, ah! Y os daré una sorpresa.

Cielo Riveros le dio un beso, Katherine Riveros también la despidió y cuando llegó a mí me abrazó y me dio un beso en la boca, yo deslicé la mano por bajo de la camiseta y le cogí un pezón, no llevaba sujetador por lo que le dio un estremecimiento, me dijo al oído…

--- Bajo el pantalón tampoco llevo nada,

Se me apretó contra mí y note en mi paquete el monte de Venus hinchado.

En la puerta esperaba un taxi que pronto desapareció por la calle, cuando cerramos la puerta nos abrazamos los tres, habíamos conseguido de verdad metérsela por el culo, ahora lo podría decir con propiedad.

De pronto se me ocurrió una idea…

--- Que os parece si estrenamos la piscina? Igual está fría pero hoy hace un día espléndido.

La idea fue bien acogida, a ninguno nos dio tiempo para buscar los bañadores, según llegábamos a la piscina ya nos habíamos quitado la ropa y nos lanzábamos de cabeza.

La verdad estaba fría aún, pero nos pusimos a jugar y pronto dejamos de notarlo, a las chicas los pezones se les pusieron duros, pero a mí la polla casi no se veía, tuve que sentarme en la orilla para que Katherine Riveros se metiera entre mis muslos y me la chupara hasta ponérmela dura…

--- Así me gusta más, no me gusta vértela caída.

Cuando nos cansamos de jugar salimos y nos tumbamos al sol sobre la hierba, se agradecía el calorcito que sentíamos, Cielo Riveros se puso a mi lado apoyando su cabeza en mi pecho, Katherine Riveros apoyaba la suya sobre mi vientre y yo tenía una mano en cada una de sus tetas, así estuvimos un rato hasta que Katherine Riveros de un salto dijo…

--- Venga vamos a comer, yo estoy hambrienta.

Salió corriendo hacia la casa, no se molestó ni en coger la ropa, nosotros nos reunimos con ella, la encontramos llamando a un chino y encargando el pedido.

Al poco rato el ruido de una moto en la puerta nos avisó que la comida había llegado.

Me puse una toalla liada y me asomé a la puerta y recogí el pedido, le pagué y se fue tan rápido como había venido.

Las chicas ya habían preparado la mesa y nos sentamos a comer, las tetas de las dos chicas asomaban por encima de la mesa y yo les pellizcaba suavemente los pezones, ellas por su parte con los pies me levantaban la polla después de separarme las piernas.

Cuando terminamos recogimos todo y nos fuimos corriendo a pillar sitio en el sofá frente a la tele, llegué el primero y me senté en el centro, Katherine Riveros a mi derecha se recostó sobre mi regazo y Cielo Riveros se pegó a mi apoyando la cabeza en mi hombro, estuvimos un rato mirando la televisión, pero era bastante aburrida y después de cambiar varias cadenas, la apagamos.

Katherine Riveros poniendo las manos sobre la cabeza me cogió disimuladamente la polla, Cielo Riveros haciendo como si se fuera a dormir se acurrucó sobre mí mordiéndome en el cuello, yo como tenía la entrepierna de Katherine Riveros a mi alcance le acaricié el pubis, tenía las piernas cruzadas y no me cabía la mano, con la mano izquierda tenía la teta de Cielo Riveros cogida estirándole el pezón suavemente, Katherine Riveros cuando sintió el calor de mi mano entre sus piernas las fue abriendo lentamente, primero me cabía un dedo, luego dos, después ya podía abrirle los labios y cuando pude llegar al clítoris sus piernas se abrieron como la cola de un pavo real, dejando a mi alcance todo el coño abierto, dos de mis dedos desaparecieron entre sus labios y humedeciéndolos en su vagina se hundieron hasta los nudillos, ella suspiró al notarlos, Cielo Riveros por su parte, había apartado una de las manos de su hermana de mi polla y la cogió por el trozo que sobraba, entre las dos se pusieron de acuerdo y la empezaron a mover al unísono, Katherine Riveros empezó a acelerar cuando notaba como se acercaba su orgasmo, su hermana al notarlo, soltó mi polla dejándosela para ella sola, cuando le estalló la corrida, se pegó mi polla a su cara y estuvo quieta hasta que poco a poco se fue relajando, quedó extasiada y rendida, se tumbó en el sillón con la cabeza y las piernas en los brazos del mueble, Cielo Riveros entonces se sentó sobre mis piernas de frente a mí, sus piernas plegadas a mis lados y sus brazos rodeándome por el cuello, poco a poco se acercaba más a mí, primero noté su aliento tibio en mi cuello, después sus labios buscando los míos luego sus tetas pegándose a mí, al final su coño buscando a mi polla dura entre sus piernas, estuvo recorriendo desde su ano hasta el clítoris por todos sus labios lubricando mi glande, en la última pasada sus labios menores estaban lo suficientemente abiertos para que mi polla se colara suavemente, fueron dos empujones lo que hizo falta, el primero solo el glande para asegurarme de estar dentro, el segundo hasta el fondo, ya estaba en casa.

Las piernas de Cielo Riveros se encargaron del resto, se levantaba y dejaba caer a su gusto, igual se metía solo la punta y acariciaba sus punto G como se la clavaba hasta tocar el útero, o dejaba que entrara recta y suave o forzada de lado para sentir el roce de sus pliegues vaginales, su boca no se despegaba de la mía, su lengua exploraba mi boca enredada en mi lengua y sus tetas se frotaban con las mías aplastándose contra mí.

Yo dudaba de aguantar lo suficiente el castigo que me estaba dando, era el tercer grado seguro, mi polla estaba a punto de estallar aunque procuraba no concentrarme en ella, pero ante la dedicación que ponía mis huevos llegaron al límite de resistencia, se lo avisé, ella aceleró saltando sobre mí y cuando calló pegada a mis huevos estalló en un orgasmo ruidoso que despertó a su hermana, justo cuando yo también gruñía de gusto al llenar el coño de Cielo Riveros con leche hirviendo.

No se levantó hasta un rato después, se quedó pegada a mí, abrazándome, ya mi polla se había salido y el semen con ella, mis huevos estaban encharcados con mis ingles, al mirar el sofá había recibido su ración, lo limpiamos y manchamos algo más con bebidas para disimularlo.

Nos quedamos apoyados juntos hasta que el teléfono nos despertó, sus padres estaban en el aeropuerto, y no tardarían en venir, nos levantamos, recogimos las ropas del jardín y nos arreglamos para recibirlos.

Cuando llegaron, mis tíos nos abrazaron a los tres y nos enseñaron unos regalos que nos habían traído de la ciudad, me di cuenta de que mi tía al entrar hizo como que olía el aire, seguro que notaba el olor a sexo, no dijo nada.

A la mañana siguiente me desperté un poco tarde, había decidido no ir a clase ese día, iría a informarme en la universidad de la carrera que me interesaba hacer.

Recogí mi habitación y la dejé arreglada, abrí la puertas de la ventana para airearla y bajé al comedor, allí encontré a mi tía, tampoco había ido a la tienda, pero iría por la tarde, me preparé un almuerzo rápido, mientras me lo comía, mi tía me preguntó si lo habíamos pasado bien, yo le contesté que bastante bien, ella sonrió para dentro y ya no me dijo más.

Al salir a la calle vi llegar a la vecina Emi, venía de correr por la mañana, le gustaba el deporte mucho, pero yo me fijé que el chándal que llevaba, le sentaba como un guante, ceñido y marcando sus curvas, era de color rosa pálido, la blusa le venía ajustada y marcaba sus pezones morenos que el sujetador deportivo no podía disimular, el pantalón no era para menos, la marcaban los labios del pubis, y las nalgas saltaban completamente sueltas.

Cuando me vio se dirigió a mí y me saludó dándome un beso en la mejilla, me preguntó cómo no estaba en clase y mientras se lo quería explicar me cogió del brazo y me dirigió hacia su casa, me dejé llevar claro, me invitó a almorzar, pero no acepté pues ya lo había hecho, pero insistió para que tomara café y le contara lo de la universidad.

No tuve más excusas para marcharme, me puse a hacer café mientras ella se daba una ducha rápida.

Apenas estaba sirviendo el café en dos tazas cuando Emi salió de la ducha y vino hacia el sofá con el pelo mojado, con una blusa y un pantalón muy fresco, se sentó junto a mí y le conté todo lo que me había dicho mi tío.

Emi me cogió la mano y se puso seria, me dijo que me iba a contar una cosa que debía guardar en secreto.

--- Juan, tus tíos te quieren mucho, sobre todo tu tío te adora, eres para él el hijo que siempre quiso y no llegó a tener, te diré una cosa que me contó Ana tu tía, es un secreto, cuando se casaron, tu tío quería tener varios hijos, pero sobre todo un niño, estuvieron mucho tiempo intentándolo, hasta que se hicieron unas revisiones y descubrieron que tu tío tiene los espermatozoides infértiles, estuvieron buscando métodos para poder tener familia, pero entonces la medicina no estaba tan adelantada como ahora, la única salida era la adopción, no sé si sabrás que tu tío tenía un hermano gemelo, con la ilusión de tener hijos, tu tío tuvo una idea, pensó que quizá su mujer primero y su hermano después de avendrían a concebir un hijo que pasaría como de tu tío, imagínate lo que se querría el matrimonio, que aceptaron, en efecto cuando tu tía estaba en sus días fértiles su cuñado se hospedaba en su casa una semana, estuvieron follando sin parar durante esa semana, pero no hubo suerte, hicieron falta dos semanas más o sea dos meses más para que el fin se quedara preñada, así nació Cielo Riveros, pero tu tío quería un chico, así que al poco tiempo su hermano estuvo quedándose varias semanas follando sin descanso hasta dejar embarazada a Ana, pero también salió chica, Katherine Riveros, tu tío no perdía la esperanza, como agradecimiento le regalaron un coche deportivo al semental, según me dijo era muy guapo y tenía una polla enorme, tu tía agradeció bien el acuerdo, el chico a la vez que guapo y bien dotado era un bala perdida y a los pocos meses se mató en un accidente con el deportivo, por lo que ya no pudieron repetir el intento.

Te cuento todo esto, primero para que sepas quien es tu tío y lo que está dispuesto a hacer por ti y luego para que conozcas un poco más a tú familia, por supuesto confío en tu discreción, no deben saberlo nunca y menos las chicas, tu tía también te quiere mucho, pero has de saber una cosa, le gustan las pollas bastante, y más las jóvenes, y sus hijas han salido a ella, verdad? Tu tía sabe positivamente que te las estás follando a las dos, pero no quiere meterse en eso, ya son mayores y pueden hacer lo que quieran, pero sé prudente.

Yo no me sentía el culo pegado al sofá cuando terminó de hablar, así que maquinalmente me fui levantando para irme, Emi se levantó conmigo y al despedirnos la besé en la mejilla todavía entumecida, fue un beso suave apenas rozándola, pero ella giró la cara y mis labios fueron a chocar con la comisura de su boca, fue un instante, pero ella me cogió la cara y me acercó sus labio a los míos esperando a que yo me decidiera, no pude resistir más, nos encontramos a medio camino, sus labios eran ardientes como nunca había probado, la lengua me salió de la boca al notar la suya abriendo mis labios, su cuerpo se pegó al mío, sentía como la camisola que levaba se esfumaba entre nosotros, sus pechos quemaban y sus pubis se apretó entre mis piernas, el sofá estaba demasiado cerca por lo que la fui empujando hacia él pero cuando ya estaba a punto de caer de espaldas, me paró y me dijo…

--- Espera Juan, en la cama estaremos más cómodos.

Era lo que me faltaba oír, allí mismo me desnudé y cuando me quité el bóxer la polla me saltó en 45º, cogí a Emi en brazos y la llevé en la dirección que me daba, al llegar junto a la cama la dejé suavemente, fui a cerrar la puerta que daba a la terraza en que la había visto desnuda, antes de cerrar miré hacia mi habitación en el justo momento en que se cerraba la ventana rápidamente.

Cuando volví junto a Emi ya se había quitado el pantalón y la camisola, estaba como una diosa, desnuda, recostada mirándome sobre la cama gigante, mis ojos no acertaban a fijarme en nada en concreto, solo veían una maravilla de la naturaleza, hecha tetas, muslos, rostro, culo y por supuesto un coño que se perdía entre sus piernas, en el pubis aunque depilado, se notaba el moreno natural de su piel y su vello.

Subí a la cama de un salto parecía que tenía tres piernas, una pegada al vientre casi, caí sobre ella y mi boca encontró la suya esperándome, nos intercambiábamos la saliva, sus manos bajaron por mi pecho y nada más pasar el ombligo se encontraron a mi glande hinchado y duro, estaba áspero aún, pero ya salía un poco de liquido pre seminal, mis manos no se podían separar de sus tetas, estaba embelesado con su dureza, a la vez que su suavidad, nada comparable con las de las chicas, Emi era una hembra en la mejor edad para follar, que tenía un cuerpo ardiente y explosivo, no me extrañaba que su marido fuera tan celoso, pero yo estaba allí sobre ella dispuesto a follarla y a que me follara ella a mí, me cogió de la polla por el tronco, me fue estirando hacia arriba obligándome a seguir su dirección hasta que me puso en pie en la cama, mi polla a la altura de su boca, tras un tierno lamido en el frenillo, sus labios rodearon el glande, estuvieron unos segundos quietos, lo justo mientras su lengua dentro de su boca me lamía mi boquita y chupaba mis lagrimas calientes, luego aspiró de golpe y toda mi polla entro en su boca hasta más de la mitad, me abrazó por el culo y me apretó para que le entrara más al fondo, sentí como hacía tope en su garganta, mis huevos pegaban en su barbilla, yo solo podía acariciar su cabeza metiendo mis dedos entre sus rizos.

Mi preocupación era de no correrme tan pronto y en la boca, pero no contaba con la experiencia y sabiduría de Emi, cuando noto en su paladar los latidos en mi glande, se sacó lentamente la polla dejándome sobre las sabanas, la polla daba saltos al ritmo del corazón, estaba yo de lado cuando busque sus tetas para lamerlas, las apreté con las manos y juntándolas le mordí alternativamente los dos pezones, hasta verlos salidos del todo, luego me deslicé por su vientre, su estómago ardía y se agitaba con espasmos, cuando mi cabeza estaba llegando al monte de Venus sus piernas se abrieron en abanico, besé sus muslos y cuando mordía sus ingles sus caderas se levantaron para ofrecerme su coño abierto, solo necesité dejar caer la cabeza para que mis labios se pegaran a su clítoris brillante, pero al levantar su pequeño prepucio salió más del doble, estaba brillante, húmedo y rojo, de su vagina emanan unos aromas que me llamaban y cuando mi lengua separó sus labios entró todo lo que pudo, Emi cerró de golpe las piernas, perece que era su punto más erógeno, empezó a temblar y se abrazo a mis piernas, me tenía la cabeza atrapada entre las suyas, tuve que esperar que el orgasmo le dejara moverse, cuando ya fue relajándose lentamente pude seguir lamiéndole los labios hacia el ano rugoso.

Ella me cogió de los tobillos, me separó las piernas como los bailarines, creí que me iba a partir, pero cuando estaba al máximo pasó la lengua desde el glande por el tronco hasta los huevos, creí que era el fin, craso error, su lengua siguió por el perineo, mi polla saltaba dando latigazos, pero cuando la punta de la lengua rozó mi ano mi polla dio un golpe en mi vientre, nunca me había pasado, pero nunca había tenido tanta excitación, la elección que tuvo no la esperaba, volvió por sus pasos hasta la cabeza de mi polla y se la tragó hasta la mitad, después de mojarse el dedo con saliva apoyo la yema en mi culo y apretó suavemente hasta que la primera falange entró, antes de llegar a la segunda falange mis chorros de leche inundaron su boca hasta hacerla toser, el semen le salía hasta por la nariz, me derramé por completo, me quedé paralizado hasta que me repuse boca arriba.

Emi respetó mi “tiempo muerto” pero cuando ya di signos de vida se subió sobre mí, su coño sobre mi polla lacia, fue suavemente paseándolo, con los labios abiertos rodeándolo, su clítoris rozaba mi frenillo cuando subía y mis huevos cuando bajaba, fui el primer sorprendido de que aún estaba vivo, pues mi polla reaccionó antes que yo, fue poniéndose dura, las venas hinchándose y el glande adquiriendo el color rosado primero, rojo después y morado cuando estaba como un palo, en el último paseo su coño llegó hasta casi mi pecho y cuando volvió se encontró a mi polla esperándola levantada, lo justo para encontrar su vagina húmeda lista para ser penetrada, después de un largo suspiro se tragó mi grueso tronco hasta verlo desaparecer, al erguirse, solo se veían nuestros pubis pegados, pero ni rastro de mi polla.

Primero fue como si paseara en un corcel, moviendo las caderas hacia todos lados, haciendo círculos y frotando su clítoris contra mi vello rizado, luego al trote, metiéndose la polla más o menos según le apetecía, rozándose todo sus pliegues vaginales en el borde de mi glande y luego al galope, saltaba sobre mi polla sin ningún orden, igual se la clavaba como se le salía casi, decía palabras inconexas, solo le entendían unos síes largos, junto unos gemidos que parecían lamentos, yo levantaba las caderas para que le entrara más la polla y entonces ella abría más las piernas para que se juntaran más los cuerpos, hasta que sus manos se crisparon, sus ojos se cerraban mientras que su boca se abría exageradamente buscando aire, un estremecimiento la fulminó, me llegué a asustar, nunca había visto un orgasmo tan intenso como aquel, las uñas se le clavaron en la sabana y cayó sobre mi, exhausta.

Si respiración agitada y los latidos como tambores sobre mí me confirmaban que estaba viva, esperé pacientemente, solo acariciándole la espalda desde la nuca hasta la cintura, cuando empezó a moverse su sonrisa me pareció celestial, me besó y me abrazó.

Cuando salí a la calle, miré hacia la ventana de mi habitación estaba entornada, la acera me parecía más estrecha, me era difícil seguir la línea recta, ya en el bus me puse a pensar, en lo que me había contado Emi, en mi tío y en mi tía, solo entonces caí en el detalle de la ventana de mi habitación.
Cuando llegué a la universidad me dirigí a Secretaría directamente, tenía mucho interés de saber las posibilidades que tendría una vez empezado el curso para poder matricularme en otro, además no tenía idea cual era la carrera más indicada para mis proyectos, mi tío se había interesado por mí, yo le correspondería.

Me acerqué al mostrador de información, después de explicarle mi interés me dirigieron a otro mostrador, me coloqué detrás de una chica que estaba recibiendo información sobre otro tema, me entretuve en mirar unos prospectos, pero no me interesé en nada hasta que oí la llamada…

--- El siguiente…

Desperté de mi despiste y me acerqué al mostrador, me quedé asombrado, más exactamente, muy gratamente asombrado, al otro lado del mostrador vi la cabeza de una chica o mejor dicho su melena, era morena, me gustó que fuera una chica la que me atendiera, pero cuando levanto la cabeza y me miró indiferente, me quedé abobado, tenía una cara preciosa, además de unos ojos verdes grandes y una nariz perfecta, sus labios rojos eran una tentación, estaba muy bien maquillada y su cabellera enmarcaba toda esta belleza, pero aun no había terminado de sorprenderme, cuando se recostó en su silla esperando mi pregunta me dejó ver un escote redondo precioso, entre sus dos tetas morenas redondas, enseñaba un canalillo que se perdía en la profundidad, hasta verse al fondo un leve sujetador blanquísimo, me tuvo que preguntar por segunda vez que quería para salir de mi lapsus, me sonrió condescendiente al haberme pillado embobado y empezó a hablarme de las posibilidades de los cursos que habían disponibles, la verdad es que la conversación entro en un bucle en el que la información se repetía, pero la orientación que yo necesitaba no llegaba.

Una voz llegó desde la mesa de detrás de la belleza, miré hacia allí y vi a la señora que nos había interrumpido, simplemente carraspeó y le dijo a la chica que abreviara y me diera la información que quería.

En un principio me supo mal que cortara a la chica, pero tuve que admitir que la joven no sabía que decirme y estaba dando vueltas a ver si me daba por satisfecho y me iba.

Lo cierto es que yo estaba interesado más en la chica que en lo que me decía.

Estuve aún dando vueltas por las oficinas cogiendo catálogos y datos para ver si me aclaraba sobre lo que me interesaba hacer.

Al fin me cansé y me fui a la cafetería, allí quizá conociera a algún estudiante que me contara algo.

Me senté en una mesa para leer los papeles que había reunido pero no saqué nada en claro, ya iba por la segunda cerveza cuando una voz me preguntó si se podía sentar en la misma mesa, sin mirar asentí con la cabeza, solo al poco rato miré al frente y vi como la señora que había frente a mí era la misma que le había recriminado a la chica de información, me miraba sonriéndome, me descolocó y me intrigó cuando puso delante de mí un montón de papeles, los extendió y me dijo…

--- Joven, perdone que me entrometa, pero le he oído como se interesaba por los cursos y me gustó que quisiera ampliar sus conocimientos, me he permitido buscar más información para usted.

El concepto que me había formado en un primer momento sobre la señora empezó a cambiar, me fijé en ella, era una señora de unos sesenta años, vestía con sencillez pero con bastante gusto, y la sonrisa era bastante sincera, lo cierto es que si alguien me podía informar era esta señora.

Por supuesto le invité a que tomara lo que quisiera, pidió un té y me preguntó que era exactamente lo que necesitaba, le abrí mi mar de dudas, ella asentía con mis comentarios y mis aspiraciones, cuando terminé me dijo que empezaríamos con la carrera y después con las especialidades, me animé y me senté más cerca de ella para poder leer los prospectos, demostrando un gran conocimiento del tema, me fue orientando sobre los cursos que me interesaban y que me llevarían más directamente a mi objetivo.

Como era mediodía y en las mesas colindantes estaban pidiendo ya la comida, le invité a comer pero declinó, me dijo que le llevara la documentación necesaria y aunque era muy difícil integrarse en un curso ya comenzado, intentaría poder colarme en alguno, utilizando unas plazas que se reservaban para compromisos ineludibles, después se levantó y se marchó.

Cuando llegué a casa había tomado la decisión de ir al pueblo para comentar con mis padres la decisión de tomar más estudios para intentar agradar a mis tíos.

Mi madre me recibió con un abrazo y un montón de preguntas, mi padre, menos expresivo, me dio un apretón de manos mientras me miraba inquisitivamente sonriendo, la verdad es que teníamos una complicidad que casi nunca hacía falta decirnos nada pues con una mirada lo averiguábamos todo.

Estuve contándole las novedades y les encantó la decisión de su cuñado y hermana, mi madre lo justificaba por la gran capacidad de emprendedora de su hermana, mi padre más sensato me llevó aparte más tarde y me dijo…

--- Hijo, ya eres lo suficientemente mayor para hacer lo que creas mejor, y me alegra saber que eres muy sensato, pero solo te voy a darte un consejo, piensa que todo en la vida tiene un porqué, no te voy a decir más, solo que no te dejes llevar por falsas ilusiones y pisa siempre en el suelo.

Le agradecí a mi padre el comentario, aunque hasta mucho tiempo más tarde no llegué a comprenderlo en su totalidad.

Cuando volví a casa de mis tíos estaba pletórico, además de las novedades, tenía el espaldarazo de mis padres, a partir de ahora me lanzaría a por todas.

El mismo día de llegar, reuní todos los documentos que me hacían falta, me dirigí a la universidad, esperé en la cola, al poco rato de estar esperando, la señora se volvió y me miró, me hizo una seña para que le diera los documentos, me acerqué al mostrador y se los di en una carpeta, me hizo una indicación para que me fuera, lo hice, pero a la cafetería.

Estuve un rato mirando a los demás estudiantes intentando buscar a alguien que estudiara algo parecido, pero allí nadie hablaba de estudios precisamente.

Decidí salir a comer a algún sitio fuera de la universidad, me acordé de la chica del mostrador e intenté localizarla, estaba buenísima, pero no tuve suerte, decepcionado salí del edificio, no me di cuenta del agua que caía hasta que me calé del todo, me subí el suéter a la cabeza y salí corriendo, al llegar a la calzada me llamaron desde un coche, me extrañó que por el apellido y me volví, desde dentro me hicieron señas para que me acercara, me asomé por la ventanilla y me sorprendió reconocer a la señora de la universidad, que además me urgía a entrar en el coche.

Lo hice y una vez dentro me dijo…

--- Hola, perdona que te moleste, pero como está lloviendo tanto y veo que no llevas paraguas se me ha ocurrido llamarte para llevarte donde quieras.

Me quedé impresionado por el detalle, la verdad es que estaba hasta los zapatos llenos de agua y se lo agradecí, una vez dentro y a cubierto me preguntó donde me dirigía, le conté que a comer algún bocadillo, me dijo…

--- Ni pensarlo, con este tiempo, se me ocurre una idea, tengo preparadas en mi casa dos lubinas listas para meter en el horno, te ofrezco una comida y una secadora para tu ropa, qué opinas?

La verdad era tentadora la idea, hasta ahora no tenía queja de la ayuda recibida de la señora y me dije… por qué no?

Le sonreí y asentí, la señora se alegró y aceleró hacia su casa.

Cuando llegamos, la lluvia apenas dejaba ver a mas de dos metros, el limpiaparabrisas no daba abasto para quitar el agua del cristal, la señora subió el coche a la acera y me dijo que bajara y la esperara en el patio.

Salió disparada a aparcar el coche, yo estaba temblando de frío, el agua caía helada, cuando pude ver a la señora como venía corriendo bajo el alero de los tejados tenía tanta agua encima o más como yo.

Estaba también temblorosa, apenas atinaba con la llave en la cerradura, cuando lo consiguió me dedicó una leve sonrisa, una vez en su casa, desapareció literalmente hasta venir con una toalla de baño y me la echó encima con la orden…

--- Quítate la ropa y sécate!!!

No lo pensé y lo hice, cuando asomé un ojo entre los pliegues de la toalla vi que en la habitación de al lado la señora se sacaba por la cabeza el suéter que llevaba y luego la falda, el primer impacto fue admirar el buen gusto que demostraba la señora en vestir, llevaba un conjunto de lencería de mucha calidad y de una belleza impresionante, la visión fue como un relámpago, pues desapareció bajo otra toalla gemela a la mía, al momento vi como caían las prendas al suelo, quedaron pegadas en un charco.

Me metí bajo de toalla disimulando no haber visto nada, cuando me tocó el hombro y me preguntó…

--- Que tal? Piensas estar todo el rato secándote?

Yo asomé tímidamente la cara y vi como estaba cubierta como yo, me enrollé con la prenda y disimulé secándome el pelo, al momento desapareció hacia la cocina, se lió la toalla bajo los brazos y puso en el horno la bandeja con la comida, luego abriendo como un relámpago diferentes armarios preparó en santiamén unos platillos con unos aperitivos que colocó en la mesa.

Me señaló una silla y volvió al recibidor donde había dejado el bolso junto el paragüero.

--- Siéntate, mira lo que tengo para ti…

Abrió el bolso y sacó un montón de papeles, me puso delante de mí una solicitud, la leí y me pareció bien pero después… sacó de debajo de todos los papeles un documento que en el encabezamiento decía… Ingreso… ACEPTADO, di un salto, lo había conseguido… me había podido incluir en los cursos, empecé a saltar, bailar y cuando me di cuenta estaba en medio del salón son los brazos abiertos y la toalla en el suelo a mis pies…

La señora se partía de risa, la escena era chocante, yo helado como una estatua del David, desnudo, con la polla arrugada por el agua y el frio y sin saber qué hacer, ella arrebujada en su toalla, riendo como una chiquilla, sin poder parar, la única idea que tuve, sin pensar nada, me fui hacia ella y cogiendo una orilla de la toalla estiré con fuerza, la cogí desprevenida, rodó sobre sí misma y fue a caer entre mis brazos, pero al llegar ya estaba desnuda, a medio camino se había quedado en el suelo su toalla, seguimos riendo los dos sin freno hasta que paramos en seco, al darnos cuenta del cambio de la situación, por primera vez me fijé en ella detenidamente, era un poco más baja que yo, pelo corto, cortado moderno con reflejos de color azulado, la cara bien cuidada, un cutis fino, los labios aunque habían perdido el color por la lluvia eran carnosos, el cuello blanco como toda su piel, era delgada pero proporcionada a su estatura, de su pecho nacían dos tetas que aunque un poco caídas, estaban adornadas por dos pezones que parecían dos medios dátiles rodeados por dos grandes areolas morenas, las tenía presionando mi pecho y cuando me separé un poco pude ver que bajo las tetas tenía un estómago terso sin vientre hasta el monte de Venus, con un poco de vello moreno bien cuidado, las piernas aunque se notaba que no eran de una adolescente estaban bien torneadas, lo cierto que engañaban las ropas que vestía, no se apreciaban las formas más que apetitosas que escondían.

Nos cambió la expresión de la cara a los dos, de la risa paso a la expectación pero el estado de mi polla rompió el hielo, cuando mi polla rozó su vientre, miró hacia abajo, se quedó quieta, mirando, creo que dudando… hasta que su mano la cogió despacio, simplemente la cogió, después la apretó y le retiró despacio la piel hasta descubrir el glande en su totalidad, con la otra mano cogió mis huevos desde bajo, luego subió mi polla hasta ponerla vertical entre los dos y se apretó contra mí hasta pegar su pelvis contra mis huevos.

Al pegar sus dos pezones contra mi pecho, me rodeó con sus brazos y se estrecho contra mí, inclinando su cabeza contra mi pecho, mi polla palpitaba entre los dos, mi boca buscó la suya, no tardó encontrarla, fue un beso suave, muy suave, lo justo para confirmar lo que deseábamos, pasé mis brazos alrededor de ella y levantándola la llevé a la habitación de al lado, las bragas y el sujetador todavía estaban en el suelo, pasé sobre las prendas, cuando deposité en la cama a la señora me miró a los ojos y me dijo…

--- Hola, me llamo Marta, quiero que me hagas tuya.

Fue como encenderse la luz verde de un semáforo, me dejé caer a su lado, mi beso fue más directo, pero su respuesta me encantó, su lengua abrió mis labios y entró como una tromba, mis manos cogieron sus tetas desde bajo y las subió hasta donde debían estar aún no hacía muchos años, y atrapando los pezones con los dientes, chupé las areolas hasta meterlas en la boca, solo escuché un suspiro, me levanté lo suficiente para arrastrarme sobre ella hasta llegar dándole besos por su vientre hasta llegar a su pubis, mi boca recorrió sus muslos hasta que se fueron abriendo poco a poco, cuando estuvieron lo suficientemente separados, mi boca se pegó a los labios de su sexo, nada más notar mi lengua abrirlos cerró las piernas atrapándome la cabeza, apenas podía oír, y menos aún hablar, me quedé bloqueado, pero en ese momento sentí como mi polla era atrapada por sus labios hasta hacerla suya, note la humedad de su boca y la presión de su lengua contra su paladar, mi glande llegaba hasta su garganta, me relajé, abrí mis piernas y toda mi polla desapareció en su boca, ella también abrió las suyas mi boca separó sus labios y mis dientes apresó su clítoris, un aullido se oyó con la boca llena pero lo suficiente para demostrar el placer que sentía, sus piernas ya no podían abrirse más, la vagina se abría ante mis ojos, húmeda, rosada, apenas morena de piel, con unos labios que invitaban a entrar, mi lengua no tardo en sorber sus jugos que manaba, cuando mi boca se lleno de flujo con olor a hembra caliente mis manos separaron sus nalgas, pagado a la vagina se apreciaba el agujero arrugado de su ano, moreno, pero que al contacto de mi lengua se cerró automáticamente, la respuesta fue que en mi ano entró sin avisar el dedo meñique de Marta, mi polla reaccionó poniéndose más dura aún, como castigo me quise vengar, le lamí el coño, sin compasión el clítoris era mordido succionado, lamido y estirado por todas las herramientas que tenía en mi boca, pero también su boca aspiraba y apretaba mi polla como una fruta deliciosa queriendo sacar todo su jugo, me presionaba suavemente los huevos y me ordeñaba, hasta que ya no pude resistir, simplemente me dejé llevar, dejé salir mis chorros de semen en su boca, intenté avisarle, pero mi egoísmo me ganó y me vacié en su boca, cuando abrí mi boca ante el placer de la eyaculación se me llenó de flujos de Marta que le manaban de su vagina en un orgasmo violento que me zarandeaba en convulsiones imparables, mi cabeza iba entre sus piernas de un lado a otro hasta que lentamente se calmó, solo entonces soltó mi polla de su boca, caímos uno al lado del otro rendidos, cuando un olor invadió la casa…

Marta saltó de la cama como un resorte, desde la habitación oí el grito de decepción al abrir la puerta del horno, cuando llegué junto a ella estaba envuelta en una nube de humo negro, en la bandeja se adivinaban los dos pescados totalmente tostados, quise consolarla, mientras ella evaluaba los daños, me pegué detrás de ella, le pasé mis manos por debajo de sus brazos y le cogí las dos tetas a la vez, con los dedos presioné sus pezones que no tardaron nada en estar completamente erectos, no llegó a incorporarse, con las manos llenas de sus tetas me acerqué a sus nalgas, cuando mi pubis estaban rozándolas mi polla ya estaba entre sus piernas rozando sus labios vaginales, la humedad que rezumaban era todo lo que yo necesitaba para presionar lo suficiente, abrirme paso a través de ellos e introducir el glande de un primer golpe, Marta quedó inmóvil, creo que cerró los ojos y abrió la boca, lo intuí por su rigidez instantánea, separó los brazos para facilitar que le abrazara desde detrás, le cogí las tetas pero cruzando mis brazos por delante, al atraerla más contra mí, la polla se deslizó dentro de ella suavemente hasta que hizo tope pegándose los huevos contra sus labios, un suspiro largo dio por finalizada la sorpresa inicial, Marta olvidó el horno, el humo, el pescado y la comida, cuando se incorporó pegada a mí le besé en el cuello pasando de un hombro al otro deteniéndome en su nuca, sus pezones presionaban las palmas de mis manos mientras su piel suave se abría paso entre mis dedos, mi polla sin salir de su vagina, estaba presionada por sus nalgas, poco a poco fue girando sobre sí hasta que su boca encontró la mía, lentamente mis manos dejaban sus pechos y mi polla salía de su abrigo mientras su lengua ganaba terreno en mi boca buscando la mía, cuando estuvimos frente a frente me abrazo el cuello fuertemente, desesperadamente diría yo, tanto que se puso de puntillas, me besaba sin cesar pasionalmente, mis manos cogieron sus nalgas y subiéndolas la levanté hasta que nuestras bocas estuvieron a un mismo nivel, Marta rodeó mi cintura con sus piernas, mi polla quedó encarada a sus nalgas, buscó lentamente el camino entre sus ingles hasta hallar la separación de sus labios y deslizarse entre ellos hasta ir metiéndose en su coño, ella aflojó sus piernas hasta que notó que ya tenía dentro toda mi polla, no me soltó cuando poco a poco fui andando cargado con ella hasta la cama, me senté en la orilla y Marta dejó sus piernas sobre las sabanas, abrí las piernas lo suficiente para que mi polla estuviera a su entera disposición, ella subía y bajaba a su gusto, se servía el trozo de carne ardiente a su placer, sentía como rozaba su punto G o sus pliegues o se metía todo hasta que su útero estaba forzado dentro por mi glande, me echó hacia atrás poniendo sus piernas en mis costados, sus tetas oscilaban sobre mí, me tenían hipnotizado ver esas dos maravillas rozaban mi boca intentando huir de mis labios, si podía atraparlas mis dientes pellizcaban el pezón, mi mano pasaba entre nuestros respectivos pubis acariciando su clítoris después de abrir sus labios, Marta con los ojos cerrados estaba concentrada con las sensaciones que estaba disfrutando, presionaba mi polla con los músculos de su coño haciendo las penetraciones lo más intimas posibles, cuando sus movimientos se volvieron más irregulares, comprendí que su orgasmo estaba llegando, las tetas ya no oscilaban rítmicamente, ya sobrevolaban alocadamente sobre mi cara, su cadera me rodeaba, subía y bajaba sin ningún orden, levanté mis caderas para que mi polla estuviera más a su disposición en toda su longitud, pues ya la tenía en su grosor, intenté estar aguantando mi eyaculación hasta que la mujer disfrutara de su orgasmo inminente, pero cuando ya estaba comenzando a sentir sus primeros espasmos me dijo entrecortadamente…

--- Por favor, no te reprimas, córrete ya, córrete conmigo, te quiero sentir llenándome de leche.

Me rompió los esquemas, yo quería que se corriera ella sola para que disfrutara del momento, pero ella prefirió que sintiéramos los dos lo mismo y sobre todo a la vez, cuando sus espasmos estaban en el máximo mi polla explotó en varios chorros de leche caliente que llenaron el coño de Marta hasta que se salía entre sus labios, tras varios temblores que nos sacudieron a los dos a la vez quedamos en la misma posición, ella sobre mí hasta que nuestros corazones volvieron a latir a un ritmo aceptable.

Cuando Marta lentamente se dejó caer a mi lado, sus ojos estaban casi en blanco, se quedó abrazada a mí, nuestras piernas entrelazadas, mi polla chorreando semen y jugos vaginales, igual que manaba la entrepierna de Marta, un sueño reparador nos invadió, no estuve mucho rato transpuesto, pero cuando abrí los ojos tenía a mi lado en una silla mi ropa totalmente seca y plegada.

Marta llevaba una bata ligera, al oírme se me acercó ye inclinándose me besó en la boca ligeramente.

Cuando salí al salón una bandeja con un montón de sándwich estaba servidos en la mesa, una botella de vino y dos copas de fino vidrio la acompañaban, me avergüenzo un poco, pero comí o mejor devoré varios, estaba desmayado por la hora y por el “ejercicio”, después de un café cargado Marta me dijo que la había hecho muy feliz y que era un chico especial, me sentí muy halagado, sobre todo porque me lo dijera una mujer tan fabulosa, se lo dije y de llamó adulador, pero sabía que era verdad.

Cuando llegué a casa de mis tíos era ya de noche, mi polla todavía me escocía de tanto que había follado a Marta, o al revés, no sé bien, pero estaba contento, perecía que pesaba menos, mis huevos estaban escurridos.

Cuando le conté a mi familia el éxito del día, mi admisión, claro, se armó una algarabía total, me felicitaron todos, cada uno a su manera, mi tío me estrechó las dos manos, mi tía me abrazó clavándome las tetas y pegándose contra mí, mis primas me dieron sendos besos en la mejilla, me guiñaron el ojo como posponiendo su felicitación hasta un mejor momento, después de cenar con un hambre leonino me fui a mi habitación, no cabía de contento.

Por la mañana, mi tío me estaba esperando, me dio un cheque bancario, era una cantidad de dinero bastante generosa para mis primeros gastos, matriculas, libros etc. No quise cogerlo pero tanto insistió que…

Fui directamente a Secretaría, me inscribí en el curso, en su mesa estaba Marta, me miró y sonrió levemente, estaba más guapa que de normal, se había maquillado levemente, y bajo su blusa se adivinaban sus tetas generosas bien delimitadas por su lencería de lujo.

Cuando salí después de hacer mis gestiones, me miró y sacando pecho se pellizcó disimuladamente un pezón.

Me prometí que no sería la última vez que visitaría a Marta.
Mis primeros días de clase fueron un poco traumáticos, lógicamente mi carrera anterior no tenía nada que ver con todo el programa que me había propuesto, por supuesto continuaría con ella hasta terminar.

Al ser el novato, mis nuevos compañeros tuvieron diferentes reacciones respecto a mí, desde la curiosidad a la indiferencia o a la desconfianza, comprendí que un chico que quiere estudiar con interés es un poco diferente, pero poco a poco fui ganándome su confianza, por supuesto habían de todos los caracteres, desde huraños a empalagosos, graciosos o líderes convencidos y chicas desde tímidas a exuberantes leonas.

Cuando volvía a mi casa me encerraba en mi habitación, me dedicaba a organizarme, siempre tuve la facilidad para estudiar de una forma pautada, por lo que con menos esfuerzo sacaba mejores notas, mis primas me visitaban de vez en cuando, también tenían curiosidad de cómo afrontaba la nueva situación, por supuesto estaban al tanto de las intenciones de sus padres respecto al futuro de los negocios, ellas estaban mejor viviendo al margen de todo, pero sin problemas monetarios.

Cuando recobre la rutina en mi vida, recordé muchas cosas olvidadas por la excitación, me sorprendió no haber pensado en todos estos días en mis primas o en mi vecina Emi, de momento todo volvió a mi cabeza, sentí curiosidad o quizá remordimiento por ello.

Mis primas seguían con sus vidas, tenían sus amigos, sus clases, etc. Yo estaba también en sus vidas, pero de otra forma.

Respecto a Emi, no podía olvidar el día que empecé las gestiones en la universidad, habíamos follado de una forma salvaje, diría yo, una hembra maravillosa y desesperada por ser amada, me interesaba su vida, estaba convencido de que se merecía lo mejor.

Cuando tuve una tarde libre me acerque a una tienda de electrónica, me había informado por internet de cómo instalar una cámara para grabar largo rato.

Con cierto remordimiento la instalé enfocando a la casa de mi vecina Emi, en parte por si la podía ayudar en un futuro respecto a su marido, pero también sentía la necesidad de verla cuando salía a su terraza solárium.

Desde mi ventana se veía bastante bien y lo iba grabando todo, muchos días pasaba grabándome en un archivo en mi ordenador a mi vecina, salía a tomar el sol regularmente si el tiempo lo permitía, su cuerpo me excitaba mucho, pero más la manera de moverlo, me di cuenta que me afectaba más de lo aconsejable, por lo que empecé a borrar archivos,

En una de las ocasiones que iba a borrar lo que la cámara había recogido me paré en un momento que me extrañó mucho, mi vecina estaba como siempre tomando el sol, desnuda y tumbada en la hamaca que ya conocía, era un domingo, me relajé y me dispuse a verlo todo, al rato de estar en el sol, llamaron a la puerta, se levantó y volvió acompañada por mi tía, salté en mi silla, mi tía allí con toda confianza…

Emi se había cubierto con una bata para salir a abrir, pero nada más llegar a la terraza se quitó la ropa y se quedó desnuda otra vez, mi tía sin inmutarse se subió la blusa, se soltó la falda y se quedó en ropa interior, como no podía ser menos llevaba un conjunto precioso, sus tetas estaban recogidas por un sujetador negro, mínimo, de encaje, los pezones se le marcaban con toda claridad, las bragas eran del tipo bikini altas de cintura y con una sisa que le hacían unas piernas muy largas, tuve que reconocer que no me esperaba a mi tía con este tipazo, pero cuando se quitó las dos prendas y las dejó sobre una silla me quedé pasmado, tenía unas tetas de infarto, altas, redondas, duras con un pezón que casi le cubría la mitad de la teta, las caderas anchas que nacían de una cintura estrecha para su edad y después de parir a dos niñas. Además se cuidaba mucho, pues tenía un pubis perfectamente depilado, hacía la forma de un triangulo de vello cortito, lo suficientemente pequeño para indicar que solo unos centímetros bajo había un coño espectacular.

Se tumbó en una hamaca que Emi le acercó, la puso a su lado, su piel también estaba morena, sin marcas de la ropa, cuando el sol le hizo sudar y su piel brillaba, mi polla estaba tan dura que me tuve que hacer una paja, con toda la tranquilidad, a la salud de estos dos monumentos, estaban a mi vista completamente desnudas, apenas hablaban, a Emi la veía completa, excepto los pies, tenía las piernas semi abiertas y los labios del coño le brillaban, mi tía estaba en una posición en la que solo le veía hasta le cintura pero me imaginaba lo demás.

Cuando subí a mi habitación después de cenar estaba muy caliente, mi tía hacía una rutina como todos los días, me fijé y no se adivinaba el cuerpo que tenía, no quería pensarlo pero me la habría follado allí mismo, pero el respeto hacia ella y sobre todo a mi tío me hizo borrar toda tentación.

Cuando llevaba un rato acostado, me levanté, no podía resistir más, bajé a la habitación de Cielo Riveros, antes de llamar escuché en su puerta, se oía la respiración tranquila de mi prima, me colé sin hacer ruido, con la leve luz que entraba por la ventana me deslicé bajo las sabanas después de quitarme los bóxer, era una sensación que hacía tiempo que no sentía, el cuerpo de mi prima suave, joven, tibio y desnudo estaba a mi lado boca abajo, me gustó pasar la mano desde la nuca hasta la cintura, solo noté un leve estremecimiento cuando pasé por su espalda, luego pasé mi mano sobre las nalgas, redondas, aterciopeladas, su redondez se perdía entre sus muslos, aunque entre ellos no había casi espacio no se cerraban por completo, tenían una separación lo suficiente para que mis dedos siguieran hasta notar el final de sus labios cerrados, fue un respiro para mí, su suavidad me recordó a un lugar acogedor, cogí sus piernas por las rodillas, se las separé con mucho cuidado, no pretendía despertarla, solo disfrutar de su tibiez, cuando sus piernas estuvieron lo suficientemente abiertas para ver sus labios cerrados al final de sus muslos, entre sus nalgas, miré más allá después de sus nalgas, su cintura, su espalda y su nuca, aquella nuca tan sensible que tan solo rozarla se erizaban sus cabellos y hasta sus pezones, mi boca fue besando desde las corvas de sus rodillas por sus muslos, subiendo con cuidado, con infinidad de besos suaves, sin intención de despertarla, cuando mis labios besaron las dos nalgas a la vez, el aroma a sexo que emanaba de su coño casi me hizo perder la cabeza, pero seguí besando su cadera, la espalda por la hendidura de la columna hasta llegar al cuello, allí fue mi perdición, se juntaron varios factores, el menos esperado fue el aroma del perfume que siempre acompañaba a Cielo Riveros, el otro el que desde que iba subiendo mi boca por la espalda mi polla se paseaba entre sus muslos y la última que cuando se unieron las dos tenía el capullo entre los labios del coño de mi prima y dejándome caer sobre ella su calor corporal hizo que con solo presionar un poco mi glande separó los labios y entro varios centímetros dentro.

Cielo Riveros entre sueños, abrió las piernas un poco, tenía el coño todavía poco lubricado por lo que se encogió al notar mi cabeza caliente, escupí en mi mano y unte la polla para humedecerla, solo necesité una leve presión para que el glande desapareciera en su vagina, un suspiro me indicó que si no se había despertado por lo menos no le parecía mal el calor dentro de su cuerpo, por lo que me animó a seguir metiendo carne, le besé en la nuca y ella ladeó la cabeza, solo le susurré al oído…

--- Cielo Riveros, quiero follarte.

Sus piernas se abrieron como unas tijeras, sus nalgas dejaron espacio para mi polla con mis huevos detrás, mis manos pasaron bajo su pecho sacando las tetas por sus lados, los pezones aunque forzados asomaban lo suficiente para que los pellizcara suavemente, ella levantó las nalgas para recibir con más profundidad mi polla dura como un paraguas, cuando empezaba a acelerar mis metidas y ella suspiraba sin cesar, oímos unos ruidos de fuera de la habitación.

Me quedé helado, lo que menos quería era que mis tíos me pillaran follándome a su hija, aunque mi tía lo “sabia” pero eso sería otra cosa diferente.

Cielo Riveros se quedó como planchada sobre las sabanas, no respirábamos ninguno de los dos, escuchamos y parecía que los ruidos venían del pasillo, nos levantamos con sigilo, mi polla cayó como un globo desinflado, Cielo Riveros se pegó detrás de mí, entreabrí la puerta, el ruido era en realidad un rumor, pero salía de la habitación de sus padres, por bajo de la puerta se veía una luz tenue.

Como se oía un murmullo constante apoyamos el oído a la madera de la puerta, nos tranquilizó adivinar que sus padres estaban follando también, ya nos volvíamos a la cama cuando se oyó a mi tía gritar casi…

--- Métemelo todo cabrón, os quiero por los dos agujeros a la vez.

Nos miramos con los ojos como platos, no esperábamos ni el grito, ni la expresión un tanto vulgar para mi tía, ni la opción de los “dos a la vez”.

Dudamos entre seguir a la cama o husmear a ver qué pasaba, a la vez volvimos sobre nuestros pasos y nos apoyamos en la puerta en el momento en que mi tía gritaba otra vez…

--- Mete el tuyo por el culo y a Carlitos por el coño, vamos.

Fue una suerte que gritara pues la puerta cedió lo suficiente para poder mirar por la abertura, yo me quedé de pié y Cielo Riveros agachada entre mis piernas.

La visión que se nos presentó nos impactó a los dos,

Mi tío estaba tumbado sobre la cama, mi tía sentada de espaldas a él sobre su polla metida por el culo, apenas se le veían más que los huevos y con una mano mi tío le metía un consolador enorme en el coño, el aparato a pilas giraba a la vez que vibraba y atacaba al clítoris y a la vagina la vez.

Mi tía se movía sin parar gozando de las penetraciones a que era sometida, las tetas que yo ya había admirado eran estrujadas por la otra mano de mi tío, al estar de frente a nosotros y bien iluminados la escena era perfecta, supongo que sería por el morbo de la situación que mi polla empezó a crecer, en principio tocaba la espalda de Cielo Riveros, ella no lo notaba de lo emocionada que estaba, pero cuando se apoyo sobre su hombro dura como un garrote se volvió lo suficiente para metérsela en la boca, casi me caigo sobre la puerta, pero mi tía me tenía ensimismado, se movía enloquecida sobre sus dos pollas metidas, le decía palabrotas a mi tío que aguantaba estoico y cada vez le pedía más, imaginé recordando la tarde con Emi que habrían estado hablando de follar y se había calentado tanto que ahora se estaba desfogando, cuando mi tío anunció que se iba a correr, mi tía se levantó y se puso debajo, solo le dijo imperiosamente…

--- No te corras dentro, lo quiero en la cara.

Le cogió los huevos y lo atrajo sobre su cara, mi tío se meneaba la polla, una polla de un tamaño enorme, tan gruesa como la mía pero más larga, parecía que no iba a terminar de sacarla del culo, cuando con dos movimientos rápidos, lanzó varios chorros de leche, los primeros en el rostro de mi tía, le cruzaron por las mejillas hasta el ojo, los siguientes fueron a parar sobre sus tetas, varias ráfagas llenaron sus pezones y el canalillo, en ese momento mi tía cogió el consolador y se lo hincó hasta dentro de su culo, apenas asomaba el mando de las pilas cuando le dio toda la velocidad, el efecto fue fulminante, un orgasmo le inundó el cuerpo dando unos latigazos que derribaron a mi tío que todavía estaba escurriendo su polla sobre ella.

Sus gritos se oían en el silencio de la noche, pero acallaron mis gruñidos cuando mi prima me provocó una eyaculación arrodillada en la puerta de la habitación de sus padres mientras los veíamos follar como locos.

Se tuvo que tragar toda la leche que le deposité en la boca para evitar cualquier mancha en el suelo.

Cuando me hubo relamido la polla, me dijo…

--- Bueno, creo que ya hemos tenido bastante para hoy, vamos a dormir.

Y eso hicimos, cada uno en su habitación.

Entré sin hacer ruido y me metí en la cama, al taparme noté que las sabanas estaban tibias, alargué la mano y noté la piel suave de una mujer, no pregunté y cuando estuve cubierto solo tuve que acercar la mano donde suponía que estaban las tetas para confirmar que era mi prima Katherine Riveros la dueña de ese par de pezones duros.

Mi prima se echo a reír nada más notar mi mano presionando sus puntas, me estaba esperando desde no se cuanto rato, sin pensárselo dos veces me cogió la polla, como es natural no la tenía ni dura ni gorda, acababa de ser mamada por su hermana y mis huevos vaciados, se pegó a mi cuerpo pasando su pierna sobre las mías pero sin soltar la polla, le pregunté…

--- Katherine Riveros, qué haces aquí a estas horas?

--- Te estaba esperando, quería que me contaras de primera mano que hacíais mi hermana y tú espiando a mis padres, os he visto.

--- Bueno… resulta que hemos oído un ruido extraño que salía de la habitación y sin querer hemos visto lo que pasaba por la puerta semi abierta.

--- Ah! Y que habéis visto? Cuéntame…

--- Pues los ruidos no eran nada alarmante, solamente que tu padre y tu madre estaban follando como posesos, nada más.

--- Ya! Y vosotros de fríos espectadores solamente, verdad? Entonces porqué mi hermana te estaba mamando la polla hasta hacerte correr en su boca? También lo he visto, jajaja.

--- Eso ha sido la consecuencia del espectáculo, y tú dónde estabas?

--- También me he despertado por los ruidos, he salido al pasillo y he oído de donde venían y me lo he imaginado, también os he visto a los dos mirando atentamente y como Cielo Riveros te calmaba esto que tengo en la mano y que está tan cansado.

Dicho esto me apretó la polla con una mano y con la otra los huevos.

--- Y que te ha parecido lo que has visto? Mi padre la tiene grande, eh?

--- Puuues si, la verdad, tiene una polla enorme, no lo hubiese imaginado en él, pero… y tú como lo sabes?

--- Yo se la he visto muchas veces y desde pequeña, nunca se han escondido de nosotras, siempre hemos visto la desnudez como cosa natural, aunque la primera vez que se la vi con una erección me impactó mucho, entré sin llamar en su habitación, mi padre estaba de espaldas a mí, mi madre de rodillas frente a él, no le di importancia hasta que me fijé en el espejo de cuerpo entero que tenían al lado, los vi de perfil, era por la mañana y había mucha luz, por el espejo vi como mi madre tenía casi toda la polla dentro de la boca, le había retirado la piel y sus labios llegaban hasta la mitad del tronco, con una mano le cogía los huevos y con la otra le sacudía le polla hasta que le hizo correrse dentro de la boca, aunque solo un chorro, el resto lo recibió en la cara, le cubrió los ojos y el pelo de semen, cuando acabo de salirle la leche, mi madre se separó de él y se la lamió hasta dejarla limpia del todo, entonces fue cuando la vi entera, tú la tienes muy buena, gorda y dura pero la de mi padre te supera.

--- Si, es verdad, no sé cómo le cabe a tu madre todo ese trozo de carne en el coño.

--- Pues parece que sí, y por el culo también, los he visto otras veces.

--- Vale, veo que estás informada, pero ya es tarde, mañana tenemos clase, vamos a dormir.

--- Me iré cuando me comas el coño un poco, solo para meterme en mi cama mojada.

La verdad es que no era ningún sacrificio hacerlo y menos cuando ya se había subido sobre mí cara a horcajadas y tenía sus labios sobre mi boca, se portó bien, cuando tenía el coño empapado de sus jugos y mi saliva, se bajó y salió de mi habitación.

Por la mañana fui a la universidad como siempre, ya no me acordé de la visión del domingo, estuve intentando conocer a mis compañeros, sobre todo a las del sexo femenino, había una chica que era una verdadera modelo, alta, delgada, guapísima y con una elegancia especial, lo malo es que estaba siempre custodiada por un enjambre de chicos babeando detrás de ella.

En cambio en el polo opuesto estaba Asun, era una chica de lo más normal, delgada, ni guapa ni fea, pelo castaño lacio y con unas medidas imprecisas, llevaba gafas de pasta y siempre iba cargada de libros y apuntes, casi siempre vestía parecido, pantalones y una camiseta estampada con una chaquetilla vaquera.

En clase se sentaba siempre en primera fila y al poco tiempo de fijarme en ella me di cuenta que era la mejor estudiante de la clase, me prometí relacionarme con ella.

Cuando volví a casa vi la puerta del chalet de Emi abierta, me fijé por si había llegado entonces, pero solo vi al jardinero salir con una gran bolsa llena de césped cortado, cuando iba a cerrar la puerta tras de sí, vi a mi vecina agachada frente a un macizo con plantas llenas de flores, se volvió y al verme se acercó a la cancela de la calle, llevaba las manos con unos gruesos guantes y unos pantalones cortos con una camisa anudada a la cintura, en el pelo un pañuelo recogía los mechones que se desprendían.

--- Hola Juan, cuánto tiempo sin verte, aunque ya sé que estás muy ocupado últimamente, te apetece un café?

--- Hola Emi, me alegro de verte, la verdad es que estoy agobiado con la universidad, y sí, me apetece un café.

La seguí dentro de la casa, bajo el pantalón sus nalgas se movían alternativamente marcando un ritmo perfecto, me indicó que me sentara mientras se cambiaba de ropa, mientras volvía estuve curioseando el salón, estaba decorado con gusto pero sin ostentación, cuando volvió junto a mí llevaba un pantalón fino, largo y acampanado con unas zapatillas destalonadas y con una camiseta de licra, se sentó a mi lado, traía una bandeja con dos tazas y una cafetera llena de café, se lo sirvió sin azúcar, yo con dos terrones, cuando dimos el primer sorbo, Emi se sentó a mi lado, poniendo la mano sobre mi muslo me dijo…

--- Y bien, pues ya puedes contarme si quieres como van tus progresos, me ha dicho un pajarito que estás lanzado.

--- Parece que las noticias vuelan, pues las buenas noticias son que me han admitido en un curso de empresariales, además especializado en el tipo de conocimientos que me interesan, me estoy dedicando en cuerpo y alma para conseguirlo lo antes posible.

--- Si, ya lo sé, tu tía me lo ha contado, parece que está muy ilusionada contigo, bueno tu tío también aunque yo diría que de otra manera.

Me lo dijo con una mirada un poco pícara, yo no me di por enterado y seguí contándole cosas de las clases sin importancia.

--- Me da la impresión que mi tía y tú sois muy amigas…

--- No me digas que aún no te habías dado cuenta, somos grandes amigas, no tenemos secretos entre nosotras, nos gustan las mismas cosas y estamos muy unidas.

--- Vaya, pues no lo hubiera adivinado, le dije dejando caer la mirada…

--- No te creo, y menos cuando nos viste desde tu ventana tomando el sol juntas, desnudas y charlando amigablemente.

--- Que golpe, como me viste? Apenas me asomaba a la ventana…

--- Jajaja, instinto de mujer, y tu tía también te vio, y el día que follamos también nos vio desde tu ventana, parece que es un buen observatorio.

--- Jodeeer, vaya metedura de pata, a saber que habrá pensado de su sobrino.

--- Tranquilo, no te preocupes por nada, tu tía te aprecia muchísimo y sabe lo que vales, el único problema que yo veo es que le gustan demasiado las pollas y en concreto la tuya, nada más saber que estabas viéndola, se puso muy caliente y quiso calentarte a ti también, empezó porque la vieras desnuda, se expuso delante de ti con toda la sensualidad que era capaz y se propuso calentarte lo más posible a la menor oportunidad que tuviera, me dijo que esa noche procuraría que la vieras follar, lo haría con tu tío, pero iba dedicado a ti, supongo que tu tío también se lo imaginaba y te dieron todo un espectáculo, verdad? O eso me contó al menos, con el gemelo de tu tío, Carlos, lo hacían al principio, tu tío se la follaba mientras Carlos se mantenía la polla preparada y cuando tu tía se corría, Carlos sustituía a tu tío y se la clavaba hasta correrse dentro de ella con la intención de preñarla, pero luego, para que hubiera más posibilidad, y porque Carlos tenía una polla aún más grande que la de su marido, Ana se dedicó a follar solo con Carlos y tu tío se marchaba de viaje mientras.

--- Entonces, Cartitos?...

--- Ah! Jajaja, has visto a Carlitos? me alegro, ese consolador se lo regalé yo, lo encargué en Japón a una azafata amiga mía, le dije que fuera lo mejor, y la verdad es que lo es, yo misma le enseñé a usarlo, y cuando se lo enseño a su marido y lo probaron, acordaron bautizarlo con el nombre de su hermano.

Yo estaba anonadado, superado por la historia que me contaba Emi, nunca habría pensado que mis tíos estaban así de compenetrados, y la verdad me gustó y prueba de ello es que tuve que estirar mi pierna para dejar paso a mi polla que bajaba por ella una vez salida del bóxer, se encontró con la mano que Emi tenía sobre mi muslo y solo levantó los dedos para rodearla y presionar sobre ella.

Me pareció que para ella tampoco fue indiferente la conversación pues bajo la camiseta de licra aparecieron dos pezones hinchados, que se adelantaban a las tetas apenas contenidas por un minúsculo sujetador, mis ojos se clavaron en ellos y mi polla todavía alcanzó mayor grosor.

Emi se levantó y delante de mi cara se fue subiendo la camiseta, cuando sus brazos estaban sobre su cabeza, bajo el sujetador que asomaba apenas se escapaban unas porciones de tetas morenas, mis manos se posaron sobre ellas y metiendo los dedos bajo el sujetador lo levantaron, dejando caer sobre mis palmas los dos globos hinchados con sus pezones endurecidos, cuando la camiseta cayó en el sofá se desabrocho el sujetador que la oprimía y se liberaron completamente las dos tetas cubriendo toda su delantera.

Mis manos soltaron el cordón que ataba la cintura del pantalón, lo fui bajando lentamente, aunque sabía lo que me iba a encontrar, quería saborear el momento, al llegar a su pubis, un reguero mínimo de vello anunciaba el comienzo de la separación de sus labios, una línea perfecta, solo interrumpida por una breve rugosidad que todavía no había alcanzado el grado de excitación que lo hacía parecer una avellana pelada, cuando mis manos se posaron en sus nalgas y la atraje hacia mí, esos labios hasta entonces cerrados se fueron abriendo hasta ofrecerme el bulto rugoso que mis labios atraparon y mi lengua rodeó hasta hacerlo crecer varias veces su tamaño, Emi presionaba mi cabeza contra su sexo, a la vez que subía una pierna sobre el sofá y me permitía llegar a lo largo de todos sus labios, un intenso olor a hembra caliente me guió hasta la entrada de su vagina que rezumaba un jugo delicioso, cuando me recosté en el sofá sus piernas rodearon mi cara, se acoplo lo suficiente para dejarme respirar lo mínimo mientras lamía su coño, sus suspiros, llenaban el salón, solo los estremecimientos de su coño dejaron agotada a la chica, cuando dejaron de sacudirla se quedó desmadejada sobre mí, terminé de quitarle los pantalones por los pies, estaba desnuda sobre el sofá, su pecho palpitaba sofocado, cuando me quité la ropa y me tumbé sobre ella, esperé a que se repusiera para presionar con mi polla la entrada de su vagina, Emi solo entreabrió los ojos cuando separó las piernas y levantó las caderas para que se la metiera lo más profundamente que pudiera, mis codos hincados en el asiento del sofá me permitían poder cogerle las tetas a la vez, según iba sintiendo más y más placer, Emi se cogió las piernas por debajo de las rodillas y las levantó sobre su pecho, a mi vista quedaron sus nalgas redondas, perfectas y que delimitaban unos labios abiertos y mojados ya por sus flujos, mi polla se enterró hasta dentro, llenaba por completo su cuerpo, pero aún así habría cabido mayor tamaño de carne, cuando empezaba a notar mi futura eyaculación Emi levantó aún más sus nalgas, me sonrió dulcemente y separó con las manos las masas carnosas, un reguero de flujos llegaba desde su vagina hasta su rosado agujero, fue suficiente para lubricar mi glande que al menor empuje desapareció dentro de su intestino, seguido de todo el tronco que lo engulló sin ninguna interrupción, cuando iba por la mitad del recorrido una serie de espasmos me indicaron que otro orgasmo estaba elevándola al cielo, mi polla no pudo resistir tales contracciones por lo que le regué con varios chorros de leche en varios empujones hasta dentro.

Dejó caer sus piernas a mi lado y quedé sobre ella, mientras recuperaba las palpitaciones normales, estuve pensando hasta donde podía llevarme esta relación y la trama que estaba preparando mi tía o mejor sería decir mis tíos?
Cuando entre en casa no había nadie, me alegré sobre todo porque no estaba mi tía para controlarme, pero me daba igual, en todo caso Emi le diría que habíamos follado otra vez.

Subí a mi habitación después de coger del frigorífico un trozo de tarta, en mi cabeza se agolpaban tantas novedades que no sabía digerir todo lo que pasaba a mi alrededor, después de mucho cavilar acabé por decidirme por evitar cualquier acercamiento a mi tía, y aunque me atraía mucho la idea, sabía que no me convenía, aunque era difícil conseguirlo.

Estuve releyendo unos resúmenes de clase que me habían pasado, no comprendía nada al haberme incorporado a clase cuando ya estaba el curso comenzado, me faltaban apuntes y libros.

Era una mañana luminosa cuando baje por la mañana, di los buenos días al aire esperando que alguien me contestara, pero no lo hizo nadie, la noche anterior ya no había visto a la familia, no baje ni a cenar, cuando sentí hambre era tan tarde que me acosté, ahora estaba hambriento y fui directamente a la cocina, estaba buscando en la nevera algo para almorzar cuando a mi espalda escuche…

--- Mira a quien tenemos aquí! Creíamos que ya no vivías con nosotros, jajaja,

--- Hola Ana, te pido disculpas, pero anoche vine muy cansado y me puse a estudiar hasta muy tarde, no me di cuenta hasta ser una hora inadecuada para molestaros.

--- Ah! Entiendo, porque tú no acostumbras a trasnochar, verdad?

Este comentario lo dijo arrastrando la frase, me di cuenta de la doble intención.

--- Eeee, pues no mucho, a propósito, donde están mis primas y mi tío Javier?

--- Pues como es normal tu tío en la tienda y tus primas en la universidad. Y tú como es que no has salido ya?

--- Pues es que he quedado para que me dejen unos apuntes para ponerme al día y llegaré un poco más tarde.

--- Pues me viene muy bien, tenía previsto arreglar unos cajones y necesitaba una mano para bajar una maleta de un armario, podrías ayudarme?

--- Por supuesto Ana, donde está la maleta?

--- En el vestidor de mi habitación, es una maleta con ropa que ya no usaba, pero ahora se ha puesto de moda una prenda y quería probármela.

Mi tía salió delante de mí hacia su habitación, tenía un vestidor que casi era tan grande como la habitación y en un armario del fondo en un altillo estaba la maleta que buscaba.

Me señalo que maleta era, había tres y precisamente era la que estaba bajo de las otras, subí sobre una silla y fui cogiendo una por una las maletas, se las iba dando a mi tía con cuidado de no rozarlas, eran de una marca de lujo y me imagino que valdrían un dinero importante.

Pesaban bastante, imagino lo repletas que estarían de ropa de calidad para que no se hubiera deshecho de ellas.

Cuando le alcancé la indicada mi tía se abrazó a ella como si se hubiera reencontrado con un ser querido.

--- Por fin, cuánto tiempo queriendo rebuscar mi querida ropa.

Toda emocionada la dejó sobre la cama, abrió de par en par la maleta, en su interior muy bien colocadas había diversas prendas que aunque se notaban un poco pasadas de moda, eran muy elegantes.

Parecía una chiquilla con sus muñecas, sacaba las prendas y las desplegaba con fervor. Yo estaba de espectador esperando que mi tía me dijera que me podía marchar, pero parecía que ni me veía, agachada sobre la maleta toda ella eran exclamaciones.

Para mí era un espectáculo, y más cuando me percaté que mi tía llevaba una blusa cruzada bastante escotada, era beige pero muy claro, y bastante transparente, entre los pliegues de la tela se veía su canalillo que separaban las dos tetas perfectas, con los movimientos agitados agachada como estaba sobre la maleta me di cuenta que cuando se separaban las tetas se veía el estómago, por lo que no llevaba sujetador, al estar rebuscando continuamente, los movimientos hacían que entre la abertura de la blusa se asomara de vez en cuando una porción de teta bastante generosa.

Ya mi atención se centró en el escote, cada vez se separaba más y dejaba ver una teta o la gemela indistintamente, en ocasiones parecía que se iban a salir del todo, pero en el último momento un leve gesto volvía a dejarlas dentro.

Mis manos estaban sudadas y tan cerradas que me estaba clavando las uñas en las palmas, mis ojos solo pendientes del movimiento pendular de los dos pechos redondos que coronados por sus grandes pezones me tenían hipnotizado, cuando por fin encontró lo que buscaba alargó un brazo y lo sacó de la maleta, pero también salió una teta, y además completamente, quedó fuera de la blusa con el pezón mirando al suelo bajo la redondez de la teta, mi tía cuando se incorporó para ver mejor la prenda quedó con la teta erguida, el pezón ya en su sitio, frente a mí, supongo que no se daría cuenta de la salida “accidental” de su pecho derecho.

Me miró toda emocionada y me dijo…

--- Por fin, aquí está, que te parece?

Me puso delante de los ojos un sujetador negro, de seda, las copas casi llegaban al cuello pero estaban muy separadas entre sí, solo atiné a decir…

--- Precioso.

--- Que recuerdos… lo estrené la noche de mi boda, entonces se llevaba mucho la seda, pero que veo? Si es de la talla 90? Pues sí que me han crecido las tetas desde entonces, no te parece?

Entonces señaló a su teta y dándose cuenta que estaba fuera, se la metió despacio y mirándome a los ojos dijo…

--- Oh! perdón no me había dado cuenta, que traviesa es. Quieres que me lo pruebe?

--- Como quieras…

--- Me gustaría saber cómo me queda ahora, aunque me vendrá pequeño, en aquellos años las tenía muy bonitas, te lo puedes creer?

--- Me lo creo perfectamente, aun hoy las tienes muy buenas, para comérselas…

El comentario me salió sin querer, simplemente estaba pensando esto y lo dije en voz alta.

Sin decir palabra, se terminó de abrir la blusa y la dejó sobre la cama, las dos tetas quedaron frente a mí, a un metro escaso de distancia.

--- Bueno, como ya me has visto una, no tiene importancia que me veas las dos juntas, verdad que no te importa?

--- Claro que no, me encantan tus tetas.

Dije balbuceando, apenas me salía la voz de mi garganta.

Mi tía con toda soltura se abrochó en el estómago el sujetador antes de darle la vuelta y cogiendo las dos copas se las ató al el cuello por detrás, luego abarcó con una mano una teta y la intentó meter en la copa, y luego la otra, apenas lo consiguió, pues le salían más de la mitad por cada lado, apenas le tapaban el pezón, dijo…

--- Vaya, que pena, no me viene, ahora necesito una talla 100 o más, pero me gusta tanto, me podrías aflojar los tirantes a ver si me queda mejor?

--- No faltaba más, aunque me parece difícil.

Se dio la vuelta, intenté aflojar los tirantes, pero la presilla de ajuste estaba delante, se dio otra vez la vuelta y casi se pegó a mí, la prenda con el tiempo estaba bastante bloqueada por lo que tuve que dar un tirón un poco brusco, la cinta que estaba atada tras del cuello se soltó de golpe y cayeron las dos copas como un Airbag de coche, las dos bolas se liberaron a la vez, di un salto hacia atrás quitando las manos, me pilló de sorpresa, Ana me miró con pena y me dijo…

--- Oh! lo siento Juan, te has asustado?, no tengas miedo, mis tetas no hacen daño a nadie, ven, dame las manos, cógelas, sin miedo.

No me dio tiempo a contestar, me cogió las dos manos y las puso sobre los dos globos, los pezones me arañaban entre los dedos.

--- Ves como no hacen nada? Por lo menos a mí no me hacen daño tus dedos, más bien lo contrario, te has fijado como se me han puesto los pezones? Los tengo muy sensibles, verdad?

Mi polla estaba creciendo bajo mi bóxer a una velocidad de vértigo, con unas palpitaciones que movían el pantalón, mi tía miró hacia abajo, yo también, después nos miramos los dos a los ojos.

El sonido de la puerta de la calle al cerrarse me salvó del apuro, por lo menos de momento, era Cielo Riveros que había salido antes de hora, había fallado el profesor.

Ana recogió las prendas dentro de la maleta, se puso la blusa sobre el sujetador a medio abrochar, cuando salió yo ya estaba en mi habitación.

Al rato bajé, mi prima después de dar un beso a su madre fue a cambiarse de ropa, al pasar yo por delante de mi tía, metió la mano bajo la blusa y sacó un tirante negro de seda suelto, me miró y sonrió.

Nada más comer salí de casa, había quedado con Asun, mi nueva compañera, todos le daban de lado porque decían que era la empollona de la clase, la verdad es que sobresalía de todos nosotros y no gustaba de perder el tiempo en la cafetería, se había ofrecido a dejarme unos apuntes que me pondrían casi al día con respecto a los demás o por lo menos a ella, lo cierto eran unos apuntes que nadie más tenía, el tutor se los había dejado poco menos que en secreto, porque veía el interés que ponía en las clases.

Cuando llegué a su casa, me descolocó un poco, pues esperaba que viviera con su familia, pero ocupaba un piso con otras dos chicas, cada una disponía una habitación y el resto lo compartían, como cada una estudiaba una cosa diferente, casi nunca coincidían.

Cuando llamé a su puerta, me abrió y me sonrió tímidamente, me hizo pasar a una salita y al momento me sacó los apuntes, era un legajo de folios manoseados pero muy completos, me estuvo explicando todo, hablaba con una educación exquisita, en alguna ocasión se me escapó algún taco y ella aún sin decir nada se notaba incómoda, me propuse cuidar mi lenguaje para no ofenderla, cuando estábamos a la mitad de la explicación llegó una compañera, venía con un chico, parecía su novio, por su manera de tratarse, saludaron y pronto el chico dio muestras de ganas de meterse en su habitación, la chica riéndose accedió mientras él le metía mano por donde podía, Asun me miró reprobatoriamente, yo asentí sin más.

De la habitación pronto se oyeron risitas y ruido de la cama, le siguieron los suspiros y cuando parecía que subía la temperatura, Asun cerró de golpe los apuntes y me dijo…

--- Vamos a mi habitación, aquí no se puede trabajar a gusto.

No rechisté y recogiendo todo la seguí, su habitación no era muy espaciosa pero estaba impecablemente organizada, sobre una mesita el ordenador, con el ratón a su lado perfectamente alineado, acercó una silla al lado de la suya y abrió los papeles por donde estaban.

La explicación fue completa, se podría decir que me estaba dando todas las clases de un tirón, se notaba que le gustaba y disfrutaba dándome datos, cuando nos dimos cuenta había anochecido, en la habitación de al lado hacía ya rato que no se oía nada, posiblemente ya se habían ido, no nos habíamos dado cuenta de nada, estábamos concentrados, y agarrotados de las duras sillas.

En un paréntesis de explicación, sin poder evitarlo me desperecé, estaba entumecido, Asun parecía que también.

Se estiró disimuladamente, y cuando se relajó apoyo por un momento su cabeza en mi hombro, yo esperé la brusca reacción al darse cuenta y estuve preparado para pedirle perdón aun de rodillas, pero se quedó unos minutos relajada en esta posición su pelo se enredaba en mi cara pero me estuve inmóvil, ella con los ojos cerrados parecía meditar, yo no osaba moverme, pues podría interpretarme equivocadamente, la única reacción que le noté fue un leve suspiro.

El ordenador encendido me dio una idea desesperada, abrí el Word, primero pensé bien lo que quería escribir, al final me decidí, era como tirarme a una piscina sin agua.

Escribí con letra cursiva, en un tipo bonito “me encantaría hacerte el amor”, ya sé que era algo cursi pero no iba a poner “quiero follar contigo”, habría tenido que saltar por el balcón, cerré los ojos esperando un tortazo, una patada o las dos cosas, solo cuando oí el teclado abrí los ojos y miré la pantalla, estaba escrito “a mí también me gustaría”.

Me volví hacia ella, me estaba mirando a los ojos con una mirada lánguida, cuando le pasé el brazo por los hombros se acurrucó contra mí, simplemente le di un beso suave, en la frente, ella cerró los ojos, le di dos besos más sobre los papados, cuando ladeo la cabeza dejando su cuello a mi alcance me siguió mirando, estaba seria, más bien asustada o tal vez cohibida, no sé, seguí dando besos suaves en las orejas, el cuello y en la comisura de los labios, no quería romper el encanto del momento, por si se arrepentía y se estropeaba todo, la mirada que tenía era de una chiquilla, no sabía la edad que tenía pero no aparentaba más de 17 o 18 años, por una parte era posible que con lo estudiosa que era estuviera ya en la universidad, pues era capaz de haber terminado varios cursos a la vez, pero no creí que sería tanto, no apartaba sus ojos de mi, era una mirada tan tierna que no me atrevía a ser más osado, me gustaba tanta delicadeza pero cuando me rodeó con sus brazos, pensé que ya había pasado el peligro, mis manos pasaron bajo sus brazos mientras ella me acariciaba el rostro, el suéter que llevaba estaba abrochado hasta el cuello, me dio tiempo para pensar mientras iba abriendo los botones, su mirada parecía de suplica, por una parte no podía esperar un tipazo, pero la chica era muy interesante, cuando pasé la mano bajo el suéter, la puse sobre su hombro, deslicé dos dedos bajo el tirante del sujetador y lo fui bajando a lo largo del brazo, cuando estuvo suelto, bajé la mano por delante pasándola bajo la copa del sujetador hasta abarcar la teta con la mano en toda su redondez, sus ojos todavía clavados en los míos, entonces aprecié la forma tan deseosa para mí, además de la dureza que tenía, su pezón era abultado, con una areola inmensa casi tanto como la teta y en la punta un garbanzo culminaba la maravilla, y lo cierto que el conjunto llenaba mi mano, era la teta de una adolescente, parecía de mantequilla por la suavidad y tersura, no lo habría sospechado nunca, además un suspiro de Asun me dijo que a ella también le gustaba mi caricia.

Le sujeté con suavidad el pezón, que reaccionó rápidamente, ante su mirada fija en mi, saqué los dedos de bajo de su ropa y los besé lentamente, ella acuso un escalofrío, y más cuando me metí los dos dedos que le habían acariciado entre mis dientes, volví a buscar con mi mano bajo el sujetador, con la otra mano solté el cierre y súbitamente se desprendió de su torso, las dos tetas estaban a mi disposición, comprobé que la otra era tan exquisita como su hermana, los pezones competían entre ellos a ver cual estaba más duro, ella seguía mirándome extasiada, era una mirada exenta de emociones, ni placer ni miedo, solo miraba tiernamente, decidí dar un paso más, esta vez pensé, seria definitivo, disimuladamente y sin hacer ruido bajé el cierre de mi pantalón, apenas se oyó un ziiip, la polla estaba ya hacía rato dura, la puse en posición vertical pegada a mi ombligo, solo tuve que bajar la cintura de mi bóxer para que saliera con todo su esplendor, con los dos brazos estreché el cuerpo de la chica sentado en su silla a mi lado, la atraje hacia mí y nuestros cuerpos se pegaron literalmente, sus manos caían desde el principio sobre la mesa del ordenador, desde que me había escrito su conformidad, tuve que cogerle una mano y tras besarle en la palma la fui acercando con suavidad a mi polla, esperaba que la cogiera sin más pero no, se quedó rodeándola con los dedos, inmóviles, apretando el tronco suavemente pero como contando las palpitaciones de mi corazón en ella, solo cuando le besé en los labios su boca se abrió y dejo pasar a mi lengua, con la punta fui buscando la suya entre los dientes cerrados hasta que fue abriéndolos y la encontré esperándome, su mano reaccionó a la vez que su lengua, me apretó la polla y deslizo la palma hasta sacarme el glande, apenas le oí un suspiro diciendo ...

--- Dios mío, por fin.

Tenía la mano pequeña y apenas abarcaba el grosor de mi polla pero no la soltaba, la deslizó hasta el final, parecía que estaba calculando el tamaño, dijo…

--- Dios mío, que grande.

Yo la cogí de debajo de los brazos y la levante en vilo, apenas pesaba, la dejé sobre su cama, mis pantalones se quedaron a medio muslo por lo que me los saqué y también el bóxer, ya no me servían de nada, la polla se quedó a 45º pegada a mi vientre, me quite la camisa y me quedé de pie junto a la cama, mi polla estaba provocándola, pero no hacía nada más que mirarme a los ojos, cuando le quité el suéter, el sujetador ya inútil cayó al suelo, sus tetas duras con forma de pera hinchada quedaron frente a mí, los gruesos pezones rosados pedían a gritos ser devorados, le cogí de las axilas y la levanté a mi altura, sus tetas se pegaron a mi pecho, con una mano solté el cinturón de su pantalón y abrí el botón, la bragueta le siguió y se resbalaron por sus piernas hasta el suelo, unas braguitas malva de apariencia juvenil quedaron como toda indumentaria, abrazado como estaba pasé las manos por sus nalgas, apenas desarrolladas pero firmes, separé las braguitas de su cuerpo y las deslicé por sus muslos, cuando llegaron al suelo vi un triangulo cubierto de vello sobre su monte de Venus, era de color castaño, no muy rizado, pero estaba depilado en las ingles, me separé de ella lo suficiente para acercarle mi polla a su pubis, en un primer momento se apartó, después aguantó el empuje, lentamente la abracé y la fui acercando a la cama, hasta que la senté y la extendí sobre las sabanas, me moría de ganas de meterle la polla de una vez, pero su mirada me frenaba, cuando me tumbé a su lado la abracé y le enredé mis piernas con las de ella, con la boca fui buscando dese su garganta hasta el nacimiento de sus tetas, besé todo su canalillo esperando su reacción, cuando mis labios rodearon un pezón suspiró profundamente, me llenó la boca con él, subí sobre ella, no cabía entre sus piernas apenas abiertas, por lo que tuve que hacerme sitio con las mías, me tenía loco, desconcertado, yo estaba acostumbrado a follar con mujeres ardientes, mis primas, Emi, la señora de la secretaría, y mi tía, (ah! mi tía, no me la había follado, pero no tardaría, lo presentía), todas ellas habían gozado tanto o más que yo, pero Asun…

Cogiendo con las dos manos sus tetas y besándola en la boca me acople a ella hasta que mi polla abrió sus labios del coño, entre la mata de vello apenas se notaba el clítoris, pero yo sabía que estaba allí y ella lo descubrió en ese momento, se abrazó fuertemente a mí y me dijo con desesperación…

--- Juan por favor, quiero que sepas que vas a ser el primer hombre de mi vida, siempre me he guardado para que me desflore un hombre de verdad, estoy segura que tú lo eres, haz que recuerde siempre este momento, pero trátame con cuidado.

Me quedé sin sangre en las venas, iba a desvirgar a Asun, una chica especial, era demasiada responsabilidad la que me había echado sobre mí, hacerlo que fuera un recuerdo imborrable para ella, y si salía mal, sería capaz de estar a la altura? Nunca había tenido dudas, follaba y punto, pero ahora tendía que esmerarme.

Le miré a los ojos igual que hacía ella, y le di un beso en la boca, suave pero que poco a poco se volvió ardiente, casi nos quedamos sin respiración nuestros cuerpos pegados sudaban, ese beso lo hice que continuara por su garganta, sus pechos, me entretuve mucho, tengo que confesar que me vuelven loco los pezones hinchados, su estomago, enrojecido por el rubor, palpitaba y cuando mojé el ombligo con la lengua se hundió levantando por el contrario la pelvis, las caderas se acercaron a mi cara y mi boca se posó sobre la maraña de pelos.

No fue difícil encontrar sus labios apartando el vello a los lados, pero valió la pena, una abertura rosada, se abría brillante ante mí, a la primera lamida sus piernas se abrieron como un libro, el clítoris, todavía en descanso fue rodeado por la lengua hasta hacerlo salir de su capucha, entonces lo atrapé con los dientes, las piernas se separaron a cada lado de la cama, un fuerte olor me inundó la nariz, estaba pegado a sus labios menores, mas oscuros que los exteriores pero mucho más húmedos y brillantes, pude ver la entrada de su vagina todavía sin estrenar, metí la lengua hasta donde pude, quería comprobar si era verdad, con las manos separé los labios y al fondo con una piel rosa pálido vi como se estrechaba casi del todo, le lamí toda, pronto sería solo un recuerdo.

Mis ojos, estaban absortos en el himen de la chica, mi boca entre sus labios, mis manos bajo sus nalgas, cuando vi frente a mí al abrir sus nalgas un precioso agujero todavía más virgen, parecía imposible que por allí pudiera meter mi polla, pero preferí dejarlo para otro día.

Estaba en estos pensamientos cuando noté como la mano delicada de Asun se apoderaba de mi polla, la tenía frente a sus ojos, imagino que la miraría como lo hacía conmigo un momento antes, la estuvo observando minuciosamente, la descapulló, estiró el frenillo, seguía las venas hinchadas hasta la base desde el glande morado, y los huevos los sopesaba, apretaba el escroto notando los resbaladizos testículos dentro, perecía estar en una clase de anatomía masculina.

Con un dedo toco el líquido pre seminal que ya aparecía, se lo puso en la punta de la lengua, lo saboreó y quiso más, lo tomó directamente del glande con la lengua, abrió el orificio y busco sorber en su interior, los latidos de mi polla golpeaban su lengua, por lo que intentó que no se le escapara rodeándola con los labios, el glande hinchado y áspero se fue metiendo en su boca obligado por la aspiración, con la lengua lo presionaba contra el paladar, parecía que me estaba ordeñando la polla, no me podía permitir correrme en su boca y después tener un gatillazo, por lo que acelere las lamidas en su clítoris.

Pronto dejó un poco de lado mi polla al notar el inminente orgasmo, cuando su vientre subía y bajaba y su pubis se alzaba buscándome, me di la vuelta y me coloque entre sus piernas, las cogí y las levanté sobre su cuerpo, le apoye los pies en la sabana y le separé las rodillas al máximo, su sexo se abrió esperándome, fui acercándome a ella, cuando estuve sobre ella apoyado con los codos en la cama mi polla estaba justo donde yo quería, en la raja entre sus labios y el clítoris.

Con un movimiento pendular le iba recorriendo de alto en bajo todo el sexo, ella estaba frenética esperando el momento esperado y a la vez temido, yo no tenía prisa, quería que alcanzara la máxima excitación para que fuera lo menos doloroso posible, si lo era, cuando pasaba por la entrada de su vagina, Asun, levantó de golpe sus caderas y provocó que mi polla entrara en ella, pero solo hasta el himen, después me dijo al oído…

--- Juan… ahora, métela ahora, no tengas miedo, estoy preparada, siempre lo he estado.

Sin argumentos ya, solo tuve que dejarme caer, para que con mi peso y lo lubricados que estábamos mi polla forzara el precinto y tras un leve desgarro, pasara al interior abriéndose paso suavemente, estaba mojada o mejor encharcada de jugos y fue como resbalar por un túnel, cuando mis huevos se pegaron a la mata de vello de la entrada aflojó el abrazo y suspiró aliviada, saqué con cuidado mi polla de su vagina un poco entumecida, ella se inclinó para verla salir, pero cuando llegó a una parte del tronco manchado con un poco de sangre me rodeó con sus piernas las caderas y me atrajo hacia ella clavándose la polla hasta dentro, ya no eran suspiros, eran gemidos de placer, abría los ojos desmesuradamente, la faltaba aire para respirar, su pubis buscaba al mío, cuando le llegó el orgasmo parecía llorar, eran como lamentos, acompañados de espasmos que casi la levantaban de la cama, yo paré de moverme, estaba admirando su orgasmo, cuando me dijo dulcemente…

--- Gracias Juan, no me has defraudado, me has hecho muy feliz, no lo olvidaré nunca, ahora… te toca a ti.

--- Me encanta oírte decir eso, pero no quisiera que este momento se estropeara, no quisiera correrme dentro de ti y complicarte la vida.

--- No te preocupes por eso, desde hace mucho que tomo la píldora, tengo la regla muy irregular, además no me perdonaría que no te corrieras dentro de mí, me encantará sentir tu leche llenarme toda.

Ya sin dolor de conciencia, le dije que se pusiese boca abajo, le separé las piernas y le coloqué la almohada plegada bajo su vientre, sus nalgas levantadas me provocaban un dilema, o el coño o el culo, estuve paseando la polla desde el ano hasta el clítoris, ella apenas podía mantenerse quieta, al final opté por lo más fácil, le cogí de las caderas, la levante de un tirón hacia mí y al tener la piernas abiertas del todo no falle, mi polla entró de golpe en su coño recién estrenado, se oyó el ruido del aire como salía escapando por donde podía, mi polla reclamaba su sitio y lo encontró, noté como llegaba hasta el útero, fue muy breve, menos de diez clavadas y los chorros inundaron la vagina sedosa de Asun, caí sobre su espalda, al salir mi último chorro, aguanté así hasta que mi polla se salió acompañada de flujo y semen, la sabana, manchada de toda clase de líquidos, inundaba con el olor por toda la habitación, cuando nos duchamos juntos, nos prometimos que volveríamos a repasar el temario no muy tarde, se abrazó a mi cuello y me dijo mientras el agua se escurría entre nosotros…

--- Me ha encantado, follas muy bien.

Al salir en la puerta del ascensor me crucé con la compañera de piso de Asun, su novio la cogía con el brazo sobre los hombros, venían de cenar fuera, me fijé que la mano del chico desaparecía en el escote de la chica, los nudillos se le marcaban donde tenía la teta, nos saludamos y salí a la calle.

Cuando llegué a casa ya todos dormían, subí a mi habitación de puntillas para no hacer ruido.

Cuando me metí en mi cama, noté que estaba tibia, me dije… (Vaya, otra vez Katherine Riveros sin dormir).

Ya convencido me estiré y directamente le cogí las tetas, pero no eran de Katherine Riveros, eran de Cielo Riveros, me senté de golpe…

--- Cielo Riveros que haces aquí?

--- Shiiiit, vas a despertar a todo el mundo, te estaba esperando, de dónde vienes?

--- A ti te lo puedo decir, vengo de estar con una compañera de la Universidad, me ha dado unos temas…

--- Ya… a estas horas y estudiando y con una chica y no habéis follado?

--- Cielo Riveros… te lo tengo que contar todo?

--- Claro, cuéntame todo.

--- Pues hemos estado estudiando y al final si, hemos follado, buenos hemos hecho el amor, y la he desvirgado.

--- No me digas, me lo tienes que contar con todo detalle, pero no estoy aquí por eso, que ha pasado esta mañana?

--- Esta mañana? Nada, por qué?

--- Me refiero cuando he llegado, estabas con mi madre en su habitación.

--- Ah! bueno si, estaba ayudándole con una maleta…

--- Ya, por eso cuando ha salido y le he dado un beso, le he visto el escote y no llevaba sujetador, bueno si, pero lo llevaba colgando y toda ella olía a coño caliente que echaba para atrás.

--- Joder, Cielo Riveros, no se te escapa nada, te lo contaré, simplemente que me estaba enseñando una lencería de cuando se casó, y la verdad se estaba calentando el ambiente, llegaste a tiempo para salvarme la vida.

--- Vaya con Juan el primo estudioso, pues te advierto, si mi madre te ha puesto el ojo encima, tienes perdido el combate, no parará hasta follarte y lo hace muy bien, te lo advierto.

--- Cielo Riveros, por favor, hablas de tu madre con una naturalidad que asombra, como sabes todo eso.

--- Pues porque la conozco, le gusta follar como una loca, y no se le resiste nadie, yo la he visto muchas veces, lo del otro día era un aperitivo para ella, y sabes qué? Me dio la impresión de que sabía que estábamos allí mirando, por lo menos tú.

--- Pues si que estoy violento, no sé qué pensarás de mí, no es mi intención hacer nada con tu madre, además está tu padre, es como si fuera mío también.

--- Por mi padre no te preocupes mucho, él con verla feliz, la apoya en todo, siempre lo ha hecho y por mí no te sepa mal, estoy muy feliz que follemos todo y cuando queramos y Katherine Riveros también piensa igual, me lo ha dicho.

--- Que Katherine Riveros también lo sabe todo esto?

--- Claro, se lo he contado yo, no tenemos secretos, mi madre también sabe que follamos las dos contigo, no se lo hemos dicho pero mi madre tiene un olfato…

--- Tendré que aprender las costumbre de tu familia, pero no quisiera estropearlo todo.

--- Tranquilo, sigue como estás y folla lo que quieras y… puedas, jajaja.
Me sentí más aliviado después de la conversación con Cielo Riveros, aunque notaba que se me estaba yendo de las manos la situación, desde que empecé la relación de primas folladoras hacía ya bastante tiempo, mi la vida había dado un giro radical, no es que me quejara no, pero primero era estar liado con mis primas y con el morbo de hacerlo juntas o por separado, que me llenaba bastante, y luego entraron en escenas otras mujeres que aunque no me arrepiento en absoluto, rompieron la paz y cada vez se liaba más y más la madeja.

Mi prima se marcho de mi habitación nada más hablar conmigo, me demostró ser una chica estupenda, yo según iban pasando cosas tenía el temor de que al enterarse se rompieran nuestra relación, pero me equivoqué porque además de estar al corriente de lo que ocurría, me animó a seguir, por el momento todo seguía a las mil maravillas.

Con mi prima Katherine Riveros no era menos, había una total complicidad entre las dos hermanas que me demostraron una gran madurez y un gran aprecio hacia mí.

Cuando me desperté a la mañana siguiente ya era tarde, la clase empezaba a media mañana, apenas abrí los ojos me metí en la ducha, había dormido toda la noche como un bebé y me sentía muy animado, por eso cuando volví a la habitación a vestirme casi no me extrañó ver sobre mi cama el sujetador de seda de mi tía extendido sobre las sabanas, estaba claro que había perdido una batalla, pero no la guerra y no se iba a rendir, con la moral alta bajé ya vestido, mi tía estaba en su habitación, cuando pasé por su puerta, se estaba arreglando para irse a la tienda, pero aún tuvo la picardía de hacerlo con la puerta abierta y sin sujetador, llevaba una falda de tubo por debajo de las rodillas que le hacía las caderas más estilizadas, la cintura más fina y las tetas más voluptuosas.

Cuando me oyó pasar por su puerta salió y me preguntó si iba a salir, para eso se pegó a mí a menos de un palmo, la punta de sus tetas apenas rozaban mi pecho, ya estaba maquillada y su perfume me envolvía, cuando paso sus brazos alrededor de mi cabeza sobre mis hombros, me dijo…

--- Te gusta mi perfume nuevo? Me lo he comprado pensando en ti.

Me flojeaban las piernas, mis manos parecía que se me escapaban hacia sus pechos redondos y erguidos, tuve que hacer un gran esfuerzo para estar quieto y decirle que me iba ya, aunque no era verdad, hizo un gesto de desilusión y me dijo casi al oído…

--- Que pena que te tengas que ir, me habría gustado que guardaras el sujetador que te he dejado en tu habitación, lo has visto?, igual encontrábamos otro que te gustara aún más.

Cuando terminó de decir la frase se pegó tanto a mí, que sus tetas se aplastaron sobre mi camisa y su falda se pegó a mi bragueta, noté su monte de Venus hinchado contra mi polla todavía más hinchada.

Me separé en contra de mi voluntad maltrecha, fui a la cocina y tomé un café rápido y salí hacia la universidad aunque era muy pronto.

La casa de Asun estaba más o menos en mi camino, pensé en llamarle y acompañarla a clase, le pareció muy bien y al rato estaba llamando al timbre para que bajara.

Me dijo que todavía no estaba arreglada, que subiera y esperara arriba, lo hice y me recibió con una sonrisa angelical, muy propio de ella, me senté en la salita, pero me dijo que pasara a su habitación, la cama ya estaba hecha y todo ordenado, solamente estaba organizando sus libros, todavía no se había arreglado, llevaba una toalla en la cabeza, y un pijama súper grande.

Cuando pasó por mi lado me hizo una mueca graciosa y me besó en la nariz, me hizo gracia, pues no era de muchos gestos cariñosos, en la clase.

Yo sentado en la silla la observaba ir y venir sin cesar, parecía que llegaba tarde a todos los sitios y eso que aún faltaban dos horas para la clase.

Cogió unos libros y los fue a dejar en una estantería a mi lado, al subir los brazos el pijama dejó ver un trozo de su vientre y estómago, fue la ocasión perfecta para que mis manos la cogieran de la cintura “para ayudarle”, cuando bajó, mis manos no lo hicieron y se quedaron justo bajo el nacimiento de sus tetas, Asun no se movió, simplemente se me quedó mirando con la misma cara inocente del día anterior, solo que poco a poco se fue quitando la chaqueta del pijama.

Mis manos quietas estaban haciendo de sujetador, simplemente se abrieron para que los dos globos encajaran en la palmas entre mis dedos.

Asun frente a mí se sentó en mis rodillas rodeándome con sus piernas, me abrazó y me besó entreabriendo sus labios antes de llegar a mí, me absorbió mi boca hasta sacarme la lengua y se la metió en la suya, se deslizó por mis piernas hasta pegarse a mí, tuve que soltar sus tetas para meter las manos bajo el pantalón del pijama y apretar sus nalgas, eran suaves, sin ser grandes estaban duras.

Al estar separadas las piernas mis manos no tuvieron dificultad para pasar bajo sus nalgas y llegar a la entrada de su vagina, ella sacó el culo hacia atrás y pude meter medio dedo, todavía no estaba húmeda por lo que me mojé el dedo con saliva y lo volví a introducir, ella me facilitaba más arqueando la cintura, con la otra mano pasé por delante del pijama y busqué su pubis velloso.

Me llevé una sorpresa, al no encontrar vello, solamente dos labios casi abiertos y con el clítoris asomando duro, le miré a los ojos y me sonrió arrugando un poco la nariz, el dedo que tenía en la entrada de su vagina, estaba ya húmedo de sus jugos, lo saqué y rozando el perineo lo apoye en el agujero apenas rugoso que seguía entre sus nalgas, no hizo ningún respingo, simplemente dejó abrirse más las nalgas.

Después de dar varias vueltas alrededor del ano, la primera falange de mi dedo corazón entro suavemente, al notar que su esfínter me lo permitía sin recelo me aventuré con la segunda falange, notaba la suavidad del intestino, parecía seda frente a lo rugoso de su vagina.

Se puso de pié sin juntar las piernas, simplemente dejó caer el pijama al suelo, mi dedo se hundió hasta donde pude mientras que la otra mano metía dos dedos en su vagina, en su interior se rozaban mis dos manos, al estar de pié frente a mí, se cogió las dos tetas y juntándolas me las presentó en mi boca, solo me cabía un pezón pero los iba alternando, ella solo me miraba y suspiraba.

Como pude saqué la mano del coño de Asun y me solté mi pantalón, el bulto que se apreciaba bajo el bóxer denotaba el estado de excitación que tenía, ella cogió de la cintura la prenda interior y solo levanté el culo de la silla cuando lo pasó por bajo; mi polla saltó al frente, ella se sentó sobre ella, yo pensaba que se la iba a introducir por el coño pero me quitó las mano del culo, abrió un cajón de la mesita de noche y sacó un tarro de crema hidratante, se embadurno el culo y lo hizo también con mi polla, luego se sentó suavemente.

En principio, se quedó quieta en la entrada, luego suspiró largamente y se dejó caer, despacio, mi glande se deformó ante la estrechez, pero en ese punto estaba lo suficientemente duro para obligar al ano a adaptarse a su tamaño, al final ganó el glande y el ano tuvo que dejarle paso; mi glande le dio un premio al pasar el anillo y quedar el tronco un poco más delgado, la crema hizo el resto, la chica notó el cambio, solo un gemido hizo saber que lo peor había pasado cuando se relajó, rápidamente se sentó hasta quedar sobre mis piernas.

Mi mano le abrió los labios del coño y atrapando el clítoris lo masajeó hasta notarlo descubierto de su protección estaba duro a la vez que suave, mientras ella había cogido mis huevos y con una mano los apretaba suavemente.

Cuando se adaptó al tamaño de mi polla se levantó casi hasta sacarla pero al llegar al glande se volvió a sentar, era un recorrido que sentía y gozaba en toda su extensión,

Del movimiento apenas visible fue pasando a un agitado sube y baja, yo notaba sus músculos como apretaban mi falo, su cabeza se echo hacia atrás, cuando se tensó abriendo la boca y respirando agitadamente, todavía aceleró más y cuando una serie de estremecimientos sacudieron su cuerpo, se abrazó a mí apretando sus uñas en mi espalda, mis dedos agitaban el clítoris con fuerza, hasta que me suplicó…

--- Por favor Juan me vas a matar… de gustooo.

La abracé también, mi polla dura seguía dentro de ella, Asun tampoco parecía que tenía prisa en dejarla salir, su corazón sonaba como un tambor contra mi pecho, poco a poco noté como bajaba el ritmo, entonces se levantó, pero solo lo justo para que saliera mi polla, así como estaba mirando al techo, se volvió a meter pero esta vez en el coño, al buscar ella con un movimiento mínimo la situación del glande.

Ya no hubo suavidad, fue notar el glande entre sus labios cuando se sentó de golpe, mi polla hizo tope en el cuello del útero pero no paró, siguió saltando sobre mí, ladeando las caderas moviéndose hacia delante y atrás, mi polla estaba a punto de estallar, cuando mirándome con esa mirada fija me dijo…

--- Ahora Juan, córrete conmigo, lléname de leche caliente.

Fue una corrida magistral, coordinada al máximo, los latigazos que sentíamos se mezclaban sin orden, saltábamos y gemíamos besándonos y acariciándonos sin orden, ella siguió cabalgándome hasta que sin poder controlarme le tuve que decir…

--- Por favor Asun, me vas a matar… de gustooo.

Cuando se levantó, mi polla ya blanda estaba empapada de semen y jugos vaginales, tuvimos que salir al baño, una ducha nos dejó como nuevos.

Cuando salíamos, su compañera nos cruzó y dijo socarronamente…

--- Buenos días.

Cuando bajamos, en el primer bar que encontramos, le invité a almorzar, le pareció una idea estupenda.

En clase nos sentamos un poco separados para evitar comentarios, pero lo suficientemente cerca para mirarnos con frecuencia.

Cuando llegué por la tarde, la familia estaba en casa al completo, mi tía había preparado una cena suculenta, mi tío estaba ya sentado a la mesa, parecía muy contento, mis primas no dejaban de mirarme.

Cuando más tarde me acosté no tardé en notar que se abría la puerta, se levantó la sabana y se metieron en la cama mis dos primas, estábamos apretados pero a gusto.

Se pegaron las dos a mí, me dijeron que me fuera preparando, parecía que mis tíos preparaban algo, estaba muy contentos los dos, la gran cena solo era un síntoma, les parecía que el siguiente plato iba a ser yo, me quedé helado, pero solo un segundo después rompimos a reír los tres.

Entre las dos me quitaron el pijama, enseguida me olieron el cuerpo, me dijeron al unísono…

--- Juan, tú has estado follando!

En la oscuridad de la habitación nos reímos a carcajadas.

En seguida sus manos estaban palpando mis huevos, por supuesto estaban llenos otra vez y se lo hice notar.

--- Los tengo cargados otra vez para vosotras, siempre tendréis vuestra ración.

Las risas llenaron la habitación otra vez, pronto mi polla fue requisada por una boca y un coño me tapó la mía, no me importaba su propietaria, las dos eran deliciosas, y sabían cómo usarlas, las tetas que cogía eran buenísimas las cuatro, y los coños sabían y olían deliciosamente.

La boca que se tragaba mi polla solo la dejó cuando había engordado tanto que ya no le dejaba casi respirar, a partir de entonces se dedicó a lamer y chupar el glande, una mano me estrujaba los huevos, lamiéndolos a intervalos, los labios que estaban pegados a mi boca se paseaban de arriba abajo, cuando llegaban al final mi lengua entraba un poco en el ano para luego entrar en la vagina hasta lamer el clítoris y terminar en el pubis, pronto el orgasmo me inundó la boca, apenas podía tragar la cantidad de flujo que manaba aquel coño.

Mi mano dentro del otro coño agitaba el clítoris a toda velocidad con dos dedos dentro, la boca que me chupaba la polla aceleró hasta que estaba morado el glande y un dedo fino se deslizó entre mis nalgas hasta hundirse dentro de mí, un chorro de leche espesa salió de mi polla, el primero se pegó en la cara de la chica, el siguiente ya fue a parar a su garganta, apenas podía mantener el ritmo de mi corrida al coincidir con la suya, mi mano mojada escurría liquido hasta la sabana, la habitación olía a sexo por triplicado, cuando extenuados nos acostamos entrelazados en silencio, por la puerta entraban los ruidos junto los gemidos y bramidos de mis tíos, estaban follando acompañados de Carlitos.

Al día siguiente me enteré de que este mismo sábado era el cumpleaños de mi tía, lo cierto es que nunca me había preocupado de estos detalles, pues yo no lo celebro, por eso no me extrañó que cuando llegué a casa la mesa estaba preparada con esmero, mis primas iban de aquí para allá poniendo hasta el último detalle y mi tía se afanaba en la cocina, mi tío por supuesto se ocupaba de las bebidas.

Yo con la mirada le pregunté a mi prima Cielo Riveros que era aquella celebración anticipada y ella se encogió de hombros.

Cuando nos sentamos en la mesa todos estaban la mar de contentos, todo era alegría, yo expectante miraba a todos e intentaba seguir en la misma línea, al final cuando se levantaron mis primas a traes el postre, mi tío sacó del bolsillo de la chaqueta dos sobres que puso bajo los platos de mis primas, cuando volvieron lógicamente preguntaron qué era aquello y mi tía les dijo que lo abrieran que era un regalo especial para ellas, aunque no era su cumpleaños.

Al abrirlo se quedaron maravilladas, no podían decir palabra, yo no me podía imaginar que sería y esperaba curioso, el misterio se resolvió pronto, las dos al unísono se levantaron y se abrazaron a su padre, lo cubrieron de besos y abrazos, luego explicaron que era aquello, eran dos entradas para este mismo sábado para un concierto en una ciudad cercana de un conjunto musical que ellas adoraban, para el cual no habían entradas desde hacía meses, preguntado su padre cómo las había conseguido, simplemente les dijo…

--- Tu padre tiene buenos amigos, y tu madre muy buenas ideas, haría cualquier cosa por nosotros.

Todo eran gritos de júbilo y las chicas se abrazaban sin cesar, cuando se les pasó la euforia preguntaron…

---Y cómo vamos a ir? Nos vas a llevar en el coche?

--- No, he pensado que mejor os vais el viernes por la tarde, he reservado una habitación doble en un hotel que conozco.

Ya el estruendo era ensordecedor, no se esperaban tanta “libertad” de momento, cuando terminaron de gritar se volvieron a sentar a la mesa y después de mirar por enésima vez las entradas se me quedaron mirando disimuladamente con sonrisa picarona con doble intención.

A quien más le gustaba el grupo musical era a Katherine Riveros por lo que al irme a dormir pasé por su habitación para felicitarla, cuando llamé me contestaron dos voces invitándome a entrar, estaban las dos hermanas dentro de la cama charlando y haciendo planes, al verme entrar me hicieron sitio en la cama abriendo las sabanas.

Yo me desnudé rápido y me metí para saber más detalles del fin de semana, ellas sin más apagaron la luz y en un movimiento rápido salieron por el aire los respectivos pijamas, al estar los tres desnudos se pegaron a mí y no paraban de contarme sus planes para el sábado, mientras me tenían cogida la polla y los huevos, no sabían donde acariciarme y hacerme cosquillas, estaban exultantes de alegría, me besaban en todos lados y cuchicheaban entre ellas al oído, de un salto la que me tenía cogida la polla la soltó y se subió a caballo sobre mí, la que me sujetaba los huevos, mantuvo la polla vertical el tiempo suficiente para que su hermana se lo introdujera en el coño.

Mientras se dejaba caer y se metía mi estaca hasta dentro seguía hablando con su hermana de que discoteca visitarían el viernes y la marcha para el día siguiente, yo por las tetas que colgaban sobre mi cara adiviné que la que estaba empalada con mi polla era Cielo Riveros, apenas pude entrar en la conversación, pues cuando dije que me gustaría ir con ellas por toda respuesta tuve el coño de Katherine Riveros sobre mi boca acoplado perfectamente a mis labios, moviéndose cada vez más rápido hasta que mi prima Cielo Riveros aceleró sus movimientos también y no tuve más remedio que ante la inminente llegada de sus orgasmos me corrí junto con ellas.

Cielo Riveros se bajó de mí y se pegó a mi lado junto a Katherine Riveros, nuestros corazones sonaban a tambores de guerra, poco a poco se tranquilizaron, en el silencio se oía como mis tíos estaban otra vez follando desesperadamente, mi tía gritaba sin reparo y mi tío gruñía como un oso.

Cielo Riveros me preguntó seria mientras se apoyaba en mi pecho poniendo sus tetas sobre mí…

--- De verdad no te has enterado de lo que va la fiesta?

--- Bueno… pues creo que es por el cumple de tu madre y ha coincidido con el concierto…

--- Que inocente que eres… la fiesta la vas a tener tú el sábado, cuando no estemos nosotras, vas a ser el regalo de cumpleaños de mi madre, lo presiento.

--- No te comprendo, qué fiesta.

--- No estoy segura, dijo Katherine Riveros, pero el sábado tendréis una súper cena y de postre… igual te folla mi madre…

--- No burlaros de mí, si estará tu padre en casa.

--- Y qué!, mi padre hará lo que sea para complacer a mi madre y ya se inventará el modo de tenerla contenta.

Me dejaron perplejo, no llegaba a entender la posibilidad de esta trama, pero me fui a mi habitación a pensar más despacio mi situación.

El viernes por la mañana me levanté y fui un rato a clase, cuando volvía me entraron unas ganas locas de hablar con mi vecina Emi del tema y de paso también me hormigueaba la polla de pensar en poder follármela, cuando entraba en la calle miré a la lejanía, vi como mi tía salía de mi casa, cruzaba la calle y entraba en la de enfrente, procuré ocultarme y esperar un poco, al momento salió acompañada de la vecina, las dos muy arregladas, entraban en el coche y se iban, yo me quedé con la boca abierta viéndolas partir.

Me fui a casa, comí algo a solas, mis primas ya se habían ido y no sabía qué hacer exactamente, por lo que decidí salir también a dar una vuelta.

Después de arreglarme también salí sin rumbo fijo, estando pensando qué detalle podría hacerle a mi tía por su cumple, al final me decidí por lo más socorrido, un perfume, pero caí en la cuenta de que es un tema muy personal y con los gustos de mi tía no sabía por dónde empezar.

Estaba deambulando por un gran almacén cuando detrás de mí oí un shiiiit, me volví y no vi a nadie, me reí para mis adentros pues era muy improbable que me conociera nadie, pero al volver una estantería llena de ropa de señora me topé de golpe con Marta la señora de la secretaría de la universidad, iba acompañada de otra señora más joven que ella, las dos muy guapas y elegantes.

Me alegré de verla y de que se acordara aún de mí, la saludé educadamente y después de darme dos besos en las mejillas me presentó a la otra señora…

--- Hola Juan! Que sorpresa verte por aquí, te presento a mi hermana Asunción, es mi hermana pequeña, Asunción, este joven es Juan un alumno de la universidad.

--- Hola Juan! Te puedo llamar así?, me alegro de conocerte, he oído hablar muy bien de ti.

Yo me quedé un poco pensativo y no me di muy bien cuenta de lo que podía haber contado Marta sobre mí, mis pensamientos me distrajeron un poco hasta oír a Marta que me preguntaba qué hacía allí. Le conté lo del regalo de mi tía y se ofreció a orientarme sobre los perfumes, accedí encantado.

Al llegar a la sección de perfumería, estaba perdido ante tanta variedad y con todas estas chicas a cual más bonita ofreciendo sus marcas, Marta se dio cuenta de cómo miraba más a las dependientas que a los frascos y me cogió del brazo y me susurró…

--- Mmm… Juan que te parece si vamos primero a la obligación y luego a la devoción?

Sin pensar sonreí y la seguí hasta una marca bastante conocida, después de preguntarme por mi tía, su edad, su forma de vestir y su carácter se decidió por darme a oler un perfume, la verdad no entiendo nada de esto y todos me parecían estupendos aunque eran diferentes, ante mi ignorancia, Marta se decidió por uno, lo pedí lo más presentable posible y después de pagar nos fuimos, no reparé en lo que valía por supuesto, mi tía valía lo que pidieran.

Marta me preguntó si tenía prisa y yo la verdad es que ni prisa ni rumbo tenía, por lo que me rogaron que las acompañara, las seguí y al poco nos detuvimos en la sección de lencería, yo me quedé en el pasillo mirando distraído mientras ellas curioseaban en el mostrador, al rato Asunción vino a por mí y me preguntó si las podía ayudar,

--- Naturalmente, dije yo.

--- Es que tenemos una duda y necesitamos la opinión de una tercera persona.

Me acerqué al mostrador que tenía varias cajas abiertas y prendas extendidas, yo estaba un poco violento porque no sabía nada del tema pero Marta se volvió a mí y me preguntó…

--- Mira Juan, es que quiero renovar un poco el vestuario y quisiera tu opinión.

La dependienta me miró con una leve sonrisa malintencionada en los labios, yo en cambio le miré el canalillo que asomaba por el escote del uniforme, ella al darse cuanta se apoyó sobre el mostrador disimuladamente y me enseñó un poco más profundamente el par de tetas que sujetaban una prenda blanca y escueta, yo le lancé un leve beso al aire agradeciendo el gesto, luego seguí a las dos damas hacia el probador, la chica iba detrás de mí con las prendas en la mano y con el dedo me señalaba una en concreto, luego me guiñó el ojo con complicidad.

Las dos mujeres pasaron al probador con las prendas y yo me quedé fuera con la dependienta, era un día de mucha venta y no podía entretenerse allí mucho rato por lo que le dije si podía esperar, me sonrió y dijo que sí.

Cuando se entreabrió la puerta del probador asomó una mano y sacó un sujetador y pidió otro, la chica se lo dio pero se le cayó al suelo uno, se agachó rápidamente y al hacerlo puso el culo pegado a mi bragueta, yo me encogí ante lo imprevisto pero ella aguantó la postura tardando en recogerlo, mi polla reaccionó más pronto que yo y su dureza fue notada por las nalgas de la chica, ella se apretó contra mí, debería llevar un tanga pues mi polla se enterró entre sus nalgas, notaba el calor tibio que desprendía, al levantarse me miró y me hizo una mueca de aprobación, luego me dijo que sujetara las prendas, yo pasé la mano por debajo de las suyas para recibirlas, pero ella me cogió del codo y llevó mi mano hasta sus tetas oculta por las prendas, la gente pululaba a nuestro alrededor y no se percataban de nosotros, solo pude pasar la mano entre la chaqueta del uniforma por el espacio de un botón que previamente se había despasado, llevaba un sujetador muy suave sin tirantes, mis dedos bajaron la copa lo suficiente para sacar la teta de su sitio y cogiendo el pezón lo estiré lo suficiente para que saliera duro y áspero, luego abarqué con mi mano toda la teta suave y tersa, cuando saqué la mano la polla estaba salida del bóxer y colgando pantalón abajo.

Al marcharse bajó la mano y la pasó a lo largo del camal, simplemente se despidió dándome un apretón en el glande.

Cuando la puerta se abrió y pidió otra prenda se la di y me dijo si podía pasar, lógicamente lo hice, no sabía si estaba menos presentable fuera que dentro con el bulto en el camal, Marta me dijo que opinara, llevaba puesto precisamente el sujetador que me había recomendado la dependienta, era una belleza, levantaba el par de tetas y las juntaba haciendo un efecto maravilloso, hasta se le notaban los pezones, quizá se habían hinchado al verme entrar, esto no ayudaba para que mi polla se bajara, por lo que continué empalmado.

Asunción me preguntó que me parecía, le dije que era perfecto, no contenta con esto quiso arreglárselo y colocarlo mejor y se agacho a dejar lo que tenía en las manos, su culo fue a parar donde menos debía, a mi polla dura, en la estrechez del probador, no había culpa de nadie pero los segundos que estuvo pegada a mi polla eran sospechosos, luego quizá sin querer le estiró hacia abajo el sujetador y le dejó las dos tetas al aire, saltaron a la vez frente a mi cara, fui totalmente irreflexivo, lo sé, pero mis manos le cogieron las dos tetas a la vez con la excusa de taparlas, pero no fue ese el resultado, Asunción me cogió la polla con la mano y en menos que un suspiro se oyó un ziiip y me bragueta dejaba salir a la fuerza mi polla sacada con destreza por Asunción.

Marta a través del espejo vio como desaparecía mi glande entre los labios de su hermana, me cogió de las manos para que no soltara sus tetas, mis dedos rodeaban sus pezones y los ponían a mil, se salían de duros, mi lengua pronto los atrapó mientras la hermana pequeña me mamaba la polla ya caliente, hasta que sin poder moverme apenas, dejé que saliera toda mi leche en la garganta de Asunción, Marta mientras tanto apretaba mi cabeza contra su pecho besándome en el cuello.

Cuando salimos del probador me temblaban las piernas, apenas me había podido colocar la polla dentro, todavía estaba dura, la dependienta acudió rauda al vernos salir, lo primero que miró fue mi polla, aún se notaba la gran hinchazón, luego miró a las mujeres, Asunción aún tenía unas gotas de semen en la comisura de los labios, la chica se relamió al mirarme.

Al ver que se quedaba el modelo que ella me había dicho además de otros dos, la chica me guiñó un ojo, era una buena venta, volvió a despasarse un botón del uniforme y se ladeó para que mirara, se había quitado el sujetador, se le veía hasta el pezón moreno y puntiagudo, yo le indiqué que observara mi polla, ella asintió y me hizo como si la mordía, yo hice un gesto de dolor, ella se rió.

Cuando dejamos la sección propusieron de ir a merendar, no me pareció mal, pero Asunción dijo que no tenia apetito y que aunque había “tomado” algo quería volver a casa, Marta me dijo si me era igual merendar en casa, yo asentí un poco mosqueado, la polla estaba más contenta con la idea.

Cuando llegamos a su casa, Marta se fue a cambiarse de ropa, su hermana se quedó acompañándome hasta que su Marta llegó, traía una bata puesta y en la mano los paquetes que había comprado, mientras Asunción estaba cambiándose también estuvo abriendo las cajas, lo cierto que las prendas eran divinas, aún sin poner, cuando se nos unió llevaba una camiseta muy suave y un pantalón de algodón, bajo la camiseta… nada, solo un par de tetas mejor aún que las de Marta y ya con los pezones preparados, el pantalón le marcaba los labios del coño, presentí que de bragas nada tampoco.

Sin dar importancia a nada Marta se quitó la bata y luego el sujetador que llevaba, era muy elegante pero nada que ver con las compras recientes, su hermana le ayudó a soltarle el cierre y no esperó a tener el otro preparado, las dos tetas salieron disparadas, aún estando un poco caídas estaban impresionantes, mientras Marta se colocaba un sujetador comprado.

Asunción sin decir más, se quitó la camiseta y empezó a desplegar otro modelo, eso dio tiempo para que yo apreciara el par de tetas que tenía, por un momento me dio la impresión de que los había visto antes, pero estos eran más grandes, me fijé y le distinguí apenas bajo uno de ellos una leve cicatriz, los tenía operados, pero mi polla no entendía de eso, estaba igual de dura.

Yo apenas podía atender con la mirada a las dos mujeres, Marta me preguntó si le sentaba bien, le tuve que decir que se debía elevar los tirante un poco, me dijo que lo hiciera yo y estuve ajustando el tirante caído mientras una teta se salía de su copa, a la vez Asunción había sacado las bragas a juego de su sujetador y bajando el pantalón de un tirón se quedó admirándolas mientras exhibía su coño depilado con esmero, estaba hinchado, los labios redondeados ocultaban malamente un clítoris seguramente excitado ya y que sobresalía húmedo y rosado entre ellos.

Cuando creí que estaba el tirante ajustado a la medida cogí la teta juguetona y la metí en su copa, no sin pellizcar un poco su pezón, luego subí el tirarte, Marta se percató de la diferencia y me dijo que siguiera con la otra.

Su hermana reclamó mi atención para que opinara sobre ella, se dio la vuelta dejándome admirar el culo de paso, bajo una espalda lisa se estrechaba en una cintura impropia de su edad, suponía que tendría sobre los cuarenta y tantos, las caderas imitaban la silueta de una guitarra española, las nalgas apenas escondidas por las braguita hacían de unión a unos muslos torneados.

Al volverse me preguntó con bastante intención, cual de las dos tenía mejor tipo, yo intuí que quería alzarse con la mayor de las alabanzas dada la diferencia de edad, pero la experiencia que había tenido con Marta, no me dejaba ponerla en segundo plano.

--- Bueno, tengo que reconocer que las dos tenéis un tipo fantástico, me gustan las mujeres mayores que yo…

--- Si eso ya lo sé.

--- Pero si tengo que opinar, diría que Marta aún siendo mayor conserva una figura ideal, sus tetas aún un pelín más caídas que las tuyas tienen el encanto de poder atraparlas cuando campanean sobre mí, y su culo, qué podría decir de él, es lo más suave y agradecido de todo, se adapta a cualquier situación.

Marta se quedó mirándome intrigada, en realidad no podía opinar sobre su culo de la forma que lo hacía, no lo había catado, aún claro, pero lo comprendió cuando su hermana me cortó rápidamente…

--- Bueno no puedes opinar sobre mi culo todavía, te sorprenderías lo acogedor que es, de hecho mi coño le tiene envidia.

--- Tus tetas en cambio tienen la ventaja de que son mi tipo preferido, de hecho me parece haberlas visto antes, y los pezones son mi ideal aunque los de Marta son tan sensibles y agradecidos que llenan la boca nada más lamerlos.

Yo era consciente que la conversación se estaba poniendo caliente por momentos, ya no habían disimulos, solo faltaba una chispa para explotar.

Asunción arrugó en entrecejo y quitándose el sujetador se acercó lentamente a mí y me dijo…

--- No se puede juzgar una cosa sin tener pruebas, por qué no los catas y verán lo sensibles que son?

Tanto se acercó a mí que no tuve que hacer mucho esfuerzo para agacharme y coger la teta y apretándola, sacar el pezón todo areola y meterlo en mi boca, con la lengua rodeaba toda su superficie mientras ella suspiraba de placer, detrás de mi noté como unas manos sacaban la camisa del pantalón y acariciaban mi estomago y mis tetillas, mis manos estaban ocupadas con las dos tetas hinchadas de la hermana pequeña.

Marta estaba ya soltando el cinturón de mi pantalón que caía al suelo, al estar medio agachado la mano pasó entre mis piernas entreabiertas y presionaba mis huevos, luego al notar lo duros que estaban, pasó por entre el camal de bóxer hacia arriba, al notar la mano, el escroto se arrugó haciendo mis huevos en forma de pelota de tenis pegarse a la base de mi polla, siguió la mano hacia arriba a lo largo del tronco hasta llegar al glande que estaba pegado a mi pubis y llegaba al ombligo, con la otra mano separó la goma del calzoncillo y se unieron las dos atrapando toda la polla, entre las dos bajaron la prenda hasta las rodillas, mi polla mantuvo los 45º y el capullo rojo y brillante.

Asunción soltó una de mis manos pegadas a una teta y me la puso sobre su vientre, la palma de mi mano se deslizó abierta bajo su recién estrenada braguita y mis dedos se repartieron por su monte de Venus, dos de ellos se separaron hacia las ingles, dos más abrieron los labios y el corazón fue directo hacia el clítoris, no sé quien encontró a quien, pero el clítoris ya estaba descapullado cuando lo toqué, estaba suave pero a la vez duro.

Yo con una postura un poco forzada, estaba chupándole una teta a Asunción mientras mi mano acariciaba su coño, Marta se agachó e interponiéndose entre los dos se metió mi polla en la boca enredada entre nuestras piernas, cuanto más me apretaba con su lengua y el paladar yo más le succionaba el pezón a su hermana, casi llegué a tener media teta dentro de la boca, cuando la solté estaba roja.

Lo que quedaba de ropa, mi camisa, no tardó en desaparecer, los sostenes cayeron al suelo y la bragas les siguieron, Marta no dejaba mi polla de su boca, mientras Asunción me guiaba la mano hacia sus nalgas, noté como su ano presumiblemente arrugado estaba dilatado, uno de sus dedos se había adelantado a mí y me había facilitado la tarea, por eso cuando se volvió de espaldas a mí apoyándose sobre el brazo del sofá, Marta sacó mi polla de su boca y la puso frente al agujero oscuro de Asunción yo dejé caer toda la saliva que pude reunir entre has nalgas de la mujer y cuando hubo alcanzado el objetivo apoye mi glande, una leve presión y desapareció por arte de magia, ella culeó hacia mí y se introdujo de golpe el resto de tronco hasta casi todo, yo hice el resto un empujón y el chasquido de mis huevos con la húmeda vagina señaló el tope.

Marta me acariciaba los huevos por debajo de mis piernas, su hermana jadeaba cada vez que le llegaba el glande a lo más profundo de su recto, sus tetas caían en vertical sobre el asiento del sofá, las recogí con las dos manos, me sirvieron de sujeción para apretar más mi polla en su culo, por cortesía le pregunté…

--- Te hago daño?

Un hilo de voz me respondió…

--- Nooo, me encanta tu polla, la siento dentro de mí me llenas del todo hacía mucho que nadie me la metía como tú, mi marido no sabe.

Me quedé sorprendido, hasta ahora no había pensado en la situación civil de la mujer, la verdad no me importaba, pero me chocó ver el gusto que sentía después de desearlo tanto.

--- Quisiera que te corrieras dentro de mí, pero no soy avariciosa, ya he probado tu leche, mi hermana se merece que le llenes el coño también.

Su último comentario cuando estaba casi desfallecida me dejó pensativo…

--- Mi hija tenía razón.

Poco a poco se fue abriendo de nalgas aún más, a la vez que un temblor recorría su cuerpo, cuando una serie de fuertes latigazos, la hicieron caer sobre el sofá dejando a mi polla salir completamente roja y mojada.

Marta a mi lado, seguía acariciándome los huevos, con la otra mano me limpió la polla con la bata que se había quitado un momento antes, me sentó en el sofá al lado de su hermana caída, separó las piernas y se subió sobre las mías, se pegó a mi cuerpo y pasando la mano entre los dos cogió mi polla y se la metió entre sus piernas hasta después de dar un paseo por sus labios húmedos la ingresó en su coño, después suavemente se dejó caer suspirando, cuando saboreó bien mi polla caliente pegada a su útero empezó a subir, sus pezones como dátiles rozaban mi pecho hasta mi boca, los mordía y cuando los soltaba ella se dejaba cae de golpe, yo levantaba mi cadera para que tuviera más longitud de polla, pero ella lo desfrutaba igual, cuando quería mas polla se incrustaba entre mis muslos y la buscaba, sus uñas se clavaban en mi espalda cuando empezó a sentir como una electricidad le recorría el cuerpo, una serie de estertores incontrolados le siguieron, al notarlos me hicieron perder la resistencia y dejar que mi polla soltara la cantidad de leche que retenían desde hacía rato, Marta no paró de saltar sobre mí hasta que la leche y los jugos vaginales empaparon mis muslos y el sofá, se inclinó sobre mí y estuvo quieta presionando mi polla con sus músculos vaginales escurriéndome, hasta que se salí de ella, terminando de vaciarse de semen.

Al levantarse Marta, Asunción que estaba con su cabeza pegada a mi lado observando en primer plano la escena, se adelantó lo suficiente para reptar sobre mi regazo y atrapando mi polla lacia la chupó hasta dejarla completamente limpia de semen y flujo.

Después de un rato de relax, Martas sin vestirse trajo unos tacos de jamón y unas cervezas, fue una merienda improvisada, cuando estábamos recordando lo mejor de la tarde, le pregunté a Asunción…

--- Una curiosidad, porque has dicho eso de tu hija?

--- Ah! Se me escapó, tengo una hija que estudia en la universidad, se llama Asun, quizá la conozcas, tenemos una gran confianza y me contó como un chico la había desflorado de una manera maravillosa, incluso la había desvirgado analmente, le encantó, luego mi hermana me contó que había influido para que entraras en la universidad y en la misma clase que Asun, lo demás fue atar cabos sueltos y adivinar, mi hermana no me había contado nada de lo vuestro, pero se lo noté cuando te presentó.

--- Vaya, pues creí en un primer momento que Marta te lo había contado todo, me alegro.

Después de pasar la tarde juntos hablando nos vestimos, antes de irme Marta me rogó que pasara por los grandes almacenes y le cambiara de color el sujetador que quedó en la caja, los había comprado todos negros y le gustaba uno blanco, al darme el ticket me di cuenta que donde ponía “Le ha atendido la Srta. Lucía” estaba tachado el teléfono de la tienda y había escrito a mano otro número de teléfono.

Cuando llegué a casa mi tía ya había llegado y estaba en la cocina preparando la cena, mi tío en el sofá leía un libro.

Les di las buenas noches y subí a ducharme para cenar.

Empecé a prepararme mentalmente para el sábado.

La sensación que tenía era a la vez de curiosidad y temor ante las consecuencias, e impaciencia por ver como respondía ante las pretensiones de mis tíos.

Después de pensar mucho sobre esto, al final me convencí para dejar que las cosas pasaran y luego ya vería lo que hacía, por lo tanto me levanté con buen humor y bajé al salón, mi tío estaba plácidamente en su sillón con una taza de café en una mano y el periódico en la otra, al verme llegar separó la vista del papel y me sonrió cordialmente, yo le correspondí y le pregunté por mi tía, me informó que había ido a una peluquería, pues como sabía era su cumpleaños, no me dijo cuantos cumplía, yo por delicadeza tampoco se lo pregunté, de todas formas físicamente estaba muy joven.

Me decidí a cruzar la calle y visitar a Emi, aún era pronto para visitas, pero tenía curiosidad para saber el motivo de la salida de la tarde anterior con mi tía.

Al poco de llamar, Emi apareció en el umbral de la puerta, todavía no se había arreglado, pero tenía la belleza natural de una chica de treinta y tantos, estaba en lo mejor de la vida y no le hacían falta muchos adornos para estar apetecible, cuando entré en la casa ya sentía en mi entrepierna el hormigueo de la presencia de la chica.

Me invito a sentarme después de disculparse por no estar presentable… no le contesté por prudencia, si le hubiera dicho lo que pasaba por mi mente se habría asustado, o no.

Llevaba un chándal holgado y el pelo recogido en un moño mal hecho, la cara sin maquillar y unas chanclas de estar por casa, me miraba con simpatía, como queriéndome contar algo pero no se atrevía, yo le ayudé a empezar.

--- Cómo estas Emi? Hace tiempo que no te veo, es imperdonable por mi parte, bueno no es verdad del todo, ayer te vi cuando salías con mi tía, me gustaste mucho como ibas de elegante, mi tía también por supuesto, parecíais dos adolescentes saliendo de marcha,-le adulé­- compadezco al joven que ligarais, le dije riendo.

Emi también se rió con ganas, se levanto y ahuecando el chándal, dijo como excusa…

--- No te burles de mí, tú crees que esta chica puede ligar con alguien?

--- No solo ligar sino hacer a un hombre el más feliz de la tierra, tienes el cuerpo más excitante y ardiente que he conocido.

Emi se volvió a reír con una risa cristalina, se volvió a sentar a mi lado y poniendo los pies en el apoyabrazos del sofá apoyo su cabeza sobre mis piernas, pasándome la mano por las mejillas, me dijo…

---Ayer fui de compras con Ana, quería comprarse ropa para su cumpleaños, tu tío le había dado un buen pellizco de dinero para que se comprara lo más sexi que encontrara y fuimos a buscar las novedades en vestidos, lencería y demás, lo cierto es que tiene buen gusto y con el cuerpo que tiene lucirá bastante los modelos, esta noche verás unos cuantos, pero te puedo adelantar según vi en el probador que hasta yo me puse cachonda cuando se los probaba, si hubiera tenido una polla entre las piernas se la hubiera metido hasta dentro.

--- Quieres decir que me los va a dejar ver?

--- No solo eso, sino que se los ha comprado en tu honor, bueno y en el de tu tío claro.

--- No te ha contado nada de lo que piensa hacer?

--- No con detalle, solo que piensa follarte sin más esta noche, está decidida y caliente, no tienes ninguna oportunidad y es una fiera en la cama, lo sabes, no?

--- Solo la he visto follar con mi tío, y luego me arrinconó contra las cuerdas un día, pero me lo imagino.

--- Me gustas mucho y me caes muy bien, lo mismo que tu tía, por lo que ayer mientras estaba probándose salí y te compré esta crema retardante para ti, esto te permitirá aguantar mejor sin correrte y satisfacer mejor a tu tía.

Sacó de un armarito una caja envuelta en papel normal y me la dio.

Destapé el frasco, olía bastante bien, puse un poco en mi mano era suave y lubricante, sin pensármelo dos veces me levanté, me bajé los pantalones, luego el bóxer y cogiendo mi polla semi-erecta, la embadurné de crema, un frescor inmediato me recorrió toda la polla, los huevos se me encogieron como nueces y el glande se escondió como un caracol, me miré pasmado…

--- Pues vaya, me hace el efecto contrario, no se me levanta!

La chica se tronchaba de risa…

--- Lo has hecho mal, eso se pone cuando estás excitado no antes, de todas formas se me ha ocurrido una idea, espera aquí,

Al momento volvió, yo ya me había subido la ropa cuando dejó unas cosas sobre la mesita baja.

Extendió una toalla sobre el sofá y me dijo…

--- Túmbate sin pantalones en el sofá.

Lo hice sin rechistar, me separó las piernas al máximo y saco de un neceser un tarro de depilatorio, una tijeras y unas cremas, sin decirme nada me untó la polla, los huevos, el pubis y el culo con talco, luego con las tijeras fue recortando los pelos hasta un nivel casi raso, mi polla tenía un aspecto raro, pero parecía doble grande, después puso la crema depilatoria y procedió con sumo cuidado a quitarme todo el vello hasta que parecía el culito de un bebe.

Cuando estuvo todo totalmente depilado repartió abundante crema por toda la zona, lo hacía con toda delicadeza, tanta que mi polla pasado el temor de la depilación empezó a despertar, hasta el punto que se irguió hacia el techo, larga, gruesa, imponente, parecía un milagro, Emi viendo el resultado se felicitó y dándome un pequeño mordisco en el glande me dijo…

---Ahora sí que tienes una polla de exposición, vas a impresionar a tu tía, y con la crema no se la va a acabar, pero no es justo que se la coma ella sola, creo que me merezco ser la primera en disfrutarla.

Sin mediar más comentarios se la puso entre los labios y mirándome a los ojos se la fue engullendo milímetro a milímetro, hasta que desapareció toda, de sus ojos salía lagrimas, le daban arcadas pero se aguantaba con las manos, me acariciaba los huevos y me los apretaba, sus dedos se infiltraban entre mis nalgas calvas pasando por mi culo pelado, cuando se sacó la polla de la boca se quitó el chándal y se sentó a mi lado, abrió las piernas y se las cogió por debajo de las rodillas, dejó sus nalgas abiertas mostrando en primer plano sus labios enrojecidos rodeando su vagina y me dijo…

--- Ahora métemela tú el primero, y no te corras, cuando te venga, te sales despacio.

Hice lo que me pidió, acabé de quitarme la ropa que me quedaba y me dejé caer sobre ella, mi polla no falló, a la primera se hundió hasta el fondo, era un efecto óptico pero parecía que tenía cinco centímetros más de carne dura, a ella creo que también se lo pareció por el suspiro que dio.

Estuve bombeando sin compasión, hasta que noté como mis huevos se pegaban duros a mi polla y por la espalda recorría una corriente eléctrica, la saqué y Emi cogió la crema que me había regalado y la repartió por la polla y los huevos, una sensación muy grata se apoderó de mí, inmediatamente se calmó la serie de palpitaciones peligrosas en el glande y un fuerte subidón de sangre rellenó mi polla hasta casi hacerla reventar.

Un instinto de seguridad se apoderó de mi y se la volví a meter con la tranquilidad de que me iba a correr solo cuando yo quisiera, me permití clavarla de golpe, Emi solo cerraba los ojos y gozaba de las embestidas que le daba, en su vientre se acusaban los golpes con leves hinchazones donde llegaba la punta, estaba exultante de placer y la clavaba como un embolo, no quería salir de aquel hogar húmedo y tierno que era la vagina de Emi.

Mientras yo entraba y salía llenado de carne todos los pliegues del coño, la chica empezó a recibir una serie de calambrazos en todo su cuerpo, iban en aumento, se cogía las tetas y se las amasaba pellizcándose los pezones, estirándolos hasta lo impensable, su boca se abría y gritaba sin cesar, me decía que parara y a la vez que siguiera hasta el fondo, levantaba las caderas para recibir más polla y a la vez me abrazaba para estar más pegada a mí, por fin abrió los brazos sobre su cabeza, sus piernas cayeron a mi lado abiertas del todo, los labios del coño rojos de excitación y el clítoris totalmente erecto, las tetas a cada lado de su pecho con los pezones salidos y duros, gritó como un lamento y quedó inmóvil, respirando agitadamente, yo preocupado, saqué la polla, estaba igual que cuando la había metido, podía aguantar media hora más al mismo ritmo, me tumbé a su lado esperando que descansara, cuando lo hizo me beso en los labios suavemente y me dijo al oído…

--- Si te portas igual esta noche, ya no dormirás solo nunca.

Después de esto Emi se recupero y cuando cogí mi polla con la mano para dirigírsela otra vez hacia su coño, ella con suavidad me paro la mano y me susurró…

--- Por mí está bien por hoy, y tu deber reservarte para esta noche, te conviene tener plenas facultades y los huevos bien llenos, te harán falta, ya me contaras.

Con un poco de decepción de no haber provocado algún orgasmo más a Emi y por no descargar mi depósito de semen en ella, me vestí y después de charlar un rato abrazados volví a mi casa.

Desde mi habitación oí cacharrear en la cocina, a la vez que subía un olor a comida delicioso, esperé un momento mientras me leía el prospecto de la crema de Emi, si era verdad lo que prometía, mi tía iba a tener una buena ración de polla.

Cuando bajé la mesa estaba preparada y mi tío se acercaba con las botellas de la bebida, era una comida más o menos normal, mi tía iba con ropa de casa aunque el pelo lo llevaba recogido y recién peinado en la peluquería, también la habían maquillado, estaba hermosa, los ojos tenían una mirada especial, y la boca… el rojo sangre le hacía el efecto de querer comer carne fresca, los dientes blanquísimos destacaban aún más los labios carnosos, dejé de mirarla por temor a reacciones imprevistas de mi “colega” aunque mi tía siguió mirándome fijamente durante toda la comida.

Cuando terminamos, mi tía estaba recogiendo la mesa y poniendo el lavavajillas cuando mi tío me dijo que me sentara con él a tomar café, él mismo lo hizo en la cafetera exprés y me lo sirvió, se acercó a mí y me dijo…

--- Juan, imagino que habrás notado una serie de cambios extraordinarios, la verdad es que estoy preparando un detalle para celebrar el cumpleaños de Ana, te agradecería que colaboraras conmigo, te parece bien?

--- Tío, gracias por tu confianza, sabes que me encanta todo lo que tú haces por mi tía, sabes que puedes contar conmigo para lo que quieras.

Al decir esto remarqué la frase intencionadamente apretándole el brazo.

--- Bien gracias, esta tarde pienso darle una sorpresa, siempre me ha dicho que le gusta el ballet y tengo tres entradas para ver el Lago de los Cisnes, por lo que si te parece nos vamos los 3 al teatro, iremos un poco arreglados, luego tomaremos algo y volveremos a cenar en casa, tengo preparado algo especial, estás conmigo?

--- Al cien por cien, me encanta el plan y estoy impaciente por ver la reacción de mi tía.

La verdad que la idea de ir al teatro no me hacía mucha ilusión, aunque tengo que reconocer que no he ido nunca, pero por otra parte era una experiencia nueva y excitante.

A media tarde me vestí con mi traje nuevo, solo me lo había puesto una vez, al verme mi tío me dijo…

--- Espera un momento, te falta un detalle.

Volvió y me quitó la corbata, aunque no soy ducho en hacer los nudos, me apaño bien, pero él sacó una pajarita del bolsillo, me subió el cuello de la camisa y me la anudó perfectamente, tengo que reconocer que el cambio fue significativo, de estar pasable a ir elegante, después nos sentamos en el salón esperando a mi tía.

Como es normal se hizo esperar, pero cuando bajó… nuestras caras parecían un poema, su rostro no tenía nada que ver con la de un momento antes, el maquillaje, el pelo y sobre todo el vestido… era un primor, de color azul noche, con un escote pronunciado, estrecho y lo suficientemente largo para dejar un poco de sus piernas visibles, una medias con costura que le resaltaban sus pantorrillas y unos zapatos de aguja con más de 15 cm de tacón estilizaban toda su figura.

Estaba radiante, ella misma nos tuvo que llamar la atención para que saliéramos del shock, se reía con ganas, después se dio la vuelta pidiendo nuestra opinión, mi tío apenas pudo decir…

--- Preciosaaa.

Yo ni eso, solo abrí la boza y balbuceé algo.

Nos levantamos al unísono, al momento sonó un pito en la calle, un taxi nos esperaba en la puerta.

Mis tíos se sentaron detrás juntos, yo no quise estropear el vestido de mi tía y me senté delante con el conductor, cuando bajamos del taxi caminamos un trecho hasta el teatro, mi tía se cogió de un brazo de mi tío y después de un momento con el otro brazo del mío, íbamos los tres por la acera y la cabeza de mi tía en el centro nos rebasaba claramente, la gente se volvía a mirarnos, mi tío iba orgulloso, yo no sabía que pensar.

En el teatro yo seguí a la multitud al entrar pero un aposentador me indicó que los siguiera, nos llevó a un palco, en primera línea, estábamos prácticamente sobre el escenario, mi tía sentada en el centro, mi tío a su lado, yo me senté más retrasado al otro lado.

Estaba curioseando la platea, pues era todo desconocido para mí, cuando se apagaron las luces por completo, un silencio se extendió por todo el teatro, cuando subió el telón me maravillé, la música, las luces, los trajes, los bailarines todo me parecía de ensueño, lamentaba mi ignorancia hasta ahora de lo que era el teatro, nada que ver con lo que había visto hasta ahora, mi tío me miró interrogativamente, yo por toda contestación le hice un gesto de aprobación al máximo.

La música me envolvía, pero más aún el perfume de mi tía, delante de mí veía su nuca despejada, el pelo subido tirante, brillante, el cuello, delgado, las orejas tiernas, con unos lóbulos transparentes adornados por unos pendientes que destellaban colores, y unos hombros suaves, blancos y tibios.

Desde detrás me acerque a mi tía y le soplé levemente en el cuello, noté como se erizaba el vello del cuello a la vez que le daba un estremecimiento, al momento pasó la mano hacia detrás del sillón, yo se la cogí y entrelacé mis dedos con los de ella acariciando la palma, mi tío al otro lado no se percató, estaba ensimismado con la función.

Mi tía dejó caer la cartera de mano que llevaba, yo solicito la recogí y lentamente se la di, ella no cogió la cartera sino mi mano y se la llevó despacio a la altura de su pecho y me la apretó contra su teta izquierda, bajo el suave vestido noté un sujetador que solo pasaba bajo el pecho y elevaba la teta juntándola a la otra, el pezón se marcaba claramente.

Mi polla empezó a espabilar, el bóxer, recién estrenado estaba demasiado tirante para aguantarla, me molestaba, al soltar mi mano, me abrí la bragueta y me bajé el calzoncillo, una vez liberada la polla me volví a cerrar el pantalón.

Intentaba centrarme en la escena, era una maravilla ver evolucionar a los bailarines, la mano de mi tía sobre mi rodilla me hizo dejar el baile, me apretó suavemente tirándome hacia delante, yo empujé el sillón casi a su altura, a su lado y su mano se apoyó sobre mi muslo.

Yo solamente acariciaba su brazo hasta el codo, poco a poco fue retrasando la mano hasta posarla sobre mi bragueta, al notar la dureza la abarcó por encima de la tela y la tuvo un rato bajo presión, los latidos de mi glande golpeaban su mano, pensé que se conforCielo Riveros con eso, pero en un momento que la orquesta atacaba fuerte, me bajó la cremallera y metió la mano que enseguida encontró el trozo de carne caliente que buscaba, en la oscuridad su mano desapareció en mi pantalón, cuando la sacó llevaba consigo mi falo tieso, yo me preocupé por el público, pero la baranda del palco nos ocultaba, además estábamos en penumbra y mi tío más adelantado no dejaba de mirar hacia abajo.

Cuando me descapulló el glande, su mano se apropió de él y lo tuvo quieto un rato, simplemente lo apretaba de vez en cuando, mi mano pasó sobre su cadera, luego su cintura y bajo su brazo, hasta pasarla hacia delante, ya mucho antes de llegar al pezón se notaba como la teta nacía y se desarrollaba más y más, iba creciendo, yo la apretaba abriendo mi mano cada vez más hasta abarcarla toda, mis dedos pellizcaron el pezón y un apretón en mi glande me confirmó su conformidad.

Me parecía imposible pero solamente con la presión que ejercía su mano en mi polla y el morbo de la situación hizo que empezara a sentir síntomas de la eyaculación inminente.

Mi tía al notar las palpitaciones seguidas en mi glande aflojó la polla y suevamente pasó el dedo por el agujero y retirando el líquido pre seminal se lo llevó a los labios, luego me dio dos palmaditas en la rodilla dando por terminada la sesión.

Yo deslicé el sillón hacia atrás, me guardé la polla y subí la bragueta otra vez.

Apenas acomodado correctamente en el asiento se encendieron las luces, todo el mundo se levantó y rompieron en aplausos, yo lo hice pero medio oculto, pues el bulto del pantalón sin calzoncillo era más que evidente, para cuando terminaron ya la excitación había bajado y mi tío le retiraba el sillón a mi tía para salir, yo me aparté detrás de una cortina y me subí el bóxer.

Cuando salimos a la calle ya era de noche, mi tío nos invitó a un coctel en una terraza de moda y luego llamó a un taxi.

Por el camino íbamos comentando la maravilla del ballet, yo no dejaba de alabar el acierto de llevarme a ver algo así, mi tío no cabía en el traje.

Cuando llegamos a casa, algo llamó mi atención, todas las luces del bajo estaban encendidas, yo estaba seguro que lo habíamos dejado todo apagado, miré a mi tío y me tranquilizó, cuando iba a meter la llave, la puerta se abrió y un chico vestido perfectamente con smoking nos recibió, quedé alucinado y mi tía más aún, en el salón se veía una mesa perfectamente montada con las velas encendidas y en una mesa auxiliar una serie de platos preparados y bandejas con manjares, mi tío sonreía por lo bajo.

Nos sentamos a la mesa y el camarero empezó a servirnos con la mayor discreción y eficacia, estaba atento al más mínimo detalle, cuando terminamos nos sirvió el café en una salita aparte y discretamente se despidió de mi tío, éste le dio la mano, yo noté como en la palma llevaba algo que parecía una buena propina, por la cara que hizo el chico.

Mi tía sugirió que pasáramos al salón, allí se sentó en el sofá grande, en el centro y nos invitó a cada uno a su lado, un momento antes aprovechando que mi tía se iba a cambiar de zapatos mi tío me rogó que le siguiera la corriente pasara lo que pasara, no me dio más explicaciones, pero me guiño un ojo.

Mi tía se sentía a gusto, estaba eufórica, pasó los brazos sobre nuestros hombros y junto las tres cabezas, nos besó en la frente y nos dijo que era muy feliz al estar juntos, después se quedó mirando a mi tío fijamente, nuestras cabezas estaban muy cercanas, sobre el pecho de mi tía, a mi tío le buscó la boca y le estampó un beso en los labios lento, sensual, mordiéndole el labio inferior, le comía la boca, yo casi pegado a ellos notaba los latidos del corazón de mi tía en la oreja, parecía un caballo desbocado.

Después de un rato comiéndose la lengua se separaron, yo sonreía al verlos, pero cuando mi tía me miró a mí de la misma manera tragué saliva, sus labios se acercaban a mi lentamente, yo estaba hipnotizado miraba alternativamente sus ojos y su boca, cuando se pegaron a los míos cerré los ojos y me dejé llevar por el momento, no pensaba que a escasos centímetros estaba mi tío mirando, cuando los labios carnosos de Ana presionaron para que abriera la boca, su lengua rozó los míos y entró como un torrente, se enredo en ella y recorrió hasta el paladar, yo luchaba por corresponder pero ella no me daba ocasión.

Instintivamente mi mano se posó sobre la teta izquierda que tenia bajo de mí estuve amasándola y acariciándola alternatívamente , en algún momento dado mis dedos tocaron los de mi tío que se ocupaba de la otra, cuando ya casi no podíamos respirar mi tía se separó de nosotros e incorporándose un poco se despasó la cremallera que cerraba el vestido por bajo de la sisa, se lo bajó hasta la cintura.

Lo que vi confirmó mi teoría, el sujetador que llevaba solo pasaba por debajo de las tetas, no tenían copa, estas sueltas del todo ofrecían altivas los pezones duros y brillantes, al mismo momento las dos cabezas chocaron al morder cada una un pezón mi tío aún llegó antes que yo, mi tía recostada en el sofá suspiraba profundamente mientras buscaba en nuestras entrepiernas algo duro que acariciar.

La polla de mi tío no tardó en salir al aire, creo que ya se la había sacado cuando me besaba mi tía, por el rabillo del ojo se la vi, era más larga que la mía, todo un ejemplar, se soltó para mayor comodidad el pantalón y le recorrió todo el tronco, cuando me abrí el pantalón no esperó que me bajase el bóxer, su mano se coló bajo de la prenda y cogiéndolo la sacó de un tirón, apenas fuera le bajo el prepucio y la descubrió mientas con la otra mano masajeaba el pepino de mi tío.

Se inclinó sobre mí y acercando la cara a mi regazo, me beso el glande, aún así no soltaba la de su marido, sus labios abiertos engulleron el glande después de que su lengua repasara toda su longitud, noté una sensación especial, de la humedad de su aliento a la suavidad de sus labios y al calor de su paladar, nada más pasar el anillo del capullo aspiró hasta que se engulló el tronco.

Para mayor comodidad se arrodillo frente a mí, mientras tenía la polla dentro de la boca me miraba a los ojos, con las dos manos cogió el pantalón y tiró de él hasta bajo arrastrando al bóxer con él, quedé a su vista con las piernas separadas, el pubis depilado al igual que la polla y los huevos y la polla que al no esconderse entre el vello se veía en toda su longitud y gordura, me guiño un ojo de aprobación y de un golpe se tragó todo el tronco hasta que sus labios tocaron mis huevos y mi pubis, sus ojos lagrimeaban pero su lengua pe apretaba contra su paladar la polla con las venas hinchadas.

Mi tío no perdía el tiempo, le había acabado de soltar el vestido, este en el suelo seguía siendo bonito, alrededor de las rodillas de mi tía hacían de alfombra, mi tío le separó las piernas y ladeando un poco la tira de las bragas de tul que solo ocultaban el ojo arrugado se pegó a él con la boca, mi tía arqueó la cintura ofreciéndole el culo y separando las nalgas, los chupeteos en el ano los oía yo perfectamente a la vez que los de la boca de mi tía en mi polla, con mis manos apretaba las tatas colgantes de mi tía.

Cuando se oyó un cachete en la nalga de mi tía, me soltó la polla y se dio la vuelta, mi tío estaba sentado en el sofá a mi lado apoyado en el reposabrazos, con una pierna sobre el asiento, mi tía se lanzó sobre su polla mientras tumbada de lado abría las piernas, yo terminé de quitarle las bragas tan bonitas, transparentes que solo dejaban ver la raja de sus labios.

Yo de rodillas en el suelo atraje hacia mí el cuerpo de mi tía hasta ponerlo en el borde del sofá, su coño pegado a mi cara despedía aromas de mujer ardiente, los labios entre abiertos dejaban asomar a un clítoris arrugado y entre la piel rosada unos labios más morenos que escondía la vagina apenas abierta, un poco más allá en ano mojado por la saliva de mi tío palpitaba entre las nalgas.

La polla de mi tío no podía ser absorbida tanto como la mía, no obstante llegó hasta donde pudo, casi tres cuarto de polla, mientras le apretaba los huevos. Con la primera pasada a lo largo del coño de mi tía sus labios se abrieron como un abanico, el clítoris se irguió y los labios morenos se abrieron dejando a la vista el pozo rosado de la vagina.

Al rodear mi lengua el clítoris, éste se levantó como si fuera una polla pequeña, solo faltó que le rozara la piel que lo cubría para que apareciera brillante duro y rosado, incluso tenía palpitaciones que lo hacían moverse, cuando lo puse en la máxima dureza pasé despacio abriendo los labios con la lengua hasta que sentí el sabor de sus jugos, ella levantó al notarme su cadera abriendo un poco más sus piernas, mi cara se acopló entre sus muslos, con la boca abarcaba casi todo el sexo y con mi mano empecé a explorar entre las nalgas todavía húmedas por mi tío.

Cuando hube lamido y explorado la vagina con la lengua rodeé con un dedo la orilla de los labios, poco a poco iba acercándome a la entrada, mi tía impaciente acercaba más y más su sexo hacia mí, ya no se apoyaba en el sofá, mi dedo corazón fue introduciéndose lentamente entre los pliegues vaginales a la vez que el pulgar y el índice apretaban suavemente el clítoris enardecido, la caderas tenían un movimiento intermitente hacia arriba y hacia abajo, un dedo de la otra mano rozó sutilmente el anillo del ano, primero apenas perceptible, el agujero se contraía y dilataba rápidamente, al posar el dedo quieto en un movimiento de subida se introdujo hasta la primera falange, por un momento mantuvo la pelvis arriba del todo mientras una vibración en su sexo me indicaba que estaba disfrutando de su primer orgasmo, cuando se le pasó se dejó caer sobre el asiento.

Al mismo tiempo mi tío le cogía la cabeza con las dos manos y la guiaba para que su polla entrara sin obstáculos hasta la garganta de Ana, las tetas bailaban una sobre la otra sin ningún orden, cuando se repuso del orgasmos se acercó más a la orilla del asiento, me pedía que siguiera, el dedo del coño y del culo todavía estaban dentro, solo tuve que moverlo despacio para hacerle notar su presencia, escupí sobre el dedo que perforaba el culo y lo moví para lubricar el interior, junto su compañero se hundieron despacio pero sin descanso hasta los nudillos, en el interior de mi tía se sentían juntos.

Mi tío se incorporó después de sacar la polla de la boca de Ana y reptando sobre ella fue lamiendo sus tetas, su vientre y finalmente su sexo, yo al verlo venir le cedí mi puesto con gusto, mi tía quedo tumbada sobre el asiento mientras la polla de mi tío colgando le llegaba desde arriba de su cabeza en dirección a su cara, cuando la tuvo a su alcance la boca la atrapó y aspirándola se la tragó hasta donde pudo, mi tío apoyado solo con los codos, metía la cabeza entre los muslos de su mujer.

Yo me conformé con la teta que salía por el costado de mi tía, además de la redondez y suavidad el pezón endurecido me recibió con gusto, el brazo de mi tía bajó hasta que su mano rozó mi muslo, su mano no tardo en encontrar lo que buscaba, mi polla en 45º la esperaba, apenas se oían ruidos solo los chupetones y algún gemido, mi tía acusaba las lamidas de coño que le propinaba mi tío, levantaba el culo hasta apoyarse solamente con los talones, las piernas totalmente abiertas, una serie de saltos de sus caderas me mostraron que su segundo orgasmo llegaba sin avisar, casi se atraganta con la polla que tenía en la boca y empezó a toser, mi tío se dio cuenta y se bajó al suelo y dijo que me sentara donde había estado él antes.

Mi tía se incorporó y metiendo la cabeza entre mis piernas empezó a lamerme el tronco de la polla hasta llegar a mis huevos, los absorbió hasta casi tragarse uno, me abrazó el culo y me atrajo hacia ella, estaba apoyada en los codos y las rodillas, ofrecía el culo a mi tío que estaba detrás, él no tardó en abrirle las nalgas y pasarle la polla desde arriba hasta que llegando a sus labios entre abiertos y lubricados fue presionando hasta ver desaparecer el glande en la vagina de su mujer, mi tía paró de lamer unos instantes hasta que notó como el cuello del útero recibía al glande, aún quedaba polla por entrar.

Mi tío sabía sus límites, por eso no solía clavarla del todo, pero hoy era un día especial y la vagina dilata mucho así que a la segunda estocada metió dos centímetros más, vi abrir los ojos a mi tía mientras me chupaba las ingles, pero a la quinta metida no se conformó y acabó de enterrar toda la polla dentro del coño, ella se quedó paralizada, pero ante los hechos consumados, suspiró y levantándome el culo en el aire pasó la lengua por mi ano completamente depilado, estaba disfrutando de la piel suave de mis bajos, no había rincón que no explorase, su lengua se introdujo lo que pudo dentro de mí, yo estaba para explotar, pero recordé a Emi, debía seguir, en el bolsillo de mi chaqueta aguardaba mi arma secreta.

Los gemidos iniciales de mi tía fueron transformándose en lamentos cada envestida en su coño representaba una metida más profunda de mi polla en su boca, era un movimiento pendular que yo acompañaba sujetando las tetas sueltas.

Por fin mi tío sacó su falo y se sentó en el sillón de al lado, miraba cómo mi tía me comía la polla mientras él se pajeaba y se mantenía en forma, cuando la tuvo otra vez al máximo llamó a mi tía, esta sacó de una mesita auxiliar un tarro, lo abrió y se puso entre las nalgas una buena cantidad, y se lo dio a mi tío.

Este no escatimó en pringarse toda la polla con la crema, cuando ya le brillaba toda mi tía se acercó a él de espaldas, frente a mí, pasó las piernas por fuera de las de él y cuando estuvo encima se dejó caer, lentamente.

Pasó la mano entre sus muslos y agarró el miembro de mi tío, lo encaró con su culo y se dejó caer mirándome, mi tío pasándole las manos bajo sus brazos le apretaba las dos tetas guiándola hacia abajo.

Tras una breve pausa hasta que el glande pasó la primera barrera no dejó de bajar hasta estar sentada totalmente sobre mi tío, yo desde la posición privilegiada que tenía vi como desaparecía la polla totalmente, ahora solo se veían los huevos de mi tío y el coño abierto de mi tía.

Estaban recostados sobre el respaldo del sillón, y cuando estaban los dos relajados mi tía me llamó con la mano para que me acercara, con la polla en ristre me acerqué sin saber muy bien que prefería, pero un movimiento de apertura de sus piernas me lo dejó claro, me pegué a su cuerpo y levante mi pierna para que no se enredara con las suyas, cuando mi polla estaba frente al coño de mi tía, no tuve más que empujar, ella me rodeó la cintura con sus brazos y me atrajo hasta ella, mi polla se hundió hasta el fondo, no obstante acuso su grosor, llevaba mucho tiempo esperando este momento y un suspiro hondo se le escapó, mi tío levantó la pelvis y le hundió un poco más la polla en el culo, nuestros respectivos huevos se quedaron pegados, a los pocos movimientos ya nos habíamos organizado y nos movíamos al unísono, las pollas entraban y salían en un orden exacto, mi tía siempre estaba llena de carne caliente.

Mi tío mordió el cuello de mi tía cuando esta ladeo la cabeza, me pareció que era su punto vulnerable pues un fuerte latigazo sacudió a esta, haciéndome casi salir de dentro de ella, empezó con gemidos y termino gritando, llorando y diciendo palabras inteligibles.

Entre mi tío y yo la sostuvimos pues su cuerpo estaba como fulminado por una fuerte descarga eléctrica, nuestras pollas en el alboroto chocaban dentro de ella, a duras penas pudimos sujetarla para que no se desmayara y cuando por fin de relajó parecía otra, la cara desencajada y el pelo alborotado…

--- Gracias cabrones, entre los dos me habéis dado el mayor orgasmo de mi vida.

Me separé de ellos, pues vi que ya estaba bien, ella se levantó y cuando se salió la polla de su marido se oyó un plop! Fuerte. Fue a tumbarse en el sofá grande a descansar, cuando ya parecía estar más recuperada mi tío se acercó al sofá y subiéndose sobre ella se instaló entre sus piernas, y apoyando los codos en sus costado se dejó caer hasta meterle la polla en el coño, cogió un almohadón y se lo puso bajo el culo, las caderas de mi tío empezaron a funcionar, primero lentas pero fueron ganado velocidad, mi tía le apretaba el culo y lo pegaba contra ella, según aceleraba el sudor corría por su frente y caía sobre mi tía, aunque a ella entre sus tetas aparecían perlas de sudor también.

Yo aproveche este lapsus y acercándome a mi ropa saqué el frasco de Emi, disimuladamente me unté bien desde los huevos hasta el glande de crema, un frescor y una sensación de excitación recorrió el falo, las venas parecían hincharse más, cuando me volví hacia ellos parecía otro.

Al llegar cerca de ellos mi tío gruñía como un oso, sus movimientos no eran para nada ordenados y después de unas últimas metidas se quedó paralizado, solo se le movían los músculos del culo y los huevos, se estaba vaciando de leche en las entrañas de mi tía, ella se removía, seguro que escurriéndole con sus músculos vaginales.

Cuando se bajó de mi tía estaba demacrado, fue a sentarse en el sillón, mi tía mientras se había incorporado y con las piernas abiertas y una copa en la mano esperaba que la descarga de semen le saliera para recogerla en la copa, no tardó en asomar una buena cantidad de leche espesa, parecía lava en un volcán, cuando dejó de salir metió dos dedos en su vagina y sacó el resto, luego dejó la copa al lado de otra vacía.

Después se recostó en el respaldo, se adelanto hasta la orilla del asiento y me dijo que me acercara, lo hice y cuando estuve a su altura con los dos dedos separó sus labios y dejó al descubierto y desprotegido a su clítoris, me pareció que quería que se lo chupara aunque me parecía raro después de la lechada que tenía, pero sus dedos fueron hacia abajo hasta abrirse la vagina y me dijo…

--- Juan, ahora solo soy para ti méteme la polla.

Me incliné sobre ella y se la metí sin más, pero como no la podía clavar hasta el fondo la rodeé de la cintura y le di la vuelta sentándome yo, ella se quedo sobre mi polla, no se había salido y empezó a cabalgarme lentamente, mis manos pegadas a sus tetas, según iba cambiando el ritmo, ya iba al trote cuando empezó a temblar un poco pero al pasar al galope una nueva sacudida le sacudió el cuerpo.

Mi tío sentado en el sillón nos observaba mientras intentaba ponérsela otra vez dura, y me animaba…

--- Vamos Juan, hazle correrse hasta agotarle, sabes, tenía muchas ganas de follar contigo y la verdad le está gustando como lo haces.

Animado por sus palabras, yo seguía metiéndosela hasta donde podía, la levanté en vilo y la dejé sobre el sofá a cuatro manos, solo le abrí las nalgas lo necesario para que mi polla resbalara hasta sus labios y se hundiera hasta los huevos, mi polla me respondía de maravilla aún estando a punto de explotar no temía por eyacular, la cabeza estaba morada pero los huevos estaban tranquilos.

Ella soplaba con cada embestida, yo con las manos en sus caderas la atraía y la alejaba hasta casi sacársela, tenía el coño todo rojo de inflamado, pero chorreando de flujo, con sus suspiros y gritos se oía chapotear la polla al entrar y el ruido del aire saliendo a presión de su vagina, casi me rogaba que parara pero era más el placer que sentía que el agotamiento, cuando la saqué también estaba sudando yo, la frente el pecho y la espalda, pero no quise rendirme solo levante un poco la punta de la polla y presioné contra el culo, estaba sudado y con la saliva que le lancé tuvo suficiente para hundirse aplastado por la estrechez del agujero, cuando cedió ante el empuje toda la cabeza desapareció mi tía lanzó al aire un ooooh, para luego musitar…

--- Siiiii eso es lo que más me gusta, que dura y que gorda la tienes sobrino, me estás rompiendo, pero no pares aunque grite de dolor.

Mi tío aún la tenía blanda cuando me vio clavársela a mi tía en el culo y gritó…

--- Muy bien Juan, así se hace, con esa polla la habrás hecho gozar como ella quiere.

Yo enardecido con sus palabras seguía metiendo sin parar, ella me rogó descansar por el culo, en deferencia a lo que había soportado la saqué, pero ella dio la vuelta y se la metió en la boca, estaba escocida en el culo pero no en la boca, mis huevos pegados a la polla estaban ya pidiendo ser vaciados, se lo dije…

--- Ana, me voy a correr, donde quieres que lo haga?

Ella por toda contestación solo me dijo…

--- Mmmm mmmm.

Le cogí por el pelo de la nuca se la fui metiendo sin detenerme, ella me miraba a los ojos, en algunos momento parecía que se le salían de las orbitas, cuando noté que una corriente salía de mis huevos en dirección a mi polla me apreté contra ella, una serie de ráfagas de leche entraban sin cesar, las primeras directas a su garganta, las otras salieron por su nariz y por la comisura de sus labios, cuando la saqué ella cogió la copa vacía y dejó en ella lo que había podido retener sin tragar, había el mismo nivel que la otra, con la lengua le limpió lo que le había salido por la nariz y se lo tragó.

La crema de Emi hacía su efecto, me había puesto la polla a mil, había aguantado lo indecible y me había corrido cuando yo quería, además aún me sorprendió que mi miembro seguía con ganas de guerra, no lo dudé, le abrí las piernas y se la metí en el coño, estaba caliente y mojado, los pliegues me animaban a seguir follando, era una sensación que iba a más, como un poseso se la metía y sacaba sin parar, me acordé de algunas películas porno que había visto, sonreí pues nunca lo había creído, yo no estaba pendiente de sus posibles orgasmos, de vez en cuando notaba como me abrazaba temblando para luego desmadejarse, pero mi polla seguía incansable, mi tío se acercó a ella, la cogió de la mano y le dijo…

--- Animo Ana, es la mejor follada que te han dado en tu vida, disfrútala.

Ella por toda respuesta le cogió de la polla y se la estuvo acariciando como si fuera un gatito.

Por fin, agotado me dejé caer sobre ella, me abrazó y me besó en la boca, eso fue lo que me dio el último aliento para erguirme y de varias clavadas llenarla de la leche que quedaba en mis huevos, después, nada.

Cuando me espabilé vi a mi tío sentado en el sofá, mi tía tumbada con la cabeza en su regazo, el pelo alborotado, el maquillaje había casi desaparecido y del pintalabios no quedaba rastro, aun así estaba hermosa, estaban hablando apaciblemente, incluso con cierta complicidad, él le acariciaba distraídamente las tetas mientras que ella le masajeaba la polla semi erecta, cuando vieron que estaba despejado mi tía me invitó a sentarme en el sofá con ellos.

Al acercarme mi tía levantó las piernas para hacerme sitio, yo me senté en el hueco que me ofrecía y luego dejó descansar las piernas sobre las mías, siguieron hablando despacio, como unos enamorados, haciéndose caricias y guiños, apoyé mis brazos en sus muslos, ella cogió una de mis manos y se la llevó a su pubis, abrí suavemente sus labios y dejé quietos mis dedos en el interior cálido, mi tía separó las piernas y cogiendo mi polla bastante endurecida la colocó entre sus muslos a la altura de su coño, luego la mantuvo quieta.

Así estuvimos un buen rato, de pronto me acordé, me separe de mi tía y fui a buscar el regalo que le había comprado, había escondido el paquete detrás de unos libros de mueble del salón, volvía sentarme y se lo di, ella se sentó al verlo y me dijo.

--- Por favor Juan, por qué te has molestado? Bastante regalo me has hecho ya, esta noche ha sido la más caliente de mi vida, gracias por todo.

Me beso en los labios levemente y destapo el paquete, cuando lo vio abrió el frasco y se puso unas gotas en el reverso de la muñeca, lo olio y me volvió a besar un piquito, después mi tío me estrechó la mano y me dijo…

--- Gracias Juan, no me has defraudado. Ah! Esto se merece un brindis…

Se levantó raudo y fue al frigorífico y trajo una botella de champan francés y tres copas, la imagen era chocante, mi tío cuando venía con las manos ocupadas y la súper polla colgándole entre las piernas de un lado a otro.

Nos levantamos todos y destapando la botella con gran estruendo, primero sirvió a mi tía, a mí y por último a él, levantando su copa dijo…

--- Brindo por nuestra familia tan especial.

Bebimos un sorbo, luego rellenó las copas y pedí hacer el mío…

--- Brindo por la pareja más enamorada, compenetrada y encantadora que conozco, dije yo.

Mi tío volvió a llenar las copas esta vez Ana se adelantó y dijo…

--- Porque esta noche no tarde en repetirse.

Dicho esto, cogió las copas de semen que había guardado y las vació en su champan y de un trago se lo bebió, luego chasqueó los labios y se relamió.

Los tres estallamos en una carcajada y nos abrazamos, después decidimos irnos a dormir.

Yo cogí mi ropa, la crema y demás y me subí a mi habitación, ya era muy tarde pero estaba agotado y necesitaba imperiosamente una ducha, abría los grifos del la ducha cuando oí un pitido en el móvil, era un mensaje de Cielo Riveros, me preguntaba…

--- Que tal el “cumpleaños”?

Me hizo mucha gracia que estuviera pendiente de mi, se me ocurrió contestarle, me cogí la polla y en dos meneos la puse levantada, le hice una foto bajo la luz de la mesita, un primerísimo plano, se veía con toda claridad el glande, el tronco y los huevos depilados, y se la mandé sin comentario.

Me metí en la ducha y el agua me envolvió, a lo lejos oía sin parar el montón de mensajes que me entraban en el teléfono, cuando salí me acosté desnudo como estaba, decidí leer los mensajes a la mañana siguiente cuando mi cuerpo quisiera despertarse.

Cuando me desperté no sabía la hora que era, por la ventana apenas entraba luz, pero notaba que una mano me habían tocado, me incorporé y vi a mi lado sentada a tía…

--- Buenos días, has dormido bien?

Mi cara se lo dijo todo, apenas podía abrir los ojos, luego me dijo…

--- Ahora vuelvo, no te duermas.

Yo maquinalmente abrí el cajón de la mesita de noche y saqué el frasco de crema de Emi, me meneé la polla hasta ponerla dura y me unté toda, hasta los huevos.

Mi tía tardó más de lo que yo creí, ya estaba amodorrado cuando oí la puerta de la habitación, me incorporé y vi a mi tía con un camisón negro, de tul transparente excepto una franja en la cintura, con un escote inmenso y largo hasta a los pies, sin decir nada se dio una vuelta sobre sí misma y se coló en mi cama.

Nada más entrar me inundó una ola de perfume del que yo le había regalado, se había puesto detrás de las orejas y entre las tetas, se pegó a mí y me dijo…

--- Ahora me toca follarte yo.

--- Pero y el tío nos va a ver…

--- Tranquilo ha sido él quien ha puesto el despertador y me ha dicho que folláramos a solas.

Quedé alucinado, era demasiada generosidad, cuando fui a pasarle la mano entre las piernas me detuvo con suavidad y me dijo…

--- Un momento, hoy voy a ser yo quien mande, solo puedes tocarme las tetas.

Dicho esto se subió como pudo el camisón bajo de las sabanas y lo dejó sobre una silla, luego se subió sobre mí, me cogió las muñecas y me las dejó sobre la cabeza, mi polla tumbada sobre mi vientre casi llegaba al ombligo, pero ella prefirió sentarse sobre ella, sus labios abiertos la rodeaban presionando su clítoris a lo largo de mi vena gruesa, se acoplaba perfectamente, cuando empezó a pasearse sobre ella yo intenté tocarle el clítoris pero ella me sujetó las manos y me lo negó con la cabeza, siguió cabalgándome, pasaba desde los huevos hasta mi ombligo, con un movimiento lento pero apretándome cada centímetro.

Cuando ya mi polla estaba al máximo de excitación se incorporó lo suficiente pasa separarse y pasó la mano por detrás de sus nalgas, imaginé que se estaba poniendo crema en el coño, cuando acabó dejó caer entre mi piernas el frasco, cogió el tronco de mi falo y se lo aplicó, se dejó caer seguido y no paró hasta sentarse sobre mí, miré hacia abajo, mi polla había desaparecido dentro de ella, pero lo más sorprendente es que vi claramente el clítoris y los labios vaginales abiertos, entonces caí en la cuenta, se había metido mi polla en el culo de un tirón, sin ningún esfuerzo.

Lo noté, pues el tacto sedoso del recto era diferente a la rugosidad vaginal, de todas formas la polla estaba metida hasta los huevos, empezó a moverse lentamente y sacando y metiendo a su voluntad, yo me contenté con coger sus tetas y llevármelas a la boca, le chupaba, mordía, lamia con todas las intensidades posibles y ella me las ponía a mi alcance, entre las piernas noté la dureza del frasco de crema, lo quise apartar, pero entonces descubrí que era un plug anal, mi tía se había estado dilatando el culo antes de venir a mi habitación, por eso tardaba tanto.

Mi polla estaba durísima y con un grosor apreciable cuando entraba en el culo de Ana, ella se acariciaba el clítoris cuando dio un salto y se quedó quieta, después siguió pellizcándose el clítoris desesperadamente hasta que unas convulsiones la hicieron caerse sobre mí, me mordió en el lóbulo de la oreja cuando me dijo…

--- Me he corrido como una perra, pero ahora voy a follarte con el coño y quiero que me llenes de leche hasta desbordarme.

Al posarse sobre mí, la polla se salió de su culo, al volver a bajar ella encaro el falo a la entrada de su vagina y se volvió a sentar sobre mí, esta vez apenas se le veía el clítoris y menos mi polla entre sus labios vaginales, cuando empezó a cabalgar apenas levantaba unos centímetros, pero según iba acelerando casi se salía del todo solo cuando notaba el glande en la entrada se dejaba caer de golpe a fondo, me pellizcaba mis tetillas mientras yo tenía sus tetas cogidas en mis manso y se las amasaba juntándolas, dándole a chupar sus pezones.

Llegó un momento que sus suspiros se transformaron en gemidos, mis huevos me pidieron imperiosamente ser vaciados, a la explosión interior de mi tía se unió las primeras descargas de leche caliente en sus entrañas, al dejarse caer el semen salía de su vagina a presión hasta mis huevos, cuando dejamos de sufrir los estertores del orgasmo mi tía se levantó y agachándose a mi polla la lamió hasta dejarla limpia de leche y jugos, luego se tumbo junto a mí y me besó en los labios, noté el sabor de mi semen y sus flujos, la verdad es que no hacían mala combinación.

Cuando se marcho y me dejó rendido, me dormí hasta muy entrada la tarde, cuando bajé mi tío estaba leyendo un libro, mi tía una revista de moda a su lado en el sofá, cuando sonó el teléfono se puso mi tío, eran mis primas estaban en el aeropuerto, se volvió a mí y ofreciéndome las llaves del coche me dijo…

--- Juan quieres recoger a tus primas en el aeropuerto?
Cuando llegué a la puerta de LLEGADAS del aeropuerto entre el tumulto de taxis y coches cargando maletas, distinguí a mis primas, me alegré de verlas, para mí eran unas personas muy especiales.

Las hice una ráfaga con las luces del coche y ellas me localizaron en seguida, corrieron hacia mí y al bajar del coche se me abrazaron efusivamente, me solté como pude y coloque la trole que llevaban en el maletero, Cielo Riveros ya se había sentado a mi lado y Katherine Riveros detrás, estuvieron en silencio hasta que salimos a la carretera, después se soltaron el cinturón del coche, Katherine Riveros se pegó entre los asientos de delante y Cielo Riveros se acercó a mí, parecía que estábamos los tres sentados en el mismo asiento.

Como una sola voz me dijeron impacientes…

--- Juan, cuéntanos como ha estado la celebración del cumpleaños de mamá.

--- Buenoooo, no ha estado mal, la verdad mejor de que yo esperaba.

--- Cómo que bueno? Queremos saber todo lo que hicisteis.

Yo no sabía si debía contar todo, pues podía herir alguna sensibilidad, pero conocía a mis primas y sabía lo interesadas que estaban por mí.

Brevemente les conté…

--- Estuvo muy bien, tu padre había sacado unas entradas para el ballet, que nos encantó, no me podía imaginar una cosa tan bonita…

--- Vale, vale, y que más?

--- Después, fuimos a tomar un coctel y luego volvimos a casa.

--- Y qué? Qué pasó?

--- Tu padre nos dio la sorpresa de que había contratado a un camarero que nos esperaba con la mesa puesta y nos sirvió una cena magnífica.

--- Jo mi padre, es muy detallista.

--- Luego de la cena el chico se marchó y nos fuimos al salón.

--- Y qué pasó? Cuenta, cuenta.

--- Pues lo normal, tu madre iba muy elegante, se había comprado un vestido azul noche, estaba muy guapa, maquillada, peinada, con sus joyas y unos zapatos altísimos.

--- Ya nos lo imaginamos, y como siguió la velada.

--- Pues lo normal, estábamos muy contentos todos, tu padre, contento de ver a tu madre lo guapa que estaba y de la buena acogida de las sorpresas que nos había preparado, tu madre al verse acompañada por dos personas que la querían, además que se sentía sexi y yo por verlos a los dos tan felices.

--- Bien, lo entendemos y que pasó luego?

En ese momento encaramos la calle de casa y entré en el garaje cerrando el portón.

Ellas me urgían que les contara con todo detalle lo sucedido, pero yo necesitaba ordenar mis pensamientos y contarles lo que a ellas realmente les interesaba.

Cuando más me hostigaban se oyó la voz de mi tío Javier, que preguntaba si ya habíamos llegado.

Mis primas hicieron una cara de fastidio y bajaron del coche.

Cuando entraron el salón se abrazaron a su padre y felicitaron a su madre por su cumpleaños, ellas también contaron que se lo habían pasado muy bien.

Después de cenar ligeramente nos fuimos a dormir.

Yo no podía conciliar el sueño, ya hacía bastante rato desde que me acosté y estaba completamente despejado, no encontraba la fórmula para contarles sin demasiados detalles el fin de semana, estaba seguro de que me aplicarían el tercer grado en preguntas, pero solo quería contarles lo esencial.

Estaba en mis dudas cuando entraron despacio las dos en mi habitación, fuera no se oía ningún ruido.

Se metieron las dos en mi cama apretándose contra mí, y me preguntaron otra vez…

--- Vamos Juan, cuéntanos con todo detalle lo que hicisteis.

Como estaba acorralado, empecé a contarles como empezaron los besos, omití la escena del palco del teatro, iba contando despacio divagando en detalles superfluos para hacerlo más largo y ver si se cansaban, pero ellas al contrario estaban ensimismadas mirándome a la cara.

Cuando les conté que mi tío y yo nos dedicamos a comerle las tetas a su madre, ellas se removían expectantes en la cama y se apretaban más a mí, y cuando les dije que su madre me cogió la polla y me la descubrió, sus manos automáticamente buscaron bajo del pijama y se apoderaron de ella, Katherine Riveros enseguida se sentó y me dijo…

--- Ahora que me acuerdo, es verdad que te has depilado la polla?, vi la foto en el móvil de Cielo Riveros.

Esta también se sentó y me dijo…

--- Esto no me lo pierdo, enséñanosla.

Sin más abrieron las sabanas y me abrieron el pijama y me la sacaron.

Katherine Riveros dijo…

--- No, así no se ve bien, esperar.

Se levantó de un salto y juntó dos sillas en medio de la habitación, nosotros la mirábamos intrigados desde la cama, luego separó las sillas casi un metro entre ellas y me dijo…

--- Ale, súbete en las sillas, como el Coloso de Rodas!

Yo no comprendía bien pero ante la imposición me levanté y me dirigí a las sillas, Cielo Riveros de un tirón de bajó el pijama y me lo quitó, cuando subí a las sillas con una pierna en cada una quedé con las piernas separadas, ellas se acercaron a mí, sus caras quedaban a la altura de mi sexo, encendieron la luz y estuvieron revisando la depilación que me había hecho Emi.

No tardaron en cambiar las miradas por las manos, Cielo Riveros delante de mí me cogió la polla y descapullándola recorría el tronco con las venas hinchadas, me la apretaba y pasaba las manos bajo los huevos calvos, el pubis y las ingles.

--- No me lo puedo creer, parece el doble de grande y gorda, y los huevos redondos y duros, las ingles, ah dan ganas de comértelo todo.

Katherine Riveros estaba detrás de mí, me abría las nalgas y pasaba la mano entre ellas buscando mi culo pelado, mojaba un dedo y me lo acariciaba.

--- Que culo más duro, y el agujero está pidiendo que lo bese.

Sin mediar palabra las dos se pusieron a la vez, una a comerme la polla dura, lamiéndome con todo esmero el tronco, los huevos y las ingles y Katherine Riveros por detrás metiendo la lengua entre mis nalgas y chupándome el ano, yo me limitaba a apoyarme en sus cabezas.

Como yo estaba subido en la silla y cara a la puerta me di cuenta que se abría un poco, a los pocos segundos se volvía a cerrar, al momento me llegó una oleada de olor al perfume que le había regalado a Ana por su cumpleaños. Me quedé helado.

Mis primas no dejaron de chupar hasta que no pude resistir más, Katherine Riveros me había metido un dedo mojado con saliva dentro del culo, al tener mi polla en la boca de Cielo Riveros palpitando en su garganta, me vacié de un golpe, tras varios chorros de semen que Cielo Riveros aguanto casi todos en su boca y en su cara.

Katherine Riveros pasó delante de mí y sin sacar el dedo de donde lo tenía metido, sacó la lengua y la lamió hasta dejarla limpia de leche, aprovecho para chupar también los huevos.

Cuando bajé de las sillas me temblaban las piernas, miré el reloj y les dije que para esta noche había sido suficiente, ya seguiríamos contando.

Por la mañana estaba seguro que mi tía estaría muy enfadada conmigo, hasta ahora había tenido la sospecha que sus hijas y yo hacíamos algo, pero ver a las dos como me comían la polla y el culo en primer plano, era cosa diferente.

Encontré a Ana en la cocina, iba con una bata y estaba preparando los desayunos, mi tío ya vestido de calle se tomaba un café rápido y salía hacia la tienda, mis primas aún no habían bajado.

Yo estaba esperando un aluvión de reproches, una buena bronca, pero mi tía no mostraba la más mínima emoción, me acerqué a ella y me puse a secar los platos que ella iba lavando, el silencio era tenso, por lo que me decidí…

--- Buenos días Ana, supongo que estarás muy enfadada conmigo, no tengo excusa, no sabes cómo lamento que nos vieras anoche.

--- No te preocupes, la culpa fue mía, me equivoqué en muchas cosas, he estado casi toda la noche pensando y al final lo he comprendido todo. Anoche iba con la intención de que me follaras otra vez, iba por mi cuenta, Javier no sabía nada, yo ya sabía positivamente que mis hijas y tú teníais sexo, y me parece muy bien, sois jóvenes y os queréis mucho, no tenéis obligaciones y la vida es para vosotros, mi caso es diferente, estoy casada y quiero a Javier y él me quiere igual, incluso más, se esfuerza en darme lo que me gusta, por lo que no es correcto que yo le engañe por mi cuenta, no estoy enfadada, sino contenta por haberlo comprendido, de todas formas no creas que renuncio a que otro día hagamos otra fiesta como la de mi cumpleaños, pero con la conformidad de mi marido, me hicisteis muy feliz, no sabes cuánto, solo espero que no tarde tanto como un año, jajajaja

Con esta carcajada quedó zanjada la duda de su enfado, todo estaba en orden, yo tampoco renunciaba a follarme a mi tía en breve, pero no se lo dije.

Esta mañana estuve en la universidad, allí en la primera fila como siempre estaba Asun, cuando me senté tras ella se volvió y me saludó discretamente, sin querer pensé en su madre y en su tía, no sabía si ella estaría enterada del encuentro con ambas, por lo que preferí no dárselo a entender, luego en un descanso estuvimos charlando de temas de clase, al parecer no sabía nada.

Cuando volví a casa por la tarde cuando estaba a punto de abrir, me acorde de Emi y crucé la calle, cuando me abrió, una sonrisa de oreja a oreja me recibió, me hizo pasar al salón y me senté en el sofá.

Me miraba esperando que yo empezara a contar, yo la miraba o mejor la admiraba, estaba como siempre bellísima, no necesitaba de maquillajes ni vestidos para estar sexi, sabía vestir y con cualquier prenda estaba exquisita, cuando me decidí a empezar a contarle me cortó sonriendo…

--- Lo sé todo.

Notó mi sorpresa, cómo corrían las noticias!

--- Si, Ana ya ha estado aquí y me ha contado todo y con todo lujo de detalles, está encantadísima con el regalo que le hicisteis los dos.

--- Vaya pues me alegro mucho, siempre me quedaba la duda de que no hubiera estado a la altura.

--- Ni mucho menos, Javier siempre le ha hecho feliz en la cama, además siempre ha estado abierto a facilitarle sus más íntimos caprichos, no hace falta repetirlos, pero tú eras especial, se unía el cariño que te tienen los dos a las ganas de follarte, y no les has defraudado.

--- Pues menos mal, pues era una situación un poco inusual, pero mi tío me animó desde el principio y mi tía fue muy natural y directa, me sentí apoyado y halagado, y todo gracias a ti, jajaja.

--- jajaja, rió, de verdad?, pues me alegro, ya suponía que la depilación le daría más morbo al momento.

--- Si que lo dio, y sobre todo la crema que me diste, que maravilla, parecía que no me cabía entre las piernas y duré lo que quise, me corrí cuando me interesó, en fin, una delicia.

--- Mmm, eso sí que es un éxito, me alegro por ti y por mí, claro, jajaja. Tu tía me dijo que aún tenía al coño escocido de tanto como estuviste metiéndola y sacándola.

--- Y del culo no te ha contado nada?, también se llevó una buena ración, de parte de Javier y mía, jajaja.

--- No me cuentes más, porque me estoy humedeciendo.

--- Pues no te cuento como está mi polla desde que he entrado.

--- Ya me he dado cuenta, no lo puedes disimular.

--- Y eso que no te he contado la pillada de Ana anoche cuando estaba con mis primas.

--- También lo sé, Ana se quedó muy tocada al principio, pero es una mujer inteligente y lo ha superado, pero la verdad es que sería muy fuerte ver como sus hijas te comían la polla.

--- Imagino que sí, y las dos a la vez. Lo sentí mucho.

--- Ah! He hablado con mi marido, vendrá la semana que viene, espero que se marche pronto y no venga con mal genio.

--- Vaya, pues si que se ha hecho corto el viaje, lo que siento es que no podré visitarte hasta que se vaya.

--- Es cierto, con los celos me desespera, pero me gustaría que estuviéramos juntos antes de que llegara, así se me haría más llevadera su vuelta.

--- Te prometo que vendé a hacerte una visita de cortesía.

Cuando me levanté, Emi se acercó a mí, yo le acerqué la mejilla para besarnos pero ella me cogió con las dos manos la cara y me estampó un beso en los labios que me dejó medio mareado, me mordía con desesperación los labios y se pegaba a mí con su cuerpo, yo notaba sus pechos y su pubis dándome calor y me derretía entre sus brazos, cuando terminó el beso mis manos estaban en su culo atrayéndola hacia mí, mi pierna entre le suyas se frotaba en su pubis hinchado y mi boca mordisqueaba su cuello y orejas, contra mi voluntad tuve que separarme de ella, tenía una erección exagerada pero ella con la cara compungida aceptó la despedida, de momento.

Volvía entrar en mi casa cuando mis primas ponían los platos en la mesa.

Mi tío nos contaba cosas de su trabajo y mi tía se interesaba por el fin de semana de mis primas, por supuesto se lo habían pasado bien, aunque confesaron que tenían ganas de volver a casa, demasiado barullo para tan poco tiempo.

Yo me fui a mi habitación pronto, me acosté pero no podía de dejar de pensar como había salido de casa de Emi, apenas pude disimular el estado de mi polla al entrar en casa, me levante, encendí el ordenador y estuve repasando las películas que había grabado de Emi desnuda en su casa, empecé a hacerme una paja, pues no podía resistir el calentón.

Tan entusiasmado estaba con las imágenes de Emi, que no me di cuenta que a mi espalda estaba Katherine Riveros, había entrado despacio para darme una sorpresa, bajé rápido la pantalla pero no pude evitar que mi prima reconociera a la vecina de enfrente, me dio un cachete en la cabeza y me dijo…

--- Vaya con mi primo, se está pajeando a salud de Emi, ya se lo diré yo.

Me encogí de hombros como primera respuesta con la polla en la mano y ella siguió…

--- O sea, que no te pajeas a su salud, sino que ya te la has follado!

Me dio otro cachete, en ese momento entró despacio Cielo Riveros, y al ver a su hermana con ese enfado fingido preguntó…

--- Qué os pasa? No hagáis ruido que se os oye desde enfrente.

--- Si, eso quiero, sabes que he descubierto? Que Juan se ha estado follando a Emi, nuestra vecina.

--- No me digas! No tienes mal gusto Juan, no paras Eh?., pues ahora no te contaremos como nos ha ido en el concierto.

Yo me arrodillé en broma…

--- No por favor, eso no, contármelo todo.

Ellas olvidando el tema de la vecina se sentaron en la cama conmigo y Cielo Riveros empezó…

--- Yo tuve suerte el viernes, fuimos a una discoteca de moda y estuvimos bailando solas, pero al rato teníamos un montón de chicos rodeándonos, había uno que me cayó muy bien, aunque no era muy guapo era simpático y no paraba de reír, al rato estábamos en su coche, cuando llegamos a un descampado que estaba lleno de otros coches con los cristales empañados.

Pasamos al asiento trasero, el chico no paraba de hacerme reír con sus chistes, cuando estuvimos detrás, yo me recosté sobre sus piernas mientras él seguía contándome cosas graciosas, como una cosa natural yo estaba muy a gusto con su compañía, el me puso la mano en el estomago, pero yo se la cogí y se la dejé sobre mis tetas, él pronto me apretó y cuando mi pezón se hizo duro lo cogió y no lo soltó hasta tenerlo como un garbanzo, yo estaba relajada y me solté el sujetador sacándolo por la manga, el chico me subió la camiseta y me apretaba las tetas con las dos manos, yo notaba su polla en la cabeza, dándome golpecitos, alargué la mano y le bajé la cremallera se la saqué y la tuve en mi mano pajeándole despacio, él bajo la mano por mi vientre y la metió por debajo del pantalón, yo me lo despasé y llegó con facilidad al coño, mis piernas se abrieron sin darme yo cuenta y su mano abarcó todo mi sexo, dos de sus dedos entraron en mi vagina y me volví loca de gusto, no me pude reprimir, me quité los pantalones subiéndome sobre sus piernas, con la espalda entre los asientos delanteros me clavé la polla hasta dentro, él apenas se dio cuenta hasta que estábamos follando, la pena es que solo pudo aguantar unos pocos minutos cuando me anunció que se iba a correr, no me supo mal, pues yo ya lo había hecho un momento antes, le arañé toda la espalda, pero fue sin querer, no me di cuenta, pero me levanté y el chorro de leche fue a caer al asiento del coche.

--- Pues yo no tuve suerte al viernes –dijo Katherine Riveros- solo estuve bailando y bebiendo, pero el sábado en el concierto estuve saltando y gritando como una loca, se reunieron un grupo de chicos y chicas, nos presentamos y bebimos juntos, había un chico que iba sin pareja y se puso a mi lado, también le gustaba el grupo que cantaba en ese momento, me cogió de la cintura y me levantó para que pudiera ver mejor, era muy fuerte, cuando me bajó se quedó abrazado por detrás de mí, con mis saltos le rozaba la bragueta y pronto noté el bulto caliente.

Como llevaba falda apoye el culo a su paquete y mi tanga se metió entre mis nalgas, él pasó las manos pode debajo de mis brazos, bajo mi camiseta y me cogió las tetas subiendo el sujetador, me las masajeó muy bien, pues las puso duras como melones, pasé la mano hacia detrás y le cogí la polla, la saqué con gran esfuerzo y noté el glande ardiendo, debía estar operado pues no tenía prepucio, era todo capullo, pasó las manos bajo mi falda y la subió hasta la cintura, sus amigos y amigas se dieron cuenta, cuando ya me bajaba las bragas y me apuntaba con la polla por detrás, entre todos hicieron una barrera tapándonos a la vista de la gente, me levantó de la cintura hasta dejarme clavada en su polla, apenas llevaba con los pies en el suelo, tuve que estar de puntillas mientras él me la metía sin parar, uno de sus amigos que iba con la novia me estuvo tocando las tetas, me puso muy caliente, cuando me corrí, la novia me miró sonriendo, cuando él se iba a correr me di la vuelta y me metí la polla en la boca, apenas se la meneó cuando unos chorros de leche me llenaron la cara y la boca, me hizo toser, al ir a levantarme las chicas pasaron el dedo por mi cara y me quitaron gotas de leche que luego la chuparon todas, después me dieron un beso todas, se deshizo el grupo y se alejaron bebiendo, cuando me reuní con Cielo Riveros aún tenía leche en la camiseta.

Me lo contó todo de un tirón, Cielo Riveros la escuchaba con atención, tampoco lo sabía, cuando terminó nos reímos todos.

Con la explicación me había puesto cachondo, la polla en mi mano no se había bajado en ningún momento, ellas lo vieron y me dijeron…

--- Quita, que tú ya no tienes práctica.

Entre las dos me tumbaron en la cama, una me chupaba la polla y otra me la pajeaba acariciándome los cojones, hasta que me sacaron hasta la última gota de leche, luego me lamieron hasta limpiarme y se fueron a dormir.

Por la mañana fui como de costumbre a la universidad, allí vi a Asun como siempre al terminar la clase volvimos a coincidir en la cafetería, después de un rato tuvo que volver a clase, yo ya había terminado y me fui a casa, en el trayecto me acordé de Asun y su madre, no me lo podía creer aún, pero me acordé de que tenía que cambiarle el conjunto de lencería, lo tenía en mi habitación, lo cogí y dejando una nota a mi tía le avisaba que no comería en casa.

Desde el teléfono llamé al número que había en el ticket, cuando ya iba a colgar me respondió una voz femenina…

--- Si? Quién es?

--- Hola Lucía. Soy Juan, ya no te acordarás de mí, estuve con dos señoras comprando unas cosas la semana pasada…

--- Ah, si Juan, te recuerdo perfectamente, jajaja, querías algo? Es que no puedo hablar ahora.

--- Solamente quisiera saber si estas en la tienda, quisiera cambiar una cosa.

--- Si, ahora sí, pero saldré pronto, no tardes.

Me fui disparado, tuve suerte con el autobús, pues llegaba al mismo momento, en quince minutos estaba en la puerta del gran almacén, subí las escaleras mecánicas de dos en dos escalones hasta llegar a la planta tercera.

El corazón me iba a mil, por lo que estuve dando una vueltas entre la sección de señora hasta que me tranquilicé, a lo lejos pude ver a Lucía, como siempre con su uniforme impecable.

Antes de llegar a ella me reconoció y me recibió con una amplia sonrisa, hice mención de darle la mano para saludarle pero ella se me adelantó y me dio dos besos en las mejillas, me dio a entender que esperara pues tenía una clienta importante atendiendo.

Cuando terminó le dijo a una compañera que se ocupara de las demás clientas, que ella iba a atender a su “primo”,

Me gustó esa treta, así podría hablar con ella más tranquilamente. Le explique que estaba todo bien, pero que lo preferían en color blanco.

Lucía lo desplegó y viendo lo sexi que era me miró de reojo…

--- Entonces a tu mamá y a tu tía le gustaron los modelos?

Yo capté la mala intención que ponía en su comentario y le dije entre dientes sonriendo…

--- Sabes muy bien que no eran ni mi madre ni mi tía.

--- No me lo puedo creer, si parecían hermanas!

--- Si ellas sí, pero yo no “era” su hijo, jajaja

--- jajaja, se notaba a la legua, se ve que te gustan las damas mayores que tú.

--- Pues… si la verdad, me gustan mayores… y jóvenes.

Se puso a mirar en las estanterías y luego se fue al almacén, traía una cara triste.

--- Que pena, no quedan de éste modelo en blanco, si quieres te devuelvo el dinero o prefieres ver otro modelo?

--- Pues elegiré otro modelo, el problema es si no les gusta a ellas.

--- Podemos hacer una cosa, yo te oriento sobre lo que más se lleva y si te gusta me lo pruebo y lo ves puesto.

Se me abrió el cielo, tenía solución para todo, me sacó varias cajas de diferentes modelos, todos en blanco y me fue diciendo como eran y que efecto hacían, al final nos quedamos en la duda con tres.

Sin pensárselo dos veces los cogió y me dijo…

--- Acompáñame.

Yo la seguí como un corderito, pasamos al almacén, detrás de una estantería había otro probador o un cuartito para cambiarse ellas, pasamos y cerró la puerta.

Extendió las prendas sobre una mesa y se fue quitando el uniforme, la chaqueta fue rápida pero en la camisa me pareció lo más lenta que había visto, poco a poco con cada botón abierto se descubría un trozo de piel morena, cuando casi llegaba al final me miraba a los ojos sin pestañear, yo estaba fijo en sus tetas, cuando ya se veía su sujetador, el contraste de su piel morena con el sujetador azul claro de tul transparente me aceleró el pulso, un pezón quedó a mi vista, era moreno, como toda ella, la areola ancha y en punta, oscura como el café.

Cuando se soltó el cierre a su espalda no dejó caer el sujetador de golpe, se fue bajando los tirantes, uno a uno y con los brazos se sujetaba las copas, por último soltó una y luego la otra, pero sus manos tapaban los pezones, yo estaba que saltaba como un tigre pero me contenía no fuera que me propasara y nos oyeran.

Cogió un sujetador blanco y se lo pegó a una teta, luego la otra copa tapó lo que yo rabiaba por ver, se abrochó la prenda y me dijo…

--- Que tal? Qué te parece lo que has visto?

--- Lo “poco” que he visto dirás.

--- jajaja, -se rió-, o lo mucho, yo no soy mayor como a ti te gustan, pero aún así soy mayor que tú, tengo 27 años.

--- Por favor no me atormentes más, sigue.

Se colocó la prenda bien para que viera como quedaba, a mi me daba lo mismo, pero estaba impaciente por poderme comer aquellas tetas, si es que al final me dejaba hacerlo.

Este sujetador era de seda, se marcaban los pezones en punta, y le daba la forma redondeada de la teta, me gustaba mucho pero quería ver más y más.

El siguiente que se probó, fue un poco más allá, hizo como que se caía una copa, dejando por unos segundos el pezón al aire frente a mí, instintivamente subí las manos, como si se fuera a caer, ella volvió a reír, me estaba haciendo sufrir.

Yo tuve que recurrir a mi última baza, cuando estaba buscando la otra prenda que quedaba me saqué disimuladamente la polla, junto a ella iban pegados los huevos, por la boquita se escurría un gota de liquido pre seminal, estaba roja e hinchada.

Lucía cuando se volvió, dejó el sujetador a medio abrochar y me dijo apresuradamente…

--- Decidido, llévate el otro que falta, es el más bonito.

Se agacho frente a mí y me cogió la polla con las dos manos, la recorría en toda su longitud y luego la abrazaba para apreciar su grosor, con la otra mano me apretaba los huevos amasándolos, yo apenas llegaba a sus tetas, pero cuando pude atrapar una noté la suavidad de la piel en contraste de la aspereza del pezón, se salían de duros, la humedad que sentí en el glande me indicó que estaba en su boca, la presionaba con los labios para no rozarme con los dientes, apenas podía abrir la boca lo suficiente para tragársela entera, tenía la boca estrecha aunque los labios eran carnosos, yo quería aventurarme más y alcanzar su culo o el coño o los dos, pero con la falda estrecha no llegaba, cuando estaba a punto de correrme, la sacó y se levanto, apenas pude lamer las dos tetas cuando recogió las prendas y vistiéndose rápido me dijo…

--- Tienes algo que hacer?, salgo dentro de media hora, si quieres vamos a mi casa.

Fue tan rápido todo que no pude más que asentir, cuando me di cuenta estaba ya entre la marea de compradoras dirigiéndome a la cafetería para hacer tiempo.

En la cafetería pedí un sándwich, aún no había comido y creía que tardaría en hacerlo, por lo menos de alimento, apenas había acabado cuando me tocaron en el hombro, allí estaba Lucía mucho más guapa que antes, con su ropa de calle.

Cuando llegamos al garaje del sótano, pulsó el mando y a lo lejos se encendieron unas luces, entramos en el coche y salimos rápidamente, conducía hábilmente por los pasillos y las rampas hasta salir a la calle, giro decidida y al poco tiempo entrabamos en el garaje que había bajo su casa, aparco en una sola maniobra, sin dudarlo era una buena conductora, cogió el bolso y me hizo una seña para que la siguiera, en el ascensor pulsó el quinto piso, solo tuve tiempo de besarla levemente en los labios, cuando se detuvo el ascensor.

La llave rodó en su puerta, nos salió a recibirnos un gato persa precioso, estaba muy cuidado, se enredó mimoso entre las piernas de Lucía que le hizo unas caricias, según iba avanzando iba dejando el bolso en una silla y la chaqueta en otra, yo la seguía detrás hasta que abrió una habitación y me hizo entrar, era bastante espaciosa, tenía una cama de dos por dos metros, por la ventana entraba mucha luz, corrió las cortinas hasta dejar una penumbra mientras se quitaba la camisa y la falda, luego entró en el baño y mientras se soltaba el pelo, abría los grifos de la ducha, yo me senté en la cama y me descalcé, me quedé pronto en bóxer, al momento salió liada en una toalla, simplemente dijo, si te apetece el agua está ideal.

El bóxer cayó al suelo antes de llegar al baño, me di un remojón y salí medio mojado, Lucía me esperaba en la cama, con la toalla liada pero que se abrió al llegar a ella, subí de un salto y me tumbe a su lado, ahora pude ver sus dos tetas en todo su esplendor, morenas como toda ella, no se le notaban las marcas del bikini, los pezones grandes, redondos, morenos, bajo el ombligo plano el pubis apenas poblado en un triángulo invertido señalaba el comienzo de unos labios apenas visibles, era una leve raya entre sus piernas, la piel más morena que el resto anunciaba un coño oscuro como toda ella.

Me lancé a lamerle los pezones pero ella me cogió la cara con las dos manos y me hizo rodar hasta ponerse ella encima, le gustaba llevar la iniciativa, buscó mis labios con los suyos, me mordía el labio inferior, mientras se acoplaba sobre mí, poniendo sus tetas sobre las mías, sus piernas me rodearon y los labios del coño se abrieron para atrapar mi polla extendida a lo largo de mi vientre, suspiró al notarlo, yo notaba los pelillos de su pubis rozarme el frenillo, eso me excitaba más, mientras que yo recién depilado resbalaba sobre sus labios como un leve roce, mis huevos se pegaban a sus nalgas al pasar.

Ya notaba la humedad de sus flujos sobre mi tronco cuando se enderezó y levantando un poco el culo cogió con una mano mi polla, la puso vertical y tras apuntar a su vagina se dejó caer, ahora sí que mis manos podía coger sus tetas, las amasaban, las juntaban y pellizcaban sus pezones hirientes, cuando la tuvo clavada hasta el fondo empezó a subir y bajar, sus tetas oscilaban sobre mí se agachó para que las pudiera morder, con suma habilidad se salía hasta casi sacarse la polla de dentro, pero en el último centímetro se la volvía a clavar hasta que notaba que no me quedaba más.

Cuando se me abrazó noté como un temblor sacudía su cuerpo, se agitaba espasmódicamente, respirando con dificultad, saltaba sobre mí, al fin cayó sobre mi abrazada, yo en esta posición pasiva simplemente levantaba las caderas para que la polla le entrara si cabe un poco más, pero no me esforzaba apenas.

Abrazados como estábamos, rodé sobre el colchón hasta ponerme encima de ella, se quedó abierta de piernas y con los brazos en cruz, me di la vuelta, le puse la polla en su boca, yo con la mía busqué su coño empapado, estaba rojo por la excitación y olía a hembra, mi boca buscó su clítoris, ella se estremeció pero me dejó hacer, a cada lamida saltaba sobre las sábanas, cuando mi polla rozaba su boca la abrió y se la tragó casi entera, hacía todos los esfuerzos posibles para que mi tronco cupiera, con las manos me presionaba el culo sobre ella para que me dejara caer, me estaba follando con la boca, le abrí más las piernas y llegué hasta la vagina, unté mis dedos hasta dentro, primero uno luego dos, el tercero entro sin sentir, cuando saqué el más fino, rodeé el ano con él, brillaba de lo mojado que estaba, en un principio el anillo rugoso se cerró de golpe, pero con mi insistencia se relajó y una falange se hundió en él, otra encogida, pero esta fue al contrario, abrió más las nalgas para que llegara mejor, mi lengua apoyo el movimiento del dedo y lubricaba el resto de falanges antes de entrar, cuando el primero estaba dentro el segundo se abrió paso junto a él, ya no ofrecía resistencia, se había relajado por completo, al sacar los dedos el ano ya quedaba semi abierto, ella estaba empeñada en hacerme correr en su boca pero eso no estaba en mis proyectos, cuando volvía girar sobre ella, le elevé las piernas sobre su pecho, las tetas le salían por los lados pero mi polla tenía a su alcance tanto su coño como su culo, me decidí por lo que aún no había catado y poniéndola en un principio a la entrada de la vagina se humedeció pero luego resbaló hasta el culo y presionando un poco se enterró el glande, ella quedó por un momento paralizada…

--- Juan por ahí n….. oooooo!

Primero quiso negarse, solo le salió parte de la palabra, luego junto a un largo suspiro terminó de decirla, pero ya era tarde, la polla ya estaba dentro de ella, dos lagrimones aparecieron en sus mejillas, estuve bombeando un momento pero la postura no era nada cómoda, yo como haciendo flexiones apoyado en mis brazos y ella con las piernas como un collar, le levanté un poco las caderas y le coloqué un almohadón bajo los riñones, ya pude sentarme sobre mis talones, sus piernas cayeron a mis costados por encima de las mías, seguí metiendo y sacando cómodamente, mi polla estaba a la altura de su culo, ella soportaba con más gusto mi invasión, poco a poco el placer la inundó, ya se movía a mi ritmo.

Cuando noté que ya gozaba, con una mano separé los labios del coño, dejando el clítoris abierto en primer plano y con la otra lo acariciaba rodeándolo con los dedos, la expresión de su rostro cambió al sentir como notaba la llegada de otro orgasmo, los jugos que salían de su coño lubricaban a la polla que bajo de él se hundía en su ano.

Estuve acariciándola mientras mi polla seguía un ritmo lento pero constante, cuando se excitó casi al máximo, se cogía las tetas y se las amasaba , entonces yo bajaba el ritmo de las caricias en el clítoris hasta que se le pasaba la excitación, después seguía acelerando hasta que la ponía en lo alto de la ola, antes de que se corriera ya estaba bajando yo la cadencia, ella se desesperaba, quería correrse y yo no la dejaba, me suplicaba que se la metiera más fuerte y que le hiciera correrse, estuve un buen rato con este juego, Lucía tenía la cara llena de rubor, el cuello y el pecho, entre las tetas estaba rojo de excitación al igual que las orejas, las tetas le brillaban de sudor igual que el estomago.

Yo estaba demasiado cómodo para vislumbrar mi eyaculación, cuando la saqué del culo apenas elevé con un impulso la polla para meterla en el coño, pensé que lo agradecería pero ya estaba gozando por el recto como por la vagina, yo sí que noté la diferencia, de la suavidad de terciopelo del recto a la rugosidad de la vagina, mi polla se endureció más aún, seguí con mi intención de prolongar la follada, la ponía al borde del orgasmo para frenas antes.

Cuando decidí cambiar de táctica le empecé a acariciar rápidamente el botón del placer supremo, ella estalló por fin en un orgasmo demasiado esperado, pero yo baje el ritmo lo suficiente para que no se calmara del todo, para seguidamente volver a acelerar y provocarle otro orgasmo seguido, así estuvo con una serie de orgasmos cortos, seguidos pero de poca intensidad, se deshacía estirándose los pezones, parecía querer arrancarlos, su cabeza oscilaba sobre la sabana sin control, ya no me decía nada, solo gruñía, lloraba, se quejaba, me pedía más o que parara ya, todo seguido, en medio de éste caos, yo eyaculé, fue una corrida larga, una serie de corros que llenaron su vagina, como no estaba muy excitado dada mi confortable postura, no le dije nada y seguí, pues mi polla me pedía más guerra, supongo que ella esperaba que al sentir la leche dentro de su vagina la sacara ya, pero se equivocó, por un buen rato continué metiéndola y sacándola hasta que al notar que quería vaciar por completo los huevos la saqué justo en el momento que el primer chorro amenazaba con salir.

El primero salió con fuerza, le cayó desde la nariz hasta la ceja pasando por la pestaña, los siguientes quedaron cortos y mojaron la teta y el pezón izquierdo, ella hacía rato que había soltado sus tetas y se había abandonado con los brazos sobre su cabeza.

Me dejé caer sobre ella, estábamos los dos empapados en sudor, luego me resbalé a su lado, en la habitación retumbaba el ruido de nuestros corazones, cuando me despejé Lucía todavía estaba aletargada, salté de la cama y me metí en la ducha, el agua terminó de despabilarme, al salir me vestí, cogí el paquete de la lencería de Marta, me acerqué hasta ella, le di un beso largo pero suave en su boca entreabierta, noté su respiración ya tranquila, con una voz apenas audible me dijo…

--- Ha sido fantástico, hasta pronto, llámame.

Cuando llegué a casa aún estuve un buen rato estudiando antes de bajar a cenar, la escena era la de rutina, mi tío leyendo, mi tía en la cocina y mis primas poniendo la mesa.

Como estaba cansado me fui pronto a la cama, mis primas me dijeron un hasta mañana a coro, se portaron bien esta noche, me dejaron dormir.

Al día siguiente después de clase me acerqué a la secretaría, esperé a que Marta estuviera desocupada y le enseñe el paquete, ella con los ojos me indicó que este no era buen sitio para dárselo, y con la mano me dijo que se lo llevara a casa.

Por la tarde llamé al telefonillo de casa de Marta, oí como me abrió sin preguntar quién era, cuando subí su puerta estaba entornada, me extrañó tal descuido, empujé la puerta y no vi a nadie, cerré tras de mí, unas manos taparon mis ojos por detrás, me asusté por lo imprevisto, luego pensé que sería la hermana de Marta, pero al volverme y abrir los ojos vi a Marta sonriéndome, vestía solo con un conjunto de los que se había comprado el último día, estaba exuberante, para su poca estatura las tetas dentro del sujetador se elevaban y juntaban , se le salían un poco por los lados y los pezones se marcaban bajo el sutil tejido…

--- Te he visto llegar, por eso te he abierto la puerta, te estaba esperando con éste modelo.

Se me adelantó a mí el decirle la imprudencia de abrir sin preguntar, pero ya lo había olvidado, sus brazos rodearon mi cuello y atrayéndome a ella me dijo despacio…

--- Hoy no está mi hermana…

Sonreí agradeciéndole la información, lo cierto que su hermana pese a haberme proporcionado una buena follada, no me acababa de gustar, no tenía nada que ver con Marta y mucho menos con su hija Asun.

Cuando le gamos al saló le di el paquete con el nuevo modelo, intenté explicarle que lo sentía, que no era el mismo, pero llegaba tarde otra vez, ya se había quitado el negro que llevaba y se colocaba el nuevo blanco, sus tetas un poco caídas se marcaban espléndidas en el marco blanco.

Hizo un gesto de admiración, le gustó mucho más que el que devolví, me dijo que al final ni se fijó en él al ver a su hermana comiéndome la polla en el probador, se dio la vuelta en redondo para que la admirara, las bragas a juego le sentaba perfectas, no tenía vientre y el pubis se marcaba como una fotocopia.

Me volvió a abrazar, me besó en parte por agradecerme el recado y por otra por el buen gusto al elegirlo, por supuesto no le dije toda la tarde que había gozado a cuenta del cambio.

Se me colgó del brazo y me arrastro a su habitación, la colcha ya estaba retirada cuando me senté en ella para quitarme la ropa, me tumbó de espaldas y me sacó los pantalones a estirones, luego pasó las manos bajo mi camisa y la sacó por la cabeza sin desabrocharla, mi polla apuntaba a la lámpara, así depilada parecía la torre de Pisa, yo no me acostumbraba a vérmela.

Dio la vuelta a la cama y subió por el lado opuesto, pasó a gatas sobre mí, me dio un beso en la boca y siguió hacia mi estómago, al llegar a mi altura, le solté el sujetador, sus tetas con la gravedad cayeron sobre mi cara, ávidamente las besé, las lamí y las mordí hasta ponerlas casi del color de los pezones, ella tras esta pausa siguió hacia mi vientre y sacando la lengua fue recorriéndola hasta que al llegar a mi pubis, chupó mis ingles rodeando mis huevos depilados, cuando volvió al pubis, subió la lengua por mi tronco hasta llegar al glande, lamió el frenillo y chupó el glande antes de abrir los labios y absorberlo hasta hacerlo desaparecer en su boca.

Yo ya tenía la cabeza entre sus muslos, sobre mis ojos veía su sexo todavía cerrado, sus labios escondían la entrada de la vagina y su clítoris moreno, pero cuando separó las rodillas a mi lado, fue descendiendo lentamente, mientras la distancia se reducía los labios se iban abriendo y un aroma a mujer caliente me llenaron los pulmones, el brillo de sus labios menores me decían que en su vagina los jugos manaban en cantidad, cuando mi boca la pudo abarcar ya asomaban blanquecinos, espesos y abundantes, no tardaron en pasar a mi garganta, y los que faltaban mi lengua los hizo salir.

Miré a través de nuestros cuerpos, apenas podía ver, pues las dos tetas colgantes me lo impedían, pero entre ellas vi como mi polla era engullida hasta mi pubis por sus labios, Marta se adelantaba para tragar más carne y yo aprovechaba para llegar más lejos y lamerle entre sus nalgas que al estar separadas me ofrecían un ano apenas rugoso.

Marta estaba ávida de comer polla, le hacía toda clase de mamadas y lamidas, sus manos amasaban mis huevos, pegados al culo, duros y llenos de semen, quizá por el placer que yo le estaba proporcionando prefirió seguir chupando y cuando le vino el orgasmo, explotó dando un temblor sobre mí que la dejó sin aliento, soltó mi polla y su cabeza cayó sobre mi ingle izquierda, su cara hundida entre mi polla mojada y mi muslo, así estuvo varios minutos, yo solamente le tenía sujetas las dos tetas, sin mover ni un músculo, hasta que se recuperó, después se incorporó y sentándose sobre mí se introdujo el falo en su encharcada vagina, se recostó sobre mí y me dio mil besos, ardientes, mis labios, mi lengua y mi cuello fueron agasajados por Marta, mientras solo su cadera se movía lo justo para meter y sacar mi polla dentro de ella, yo la abrazaba mientras notaba sus tetas rozar los lados de mi cuerpo.

Cuando sintió las palpitaciones que tenía mi glande, simplemente aceleró sus caderas, sus músculos vaginales hicieron el resto, unas contracciones que me comenzaban en los huevos y que terminaban en la polla la llenaron de leche, entre mis piernas se escurría un reguero de semen y flujos que mancharon las sabanas, aún tardamos un buen rato en levantarnos, estábamos pacíficamente abrazados, charlando de cosas sin importancia, habíamos tenido una buena follada.
En mi habitación estuve estudiando varias horas, era consciente de que mis estudios se resentían de mis aventuras sexuales, procuré aislarme y clavando los codos en mi mesa intente concentrarme en los libros, la verdad lo conseguí durante un rato, aunque físicamente estaba bastante agotado, la mente estaba ávida de cambiar de costumbres y ponerme a estudiar en serio, lo cierto es que encontraba los temas más fáciles y se me quedaban mejor en la memoria, cuando estaba en clase parecía que el profesor solo me hablaba a mí, Asun desde su asiento adelantado se volvía y me sonreía cada vez que contestaba con acierto al profesor.

Cuando estaba más concentrado oí como un coche se detenía en la calle, llegaban voces de dos hombres hablando algo airados, me picó la curiosidad y me asomé a la ventana procurando que no se me viera, bajo en la acera de enfrente había un taxi, de él extraía una maleta un hombre, mientras el taxista sacaba otra del maletero, parecía que discutían por el precio, el hombre se quejaba de que lo había paseado por la ciudad sin necesidad, creyendo que no conocía el camino.

Al pasar bajo la luz de una farola, distinguí el traje del hombre que entraba en la casa de Emi, vestía uniforme de piloto de aviación, no me cupo duda de quién se trataba, era el marido de Emi.

Cuando se encendieron las luces del salón me senté en mi silla, pero volví otra vez, ya había luz en la habitación de Emi, tras un silencio se oyeron las voces de Emi y su marido, no parecía que hubiese ningún problema, por lo que volví a sentarme, estuve un rato intentando volver a los libros pero no podía concentrarme, habría dado algo importante por haber estado al lado de Emi, no habían pasado 45 minutos cuando una voces del marido me hicieron saltar de la silla e ir a la ventana, saqué la cabeza y pude oír los sollozos apagados de Emi, luego un portazo y encenderse la luz del salón, para luego apagarse.

Dado de que a partir de ese momento no se oyó nada me volví a sentar aunque ya no pude estudiar, me preocupaba que hubiera pasado en la casa de enfrente.

Cuando salí por la mañana en dirección de la universidad di un rodeo y cruzando la calle pasé por la puerta del chalet de enfrente, el marido estaba sacando las maletas a la calle, parecía que se marchaba otra vez, me alegré mucho, aunque me preocupaba como estaría Emi.

En clase apenas hable con nadie, estaba ausente, incluso no le devolví la mirada a Asun cuando se volvió hacia mí, cuando salíamos me dijo que le gustaría que fuera a su casa a repasar algún tema, lo que otro día cualquiera me habría hecho saltar de alegría, este no me apetecía nada y menos que Asun no se merecía que estuviese pensando en otra cosa y menos en otra mujer.

Casi era de noche cuando llegué a mi casa, estuve en la biblioteca estudiando, o mejor dicho haciendo tiempo para volver a casa, por eso cuando llegué frente a mi casa, crucé la calle y estuve atisbando por las ventanas, apenas se veía un resplandor en la habitación de Emi, supuse que estaría descansando y me volví hacia mi casa.

En la cocina me encontré a mi tía, una mirada suya me puso en guardia, algo no funcionaba bien, con la mirada me señaló la puerta, intuí que se refería a Emi, hice mención de salir a la calle pero mi tía me cogió del brazo y me dijo que no lo hiciera.

No quise insistir, me fui a mi habitación sin cenar, se me había quitado el hambre, ni estudié, en la cama estuve despierto hasta muy tarde pensando en lo que estaría pasando allí abajo.

Cuando bajé por la mañana estaba hambriento, en la cocina mi tía estaba desayunando para irse a la tienda, ella sabía mi desasosiego y me puso al corriente.

--- Cuando llegó el marido venía del aeropuerto, desde que bajó del avión estuvo bebiendo junto a alguien de la tripulación, en principio solo era bebida, luego alguien sacó algún tipo de droga, al final estaba como loco, el personal de la compañía le ayudaron y le dejaron en una habitación hasta que estuvo presentable, todo esto se lo contó a Emi una antigua compañera, cuando llegó a casa aún estaba demasiado eufórico, y quiso que Emi le hiciera algo de sexo que no estaba dispuesta a hacer y menos a él.

El resultado fue que se enfadó, le cogió por el cuello y estuvo a punto de pegarle, por suerte estaba demasiado colocado y se fue a dormir al sofá del salón, por la mañana sin decir nada se marchó otra vez, Emi llamó a la compañía y le confirmaron que había embarcado como tripulación de reserva en un viaje transoceánico.

--- Desde entonces se ha encerrado en su habitación, anoche estuvo casi toda la noche llorando, te aconsejo que esta tarde vayas a consolarla, ahora es demasiado pronto.

Me fui a la universidad más tranquilo al saber lejos al marido de Emi, cuando llegué vi a Asun, estaba triste, me acerqué a ella y le prometí que al día siguiente iría a su casa a estudiar, me miró ilusionada y añadí…

--- Como ya hace demasiado que no estudiamos juntos, me quedará a dormir, si te apetece.

--- Me encantará, tengo mucho que recuperar.

Al volver a casa directamente fui a casa de Emi, tardó bastante en abrir, estaba demacrada, sus ojeras eran evidentes del día que había pasado.

--- Hola Emi, solo quería saber cómo estás.

--- Pasa.

Estaba seria, o más bien triste, yo no me atrevía a sacar el tema de su marido, así que me senté en el sofá a su lado, me quedé mirando al suelo, cuando apoyó su cabeza en mi hombro le pasé el brazo por la espalda, unos sollozos desolados mojaron mi hombro, le dejé desahogarse, el hipo le llegó cuando más lloraba, la recosté en el respaldo y le besé en los ojos empapados de lagrimas, para ella fue como un bálsamo, poco a poco fue tranquilizándose, su respiración se calmó y se quedó dormida en mis brazos, estuve un buen rato contemplando como respiraba calmadamente, era todo un espectáculo ver como el pecho se hinchaba y deshinchaba suavemente.

Como iba vestida con una bata cruzada y larga hasta los pies le pasé el brazo bajo las piernas y el cuerpo y no sin esfuerzo le llevé a su habitación, la cama estaba desordenada todavía pero la deposité con cuidado, al ir a cubrirla le desate el cinturón para que estuviera cómoda, descalza y con el pelo suelto alborotado sobre la almohada estaba bellísima.

No pude resistir la tentación de separar un poco la bata, realmente solo quería admirar la blancura de sus muslos, pero al abrir la prenda dejó al descubierto la mitad de su cuerpo escultural de arriba abajo, no me esperaba que no llevara nada bajo de la bata, pero me hizo la sensación de que no la hubiera visto nunca, desde sus pies hacia arriba era una escultura, las rodillas o los muslos, el monte de Venus, la depresión de su vientre y estomago terminaba donde nacían sus pechos, turgentes, altivos, coronados por dos pezones suaves y rugosos a la vez, cuando descendían, su cuello limpio se ocultaba bajo el cabello brillante hasta que las orejas daban comienzo a su rostro bello, suave de mejillas y los labios prometedores, los ojos aunque cerrados estaban adornados por unas pestañas largas coronadas por las cejas bien cuidadas.

Quise admirar la otra mitad cubierta y la descubrí, era una belleza completa, le saqué las mangas y cuando estuvo completamente desnuda la cubrí con la sabana, su silueta se marcaba bajo ella como una segunda piel, me senté a su lado estuve admirándola un rato, al fin me acerqué a la ventana para entornarla, en la otra acera vi a mi tía en su ventana del salón, me saludó con la mano, solo le contesté indicándole que me quedaba a acompañar a Emi, a mi tía le pareció bien.

Cuando volví a la habitación de Emi seguía en la misma postura que la había dejado, apenas se oía respirar, me senté bajo la tenue luz de una lamparita y saqué mis libros, aunque no tenía ganas de estudiar, estuve repasando los últimos temas, de vez en cuando me levantaba y me acercaba a Emi, seguía durmiendo plácidamente.

Ya era muy tarde cuando sentí unos ruidos en mi estomago, no había tomado nada, Salí a la cocina y en la nevera encontré lo necesario para hacerme unos sándwiches, con un zumo de naranja me los comí y volví junto a Emi.

No sé el tiempo que pasó pero me desperté cuando noté caer mi libro de las manos, me había dormido estudiando, me había quedado aterido por lo que me acosté al lado de Emi, estaba más cómodo pero poco a poco me fui8 desnudando y me colé bajo la sabana.

Note el alivio del calor que desprendía Emi a mi lado, no se había movido desde que la acosté, tendido a su lado estuve pensando la vida tan desgraciada que tenía la chica, al rato empezó a moverse, se agitaba y daba vueltas en la cama, cuando empezó a hablar palabras incomprensibles me di cuenta que estaba soñando, por lo visto tenía una pesadilla, en algunos momentos gritaba, yo no sabía qué hacer, pero me giré hacia ella y le cogí la mano, ella se soltó bruscamente y casi me araña, después pasó la mano por mi pelo, perece que notó que no era su marido y se calmo un poco, sin llegar a despertar puso la mano en mi cara, instintivamente me reconoció y volviéndose hacia mí me abrazó, me rodeó con sus brazos, se acurrucó contra mi pecho y volvió a quedarse profundamente dormida.

Yo notaba su cuerpo pegado a mí, perfectamente sentía sus tetas contra mi pecho, sus labios respirando al lado de mi cuello, su pierna subida sobre mi muslo enredada en las mías, yo estaba en el cielo, mi polla demostró tener más sentido que yo y no hizo ninguna reacción, estaba caída sobre mi muslo, pegado al de Emi y no se movió.

Ya entraba la luz del día por la ventana cuando oí que mi móvil recibía un mensaje, me levanté y lo miré, era de mi tía, me preguntaba cómo había pasado la noche la chica, le contesté que durmiendo tranquila, me volvió a contestar que quería venir a verla un rato, le contesté que cuando quisiera.

Al momento un leve golpecito en la puerta me avisó de que mi tía estaba allí, me lié una toalla al cuerpo y salí a abrirle.

Mi tía se sorprendió al verme desnudo, solo con la toalla, le hice pasar porque hacía la mañana fresca y la guié hasta el dormitorio, me quité la toalla y me metí otra vez en la cama junto a Emi.

Mi tía se sentó en la cama a mi lado inclinada sobre mí, le estuve contando en voz baja lo que había ocurrido esta noche, se admiró de que no hubiese intentado hacer nada con la chica, pero ante mi mirada ofendida, me pidió disculpas.

Estábamos hablando sobre estos temas cuando Emi abrió los ojos, tardó un poco en asimilar donde estaba y quienes estábamos con ella, cuando lo comprendió nos dedicó una sonrisa de agradecimiento.

Me cogió de las manos, me dijo que había dormido muy bien y que había descansado mucho, me dio un beso en la mejilla y se incorporó sentándose apoyada en la almohada.

Mi tía le contó lo que yo le había referido y ella me miraba dulcemente, quiso abrazarme y al hacerlo la sabana que tenía por debajo de los brazos se cayó sobre sus piernas, sus dos pechos quedaron al aire altivos, sin dar importancia se inclinó sobre mí y me dio in beso suave en los labios, mi tía sonreía contenta y cuando Emi me volvió a dar otro beso esta vez más sensual, mi polla sí que reaccionó y empezó a levantar la sabana.

Mi tía sentada como estaba a mi lado de la cama, acercó la mano y atrapo la polla desde abajo, se presentaba tal cual estaba forrada por la tela de la sabana…

--- Emi, el chico parece que no ha dormido mucho esta noche, mira como se está despertando.

Emi puso la mano sobre mi falo a continuación de la mano de mi tía, entre las dos tenían cogida mi polla.

--- Nunca le agradeceré bastante esta noche, se ha portado como un verdadero caballero, estoy muy feliz, sois mis mejores amigos, bueno… y mis únicos amigos.

--- Nosotros te queremos igual.

--- Me encanta vuestra compañía, tenéis algo urgente que hacer esta mañana?, Ana por qué no te pones más cómoda y me acompañáis?

Dicho esto se deslizó hasta la orilla de la cama y tirando de mí le dejó el otro lado libre a mi tía Ana.

A Ana le pareció genial la idea y empezó a quitarse la chaqueta que llevaba, lo hizo lentamente, como si estuviera haciendo un striptease, con solo dos espectadores, la dejó caer sobre un sillón, luego se quitó la camisa, los botones fueron abriéndose lentamente, uno a uno, cuando iba apareciendo el canalillo mi corazón empezó a latir fuertemente, Emi lo notó y me apretó la mano, al tirar la camisa al sillón volvió los hombros hacia atrás, sus tetas pugnaban por salirse del lindo sujetador que las oprimía, al bajar la falda después de soltarse la cremallera detrás por sus caderas resbaló y unas braguitas negras tipo bikini, con unas altas sisas, hacían las piernas mucho más largas, cuando vi las medias que llevaba tragué saliva, se sujetaban a los muslos con firmeza, enfundaban y torneaban las piernas siguiendo la línea por detrás.

Al salir de la falda subió una pierna sobre la cama a mi lado y enrollando la media por el muslo la fue bajando lentamente mirándome a los ojos, cuando la tenía enrollada en el tobillo me la acercó para que yo le quitara el zapato de tacón alto y luego la media.

Cuando tuve el pie desnudo entre mis manos lo acerque a mi boca, cogido por el talón, fui chupando cada dedo despacio, mi lengua recorría cada falange y le daba mordiscos suaves, cuando llegué al meñique le pasé la lengua por la planta del pié, noté como en principio daba una encogida, pero aguantó las cosquillas por que el placer era mayor.

Por el rabillo del ojo vi a Emi como tenía las manos en sus pezones, los cogía suavemente con dos dedos y los estiraba para luego soltarlos de golpe.

Con la otra pierna Ana siguió el mismo ritual pero al revés.

Se subió de pié a la cama junto a mí y me insinuó que le fuera bajando la media, yo con cierta torpeza empecé poniendo mis dedos entre la media y el muslo, pero mi tía me cogió de las manos y me las puso rodeando todo el muslo, presionando fuerte la media se fue enrollando y bajando, cuando llegué al tobillo, le di un beso en la corva de la rodilla y con la lengua le fui lamiendo hasta donde antes tenía la media sujeta.

Luego se sentó a mi lado, de espalda esperó a que yo le soltara el sujetador, cuando lo hice, presionó los brazos para que no se cayera y dándose la vuelta se puso a gatas sobre mí para que se lo quitara.

A mí, después de tantas posturas difíciles, como estaba sentado igual que Emi, la ropa se me había bajado hasta media pierna, mi polla casi mirando al techo estaba palpitante cuando mi tía estaba sobre ella, su cara muy cerca de la mía, sentía su respiración también agitada.

Le solté un tirante primero, ella se sujetaba la copa para que no cayera, luego el otro tirante, la prenda de color negro de encaje se quedó fláccida entre sus manso, yo le separé las manos y dejé caer sus pechos brillantes, hinchados y con los pezones salidos, en esta posición parecían más grandes de lo que eran, sin decirme nada se volvió como estaba a gatas y se quedó con el culo hacia mí, la redondez de sus nalgas apenas dejaban ver a la braguita que se escondía entre sus nalgas.

Con las manos en la cintura tiré de la escueta prenda hacia abajo, una vez salvada la curva de sus caderas se fue aflojando hasta que quedó colgando apresada por sus muslos, tiré de ella y descubrí a continuación de la raja de su culo como los labios cerrados del coño estaban húmedos ya, entre ellos se notaba el color rosado de su vagina y unos centímetro más arriba el agujero marrón, arrugado y áspero del ano.

Fue haciéndose hacia atrás, cuando llegó frente a mi cara, solo seguí mi instinto y sacando la lengua la pasé de arriba abajo entre los labios del coño.

Emi con su mano me estaba acariciando entre mis muslos, había retirado la sabana del todo, estaba a mi lado viendo como mi tía me ponía loco de ganas, incluso a ella le estaba excitando a tope.

Cuando se dio la vuelta otra vez mi tía me dio un beso en los labios, fue eterno, suave pero intenso, me mordía el labio inferior mientras ponía una rodilla entre mis muslos, Emi me cogió la polla con una mano y la teta de Ana con la otra y las juntó acariciándose, mi tía soltó mi boca y acercándose a Emi le dio otro beso igual a ella, esta estaba esperándola con los labios abiertos y la lengua asomándose, el beso que se dieron a diez centímetro de mi cara me puso más cachondo si cabe.

Con mis manos cogí una teta de mi tía y otra de Emi, las estuve estrujando sacándoles los pezones, no sabía cual me gustaba más, las dos mujeres tan distintas y tan parecidas, una teta era dura, tersa, con un gran pezón mientras que la otra un poco más grande y con un pezón que raspaba la palma de la mano de tan salido.

Besándose como estaban bajaron sus cabezas hasta donde mi polla les apuntaba desde abajo, parecía que estaban de acuerdo desde un principio, una se apoderó del tronco, lo lamía en toda su extensión, mientras la otra rodeaba al perímetro del glande con la lengua y se detenía en el frenilla hasta que se metía todo en la boca, sus labios presionaban igual que cuando entraba en el coño y el paladar semejaba el interior de la vagina.

La que estaba dedicada al tronco pronto se extendió hasta los huevos, yo con las piernas separadas y mirando al techo estaba como en el cielo, con las manos llenas de teta.

Cuando ya creí que no podía gozar más, mi tía se levantó, era la que tenía la polla dentro de la boca, se puso de pie delante de mí con las piernas a mis costados y separándose los labios del coño dejó al descubierto su clítoris erecto, estaba rosado y cubierto por su piel, me lo acercó a la boca, no me negué, lo atrapé con los labios, lo sujeté con los dientes y con la lengua lo lamí hasta que salió del todo descubierto y duro, parecía al tacto como un pene pequeñín, con la lengua lo acariciaba por debajo, palpitaba y se levantaba como mi polla.

Emi ahora dueña total de mi miembro, se lo había tragado literalmente, sus labios rozaban mi pubis, yo tenía a mi tía cogida por sus muslos y ella cogida al cabezal de la cama se apretaba contra mí, con una mano pasada por detrás de sus nalgas me aventuraba entre ellas, un dedo se dirigía al agujero marrón y la otra mano separaba sus labios para adentrarse en su vagina, ella arqueaba sus piernas como si montara en un caballo para facilitarme el paso mientras se agitaba apretándose contra mi cara, sus suspiros eran cada vez más exaltados.

Emi se había levantado y de espaldas a mí se sentaba sobre mis piernas, con una mano había sujetado la polla hasta guiarla a su coño, se dejó caer despacio hasta hacerlo desaparecer, cuando notó que estaba llena de carne volvió a subir lentamente, su vagina pronto se adaptó al diámetro de mi pene, el flujo de la vagina hizo su papel y unas manchas espumosas blancas embadurnaron por completo mi polla, a su lado pude ver un tarro de crema como el que me había regalado.

Cada vez iba acelerando la galopada sobre mí, mi tía se dio la vuelta también, ahora agachada de espaldas a mi me ofrecía el culo para que lo lamiera, con sus manos le acariciaba a Emi las tetas mientras ella me cabalgaba, se las sujetaba para que no saltaran tanto, mientras yo con la lengua iba desde el clítoris hasta su ano, ya mojado y distendido, había metido un dedo, luego dos, y hasta tres, con la lengua le acompañaba y le recogía los jugos que salían de la vagina para pasarlos al ano, ella apretaba cadenciosamente su culo sobre mi cara, se diría que estaba follándose mi lengua con el culo.

Yo notaba como cada vez Emi se metía con más ansia mi polla y mi tía me apretaba más su culo a mi cara, empezaron a suspirar las dos a la vez, sus gemidos se fueron mezclando con palabras apenas comprensibles, hasta que explotaron al unísono, sus orgasmos les producían unos espasmos que sacudían mi cuerpo, Emi echó la cabeza hacia atrás bajo la de Ana, en el éxtasis sus bocas se encontraron y estuvieron pegadas hasta que sus latigazos terminaron.

Se derrumbaron a mi lado, cada una en una postura diferente, desmadejadas, mi tía con las piernas abiertas su culo sobre el cuerpo de Emi que estaba en cruz, cuando me incorporé sobre mi tía aún estaba con los ojos cerrados, con las manos apoyadas a los lados de su pecho me dejé caer vertical entre sus piernas, mi polla no rozó ni siquiera en sus labios, estaban tan abiertos que se le veía casi el útero, entró despacio pero sin parar hasta el fondo, Ana quiso abrir los ojos pero los volvió a cerrarlos mordiéndose el labio inferior, mi polla casi se salía cada vez que la sacaba pero volví a hundirse hasta el fondo, cada metida Ana suspiraba complacida.

Emi aún estando debajo de Ana la sostenía pasándole las manos bajo sus brazos y cogiéndole las dos tetas, las levantaba y las apretaba hasta llegar a los pezones que los estiraba hasta hacerlos enrojecer.

Ana subió las piernas sobre su cuerpo, las sujetaba con las manos ofreciéndome una vista especial, en un mismo plano su culo y su coño, al verlo brillar tanto como su vagina me ladeé lo suficiente para enfrentarlo en el agujero ya dilatado, simplemente me dejé caer para que mi glande presionara lo suficiente, ella a su vez levantó su culo con energía y se introdujo el resto, mi polla entera desapareció enterrada entre sus redondas nalgas, mis huevos se pegaron a sus labios húmedos.

Emi al notar como levantaba el culo para poder recibir mejor mi polla, una de sus manos abandonó una teta para pasar a su clítoris, con dos dedos separó los labios y con otro estuvo excitando el botón hasta que mi tía empezó a gritar, nos dedicaba sus gemidos tanto a mí como a Emi, nos animaba a seguir haciéndola correr, hasta que lo conseguimos.

Ana saltaba sobre el mullido cuerpo de Emi, esta lo sostenía para que no cayera descontrolado como estaba, cada vez agitaba más rápidamente el clítoris y yo le clavaba más profundamente la polla en el culo sin fondo.

Cuando salí de Ana mi polla estaba roja y brillante, los huevos pegajosos de flujo del coño, estaba cansado de sostenerme solo con los brazos, pero Ana no me dio tregua, me estiró para que le llevara mi polla a su boca, cuando la tuvo a su alcance se la trago, la aspiro tanto que se atragantó y empezó a toser, pero no hizo caso, siguió lamiendo y chupando con desenfreno aunque la tenía en el máximo de grosor y longitud.

Desesperada me apretaba los huevos, los estiraba y los estrujaba, incluso me metía un dedo en mi culo, con el hurgaba queriéndome hacer correr con desesperación.

Al fin se dio por vencida, tosiendo y llorándole los ojos, se sacó la polla de la boca, los labios los tenía rojos, con los ojos irritados, se tumbó de lado, Emi salió toda sudada, y se puso a mi lado, mi tía me miró a la cara y me dijo…

--- Nunca había visto nada igual, he hecho cuanto sabía para hacerte correr, no sé cómo lo haces.

Emi se inclinó sobre mí y me dio un beso en la polla, luego me guiño un ojo y sonrió.

Sin decir nada se puso a cuatro patas, el coño todavía dilatado estaba más que rosado, arqueó la cintura y bajó la cabeza, me puse detrás de ella y se la hundí hasta los huevos, cogiéndola de la cintura nos encontrábamos a media camino los dos, cuando la atraía hacia mí ella ya venía a mi encuentro al chocar hacíamos un ruido de chapoteo, mi tía a nuestro lado miraba hechizada como polla se hundía con facilidad en Emi, la chica me presionaba con sus músculos vaginales y parecía que me estaba haciendo una mamada a la vez, mi resistencia estaba llegando a su fin, se me escaparon unos gruñidos, suspiros y gemidos, Ana no se dio por vencida, se agachó entre las piernas de Emi, ésta abrió las rodillas para dejarle entrar, con la lengua Ana le lamia el clítoris mientras recibía los golpes de mis huevos en la frente, cuando me hundí en Emi, el primer chorro de leche le inundo el útero, los demás tuvieron que buscar espacio, pero al no encontrarlo salieron de la vagina, la boca de Ana estaba esperando y no dejó caer nada en las sabanas, hasta cuando saqué la polla medio blanda se la metió en la boca la limpió y siguió esperando hasta que poco a poco un reguero espumoso de semen iba saliendo del coño de Emi y caía dentro de la boca de Ana.

Ahora sí que estaba yo agotado, había aguantado lo indecible con dos maravillas como estas, en varias ocasiones había estado a punto de eyacular, pero combinando las posturas y con la ayuda inestimable de la crema de Emi lo había conseguido, o eso me aseguró Ana.

Cuando miré el reloj era media mañana, me acordé de Asun, cuando salí de la habitación hacia la ducha me volví, me gustó ver a las dos chicas abrazadas besándose sobre las sabanas revueltas, les dije…

--- Hoy no volveré a dormir.

A medio día llegué a la universidad, me excusé al entrar en clase era la segunda que me perdía, Asun cambió de expresión cuando me vio, al salir le invité a comer, estaba desfallecido, fuimos a un restaurante italiano, devoré la comida como si no hubiera un mañana, Asun estaba extrañada, le dije que no había desayunado, era verdad.

Cuando llegamos a su casa su cándida pregunta me hizo reaccionar…

--- Estudiamos antes o después…?

No dudé la respuesta.

--- Después, claro.

Asun me dedicó una amplia sonrisa y corrió hacia mí, de un salto me rodeo con sus piernas la cintura y me abrazó besándome, apenas la pude sujetar porque caime en la cama, ella sobre mí me imposibilitaba el movimiento, a horcajadas me sujetaba mientras se quitaba a estirones la ropa, en un momento tenía sus tetas encima de mi cara, mientas se las besaba ella levanto el culo lo suficiente para quitarse los pantalones, no llevaba bragas, se las había quitado en el restaurante por si no llegábamos a casa y follábamos en el coche, me estiró de la camisa hasta quitármela sin desabrochar, los pantalones costaron más pero cuando salió mi polla ya la tenía lo bastante dura para que sonriera golosa y se la metiera en la boca después de dos lametadas.

Asun tenía la virtud de ponerme caliente enseguida, era una chica tan delicada y cariñosa que hacía todo lo posible para hacerme feliz, yo naturalmente hacía lo propio, cuando me puso la polla dura solo le di un toque en la pierna para que se diera la vuelta, siguió chupando mi polla pero yo le correspondía con mi cabeza entre sus piernas, olía a perfume de adolescente, y eso enervaba mis sentidos, aunque me acababa de follar a dos mujeres en la mejor edad para follar, Asun era otra cosa, su ternura, delicadeza y fragilidad eran su mayor atractivo, su madre era otra cosa diferente pero ésta chica me tenía absorbida la mente, mi boca lamia el coño delicado y can cada lamida era un temblor de sus carnes, no tardo en mojarme la boca con su flujo, era una fuente cuando se calentaba y hoy lo estaba mucho, tenía muchas ganas de follar y yo también, aunque había tenido una buena sesión por la mañana, ahora quería disfrutar con aquella mujercita, la polla no podía estar más dura cuando me pidió por favor que se la metiera, me lo dijo con tal suavidad que me conmovió, entré en ella como si la fuera a romper, suavemente, ella parecía que huía, pero cuando ya por fin se adaptó a mi era ella la que me buscaba con su coño, sus finos labios dejaban ver a un clítoris duro que me rozaba en el tronco ce mi polla y le hacía frotarse contra mí. Lo hacía despacio, centímetro a centímetro notaba como temblaba todo su cuerpo, al saltar por mis venas, el primer orgasmo le vino enseguida, explotó de pronto, fue una sorpresa para los dos, tan concentrada estaba en sentir mi polla dentro de ella que no lo vio venir, le explotó como un globo de agua dentro de la vagina un relámpago y un calambre recorrió su espalda hasta la nuca, yo seguí metiéndola y sacándola frenéticamente, ella no parecía calmarse de su éxtasis, quizá fueron varios los orgasmos seguidos, pero sin parar de gemir volvía a sacudirse en otro estertor, yo como estaba bastante escurrido de por la mañana seguía follándola sin descanso, ella gritaba cada vez más, me clavaba las uñas en la espalda y me pedía que me corriera dentro de ella y en ese momento que estaba al máximo, no pude resistirme a tal petición, aún saltaba con sus espasmos cuando mi polla vomitó varios chorros de leche, ella al notar el calor dentro de su cuerpo, se apretó a mí se enredó en mis piernas y con su vagina me escurrió la polla hasta aprisionarla, no dejándome salir hasta que parecía un pimiento frito.

El sudor de nuestros cuerpos mojaban las sabanas, me sugirió un momento de descanso, estaba agotada y yo más.

Estuvimos casi una hora desnudos abrazados, riendo y hablando de cosas triviales, éramos como dos niños, cuando nos levantamos ya había anochecido, estuvimos abriendo los libros, comentamos los temas que no sabíamos y uno al otro fuimos resolviendo nuestras dudas.

Cuando salimos a cenar nos cruzamos con la chica que tenía la otra habitación contigua, nos sonrió y le dijo…

--- Enhorabuena Asun, esta tarde he oído que habéis estudiado mucho y con ganas, eh?

La chica en otro tiempo tímida hasta la saciedad, le devolvió la sonrisa i le contestó…

--- Tienes razón, hemos follado toda la tarde, Ah! Perdona si hacemos mucho ruido, esta noche seremos más silenciosos.

A la chica le divirtió la respuesta, Asun había cambiado mucho.

Fuimos a cenar a una cervecería, había un montón de tapas diferentes en la barra, cuando vino el camarero pedimos unas cervezas y varios platos para ir picando, el bar estaba lleno de gente, todos hablaban animadamente y había un barullo tremendo, cuando ya casi habíamos terminado Asun pasó la mano bajo la mesa y me cogió la polla, preguntó…

--- Seguimos estudiando?

Ni respondí, le sonreí y le di un beso cariñoso, pagué y salimos al fresco de la noche, cuando llegamos a su casa fuimos directos a su habitación, mientras Asun arreglaba un poco la estancia cogí una toalla y fui al cuarto de baño, estaba ocupado pero una voz femenina me dijo que estaba terminando.

Efectivamente a los dos minutos la puerta se abría y salía la compañera de piso de Asun, envuelta en una sabana de baño, me sonrió al verme y me dijo…

--- Lo siento, está todo empañado, me acabo de duchar y por favor, hacer todo el ruido que queráis, a mí me encanta.

A la vez que me decía esto, se bajaba la toalla coquetamente lo suficiente para enseñarme una teta, fue un segundo pero las tenía preciosas, yo le hice mención de que se la iba a morder y se fue riendo.

Era cierto, en el cuarto de baño no se veía nada, era una bruma total, tuve que esperar unos minutos para poder entrar en la ducha, fui rápido, cuando salí en la habitación estaba esperándome Asun con una toalla liada a su cuerpo, le di una palmada en el culo y salió rauda hacia la ducha.

Cuando me quedé solo empecé a oír a la compañera como gemía, estaba follando a todo tren, con los nudillos toque tres veces en la pared, de momento cesó el ruido, luego se oyó la risa de chica y volvieron a follar como antes.

Cuando volvió Asun yo estaba acostado en la cama con la luz apagada, ella me siguió el juego y dejando la toalla en el suelo se coló en la cama sin decir nada, lo que no sabía era que yo estaba acostado con la cabeza a los pies, cuando fue a abrazarme no me encontró en cambio yo sí, metí la cabeza entre sus piernas y le puse la boca en su pubis húmedo de la ducha.

Dio un salto de sorpresa, pero en seguida se repuso y buscó mi polla justo donde estaba, se escurrió entre las sabanas hasta que se la metió en la boca, todavía estaba en reposo por lo que la metió toda, hasta rozar mi pubis, empezó a acariciar mis huevos y fue notando como mi miembro se agrandaba dentro de su boca, era una sensación desde estar holgadamente con la boca cerrada hasta ir teniéndola que abrir forzosamente según se llenaba de carne dura, al final tuvo que abrir la boca, junto un mar de saliva salió media polla, la otra media se quedó en su poder.

Con toda la noche por delante estuvimos mucho rato en esta posición, hablábamos de vez en cuando, con caricias y manoseos manteníamos la libido arriba, mi polla estaba erecta y los labios de Asun hinchados, pero no forzábamos la máquina, de vez en cuando la chica entre broma y broma me lamía el glande y lo ponía a cien, cuando empezaba a palpitar peligrosamente bajaba el ritmo, yo a la vez, con sus piernas abiertas frente a mi separaba sus labios con mi lengua y buscaba el clítoris que no dejaba que se escondiera, lo tenía siempre alerta, cuando Asun empezaba a jadear pasaba a la ingle o al muslo donde también lo agradecía pero no llegaba a la zona roja, estuvimos cambiando de postura tranquilamente, cuando Asun se cansaba de tener la boca llena descansaba las mandíbulas subiéndose sobre mí, se paseaba sobre mi polla sin metérsela, las venas hinchadas de la polla tañían el clítoris de la chica, de vez en cuando se la metía para lubricarla, luego seguía el juego, yo también me ponía desde detrás de la chica y pasando el miembro entre sus muslos le salía por delante rozando el botón entre sus labios, le encantaba esta posición, era descansada y mantenía el ardor, aunque yo prefería estar tumbado haciendo la tijera, ella boca arriba y yo de lado entre sus muslos con la polla dentro que movía lentamente, los dos descansábamos mientras yo le estaba acariciando las tetas, cuando nos dormimos estábamos así, yo no me moví y ella tampoco, cuando Asun se despertó aún tenía mi polla casi dentro, solo tuvo que moverla un poco para con un poco de erección volvérsela a meter, yo me desperté y me puse entre sus piernas, paseé mi glande por sus labios hasta que me rogó que la metiera, fue un ruego innecesario, ya estaba en la entrada cuando lo dijo, la metí sin prisa pero sin pausa, me abrazó y me dijo al oído…

--- Córrete dentro, tengo ganas de ti,

Yo también las tenía, mis huevos estaban llenos a rebosar, y pedían que los vaciase.

Cuando Asun notaba como le regaba por dentro, se apretó contra mí, cada chorro que recibía le provocaba un estremecimiento, yo presionaba para que me sintiera más mientras que ella separaba las piernas para que entrara hasta el fondo, nuestros pubis estaban pegados literalmente, mirándolos no se podía adivinar cuál era el de ella o el mío, no se veían trazas de mi polla ni de sus labios, yo notaba como me escurría dentro apretando con su vagina, estuve un rato dentro, me habría gustado volverme a correr en este instante para revivir el goce de Asun, al salir la polla resbaló entre semen y flujos.

Cuando amaneció, la cama parecía un campo de batalla, nuestros cuerpos olían a sexo y sudor, cuando salí a la ducha coincidí con la compañera de piso, iba con una bata y la cara cabizbaja, le pregunté que le pasaba, me dijo abriéndose la bata…

--- Tengo mala suerte, se corrió en seguida y me dejó a medias, luego se marchó.

--- Lo siento, es una pena tienes un cuerpo divino y eres encantadora, seguro que encontrarás el que te llene.

--- Eso espero, pero parece que esto no es bastante.

--- Igual es demasiado – le dije riendo mientras miraba la bata que había abierto para que le viera el cuerpazo que tenía.

--- Os envidio, habéis estado follando casi toda la noche, he estado pegada a la pared escuchándoos.

--- Es una pena no haberte conocido antes.

--- Pues sí, lástima.

Cuando se iba por el pasillo se volvió hacia mí y abriendo la bata como si fuesen alas me enseño todo su cuerpo.

Después de ducharnos fuimos juntos a la universidad, entramos en la cafetería y desayunamos, a lo lejos vi a la madre de Asun, estaba con otra profesora, la saludé desde lejos, ella me hizo una seña, luego entramos en clase.

Cuando llegué a casa por la noche mi tía estaba en la terraza tendiendo unas prendas íntimas, pasé por su lado y me siseó.

--- Ssiit, como has tenido el día? Y la noche?

--- Pues bastante bien, he estudiado mucho… anatomía femenina, claro.

Se lo dije despacito, arrastrando las silabas y señalando el conjunto de lencería que estaba tendiendo y que reconocí en seguida, el día anterior se lo había quitado yo, a la vez la abracé por detrás y al cogerle las tetas me apreté contra su culo, ella lo sacó para tener más contacto, luego entré en casa.

En él salón estaba mi tío, acababa de llegar también y estaba poniendo la tele, se sentó en el sillón para ver el partido de futbol que ya había empezado, yo sin pensar, le llevé una cerveza fría, él al verme me agradeció el detalle y me invitó a sentarme a su lado y comentar las jugadas, me excusé y subí a mi habitación, al pasar por la de mis primas, le toque con los nudillos y desde fuera les dije…

--- Ya está el primo Juan en casa…

Ellas asomaron la cabeza por la puerta, y cogiéndome de las manos tiraron de mí, me sentaron en la cama y me rodearon…

--- Cuéntanos Juan, que ha pasado con Emi?, mi madre nos ha contado algo, pero queremos todos los detalles.

--- Pues nada del otro mundo, estaba mal, muy mal después de la visita de su marido, afortunadamente se fue enseguida, pero estaba muy tocada.

--- Y que pasó? Mi madre nos dijo que estuviste toda la noche con ella.

--- Es verdad, fui a interesarme por su estado y me invitó a entrar, estuvo llorando un buen rato hasta que se durmió, la acosté y estuve a su lado toda la noche.

--- Eso es todo?, toda la noche con una súper mujer y no cuentas nada más?

--- Es que no pasó nada más, solo la velé, estuvo durmiendo toda la noche, luego tuvo una pesadilla y me acosté junto a ella, dormimos abrazados hasta la mañana, no pasó nada en toda la noche.

--- Eso es lo que nos contó mamá, eres un señor, así lo dijo mamá de ti.

Me dieron un beso las dos en los labios cuando me levanté y me fui a mi habitación, cuando bajé a cenar mi tío aún estaba frente al televisor, su equipo había perdido por culpa del árbitro, estaba enfadado y me contó todas las jugadas, yo asentía pero la verdad, no me interesa mucho o nada el futbol, así que por cortesía le escuché, cuando me dejó ir ayudé a mis primas a poner la mesa, noté que me miraban con una mezcla de admiración y complicidad, cuando su madre entró en la cocina se me acercaron las dos y me dijeron…

--- Nos gustaría pasar una noche entera contigo sin hacer nada, o por lo menos intentarlo.

Cuando terminaron la frase Cielo Riveros me apretó la polla por encima del pantalón, al encogerme Katherine Riveros por apretó el culo por detrás.

Salí como pude de la emboscada de mis primas y me fui a la cocina a buscar las bebidas de la nevera, mi tía me notó alterado y me dijo sonriente…

--- Me parece que tus primas te atacan a la vez.

--- Uf, casi no lo cuento – le dije riendo.

Ella se ladeó hacia mí y abriendo el delantal que llevaba me enseño una teta hasta el donde el sujetador le dejaba, salí corriendo como si huyera, detrás de mí oí la carcajada de Ana.

Pasaron tres días sin ocurrir nada de extraordinario, apenas coincidíamos todos, mis tíos salían pronto y yo tenía horarios alternos y no coincidía con mis primas.

Una mañana estaba estudiando, la clase era a última hora cuando la puerta se abrió y asomó la cabeza de Katherine Riveros, sin decir nada se coló y me tapó los ojos por detrás, con gesto de resignación le dije…

--- Quien será? Por el olor a princesa parece Katherine Riveros.

Ella se rió detrás de mí…

--- Si, soy una reina no una princesa.

Me volví y estaba frente a mí con un conjunto de lencería lila que se había comprado.

--- Te gusta? Eres el primero en verlo, ni Cielo Riveros lo ha visto.

--- Estás preciosa, y el conjunto te sienta de maravilla, dan ganas de comerte entera.

Al decir esto la cogí y la senté en mis rodillas, con la mano izquierda le solté el cierre del sujetador y con la derecha se lo saqué, sus tetas juveniles saltaron como muelles, me lancé a morderlas, ella sacando pecho esperó a que mi boca se llenada de carne suave, luego me acarició la cabeza atrayéndome contra ella.

--- Me tienes olvidada, no sabes las ganas que tengo de estar contigo, me lo he comprado para ti.

--- Gracias, y que haces en casa a estas horas?

--- Le he dicho a mi madre que iría más tarde, para estar contigo a solas, parece que no te alegras! Bueno tu no pero tu amigo sí, me está dando golpes en el culo.

Miré entre mis piernas y efectivamente bajo el pantalón corto que llevaba asomaba por el camal la cabeza de mi polla y le golpeaba en los muslos a Katherine Riveros, ella se sentó bien sobre mí, de frente, ahora los golpes los recibía entre las piernas justo en el coño, bajando la mano sacó el miembro por la bragueta y ladeó un poco la braguita que acababa de estrenar y se fue acomodando hasta que se fue metiendo la polla, después se sentó cómodamente hasta pegarse en mi regazo y clavarse toda mi polla, suspiró y me dijo…

--- Ahora he estrenado de verdad el conjunto, solo falta que lo riegues para lavarlo por primera vez.

Empezó a saltar sobre mí, solo se metía algunos centímetros para rozarse el punto G, sus tetas llegaban a mi cara para bajar luego, de vez en cuando se quedaba de pie para que se las chupara o se sentaba y me besaba buscando mi lengua, cuando me abrazó ya sabía lo que iba a pasar, sus uñas se clavaron en mi espalda, se apretó contra mí y se dejó caer clavándose toda la polla, un estremecimiento la sacudió varias veces, me mordía los lóbulos de mis orejas, sin abrir los dientes me susurró…

--- Córrete, me hace falta tu polla escupiendo leche.

Le abracé, sentí sus tetas pegadas a mi pecho y me corrí, fue una corrida lenta pero profunda, varios empellones la llenaron de semen, cuando se levantó me enseñó las braguitas, estaban empapadas de semen y jugos, recogió el sujetador del suelo, me besó y dijo al salir…

--- Tendré que lavarlas antes de enseñárselas a las demás.

Al rato oí la puerta cerrarse al salir.

Cuando llegué por la noche, mi tía estaba contenta, para demostrarlo cocinó una cena más extraordinaria de lo normal, puso una excusa pueril a mi tío cuando lo comentó, pero cuando nos retiramos a nuestra habitación mi tía y mis primas siguieron detrás de mí, mi tío ya se había acostado.

--- Tengo que contarte algo, a mis hijas también les gustará.

Katherine Riveros fue la más rápida en entrar, se sentó en la silla donde un rato antes había estado cabalgándome, Cielo Riveros en la cama junto a mí y Ana en otra silla más cómoda, estábamos expectantes esperando.

--- Es una bomba, la noticia es…

Estábamos con la boca abierta esperando, Ana le daba suspense al tema.

--- Lo digo ya, Emi ha recibido un buro fax por el que su marido le pide el divorcio, que os parece?

Saltamos de alegría los tres, era una buena noticia, Emi se merecía lo mejor, podría cambiar su vida.

---Sssit, que os va a oí vuestro padre, Emi me ha dicho que nos va a invitar una noche a cenar para celebrarlo. Yo le he dicho que cuando firme, pero no sé si podrá esperar.

Nos abrazamos todos, era ideal, tendríamos una fiesta y celebraríamos el divorcio de nuestra amiga.

Las tres chicas salieron en silencio, yo me acosté y apagué la luz, pero al rato se abrió sigilosamente la puerta, apenas para pasar una persona, no la reconocí hasta estar dentro de mi cama y percibir su olor.

--- Cielo Riveros que haces aquí?, Te van a ver.

--- Calla, quiero estar contigo, si no quieres no hacemos nada, pero abrázame.

Me corrí a un lado y le dejé espacio, llevaba un pijama largo, en cuanto estuvo tapada se quitó el pantalón, sus piernas se enredaron con las mías y se abrazo contra mi pecho, pasé el brazo bajo su cabeza y quedamos mirando al cielo.

Queriendo complacerla estuvimos hablando de lo humano y lo divino, nuestras manos estaban unidas salvo algún momento que tanto ella como yo nos dedicábamos alguna caricia inocente, ya era tarde cuando nos dormimos cuando ya clareaba el alba me desperté, tenía el brazo dormido con la cabeza de Cielo Riveros, como pude lo saqué y me levante al baño, cuando volví estaba de lado durmiendo plácidamente, roncaba levemente con la boca abierta, me gustó verla reposando plácidamente, la destapé, la chaqueta del pijama la tenía subida sobre su estomago, tuve la tentación de comerle el coño tan suave que se veía, pero me contuve, aunque mi polla no lo entendió, por lo que sin querer me asomó por debajo del pantalón corto del pijama, se me encendió una luz, quizá no era buena idea, pero lo intenté, me bajé el pantalón y dejé libre la polla, la acerqué a la cara de Cielo Riveros, al calor del aliento de mi prima aumentó mi erección, apoye mi glande en sus labios, no hizo ningún movimiento, lo volví a intentar y nada, seguía con los labios cerrados, me agache y con mi lengua le roce sus labios, ella los abrió un momento y se relamió, vi la solución, me moje con saliva el glande y se lo acerque otra vez a la boca, al notar la humedad, la fue abriendo, poco a poco yo iba empujando sin forzarla mi glande iba ganando terreno, sus labios iban abriéndose al notar el contacto de mi polla, cuando pude meter el glande entero dejé de insistir, no quería que se despertara, era una sensación nueva para mí, me arrepentí un poco pues arecía que era como una mini violación, pero me gustó la sensación.

Cuando me volví a tumbar junto a ella, me abrace a ella estaba literalmente pegado por detrás, su respiración era pausada, cuando pase las mano por debajo de su brazo no se inmutó, fui despasando cada botón del pijama, cuando estuvo abierto, busqué sus tetas, no me fue difícil encontrarlas, estaban duras pero una caía sobre la otra, con una mano abarqué las dos, los pezones juntos, los acariciaba con los dedos hasta hacerlos como garbanzos, no sé si sería consciente, pero cuando le pegué mi polla a su culo, instintivamente levanto la pierna, seguía durmiendo plácidamente, pero su culo se pegó a mi polla, busque entre sus nalgas hasta encontrar la entrada de la vagina, estaba tibia y húmeda, me mojé con saliva el capullo y empujé suavemente, la piel sedosa de Cielo Riveros facilitó mi entrada, la metí hasta la mitad, ella seguía durmiendo, yo me conformé teniéndola dentro, no me moví, estaba feliz, quizá por eso me dormí.

Me desperté al notar frio, sobre todo en el pene, palpé a mi lado, estaba solo, cuando entreabrí los ojos no vi a Cielo Riveros, pero al bajar la vista vi su cabeza entre mis piernas, entre su pelo caído sobre mi vientre vi el nacimiento de mi polla, el resto estaba dentro de su boca, la estaba degustando, no la metía y sacaba simplemente, la tenía dentro, atrapada entre sus labios, solo la lamía con la lengua y la presionaba contra su paladar, reconozco que la dejé hacer, me quedé con las piernas abiertas en cruz, mientras mi prima se recreaba con cada rincón entre mis piernas, ella de vez en cuando levantaba la vista pero yo tenía los ojos cerrados.

Cielo Riveros debió de notarlo, cuando empezaron las palpitaciones en la polla las venas se hincharon al máximo, dentro de su boca debió notar los cambios, pero ella siguió a su ritmo, su lengua atacaba mi frenillo y recorría el anillo del glande, solamente cuando levanté las caderas ante la llegada inminente de mi eyaculación se aferró con las dos manos para no dejarla escapar, fue tragando a medida que los chorros iban llegando, en algún momento se atragantó pero siguió adelante, cuando ya no me quedaba nada que darle, me repasó todo el tronco y volvió a acostarse a mi lado, me abrazo y volvimos a dormirnos.

Una hora después noté como se levantaba, sin hacer ruido se puso el pijama y de puntillas salió de mi habitación.

Al día siguiente al bajar a la cocina mi tía me miró curiosa…

--- Parece que no has dormido bien, te preparo algo?

--- No gracias, he dormido como un bebé.

--- Me lo imagino.

No sé si era el sexto sentido femenino, pero siempre me lo notaba que había estado follando, cuando pasé por detrás de ella, se hizo hacia atrás para rozarme la polla con el culo, yo no la evité y la abracé por detrás cogiéndole las tetas, puso su cabeza en mi hombro y me dijo al oído…

--- Emi está preparando una buena… me ha preguntado si mi marido puede venir y cenamos los cuatro, a mi no me parece mal, y a ti?, si te parece bien se lo digo a Antonio.

--- Y tus hijas, la cena era para todos, no?

--- Bueno la cena sí, pero el fin de fiesta sería más restringido.

--- No quisiera que mis primas se sintieran ninguneadas.

--- No te preocupes, ellas sabrán excusarse, ya las compensaremos después.

--- Y al tío, no le parecerá mal?

--- No creo, ya hace días que lo estoy preparando, le estoy insinuando de meter otra persona en el grupo y al sugerir una mujer le ha encantado, cuando sepa que es Emi ya no tendrá dudas, le cae muy bien.

--- Me gustó mucho estar contigo la otra mañana, hacíais una pareja perfecta Emi y tú, folláis como los ángeles.

--- A mi también, no lo esperaba, a veces lo improvisado es lo que sale mejor.

--- Pues para no haberlo previsto estabas encantadora, me gustó mucho que me dejaras desnudarte.

--- Ah sí?, no lo había notado – me dijo coqueta.

--- Sabes muy bien que sí, me pones muy caliente, te follaría a cada momento.

--- Eso se lo dirás a todas, a una vieja como yo ya no la quiera nadie.

--- Ana, no te hagas la tonta, sabes muy bien lo buena y deseable que estas, mi tío te adora y te folla cuanto quieres, me tienes colado por ti siempre a tu disposición, además a Emi también le gustas, eres la diosa de la familia.

--- Adulador, simplemente que me gusta estar apetecible, me gusta verme guapa aunque sea por dentro, y si las personas que quiero me quieren también, les doy todo.

--- Pues para mí eres mi musa, me gustaría demostrártelo aquí y ahora.

--- Jajaja, Juan eres incorregible, llevas unos días a tope, conmigo, Emi, tu chica, mis hijas… y quien sabe cuantas más, llegará un día que no podrás atendernos a todas.

--- Con mi edad todavía me queda cuerda, cuando no pueda siempre me quedará la lengua, dicen que mientras hay lengua hay amor.

--- Jajaja, me encantas, con tu juventud arrolladora, eres un encanto, a mí también me gustaría que me follaras ahora, pero no puede ser, ya buscaremos un lugar y una hora más tranquila.

--- Me voy a la universidad, aunque estoy dudando si podré llegar sin hacerme una paja.

--- En eso te puedo ayudar yo, acércate.

Me puse a su lado, ella me acerco a la pila de la cocina y me abrió la bragueta, con suma maestría buscó, halló y sacó la polla, con dos meneos descubrió el glande y le escupió, su mano bajaba y subía a lo largo del tronco suavemente, según iba adquiriendo grosor se le iba abriendo la mano adaptándose al tamaño, cuando el glande tomo el color rojo intenso fue acercando la mano hacia delante, mientras mis manos, estaban dentro de su escote, acariciando uno de sus pezones, cuando se secó la saliva que le había echado se agacho y metiéndosela en la boca la volvió a lubricar, se oía el ruido de chapoteo al agitar la mano, al llegar el glande al color morado, no pude aguantar más, su mano solo me acariciaba el capullo, las palpitaciones le indicaron que me iba a correr, me acercó al banco y un chorro pasó de largo de la pila, el segundo ya cayó dentro con los demás, el resto se escurrió entre los dedos de Ana, cuando me soltó se lamió los dedos.

Respiré hondo, estaba más calmado, mi tía se alisó el delantal y me dijo…

--- Me debes una.

Le di un beso rápido y me fui a la universidad.
Durante varios días trate de centrarme una vez más en mis estudios, mis primas también estaban ocupadas ya que era época de exámenes, mis tíos tenían más trabajo de lo normal pues estaban mirando las diferentes opciones respecto a los pedidos de zapatos para la próxima temporada, mi tío tenía una especial sensibilidad para los negocios, pero mi tía sabía mejor que él lo que las clientas les iban a comprar, entre los dos hacían un buen tándem.

Me veía imposibilitado para aprobar la asignatura que me preocupaba más, además estaba solo, Asun no me podía ayudar pues ella no estudiaba en ésta clase, su madre me había recomendado en su día esta otra para perfeccionar mis estudios.

En éstos días tan importantes apenas dormía, un día estuve toda la tarde sentado frente al ordenador y los libros, por la noche no baje a cenar, solamente en un momento que se estaba cargando unos temas en el ordenador fui a la cocina y llene un termo de café expreso, cuando subí volví a sentarme, me dolía todo el cuerpo pero seguí hasta el amanecer, me desperté sobre la mesa temprano, solo habían pasado 45 minutos desde que caí rendido sobre la mesa, apenas me podía mover, el dolor de espalda, cuello y hombros no dejaba moverme.

Bajé como un autómata, no era capaz ni de girar sobre mí mismo, salí de casa dispuesto a ir a la primera farmacia de guardia y pedir cualquier remedio para el dolor que sentía.

Al salir a la calle, me molestaba la luz del sol, procuré seguir bajo los árboles para mitigar el dolor de ojos que tenía, una voz femenina me llamó desde la otra acera de la calle.

Apenas abrí los ojos lo justo para ver quién me llamaba, desde la verja de su casa Emi se asomaba, iba vestida con una bata de estar por casa, un pañuelo anudado a su frente me aclaró que estaba de limpieza, cuando me acerqué me pregunto si estaba bien, le conté lo mas sucinto lo mal que estaba y le pregunté si no tendría un relajante muscular, lógicamente me contestó que no, pero me dijo que me esperara mientras entró en su casa.

En una habitación interior se oía el aspirador que manejaba una señora que le ayudaba en la limpieza, cuando salió Emi me dio un sobre, cuando lo abrí me quedé perplejo, yo esperaba una receta para comprarme una pomada u otro medicamento, en su lugar había una tarjeta, una dirección y un nombre, Emi me recomendó que me fuera directo a ésta dirección, era de un Spa, estaba en el centro de la ciudad pero con buena combinación de transporte, cuando salí de casa de Emi confieso que no estaba convencido de la solución, fui más por no defraudar a Emi que por mí.

El establecimiento era bastante elegante, cuando entré me dirigí a recepción, al preguntar por la persona que tenía anotada en la tarjeta, salió una chica vestida con un uniforme deportivo a la vez elegante, con una sonrisa preciosa me recibió, me dijo que había llamado Emi y le había dado instrucciones, lo primero fue explicarme que pasara a los vestuarios, en una taquilla encontraría un pantalón tipo bañador y una chanclas, y que al salir me esperaría junto a la piscina del circuito.

--- Juan, no sé si has estado con anterioridad en un establecimiento Spa, la señora Emi es una muy buena clienta nuestra y nos ha recomendado que te tratemos lo mejor posible, por supuesto nos esmeraremos para que tu estancia sea lo más grata posible.

--- Muchas gracias, lo cierto es que nunca he estado en un Spa, por lo que agradecería que me orientaran, no sé si se lo ha contado Emi, pero mi máximo interés es poder eliminar el agarrotamiento muscular que arrastro.

--- Muy bien, lo primero es hacer el circuito en la piscina, hay una diversidad de chorros de agua que te masajearan los músculos, ya irás notando la mejoría, cuando termines tienes la sauna, en ella te relajarás y después con una ducha helada te tonificarás, verás luego que hay una serie de duchas y pasillos por donde recibirás un trato a cada unos de tus músculos, al final en la sala de masajes te dejará completamente nuevo.

La chica me deseó buena estancia y me dejó solo, me dirigí a la piscina, a estas horas no estaba muy concurrida, solamente un par de mujeres de mediana edad y un matrimonio mayor.

Al estar tan vacio me pude recrear en cada chorro diferente y gozar de la fuerza del agua para sentir como mis músculos agradecían sus caricias.

El matrimonio se quedó muy atrasado, pero las dos mujeres me adelantaron, no paraban de hablar, aunque despacio parecían loros, estaban muy animadas y una a la otra ayudaba a elegir los aparatos.

Cuando terminé en la piscina pasé por un pasillo de piedras, los pies reblandecidos acusaron las irregularidades pero al terminar, los gemelos de las piernas estaban más tersos.

En la sauna entré con cierto recelo, había visto en la tele o en el cine como eran pero esta me pareció mucho más pequeña, cuando entré el vapor me dio un golpe de calor que no esperaba, casi entré con los ojos cerrados, cuando pude aclimatarme vi en un rincón a las dos mujeres, estaban envueltas en una toallas, una estaba en el escalón superior mientras que la otra estaba sentada entre sus piernas en el inferior, yo me contenté con sentarme en un rincón, el sudor empezó a caer por mi frente, casi no podía abrir los ojos, me lloraban, las dos mujeres me miraban y comentaban entre ellas, al final una de ellas se levantó y se dirigió hacia mí, al hacerlo la toalla que la cubría se cayó al suelo, iba totalmente desnuda, mis ojos me debieron delatar pues cuando llegó a mi lado sonreía pícaramente…

--- Perdona que me meta donde no me llaman, pero estamos viéndote sufrir sudando como una fuente, te aconsejo que te quites el pantalón, ya verás la diferencia.

---No se notó el rubor que me subió a las mejillas, porque estaba todo rojo, pero le hice caso y cuando volvió a su asiento me quité el bañador por debajo de mi toalla.

Las dos mujeres cuando me vieron tan azorado aún se rieron más, sobre todo cuando se me terminó de caer al suelo mi toalla dejándome desnudo frente a ellas, sobre todo porque sin querer mi polla se había puesto lo suficientemente dura para quedar apuntado hacia ellas.

Yo me armé de valor, no quise quedar como un crío, me levante y me acerqué a ellas acariciándome la polla en plan desafiante, ellas se miraron y volvieron a reír, esta vez a carcajadas, me aclararon las ideas cuando la que estaba sentada en el asiento inferior le abrió las piernas a su amiga y le dio una lamida en el coño depilado, luego se relamió los labios.

Cuando volví a mi asiento mi polla estaba completamente enana, como un pimiento asado y mi estima igual que ella.

Salí enseguida de la sauna, las dos mujeres cuando me volví para despedirme, estaban tumbadas sobre un estrado comiéndose mutuamente los coños en un 69 perfecto.

Al llegar a la sala de masaje salió a recibirme una chica con un uniforme blanco de pantalón y me indicó que subiera a la camilla boca abajo colocando la cara en el hueco del cabezal, mientras le obedecía estuvo preparando unas barritas de aromas y poniendo música que aunque moderna estaba en versión chill-out, cuando estaba a mi lado miró la nota que indicaba la clase de masaje, se excusó y me dijo que me atendería la Srta. África que era especialista en estos masajes.

Cuando quedé mirando al suelo a través del cabezal sentí como todo mi cuerpo se relajó me quedé literalmente pegado a la sabana, sobre el culo me había dejado la toalla, cuando la masajista nueva entro me saludó con un escueto hola.

Yo le contesté con lo que parecía más a un lamento a un saludo, cuando me aplicó sus manos sobre mí buscando los músculos bloqueados me sentí completamente confiado en el buen resultado.

Debo de confesar que aunque en ocasiones me hacía daño, me habría quedado dormido plácidamente, sus ágiles manos parecía adivinar cada punto donde me dolía más, el aceite que me aplicaba facilitaba el tacto.

No me importó cuando me masajeó las plantas de los pies luego fue subiendo por mis piernas, hasta llegar a los muslos, al tumbarme en la camilla mi pene quedó entre mis piernas por lo que la masajista lo rozaba cada vez que subía las manos entre mis muslos.

Después del fracaso que había tenido con las dos mujeres en la sauna lo último que se me ocurrió era darle intención a las manos de la profesional.

La chica apenas me hablaba, aunque me habría dado igual, yo no estaba pendiente de nada excepto a la paz que sentía.

La espalda estaba totalmente bañada con el aceite aromático, cuando me dio un golpecito en el culo diciéndome que me diera la vuelta, sin el menor entusiasmo me giré, esperé con los ojos cerrados, la tenue luz me facilitaba estar como en una nube.

Solo reaccioné cuando me dijo…

--- Que haces aquí?

Abrí los ojos y me fijé en la chica, primero me extrañó la voz, le recordaba de algo, aunque no sabía de qué, pero cuando le pude ver la cara iluminada me quedé asombrado.

--- Y tú, que haces aquí también?

--- Yo trabajo aquí.

--- Pero no estás estudiando?

--- Claro, pero no tengo más remedio que trabajar para costearme la universidad, mi familia no tiene dinero, nadie sabe que trabajo aquí.

--- Bueno no me parece mal, pero no me lo esperaba.

--- Yo tampoco y la verdad me alegro que hayas venido.

--- Yo también me alegro de verte y tengo que felicitarte, tienes unas manos divinas, me estás dejando como nuevo.

--- Gracias, pero aún no he terminado, espero que cuando lo haga aún me valores más.

Me relajé todavía más, ahora estaba convencido que estaba en buenas manos.

La chica se puso sobre mi cabeza y me buscó en mis hombros y en el cuello donde más me dolía, ahora que nos conocíamos yo le iba indicando donde me dolía más y ella me iba suavizando los músculos, después del cuello, actuó sobre mi pecho, las costillas me dolían igual aunque no me había dado cuenta hasta ahora, cuando pasaba su cuerpo sobre mí me ocultaba la luz y a través de su blusa blanca adivinaba la ropa interior que llevaba.

Con los enérgicos movimientos de sus brazos, sus tetas oscilaban sobre mi cara, cuando llegó sobre mi estomago la blusa se le subió tanto que por debajo le vi en directo el sujetador blanco que apenas podía contener a las tetas que escapaban por debajo dejando salir dos dedos de piel.

Ella se empleaba a fondo, pero mi polla por su cuenta empezó a levantar la toalla, no me percaté hasta que me dijo…

--- Vaya ahora me convenzo que te alegras de verme.

--- Lo siento mucho, no me había dado cuanta, que vergüenza…

--- Si ya veo, pues tu polla no dice lo mismo.

Mientras decía esto se había puesto a mi lado y mientras una mano la pasaba entre mis muslos la otra me aceitaba el vientre, las manos hábilmente pasaban rápidamente al lado de mi polla pero en el último segundo la esquivaban.

Esto me producía una desazón que aún me ponía más dura la polla, ella cada vez más cerca rozaba mis huevos, separó mis tobillos, ahora ya no había razón de ser de la toalla por lo que me la quitó sin darle importancia, la polla estaba como el asta de una bandera, la chica con las manos aceitadas la apartaba suavemente para masajear mis ingle, cada vez que rozaba mi polla se quedaba temblando, poco a poco se fue centrando sobre la zona, hasta que con una mano desde debajo cogió los dos huevos a la vez y los levantó apretando suavemente.

Con la otra me cogió del tronco y fue hacia la punta donde cerrando los dedos sobre ella la cubrió con la piel, después a la inversa descubrió el glande hasta abajo dejando todas las venas hinchadas.

Mi mano caída a mi lado rozaba a cada movimiento el cinturón con los frascos de aceite que llevaba colgado, cuando se adelantó sobre mí y rocé su pantalón note en el reverso de mi mano el calor de su piel.

Sin proponérmelo acerqué mi mano a su muslo y luego a su culo, a través del leve pantalón noté el camal de la braguita, cuando con un dedo pasé bajo la goma la chica se soltó el cinturón del aceite y se bajó el pantalón hasta el suelo.

Sus manos ya no masajeaban mis músculos, estaban acariciándome la polla descaradamente, yo ya tenía mi mano bajo sus braguitas pasando de una nalga a la otra, no me pareció suficiente y subí la mano bajo su blusa, ella se dio la vuelta lo necesario para que yo llegara al cierre del sujetador, al soltarlo con dos dedos, bajo la blusa se acusó la libertad que habían recuperado sus tetas.

Solo soltó mi polla el tiempo necesario para quitarse la blusa por encima de la cabeza, el sujetador sin tensión cayó al suelo.

Con las manos me acaricié el vientre y las impregné de aceite, las pasé por sus tetas, brillaban casi tanto como mi glande.

Ella se inclinó sobre mí y pasó sus tetas sobre mi polla, la abrazaba entre ellas y con la suavidad del aceite solo notaba la poca aspereza de sus pezones.

Aunque estaban tibios noté mucha diferencia cuando desde sus tetas mi polla fue a entrar en su boca, la humedad, la presión de su lengua y el efecto de aspiración hicieron que levantara las caderas para que me la chupara más profundo.

Una de mis manos buscó entre sus muslos, los separó lo suficiente para facilitar que siguiera buscado hasta que encontré los labios de su sexo, estaba lo bastante húmedo para que mis dedos aceitados los recorrieran en toda su longitud.

La chica mantuvo las piernas separadas mientras me apretaba la polla desde abajo y la mantenía dentro de su boca, le acariciaba el clítoris lenta pero intensamente, de vez en cuando volvía a mojarla con aceite y seguía con entusiasmo, cuando me separó los tobillos y subió a la camilla entre ellos, se llenó la mano de aceite, lo fue vertiendo sobre mí, rebosaba por todo mi cuerpo cuando se agacho y fue resbalando sobre mis piernas lentamente, noté como sus tetas rozaban mis muslos y pasaban abrazando mi polla que se dobló sobre mi vientre al pasar cuando se posaron sobre mi pecho sus labios rozaron los míos para después buscar mi oreja, me estuvo mordisqueando el lóbulo, mi polla aguantaba el peso de su pelvis que se escurría por el aceite, con mis piernas encogidas la retenía sobre mí, mis manos apretaban las dos tetas que presionaban sobre mis costados.

La chica estuvo lamiendo en mi cuello hasta que siguió subiendo sobre mi hasta ofrecer a mis labios uno de sus pezones, lo agradecí absorbiéndolo hasta que llene mi boca, después cambió por su gemelo y le di el mismo trato, se los dejé rojos y mojados, ella suspiraba mientras con los ojos cerrados.

Cuando se dejó resbalar hacia abajo mi polla la estaba esperando, entre sus piernas se deslizó hasta encontrar los labios menores abiertos, el aceite y sus jugos hicieron el resto, cuando el glande fue entrando dentro de ella me abrazó y reptando hacia abajo se introdujo toda mi polla, acercó su boca a mi oído y me dijo despacio…

--- Ahhh! Cuanto tiempo esperando tenerte dentro, no sabes lo que lo he deseado.

--- Me encanta estar contigo, tienes un cuerpo ideal, pero si solo nos hemos visto dos veces…

--- Pero fueron especiales para mí, me pusieron muy caliente.

--- Ahora que recuerdo hacías mucho ruido, no parecías pasártelo mal del todo.

--- No sabes lo equivocado que estás, cuando me viste con aquel chico, estuvimos follando en mi habitación, aunque mejor sería decir que estuvo follando él solo, se corrió a los tres minutos, luego se vistió y se fue. Yo me quede abierta de piernas con el coño chorreando y oyendo como Asun y tu estabais follando toda la noche, envidiaba oír a Asun jadear y suspirar con tu polla dentro, sobre todo conociéndola tan discreta, yo estuve saltando en mi cama para que lo oyerais mientras estaba con la oreja pegada al tabique, desde entonces siembre he soñado tenerte dentro.

--- Nunca lo hubiese pensado, siempre te he visto acompañada, pareces una chica con mucho éxito.

--- No creas, nunca he tenido suerte con los chicos, ligo con facilidad, pero luego no me duran nada.

--- Sabes una cosa? Me gustó cuando te abriste la ropa en el pasillo de tu casa, me impresionó tu simpatía.

--- Gracias, pero ahora estamos aquí. Ah por cierto mi nombre es Pilar, lo de África es para el trabajo.

--- Encantado de conocerte Pilar, pero sabes que Asun es muy importante para mí, espero que lo que estamos haciendo hoy no salga de aquí.

--- Tranquilo Juan, para mí es suficiente con haberte tenido una vez, no saldrá de aquí como dices.

Diciendo esto se sentó sobre mí, se apoyó en sus tobillos y fue sentándose y levantándose haciendo que viera entre sus piernas como mi polla aparecía y desaparecía en su bien recortado pubis.

Apresé sus tetas con mis manos, con mis dedos apretaba sus pezones salidos para qué no se me escaparan, su vientre liso se dejaba caer y recibir mi polla dura como un palo.

Me pidió que le gustaría ponerse de rodillas y que la penetrara por detrás, lo hice encantado, le cogí de la cadera y cuando separó las piernas me fui acercando hasta que mi polla se hundió hasta el fondo, ella bajó la cabeza hasta la camilla y con unos gemidos estuvo aguantando el primer orgasmo, sus manos crispadas apretaba la sabana hasta que se fue recuperando, se volvió y me beso en los labios agradeciéndomelo, después se tendió y abriendo sus rodillas me invitó a que me tumbara sobre ella, sus manos me recibieron y cogieron mi polla y mis huevos y los guiaron hasta su coño, cuando se aseguro que estaba en la entrada me rodeó la cintura con sus piernas y me atrajo hacia ella, simplemente entré hasta notar mis huevos pegados a sus nalgas.

Al notarme dentro de ella me abrazó estrechándome, un estremecimiento me indicó que iba a llegarle su segundo orgasmo, me sorprendió tan pronto, pero lo comprendí cuando vi las lágrimas que le brotaban de los ojos mientras se sacudía con los espasmos, me di cuenta de la necesidad de cariño que tenía, quizá fue por eso que me corrí emocionado, me vacié cuando me dijo que lo hiciera dentro de ella.

Cuando nos repusimos me acompañó a una ducha y nos duchamos los dos juntos, nos despedimos lamiéndole las tetas y ella comiéndome la polla, después nos abrazamos, le deseé que encontrara a un chico que la quisiera, después le prometí que volvería si tenía otra congestión muscular.

Cuando volvía a casa vi luz en casa de Emi, me asome por la verja, en la casa se veía todavía a la señora de la limpieza, en la otra esquina mi amiga estaba colocando los detalles en la mesa del salón, quizá por intuición se volvió hacia mí, vino corriendo a la puerta del jardín, estaba impaciente por saber cómo me había ido.

--- Hola Juan, cómo estás? Te veo mucho mejor que esta mañana.

--- La verdad es que estoy nuevo, ha sido una idea estupenda lo del Spa, no lo hubiera creído.

---Que tal te han tratado?

--- Estupendamente, gracias por haber llamado, me he sentido mucho más protegido al saber que tú velabas por mí.

--- Es lo menos que podía hacer, que es lo que más te ha gustado?

--- Pues todo me ha encantado, la piscina era ideal cada chorro de agua me revitalizaba por momentos, lo peor fue la sauna.

--- Por qué? Si en un momento te quedas nuevo?

---Es que me ocurrió un caso chocante, pagué la novatada y quedé como un tonto.

Le conté la escena de la sauna, se estuvo riendo imaginando la situación, aún estaba riendo cuando siguió…

--- Y el masaje que te pareció?

--- Ah! El masaje lo mejor de todo, la masajista era una maravilla, me dejó como en una nube – lógicamente no le conté el final del masaje - es una gran profesional?

--- Quien te atendió?

--- Pues… una chica rubia, creo que se llamaba… un nombre raro, ah! Si África me parece.

--- Si la conozco, es una masajista estupenda y además muy guapa.

--- Pues en eso no me fijé – le mentí – estaba tan mal que solo me interesaba mi cuello.

--- Me alegro que te haya sentado tan bien la cura.

--- Si, le he dicho a la chica que si vuelvo a estar tan mal, volvería.

--- Desde luego, ya sabes la solución, espero que vuelvas pero para otra cosa.

--- Bueno gracias por todo Emi, te dejo con tu trabajo, ya hablaremos con más calma.

--- Adiós Juan, hasta pronto.

Me lanzó un beso al aire. Cuando entré en la casa estaba contento, busqué a mis primas, pero no se oía a nadie, como estaba hambriento entré en la cocina, encontré un plato grande de macarrones en el frigo, no dejé nada en el plato, y aún estuve picando todo lo que encontré, luego me fui a mi habitación.

Los días siguiente siguieron igual, yo me dosificaba más los tiempos de estudio para no recaer en el dolor muscular, por fin llegó el examen temido, la universidad estaba repleta de estudiantes como yo, todos con el miedo en la cara, el primer susto lo pasé en la asignatura dudosa, cuando salí me pareció que había sido más fácil que lo esperado, lo cierto es que había estudiando mucho, las otras ya fueron más fáciles.

En una clase coincidí con Asun, como siempre estaba sentada delante de mí, me sonrió al verme, cuando terminamos comentamos la prueba, también le había parecido que la había superado con nota, como siempre, me pareció más bonita que otras veces, se me ocurrió que me apetecía mucho pasar la tarde con ella, cuando se lo dije me contestó…

--- A mí también Juan, pero hoy es imposible, he quedado con mi madre en su casa, ha insistido mucho que fuera, sospecho que tiene alguna sorpresa para mí.

--- Me parece muy bien, creo que podré esperar, cuando puedas quedaremos, te he extrañado mucho.

--- Yo también, han sido unos días muy duros, siempre estudiando y sin verte.

Cuando llegué a casa estaba muy contento, aunque me había fallado la cita con Asun estaba impaciente en contarles a mi familia mis impresiones del los exámenes.

En cara reinaba la alegría, parecía que no era el único que había tenido buenas notas, aunque no sabíamos las notas definitivas las impresiones era buenas.

Mis primas le contaban a sus padres lo que habían hecho en las pruebas, al verme entrar se volvieron hacia mí y me volvieron a contar todo, mi tío me pasó el brazo por el hombro y separándome del grupo me preguntó cómo me había ido, se lo conté y me estrecho contra él, estaba satisfecho conmigo.

Cuando cenamos todo eran risas y bromas, el ambiente se había relajado después de tanta tensión acumulada, mi tía nos miraba y se sentía feliz.

Cuando terminamos las chicas subieron a sus habitaciones, yo me quedé a instancias de mi tío, quiso animarme a seguir aplicado para poder coger pronto las riendas del negocio familiar.

Cuando ya me fui a mi habitación oí risas en la habitación de mi prima Katherine Riveros, me asomé después de tocar con los nudillos, encontré a Katherine Riveros acostada y tapada hasta el cuello, sentada a su lado estaba Cielo Riveros.

--- Hola que hacéis?, estas enferma?

--- Ah, pues no, precisamente.

--- Como te veo toda tapada…

--- Vale, nos has pillado, ya se ha roto el misterio.

Mi prima menor, fue bajando lentamente la sabana, estaba vestida, llevaba una camiseta de algodón pero cuando siguió bajando la sabana descubrió que desde la cintura hacia abajo no llevaba nada, me fijé y vi que su pubis estaba a medio depilar, Cielo Riveros nos miraba expectante, al final rompieron a reír las dos.

Cielo Riveros me explicó que me querían dar una sorpresa, al mismo tiempo abrió sus piernas, bajo su falda corta vi su pubis también totalmente depilado.

Me invitaron ya que las había pillado a que les ayudara, me presté gustoso, Katherine Riveros se quitó la sabana de encima abrió las piernas totalmente, se puso la lamparita de la mesita cerca alumbrando su coño y Cielo Riveros sacó de debajo de la cama la cera que estaban usando, en un momento le aplicó las tiras sobre la piel y me dijo que estirara yo.

Me daba miedo, no quería hacerle daño, ya había sufrido en mis carnes una vez la depilación a la cera pero de un tirón le arranqué la tira y se quedó libre de vello.

Se rieron de mí ante tanto recelo, pero en un momento la dejamos perfecta, tenía un coño perfecto.

Cuando se levantó de la cama señaló su sitio y me dijo que me tumbara yo, me quedé frío, di un paso atrás, pero entre las dos me cogieron y me tumbaron, los pantalones salieron a la vez que los zapatos y el bóxer salió tras ellos, yo me revolvía intentando evitar lo que se avecinaba, al fin las hermanas se apiadaron de mí y me dijeron que me afeitarían primero y después pasarían la depiladora eléctrica.

Lo considere un mal menor, me acomodé con una chica a cada lado de la cama, pero cuando Katherine Riveros cogió unas tijeras y vino hacia mí, dudé por mi futuro.

Cielo Riveros me dijo que me recortaría primero hasta dejar el vello lo más corto y después vendría la maquinita.

Yo no quería mirar, pero entre las dos se arreglaban bien, Cielo Riveros me cogía la polla fláccida y la apartaba de la tijera, lo cierto es que era muy efectiva, ya confiado veía como la ponía a un lado o al otro, cuando ya estaba bastante recortado el aspecto de mi polla había mejorado mucho, ya no caía desmayada, ofrecía cierta resistencia a la mano de Cielo Riveros, ella la trataba con suavidad pero con energía que no hacía más que acrecentar su dureza.

Como tenía las manos libres me vengaba pasándolas entre los muslos de Katherine Riveros separando sus labios suaves y recorriendo todo su recorrido, ella aunque pendiente de lo que estaba haciendo me facilitaba mis movimientos con su postura, las tetas de Cielo Riveros tampoco escapaba a mis caricias, ya con los pezones duros fue cuando más energía ponía.

Con la eléctrica me dejaron como un bebe, pero no se conformaron con esto, después fue Cielo Riveros la que cogió las tijeras y Katherine Riveros apretando mis huevos fue esquivando la tijera primero y la maquinilla después, no por eso bajaba la erección que ya soportaba, las chicas no parecían darse cuenta de la dureza de mi miembro, cuando me separaron las nalgas ya me vi perdido, porque la cera no me perdonó, pero ya era tarde, un grito se me escapó sin querer, pero ya estaban aplicando una crema para suavizar a mis nalgas calvas.

Como venganza, me lancé a coger la camiseta de Katherine Riveros y quitársela por la cabeza de un tirón, ella se escurrió y saliéndose de ella se quedó desnuda frente a mí, Cielo Riveros saltó sobre mí, levantó su falda ancha y se sentó sobre mi cara, me dejó inmovilizado, Katherine Riveros me cogió de los tobillos y los levantó lo más que pudo, me arqueó hacia arriba hasta que Cielo Riveros me los cogió, los separó y quedó su cara entre mis rodillas.

Cuando Katherine Riveros se pegó a mis nalgas, lamiendo mis huevos expuestos a su alcance, Cielo Riveros abrió la boca para recibir a mi polla erecta que se dirigía hacia ella.

Cuando noté la humedad de sus labios aspirando mi glande, mis huevos se encogieron ante la aspiración que Katherine Riveros les había hecho, uno de ellos se coló en su boca, las cabeza de las dos hermanas se sincronizaron para no chocar entre ellas, cuando notaron que mi polla alcanzaba un grosor y un color sospechoso de eyacular, me soltaron y decidí “castigarlas”, las arrodillé en el suelo una al lado de la otra apoyadas sobre la cama, quedaron con sus culos expuestos hacia mí, solo tuve que separarles las piernas para meterles la polla alternativamente a cada una, cuando salía de una entraba en la otra, ellas con las manos cogidas se miraban y gemían, de vez en cuando las engañaba y las penetraba dos veces seguidas mientras le metía los dedos a la otra.

Cuando el pestillo de la puerta hizo un poco de ruido levanté la cabeza y vi como mi tía apenas se asomaba, al ver que la había visto me hizo un signo de aprobación y cerró suavemente, sus hijas no llegaron a enterarse.

No había pasado ni diez minutos cuando los tres levantamos las cabezas escuchando atentos, de la habitación de sus padres salían un rumos de gemidos y suspiros que fue creciendo hasta oír a su madre como le gritaba a su marido.

--- Méteme toda la polla Antonio, más todavía, o mejor méteme a Carlitos, -el consolador gigante- o los dos a la vez.

Nos viramos y seguimos con lo nuestro, Katherine Riveros fue la primera en recibir su orgasmo, me mantuve dentro de ella mientras lo gozaba, mi polla notaba dentro de ella como vibraba su vagina, mientras con dos dedos dentro de Cielo Riveros la mantenía en la máxima tensión, me dio el tiempo justo de que cuando Katherine Riveros caía sobre la sabana, se la metía a Cielo Riveros que ya me apremiaba, en solo unas pocas penetraciones, se aferró a la sabana y aguantó como pudo las fuertes sacudidas, me dijo que no me saliera de ella, no lo hice hasta que descargué dentro de ella varios chorros de leche, su hermana los recogió con la mano cuando empezaron a salir lentamente al sacar mi polla.

Aún se oían los gritos de mi tía en su habitación cuando salí de la de Katherine Riveros hacia la mía, por curiosidad me asomé en la de mis tíos al ver una rendija de luz, la había dejado así Ana para que me asomara, estaba sentada sobre su marido, de espalda a él y de cara a la puerta, con las piernas abiertas, frente a mí mostrándome el pollón de Antonio clavado en su culo y el consolador en su coño, me lanzó un beso al aire y se mordió el labio.

Cuando llegué a mi habitación me duché, estuve a punto de hacerme una paja a la salud de mi tía Ana.

Aun pasaron varios días hasta que nos avisaron de que ya habían salido las listas oficiales con las notas de los exámenes, fui rápidamente aunque tenía bastantes esperanzas de haber aprobado, nos agolpábamos ante las listas, cuando pude llegar a ellas busqué mi apellido, estaba muy nervioso, las manos me sudaban pero por fin, había aprobado con nota, me tiraron de la camisa, me volví y dos filas detrás vi a Asun que me preguntaba, busqué nuevamente su apellido y efectivamente había conseguido la máxima nota, cuando se lo dije al salir de la melé que se había organizando se me colgó de cuello besándome de alegría, me acompañó hasta la otra clase, era la que más me preocupaba, ella se adelantó y empezó a buscar, un grito de alegría me informó de que había pasado la prueba, lo que no me había dicho que con un notable alto, esta vez fui yo quien le abrazo dándole un beso en la boca que hizo volverse a varios jóvenes que nos silbaron de admiración.

Salimos hacia la cafetería, a lo lejos vimos a Marta la madre de Asun, ella corrió a su encuentro y le informó de sus notas y de las mías, se alegró mucho y me dio dos besos en la mejilla, les invité a un aperitivo y mientras bebíamos una cerveza Asun me contó que estaba pasando una temporada en casa de su madre, ésta nos miraba mientras hablábamos sin parar, en un silencio, nos interrumpió y nos dijo…

--- Chicos un momento, os veo con ganas de hablar, que os parece si seguimos esta conversación en casa? Juan quieres venir a cenar esta noche?

--- Pues… encantado, me gustaría mucho.

--- No se hable más, esta tarde te pasas por casa, ahora Asun tenemos que irnos, hasta luego Juan.

Cuando por la tarde llegué a casa de Marta iba bastante arreglado, aunque era la cena en casa tenía la esperanza de poder salir con Asun más tarde, incluso de que fuéramos a su piso de estudiante, tenía muchas ganas de estar con ella y follar, por eso llevaba en un bolsillo la crema que me había regalado Emi, claro.

Cuando se abrió la puerta de casa de Marta quede alucinado, Asun estaba muy guapa, estaba sutilmente maquillada cosa que no había visto nunca, además vestía una falda ancha y una camisa blanca, totalmente inusual en ella siempre con suéteres y pantalones, un carraspeo me sacó de mi sorpresa, a su lado estaba Marta su madre, la cara que hice debió ser un poema pues Asun me dijo…

--- Juan, estas bien? Te has quedado pasmado.

--- Ejem, perdonad, pero me he quedado extasiado, tú estás bellísima, pero tu madre parece tu… hermana.

Las dos se echaron a reír, me besaron y me hicieron entrar, Marta llevaba una falda estrecha y una blusa holgada de colores con un escote bastante generoso. Después de un rato en el salón acordaron que podríamos cenar, lógicamente me ofrecí a ayudar a poner la mesa, cuando pusimos el mantel, me di cuenta de que la camisa de Asun estaba desabrochada justo donde comenzaba el canalillo de sus juveniles tetas, le lanceé un beso al aire, ella sonrió pícara.

Su madre estaba atareada en la cocina, en un momento nos cruzamos Asun yo, ella salía de la cocina con un montón de cubiertos y yo entré, su madre estaba agachada frente al horno, pasé por detrás de ella y cogiéndola de las caderas me apreté contra su culo, ella se encogió y me dijo al levantarse…

--- Estas loco?, nos va a ver Asun.

--- Marta estás buenísima, tienes un cuerpo divino.

Cuando le decía esto, ella se echo hacia atrás y puso la cabeza en mi hombro, le besé en el cuello, se estremeció de nuevo.

--- Por favor Juan, contente, no seas malo conmigo.

Cuando dejé de oír los cubiertos salí con las copas, nos cruzamos y le dejé pasar poniéndole morritos.

Cuando nos sentamos a la mesa tenía una belleza a cada lado, la cena estaba buenísima Marta guisaba muy bien.

El pescado que guisó al horno fue visto y no visto, regado por un buen vino blanco y una buena conversación no tardamos en levantarnos pesadamente de la mesa, el café lo sirvieron en una mesita auxiliar entre los sofás.

Saboreando el café me contaron que Marta había contratado un viaje por toda América del Sur además de México, por supuesto había contado con que Asun le acompañaría, ésta estaba muy ilusionada, recorrerían los países más bonitos y verían los lugares más interesantes, la hija por internet ya tenía un recorrido programado, en seguida sacó una tableta, se sentaron a mi lado y me estuvieron enseñando las rutas que habían previsto, me daba envidia de ver tanta maravilla.

Las dos mujeres inclinadas sobre la tableta apoyada en mis piernas juntaban casi sus cabezas sobre mí, yo aspiraba el aroma de cada una, Marta olía a violetas y Asun un suave perfume a lavanda, me encantaba tenerlas a mi lado, con los brazos las sujetaba por los hombros, al ver el escote caído de Marta mi polla no tardó en reaccionar, sus tetas maduras sobresalían de las copas del sujetador negro que llevaba puesto, una puntilla de encaje enmarcaba los dos globos, mientras a mi derecha los botones abiertos de la camisa de Asun dejaban ver los pechos juveniles que si bien no tan abundantes como los de su madre, en la postura que estaba colgaban dentro del sujetador blanco.

Mis manos paseaban por las espaldas de las dos mujeres, al rozar los cierres de los sujetadores me entretenía pasar los dedos bajo de ellos, la tibieza de sus cuerpos me enervaba.

Les pregunté si ya habían comprado toda la ropa que necesitarían, ya que estarían en todos los climas desde las playas del Caribe hasta los glaciares de Chile, ellas me dijeron que no, habían decidido ir comprándola según llegaban a los lugares, pero Asun dijo…

--- Lo que sí hemos comprado es la ropa interior, no sabemos donde la podremos encontrar allí y mi madre es muy caprichos con la lencería…

--- No será tanto, aunque tiene mucho gusto –dije yo-

Marta vio el cielo abierto, se levantó enseguida y dijo…

--- Reconozco que me gusta la lencería bonita, quieres ver lo que me he comprado?

Asun se quedó un poco sorprendida, pero al verme a mí ilusionado animó a su madre a que nos la enseñara.

Quizá el motivo era la influencia del vino blanco que la empujaba, pero cuando su madre volvió con varias cajas, quitó la tableta de encima de mis piernas, entonces vio claramente el bulto que tenía bajo los pantalones, pero solo me apretó la polla y no dijo nada.

Estaba nerviosa por enseñarme las prendas de su madre, hizo sitio en la mesita y fue abriendo las cajas, casi no dejaba hacerlo a su madre, yo solo hacía señas de admiración, su madre sacaba los sujetadores y bragas y se las presentaba sobre su ropa, yo alababa la belleza de las prendas, las había de todas clases, de encaje, de tul, de seda, con las copas más o menos altas y de todos los colores, yo le dije…

--- Me encantan, pero esto será para las dos, no?

--- No, son solo las de mi madre, yo solo tengo unas tres o cuatro.

--- Bueno, como sois iguales os las podréis cambiar, parecéis hermanas.

Marta se sintió alagada, mientras Asun decía…

--- No creo, mi madre tiene mucho más pecho que yo.

--- Imposible, si tiene unas tetas de adolescente -exageré yo-

--- De verdad crees que sí?, yo creo que las tengo muy feas.

Pero Marta ya estaba abriéndose la blusa, se la sacó de la falda y se quedó con el sujetador…

--- Feas? Quien dice eso, creo que son perfectas.

--- Ves? Mi madre tiene mucho más que yo.

--- No lo creas, solo es por el modelo del sujetador, a ti te sentaría igual que a ella.

Marta se había soltado el cierre de su prenda, los tirantes caían por sus hombros, mientras ella se sujetaba las copas para que no le cayera de las tetas.

--- Toma, pruébatelo tú, creo que Juan tiene razón, él entiende mucho.

Asun primero dudó, pero al ver a su madre sujetándose las tetas con sus manos, se animó y levantándose decidida se termino de desabrochar los botones de la camisa que quedaban, de dos estirones se sacó la camisa de la falda, un sujetador blanco, bastante más discreto que el de su madre sostenían sus pechos más pequeños.

--- Te das cuenta? A mí me vendría grande.

Mientras lo decía se iba soltando los corchetes traseros, las copas quedaron sujetas por sus manos, cuando su madre alargó la prenda ella soltó dejando caer el suyo, las dos tetas quedaron a la vista, los pezones apuntaban hacia delante.

Su madre, también había soltado sus tetas con la excusa de abrocharle por la espalda, en un momento dado estaban una al lado de la otra con las tetas paralelas.

Mi polla estaba presionada en mi pantalón, no dejaba de cambiar de posición para procurar dirigirla camal abajo, pero no lo conseguía, la suerte vino en mi ayuda, o eso creí.

--- Tenía yo razón, ves cómo me sobra por todos lados?

--- Espera un momento solo te falta un reajuste.

Me levanté como un resorte, solté el sujetador otra vez y se lo quité, al estar junto a la chica tenía al otro lado a la madre, las dos con el par de tetas a unos centímetros de mis manos, mis manos temblaban tratando de estirar los tirantes y acortarlos, las hebillas parecían pegadas, se me soltó de golpe y mi mano fue a parar a la teta derecha de Marta, ella sin inmutarse dijo…

--- Deja que te ayude, sujeta de este lado.

Cogió por un lado el tirante mientras yo estiraba de la hebilla, para hacer más fuerza se apoyó las manos sobre las tetas arrastrando a las mías, Asun pegada a nosotros, miraba los esfuerzos que hacíamos los dos, quería colaborar en la tarea y se apretaba contra mi brazo, sentía la dureza del pezón presionando mi piel, yo entre las dos procuraba cruzar las piernas pues mi polla descendía por el camal después de escaparse del bóxer, tenía pegado a ella el muslo de Marta, rozaba constantemente con cada movimiento, las manos se confundían mezcladas con las tetas cuando se soltó la hebilla, el tirante se deslizó y yo me separé de las dos mujeres, por delante le rodee el cuerpo a Asun abrazándola para abrochar el cierre por detrás, sus tetas se pegaron a mí, duras como estaban, su madre se pegó a su espalda buscando mis manos con sus pezones, mientras ella me quitaba el cierre de las manos, hacía como si le costara abrocharle a su hija la prenda yo le apretaba las tetas desde abajo y se las subía hasta sacarle los duros pezones, el breve momento fue más que excitante, Asun pegada a mi tenía el bulto de mi polla entre los pliegues de su falda, yo notaba sus muslos juntándose tibios, ella se apretaba contra mí y yo creía que este momento no debía terminar nunca.

Cuando su madre decidió dejarle abrochada la prenda me dijo…

--- A ver Juan como lo ajustas

Desde delante le fui subiendo los tirantes, las tetas se juntaban elevándose haciéndole un canalillo de lo más excitante yo le metía la mano en las copas recogiendo toda la teta estirando de los pezones, se notaban desesperados, brillantes rodeados de la areola hinchada.

--- Te convences? Todo se puede arreglar, mira.

Le cogí directamente una teta a su madre y la sopesé y a ella otra y las comparé, no eran gemelas pero eran preciosas las dos y ellas seguían mi juego.

Asun con las mejillas enrojecidas de rubor, ya no puedo seguir más la farsa, y cogiendo mi polla le dijo a su madre…

--- Mira mamá, Juan da muchos consejos, pero mira él como está, duro como un palo.

--- A ver? De verdad está duro?, si que lo parece, vamos a verlo.

Entre las dos me dejaron caer en el sofá, tuve que soltar las dos tetas para caer sobre el asiento, ellas me levantaron los pies y me quitaron los zapatos, el cinturón se abrió y cada una de un lado me bajaron los pantalones y el bóxer a la vez, la polla salto hacia el techo, mis manos pasaron bajo la falda ancha de Asun, entre sus muslos subieron hasta donde sus bragas me impidieron seguir, su madre se soltó la falda estrecha que cayó al suelo, unas braguitas escuetas a juego con el sujetador que llevaba le marcaban el final de sus muslos, sobre el pubis se oscurecía un tapiz de vello rizado, se las quitó en un solo movimiento.

Se agachó sobre mí para acercar sus pechos a mi boca, mientras los apresaba con mis labios su hija se soltaba la falda y se bajaba por las piernas las braguitas blancas, llevaba unas ingles perfiladas que enmarcaban los labios tiernos de su sexo joven.

Mientras su madre dejaba que lamiera sus tetas cambiando a mi voluntad, ella se colocó entre mis piernas buscando mi polla que tenía pegada al ombligo, la atrajo hacia su boca y con sus labios descubrió mi glande, fue introduciéndola hasta que toco a su campanilla, la presionaba contra el paladar evitando rozarla con los dientes.

Cuando las saliva caía por la redondez de las tetas de Marta se subió al asiento del sofá, puso una pierna a cada lado y abriendo los labios del coño los acerco a mi boca, yo recostado con una mano acompañaba la cabeza de Asun en sus movimientos descendientes y con la otra metía dos dedos en la vagina de Marta.

--- Hija, que maravilla, que comida de coño me está haciendo, como esta su polla?

--- Mmm, muy rica mamá, cuando quiera cambiamos, estoy deseando que me coma a mi también, hace mucho que no me lo hace.

--- Espera un momento, me voy a correr dentro de nada, estoy al límite, no dejes que se corra él.

Mi lengua recorría todos los pliegues del coño de Marta, ella iba contorneándose buscando el máximo placer, cuando una serie de contracciones recorrieron su espalda sus manos apretaron mi cabeza contra su coño, casi no podía respirar cuando sus jugos llegaban a mi lengua me atragantaba pero seguí lamiendo, el clítoris hinchado llenaba mi boca, en pleno orgasmo subió una pierna sobre el respaldo del sofá, mi boca abarcaban todos sus labios, por debajo de sus piernas pase mi manos y apreté las nalgas contra mí, no podía huir de mi mientras se agitaba con sus convulsiones, sus gemidos se alternaban con sus suspiros.

Asun seguía con mi polla en su boca, dosificaba mi calentura, cuando me palpitaba la polla en su paladar ella frenaba sus caricias para mezclarlas con lamidas a mis huevos, miraba hacia arriba, la vista de los muslos de su madre abiertos y mi boca cubriendo sus labios desde el clítoris a su vagina le hacía chuparme la polla mas agitadamente.

Marta se dobló sobre si misma cuando el orgasmo bajo de intensidad, Asun se recostó sobre el brazo del sofá, yo me tumbe y metiendo la cabeza entre las piernas encogidas alcance sus sexo, la chica separo con sus dedos los labios dejando al descubierto el clítoris, ya hinchado, me lance sobre él lo aspiré y se coló entre mis labios, lo sujete con los dientes suavemente y mi lengua le fue descubriendo la pie que lo escondía, notaba como temblaba en la punta de mi lengua, ella se pellizcaba las tetas estirando de los pezones.

Marta me había cogido la polla entre mis piernas, con una los huevos y la otra iba subiendo y bajando a lo largo del tronco, estaba dura y las venas hinchadas llenaban las manos de la madre, se incorporó sobre mi espalda, note como sus tetas subían desde mi culo por mi espalda, me dijo al oído…

--- Juan, métesela ya a mi hija, lo está deseando, yo esperaré.

Asentí con la cabeza y besando el vientre de Asun fui subiendo por su estomago hasta sus tetas, me tuve que entretener en ellas, sus pezones me esperaban impacientes, las lamí hasta que aumentaron dos veces su tamaño, cuando mi boca llegó a la suya Marta me cogió la polla y la oriento hacia los labios de Asun, ésta abrió más sus rodillas y su madre apuntó el glande en su vagina, luego se apoyo en mi culo y se dejó caer obligándome a metérsela hasta dentro a Asun, cuando me acarició los huevos tirando de ellos me dio a entender que bombeara dentro del coño de la chica, lo hice mientras ella me acompañaba apretando las bolas suavemente.

La abstinencia que acumulaba Asun se hizo de notar, cuando cerró sus piernas sobre mí, me abrazó y levantó lo que pudo su pelvis para llegar más a mí, su madre siguió empujándome el culo obligando a seguir follando a su hija, no dejó de hacerlo hasta que Asun boqueaba por falta de aire en sus pulmones, después se acerco a su hija y viendo el sudor que corría por su tetas le besó en la frente, luego se volvió hacia mí y me beso en los labios.

Me incorporé, apenas pude descansar, en el otro lado del sofá me esperaba Marta de rodillas en el asiento y la cabeza en el brazo, las piernas abiertas y acariciándose el clítoris por debajo de las piernas.

Como un robot me acerqué a ella por detrás, cuando le cogí de las caderas la mano de Asun pasó bajo mis piernas y cogiéndome la polla la sostuvo horizontal, hacia el coño de su madre, apenas tuvo que corregir la trayectoria, el glande resbaló por su mojado coño hasta entrar en su agujero mojado, solo dijo…

--- Mmm, hija, cuánto tiempo sin tener una polla dentro.

--- Ahora tienes la mejor mamá, disfrútala.

--- Si hija, me llena, es gordísima y está dura como a mí me gusta.

Empecé a meter y sacar la polla, primero lentamente, fui acelerando hasta que llegaba casi a sacarla para clavarla hasta dentro, Marta me estaba esperado cuando yo iba hacia ella, solo se oía como gemía, pero me dijo…

--- Sigue Juan, no pares métela hasta dentro, me voy a correr otra vez.

Detrás de mí oí a Asun que me animaba en mi oído…

--- Juan por favor córrete dentro de mi madre, quiero que sienta tu leche quemando dentro de su coño.

Me cogió los huevos y me los sostenía acompañando a la polla hasta que Marta estalló en un orgasmo violento que casi le hizo caer, se apoyó en el asiento con la cabeza pegada y el culo alto, me levante y en cuclillas desde arriba se la fui clavando hasta que una corriente me llegó desde la espalda hasta los huevos, estos parecieron reventar y por el glande pasó una serie de chorros de semen que llenaron la vagina de Marta, su hija estuvo esperando entre mis piernas hasta que me salí y un reguero de leche salió lentamente de su madre.

Me senté agotado pero contento, la crema de Emi había funcionado otra vez, al momento la madre por un lado y la hija por el otro se pegaron las dos a mí, poyaron sus cabezas en mi hombro, deje mis manos en sus muslos, ellas apretaron mis manos con las suyas y suspiraron satisfechas.

Ya era muy tarde cuando salí de casa de Marta, no lamenté el no haber salido con Asun después de cenar, la velada había sido mucho más completa, estaba contento, eran dos mujeres estupendas.

Cuando me tumbé en la cama estuve un buen rato despierto, estaba contento de cómo me trataba la vida.

Estaba impaciente esperando la cena que nos ofreció Emi, iba a ser memorable.
Por la mañana no madrugué nada, estaba contento y más al saber que las notas eran altas, la verdad es que no estaba muy seguro de conseguirlo, pero le esfuerzo valió la pena.

Me levanté y después de ducharme desayuné muy bien, la casa estaba sola, mis tíos en sus obligaciones y mis primas las suponían enterándose de las notas, me asomé por la ventana, vi como Emi estaba en casa y quise informarle de las notas.

Cuando llamé a su puerta tardó un poco en salir, cuando lo hizo estaba arreglada, se disponía a salir, me dijo que iba a hablar con el abogado que llevaba el tema del divorcio, me ofrecí a acompañarla, pero no quiso, pero ante mi insistencia me dejó acompañarla hasta la parada del bus.

Por el camino le fui informando de las notas, se alegró mucho y me dijo que esto habría que celebrarlo, me pregunto…

--- Voy a pensar en algo para celebrarlo, déjame pensar… ah! Te suena de algo la palabra “nuru”?

--- Pues… la verdad no, porqué?

--- No, por nada, déjame que lo piense. Bueno me voy, hasta luego Juan, gracias por acompañarme.

Nos dimos dos besos y se perdió dentro del bus.

Volví a casa aburrido, no tenía nada que hacer, así que me dediqué a ordenar mis libros, después del maratón de estudios estaba mi habitación hecha un desastre.

Cuando terminé me puse a husmear en el ordenador, eliminé los apuntes que no me servían, hasta que pensé con la palabra que me había dicho Emi, ya no me acordaba, pero hice varias combinaciones hasta que la encontré y terminé informándome más gráficamente, me quedé sorprendido aunque me encantó la idea.

Pasaron varios días hasta que Emi mi llamó al móvil, me preguntaba si podría disponer de una tarde la semana próxima, inmediatamente le dije que sí, mi agenda estaba blanca como la nieve, estuve impaciente por saber que preparaba la chica, pero me contuve, me encantaba ver la ilusión que ponía para festejarme, procuré no inmiscuirme hasta que me mandó un escueto mensaje al teléfono – Mañana por la tarde a las 6 p.m.-

Estuve nervioso todo el día, pensé en regalarle algo, pero no sabía si sería adecuado, pues era ella la que me agasajaba, además no tenía ni idea que comprarle además de las clásicas flores o algún perfume, en el último momento me decidí y le compre una rosa natural, por lo menos no iría con las manos vacías.

Aunque solo que tenía que cruzar la calle, estuve dudando un rato como vestirme, la horario no era para ir a cenar, ni de fiesta, pero tampoco a hacer deporte, al fin me decidí por ponerme ropa de sport y el agua de colonia que me había regalado mi tía y pasé a la acera de enfrente.

Eran las 6 y poco, no quería llegar tarde pero tampoco parecer impaciente, cuando me abrió la puerta Emi estaba radiante, vestía una túnica larga hasta los pies, parecía una vestal griega, hasta el pelo recogido en un moño alto la hacían más alta y más bella, tenía con sus treinta y tantos años una sensualidad serena y a la vez salvaje, sus ojos miraban a veces con una dulzura irresistible o con una llamarada de fuego.

Cuando me acerqué para saludarle me sumergí en una nube de perfume suave pero a la vez penetrante, parecía que su piel era la que olía así.

Cuando quise darle dos besos en las mejillas ella me estrecho entre sus brazos, se apretó contra mí en una postura que parecía una segunda piel, me dijo al oído…

--- Bienvenido a tu fiesta, creo que te va a gustar.

--- Si me la ofreces tú seguro que me encantará.

Me hizo pasar y cuando estuve en el salón me pidió que me pusiera un antifaz, yo accedí gustoso, no tenía ni idea que me había preparado, pero estaba seguro que se estaba poniendo interesante.

Me cogió de la mano después de asegurarse de que no veía nada, noté que entrabamos en una habitación espaciosa, no recordaba haber estado allí, aunque lo cierto es que solo conocía de la casa el salón y la alcoba de Emi.

Noté el olor a esencias orientales, que daban un ambiente de paz, Emi se puso a mi espalda y me soltó el antifaz, lo que vi me impresionó de momento, era una estancia grande, más que el salón entero, reinaba una luz tenue de unas lámparas de papel que junto al aroma daba una sensación relajante, las paredes estaban cubiertas con biombos con dibujos japoneses, en el centro un colchón de aire, en el suelo, sobre él una toalla larga en lo que debía ser la cabecera, en un lado una mesita de bambú con unas botellas de lo que parecían ser esencias o geles y en otra varias toallas más pequeñas,

En una esquina, un sillón de bambú con una percha disimilados por una cortina.

Emi me cogió de la mano, me llevó hasta el sillón y me dijo que me desnudara y me pusiera una bata que había colgada, lo hice y cuando salí ella estaba vestida igual que yo, me acompañó al cuarto de baño que estaba al lado, estaba iluminado por velas aromáticas de colores, en el centro un jacuzzi, cuando puso un pié en el agua dejó caer su bata y se quedó desnuda, alargo su mano invitándome a seguirla, la imité y cuando entraba se percató de que estaba completamente depilado, se mordió el labio inferior.

Cuando se metió en el agua la espuma de las sales cubrieron su cuerpo hasta el cuello, a mi me pasó lo mismo, pero por debajo de la superficie opaca mis manos encontraron a las suyas, me cogió de las palmas y las atrajo hacia sí poniéndolas sobre sus tetas, yo me acerque a ella resbalando por el fondo de la bañera, nuestras piernas se enredaron pero las suyas quedaron sobre las mías rodeando mi cintura, nuestras cabezas se unieron en un beso lento, apasionado buscado el máximo placer, la escena parecía ralentizada, la abracé y nuestros pechos se juntaron, yo sentía el latir de su corazón pegado al mío, la redondez de sus tetas no lo impedían, el calor del agua contribuía a que nuestra piel estuviera más sensible, las sales suavizaban el contacto físico, hasta hacerlo mágico.

Cuando intenté pasar la mano entre mis piernas camino de su sexo ella me detuvo sutilmente, comprendí que quería hacer el amor de una manera casi espiritual, cuando la abrace y la fui rodeando para que se quedara con la espalda pegada a mi pecho los hizo casi flotando en el agua, pasé mis manos bajo sus brazos y las crucé sobre su pecho, ya no buscaba simplemente acariciarle las tetas sino sentir su piel pegada a mí, ser un solo ser.

Ella apoyó su cabeza hacia atrás sobre mi cuello, mi mejilla rozó la suya y nuestras bocas se buscaron hasta rozarse en un beso que solo con el contacto de las comisuras de los labios nos hizo sentir un calambre en todo el cuerpo.

Mi polla estaba pegada detrás de su culo, aplastada contra mi vientre, pero no me pedía follar, solo palpitaba a cada roce con la chica.

Cuando Emi se levantó me pareció como una ninfa de un cuadro clásico, salió del agua y cogió un gel de la orilla y se unto con él, su piel húmeda aún por el agua, cambió a un brillo que realzó el moreno natural de su piel.

Cuando salí yo me repartió el gel a mi también y salimos hacia la habitación.

La temperatura era bastante elevada, quizá por alguna fuente de calor, pero se notaba la diferencia respecto al resto de la casa, subió a la colchoneta y me invitó a seguirle, estaba bastante hinchada de aire y el tamaño sería de dos por dos metros, me dijo que me tumbara con la cabeza sobre la almohada larga, miré a mi polla y me extrañe que con aquella visión del monumento de mujer que tenía delante estuviese tranquila.

Emi de pie junto a mi cogió un cuenco que había en una mesita de bambú y lo fue vertiendo sobre mi piel, me iba rociando con un chorro de gel abundante, me cubrió del todo, a mi lado y bajo de mí se iba formando un charco líquido, luego hizo lo mismo con su cuerpo, desde el cuello iba dejando caer el liquido que se repartía por sus pechos y resbalaba por su vientre plano hasta juntarse los dos regueros entre sus muslos, las piernas brillaban según iban recibiendo la capa resbaladiza.

Cuando se arrodilló junto a mí yo estaba expectante, me beso suavemente en los labios y me recorrió con sus manos todo el cuerpo, repartió todavía más el líquido resbaladizo hasta cubrir toda mi piel.

Se puso de rodillas a mis pies y fue subiendo sobre mí, resbalando suavemente, yo notaba cada rincón de su anatomía, sus tetas en mis rodillas, en mis muslos, rodeando mi polla, se quedó un momento oscilando sobre ella que con los huevos pegados iba aumentando de tamaño, el glande asomaba entre los dos globos cuando sus pezones siguieron arañando mi vientre, el glande desapareció entre ellos y su pubis se colocó sobre el mío, se complementaron uno con otro, lo abultado del mío contra lo acogedor del de ella, al estar depilados las pieles sentían toda la sensualidad de nuestros sexos.

Cuando por fin llegó a mi altura empezó a resbalar sobre mí, todo su cuerpo hacía que sintiera su ardor, sus piernas se enredaban con las mías, mis muslos entraban entre los suyos hasta rozar los labios de su sexo, ella abría las piernas lo suficiente para rozarse contra mi pierna, seguía cabalgando sus labios hasta que llegaba a mi rodilla, el gel permitía que el roce pusiera su clítoris en la máxima erección, cuando bajaba por mi cuerpo, mi polla resbalaba por su estomago hasta pasar entre sus tetas duras, quise colaborar activamente y con suavidad le di la vuelta, la deposité a mi lado mientras yo me subía sobre ella, hice las mismas caricias, ella abría las piernas lo suficiente para que mi polla quedara enganchada entre sus labios hasta que bruscamente se soltaba y seguía su camino ascendente, me cogí de la almohada al lado de su cabeza, con este apoyo seguí reptando sobre ella que con los brazos extendidos se dejaba hacer.

Cuando le vi sonreír, pensé que estaba a gusto, pero cuando unas manos pasaron por mis tobillos hacia arriba masajeando mis gemelos intenté volverme, Emi me hizo un gesto para que no lo hiciera.

Me relajé acostado sobre el cuerpo de Emi, no hacía mención de que le molestara mi peso, por eso mi cabeza se pegó a la suya, mientras notaba como me rozaban los muslos unas manos suaves, mis labios buscaban los de Emi, no me costó nada encontrarlos, los besé suavemente pero ellos se fueron abriendo y su lengua salió buscando la mía, su saliva se mezcló en mi boca y saboreé la calidez de su aliento, quizá por esto no aprecié las manos que seguían subiendo entre mis muslos, que abiertos a los lados de los de Emi, dejaba a mi polla bastante dura ya apoyada entre los labios de la chica, las mismas manos, se repartían al acercarse a mis huevos y los rodeaban para pasar entre mis nalgas acariciando mi agujero hasta ahora cerrado, pero que poco a poco se relajaba lo suficiente para que agradeciera y esperara las caricias que me regalaba.

A Emi también estaban dedicadas otras caricias, las mismas manos, cuando rodeaban mis huevos y el tronco de mi polla, bajaban hasta incrustarse en la ingle de la chica y rodear sus labios hasta perderse entre sus muslos.

De vez en cuando recibía una dosis de gel en las partes masajeadas haciendo que las próximas caricias fueran más suaves.

Las mismas manos, separaban mis nalgas y recorrían el canal entre ellas hasta que me cogía la polla desde el tronco y estiraba la piel para luego estirarla hasta que el glande quedaba tirante, brillando de color rojo oscuro, varias veces abrían esos dedos expertos los labios de Emi y presionando el clítoris hacía que separara las piernas para seguidamente guiarme la polla a través de ellos y rozar el bultito de placer hasta quedar a la puerta de la vagina de Emi.

Ella levantaba inconscientemente las caderas deseando que esta vez fuera la definitiva para que mi polla entrara dentro de ella, pero sin duda no era la intención de las manos expertas, aún quería darnos más placer, a las caricias sobre mi polla siguió el roce de unas tetas sobre mis piernas, fueron subiendo por mi cuerpo mientras unos brazos quedaban apoyados en la colchoneta a mi lado, con lo mullido del colchón se hundían y no podían evitar que la cabeza de la masajista se apoyara en mi espalda, el pelo se repartía por mi espalda, su boca quedaba a la altura de mi culo, una lengua cálida y suave, me recorría la raja sin rehuir el roce por mi ano ahora relajado, cuando siguió subiendo sobre mí fueron sus tetas las que se apoyaron en mi espalda y por el efecto del gel tan resbaladizo se desplazaron a mis flancos, el peso de la chica se dejó sentir sobre mí, la aguanté con los brazos para evitar que Emi soportara a los dos, las manos de la chica cogieron las tetas de la masajista a mi lado, le rodeaba sus curvas con suavidad, presionando lo suficiente para que los pezones salieran de su escondite y se endurecieran inmediatamente, la masajista respondía a estas caricias buscando desde arriba los pechos de Emi, que descansaban también sobresaliendo bajo mi pecho, le estiraba los pezones, las areolas hinchadas llenaban las palmas de las manos.

Cuando noté como la boca de la masajista pasaba por mi lado y buscaba la boca de Emi, me di cuenta de que la masajista no era otra que África, o sea Pilar para mí.

Me alegré de la elección de Emi, por una parte África me gustaba y como Pilar me caía muy bien.

Mientras le estampaba un beso suave, Emi, buscó bajo la colchoneta, y disimuladamente sacó el frasco de crema que guardaba para mí en casos especiales, con este gesto me quería poner en antecedentes de lo que podría necesitar a partir de entonces.

Me escurrí entre las dos chicas, no me fue difícil dado lo suaves que estábamos todos, las chicas quedaron una frente a la otra, teta contra teta, y coño contra coño, con sumo cuidado me unté la polla y los huevos con la crema de Emi, un suave calor me recorrió desde el culo hasta el ombligo y la polla pareció como si se fuera hinchando por momentos, las venas me palpitaban al compas del corazón.

Las chicas esperaban mi reacción pacientemente amasando sus tetas, cuando le abrí las piernas a África, Emi la imitó, me deslice entre ellas, no me decidí hasta el último momento, me incorporé lo suficiente para llegar hasta el coño de Emi, no pude meterla toda, pero lo suficiente para hacerla suspirar, la masajista intensificó las caricias sobre sus tetas, Emi estaba con los brazos tan abiertos como las piernas, saboreando el placer que le dábamos los dos, pero aún gozó más cuando África se hizo a un lado para que pudiera penetrar del todo a mi vecina, saqué la polla un poco, con lo lubricada que estaba me costó un poco volver a la vagina de Emi, por lo que África con una mano me cogió del tronco y con la otra abrió los labios del coño de Emi, y los juntó, entre los dedos de la masajista se fue deslizando mi falo hasta que se acabó y pegó los huevos al pubis de Emi.

Cuando lo hubo hecho su dedo pasó entre mis nalgas, sabía dónde estaba lo que buscaba, después de un breve rodeo, apretó lo suficiente para hundir la primera falange, una leve encogida y relajación, un segundo intento y dentro hasta la segunda falange, mi polla iba en aumento, su grosor lo agradecía Emi presionándome con su vagina, me hundía ya el dedo hasta lo máximo cuando quiso meter el otro dedo también, con mi mano busqué la entrepierna de África, al encontrarla sus piernas se abrieron como un abanico, pero no le metí el dedo en el coño como creía sino que seguí hasta alcanzar al ano de la masajista, ella sacó su dedo del mío y se preparó a recibir al mío, cuando ya pude meter uno no lo enterré hasta el fondo sino que mojé la mano en el gel que encharcaba el colchón, lo volví a intentar, esta vez no se enteró de la diferencia entre un dedo grueso o dos finos, estos dilataron más su culo, se estaba quieta suspirando, Emi seguía recibiendo mi polla lentamente sin dejar de bombear, de reojo vio como mi mano se perdía en el redondo culo de África, esta con las piernas levantadas sobre ella esperaba que acabara con Emi, pero quise hacerle esperar, los movimientos de su culo me hicieron pensar que estaba a punto de correrse con las caricias de mis dedos, para que se aclimatara a mi polla metí tres dedos, al principio se movía incómoda, pero cuando se acostumbró al diámetro separó las rodillas sujetas con las manos.

Emi no perdía detalle, quiso recompensar a África por las caricias recibidas y cogiendo mi polla cuando estaba saliendo de su coño lo guió hacia África, esta giró en la superficie del colchón como la aguja de una brújula hasta ponerse a mi alcance, se escurrió lo suficiente para llegar hasta mí, no notó la diferencia de mi glande hasta comprobar la longitud de mi polla dentro de ella, un gemido ahogado salió de su boca pero no se quejó, todo lo contrario, le dedicó a Emi una mirada de agradecimiento.

Emi puso a mi alcance sus tetas, con sus manos acercando una o la gemela a mis labios, las apretaba para que entraran en mi boca, los pezones duros entraban bien, pero intentaba también la areolas, al final cuando aspiraba lo podía conseguir, mi lengua excitaba los pezones contra mi paladar, ella se pegaba contra mí, era difícil mantener la postura pues el gel nos hacía resbalar, cuando pude coger a África de las caderas me puse tumbado detrás de ella, mi polla entraba en su culo sin resistencia hasta pegar mis huevos haciendo un ruido de chapoteo, entre la pierna levantada de África la mano de Emi pulsaba el clítoris de la masajista, ella se estiraba desesperada sus pezones, con la boca quería gritar de gusto pero no podía, apenas le entraba el aire que necesitaba, solo cuando un explosivo orgasmo le fulminó pudo gritar, lo hizo como un lamento y se convulsionó entre mis brazos y los de Emi, estuvimos acunándola mientras se sacudía todo su cuerpo, cuando se relajó fue retirándose a un rincón, Emi me buscó, estaba tumbado cuando se subió sobre mí, pasó sobre mis piernas como una exhalación hasta que su coño se acoplo sobre mi polla, con una maestría propia de ella hizo un movimiento hacia delante seguido por otro hacía atrás y se quedó clavada en mi polla, empezó a cabalgarme poniendo sus manos en mis tobillos, yo veía mi polla desaparecer entre los labios depilados de Emi, al pegarse a mi pubis el monte de Venus de la chica parecía la propietaria de mi polla, cuando se levantó para darse la vuelta y darme la espalda nos dimos cuenta de que África no estaba, discretamente se había marchado después de recibir su gran orgasmo, nos miramos y se lo agradecimos.

Era una sensación nueva y de lo más excitante, pero a la vez divertida, apenas podíamos controlar los movimientos al resbalarnos en el gel, cuando quería meterle la polla más fuerte se me escapaba entre mis manos, estuvimos jugando hasta que Emi se levantó y desapareció hacia el cuarto de baño, la alcance cuando se metía en el jacuzzi, salté dentro salpicando todo el suelo, las piernas de la chica estaban abiertas cuando me senté en el fondo, de un salto subió sobre mí abrazándome, me besó mordiéndome el labio y levantando un poco su culo se dejó caer sobre mí, la polla desapareció en su coño, ya el agua dejaba moverse más controladamente, las tetas las podía retener a mi gusto, Emi saltaba sobre mí con las piernas plegadas, yo cada vez me tendía más alargado en el fondo, solo asomaba la cabeza, no veía nada de lo que pasaba bajo la espuma de las sales de baño, cuando Emi se levantó un poco la sujeté de los brazos hasta que se dejó caer de nuevo, no noté la diferencia solo el tacto de su clítoris sobre mi pubis depilado rozándose en mis incipientes pelillos, me hicieron intuir que no era lo habitual, mis dedos me confirmaron mi suposición, Emi me estaba cabalgando con su culo, sin duda se había dilatado mientras le acariciaba a la masajista y quiso recibir el mismo trato, me sonrió cuando vio mi cara de sorpresa y siguió saltando con más fuerza.

Su cara se transformó cuando clavó sus uñas en mi pecho, su respiración se agitaba cuando las fosas nasales se abrían buscando más aire, los temblores que le sacudieron lo hicieron también a mí, vibrando mi polla como una batidora, me abrazó para no gozar sola de su orgasmo y quiso que la acompañara con mi eyaculación, no la defraudé.

Cuando por fin se pudo levantar de mí, estábamos abrazados dentro del agua, por detrás de ella unos hilillos de semen subían a la superficie.

Al salir del agua teníamos la piel arrugada, con las toallas nos secamos mutuamente, con un mismo batín nos cobijamos hasta salir de la habitación y llegar a la suya, su cama nos esperaba, el frescor de las sabanas hizo que nos abrazáramos buscando el calor del otro, con la consecuencia lógica de que los pezones de endurecieron y al notarlos mi polla también, a partir de ese momento su boca busco mi polla y la mía su coño, el sabor del gel apenas se notaba, solo el de los jugos de mujer ardiente deseando de follar con el chico que le gustaba.

Estábamos lo suficientemente excitados cuando nos abrazamos, en nuestros labios guardábamos los respectivos sabores de nuestros sexos, abrazados como estábamos le di un beso largo y cálido, con él quería expresarle mi agradecimiento por la fiesta, ella así lo comprendió cuando se cobijó entre mis brazos…

--- De verdad te ha gustado?

--- Me ha encantado, ha sido una tarde perfecta, me ha sorprendido totalmente.

--- Y que piensas de la colaboración que hemos tenido?

--- Confieso que ha sido una verdadera revelación, te puedo preguntar cómo ha sido su participación?

--- Ahora te lo puedo contar todo, se me ocurrió darte una sesión de masaje y Spa privados, pero cuando hablé con África me dijo de la posibilidad de hacer un masaje muy erótico y en casa, desde el principio me gustó la idea pero cuando le comenté que tenía mucho interés de agradarte, la intuición femenina de África hizo que adivinara que eras el objetivo de la fiesta, entonces ya me sugirió la idea de decorar el espacio con ambiente japonés, con todo tipo de detalle, pero cuando me insinuó que le gustaría colaborar noté que de verdad le habías gustado también cuando estuviste en el Spa, le puse como condición de que estaría de modo simplemente presencial, que podría participar si tú consentías y que no hablaría para no distraernos ni perder protagonismo, ella aceptó encantada y se encargó de todo, incluso ha tenido la gentileza de hacerlo de forma totalmente altruista, además cumplió con lo acordado y se retiró discretamente cuando tuvo su orgasmo, es una buena chica.

La cabeza de Emi se apoyaba en mi hombro, mientras mi mano se paseaba sobre su teta presionado el pezón ella amasaba mi polla, desde apretarme los huevos hasta recorrer el falo desde el glande hasta la base lentamente.

Me miró cuando me preguntó…

--- Tu tía te ha comentado lo de la cena de mi divorcio?

--- Me preguntó que me parecía el juntarnos las dos parejas, sobre todo después de cenar, le dije que por mí no había problema, dependía de mi tío entonces, me dijo que iría sondeándolo.

--- El otro día estuvimos hablando sobre eso, de paso me contó que te había visto como te follabas a sus dos hijas a la vez.

--- Es cierto, se asomó cuando estaban de rodillas en el suelo apoyadas en la cama y yo les iba metiendo la polla alternativamente, estuvo mirando varios minutos.

--- Si también me lo contó con detalle, se puso muy cachonda, cuando se metió en su cama, despertó a Antonio y se desfogó con él.

--- Jajaja, me asomé y la vi empalada por mi tío y por Carlitos el consolador, me vio y me lanzó un beso.

--- Todo me lo contó, se corrió varias veces, me dijo, cuando estaba en lo mejor Antonio le propuso un intercambio con nosotros incluidos, no le pareció mal, sospecho que ya le gusto también.

--- Y a quien no, tú enamoras a cualquiera.

--- Menos a mi marido, te quería pedir un favor, el otro día mi abogado me dijo que mi marido quería recoger sus pertenencias, no le puse objeción pero me dio la posibilidad de que podría guardárselas en una maleta o caja, ya había hecho una lista con lo que quería llevarse y pasaría a recogerlas de algún sitio cuando viniera a la ciudad en alguna escala. Tú me ayudarías a guardarlo todo? Es un poco triste para mí todos estos recuerdos.

--- Sabes que puedes contar conmigo para lo que quieras, cuando lo quieres hacer?

--- Qué te parece mañana cuando nos levantemos?

--- Perfecto, le voy a mandar un mensaje a mi tía diciéndole que estoy contigo y que te voy a ayudar.

Al momento recibí la contestación, le pareció muy bien, lo acompañaba con unos emoticonos relamiéndose y dando besos.

Cuando alargué el brazo para dejar el teléfono Emi estiró de mí y me puso sobre ella, guió mis caderas sobre las suyas hasta que mi polla estuvo entre sus piernas, estaba flácida pero al encoger las rodillas sobre su pecho me dejó claro lo que le apetecía, la besé mordiéndole los labios, las orejas y el cuello con los hombros, ella se contorneaba buscando mi polla que tal se endurecía, cuando la notó lo suficientemente dura para que entrara con sus tobillos me empujo mi culo hasta meterse ella misma la polla, cuando llegó al fondo de su vagina ya estaba totalmente erecta, aún levantó más su culo hacia mí con lo que entraba directamente hasta dentro.

Fue la única postura, no dejé de meter y sacar el miembro hasta que Emi me avisó de que no parara, su rostro lo decía todo, se estaba corriendo silenciosamente pero concentrada en las vibraciones de su coño, yo no lo quise alargar y me hundí dejando chorros de leche a cada embestida dentro de su coño hasta hacerlo rebosar y salir hasta empapar mis huevos, ella bajó las piernas y abrazados nos dormimos, mi polla aún tardó un poco en salirse.

Por la mañana cuando desperté un aroma de café recién hecho llegaba desde la cocina, me lié una toalla a la cintura y salí, Emi llevaba mi camisa abrochada solo con un botón, se lo solté y metí mis manos bajo sus brazos atrapando sus tetas desde abajo, ella pasando las manos detrás me soltó la toalla que cayó al suelo, se volvió y me abrazó besándome mientras abría las piernas para atrapar entre ellas mi polla, ese fue su manera de darme los buenos días, quise seguir, pero el salto del tostador de pan nos interrumpió y lo dejamos para un mejor momento, aún jugamos un rato, yo le untaba sus pezones con la mermelada y ella mojaba mi polla en el café, entre risas nos metimos bajo la ducha, cuando salimos todavía tenía la polla dura pero acordamos empezar con las cosas de su marido.

Fue fácil la tarea, nos había pasado una lista, su ropa, unos cuadros que se estimaba y unos diplomas de los cursos de pilotaje que había realizado, era un buen profesional, lástima que tuviera un carácter tan violento.

Emi todavía lo apreciaba, pero no podía seguir así por más tiempo, el divorcio se tramitó sin contratiempos, de mutuo acuerdo, los dos estaban a miles de kilómetros de distancia en todo, fue lo mejor para los dos.

Cuando a los pocos días el abogado le citó para firmar los documentos, Emi le entregó la llave del trastero donde habíamos depositado sus cosas, éste le devolvió la llave de su casa.

Cuando volvió vino directamente a casa de mis tíos, abrazó a mi tía y le enseñó a mi tío la carpeta con todos los papeles firmados, ya era libre, la felicitamos todos, entonces se volvió hacia nosotros levantando los brazos con los papeles y lo anunció oficialmente…

--- Tenemos que celebrarlo, os invito a cenar en mi casa a todos, haremos una fiesta.

A partir de ese día mi tía acudía muchas tardes a casa de Emi, imagino para organizar la cena, se respiraba en mi familia un ambiente de fiesta, todos apreciábamos a Emi, mis primas me llevaron aparte y me dijeron…

--- Creemos que se está organizando una buena fiesta, y no decimos solo por la cena, se nota en el ambiente, nosotras hemos decidido despistarnos después de cenar y seguir en alguna discoteca la noche, pero para mis padres y para ti la noche seguirá enfrente, creemos que vais a experimentar opciones nuevas, mi madre está desatada, y mi padre hará lo que ella diga, te tendrás que emplear a fondo, son dos mujeres de bandera y las dos muy ardientes, te deseamos lo mejor, te lo mereces.

--- Pero no renunciamos a nuestra ración!

Dijo Katherine Riveros abrazándome y riéndose, mientras me cogía el paquete bajo mi bragueta, Cielo Riveros por su cuenta se pegaba a mí contorneándose.

Mi tío en ésta ocasión consultó conmigo, estaba conforme al 100% con la fiesta pero no confiaba en estar a la altura, había quedado muy contento cuando estuvimos follando con su mujer, ella le había dicho que había disfrutado mucho y que debíamos repetir, pero incorporar a una mujer más, aunque fuera Emi, lo descolocaba un poco, no sabía si su mujer llegado el momento estaría molesta, yo intenté tranquilizarlo desde mi “humilde conocimiento”, e incluso le dije que también estaba dudando de dar la talla con dos mujeres tan bellas, él pareció dejar de lado su condición de marido y me confesó sus ganas de follar a Emi, le confirmé las mías y con mi complicidad se animó mucho, ya me consideraba un amante más, frente a las dos mujeres haríamos un equipo.

Cuando llegó el día mi tío se puso el traje como si fuéramos a salir a un restaurante de lujo, yo tuve que cambiarme para no desentonar, lo acerté pues cuando vi a mi tía bajar de su habitación quede boquiabierto, estrenaba un vestido verde esmeralda, con un gran escote de barco delante pero por detrás le llegaba a la cintura, por supuesto no llevaba sujetador y las tetas se movían bastante sueltas debajo.

Mis primas tampoco se quedaron detrás, Cielo Riveros iba con un vestido azul, con escote “palabra de honor” y la falda ancha de tablas, iba muy vaporosa, sus tetas sobresalían un poco por encima del escote, mis ojos quedaron clavados en ellas durante unos instantes, hasta mi tía se dio cuenta y carraspeó.

Katherine Riveros iba más juvenil, una falda pantalón holgada y una blusa sin mangas estampada y ancha, por supuesto también sin sujetador, por la sisa de la manga se le veía el nacimiento de la teta, mis manos me hormigueaban de ganas de meterlas y acariciarlas, por delante los pezones marcaban su situación inequívocamente.

A la hora acordada salimos de casa, cruzamos la calle, en la puerta nos esperaba Emi, estaba deslumbrante, vestía un mono de una pieza blanco con detalles dorados, el pantalón cubría los zapatos a juego, pero con unos tacones de aguja literal, el escote era de pico, nacía casi desde los hombros hasta casi tres centímetros de la cintura dejaba al descubierto tres cuartas partes de cada teta, de una forma incomprensible para mí, se pegaba al cuerpo de forma que no podía descubrirle los pezones por mucho que lo intentaba, esta vez fue Cielo Riveros la que carraspeó al verme.

Mi tío disimulaba como podía su mirada, tenía que reconocer que hasta sus hijas estaban deseables al máximo, él se pegaba a mí con miradas cómplices disimulando la atracción que le causaban las cuatro mujeres, especialmente las dos mayores, yo le confirmaba sus gustos.

Tras los saludos pertinentes y los halagos merecidos entramos al salón, nos sentamos repartidos en los sofás, mis primas juntas, yo me apresuré a acompañarlas, mientras mi tía se sentó en el sofá grande al lado de mi tío, Emi a su lado nos ofreció una bebidas heladas, la conversación era muy amena, el tema del divorcio se obvió naturalmente y se centró primero en los vestidos de cada una, mi tía tuvo que levantarse y dar una vuelta en redondo para que la admiráramos, luego me enteré que habían ido juntas a elegir sus vestidos, mis primas también fueron objeto de admiración por parte de las mayores, yo hacía como que me eran casi indiferentes pero mi tía y Emi descubrieron el bulto que marcaba mi pantalón.

Cuando nos sentamos a la mesa me colocaron frente a Emi que estaba en la presidencia, a mi izquierda se sentó mi tía y Antonio al lado de la anfitriona, a mi izquierda mis primas Katherine Riveros y Cielo Riveros.

El ambiente era muy distendido, todo eran bromas, en el transcurso de la cena las botellas de vino se iban escanciando sin parar, mis primas tenían las mejillas como amapolas, se reían por todo, bromeaban con todo y hablaban de todo, en algún momento temí que dijeran algo inconveniente, sobre todo por mi tío, al fin y al cabo las chicas mayores estaban al tanto de todo, por lo menos extraoficialmente.

Cielo Riveros era la que más parlanchina estaba, incluso llegó a preguntarme en voz alta cual de las mayores me gustaba más, su madre o Emi, yo miré espantado a Ana, ella por si acaso cambió de conversación derivándola a los estudios, pero Cielo Riveros insistió preguntándome sobre que vestido le gustaba más, luego insistió cual de todos era más sexi, incluso quien de todas tenía más bonitas las tetas, al decir esto intentó predicar con el ejemplo y casi llegó a bajarse el escote del vestido, la detuvo Katherine Riveros cuando ya asomaban los pezones, pero con una excusa se la llevó al servicio, mientras nosotros reíamos la ocurrencia, al volver Katherine Riveros le había lavado la cara con agua fría a Cielo Riveros y se excusó diciendo que le había sentado mal la bebida, con eso se despidieron, nosotros las acompañamos hasta la puerta, su padre estaba un poco preocupado, luego me enteré que había sido una treta para despedirse y tomar una pequeña venganza por no estar en la fiesta que se preparaba.

Ya más tranquilos volvimos a la mesa, pronto el ambiente volvió a ser tan alegre como antes, mi tía no perdía ocasión para hacer insinuaciones sobre mi tío, yo me hacía el tímido para cubrir a mi tío, cuando decidieron sentarse en el sofá para tomar el café mi tía lo sirvió, cuando se agachaba para llenar las tazas, procuraba encoger los hombros para enseñarme especialmente a mi por el escote caído los dos pechos que colgaban, mi tío que lógicamente estaba acostumbrado a vérselos y disfrutarlos, también sentía morbo de mirarle las magnificas tetas a su mujer, ella aprovecho la ocasión y se hizo la ofendida acusándonos de mirones y nos recomendó que mirásemos los de Emi que era más joven y los tenía más turgentes, tras un momento de desconcierto los dos nos volcamos a alabar la belleza de las tetas de mi tía, incluso yo hacía gala de hablar con conocimiento de causa, lo cual me extrañó a mi mismo luego.

Ana insistía en menospreciar sus tetas en comparación de las de Emi, ella le quitaba importancia y nos daba la razón a nosotros, mi tía se hacía de rogar, le gustaba oír las alabanzas que le prodigábamos, mi tío se iba desatando y comentaba lo altas y duras las tenía a sus años, yo me hacía el tímido, mientras Emi nos seguía el juego divertida, Antonio cada vez entraba más al trapo y se empeñaba en convencer a su mujer y a nosotros de paso que las tetas de Ana eran muy sensibles y que sus pezones se ponían duros a la mínima caricia, incluso decía que con solo hablar de ellos, ella lo desmentía todo, pero él se levantó y le presionó el vestido para que notásemos los bultitos que se marcaban claramente en la tela verde brillante, mi tía se defendió diciendo que no eran nada comparados con los que tendría la otra chica, yo me puse de parte de mi tío y le apoyé diciendo que no esperaba que hubieran otros pezones como los de mi tía, el estaba desesperado por poderlos comparar, mi tía se acercó a Emi y metiendo la mano por el impresionante escote pegado a la piel hizo como que le tocaba el pezón que estaba casi asomando, cuando se volvió hacia nosotros hacía cara de resignación, diciendo que reconocía su fracaso, los de Emi eran mucho mejor.

Mi tío no quiso dar su brazo a torcer a estas alturas, Ana haciéndose la derrotada dijo…

--- No hay comparación, como vas a comparar estas con las de Emi?

Diciendo esto se bajó los tirantes y dejó el vestido sobre su estómago, debí abrir los ojos como platos, pues tanto Emi como mi tío se me quedaron mirando, el motivo era que Ana se había maquillado los pezones mucho más morenos de los que tenía, eran de color chocolate, hasta mi tío se sorprendió cuando se fijó.

Mi tía viendo que la situación no progresaba me comprometió a mí, me calificó como mano inocente imparcial para juzgar, yo seguí como temeroso mientras mi tío me animaba muy interesado también, la sonrisa de la chica era de oreja a oreja viendo la argucia de Ana, mi tío insistía y me acusaba de poco valiente de no atreverme, al fin eran los dos a coro los que me urgían mientras Emi esperaba la solución.

Por fin me decidí, aunque puse mis condiciones, por lo menos tenía que asegurarme bien antes de dar un veredicto, la condición fue aprobada a coro.

Me levante y me puse frente a mi tía, me puse a mirarle las tetas a cierta distancia, mi tío me dijo…

--- Vamos acércate más.

Lo hice y las miraba como examinándolas, Antonio se impacientaba.

--- No tengas miedo, tócalas, comprueba su dureza, fíjate sobre todo en los pezones, ya están salidos.

--- Estás seguro?

--- Si hombre no tengas reparos, a ella le gusta mucho que se las toquen.

Mi tía esperaba con el par de preciosas tetas a escasos centímetros de mi cara, me cogió las manos y me las puso en sus tetas, yo empecé a presionarlas, a subirlas y a estrujarlas juntándolas haciendo un canalillo impresionante, luego miré a mi tío y pregunté…

--- Puedo?

--- Claro hombre, chúpaselas.

No tuvo que insistir, apreté una haciendo resaltar el pezón que me metí en la boca, ella suspiró aliviada por fin, cambié de una a la otra, estaban igual de buenas, no encontraba el momento de dejarlas de chupar, ahora sí que notaba los pezones duros en mi boca, cuando se enfriaba mi saliva sobre ellos se ponían rugosos, me di cuenta que por mucho que chupaba no perdían el maquillaje, ella despacio me dijo…

--- Es tatuaje.

Volví a chuparlas con avidez, era lo más erótico que podía haber hecho con sus tetas.

Cuando las solté cayeron a su posición original, un poco caídas, solo le hacían un leve pliegue debajo.

Me volví hacia Emi, mi tío esta vez se puso a mi lado, parecía que era él el que las iba a probar, quería ver de primera mano el resultado del juicio.

Tenía curiosidad de saber cómo sabiendo el tamaño de las tetas de Emi las podía dominar bajo aquel escote tan abierto y no se le salían los pezones, por lo que quise primero levantar un poco la tela y mirar dentro, pero Emi se me adelantó y me esquivó, cuando mi tía se puso detrás de ella y le soltó el cierre que llevaba detrás del cuello, el delantero del escote quedó pando sujeto por las manos de la chica, mi tío ya jadeaba esperando el momento crucial, ella se lo hizo esperar, al fin bajo el vestido dejándolo caer, la sorpresa fue general, la de mi tía fingida, claro, Emi tenía pegadas unas pezoneras muy sexis que apenas podían ocultar las galletas Cielo Riveros de las areolas, yo no esperé a ver más, cogí las tetas desde debajo y las subí notando la tersura y dureza, eran un poco mejores que las de mi tía claro, mi tío esperaba babeando mi comentario, le pregunté a la chica si podía quitárselas, me dijo…

--- Si, si lo haces con la boca.

Mi tío me dio una palmada en la espalda para que me acercara, estaba mirando fijo a las tetas de la chica mientras mi tía se apretaba las suyas, no les dejaba descansar a sus pezones, intenté abarcar toda la pezonera con la boca pero era más grande, después de varios intentos, ideé meter la lengua bajo de ella e irla levantando, con dificultad lo fui consiguiendo ayudado por el propio pezón que desde dentro me ayudaba, cuando cayó al suelo aparecía como medio dedo meñique, mi tío exclamó un oooh! que nos hizo reír a todos, el gemelo ya lo quité de un tirón y luego aspiré la zona oscura hasta que el bulto llenó casi mi boca, estaba cálido y se fue endureciendo con rapidez, cuando la solté se bajó quedando en su sitio vibrando como un muelle.

Después de limpiarme los labios de saliva, miré a mi tío, su mirada me penetraba, la mía no decía nada, solo le dije…

--- Antonio, esto no se puede juzgar, se tiene que probar por uno mismo.

Las chicas rieron mi ocurrencia, se pusieron una al lado de la otra, desnudas hasta la cintura los dos pares de tetas mejor hechas que había visto, no las mejoraban las de mis primas.

Mi tío lógicamente empezó con las de Emi, hizo con los ojos como que le pedía permiso a la chica y se lanzó con la boca sobre un pezón y la mano a la otra teta, parecía que se la iba a acabar, lamía, mordía, chupaba y apretaba sin orden ni concierto, mi tía con los ojos también me ofreció las suyas, cuando las cogí las abarque desde el nacimiento bajo los brazo hasta los pezones, enterré la cara entre ellas y lamí el canalillo que sabía a gloria, el perfume que llevaba me embriagaba, pasé la mano por su espalda y comprobé que el escote llegaba mucho más abajo de la cintura, pasé la mano notando los hoyuelos de sus caderas, seguí hacia abajo, cuando esperé encontrar al menos su tanga solo encontré piel tibia y suave partida en dos mitades, mis dedos se internaron entre ellas hasta donde pude, mi tía al notar el interés que demostraba en avanzar, se soltó la cremallera que ajustaba el vestido desde el lateral hasta la cadera, con lo que me permitió llegar un poco más abajo, al estar comiéndole las tetas a Ana no podía ver los progresos de mi tío con Emi, estaba cegado con las tetas de la chica, cuando intentó dar un paso más se encontró con la dificultad del vestido que llevaba, él por su cuenta ya se había quitado la chaqueta incluso se había sacado la camisa.

Emi le ayudó a quitarse lo que le quedaba de camisa, mientras él buscaba por todos los medios bajarle el pantalón del mono de una pieza que lucía la chica, cuando ella le descubrió lo fácil que era, se le encendió la bombilla, sin mucha delicadeza le bajó de un tirón el pantalón, el descubrió la figura tan deliciosa que tenía la chica, unas caderas perfectas y unos muslos que al juntarse escondían un tesoro oculto por un minúsculo tanga.

Mi tía cuando le deslicé el vestido a lo largo de sus piernas, se lo sacó lentamente, yo me agache para que no se enredara en las agujas de los tacones, a la altura de mi cara me encontré el sexo perfectamente delineado de mi tía que al levantar una pierna se abrió a diez centímetros de mis ojos, el brillo que descubrí entre sus labios me invito a aproximar mi cara y oler el aroma que desprendía su sexo, ella viéndome extasiado pasó sus manos por mi cabeza y metiendo sus dedos entre mi pelo apretó mi cabeza sobre su monte de Venus, mi lengua recorrió el trayecto desde bajo hasta que nacía, estaba estrecho y suave pero cuando tropecé con el clítoris todavía sin descubrir Ana separó instintivamente su pierna, poniendo un pie en el asiento del sofá.

Mi tío ya tenía los dedos a los lados de las caderas de Emi, sujetando el hilo del tanga dispuesto a bajarlo, de pronto debió acordarse de que su mujer estaba a su lado, por lo que prefirió pedir su autorización, la miró rogándoselo, pero ella no le vio pues tenía los ojos cerrados sujetándome la cabeza, él olvidó la opinión de mi tía y terminó de bajar el tanga, se abrazó a los muslos de la chica, empujándola contra el sofá, al sentarse abrió las piernas lo suficiente para que mi tío entrara como una cuña entre ellas, él le pasó las manos por el culo y tiró de él hacia la orilla, a su alcance estaba posiblemente el mejor coño que había visto en su vida, no lo desaprovecho y hundió su boca en la ingle rubia de la joven, los labios perfectos se abrieron al paso de su lengua, ella le regaló la visión de abrir las piernas lentamente ante sus ojos, los labios se desplegaron como las alas de una mariposa rosada.

Mi tía lo vio de rodillas frente al sofá de Emi, me soltó y se acercó a él por detrás, él con las manos rodeando el culo de la chica no se inmutó cuando su mujer le soltó el cinturón del pantalón, dejó mansamente que se lo fuera quitando primero un camal y después el otro, yo aprovechando el momento libre hice lo mismo, quedé con la polla a 45º le camisa también me la quité mientras Emi me miraba mordiendo su labio inferior, le enseñé el estado de mi polla y sacó la lengua entre sus labios, me decidí y subí al asiento de Emi, con mis piernas a su lado acerque mi polla a su cara, tuvo que bajar un poco el glande a su altura para poder metérsela en la boca, me apoye en la pared que tenía detrás y fui follando la boca de la chica.

Mi tía había descubierto el falo de mi tío, colgaba a lo largo de sus piernas, perecía una más, ella se entretuvo en recorrerlo desde los huevos hasta el glande que casi rozaba el suelo, no le costó nada ponérselo en condiciones de penetrar cualquier coño, cuando lo notó palpitando casi no podía cerrar su mano ni abarcarlo, él seguía ciego comiéndole el clítoris de la chica que se removía en el sofá, mientras me daba una mamada espectacular.

Mi tía me dio unos toques en el culo, me volví y me dijo que bajara del sofá, con dolor de corazón la obedecí y ella arrastró a su marido cogido de la polla hasta obligarle a incorporarse y enfrentarse con Emi, le fue guiando hasta la entrada de su coño, ella cuando vio el tamaño del falo de mi tío se acercó hasta el mismo borde del asiento levantando las piernas separadas, Ana sosteniéndole la polla con las dos manos la fue guiando hacia delante, yo a su lado, abría con mis dedos los labios hinchados de la chica, los labios menores chorreaban de saliva y flujo vaginal, por eso el glande entró como tren en un túnel, vi como iba entrando seguido, sin descanso hasta el final, Emi suspiraba deseando por una parte que terminara de entrar y por otra todo lo contrario, cuando le faltaba unos centímetros, la chica levantó la mano en señal de pedir una tregua, mi tía pulsó el clítoris de Emi varias veces hasta que ella dijo…

--- Sigue, sigue, por favor mételo todo.

Ella se abrazó a mi tío, estaba deseando que sacara un poco de polla, pero cuando lo hizo sintió tal sensación de vacío dentro de ella que le urgió para que se le volviera a enterrar.

Mi tía cuando hubo cumplido su principal misión me cogió de los hombros y me sentó al lado de Emi, separé las piernas y mi tía me atrapo la polla con la boca su cabeza subía y bajaba a lo largo de ella hasta que la puso a su gusto, después se puso de rodilla rodeándome y se sentó sobre ella, al saltar movía el asiento haciendo que Emi lo hiciera también provocando que la polla que tenía dentro rozara todos los puntos erógenos de la vagina femenina, ella se lo agradecía acariciándole las tetas saltarinas, yo por bajo del brazo de Emi le cogí la suya, el pezón agradecido me reconoció enseguida y se mostró duro y áspero.

Mi tío estaba concentrado follando el coño, no apartaba la vista de su tronco viéndolo aparecer y desaparecer en la raja abierta adaptada a su falo.

Mi tía lo animaba…

--- Duro, dale duro Antonio, este coño no lo tienes todos los días, aprovéchalo.

Él obediente aceleraba el ritmo, pegando sus huevos en el culo de Emi, mi tía pronto quiso variar la postura y se dio la vuelta dándome la espalda, cuando se sentó de nuevo lo hizo lentamente, yo la sujetaba de la cintura creyendo que se iba a desequilibrar, pero cuando sujetó mi polla entre sus piernas y la encaró en su culo temí por mi glande, pero la gran experiencia en el sexo anal de mi tía solventó el problema, fue abriéndose paso en su bien lubricado agujero, entró y lo siguió el tronco sin dificultad hasta sentarse sobre mí, cuando llegó al fin suspiró y llamó la atención de su marido…

--- Cariño ya estoy preparada para ti, cuando quieras…

Mi tío regresó de su sueño, cuando nos miró se agacho para comprobar que efectivamente mi polla llenaba el culo de Ana, con toda calma fue sacando su falo impresionante hasta que se oyó un plop! Emi se relajó y mirándose el coño vio el agujero negro que había dejado vacante Antonio.

La polla de mi tío vista recién sacada de un coño, era impresionante, roja, mojada y cubierta de flujos, todo eso entró en el coño de mi tía, la noté pasando interminable paralela a la mía.

Mi tía estaba en el cielo, llena de carne dura y húmeda, dejó que tanto mi tío como yo la folláramos a la vez, nos compenetramos en los movimientos, cuando uno entraba el otro salía, agradecí con la mirada a Emi el que me proporcionara la famosa crema para soportar esta follada tan salvaje, mi tío arremetía con ganas haciendo que mi polla se incrustara más dentro de su mujer, yo aguantaba sin posibilidad de escape, mi tía estaba en el cielo, abierta totalmente de piernas, con una súper polla en el coño y otra bastante más corta pero bastante gruesa abriéndole el culo.

Emi agachada a su lado colaboraba presionado con una mano el clítoris pelado de Ana y con la otra pellizcando sus pezones, de paso su coño iba volviendo a su tamaño normal.

Mi tía gritaba enardecida, nos jaleaba para que la folláramos más duro, estaba a punto de correrse, lo sentía en lo más profundo de su ser y cuando explotó no podíamos sujetarla entre los tres, se abrazó a su marido arañándole la espalda, restregaba su culo sobre mi polla con riesgo de rompérmela y mordía más que besaba los labios de Emi.

Cuando se calmó se desplomó desmadejada, entre todos la sentamos en el otro sofá, después Antonio se dejó caer en el otro sofá agotado, Emi me cogió de la mano y me sentó en la otra esquina, me cogió la polla y me la puso otra vez en forma, hasta entonces no había disfrutado con la chica, con sumo cuidado se sentó sobre mis piernas, se sentó metiéndose la polla dentro del coño, justo para que le rozase el punto G, no quería que se la metiera toda, ella me calmó y me dijo que la dejara hacer a ella, simplemente metía unos pocos centímetros, yo notaba vibrar sus piernas mientras sus músculos vaginales me masajeaban el glande, me trataba igual que si me estuviera mamando con su lengua, estaba concentrada contando los pliegues que le hacía oscilar cuando mi glande entraba.

Cuando sintió que sus tetas las cogían desde detrás se inclinó para recibir la caricia de mi tía, pero se equivocaba, era mi tío que repuesto ya estaba pegado a su espalda, a su lado mi tía estaba sujetándole la polla mientras se la lubricaba con crema suavizante, se acercó a su amiga y le dijo algo en el oído, Emi se volvió rápidamente no se lo creía, no podía ser, pero si, iba a ser.

Mi tía la tranquilizó o al menos lo intentó mientras le lubricaba también el ano, metió un dedo, luego dos, le pareció que era suficiente, la polla de Antonio era grande pero más delgada que lamía, al presionar el glande mi tía lo iba guiando para que no resbalara, se confió demasiado o quizá mi tío no tuvo la suficiente paciencia pero empujó sin avisar y la metió, Emi se encogió de dolor, no la esperaba, mi tía se extrañó no esperaba este resultado, pasó la mano por bajo de las piernas de Emi, no se lo creyó y se agachó, no le dijo nada a la chica, solo a nosotros que no nos moviéramos, comprobó los posibles daños, después dijo a Antonio que una vez allí presionara un poco más, Emi se quejaba pero ya no tanto, soplaba resignada pero aguantaba esperando que se acostumbrara al tamaño, yo apenas me atrevía a moverme, pero inicie el empuje, estaba estrecho pero iba entrando, una sensación de aspereza corrió rozando mis venas hinchadas, pronto adiviné lo que ocurría, mi tío se había equivocado de agujero, en vez de metérsela por el culo a Emi, la metió sí, pero en la vagina que ya estaba ocupada por mí, los dos cupimos, pero abriendo exageradamente la dilatada vagina de la chica, por los jugos y la excitación Emi lo aguantó y mi tía no quiso asustarla, pero intentamos metérsela más hasta que pudiéramos, controlados siempre por mi tía, cuando nos avisó, volvimos hacia atrás y salimos uno detrás del otro, cuando Emi se despatarró sobre la mesita auxiliar de cristal vio en el espejo como su vagina parecía que acababa de parir, mi tía solucionó el problemas besando el coño de Emi hasta que se calmó.

Cuando ya se recuperó lo comentamos como una anécdota, pero Emi nos rogó que le avisáramos antes.

Cuando mi tía comprobó de buena vista como la vagina de Emi volvía a estar en su tamaño, se arrodillo frente a mí, cogió mi polla semi erecta y la metió en la boca, mi tío se tumbó en el sofá para que Emi hiciera lo mismo con él, la chica no tardó en acudir a la cita de Antonio, se arrodillo junto al sofá y separándole las piernas le cogió los huevos con una mano y la polla con la otra, su boca recibió el tronco que fue endureciéndose entre sus labios, hasta no poder contenerlo, sus dedos masajeaban el frenillo del glande, las manos unidas en un paseo constante, hacían el efecto de una paja continua, cuando una llegaba al final la otra comenzaba por el glande, mi tío no tardó en removerse en el sofá, con una mano acariciaba el pelo de Emi con la otra apretaba sus tetas, cuando levanto el culo del sofá con un gruñido anunció la llegada de los chorros de leche, éstos cayeron sobre su pecho, por las manos de Emi manaban cascadas de semen que salía sin cesar de Antonio, cuando cesó la erupción la repartió por el pecho de mi tío.

Mi tía seguía conmigo, la abrazaba con las dos manos con los dedos cruzados, con los dos pulgares masajeaba el glande, cuando notó por mis pulsaciones y mis suspiros que iba a eyacular, presionó en la salida y aproximo la boca, debido a la estrechez de la salida, los chorros blancos fueron a mucha más presión de lo normal, pero los aprovecho todos en su boca, la llenó de espuma blanca espesa, se la enseñó a Emi a su lado, ella le ofreció sus labios y mi tía compartió con ella mi semen recién extraído, lo saborearon y a la vez se lo tragaron, luego me enseñaron la boca vacía.

Cuando recogimos nuestras ropas esparcidas por el suelo, Emi y Ana se abrazaron antes de volver a casa, se prometieron repetir la fiesta, yo estuve conforme y mi tío aunque no dijo nada supongo que también.

Estaba impaciente de comentar la cena con Ana y Emi.
Entré en casa dispuesto a darme una ducha y meterme en la cama, cuando pasé por la puerta de Cielo Riveros llamé con los nudillos, no oí nada y supuse que estaría durmiendo, por bajo de la puerta del cuarto de Katherine Riveros vi luz y llamando tampoco oí nada, abrí la puerta y vi a las dos hermanas durmiendo abrazadas, me acerque para apagarles la luz, estaban muy guapas las dos, me fijé que sobre la mesita de noche descansaba Carlitos, el súper consolador de mi tía, pensé que ellas también lo habían visto funcionar y que lo habían cogido para no ser menos que nosotros, todavía estaba húmedo y pegajoso, levanté la ropa de la cama y lo escondí entre las piernas de Cielo Riveros, no quería que su madre lo descubriera.

Por la mañana ya tarde bajé al salón, estaba hambriento, vi a mi tío leyendo el periódico con una taza de café en la mano, en la cocina mi tía preparaba la comida, me guiñó el ojo cuando le di una palmada en el culo, no noté mucha ropa bajo la bata que llevaba puesta, pasé hacia el frigorífico y cogí un poco de fiambre, al volver le di otra palmada en la otra nalga, confirmé que no llevaba nada bajo la bata, me asomé al salón y al ver a mi tío de espaldas leyendo distraído me cogí a las caderas de mi tía y apreté mi polla a su culo, ella riendo aún sacó su culo hacia mí, cuando salí al salón mostraba una buena erección.

Al momento vi bajar a Katherine Riveros, tenía aún el sueño en su cara, vi también a Cielo Riveros cómo salía de la habitación de sus padres, seguramente había devuelto el consolador a su sitio.

Cuando nos sentamos a la mesa para comer mis primas por debajo de la mesa me pellizcaban y me hacían cosquillas como castigándome, estaban impacientes por que les contara todo lo que había pasado después de la cena y con todo detalle, claro.

Antonio nos anunció que se iban a ir unos días a Roma a una feria del calzado, querían comprar todo para la temporada próxima y estarían un fin de semana, como siempre nos dijeron que confiaban totalmente con nosotros aunque luego mi tío me cogió del brazo y me dijo que las cuidara mucho.

Aunque no hacía falta que me lo dijera se lo prometí, mis tíos se marcharon una mañana, los llevé al aeropuerto, mi tía con dos maletas de equipaje, cuando le besé en la mejilla me dijo al oído…

--- Voy a añorar tu polla.

Cuando volví a casa no estaban mis primas, pensé en pasar a casa de Emi y comentar la noche anterior, pero por deferencia de las chicas esperé en mi habitación, estuve entreteniéndome arreglando los libros de la universidad, con el maratón de exámenes no había tenido tiempo y estaba todo desordenado, me senté en la cama y esparcí todo en montones clasificando por temas, era bastante tedioso y más después de haber aprobado, no quería deshacerme de nada pero era preciso organización, me fui relajando y poniéndome cómodo, hasta que sin darme cuenta me dormí.

Cuando desperté ya era por la tarde, no había comido nada y no se oía ningún ruido en la casa, no tenía ni ganas de prepararme nada, llamé a una pizzería y al rato tenía en la mesa todo lo que había pedido, después de comerme una mediana con dos cervezas me senté en el sillón de mi tío, estuve ojeando los periódicos viejos, me aburría soberanamente, incluso acabé dos crucigramas, ya estaba a punto de salir a dar un paseo cuando oí la cerradura y las risas de Katherine Riveros, entraron en tromba, se sentaron sobre mi piernas, me abrazaron y dejaron sobre mí las bolsas que habían comprado.

Entre las dos me llevaron a la habitación de Cielo Riveros, a estirones me desnudaron y de una bolsa sacaron un montón de prendas, no dejaban de reír, me vistieron con un calzoncillo en su mínima expresión, solo sujetaba la polla vertical y los huevos pegados debajo, esto sujetado a la cintura con un leve hilo, ellas no iban menos sexis, una se puso un mini vestido de enfermera y la otra de doctora, solo llevaban el uniforme pues por los lados se les salían al mínimo movimiento media teta, estuvieron jugando como crías imitando situaciones de un hospital, me subieron a la mesa de estudiar diciendo que me iban a reconocer, me obligaron a estar quieto, con unas vendas me ataron a las patas de pies y manos, al principio se contentaron en hacerme cosquillas y pellizcarme en las tetillas o morderme las orejas, mi reacción solo podía ser intentar meter mis manos por algún sitio de su anatomía pero no me dejaban opción, aunque me permitían admirar los pezones que se escapaban por cualquier resquicio del uniforme, cuando las caricias se fueron haciendo más cálidas mi polla empezó a reaccionar, en principio la erección fue suave, con dificultad la polla seguía contenida dentro de la tela, pero cuando esta se quedó pequeña no tuvo más remedio que salir y salió de la manera más brusca, debió ser por la mala calidad del slip, pero uno de los hilos se rompió y como un muelle quedó vertical apuntando al techo, tras un momento de risas las chicas se lanzaron a por ella, apartaron a un lado la escueta prenda y dejaron la polla como un obelisco, estaba claro que me querían “castigar” por la fiesta que había tenido sin ellas, me hicieron toda clase de caricias cerca de mi polla pero sin tocarla, los muslos, las nalgas o incluso el culo se salvaron de sus manos o bocas, el glande parecía que iba a explotar, en un principio rosado pasó a rojo y luego a morado, yo solo quería eyacular, mis huevos me urgían a hacerlo pero necesitaba algo de contacto físico, las bocas de mis primas rodeando mi glande, lo metían dentro de su boca sin llegar a tocarlo ni siquiera con los labios, yo sentía el calor húmedo de su aliento y me producía unos latidos que engrosaba el glande marcando exageradamente el anillo, Cielo Riveros pensó en acercar sus manos a los huevos como protegiéndolos, yo sentía su proximidad, y me excitaba tanto que la polla oscilaba como meciéndose en el aire, las chicas se sentaban sin dejar caer su culo sobre mi cara yo desde debajo veía sus culos abiertos tan jóvenes y suaves que habría dado cualquier cosa para poder morderlos y lamerlos, los labios vaginales palpitaban y se abrían excitados, sus pezones casi me rozaban la boca pero era imposible cogerlos con los labios, cuando empecé a gruñir como un animal, mis primas se apoyaron en mis caderas expectantes y al entrar en erupción gritaron jubilosas, una serie de chorros de leche salían sin cesar, caían sobre los muslos o los huevos incluso sobre mi vientre o mi pecho, al final brotaba como una fuente y resbalaba sobre su propio tronco, en mis pelos rizados se amontonó unas chorreras como en un velón, cuando me desataron yo no me quedaban ganas de vengarme, me ofrecieron sus tetas sobre mi y se sentaban sobre mi polla, pero estaba exhausto.

Me fui a dormir agotado, cené suavemente y me fui a la ducha en la cama solo me dio tiempo para taparme y quedarme dormido.

Me despertó el suave calor de mis primas al entrar en mi cama, debía ser de madrugada, quise hacer como que dormía, las dos me rodearon con sus brazos y pegaron sus caras en mi pecho, parecía un sándwich cuando ellas se durmieron también, para mí fue imposible dormir desde ese momento, las carne tierna de las chicas, aunque ya mujeres se diferenciaban de las más curtidas de mi tía y de Emi, el cutis de las tetas, tierno, suave y tibio, la dureza de sus pezones aun rígidos y áspero no tenían la “malicia” de los de Ana, ni la espereza de Emi, me consideré afortunado en tener aquellas mujeres a mi lado, las estreché y un calor, me fue bajando desde mi pecho a mis huevos, el escroto se encogió y se rizó provocando una erección, no podía acariciarme ni detener mi polla en su movimiento pues tenía las manos bajo las cabezas de mis primas, cuanto más quería cambiar de pensamientos más me crecía el falo, levantaba la sabana como una tienda de campaña, en su sueño Cielo Riveros apoyo su manos en mi pubis, movía instintivamente sus dedos y los enredaba en mis pelos, aún me producía más desazón.

Katherine Riveros se cogió a mi brazo, lo hizo suyo y se lo rodeó como si fuera su tabla de salvación, el problema es que mi mano se apoyo fuertemente en toda su teta el pezón se abría paso entre mis dedos, parecía que lo hacían adrede, yo con las piernas en cruz, mis primas pasando las suyas sobre las mías me impedían cerrarlas, me relaje y me abandoné, desde mis huevos sentí el recorrido urgente del semen no tardo en salir como un torrente, la sabana lo detuvo y lo repartió sobre mí, un fuerte olor salía bajo la cubierta y la mancha se extendió, cuando se secó me raspaba el glande, mis primas no se despertaron en toda la noche, solo por la mañana Katherine Riveros se dio la vuelta, siguió abrazada a mi mano, pero su culo me calentaba mi cadera, Cielo Riveros me puso la mano caída sobre mí las puntas de sus dedos tocaban mis huevos, mi polla crecía y se iba acoplando entre las piernas de Katherine Riveros, en un momento notaba el calor que salía de sus labios vaginales, hubiera querido empujar y meterme dentro pero no quise mancillar el sueño de la chica, mis huevos ya no querían colaborar, no me hubiera gustado llenar sus labios y sus nalgas de leche.

Por la mañana se despertaron de lo más risueñas, habían recargado las baterías, me pidieron perdón por la tortura a que me habían sometido, cuando vieron la mancha de semen en la sabana me llamaron vengativo, pero aunque se lo explique no me creyeron, se sentaron a mi alrededor y me interrogaron sobre la noche con los mayores, se alegraron de que hubiera salido vivo de la prueba, pero me dijeron que preferían tenerme para ellas, se me echaron encima jugando y ya no les di cuartel, a Cielo Riveros le atrapé las tetas mientras que a Katherine Riveros a colocaba boca abajo y le metía la polla entre las nalgas hasta que encontré sus labios, no hubo que mojarlos, ya lo estaban, me recibió abriendo las piernas y entré me permití estar dentro de ella sin moverme mientras le comía las tetas a Cielo Riveros, ella me las ofrecía juntándolas, mi boca iba de una a la otra chupando sus pezones, Katherine Riveros no pudo esperar más y levantó el culo acabándosela de meter, subía y bajaba metiéndosela ella sola, no se hizo esperar el orgasmo que la sacudió, tembló varias veces hasta dejarse caer sobre la sabana, me arrastró pues había juntado sus muslos y me tenía atrapado, caí junto a ella, y con el glande en la entrada abrazado por sus labios eyacule, fue una corrida suave, simplemente salió los restos de leche que me quedaba, Cielo Riveros me había ofrecido su coño y cuando lo estaba saboreando, se corrió en mi boca, aguanté pegado a ella hasta que dejó de convulsionarse, mis labios estaban hinchados de tanto lamer.

Metí las sabanas en la lavadora, no quería que mi tía viera las evidencias de nuestros escarceos.

Cuando llegaron mis tíos me llamaron y fui a recogerlos al aeropuerto, estaban contentos, pues la colección que habían comprado era muy bonita y de mucha calidad, cuando entraban en casa sus hijas se lanzaron a sus cuellos, recibieron unos paquetes con regalos, a mi me traían un reloj precioso.

Pero el mejor regalo fue que nos iríamos unos días a la playa, saltamos de alegría y fuimos a revisar los trajes de baño, el mío estaba un poco anticuado.

Por la mañana pase a la casa de enfrente, Emi salía a comprar al centro, le pregunté si la podía acompañar, me dijo que si, fuimos a un gran almacén pero parece que no le gustaba nada de lo que veía, yo mientras me fijaba en los aparatos de informática, al final decidió buscar en otra tienda, no me había querido decir en concreto que era lo que buscaba, en la otra tienda más especializada ya me fui orientando, parecía que buscaba un bañador, estuvo hablando con la dependienta, yo me mantenía discretamente a distancia, la vi como acompañada por la dependienta entraba en un probador, luego le llevó varias prendas, esperé pacientemente, un segundo montón de bañadores siguieron al primero, pasó un rato y nada cambió hasta que la dependienta me dijo que quería que la aconsejara yo.

Entré en la sección de probadores, la llamé y su cabeza salió al fondo, cuando cerró la puerta detrás de mí lo primero que vi fue su silueta al completo en el espejo gigante, estaba detrás con un bañador en cada mano, me preguntó…

--- Cual te gusta más?

Yo no vi lo que llevaba en las manos, mis ojos se quedaron clavados entre ellas, entre sus brazos estaba su cuerpo, frente a mí completamente desnudo, la suave curva en que terminaba su cintura se abría en unas caderas anchas, suaves y armoniosas, sus muslos se juntaban escondiendo a duras penas un pubis perfectamente cerrado, la luz del techo caía sobre sus tetas altas prolongando sus sombras sobre su estomago, detrás de ella el espejo me devolvía la imagen de su espalda y su culo, los hoyuelos de su culo se marcaban sombreados.

Señalé un bañador al azar, ella se lo puso por los pies, levantó una pierna y titubeó para no caerse, yo la sujeté pero mis brazos rodearon su cuerpo, su culo se apoyo en mi polla a la vez que sus tetas quedaban colgando en mis manos, se volvió y me dijo…

--- Gracias por ayudarme, he notado tu apoyo, duro como siempre.

Yo le empujé para hacérselo notar mientras le apretaba los pezones, ella suspiró.

No había terminado de ponérselo cuando lo cambió por otro, este más estrecho, de licra de un solo color, tuvo dificultades para ajustarlo a su culo, cuando se pegó a sus ingles me dijo que le ayudara con la parte de arriba, parecía imposible que aquel cuerpo entrara en la prenda tan pequeña, cuando pudo meter el estomago cogió los tirantes y se los cruzo detrás del cuello, el bañador se quedó arrugado entre sus tetas, probé a extenderlo a los lados pero no llegaba, Emi sostenía los tirantes sin soltarlos, con una mano tuve que levantar el tejido y cogiendo la teta derecha la obligué a entrar, cuando pude meter el pezón que se había enganchado en la costura, intenté meter la izquierda, lo conseguí con mucha dificultad, al momento las derecha salió despedida, tuve que coger las dos y meterlas a la vez, cuando Emi pudo atarse los tirantes se quedaron dentro las dos en un equilibrio muy inestable, quizá se sostenían por los pezones enganchados en las costuras, un poco de areolas asomaban por los lados, en un impulso les di un lametón, al encogerse Emi, se salió y toda la teta quedó a mi alcance, no desaproveche y la aspiré hasta que llenó mi boca.

El siguiente bañador no era tan conflictivo, se lo pudo poner aún que con cierta dificultad, le realzaba la figura como una guitarra española.

La dependienta llamó a la puerta, nos cogió cuando se estaba quitando el segundo, yo la sostenía de la cintura, pasó un puñado de bikinis y desapareció.

Los bikinis fueron más sencillos, la braguita se ajustaba con dos cintas, la primera era muy sencillo pero al poner la segunda estaba más tensada y la braguita quedaba ladeada, por una parte tiraba y la otra asomaban sus labios, tiré de ella hasta colocarla bien, el roce de mis dedos en el pubis recién depilado de Emi me causo una reacción en mi entrepierna, el sujetador fue más sencillo, le até la cinta bajo su pecho a la espalda y mientras ella tiraba de los tirantes por encima de su cabeza coloque las copas en su sitio, se deslizaban por la cinta como en los bikinis brasileños, los pezones se marcaban en cualquier posición que los ponía, el canalillo que se marcaba entre ellos me mareaba.

Lo separó como elegido pero aún así se probó otro, este tenía las copas que recogían las tetas hacia arriba solo las sujetaba desde abajo, por encima se asomaban las areolas oscuras, se lo hice notar estirándole la teta y sacándola fuera, ella apretando mi polla dura me dijo…

--- Juan, eres muy travieso, y tú amigo todavía más, seguro que le gustaría salir a tomar el aire.

--- Pero solo para entrar al calor húmedo de la chica más guapa de la tienda.

No se lo pensó, con suma maestría se agacho y bajándome la bragueta lo sacó, sentí mucho alivio al poder enderezarse, pero le duró poco la libertad, desapareció en la boca de la chica, me tenía cogido de mi cintura con la polla casi toda dentro cuando se abrió la puerta un momento, la cabeza de la dependienta se transformó soltó un ohhh! Y se quedó mirando, sus ojos seguían la trayectoria de la boca de Emi, la polla salía y entraba hasta casi perderse en la garganta de Emi, la chica se agacho a su lado después de cerrar la puerta, se le quedó mirando y cuando Emi se la saco para descansar le preguntó…

--- Puedo?

Emi me cogió la polla desde el tronco y se la ofreció, la chica cogió mis huevos con las dos palmas y lamió un poco el glande, le tomó la medida y abriendo los labios aspiró de ella hasta que se tragó media, al siguiente chupetón se la acabó de tragar, cuando llevaba un momento Emi quiso recuperar mi falo, la chica se resistía, se negaba con la cabeza tirando de mí, Emi le dejó hacer, la chica chupaba con avaricia, me señaló que le tocara las tetas, Emi le insistió, ella lo evitaba aspirando más fuerte, cuando Emi quiso advertirle ya era tarde, los chorros de leche la estaban atragantando, la dependienta quería evitar manchar la moqueta del piso y tragaba todo lo que le entraba directamente a la campanilla, sus ojos lloraban y tosía, cuando le empezó a salirle por la nariz, con las manos recogía lo que salía, se quedó sentada en el suelo, con las piernas abiertas, mientras Emi se vestía tranquilamente, salimos mientras la chica se recomponía un poco, cuando salió Emi le dio un pañuelo de papel, por el escote tenía un pendiente de semen espeso, sin apenas mirarnos hizo el ticket y cobró de la tarjeta.

Pudimos aguantar la risa hasta salir a la calle, al mirar el ticket vio que le había hecho un descuento especial.

--- Ya sé lo que tengo que hacer, traerte siempre cuando venga a comprar.

Se colgó de mi brazo y volvimos hacia casa.

Por el camino me contó que Ana estaba muy contenta, la noche de la cena había disfrutado mucho, la hicisteis muy feliz entre los dos.

--- Antonio la tiene muy bien follada, pero contigo lo disfruta mucho más, eres como un capricho para ella, tienes todo lo que le gusta de un hombre y además eres joven, tu polla la tiene loca, igual que a mí.

Esto lo dijo mientras me daba un beso en la mejilla colgada de mi brazo.

Me contó que le había dicho lo de las vacaciones y que la invitaba a un fin de semana, los bikinis ya no serían una sorpresa para mí, pero me era igual.

Cuando la dejé en casa era hora de cenar, mis tíos estarían esperando.

Ya estaban en la mesa esperándome, me excusé y me senté, Cielo Riveros me preguntó donde había estado, le conté que eligiendo ropa para Emi, mi tía asomó la cabeza desde la cocina y me lanzó un beso.

Esa noche no tardé en irme a la cama, estuve jugando con el móvil un rato, cuando estaba apagándolo la puerta se abrió, la melena de mi tía me avisó que iba a entrar, primero dio una ojada por si tenía compañía, luego con pasos silenciosos se metió en mi cama, la bata que llevaba la dejó sobre una silla, solo llevaba eso, lo primero que hizo antes de taparse con la sabana fue darme un beso en la boca que me dejó sin respiración, me mordió en el lóbulo de la oreja y me susurró…

--- Juan, no sabes cómo he deseado tu polla estos días, teníamos un hotel precioso, cenamos en un restaurante de 3 estrellas, Antonio y yo estuvimos follando hasta la madrugada, pero me faltaste tú, tu polla es el complemento que me falta, me haces sentir llena del todo.

La abrace y le devolví el beso, ya estaba tumbada en medio de la cama con los brazos y las piernas abiertas para mí, me acoplé sobre ella, sus tetas acolchaban mi pecho, su vientre se pegaba al mío y sus muslos quedaron abrazando a los míos, el camino de mi polla estaba señalizado, me dejé escurrir y directamente entré en ella, me estrechó entre sus brazos, no pude moverme hasta un rato después, cuando pude levantar un poco el culo para sacar la polla de su coño no me quería dejar, enseguida tiró de mí y me clavó de golpe suspirando.

Estaba muy caliente, pues con cada metida temblaban sus músculos vaginales, me apretaba la polla aspirándola, me abrazó por el cuello, las tetas sobresalían a sus costados y yo me hundí dentro de ella, los temblores de su coño se extendieron por todo su cuerpo, me apretó hasta casi ahogarme cuando le invadió un orgasmo por todo su ser, estuve compartiendo sus temblores hasta que quise acompañarla y me vacié dentro de ella, aflojó sus piernas y mi polla se hundió aún más lubricado por mi leche, según se iba llenando su vagina rebosaba por sus labios hasta resbalar entre sus nalgas hasta la sabana.

Cuando deshicimos el abrazo me hice a un lado y me pegué a ella, mi corazón palpitaba como un tambor y sus tetas subían y bajaban sobre su pecho acelerado.

--- Gracias Juan, me hacías mucha falta, sé de alguien que me envidiaría en estos momentos, Emi estaría contenta de estar aquí también, me ha dicho que está encantada con tenerte cerca en los momentos malos y sobre todos en los buenos.

Me guiño un ojo pícaro y me dio un codazo, estuve a punto de contarle la tarde de compras, pero me contuve.

El chalet que alquiló mi tío estaba en una urbanización a unos kilómetros del pueblo, cuando llegamos lo primero que hicimos fue repartirnos las habitaciones, mi tía empezó a abrir las maletas y envió a Antonio a comprar provisiones al pueblo, Katherine Riveros le acompañó, le ayudé en la tarea, mientras que Cielo Riveros hacía lo propio en su habitación Ana colgaba la ropa en los armarios, me acerqué por detrás y le pasé las manos por debajo de la camiseta, el sujetador quedó bajo su barbilla y sus tetas llenándome las manos, un beso en su cuello le hizo temblar, me pidió paciencia para tenerla toda, yo resignadamente saque las manos mientras ella se volvía a colocar las tetas dentro de las copas.

Cuando volvieron mi tío y mi prima, sacaron todo del coche, Katherine Riveros me contó alborozada que había visto a un compañero de clase en el pueblo, le gustaba bastante y le preguntó a su madre si lo podía invitar un día a comer, lógicamente le dijo que sí.

Cuando quedaron Katherine Riveros me pidió que la llevara al pueblo para recoger a su amigo, la acompañe hasta la plaza mayor, allí estaba su amigo acompañado por una niña, Katherine Riveros hizo un gesto de contrariedad, a mi me divirtió pero no le dije nada.

Me fijé con la chiquilla, iba vestida con un vestidito corto, una camisa abrochada hasta el cuello con una cinta atada como una corbata, llevaba unos calcetines altos, y unos zapatos de charol planos.

Se presentaron, el chico de unos veinte años se llamaba José y era bastante majo, vestía de sport y era muy simpático, su hermana se llamaba Purita, tenía dieciséis años aunque no los aparentaba, hablaba como vestía, muy aniñada.

Cuando llegamos al chalet los presentó a la demás familia, mi tía miró a Cielo Riveros y ésta a mí, les pareció bastante rara, pero la invitaron a un refresco, Katherine Riveros pronto se despistó con José y se fueron a la playa, le pregunté a Purita si quería que la llevara a la playa pero me dijo que no le gustaba porque tenía arena y se ponía la piel roja, le dejé una revista y estuvo entretenida un rato, cuando la leyó dos veces empezó a andar por el salón, le pregunté que le pasaba y me dijo…

--- Estoy muy aburrida, quiero irme con mis amigas del pueblo.

Empezó a gimotear, yo no quería darle el día a Katherine Riveros y accedí a llevarla cuando me contó que su amiga vivía con sus padres en el pueblo.

Cuando subió al coche estaba muy callada, cogí la carretera y enfilé los pocos kilómetros que nos separaban.

Cuando rompió el silencio me pregunto…

--- Juan, te gustan los patos y las grullas?

--- Naturalmente mucho, pero aquí no hay.

--- Si que hay, yo sé dónde y quiero verlos.

Me arme de paciencia y le dije…

--- Purita, estoy seguro que por aquí no hay pájaros de esos.

--- Yo sé donde, ve por ese camino.

A mi derecha se separaba un camino de tierra, lo seguí, se dirigía hacia la playa, era un humedal con dunas de arena, los cañaverales y junqueras señalaban las charcas, a nuestro paso levantaban el vuelo pájaros de varias especies, hasta que con un zumbido casi delante de nosotros salió un pato con el cuello verde metálico.

--- Ves cómo tenía razón?

--- Lo reconozco, tenías razón.

---Pues para allí en la orilla de la playa.

La playa allí era de grava, no tenía arena pero aparqué, saliéndome del camino, Purita sonrió malévolamente y pasando entre los dos asientos delanteros se sentó en el trasero.

--- Ven siéntate conmigo, desde aquí los veremos mejor.

Yo me hice el remolón pero ante su insistencia salí del coche y pasé a la parte de detrás, cuando me senté a su lado la chica me abrazó besándome, me cogió por sorpresa y cuando me rehíce la chiquilla se estaba sacando por la cabeza el vestidito, lo que vi me dejó sorprendido, bajo el vestido llevaba un sujetador que presionaba sus tetas, creí que eran una tetitas incipientes pero cuando se lo quitó también salieron dos pechos bastante desarrollados, con unos areolas color café y unos pezones negros azabache, no había cerrado la boca de sorpresa cuando se quitó las bragas altas que llevaba, al incorporarse vi la mata de pelo negro rizado, estaba sin depilar, seguramente no lo había hecho nunca, sus ingles y su coño eran toda una alfombra, ella se rió y me dijo…

--- A que no has visto nada igual?

Se separó los labios y entre la maraña vellosa vi sus labios morenos descubriendo el clítoris rosado, saltó sobre mi y poniendo una pierna a cada lado empezó a estirarme la camiseta, yo todavía en shock la dejé hacer y cuando me soltó el cinturón obedecí sus ordenes sin rechistar, permití que me quitara los pantalones y el bóxer a la vez, se puso de rodillas sobre al asiento y se agachó sobre mí, la polla creció dentro de su boca, la chica movía la cabeza rápidamente y su boca se llenó de carne dura, se incorporó victoriosa y de un solo movimiento volvió a saltar sobre mis piernas, me abrazó pegando sus tetas a mi cara, como no le hacía nada cogió una con dos dedos y me la puso en la boca, al sentir el pezón duro lo mordí, ella se soltó y me puso el otro, este ya lo lamí abrazándola contra mí, ella me besó en la cara y en el cuello mientras se dejaba caer sobre mi polla, con dos dedos abrió sus labios y mojó con saliva la entrada, se dejó caer de golpe y se sentó en mis piernas, se apoyo en el respaldo de delante y apretó su coño contra mí.

Tenía la habilidad de quedarse a un centímetro de la punta para volver a caer hasta mis pelos, estaba saltando como una cría cuando en uno de sus saltos se salió, me miró a los ojos de una forma intensa, me abrazó y me besó, esta vez se dejó caer lentamente, sentí un poco de dificultad, posiblemente por la postura, pero igualmente se sentó sobre mí, yo quise acariciarle el clítoris tan escondido, lo encontré fácilmente, estaba rígido entre sus labios abiertos, lo rodeé con dos dedos y estuve poniéndolo más duro, mis dedos encontraron sus labios menores, estaban mojados pero lo que más me extrañó que estaban vacios, busqué mi polla y la encontré más al fondo entre sus nalgas, ella sonrió y abriendo su culo lo apretó contra mi pubis, se abrazó contra mí cuando el primer espasmo la sacudió, puso la cabeza contra el reposacabezas del asiento delantero y aguantó todo el orgasmo con el cuerpo en tensión sus brazos oscilaban en el aire, después cayó sobre mí y me dijo…

--- Lléname el culo de tu leche y me correré otra vez.

Cumplió su palabra, tras unos saltos más la chiquilla se deshizo en mis brazos, sus tetas rezumaban sudor, las gotas corrían por el canalillo hasta mi vientre, cuando se volvió a sentar en el asiento a m lado me dijo…

--- Gracias Juan, ha sido como volar como aquel pato que vimos.

Ya no se puso el sujetador ni los calcetines, la dejé enfrente de casa de su amiga, cuando entré en el coche se levantó un poco la faldita, tampoco llevaba bragas.

Volví al chalet, mi prima Cielo Riveros estaba sola, sus padres habían ido a tomar un aperitivo, la chica estaba tumbada en el sillón leyendo una revista vieja, cuando entré saltó sobre mí y me dijo…

--- Por fin llegaste, estaba esperándote, aquí sola me aburría mucho, cámbiate y vamos a la playa.

Me puse al bañador y cuando salí de mi habitación mi prima ya me esperaba en la puerta con las toallas y la crema.

La playa la teníamos cerca, en un momento estábamos pisando arena, como hacía un viento de poniente un poco molesto fuimos andando un poco más lejos, esperaba ver a Katherine Riveros con su amigo, pero la playa estaba desierta, pero no del todo, detrás de unas dunas había una pareja, la verdad es que habían elegido el mejor sitio, al abrigo de una duna alta con un arbusto, como no había otro sitio igual nos sentamos cerca, Cielo Riveros extendió la toalla y nos tumbamos el sol que a esa hora de la mañana caía a plomo, al agua del mar estaba como una balsa de aceite, Cielo Riveros me puso crema por detrás y yo hice lo mismo, cuando se dio la vuelta se soltó el sujetador del bikini y lo dejó al lado, las tetas las tenía un poco rojas todavía del sol, aún no le había cogido el moreno, con mucha suavidad le estuve esparciendo la crema, noté los pezones muy agradecidos al frescor de la crema y los pellizqué suavemente, mi prima sin mirarme me cogió la polla y la apretó y me dijo…

--- Mmm, esperaba que la tuvieras dura, me has puesto los pezones como garbanzos y tu nada, si no supiera que desde hace unos días no la usas creería que ya no te gusto.

--- Eso de que no la uso… a lo mejor no es así.

--- Pues no sé como, o es que te has hecho alguna paja a la salud de alguien?

--- No nada de eso. Ah! A propósito que te ha parecido la hermanita de José, el amigo de Katherine Riveros.

--- Uf! Que niña más repelente, parecía más cría de lo normal, yo creo que no tendrá los 16 cómo dice.

--- No sé qué pensar, por otra parte parecía muy avispada.

--- Que va! Esa niña no va a madurar en mucho tiempo, la van a desflorar con treinta años.

--- Jajaja, buena ocurrencia, me gustaría saber más de ella.

--- Eres un infanticida, seguro que te gustaría follártela.

--- Bueno, si fuera mayor…

Estábamos hablando de éstas cosas y me fijé que la otra pareja, cerca de nosotros estaban tumbados también, él estaba leyendo en el móvil, ya me pareció raro en la playa, pero más me extraño que ella estaba apoyada sobre él escuchando lo que leía, estaba muy atenta y le acariciaba el pecho a él sobre todo en las tetillas, movía el culo restregándose contra él, su mano bajó al vientre del hombre y desapareció bajo el bañador, me intrigó y me fijé más, los miraba por debajo de mi brazo, las gafas de sol me protegían la mirada, vi el bulto que hacía la mano de ella bajo el bañador, el hombre no era muy joven pero se conservaba bien, mientras él leía en voz alta ella se arrastraba por la toalla y besaba por encima del bañador al bulto que movía su mano, ya duplicaba el tamaño de su puño, el hombre con las piernas abiertas recibía las caricias sin dejar de leer, la mujer un poco más joven que él miró a los lados, vio que estaban solos con nosotros y como no estábamos pendientes de ellos le fue bajando el bañador al hombre, lo hizo lentamente, é solo tuvo que levantar el culo un poco, la polla fue asomando por la cintura, apenas la vi porque la boca de la chica la estaba esperando, se la fue tragando según salía al aire, yo solo puede ver el grosor del tronco que le faltaba por tragar y me pareció un buen aparato, él tuvo que dejar la lectura pues notaba que de seguir así se iba a correr enseguida, la cogió de los hombros y la puso otra vez a su lado, le dio el móvil a ella para que siguiera con la lectura, mientras él se dejaba la polla fuera para que se la siguiera acariciando con una mano.

La chica a la distancia que la veía no me parecía nada mal, pero cuando el hombre le soltó el sujetador y sus tetas quedaron libres me gustó ver sus pezones, no me los imaginaba así, además estaban duros, brillaban de tirante que tenían la piel, el hombre se volvió hacia mí, no sospechó nada y empezó a chupar las tetas de la chica, ella le bajaba la mano a lo largo de la polla y se la apretaba haciendo que el glande se hinchara, la mano de él no tardó en bajar a la braguita de la chica, abrió las piernas y dejó que el sol calentara su coño, la mano de él no paraba haciéndole salir una mancha de humedad entre las piernas, la chica leía cada vez más excitada y el hombre bajó su cabeza entre las piernas encogidas de ella, apenas pude ver el pubis depilado de la chica, me pareció que llevaba el vello recortado,

Ella levantaba el culo buscando la boca de su compañero, dejó el móvil a un lado y apretó la cabeza del hombre entre sus piernas, ya se movía sin parar cuando levantó las piernas sobre sus hombros y el hombre se inclinó sobre ella.

Yo me disponía a ver cómo le clavaba la polla cuando Cielo Riveros me llamó la atención que se estaba quemando la piel y quería que nos bañásemos.

Con dolor de corazón salí detrás de mi prima, la polla la tenía como un ariete, me tapé un poco pues no quería que la otra pareja me viera empalmado a su costa, aunque no creo que ellos estaban para eso, el hombre estaba sobre ella, la polla clavada en el coño cogiéndole las tetas y besándola, me fui mar a dentro, Cielo Riveros me esperaba llamándome con los brazos.

Cuando llegué a su lado se abrazó a mí, me notó enseguida el estado en que llegaba, la polla se incrustó entre sus muslos, ella me dijo…

--- Umm, esto no hay que desperdiciarlo.

Enseguida sus bragas aparecieron sobre el agua tranquila, se abrazó a mí y de un salto me rodeó con sus piernas, se dejó deslizar dándome un beso largo, su coño recibió a mi polla según bajaba.

Cuando salimos una mancha de leche flotaba por el agua, Cielo Riveros se había quitado el sujetador que yo le había soltado, al llegar a la orilla mi polla bamboleaba en mis muslos y las tetas de Cielo Riveros chocaban entre sí, la pareja ya descansaba en sus toallas, cuando se levantaron pasaron por nuestro lado, ella se volvió y nos preguntó…

--- Perdonad, sabéis un sitio para comer?

--- Bueno, si es comer bien en la avenida del muelle hay uno que se llama “El Cántabro” es muy bueno.

--- Ah! Estupendo pues nosotros somos de Santander, hemos venido a pasar el fin de semana.

--- Os ha gustado la playa? Esta muy caliente…

--- Si ya lo hemos visto, os habéis dado un buen baño.

--- Ya lo creo, aunque a vosotros no os ha molestado la arena mucho que digamos.

--- Jajaja, es verdad hemos follado a placer, en el norte no se puede hacer en la playa como aquí.

Lo dijo apretándole la polla al hombre y él le respondió sacándole una teta del bikini.

Katherine Riveros les correspondió abriéndoles las piernas y enseñándoles el coño.

Los cuatro nos reímos hasta que se alejaron.

Nos vestimos y volvimos a la casa, mi tía ya estaba ultimando la comida y Cielo Riveros se puso con la ensalada, yo me dediqué a poner la mesa y mi tío la bebida, cuando ya estaba todo montado llegaron Katherine Riveros y su amigo, se ducharon rápido mientras les esperamos.

El chico era muy simpático y a Katherine Riveros se le notaba que le gustaba, yo intenté sacar el tema de su hermana Purita pero nos dijo que era un caso perdido, no le gustaban las cosas de su edad y no se le veía interés ni por chicos ni amigas.

Yo me sonreí irónicamente, él me insistió que de verdad era un caso especial.

Me metí en la habitación a hacer la siesta, mis tíos también se habían tumbado y Cielo Riveros se quedó con Katherine Riveros y José a jugar al Trivial.

No tenía sueño, por la ventana abierta se veía al mar tranquilo y azul, saque mi tableta y me puse a mirar el Facebook, al momento se me abrió una pantalla que alguien me mandaba un mensaje, lo abrí y era de Asun.

La chica estaba por América con su madre de viaje, le contesté y me preguntó cómo estaba y si podía conectar la cámara con el Skipe por supuesto que lo hice y después de un momento de adaptaciones apareció el rostro de Asun sonriente, me contó que estaban en Cancún, habían llegado el día anterior y ahora se iban a la playa, le dije que me contara donde habían estado y me estuvo enumerando todos los sitios maravillosos de México que habían estado y que después de ver los templos mayas seguirían hacia otro país.

Vi que estaba preparada para la playa y me preguntó dónde estaba yo, me levanté y le enseñé el bañador, ella también me enseño su bikini, pero yo le replique bajándomelo, ella no quiso ser menos y se quitó el sujetador y dijo…

--- Me parece que tienes la moral muy baja.

--- Pues espera un momento…

Con el bañador en los tobillos y en el monitor la figura de Asun con las tetas morenas mi polla no tardó en levantar la cabeza a pulso, con cada latido subía un poco, cuando estuvo horizontal me giré de lado para que lo comprobara, ella se levantó y se bajó también las bragas, tenía el coño depilado a la brasileña, una tira vertical de vello cortito adornaba su pubis, cuando abrió sus labios acerqué la polla a la cámara, ella se acercó la tableta al coño haciendo un zoom, una puerta se oyó detrás de ella, al fondo de la habitación del hotel pasó Marta, su madre, cuando la vio con las bragas en los tobillos, sin sujetador y con la tableta entre los muslos, le preguntó…

--- Que haces Asun, con quien hablas?

Se acercó por detrás de Asun, ella le enseñó la tableta y vio mi polla en primerísimo primer plano, enseguida me reconoció, se llevó la pantalla a la boca y puso morritos para besarla.

Llevaba un pareo liado al cuerpo y atado bajo de los brazos, Asun desde detrás de ella le soltó el lazo que lo sujetaba y se quedó frente a la cámara con el cuerpo desnudo, aunque quiso cubrirse instintivamente mi comentario la convenció de no hacerlo…

--- Cada día estás más buena Marta.

Se puso una teta pegada a la cámara de forma que le notaba hasta el más mínimo poro de su pezón, yo saqué la lengua como si le lamiera y ella con dos dedos se lo apretó sacándolo duro.

Asun le quitó la tableta a su madre, me miró seria y me dijo…

--- Juan tengo muchas ganas de verte, necesito follar contigo.

La cabeza de Marta se asomó a la cámara y dijo…

--- Necesitamos follar contigo! eh?

Dejó la cámara apoyada en un mueble y se echo hacia atrás, la vi de cuerpo entero, estaba morena y muy apetecible, su madre se puso a su lado abrazándola y le cogió una teta ofreciéndomela, Asun con el dedo señalaba el coño de su madre, me lanzaron besos al aire y se despidieron, yo me quedé con la polla dura en la mano mientras el monitor se apagaba.

Por la mañana después de desayunar se notaba movimiento, mis primas iban muy arregladas, estaban muy agitadas de un lugar a otro, les pregunté y Katherine Riveros me dijo que su amigo José le había dicho que tenía un amigo en el pueblo que le gustaría salir con Cielo Riveros, iban a dar un vistazo y conocerlo, mi tío me alargó las llaves del coche, pero mi tía le dijo…

--- Mira Antonio, es mejor que vayas tú con las chicas y de paso compras esto que necesitamos.

--- Vale, y de paso pondré gasolina.

Al rato salían hacia el pueblo, me salí al jardín y me tumbé sobre el césped con un libro.

Mi tía a los cinco minutos salió donde yo estaba y me trajo una cerveza fría, se puso frente a mí y a la vez que me alargaba la botella se levantó la falda, bajo no llevaba nada…

--- Si quieres al aperitivo te invito yo, tenemos unas dos horas hasta que vuelvan.

Me levanté como un muelle, mi tía se cogió de mi brazo y me llevó a su habitación, cerró la puerta y se echó sobre la cama cuando se quitaba la poca ropa que le quedaba, con los brazos y las piernas en X…

--- Ven con tu tía cariño, te voy a sacar toda la leche que tengas en esos huevos tan generosos.

Salté sobre ella, el colchón gruñó con el peso, pero mi tía no se quejó, sus tetas parecían Airbag, se adaptaron a mi pecho, mi polla se alojó entre sus muslos abiertos, le besé en la boca y en el cuello, las tetas le siguieron y ella me cogió la cabeza y la dirigió a su coño, yo iba girando hasta que lo encontré y metí la cara entre sus muslos, los labios ya abiertos me mostraron todos los tesoros que me guardaban.

Ana me estiró de una pierna pidiéndome que la subiera sobre su cabeza, lo hice y mi polla colgó inerte sobre su cara, la atrapo con sus labios y la aspiró con fuerza, el prepucio todavía cubría mi glande pero ella lo destapó con la lengua, la metió entre el glande y la piel y la levantó, después atacó el frenillo y ya empezó a faltarle espacio en la boca, mi polla estaba engordando como un globo, a la vez que cogía mis huevos me separó de ella para sacar un poco de polla pues le llegaba a la campanilla, yo le tenía cogidas las nalgas y a la vez que me servían de agarre las abría, con mi lengua recorrí desde donde nacían los labios en el pubis moreno, pasando por el clítoris rugoso a los labios menores que guardaban la entrada ya húmeda de la vagina y llegó a terminar en el rugoso agujero oscuro de su culo, lo hice varias veces, ella levantaba las caderas cada vez para que yo le llegara más, cerró las piernas y me abrazó y en un movimiento rápido me dio la vuelta, casi se atragantó con lo que le llenaba la boca, pero cuando estaba encima de mí su cabeza podía moverse con libertad, me lamia el tronco por fuera hasta que se decidía meterlo en la boca, yo por mi cuenta le obligaba a separar las piernas para alcanzar mejor el coño, me puse una almohada bajo la cabeza, ya estaba a mi altura, mi lengua recorría cada pliegue de su sexo los jugos que salían de su vagina apenas llegaban a sus labios cuando mi lengua los había absorbido y el clítoris temblaba descubierto cada vez que sentía mi lengua cerca.

Cuando empezó a temblar su coño ella quiso levantarse de mí pero la sujeté por la cintura y seguí lamiendo con más fuerza, los temblores aumentaban, noté como ya no chupaba mi polla como antes hasta que la soltó y moviendo la cabeza sin control la dejó caer en mi ingle entre mis huevos y mi pierna.

El orgasmo fue brutal, todo su cuerpo vibraba incontrolado, me clavaba las uñas en las pantorrillas, no podía moverme bajo su peso, solo podía absorber los flujos que manaba su coño, apenas podía recoger todo pues me atragantaba, sus piernas rectas a mi lado dejaron de temblar poco a poco, levantó la cabeza y lo primero que hizo fue meterse la polla dentro otra vez, había perdido dureza, cuando quise seguir comiéndole el coño se levantó y me dijo…

--- Ya está bien de comer, ahora vamos a follar.

Se sentó sobre mí, no hizo falta lubricar nada, mi polla brillaba de saliva y su vagina goteaba, simplemente se sentó y me dio un beso en la boca que terminó de ponerme la polla a cien, cuando se deslizó hacia abajo se encontró con mi polla casi pegada a mi vientre, la cazó y se la clavó hasta la matriz.

Se sentó y se apoyo con las manos en mis tobillos, yo tenía la visión de su cuerpo entero, con las piernas abiertas frente a mí su coño se engullía mi polla, su vientre de doblaba como un junco, sus tetas botaban al ritmo de su culo y su cara de placer se concentraba en sus sensaciones.

No le avisé pero ella lo noto dentro de su coño, las palpitaciones de mi glande me delataron, con los músculos de su vagina me estrujó la polla a la vez que se concentraba a la espera del segundo orgasmo.

No sacudió a los dos a la vez, nuestros cuerpos se deformaron con los latigazos de placer, las cabezas y los brazos se agitaban sin orden, parecía que nos íbamos a dislocar algo, cuando Ana cayó sobre mí exhausta yo la esperaba inerte, mi pecho sonaba como un tambor de la selva, las tetas de mi tía esparcidas por mi costado, su corazón acolchado me golpeaba en mi pecho, mi polla salió de su coño mezclada en sus jugos y mi semen, con una voz débil me susurró al oído…

--- Quieres que sigamos otro más?

--- Me gustaría, pero no puedo.

Estuvimos un buen rato abrazados, el aire fresco que entraba por la ventana movía las cortinas y refrescaba mis huevos empapados de sudor y líquidos pegajosos, el canalillo de mi tía estaba perlado de gotas de sudor y sus mejillas estaban rojas de rubor.

Cuando nos levantamos fui al frigo a por una botella de agua pero me dijo…

--- Espera te invito a un cubalibre, esto se merece un buen trago.

Cuando volvieron mis primas y mi tío yo estaba otra vez en el jardín, ellas venían muy contentas sobre todo Katherine Riveros, nos contó que el amigo de José era guapísimo y que estaba muy bueno, a Cielo Riveros se notaba que le gustaba pero no quería aparentarlo, nos contaron que habían quedado y que pasarían a por las dos.

Al día siguiente llegó un coche, salió José y llamó a Katherine Riveros, al momento salió Fernando, su amigo, al verlo tuve que reconocer que Katherine Riveros tenía razón, un chaval atractivo, de mi edad más o menos, José le dijo algo al oído a Katherine Riveros, ella se echo a reír mirándome, creí que se burlaban pero en ese momento se abrió la puerta de atrás y bajaron Purita y otra chiquilla, Cielo Riveros me miró también entre sorprendida y maliciosa.

Las nenas llegaron a mí dando saltitos, Purita llevaba unos pantaloncitos pirata y una camiseta de Disney, la otra chiquilla era de su edad pero completamente diferente, era totalmente pelirroja, el pelo rizado color naranja, la nariz y las mejillas llenas de pequitas el cuerpo tan indefinido como el de Purita y con unos pies menudos que calzaban unas zapatillas de lona.

Yo era el centro de las miradas de todos, mi tío me sonreía divertido, mi tía espantada, Katherine Riveros se encogía de hombros, sorprendida y Cielo Riveros apenada, las niñas me miraban con carita de ángel.

Roto el silencio Katherine Riveros nos dijo que volverían por la tarde mientras se metía en el coche, las niñas solo dijeron…

--- Comeremos de todo y nos portaremos bien.

Mis tíos sonrieron de oreja a oreja y con las manos me dijeron…

--- Son todas tuyo.

Me conformé y empecé a pensar con qué entretenerlas, saqué el Trivial y un parchís que encontré en un desván, ellas se sentaron y empezaron a jugar, pero al momento ya hacían cara de desgana, ya no sabía a que dedicarlas hasta que recordé que junto al parchís había visto unas raquetas de bádminton, las saqué y las dejé sobre una mesa junto al volante para ver su reacción, ellas se alegraron mucho, y aunque no había visto jugar se entusiasmaron con las plumas del volante, enseguida empezaron a jugar en el salón, mi tía me miró y me las llevé a la playa, las explique todo lo que sabía, que no era mucho, solo les comenté que sería como el tenis más o menos, empezaron a lanzarlas pero no las cogían casi nunca, la pelirroja que se llamaba Celia era la más torpe, a cada momento se le caía el volante o no le acertaba, Purita dijo que se lo explicara pues ya se aburría, la cogí la mano y le acompañe en el tiro, le costó bastante y tuve que ponerme detrás, ella no la daba ni una, la cogí de la cintura y pude conseguir que ya acertara las que su amiga le lanzaba, con la mano la guiaba, ella se dejaba aunque la posición de su culo sin poder evitarlo me rozaba la polla, ella no se enteró hasta que empezó a coger volumen, se quitó rápido, le dijo a Purita al oído algo, ésta le quitó importancia…

--- No pasa nada, ves?

Se puso en la misma posición que ella y me apretó el culo.

--- Así se juega mejor, entre dos, mira como lo hago.

La pelirroja se convenció y se volvió a poner, Purita le mandaba el volante lejos para que tuviera que esforzarse en cogerlo, yo intentaba sujetarla pero se escurría, cuando la tuve bien cogida ya paraba más, pero mi polla dura estaba alojada entre sus nalgas, ella se separó y volvió a decirle algo al Purita…

--- No es nada ven conmigo y verás.

Se acercaron a mí, Purita me puso la mano en la bragueta y apretó…

--- No es nada malo, pon la mano aquí y notarás como es lo que tiene.

Se hacía la sumisa pero al final consintió y acompañada de Purita apoyo su mano, estaba casi dura del todo cuando la tocó, como no se animaba Purita con toda resolución bajó la cremallera y buscando me la sacó, la descapulló y le hizo tocar, con miedo puso un dedo, luego dos hasta que la cogió, Purita se desesperaba, para demostrarle que no pasaba nada la lamió y le invitó a su amiga a imitarla, cuando la lamió Purita puso su cara junto a la de Celia y ente las dos empezaron a lamerla para luego chuparla, llegaron a un momento que se la disputaban.

No tuve más remedio que llevarlas a una duna que cubría de las posibles miradas y Purita me bajó los pantalones, la polla ya expuesta fue muy disputada, las dos querían mamarla, Purita sabiendo que esto no podía durar mucho se bajo las bragas, me enseñó el coño, esta vez lo llevaba depilado totalmente, su piel morena marcaba el rastro donde antes llevaba la melena negra, la Pelirroja la miró sorprendida dijo…

--- Que morena eres y aún no tienes melitos.

--- Mira lo que yo hago, porque luego lo tienes que hacer igual.

Se agachó y culeo hasta meterse la polla entre sus jóvenes labios, la otra chica se arrodilló a su lado, veía como la polla entraba y salía en el coño de Purita, hasta se atrevió a tocarme los huevos y ayudarme a meterla, cuando Purita se la sacó le dijo…

--- Ale Celia ahora tú, haz como yo.

La amiga se quitó las bragas, un coñito blanco, pecoso con unos pocos pelillos fue lo que vimos, la piel sonrosada de sus labios era blanca en su interior, Purita le metió un dedo en el coño y le hizo mojarse, la chica dijo…

--- Me gusta cómo me acaricias, pero eso no me cabrá.

--- No te preocupes, Juan sabe lo que tiene que hacer, verdad?

No tuve más remedio que susurrar…

--- Si, claro.

Se puso en posición y le gustó cuando le toqué con el glande en su caliente vagina, no pasaba de ahí, Purita me cogió las manos y se las puso en la cintura y me dijo…

--- Juan ahora solo tienes que empujar, verdad?

--- Claro, si claro.

Pero antes de que yo empujara la chica se hizo hacia atrás y se metió media polla, suspiró y entre dientes dijo…

--- Es verdad no pasa nada, me gusta mucho, puedo seguir?

Yo ya no pude aguantar más y sujetándola se la metí hasta dentro, ella soplaba y se reía nerviosamente.

Cuando se la sacaba suspiraba, ella sola se la metía y se la sacaba, empezó a coger velocidad, yo me dejaba llevar, mis huevos estaba a reventar y Purita lo notó, la quitó y se la saqué con cuidado, ella se quedó despagada, pero Purita le prometió…

--- Ahora vas a ver como lo hago yo.

Se puso igual agachada, Celia se puso pegada a su culo y mi polla, Purita pasó el glande por su raja mojada y la subió hasta el agujero de su culo, luego se hizo atrás y se la metió hasta un tercio…

--- Ahora Juan… sigue tú, párteme el culo, rómpeme en dos, lléname de tu leche.

Yo enardecido por el vocabulario de la niña me envalentoné y cogiéndole las nalgas se las abrí y no terminé de meter hasta pegar mis huevos en su coño, seguí metiendo y sacando hasta que mis huevos dijeron basta y se vaciaron dentro de Purita, Celia estaba atenta, no se perdía nada hasta que mi leche desbordaba el ano de Purita, con un dedo recogió un poco y se lo llevó a los labios, le estuvo buena y repitió.

Cuando volvieron mis primas con los chicos las chiquillas corrieron a su encuentro, Celia le dijo a su hermano…

--- Fernando, lo he pasado muy bien, Purita me ha enseñado un juego nuevo, cómo se llama Juan?

--- Bádminton, se llama bádminton.
sta mañana me he levantado de mal humor y no sé bien porqué, después de ducharme y desayunar he salido a dar un paseo, no pensaba ir muy lejos pero necesitaba pensar, andando sin rumbo llegué a un parque cercano a casa, a ésas horas no había mucha gente pero ya se veía ambiente de personas, me senté en un banco y estuve ensimismado intentando encontrar el motivo de mi desazón, repasé desde que estaba en el pueblo, yo era un chico feliz, sin ningún objetivo marcado todavía, me distraía con las cosas más comunes, aún no se había despertado en mi del todo el gusanillo por las chicas, de hecho es que mi experiencia sexual era nula o casi, sólo la llegada de mis primas y familia me hicieron cambiar, animado sobre todo por el reto que me plantearon dos chicas como yo pero, de capital, en el sentido peyorativo de la palabra, estaban mimadas y vivían en una burbuja de lujo o eso me pareció a mí, luego al venir a estudiar a la ciudad me acogieron en su casa.

Entonces el que cambié fui yo, me enseñaron a ver las cosas desde otro ángulo, a eso contribuyeron mucho mis tíos, bueno, sobre todo mi tía, por decirlo de alguna forma me lanzaron a la vida, también tuve la suerte que se cruzaran en mi camino personas encantadoras que fueron formándome como persona y sobre todo en el plano sexual, ahora había llegado a un nivel bastante delicado, por una parte yo era tratado en casa como a un hijo más, también como hermano, claro pero mi familia era una familia muy abierta, en todos los sentidos y también en lo referente al sexo, con mis primas, salvados los primeros roces nos conocimos mejor, cogimos tal confianza entre nosotros que éramos una piña, no teníamos secretos, hasta el punto que nos compenetrábamos hasta en el sexo, podríamos estar juntos los tres o con cualquiera de nosotros y no había ningún tipo de problemas.

Incluso cuando mi tía me dio también su confianza poco a poco también fuimos cómplices en la cama, se ampliaron mis horizontes hasta conocer a una belleza de vecina, que me colmó de atenciones igualmente ahora ha llegado el momento que nos hemos unido casi todos, mis tíos, mi vecina y yo, después de una cena magnifica hemos celebrado una fiesta íntima que por cierto ha salido muy bien, aunque en este momento me he dado cuenta el problema que arrastró… Mis tíos después de la cena les sugirieron a mis primas que nos dejaran solos, ellas aunque ya se lo imaginaban accedieron no sin reticencias, que por cierto me las hicieron pagar y pagué con gusto, todo hay que decirlo pero me siento mal porque no las atendimos como lo que son y esto no lo debía permitir, me propuse reconciliarme con mis primas y conmigo mismo.

Antes de volver a casa pasé por una librería y me entretuve mirando por el escaparate, nunca me había fijado pero también tenían libros de texto, entré por curiosidad y preguntando a la dependienta me orientó en la estantería que podía encontrar algo, me interesaba algún tema sobre lo que estaba estudiando para no perder el ritmo de los estudios, fui hasta el fondo del local se notaba que le tema no tenía mucha venta, curiosamente habían varios libros interesantes, me puse a ojearlos para ver cual se centraba más en lo mío.

Detrás de la estantería se oía un murmullo, estaba en un rincón y no pude ver nada pero la curiosidad hizo que apartara algunos libros del estante y pude ver la cabeza, al parecer de una chica, llevaba una cola de caballo larga rubia y hablaba sola, me extrañé y seguí quitando más libros, ésta vez los de abajo, según iba descubriendo pude ver que la chica estaba sentada y que tenía adelante suyo un ordenador, quité algún libro más hasta ver la pantalla, me impactó, frente a la chica aparecía el capullo de una polla agitada por una mano anónima, no se oía nada pues la chica llevaba unos auriculares puestos, ella tecleaba chateando con aquella polla o mejor su dueño, abrí uno de los libros y me arrodillé a la altura de ella.

Ésta simplemente movía la cabeza, sacando a veces la lengua como si lamiera la polla o abriendo la boca como si la estuviera comiendo, al chico además de enseñarle la polla también quería ver algo, lo deduje porque la chica se volvió hacia atrás, a su espalda un pasillo largo de estanterías llenas de libros y desierto a estas horas, se abrió el escote del suéter y le enseñó un hombro y el tirante del sujetador fucsia que llevaba, el chico le urgía que le enseñara más pero el suéter no daba más de sí, forcejeó aún más para poder sacar el brazo pero no cedía nada, al fin se decidió a enseñar algo más aunque no estaba muy segura. Se puso de pié y se desabrochó el pantalón y estirando el suéter se lo sacó, se volvió a sentar y el chico le apremiaba con la polla en la mano, ella se fue subiendo la prenda poco a poco apenas apareció la parte baja del sujetador.

El chico aceleró los movimientos de su polla, ella se animó y le enseñó un poco más hasta la mitad de la copa pero el chico ya podía ver el canalillo, cogía la polla desde el tronco y la meneaba lentamente, ella miraba fijamente la pantalla, se sacó un tirante por la manga y se bajó la copa justo hasta insinuar el pezón, le chico desesperado le animaba con la mano que tenía libre, ella estiró la teta y la sacó del sujetador, la pantalla vibraba al otro lado imagino de los movimientos a la polla que le daba el mozo, estuve mirando y sólo de perfil le pude admirar la teta que tenía la chica, le colgaba un poco, le hacía una arruga bajo del pecho de apenas un dedo pero motivado por el peso que tenía.

Se pellizcaba el pezón estirándolo, la excitación del chico se notaba, pues aproximó su cámara casi tocándolo, pues toda la polla llenaba la pantalla, la rubia con los auriculares puestos estaba aislada de mundo, para ella sólo existía la polla, cada vez le costaba más escribir, su mano libre había pasado por el pantalón y se hundía entre sus piernas, con la otra se apretaba el pezón e intentaba llevárselo a la boca, yo con la polla dura de rodillas parecía que estaba en oración, ya había dejado de disimular con el libro cuando estiré el cuello para ver si ya se había bajado los pantalones.

Cuando me tocaron en el hombro creí morirme, me volví esperando lo peor y lo era, la dependienta estaba detrás de mí con cara de pocos amigos y con las manos en las caderas como pidiéndome explicaciones, tirados a mis pies un montón de libros, yo no supe que excusa ponerle estaba pillado, sólo le señalé el hueco en la estantería y me aparté, la chica intrigada se agachó a mi lado, sabía que había una chica en el wi-fi pero ya hacía un buen rato y pensaba que ya se habría ido, yo creo que no se dio cuenta de la teta que tenía más cerca, sólo vio la polla que bien iluminada que estaba brillando en el monitor.

No se volvió para nada, sólo fue quitando algún libro más, ya le cabía la cabeza por el hueco de libros, la chica rubia se había levantado y se bajaba los pantalones, se quedaba con las bragas color fucsia como el sujetador y se volvía a sentar, ladeó un poco las bragas y le enseñó a la cámara un poco del vello que le salía rizado, era castaño, el chico se deshacía la polla cambiando de mano frecuentemente y dándole salivazos.

La dependienta no se movía, seguía con medio cuerpo dentro de la estantería casi vacía, la rubia se quitó el suéter del todo y desabrochó el sujetador, las dos tetas ya estaban fuera apenas colgando, la dependienta me apretó el brazo para que mirara, lo hice junto a ella, las dos cabezas pegadas por el agujero, yo oía la respiración agitada de la dependienta, le señalé con la mirada el monitor y ella cerró los ojos suspirando, cuando la rubia se ladeó del todo las bragas enseñó los labios mojados, los abrió y estiró las piernas, el pubis peludo estaba hinchado, la dependienta instintivamente se apretó una teta, la estuvo rodeando con su mano pellizcando seguramente su pezón.

Al estar apoyada sobre un brazo se cansaba y se cambiaba de mano, yo cuando estuvo acariciando la teta de mi lado le puse mi mano sobre la suya y la apreté levemente, ella me miró y quitó su mano deslizándola bajo la mía, yo creí que descansaría pero levantó las rodillas del suelo para liberar la falda, estaba pisando la orilla y pasó la mano entre los pliegues. No tenía tanto pecho como la rubia pero al estar agachada colgaba en mi mano, mal sostenido por el sujetador, llevaba uno con aros de acero que le acoplaba el pecho, mis dedos pasaron bajo el aro y estirando hacia adelante liberó la teta que quedó literalmente colgando, la chica se quejó, estaba incómoda, recordé que normalmente se les clavaban los aros al estar mal colocado y pasando la mano por la espalda le solté el broche.

La prenda dejó de presionar y las dos tetas quedaron en mí poder, ella cerraba los ojos cuando las apretaba, su mano también debía hacer de las suyas entre sus piernas pues movía el culo constantemente. Yo miraba a lo largo del pasillo por si aparecía alguien, aunque la campanilla de la puerta habría avisado pero no quería ponerla en un compromiso. Las rodillas me dolían horrores, tuve que renunciar a las tetas de la dependienta y me puse de pié, de la chica solo se veía de la cintura hacia atrás, despacio le levanté la falda por detrás, los muslos blancos destacaban con la falda azul marino, las bragas de la chica estampadas juveniles cubrían sus nalgas casi por entero, sólo se notaban los nudillos de sus dedos hurgando entre sus muslos.

Me agaché y me mojé dos dedos con saliva, los pasé por encima de las bragas, ella con sus nudillos notó la humedad de mis dedos y los apartó, volví a mojarme los dedos y esta vez apartando un poco el camal de la braga los pasé por la ingle depilada hasta que llegué al vello rizado, ella arqueó la cintura elevando el culo un poco, le cogí las bragas con dos dedos de los lados y fui bajándolas a lo largo de las nalgas, eran blancas como la nieve pero entre ellas la mata de pelo destacaba, le eché saliva entre las nalgas y se perdía entre ellas, vi como brillaba el vello a la entrada de su vagina.

Miré entre los libros, la rubia se había quitado las bragas y con las piernas abiertas estaba acariciando el coño metiéndose dos dedos, en la pantalla la polla saltaba desenfocada. Le subí la camisa a la dependienta, la espalda brillaba de sudor, me saqué la polla, la humedecí con saliva y me agaché detrás de la chica, con las manos le cogí las dos tetas a la vez, estaban duras, ella apenas se movió cuando las notó en mis manos, parecía que adivinaba el siguiente capítulo, porque cuando notó el calor de mi polla en su coño aún se agachó más, mi polla entró casi vertical y sin ningún esfuerzo, a la vez que tiraba contra mí las dos tetas, entraba en ella hasta el fondo.

La rubia del otro lado se había quitado los auriculares para masturbarse mejor, gemía sin miedo al ver a su amigo a punto de correrse, la dependienta en cambio apenas suspiraba a corta distancia, la suerte nos acompañó a todos. La rubia se corrió cuando vio emborronarse la pantalla, el chico había cegado la cámara con su leche, la dependienta apretó su coño gruñendo también bajo un orgasmo brutal, yo simplemente me apoyé en su culo, ya no me sostenían las piernas agachado y me liberé de toda la leche que tenía acumulada, la dependienta esperó a que yo pudiera levantarme pero cuando vio a la chica apagar el ordenador y levantarse para subirse las bragas y el resto de ropa, se levantó dejándome con la polla aún tiesa.

Se metió las tetas en el sujetador y se subió las bragas bajándose la falda. Se cruzaron las dos a la salida de los pasillos, la chica saludó y salió, yo, con un libro en la mano, se lo di para pagarlo, la dependienta la abrió y miró el precio, arrancó la etiqueta, la tiró a la papelera y me dijo:

No te preocupes, obsequio de la casa, ya colocaré los libros del pasillo.
Gracias, por el libro, volveré a por más.
Esperaré impaciente.
Cuando llegué a la puerta de mi casa, oí que me llamaban, me giré y vi a Emi que me llamaba desde la ventana de su habitación, crucé la calle y cuando me acercaba a su puerta la chica la abrió asomando un poco la cabeza, me hizo pasar rápido iba cubierta con un albornoz, se lo sujetaba cerrado con la mano.

Hola Juan, cuánto tiempo sin verte, tenía ganas de saber de ti… ¿Qué es de tu vida?
La besé en las mejillas, ella me correspondió con un piquito en los labios cogiéndome la cara con sus manos, el albornoz se abrió de arriba abajo y la teta izquierda se le salió, quedé sorprendido como siempre que se las veía, eran perfectas, me invitó a sentarme en el sofá, yo le insinué que tenía algo de prisa pero ella me retuvo el brazo, quiso saber cómo estaba después de la fiesta, le dije que muy bien, que me había encantado, ella se fijó en mi bragueta…



¡Oye! ¿Qué tienes ahí?, vaya con Juan si sólo se me ha salido un poco la teta.
Pues para mí es suficiente, me encantan tus pechos, los adoro, no puedo remediarlo.
Pues a mí, ¿sabes lo que más me gusta de ti?, me gustan tus manos. Me cogió una mano y la besó, luego, abriendo los labios se metió en la boca el dedo corazón.
Uy, mi Juan, sospecho una cosa, a ver.
Me empujó sobre el asiento del sofá, con gran habilidad me bajó la cremallera del pantalón y metiendo la mano sacó la polla con dificultad. Se la metió en la boca y noté como le pasaba la lengua alrededor, la saboreó y me dijo con cara de falso enfado.

Vaya, vaya, así es que a estas horas de la mañana ya has metido la polla en un coño… Porque sabe a flujo de mujer caliente y tus dedos también.
Ostras, Emi que buen paladar tienes, es que no he tenido tiempo de ducharme, me acaba de pasar un caso que sólo se puede ver en una peli porno.
Sólo a ti te pueden pasar esas cosas.
Le conté con detalle la visita a la librería, Emi me escuchaba atenta y sonriente, cuando terminé me cogió de la mano y tirando de mí me llevó a la ducha.

Venga, vamos a ducharnos, precisamente iba a hacer lo mismo cuando te vi, si no todas las mujeres de tu casa te van a oler nada más entrar.


Me desnudé mientras regulaba la temperatura del agua, ella simplemente se abrió el albornoz y entró bajo el chorro, desde adentro me ofreció la mano para que la acompañara, aún siendo la ducha espaciosa, estábamos pegados… Emi me enjabonó el cuerpo, cuando se acercaba a mi polla erecta la esquivaba, luego me dio la esponja y me dijo:



La polla es cosa tuya, porque no te contentarás que te lave.


Me retiré el prepucio y me lavé la polla con detenimiento, luego enjuagué la esponja y Emi me quitó todo el jabón, al terminar se dio la vuelta, le echó gel a la esponja y me la dio…



Ahora te toca a ti, enjabóname bien.


La cubrí de espuma desde la nuca hasta los tobillos, entre las nalgas se la pasé hasta sacar la mano por delante, cuando se dio la vuelta levantó los brazos y pude frotarle las tetas y el vientre hasta que llegué al pubis y ella me quitó la esponja.



Espera, hoy eso es mío, si no te embalarás y acabaremos como hemos empezado.


Sólo me permitió que mientras se lavaba el coño yo masajeara los pezones… Al salir se lió una toalla a la cabeza y con unas grandes nos secamos, cuando me vestí aún no se me había bajado la erección.



¡Ah!... Sabes, tengo cosas que contarte… ¿No te han dicho nada?
Pues no, no sé nada, ¿es que hay alguna novedad?
De momento no te puedo contar nada pero creo que tus tíos están planeando algo, ya te contarán.
Vale, pues me voy a casa, gracias por la ducha y por haberme saboreado. Emi se echo a reír con esas carcajadas que me enamoraban, cuando crucé la calle apenas se veía su cabeza liada con la toalla.
Al entrar en casa solo se oía el ruido de cacharros en la cocina, arriba en las habitaciones de mis primas también se oían sus voces. En la cocina el olor a pescado me invadió, mi tía estaba preparando un aperitivo de mejillones y me dijo:

Hola Juan no te había oído entrar, ¿te apetece un mejillón y una cervecita?
A mí me encantan los mejillones y sobre todo el tuyo, ya lo sabes. Se lo dije al oído mientras pasaba la mano bajo el delantal y le apretaba el coño.
¡Shhht, quieto fiera!, que están tus primas en casa y nos van a pillar pero, ¿es verdad que te gusta tanto mi mejillón?
¿Lo dudas? Te lo comería ahora mismo, mira como llevo la polla ya.
Qué barbaridad, parece que llevas un mes sin follar.
Pues casi -le mentí- y te la metería ahora mismo aquí.


La cogí de las caderas y le apreté el culo con mi rabo tieso, ella me esquivó después de dar un movimiento circular sobre él.



No te preocupes, no tardaremos en retozar. ¡Ah! Tengo que contarte una cosa, tu tío ha preparado una cena para los dos y después me ha dicho que iremos a un local liberal, un amigo le ha dado una invitación VIP y quiere que vayamos el sábado que viene.
Muy bien, me alegro, veo que Antonio, ha rejuvenecido en poco tiempo y a ti, ¿qué te parece?
Bueno, tengo curiosidad, no sé muy bien cómo será eso pero me gustaría probar.
Perfecto pero cuéntamelo todo, ¿eh?
Por supuesto, con todo detalle, siento no poder ir contigo.


Se asomó hacia el comedor y al ver que no había nadie me apretó la polla cogiéndola con toda la mano apretada. Cuando salí de la cocina mi prima Katherine Riveros se cruzó conmigo, sólo me dijo…



Hola primo, mmm que bien hueles, aunque parece gel femenino.
El sábado siguiente efectivamente mi tío estaba pletórico, todo eran atenciones hacia mi tía, cuando salieron a cenar estaba elegante pero mi tía además de bonita estaba sexi de verdad, un vestido estrecho y un escote de vértigo, zapatos de aguja altísimos que sobrepasaba a mi tío. Mis primas y yo cenamos pizza, estuvimos bromeando todo el rato, sobre los jueguecitos vengativos que me habían dado, cuando terminamos recogimos todo y nos sentamos en el sofá los tres, se descalzaron y se pusieron con las piernas cruzadas, empezaron a hacerme cosquillas y a provocarme, hasta que Cielo Riveros se levantó y dijo…

Me voy a la cama, aquí no podemos estar, ¿me acompañáis? Katherine Riveros me cogió del brazo y la seguimos, abrió la puerta de par en par y quitándose la ropa abrió la cama, le dijo a su hermana…
Katherine Riveros tú primero, luego Juan y yo después.


No nos dio opción a opinar, Katherine Riveros se quitó lo poco que llevaba y subió a la cama, yo hice lo mismo dejándome los calzoncillo, Cielo Riveros me cogió del brazo y con los ojos me señaló que me los quitara, la obedecí, ella entró y echó la sábana sobre nosotros. Estábamos un poco apretados y mis primas me cogieron los brazos y se los pusieron detrás de sus hombros, a la vez que se ponía de lado hacia mí. La suavidad de la piel de las chicas me rozaba y la tibieza de sus cuerpos me ponía a tope, Cielo Riveros me preguntó…



¿Juan tú sabes dónde han ido mis padres hoy?
Pues a cenar, me ha dicho tu madre.
Y después, ¿iban a algún sitio? -Preguntó Katherine Riveros-. Es que he oído que cuchicheaban que mi padre la iba a llevar a algún sitio especial, según él.
Pues no sé exactamente, creo que era un local de parejas liberales pero no me hagáis mucho caso.
Si, algo así he oído, esa era la palabra que no me salía. ¿Y crees que les gustará?
No sé, tu padre iba muy ilusionado y a tu madre tampoco le disgustaba.
No sé, no veo a mi padre compartiendo a mi madre, no me lo imagino meneándose el trozo de polla que tiene mientras otro se folla a mi madre.
Y tú, ¿cómo sabes el tamaño de la polla de papá, Cielo Riveros?
Bueno… porque se la he visto.
Katherine Riveros se incorporó de golpe.

¿Y no me lo habías dicho Cielo Riveros?, vaya hermana, cuéntanos como se la viste.
Vale, pues era yo muy jovencita, tendría unos trece años, más o menos creo, estábamos en la casa de la playa, mamá estaba tomando el sol y tú haciendo la siesta, papá se acostó después de haberse bebido casi una sangría él sólo y cuando me iba yo también a hacer la siesta pasé por su habitación, roncaba como un ciervo, por lo que me acerqué… Estaba en la orilla de la cama de lado, por la bragueta mal abrochada del pantalón corto asomaba un poco de la polla, me llamó la atención lo negra que la tenía, me senté en el suelo frente a ella y con dos dedos, la estiré, salió un poco más pero aún se notaba mucho bulto por salir, le solté el botón de la cintura y aflojé el pantalón, con la mano le estiré la polla, estaba blanda y salía como una serpiente… Cuando ya la tenía extendida sobre la sábana, busque los huevos, los tenía pegados al final de la polla, entre los muslos, me olí la mano y note un olor fuerte, me acerqué y le olí también la punta del capullo, vi que tenía la piel cubriéndolo y se la retiré…
El miembro empezó a crecer pero además de largo, de grueso, yo estaba apurada, no podía parar aquello, no dejaba de crecer y crecer, cuando dejó de crecer, ya no se apoyaba en la sábana estaba tieso mirándome a mí, en la punta le había salido una gota espesa, con la lengua la probé, estaba salado, lamí el capullo, también estaba salado pero además me sorprendió lo caliente que lo tenía, le pasé la lengua alrededor, estaba duro y la piel brillaba de lo hinchada que estaba, abrí la boca y me la intenté meter pero no me cabía, sólo pude lamerla…
Cuando la tenía con la punta sólo en la boca, papá se giró de golpe, me metí debajo de la cama, el corazón me iba a mil, escuché y no se oía nada, cuando salí estaba boca arriba con los brazos sobre la cara y con la polla apuntando al techo, me costó decidirme pero al final se la cogí, lo tuve que hacer con las dos manos, pues no la abarcaba, la fui agitando arriba y abajo, me gustaba recorrer todo el tronco, la medí y sólo la podía cubrir con tres puños, cuando empezó a palpitar, el papá se movía, temí que se despertara y me viera con la polla en la mano, me quité la bragas cuando ya notaba por las venas que se iba a correr, le puse mis bragas encima y apreté, cuando la quité estaban mojadas de leche caliente, olía muy fuerte, se la limpié lo más que pude, hasta que dando un gruñido se dio la vuelta hacia el otro lado, no me dio tiempo a abrocharle el pantalón otra vez.
Qué barbaridad, que valiente, yo no me habría atrevido, aunque yo también se la vi una vez.
Anda con Katherine Riveros y sin decir nada, cuenta ahora tú.
Mientras las chicas contaban, con todo lujo de detalles sobre la polla de su padre, una me masajeaba la mía, mientras la otra me amasaba los huevos, de vez en cuando se cambiaban, yo lo notaba porque Katherine Riveros me cogía la polla con toda la mano y haciendo un giro de muñeca seguía la forma de la polla, Cielo Riveros en cambio se dedicaba más a frotar el glande como si estuviera exprimiendo una naranja y lo rodeaba con la mano cerrada.

Realmente yo no se la he visto de cerca ni se la he tocado pero una vez entré en la habitación cuando estaban follando, ellos no me vieron porque estaban emocionados, yo en los pies de la cama miraba como mamá estaba sobre él, se metía la polla en el coño, al principio sólo un poco pero según se calentaba se la iba incrustando más y más hasta clavarla casi toda, hubo un momento que ella saltaba sobre él y se le salió afuera, se quedó quieta y el papá le fue buscando la vagina hasta que la encontró y se la metió sin manos, se la clavó hasta los huevos… Mamá gritó pero luego se sentó de golpe y fue ella la que se la clavó hasta adentro, gritaba cada vez más, se estremeció, me imagino que se correría y luego papá se quedó un momento quietó, le dio dos o tres clavadas y empezó a salir leche en abundancia alrededor de la polla clavada, me fui volando asustada, ellos no me vieron.


La mano que sostenía mi polla en ese momento, creo que era la de Cielo Riveros por lo excitada que estaba, no paró cuando le avisé que me iba a hacer correr, Katherine Riveros separó la sábana que nos cubría y me acarició los huevos, los chorros de leche que manaron de mi polla subieron al aire y cayeron sobre los cuerpos de los tres, se aseguraron que no me quedaba nada adentro y se agacharon sobre mí chupándome el vientre, el estómago y el ombligo lleno de semen, la polla quedó brillante, ellas se limpiaron con los dedos y los relamieron, luego seguimos hablando.
Ya más calmados, mis primas en la oscuridad de la habitación empezaron a hacer conjeturas imaginándose la noche que pasarían sus padres, entre risas y bromas estuvimos un rato muy agradable y más cuando con mis manos llegaba a una teta de cada una, ellas de costado pegadas a mi me dejaban sitio para que las acariciase.

¿Te imaginas al serio de papá alternando con gente tan liberada como habrá allí?, seguro que pasa un mal rato.
Y mamá que se hace muy avanzada, cuando se llene de manos encima, jajaja.
Las chicas pensaban en todas las situaciones jocosas que podrían ocurrirles, las manos de Katherine Riveros, muy juguetonas me recorrían todo el cuerpo aparentemente sin intención pero mi polla no pensaba lo mismo, al rato de estar hablando de mi tía, cuando ya la tenía otra vez dura le dijo a Cielo Riveros.

Cielo Riveros, ¿no crees que es una pena perderse esto?
Pues si la verdad, déjame a mí que lo aproveche.


Mi prima mayor se sentó sobre mí y pronto se metió la polla en su tierno coño, Katherine Riveros, al ver gemir a su hermana, pasó una pierna por encima de mi cara y dejó sus labios del coño sobre los míos, como no hacía mucho que había eyaculado, tardé bastante en llegar a un punto sin retorno, mis primas se aprovecharon de eso y me cabalgaron lo que quisieron, hasta que las caricias de mis dedos en sus respectivos clítoris acabaron por vencerlas y saltando las dos al unísono se corrieron sobre mí.

Nos dormimos abrazados, ya era bastante avanzada la madrugada cuando me despertó un ruido en el salón, escuché y eran mis tíos que llegaban un poco pasados de alcohol. Salté de la cama y mientras me ponía los calzoncillos, desperté a Katherine Riveros y le dije que corriera a su habitación, sin ponerse siquiera las bragas salió delante de mí, me gustaba ver a mi prima tan jovial y tan activa, sus nalgas oscilaban delante hasta meterse en su habitación, luego me acosté en la mía.

Por la mañana como era domingo nadie tenía ganas de levantarse excepto Antonio, él nunca fallaba, a primera hora a por el periódico y luego con un café a sentarse en el salón a leer los deportes. Yo tampoco quise moverme de la cama, la noche había sido movida y se estaba muy bien. Cuando mi puerta se abrió, vi aparecer la cabeza de Ana, tenía todo el pelo alborotado y el maquillaje sin habérselo quitado, no le daría tiempo cuando se acostó, no me dijo nada, solamente levantó la sábana y se coló en mi cama, aún olía a resaca, me sacudió para que me despejara y me tapó la boca con la mano cuando quise preguntarle qué hacía allí a esas horas, con toda la familia en casa.

Habla bajito, estoy impaciente por contarte la noche pasada, ¿estás despierto?


Claro que estaba y más para escuchar de primera mano la experiencia vivida.

Anoche fuimos a cenar a un restaurante caro, tu tío no miraba el dinero, tras el postre ya nos bebimos unos gin-tonics para entonarnos y luego fuimos al local que le había recomendado su amigo, éste le había dado una tarjeta de presentación VIP y nada más verla nos invitaron a pasar muy amablemente.
El local al principio me pareció oscuro pero cuando me acostumbré a la luz estaba bastante iluminado, nos acercamos a la barra y la persona que nos abrió la puerta nos presentó a un señor que estaba fuera de la barra hablando con una pareja, este señor se presentó, era el dueño y nos dijo que Fernando el amigo de Antonio ya le había anunciado nuestra visita y que éramos noveles.
Muy amablemente nos explicó cómo funcionaba todo, la verdad era sencillo, la primera regla el respeto mutuo, si alguien se acercaba se le podía rechazar simplemente con la mirada, nadie se ponía pesado y mientras todos estuvieran conformes no había límites, nos gustó la confianza y la facilidad que nos demostró el ambiente, también nos explicó las diferentes salas que nos podíamos encontrar y donde estaba el guardarropa.
Yo como viste iba muy elegante y tu tío también, aunque demasiado formal para mi gusto, pedimos unas bebidas y estuvimos mirando a las parejas y demás clientes, allí había de todo, parejas jóvenes y no tan jóvenes pero todos con muchas ganas de divertirse, al momento de estar allí se nos acercó una chica, llevaba un vestido de noche muy ceñido, nos saludó y nos preguntó sobre cosas superfluas, hasta que me invitó a sentarme en una mesa donde todas eran chicas y todas guapísimas, yo para que Antonio no se sintiera desplazado me quedé con él.
Decidimos dar una vuelta por el local y ver el ambiente, las salas eran de diferentes tamaños y decoraciones, la música muy relajante y el olor a esencias orientales, en una sala vimos a una pareja sobre una colchoneta inmensa, estaban follando por su cuenta, se le acercó una chica y mientras él le comía el coño la chica se metió la polla en la boca, le hizo una mamada de antología, luego se marchó tan feliz.
Pasamos a otra sala era más grande y había un diván en el centro, un foco iluminaba solamente el diván, el resto estaba a oscuras, desde algún sitio aparecieron dos chicas, sólo llevaban bragas y me miraron pidiendo mi aprobación luego se llevaron a Antonio, cuando lo volví a ver estaba en un rincón con una chica comiéndole la polla y otra besándole apasionadamente.
Me hizo gracia la facilidad con que había encontrado compañía, al momento unos brazos me tocaron y me acompañaron suavemente, me dirigieron al diván central, con la luz ya pude ver al chico que me llevaba, era joven y fornido, llevaba un pañuelo grande liado a la cintura, me acarició y me dijo que era muy bella, sus manos recorrían todas mis curvas y cuando me quise dar cuenta estaba desnuda sobre el diván, le chico dio varias vueltas alrededor y me admiró entera, con sus manos me iba acariciando una vez las tetas otra el vientre o los muslos, me estaba poniendo cachonda a tope, yo miraba al rincón donde había visto a Antonio y ya no estaba allí, me dejé llevar por el ambiente, yo el centro de todas las miradas, toda iluminada y aquel chico sólo para mí.
Cuando el joven me besó sentí que me elevaba del diván pero cuando me separó las piernas y se las puso sobre los hombros cerré los ojos y esperé.
No vi cuando se quitó el pañuelo pero noté un calor tremendo entre mis muslos cuando me acercó su polla, no era muy larga pero era gruesa, me cogió de los tobillos y separándome las piernas me la metió en dos veces, la primera cerré los ojos pero la segunda los abrí todo lo que podía, me llenaba todo el coño con su polla, oí un rumor y algún aplauso desde las sombras.
El chico se tomaba su tiempo, su polla entraba y salía de mi coño con una lentitud pasmosa pero sin parar ni un momento, yo estaba muy cómoda y podía resistir el polvo interminable.
Al poco rato vi como entre las tinieblas se acercaba tu tío, iba acompañado de un hombre, los dos llevaban como un pañuelo parecido al del joven, estuvieron hablando animadamente, indudablemente se conocían, hablando como estaban se acercaron, mi marido me lo presentó mientras el joven seguía follándome lentamente.
Mira Ana que casualidad, ha venido también mi amigo Fernando, el que nos ha recomendado el local, ¿está muy bien verdad?
Fernando me saludo inclinando la cabeza, era atractivo y me gustó. El amigo de Antonio siguió hablando con mi marido tranquilamente y en un momento dado le tocó en el hombro al chico que estaba entre mis pierna y amablemente se salió de mí, Fernando pidiéndole parecer a Antonio se puso en su lugar y quitándose el pañuelo me metió la polla, como ya estaba bien lubricada sólo lo hizo con un movimiento y me llenó el coño, me llegó hondo, no se la había visto pero lo sentí adentro, me estuvo follando un poco más deprisa mientras le contaba a Antonio.
Hoy he venido con Elisa, es mi cuñada, la mujer de mi hermano pequeño, a él le gusta más jugar al póker y hoy tenía timba con los amigos, cuando esto pasa mi cuñada me llama y venimos aquí o follamos en mi casa. Luego te la presentaré y seguro que folláis, es preciosa.
En ese momento se apagó el foco que me iluminaba toda, en su lugar sólo quedó un tubo fluorescente de luz negra, como la que habían en las discotecas antes, se hizo la oscuridad total, al momento empecé a divisar toda la habitación, en varias sillas habían varios hombres y alguna mujer, los pude ver porque sus dientes y sus ojos brillaban, sólo lo que era blanco se distinguía, poco a poco se fueron levantando y acercándose donde estaba yo, me rodearon y me miraron desde todos los ángulos.
De la oscuridad apareció un chico más alto, casi invisible, aunque los dientes y los ojos se le veían más, en un momento dado todo cogieron de una caja a mi lado unos sobrecitos, yo no veía nada pero cuando lo vi quedé impactada, eran condones blancos, se los pusieron y más de una docena de pollas blancas me acompañaron, cuando se puso el condón el último que había llegado, me asusté tenía una polla como un pepino.
El fue el primero que se acercó a Fernando, esté le dejó el sitio y se fue a un rincón hablando con tu tío.
Vi que el chico era negro pero negro de verdad, desde su altura me cogió las piernas y tiró de mí, me escurrí hacia él y sin dejarme apoyar en el diván me metió la polla en el aire, la noté centímetro a centímetro, además de larga era gruesa, en vez de punta tenía un glande que parecía una manzana, fue lo que más noté después entro el resto pero yo sólo notaba el capullo avanzar hasta el fondo.
El chico era pausado, me sostenía en el aire, el culo a un palmo del asiento, no debía tener ninguna prisa pero cuando el segundo en la fila le tocó en el brazo, sin rechistar dejó el sitio que fue ocupado, a éste ya casi ni lo noté, tenía una polla normal y fue como un respiro, al momento otro ocupó su puesto y otro más.
Antonio me miraba con atención desde el rincón a su lado una chica rubia, debía ser Elisa la cuñada de Fernando, sólo pude ver como se arrodillaba frente a él, cuando otro me metía la polla ya dejé de contar, todas las pollas me parecían igual, cuando dieron la vuelta y llegó el negro, se pusieron a mi alrededor, se quitaron los condones, todo se quedó negro pero a los pocos minutos empezó a caer sobre mí una lluvia de semen que me llenaron desde el cuello hasta el coño, luego se retiraron tan discretos como habían venido. Antonio tenía a Elisa sobre sus piernas, se la metía de frente y no me veía, me levanté a duras penas, me temblaban las piernas y me fui a la ducha acompañada por una chica, esta cuando vio como iba pasó una mano por mi teta y se la llenó de leche, luego se metió dos dedos en la boca.
Cuando volví, Antonio aún tenía a Elisa sobre sus piernas pero de espalda, Fernando no me preguntó y me puse sobre él como Elisa, lo que no me había pasado con todos los que había follado me pasó con Fernando, me corrí viendo a Antonio follar con la cuñada de su amigo.
Elisa se cogió al cuello de Antonio y se abrazó pegándole las tetas contra él, metió el culo entre sus piernas para clavarse toda la polla y se corrió agitadamente también.
Yo estuve callado todo el relato de mi tía, la veía tan emocionada que no pude preguntarle nada, la verdad es que me contaba todo tan detallado que no me cabía ninguna duda, cuando terminó le dije:

Ana me has puesto tan caliente que me gustaría meterte la polla ahora mismo.
Juan si de verdad quieres metérmela, hazlo pero te agradecería dejarlo para otro momento, tengo el coño deshecho.
Ana salió de mi habitación, me dijo que se iba a acostar otro rato, estaba rendida y dolorida, yo me duché y bajé al salón, me acerqué a mi tío, estaba con su periódico en las manos.

Hola Antonio, ¿cómo estás? ¿Cómo es que has madrugado tanto?, todos están durmiendo aún.
Pues ya ves, no podía dormir y eso que también estoy agotado, anoche lo pasamos de maravilla, ya te contará tu tía, ella aún lo pasó mejor que yo.
¿De verdad? ¿Y había buen ambiente?
Mmm, me acordé de ti, fíjate que al poco de entrar se me acercaron dos chicas que resultaron ser madre e hija, parecían hermanas, la madre me besó enseguida mientras la hija buscaba y me encontraba la polla, se la metió en la boca y me la estuvo mamando un rato, su madre me contó que era viuda y su hija separada y venían todas las semanas. Nos fuimos a otra sala, sobre una colchoneta inmensa me tumbé con ellas, las dos me llenaban de caricias, la madre pronto se subió encima y me estuvo cabalgando mientras me comía las tetas de la hija, y hasta donde llega la casualidad que veo venir a mi amigo Fernando, lo llamé y nos saludamos, él al verme con las dos bellezas se puso detrás de la hija, le apoyó las manos en las nalgas, la chica se volvió y le sonrió, mi amigo le abrió las nalgas y se la metió, yo notaba sus empujones en los movimientos de las tetas de la hija, cuando me corrí la madre se bajó de mí, me dijo en secreto que ella también lo había hecho pero que era muy discreta y apenas lo exteriorizaba. La hija sí que lo hizo, me quitó una teta y se la estuvo pellizcando cuando Fernando la llenó de leche.
Luego volvimos donde estaba Ana, la vimos rodeada de chicos, mientras uno la follaba los otros se mantenían las pollas duras pajeándose, tu tía les ayudaba con las dos manos, le presenté a Fernando, él me dijo que Ana era muy bonita y estaba muy buena, le dije si quería probar su coño, no lo despreció, después nos sentamos en un rincón hasta que vino su cuñada. Vaya mujer, estaba impresionante, Fernando me la presentó y mi polla se levantó como una bandera, ella se arrodilló y me la mamó un rato pero yo quería follármela y se subió a mis piernas, al rato llegó tu tía, venía recién duchada y olía a mujer ardiente, Fernando no se dio cuenta hasta que la tuvo sentada encima y se lo folló ella a él, al final nos corrimos todos y luego salimos al bar, nos bebimos unos gin-tónic más y volvimos a casa, no sé cómo encontré la calle.
Pensé en la diferencia con lo que nosotros habíamos previsto, me alegré sobre todo por Ana, le gustaba ser admirada por los hombres y si encima se la follaron todos… mi tío siguió contando.

Me ha encantado estar con dos mujeres a la vez, me sentía como un dios, estoy dándole vueltas a una idea, luego se lo comentaré a Ana, he pensado si podría organizar una velada con ella y con Emi, no sería igual, al conocernos los tres pienso que sería más excitante.
La verdad pienso que es una buena idea, siempre he soñado estar con dos chicas -le mentí-.


Dejé solo a Antonio con su futbol y salí a la calle y crucé a casa de Emi, quería contarle los planes de Antonio, cuando llamé tardaron en abrir, cuando lo hizo Emi sólo asomó la cabeza y me indicó que pasara deprisa, al cerrar la puerta vi que estaba desnuda, sólo se tapaba un poco por delante con los restos de un vestido, me dijo que pasara a la habitación que aún no se había levantado, le dije que ya volvería otro día pero insistió. Se metió en la cama de un salto pero antes de taparse con la sábana la mantuvo levantada para que viera su cuerpo, no me lo pensé y quitándome la ropa entré con ella, la cama tibia y la piel suave de Emi, me reanimaron el fuego que ya traía con el relato de Ana.

Emi se subió sobre mí, no se metió la polla como pensaba yo, sino que la abrazó con los labios del coño y poniendo sus manos en mis hombros empezó a balancearse y pasarme las tetas por encima…

Bien cuéntame ya lo que querías de mí.
Lo que quiero de ti ya lo estás haciendo ahora y muy bien por cierto, sólo venía a contarte las novedades que he oído.
Vaya, si que corren las noticias, ¿ya te han contado la noche de ayer?
Mi tía a primera hora se ha metido en mi cama y me ha dado todos los detalles y mi tío luego me ha contado todo desde su punto de vista, coinciden en todo, han follado como locos.
Me alegro, hacen una buena pareja, entonces ahora comprendo cómo estás así de buena mañana.
Imagínate como me ha puesto mi tía contándome cuantos y cómo se la han follado.
Pobre, estará hecha añicos pero no te la habrás follado tú, ¿verdad?
No mujer, aunque se lo he propuesto en broma ha declinado amablemente.
Le conté muy por encima la noche de Ana, seguramente no acabaría el día antes de que se lo contara ella en primera persona pero también le conté que mi tío estaba proponiendo hacer un trío con ellas dos. Emi se sorprendió porque cuando habíamos hecho la fiesta los cuatro lo habíamos pasado muy bien, le dije que era como una fantasía, dos mujeres para él solito, lo había experimentado anoche pero muy fríamente. A Emi no le pareció mal del todo, hubiera preferido que también estuviera yo pero no faltarían días para repetirlo.



Bueno gracias por decírmelo, me hubiera cogido de sorpresa pero si le apetece lo haremos, también me apetece a mí estar un rato con Ana.
De sólo oírte ya se me pone a punto de correrse.
Pues no se hable más y donde mejor lo puedes hacer es dentro de mí, mi coño es tuyo.
Con maestría y dos movimientos se la metió hasta dentro, ya se conocía el camino y su cintura terminó de acabar con mi tensión, la llené de leche mientras me clavaba sus uñas en mis hombros, sus tetas dejaron de oscilar cuando estaba concentrada corriéndose. El domingo pasó tranquilo, mi tía por la tarde se pasó a casa de Emi, además de contarle todo también, le propuso la nueva aventura de Antonio, Emi no le puso ningún inconveniente.

Antonio y Ana llevaban unos días muy acaramelados, mis primas y yo lo notábamos bastante pues normalmente Antonio era bastante serio, una noche ya estaba acostado y era tarde, por mi puerta aparecieron dos cabezas y sin decir nada se metieron en mi cama, entre las dos me espabilaron y tapándonos la cabeza con la sábana me urgieron a que les contara el porqué de tanto mimo de sus padres, les empecé a contar lo que me habían dicho ellos, tan detallado como pude, yo notaba el efecto que les producía imaginar la escena y sus manos se escondieron bajo sus pijamas.

No decían nada pero suspiraban y se retorcían en la cama, cuando iba a empezar con la versión de su padre puse mis manos en cada pubis de las chicas sobre el pijama, ellas enseguida se lo bajaron y me las pusieron entre sus labios, ya los tenían mojados y le metí dos dedos a cada una mientras les contaba la historia, se corrieron con un leve intervalo, yo seguí acariciándolas mientras ellas me apretaban el brazo para que no lo sacara pero les guardaba la bomba final, las ganas que tenía su padre de pasar una noche follando con Ana y Emi.

En principio se quedaron tristes, ya se veían otra noche desplazadas y solas pero yo les comenté el plan que se me había ocurrido.

He pensado una cosa, esta vez no será igual, yo no estoy invitado a la fiesta y me alegro pero no nos vamos a quedar nosotros sin nuestra fiesta, también nos iremos a cenar y luego a donde queráis, a algún concierto o al cine o donde sea. Las dos chicas me abrazaban y me besaban, Katherine Riveros la más alborotadora como siempre me dijo…
Eso vale un premio Juan.
Se me lanzó encima y me besó en la boca, no era un beso de agradecimiento, me di cuenta al notar su lengua intentando forzar mis labios y buscar la mía, me estuvo besando no como una adolescente sino como una mujer ardiente, realmente lo era a pesar de su edad, Cielo Riveros menos efusiva optó por ir al grano, bajó a mi polla y no dejó de lamerla y chuparla hasta que se la llené de leche, luego se acercó a nuestras caras y la abrió enseñándole a Katherine Riveros la cantidad de semen que me había recogido, cerró la boca y cuando la volvió a abrir sólo se le veían sus dientes blancos y perfectos, aún Katherine Riveros me dio dos besos más de regalo.



La noche que habían elegido mis tíos se engalanaron como de costumbre, previendo el regreso habían llamado a un taxi y pasaron a casa de Emi, cuando llegó el coche, se subieron los tres y se marcharon, yo desde mi ventana vi lo guapas que iban las mujeres, Emi miró hacia mí ventana segura de que la estaría mirando. Nosotros estábamos cada uno en nuestra habitación esperando a que se fueran, al momento Katherine Riveros entró en mi cuarto, me pareció una visión celestial, había luz a su alrededor, aún con un vestido juvenil estaba preciosa, cuando subió Cielo Riveros, era toda sensualidad, su madre se habría sentido orgullosa y creo que también celosa. Llamamos a otro taxi, no tardó nada y ya lo estábamos esperando en la puerta, le dijimos que nos llevara a algún sitio donde cenar desenfadadamente y salió directo al centro viejo, cenamos de tapas, con cervezas y luego nos tomamos un cubalibre de ron cada uno.

Salimos contentos, yo orgulloso de llevar a mi lado dos bellezas, era la envidia de muchos, no habíamos decidido donde ir aún, había una sala que daban un concierto de un grupo de moda pero cuando íbamos entrar la cola de gente era larga, algunos protestaban que ya no les dejaban entrar, no llegamos al local, nos dimos la vuelta y seguimos pensando, al cine no lo creímos oportuno después de la cena y con toda la noche por delante, cuando íbamos paseando, pasamos por la puerta de un hotel, se me encendió una luz, cogí del brazo a las dos chicas y cuando llegamos a recepción llamé con el timbre, el chico nos vio y sonrió levemente, se anticipó, nos ofreció una habitación de matrimonio con una cama súper grande pero luego empezó a ponerle pegas, que estaba reservada, que no podían entrar tres personas, en fin que todos los problemas se superaron cuando puse un billete debajo del timbre.

Nos dio la llave que tenía preparada y no nos pidió la documentación siquiera, no hizo falta que nos acompañara, la encontramos enseguida, estaba a la parte trasera del hotel, daba a un jardín interno y tranquilo, Katherine Riveros como siempre la miró toda, abrió el balcón que daba a un pasillo externo, todas las habitaciones estaban vacías, cuando entró, su hermana Cielo Riveros se había quitado el vestido y estaba tirada sobre la cama inmensa, con los brazos en cruz y llamándonos. Katherine Riveros con la faldita y la camiseta de brillantitos que llevaba no tuvo ningún problema, salieron despedidos y se tumbó junto a su hermana, yo tuve más problemas y me enredé con los pantalones y los zapatos, al final ellas lo resolvieron tumbándome en la cama y estirando, me los sacaron.

Era una gozada sólo estar con ellas dos en una cama tan grande, los cuerpos juveniles de las dos primas destacaban sobre la sábana inmaculada, estuvimos en un principio tirándonos los almohadones que abundaban en todos lados, me arrastraron dentro de la cama y me besaron las dos, se notaban los besos de cada una. Katherine Riveros aunque me había ofrecido ya algunos besos ardientes, su hermana Cielo Riveros los daba con más ardor, se podría decir que me estaba follando con la boca, con sólo nuestros labios en contacto, mi polla se ponía a nivel. Su hermana le soltó el sujetador mientras nos besábamos y se quedó prendido entre los dos, sólo cayó cuando intentamos respirar.

Katherine Riveros se había quitado el suyo y las tetas de las dos jóvenes estaban saltando junto con ellas sobre la cama de dos por dos, lo mío era peor, me había quitado todo y cuando quise saltar con ellas mi polla y mis huevos parecían campanas, ellas se tronchaban de risa e intentaban cogérmelos al vuelo, el final se veía venir, entre las dos me derribaron sobre el colchón y me inmovilizaron, mientras una se sentaba sobre un muslo mío la otra me cogía los brazos sobre mi cabeza, aunque me intentaba defender con la pierna libre no tenía nada que hacer. Katherine Riveros intentaba hacerme cosquillas en todos sitios pero cuando vio que no lo conseguía me atacó en lo más delicado, me cogió los huevos con una mano y los apretó, me quedé quieto para evitar males mayores y esperé a ver qué nueva travesura se le ocurría y no tardó en enseñármela.

Mientras me sostenía apretados los huevos me descapulló el tronco, se le enseñó a Cielo Riveros y se lo ofreció, su hermana soltó mis manos y las volvió a sujetar con las piernas mientras pasaba sobre mí y con los labios atrapó el glande descubierto, la contrapartida fue que sus tetas quedaron colgando encima, las atrapé y tiré de ellas hasta que perdió el equilibrio y cayó sobre mí, solté sus tetas y separé sus piernas que tenía sobre mi cabeza, las braguitas de encaje que llevaba no fueron un obstáculo para mi lengua, la separé un poco, lo justo para encontrar el clítoris todavía escondido cuando pasé la punta húmeda de abajo arriba, Cielo Riveros se quedó inmóvil, sólo abrió más las piernas y se metió el glande adentro de la boca, los pliegues tiernos del coño de Cielo Riveros sabía a miel, cuando ya tenía el clítoris hinchado de tanto lamerlo, se irguió soltando la polla, se quitó las braguitas con rapidez y apoyó sus manos en mi pecho mientras yo le apretaba las manos sobre sus tetas.

Katherine Riveros no quiso perder la oportunidad y se sentó en mi polla mojada de saliva de Cielo Riveros, se apoyó en mis tobillos y empezó a saltar sobre mí, hacíamos un grupo muy compenetrado, no teníamos ningún problema, a todos nos gustaba lo mismo y le ofrecíamos a los demás lo nuestro, además hoy era un día especial, estábamos los tres juntos, los mayores estarían ya en casa probablemente o quizás en casa de Emi, imagino que no se lo estarían pasando mal tampoco, me sentía feliz. En el silencio de la noche no se oía ningún ruido, habíamos tenido suerte en elegir este hotel, la habitación era estupenda, tranquila, con una cama donde poder retozar, nosotros estábamos gozando de la noche cuando se oyó un ruido en la habitación de al lado.

Katherine Riveros fue la primera en oírlo, saltando sobre mí se paró a escuchar, simplemente eran voces de conversaciones, la luz se encendió, lo notamos pues el balcón se iluminó, las conversaciones se alternaban con risas y murmullos, la luz bajó de intensidad y también los murmullos y voces, se debían haber acostado ya. Cielo Riveros no hacía caso pero Katherine Riveros sentía curiosidad, varias veces intentó levantarse y espiar, aunque Cielo Riveros la detenía y le decía que continuara follándome. Como todo era querer mirar que hacían, pues muy suaves aún llegaban rumores de al lado, como nos había cortado el ritmo a todos, al fin le dijimos que fuera pero con cuidado, si la descubrían nos caía el pelo a todos. Se sacó mi polla del coño, ya no estaba tan dura como debía, igual esperamos Cielo Riveros y yo con lo nuestro, su coño sobre mi cara y su cintura moviéndose sobre mí.

Katherine Riveros se fue agachada y salió al balcón, estuvo unos segundos y volvió alboroza, movía las manos como si se sacudiera de agua, no podía hablar, volvió a salir, esta vez tardó más, cuando volvió a entrar nos llamó con la mano, a Cielo Riveros y a mí no nos apetecía mucho dejar lo que estábamos haciendo en ese momento, con pereza fuimos donde se había vuelto Katherine Riveros, la encontramos agachada detrás de la ventana de la habitación, Cielo Riveros había cogido mi camisa y la llevaba cubriéndose por delante, yo me pude poner los calzoncillos, Katherine Riveros no llevaba nada.

La persiana de la ventana estaba casi bajada, sólo quedaba una franja de unos 20 cm. y por ella mirábamos. Katherine Riveros tiró de nosotros y nos unió a ella, lo cierto no se veía gran cosa, la luz de la mesita estaba encendida, era bastante para ver pero daba un ambiente íntimo que iluminaba la estancia, la cama estaba al fondo y sólo podíamos ver los pies, se veía a una pareja, la chica estaba de rodillas sobre la cama de espaldas a nosotros, con los codos en la sábana, sólo se le veía las nalgas y el coño depilado, era una imagen preciosa pero una vez vista me quise ir. Katherine Riveros me tiró de la pierna y me obligó a quedarme, de un ángulo de la habitación salió un hombre, se acercó a la cama y subiéndose se puso detrás del culo de la chica.

Estaba de espalda y no le veíamos la cara, la polla la debería llevar empinada ya pues nada más acercarse a la chica se la metió en el coño, la chica apretó los puños sobre la sábana y cuando la tuvo adentro relajó las manos, el hombre la estuvo bombeando lentamente mientras las tetas le oscilaban colgando, yo le pasé a Cielo Riveros una mano bajo la camisa que llevaba pegada al cuerpo, le apreté una teta y noté lo duro que se le había puesto el pezón, ya no tuve prisa en irme, luego le cogí la otra teta, las tenía duras y con los pezones erguidos. Katherine Riveros pasaba la mano entre sus piernas lentamente, teníamos suerte que la oscuridad nos cubría pues nos habría sido difícil explicar lo que hacíamos.

El hombre estuvo follando a la chica, apenas se veía nada de ella sólo se vio un poco el pelo, era rubia y no tenía mal tipo, más bien lo contrario. Entre las piernas del hombre se podía ver claramente su polla entrando y saliendo del coño de la chica, estaba empapado de jugos blanquecinos, estaba claro que estaba muy excitada, lo entendía pues la polla que tenía el hombre era gruesa y larga, la tenía cogida de las caderas y la atraía y la alejaba con suavidad, a ella se le notaba que le gustaba el trato recibido pues movía el culo buscándole.

Lo que nos sorprendió es que del baño apareció una mujer, sólo le podíamos ver de la cintura hacia abajo, también tenía buenas cadera y culo, llevaba zapatos de tacón alto y le estilizaban mucho las piernas, se acercó al hombre por detrás y pasándole las manos bajo sus brazos, le estuvo pellizcando las tetillas, después le pasó la mano entre las piernas y estuvo acompañando a la polla cogiéndole de los huevos, ella se agachó frente a nosotros y vimos también su culo abierto, el coño de piel morena y con unos labios carnosos se abrían para enseñar la entrada de la vagina.

La mujer se acercó a la rubia, la pasó una mano por la espalda, se le notaban gotas de sudor, luego le cogió las tetas que oscilaban rozando los pezones en la sábana, la chica levantó un poco el cuerpo sostenida por el hombre, la otra mujer se quitó los zapatos y se sentó apoyada en la almohada frente a la chica rubia, separó las piernas frente a ella abriéndolas, la rubia se adelantó y le puso la boca sobre el coño, le gustó pues le cogió la cabeza y la fue guiando por todos los rincones, cuando ya estaba el clítoris brillante y duro la mujer sacó de debajo de la almohada un gran consolador, se lo metió en el coño y se escurrió debajo del cuerpo de la rubia, ésta le besó las tetas mientras se iba metiendo el consolador por abajo de ella.

Cielo Riveros dio un salto casi gritando…

¡Pero si ese es “Carlitos”!
No puede ser. La mujer que se estaba clavando el consolador se volvió hacia nosotros, le vimos la cara.
Mamáaa, -dijo Katherine Riveros-.
Entonces, papá es… dijo Cielo Riveros.
Si y la rubia es Emi, -dije yo-.


Parece que los tres de adentro oyeron algún ruido desde donde estábamos, pues se volvieron a la vez, nosotros nos agachamos justo para reconocer a mis tíos y a Emi. Cuando volvimos a nuestra habitación, nos miramos con cara incrédula, la mía no tanto pero ver a los tres follando a placer nos motivó. Cielo Riveros no comentó nada pero se puso de rodillas como Emi, yo me quité el calzoncillo y con la polla levantada se la metí separando un poco sus nalgas. Katherine Riveros le acarició las tetas colgantes y se puso frente a su hermana, le indicó donde le gustaba ser lamida y Cielo Riveros le hizo lo que quería, Katherine Riveros también le guiaba la cabeza por todo el coño.

Cuando Katherine Riveros se corrió tenía dos dedos metidos en su coño, con la otra mano se pellizcaba las tetas. Cielo Riveros apoyó su cara en la sábana entre las rodillas de Katherine Riveros, se agarró a sus muslos mientras sentía la llegada de su orgasmo, yo notaba las convulsiones del coño de mi prima mayor, aprisionándome la polla, me corrí adentro, no me arrepentí nunca de no haber estado en la habitación de al lado, mis primas eran un cielo también. Volvimos a casa cuando nos repusimos de nuestras respectivas corridas, queríamos estar de vuelta cuando volviera nuestra familia.

Por la mañana mi tía cuando entré en la cocina a desayunar me dijo despacio…

¡Buenos días Juan!, anoche me acordé de ti, me habría gustado que nos vieras, lo pasamos de maravilla.
Estoy seguro que lo pasasteis bien, es como si estuviera viéndolos.
Esperaba con impaciencia que mi tía Ana me contara con detalle la noche loca con Emi y su marido pero lo cierto es que por un motivo u otro no pudimos estar un rato a solas, por otra parte con mi tío tampoco coincidió el poder hablar tranquilamente, por lo que me decidí al cabo de unos días en ver a Emi para que me contara la experiencia un poco más de lo que habíamos visto mis primas y yo. Cielo Riveros y Katherine Riveros también estaban expectantes pero tenía que calmarlas porque cada vez que nos veíamos me preguntaban con la mirada. Por la mañana temprano crucé la calle y llamé en casa de Emi, tardaba en abrir, por lo que imaginé que no estaría en casa, ya me volvía a la mía cuando se abrió la puerta sólo un poco, apenas se veían los ojos de Emi cuando me llamó.

Ssssiit, Juan espera, que estoy en casa.


Volví sobre mis pasos y me acerqué a la puerta, parecía que no estaba visible o quizás que estaba acompañada y le pedí excusas por haber llamado sin avisar, la chica me dijo que no era eso pero que pasara rápido. Apenas abrió la puerta, justo para que pasara, detrás estaba Emi cubriéndose por delante con un vestido o algo así, me dijo que la siguiera, le contesté…



Emi no quiero molestarte y si estas acompañada lo siento, ya volveré en mejor momento, sólo quería charlar y saber de la noche con mis tíos.
Quédate un rato conmigo y te enseñaré una cosa, es una sorpresa. Ya te contaré todo luego.
La seguí a su habitación, aunque se cubría por delante, por detrás me enseñaba toda la espalda, el culo y las piernas, era un gozo ver el contorneo de sus caderas. Me senté en un silloncito, la cama estaba toda revuelta, la sábana amontonada, pensé que realmente había tenido una noche movida también.

Emi dejó el vestido que mal le cubría las tetas y se metió de un salto en la cama y me dijo que me acercara, lo hice y ella con mucho cuidado fue levantado la sábana revuelta, bajo ella apareció la silueta de un culo, decididamente me quise ir, no quería molestar y menos inmiscuirme en la vida privada de Emi pero me detuvo y siguió levantando más la tela, las curvas de las caderas me demostraron que eran de una chica, estaba desnuda y encogida, no abultaba nada entre las sábanas, me presentó.

Es mi primita Magdalena, Magda para ti, nos hemos criado juntas desde que nació hasta que me fui de azafata, ha venido a pasar unos días conmigo, que no te extrañe de vernos a las dos desnudas, siempre hemos dormido así juntas, es muy simpática, te gustará conocerla.


La chica cogió un poco de sábana en un puñado y queriéndose tapar las tetas descubrió lo poco que me faltaba por ver, se incorporó y me dio dos besos en las mejillas, Emi me dijo:



No te apetece acompañarnos un rato, ¿o tienes prisa? Anda, entra con nosotras.


A la vez que decía esto levantaba la sábana por su lado y me descubría todo su cuerpo hasta los pies. No tuve valor para negarme, tampoco tenía nada mejor que hacer, me quité la ropa y me metí en la cama, Emi me cogió y me hizo pasar por encima de ella y quedé entre las dos. La chica se tapó hasta el cuello, con la sábana estirada sobre ella aún abultaba menos, Emi empezó a explicarme…



Magda es hija de mi tía Pepita, la hermana menor de mi madre, tiene cuatro hermanas y no lo ha pasado muy bien en la vida, su padre trabajaba en una empresa de transporte y llevaba un camión por toda Europa, su madre se casó jovencita y preñada, mi tío siempre estaba de viaje y cuando venía era un peligro, cada dos años tenía una hija, lo malo empezó cuando dejó de venir, al poco tiempo mi tía se enteró que estaba con una italiana y tenía un hijo, mi tía cogió una depresión y como Magda era la más pequeña mi madre quiso que se quedara en mi casa, creció conmigo, dormíamos en la misma cama hasta que me marché para ser azafata, yo le he enseñado lo que he podido y ahora que es ya mayorcita quiere estudiar, ha venido para ver las posibilidades de hacerlo aquí, yo le he dicho que se puede quedar conmigo, ¿qué te parece?
Me parece perfecto, como dices su infancia no ha sido la ideal y se merece todo.


Con la mirada le insinué a Emi que me extrañaba verlas desnudas a las dos, sobre todo a Magda, ella me lo explicó.



Como te decía desde pequeñita dormimos juntas y a mí siempre me ha molestado la ropa en la cama y duermo desnuda, para Magda siempre he sido su referente y ha seguido mis costumbres, de hecho antes de llamar tú estábamos comentando unos detalles que posiblemente tu nos ayudes a aclarar.
Ya sabes Emi que estoy a tu disposición siempre, para lo que pidas.
Magda como ves o mejor te lo imaginas aún es muy joven, casi tiene los dieciséis años, y hay cosas que no comprende que son propias de una edad u otra.
Bueno no entiendo mucho lo que me quieres decir pero estoy de acuerdo cada edad tiene sus cosas, a ver si te explicas mejor.
Bien, seré más clara, Magda como te contaba siempre ha sido una persona muy observadora y como me ha visto siempre desnuda con toda naturalidad, también lo encuentra normal.
Claro prima Emi, tú me has dicho siempre que era normal el cuerpo de las personas, yo siempre que estoy en casa sola o con alguna de mis hermanas voy desnuda, bueno con una solamente, hay otras que me riñen mucho.
Te tengo que aclarar que la madre de Magda siempre les ha inculcado la aversión a los hombres por el desengaño de mi tío, yo en cambio le he dicho que cada persona es un mundo diferente pero ella está acostumbrada a vivir sólo con mujeres.
En eso estoy de acuerdo, hay hombres que no se portan bien y otros que sí, lo mismo que las mujeres.
Pues te explico, esta mañana cuando nos hemos despertado se ha dado cuenta de una cosa...
¡Primaaa, no le vas a contar eso!
No te preocupes, Juan es una persona en la que puedes confiar en todo, yo lo hago desde hace mucho, créeme.
Si tú lo dices…
Te lo prometo, ¿verdad Juan?
Verdad Emi.
Pues a lo que iba, con la luz del día ha visto que yo tengo depilado el pubis, ya lo acostumbro desde hace mucho y ella quiere también ir como yo y le quiero explicar que a su edad no le hace falta ir así, que hay otras opciones.
Lo encuentro lógico, ¿y por qué quieres depilarte Magda?
Porque tengo mucho pelo tanto en la cabeza como en todo el cuerpo.


Lo cierto es que ahora que había asomado hasta los hombros debajo de la sábana, me di cuenta que tenía una hermosa melena negra toda rizada, las cejas morenas y los ojos verdes con unas pestañas largas, tenía una cara muy linda.



Pero eso no tiene nada que ver, dijo Emi, cada persona es como es, si no tú Juan, dinos las diferencias que nos encuentras.
Me incorporé y me quedé de rodillas sentado en mis talones, cara a ellas en el medio de las dos. Emi se descubrió toda y estiró la sábana que cubría a Magda, ésta se resistió un poco pero al fin dejó que la tela le llegara a las rodillas.

Delante de mí estaban las dos primas, Emi y Magda, una veinti y pocos años y la otra con casi dieciséis años, las diferencias eran notables, rápidamente les hice un escaneo y me dispuse a compararlas según quería Emi, tragué saliva y les dije:

No hace falta que os diga que las dos sois unas diosas, pero aún así sois muy distintas, Emi tiene cuerpo de mujer que aunque joven es una chica madura, la cara bonita, un cuerpo perfecto, las tetas con una talla ideal y una turgencia maravillosa, sus pezones son rosados porque es clara de piel y rubia, el vientre plano con unas caderas y una cintura que envidiarían muchas mujeres, los muslos redondos y bien formados se juntan escondiendo un pubis que depilado apenas deja ver sus labios del sexo, las piernas hacen que todo en ella sea armonioso, en resumen un bombón de chica.
A ver Magda, acabo de conocerte y lo que veo es que eres una chica que aunque joven todavía, ya se adivina que vas a ser una chica 10, tienes una melena morena azabache, con unos rizos que a cualquier chico volverá loco pues se combina con unos ojos verdes que reflejan el mar, el cuerpo aún con tu edad está muy desarrollado y también tienes unas tetas que aunque diferentes a las de tu prima que las tiene redondas, las tuyas tienen forma de pera, la areola está hinchada como una segunda teta y eso a los hombres nos encanta, nos gusta mucho comérnoslas, eeeeeh a lo que iba, me imagino que los pezones también serán muy sensibles.
La chica cuando le nombré los pezones se los cogió con las manos intentando que no se notaran como se habían puesto. Emi me miró sonriéndome, yo seguí mirando a Magda…

Tu piel es mucho más morena que la de Emi y eso que no has tomado el sol aún, el vientre por supuesto plano completamente también con un ombligo perfecto, de él nace un reguero de vello moreno que baja hasta el pubis, como ya sabes también tienes una melena muy poblada y rizada y no creo equivocarme que te llega hasta las nalgas, eso se podría mejorar y las piernas más delgadas que las de Emi, de hecho no llegan a juntarse los muslos en las ingles y se notan los labios bajo la mata de pelo, por lo que te puedo decir que eres casi una mujer perfecta, yo diría una mujercita perfecta, aunque ya te he dicho que se podría mejorar.
Juan no me has defraudado, nos has descrito de maravilla y te agradezco que le hayas aclarado a Magda que se le pueden hacer unas pequeñas mejoras.
Pues a mí me gusta más ir depilada como tú Emi y ¿qué mejoras me podríais hacer?
Eso lo puede decir Juan, él sabe mucho de estas cosas, ¿quieres que sigamos sus consejos?
Bueno, si tú lo dices…
No te preocupes, creo que sólo mejorarás y si no te gusta ya buscaremos otras soluciones, ¿Emi tienes espuma y maquinilla? Trae también crema hidratante.
Emi saltó de la cama y bamboleando sus tetas salió hacia el baño, Magda me cogió del brazo y me dijo bajito…

Oye Juan, ¿te puedo preguntar una cosa? ¿Tú eres su novio?
Yo, ¿su novio?, no mujer sólo soy su amigo, es verdad que nos queremos mucho pero no como novios, tenemos una gran afinidad en los gustos y mucha confianza con el otro, yo confío totalmente en ella, le daría lo mejor de mí cuerpo para que hiciera lo que quisiera.
Al momento vino Emi, traía varias cosas, crema de afeitar, maquinilla de hoja, crema hidratante, una brocha pequeñita y una tijeras, lo traía todo entre sus brazos apretándose con las tetas, por los lados le salían dos curvas brillantes.

Ya estoy aquí, tú dirás Juan, ¿que podríamos hacer con Magda?
Pues yo creo que lo mejor sería actualizar su apariencia según su edad, ya no es una chiquilla, es una mujercita y por eso ya se tiene que cuidar.
Entonces vamos a hacerlo, mejor dicho, hazlo tú que tienes más idea. Le dije a Magda que se pusiera en el centro de la cama, ella miraba a Emi pero ésta la tranquilizó.
No te preocupes, Juan sabe mucho de esto.
Le puse la almohada debajo del culo y Emi le puso una toalla bajo las nalgas para que no se ensuciara. Le dijo que separara las piernas un poco, yo me arrodillé a su lado y Emi en el otro hizo lo mismo, acerqué el bote con la espuma de afeitar y rocié toda la mata de vello de la chica hasta el ombligo, le dio un escalofrió que le marcaron los pezones otra vez, se los cogió con los dedos para prevenirlo, extendí la crema por toda la pelvis, la mata de pelo rizado se extendía más allá del pubis, con la pelvis blanca de espuma tracé una raya con el dedo desde un lado al otro a la altura de los huesos de las caderas.

Con la maquinilla fui pasando suavemente toda la línea que bajaba desde el vientre, en un momento quedó sólo la piel morena, luego desde la raya que había marcado hacia arriba despejé de crema y pelo rizado, quedó la piel oscura apenas con marcas del pelo que la cubría, la repasé y le quité los últimos vestigios de vello. Emi me miraba y asentía aprobando el resultado, ella misma cuando vio como quedaba el pubis con un corte limpio por la parte de arriba le separó una pierna, Magda le siguió con la otra.

Ella le echó más crema, esta vez la encogida fue en el vientre de Magda, con los dedos repartí sobre la ingle, la crema se mezcló y con la mano acabé de repartirla de una parte a otra. Magda notaba mi mano sobre el sexo velludo y encogía las rodillas. Emi, se apoyó en sus muslos y con mucho cuidado fui pasando la maquinilla desde el muslo hasta el nacimiento de los labios, la piel era muy morena en esta zona, lo hice hasta llegar a las nalgas por los dos lados.

Emi me ayudaba anticipándose a mis movimientos, cuando le dejé las ingles limpias de vello, sólo se cubría con una breve cinta de vello por los labios. Emi con la mirada me dijo que no le acababa de gustar como le quedaban los labios y con cuidado de no cortarle le quité los pocos pelos que le quedaban desde al nacimiento de los labios hasta el culo, le quedaba sólo un triangulito de vello. Le separé las piernas del todo, con las manos las nalgas se abrieron y alrededor del juvenil ano aparecían unos pocos pero largos pelitos, los repasé dejando lisa la suave piel.

Entre las piernas de Magda se amontonaba una gran cantidad de pelo y crema, el coño de la chica estaba abierto, el clítoris rosado estaba cubierto por su prepucio. Emi me alargó la crema hidratante, yo me llené los dedos y empecé por donde había terminado, con las nalgas separadas por Emi la fui untando generosamente, ella encogió el culo, el agujero se hizo minúsculo, con un dedo lo rodeé.

Emi tranquilizaba a su primita mientras yo apoyaba la yema del dedo apretando suavemente, sólo le metí media uña, notaba como se cerraba intentando evitarlo, mientras ella se centraba en mi dedo curioso, mi otra mano seguía por sus labios menores. La ingle estaba brillante de crema y los labios estaban desbordantes de flujo que sin darse cuenta estaba manando de su vagina.

Sólo pasé el dedo por la entrada y sus piernas se cerraron pero como no lo quité se abrieron como una flor, se relajó y seguí metiendo el dedo, apenas pude un poco más, adentro noté resistencia. Rodeando la vagina saqué el dedo y lo dirigí al clítoris, aquí sí que lo acusó, con las manos se agarró la melena negra de la cabeza, metió sus dedos entre los rizos y los estiraba, le levanté la piel y lo descubrí, brillaba como una almendra pelada, cuando lo noté duro lo dejé y seguí hacia arriba, la mata de vello ya cubría todo, con la tijeras le recorté a una altura regular, medio centímetro máximo, repartí la crema sobre el vello y la parte de arriba recién depilada hasta el ombligo.

Emi seguía mis movimientos con atención, sus pezones también estaban salidos y duros, ella misma me miró y me señaló las tetas de Magda, en principio sólo me fijé en lo pezones hinchados pero ella insistió y entonces me di cuenta de unos pelillos largos y negros que crecían en el contorno de las areolas, eran muy pocos pero bastante largos, intenté poner crema también pero Emi hizo una cara de desacuerdo, no era conveniente afeitarlos y enseñándome los dientes me lo explicó.

Acerqué la cara a la teta izquierda de Magda mientras ella le cogía la teta y la apretaba haciéndole sobresalir el pezón, con los labios rodeé la areola y aspiré, dentro de la boca quedó como una ventosa, con la lengua tanteé los pelitos y uno a uno los fui arrancando con los dientes. Magda con los ojos cerrados suspiraba sin cesar, no notó ningún pelillo arrancado, cuando solté el pezón estaba rojo y mojado.

Magda imitó a su prima y apretando su otra teta me la ofrecía ya hinchada, le hice lo mismo, esta vez después de quitarle los pelos, con los dientes le estiré el pezón duro, se soltó la teta y me cogió la cabeza apretándola contra su pecho. Emi me sujetaba la polla con las dos manos, me la meneaba lentamente sin que Magda lo notara pero Magda no sabía donde ponía las manos, se agarraba a la sábana y la estrujaba o se pellizcaba la teta libre hasta que se cogió al brazo de su prima, lo siguió hasta llegar a su mano y dentro de su mano encontró el tronco de mi polla, no sé si se dio cuenta de la diferencia con la muñeca de Emi pero siguió apretando con toda la mano.

Emi se percató del error y quitó la mano, sólo me la sostenía con una, mientras Magda agarraba el resto, poco a poco la iba deslizando hacia el capullo. Emi iba en retirada dejándole más espacio, cuando ya tenía el glande entre los dedos, lo apretó y lo movió enérgicamente, yo con las dos manos en sus tetas las chupaba sin pudor, no pude evitarlo sólo noté que Emi ponía sus manos debajo de la de Magda para recoger en lo posible los chorros de leche que salían entre los dedos de Magda. Cuando dejó de salir semen del capullo, Emi me roció la polla con espuma de afeitar y dijo en voz alta.

Vaya, sin querer se ha destapado el bote de la espuma.
Me dejé caer al lado de Marta estaba muy excitado con la chica, Emi se ocupaba de limpiar la mano de Magda de leche y crema de afeitar, luego hizo lo propio con mi polla, Magda le dijo…

Emi, ¿te puedo decir una cosa al oído?
Magda no te preocupes Juan es de confianza.
Me da vergüenza, te lo digo al oído.
La chica se levantó y le dijo algo al oído de Emi, ésta se rió...

Jajaja, claro prima pero díselo a Juan no te cortes.
Juan tengo curiosidad por una cosa, nunca había visto tan cerca esa cosa que tenéis los hombres entre las piernas, me ha gustado que tengas los pelos igual como me los has depilado a mí.
Pues por eso te lo he hecho como yo, porque se va más cómodo pero, ¿cómo es que no has nunca visto esto que tenemos los chicos?
Bueno de pequeña si, en el colegio los chicos mayores nos enseñaban la pilila, era como un dedo pero la tuya es muy grande y resulta ridículo llamarle pililla o picha como le llamábamos las niñas.
Es que tiene muchos nombres, cualquiera es bueno.
Una vez mis hermanas estaban hablando entre ellas y una decía que se llamaba polla y otra que se decía verga pero mi madre las pilló y les dio una cachete a cada una, otra vez mi hermana Juana me enseñó una foto de un chico con la pilila dura como la tuya, pero también nos pilló mi madre y nos mandó a dormir sin cenar después de romper la foto.
Pues ya lo ves, es como la de los niños pero algo más grande.
No pero tú tienes una piel que lo cubre, ¿para qué es?
Es como un capuchón para la lluvia pero se puede quitar.
Y la punta es delgada, ¿por qué es así?
Es para abrirse paso y dejar que el capuchón se deslice hacia atrás.
Y esa arruga que tiene la cabeza, ¿para qué es?
Pues para que el capuchón no vuelva a cubrirla.
¿Me dejas tocarlo?, parece suave y dura, la de los niños parecía blanda.
Puedes tocarla lo que quieras.
Mmm está muy dura, se nota el hueso que tiene adentro.
Adentro no tiene hueso, es todo carne.
No puede ser, se nota adentro el hueso, cuando te has acostado con nosotras no tenías hueso.
Es que sale cuando quiere.
Emi nos miraba alucinando, me fijé que su mano estaba por detrás de su culo entre las nalgas acariciándose el coño disimuladamente.

¿Sabes una cosa? No me has hecho daño cuando me has quitado los pelitos de los pechitos.
Es que he tenido mucho cuidado, es una zona muy sensible.
Pero, ¿me volverán a salir más?
No te preocupes, si salen te los volveré a quitar.
¿Y saldrán muchos?
Pues seguramente sí pero para que no salgan te puedo hacer lo mismo antes que salgan así no tendrás nunca, de vez en cuando lo revisaré.
Emi ya estaba caliente con la conversación y apretándose una teta con la mano se la subió dejándose el pezón entre los dedos…

Juan a mí también me ha salido un pelito en el pezón, ¿por qué no me lo quitas?
Prima yo no te lo veo.
Es que yo como soy rubia no se me notan casi pero Juan seguro que lo ve.
Me acerqué a Emi y rodeé con los labios el pezón rosado aspirándolo hasta tenerlo en la boca, lo lamí con la lengua sujetándolo con los dientes, ella se removía de placer y Magda estaba a su lado mirando con atención mi boca sobre la teta de su prima, mientras seguía investigando mi polla con las manos sin ninguna intención.

Juan y este agujerito que parece la boquita de un pez, ¿para qué sirve?
Pues por ahí es por donde se hace pipí.
Pues yo no tengo ningún agujero como este para hacer pipí.
Sí que lo tienes pero no lo has visto, es más grande aún, como lo tenías cubierto de pelo.
A ver Emi, ¿dónde lo tienes tú?
Emi se abrió de piernas y le enseñó el coño, estaba brillante de jugos y los labios húmedos.

Emi te vas a hacer pipí, estás mojada.
Juan por favor no quiero hacerme pipí, tápame el agujero para que no manche la sábana, -me pidió Emi-.
Eso Juan tápaselo, que se va a hacer pipí.


Yo no me lo creía, Emi me pedía que se la metiera en el coño delante de su primita Magda, estaba desesperada por follar aunque fuera frente a la chiquilla.



Bueno pero aguanta un poco, no te hagas pipí.


Me puse arrodillado entre las piernas de Emi, ella las pasó a mi lado, me acerqué y le metí la punta de la polla, la saqué un poco mojada de flujo. Magda la miró y me cogió lo que me quedaba afuera y me urgió.



Juan date prisa que se le sale el pipí, tápale el agujero del todo.
Se la clavé a Emi hasta adentro, ella suspiró y cerró los ojos, Magda quiso colaborar.

Emi yo te quitaré los pelitos de las tetas para que no te vuelvan a salir.


La chica en su inocencia, pegó la boca a la teta de Emi que agarró la sábana con las manos. Cuando yo le sacaba la polla a Emi su prima me insistía que se la volviera a tapar. Emi se corrió dulcemente, no quiso demostrarlo aunque Magda se lo notó.



¿Qué te ha pasado Emi?, a mí también me han dado mareos cuando me ha quitado los pelitos de las tetas, creía que me caía de la cama, todo me daba vueltas, por eso me he cogido de tu brazo, ¿no te habré hecho daño verdad?
No prima, no me has hecho daño.
Pues yo también debo estar haciéndome pipí, tengo mojados los pelitos de ahí abajo.


Emi se incorporó enseguida y miró entre las piernas a Magda, luego me miró a mí.



Juan creo que Magda quiere que le tapes el agujero también, porque se nota humedad y se va a hacer pipí.
Pero Emi, ¿tú crees que debo? Emi se encogió de hombros como diciéndome, “yo me lavo las manos, tú mismo”.


Me puse entre las piernas de Magda, ella misma me cogió la polla y se la puso en la entrada de su vagina.



Tápame el agujero de hacer pipí, que se me sale, lo noto.


Apreté un poco, apenas entró dos centímetros y Magda abrió más las piernas, los labios me rodeaban el glande, estaban mojados como decía la chiquilla, empujé un poco más y noté que hacía tope, si apretaba más la chica se quejaba, Emi se incorporó y cogiendo una teta de Magda se la puso en la boca y chupó, se llenó el paladar con la areola hinchada de la chica y ésta suspiró hondo. Emi me tocó en el brazo para que empujara, lo hice, la chica se quejó un poco cerrando los ojos con fuerza pero sólo gimió, mi polla entró cinco centímetros.



Magda si no te gusta la saco y no te tapo.
No, por favor Juan, sigue tapándome, mételo del todo.
Empujé otra vez, estaba tan lubricada que mi polla se hundió hasta adentro, la chica levantó las caderas esperando que le metiera más, cuando la saqué un poco vi que estaba manchada un poco de sangre. Emi me vio y con la mano llena de crema me la limpió, cuando la volví a sacar ya salía sólo mojada de flujo blanco. Emi le estaba chupando la otra teta mientras Magda se estiraba las mechas de pelo de su melena, dijo que se estaba mareando otra vez.

¿Quieres que te destape el agujero si te sientes mal?
No por favor, creo que se me pasará pronto.
Magda se corrió en silencio, las piernas las movía abriéndolas más y más. Emi me miró, se la metía con todas mis fuerzas, se la clavaba hasta que nuestro pelos de enredaban, yo gruñía sin control cuando Emi vio el peligro, se puso al lado de su prima con las piernas abiertas y me apretó en la nalga urgiéndome a salirme, lo hice justo cuando por mis huevos empezaba la carrera de semen, se la metí de golpe a Emi, con dos clavadas me corrí dentro de ella, me estaba esperando y no paré hasta vaciarme por completo.

¿Por qué te has salido Juan?, me estoy haciendo pipí, tengo los muslos mojados.
No te preocupes prima, ahora te limpiare yo.
Me quedé dentro de mi Emi hasta que mi corazón recuperó el ritmo normal, cuando la saqué estaba llenas de flujo de Emi y leche mía, Magda nos dijo…

¿Veis lo que ha pasado por no taparlo bien? Ahora se ha manchado de pipi.


Quedé exhausto tumbado entre las dos, Emi se puso de lado de espaldas a mí, yo me pegue detrás de ella y Magda detrás mío, yo notaba el calor del culo de Emi sobre mi polla blanda y el pubis de Magda rozándome el culo, la chiquilla se durmió pronto pero yo no podía, tenía muchas ganas de follar debidamente con Emi, ella sólo levantó un poco su pierna para que se la metiera desde atrás pero cuando notó que me aceleraba demasiado me dijo:

Juan creo que deberíamos dejarlo por hoy, Magda está pegada a nosotros y yo no quiero tener otro orgasmo reprimiéndome, sin gemir siquiera, me gustaría follar otra vez, tengo muchas ganas de tu polla pero no es el momento apropiado.
Emi, estoy loco por llenarte de leche pero te entiendo, tu prima me está rozando el culo con su pubis recién depilado y me está poniendo a mil, nos merecemos una buena corrida los dos solos, me voy a vestir, ya hablamos.
Gracias por ser tan comprensivo, perdona que no te acompañe, estoy agotada.
Ya sé el camino, hasta pronto.
Cuando salí de casa de Emi llevaba una erección brutal, los huevos me escocían de ganas de descargar aunque lo acababa de hacer en Emi pero había sido de forma muy precipitada, me tuve que resignar a una mejor ocasión.

Al entrar en casa me llegó un aroma a comida que me llenó los pulmones, seguí el olor y me llevó a la cocina, mi tía Ana estaba ultimando el guiso, llevaba un delantal anudado a la espalda sobre un vestido fino de estar por casa, yo me aproximé a ella y le susurré al oído.

Buenos días belleza, hueles aún mejor que lo que estás cocinando.
No seas zalamero Juan, que enseguida estará preparada la comida, pon cubiertos para dos.
¿Como para dos?, ¿no comen las primas ni Antonio?
Antonio ha ido a una reunión y las niñas se quedan en casa de una amiga.
¿Quieres decir que ese manjar es para los dos solos?
Pues sí pero si prefieres otra cosa.
Me gustaría tomar un aperitivo antes.
Pues coge lo que te apetezca.
No me hizo falta que me dijera más, le solté el lazo del delantal y le pasé las manos bajo sus brazos, el sujetador que llevaba era para ir cómoda por casa y apenas le apretaba, lo ahuequé y lo separé de Ana, las dos tetas cayeron sueltas.

Juan, yo me refería a comida.
Y yo también Ana.
Le levanté el vestido por detrás, hasta la cintura, las bragas que llevaba se las junté haciéndole parecer un tanga metido entre las nalgas y le mordí en una de ellas.

Juan por favor que estoy ocupada.
Se agachó a controlar el guiso del horno y le separé las bragas a un lado lamiéndole los labios del coño.

Juan por favor, que se quema la comida.
Al estar agachada el vestido se quedaba hueco debajo de su cuerpo y vi como le colgaban las tetas, se las cogí y las apreté hasta sacar los pezones.

Tranquilo Juan, que no me dejas concentrarme.
Espera y te voy a concentrar yo.
Me saqué la polla que estaba a reventar desde que se la había sacado a Emi y se la puse pegada entre las nalgas.

Juan que sabes que ahora no puedo, además estoy muy sensible.
Precisamente por eso, yo también lo estoy, ¿no lo has notado?
Y tanto, parece que tengo una brasa pegada al culo.
Pues es mi polla que está ardiendo, ¿por qué no sueltas un momento los pucheros?
Bueno vale y ahora qué.
Cogí a Ana por la cintura y la empujé sobre el frigorífico, le puse las manos sobre la cabeza y le subí el vestido hasta sacárselo por los brazos, le solté el sujetador que ya no le servía de nada y le bajé las bragas a los tobillos, sus tetas estaban aplastadas contra los imanes que adornaban la puerta de la nevera, le cogí de la cintura y la atraje hacia mí mientras con mis pies le separaban los suyos, me pegué a ella y con la polla recorrí su raja, varias veces, ella al sentirme tan caliente aún levantó el culo más, cuando noté la humedad de su vagina presioné.

Mi polla entró directamente hasta adentro, con cada empujón se aplastaba más al frío de la nevera, con las manos le separé las tetas que salían por sus flancos, ella mantenía las manos sobre su cabeza, con la cabeza ladeada me rogaba…

Juan me vas a matar, me estás clavando la polla hasta la garganta, ten compasión porque no se sí podré aguantar este trato que me das.
Yo creo que sí podrás aguantarlo, seguro que el sábado follaste mucho más.
No me lo nombres, todavía me acuerdo el hambre que pase de polla.
¿Qué me dices?, tu marido tiene una polla mucho más grande y más gruesa que la mía y no tuviste bastante.
Antonio no me dio lo que necesitaba, estaba encoñado con Emi, casi toda la noche estuvo follando con ella.
No te creo, seguro que tu coño recibió una buena polla.
Pero no la de Antonio, si no es porque fui prevenida, no me llego a correr en toda la noche.
Mientras hablábamos yo seguía metiéndole la polla en el coño sin parar.

¿Qué quieres decir que fuiste prevenida?
Pues porque me llevé un consolador gigante que me regaló Emi, por si fallaba Antonio pero lo tuve que usar yo sola.
¿Y dices que es enorme?
Si, es muy gordo y largo y tiene un dedo para el clítoris, es especial para metérselo en el coño y dilatarlo pero fíjate si estaba caliente que me lo metí por el culo.
¿Y entonces por el coño nada?
Gracias a Emi que es una buena amiga y viendo como mi coño pedía atención se acercó a mí y me comió desde el clítoris hasta el culo lleno de consolador.
Qué pena, me habría gustado estar allí.
Y a mí también, me acordé mucho y añoré tu polla, por eso ahora que la tengo adentro no pararía de follar.
Me gusta mucho follar contigo, tienes un coño estrecho como una adolescente.
Gracias Juan, ¿te puedo pedir una cosa?
Claro Ana, lo que tú quieras.
Me gustaría que la sacaras y me la metiera en el culo, no tiene comparación con el consolador y lléname de leche, yo me voy a correr de un momento a otro.
Seguí su ruego, la saqué y simplemente levanté la polla lo suficiente para apuntar a su culo y con lo lubricado que estaba entró sin apenas esfuerzo. Ana se agachó poniendo los brazos sobre la encimera de la cocina y abrió las piernas, fui viendo como entraba entre sus nalgas, ella me buscaba y culeaba viniendo a mi encuentro para metérsela hasta el fondo, las tetas oscilaban bajo su pecho goteando sudor. Se corrió con grandes espasmos, gracias a estar apoyada no se cayó de frente cuando yo la empujé para llenarla de leche.

Me quedé un momento pegado disfrutando del masaje que me daba con los músculos que me ordeñaban la polla, cuando salí, mi tía puso su mano entre sus piernas, tardó en salir pero cuando lo hizo, un cuajo de semen espeso le llenó la mano. Nos tuvimos que sentar, mis piernas flaqueaban de la tensión y Ana se sentó en la orilla de la silla, por el culo le manaba un hilillo de semen.

Comimos en la misma mesa de la cocina, desnudos como estábamos, me contó que Emi quedó agotada, quizás sería por el morbo de tener dos mujeres para el sólo y poder elegir y como Emi era la que menos había follado se decidió por ella. Yo entendía a mi tío, Ana estaba muy buena pero Emi era la novedad y con Ana lo podía hacer cuando quisiera pero no fue galante, yo no lo habría hecho así. Cuando terminamos de comer me fui a mi habitación, por la noche no bajé a cenar, cogí dos frutas y me subí a repasar los libros, abajo oía a mis primas y a mis tíos. Ya era tarde cuando noté un peso sobre mí, me acosté pronto y me dormí agotado.

Al rato, mis primas estaban tumbadas a mi lado sobre la sábana y me aprisionaban sin dejarme mover, enseguida empezó el interrogatorio…

Hola Juan, ya puedes desembuchar todo lo que sabes.
Yo no sé nada, ¿qué queréis que os cuente?
No te hagas el loco, mi madre ha contado que habéis comido solos y como no somos tontas nos imaginamos que habréis follado y además te habrá contado lo del sábado.
No se puede tener secretos en esta casa, pues lo habéis acertado todo, tu madre estaba muy sensible y yo muy caliente, la consecuencia es que se la he metido hasta los huevos, claro pero ella me ha contado mientras follábamos todo lo que ocurrió.
Cuenta, cuenta y ¿qué pasó?
Pues que tu padre se dedicó a follar casi toda la noche con Emi y tú madre casi se queda en blanco si no llega a ser por el consolador “Carlitos” y por la boca de Emi, claro.
¡Qué fuerte! ¿Entonces lo que vimos fue más o menos lo que ocurrió toda la noche?
Parece ser que sí, creo que tu padre no estuvo a la altura en galantería.
Y tanto, que gilipollas, con lo buena que está mamá, aunque Emi también lo está, no le puedo culpar del todo.
¿Y tú te quedaste bien?
Pues al final si, la llené de leche y me vine a dormir una siesta como si estuviera en la playa.
¡Ah! Ahora que dices de playa, ¿sabes quién me llamó el otro día?
Pues no, ni idea.
Pues me llamó José, el chico aquel que fuimos a comer las dos en la playa y tú te quedaste con su hermana y su amiguita.
¡Ah! Ya me acuerdo, creo que se llamaban Celia y Purita, dos niñas muy jóvenes.
Si, esas, pues me ha dicho que no dejan de nombrarte y que quieren que volvamos a ir a la playa o a otro sitio, yo le dije que eran unas crías muy especiales, él me corrigió que especiales no, muy ñoñas e ignorantes sí.
Pues sí que conoce a su hermana, si.
Nos ha extrañado el comentario pero creemos que tú sabes más de ellas que él mismo, no nos has contado como pasaste la tarde de playa, pillín.
Pues normal, como no sabíamos que hacer les enseñé a jugar al bádminton, ese juego de raquetas y la bolita.
¿Sólo eso en toda la tarde?
Bueno eso fue un rato pero como se cansaron pronto fuimos a pasear por las dunas, lo cierto es que además eran muy curiosas y casi sin querer una de ella quiso probar mi polla y mientras se la metía le enseñó a la otra, al final las dos quedaron contentas, y yo también, claro.
Qué barbaridad Juan, eres un peligro pero lo cierto es que tu polla enamora, a nosotras nos tiene locas, hoy te hemos nombrado en casa de mi amiga Lidia y parece interesada en conocerte también, ya te avisaremos, de momento te dejamos descansar, has tenido un día muy ajetreado.
No lo sabéis muy bien, buenas noches primas.
Las cosas se tranquilizaron bastante, mi tía había recibido su ración de polla y mis primas ya habían saciado su curiosidad, yo también tenía la polla bastante relajada después de los días de agobio que había pasado y me dediqué a repasar los libros. Por otra parte tampoco quería molestar a Emi pues suponía que estaría ocupada en buscar alguna academia o instituto para Magda, simplemente me intrigaba saber que comentarios había hecho la chiquilla desde el día que nos conocimos.

A la semana más o menos me decidí en visitarla, era por la tarde y me abrió la puerta enseguida, iba vestida para salir y me hizo pasar, en el salón había una señora mayor que ella también preparada para salir. Emi me presentó.

Hola Juan, te presento a mi tía Pepita, la madre de Magda, mi prima, ha venido para inscribir a la niña en una academia y ahora iba a llevarla a la estación para volver al pueblo.
¡Ah! Encantado Pepita, mucho gusto de conocerte.
Perdone pero no creo haberle dado confianzas para tutearme, le ruego me trate de usted.


Me quedé helado y Emi también, no esperábamos esta respuesta tan cortante pero no tuve más remedio que admitirla.



Usted perdone mi atrevimiento pero es mi costumbre.
Pues ya lo sabe, yo a los hombres no les doy confianzas, de todas formas, encantada señor Juan.
Y bien Juan, ¿qué te trae por aquí? -Dijo Emi para quitar tensión-.
Pues nada sólo saber cómo habías pasado… -En ese momento sonó el teléfono de Emi-…
¿Sí? Hola don Guillermo, si ¡ha! Ya no me acordaba, si hoy. ¿El último día? y ¿cuándo cierran? Muy bien pues salgo volando. -Colgó y recogiendo su bolso se dispuso a salir-.
Perdonadme tengo que salir urgente, don Guillermo mi Abogado, es argentino, es muy amable y culto, me dice que tengo que firmar unos documentos de mi divorcio y es el último día para presentarlos, no tardaré nada, quedaros y os vais conociendo.


Yo quise decirle que me iba, pues el ambiente no era muy agradable pero ya había cerrado la puerta.



Bien señor Juan, yo tengo cosas que hacer, voy a cerrar la maleta. La señora Pepita se fue al dormitorio muy altiva, me senté a esperar a que volviera Emi. A los pocos minutos se oyeron unas voces desde el cuarto…
¡Socorro, ayúdenme, por favor ayuda!
Yo miré alrededor, todo estaba tranquilo pero me dirigí al dormitorio donde estaba Pepita y no la vi, volví a salir al salón y se oyeron las mismas llamadas de socorro, retrocedí y busqué en la habitación otra vez hasta que al lado de la mesita vi a la señora Pepita con medio cuerpo debajo de la cama. Me asusté, pues no comprendía cómo estaba así y me agaché a ver que le había ocurrido.

Señora Pepita, ¿qué le ha pasado? ¿Qué hace así?
Por favor ayúdeme señor Juan, se me ha caído un anillo debajo de la cama, he ido a cogerlo y como no llegaba me he metido aquí y ahora no puedo salir.
¿Ha probado a arrastrarse hacia afuera?
Claro pero es que se me ha enganchado el vestido en los hierros del sommier y no puedo moverme, haga algo, por favor.
Me preocupaba la situación, si ella no podía moverse yo desde fuera tampoco lo tenía fácil. Tenía los brazos bajo la cama, sólo se le veía desde la cintura hacia abajo, no tenía de donde estirar. Probé a meterme yo y soltarle el vestido pero no cabía por el hueco, además la mujer se estaba poniendo muy nerviosa, intenté estirarle de los pies y ella se resistía, quería que le estirara de los brazos pero los tenía sobre la cabeza, por mi cuenta la cogí de los tobillos. Como no se estaba quieta se le salieron los zapatos y con las medias se me escurrían las manos, a todo esto ella no paraba de gritar socorro y me ponía más nervioso a mí.

Opté por seguir un plan a mi manera, aunque protestara. Llevaba un vestido con la falda estrecha y abotonado por delante hasta la cintura, con las piernas siempre moviéndose no podía estirar por ningún lado, le cogí del vestido para estirar pero ella protestó, lo acababa de estrenar y no tenía otro y no quería que se lo rompiera, la única solución eran las piernas pero se me escurrían. Sin hacer caso a sus quejas y amenazas le subí la falda lo más que pude, me insultaba gritándome, quise quitarle las medias para poder cogerme mejor pero vi con decepción que llevaba pantis o sea que le llegaban a la cintura.

Gritando como estaba me decidí, por lo menos era un mal menor, le pellizqué las medias y las desgarré, ella me insultaba, me decía de todo, las medias se partieron y se abrieron a tiras, hasta quedarse a trozos colgando sobre las piernas y la cintura, con la falda casi en la cintura se le podían ver la bragas que eran de lo más discretas, color carne y altas, lo que sí que pude ver es que con los movimientos bruscos que hacía entre los camales y los muslos se le escapaban mechones de vello púbico rizados y negros, entonces caí en la cuenta a quien se parecía Magda. El tejido grueso y elástico de la prenda no podía disimular el abultamiento del pubis exageradamente poblado de vello pero fue una visión fugaz pues el mover constantemente las piernas no podía fijarme en detalles.

La señora Pepita seguía pidiendo ayuda aunque estaba a su lado, sus gritos debían oírse en toda la manzana de casas, me propuse acabar con el problema como fuera y con las manos me aferré a su cintura por abajo del vestido, las caderas me daban mejor agarre y tiré de ella con todas mis fuerzas, tuve un éxito relativo, la mujer salió unos centímetros de debajo de la cama, se deslizó sobre el piso, en contra, mis manos al tirar de ella se cogieron de la cintura de las bragas, éstas se enrollaron sobre sí mismas y se bajaron hasta el principio del vello púbico, dos dedos de rizos se le salían por arriba, también tenía un reguero de pelos hasta el ombligo como Magda pero mucho más visible.

Al notar el frio del piso en sus nalgas empezó a chillarme me acusaba de todo aunque tuvo que reconocer que por lo menos habíamos progresado un poco. Me puse de rodillas entre sus piernas y le volví a coger de las caderas, esta vez por encima del vestido, ella más conforme se estuvo quieta y me dejó hacer, al siguiente estirón llegué a sacarla hasta el estómago, hasta que sus pechos se engancharon en el canto de la cama, la mujer empezó a quejarse, estaba muy nerviosa y no paraba de darme prisa, no quería perder el tren y mucho menos romperse el vestido.

No vi otra opción que sacarla poco a poco por partes y le dije que se estuviera quieta pues iba a intentar sacarla poco a poco y sin romperle nada, se relajó unos minutos, desde la cintura subían una fila de botones hasta el cuello. Empecé a desabrocharlos, ella al notarlo se agarró al vestido con las piernas y no me dejaba seguir, después de muchas explicaciones de lo que trataba de conseguir me dejó.

Los botones inferiores no me costaron mucho, sólo que cuando le rocé el ombligo dio un respingo y me volvió a advertir, los botones aunque juntos eran pequeños y habían muchos y al ser el vestido nuevo estaban muy ajustados los ojales y tenía que meter la mano por debajo tocando un poco la carne, ella enseguida hacía mención para detenerme. Cuando pasé el estomago y seguí hacia arriba ya me estaba esperando para avisarme seriamente sobre que no le tocara nada. Con mucho cuidado seguí desabrochando botones por encima del sujetador sin tocarlo, llevaba un sujetador bastante clásico, de color carne también y de talla bastante grande, sólo puede soltar botones hasta donde la barra de la cama me permitía, le avisé y le dije que tiraría de sus riñones para intentar liberarla, le abrí el vestido y vi que tenía la piel morena también como su hija Magda, había salido totalmente a ella.

Me advirtió que tuviera cuidado pues la manga la tenia enganchada en un muelle del somier y se podía desgarrar, se lo prometí. Fui estirando con cuidado, fijándome en los progresos, su cuerpo salía con dificultad aunque ella arqueaba la espalda para que me pudiera coger bien, las piernas plegadas y abiertas mostraban las bragas enrolladas cubriéndole escasamente el nacimiento de los labios del sexo por encima y quedando holgadas entre las ingles, el vello negro brillante contrastaba con las piernas morenas y torneadas. Centímetro a centímetro iba saliendo de abajo de la cama, ella me animaba a seguir hasta que me gritó que parara, me extrañó pues parecía que avanzábamos mucho hasta que me dijo que una teta se le había quedado aprisionada bajo la madera, me arrodillé para ver el problema, la mujer me mirada sofocada por la postura y por tenerme a centímetros del sujetador deformado.

Le dije que posiblemente el sujetador era lo que se enganchaba con las costuras en el canto del mueble y la única solución era que se lo aflojara ella pero me dijo que no podía con las manos atrás pues se abotonaba por delante, me fijé y efectivamente unos cuantos corchetes se cruzaban entre las dos copas, le dije que no sabía cómo soltarlo yo, estuvo unos momentos en silencio hasta que se decidió y me dijo que fuera soltando uno por uno y fuera probando pero sin tocarla a ella.



Con dos dedos fui soltando los corchetes, era difícil con la tensión que soportaban, el primero no mejoró la situación, ella misma me animó a que le quitara el segundo, éste ya se aflojó un poco más y la volvía estirar de los riñones pero me volvió a gritar que le hacía daño, en efecto el sujetador se retorcía y le envolvía la teta, volví a empujarle un poco hacia adentro para que no sufriera y volví a mirar debajo de la cama, con la cara compungida me miraba con los brazos extendidos por encima de la cabeza, un poco más allá vi el dichoso anillo. Me pidió que hiciera lo posible por sacarla como fuera y me pidió perdón por haberme tratado tan mal, le prometí que la sacaría sin hacerle daño, aunque aún no sabía cómo.

Ya más calmada y más tranquilo yo por tener más libertad me planteé otras formas de actuar, pasé al otro lado y vi que estaba cruzada bajo la cama y mientras una teta se enganchaba la otra aún no había llegado al obstáculo y además abultaban bastante más de lo que se veía desde afuera. Volví a arrodillarme entre sus piernas apenas podía abrirlas por la falda estrecha y se lo dije, sólo me contestó desde abajo de la cama.

Haga lo que crea preciso Juan.
Gracias, piense que lo hago por su bien.
Tranquilo lo entiendo y se lo agradezco.
Para tener más sitio donde moverme le subí la falda hasta debajo de los riñones, Pepita me ayudó levantando el culo, luego las bragas a medio muslo tampoco eran una ayuda y enrollándolas más aún se las saqué por los pies, en un principio intentaba juntar los muslos pero le cogí las rodillas y suavemente se los separé, el coño no se veía bajo el felpudo que lo cubría, se la oía respirar agitada, los botones que le faltaban por despasar los quité metiendo las manos bajo la barra de la cama hasta que llegue al cuello de Pepita y le solté el ultimo, abriéndole la pechera.

Ante mí sólo quedó el sujetador problemático, probé otra vez a estirar y no tuve éxito, se arrugaba y deformaba el pecho de Pepita, le dije que respirara hondo hasta que le avisara, ella lo hizo y el tórax bajó un poco, lo suficiente para meter mis dedos y soltar el último corchete que quedaba, las copas se separaron y se desencajaron del mueble, con cuidado las separé a los lados de Pepita bajo sus axilas, una teta bastante voluminosa y erguida quedó bajo la barra de la cama, el pezón moreno se deformaba con la presión y lo cogí para intentar sacarlo.

Pepita suspiró levemente, lo noté al subir su pecho, le cogí con la mano abierta toda la teta y despacio la fui sacando hacia mí, se quejó diciendo que le escocía mucho, me fijé y efectivamente tenía una rozadora bastante fuerte bajo el pezón, empezó a gimotear, yo no tenía a mano ningún apósito ni crema por lo que se me ocurrió como emergencia ponerle saliva, me incorporé entre sus piernas y le lamí la rozadura, ella se movió para que llegara a toda la rojez y le estuve lamiendo la herida, ella desde abajo me susurró…

Mmm gracias Juan, me hace mucho bien, noto un gran alivio, siga un poco más.


Al estar entre sus piernas mis muslos rozaban el interior de los suyos y mi bragueta se apoyaba sobre el triangulo peludo de ella, sus piernas pasaron de estar pegadas a mí a estar una a cada extremo de la cama. Al estar encima me apoyé con los codos en el suelo y con las dos manos le cogí la teta herida y la apreté hasta hacerla un montículo coronado por el pezón moreno, de la herida pasé a rodear todo su contorno desde el nacimiento hasta que llegué a la coronación del pezón, me lo metí en la boca y succioné. Pepita no decía nada, sólo suspiraba, con una mano busqué la otra teta que todavía estaba debajo de la cama, estirando y con la colaboración de Pepita salió también hasta que pude chuparla toda, ésta no estaba herida pero no me dio ninguna queja.

Ya sólo estaban bajo la cama la cabeza y los brazos de Pepita pero parecía no tener prisa por salir, con pesar tuve que soltar una teta para soltarme el cinturón del pantalón y abrir la bragueta, la polla me estaba esperando, se me había salido del bóxer por la cintura y estaba pegada a mi vientre, me dejé caer, al notar el calor de mi glande entre sus piernas Pepita dijo sin mucha convicción…

Por favor Juan no haga eso, no lo haga por Dios, ¡poooor Dioooos! y fue que después de recorrer la tupida mata de vello rizado mi capullo descubrió la entrada de la vagina de Pepita y se metió hasta la mitad.
¿Por qué lo ha hecho señor Juan? ¿Por qué lo ha hecho? ¡Oooooh, cuánto tiempo sin tener una polla adentro!
Perdone señora Pepita no he podido evitarlo, ahora la saco.
Noooo, ahora no, métela hasta adentro cabrón y fóllame hasta partirme el coño, quiero tu polla hasta adentro y no vuelvas a llamarme señora.


No le di importancia a unos pasos suaves que me parecía haber oído unos minutos antes pero me volví hacia la puerta y vi la cabeza de Emi que asomada me sonreía, me animaba a seguir y lo hice.



¿Quiere seguir Pepita o intento sacarla?
No, ahora no importa sacarme, sigue metiéndola hasta adentro, lléname de carne dura, siento tu polla en la garganta, quiero recuperar el tiempo perdido, me encanta tu polla.
Tiene el coño muy estrecho, parece que no hubiera parido aún.
Es que llevo muchos años sin que me lo llenara nadie, ahora quiero que seas tú quien me desvirgue otra vez.
Emi miraba admirada el cambio que había dado su tía Pepita y me animaba a continuar, la cogí de los tobillos para metérsela desde arriba pero ella levantó las caderas pasando las piernas por encima de sus tetas, me estaba ofreciendo su culo también, las piernas abiertas como un libro, le escupí en el ano, tenía alguna pequeña protuberancia recuerdo de algún parto pero la saliva me ayudó a meter la punta, ella se quejaba pero me animaba.

Muy bien Juan, vas a ser el primero que me la meta en el culo, vale la pena pero me haces mucho daño, espera un momento y prueba otra vez.


Lo intenté varias veces y comprendí que verdaderamente le hacía daño, Emi desde la puerta llamó mi atención y me señaló su mesita de noche, alargué la mano y dentro del cajón encontré un tubo de crema hidratante, me rocié la punta de la polla y a Pepita le metí la rosca del tubo de crema en el ano, apreté hasta casi vaciarlo, cuando le puse la polla otra vez, casi ni sintió el glande al entrar, me hundí hasta adentro, ella me ofrecía sus nalgas y yo le daba cachetes mientras metía y sacaba la polla hasta que me enredaba en los pelos que rodeaban su culo, una franja negra de pelo que le recorría desde la rabadilla casi hasta el ombligo.

Se corrió una vez y al momento me dijo que se iba a correr otra vez, quizás fuera el mismo orgasmo pero sacudió la cama y vi salir sus brazos por afuera, se había liberado el vestido, me volví hacia la puerta y Emi me saludó con la mano y me dijo adiós… Cuando me corrí yo, ya había sacado la cabeza por su cuenta, estaba apoyada con sus manos en sus riñones con las piernas sobre su cabeza, las nalgas me recibían desde arriba y yo le clavaba la polla en el culo verticalmente, cuando me salí ella se dejó caer y cogiendo sus bragas retorcidas se limpio el coño y el culo lleno de semen y flujo.

Al momento se oyó un portazo en la puerta de la calle, Emi había abierto y cerrado fuerte para que nos diéramos cuenta. Pepita con rapidez, se abrochó el vestido colocándose antes las tetas en el sujetador mal abrochado por la prisa, las bragas pringosas se las guardó en la maleta junto a los jirones de las medias, yo di la vuelta a la cama y recogí el anillo que estaba apenas medio metro de la otra orilla. Cuando salimos vimos a Emi que dejaba el bolso en la mesita del recibidor, yo le hice entrega del anillo y Pepita me lo agradeció…

Muchas gracias señor Juan, ha sido usted muy amable, me ha encantado conocerlo.


Salimos de la casa, Emi y Pepita se fueron volando a la estación, iban con retraso. Al día siguiente Emi me dijo que a las dos horas le había llamado Pepita desde el pueblo para agradecerle su hospitalidad y decirle que yo era muy amable y todo un caballero. Nos reímos a carcajadas los dos. Emi me exigió que le contara todo desde el principio, yo no omití ningún detalle y ella me correspondió contándome la impresión que había tenido Magda el día de su llegada. Le había dicho que había aprendido muchas cosas gracias a mí y que todo lo que le había contado su madre de los hombres no era verdad, que quería seguir aprendiendo, pues le explicaba todo muy bien y se lo demostraba en la práctica. Luego le dijo que le había gustado ayudar para que yo le tapara a Emi el agujero para no hacer pipí y que Emi le hubiera hecho lo propio a ella, en fin que estaba encantada y quería seguir aprendiendo, era una buena alumna.
Le pregunté a Emi por la noche loca con mis tíos, el verdadero motivo de mi visita, me contó que Antonio se portó muy galante con las dos, aunque reconoció que con ella siempre estaba atento en todos los detalles.

Me sentía un poco mal, pues delante de Ana no estaba bien tantos halagos, tu tía lógicamente no decía nada pero yo notaba que estaba un poco molesta con su marido, yo intentaba esquivarlo pues siempre estaba manoseándome, se notaba que quería follarme sobre todas las cosas, yo procuré acercarme a Ana y que no se sintiera desplazada pero Antonio no lo disimulaba, yo estaba tan caliente como tu tía y me apetecía follar con Antonio y quería compartirlo por lo menos al 50%. Ana debió imaginárselo y trajo el consolador que yo le regalé, bueno, tu ya lo has visto, la idea era que tanto tu tía como yo nos ayudáramos con él cuando Antonio estuviera follando con la otra, lo cierto es que se cebó conmigo, siempre tenía su polla adentro mientras tu tía hacía lo posible por recibir su ración, al fin tuve que compensar yo la falta de delicadeza de su marido y ayudarle a tener algunos orgasmos.
¿Y cómo la ayudaste si te follaba a ti?
Pues como te he dicho yo estaba muy caliente y tu tía también y tendrás que convenir conmigo, que tu tío tiene una polla portentosa y sabe usarla, yo me sentía en la gloria con semejante verga llenándome completamente pero también sabes que tu tía es una real hembra, no me costó nada comerme el coño y las tetas de tu tía que tan generosamente me ofrecía, ella también lo habría hecho por mí, lo cierto es que se corrió varias veces en mi boca, estaba deliciosa, ya lo sabes, creo que gozó más que si hubiera tenido dentro la polla de Antonio.
¿Sabes una cosa?, me has puesto la polla como la pata de una silla contándomelo, me lo has descrito como si lo hubiera visto en primer plano.
Pues si te soy sincera habría preferido que la polla que me entraba fuera la tuya.
Si me guardas el secreto te diré que yo también te la hubiera metido, apartando a mi tío cuando te la metía por detrás mientras tú le comían el coño a Ana.
¡Pero Juan, ni que también hubieses estado con nosotros! ¿Cómo sabes tantos detalles?
Pues porque estaba más cerca de vosotros de lo que imaginabais.
Imposible, eso es porque Ana te lo ha contado.
Pues no, es porque os estaba viendo, mejor dicho porque os estábamos viendo.
¿Nos? ¿Quienes nos estaban viendo?
¿No dirás nada verdad?
Sabes que no, cuenta.
Verás, la noche no era sólo para vosotros. Cielo Riveros, Katherine Riveros y yo también salimos a cenar, la idea en principio era ir a un concierto, al cine o de copas pero tuve la idea luminosa y las llevé a un hotel, estuvimos deshaciendo la cama como puedes imaginarte los tres, ¡ah!, por cierto una cama gigante y al rato oímos ruido precisamente en la habitación de al lado, la curiosidad de Katherine Riveros hizo que escondidos en la ventana os viéramos en primer plano como follabais o mejor dicho como te follaba a ti su padre, mientras le chupabas el coño a su madre.
¡Por Dios! Pobre niñas, ¿y no se escandalizaron?
Jajaja, ¿escandalizarse?, no claro que no, estuvimos después reproduciendo las posturas vuestras hasta que quedamos rendidos, luego volvimos a casa antes que vosotros.
¿Entonces saben lo de sus padres?
Claro, por eso cuando en la otra velada estuvimos solos los cuatro me hicieron pagar con una buena follada el desatenderlas.
Uf, menos mal, me sabría fatal que surgiera algún problema con sus padres.
Tranquila está todo controlado.
En ese momento sonó el timbre de la puerta, cuando abrió Emi, mi tía entró como un vendaval.

Hola Emi, perdona pero no he podido venir antes, sólo quería agradecerte como te portaste conmigo la otra noche, el gilipollas de mi marido parece que no sabe donde tiene la polla, no sabe distinguir nada y te estuvo agobiando, lástima que no hubiera venido mi sobrino en vez de él, habríamos estado toda la noche follando los tres sin problemas.


Emi aún no había podido siquiera responder a su saludo cuando la miró a los ojos y luego se giró donde yo estaba, yo además de sorprendido también lucía una erección todavía de la conversación con Emi. Ana la interpretó como el efecto de su confesión y vino hacia mí y me abrazó, cogió mi cara con las dos manos y me estampó un beso en la boca que duró varios minutos, me mordió, chupó y enredó su lengua con la mía sin dejarme apenas respirar.

Emi apenas tuvo tiempo de cerrar la puerta de la calle cuando mi tía de rodillas en la alfombra me había bajado los pantalones y me había sacado la polla del bóxer, la engulló entera, con desesperación, mientras Emi la miraba y al verla tan aplicada se puso tras ella y le subió la blusa por los brazos, sólo soltó mi polla para que la prenda saliera por la cabeza para seguidamente metérsela otra vez en la boca, la chica le soltó el sujetador, las tetas de mi tía saltaron libre y se las cogí amasándolas. Emi se puso detrás de mí y me despasó la camisa, me iba besando en la nuca y el cuello.

Mi tía agarrada a mis caderas se tragaba toda la polla moviendo la cabeza sin parar, cuando Emi se abrazó a mi rodeándome el pecho noté en mi espalda el calor tibio de sus tetas y la dureza de sus pezones, ladeé la cabeza y me besó, mi tía seguía con mi polla entre sus manos, la tenía amarrada con los dos puños y sólo dejaba el glande que estaba en su paladar.

Emi siguió abrazándome pero bajando cada vez más las manos, cuando llegó a mi polla la rodeó junto con los huevos y los sostuvo frente a Ana que los soltó y se abrió el cierre de la falda, con dificultad se la sacó por los pies, llevaba unas braguitas de tul, que desde las caderas se le hundían entre los labios por delante y las nalgas por detrás.

Emi con mi paquete entero entre sus manos me fue dirigiendo hacia el sofá, mi tía iba retrocediendo hasta que notó en su culo el asiento, se sentó y me atrajo hacia ella, me acerqué empujado por Emi, hasta que mi polla estuvo frente al coño de mi tía, la vecina le ladeó la escueta tira de tul negro, le abrió los labios menores que rezumaban flujo en abundancia, ella misma me empujó desde las nalgas y mi polla entró en el coño de Ana.

Mi tía cerró los ojos suspirando de gusto al notar cómo me iba introduciendo en ella, cuando notó el útero apretado sonrió sin abrir los ojos, cuando lo hizo cogió a Emi de la mano y tiró de ella hasta hacerla subir al sofá, le hizo pasar una pierna por encima y se abrazó a sus muslos. Con dos dedos separó los labios de su coño y le ofreció el clítoris ya hinchado, mi tía lo lamió hasta que la saliva le rebosaba la boca, Emi se retorcía de placer apretándose contra la cara de Ana.

El baile del culo de Emi frente a mi cara me hizo acercarme y meter la cara entre los cachetes, mi tía se los cogió y se los abrió, el ojo rugoso y rosado de Emi quedó a centímetros de mi boca, mi lengua lo rodeó mientras mis dedos se introducían en su vagina y el pulgar en el ano, una vibración en el coño y un temblor en las piernas me anunciaron que iba a recibir un orgasmo provocado por Ana y apoyado por mí. Ella con las manos apoyadas en la pared, con el coño comido por Ana y lleno de mis dedos por todos los agujeros, se corrió pegando sus tetas en el muro.

Ana cumplió lo prometido, le agradeció la dedicación que le había dado días antes, la chica pudo a duras penas mantenerse en pié hasta que remitió la oleada de placer, cuando pasó, le saqué los dedos del coño y del culo y mi tía le dio el último lengüetazo, los espasmos del coño hipersensible le agitaban todo el cuerpo, cayó sobre el sofá pero aún tuvo la generosidad de besarle las tetas de Ana, hasta que ella se corrió con mi polla adentro, lo hizo suave en un primer momento, aunque luego, una explosión de placer contenido me obligó bajo sus urgencias a metérsela rápidamente hasta que me vine dentro de ella.

Cuando me separé una mancha de semen había quedado en la tapicería del sofá de Emi, ella no le dio importancia y me hizo sentar al lado de Ana e hizo lo mismo a mi lado, permanecimos desnudos acariciándonos levemente casi una hora, hasta que Emi cayó en la cuenta que su prima Magda estaba al llegar. Mi tía Ana y yo cruzamos la calle y entramos en casa, por la esquina ya se veía venir a Magda que había bajado del bus en la otra calle, mi tía me apretó la mano y me señaló a la chica.

Vaya chiquilla Juan, es jovencita pero apunta maneras, ¿verdad que promete?
Ya es toda una realidad, Ana.
Juan, ¿ya has hecho algo con ella?
Lo principal Ana, la he hecho mujer.
Joder Juan, tienes una polla de oro y lo mejor es que nadie me lo puede contar, mi coño lo sabe bien, jajaja.
Cuando entramos en casa subí directo a mi habitación Ana se metió en la suya, yo me di una ducha rápida para quitarme el olor a sexo que tanto me gustaba, al salir con la toalla liada me crucé con mi prima Katherine Riveros, al verme me sonrió y me cogió la polla blanda bajo la toalla.

Juan me tienes olvidada y una no es de piedra, el otro día me lo dijo también Cielo Riveros, entré en su habitación cuando se estaba masturbando, me dijo que lo hacía pensando en tu polla.
Lo siento Katherine Riveros, la verdad es que he tenido unos días bastante ajetreados.
Ya me imagino tus ajetreos, ya.
Entré en mi habitación y me vestí, casi tenía la camisa puesta cuando entró Katherine Riveros de golpe.

Ah Juan, se me había olvidado, el otro día estuve con mi amiga Feli, me invitó a su cumpleaños en su piso pero me insistió que fueras conmigo, sólo será para tomar algo los tres.
Gracias Katherine Riveros, tienes unas amigas muy amables, por supuesto que iré sobre todo contigo, me gusta mucho ser tu pareja.
Gracias zalamero, tú sí que sabes tratar a las chicas.
Cuando salió de la habitación me dio un piquito en la boca mientras me rozaba la polla con la mano.

A los dos días me dijo que a su amiga le había encantado que pudiera ir, habían quedado para el sábado próximo, vendría ella a recogernos e iríamos a su piso. Cuando bajé a la habitación de Katherine Riveros ya vestido para la fiesta de Feli, ella aún estaba a medias, por lo menos ya estaba maquillada, llevaba el pijama todavía, me retiré discretamente pero ella insistió que me quedara y que le aconsejara sobre la ropa que se iba a poner, abrió el armario y empezó a sacar ropa y tirarla sobre la cama, había de todo, faldas vestidos blusas, camisas, bragas, sujetadores, un montón, cuando se quitó el pijama casi me da un infarto, estaba totalmente desnuda, vio la cara que puse y se acercó melosa a mí, se pegó a mi cuerpo restregándome las tetas y me dijo.

¿Primo quieres que festejemos mi cumpleaños ahora?
Por favor Katherine Riveros, me la estás poniendo dura y ya sabes qué pasa cuando se me pone dura, así que vístete que tu amiga no tardará. Dio una patada de rabieta mientras me apretaba la polla.
Vaya Juan, eres hombre de palabra, ya la tienes dura como una estaca, no se puede jugar contigo.


Cuando llamaron a la puerta tuve que bajar yo a abrir, mi prima aún estaba decidiendo lo que se iba a poner, le dije a Feli que subiera y que le diera más prisa. Se oyeron risas cuando entró Feli, me llamaron para que entrara yo también, en vez de apremiar a Katherine Riveros ésta le había convencido para que se probara un sujetador que se había comprado el día antes para la ocasión. Katherine Riveros con las tetas al aire y Feli con el sujetador suyo a medio quitar y con el otro en la otra mano, cuando salieron sus dos tetas juveniles tuve que cerrar los ojos, ¡qué par de tetas!, mi prima se acercó a mí llamando la atención de Feli y cogiéndome otra vez la polla por encima le dijo.



¿Ves? Mi primo no falla nunca, cuando ve unas tetas se empalma enseguida.


Feli se quiso asegurar y también la tocó apretándola para percatarse de que era mi polla, luego se troncharon de risa, las dos.

Cuando íbamos a casa de Feli mi prima me puso al corriente, ella tenía un apartamento grande para estudiar y para ayudarse en los gastos había alquilado las habitaciones que no usaba, no estaba en el centro pero si lo bastante cerca de las universidades para que siempre tuviera gente compartiendo. Al llegar, a la finca me gustó, era de bastante categoría pero a mí me interesaba sólo mi prima y su amiga, presentía que iba a ser una tarde “tranquila” entre los tres.

Cuando entramos en el apartamento estaba desierto, los compañeros deberían estar en el centro o en la biblioteca, yo por curiosidad me fijé en la decoración, estaba amueblado como una casa particular, debían llevarse todos bien pues los muebles y la cocina sobre todo, estaban limpios y ordenados. Feli me fue explicando sobre la marcha la disposición del piso, al llegar a su habitación estaba a oscuras pero fue dar la luz cuando se oyó.

¡SORPRESAAAA!


El cuarto que era el más grande de la casa lógicamente, estaba todo engalanado con guirnaldas y carteles de “Feliz Cumpleaños”, de las lámparas colgaban serpentinas y globos. Feli se quedó sorprendida a tope, no se lo esperaba, ni yo tampoco claro, allí estaban sus compañeros de piso y alguno más.



Enseguida se besaron y nos presentaron a todos, en realidad no éramos muchos, nosotros tres, otros dos chicos y tres chicas más, cuando he dicho tres debía hacer distinciones, una chica era muy rubia, delgada con el pelo lacio hasta los hombros, otra morena con la melenita corta, estaba un poco más rellenita, con la carita de pícara y otra que era todo un monumento, en ella se condensaban todos los atributos de un pibón, era alta con una cara preciosa, muy bien maquillada, unas tetas impresionantes, altas duras y marcando pezones, la cintura estrecha y un culo especial, además de tacones altos llevaba una falda estrecha que le marcaba los muslos suaves y curvilíneos y para redondear llevaba una melena negra tipo afro, toda rizada que le enmarcaba toda la belleza de sus facciones.

Las bebidas no tardaron en salir y uno de los chicos no tardó en poner música, en principio era música latina, con el ritmo y los vasos que se vaciaban pronto no tardaron en salir voluntarios al medio de la habitación a dar su exhibición de baile. Habían corrido la cama a un lado y traído sillas de otras habitaciones, en el centro aún quedaba espacio para que todos saliéramos a bailar sin mucha coreografía pero nos fuimos turnando, cuando el ritmo latino ya había movido el ambiente comenzaron a poner rumbas y bailes de más diversión, las chicas salían dando palmas y haciendo giros más o menos sensuales, unas a otras se animaban y se provocaban para ver quien lo hacía más picante.

Fue la chica rubia delgada la que empezó, iba vestida muy juvenil, con una falda ancha y una blusa que parecía un chaleco sin mangas, con tanta sisa que al girar se le podían ver el nacimiento de sus pequeñas tetas, la morena en cambio llevaba un suéter elástico con poco escote pero que escondía unas tetas nada despreciables, mi prima al final había optado por una camisa floreada que se le ceñía al cuerpo bastante, marcando la redondez de sus pechos y Feli, la más elegante llevaba una blusa con un gran escote redondo que le sentaba bastante holgado pero la chica cañón era otra cosa.

Además de la falda estrecha una camisa estampada muy fina con un escote de pico que le llegaba al estómago, la tela le dejaba ver los laterales redondos de unos pechos duros, morenos de un buen bronceado, no llevaba sujetador ni falta que le hacía pero el escote se ahuecaba solamente lo justo para no dejar ver los pezones, que prometían ser de oro. La chica rubia, no sé cómo se llamaba, pues con el lío de las presentaciones no le puse atención, salió a bailar una rumbita flamenca, hizo sus pasos “agitanados” y se dio un par de vueltas seguidas, cuando paró por una de las sisas del vestido se le asomaba una teta con medio pezón, todas las chicas empezaron a gritar, los chicos disimulábamos aunque no perdíamos detalle.

La rubia lejos de cortarse cogió la blusa y se la movió más hasta enseñar toda la teta entera, era pequeña pero estaba muy bien colocada, alta y con el pezón puntiagudo. Todos nos reímos y la chica nos hizo una reverencia, la siguiente en salir fue la morenita, también quiso hacer unos pasos flamencos y al final todas empezaron a dar palmas, exigiendo el final del número, ella se lo pensó pero de pronto metió una mano por su escote y bajando la prenda elástica sacó una teta de considerable tamaño, redonda y con un pezón como una galleta Cielo Riveros.

Todos estallamos en aplausos, yo estaba pendiente de cuando se aniCielo Riveros la del pelo afro, pues era una real hembra, mi prima fue la siguiente, acabó pronto, apenas dos vueltas, decididamente no tenía mucho arte para el baile aunque si lo tuvo cuando se soltó los cierres adhesivos de su floreada camisa y dejó ver un minuto su teta izquierda fuera del sujetador mientras seguía bailando, luego se anudó la camisa dejando hueco para ver el sujetador.

Todos los chicos nos miramos, alguno me felicitó como primo, no quise darle importancia, yo y todos creo, estábamos pendientes sólo de la del pelo afro pero no se animaba, se contentaba en seguir el ritmo con las caderas y no salía al centro de la pista, la última fue Feli, que quiso demostrar quién mandaba allí, después de unas breves vueltas al ritmo de la música se levantó la blusa y nos enseñó el sujetador.

Todos aplaudimos pero las chicas empezaron a abuchearla, ella se picó y cogiendo el sujetador desde abajo se lo subió al cuello dejando caer las dos tetas que quedaron vibrando mirando hacia los lados. La algarabía fue fenomenal y todos queríamos ver más, la de la melena afro se hacía de rogar por lo que volvió a salir la rubia, esta vez se superó y cogiendo el vestido de las dos sisas las juntó y por los dos lados le salieron las dos tetas a la vez, la chica morenita no lo dudó se acercó a ella y le lamió un pezón, todos nos reímos pero las chicas tomaron nota pues la siguiente que lo hizo fue mi prima, se soltó el nudo de la camisa y se la abrió, se acercaron la rubia y Feli, le bajaron los tirantes del sujetador y le sacaron las tetas, una a cada lado la lamieron hasta sacarle los pezones duros, el griterío fue ensordecedor, unos chillábamos, otros silbábamos o ellas se provocaban a seguir, la chica del pelo afro sólo se dedicaba a beber un cuba libre tras otro, únicamente aplaudía con los dedos apoyada en la pared, nosotros estábamos con la polla dura pero pendientes del bombón.

La siguiente en salir al medio fue Feli, ya no se contentó con subirse el sujetador, se lo despasó por delante y lo dejó caer sobre la cama, todos aplaudimos mientras ella se subía la blusa por encima de la cabeza, se le acercaron la morena y uno de los chicos, aprovechando que no los veía, cada uno le cogió una teta y se la amasó, chupándole los pezones y metiéndoselos en la boca, hasta que se los pusieron rojos, cuando se bajó la blusa, ya se habían separado y no supo quien habían sido de todos pero todas empezaron a gritar y señalar al chico que había sido y le exigieron entre risas que saliera él también.

Tardó un poco pero al ver que nosotros también le animábamos danzó un poco, se soltó el cinturón y dejó caer los pantalones, el se dio por cumplido pero las chicas querían más y empezaron a llamarle cobarde y otras cosas parecidas, al final se bajó el slip y la polla le saltó dura a 45º, se dio un par de vueltas en las que alguna mano femenina le dio algún roce al pasar, luego se subió la ropa. Todas empezaron a llamarme a mi pidiendo que hiciera mi numerito y me animé, no sabía qué hacer, debía superar lo ya visto pero cuando ya tenía el cinturón suelto se hizo el silencio, todos miraban a la chica afro, se había movido y se acercaba al medio de la habitación con paso lento.

Nadie respiraba, cuando se paró le dio su vaso a un chico que estaba cerca, éste lo cogió maquinalmente, la chica separó las piernas y marcó sus muslos bajo la falda de tubo, inclinó una cadera a un lado y luego a la otra, sus nalgas se marcaban claramente, debía llevar tanga o nada -pensé yo- Incluso adelante se le marcaba el pubis, todos miramos hacia arriba, hacia su blusa estampada, cuando se hizo a un lado el escote lentamente, todos contábamos los milímetros de carne dura que iban apareciendo, los chicos con las manos en los bolsillos o directamente a las braguetas sujetando las pollas.

Cuando ya empezaba a aparecer la areola deseada la chica cambió de teta, casi nos da un síncope a todos, hasta las chicas estaban expectantes, me fijé y vi a dos que se apretaban los pezones con los dedos, cuando el canalillo moreno, perfecto y simétrico estaba a la vista, la chica cambió de postura y se acercó al chico que tenía yo a mi lado, le ofreció su escote, el chico le lamió las tetas que enseñaba, luego me las dio a probar a mí, olían a jazmín y al chupar el canalillo se podían tocar con la lengua las dos a la vez, el otro chico iba a chuparlas cuando la chica rubia lo apartó y fue ella la que se amorró entre las tetas, las lamió y quiso llegar a los pezones pero la afro se apartó a tiempo, al chico sólo le quedó el consuelo de haberlas tenido frente a él.

Feli fue la elegida por el bombón para que las degustara, la amiga de Katherine Riveros se las besó haciéndole un poco de ventosa, dejó el rojo de sus labios marcados junto al pezón oculto. Mi prima y la morenita se juntaron y las lamieron una cada una, cuando volvió al centro con paso cadencioso, se sacó una teta completamente y comenzó otra ronda, el pezón parecía pintado de tan perfecto, redondo y situado a la altura precisa, la rubia no pudo esperar y se abalanzó sobre el pezón y lo tragó literalmente, los demás nos adelantamos y buscamos el otro, la chica afro se dejó hacer, levantó los brazos mientras entre todos le quitábamos la blusa escotada, el cuerpo moreno, perfectamente bronceado sin ninguna marca de sujetador, era una delicia, parecía una mulata.

Mi mano se perdió en su culo, estaba duro y redondo noté el tacto de sus bragas, si que llevaba y no era tanga, solo era una cinta ancha por la cintura y otra que le bajaba entre las piernas. Todos queríamos chuparle las tetas, nos empujábamos queriendo estar más segundos mamando, yo por fin pude pegar mis labios al pezón cuando una mano me cogió la polla y me la sacó, no me importó ni quien había sido, me empujaron y miré a mi polla descubrí que había sido la afro misma, ¡he sido el elegido! -Pensé yo- y me sacaron del circulo, yo intentaba volver al centro pero otra mano vio mi polla afuera y me la cogió, era Feli, mientras todos estaban alargando el cuello para llegar a las tetas de la afro, la cumpleañera se metió mi polla en la boca, me succionó hasta casi hacerme eyacular, yo le cogí lo que tenía más a mano, sus tetas, eran preciosas, exceptuando a las de la afro.

Feli me lamió toda la polla y cuando la estiraron desde atrás al salir de su boca hizo ¡plop! Antes que se hubiera alejado ya vi como un chico le estaba subiendo la falda a la chica morenita, tenía un culo muy redondo y blanco, el chico no se lo pensó dos veces, le ladeó el tanga y se sacó la polla, ella apoyada sobre el respaldo de una silla esperó hasta que la tuvo adentro, él, mientras se la estaba metiendo, le sacó por la cabeza el suéter que llevaba, las tetas le bamboleaban debajo. La chica rubia las cogió y las sostuvo mientras se agachaba y se las mordía. A mi prima su amiga Feli la había cogido por la cintura y la había arrastrado sobre la cama, le estaba comiendo las tetas mientras que una mano le buscaba bajo el vestido.

Yo volví a por la afro, era mi obsesión me junté con el otro chico, entre los dos le chupamos las telas, yo le magreaba el culo y el otro chico le apretaba el pubis, la afro estaba quieta dejándose querer, aproveché y descubrí el cierre de la falda detrás de su cintura, se lo solté y bajé la cremallera, el otro chico no soltaba su sitio privilegiado y le sobaba el pubis, estaba encendido, su cara estaba roja de excitación. Cuando asomaron sus nalgas las apreté, estaban duras, altas y enmarcadas con esas bragas de blonda negra, la piel tan morena como en el pecho, sin marca alguna del sol, cuando estaba a media altura el chico que estaba sobándole el bulto del sexo no pudo aguantar y metió la mano, estaba depilada, yo lo pude ver pero no se veían los labios aún.

Le tiré de golpe la falda al suelo, la braguita negra le hacía las piernas más largas, la chica afro al fin nos hizo una concesión, separó un poco las piernas, yo le metí la mano entre las nalgas, mientras mi compañero la metía bajo la braguita y buscaba, le oí decir un ¡oooh!, pensé que había descubierto el coño por fin. Lo que sacó en su mano era una polla mucho más grande que ninguno de nosotros, la tenía incrustada entre los muslos y los huevos pegados a ella, nada más sacarla empezó a crecer y a enderezarse, se irguió hasta hacerse una verga dura y larga, mi compañero cerró los ojos, los apretó y se metió la polla en la boca, yo a diez centímetros de aquella tranca no me lo podía creer, cuando la sacó de la boca había descubierto el capullo y lo tenía como una pelota de ping pon, rojo y con una boquita que debía de soltar unos chorros de leche como una manguera, la chica rubia no se había dado cuenta cuando tiró de mí y me llevó sobre la cama al lado de Katherine Riveros.

Feli había dado con su entrepierna ya y había enterrado su cara en ella, la rubia me tumbó sobre la cama y saltó sobre mí me di cuenta que su vestido y sus escuetas sisas habían desaparecido, sólo sus tetas menudas bailaban sobre mí, chupé una mientras mi prima le apretaba el otro pezón, ella sólo buscó mi polla y sin lubricarse la metió en su coño, noté que no le hacía falta estaba encharcado, estuvo saltando sobre mí hasta que se cansó y viendo al otro chico que había sacado la polla de la morenita se fue a por él, no le dio cuartel y llena de los jugos de la gordita se la metió hasta dentro de la boca, yo vi a Feli agachada frente a Katherine Riveros y le pregunté con la mirada, mi prima me autorizó.

Me puse detrás de su amiga, le subí el vestido sobre su espalda, llevaba un tanga rojo, le estiré la cinta para liberarle el coño pero cambié de parecer, el culo era más apetecible, una franja de piel más morena rodeaba el agujero rugoso, le lancé un salivazo y esperé a que llegara a su destino, poco a poco fue descendiendo hasta mojar el ojo marrón, me acerqué con la polla dura al cien por cien, mi prima le separó las nalgas y sólo tuve que empujar. Noté que la chica dejó de comerle el coño a Katherine Riveros por unos segundos hasta ver qué pasaba pero ante los hechos consumados y dado que mi glande ya era de su propiedad, siguió lamiendo mientras yo iba añadiendo saliva al tronco y enterrándolo despacio.

Me giré hacia donde estaba “el” afro, aún sabiendo su descubrimiento reconocía lo buena que estaba, no vi a el otro chico que había hecho de espeleólogo pero si vi sus piernas con los pantalones enredados en ellas y estaba justo delante de la chica afro, ésta mantenía un movimiento de cadera que me recordaba al que yo le estaba aplicando a Feli en este momento, me alegré porque yo por lo menos podría elegir y cambiar y metérsela en el coño cuando quisiera pero el chico tampoco se quejaba, mi prima se corrió en la boca de su amiga, a Feli le llegó su orgasmo mientras le estaba besando las tetas a Katherine Riveros, cuando terminó aproveché para sacarla y entre las piernas de Feli buscar el coño de Katherine Riveros y metérsela hasta que me corrí dentro de ella, ella me lo agradeció mandándome un beso al aire.

Cuando me separé vi como la rubia le había quitado la polla al chico de su culo y se la había puesto ella en su coño, no se la pudo meter toda, no le cabía, cuando la afro se corrió la cubrió de leche hasta las tetas, la morenita estaba con las piernas abiertas, sobre su pubis peludo tenía unas manchas de leche que naturalmente no pude identificar, se veía con dificultades para limpiarse todos los pelos, vi que tenía otra lechada diferente sobre las tetazas. Ya era tarde cuando nos recuperamos, la chica afro ya se hizo más habladora cuando alabamos su cuerpo tan cuidado, estaba encantada de que la admiráramos tanto, incluso la rubia le estuvo mirando con curiosidad la polla por si era postiza pero no, lo comprobó cuando le golpeó con ella en la frente.

Las chicas comentaban alborozadas todas las folladas que habían recibido y las que habían dado ellas, aparte de las mamadas y otras caricias, nosotros, tampoco estábamos descontentos, poco a poco las chica fueron recogiendo sus ropas y marchando para sus respectivas habitaciones, la chica afro se fue con el chico que había descubierto la polla que escondía, él mismo se ofreció a invitarlo a la última copa en su casa. Feli se arregló un poco el vestido para llevarnos a Katherine Riveros y a mí pero preferimos tomar un taxi, cuando entramos en casa, ya era tarde, estaban todos acostados, dejé a Katherine Riveros en la puerta de su habitación, ella la abrió pero la volvió a cerrar y subió conmigo a la mía, entramos, se quitó toda la ropa arrugada y me dijo.

Ahora vamos a follar de verdad tú y yo.


Se tendió en mi cama con las piernas abiertas, no encendí la luz, miré por la ventana, en la habitación de Emi todavía se veía claridad, en ese momento vi pasar por detrás de las cortinas el cuerpo desnudo de Magda, me tumbé sobre Katherine Riveros y mi polla se hundió en su coño sin necesidad de ayuda, me prometí que nos íbamos a correr los dos a la vez.
Por la mañana quise agradecerle a Emi el trato que me había deparado junto a mi tía Ana, las dos me habían hecho un homenaje que no podría olvidar en mucho tiempo, personalmente no soy celoso por naturaleza además no tenía derecho a tenerlo, no faltaría más, sé dónde está mi sitio y hasta dónde puedo llegar, estoy muy agradecido por el cariño que recibo de parte de mis familiares, desde mi tío Antonio, mi tía y mis primas, además sus amistades me han recibido con los brazos abiertos y mucho más, por mi parte procuro corresponderles y de hecho les respeto al máximo y no quiero defraudarles, mi relación con ellos ha llegado a unos niveles que desde fuera de la familia podrían ser vistos, como poco, muy efusivos pero entre nosotros son completamente compatibles los vínculos familiares con las relaciones personales.

Después de la respuesta tan agradable que me habían dedicado Ana y Emi, estaba emocionado por querer compensarme anímicamente, por haberme “abandonado” en la velada que habían compartido con Antonio, sobre todo porque según ellas me habían añorado mucho.

Bajé a su casa, la chica me agradeció y a la vez le quitó toda la importancia de aquel rato que estuvimos juntos los tres, en parte porque a ellas también les apetecía hacerlo sobre todo después del resultado con mi tío.

Como siempre estaba bellísima, aún sin estar maquillada para salir a la calle tenía una luminosidad en la cara que provocaba un intenso interés por acercarse a ella.

Su cuerpo era el otro motivo de querer gozar de su compañía a la vez de su conversación tan amena.

- No tienes porqué sentirte obligado a agradecernos el sentirnos felices contigo, ya sabes que juntas o separadas eres para nosotras nuestro hombre preferido, y no te lo digo como alago, sino porque contigo, pese a tu juventud nos das todo lo que quisiéramos encontrar en un hombre, eres como nuestro príncipe azul.

- Por favor Emi no exageres, soy un crio con el único deseo de hacer felices a las personas que conozco.

- No es exagerar, tu tío aun siendo una persona excelente tiene sus defectillos, y no te hablo de mi ex marido, aunque no lo llegaste a conocer por suerte, te aseguro que tenía todos los defectos, pero los fue mostrando poco a poco, pero mejor no recordar, eres la mejor persona que conozco.

Al momento entre nosotros con las manos cogidas, existía una corriente de afecto sincero, solo interrumpido por el ruido de la puerta de la calle, era Magda, la prima de Emi que venía del instituto, en ese momento vestía un suéter con un escote de pico y una falda corta, con sus apenas dieciséis años era ya una mujercita, se alegró verme y me dio dos besos igual que a su prima, Emi le preguntó si había merendado y dijo que no.

Se metió en su habitación y se cambió de ropa, cuando se reunió con nosotros su prima ya le tenía preparada su merienda y le preguntó si tenía alguna tarea para hacer en casa, le dijo que si, pero que no sabía lo hacer.

Emi me miró con cara de pena, tuve que ofrecerme para ayudarle en sus deberes y la chica me lo agradeció.

Magda después de terminarse la merienda, extendió sus libros encima de la mesa, repartió los blocks, y bolígrafos y me señaló lo que no entendía, la chiquilla se había puesto un chándal holgado y unas zapatillas.

Emi nos miraba y le gustaba lo que veía, Magda parecía que atendía mis explicaciones cuando sonó el teléfono de Emi, estuvo hablando un momento y cuando se levantó colgó el móvil y estirándose el vestido nos dijo que tenía que salir un momento, yo me levanté para irme, pero ella insistió que me quedara hasta terminar la lección, me vi obligado a quedarme.

Volvimos a la lección, Magda no tardó en dar signos de aburrirse, empezó a contarme cosas de su clase, de sus amigas y pronto salió el tema de los chicos.

- Juan, sabes que hay un chico que siempre me está diciendo cosas?

- Normal, eres una chica muy guapa y a los chicos les gustan les chicas como tú, seguro que tendrás muchos admiradores.

- Pero es que todos quieren lo mismo, todos quieren tocarme.

- Jajaja, pero tú no te dejarás, verdad?

- Claro que no, pero muchos días cuando paso junto a ellos me levantan la falda o me tocan el culo.

- Pues tú no lo permitas, procuras evitar el estar donde estén ellos y te vas con las chicas.

- Las chicas son peor, me tocan las tetas y lo hacen delante de los chicos para darles envidia, ellos a veces nos enseñan sus pollas.

- Vaya con tus compañeros…

- Y claro ellos se lanzan a por mí y tengo cada moratón!

- No te creo mujer, lo harán para picar a los chicos.

Magda quiso convencerme de que no me engañaba y se abrió la sudadera del chándal, imagino que no se percataría del efecto que podría producir en mí o cualquiera que estuviera delante de ella.

La cremallera bajó rápida y dejó a la vista a las dos tetas que aunque de jovencita tenían una forma de pera muy desarrollada con las areolas abultadas.

- Ves? Mira que marcas tengo aquí.

Me puso una teta frente a mis ojos, no llegué a ver ninguna marca, posiblemente tendría razón pero le visión de semejante maravilla me dejó hipnotizado.

- Verdad que lo has visto?

- Pues si te digo la verdad, no he llegado a verlo, si te soy sincero me he quedado embobado.

- Has visto si mi han salido pelitos en mis pezones?

- Pues supongo que no, pero cuando te salgan me lo dices y te los quitaré como la otra vez.

- Pues mírame a ver si tengo alguno.

Yo no quería complicarme con Magda, aunque ella me estaba queriendo arrinconar contra las cuerdas, decidí ir al grano.

- Me parece que aquí tienes uno, quieres que te lo quite?

- Claro, pero no me hagas daño.

Mi boca se apodero de su pezón y aspiró hasta metérmelo entero, procuré no hacerle daño pero se quedó quieta cuando sintió mis dientes pellizcarle el pezón tirando de él.

La chica había aprendido mucho por lo visto, porque me cogió la polla al notar cómo le lamía la areola.

Tuvo mucha habilidad y cuando me di cuenta ya me la había sacado y descubriendo el glande me apretaba con las manos.

Quise separarme aun renunciando a chuparle las tetas pero una cosa son los propósitos y otras los resultados, seguí chupándoles las dos tetas y ella meneándome la polla.

Cuando sentía que Magda aceleraba sus movimientos con maestría me preocupé cual sería el siguiente paso, de ninguna forma quería follarme a la chica y la dejé seguir.

Magda siguió pajeándome con mucho ardor, ya dudaba si podría evitar mancharle la ropa o si Magda decidiría meterse en la boca mi polla y tragarse la leche.

Lo que no esperaba es que cuando empecé a notar el torrente de leche que me iba a salir Magda puso mi polla sobre sus libros, los había puesto seguidos sobre la mesa sin parar de masajearme el capullo.

Lo aceleró mientras tiraba de mí para acercarme a la mesa, pensé de que no quería que cayera mi leche al suelo manchándolo, pero me equivocaba, la chica cuando notó como me palpitaba peligrosamente el glande su mano dejó el tronco de mi polla y se concentró solamente al capullo, no sabía quién le había enseñado a hacer esas pajas pero lo hacía de maravilla.

Cuando me corrí Magda dirigió los chorros de leche sobre los libros, yo quise retirarme para no mancharlos pero ella me sujetó hasta que no me quedó nada dentro, yo intenté limpiar los libros y me dijo que no los limpiara porque quería que se secaran con los goterones de semen.

Mientras me guardaba la polla, se subía la cremallera del chándal, le pregunté porque iba a dejar los libros manchados, me contó que entre las chicas de su clase se coleccionaban corridas de los chicos, ella tenía dos ya porque dos chicos le habían quitado el libro y se lo habían devuelto lleno de leche, la mía era la primera ganada limpiamente.

Me quedé admirado de la inteligencia que mostraban para algunas cosas, aunque yo había asistido a alguna fiesta juvenil no había oído de esas costumbres, además no me gustaba nada que mi ADN fuera de libro en libro.

Con la excusa de que tenía algo que hacer me fui a casa, fui directamente a mi habitación pero al pasar por la habitación de mi tía Ana oí…

- Juan, eres tú?

- Si tía, quieres algo?

- Sí, pasa un momento.

Cuando entre en la habitación me encontré que estaba Emi con ella, me dijo con la mano que cerrara la puerta, las dos estaban sentadas sobre la cama grande, me invitaron a que me sentara también.

- Mira Juan, le estaba enseñando a Emi los juguetes que me he comprado.

- Juguetes?

- Si juguetes sexuales, son el último grito.

Sobre la cama un paquete de mensajería con dos cajas pequeñas, se notaban que eran de oriente por los dibujos.

- Y que es lo que hacen?

- Pues uno es un anillo para el hombre, parece que lleva un cierre con varias posiciones y un aparatito pegado, tu sabes cómo va?

- Pues ni idea, es la primera vez que veo uno, y el otro?

- Pues es la novedad, es un vibrador que se puede usar en varios sitios, pero lo mejor es que va con un mando distancia se comunica por wi-fi y hace que vibre cuando quieras, pero no sé cómo funciona.

- Pero llevará un libro de instrucciones como todo no?

- Si pero va en muchos idiomas y yo no lo entiendo.

Cogí un papel, efectivamente estaba en un montón de idiomas pero yo no comprendía nada, al final Emi dijo…

- A ver trae, yo hablo inglés perfectamente, no olvides que era azafata.

Vimos el cielo abierto, mi tía enseguida le alargó los dos aparatos y los papeles a Emi, esta empezó con el anillo, estuvo leyendo, parecía que algunas palabas eran un poco técnicas y no las comprendía, pero en general nos fue leyendo…

- Parece que está claro, es un anillo que se pone el chico rodeando la polla y los huevos, tiene varias posiciones, lo puedes poner con el vibrador bajo de los huevos con lo cual se excita mucho al hombre o encima de la polla y se apoya en el clítoris de la chica, tiene mando a distancia, varias velocidades y se carga como un móvil.

- Mientras lo iba leyendo con la otra mano nos lo enseñaba, parecía extraño pero debía ser efectivo.

- Esto le va a gustar al tío Antonio, seguro.

- Al tío Antonio?, lo vas a probar tú primero, así nos aseguramos que funciona bien.

- Pero Ana, que yo no estoy en condiciones…

Mi tía no tuvo paciencia y me tumbó en la cama soltándome el cinturón mientras Emi me bajaba los pantalones y los calzoncillos a la vez, ante ellas apareció mi polla totalmente blanda, pegada a los huevos también vacíos, Emi se extraño y con los dedos la levantó y cayó inerte, me descapulló el glande y entonces me salió una gotita de semen que al parecer no se había escurrido, ella la cogió con un dedo y se la llevó a los labios, la saboreó y me miró sonriendo…

- Mmm, esto diría sin temor a equivocarme que es semen y además recién ordeñado.

Las dos me miraron extrañadas, no se creían que me hubiera hecho yo una paja así que tuve que confesar.

- Pues… ha sido una experiencia nueva, he aprendido una cosa que no sabía explicándole la lección a Magda, resulta que las chicas de su clase se intercambian con los chicos corridas que echan en sus libros de texto, no sé si como trofeos o meramente como un juego, pero la verdad es que cuando me he querido enterar ya era tarde, la chica aprende pronto.

- Jajaja, mi primita, se está poniendo al día, la verdad es que desde siempre le he explicado las cosas, pero a partir del día que te la presenté le estuve explicando todo lo que debía saber una mujer, sobre todo el tema del semen, para lo que servía, lo que podía hacer con él, donde lo podía poner y donde no y los peligros de meterlo en cierto sitio, creí que no habría asimilado todo, pero veo que si, y lo ha ampliado, son chiquilladas de adolescentes.

- Sabes la moda que teníamos en mi tiempo?, -dijo mi tía- nosotras nos cambiábamos con los chicos mechones de vello púbico, nos cortábamos con las tijeras tiras del pelo del coño y ellos nos daban de los suyos, luego lo poníamos entre las hojas de los libros, con unas notas de quien eran y si lo habíamos cambiado o lo habíamos cortado nosotras mismas.

- Pues yo en la escuela de azafatas les dábamos fotografías nuestras a los chicos y ellos se corrían sobre ellas y nos las devolvían. Jajaja.

- Vaya pues, yo que creía que había inventado la pólvora?, jajaja

- Bueno, nos hemos desviado del tema, ya vemos que Juan no está en condiciones físicas.

- Pues mejor aún, así veremos qué efecto hace desde cero.

- Es verdad pues, cógele la polla y los huevos y yo le pondré el anillo.

Yo miraba como mero espectador las maniobras de las dos mujeres con mi polla, Emi me cogió todo el lote y lo estiró mientras que Ana me lo abrochaba, luego cogió el mando a distancia y lo puso en marcha, noté como vibraba suavemente pero no me hizo efecto, Emi puso el vibrador sobre la polla dormida y no hubieron cambios, el aparato se aceleraba o no según manejaba Ana, pero cuando Emi lo fue rodeando hasta ponerlo bajo de mis huevos, en el perineo la vibración hizo milagros, la cabeza de mi polla empezó a moverse y a levantarse, fue cogiendo volumen y longitud, en pocos minutos ya tenía una erección más que importante, las dos chicas aplaudían mientras se pasaban el mando a distancia, cuando ya se tenía vertical mi tía no pudo esperar y dijo.

- Esto hay que probarlo y ya, toma el mando Emi.

Se quitó las bragas y subiéndose la falda se montó sobre mí, con los dedos mojados de saliva se lubricó los labios y se metió mi polla en el coño, le gustó sentir como cimbreaba el glande pero Emi me buscó la polla bajo del coño de Ana y le dio la vuelta al anillo, el vibrador ahora actuaba directamente sobre el clítoris.

Ana se frotaba sobre mí, gimiendo, Emi le aceleraba y le cambiaba de ritmo continuamente, Ana saltaba sobre mí sin control, se quitó la blusa por la cabeza y prácticamente se arrancó el sujetador, estiraba sus tetas cogiéndose los pezones, tras varios minutos de suspiros y gritos se corrió sobre mi y sobre el anillo, mi polla salió blanca de espuma de sus flujos, estuvo un momento inmóvil sentada con mi polla dentro, Emi le pulsaba de vez en cuando y Ana saltaba notaba como una descarga en su sensible clítoris.

Cuando se pudo bajar estaba agotada, una follada con una vibración continua sobre el punto más sensible de su sexo la había sobrepasado, me acarició la cara como a un niño, con mucho cariño sintiéndose saciada.

Emi me cogió el vibrador cuando lo estaba examinando y me dijo si quería que lo estrenara ella, comprendí que mi tía estaba bastante saturada para reclamar su derecho y no puso objeción, la chica repasó las instrucciones y lo probó en la mano.

El aparatito tenía una forma anatómica, parecía una fruta con un rabo largo, de un color rojo fosforescente con una luz que se encendía cuando se activaba, Emi notaba como en su mano el aparato cogía más o menos vibración y no quiso que se lo contara nadie, se subió la falda de su vestido y se quedó solo con las bragas tipo bikini, intentó ponérselo, pero no tenía ni idea, imaginaba que debía ir dentro de su vagina pero también había leído que se podía poner entre los labios atrapado con las bragas.

Me dio el mando para que lo sostuviera mientras ella encontraba la forma de colocarlo, cuando se lo había puesto a lo largo de sus labios, pulsé accidentalmente, se oyó un zumbido e inmediatamente Emi recibió una sacudida, al abrir las piernas se le cayó a la sabana, comprendió que esta no era la mejor manera, en todo caso sosteniéndolo con la mano se podría usar, pero la forma insinuaba que debía introducirse dentro.

Ana sacó de su mesita un tubo de crema y se lo dio a su amiga que repartió un poco por todo el aparato.

Yo mientras estuve ojeando las instrucciones, aún sin comprender todo encontré una palabras bastantes frecuentes en internet, aplicaciones, contraseñas, USB, y eso se repetían en todos los idiomas, con mi móvil le hice una foto para informarme más sobre el tema en mi habitación.

Emi me avisó de que ya tenía el aparato dentro, se había quitado las bragas, de sus labios le salía solo el rabito que tenía toda la apariencia de una antena.

Para comprobarlo pulse a la mínima potencia, la chica notó dentro de ella una sensación agradable, una sonrisa se dibujó en su boca.

Cuando le di más potencia la chica empezó a temblar cogiéndose el pubis y según iba subiendo ya no sabía donde apretarse, lo mismo se tocaba el culo entre sus nalgas o abría las piernas apretándose la vagina, su cara expresaba una gran sensación de placer mucho más fuerte de lo natural, posiblemente se podría comparar con un orgasmo.

Emi que era bastante comedida en sus expresiones cuando disfrutaba de un orgasmo, en esta ocasión empezó a gemir sobre todo cuando le daba más potencia al mando, mi tía quiso probarlo y cuando ya parecía que Emi había superado la corrida le volvió a subir le vibración, aunque la chica le rogaba que parara Ana se vengó de su amiga haciéndole correrse de nuevo.

Yo me quité el aro que atenazaba mi polla y viendo a las dos amigas tumbadas reponiéndose de sus orgasmos me vestí y salí de la habitación.

La polla ya se me había bajado cuando me fui a mi habitación, al pasar por la de Cielo Riveros escuche como hablaba, creí que estaría con su hermana Katherine Riveros, abrí un poco la puerta y me asome, estaba hablando con una amiga por el ordenador, no tenía los auriculares puestos y tanto ella como su amiga se oían.

Al parecer su amiga le estaba pidiendo algo que mi prima no le gustaba pero la chica insistía.

Mi prima notó mi presencia y me dijo con la mano que me fuera acercando, pero a una distancia prudente me dijo que me quedara allí, la chica le insistía cada vez más y cuando se despidieron su amiga le dijo que lo intentara y como premio tendría esto.

Esto era simplemente un par de tetas preciosas, la chica al decir eso se había subido el pijama que llevaba hasta el cuello y las tetas cayeron quedando mirándonos provocativas, la pantalla se quedó en negro y mi prima apagó el suyo.

Me acerque a ella, estaba pensativa, le di un beso en la frente y casi no me hizo caso, cuando le pregunté que le preocupaba sacudió la cabeza como para quitarse una mala idea.

Me sonrió mirándome a los ojos, me cogió la mano y me llevó a la ventana.

- Juan te quiero dar un consejo, mira aquella ventana.

- Que ventana?

- Aquella allí abajo, en casa de Emi, aquella iluminada, qué ves?

Me asomé a la ventana y miré en dirección de casa de Emi, la ventana que daba al salón, estaba iluminada por una lámpara auxiliar que quedaba al lado del sofá, sobre él se podía ver claramente el cuerpo desnudo de Magda, estaba masturbándose con la mano, frotaba su clítoris frenéticamente en forma de círculos, mientras la otra estiraba con desesperación sus tetas.

- Vaya vistas que tienes desde tu ventana.

- Pues imagínate cuando he visto como esa chiquilla le estaba haciendo una paja formidable a un chico, y la verdad me pareció que eras tú.

- Lo siento Cielo Riveros, no me he dado cuenta, es que la chica ha tenido el capricho de hacerme una paja y echar mi leche sobre los libros como trofeo, así se coleccionan los de la clase, no he podido evitarlo.

- Jajaja, que precoces son la crías, aunque yo cuando hacíamos una fiesta en el instituto jugábamos a que un chico se corriera dentro de una botella con coca cola y todas teníamos que beber, la cosa se liaba siempre y terminábamos bebiendo directamente de las pollas de los chicos.

- Que imaginación tenéis las chicas, espero que no vaya a más.

- No te preocupes, es por si te ve alguien que pase por la calle, a mí solo me ha puesto caliente, he abierto el ordenador y he chateado con mi amiga Flor.

- Ah! Esa chica con esas tetas se llama Flor?

- Si, esa es Flor y esas tetas podrían se tuyas si quieres.

- Mías? Como puede ser eso?

- A ti te gustaría?

- Mujer, son unas tetas impresionantes, es difícil renunciar a algo así, aunque las tuyas me gustan más.

- Venga no seas pelota! Te gustaría o no te gustaría comértelas?

- Pues claro que sí, pero no estoy convencido de tanto misterio, que hay detrás de esto?

- Pues Flor es muy amiga mía, el caso es que a veces le he comentado que tenía un primo viviendo con nosotros muy guapo y sobre todo buena persona.

- Mmm, cada vez me intriga más.

- Pues Flor estaba saliendo desde hace bastante con un chico, el típico chico guaperas que se liga a la chica que quiere con su labia, en resumen un conquistador nato.

- Normal, es bastante frecuente.

- Si, el caso es que de un día para otro el chico ligón le dio la patada a Flor y al otro día salía con una chica recién llegada a la clase.

- Vaya, se le acabó el amor de golpe.

- Pues a Flor no le ha hecho mucha gracia y me ha pedido un favor.

- Pues a una buena amiga no se le puede negar nada.

- Si dependiera de mí no habría problema, pero es que te implica a ti también.

- A mí? Si no nos conocemos de nada, bueno solo le he visto sus bonitas tetas.

- Pues me pide que salgas con ella una noche para hacerle ver a su ex que ella también ligaba enseguida.

- Muy fuerte no?, es un papelón para mí hacer de estatua de piedra, además me arriesgo que me den algún puñetazo de propina, ya me están gustando menos ese par de preciosas tetas.

- Reconozco que no es el mejor plan, pero por una parte estaría bien darle en las narices al fantasma ese.

- Y que tendría que hacer yo?

- Nada, simplemente ir de acompañante a la discoteca donde suelen ir, haceros ver como un ligue y hacerle los dientes largos al chico.

- Pero si él ha cambiado, por otra será por algo le gustará la nueva más.

- Es que parece que la chica que sale ahora, que es muy guapa por cierto, es un poco tímida, hace muy poco que ha venido de fuera y todavía no conoce a nadie aquí y creo que el chico la ha deslumbrado.

- Vale pues, me arriesgo a una paliza, si tú me lo pides lo haremos, por la amistad de dos chicas.

- Gracias se lo diré a Flor.

Quedamos para el sábado siguiente, cuando vino la chica con su coche a recogerme a casa me quedé extasiado, al entrar al coche lo primero que noté el perfume que llevaba, al sentarme a su lado la miré, ella se presentó dándome un beso en la mejilla que estuvo muy cerca de los labios.

Estaba claro que se había propuesto vengarse de su ex pues había puesto toda la carne en el asador, se había vestido, si se podía decir así, con un top muy corto, justo por debajo de las tetas, yo creo que no podría moverse mucho pues por el movimiento que llevaban estaban “desujetadas” incluso se le veían por debajo del top el nacimiento de alguna.

La falda no era corta, por las rodillas pero con mucho vuelo, los tacones altísimos, no comprendo cómo podía conducir con ellos.

Me preguntó si estaba listo y arrancó en dirección a la disco, por el camino me comentó que su ex no era agresivo, simplemente era un tipo que le gustaba ir de flor en flor, y que no sentía el mínimo reparo de cambiar una chica por otra.

En la disco nos sentamos en un sofá cercano a donde estaba el chico acompañado de otras parejas, me llamó la atención de la chica que le acompañaba, era una chica angelical, no comprendía cómo podía salir con aquel sujeto, pero también tuve que reconocer que el chico era todo un tipazo, bien cultivado físicamente y con mucha soltura con las chicas.

Yo estaba sentado con Flor, la chica procuraba estar melosa conmigo, acariciándome y besuqueándome y dedicándome toda clase de caricias.

El chico pronto nos vio y aprovecho que una pareja que estaba sentada frente a nosotros se levantó a bailar, para venir con su chica a sentarse con nosotros, hizo lo necesario para que su chica estuviera cariñosa con él, Flor no se achicó e hizo lo mismo conmigo, yo procuraba seguirle el rollo.

Se notaba que la chica no estaba muy cómoda con la situación ni con el trato que recibía de su nuevo novio, la trataba como un peluche, y la abandonaba cuando le parecía para ir a la barra y tomarse algún trago con sus amigos entreteniéndose bailando con la primera que se cruzaba.

La chica le preguntó tímidamente a Flor si conocía al chico, ella simplemente le dijo.

- Si, un poco, hasta ayer era mi novio, me mando un mensaje diciéndome que había encontrado a una chica nueva y que se la había ligado, imagino que se refería a ti.

- De verdad te ha hecho esto?

- Pues sí, solo soy la última de una larga lista, él es así, ya lo conocerás.

La chica se sentó al lado de Flor, se le notaba que no tenía malicia y quería saber más del chico y su ambiente.

Cuando él las vio hablando vino, la cogió del brazo y de un estirón la sacó a bailar, estuvo danzando groseramente para demostrar su posesión, aunque la chica se notaba a disgusto.

Cuando se cansó a mitad de la canción la dejó en medio de la pista y se fue a la barra a por un cubalibre que le ofrecía un amigo, la chica volvió con nosotros con los ojos húmedos.

Por mi cuenta le dije a Flor que la iba a sacar a bailar, le pareció ideal.

La chica no lo dudó y me dijo que sí, fuimos a la pista pero ella me preguntó si no podíamos bailar en la otra pista de música más lenta.

Me pareció buena idea, pues la música era muy estridente y yo quería hablar con ella.

En la otra pista ya no habían tantas luces sicodélicas, las parejas eran más mayores, nosotros éramos de los más jóvenes, pero se podía hablar, las canciones eran la mayoría baladas, nos enlazamos sin acercarnos tanto como las demás parejas.

- Perdona pero no me he presentado, me llamo Juan, no te he visto mucho por aquí.

- Hola Juan, yo me llamo Inma, es la primera vez que vengo, empecé a salir con Héctor la semana pasada, se ve que él aún seguía saliendo con Flor, tu novia.

- No, Flor no es mi novia, solo es una buena amiga, he venido a tomar algo juntos.

- Estará enfadada conmigo, creerá que le he quitado el chico.

- No lo creas, Flor es una buena chica y conoce a Héctor desde hace tiempo y sabe como es, incluso me ha dicho que lo siente por ti, por si te hace daño.

- Los dos sois buena gente, yo vengo de una ciudad más pequeña y todavía no me he adaptado, me alegro de haberos encontrado.

Inma según íbamos bailando y conociéndonos se iba relajando y se acercaba más a mí, la tirantez inicial fue cediendo su mejilla rozaba a la mía y notaba como se cobijaba en mis brazos, que se fueron cerrando en su cintura y los suyos en mi cuello, nuestras mejillas ya juntas se acercaban lo suficiente para notar su respiración, se notaba un poco agitada.

No me quise aventurar y seguí bailando, sus brazos se cerraban alrededor de mi cuello y en mi pecho empecé a notar el roce de los pechos de la chica, en principio era un roce casual, yo como no sé bailar mucho sabía que muchas veces no me compenetraba con ella y además estaba pendiente a su reacción, pero los roces no eran casuales.

Inma se iba acercando a mí no solo físicamente, estaba a gusto conmigo, a los primeros roces fue el apoyo seguido de una teta luego ya fueron las dos las que estuvieron pegadas, la chica iba vestida bastante sobria comparada con otras por ejemplo Flor, pero yo apreciaba más el tacto de sus tetas por la confianza en mí que demostraba.

La rodeé de la cintura y la atraje hacia mí, yo esperaba que ella huiría al notar los roces con la erección que llevaba hacía rato y que pretendía disimular, pero después de unos tímidos acercamientos Inma acabó de abrazarme y pegarse a mí desde la cabeza hasta los pies, nuestras piernas se entrelazaban introduciéndose entre las del otro, nuestros sexos se juntaron, notaba como su pubis caliente presionaba mi polla, primero estaba a lo largo de mi pierna pero según íbamos pegados iba elevándose y me molestaba, Inma notó que estaba forzado y soltando un brazo de mi cuello la pasó por mi polla y me la puso vertical, luego me volvió a abrazar.

Ya no eran solo nuestras pelvis las que estaban pegadas ahora me incrustaba la polla contra ella, mis manos bajaron de sus caderas hacia sus nalgas, con la cadencia del baile nuestras caderas se iban frotando.

Su cabeza se apoyó en mi cuello, la altura de su boca estuvo un breve instante mi cuello, más que un beso fue notar su aliento, pero el efecto fue el mismo, mi pelo se erizó por toda la cabeza como un gato enfadado, ella metió sus dedos entre mi cabello y me peino con ellos.

Mi mano se desplazó desde su nalga hacia su pecho, entre los dos aplastado por la presión encontré media teta saliéndole por su costado, como no podía llegar a sus pezones pasé mi mano por su espalda, encontré el cierre del sujetador, con dos dedos lo solté, no se notó ningún cambio pues estábamos prácticamente aplastados.

Inma dejó de abrazarme y se sacó los tirantes del sujetador por las mangas, luego por el escote acabó de sacar la prenda, ni me fijé de qué color era, solo estaba embelesado mirando a la chica a los ojos, ella me mantuvo la mirada mientras plegaba las copas del sujetador cuidadosamente y lo metió en el bolsillo de mi pantalón.

Cogió mi mano y la llevó a su teta, en la semi oscuridad de la pista mi mano no se distinguía entre nosotros, pero mis dedos se pasearon por la piel suave de todas sus curvas, la suavidad me hacía acariciarlas apretándolas llegando a su pezón, estaba tan duro que debía dolerle, saqué la mano y me besé los dedos.

La chica tuvo compasión de mí, creo, pues se abrió la blusa que llevaba, en la zona donde menos iluminaban las luces de los focos pude verle el par de tetas que tenía, en directo en todo su esplendor, se las cogió de los lados y subiéndolas las juntó en un sensual canalillo.

Solo me agaché un poco para que mi boca pudiera lamerlas, morderlas y chuparlas a placer, ella me abrazaba para sentirme más cerca todavía.

Yo estaba a punto de eyacular, la polla me salía por debajo del cinturón del pantalón, le puse la mano sobre ella y le pregunté con los ojos.

Se abrochó la blusa, la cogí de la mano y fuimos a la mesa donde habíamos dejado medio abandonada a Flor, ella no estaba aburrida, rodeada de chicos estaban riendo y bebiendo gin tonics, le pedí las llaves de su coche, no tuve que insistirle, me las dio y me hizo con la mano el pulgar arriba.

Héctor estaba rodeado de chicos y chicas, se notaba que estaban pasados de copas y se abrazaba con todas besándola y tocándoles el culo de una forma desagradable.

Salimos al aparcamiento, no me acordaba ni de la marca ni del color del coche de Flor, dado la impresión que me había dado, estuve ojeando por si lo reconocía, Inma me pidió el mando y lo pulsó, cuatro coches más allá de donde estábamos las luces de un coche se encendieron, me cogió de la mano y me llevó casi corriendo hacia él.

Le abrí la puerta y pasó directamente al asiento de detrás, el coche aunque pequeño era bastante amplio, para mayor espacio deslicé los asientos de delante haciendo más sitio, cuando me volví hacia Inma ya se había quitado la blusa, las tetas se veían brillar aunque estábamos en penumbra lejos de los focos del aparcamiento, ya pude ver sus pezones, eran rosados pero gruesos y están duros e hinchados.

Mientras los besaba, Inma me libero del cinturón del pantalón, la polla saltó en sus manos, pareció que la cogía con adoración, no podía estar más dura de lo que estaba, la chica la apretaba y tanteaba al glande mientras acariciaba sus tetas, ella puso sus piernas sobre mis hombros.

La falda de Inma se subió por los muslos hasta la cintura, ella se apoyó en mis hombros con las piernas y levantó el culo, se bajó las bragas y las dejó en el asiento, cuando bajo las piernas de mis hombros hizo un arco hasta apoyarlas en los reposacabezas de los asientos de delante, se quedaron abiertas.

Me cogió la cabeza y me atrajo hacia ella y buscó mi boca con su boca, sus labios me esperaban, todos sus labios los de la boca se abrieron y sacando la lengua buscó la mía hasta que se fundió en mi paladar, sus otros labios, los de su coño también se abrieron pero para dar paso a mi polla que llegaba conmigo.

Adelantó el culo fuera del asiento y recibió mi polla despacio pero de una sola vez, cuando estuve clavado dentro de ella me rodeo la cintura con sus piernas, solamente podía mover las caderas, pero con eso me sobraba para meterle y sacarle la polla hasta dentro.

Llevábamos demasiado tiempo bailando y sobre todo pegados frotándonos con todo nuestro cuerpo, sentí que no podía aguantar más, me admiré de la poca resistencia que tenía hoy pero tuve que preguntárselo.

- Inma, lo siento me voy a correr, donde prefieres que lo haga?

- Juan, no se te ocurra salirte ahora, desde que hemos salido a bailar estaba esperando este momento, quiero tu leche, quiero que me llenes de tu leche, si te esperas un minuto te acompañaré en tu corrida.

- Haré lo imposible pero te esperaré.

Lo conseguí, cuando Inma se estremecía en su orgasmo exploté dentro de ella, nos abrazamos como cuando estábamos bailando, solo que ahora lo hacíamos cada uno a un ritmo, pero el final fue el mismo, los gemidos de Inma se mezclaron con mis gruñidos.

Estuve metiéndosela hasta quedar escurrido de leche, pero mi polla seguía dura y no quise sacarla, prefería que se agotara mi erección, seguí entrando y saliendo despacio, con las tetas de Inma en las manos, de pronto me abrazó como si hiciera mucho tiempo que no me veía empezó a besarme toda la cara, el cuello y la boca, mientras su cuerpo estaba siendo sacudida por el siguiente orgasmo.

Yo no pude coordinar el mío como antes y me corrí dentro de ella cuando ya se había repuesto.

Los cristales empañados del coche nos escondían y nos delataban, pues cualquiera que hubiera pasado por allí sabría que estábamos follando.

Un toque de nudillos en la ventanilla nos sobresaltó, bajé un poco la ventanilla, era Flor que venía con un chico, le di las llaves y subieron delante, nosotros continuamos acariciándonos detrás, Inma con mi polla en la boca intentaba ponerla en forma otra vez, yo lo dudaba pero la dejé hacer, a mi no me sabía mal estar acariciando sus tetas mientras tanto.

Nos dejaron en casa de Inma, la acompañe hasta la puerta de su casa y luego me fui a la mía andando, no estaba lejos y Flor se había ido con el chico que había ligado.

Paseando llegué a casa, a esas horas estaba todo silencioso, bueno todo no, al pasar por la puerta de la habitación de mis tíos oí un rumor, apenas perceptible excepto cuando mi tía gritaba.

- No pares Antonio, no pares, métemela más.

- Si ya te la metido toda!, y no puedo parar.

- Quiero más Antonio, quiero más, lléname el culo.

Pasé de puntillas para no hacer ruido todo seguía oscuro.

Al pasar frente a la habitación de Cielo Riveros se veía luz por debajo de la puerta, toque con los nudillos y abrí, mi prima con una camiseta sobre la cama estaba frente al ordenador, me dijo que fuera con ella.

Estaba hablando con su amiga Flor, se veía claramente que acababa de llegar a casa porque iba vestida todavía con el mismo atuendo.

Cuando me asomé a la pantalla, empezó a gritar, me felicitó por la noche y me agradeció que ligara con Inma,

- Yo no he tenido tanta suerte.

- Como que no? Si te ligaste a un chico!

- Si te cuento…

- No pasó nada?, que raro.

- Si que pasó, pero de pena, fuimos a un jardín y aparque entre unos árboles, le dije de pasar al asiento de atrás y me dijo que sí, yo abrí la puerta de atrás y me agaché para entrar, pero él no tuvo espera y agachada como estaba me cogió de la cintura, me subió la falda, me ladeó las bragas y me la metió a continuación, se corrió después de tres metidas, yo me quedé peor que estaba.

- Vaya, pues si que lo siento porque tienes un buen polvo, jajaja.

- Eres un cabrón Juan, encima te burlas, pero todo no fue malo, a que no sabes lo que me encontré?

- Pues no, en un jardín?

- No en el asiento de detrás, mira que bragas me he encontrado, muy bonitas, granates, no tienes idea de quien serán?

- Ah! Pues deben ser de la misma chica de este sujetador.

Me acordé de momento, saqué del bolsillo del pantalón el sujetador que me había metido Inma, cuando bailábamos.

- Buen gusto tiene la chica, y tú también, quieres que las lave o prefieres guardarlas como recuerdo, huelen mucho a coño.

- Gracias, no soy fetichista, lávalas por favor, pero no sé como devolvérselas, no sé su teléfono.

- Pero sabes donde vive, no?

- Es verdad, aunque la dejé en el patio, tendré que investigar.

- Pues investiga, de momento las tengo yo, ya nos veremos, tengo que compensarte por el favor que me has hecho.

- De eso nada, ha sido todo un placer.

- De eso hablaba, mira el premio que te espera.

Flor se subió el top que llevaba, las dos tetas cayeron a la vez, tetas redondas juntas y duras, apenas se balancearon, yo le saqué la lengua como si se las chupara y ella las cogió juntándolas y las lamió, impresionante.

Las chicas se despidieron y apagaron los ordenadores, mi prima me cogió el sujetador de las manos y lo estuvo mirando.

- Es precioso, de buena marca y de una talla… mmm, buenas tetas tiene la niña.

- Pues no lo había visto a la luz, se lo quitó y me lo metió en el bolsillo, y las tetas casi no se las vi, solo se las comí.

- Solo? Te parece poco haberla conocido un rato antes y comerle las tetas?

- Y en el coche de Flor, acabamos la fiesta.

- Vaya noche y eso que no te apetecía hacerle el favor, y por lo que parece te quiere agradecer todavía más, y con carne!

- Será broma! Es una chica muy simpática.

- Broma?, no conoces a Flor, te va a follar ella a ti, ya lo verás.

- Y hablando de otra cosa, que pasa en la habitación de tus padres? He oído ruidos sospechosos.

- Sospechosos? Pues que están toda la noche follando como posesos, parece que se hayan tomado algo, me gustaría saber que es.

- A lo mejor sé algo, creo que me lo imagino.

- Sabes algo? Y aún no me lo has contado?

- Enciende el ordenador otra vez, vamos a buscar una cosa.

Cielo Riveros con su camiseta y sus braguitas estaba con las piernas cruzadas sobre la cama, en su regazo el ordenador y yo detrás de ella mirando la pantalla, tuve que hacer un esfuerzo terrible para no abrazarla por detrás y cogerle las tetas que tanto conocía.

Le dije que buscara una página de juguetes sexuales mientras buscaba en mi móvil la foto que había hecho, no tardó en encontrar los vibradores, estuvimos leyendo en español las instrucciones y descubrí que se podían manejar a distancia por wi-fi, incluso desde cualquier parte, también informaba como configurarlo desde una aplicación gratuita.

Sin pensarlo dos veces me instalé la aplicación y le coloque los datos que había recogido con mi foto, después le puse una contraseña y apagamos la luz.

Salimos al pasillo, Cielo Riveros pegada a mi espalda, notaba como las puntas de sus tetas me rozaban, yo no quería desconcentrarme y fuimos en silencio hasta la puerta de sus padres.

La puerta aunque cerrada no lo estaba del todo, posiblemente habían salido al baño o a beber algo, la luz de la mesita de noche apenas iluminaba la cama, sobre ella mi tía y mi tío, desnudos los dos, a ella entre las piernas se le distinguía una lucecita roja, a mi tío se le veía claramente su gran polla descansando doblada sobre una pierna.

Mi prima y yo nos pegamos a la rendija de la puerta, cogí el móvil y abrí la aplicación y pulsé la de mi tío.

Su polla empezó a dar saltitos, poco a poco se fue enderezando, él no se lo creía pero poco a poco se le puso vertical, le dijo a mi tía.

- Ana, que no has tenido bastante? Deja el mando quieto, que no puedo más.

- Si yo no toco nada, diosss como la tienes otra vez.

- Pues estoy como antes de follar.

La lucecita entre los muslos de Ana empezó a parpadear cuando pulsé el botón del teléfono.

- Antonio, ya vale de bromas, si quieres follar más dilo, pero me has dejado ya el coño y el culo como un bebedero de patos.

- Yo no he tocado nada, pero mira como estoy, si quieres me doy una ducha.

- No déjalo, ya que estamos así a mí también me da lástima desperdiciar esa polla, espera, subo y me la meto.

Mi tía cumplió lo que había dicho, con la lucecita entre las piernas se subió sobre mi tío, se metió la estaca que apuntaba al techo y se dejó caer pero al momento se levantó.

- Las dos no me caben, me lo quitaré.

- No, tengo una idea, métetelo en el culo.

- Es verdad, a ver… aaah Ya está!

Empezó a saltar sobre Antonio, la barra de carne dura atenazada por el anillo con los huevos brillaba mojada con los jugos que salían del coño de Ana, pero cuando pulsé el botón del vibrador de su culo, empezó a trotar sobre él, la luz seguía intermitente en su culo, ella llegó a galope tendido sobre el pecho de mi tío con las tetas colgando sobre él, se veía como le polla se incrustaba en su coño.

- Ana para por favor, me vas a romper la polla.

- No puedo parar, me he corrido ya dos veces una por el culo y otra por el coño y sigo caliente, aguanta un poco más que tienes una polla preciosa.

- Pero ya no me la siento, y sigue dura como nunca.

- Yo la noto dentro del todo, pero ahora cambiaré y me la meteré en el culo y el aparato en el coño, quiero correrme una vez más.

- Estás loca Ana, vas a explotar.

- Será un placer explotar follando, calla y sigue Antonio.

Mi prima me miró alucinada, nunca habíamos visto follar así, puso la mano en mi bragueta y notó la erección que tenía.

- Vámonos Juan, me estoy poniendo muy cachonda.

Volvimos a su cuarto, cuando subió a su cama metí mis manos bajo de su camiseta, sus tetas estaban duras con los pezones salidos.

- Más vale que lo dejemos Juan, tu llevas una noche muy movida, ya te has corrido una vez hace un rato.

- Una vez no, dos veces seguidas, pero cuando me vaya a mi habitación me tendré que hacer una paja para poder dormirme.

- Si es así, más vale que te la haga yo.

- Y si en vez de hacerme la paja follamos los dos?

Mi prima no discutió, se quitó las camiseta dejando las tetas balanceándose, se tumbó en la cama encogió las piernas y se sacó la bragas, cuando bajó las piernas ya las llevaba abiertas, me dejé caer entre ellas, entré despacio pero de un golpe, estaba tan lubricada que no necesitó que se la comiera.

Nos corrimos a la vez, en silencio pero sintiendo los espasmos del otro, el coño de Cielo Riveros todavía manaba mi leche cuando cerré su puerta y me subí a mi habitación.
Cuando bajamos a desayunar Cielo Riveros y yo nos mirábamos y espiábamos a sus padres, los dos tenían unas ojeras propias de la noche fogosa que habían pasado, Ana trajinaba con los cacharros y Antonio estaba en la mesa tomando su primer café del día, mi tía se oyó desde la cocina.

- Antonioooo, esas manos, estate quietecito por favor.

- Que quieres Ana? Estoy tomando café, enseguida me voy al trabajo.

- Pues esas manos en la taza quietas.

Mi tío nos miraba a los tres, Katherine Riveros no sabía nada aún y Cielo Riveros y yo mirábamos para otro lado, en mi mano el móvil, de vez en cuando pulsaba y mi tía frente a la pila de fregar se cruzaba de piernas y se encogía apoyada en el banco.

Cuando mi tío se levantó fue a despedirse de ella dándole un beso, dos metros antes de llegar a ella pulsé el de él.

Se puso la mano en la bragueta, cuando estaba detrás de su mujer, se pegó a su culo demostrándole como tenía la polla de dura.

Pulsé los dos a la vez, Cielo Riveros estaba tan admirada como yo de que llevaran puestos los vibradores de día, pero seguro que querían jugar con los mandos a distancia, pero desconocían que los manejaba yo.

Los oímos cuchichearen la cocina…

- Ana mira como me has puesto.

- Yo? y tú que no dejas de mover el mío, tengo el coño bañado.

- Posiblemente será que el estar cerca se conectan solos.

- O que el microondas los interfiere.

- Pero yo no puedo irme a trabajar así, con la polla empalmada.

- Espera y ahora te llamo desde la habitación, tendremos que arreglar esto.

- Y cómo lo haremos?

- Yo solo sé un método, follando.

Al momento salió Ana hacia su habitación, desde allí llamó a Antonio.

- Antonio! Ven y cámbiate esa camisa, que no te combina con los pantalones.

- Voy enseguida Ana.

Mi tío salió de la cocina cubriéndose la erección con un periódico y entró en la habitación cerrando tras él.

Katherine Riveros nos miraba y no comprendía nada, su hermana le dijo algo al oído y yo le enseñe el móvil.

Al momento ya estaba Ana gritando.

- Antonio métela más y no pares eh?

- Si no puedo parar, tu coño parece que está vivo.

Nosotros pulsábamos alternativamente los botones, Katherine Riveros aun sin saber bien que pasaba también pulsaba el de su madre o el de su padre.

- Me corro Ana, me corro!

- Yo ya me he corrido antes y ahora voy con el segundo, no te salgas ahora o te mato!

Cuando se abrió la puerta de la habitación nosotros estábamos recogiendo el desayuno, nos fijamos en mi tío aún se le notaba la polla un poco dura, mi tía andaba un poco insegura apoyándose en los muebles.

Le explicamos a Katherine Riveros los nuevos juguetes de sus padres, se rió mucho sobre todo cuando sin pensarlo pulso un botón y su madre que estaba agachada sacando la ropa de la lavadora dio un salto, una luz se encendió entre sus nalgas.

Por la tarde mi tía se había ido a su tienda de zapatos cuando llegó mi prima Cielo Riveros, iba acompañada de Flor, el saludo fue de lo más efusivo, me cogió el paquete de la bragueta y me dijo.

- Buenas tardes ligón, preparado para cobrar?

- Ya cobré por anticipado, aún no puedo cerrar los ojos del todo.

- Pues lo mismo te va a pasar en la boca.

Mi prima me dijo que las acompañara, entramos en la habitación de Cielo Riveros, Flor se sentó en la cama, yo me senté en una silla.

Flor sacó de su bolso las bragas de Inma, no las había lavado todavía para que oliera los jugos de Inma, me las dio a oler y aspiré hondo, era olor a mujer ardiente, mi prima sacó el sujetador que hacía el juego.

- Has visto Flor? La chica tiene buen gusto y la talla no está mal verdad?

- A ver?, pues es mi talla, déjame probármelos.

Yo me volví discretamente cuando se sacó el suéter por la cabeza, el sujetador que llevaba era tan bonito como el de Inma pero blanco y con más escote.

- Qué te parece el modelito que llevo yo Juan?

- Pues que es precioso, y con lo morena que eres resalta tus tetas preciosas.

- Dime cual te gusta más el mío o el de tu chica.

Se quitó el suyo, las tetas al estar libres se movieron recuperando su postura cómoda, pero sin bajar, hasta los pezones recuperaron su agresividad al estar al aire libres.

Se abrocho en la espalda la prenda y metió con toda la sensualidad que pudo una teta y luego la otra en sus copas, hizo que entraran apretándolas y forzando que el pezón se deformara obligado a entrar.

Yo no había visto bien las de Inma pero ahora me las figuraba al estar su sujetador lleno de las de Flor, la chica no se conformó con enseñarme como le quedaba la prenda sino que se puso en posturas de lo más provocativas, apretándoselas y casi sacándoselas, yo estaba empalmado sin proponérmelo y mi prima me miraba callada.

Cuando Flor se quitó el sujetador granate de Inma ya no se puso el suyo, y se acercó a mí con las manos a la espalda, frente a mí un par de pezones mi miraban fijamente diciéndome.

- Juan, cómeme.

- Mi prima reaccionó rápida, recogió los sujetadores y las bragas y me los dio, le dio a Flor su suéter.

- Juan, porqué no le enseñas a Flor las vistas que tienes desde tu habitación?

Nos abrió la puerta y me señaló la escalera hacia mi habitación, Flor con el suéter en la mano y las tetas saltando como globos subió la escalera de dos en dos escalones.

En mi habitación ya no hablamos, Flor se quitó lo poco que llevaba y yo me puse a su mismo nivel, la cama nos llamaba, la chica no engañaba a nadie, tan buenas estaban sus tetas como su coño, lo degusté hasta la saciedad, empecé como me había prometido, por sus tetas, estaba orgullosa de ellas, no sin motivo, lo tenían todo, buen tamaño, tersas, morenas, altas, duras, areolas grandes y pezones saltones y sensibles.

No encontraba momento de dejar de lamer, chupar, morder y estrujarlas, ella gozaba de verme como un niño con su mejor juguete, cuando me puso mi polla entre ellas fue el premio máximo.

La encerró entre ellas, apenas se veía el glande asomar, ella quiso que su premio fuera ese, me hizo correrme sobre los pezones, los llene de leche que ella repartió por todos los globos.

Cuando me quiso limpiar la verga de semen le toqué la nalga y ella entendió enseguida, se tumbó sobre mí para chuparla pero pasando una pierna sobre mi cara me dejó a mi disposición su coño depilado.

La chica estaba muy bronceada, en todo su cuerpo no tenía ninguna marca de bikini, los labios del coño eran del mismo color que sus tetas, pero al abrirlos la carne rosada de la vagina me marcó donde debía empezar.

Flor estaba encantada con sus tetas, pero cuando mi lengua recorrió sus labios y lamieron todo el coño se dio cuenta de que lo mejor estaba al alcance de mi boca, sobre todo cuando le quité la piel de su clítoris.

Flor abandonó mi polla, me abandono a mí, se abandonó a ella misma y se rindió al orgasmo que le sacudió el cuerpo, su cara cayó sobre mis huevos, entre mis muslos estuvo hasta que dejó de estremecerse.

Cuando bajamos a la habitación de Cielo Riveros, se sentó en la cama y poco a poco se dejó caer hacia atrás.

- Por favor, dejad reponerme, ha sido alucinante.

- No tanto como tú te mereces Flor, le dije yo.

Se levantó y se despidió de Cielo Riveros con un par de besos, a mi me abrazó y cogiéndome la cara con las dos manos me estampó un beso en la boca que tardé en recuperar la respiración.

Al día siguiente compré una caja de cartón de regalo, Cielo Riveros había lavado las bragas de Inma, me plegó el sujetador y las braguitas de la chica cuidadosamente, lo envolvimos con papel de regalo y una cinta y me fui a probar suerte.

Me costó recordar la calle donde dejé a Inma, era de noche y yo no estaba concentrado para nada en ser guía turístico, no me fijé en ningún detalle, fui mirando por los portales, pero en ningún telefonillo vi el nombre de Inma.

Me quedé dudando entre dos patios hasta que una señora que venía del mercado con su carrito intentó entrar en uno, me ofrecí a ayudarle y ella me sonrió y me permitió pasarlo dentro, por cortesía me preguntó si buscaba a alguien y le dije que a una chica, pero con los pocos detalles que tenía la señora no tenía idea, ella vivía allí muchos años y conocía al vecindario, hasta que de momento dijo.

- A no ser que viva en un piso que tienen alquilado varias chicas.

Me dijo la puerta y llamé al timbre, tuve suerte me abrió una chica morena, le pregunté por Inma y me dijo que estaba en su habitación, llamé y enseguida me abrió, se le iluminó la cara, antes de que dijera nada le había dado dos besos en la mejilla.

- Hola, eres Juan?

- Hola creí que no recordarías mi nombre, todo fue tan rápido, he venido para devolverte esto, no veas lo que me ha costado encontrar tu casa.

Le di la caja, ella no sabía lo que era hasta que vio las prendas colocadas con esmero, se quedó un momento pensativa, pero en seguida respondió.

- Gracias por el detalle, soy muy olvidadiza.

Nos reímos los dos mientras ella sacaba el sujetador y se lo ponía sobre la ropa.

- Te sienta maravillosamente, y es precioso, tienes un gusto exquisito.

- Gracias, si me gusta la lencería mucho, pero por favor siéntate.

Mientras yo me sentaba la chica se puso a recoger algunas cosas que tenía por la mesita de estudio, yo me fijé en la habitación, era bastante amplia para ser para estudiante, tenía dos camas y supuse que la compartiría con otra chica.

Inma plegó otra vez con el mismo cuidado el conjunto de lencería y lo dejó como estaba, con un poco de timidez para hacer algo de conversación me preguntó que estudiaba y demás, yo sabía lo apocada que era y le iba contando un poco o que hacía.

Se abrió la puerta y entro otra chica, venía envuelta en una toalla grande, en la cabeza liada traía otra.

- Juan! Que haces aquí?

Di un salto y me puse de pié, la chica que había entrado se quitaba la toalla de la cabeza y se sacudía el pelo mojado, y era exactamente como Inma.

Me volvía hacia la otra, me miraba sonriente, yo no sabía a quién mirar hasta que la recién llegada dijo…

- Que ya no te acuerdas de mí?

- Claro que sí, pero es que… quien de las dos es Inma?

- Pues quien va a ser, yo!

- La chica que yo creía que era Inma se rió y me dio la mano.

- Hola yo me llamo Marta, soy la hermana gemela de Inma, perdona que no te lo haya dicho antes, pero me divertía que no te hubieras dado cuenta.

- Pues… no lo hubiera descubierto nunca creo.

- Bueno, pues una vez aclarado el lío de personalidades, que haces aquí, como me has encontrado?

- Pues ha venido a traerte un regalo Inma -dijo Marta – toma esto creo que para ti.

Inma cogió la caja y la abrió nerviosa, su hermana la miraba con picardía, cuando destapo la caja y vio el contenido se abrazó a la caja.

- Mmm, gracias Juan que detalle, creí que lo había perdido para siempre.

Marta se le quedó mirando, se cruzaron la mirada y luego dijo como queriendo romper la tensión del momento.

- Bueno son cosas que pasan, ya quisiera yo que me pasaran alguna vez, jajaja.

A partir de ese momento las dos hermanas se sintieron habladoras, me hicieron sentarme en una cama entre ellas y me contaron que habían venido de fuera y se habían puesto a estudiar, Marta seguramente buscaría trabajo, posiblemente en alguna peluquería.

Inma me dijo que le había contado todo a su hermana y que me había conocido, por eso no le resultaba desconocido, ya no salía con Héctor, desde aquel día él se buscó otra sin casi decirle nada.

Mientras me lo contaba se iba secando el pelo, Marta se puso de rodillas sobre la cama detrás de su hermana y le ayudó a secarlo, luego con un cepillo se lo fue peinando, Inma le iba dando pinzas para que se lo fuera recogiendo.

Una de tantas veces levantando los brazos, la toalla que llevaba en el cuerpo se aflojó cayendo sobre sus piernas, Marta se dio cuenta y por detrás se la recogió y la subió, pero como no veía bien la subió pero solo hasta el estomago pues se quedó enganchada bajo de las tetas de Inma.

Mientras Marta insistía en subir la toalla, Inma estiraba hacia abajo para que se desenganchara de sus tetas, fue un momento divertido en el que disfrute de ver a las dos hermanas pelear por un par de hermosas tetas, en la izquierda me fijé que tenía un pequeño lunar.

Los dos globos subían hasta casi el cuello o bajaban hasta el estomago independientemente de los zarandeos laterales que sufrían, al final les tuve que llamar la atención.

- Un momento chicas… dejadme a mí solucionar este par de problemas tan gordos.

Las hermanas se quedaron sorprendidas pero las dos soltaron la toalla que volvió a caer en las piernas de Inma.

Cogí la toalla con toda la tranquilidad del mundo y le dije a Inma.

- Por favor Inma, levántate un momento.

- La chica obedeció sin rechistar mientras su hermana detrás de ella esperaba el resultado.

Cuando estuvo de pié le abrí toda la toalla, ante mí el cuerpo precioso y desnudo al completo, su pubis depilado en forma de triángulo, el vello cortito y los labios cerrados pero siguiendo una fina raya que apenas se interrumpía por el clítoris asomando curioso.

Los muslos se juntaban apenas en la ingle, y seguían por unas piernas bien formadas.

Cuando la envolví con la toalla otra vez entera las dos hermanas no sabían que decir, tuve que ser yo también quien las sacara del shock.

- Preciosa, Inma eres preciosa.

- Te has fijado Inma?, te ha visto las tetas, te ha visto toda desnuda, pero toda, y encima te dice que preciosa, es un galán este chico.

- Jajaja, bueno diría que las dos sois preciosas, pero lo que más me ha llamado la atención es ese lunar único que tienes en la teta izquierda.

- Has visto? Se ha fijado hasta en el lunar, pero que sepas que no es único y además no es un lunar.

- Cómo que no Marta?, lo he visto, es precioso y es único.

- Pues no!, porque yo tengo otro igual.

- Jajaja, ahora me quieres tomar el pelo en venganza por haber resuelto vuestra lucha.

- Que te apuestas? Juan “enterado”?

- Lo que quieras.

- Vale, has dicho lo que quiera, no te quejes después.

Marta se soltó la bata que llevaba para estar por casa, abrochada con varios botones por delante, poco a poco se iba descubriendo el pecho, luego el sujetador, aprecié que tenía la misma talla que Inma, cuando se quedó solo en bragas me dijo delante de su expectante hermana.

- Te mantienes en la apuesta?

- Hasta el fin, dije yo fanfarrón.

Inma se puso detrás de su hermana y le soltó el sujetador, era de licra estampado, de marcaban los pezones como una segunda piel, Marta se sujetaba las copas aunque le cayeron los tirantes de los hombros, lentamente se soltó la copa derecha primero, yo ya notaba movimiento en mi entrepierna, la teta derecha quedó altiva, era igual que la de Inma.

Marta me miraba directamente a los ojos con mirada entre pícara y triunfal, fue bajando lo que quedaba de sujetador, lentamente, tan despacio que se me hacía eterno, a la vez que crecía el bulto en mi pantalón, cuando apareció el pezón estaba tan salido que le prenda se quedó un momento enganchada, cuando volvió a su posición lo hizo vibrando.

Pasado el pezón descubierto Marta se quitó de una vez el sujetador, maldición! Pensé sin convicción para mis adentros, a la izquierda y un poco más abajo del pezón tenía una peca igual que su hermana.

Marta se acercó a mí, yo estaba sentado y ella se puso entre mis piernas para que le viera bien y que me enterara de que había perdido la apuesta y me dijo.

- Además como te he dicho no es una peca, es otro pezón, tiene el aspecto de una peca oscura pero el médicos ha dicho que cuando tengamos leche saldrá por ahí lo mismo que por los otros.

Hice cara de estar moralmente hundido y resignado pero tuve un momento de rebeldía.

- No me lo creo, eso te lo has inventado.

- Vaya eres duro de pelar, ven, Inma que los vea juntos.

Las dos hermanas como dos gotas de agua se pusieron frente a mí, eran cuatro tetas impresionantes, repetidas pero preciosas, las estuve mirando con cierto escepticismo, fingido claro, Marta la más beligerante me paseaba por la cara sus dos maravillas mirándome, le pregunté…

- Puedo?

- Lo que gustes, tú mismo.

Mis manos llegaron antes de que terminara la frase, pero no solo a la teta del litigio si no a las dos, le apreté los dos pezones más el tercero, debía ser cierto lo del tercero pues cuando los dos normales salieron duros hacia fuera, el otro cambió un poco de forma y tomo un aspecto hinchado también.

Le pasé la lengua y pareció que estaban conectados los tres, salieron duros y rugosos, los lamí y los mordí, ya hasta las areolas se habían abultado, Marta con los ojos cerrados se mordía el labio inferior.

Por el rabillo del ojo vi a Inma, su mano había desaparecido entre los pliegues de la toalla, nos miraba con tos ojos entornados.

Marta de momento reaccionó y me quitó las tetas de mi alcance.

- Lo reconoces? Has perdido!

- No lo puedo creer, pero si lo reconozco.

- Pues ahora tienes que hacer lo que te digamos.

- Qué remedio, pero que habéis pensado?

- Vamos a jugar a lo que más nos gusta a los gemelos, ya lo verás.

Marta se puso a buscar en un cajón, agachada con la bata apenas sujeta por dos botones con las preciosas tetas colgando de su pecho, cuando encontró lo que buscaba se volvió hacia mí, era un pañuelo negro de seda, me dijo que me estuviera quieto que me iba a vendar los ojos, mientras me ataba el pañuelo para que no viera me explicaba…

- Lo que más nos divierte a los gemelos, seamos chicos o chicas, es jugar al equívoco casi nadie puede diferenciarnos, mi madre nos cortaba el pelo diferente para llamarnos, así es que tú tendrás que reconocernos, si te equivocas tres veces sufrirás un castigo.

Se aseguraron bien de que no veía nada, aunque intuía era Inma la que me pasaba su boca a milímetros de la mía, por su aliento.

Mientras Inma comprobaba mi ceguera completa oí como caía al suelo una prenda de tela, supuse que era la bata de Marta.

De momento me hicieron sentarme en la cama y ellas de pié me rodearon, Marta me dijo…

- Todos creen que es fácil, pero nosotras somos más iguales de lo que te puedes pensar, así que debes distinguirnos, primero como ya nos has visto un poco debes saber de quién es una teta u otra.

- Vale tocar?

- Buennno, bien. Pero el pelo no, porque has visto como se lo secaba a Inma.

Yo tenía mis dudas después de lo que había visto, hasta los pezones extra que tenían les habían salido en el mismo sitio.

Me dispuse a tantear y les puse las manos en sus cinturas, ahí comprobé que efectivamente había desaparecido la bata de Marta y también las toalla de Inma, bajé las manos unos centímetros y me aseguré de que también se habían esfumado las bragas de Marta, a Inma ya le había visto su desnudez al abrirle la toalla.

Con la lengua fui tanteando teta por teta, solo podía distinguir la derecha de la izquierda, ya no podía tener más datos, cuando chupaba o mordía cualquiera de ellas se hinchaba su compañero y eran iguales.

La cosa empezó a cambiar cuando estuve aspirando uno hasta que me llené la boca con la areola, noté como una mano pasaba por mi cabeza y me mesaba el pelo, me acordé de la misma caricia que me había hecho Inma mientras bailábamos.

Pero quise asegurarme y estuve recreándome mordiéndole los pezones hasta sacarlos del todo, la chica me peinaba con sus dedos todo mi pelo, cuando le hice lo mismo a la hermana también me hizo el mismo efecto en el paladar pero no la caricia en el pelo, cuando ya les había comido las cuatro tetas me separé para decirles triunfante que las de mi izquierda eran de Inma.

Marta se asombró pero quiso hacerlo más complicado y quiso que fuera bajando hasta descubrir cuál de las dos era Inma, el estomago era idéntico en las dos, al llegar al ombligo me confundí porque aunque se le había visto fugazmente a Inma no me había fijado tanto.

Pensé en dejarme guiar por el sabor, pues sabiendo que Inma estaba recién duchada notaría su frescor de piel, estuve lamiendo alrededor del ombligo y después fui bajando hasta justo donde empezaba el pubis, ya estaba seguro de haber descubierto la dueña cuando me pasé a la otra, pero tenía el vientre con la misma suavidad, Marta me advirtió…

- Si crees que el sabor es diferente, sepas que cuando Inma entraba a ducharse, yo salí de la ducha, o sea que estamos las dos recién duchadas.

Decepcionado, seguí bajando besando por la pelvis, apoye mis manos en las caderas de ambas, hasta las curvas desde la cintura eran iguales, sedosas y tibias, incluso hice una incursión hacia sus nalgas, las imaginé morenas y con una leve marca del bikini porque por el tacto eran igual de duras, cuando mi mejilla rozaba el pubis de una chica noté el vello recortado, apenas se notaba, con la punta de la lengua fui recorriendo el margen de la melena depilada, era en forma de triángulo que terminaba justo donde se separaban los labios del coño.

Estaba seguro que era Inma pues en eso sí que me había fijado, pero cuando le hice lo mismo a la otra gemela me hundí, era igual, el mismo triángulo, el mismo recorte, todo igual.

Oía las chicas como se reían al notar que no tenía éxito pero cuando mi lengua fue separando los labios de la segunda sus risas se callaron, pasaron a ser suspiros, al llegar al clítoris la suave línea entre sus labios se fue abriendo al separarse las piernas, el botón tierno hasta ahora fue cambiando de textura y se hizo rígido.

La piel la levanté con la punta de la lengua y las piernas continuaron separándose, los labios que daban la entrada de la vagina estaban cerrados pero los abrí igualmente, el sabor de los flujos llegaron hasta el paladar, me recodaron al olor de las bragas que acababa de traer.

Cuando me separé de la chica se quedó con las piernas abiertas y jadeaba, a la otra chica le hice el mismo tratamiento, el clítoris se comportó igual, las piernas se separaron involuntariamente y los labios de la vagina se abrieron sin dificultad, la humedad que desprendía me llenó la lengua y la nariz, era el mismo que había olido en las bragas del coche.

Yo estaba seguro, porque aún con un leve matiz eran iguales, en el último momento cambié a la chica del principio y le lamí el coño desde el pubis hasta la vagina, dije el nombre de Inma y un grito de triunfo llegó de las chicas, me había equivocado.

Las chicas subieron el listón y me tumbaron en la cama, yo con los ojos tapados me dejaba hacer y pronto estuve como mi madre me trajo al mundo.

Oí un leve rumor cuando tiraron del bóxer y mi polla saltó de su opresión, quedó vertical, note como una mano, no sé de quién me retiraba el prepucio y me dejaba el capullo al aire.

- Juan ahora te toca a ti, debes de adivinar quién es la que te toca.

Seguidamente una mano se apoderó de mi polla, la cogió del glande directamente y estuvo recorriendo el tronco hasta llegar a los huevos y amasarlos, mis venas estaban a reventar cuando a ella se unió otra mano que me rodeaba el capullo, estaba para explotar pero la chica que fuera sabía lo que hacía y cuando empezaba a palpitar peligrosamente me aflojaba la caricia y se centraba en otro sitio.

A una mano se unía otra y otra, incluso entre mano y mano noté como una lengua rozaba el frenillo, mi polla acusó el toque y la respuesta fue que unos labios rodearon el glande hasta cubrirlo todo, con la lengua lamía el borde de todo el capullo, de mi boca se escapaban gemidos que eran celebrados por las gemelas, a esa boca le siguió otra, noté la diferencia porque acostumbraba a apretar la lengua contra su paladar y me exprimía el capullo.

No sabía a cual señalar pues no tenía ninguna referencia, ellas jugaban a su placer comiéndome la polla, me decidí a participar por si podía cambiar el rumbo de la tarde, mis manos buscaron y encontraron los coños de las dos, mis dedos entraron en las vaginas, pese a ser iguales las dos tenían reacciones diferentes había una que tenía unos temblores como pequeños orgasmos.

Me acordé del abrazo desesperado que me había dado Inma cuando se corrió por segunda vez, ahora no se corría pero era muy sensible a mis caricias.

Cuando masajeé los clítoris, ambos respondieron igual, descubiertos se notaban duros y lubricados, las dos chicas abrieron las piernas para facilitar los movimientos de mis manos, cuando ya estaban mojadas de flujos.

Las chicas estaban igual que yo, en máxima excitación, y decidieron cambiar, me dijeron que me levantara y fueron ellas las que se subieron a la cama de rodillas presentando el culo hacia fuera, me dijeron que ahora me tocaba a mí, podía hacer lo que quisiera.

Primero acaricié las cuatro nalgas, redondas, duras y suaves, con la polla recorrí las rajas de ambas, de abajo a arriba, ellas gimieron al notarme, noté como se pegaba una contra la otra juntando sus cuerpos nalga contra nalga, los movimientos que debía hacer yo eran mínimos, cuando ya tenía el glande brillante de la humedad me decidí por la chica de la derecha.

Le puse la polla en la entrada de la vagina, le separé los labios y se la metí suavemente, ella aguantó pacientemente hasta que se notó llena, estuve metiéndole y sacándole la verga hasta que sentí que estaba en peligro de eyacular, me pasé al otro coño que me recibió gustoso, noté que me esperaba impaciente y se la metí de golpe y a fondo, ya tenía la polla lubricada de la blanca espuma de la chica anterior y no tuve ninguna dificultad, incluso ella se hizo hacia atrás y me buscó.

Supuse que era Inma la que me recibía, follaba con la misma intensidad que la noche del baile, ante la duda quise cambiar y me pasé a la anterior, me estaba esperando y se la metí, ahora más rápidamente y me apretó cuando entraba, parecía que tenía la vagina más estrecha, cuando la saqué le eché un poco de saliva entre las nalgas, cuando llegó a su ano le puse la polla en la entrada, ella cuando notó mis intenciones se movió para intentar evitarme, lo intenté varias veces, ella movía las caderas para que no le pudiera meter la polla, me pasé a su hermana y en su coño noté el buen recibimiento anterior.

Repetí el salivazo y cuando el culo recibió la humedad de movió un poco, sobre todo cuando notó el capullo en su entrada, osciló un momento las caderas hasta que notando que tenía interés en entrar, arqueó su cuerpo pegando la cabeza a la cama, no creí que fuera a entrar tan fácil, se había relajado totalmente cuando mi capullo entró, noté la tensión que se relajaba en su cintura y me deslicé dentro de ella, cuando llegué al fondo ella gimió y movió su culo para que alcanzara a todos sus rincones.

La chica empezó a temblar en su espalda, mis manos en su cintura notaba leves vibraciones cuando apretó el culo y tras unas sacudidas se corrió, estuve dentro de ella hasta que pudo tenerse sola, luego me pasé a su gemela, en su coño noté buen recibimiento, ya sabía cómo le iba a entrar y la clavé pegando mis huevos en su coño.

Mientras le estaba llenado el coño con mi dedo intenté nuevamente suavizar con saliva el ano rugoso de la chica, esperé que se relajara pero solo le pude meter hasta la primera falange del dedo índice, luego apretó el esfínter y no pude proseguir.

Al notar que la chica estaba más cómoda con el coño lleno me dejé llevar y se la metí rápidamente mientras le rodeaba al clítoris con dos dedos, se corrió sin avisarme, su culo, sus nalgas y sus caderas acusaban los envites de las descargas de la corrida, gemía y sollozaba agarrada a la sabana.

Esperé moviendo lentamente hasta que se hubo repuesto, finalmente me pasé a su hermana, como siempre me recibió echando hacia atrás el culo y metiéndosela ella misma, la estreche contra mí, de la forma que ella me masajeaba la verga con sus músculos sentía que estaba gozando de mi polla y de mí, se corrió encharcando mis huevos.

Yo ya me iba a correr y se lo dije, ella dudó un momento, interpreté que tenía miedo al riesgo de embarazo y no lo dudé, la saqué y levantado un poco el glande se la apoye en el culo, no hizo falta decir nada empujó, contra mí y le entró despacio pero de un solo tirón, me cogí desesperadamente a sus caderas y me apreté contra ella, la llené de leche, notaba como la recibía con gusto, esperé hasta que bajó mi erección para tumbarme en la cama junto a ellas.

Unas manos me quitaron el pañuelo de los ojos, ante mí dos caras guapas, casi repetidas, pero que se acercaban a mí para buscar mi boca, me comieron a besos sus bocas tiernas, dulces y suaves me ofrecieron sus lenguas, me mordieron en mis tetillas y bajaron en busca de mi polla, con los ojos al descubierto las sensaciones eran diferentes, al ver las dos cabezas besándome el pecho, el vientre y las ingles mi polla volvió a resurgir, estaba húmeda de semen pero no fue problema para que entre las dos la dejaran tan brillante como salida de la ducha, a una de ellas se le ocurrió probar mi leche y fue la primera en meter el glande en su boca, yo solo les veía sus melenas y no sabía quién era quién pero me era indiferente, cuando me corrí las dos dirigieron mi glande a sus caras, se volvieron y me mostraron las bocas, las cejas, las mejillas llenas de leche, una a la otra le lamió la cara hasta dejarla limpia, nos quedamos tumbados cruzados en una cama de las dos.

No quisieron decirme en qué culo me había corrido ni que boca había sido la primera en probar mi capullo, todo quedó en un secreto que posiblemente se desvelara algún día en un futuro.

Entre las dos me vistieron o mejor lo intentaron, cuando ya estaba vestido y a punto de irme una de las dos sacó el sujetador de la caja que había llevado, la otra se puso las bragas, me preguntaron.

- Quien folló mejor contigo de las dos?

Estuve a punto de quitarme la ropa una vez más, pero me contuve y besándolas de nuevo me fui.
Cuando bajé a la calle me fijé en el número de la casa, me sentía contento, había conocido una chica preciosa que después de bailar una noche con ella habíamos follado en un coche como adolescentes, me sentí satisfecho por haberle devuelto sus prendas íntimas y de paso había descubierto que era gemela y había vuelto a follar, no solo con ella sino con su hermana también.

Ahora volvía a casa tranquilamente, aún era pronto para la cena, mis tíos estaban en sus respectivas tiendas de zapatería y mis primas no habrían llegado aún, en mi bolsillo el móvil, lo abrí para ver si tenía algún mensaje, no tenía nada pero vi el icono de los juguetes de mis tíos, me llamaba la atención que los llevaran en la calle por todo el día, tuve curiosidad y pulsé uno de los botones y luego el otro.

En la zapatería de mi tío Antonio.

Mi tío estaba atendiendo a dos de sus clientas más importantes, eran dos señoras mayores ya viudas, les gustaba que fuera Antonio quien les aconsejara.

Una era doña Úrsula y la otra doña Virtudes, iban muy bien vestidas y enjoyadas, mi tío agachado frente a doña Úrsula le probaba unos zapatos carísimos, como acostumbraba.

De momento notó como el anillo que apretaba su polla y los huevos empezaba a vibrar, fue un segundo pero a esa vibración siguió otra y otra, su polla empezó a crecer hasta aparecer un gran bulto bajo su pantalón, se tuvo que levantar excusándose y tapándose lo mejor que pudo se fue al despacho.

A las señoras no les pasó inadvertida la erección que llevaba Antonio.

- Te has fijado Úrsula? Que erección tenía don Antonio?

- Claro, tú crees que me habrá visto las piernas y por eso se le ha puesto así?

- Pues no creo, aunque esa falda parece más corta que otras.

- Quieres que te diga un secreto? Me hace ilusión que a mi edad aún le ponga la polla así a un hombre.

- Mujer no hables así, te va a oír alguien.

- Es que es verdad, hace muchísimos años que no pruebo una buena polla.

- Úrsula, por favor.

Mi tío entro en su despacho, miró hacia abajo y dentro de su bragueta se esforzaba por salir su gran verga, cogió el teléfono interno.

- Señorita Pepita?, podría venir al despacho un momento?

- En seguida don Antonio.

- No se entretenga, por favor.

La cajera cerró la registradora y salió de su tarima de madera.

Fue directamente al despacho preocupada por la urgencia de don Antonio, cuando entró él le dijo que por favor cerrara la puerta y se quedó de pié esperando instrucciones.

- Srta. Pepita cuantos años trabaja conmigo?

- Pues, el mes que viene hará 22 años.

- Y cuantos favores le he pedido durante ese tiempo?

- Pues don Antonio, aparte de que me probara algún modelo para que lo viera la clienta, creo que ninguno.

- Pues hoy le tengo que pedir uno, es importante para mí, es un poco especial.

- Usted dirá don Antonio, pida lo que quiera, ya sabe que trabajo muy a gusto aquí.

Mi tío se levantó de detrás de su mesa y se puso frente a la cajera cuarentona.

- Este es mi problema, si tuviera otra solución no se lo pediría.

- Oh, don Antonio, que barbaridad, que le pasa ahí?

- Pues no lo sé, estaba atendiendo a doña Úrsula y me puse así.

- Y como quiere que le ayude yo?

- Pues había pensado que usted me podría calmar.

- Y como? nunca he hecho nada igual ni he visto el miembro de hombre!

- Quiere decir que no ha visto nunca una polla?

- Nunca, una vez tuve un novio, tenía yo veinte años y en el cine me quiso besar, yo no quise y él me puso mi mano sobre su bragueta, noté algo duro y le di un bofetón, se levantó y me dejó plantada, desde entonces no he tenido ningún novio.

- Vaya, lo siento Señorita Pepita, pero si hace lo que yo le explique no será muy difícil.

- Usted creé? Yo confío con usted, que puedo hacer?

- Si quiere primero con la mano toque por fuera del pantalón.

- Oh! que duro, que sensación.

- Pues ahora que sabe cómo es, quiere sacarla?

La chica estuvo intentando bajar la cremallera pero la polla se lo impedía, tuvo que ser mi tío quien se despasó el pantalón y el slip y se quedó con la polla a 45º.

- Madre mía, que barbaridad, no me imaginaba nada tan enorme.

- No crea, hora debe cogerlo con la mano y apretando un poco moverla de arriba abajo.

- Así? Si no puedo abarcarla con una mano.

- Pues intente con las dos a la vez.

- Voy bien?

- Si va muy bien, hágalo un poco más rápido.

- Así de rápido?

- Así va bien, si quiere puede mojarla con saliva porque esta reseca.

- Pero entonces tendré que soltarla.

- Pues hágalo con la lengua, así no deja de moverla.

- Está un poco salada, no está mal.

- Sigue reseca, podría poner más saliva?

- Con la lengua solo le mojo un poco.

- Pruebe a mojarla con los labios, ábrala boca y la acerca, lo mejor es metérsela en la boca es donde hay más saliva.

- Don Antonio no me cabe en la boca.

- Si mujer, solo tiene que intentarlo, abra un poco más, así, ve como sí?

- Aaah, no podía respirar, además tengo un calor…

- Tiene razón, en el despacho hace mucho calor, si quiere quítese la blusa.

- Es que es del uniforme.

- No se preocupe, no pasa nada, por un día…

- Pero es que bajo no llevo más que la ropa íntima.

- Tranquila yo no voy a decir nada, procuraré no mirar.

- Gracias don Antonio es muy considerado.

- Gracias, pero siga chupando.

- Ahora ya me cabe mejor en la boca, lo hago bien?

- Si muy bien, se enfadaría si le digo una cosa?

- No don Antonio, sé que es muy serio.

- Estoy convencido que su novio fue un idiota al dejarla.

- Porqué lo dice?

- Porque es usted una mujer muy bonita y tiene un tipo precioso.

- Huy, no me diga eso, me alaga demasiado, me gusta que me lo diga, aunque sé que no es verdad.

- Como que no, con lo poco que veo tiene usted un escote maravilloso.

- Que va, es horrible, ya estoy mayor, de joven sí que tenía un buen tipo.

- Pues ahora presiento que sus tetas no tienen nada que envidiar a unas de veinte años.

- Que bromista es usted, ya no son ni sombra, se caen y son blandas.

- Pero seguro que son igual de sensibles que antaño.

- En eso tiene razón, a veces sin darme cuenta se me marcan los pezones y me tengo que poner un pañuelo bajo del sujetador.

- Como ahora?

- Oh! si, ya se lo digo.

- Me gustaría mucho verlos, deben ser como bombones.

- Me da vergüenza, pero como ha adivinado que son oscuros?

- Porque los estoy soñando y los veo duros como galletas de chocolate.

- No me diga esas cosas porque cada vez se me marcan más.

- Déjeme verlos mientras me la sigue chupando.

Mi tío no esperó la confirmación, mientras la cajera le mamaba la polla amarrándola con las dos manos él le bajaba los tirantes del sujetador.

Las copas quedaron sueltas y metió la mano sacando toda la teta en ella, con la otra bajó la copa y la dejó debajo del pecho de la mujer.

- Me había quedado corto en mi sueño, tiene usted unos pezones preciosos.

La mujer se puso en una postura que quedo la otra teta al alcance de mi tío que no tardo en sacársela también.

- Que le parece si descansa un momento? Debe tener la mandíbula cansada.

- Pues se lo agradezco, no me queda saliva ya.

- Pues mientras podría chuparle yo esos pezones morenos.

- Bueno, pero no me haga daño por favor, es usted el primero en hacerlo.

Antonio se lazó a por las tetas de Pepita, no las tenía tan blandas como ella decía y pronto se llenó la boca con sus pezones, la chica seguía meneándole la polla a Antonio, estaba roja de tanto chuparla.

- Tiene unas tetas exquisitas Pepita, puedo tutearla?

- Si usted quiere.

- Tus pezones están cada vez más duros, los noto en el paladar, me pregunto cómo será la lencería que llevas, hace conjunto con el sujetador?

- Es mi vicio secreto, siempre voy conjuntada.

- Que modelo llevas, bikini, culote, braguitas o tanga?

- Huy cuanto sabe usted don Antonio, llevo unas bikini.

- Es que me encanta la lencería, estoy pensando en montar una tienda de ese género, pero no me llames de usted tampoco, llámame Antonio solo.

- Gracias por la confianza, a mi me gustaría vender lencería.

- Me interesa ver si tienes buen gusto para elegir, necesitaría una encargada de compras.

Pepita soltó la polla de Antonio y se subió la falda, las bragas se elevaban casi hasta las caderas haciendo una uve, en el pubis se notaba el bulto conteniendo de una generosa mata de pelo.

- Mmm preciosas, si que tienes buen gusto, venderíamos las mejores marcas y acudiríamos a los desfiles, puedo verlas de cerca?

- Claro Antonio, con toda confianza, son de una marca de moda.

- Y que tejido es este?

- Son de blonda, tócalo y verás que suavidad.

Antonio se había quitado los pantalones y llevaba la polla delante de él, sentó a Pepita sobre la mesa del despacho y se puso frente a ella, le abrió las piernas y se acercó para ver el tejido, con la lamparilla de la mesa se alumbró y vio que estaban húmedas, por los elásticos asomaban los rizos morenos.

- Son muy suaves, y no te rozan? Este tejido no te hacen marcas?

- No para nada, no me rozan nada, fíjate bien.

Mi tío con la luz alumbró entre los muslos de Pepita, las bragas brillaban y separo un camal tirando del elástico, la maraña de pelo ocultaba todo, con los dedos partió en dos la melena y aparecieron los labios del coño de Pepita, cuando pasó el dedo por la entrada de la vagina la chica se estremeció, mi tío cogiéndola de las tetas y quitando todos los papeles de la mesa la dejó tumbarse horizontal.

- Si que parecen de buena calidad y tiene un estilo muy bonito y en qué se diferencian de unas bragas normales?

- Pues estas me llegan la sisa hasta las caderas y me hacen las piernas más largas, lástima que nadie las vea.

- Pues me encantaría ser el primero, puedo bajarlas un poco?

- Si quieres un poco solo, para ver el efecto,

La chica levantó el culo cuando mi tío tiró de las bragas, pero no fue un poco, hasta que no estuvieron en los tobillos no dejó de tirar.

- Tienes razón, tiene una sisa muy alta y por delante hace forma de uve.

- Es lo que más me gusta, pero no puedo comprarlas más bajas.

- Porqué? Le sentarían mejor.

- Me da vergüenza decirlo, pero… te lo digo, porque tengo mucho vello en el sexo.

- Has dicho mucho? No creas, a mi me encanta, es como descubrir un tesoro cada vez que se abre.

- Qué cosas dices.

- Mira como sí, si te separo el vello aparecen tus labios rosados, mmm, que aroma, eres una hembra muy deseable.

- No me digas esas cosas que no son verdad, yo ya no gusto a nadie.

- Como que no? Mira mi polla como sigue, se muere por entrar en ese coño peludo.

- Ahora ya es tarde para perder la virginidad.

- Eres virgen de verdad?

- Claro, si no he tenido ningún novio desde entonces.

- No te creo Pepita.

- Te lo prometo, puedes verlo con la luz.

Antonio enfocó al coño de Pepita, estaba mojado y rezumaba jugos, separó los pelos y los labios menores más oscuros que el resto, tiró de ellos a los lados y como una flor se abrió la vagina de Pepita, a la entrada se estrechaba claramente dejando un agujero mínimo.

Mi tío metió un dedo pero Pepita se estremeció, pero abrió las piernas.

- Quieres sujetarte un momento las piernas encogidas y separadas, me gustaría comprobar una cosa.

- Que lo dudas? O es que se me ha roto, me haría daño.

- No te preocupes solo quiero notar la elasticidad de la membrana.

- Pero no me harás daño verdad?

- No creo, si acaso una leve molestia.

Antonio le pasó la polla por todo el coño, según iba pasando se abría paso entre los pelos hasta que llegó el clítoris, la chica casi suelta las piernas pero mi tío se agacho y le lamió el botón, posiblemente se habría masturbado muchas veces antes, pero seguro que no se habría puesto tan erecto nunca.

Pepita jadeaba y gemía mientras mi tío lamía el coño y remojaba todavía más los labios de la vagina, le chica solo susurraba su nombre sin mucha convicción, Antonio no, Antonio no.

Mi tío se colocó entre sus muslos y repasó por enésima vez el coño con el glande, ella levantaba el culo siguiendo su paseo, hasta que se paró frente al agujero, la chica respiró hondo y aguanto la respiración, solo soltó el aire cuando el glande había roto el himen.

No fue casi doloroso, hasta Pepita quedó un poco incrédula, creía que a su edad estaría endurecido, pero ya no le preocupaba, ahora solo sentía la polla de su jefe entrar en ella, ya no murmuraba Antonio, ahora decía…

- Métela más, métela toda por favor, tantos años esperando esto.

- Te he hecho daño Pepita?

- No Antonio, fóllame hasta dentro.

- Te he metido más de media, me da miedo hacerte daño Pepita.

- No te preocupes, métela toda hasta el fondo y pronto, me voy a correr Antonio.

- Espera un poco goza del momento, mi polla está a tope, la notas?

- Me matas Antonio, me matas de gusto pero no pares, sigue aunque llore de dolor.

- Así te gusta?

- Siiii así, no pares métela más, más, me corro Antonio.

Y se corrió, aunque soltó las piernas y las dejó colgando de la mesa siguió convulsionando hasta que mi tío le dijo.

- Pepita ahora me voy a correr, donde me corro?

- Córrete en mi coño, lléname de leche Antonio.

- No tienes miedo a que te preñe?

- No, ya hace tres años que se me retiró la regla, córrete dentro.

Con luz verde mi tío se cogió de las tetas de Pepita y se quedó pegado a ella, por su polla se notaba el trasiego de leche que hacía a la hasta hacía un momento virgen, cuando la sacó un reguero de su semen cayó al suelo del despacho.

Cuando Pepita se pudo levantar se abrazo a mi tío y con los ojos bañados en lágrimas le dijo al oído.

- Gracias Antonio, hace muchos años que soñaba que me follaras, hoy por fin ha sucedido.

Cuando salieron del despacho las dos señoras se habían ido preocupadas por la salud de don Antonio, la dependienta se había quedado con el recado de llamarlas para tranquilizarlas más tarde.

Mientras, en la zapatería de mi tía Ana

Mi tía estaba atendiendo a un cliente especial, se llamaba don Elías era uno de los mejores clientes, estaba mostrándole los zapatos que le había pedido, le estaba comentando que no le gustaba los que llevaba, pero que su mujer se empeñaba en este modelo anticuado, mi tía la había sacado unos de los que se llevaban este año.

Cuando recibió el primer latigazo entre las piernas, su cara acusó el temblor, el cliente la miró extrañado, pero el segundo temblor fue mucho más fuerte y Ana se dobló apretándose entre las piernas, el cliente se alarmó.

- Que le pasa doña Ana? Le ocurre algo?

- No, creo que no, pero me pasa algo raro.

- Quiere que llame a un medico?

- No hace falta, me sentaré un momento en mi despacho.

- Permítame que la acompañe.

- Gracias don Elías.

- Cuando llegaron al despacho mi tía encogida cerró la puerta y se abrazo a don Elías.

- Perdone don Elías, pero la única forma de que me alivia el dolor es si me abrazan.

- Como quiera, pero no quiero que piense que me aprovecho de la situación.

- No claro que no, es que debe ser un ataque de ansiedad y se me va cuando me siento abrazada.

- Si es así…

- Usted abráceme fuerte, no tenga miedo.

- No se preocupe, doña Ana si se siente mejor, pero deje que me quite la chaqueta primero.

- Uf perdone, es que no tengo el acondicionador en marcha y hace mucho calor, yo me quitaré la blusa si le parece bien.

- Claro, lo que necesite, lo importante es la salud,

- Pues abráceme fuerte.

- Perdone doña Ana, pero si nota algo duro ahí abajo no piense que es mi intención.

- Tranquilo no se preocupe, abráceme.

- Estoy sufriendo por usted, yo estoy muy a gusto abrazándola pero mi miembro cada vez está más erecto y le va a molestar.

- No que va, quien sufre por usted soy yo, encima que me ayuda le estoy produciendo malestar, espere y se la saco, estará más cómodo.

- Como quiera doña Ana, pero le advierto, no soy muy normal.

- Oooh, ha dicho que no es normal, es maravillosamente normal, que polla tiene don Elías, es preciosa.

- Gracias doña Ana, pero se lo advertí.

- Pero me sabe mal que esté con esa erección, le va a reventar.

- No se preocupe ahora por mí abrácese, solo quiero que se cure.

- Pero le estaré molestando con mis tetas.

- Esté tranquila, aunque si me permite decirle, tiene unas tetas impresionantes, casi tan duras como mi polla.

- Que exagerado, a que no es verdad?

- Bueno he dicho casi pero me gustaría tocárselas.

- Después de lo que está haciendo por mí no puedo negarle nada, toque lo que quiera don Elías.

- Es injusto, soy un egoísta, perdone pero usted puede tocarme la polla también.

Mi tía Ana la cogió la polla al cliente, tuvo que emplear las dos manos, era más corta que la de su marido pero más gruesa.

Mientras don Elías le había soltado el sujetador y le había sacado las tetas fuera, se las amasaba con avaricia.

Mi tía fue agachándose hasta arrodillarse frente a la polla de don Elías, la miró y se le metió en la boca, casi no le cupo, pero hizo todos los esfuerzos para que el capullo por lo menos entrara.

El cliente agachado sobre ella por no soltarle las tetas veía como la polla iba desapareciendo poco a poco en la boca de Ana.

Llegó un momento que no pudo seguir y se levantó de pronto.

- Ya no puedo más don Elías, la tiene muy gorda.

Ana se dio la vuelta y se subió la falda, se bajó las bragas y se agacho sobre la mesa, de un manotazo tiró todos los papeles y le dijo.

- Don Elías fólleme, por favor métamela.

- El cliente se bajó los pantalones pero cuando fue a encararla en el coño de Ana vio la lucecita intermitente.

- Perdone doña Ana pero ahí lleva una luz encendida.

- Ah sí, es un tratamiento para la ansiedad, pues moje con saliva mi culo y me la mete en el ano.

- De verdad?, me deja su culo?

- Es suyo don Elías.

- El cliente no se lo creía aún cuando después de echarle un salivazo le metió el glande, mi tía intentaba no quejarse aunque le salían lagrimones por los ojos.

- Perdone doña Ana, si le hago daño dígalo y la saco.

- Por nada del mundo Don Elías, clávela hasta el fondo.

- No sabe lo feliz que me hace doña Ana, era mi sueño dorado.

- Que usted no le da por el culo su señora?

- A mi mujer?, nunca, una vez se lo insinué, no me habló en un mes, es una reprimida, una beatorra y casi no me deja por el coño tampoco.

- Usted métala hasta donde pueda, no se preocupe aunque me parta el culo, aunque me queje no me haga caso, siga.

- Le puedo pedir un favor doña Ana?

- Claro, lo que quiera.

- Se ofendería si digo algún insulto?

- Nada hombre nada, me pone más cachonda.

- Gracias… Puta, eres una puta y te voy a romper el culo, ya era hora de tanto decirme que no, ahora te voy a encular cuando quiera y luego vas a confesarte al cura y se lo dices, mi marido me ha dado por el culo con su polla enorme.

- Vaya don Elías sí que tiene buen repertorio.

- Lo siento, se lo decía a mi mujer, cuando vaya esta noche me la voy a follar por el culo, y le daré hasta que pierda el sentido, tantos años negándomelo.

- Me parece muy bien, pero ahora siga usted, con insultos o sin ellos no pare de follarme el culo a mí.

Don Elías siguió diciéndole tacos a su mujer mientras le metía la verga a Ana, esta se tuvo que coger al canto de la mesa pues de los empujones movía hasta el ordenador.

Ana se corrió solo un momento antes que don Elías le llenara el culo de leche, debía de tener una gran reserva porque cuando por fin se la sacó le salió un chorro que hizo un charco en el suelo.

Ana apenas podía levantarse de la mesa, las tetas aplastada contra el tablero y el culo abierto como la boca de un cañón, pero satisfecha.

Don Elías se llevó sus zapatos nuevos puestos, en una papelera había tirando los que traída de casa.

Ignorante de lo que había provocado en las tiendas de mis tíos me guardé el móvil, al llegar a casa encontré a Cielo Riveros, acababa de llegar, me preguntó enseguida si había encontrado a la chica de la disco, le conté que en vez de una encontré a dos iguales, se rió de la ocurrencia pero cuando terminé con la historia estaba asombrada, no le di todos los detalles pero le conté el juego con las gemelas.

Le gustó el final que tuvo y el posible futuro, la pregunté por sus padres, me dijo que todavía no habían vuelto a casa, le trasmití mi extrañeza porque llevaran durante todo el día de los vibradores pero me contó que los había oído comentar que habían hecho un acuerdo de llevarlo siempre durante tres meses, me asombré y le dije que había estado jugueteando con mi móvil cuando venía, quedamos en seguir sus movimientos.

Cuando vino mi tía, Cielo Riveros y yo estuvimos pendientes de ella, lo primero que hizo fue irse a su habitación y luego ducharse, cuando salió envuelta en una toalla me acorde de Inma, me habría encantado quitarle la toalla, aunque sabía lo que iba a ver, siempre es una delicia admirar el cuerpo de Ana, se puso una ropa liviana de estar por casa mientras se metía en la cocina.

Katherine Riveros llegó un poco después, fue la primera en preguntarnos como se comportaban sus padres, le pusimos al día de las noticias que teníamos y se unió a nosotros para controlar a sus papas.

Cuando llegó a casa mi tío Antonio se le notaba pensativo, no le notamos nada de extraordinario pero no era el mismo de siempre, cuando cenamos la sobremesa fue breve, apenas recogimos la mesa mi tía dijo que estaba cansada y mi tío bostezando puso la misma excusa, estuve a punto de sacar el teléfono y pulsar los botones a la vez y animarlos, pero nos pareció excesivo.

Nos quedamos viendo la televisión en el sofá, mis primas me dejaron sentarme entre ellas, estuvimos hablando de varias cosas, les conté el rato que había pasado con Flor en agradecimiento del favor que le había hecho, aunque Cielo Riveros ya estaba informada con todo detalle de la corrida que le había dedicado entre sus tetas, se lo había contado ella misma, para ella había sido especial pues eran su obsesión y quedaron bien regadas, del orgasmo que había gozado solo tuvo un calificativo, había sido fantástico.

También hablamos de los juguetes de sus padres, aunque yo les había dicho como eran tenían curiosidad de ver los incluso de probarlos visto los efectos que producían.

Ya hacía un rato que mis tíos se habían acostado, por una parte nos comía la curiosidad sobre los juguetes y sus efectos pero en cambio no se oían los gemidos y gritos de otras veces, cuando mis tíos follaban desbocados.

Katherine Riveros como siempre fue la más atrevida, con su pijama corto y sus chanclas salto del sofá y nos dijo que la siguiéramos, Cielo Riveros la siguió y luego me uní a ellas, apagamos todas las luces de las casas, incluso Cielo Riveros abrió la puerta de su habitación y nos deseó buenas noches y luego volvió a cerrarla como si se hubiera ido a dormir.

La puerta de mis tíos estaba entornada pero dentro no había nada de luz, nos quedamos decepcionados pues el espionaje se nos había terminado, pero Cielo Riveros se quedó quieta y nos hizo callar, puso el oído en la puerta, sus padres aún no dormían y estaban hablando a oscuras, creímos que también podían estar follando a oscuras pero lo desestimamos pues el tono tranquilo de la conversación y el silencio reinante no se parecía en nada a las batallas sexuales de mis tíos.

Nos sentamos en el suelo pegados a la puerta dentro oímos a Antonio, le estaba diciendo en voz baja a Ana.

- Hoy me ha pasado una cosa extraña, me da vergüenza decírtelo, pero creo que como nunca hemos tenido secretos entre nosotros espero que no te enfades.

- Con los años que estamos juntos y las experiencias que hemos vivido no puedo enfadarme contigo por nada, sabes que te quiero como eres y los dos nos complementamos mucho, cuéntame.

- Pues sería sobre las siete de la tarde, aunque no había mucho trabajo, estaba ocupado atendiendo a doña Úrsula, estaba agachado frente a ella, la señora como sabes es bastante mayor y sus faldas no eran precisamente cortas por eso me extrañó más la erección que tuve de momento, llegué a pensar que me había imaginado que era una chica joven con minifalda sin bragas como pasa a veces, pero era lo más anti erótico que se podía ver.

- Me lo imagino, sigue.

- Pues me tuve que levantar pues la polla me crecía a pasos agigantado, cuando me puse derecho un gran bulto se me notaba en el pantalón, imagínate mi polla dura.

- Me lo imagino, la he gozado dentro muchas veces, sigue.

- Pues me fui al despacho, necesitaba urgente bajarme la erección y pensé que si me hacía una paja se me pasaría, pero me la meneé un par de veces y cada vez era peor, pensé que necesitaba una ayuda y lo primero que se me ocurrió fue llamar a la cajera.

- A Pepita?, pero si no es jovencita precisamente.

- Por eso, podría haber llamado a Susi la dependienta pero pensé que con sus 20 años no resolvería nada.

- Buena idea.

- Pensé que Pepita con su experiencia tendría más soluciones, por lo que sabiendo lo delicado del caso le estuve preguntando para saber hasta qué punto estaba dispuesta a colaborar, la chica se ofreció a ayudarme incondicionalmente pero cuando vio el bulto de la polla se impresionó.

- Normal, es que sin avisar y ver una tranca así, pero ella ya habría probado alguna a su edad.

- Pues ese fue otro detalle, resulta que no había tenido en su mano ninguna, y para más colmo era virgen todavía.

- Virgen? Aún? Yo creía que ya no quedaban, y que pasó.

- Pues en un principio se prestó a hacerme una paja de lo más casta, pero le fui convenciendo para que fuera más efectiva en motivarme y me la chupó, y tengo que reconocer que para ser la primera que se metía en la boca lo hizo muy bien.

- Las mujeres tenemos el arte innato.

- Yo reconozco que me calenté y para acelerar la solución le estuve tocando las tetas a manos llenas.

- Y ella no protestó del manoseo?

- Bueno yo soy lo suficiente caballero para no herir su sensibilidad.

- Ya te conozco, sí.

- Para abreviar estuvimos hablando de lencería, luego de la suya, de sus bragas, se las quité y antes de que nos diéramos cuenta ella había perdido su virginidad y yo me había corrido dentro de Pepita.

- Bien por Pepita, y no se quedará preñada?

- No, me ha dicho que hace unos de le retiró la regla y que podía llenarla de leche sin miedo.

- Y se te bajo la polla?

- Si, la dejé dentro de Pepita hasta que se me bajó, salió un chorro de semen como hace mucho, espero que no te sepa mal, cariño.

- No hombre no, y no sentiste nada en la polla cuando se te empinó?

- Me pareció que el anillo vibraba pero no me pareció posible.

- Pues yo también tengo algo que contarte, yo sí que sentí como el vibrador que llevo en el coño vibraba, en cualquier ocasión me pone cachonda pero en el momento que estaba me extraño.

- También estabas en la tienda?

- Claro, estaba frente a un cliente muy importante, su esposa tiene micho dinero, es muy amable y me estaba contando confidencialmente como lo trata su mujer, el caso es que de momento sentí en la vagina una excitación enorme, creí que me iba a correr delante del cliente.

- Que fuerte, y que hiciste?

- Pues me tuve que ir al despacho y el cliente que se llama don Elías me acompaño galantemente, cuando llegué tuve otra vibración, creí que me iba a caer, le pedí que me abrazara para no caerme, el pobre hombre estaba acalorado de vergüenza, sobre todo cuando por el abrazo su polla despertó.

- Normal, tenerte en sus brazos sería demasiado para él.

- Se excusó mil veces pero no por eso le bajaba la polla, tuve que sacársela y me quedé asustada, imagínate lo gruesa que la tienes tú, pues la de él era más aunque no tan larga.

- Pues también calzaba buena talla.

- Ya sabes lo que me gusta chupar una polla y me aplique hasta meterla en mi boca, le ofrecí mis tetas para compensarle, pero al verle tan apurado le presente mi culo.

- Tu culo? Y porqué no tu coño?

- Porque llevaba el vibrador puesto y funcionando y no me cabría también su gruesa verga.

- Lo entiendo, sigue.

- Pues no lo tuve que animar, no había metido su polla nunca en un culo, su mujer siempre se lo había negado, parece ser que es muy religiosa.

- Pobre hombre, sería un regalo para él.

- Claro, sobre todo cuando empezó a insultar a su mujer y jurarle que le iba a partir el culo esta noche.

- Jajaja, me lo estoy imaginando.

- Jajaja, y yo también, así que cuando se corrió en mi culo fue el más feliz de los mortales, de hecho se compró los zapatos que más le gustaban y los que siempre le obligaba a llevar su mujer los tiró a la basura.

- Jajaja, entonces aún hemos hecho unas obras de caridad?

- Se podría pensar que sí.

- Y todo gracias a tus juguetes.

- Te han gustado, verdad?

- Naturalmente, pero habrá que cargarlos alguna vez no?

- Claro, se me había olvidado, ponlos a cargar en el baño, ya nos los pondremos mañana.

Nos metimos andando a gatas en la habitación de Cielo Riveros, al momento oímos a mi tío como encendía la luz del baño, después oímos como los lavaba y los ponía a cargar.

Katherine Riveros como siempre tuvo la idea, le dijo a su hermana que encendiera el ordenador, buscamos la página donde vendían los juguetes y vimos las instrucciones, estaban todas las explicaciones en español, incluso decía el tiempo de carga, era por USB y tenía una carga muy rápida.

Katherine Riveros le encargó a su hermana que rescatara los juguetes del baño y los trajera, esperamos hasta que no se escuchaba en la habitación de sus padres más que los ronquidos de Antonio y los soplidos de Ana.

Cielo Riveros salió descalza y al momento volvió con los artilugios, por primera vez los veían de cerca, no les causaron ninguna impresión hasta que les demostré con el teléfono cómo funcionaban.

Katherine Riveros soltó el vibrador cuando saltó en su mano y no sabía qué hacer con él, Cielo Riveros sacó del bolso una crema hidratante y le dijo a su hermana que se tumbara en su cama.

Cuando lo hizo le quitó el pantalón del pijama, le abrió las piernas a su hermana y si explicarle nada más untó con crema el vibrador y se lo metió en su vagina, yo tragué saliva al ver el coño tan tierno de Katherine Riveros, la lucecita del aparato le hacía parecer una vela en una tarta de cumpleaños.

Cielo Riveros y yo nos sentamos en la cama al lado de Katherine Riveros, mi prima me pidió el teléfono y empezó a pulsar el botón verde, Katherine Riveros empezó a reírse por el suave efecto del aparato pero cuando le fue dando intensidad, las risas se convirtieron en suspiros, en gemidos y en gritos contenidos, Cielo Riveros dio por terminada la prueba y lo dejó al mínimo.

Katherine Riveros se empeño en ver cómo funcionaba el de hombre, las dos insistieron para que me lo probara, al fin tuve que ceder y me tocó tumbarme al lado de Katherine Riveros.

Entre las dos hermanas se ocuparon del todo, me bajaron los pantalones y el bóxer y mientras una me cogía la polla blanda y los huevos, la otra me cerraba el anillo alrededor, Cielo Riveros dijo.

- Vaya polla tiene mi padre, se lo abrocha dos puntos más ancho que tú.

- Y eso que tú tienes una buena polla primo.

Entre las dos dejaron que mi verga fuera tomando forma mientras pulsaban el móvil, pero cuando alcanzó el punto optimo Katherine Riveros quiso ver el efecto del aparto al juntarlo, se subió sobre mí, su hermana le quitó un momento antes el vibrador de su coño antes de que incrustara mi polla y se lo puso ella.

Con el mando en su mano era la que manejaba a los dos, a Katherine Riveros le gustó notar cómo se movía mi polla dentro de ella, pero yo le di la vuelta al anillo, el vibrador coincidía con su clítoris y entonces comprendió todo su poder, empezó a moverse sobre mi mientras Cielo Riveros elegía la intensidad, incluso la del que ella llevaba en su vagina.

Katherine Riveros fue la primera en correrse, yo nada más levantarse de mí empecé a lanzar chorros se leche que Cielo Riveros intentaba recoger con su boca.

Katherine Riveros cogió el teléfono y le dio máxima intensidad al vibrador de Cielo Riveros, se corrió mientras intentaba limpiar todo el semen que me había salido a mí.

Mientras su hermana se reponía del orgasmo Katherine Riveros devolvió los aparatos al baño, los lavó y los puso a cargar otra vez.

Por la mañana cuando nos levantamos los aparatos ya no estaban cargándose, pero yo sabía dónde estaban y mis tíos también.
El domingo normalmente era el día familiar, nos juntábamos todos alrededor de la mesa y después de la comida especial que hacía mi tía la sobremesa se prolongaba tarde, degustando unos pastelillos que traía mi tío cuando salía a por el periódico, era el rato donde salían a todos los temas a tratar, normalmente eran cosas que contábamos para animar la reunión, para hacer el payaso un poco mi prima Katherine Riveros era especial, yo creo que se inventaba las anécdotas que le pasaban pero siempre nos hacía reír a carcajadas a todos.

Aquel domingo la cosa no parecía tan divertida, mi tío tenía la cara larga, y mi tía le cogía la mano como apoyándolo, miré a Cielo Riveros, ella pensaba como yo, nos habrían descubierto manejando los vibradores y haciéndoles ir por todos lados con la polla tiesa o el coño mojado.

Me preparé para la bronca, hasta ahora nunca me habían regañado por nada, en una familia convencional las relaciones que teníamos entre nosotros eran impensables y habría sido motivo para una ruptura fulminante, pero todos pensábamos igual, era una suerte o una educación en la que se daba prioridad al respeto mutuo y a la libertad total.

Nos queríamos con locura todos, yo sin ser familia directa era tratado con igualdad con los demás, pasado un primer momento de conocernos todos fuimos poco a poco adquiriendo una confianza que sin ser un acuerdo tácito se sobreentendía, el cariño era intocable pero a la vez procurábamos dar a los demás todo lo que podíamos ofrecer, sexo incluido claro, las cosas venían rodadas, no había sido necesario forzar la situación en ningún caso y eso creaba un clima de sosiego en el que dejarse llevar era la mejor regla.

Tanto mi tío Antonio, como mi tía Ana o mis primas Cielo Riveros y Katherine Riveros eran para mí mis mejores amigos, mis confidentes y mis compañeros de aventuras, la confianza entre nosotros nos hacía estar unidos como una piña, por eso cualquier problema que surgiera estaba solucionado de antemano por la buena disposición de todos.

Antonio, ante el jolgorio que teníamos los jóvenes se levantó y con un carraspeo llamó nuestra atención y nos callamos.

- Chicos, Ana y yo pensamos que por fortuna todo marcha bastante bien dentro de la familia y de los negocios, con esto pretendemos que vosotros vayáis tomando conciencia de que tenéis un futuro bastante prometedor, si trabajáis duro claro, por eso quisiéramos que cada uno de vosotros orientéis vuestras vidas a lo que más os guste pero si puede ser para continuar gestionando las tiendas, Juan hace tiempo te hable de encauzar tus estudios para dirigir la empresa, Cielo Riveros y Katherine Riveros por supuesto pueden hacer lo que quieran pero sería ideal que te ayudaran.

- Con esto, Antonio quiere decir que si os implicáis poco a poco nosotros os dejaríamos espacio para ir haciendo el relevo progresivamente, la verdad es que nos gustaría retirarnos aún jóvenes para disfrutar de la vida lo más posible, como madre os quiero a todos por igual, Juan aunque es nuestro sobrino nos ha ganado el corazón y se ha hecho merecedor de nuestra confianza.

- Gracias tíos, estoy abrumado no me esperaba hoy tantos halagos y sobre todo tanta muestra de cariño, efectivamente soy vuestro sobrino y os quiero como a mis padres, pero siempre respetaré a mis primas su derecho a ser ellas las que dirijan las tiendas.

- Gracias papá, aunque no nos lo dijeras Katherine Riveros y yo ya habíamos comentado la capacidad de Juan para hacer cualquier cosa, y el que se dedique a llevar el negocio familiar sería lo mejor que nos podía pasar, nosotras todavía no nos hemos inclinado por ninguna dirección laboral pero no nos importaría integrarnos en la mecánica empresarial.

Antonio se relajó en la silla, para él no estaba nada claro la disposición nuestra especialmente la de sus hijas, pero era un aliciente de que se interesaran por trabajar en las zapaterías.

- Hemos pensado en que no estaría de más que algún día acudierais a las zapaterías para ver cómo funciona el negocio, os advierto que no es solo vender zapatos, hay que tratar bien a los clientes y mantenerlo en los años, comprar lo mejor y al mejor precio, y ganar el suficiente dinero para reinvertir en el negocio y aumentar los beneficios a la larga, dicho así parece fácil, pero hay que estar todos los día del año pensando en esto.

- Me has sorprendido tío, no esperaba esta conversación hoy y me has animado mucho, mañana mismo iré por tu tienda, me gustará fijarme como actuar y ver cómo te cumplimentas con la tía, creo que hacéis un equipo ideal.

Mi tía apretó la mano de Antonio, yo miré aliviado a Cielo Riveros, nos habíamos equivocado, habíamos pensado mal y nos quisimos asegurar, saqué el móvil y abrí la app de los consoladores, se la ofrecía Cielo Riveros, pulsó el de sus padres y al momento se irguió en la silla apretando con fuerza la copa de coñac que tenía en la mano, mi tía cerró los ojos y le clavó las uñas en la mano de mi tío.

Las cosas seguían por su cauce, aún le pasamos Katherine Riveros el teléfono para que ella también participara, primero lo hizo a su madre, la pilló en la cocina y un gemido se oyó seguido de un ruido de platos, se le habían caído dentro de la pila.

- Estas bien cariño?, te ha pasado algo?

- Nada tranquilo, se me han caído los platos de las manos.

Al pulsar el de Antonio Katherine Riveros se entretuvo más, mi tío cerró los ojos y se cogió al canto de la mesa, cuando pudo se levanto despacio, con la servilleta quiso taparse pero en la bragueta se marcaba un bulto muy significativo.

Se dirigió a la cocina y se puso detrás de mi tía, a la vez que le soltaba el lazo del delantal le pegaba su polla a las nalgas de Ana.

Mi tía colgó el delantal y salió diciendo.

- Uf estoy un poco mareada, voy a acostarme un poco.

- Yo te acompaño Ana, tampoco me vendrá mal una siesta.

Cuando iban por la escalera mi tía le iba cogiendo la polla, seguramente no llegaría a la cama sin meterla en cualquier agujero.

Mis primas y yo terminamos de recoger la mesa, Cielo Riveros metió la loza en el lavavajillas cuando pasé por detrás de ella le hice lo mismo que su padre a su madre, al notar mi polla entre sus nalgas se levantó pellizcando la falda entre los cachetes, seguro que llevaría un tanga.

Katherine Riveros vio la operación y me atrapó el bulto sobre mi bragueta, e imitando la voz de su madre dijo.

- Uf estoy un poco mareada, voy a acostarme un poco.

Cielo Riveros y yo le contestamos a dos voces.

- Yo te acompaño, no me vendría mal una siesta.

Al pasar por la puerta de la habitación de mis tíos guardamos silencio, claramente se oían.

- Madre mía Antonio, que polla más grande tienes.

- Sobre todo cuando te la meto en el coño, pero prepara el culo también.

- También?, no prefieres una mamada?

- También, luego.

De puntillas nos metimos en la habitación de Katherine Riveros, mi prima siguió con la broma cuando me bajó el pantalón de un tirón.

- Madre mía Juan, que polla más grande tienes.

- Sobre todo cuando te le meto en el coño, pero prepara el culo también.

- Eh! Un momento, que para mí no hay nada?

- Si Cielo Riveros, las dos tendréis lo que queráis, estoy demasiado caliente para escatimar polla.

- Estamos seguras primo.

Katherine Riveros fue como siempre la más lanzada y se metió la polla en la boca, le ofreció a su hermana mis huevos y las dos cabezas se pegaron para chuparme sin parar, me habían cogido por imprevisto y mi polla fue subiendo hasta quedar a 45º, Katherine Riveros la soltó y fue ella la que la buscaba con sus labios, Cielo Riveros a la vez que se metía un testículo en la boca y aspiraba me pasaba la mano entre las nalgas.

Yo solo podía alcanzarles las tetas y lo hice muy a gusto, cada una en su estilo me ponían muy burro, Katherine Riveros buscó en el cajón de su mesita, lo primero que sacó fue una moneda, después un tubo de crema.

No hablaron, solo dijeron.

- Cara.

- Cruz.

La moneda al aire, la seguí con la mirada, cayó sobre el revés de la mano de Katherine Riveros que la cubrió con la otra mano, las tres cabeza se inclinaron para ver el resultado.

Katherine Riveros levantó los brazos victoriosa, había ganado y no soltó el tubo de crema, mi polla se metería en su culo, Cielo Riveros se conformó pero pidió ser la primera, su hermana le concedió el deseo y mientras se desnudaba del todo me estuvo mamando la polla y prepararla para el coño de su hermana.

Mi prima mayor se arrodilló en el canto de la cama poniendo la cabeza sobre la sabana, procuró separar las piernas y sus labios rosados se abrieron, brillaban de humedad cuando me acerqué a ella, Katherine Riveros con la polla en la boca seguía mis pasos y cuando su cara estaba pegada a la nalga de Cielo Riveros la soltó y la encaró en su vagina.

Me dio una nalgada y empujé, en coño estrecho de Cielo Riveros se abrió dejándome pasar, mi prima menor no se quedó mirando, pasó una mano entre mis piernas amasando mis huevos, con la otra iba dilatando su esfínter con la crema.

Me dijo que me inclinara sobre su hermana, lo hice atrapando las tetas colgantes de Cielo Riveros pero ella separó mis cachetes y me lamió el ojo, me dio una impresión que me encogí, el dedo meñique de Katherine Riveros lubricado recién salido de su culo entró en el mío, tuve que dejarlo entrar, le pareció a poco igual que a mí y lo cambió por el corazón, el masaje que me hizo casi me hace eyacular dentro de Cielo Riveros pero se detuvo a tiempo cuando notó que mis huevos se preparaban para la corrida.

Prefirió soltar momentáneamente mi culo y rozar el clítoris de su hermana, es posible que fuera lo que había oído en la habitación de sus padres, o el apretón que le di en la cocina o que la moneda le hubiera tocado en el coño o la caricia de su hermana en el botón lo que le hizo correrse, no fue una corrida normal, el orgasmo le sacudió de pies a cabeza, la sostuve de la cintura mientras daba puñetazos en la sabana, cuando se fue calmando se escurrió hacia adelante y se quedó tendida boca abajo.

Cuando se salió mi polla del coño de Cielo Riveros saltó como un resorte hacia arriba, estaba llena de espuma blanca, Katherine Riveros ya estaba en la misma postura a su lado, tuve que decidirme por el coño de mi prima o su culo, era una pena dejar aquel coño sin su ración de carne y se la metí de golpe, lubricada como estaba con los flujos de Cielo Riveros no se enteró hasta notarse llena, pero ella ya tenía la idea hecha.

- Shiiit. Una apuesta es una apuesta, te has equivocado de entrada muchacho.

Tuve que retroceder a mi pesar aunque lo hice lo más lentamente posible, ella movía el culo para que la sacara pronto y cuando la tuve fuera hundió la cabeza en el colchón.

La chica pese a su edad ya había aprendido como dilatar su esfínter, cuando apuntaba mi polla le vi al agujero vierto, dentro su piel rosa fuerte que se iba oscureciendo hasta el negro absoluto.

Medio capullo entró sin presionar y el otro medio apenas se resistió, más bien se deformó mi polla antes que el ano juvenil, pero el diámetro de mi tronco tuvo que aguantarlo y suspiró un par de veces.

Me agache como me había dicho antes sobre su hermana y le apreté los pezones, entre mis dedos sobresalía y rozaban la sabana, mientras la estaba taladrando gemía calladamente, su hermana la miraba a su lado, le devolvió la caricia y le acarició el clítoris haciéndole círculos.

Katherine Riveros se quiso resistir pero Cielo Riveros sabía muy bien cómo tratar un clítoris y le hizo correrse, fue un orgasmo explosivo, desde la nada al todo, cayó estirada sobre la sabana arrastrándome a mi dentro de ella, tuve que soltarle los pezones y apoyarme en el colchón pero lo conseguí, mi polla no salió y seguí hundiéndome en ella, no había acabado de estremecerse bajo los espasmos de su corrida cuando notó los míos, iban acompañados de leche inyectada a presión.

Me quedé tumbado sobre ella, nuestros pies colgando fuera de la cama, poco a poco me escurrí entre las dos hermanas, si hubieran entrado sus padres entonces habrían encontrado tres culos uno de ellos manando semen.

Como le prometí a Antonio al día siguiente fui a la tienda, lo hice un poco antes de abrir para empezar a ver como se organizaban.

La señora de la limpieza pronto dejó el suelo brillante, mientras se secaba pasé al almacén, mi tío me presentó a la dependienta, era un chica menuda, apenas tenía tetas ni culo pero tenía unas piernas muy bonitas pero lo que más me impactó de ella fue su sonrisa, con los labios bien perfilados su cara se iluminaba.

Mi tío nos presentó, se llamaba Elena y me pareció que yo le caí bien también, desde ese momento mi tío nos dejó para que me pusiera al corriente de la rutina de la tienda.

Elena me explicó entre estanterías llenas de zapatos como distinguir las múltiples referencias, a mí me parecía imposible distinguirlas pero ella se armó de paciencia y me lo repitió mil veces.

Olía a flores frescas, yo debía hacer cara de bobo cuando le quería atender, ella algunas veces me decía alguna tontería para saber si estaba prestando atención, en realidad estaba pensando en lo deliciosa que estaría esa boca, por mis manos notaba como un hormigueo pensando la suavidad de su piel y el tacto de sus tetas pequeñas.

Tan ensimismado estaba que no la vi acercarse a mí, cuando me dio un piquito en los labios ni reaccioné, tuvo que darme tres más para que yo bajara de la nube donde estaba colgado, mis ojos se quedaron clavados en los suyos, una chispa debió saltar pero como atraídas por un imán nuestras bocas se juntaron.

La empotré contra una estantería llena de cajas, le cogí las muñecas y las dejé sobre su cabeza, mis manos buscaron bajo la camisa del uniforme y encontré sus tetas bajo un pequeño sujetador, lo subí hasta su cuello y las dos perlas quedaron en mis manos.

Solamente llenaban las palmas de la mano pero estaban duras, nos besamos ardientemente, las lenguas se encontraron y bebimos de nuestra saliva, me abrazó cuando bajó los brazos y me empujó a un rincón del almacén más discreto.

Entre cajas de zapatos me bajó el pantalón y buscó mi polla, la cogió con fuerza y la meneó hasta ponerla dura como una piedra, se abrazó a mí a la vez que agitaba la polla cogiéndola del glande, yo busqué entre los pliegues de su falda hasta encontrar la cremallera, la bajé dejándola caer al suelo, después de tantear su pubis peludo pasé la mano bajo de sus bragas hasta separar sus labios y atacar su clítoris, nos corrimos a la vez, parecía como si nos hubiera dado un ataque a los dos, abrazados y dando tumbos por el almacén, más de una caja se mancho de leche y mi mano salió mojada de su coño.

Nos quedamos abrazados hasta que los corazones dejaron de latir como tambores, cuando nos pudimos recomponer salimos a la tienda, ya habían encendido las luces y era hora de abrir al público.

Antonio me preguntó que tal las explicaciones de Elena, yo le repetí lo que tantas veces me había machacado la dependienta, le iba a añadir que estaba muy buena cuando me presentó a la cajera, Pepita era una mujer de unos cuarenta años, estaba un poco llenita pero se cuidaba mucho y junto a una piel cuidada y una peluquería perfecta estaba preciosa.

Mi tío le rogó que me explicara un poco el funcionamiento de la caja registradora.

La mujer me hizo un lado en su asiento dentro de la tarima de la caja, cerró la puertecita y quedamos apretujados frente a la registradora y el ordenador, me explicó cómo hacer los tickets y como usar el datafono para cobrar con tarjeta, la mecánica de cobro no era demasiado difícil, lo más complicado era el manejo de la caja registradora, era un modelo muy antiguo que mi tío se resistía a cambiar, quizá porque iba con la decoración antigua de la tienda, era la primera que montaron sus padres hacía muchos años y esto hacía que los clientes de solera acudieran en masa.

Yo notaba a mi lado que Pepita estaba incómoda, no por la postura, el asiento de madera que aunque acolchado era duro y estrecho, sino que teníamos los cuerpos pegados, los culos juntos rozándose continuamente, la cadera carnosa de la cajera estaba pegada a la mía, tuve que girar y pasar un brazo por detrás de ella que aunque no la tocaba hacía que mi pecho se pegara a su brazo.

Posiblemente esto aún la ponía más nerviosa pues me miraba y sonreía sin ganas moviéndose continuamente.

Lo comprendí y con dificultad me levanté y me puse detrás de ella, en el poco espacio que dejaba la banqueta hasta la pared, por lo menos ella se podía sentar cómoda.

Para fijarme más en lo que me explicaba Pepita me inclinaba sobre su espalda y asomaba la cara al lado de la suya, su pelo suelto me rozaba la cara y se me metía en la nariz, ella preocupada se retiraba el pelo enganchándolo en su oreja, mi respiración junto a su cuello le hacía recorrer escalofríos, lo notaba en sus brazos por la carne de gallina que marcaban, tampoco podía estar quieta en el asiento, y con disimulo se pasaba los dedos sobre los bultitos que marcaban el sujetador y los apretaba hacia dentro.

Al asomarme por su izquierda la abertura de su camisa me dejaba ver una pequeña porción de teta, pero era suficiente para estar más pendiente de su escote que de la caja.

La cajera estaba incómoda, se notaba que no estaba acostumbrada a tener a un chico tan cerca y no dejaba de eliminar cualquier motivo de exhibición por su parte, continuamente se cerraba la camisa o se hundía los pezones para disimularlos, yo me puse de pié, detrás de ella vi que la mujer no se podía concentrar teniéndome a su lado sabiendo que se le podían ver algo las tetas, cuando me pasé al otro lado ya desanimado sin querer le roce la espalda con la polla semi erecta que bullía bajo el pantalón.

Fue apenas un roce pero que recorrió de la izquierda a la derecha de su espalda, noté el canal que tenía en la columna, la chica se quedó inmóvil cuando mi polla se hundió entre sus riñones, incluso se recostó hacia atrás, por unos segundos me presionaba contra la pared, no me di por enterado y seguí hasta pasar a su derecha.

Debía tener mucho trabajo atrasado ya que su brazo derecho no dejaba de pulsar las teclas de la maquina y golpeaba en mi bragueta con cada movimiento, me incliné sobre su hombro, desde allí no había posibilidad de mirar bajo su camisa, se tranquilizó al saberse cubierta pero mi boca al lado de su cuello no la dejaba concentrarse, yo no tenía intención de hacer nada pues no sabía cómo iba a reaccionar y con Antonio revoloteando cerca y Elena arreglando el escaparate no lo veía adecuado.

Le pasé la nariz por detrás de su oreja sin tocarla, solo respirando y lanzándole el aire tibio por las mechas que se le metían en ella, Pepita con cuidado de no tocarme se retiraba los pelos que le atormentaban aunque sin éxito, ya no estaba concentrada en nada, lo mismo cerraba que abría la caja del dinero o cogía al teléfono y lo colgaba seguidamente.

Se volvía y me miraba sin atreverse a decir nada, estaba claro que a su lado la descolocaba por lo que me puse otra vez detrás, así se encontraba más segura de sí misma, yo me apoyé contra la pared mientras me explicaba no sé qué, cuando se estiró para sentarse mejor su espalda se pegó contra mí, notó el estado en que estaba y no volvió a adelantarse, movía sus omóplatos y me daba un masaje quizá sin querer en la polla.

En el hueco que hacía su espalda estuve recorriendo mi bragueta de arriba abajo suavemente mientras ella levantaba y bajaba los hombros, cuando llegué al broche del sujetador presioné hacia arriba, la prenda era preciosa, la había visto un segundo entre su camisa, pero de tan delicada no pudo soportar la presión y se soltó, Pepita se cruzó los brazos por delante inmediatamente, mi tío en ese momento se acercó a nosotros preguntándonos como iba progresando, la chica azorada no tuvo más remedio que soltarse y explicarle a mi tío lo que me había enseñado, vi los ojos de Antonio seguir los movimientos de las tetas libres bajo la camisa, ya no miraba a la chica se había quedado embobado imaginando lo que había debajo de la prenda, cuando pareció volver a la realidad sonrió como salido de un sueño, la chica no sabía qué hacer pues el sujetador libre se le había subido al cuello asomando por el escote mientras las tetas iban a su aire.

Antonio fue prudente pero había tenido una idea, se fue al despacho al momento, una luz se encendió en el teléfono de la cajera, estaba llamando a la calle.

Cuando salió le dijo a Pepita que iban a traer una caja con los nuevos uniformes y si era tan amables podrían probarse varios para elegir el que más les gustaran, la chica dudó, pero le dijo que vivía lejos y que si salía tarde no le daba tiempo a comer y volver a la hora.

Mi tío encontró la solución inmediatamente.

- No hay problema, si os parece os invito a comer a todos, así tendréis tiempo de probaros con tranquilidad, van a venir varias prendas, podéis elegir vosotras, que te parece?

- Bueeeeno, pero llamaré a mi madre para avisarla.

- Y a ti te viene bien Elena?

- Pues precisamente hoy iba a venir mi novio a recogerme, le llamaré y le diré que voy de compras por el centro.

- Hecho, voy a reservar una mesa para cuatro en el Mesón de Cantábria, tienen una cocina especial, os gustará.

Cuando se acercó Elena a la caja no le pasó inadvertida la situación de Pepita, la fina camisa le trasparentaban los pezones claramente además de que la puntilla del sujetador asomaba entre sus botones, me miró a los ojos irónica, sabía que yo tenía mucho que ver en el accidente.

La cajera se levantó con los brazos cruzados sobre el pecho y se metió en el baño, tenía las mejillas coloradas del rubor, Elena me miró la bragueta y me dijo.

- Vaya con Juan, sabía que tenías buena herramienta pero no que fuera tan hábil.

- Te aseguro que ha sido sin querer Elena, ah! no sabía que tenías novio.

- No me lo has preguntado, me caso el año que viene.

- Lo siento, bueno no quiero decir eso, sino que siento lo de antes en el almacén.

- Te refieres a que nos hemos hecho una paja mutua?, yo no pensaba decírselo a mi novio y tú?

- Pues yo tampoco por supuesto, te enfadarías conmigo si te digo que tienes un coño muy apetitoso?

- Pues no, pero tú te enfadarías si te digo que tu polla hizo correrme al sentirla en la mano?

- Tampoco, eres una chica especial, estoy seguro que tu novio estará encantado contigo.

- Pues creo que sí porque le doy todo lo que me pide, a veces más.

- Como que más?

- A veces soy más lanzada que él y quiero probar cosas nuevas, es bastante clásico.

- Qué pena, a mí me encantan los experimentos, haríamos un buen equipo.

- Estoy segura, puede que tengamos ocasión antes de la boda.

- Soñaré con ello.

La dependienta se alejó al volver Pepita, ya venía arreglada, cada teta en su sitio y el pelo impoluto, me sonrió con la tranquilidad de que se veía perfecta otra vez, no estaba acostumbrada a perder el control de su típica monotonía.

A la hora de cerrar a mediodía mi tío estaba nervioso, se notaba su impaciencia en la forma de andar, fue a su despacho y me dijo que le ayudara a sacar las prendas que habían llegado, las esparcimos sobre el sofá que tenía y la mesa, desechó alguna que le parecía demasiado recatada y las escondió en un cajón, me guiño un ojo cómplice.

En el restaurante Antonio quiso tirar la casa por la ventana, mientras las chicas se arreglaban un poco en el aseo mi tío pidió platos típicos de Santander, pronto nos sirvieron los entremeses, rabas, anchoas de Santoña, una muestra de cocido montañés y luego cada uno pidió lo que quiso, lechazo o almejas a la marinera, para postre los sobaos pasiegos y regados con orujo de Liébana. Antonio estaba exultante, cada plato le parecía exquisito y le preguntaba al camarero lo que contenía y de que parte de Cantábria era.

A nuestro lado una pareja comía también, eran de Santander y estaban disfrutando de la comida de su tierra, mientras miraban el móvil de vez en cuando, estaban leyendo algo que parecía interesarles mucho porque tenían mucha complicidad.

Antonio posiblemente por la edad o por la confianza que tenía se decantó por Pepita y se acercó a ella en el banco corrido que rodeaba la mesa, Elena y yo lo hicimos también por afinidad.

Según Antonio iba bebiendo chupitos de orujo de Liébana la punta de la nariz se le iba poniendo colorada, a Pepita eran los mofletes de las mejillas, abrí el móvil y pulse una vez el botón de mi tío para ver el efecto a poca distancia, el tenedor se le cayó de la mano, la siguiente vez iba a coger el chupito de orujo y lo volcó en la mesa, Pepita lo miró preguntándole con la mirada que le pasaba, no había bebido mucho para estar borracho, pero Antonio se separó de la mesa un poco y le enseñó a la cajera el problema, ella abrió los ojos espantada, por debajo del cinturón le salía el capullo rojo.

La mano de mi tío se posó sobre la de Pepita en la mesa, ella quería escabullirse pero él la arrastraba hacia su pantalón, se resistió hasta convencer a mi tío que no quería ponerle la mano en la polla.

Elena era todo lo contrario, fue ella la que me cogió la mano y la puso en el canto de la mesa, seguidamente se inclinó para llegar a la fuente que había en el centro y apretó su teta a mi mano, tardo bastante en servirse y me dio tiempo a atraparle el pezón entre dos dedos.

La chica sabía cómo levantar una polla, pronto se me salió del bóxer y bajó reptando por mi muslo, volvió a buscar más comida en otra fuente y se apoyó sobre mi polla para alcanzar mejor, cuando se sentó tuvo la habilidad de sentarse levantando la falda hacia atrás.

Estuvo todo más que claro cuando separó sus piernas rozándome con una la mía incluso la dejó subida sobre mi muslo la otra a casi 90º.

Mi tío pasaba el brazo por detrás de Pepita, ella lo esquivaba en lo posible, se le veía estirar su falda cuando mi tío escondía la mano bajo de la mesa.

Elena viendo que no me animaba pensó que sería por su próxima boda y me animó poniéndome la mano sobre su muslo. Ya no tuve duda, la subí por su muslo rozando suavemente, a cada centímetro la temperatura subía un grado cuando llegué a la ingle me dispuse a levantarle las bragas pero solo encontré una mata de vello rizado, no creí que se le había salido por el elástico pero cuando mis dedos tocaron la otra ingle comprendí que bajo de mi mano estaba el coño de Elena entero.

Teniendo la referencia de las dos ingles mi dedo corazón tomo la media y no falló, aquí encontré el clítoris duro, lo acaricié levantándole la piel, un pequeño glande presionaba mi dedo, la chica escurrió el culo al canto del asiento ofreciéndome todo su coño.

Mi tío nos miraba de reojo, veía nuestras manos bajo de la mesa y la cara que hacía Elena, el intentaba hacer algo parecido con Pepita pero la mujer se resistía empecinadamente, se tuvo que rendir, Pepita no cedía y su polla casi asomaba por el mantel, mis dedos ya hurgaban dentro de la vagina de Elena pero tuve que desistir cuando mi tío llamó al camarero pidiéndole la cuenta, le di un último repaso al clítoris y saqué la mano sobre la mesa, Elena se sentó bien y se bajó la falda y soltó mi polla.

Pepita fue la primera en levantarse, se estiró la falda reafirmándose en su postura Elena en cambio se cogía de mi mano presionando su teta en mi brazo.

En la tienda no encendimos las luces, nos dirigimos directamente al despacho y mi tío les enseño las diferentes opciones que les había encargado, a Elena le gustaron casi todas, entre las dos fueron descartando los que no les gustaban hasta quedar solo tres.

Elena no esperó que se lo pidiéramos, allí mismo se cambió, el pequeño sujetador cumplía su función sin esfuerzo incluso le venía un poco grande y al levantar los brazos se le salía media teta por debajo, cuando se fue a cambiar la falda se acordó a tiempo que no llevaba bragas y se las puso sobre la suya y luego la dejó caer al suelo.

Pepita quedó impactada por la inhibición de la dependienta, mi tío también pero por otros motivos, no había pensado que estuviera tan buena Elena, pero su objetivo era Pepita.

La mujer salió al almacén a cambiarse, cuando volvió a entrar ya venía con el uniforme nuevo, a Elena le sentaba mejor y le gustaba pero sobre ella no estaba a gusto, la dependienta le alargó otro modelo y Pepita quiso salir otra vez al almacén pero Elena le cogió del brazo.

- Vamos Pepita que pareces una niña, que te da vergüenza que te veamos a lencería que usas?

- No, solo es que… me da apuro delante de los hombres.

- De los hombres? Y quien te va a aconsejar mejor que los hombres, don Antonio tiene un gusto exquisito, fíjate cuando compra las colecciones de zapatos, se venden inmediatamente y Juan con lo joven que es seguro que sabe de mujeres y no sde va a asustar de ver una chica en lencería, además tu te compras las prendas más bonitas, no quieres lucirlas?

Mientras le estaba dando este discurso le iba sacando el uniforme por la cabeza, Pepita sin estar convencida se resistía estirando hacia abajo la blusa, pero Elena no se arredró y no dejó de estirar hasta que se la sacó.

Pepita se quedó con los brazos cruzados tapándose el sujetador, pero entre todos le alabamos el gusto y eso le hizo bajarlos, cuanto más le elogiábamos más orgullosa se sentía de sus prendas íntimas, no se dio cuenta de que Elena no se conformaba en la blusa y tiró de la falda, quedándose en bragas y sujetador.

Sonó el aplauso de los tres, lo cierto es que tenía los cuarenta muy bien llevados, era una pena ver esta chica tan modosa sin ningún novio en su lista y sin muchas esperanzas de tenerlo.

Elena con la misma naturalidad que le había quitado la blusa le dio otra, la cajera se la puso apresuradamente estirándola al máximo para que le tapara las bragas a juego del sujetador granate de blonda, la dependienta le ayudó a ponerse la falda nueva.

Elena también se puso la blusa pero tuvo bastante al ver lo mal que le sentaba a Pepita, ya no se cambió la falda, la cajera estuvo de acuerdo, era horrible y le caía fatal, no esperó a que Elena se la quitara y se desnudó rápido.

Disimuladamente pulsé el botón del vibrador de Antonio, dejé el dedo unos segundos sobre él, se encogió como si le hubieran dado un puñetazo en el estómago y cuando se levantó ya mostraba el bulto en la bragueta, el capullo se marcaba claramente bajo la fina tela del traje de Antonio.

Elena se quedó asombrada, nunca había visto una erección tan grande y tan rápida, de reojo me miró a la bragueta, realmente se notaba que estaba empalmado pero ni mucho menos lo de mi tío.

Antonio miró a Pepita suplicante, ella se tapó los ojos no queriendo ver semejante verga pero ya estaba decidido y se bajó la cremallera del pantalón, Elena se me abrazó esperando ver aquello, todo fue lento hasta que la enorme polla de Antonio saltó en medio del despacho, pegados a ella dos huevos redondos aprisionados por un anillo.

Elena cuando se recuperó se acercó para verlo con detalle, yo la seguía detrás pero Antonio ya había cogido la mano de Pepita que tenía en los ojos, dócilmente se la dejó hasta que sintió entre sus dedos la dureza de la verga, sin volverse la apretó fuertemente, Elena vio como se hinchaban las venas de sangre mientras ella seguía dándole la espaldas.

- Lo siento pero no debo hacerlo, no está bien.

- Cómo que no debes Pepita? Mira lo que hago yo!

Elena a mi lado se quitó la fea blusa.

- No te das cuenta de la polla que tienes en la mano? Cuantas has tenido así?

- Ninguna es la única que he tocado, soy virgen todavía!

- Cómo virgen?, entonces ya no te acuerdas cuando me ayudaste el otro día? -dijo mi tío-

- Bueno es verdad, pro solo fue para ayudarte.

- Y no puedes ayudarme ahora?, estoy tan mal como el otro día o más.

- Si no lo haces tú lo haré yo! –dijo Elena-

Eso pareció animarla más, no quería ser repudiada delante de todos y se volvió cogiéndose con la otra mano a la barra de carne del jefe.

- Vamos Pepita no me obligues a comérmela yo.

Elena se había quitado también de un tirón la falda quedándose solo con el sujetador, el triángulo peludo de la chica hizo que la polla de Antonio diera dos saltos frente a Pepita, tenía un dilema, por una parte no quería hacerlo aunque en su coño brotaban los jugos desde hacía rato y por otra no podía consentir que Elena se le adelantara en una polla que ya había sido de ella.

Elena sabía todo lo que pasaba por su cabeza y estaba intentando por todos los medios empujarla hacia la polla que tenía delante.

- Si no la quieres yo la aprovecharé, no tengo problema.

La dependienta se sacó el sujetador por la cabeza sin despasarlo de un tirón, las tetas cayeron a la vez, yo no se las había visto aún y me encantaron, eran pequeñas pero con unos pezones que superaban a los de mis primas, sobresalían amenazantes.

Aún así Pepita era un mar de dudas, no esperó más Elena me cogió de la mano y me llevó detrás de la cajera, la llevó hasta el cierre del sujetador para que lo soltara, yo ya sabía cómo hacerlo y con dos dedos lo solté, los tirantes saltaron con fuerza dejando caídas las copas sobre el estomago de Pepita, las dos hermosas tetas prácticamente intocadas vibraron hasta tomar su forma natural, le hacían unas curvas por debajo apenas caídas por su peso pero con unos pezones centrados que ya marcaban su dureza.

Elena me animó y pasé las manos bajo de sus brazos cogiéndole las dos mamas, Pepita cerró los ojos queriéndose evadir de la situación pero Antonio ya se había quitado los pantalones y la camisa, se había quedado tan desnudo como Elena, pero con el anillo vibrando el tronco de su verga.

Elena cogió del brazo a Pepita, esta seguía aferrada con las dos manos ala polla de mi tío, le hizo arrodillarse frente a él, la cajera no abría los ojos, pero Elena tiró de sus manos y fue acercándose ella misma el capullo de Antonio a su boca, cuando notó el calor en su nariz, abrió la boca y mi tío se acerco metiendo el glande entre los labios de Pepita.

Elena se relajó por fin, le había costado pero lo había conseguido, yo le puse mis manos en sus tetas pequeñas y volviéndose me besó en la boca.

Eligió el sofá y tirando de mí me arrastró hasta tenerme sobre ella, me fue desnudando a tirones, cuando estuve en pelotas me dio la vuelta y me sentó en el sofá, ella saltó sobre mis piernas y se dejó caer, mi polla resbaló entre sus labios y salió por delante entre los dos, entre sus pelos parecía que era suya en vez de mía de hecho era ella la que disponía de donde debía entrar y lo decidió pronto, se elevó y se mojó el coño con saliva, cuando se dejó caer otra vez se sentó sobre mis piernas, mi polla era toda suya o por lo menos estaba en su terreno.

Vi a Antonio, ahora era él el que manejaba la acción, había despejado la mesa y Pepita estaba tumbada sobre ella, con las piernas en los hombros de mi tío aguantaba las envestidas que le daba en el coño, la chica gemía lastimosamente, aún follando no disfrutaba.

Elena también gemía pero era de placer, yo con mi polla la hacía gozar, cuando saltaba sobre mí le recordé.

- No te apetece probar algo nuevo?

- Esperaba a que me lo pidieras.

- Pues soy todo tuyo.

- Me gustaría sentirte dentro por todos sitios.

- Pues te faltan dos, tu boca y tu culo.

- Primero probare con la boca.

Se arrodilló entre mis piernas y se metió la polla en su boca, aspiró y desapareció casi toda.

Mi tío estaba pendiente de nosotros y como estaba se salió y separó las piernas de Pepita, cogió una silla y se sentó frente a su coño mientras apoyaba loas piernas de la mujer en sus hombros, cuando su lengua lamió desde el culo hacia arriba la cajera ya no gimió con pena, gritaba pidiendo que le comiera el coño, pero ya no fue nada comparado cuando le mordisqueó el clítoris, la mujer dejó caer las piernas de los hombros de Antonio y se las cogió sobre ella abriéndolas, los labios chorreaban flujos espesos que Antonio tragaba ávidamente.

Elena notó que mi polla se hinchaba peligrosamente y antes de sacarla de su boca la relamió, cuando se sentó sobre mi lo hizo dándome la espalda, por delante cogió el tronco y lo paseó por sus labios mojados, lo balanceaba como un limpiaparabrisas eligiendo destino, optó por el agujero que le faltaba, y no lo dudó, no le ví los ojos pero solo suspiró y dijo.

- Esto es una polla y no la de mi novio, dice que no le gusta por ahí ni chuparme el coño.

Me acerque a su oído por detrás.

- Él se lo pierde, yo te voy a follar por el culo y luego te voy a comer el coño hasta que te corras diez veces en ella.

Noté que le gustaba la exageración por el apretón qué me dio con su culo en mi polla.

A mi tío se le encendió la luz, viendo frente a él las nalgas abiertas de Pepita y su coño a su disposición también vio el círculo oscuro que adornaba el culo de Pepita, se levantó y apoyó el capullo en el coño de la cajera, ésta abrió todo lo que pudo las piernas, los zapatos ya los había perdido antes, pero cuando sacó la polla blanca de espuma y la apoyó en su culo no creyó que sería capaz.

Mi tío fue capaz, estaba viendo como Elena próxima a casarse se estaba metiendo mi polla en su culo y no lo hacía con resentimiento, lo estaba disfrutando bien, él iba a probar el culo de la cajera quizá ella se lo reprocharía siempre, pero ese culo tenía que ser suyo y que mejor ocasión que tener su coño y su culo a elegir.

Cuando gritó Pepita Elena apretó su esfínter dándome a entender que ella no gritaba, estaba disfrutando conmigo dentro y le notó sobre todo cuando le puse mis dedos en sus pezones, fue como tocar un interruptor, saltó de golpe y se quedó clavada, un temblor recorrió su cuerpo, su bonita boca se abría como queriendo coger más aire, me tuve que abrazar por detrás de ella para que no se callera de mis piernas con mi polla dentro, le estuve prolongando el orgasmo acariciando su clítoris, fueron minutos largos, aun cuando ya creía que había cesado aún la daban espasmos.

Pepita ya no gritaba, solo pedía más y más polla, la barra de Antonio parecía un embolo en una máquina de vapor, ahora era él quien tenía cogidas sus muslos para que disfrutara solamente mientras la atraía hacia él, la mujer estrenó su primer orgasmo anal, nunca creyó lo que le habían contado sus amigas, solo una había probado el sexo anal y se había corrido pero apenas lo había gozado, ella no, lo había tenido tan intenso como en el coño, claro que la polla que tenía dentro no la tendría su amiga pensó mientras su cuerpo se movía adelante y a tras sobre la mesa.

Antonio se sintió feliz cuando vio a Pepita cogiéndose los pezones y estirándolos desesperadamente mientras se corría, fue una visión que le encendió la polla del todo, le dio dos empujones hasta dentro y a la tercera se quedó clavado quieto, la manguera que tenía entre las piernas empezó a llenar el intestino de Pepita, la mujer con los brazos caído a su lado respiraba agitadamente, Antonio quiso probar su estado y le rozó el clítoris, la mujer dio un salto estremeciéndose, estaba extremadamente sensible pero agotada.

Elena estaba tumbada en el sofá mi boca en su coño, mi lengua pasaba de su vagina a su clítoris aún no se había recuperado del orgasmo anal que había disfrutado pero con las caderas buscaba mi boca, quería correrse también en ella como le había prometido yo, movía su cintura para que alcanzara todos los pliegues del coño, cuando me dio una palmada al culo entendí que quería chupar mi polla a la vez y me tumbé sobre ella, nos comíamos los sexos a la vez, se tragaba mi verga mientras yo incrustaba la cara entre sus labios, lo que le había prometido lo cumplí cuando se volvió a correr, me inundó la cara de flujo, a aquella chica la gustaba follar y lo hacía bien, me dio pena que entre las virtudes de su novio no estuviera la de follar.

Quizá con un poco de resentimiento hacia su novio me corrí dentro de su boca, tragaba a la vez que se le llenaba de leche, notaba en el capullo el movimiento de sus garganta al tragar.

Cuando nos sentamos en el sofá mi tío estaba ayudando a levantarse a Pepita, los pezones los tenía rojos de tanto estirarlos, su cara ya no era la indecisa temerosa que había entrado en el despacho, ahora estaba pletórica, llena de leche de Antonio y el coño de jugos.

Nus juntamos en el centro del despacho faltaba poco para abrir el comercio, Pepita me abrazó y me dijo.

- Me permites un capricho?

- Claro lo que quieras.

Se arrodilló frente a mí y se metió mi polla en la boca, no paró de lamerla hasta que me la puso durísima.

- Así me gusta, ya sé cómo me has despasado el sujetador antes.

Al fondo del pasillo estaba el baño, nos metimos los cuatro a la vez en la ducha, no nos podíamos mover pero sentíamos el frescor del agua encima y el calor de nuestros cuerpos pegados, al salir cada uno recupero su ropa y salimos a abrir en la hora en punto.
Cuando volvíamos a casa en el coche mi tío me dijo.

- Cómo has pasado el día Juan?

- Muy bien, he aprendido mucho y hemos comido muy bien.

- Sobre todo comido, jajaja. Crees que las chicas están contentas con los nuevos uniformes?

- Creo si, aunque han estado más rato sin ellos que con ellos.

- Si lo contáramos no se lo creería nadie.

- No creo, de todas formas yo no pensaba contarlo.

- No te preocupes, a tu tía ya le conté la primera vez que se la metí a Pepita, la chica era virgen y a mí me dio un subidón la polla, me costó convencerla, en principio solo quería que me calmara haciéndome una paja, pero se nos fue de las manos y al final acabé desvirgándola y ella teniendo el primer orgasmo de verdad de su vida.

- Es un poco tímida, menos mal que Elena la ha convencido, es una chica especial.

- Es cierto, no había reparado nunca en ella y es preciosa.

- Unos ojos y unos labios muy lindos.

Cuando llegamos a casa aún no había llegado mi tía y Antonio se fue a tomar una ducha, yo le imité.

Ana me preguntó nada más llegar mi opinión sobre el trabajo de la tienda, le dije que realmente había aprendido bastante, le conté el tema de las referencias que era lo más difícil y la dificultad en el manejo de la registradora.

- Cuando vengas a mi tienda verás la diferencia, la de tu tío está en la zona antigua de la ciudad y tiene un aire romántico, conserva la decoración de hace años, a la clientela que tiene le gusta recordar aquellos años, pero le va bien aunque yo le intento convencer que haga una reforma total, pero se resiste, es muy sentimental, mi tienda está en la zona más comercial y es moderna y muy luminosa, te gustará.

- Pasado mañana me iré contigo, si quieres.

- Encantada, nos iremos en el bus, allí no se puede aparcar, o si prefieres llamamos a un taxi.

- No te preocupes por mí, estoy acostumbrado a ir en bus, es lo más cómodo.

Cuando mi tía se levantó tocó con los nudillos en mi habitación, lo tuvo que repetir porque estaba profundamente dormido, cuando quise abrir los ojos para mirar la hora noté que Ana estaba al lado de mi cama, se acababa de levantar, siempre madrugaba bastante para maquillarse y preparar los desayunos de la familia pero ahora apenas entraba la luz del amanecer por la ventana.

- Hola dormilón, no era hoy cuando ibas a venir conmigo a la tienda?

- Si tía, pero qué hora es? Si está amaneciendo!

- Bueno si, hoy he madrugado un poco más, estaba impaciente por verte, me haces un ladito?

- Claro, pasa dentro, te vas a resfriar con ese camisón.

- Te gusta? Si no me lo quito, es igual, me lo quito.

- Y el tío? No tardará en levantarse.

- Tranquilo aún tardará más de una hora, anoche lo agoté bastante, venia caliente, me contó que habíais comido con las chicas y que se habían probado los uniformes, te gustaron?

- Mucho, a todos nos gustaron mucho, muy bonitos.

- No sufras, no hace falta que me cuentes los detalles.

- Gracias Ana, eres una mujer encantadora.

- Lo sé, y tu también y muy madrugador por lo que noto.

Me había pasado su mano tibia por debajo del elástico del pantalón del pijama y me había cogido la polla, normalmente por las mañanas se me ponía bastante dura pero a esto se añadió el tacto de mi tía que sabía muy bien cómo tratar a mi polla para que pronto se montara la tienda de campaña.

El calor que irradiaba la piel de Ana se extendía desde la cabeza hasta las piernas que entrelazaba con las mías, mientras me acariciaba el pelo fue subiendo por mi lado, primero una teta y luego la otra aplastó mi pecho, me estiró con su pié del pijama hasta sacarlo por los pies, luego acabó de pasar la pierna sobre mí hasta quedar tumbada a lo largo de mi cuerpo, me sujetó la cara con las dos manos y me besó en la boca, cuando su lengua entro entre mis labios la polla que descansaba sobre mi vientre se elevó.

Ana la notó entre sus piernas y se escurrió hasta besar mis tetillas, entre sus nalgas mi polla estaba doblada al revés apuntando a mis pies, cuando volvió a subir sobre mí la verga se fue deslizando por la raja de sus nalgas hasta apuntar a su coño, separó las piernas como una rana a punto de saltar y se hundió el glande, un golpe de mi cintura acabó de clavársela.

Un gemido se oyó junto a mi oído a la vez que me besaba en el cuello, se incorporó lo suficiente para que le colgaran las tetas y se las pudiera coger, con las dos manos las separé a los lados y volvió a recostarse sobre mí, los pezones salían entre los dos a cada lado, con los dedos estuve rodeándolos y estirándolos más de lo que estaban ya.

- Juan, quiero que me hagas correr antes de salir a la calle, necesito tu leche para empezar bien el día.

- No te preocupes, la tendrás; una cosa… ya no te pones el vibrador que me enseñaste?

- Jajaja, claro sobrino, no lo has notado?, lo llevo metido en el culo ahora, me lo he cambiado para notar solamente tu polla, esta noche lo tenía en el coño, tu tío ha preferido mi culo y se lo he dado, claro.

- Ah!, me extrañaba mucho no notarlo.

- Tenemos un acuerdo Antonio y yo, no nos lo quitaremos ninguno de los dos, hasta ver quien se rinde primero.

- Pero os da resultado?

- Claro, es impresionante, cuando me vibra casi me corro de inmediato, aunque no debe funcionar bien porque de vez en cuando se dispara solo, a tu tío le pasa lo mismo, el domingo después de comer se pusieron a vibrar solos, tuvimos que irnos a la cama y follar como locos.

- Entonces eso de que no estabas bien?

- Claro tonto, porque estaba mejor en la cama con Antonio dentro, jajaja.

- Pues nos quedamos preocupados los tres.

- Si claro por eso estuvisteis parados detrás de la puerta de mi habitación escuchando, vi el reflejo de vuestros pies por debajo de la puerta.

- Vaya Ana no se te escapa nada, aún follando estás en todo, jajaja.

- Y no apostaría nada por saber a qué os dedicasteis esa tarde los tres, jajaja.

- Bueno Ana, hablemos de otra cosa, jajaja.

- Será mejor que no des detalles, pillín.

Mi tía me había subido los brazos sobre mi cabeza y me besaba desde las manos hasta las axilas, más que besos eran lamidas y en su coño se libraba una batalla, mi glande dando pulsaciones como un telégrafo Morse y los músculos vaginales contestando a la llamada.

De momento se levantó sentándose sobre mi polla.

- Dime sinceramente Juan, te gustan mis tetas?

- Me vuelven loco Ana, ya lo sabes.

- Y no te gustarían más grandes y duras?

- Tienes unas tetas preciosas, cuantas mujeres jóvenes las quisieran tener así.

- Gracias Juan, pero es que me estoy planteando operarme, me las pondría con los pezones mirando al techo.

- Jajaja, Ana tú no estás bien, si las tienes duras, altas, con los pezones hipersensibles, qué más quieres?

- No sé, he visto unas tetas que me encantan y eso que están recién operadas y no han cogido la forma definitiva.

- No creo que superen a las tuyas naturales, me gustaría comparar.

- Bueno quizá sea posible…

- Pues yo me operaré la polla jajaja.

- Tú? Ni se te ocurra, quieres torturarme más con ella? La noto clavada en el estómago casi, jajaja.

- Me encantaría tenerla como mínimo igual que tu marido.

- Jajaja, no está mal eh! Pero te diré un secreto y si lo dices lo negaré, con tu polla me corro antes que con la de Antonio, no tienes ni idea lo que me haces gozar, es grande, gruesa, tierna, cálida y aguantas un montón, cuando me llenas de tu semen me hacer derretir y te voy a contar otro secreto, la vecinita de abajo esta colada por ella, me lo dijo el otro día, se está haciendo muchos dedos esperando a tenerla dentro.

- Tía tienes la virtud de ponerme cachondo solo con hablarme, pero no es mérito mío, te mereces todas las atenciones y caricias que se puedan hacer, eres guapa, eres inteligente, caliente, te gusta follar, sabes follar y follas como los ángeles, tienes un cuerpo espectacular en general y por partes si quieres te las califico, pero tus tetas, tu culo, tus labios y me refiero a los del coño, el clítoris es cuenta aparte, está sabroso y da gusto comértelo, se hace más del doble de grande de lo que es y el culo… es para perderse dentro y fuera de él.

- Calla ya Juan, me voy a correr nada más oírte aún sabiendo que exageras, solo te doy la razón en una cosa, soy ardiente y me gusta follar, pero también que tengo buen gusto y tu eres mi hombre favorito.

Ana se inclinó sobre mí, creí que iba a besarme pero puso sus tetas al alcance de mi boca, los pezones se balanceaban sobre mí, los lamí al pasar y el primero que salió duro lo cacé y lo absorbí, se dejó caer sobre mi aguantando mi cabeza para que chupara mejor, cuando lo solté parecía que la areola era el doble ancha de lo roja que la había dejado.

La hice rodar dejándola debajo, con las manos se cogió la piernas y las plegó sobre ella, ante mí sus muslos terminados por las nalgas y entre ellas sus labios mojados y su culo con la antena del vibrador asomando.

Me dijo que si prefería su culo se quitaba el vibrador, pero le dije que no, que su coño era más sensible, los pliegues internos me pulsaban el anillo del glande.

Tuve una idea, cuando me dejé caer sobre ella la polla entró directamente, había parido dos veces y se notaba, sus hijas tenían la vagina mucho más estrecha pero mi móvil acababa de recibir un mensaje y se encendió la pantalla, seguramente era publicidad pero lo miré y abrí la app del vibrador, tuve cuidado de no pulsar el de mi tío que estaría roncando aún pero ya estaba dentro de Ana y empecé a empotrarle mi polla, ella gemía suavemente cuando me notaba en el fondo, pero cuando noté el vibrador al lado de mi capullo, comprendí el efecto que le haría.

Soltó las piernas y las dejó estiradas pero abiertas al máximo, le entró como un ataque epiléptico sintiendo al vibrador zumbar descontrolado mientras mi polla la cosía a golpes, una mano le frotaba el clítoris y la otra restregaba un pezón.

No pude calcular lo que le duró el orgasmo, yo ya me había corrido dentro de ella cuando aún le temblaba todo el cuerpo, los ojos en blanco con las manos y las piernas extendidas por la cama.

- Juan no le digas esto a nadie, ha sido el orgasmo más brutal que he tenido nunca, gracias.

- Me alegro Ana, yo también he disfrutado sobre todo viéndote gozar.

Aún tardó un rato en poderse levantar, pero cuando lo hizo la sabana estaba mojada de sudor, flujo y semen.

Aún tardó casi una hora en oírse a mi tío entrar en el baño, la afeitadora se oyó después de ducharse y salir hacia el salón, el olor a tostadas me llegaba desde la cocina, me duché y me fui vistiendo, cuando bajaba al comedor la sombra de una de mis primas se cruzó en el pasillo, no podría decir quien fue, llevaba una toalla liada al pelo y otra al cuerpo.

Ana ya estaba arreglada, maquillada, peinada, solo a falta de vestirse, la bata que llevaba le marcaba por delante el sujetador de tul, por detrás se notaba la punta de la antena en su culo.

El matrimonio se dio un piquito en la boca cuando se fue mi tío, aún se toCielo Riveros como siempre un café en el bar de la esquina de la tienda mientras ojeaba un poco el periódico.

Desayuné, recogí todo y lo dejé en el lavavajillas, aún quedaban dos servicios en la mesa para mis primas.

Cuando Ana salió taconeando parecía una diosa, yo iba a su lado orgulloso y ella se cogió a mi brazo, en la parada del bus nos miraban todos.

El primero que pasó ni paró siguiera, estaba abarrotado de gente, nos quedamos todos defraudados sobre todo los que tenían que acudir al trabajo, nosotros… como era la jefa jajaja, pero no había prisa, la dependienta tenía llave y la limpiadora estaría acabando ya.

El siguiente bus que llegó también venia lleno pero el conductor se apiadó y abrió la puerta, si bajaron tres personas subimos quince, entre empujones, codazos y gruñidos nos pudimos colocar pegados a la ventana, me puse frente a Ana intentando protegerla de los empujones y vaivenes, el aire acondicionado era insuficiente para el calor que allí hacía, en la siguiente parada también abrió las puertas.

Ya no nos pareció tan bien a nosotros pero entraron diez más, aquello esta sofocante, en un frenazo me aplastaron contra mi tía, note como sus tetas se hundían en mi pecho, ella hizo todo por dejarme sitio pero era imposible, ya no recuperé lo que había perdido y tuve que seguir pegado a ella, su boca estaba a dos centímetros de la mía, la notaba respirar, olía su perfume, hasta notaba el aire de sus pestañas, no era dueño de mi cuerpo, Ana abrió los ojos del todo, estaba notando como mi polla crecía entre sus muslos, me excusé con la mirada pero ella cerró los ojos suavemente indicándome que le encantaba.

Yo estaba un poco violento por si de momento se vaciaba el bus y me veían con la polla tiesa pegado a una súper hembra.

Mi tía hizo lo único que podía, movía sus muslos rodeando mi polla, estaba disfrutando de mi agobio, se movía restregándome las tetas, le notaba los pezones duros y ella cada vez más se frotaba como una serpiente, los calzoncillos me torturaban frenando mi erección hasta que ganó mi polla y salió hacia abajo, ya mi tía cambio de expresión mi capullo le presionaba directamente sobre su pubis, notaba lo acolchado que lo tenía y entonces fui yo quien me movía, notaba como las ingles se juntaban entre sus muslos y allí insistía yo, en mi barriga notaba los espasmos que le daban a Ana, ella apoyó su cabeza en mi hombro cuando se corrió, el beso que le di en el cuello fue el remate.

En ese momento se paró el bus, era frente una parada del metro, se bajaron la mitad de pasajeros que enlazaban con el suburbano, me quedé solo pegado a Ana e intenté separarme de ella, pero mi tía me abrazó por la cintura y no me dejó moverme, se habría caído seguramente, las piernas no le respondían.

Cuando paró enfrente de la tienda bajé y le di la mano a Ana para ayudarla, lo hizo con dificultad y enseguida se cogió a mi brazo y me rogó que anduviéramos despacio hasta la tienda.

Llegamos justo cuando la dependienta subía la persiana, me distraje mirando como subía enrollándose y cuando miré al frente me llevé una grata sorpresa, frente a mí una chica más de diez centímetros más alta que yo, perfectamente maquillada, ojos, cara, labios, preciosa y con un cuerpo… le calculé que no llegaba a los treinta años.

Aún con la pega del uniforme se adivinaba el cuerpo que tenía, hombros anchos cintura estrecha, anchas caderas y unos muslos torneados, de tetas más vale no hablar, altas, duras, hinchadas, cuando pensé lo de hinchadas me acordé del comentario de mi tía sobre las operaciones mamarias, posiblemente se refería a este par de melones.

Me presento mi tía

- Buenos días Alicia.

- Buenos día Ana, has dormido bien?

- Si claro, porqué?

- Te veo un poco lívida.

- Es que me he mareado un poco en el autobús, pero ya estoy bien, te presento a mi sobrino Juan, hoy nos va a acompañar para ver como es el trabajo en la tienda.

- Encantada Juan, yo me llamo Alicia.

- Claro, ya he oído a mi tía, encantado de conocerte, no me había dicho nada de lo guapa que eres.

- Jajaja, vaya con el mocetón! Sabe tratar a las chicas, te auguro un buen fututo.

- Mi sobrino será un seductor nato, jajaja.

- Pasad mientras enciendo las luces.

Al momento toda la tienda se iluminó, era totalmente diferente a la de Antonio, con grandes espejos que la hacía mucho más espaciosa, unos asientos corridos a lo largo de la pared, con mesitas bajitas para probarse los zapatos cómodamente, mi tía me enseñó el almacén, las estanterías modernas con una escalera hasta el techo casi, un despacho amplio con un sofá de tres plazas, el ordenador de diseño, y la silla de ejecutivo muy cómoda.

Ana estuvo repasando la caja del día anterior, había sido un buen día de ventas, Alicia salió un momento al banco para ingresar el dinero de la caja, mi tía se me acercó mientras miraba las faltas en el escaparate.

- Eres incorregible Juan, has hecho correrme en el bus, no te lo perdono, me vengaré cuando pueda. Jajaja.

- Yo de ti reclaCielo Riveros a la compañía de autobuses, jajaja pero yo he estado a punto de seguirte, dos paradas más y tendríamos los dos una mancha en la ropa.

- Que te ha parecido Alicia?

- Que está buenísima, podías haberme lo advertido, casi me quedo bobo.

- Lo he hecho adrede, quería ver tu cara de niño bueno.

- Que mala eres tía, te mereces lo del autobús y más.

- Más? Pues buena mañana llevamos hoy!

- Aún se podría arreglar más!

- Lo dices por Alicia? Jajaja.

- Mmm, chica lista Ana.

- Una curiosidad, te has fijado en sus tetas?

- Claro, casi lo primero, bueno no ha sido lo primero, jajaja.

- Pues acaba de operárselas.

- Lo he supuesto y el interés que tenías por las tuyas.

- Me ves con unas tetas como esas?

- Pues no Ana, te veo con las tuyas, que tan mal las tenía Alicia?

- Ni pensarlo, lo ha hecho porque a su marido le gustan más grandes, ella tenía una talla cien.

- Qué barbaridad, una cien y naturales, se me hace la boca agua.

- Bribón, siempre pensando en lo mismo, no se a quien te pareces, jajaja.

- No sería más parecido a ti si fuera hijo tuyo.

- Ya me gustaría a mí ya.

- Y… follarías conmigo igual?

- Pues… si supiera como lo haces, seguro.

En ese momento apareció Alicia, dejó el resguardo en la caja y se puso a arreglar el escaparate, yo a su lado le preguntaba sobre cómo colocar los zapatos, ella me explicaba los trucos para que se vieran atractivos desde la calle y que no se taparan unos a los otros la luz.

Me enseñó a marcar los precios y colocarlos correctamente, estaba agachada con el cuerpo dentro de la vitrina, su culo sobresalía y me quedé mirando, desde dentro de la tienda mi tía golpeó un espejo con el tacón de un zapato, me volví y la vi reírse.

Ana le dijo a Alicia que yo le ayudaría a sacar las faltas del almacén y a ella le encantó, mientras le iba contando que en la tienda de mi tío, Elena me había enseñado a reconocer las referencias.

- Ya lo sabía, me ha contado que eres un alumno muy aventajado.

- Que la conoces?

- Claro, somos amigas, ella me consiguió el empleo aquí.

- Una chica preciosa Elena.

- Solo te ha faltado decir… y competente.

- Claro perdona, las neuronas…

- Si eso debe ser, las tuyas las tienes muy alborotadas, jajaja.

Alicia llevaba una lista de los modelos que tenía que reponer y se subió a la escalera, estaba mirando referencias y me daba las que iba encontrando, el uniforme que llevaba no era nada parecido al de Elena y Pepita, se notaba el mejor gusto de Ana, falda ancha por la rodilla y una blusa con un estampado muy pequeño.

Yo iba amontonando las cajas a mis pies, cuando me volví hacia la chica esperando una nueva caja ella levantó los brazos para alcanzar las más altas, la falda se le subió casi un palmo y me quedé embelesado, las piernas ideales pero de rodillas arriba eran columnas de mármol, perfectas y morenas, no se llegaban a juntar, las bragas blancas hacían de puente entre ellas.

Me despabilé cuando me dijo.

- Te gusta lo que ves?

El rubor cubrió mis mejillas mientras ella bajaba con dos cajas en la mano.

- Eres un crío Juan, no debes ponerte rojo por lo que te he dicho, solo te preguntaba si te gustaba lo que hay bajo de mi falda.

Una nueva oleada de rubor me sofocó la cara, no sabía dónde mirar, pero Alicia misma me sacó del atolladero que me había metido.

- Anda Juan sube tú ahora, coge las más altas, a ver lo que aprendiste el otro día.

Me subí deprisa, habría deseado que fuera escalera de bomberos para desaparecer de allí, cuando llegué casi al techo estuve disimulando como que no encontraba la caja para que me bajara el sofocón.

- Qué tal se ven las cosas desde ahí Juan?

- Muy bien Alicia, estoy buscando.

- Pues desde aquí se ven mucho mejor.

Alicia se había subido dos escalones y tenía frente a ella mi bragueta, me puso la mano en el tobillo y la fue subiendo lentamente, en un principio pensé que se quería sujetar y señalarme la caja que buscaba pero cuando pasó la mano por dentro de mi muslo, empecé aponerme nervioso, la mano subía y subía hasta que se quedó en mi entrepierna.

La mantuvo quieta hasta que el pantalón fue inflándose a muy poca distancia de su mano, mi polla se estaba empinando como una cometa.

- Juan creo que no eres tan crío como pensaba, me he equivocado.

- Perdona Alicia ha sido sin querer, yo…

Noté una vibración en la bragueta, se oyó un ziiip, un frescor en el glande y la presión de la mano de Alicia sacándome la polla fuera.

No me atreví a mirar hacia abajo, no quería ver su mirada pero cuando bajé la mía solo vi su melena rizada, su cara estaba pegada a mi pantalón, tampoco vi mi polla, quizá porque ya estaba en la boca de Alicia, no me atreví a moverme, aferrado a la escalera estaba helado solo tenía caliente la verga entre los labios de la chica, cuando ya empezaba mi capullo a dar aviso de corrida Alicia se la sacó y me miró.

- Perdona Juan, retiro lo dicho, no eres un crío, tienes una polla, grande y gruesa, ideal para follar.

Se bajó de la escalera y esperó a que yo lo hiciera también, cogí las cajas del suelo y se las di, ella las recibió pero apretó sus tetas en mis manos, se rió al ver mi expresión, estaban duras como piedras y se marcaba los pezones que volvieron a su forma cuando se separó de mí, solo le pude decir.

- Gracias Alicia.

Cuando salí del almacén detrás de la dependienta ya me había guardado malamente la polla, a mi tía no se le escapó el detalle y nos miró a los dos, sonrieron irónicamente.

A media mañana por la calle empezó el trasiego de paseantes, compradores en potencia que se paraban a mirar, Alicia estaba atendiendo a una señora mayor con varios zapatos por el suelo, entró una señora con un carrito de bebé, al tras luz de la calle no me pude fijar tendría unos treinta y algo y vestía muy elegante, una chaqueta camisa y falda de tablas, el cochecito de bebé se notaba que era de calidad, seguramente carísimo, mi tía en ese momento estaba ocupada al teléfono y me hizo señas para que la atendiera yo, tragué saliva y me acerque preguntándole que deseaba, la señora se sentó y me pidió un modelo del escaparate, estaba yo en la escalera del almacén cuando empecé a oír al bebé llorar, al salir la mamá estaba meciendo el carrito intentando calmar a la niña, mi tía se había acercado para consolar a la cría, pero cada vez lloraba más.

La madre toda apurada le dijo a Ana.

- Perdone mi atrevimiento, pero me dejaría darle pecho a la niña? Es que en muchos sitios no me dejan porque les resulta desagradable.

Yo salté sin darme cuenta y respondí.

- Cómo que desagradable, si es lo más bonito que se puede ver como una madre amamanta a su bebé.

Mi tía me miró sorprendida igual que la mamá, no se esperaban que un muchacho joven tuviera una opinión tan tajante.

- Como dice mi sobrino Juan, puede dar el pecho a su hija el tiempo que quiera. Juan acompaña a la señora al despacho, estará más cómoda y tranquila.

- Enseguida tía, me acompaña señora?, yo llevaré el cochecito.

- Muchas gracias, no sabe lo mucho que siento molestar.

- No es molestia, me encanta ver a un bebé mamar.

- Pues no se vaya, por mí no hay problema, es usted muy amable y me ha emocionado su defensa a dar libremente el pecho a los niños.

- No podía ser de otra forma pero no quiero molestar usted estará más tranquila.

- No me deje sola, la niña tarda bastante, casi no tiene apetito y me deja los pechos casi llenos.

- Bueno, si usted lo dice…

- Gracias, siempre es emocionante ver a un hombre, porque usted ya es un hombre… defender a las madres.

- Será porque a mí me criaron con biberón.

- Jajaja que ocurrencia, pues se ha criado muy bien se lo aseguro.

- Gracias, imagine si me crían con teta, jajaja.

- Sobre todo si tienen tanta leche como las mías.

- Que envidia me da la niña, como se llama?

- Se llama Aída, y no tiene que darle envidia, es que no ha probado nunca la leche materna?

- Nunca y reconozco que siempre he sentido curiosidad, debe ser muy suave, tibia y dulce.

- La mamá ya se había despasado la camisa después de quitarse la chaqueta, cogió la niña que no paraba de llorar y se sentó en el sofá, yo de pié frente a ella miraba como buscaba entre el sujetador, apenas podía contener aquella teta rebosante de leche, soltó el tirante del hombro y se bajo la copa, vi el pezón más grande que había visto nunca, la areola era como la palma de la mano, oscura, color café, la mamá me miró y apretó el pezón.

- Mire Juan ya sale la leche.

Dos chorritos finos salían en diferentes direcciones cambiando según se estrujaba el pezón, la niña con su instinto buscó con la boquita y se lo tragó, la mamá hizo un gesto de dolor.

- Que le pasa, le duele?

- Un poco, como está tan llena la niña muerde un poco y estoy muy sensible.

- Me imagino, está mamando como si se le fuera a acabar, que delicia verla, me encanta.

- En cambio a mi marido le repele el olor a la leche.

- No lo puedo creer, si huele a inocencia, a vida.

- Pues a él le da asco, me ha preguntado hasta cuando le tengo que dar y me ha sentado muy mal.

- Lógico, yo en su lugar estaría pegado a usted para mamar lo que le sobrara a la niña.

- Jajaja, pues se atragantaría porque aquí hay leche para rato, de hecho me la tengo que sacar.

- Y como se la saca?

- Con un aparato que llevo en la bolsa del carrito, acérquemelo.

Busque en el carro y lo único que encontré entre la ropita era un frasco con una ventosa.

- Se refiere a esto?

- Si claro, con esta ventosa se aspira y provoca la salida como si fuera la boca de la niña, quiere probar en el otro pecho?, si no me va a reventar.

- Pero le hará falta a la niña!

- No que va, ella en un momento está saciada es de buena calidad, el resto es para usted.

Se soltó el otro tirante y sacó la otra teta por encima de la copa, el pezón gemelo al primero, apretó un poco y los chorritos manaron de él resbalando teta abajo.

- Deprisa, ponga el aparato, que me voy a mojar toda.

- Me apresuré, sin querer tocarle la piel le puse el embudo de cristal pegado a la areola, pero no salía nada.

- No así no, tiene que aspirar con la ventosa y apretar el pecho, así ve?

La mamá apretaba la teta como si fuera una esponja, pero lo cierto es que salía leche y en abundancia.

- Ya va aprendiendo ya, siga, siga así.

Sentado al lado de la mamá procuraba apretar el pecho, la ventosa, el embudo al pezón, un lío y la leche acababa escurriéndose fuera.

- En esa postura es difícil Juan, porqué no hacemos una cosa… la niña ya no quiere más, la voy a dejar en el carrito se ha dormido satisfecha, porque no nos hacemos un favor mutuo, me saca la leche que me sobra y usted cumple su curiosidad, qué le parece?

- Me parece muy amable por su parte pero creo que sería abusar mucho de usted.

- Al revés me aprovecho de su boca y me descargo de esta hinchazón.

- Vale, lo haremos así, pero si le hago daño me lo dice.

- No se preocupe, túmbese en el sofá y apoye la cabeza en mis piernas, yo le pondré el pezón a su alcance.

En mi oreja notaba el calor del muslo de la mamá, apenas me había acomodado cuando ya tenía el pezón intentando entrar en mi boca, abrí los labios, no sabía cómo mamar, hasta ahora las tetas que había chupado era para dar placer y lo mismo lamía que chupaba o mordía, ahora era chupar y chupar.

- Ya está Juan, ahora chupe, chupe sin miedo si me hace daño se lo diré.

- Es que nunca he mamado, es la primera vez.

- Pero usted le habrá chupado las tetas a alguna chica, no?

- Pues… si pero las lamía e incluso las mordía.

- Pues haga lo mismo, mientras no muerda muy fuerte…

La mamá me cogió la cabeza a las primeras chupadas efectivas, me metía casi toda la areola en la boca aspirando y ella me pasaba los dedos entre mi pelo y me atraía hacia ella.

Apenas podía respirar por la nariz que se hundía también en la teta, pero los chorros de leche me llenaban la boca, no era dulce, me había equivocado, era como la de vaca desnatada y muy clara, pero deliciosa y sabiendo de donde la sacaba… más.

Miré hacia arriba, la mamá estaba con los ojos cerrados, se mordía los labios cada vez que le daba una chupada fuerte, no sabía la leche que tenía pero estaba decidido a vaciarle la mía y lo que hubiera dejado la niña en la otra.

Me acariciaba la cabeza, pasándome los dedos por las cejas amorosamente, me cogió la mano y se la llevó a la otra teta, me la puso debajo de la suya y se acarició los pezones, cuando yo le seguí sus movimientos me dejó solo y mis dedos presionaron primero el pezón y luego la teta entera, ya no le importaba si la leche le manchaba el vestido, solo suspiraba al tacto de mi mano y mi boca, no me cansaba de chupar y chupar, estaba cómodo y haciendo lo que más me gustaba, ya notaba como las tetas estaban perdiendo tirantez cuando noté la mano de la mamá pasando sobre mi pecho, me fue abriendo la camisa y estirándola para sacarla del pantalón, ya estaba abierta cuando me pasó la mano por el vello del pecho, no tengo mucho, pero la sensación de hacer ricitos en ellos me ponía la polla más dura de lo que ya la tenía mamando.

Me quise cambiar a la otra teta y me dijo.

- Sabes una cosa Juan?, a mí también me criaron con biberón, me dejas probar?

Fue un segundo lo que tardé en comprender, en principio creí que quería chuparse los pezones ella pero como metió la mano bajo del cinturón de mi pantalón ya no tuve duda, levanté la cabeza y ella se escurrió del asiento del sofá y se quedó de rodillas a mi lado, yo apoyé la cabeza en el asiento tumbado, por mi cara escurría la leche que no me había tragado.

La mujer abrió lentamente la bragueta y separó el pantalón abriéndolo, tiró de él junto al bóxer y mi polla saltó casi vertical, la vi con las manos abierta como adorándola y sin más se la tragó toda.

Ella sí que estaba hambrienta, se tragaba mi polla hasta que sus labios me tocaban los huevos, su garganta se hinchaba al paso de mi glande, con las dos manos abarcaba el tronco y los huevos, su cabeza martilleaba sacando carne y tragando, yo miraba al techo, las luces me giraban un poco, miré hacia la puerta, vi las dos cabezas de Ana y Alicia, sus caras me sonreían, miré el reloj de pared que había en el despacho, ya hacía media hora que habían cerrado la tienda y estaban allí mirando, esperando pacientemente el final.

El final no tardó mucho, no me dio opción a avisarle, cuando me corrí se atragantó, los chorros de leche no eran como los suyos, eran a presión, espesa y caliente, y el sabor a semen requemado ya.

Tosió y tragó, hasta le salió por la nariz, pero no paró hasta dejarme seco.

Alguna salpicadura le había caído sobre los pezones, cogió las tetas y las estiró hasta que pudo llegar con la lengua, los lamió y me sonrió.

Cuando se levantó se guardo las tetas en el sujetador mojado y se arreglo el vestido, la niña seguía durmiendo.

Al salir a la tienda se extraño de la hora, las dos mujeres estaban disimulando, les dijo que volvería con más tiempo y les pidió disculpas a las dos y se fue.

Alicia y mi tía me rodearon.

- Que tal sobrino? Es bonita la lactancia eh?

- No te lo iba a decir pero estoy preñada de tres meses, ya te avisaré cuando tenga que amamantar.

- De verdad Alicia?, me alegro mucho, enhorabuena.

Mi tía la besó felicitándola, Alicia me cogió la mano y se la llevó a su vientre, ya se le notaba un poco, lo acaricié con esperanza.
Una tarde cuando volvía de comprar una memoria para la tableta tuve una grata sorpresa, en el salón estaba mi tía Ana con su amiga Emi, la chica iba bastante arreglada, me dijo que acababa de volver de comprar en el centro y había pasado para saludarnos y a preguntar por mí porque ya hacía bastante tiempo que no me veía, como siempre aquella belleza si llamaba la atención sin arreglar ahora estaba espectacular, sabía realzar sus rasgos y lo hacía.

Estuvimos hablando de cosas banales, le pregunté por su prima y me contó que seguía estudiando y que se había integrado muy bien en el colegio, incluso demasiado bien, dijo con ironía, me ofrecieron un café con leche del que estaban tomando pero no quise tomar nada, al rato Emi se fue, desde la puerta de casa la acompañé, solo tenía que cruzar la calle, pero a ella le gustó la galantería y me premió con un beso en la boca, mi tía nos observaba sonriendo.

Cuando volví a entrar Ana me esperaba en el salón.

- Juan tienes muy abandonada a Emi, se le nota mucho, cuando te ha visto se le ha alegrado la vista, deberías visitarla más a menudo.

- Ya lo sé Ana pero a veces siento que me puedo hacer pesado si la visito sin motivo, yo también la echo de menos.

- Pues ahora tienes la ocasión para visitarla, tienes la excusa perfecta, le he sacado que su cumpleaños es el sábado que viene.

- ¿El sábado, y no nos había dicho nada?

- Y no lo hubiera dicho, a las mujeres no nos gusta cumplir años.

- Pues las dos estáis en lo mejor, sois dos MILF impresionantes.

- Mmm ¿qué es eso de milf? No sé lo que quiere decir.

- Bueno creo que se les llama así a las madres que son deseadas para follar.

- Vaya vaya, así que sabes inglés, y dices que yo soy deseada para follarme, mmm.

- Todavía no se inglés, pero le he visto en internet, y desde luego eres una mamá follable, puedes jurarlo.

- Pero Emi no es mamá.

- Bueno eso se podría arreglar, jajaja.

- Jajaja, eres terrible Juan, pero no se lo diré a ella, igual se anima y te hace papá.

- Eso no me gustaría, aunque me gusta intentarlo, jajaja.

- De eso estoy segura y a mí también, jajaja.

- Hablando de otra cosa, me gustaría regalarle algo, ¿me puedes dar una idea?

- A Emi cualquier cosa que le regales le hará ilusión.

- Pero a mí me gustaría hacerle un regalo especial, que lo disfrutara.

- Bueno, a nosotras nos gusta todo lo que nos hace sentirnos más guapas y deseadas, te lo confieso, pero tienes un campo grande, perfumes, pendientes, pulseras, algún detalle bonito, no sé.

- Me gustaría algo que llevara puesto y que le recordara a mí.

- Pues hay ropa muy bonita, zapatos, bolsos, los guantes y bufandas son de temporada, tal vez te guste algo de esto.

- Y… ¿qué te parece algo de lencería?, aunque es muy personal.

- Si fuera lencería normal te diría que no pero si te esmeras y eliges algo especial, seguro que le gustaría.

- Quisiera que se notara guapa por dentro y que notara mi roce en todo momento.

- Puedes regalarle un vibrador como el mío, jajaja.

- Para esto ya tengo mi polla.

- Y puedo jurar que es maravillosa, sí señor.

- Pero no se qué talla usa, es complicado y no puedo ir a la tienda con las manos huecas con el tamaño de las tetas de Emi, jajaja.

- En eso te puedo ayudar, usamos la misma talla, mira la etiqueta que hay al lado del cierre.

Ana se volvió de espaldas cuando se subió la blusa por detrás, no pudo levantar suficiente para que pudiera ver el contorno del sujetador de Ana y le ayudé a subirla, se quedaba enganchada debajo de las tetas.

- Espera Juan, que la blusa no da para más.

- Es que no llego a ver la etiqueta.

- Más vale que me la quite, espera.

Por encima de la cabeza se sacó la blusa, el sujetador azul que llevaba tenía un contorno muy ancho de blonda, la etiqueta se perdía pegada a su piel.

- ¿Encuentras la etiqueta por ahí?

- Si Ana, pero está escondida y no se ve bien.

- Espera, esta no es forma de ver nada, suelta el cierre.

Con dos dedos lo solté y se separó en dos, Ana apenas tuvo tiempo de sujetarse las tetas para que no saltaran libres.

Ya la etiqueta se podía ver aun con dificultad.

- ¿Es esto, 100 D?

- Si, esa es la talla, bueno las dos tenemos el mismo pecho pero yo lo tengo un poco caído.

- Yo creo que no, las tienes preciosas.

- Gracias Juan, pero hay que rendirse a la evidencia, yo he amamantado a tus primas y eso se acusa, pon las manos aquí y verás.

Sostuvo sus tetas con las manos y cuando tuve las mías debajo las dejó caer, noté el peso y aunque yo no quería decírselo tenía razón, le hacían dos dedos de pliegue debajo, pero los pezones seguían mirando hacia arriba.

Difícilmente se podían igualar a las de Emi, en mi experiencia había sopesado bastantes pero como las de la azafata rubia…

De todas formas consideré la edad de Emi y la hacía ya como una madurita, tenía la sensatez y el aplomo de una mujer hecha, mis primas seguramente le ganaban en lozanía y dureza pero yo sabía que cuando salían aquellos pezones de Emi, ya nada se podía parar.

- Estoy teniendo una idea Ana, ¿crees que a Emi le gustaría un sujetador que le mantuviera las tetas ahí arriba?

Se lo dije haciendo la demostración con sus propias tetas, desde abajo se las subí hasta el nivel del nacimiento, todo subió con mis manos y sobre ellas apareció un bulto que imaginándolo en un escote generoso, acapararía las miradas de todos, las dirigí en todos los sentidos, juntándolas haciendo un canalillo más o menos profundo, hasta separarlas a cada lado, mi tía se miraba el efecto en el cristal del mueble de la cristalería, se ponía de perfil o de frente incluso se agachaba para sentir el efecto.

- ¿Sabes una cosa?, me has dado una idea, tal vez mis tetas no sean tan iguales que las de Emi, ella las tiene más altas, pero a mí no me vendría mal un sujetador como dices.

- Pues me alegro que te haya gustado la idea, me gustaría algo así para Emi, lo luciría igual que tú.

No creí que fuera tan fácil convencer a Ana, el día siguiente nos fuimos al centro para buscar algún modelo que le gustara.

En principio por inercia entramos en unos grandes almacenes, tenían una estantería llena de modelos, mi tía me dijo que le preguntara yo a la dependencia, realmente yo no había visto ninguno pero me hacía una idea y creía que mucha gente lo usaría si lo vieran expuesto en un escaparate.

A la dependienta le costó comprender lo que quería, creo que en parte porque me veía al lado de mi tía, una mujer muy potente que aún sin ponerse provocativa llamaba la atención, no sé lo que se imaginaría, pero me daba igual, si le hubiera contado la verdad aún se hubiera extrañado más.

Parecía que no hablábamos en el mismo idioma, hasta que cogí un sujetador que estaba mirando una señora y le plegué la copa hacia dentro dejándola en la mitad o menos, se lo puse a mi tía debajo de sus tetas y entonces fue cuando se le encendió la luz.

A la señora que estaba atendiendo le encantó y quiso otro para ella, tendría casi los cincuenta, pero con poco pecho, imagino que si lo tenía un poco caído era buena solución.

Lamentablemente nos dijo que no tenían ningún modelo parecido, todos eran más o menos sexi pero normales, nos aconsejó que fuéramos a una tienda especializada.

Cuando nos alejábamos del mostrador la señora nos alcanzó y nos recomendó una tienda que conocía a la vez que nos dejó su teléfono, por si lo encontrábamos se lo dijéramos y se compraría otro.

La tienda no estaba lejos pero no era fácil de encontrar, estaba apretujada entre las grandes marcas y apenas podía respirar, en el estrecho escaparate una pequeña muestra de los modelos más sexi.

Al entrar una sensación de estrechez nos impactó pero con la sonrisa que nos recibió la chica se desvaneció todo, tras ella una estantería de madera antigua llena de cajas, le volví a repetir la explicación de palabra, la dependienta nos sacó dos modelos muy sexi pero no era lo que yo tenía pensado, tuve que hacer la misma operación, plegué el que me había sacado de balcón y lo dejé en lo mínimo, se lo puse a mi tía debajo de las tetas y como estábamos solos lo subí hacia arriba para que viera el efecto de unas tetas como a los dieciocho años.

- Ah! Comprendo, ese modelo es especial para personas con una mente libre, enseguida lo saco del almacén.

- Si tiene de otros modelos, sáquelos también, por favor.

La chica salió con una sonrisa más picarona, también veía a Ana y a mí a su lado, un muchacho casi imberbe al lado de una tigresa, pero había cogido mi idea, se notaba la experiencia de los años, había acertado en la talla incluso en los colores que le gustaban a mi tía, yo con el auténtico sujetador se lo puse otra vez a Ana, se miró al espejo y le encantó.

- Si quieren pasen al probador y se lo ve puesto.

- Gracias, me gustaría vérmelo, nunca había visto estos modelos.

- Pues pruébese estos otros y seguramente le encantarán también.

Nos acompaño al probador, realmente eran tres tableros con una cortina y un espejo en el almacén, la tienda no daba para más.

Dejamos en la percha el bolso de Ana y rápidamente se quitó la camisa de seda que llevaba, debajo lucía un modelo sin tirantes preformado que le sujetaba bien sin que se le movieran al andar, cuando se lo solté suspiro de alivio y las tetas cayeron un poco sobre su estómago.

Se abrocho por delante y le dio la vuelta hasta quedar el cierre detrás, realmente solo se notaba el peto y un poco más, me dijo que se lo colocara en su sitio y repetí la misma operación ya ensayada, pasé por debajo de las tetas y le pasé los tirantes, los ajusté y milagro, las tetas estaban al descubierto, solo sujetas por debajo, los pezones le abultaban más y desde casi el cuello se le empezaban a abultar, estuvo poniéndose de todos los perfiles dando exclamaciones, se entusiasmó y me ofreció de premio las dos tetas juntas para que las besara.

Cuando le di un piquito a cada pezón se descorrió la cortina y la dependencia asomó la cabeza.

- ¿Le está bien, le gusta? oooh, lo siento.

- No se preocupe, estaba estrenándolo, es un amante de la buena lencería.

- Ya lo veo, he comprobado que sabe lo que quiere y lo que le gusta, pero un momento se me ocurre un modelo que me encanta pero que casi nadie compra.

- Bueno ya que estoy me lo probaré.

La chica desapareció y al momento volvió a asomar la cabeza después de tocar con los nudillos el tablero del probador.

- Fíjese que monería, lo pedí porque me encanta aunque nunca me atrevería a ponérmelo yo.

- A ver…

Al sacarlo me pareció raro, en principio parecía más un bikini que un sujetador, era como dos triángulos de tul trasparente y tenía dos triángulos mas formados por unos cordones o cintas que los rodeaban, el efecto no nos entusiasmó demasiado, era un poco raro, pero la chica nos desvelo el secreto.

A Ana le sentaba de maravilla, las dos tetas se trasparentaban y sus pezones oscuros destacaban como topes de tren, lo bonito era que los cordones enmarcaban las dos tetas como cordajes de barco velero rodeando las curvas y ciñéndose a ellas.

Pero la chica quiso llegar a más y soltó la parte de arriba cayendo la copa de tul y quedando la teta solo entre los cordones, fue como una llamarada de sensualidad, seguían levantadas pero sujetas y lo que era más excitante, libres.

- Mmm me encanta, y ¿dice que no se vende?

- Solo he vendido uno a una amiga, nadie se atreve a llevarlo, yo tampoco desde luego, no me he atrevido ni a probármelo.

- ¿Cómo es eso? Si se lo ha puesto Ana ¡no se lo puede ni probar usted!

- Creo que es una tontería, ya que me lo ve puesto a mí, ¿por qué no se anima y se lo prueba?, no puede sentarle mal.

- Me da mucha vergüenza, uf yo con eso, mi novio me mata.

- Venga mujer no nos deje con la curiosidad, pruébeselo.

- Ya a oído a Ana, yo de usted no me lo pensaría, mejor ocasión que ésta… y con público para opinar.

- Pero es que a estas horas… si viene alguien…

- Bueno si viniera su jefe… claro.

- No, si yo soy la dueña, puedo hacer como por las mañanas cuando me voy al banco, pongo un letrero colgado en la puerta “VUELVO ENSEGUIDA” y solucionado.

- Perfecto es usted una chica con recursos.

Mi tía se quitó el sujetador y para no avergonzar a la chica no se puso el suyo, la dependienta lo agradeció con una sonrisa, se quitó la camisa y mostró el sujetador que llevaba que era más clásico aunque muy bonito, de encaje blanco, entre el tejido suave se le clareaban las areolas oscuras.

Mientras mi tía le largaba el modelo nuevo, ella se despasó el suyo, por un momento pareció dudar, cogiendo las dos copas sin decidirse a enseñar las tetas pero al fin se decidió y soltó las manos.

Las dos tetas aparecieron, tenía una buena talla y unos buenos pezones pero le cayeron bastante más que a mi tía, Ana me miró complacida, pese a ser bastante mayor que la chica tenía unas tetas envidiables.

- Anda Juan, ajústale los tirantes a la señorita.

- ¿Me permite?

- Sssiii, claro.

Le ajusté primero bajo del sujetador y luego tiré de los tirantes, el pecho subió, lo dejé donde me gustaba y en el espejo la chica se miraba, por detrás de ella se me veía a mí.

Se notaba lo contenta que estaba, no sé si por haberse atrevido a probárselo o imaginándose frente a su novio con él.

Cuando le hice la prueba de soltarle el tul, las tetas cayeron un poco.

- Creo que a mí no me sienta bien este modelo, las tengo un poco caídas, usted si que las tiene altas.

- No creas, el secreto está en la dureza, toca las mías y verás.

- Vaya diferencia, las suyas están duras y las mías a su lado parecen flácidas.

- El secreto lo tiene Juan, me las pone así de duras, es fácil, lo hace en un momento.

- ¿De verdad?

- Si, es un maestro, yo no me lo creía, pero ahí está la muestra.

Miré incrédulo a Ana, le estaba metiendo una bola que ni ella se la creía, me animaba a seguirle la corriente, no podía negarme delante de cuatro tetas como aquellas.

- No exageres Ana y te dije que fueras discreta, por favor.

- Bueno Juan, no ves lo apurada que está la chica, ¿no harías una excepción?

- No sé, pero a ella no le gustará la idea y si se entera su novio…

- Bueno no sé, mi novio no tiene porqué enterarse, en todo caso él sería el que se aprovecharía de mis tetas.

- Eso sí, notaría mucho el cambio.

- Y ¿me va a costar mucho?

- No te preocupes, Juan no te cobrará nada, pero con una condición no debes comentar esto a nadie pues es un tema un poco delicado.

- Pueden estar tranquilos, ¿dónde me pongo?

- Donde quieras, donde estés más cómoda.

- En la trastienda tengo una mesa donde le pongo los precios a las prendas, ¿vale allí?

- Sssiii, puede valer.

- ¿Me tengo que quitar la ropa?

- No es necesario, eso ya lo veremos, normalmente no hace falta.

Mientras mi tía le ayudaba a quitarse el sujetador yo extendí una tela ancha sobre la mesa despejada, le puse una caja para que subiera y se tumbó boca arriba, los tubos fluorescentes la iluminaban como en un quirófano.

Ana se puso al otro lado, la iba tranquilizando, pasándole la mano por los brazos y los hombros, yo me encargaba del estómago, poco a poco iba acariciándole haciendo círculos sobre su piel, cada vez me acercaba más al nacimiento de las tetas y con los dedos los rozaba esperando su reacción.

La chica estaba tranquila, mi tía sabía tratar a los clientes y en aquel caso casi lo era, cuando Ana le rozaba las sienes con la punta de los dedos la chica se relajó del todo, lo noté porque dejó los pies hacia los lados, hasta se le cayó un zapato de tacón.

Mis dedos ya hacían incursiones entre las tetas subiendo por el canalillo, estaban blandas y se extendían por el pecho, con las palmas las iba recogiendo y amontonándolas haciéndolas crecer, notaba como se erizaban los pezones, la chica miró a Ana preocupada por mí pero ella le calmó diciéndole que era inevitable que pasara.

Las tetas de Ana le hacían sombra sobre la cabeza de la chica, ella admiraba las dos mamas que tenía sobre sus ojos y las envidiaba, posiblemente por eso no dijo nada cuando pasé la lengua rodeando las areolas hasta terminar en los pezones.

Las tetas las tenía blandas pero los pezones no, sobresalían como las guindas en el pastel, la piel se puso de gallina, ella lo sintió porque movía las piernas rozando una con otra, yo amontonaba cada teta y lamía el pezón aspirándolo dentro de la boca.

Mi tía balanceaba sus tetas como queriendo hipnotizar a la chica pero no le hacía falta, veía los pezones salidos de Ana y ya se imaginaba los suyos sin verlos, los notaba duros hasta casi dolerle.

Estaba muy a gusto sobre la mesa, puso los brazos bajo de su cabeza y encogió las piernas, la falda estrecha que llevaba le impedía ponerse cómoda pero estuve atento y se la fui subiendo a la vez que iba abriendo las piernas.

No me había fijado aún pero al tacto lo noté, llevaba medias, finas, de verano, y terminaban en unos elásticos anchos que le oprimían los muslos, cuando pasé la mano por la cinta que le apretaba noté que le marcaba la piel y haciéndole un rulito se las fui bajando enrolladas hasta las rodillas.

La piel blanquísima destacaba bajo la luz de los tubos, las tetas marcaban las venitas azules alrededor de los pezones, seguí lamiéndole las tetas mientras pasaba la mano por las rodillas hacia arriba, ella entre pequeños espasmos involuntarios iba abriendo las piernas.

Ana le pasaba las manos por debajo de los brazos y las axilas hasta el nacimiento de las tetas en los costados llegando hasta la cintura, al inclinarse sobre ella los pezones le rozaban la cara, a veces la cubrían por completo asomando la nariz y la boca entre las dos tetas colgantes.

La chica no veía ni falta que le hacía, solo sentía placer, cuando mi tía me sustituyó en las tetas ella sintió la diferencia de tacto pero las de una mujer son tan delicadas que incluso le gustaron más, Ana sabía donde más le gustaba a ella que le acariciaran y lo hizo con la chica yacente.

Mi mano seguía pasando de un muslo a otro, según iba subiendo el espacio era menor lógicamente hasta que ya no toqué carne, el encaje de las bragas blancas me señaló que había llegado a mi destino pero seguí hasta donde me lo permitió la falda arrugada en su cintura, llegué hasta el ombligo y le pasé la lengua, al enfriarse la saliva iba dejando un rastro de piel erizada, cuando llegaba al elástico de las bragas ya levantaba las caderas buscándome.

Los dedos pasaban de una ingle a otra por debajo de las bragas, notaba el triángulo apenas depilado, entre los dedos notaba el vaho que subía de los labios entreabiertos.

Plegó las piernas pegando pié contra pié, le fui bajando las bragas enrollándolas como a las medias, pude descubrir hasta el nacimiento de los labios, bajo su culo le molestaba la tela liada y levantó las caderas pera que se las quitara, las dejé colgando de un tobillo.

Ana le recogía con las dos manos cada teta y las apretaba como una colina, cuyo pico era el pezón, aunque le atraía comérselo no se atrevía, fue la chica la que le sacó de dudas, cuando noto que sus pezones se humedecían miró hacia ellos, la boca que antes aparecía y desaparecía entre sus dos tetas ahora se engullía un pezón hasta hacer desaparecer la areola, la mano de la chica amasaba estirando para poder tragar más.

La otra mano la tenía desmayada al lado de la mesa, cuando me saqué la polla la rocé e inmediatamente la atrapó, suavemente la descubrió de piel y recorrió toda su longitud hasta el final, los dedos iban apretando al pasar el glande haciendo que se pusiera más dura a cada pasada, abrió las piernas a 90º como invitación una pierna a cada lado de la mesa, me subí en la caja que le hacía de escalón y la atraje hacia mí.

Ofuscado entre las piernas de la chica no me había dado cuenta de que Ana se había quitado lo que le quedaba de ropa, me había imitado en coger una caja de escalón y estaba subiendo a la mesa, se me adelantó con una agilidad prodigiosa al sentarse sobre la cara de la dependienta, con las piernas a sus costados seguía estirando y restregando sus pezones, ya estaban duros y rojos pero los de mi tía también habían recibido un trato semejante.

Con las piernas sobre mis hombros, las medias enrolladas en las rodillas y las bragas colgando de un tobillo le apunté la polla entre sus labios mojados, tenía el coño cerrado, el clítoris asomaba curioso, pero cuando le cogí los tobillos y los separé fue como un libro abierto.

Bajo de mi tía se oía el chapoteo de la lengua de la chica en el coño abierto, la recorría desde el pubis hasta el ano, Ana cerraba los ojos concentrada en sus sensaciones, yo no pude esperar más y apoyé el capullo entre los labios menores, esperaba algún tipo de rechazo, pero abrió las piernas en V sobre su cuerpo y me dejé caer, le entró toda sin ninguna etapa, se hundió hasta el fondo y creo que le supo a poco pues levantaba el culo como queriendo que le metiera más carne, sus manos buscaban las tetas de Ana y las encontró sobre ella, fue una carrera frenética a ver quien se corría primero, mi tía quería ganar, tenía todas las ventajas, le comían el coño, le magreaban las tetas y yo le besaba cuando me acercaba, la chica tenía el coño de Ana a su entera disposición mientras le amasaba las tetas yo le estaba penetrando hasta el cuello de la matriz, yo no me quejaba, tenía la visón privilegiada de ver como sólo asomaba la barbilla entre los labios del coño de Ana y las manos de la chica estirándole los pezones a mi tía a la vez, mientras mi polla se hundía repetidas veces entre los labios abiertos de la chica chasqueando los huevos cada empujón contra sus nalgas.

Ganó Ana, por muy poco pero ganó, la chica al notar la riada de jugos que le llenaban la cara y la boca notó como una chispa recorría su espalda y le estallaba en el coño, contrajo sus músculos vaginales ordeñando mi polla que reventó dentro de ella, no se me ocurrió preguntar donde prefería que me corriera pero ella no podría contestar con la boca llena tampoco.

La mesa se tambaleaba y las cajas se alejaron, cuando pudimos Ana y yo saltamos al suelo, la chica tardó un poco más, cuando lo hizo sobre la mesa estaban las huellas de la batalla, manchas de sudor, semen y flujos vaginales de ambas marcaban a rodales la tela.

Nos vestimos y salimos a la tienda, en la mano llevaba los dos sujetadores, en la puerta un chico esperaba.

La dependienta corrió a abrirle, el chico con cara de preocupación se interesó que pasaba, le contestó que mi tía había tenido un desvanecimiento y que le habíamos atendido en la trastienda, en cierto modo era verdad, nos presentó.

- Señora, éste es mi novio Fermín.

- ¡Ah! Mucho gusto Fermín, yo me llamo Ana y me acompaña Juan, le tengo que felicitar por que su novia es muy atenta y cariñosa, bueno usted ya lo sabrá mejor que yo, claro.

- Desde luego, Fernanda es especial.

- ¿Entonces se lleva algún modelito?

- Por supuesto, me llevo los dos.

Le pagó con tarjeta, insistí en pagar yo, por lo menos el de Emi, pero sólo me permitió pagar la mitad.

- Ahora iremos a comer y me invitas tú, ¿te parece bien?

- Me encanta Ana.

Aún fuimos a ver escaparates un rato, cuando oscurecía volvimos a casa.
asaron dos días y mi tía me recordó el tema del regalo, había confiado con ella pero Ana me puso delante los dos paquetes cuando estábamos solos.

- A ver Juan, por fin cual de los dos le vas a regalar a Emi, el otro me lo quedaré yo.

- Pues la verdad es que los dos me gustan pero creo que a Emi le sorprenderá más la novedad del modelo de tul, a ti el otro te sienta especial, al vértelo puesto he imaginado tus tetas a los dieciocho años.

- Jajaja que bien sabes quedar, me parece bien, de todas formas me lo pondré para ti para que disfrutes de mis tetas adolescentes.

- Mmm, me encantará, jajaja

- Y a todo esto… ¿no vas a envolverlo de regalo?

- ¡Vaya!, se me había olvidado, será la guinda del pastel.

Fui a una papelería y compré el papel de regalo más bonito que tenían junto con una cinta roja y un pompón, cuando llegué a casa estuve probando y fue un desastre, parecía sencillo pero yo no era capaz de dejarlo ni quiera presentable, tuve que recurrir otra vez a Ana, me quedé embobado al ver la habilidad que demostró, le quedó un paquete digno de la mejor boutique.

- ¿Sabes quién me llamó el otro día?

- Pues no, por supuesto.

- No te lo vas a creer, era la señora que nos recomendó la tienda donde compramos la lencería, al salir le mandé un mensaje diciéndole que tenía los modelos que buscábamos y resulta que fue también, se ha comprado los dos modelos idénticos a los nuestros y alguna cosa más, también me ha contado que Fernanda la dueña se los ha recomendado pero cuando se los probó vio que tenía las tetas muy caídas, la chica le contó en secreto que ella podía mejorar la dureza del pecho con un sistema que le habíamos enseñado nosotros, la señora por supuesto accedió a probar el sistema, la llevó al almacén y le dio un masaje que le hizo correrse sobre la mesa, la señora no se lo creía, en principio dudaba pero después del orgasmo que le provocó ya veía hasta los ángeles, estaba convencida de que las tetas le habían crecido y elevado, se llevó todo lo que quiso venderle y estaba encantada.

- Jajaja, me alegro que haya captado más clientes, si es por mí volveré cuando necesite algo, puede estar segura.

- ¿Qué te parece como ha quedado el paquete de regalo?

- Perfecto, tienes unas manos de oro y no lo digo yo, si se lo preguntamos a Fernanda seguramente estará de acuerdo conmigo.

- ¿Tú crees?, por lo menos no se quejaba, espero que su novio no le pusiera pegas a sus tetas después.

- Yo creo que a partir de ahora estrenará lencería cada semana.

Estaba nervioso según avanzaba la semana, Emi cumplía los años el sábado y Ana me había insinuado que ella también me había guardado una sorpresa, por la mañana fui a verla, estaba recién salida de la ducha, me hizo pasar pero cuando con mi mejor intención fui a darle un beso de felicitación en su habitación me puso un dedo en mis labios y cerró la puerta, muy mimosa me dijo que no podía dejarme entrar, sólo pude ver sobre la cama unas prendas, saqué el regalo que llevaba escondido bajo la camisa y se lo di, quiso abrirlo pero preferí que no lo viera hasta que me hubiera marchado, me habría gustado ver la cara que hacía al verlo, estaba seguro que se lo probaría en el acto pero también quería saber cómo reaccionaba con él.

El beso no me lo negó, casi en la puerta de la calle cuando me empujaba para que me fuera me dio una vuelta en redondo y me rodeo con sus brazos y me estampó un beso que casi me asfixia, cuando pudimos respirar me dio un cachete en el culo y abrió la puerta.

- Ale, a tu casa, esta tarde te espero bien guapo, iremos a cenar y a bailar y luego… lo que surja.

- Parece un buen programa, estoy impaciente.

- No lo sabes bien, y… gracias por el detalle.

Estuve probándome ropa, todo lo que tenía era más o menos informal, tuve que pedir consejo a Ana, cuando subió a mi habitación tenía la cama cubierta de pantalones y camisas, como era sábado no se había vestido aún para la calle, iría un poco más tarde a la zapatería.

Se sentó en una esquina de la cama y opinaba según iba probándome la ropa, con un pantalón especialmente fino me hizo notar que se me notaba mucho el paquete e intentó “planchar” el bulto con la mano, se lo advertí pero no me hizo caso, al ver que no se iba la arruga despasó el pantalón y bajó la cremallera de un tirón.

- Juan esta arruga la quitaba yo con la lengua en un momento pero hoy es un día especial para Emi y no quiero quitarle este regalito, así que póntelo esta tarde, vas a estar muy elegante.

- Eres muy amable pero me pones más nervioso, parece que es la primera vez que salgo con una chica, aunque reconozco que Emi es una chica muy especial.

- Estoy de acuerdo.

El resto de prendas mi tía las fue eligiendo según su gusto, por supuesto estuve de acuerdo en todo, tuve que contenerme varias veces pues su bata se abría y cerraba sin ningún control y frente a mis ojos aparecían sus tetas o su coño sin ningún pudor.

Cuando bajé al salón mis primas estaban preparadas para salir de fiesta, las dos me hicieron el pasillo y me silbaron diciéndome piropos, mi tío observaba por encima del periódico y se reía de las bromas que me hacían todas.

Crucé la calle remirándome buscando cualquier fallo en mi aspecto, me había peinado y afeitado a contrapelo para estar más suave para cualquier caricia con Emi, parecía un modelo cruzando la pasarela, cuando pulsé el timbre de casa de Emi las rodillas me temblaban pero quedé decepcionado al verla abrir con la bata y una toalla liada a la cabeza, me había imaginado un recibimiento espectacular, como una princesa de cuento, pero solo me hizo sentar y despareció en el baño para maquillarse.

Si hubiese fumado habría acabado con el cenicero lleno de colillas, de vez en cuando la oía cacharrear con los tarros de maquillaje, cuando pasó corriendo hacia su habitación se tapó la cara para que no la viera, yo estaba como un flan, realmente no tenía prisa pero ante el secretismo que me dedicaba me desconcertaba.

Me levantaba y miraba todos detalles de la decoración del salón hasta que oí la puerta de su habitación como se abría.

Fue una aparición digna de un desfile de modelos, incluso la luz del sol de la tarde que iluminaba a la chica en un hermoso contraluz la hacía destacar con un marco mágico.

Con paso lento pero firme apareció Emi, el pelo rubio le caía sobre los hombros realzando el rostro de por si perfecto y ahora maquillado con esmero.

Debí quedar con la boca abierta pues la chica se acercó a mí y a cierta distancia se dio la vuelta para que la viera desde todos los ángulos.

Emi lucía un traje de chaqueta con una falda pantalón todo rojo, estaba muy sexi, sabía sacar todo el partido a su cuerpo escultural pero se guardaba hasta el final su arma secreta, cuando se dio otra vuelta más abrió la chaqueta, bajo de ella llevaba una blusa muy ajustada de tul negro trasparente, claramente se veían sus dos tetas enmarcadas por el sujetador que yo le había regalado pero lejos de ponérselo con los triángulos que le cubrían los pezones se había reducido sólo a los cordones que señalaban su contorno.

Los zapatos rojos de tacón altísimos solo se dejaban ver apenas bajo de los camales y las medias oscuras con costura las intuí al salir de la casa.

Me subió la temperatura y noté como la sangre bullía en mis venas, me alegré de haber elegido éste modelo para Emi, a ella no le hacía falta elevarle las tetas, las tenía tan duras y altas que bailaban todo lo que le permitía el sujetador.

Me regaló un beso que apenas me rozó pero que me electrizó, luego al oír un pitido en la calle salimos, el taxi que había llamado desde su habitación nos esperaba.

Al subir al coche abrí la puerta y le cedí el paso, me salió espontáneo pero a Emi le gustó incluso al taxista experto en muchas lides comentó entre dientes.

- Buenas tardes, ese detalle de dejar paso a una señorita ya hacía tiempo que no lo veían mis ojos.

Por el retrovisor vi como le hacía una radiografía a Emi luego me miró y esbozó una sonrisa socarrona, aunque físicamente estaba muy desarrollado al lado de Emi se notaba mi bisoñez, éramos igual de altos pero no podía esconder mi cara de adolescente a su lado.

Durante el trayecto que le había dictado Emi no dejó de mirarla, yo que la veía de perfil estaba extasiado, era tan bonita o más de perfil que de frente igual que por detrás, ella me miraba de reojo orgullosa de provocar tanta admiración en los hombres, la descubrí espiando mi bragueta que estaba abultada desde antes de salir de su casa.

Cuando llegamos al restaurante me apeé primero y le ayudé a salir del coche, la chaqueta se abrió lo suficiente para que viera esas tetas pugnando por liberarse.

El maître nos guió a la mesa que había reservado, estaba en un rincón de la sala con un asiento tapizado en ángulo, cuando nos tomó la comanda preferí que la chica eligiera el menú, ya sabía mis gustos y tuvo gran acierto en elegir la cena.

El ambiente era exquisito, los camareros bien vestidos con smoking nos atendieron con toda amabilidad, incluso creí que unos a otros se turnaban para ver a Emi, cuando me miraban a mí sonreían.

Durante la cena la chica me cogía la mano muchas veces, hablábamos de todo, nos reíamos de cualquier cosa y disfrutábamos de la mutua compañía.

Cuando me cogía la mano siempre me miraba fijamente y me hacía un guiño o se mordía el labio con toda la intención, me tenía a cien y no podía quitar los ojos de su blusa, la chaqueta me permitía ver de perfil sus tetas vagar libremente, ella me sorprendió embobado y quiso despejar mi curiosidad irguiéndose y abriendo la chaqueta completamente.

- ¿Te gusta el regalo de tu tía Ana?, ha sido una sorpresa para mí, me ha pedido que no te la dejara ver hasta hoy, me contó la tarde que pasasteis al comprar mi regalo y volvió al día siguiente a por la blusa, me dijo que la dependienta le rogó que le diera otro masaje pues lo había disfrutado mucho pero Ana le prometió que iría otro día contigo para dáselo, la chica le lomó la palabra pues le habíais subido al cielo, según sus mismas palabras.

- Estás bellísima Emi, mi tía tiene un gusto exquisito, ha sabido realzar mi regalo hasta niveles increíbles pero esas tetas son tuyas y con cualquier cosa están deliciosas.

- ¿De verdad te gustan? Mmm quien lo diría, yo creí que estabas mirando solo a la blusa, jajaja.

- Me gustaría comérmelas ahora y aquí, serían el postre perfecto.

- Mmm, no te precipites que la noche es joven, habrá lugar para todo, te lo prometo.

Me pasó la mano por el bulto entre mis piernas y no lo soltó hasta acabar besándome en la boca cubriéndose un poco con la servilleta, lo que consiguió es que mi polla saliera por el camal del bóxer y se desperezara pierna abajo, por suerte el mantel de la mesa me cubría a las miradas de los comensales pero Emi sabía que estaba allí y con cualquier excusa su mano desaparecía debajo de la mesa y lo recorría lentamente.

Cuando terminamos de cenar le rogué que esperara un momento para que se calmara la erección, Emi aprovechó para ir al tocador y arreglarse la pintura de los labios.

No le di importancia pero a la vez que se levantaba un caballero de una mesa y una señora de otra la siguieron, cuando Emi volvió conmigo me contó que el caballero le había dado su teléfono invitándola a cenar y la señora se había colado con ella en el servicio y la había arrinconado intentando tener sexo con ella allí mismo, me fijé en la señora cuando volvía, era mayor pero no mucho e iba cubierta de joyas.

Nos esperaba otro taxi a la salida que había pedido el camarero, Emi le dio la dirección de una sala de baile, yo no había ido más que a alguna discoteca por lo que me pareció muy distinguida, tenía un aspecto moderno pero para gente más mayor, la música menos ruidosa aunque habían dos pistas, una de música latina y otra de más lenta, tengo que reconocer que no sé bailar, soy negado total, Emi lo descubrió al primer paso que di, las parejas bailaban bachata y demás bailes sensuales y yo perdido frente a Emi que se movía con una soltura desconocida para mí.

Tuvo la buena idea de que cambiáramos de sala, nos sentamos en una mesita junto a la pared, después de beber unos tragos largos me animé a bailar pues era cogido, no quería estropearle la noche a Emi y propuse esmerarme, cuando salimos a la pista estaba sonando una balada, Emi dejó en el asiento su chaqueta y salimos al centro de la pista, en la semioscuridad apenas se notaba la blusa trasparente, solo yo sabía cómo iba vestida mi chica, al empezar se evidenció mi torpeza pues iba a contra pié para evitar pisarla pero Emi dijo que ella me llevaría y se abrazó al cuello, solo tuve que rodear su cintura con mis brazos y dejarme llevar.

Al principio estaba pendiente de ella pero cuando sentí como su boca rozaba mi cuello el pelo de la nuca se me erizó, Emi lo notó y según iba besándome las orejas sus brazos se iban cerrando juntándose contra mí, mis manos ya no se contentaban con ceñirse a su cintura, bajaban a su culo o subían por su espalda, nuestros cuerpos estaban tan pegados que notaba en mi pecho la presión continua de las tetas de la chica, mi polla pugnaba por coger una postura cómoda, la tenía hacia abajo y se metía entre las piernas de Emi, notaba su pubis caliente, ella se rozaba con suavidad de ingle a ingle, tuve la duda y quise asegurarme pasando las manos por las caderas de la chica, busqué sus bragas, debía llevar tanga pues no se le notaban.

- No las busques que no llevo, me las he quitado en el baño del restaurante.

- Emi, por favor, ten piedad de mí, me voy a correr en cualquier momento, noto los labios de tu coño abiertos rozando mi capullo.

- Eso es justo lo que quiero, pero aguanta y no te corras, disfruta del momento, yo también estoy muy caliente, tengo muchas ganas de tener esa polla dentro de mí pero me gusta bailar contigo, te siento pegado a mí y mis pezones están tan duros que me duelen.

- Ya los noto, me rozan aplastados contra mi pecho, nuestros vientres están pegados y mi polla se pasea entre tus labios rozando tu clítoris.

- Me encanta sentirte tan cerca, noto los latidos acelerados de tu corazón en mi teta y tus manos en mis nalgas me atraen más contra ti, estoy muy mojada.

Pudimos aguantar casi una hora, con la mirada nos pusimos de acuerdo enseguida, a medias de una canción lo dejamos y salimos de la pista, ya en la calle noté el frescor en mi pecho, estaba sudado desde el pecho hasta las rodillas, imagino que Emi también pues se abrigó al notar la diferencia de temperatura.

Cuando subimos al taxi fui yo quien dio la dirección, me la sabía de memoria, a su casa directamente.

Al entrar lo primero que hizo fue quitarse la chaqueta, con la luz indirecta de la lámpara del salón me abrazó como en el baile, me susurró la misma canción que acabábamos de bailar y seguimos los pasos como un rato antes, los cuerpos se pegaron y las manos fueron donde antes habían estado, su coño estuvo pegado a mí y mi polla se incrustaba entre ellos, las tetas me oprimían el pecho pero poco a poco nuestros pasos nos encaminaron a su habitación.

Por el camino Emi me sacaba la camisa y yo le soltaba el pantalón, en un momento que estábamos parados se le cayó al suelo, al ser también falda cayó vertical, ella sacó los pies y seguimos bailando, cada vez estaba más sexi, ahora con sus largas piernas enfundadas en las medias sobre los tacones, la blusa no llegaba a cubrir más que un poco la cintura, su culo asomaba por debajo y su pubis depilado brillaba por sus labios mojados, seguimos bailando, en el pasillo me soltó el cinturón y de un tirón me bajó los pantalones y los calzoncillos a le vez, mi polla saltó al lado de su cara pero volvió a abrazarme y seguimos bailando, unos pasos más allá con cuidado le saqué la blusa por la cabeza, mansamente levantó los brazos, sólo se quedó con el sujetador que realmente no era más que un adorno para sus tetas sueltas, al seguir bailando la acerqué a la pared y la aprisioné contra ella mientras mi polla horizontal presionaba entre sus muslos, subió una pierna sobre una silla tapizada, con los zaparos altos estaba al mismo nivel de su coño y mi polla solo tuvo que avanzar, mientras nos besábamos y mis manos estrujaban sus tetas ella me abrazó y esperó hasta notar como entraba en ella, solo suspiró y volví a empujar, a la siguiente vez ya la clavé hasta el fondo, contra la pared no tenía escapatoria, todo lo contrario ella buscaba la mejor postura para recibirme, yo solo empujaba y casi la levantaba de los empellones.

Cuando la saqué casi no podíamos respirar, los besos no nos lo permitían, la polla brillaba de jugos igual que sus muslos, seguimos bailando hasta entrar en su habitación, solo le dio tiempo a encender la luz de la mesita, quiso abrir la ropa de la cama pero mientras lo hacía agachada le metí la polla por detrás cogiéndola por la cintura, esperó paciente a que se la clavara varias veces para darse la vuelta y echarse sobre la cama con las piernas y los brazos abiertos.

Cuando subí a la cama lo hice de rodillas entre sus piernas, le quité los zapatos lentamente y le chupé los dedos de los pies sobre las medias, con las manos seguí la prenda hasta la cinta elástica en sus muslos y la bajé enrollándola lentamente dándole besos en la pierna hasta sacarla por los pies, ella se retorcía levantando el culo y mostrándome el sexo mojado separándose los labios con las manos.

Con las piernas desnudas los besos fueron ascendentes y pasé de una ingle a otra varias veces hasta que me cogió la cabeza y la apretó contra el coño, estaba abierto como sus piernas y mi boca casi lo cubrió, el resto con la lengua lo recorrí lentamente.

La punta de la lengua entraba hasta donde podía en su vagina, el clítoris esperaba dentro de mi paladar hasta que la lengua lo lamía, mis manos elevaban sus nalgas para atraerlas hacia mí.

Cuando cruzó sus piernas sobre mi cabeza inmovilizándola contra su coño supe que iba a tragarme su corrida, se tensó para seguidamente agitarse como si le atacaran unos espasmos incontrolables, yo solo tuve que chupar y tragar los jugos que manaban de su vagina, cada vez que rozaba el clítoris un salto la sacudía.

Poco a poco fue aflojando sus piernas hasta que me dejó salir de entre sus muslos, cuando dejó las piernas caídas a mi lado pude seguir besando su vientre, su ombligos y su estómago, Emi con los brazos en cruz, esperaba mientras se reponía del orgasmo, mis ojos observaban su cara entre los dos montículos de sus tetas erguidas, apenas se deformaban al estar boca arriba, sus labios entreabiertos respiraban agitadamente y su pecho subía y bajaba al compás.

No se movió cuando le besé debajo del nacimiento de sus tetas, la suavidad de la piel se elevaba de momento en una curva que solo descendía cuando el pezón marcaba la cima, con la lengua rodeé todo el circulo, desde el nacimiento en las axilas hasta el canalillo que separaba de su gemela, después hice lo mismo con la otra, para el final dejé los pezones, estaban abultados sobre la curva de la areola, a la aspereza del circulo rosado se unía el abultamiento duro que solo se doblegaba a la presión de mi lengua, al aspirar sobre él me rozaba en el paladar, casi la campanilla.

Emi suspiraba mientras esperaba impaciente a que siguiera mi viaje sobre ella, cuando no pudo esperar más me cogió la cabeza y tiró de ella, tuve que subir sobre su cuerpo caliente, mi polla iba labrando un surco entre sus piernas, cuando mi boca coincidió con la suya la verga se apoyaba sobre sus labios vaginales, sus piernas se abrieron lentamente como un libro y yo caí por la gravedad entre ellas, mientras la chica me metía la lengua hasta mi garganta yo entraba en ella hasta su matriz, los dos suspiramos ante el placer que sentimos, tardamos unos segundos que se hicieron eternos antes de empezar a movernos, la lengua buscaba la mía enroscándose a su alrededor, los labios pegados buscando la mejor postura para sentir el máximo de sensaciones, al mismo tiempo mi polla iba entrando despacio en Emi, cada pliegue de su vagina sonaba como un diapasón, no teníamos prisa y preferíamos sentir todos los sentidos a la vez, mis manos seguían acariciando la piel suave de las tetas de la chica a la vez que ella me acariciaba las nalgas atrayéndome hacia ella, el olor de nuestros cuerpos combinaban el aroma de los diferentes perfumes que nos habíamos puesto con el sudor que asomaba sobre la piel, solo la visión de la mirada cercana de Emi al infinito hacía que degustara su saliva y al mismo tiempo aspiraba su tibio aliento.

Mi polla estaba a punto de estallar, la chica la notaba en su interior, cuando el glande palpitaba peligrosamente Emi se detenía un momento para que bajaran las pulsaciones de mi corazón pero este truco no duró mucho, cada vez me costaba más calmar a mi verga y las pausas se repetían con frecuencia por lo que tomó una decisión radical, me abrazó y rodó sobre mi poniéndome debajo, no llegó a sacar la polla, cuando se quedó sentada sobre mis piernas, esperó hasta que notó que ahora era ella la que mandaba e imprimía el ritmo que prefería, yo me relajé y me dispuse a admirar como botaban sus tetas al ritmo de sus saltos sobre mí, cuando mi polla no presentaba un peligro inminente sus caderas giraban en todas direcciones buscando el roce de mi capullo en todos sus rincones más sensibles.

Comprobé que Emi era una belleza desde todos los ángulos, desde abajo la redondez de sus caderas, la estrechez de la cintura y las duras tetas se reflejaban en la pared del dormitorio iluminada por la lámpara de la mesita de noche, su melena quedaba en el aire junto con sus tetas cuando estaba en el punto más alto antes de caer sobre mí clavándose mi polla, era como una amazona al trote, cuando se fijó lo que miraba quiso verse ella y empezó a cabalgar, su risa se mezclaba con sus gemidos, cada vez aceleraba hasta llegar al galope, yo le guiaba con las manos en sus caderas para evitar un accidente hípico.

Fue como si hubiera recibido una descarga, no lo intuí pero imagino que estaría un rato intentando retardarlo pero su cuerpo tenía un límite y no pudo evitar el orgasmo que la sacudió, cuando cayó sobre mí no podía coordinar sus movimientos, tuve que sujetarla para evitar que dañara sus tetas contra mi pecho, con la boca abierta buscando aire para sus pulmones y los ojos cerrados concentrados en las sensaciones que le enviaban sus sentidos, sus músculos pélvicos apretaron mi polla tratando de exprimirla y lo consiguieron, se juntó todo, la visión de nuestros cuerpos en la pared como sombras chinescas, los gritos de Emi y los gruñidos míos, la sensación de tener junto a mí a una mujer hermosa y sobre todo bella por dentro, como gozaba del momento junto a mí y me daba todo lo que me hacía más feliz, fue el detonante para que mi polla explotara dentro de ella, que al notar como la inundaba de semen me beso apasionadamente.

Cuando pudimos razonar caímos abrazados, nuestros corazones ahora galopaban juntos, poco a poco caímos en un sopor que nos llevó a quedar exhaustos, yo intenté seguir besándola pero ella con más conocimiento me puso un dedo frente a los labios y me dijo.

- Calma Juan, tenemos toda la noche, es mejor que descansemos un rato.

Me dio un piquito en los labios y me abrazó, al momento se había quedado dormida, apagué la luz, yo quería rememorar toda la noche que habíamos pasado, la cena, el baile, el sexo pero no tardé en caer en los brazos de Morfeo también.

No sabía bien qué hora era, en la oscuridad total solo se oía la respiración sosegada de Emi a mi lado, estaba boca abajo, con los brazos y la cabeza debajo de la almohada, pasé la mano desde la nuca hasta el culo, la sucesión de suaves curvas me pusieron la polla otra vez dura, estuve repasando toda su piel tibia, notaba como acusaba el roce de mis dedos pues el vello se le erizaba a mi paso, sin haberlo previsto me vi pasando mis labios por donde había pasado mis dedos, Emi balbuceaba algo entre sueños pero lentamente fue separando sus piernas, cuando subí entre ellas y le fui besando entre los muslos ella seguía separándolos hasta que pude besarle entre las nalgas, se movió lo suficiente para que pudiera llegar hasta su sexo, sus labios despedían un aroma de mujer ardiente, cuando seguí besándole la espalda hasta el cuello sacó la cabeza de la almohada y me dijo.

- Mmm, que dulce despertar, me encanta como me besas, sigue por favor.

Me centré en la nuca y en los hombros, por los lados salían dos medias tetas aplastadas sobre el colchón y mi polla iba abriéndose paso entre sus muslos presionando sus labios, la chica estuvo gozando de mis besos con los pelos de su melena rubia sobre su cabeza dejando la nuca al descubierto.

Un solo movimiento de cadera bastó, elevó la cintura y alineó su vagina a mi capullo que presionaba ligeramente, le humedad que lubricaba me hizo resbalar hasta dentro sin dificultad, cuando mi vientre se pegó a sus nalgas ella movió el culo y todavía pude entrar un poco más.

Estuve entrando y saliendo lentamente mientras le seguía besando en la nuca y el cuello hasta que fue saliendo suavemente de debajo de la almohada hacia atrás hasta quedar de rodillas con la cabeza en la sábana, yo de rodillas la cogí de las caderas y seguí metiéndola al mismo ritmo.

- ¿Quieres hacerme feliz del todo?

- Claro, tu felicidad es la mía.

- Me gustaría sentirme tuya del todo, que me llenaras totalmente, como tú sabes.

- Dime lo que quieres que te haga.

- Lo que gustes, lo que te plazca, si quieres lléname el culo con tu polla, me encanta sentir tu verga en mi culo.

- No me atrevía a pedírtelo, a mí también me gusta que me recibas en todos sitios, pero como no estás lubricada…

Emi por toda contestación sacó de la mesita un frasco de crema y me lo pasó detrás, sin sacarle la polla del coño me unté los dedos y le fui dilatando el ano, la chica no esperó que le metiera dos dedos, se separó las nalgas y agachó un poco más la cabeza sobre el colchón, mi polla estaba frente a su culo cuando me dijo.

- Juan métela ya por favor, sin miedo y hasta el fondo.

No me hice de rogar, cuando el glande venció la resistencia del esfínter suavemente y con la ayuda de la crema en tronco entró hasta dentro, la oí suspirar cuando me pegué a ella.

- Muévete Juan, hazme sentir tu polla.

Estuve entrando y saliendo un rato cogido a sus caderas, solo se oía el chapoteo de mis huevos contra sus labios encharcados, la chica se enderezó al sentir que le llegaba el orgasmo y acompañaba con sus movimientos mete y saca, antes de ser atacada por los espasmos se giró hacia mí y dijo.

- Me corro Juan, me corro por favor no te corras tú, aguanta un poco, no pares.

Seguí moviéndome alentado por Emi y no paré aunque la veía dar golpes con las manos en la sábana y mover la cabeza de un lado para otro mientras gemía alocadamente, cuando ya parecía que iba recobrando el control le anuncié.

- Emi, lo siento pero me voy a correr.

- No, espera un poco.

Emi, que ya estoy a punto, ya no aguanto más.

La chica se hizo hacia adelante y se sacó la polla del culo, con un giro rápido buscó mi verga mojada y se la metió en la boca después de lamerla, cuando desapareció en su garganta su nariz rozaba mi pubis, se cogió a mi cintura y siguió imitando como si me follara su boca, le cogí la cabeza para separarla cuando notaba que la leche venía a borbotones pero ella no hizo caso y siguió metiéndosela hasta que se tuvo que parar para tragar los chorros que iba disparándole.

Me miró con los ojos húmedos, en los labios apenas había vestigios de semen pero pasó la lengua y los repasó sonriendo.

Esta vez fui yo quien se durmió primero, agotado y satisfecho como un bebé recién amamantado me acurruqué en el cuerpo de Emi, su respiración acompasada era como una nana a mis oídos, me acariciaba el pelo mientras me rozaba mi cara con la suya.

Estaba casi amaneciendo cuando me moví y note la calidez de la compañía, instintivamente la rodeé con un brazo y recorrí sus caderas y sus piernas, la piel se volvía a erizar a mi tacto, cuando pasé por su vientre se puso de lado de espaldas a mí, por debajo de su brazo seguí subiendo hasta alcanzar a su teta, estaba tan dura o más que antes, al rodear el pezón acabó de endurecerse del todo pero me extraño que no me llenara la mano, me pasé a la otra, debía estar pegada debajo pero no estaban separadas, duras pero separadas y más pequeñas, me costó asimilar la idea pero cuando entreabrí los ojos a tres centímetros descubrí una melena morena y rizada, no acababa de coordinar los pensamientos y pasé una mano por detrás de mí, el calor del culo de Emi me recibió.

Salté y me senté en la cama, a mi derecha como la había dejado de madrugada estaba Emi desnuda, la maravillosa chica de melena rubia que me había regalado una tarde noche fabulosa, a mi izquierda estaba Magda también desnuda, la prima jovencita de Emi, morena con un cuerpo de infarto y que me miraba con una sonrisa pícara.

A mi movimiento se despertó también Emi y viéndome encendió la luz, cuando vio a Magda también dio un salto y se sentó en la cama, Magda también lo hizo, era un poco cómico vernos a los tres sentados con la sábana sobre las piernas, ellas exhibiendo sus tetas y yo con la polla muerta entre mis piernas.

- ¿Magda, que haces aquí, no deberías estar en casa de tu amiga Raquel de fiesta de pijamas?

- Pues si Emi pero me vine a casa a media noche.

- ¿Qué pasó, ocurrió algo?

- No, nada de importancia, sólo que estaba cansada de que su hermano me metiera mano por todas partes y me vine.

- Y ¿desde cuándo estás aquí?

- Pues vine de noche, estabais durmiendo y me di una ducha, el hermano de Raquel es un pulpo pero me había calentado y me di una ducha, quise felicitarte y me asomé a tu habitación y os vi durmiendo pero en ese momento Juan se despertó y empezó a besarte por la espalda.

- Y te fuiste, claro.

- Pues no, me senté en la butaca del rincón, aún estaba cachonda y estuve viendo como follabais.

- No me digas que te gusta mirar también.

- La verdad es que me gustó mucho veros como follabais, me tuve que acariciar el clítoris mientras le pedias que te metiera la polla por el culo.

- Magda eso no está bien, aún eres una cría para esas cosas.

- Ya no soy tan cría, pregúntale a Juan si le ha gustado mi cuerpo cuando lo acariciaba al despertar.

- Ejem… la verdad es que tienes un cuerpo precioso pero yo no sabía que eras tú.

- Me gustaría que una noche me trataras como a mi prima Emi, a ella le ha encantado como le rompías el culo, imagino que antes le habrás metido la polla en el coño, y la mamada que te ha dado nada más de sacarla del culo…

- Eso ha sido porque me puse un enema anoche para limpiarme bien Magda, por si no lo sabes.

- Sí que lo sabía prima, es normal, de todas formas me ha encantado veros, hacéis una buena pareja, no he podido resistir acostarme con vosotros, me he corrido mientras le cogía la polla a Juan, aunque como estaba tan castigado no se le ha puesto dura.

- Vaya con tu prima Magda, parece que ha crecido en pocos días.

- No lo sabes bien, me gustaría demostrártelo pero ya habrá mejor ocasión, os dejo que sigáis festejando el cumpleaños, ¡Ah! Por cierto Emi, felicidades, casi se me olvida.

- Gracias Magda, dame un beso.

- Mmm, gracias Emi, pero este beso no es como los que le dabas a Juan, jajaja.

- Jajaja, pues no, esos solo se los doy a él.

- Me voy a mi cuarto o a tomar otra ducha, jajaja.

Magda salió de la habitación andando con paso sensual, oscilaba sus caderas y sus tetas demostrando que ella también tenía un cuerpo deseable, cuando cerró la puerta tras de sí, Emi y yo nos miramos sorprendidos por la precocidad de su prima pero estallamos en una carcajada.
Con las piernas flojeando y los ojos cegados por el sol de la mañana crucé a casa, no había nadie a esas horas y me metí en la habitación, me eche en la cama vestido, había desayunado en casa de Emi, cuando nos dejó tranquilos su sobrina Magda ya no pudimos dormir y Emi con muy buen criterio se levantó y trajo una bandeja con un delicioso desayuno a la cama, de no haber sido así habríamos acabado como empezamos la noche.

Estábamos bastante perjudicados y me sugirió muy amablemente que me fuera a mi casa, ella por su parte iba a darse una ducha y seguiría un rato más entre las sábanas.

Cuando desperté el olor a comida casera de mi tía me llenaba los pulmones, sin muchas ganas me duché, mi ropa hacía olor a todo menos a limpia, cuando bajé al comedor la familia estaba ya a la mesa, había una expectación como cuando baja una vedette la escalera en el escenario, todos se volvieron y esperaron a que me sentara, mi tía me sonreía socarrona, mis primas estaban deseosas de saber que había pasado y mi tío impaciente por averiguar cómo había disfrutado con Emi.

Los mantuve en la incógnita hasta la noche, me quedé más tarde en el sofá viendo una película de cine negro evitando el interrogatorio del tercer grado, mi tío estuvo leyendo y mis primas un poco decepcionadas se fueron a dormir, al fin mi tío se rindió y mi tía subió para arriba también.

Ya había pasado un tiempo prudencial cuando apagué la tv y me fui a dormir, la película ya la había visto muchas veces.

Entré en la habitación a oscuras para no alertar a mi familia pero cuando encendí la luz de la mesita vi que mi tía estaba dentro de mi cama, llevaba el camisón puesto, esto me tranquilizó un poco pues era de las que se lo quitaba todo rápidamente, no le dije nada y me desnude, cuando retiré la sábana para entrar vi que el camisón si lo llevaba pero subido justo hasta el cuello, debajo una mano se pellizcaba un pezón y la otra se perdía entre sus piernas.

- Cuanto has tardado Juan, me tienes en ascuas.

- ¿Qué te pasa Ana? Te veo algo intranquila.

- Intranquila no, impaciente de que me cuentes todo.

- Todo ¿el qué?

- Pues todo ya sabes, la fiesta del cumpleaños de Emi.

- Pse. Ya sabes… cena, baile, cama, lo normal en estos casos.

- De eso nada, quiero que me lo cuentes con pelos y señales y te advierto que he estado con Emi y también me lo ha contado todo, pero me gusta más como lo cuentas tú, la versión femenina ya la tengo, así que cuenta, cuenta.

- Jajaja, no te puedo engañar Ana, pues te puedes imaginar… si te cuento el aspecto de Emi, era de lo más excitante, la blusa que le regalaste era un primor, sus tetas lucían como faros en la noche, ya sabes el cuerpo que tiene la chica y arreglándose a conciencia era una visón celestial, la cena no pudo ser mejor pero sobre todo en el baile las cosas llegaron a un nivel difícil de superar, yo sin ninguna idea de bailar seguí a Emi y me perdí entre sus brazos, no pensaba más que en no pisarla y en no correrme en mis pantalones, como no podíamos aguantar nos vinimos pronto, en su cama acabamos la fiesta, ha sido una noche de ensueño, los dos teníamos ganas de dar placer y nos portamos bien o por lo menos eso creo.

- Si eso ya me lo ha contado Emi, está encantada contigo, además de lo buena persona que eres, el trato que nos das nos pierde, me dijo que está encoñada con tu polla, la llevas al cielo cuando folláis, en eso estoy totalmente de acuerdo con ella, tienes una verga tan suave que nos enloquece.

- Pues te podrás quejar, tu marido la tiene mucho más grande que yo.

- No entiendes a las mujeres aún, a mi me gusta más la tuya, es tierna, suave, y tan gorda como la de Antonio, cuando me la metes la noto como si fuera de terciopelo que me va llenando paulatinamente hasta quedar casi sin poder hablar, me rozas las rugosidades de la vagina con una suavidad que me hace subir a las nubes, esto mismo me dijo Emi, en cambio Antonio tiene el capullo áspero, si no estoy muy mojada me hace daño, no se preocupa en mojarme primero, va a la suya y con esa polla enorme me atraviesa, contigo me excitas lo más sensible de mí, ¿te das cuenta a lo que me refiero?

Ana mientras decía esto cerca de mi oreja remarcaba sus afirmaciones cogiéndome la polla y bajándola con efusión, la había sacado por la bragueta del pijama corto que llevaba pero sólo se contentaba con moverla con la mano apretada al tronco.

Cuando se abrió la puerta de mi habitación la cabeza de mi tío Antonio apareció y se coló.

- ¿Qué hacéis a estas horas? Mañana hay que madrugar.

- Pueees, le estaba anunciando la visita de sus padres, ha sido una sorpresa.

- Vale pero no tardes, no me puedo dormir y ya sabes cómo concilio el sueño pronto.

Mi tío se cogió el paquete sobre su pijama indicando sin ninguna duda lo que esperaba de Ana, ésta había soltado mi polla según se había aflojado, mi tío no se había percatado porque hasta medio pecho se le veía el camisón puesto y no sospechó.

Cuando cerró la puerta tras de sí mi tía me dijo.

- Ves a lo que me refiero, poquito romántico, le tendré que hacer una mamada y se dormirá como un bebé, me sabe mal dejarte así, yo ya estoy mojada, me habría gustado que terminaras en mi.

- No te preocupes, ya habrá lugar ¿pero qué has dicho de mis padres?

- Ah! Se me olvidaba, tu madre me ha llamado porque venían a la ciudad a no sé qué asunto y que pasarían a vernos, lógicamente los hemos invitado a comer, mañana estarán aquí.

- Uf, pues me van a echar la bronca, hace ya un poco que no les llamo.

- No será para tanto, te adoran igual o más que nosotros.

Al salir Ana me dedico una despedida especial, se levantó el camisón por detrás enseñándome su culo redondo, yo le correspondí sacándole la lengua.

Creí que me iba a dormir enseguida pero la siesta “del borrego” que había hecho por la mañana antes de comer me había sentado tan bien que no podía conciliar el sueño, bajé con cuidado a la cocina y me bebí un vaso de leche, cuando subí oí en la habitación de mis tíos.

- Ana, me voy a corre, deja de chuparme los huevos.

- De eso nada, aguanta más que ahora me la tienes que meter en el culo.

Me sorprendió el cambio de mi tía, ahora era ella la que agobiaba a su marido, se notaba que había salido caliente de mi habitación, tras de mí se abrió la puerta de Cielo Riveros.

- Shhhht, Juan entra un momento.

Silenciosamente entre como me pedía, la luz estaba apagada y solo la encendió cuando cerró detrás de mí, le puso un pañuelo a la mesita de noche y quedo una luz tenue.

- ¿Qué haces aún despierta?

- Qué hacemos, yo estoy aquí, dentro de la cama de mi hermana.

- ¡Katherine Riveros! ¿Sabéis la hora que es?

- Me vine con Cielo Riveros por si querías contarnos algo pero ahora mis padres no nos dejan dormir, desde hace un rato están follando como locos.

- Sí, mi madre no lo deja acabar, al parecer mi padre solo quería que le diera una mamada para dormirse pronto pero mi madre ahora le pide el servicio completo, jajaja.

- Hace un rato lo hemos oído subir a tu habitación, buscaba a mi madre.

- Tu madre estaba contándome que mis padres vendrán a comer mañana, ya hace mucho que no les llamo.

- Ah, ¿entonces no estabais follando? Pues menos mal, habría sido un show, jajaja.

- Bueno qué queréis que os cuente.

- Pues como os lo pasasteis la azafata y tú.

Les tuve que repetir la versión que le había dado a Ana un momento antes, aunque no tenían la referencia de una polla de hombre maduro estuvieron de acuerdo en que mi polla les encantaba.

Al saber que había pasado la noche con Emi y quisieron demostrármelo, Katherine Riveros como siempre la más intrépida mientras les daba detalles más o menos fieles de la noche de sexo me rozaba la mano por el pecho y la iba bajando hasta pasarla debajo de mi pijama pero cuando llegó se encontró con la de su hermana que había empezado después pero fue directa al capullo, tuvieron un leve forcejeo por apoderarse de mi polla del que salí beneficiado, al final firmaron un pacto, Cielo Riveros seguiría dominando el capullo y Katherine Riveros el tronco con los huevos como premio, me exigieron que les siguiera contando todo desde el baile hasta la follada nocturna mientras ellas seguían entretenidas en chupar mi polla a dúo, lo único que me dejaron hacer fue acariciarles las tetas y pulsar los botones que asomaban brillando entre los labios de sus juveniles coños, era una delicia tener las dos manos ocupadas en las dos hermanas tan iguales y tan diferentes.

Cuando empezaron a notar que mi capullo se ponía morado y palpitaba peligrosamente pegaron sus caras a la verga vertical y siguieron lamiendo hasta que una fuente de leche lanzaba al aire unas sacudidas que caían aleatoriamente sobre sus rostros, rompieron su pacto cuando las dos quisieron limpiar mi polla chupando desde el capullo hasta los huevos.

Ahora ya no tuve excusa para no dormirme pronto, caí como un saco y no desperté hasta bien entrada la mañana.

Mi tía estaba afanosa en la cocina, no había ido a la tienda para preparar la comida para los siete, le ayudaba a montar la mesa grande cuando me dijo.

- Vaya manera de roncar ésta mañana.

- ¿Yo?, si no me he despertado en toda la noche, ¿Cómo lo sabes?

- Porque esta mañana he subido a verte, quería terminar lo de anoche, me supo mal dejarte con la polla dura pero dormías como un ángel, parecía como si te hubieran ordeñado esta noche.

- Pues no te quejarás, anoche te oí como fustigabas a Antonio para que te diera por el culo.

- Jajaja, fue gracioso, él tan egoísta como siempre solo quería que le mamara la verga y dejarme a dos velas pero con lo mojada que salí de tu habitación también quise mi ración y vaya que la conseguí, pero me acordaba de tu polla ¿Eh?

- Gracias, es todo un detalle, hablando de otra cosa, ¿le notaste a mi madre algún tono de enfado hacia mí?

- Nada de eso, estaba encantada de vernos otra vez, a las dos se nos ha pasado el tiempo sin sentir, por diferentes motivos, claro.

Un poco antes de medio día el coche de mis padre pitó desde la puerta, Ana estaba al tanto y abrió la puerta de par en par, se había arreglado para la ocasión y estaba guapísima, cuando bajó mi madre del coche yo estaba sujetándole la puerta, se le cayó el bolso con la impaciencia de abrazarme, se me hizo un nudo en la garganta al notar su abrazo tan amoroso, las lágrimas le caían sobre las mejillas.

Mi padre me tocó en el hombro reclamando su tiempo, mi madre a regañadientes le tuvo que dejar espacio y me abrazó igualmente, era un abrazo distinto, el de mi madre era más sentimental pero el de mi padre era más de amigo, compañero o resumiendo de hombre, noté la diferencia de los que me daba antes de venir con mis tíos.

Mis primas los saludaron igualmente, ellos alabaron la belleza de las chicas, también habían cambiado mucho, de las niñas pijas que fueron un verano al pueblo ahora eran una señoritas de lo más sencillas y afables.

Mi madre aun con la poca diferencia de edad con Ana se notaba más mayor, por supuesto no vestía con la clase de Ana ni tampoco se cuidaba el cuerpo como ella pero estaba guapa y elegante.

- Bueno pasad, estáis en vuestra casa, mira Maritere, ¿qué te parece el cambio en la decoración? Creo que no la habías visto, y a ti Paco ¿te gusta?

- Nos encanta todo pero sobre todo veros tan guapos y contentos, parece que ha pasado una eternidad cuando Juan se vino con vosotros y más cuando no se acuerda ya de sus padres…

- Mmm, no le regañes, puedo dar fe que está muy ocupado, no para de aquí para allá.

Ana me miró de reojo y me vio muy nervioso esperando la bronca y salió al quite.

- ¿Qué os parece si nos sentamos a la mesa?, la ha montado Juan.

- Vaya, si que ha cambiado, en mi casa no lo había hecho nunca.

- Pues aquí colabora como el que más, mis hijas también han aprendido con él, ahora somos todos uno.

Mi tía se esforzaba por tener todo al máximo detalle y fue sirviendo la comida, después de un aperitivo de mariscos.

A mi madre se le notaba ganas de decir algo y yo me temía lo peor.

- Os envidio, vosotros estáis tan acompañados y nosotros tan solos los dos, nos gustaría que Juan volviera con nosotros a casa, ya os ha molestado bastante.

- ¡DE ESO NADA! Juan no molesta en absoluto, precisamente es un chico que está siempre encima de nosotras, pendiente de nuestras necesidades más intimas, cualquier cosa que necesitamos allí está Juan, ¿verdad chicas? y Antonio está encantado con él, le ayuda en todo, está siempre pendiente de su tío Antonio, colabora con él para todo, os diré que le ha prometido enseñarle el negocio de las tiendas cara al futuro, nos queremos retirar pronto.

- Pero Juan debe estar con nosotros, lo añoramos mucho y estamos tan lejos que apenas lo vemos, os agradecemos vuestros desvelos pero ya está mucho tiempo aquí.

- Os entiendo mucho cuñada pero eso se puede arreglar, precisamente estos días había hablado con tu hermana Ana porque he decidido pagarle la autoescuela para que se saque el permiso de conducir y después le pensaba comprar un cochecito para que tuviera más movilidad, así podría ir a veros con frecuencia.

- Ah! eso sí que no, el coche se lo compro yo, que menos, mi hijo es mi responsabilidad y para eso soy su padre, no faltaría más, ¿verdad Maritere?

- Nada, nada está decidido, el coche se lo compramos nosotros, estamos económicamente mejor y el chico se lo merece.

- No me parece bien, el coche lo pagamos nosotros.

- Bueno si quieres a medias.

- Vale me parece bien a medias, pero que no sea muy caro que los jóvenes son muy atolondrados.

- Pero mi sobrino Juan no lo es, tiene un tino especial y una paciencia de Job, siempre nos da la prioridad a nosotras y es todo un caballero.

Mi tía Ana no daba “puntada sin hilo”, yo la miraba asombrado y a ella se notaba como se mordía el labio dentro de la boca cuando hablaba con segunda intención, a mis primas no les pasaba desapercibido nada, por eso se levantaron y Katherine Riveros se puso detrás de su madre y Cielo Riveros detrás de mí como reafirmando lo que decían, mis padres lo notaron y perdieron fuerza, se percataron como todos estaban conmigo, el colmo fue cuando sonó la puerta de la calle, al salón entró Emi, vestía bastante modosa, con el pelo recogido en una gruesa trenza y apenas maquillaje, los labios rosados y una falda estrecha, se había puesto gafas graduadas que le sentaban de maravilla y le daban un toque intelectual, era la primera vez que la veía con gafas y creo que los demás también.

- Hola a todos, soy Emi la vecina de enfrente, he oído que llegaban y no me he resistido a venir a conocerles.

Mi padre se levantó de un salto y fue a darle la mano, la chica la recogió pero lo atrajo hacia ella y le besó en la cara, a mi madre le dio dos besos sin rozarle el maquillaje pero muy cariñosos.

- Os voy a presentar, Emi mi vecina y mi mejor amiga, le conté que veníais a comer, también está muy contenta con Juan, es su profesora de lenguas y está encantada con su alumno.

- Oh sí, es un alumno aventajado, en cualquier lengua aprende muchísimo, incluso a veces me sorprende y es él el que me enseña a mí.

Yo estaba abochornado, imagino que colorado por el calor que me subía a las mejillas, Emi le seguía el juego a Ana y no podía ser más explícita si hubieran captado la ironía.

Mi padre la miraba embobado con la boca abierta, mi madre tuvo que darle un codazo para que se espabilara.

- Es que mi hijo no tiene juventud, lo veo apagado, nunca nos ha comentado nada de chicas, como madre me gustaría que me alegrara contándome de sus novias, siempre está solo sin amigos, estudiando, se pierde la edad de salir por ahí.

- Es que Juan es muy inteligente, los estudios para él son lo primero y las novias siempre complican las cosas, estoy seguro que no perderá la ocasión si tiene alguna oportunidad, hasta juraría que ya no es virgen.

- Todos estallaron en una carcajada menos yo y mi madre.

- Eso también me preocupa, mi hijo debe saber de la vida, a su edad ya debía a conocer a las mujeres, luego si no sabe tratarlas se aprovecharán de él y le harán daño.

- No creo que sea el caso de mi sobrino, demuestra una gran discreción pero creo que alguna aventurilla si habrá tenido ¿verdad Juan?

- Siiii tía Ana, alguna.

- ¿Veis? No hay que preocuparse de nada.

- Hijo ¿quieres que hablemos de hombre a hombre? Te invito a tomar un café en el bar de la esquina.

No me pude negar a mi padre y salí con la cabeza baja.

- Mira hijo, tu madre no hace más que insistir para que tenga una conversación de hombre a hombre contigo y creo que tiene razón, ya eres un hombrecito y debes saber cosas de mayores, la vida no es como se ve de crío, hay muchas cosas que desconoces, las mujeres entre otras, las chicas son unas personas a las que tienes que respetar mucho, sobre todo ser caballero siempre, piensa en tu madre, yo siempre la he respetado como lo que es, y no sé si hablarte del sexo, es un tema delicado pero a tu edad debes estar preparado, entendería que viviendo rodeado por mujeres y todas muy guapas tengas tentaciones y malos pensamientos pero piensa en que son tus primas y tu tía y les debes un gran respeto y sobre todo a tu tío Antonio, es un hombre muy cabal y serio, yo no le conozco ningún defecto y a tu tía menos, es una persona muy formal, aunque te tengo que confesar que tiene un punto que me gusta, siempre me ha gustado y en secreto te diré que le tengo un poco de envidia sana a Antonio y no sé porqué porque tu madre es una santa y nos queremos mucho.

Solo te aconsejo que vayas con cuidado y te juntes con personas que te enseñen mucho y que te quieran, las chicas sobre todo, por cierto tu profesora de lengua es un bombón, ¿no te has dado cuenta?

- Si papá lo haré, gracias por advertirme, me has despejado muchas dudas, el tema de las chicas siempre me ha preocupado pero ahora me interesa estudiar, las novias pueden esperar, ¿te refieres a Emi? Pues no me había fijado, no está mal, no.

- Así me gusta, pero ten cuidado con las neuronas porque a veces se piensa más con la polla que con la cabeza, ¡uf! perdona se me ha escapado la expresión.

- No te preocupes papá te he entendido.

Cuando volvimos con el resto estaban riendo todos, mi tío había contado alguna anécdota de la tienda, esperaba que no fuera la vez que follamos a la cajera y a la dependienta los dos.

Mi madre ya había bajado la guardia y ahora era ella la que borraba cualquier duda a mi padre, le convencía que donde mejor estaba era con mi familia adoptiva rodeado de mis tíos y primas y de mi profesora de lenguas vivas.

Cuando se despidieron me hicieron jurar que les llaCielo Riveros con más frecuencia y que cuando quisiera comprar el coche llaCielo Riveros a mi padre para elegirlo entre todos.

Al oír el coche de mis padres alejarse mi tío se sentó en el sofá con su periódico, mis primas se subieron a sus habitaciones riéndose de la tarde que habían pasado y yo entré en la cocina para beber un poco de zumo, estaba empachado y nervioso por todas las recomendaciones. Ana estaba delante de una pila de cacharros sucios en la pila.

- ¿Qué te ha parecido la comida, les habrá gustado a tus padres?

- Cómo no, eres una anfitriona perfecta.

- Perece que se han ido convencidos, ¿verdad?

- Que mal rato he pasado, me veía en el pueblo otra vez, menos mal que me has apoyado aunque me has tenido en vilo.

- No he mentido en nada, solo he dicho que estabas encima de nosotras y es cierto, bueno a veces detrás o debajo o delante pero es cierto y que te adoramos, hasta tu tío es tu “socio” a veces, jajaja.

- Tienes una finura y una ironía que me pone cachondo Ana.

- Pues imagina como me pones a mí, cuando lo decía notaba como me humedecía el coño y aún no se me ha pasado, ¿dónde está tu tío ahora?

- Está con su periódico en el salón se ve desde aquí.

- Me gustaría que me comieras el coño ahora, siento un ardor que necesito que me calmes.

- Súbete a la encimera, vigila por el cristal del horno que no venga nadie y quítate las bragas.

- Ya no las llevo, me las he tenido que quitar cuando se han ido, las llevaba empapadas.

- ¿Y Emi? No la he visto marcharse.

- Sólo ha venido a reafirmarse para que te quedaras, la tienes enamorada, luego se ha despedido discretamente.

- Que chica, me vuelve loco, lástima que sea yo tan joven.

- Pues para follarla no lo eres truhan, jajaja.

- Abre las piernas bien Ana, que tienes un coño más delicioso que tus postres.

- Que galante eres, pues cómetelo entero, está relleno de licor.

- Me lo beberé cuando salga, ya lo he saboreado muchas veces.

Ana abrió las piernas casi a 180º la falda de marca que llevaba no le importó y se la subió a la cintura, se metió el delantal en la boca para no gemir cuando se corriera y se pellizcaba las tetas por encima de la blusa de seda natural.

Tuve que ayudarle a bajar de la encimera, las piernas se le habían quedado entumecidas pero pronto se repuso cuando se arrodilló frente a mí, ahora era yo el encargado de vigilar por el espejo del horno, con la nata que había sobrado de los pasteles que habían traído mis padres me untó la polla hasta que desapareció en su garganta y no permitió sacarla hasta que me vacié en ella, cuando se separó me recordó a una foto que había visto de All Johnson con sus labios blancos.

Salí de la cocina cuando le había ayudado a Ana a lavar toda la vajilla, no sentía los pies en el suelo de la mamada que me había hecho, ella también había disfrutado, sin saberlo le comí el coño dedicándoselo a mi padre, cumplí su sueño secreto aunque nunca lo supiera.

Creía que la noticia del permiso de conducir había sido un farol de mi tío, pronto sería mi cumpleaños y podría conducir, la verdad es que de momento me manejaba bien en transporte público pero era una buena idea pues podría ir a ver a mis padres y hacer alguna excursión con buena compañía, ya no me acordaba del tema cuando mis tíos me reunieron con mis primas y me dieron una tarjeta de la autoescuela.

Mira Juan, esta autoescuela está cerca de mi tienda, son unos chicos jóvenes que han emprendido el negocio y les interesa tomar clientes, los he conocido en el bar donde tomo café y son muy majos, son pareja pero no lo parecen, el muy serio y ella muy moderna, pero son encantadores y muy profesionales, de momento están empezando.

Cuando entré en la autoescuela me acerqué al mostrador, la chica estaba atendiendo a un chico joven, me entretuve mirando los posters con señales de tráfico, cuando terminó me atendió la chica, su aspecto no cuadraba con el negocio pero supuse que era la secretaria, iba vestida de roquera, chaqueta de cuero con tachuelas con pantalones ceñidos de piel y tatuajes en los brazos, la cara bajo los grandes ojos sombreados de rimmel y las orejas perforadas por varios pendientes, el pelo era lo más espectacular, la mitad rojo fuego y la otra mitad azul.

Cuando le entregué la tarjeta de mi tío la chica se levantó y me dio la mano enérgicamente, entonces vi sus pantalones negros ceñidos y las plataformas de sus zapatos que llevaba, aun así era más bajita que yo.

En un momento me explicó muy amable todos los detalles, llamó al señor que estaba dando una clase teórica en un pequeño cuartito lleno de señales y semáforos, un ordenador ayudaba en las lecciones.

El señor que vino parecía vestido del siglo XIX, con una larga barba y bigote muy bien cuidados, el pelo casi rapado por las sienes y un traje a rallas finas, de cerca ya parecía otra cosa, la luminosidad de sus ojos vivos le quitaron muchos años de encima, me explicó más o menos lo mismo que me había dicho Antonio, también me dijo que como no podían costearse un coche para las prácticas habían adaptado el suyo, un Mini de alta gama, al no tener mucho que hacer me dediqué a asistir a clase, no me dieron ningún horario, lo cierto es que no tenían casi clientela por lo que acudía cuando tenía tiempo libre.

Después de alguna lección me anunció que empezarían las clases prácticas, me dijo donde estaba el coche aparcado, allí fuimos la chica que había visto en la clase y el chico del mostrador, esperamos un rato cuando vimos a la chica del pelo a colores venir sobre sus altas plataformas, imaginábamos que vendría a decirnos que se aplazaban las clases por cualquier motivo pero cuando abrió la puerta y nos invitó a subir nos quedamos fríos.

Se sentó al volante y se quitó los zapatos, este día llevaba una minifalda de cuero y una camiseta de un grupo musical heavy, se volvió hacia nosotros seriamente y nos dio una charla antes de dar contacto.

- Bueno chicos, por si no lo sabéis me llamo Rosana, hoy por ser la primera vez voy a conducir yo, simplemente es para que veáis lo que es estar sentado de paquete, nuestra filosofía es diferente a las otras autoescuelas, nosotros queremos que aprendáis a conducir bien y no a aprobar simplemente, la mayoría de autoescuelas caen en ese error facilón, por eso os ruego que nos entendáis y que nos preguntéis cualquier duda y con toda confianza, ya somos colegas, ¿vale?.

- Me gusta tu forma de hablar, espero aprender mucho, sobre todo de conducir.

La chica metió la llave y arrancó el motor, se subió la falda hasta bajo del culo y se volvió hacia nosotros.

- Solamente hoy voy a conducir yo, mañana lo haréis vosotros, quiero que os fijéis como se hacen las cosas y los vicios que tienen la mayoría de conductores, también quiero que se os vaya de la cabeza de que las mujeres conducimos peor que los hombres, sólo hay mujeres torpes y hombres torpes, ¿está claro?

Nadie rechistó y cuando puso la primera y aceleró una nube de goma quemada quedó detrás de nosotros, me hundí en el asiento y me ajusté aún más el cinturón de seguridad, detrás de mi no se oía ni una mosca, los chicos sin conocerse se había cogido de las manos,

Con gran habilidad y seguridad fue sorteando los coches por las avenidas, yo me fijaba para encontrarle algún error y soltárselo a la primera ocasión, respetaba las velocidades, los semáforos, los paso de cebra, intermitentes y jugaba con el cambio de marchas como si estuviéramos en un rally.

Los chicos de detrás estaban lívidos, ya no se cogían las manos, ahora se abrazaban, yo delante y a su lado no tenía tiempo a marearme, veía la rapidez de sus piernas al pisar los pedales, aunque sus bragas negras asomaban entre sus muslos morenos no me daba tiempo a fijarme en ellas, se había puesto unas zapatillas que llevaba bajo el asiento, cuando llegamos a una explanada en las afueras de un polígono industrial dio varios trompos antes de parar bajo de una morera en un rincón de la explanada.

Los chicos urgieron a que saliéramos para poder salir de detrás, el chico se fue detrás del tronco del árbol y echar el almuerzo y la chica se tumbó en la hierba, no le importó quedarse en sujetador cuando se quitó a estirones la camisa, necesitaba urgentemente aire fresco, la profesora me miró.

- ¿Y tú qué, no devuelves?

- Pues no me ha dado tiempo a marearme, estaba alucinando tu manera de conducir, eres fantástica, yo quiero hacerlo igual.

- ¿De verdad, o te cachondeas?

- En serio, no he visto a nadie manejar el volante como tú.

- Si lo dices de verdad te enseñaré, no es difícil, solo te tiene que gustar.

- Me gustas mucho.

- ¿Te refieres a mí o a mi manera de conducir, aún piensas que las mujeres conducimos mal?

- Me refiero a todo si no te molesta, me gusta tu forma tan liberal para ti y demuestras que eres una mujer de los pies a la cabeza.

- ¿Sabes una cosa? Me gustas, veo que tu tío tenía razón, eres un chico inteligente, te voy a enseñar todo lo que sé.

Cuando mis compañeros se repusieron del mareo sólo subieron bajo la promesa de que iríamos lentos, de vez en cuando la profe me miraba de reojo y hacía como que iba a cambiar de marcha rápidamente y empezar otra vez otra carrera alocada, me hizo reír y a ella también le hizo gracia mirar por el retrovisor, se arrellanó en el siento tomándoselo con paciencia a la vez que la falda se quedaba casi en los riñones.

- ¿Te gustan?

- Perdona ¿el qué?

- Ah! No sé, ¿mis piernas, mis bragas o… quizá mis zapatillas?

Me puse rojo como el coche y no me di cuanta que la chica bromeaba hasta que alargó la mano hacia mí, creí que iba a cambiar de marcha pero me cogió la polla que abultaba bajo el pantalón y cambió a directa con doble embrague.

Los compañeros estaban bastante ocupados en respirar hondo con los ojos cerrados.

- Perdona, creí coger el cambio, pero he cogido el freno de mano, jajaja, buena polla chico, buena polla.

Lo primero que hice cuando bajé del coche fue arreglarme la verga pues se había salido del calzoncillo pierna abajo, les tuve que coger de la mano a mis compañeros para que no tropezaran al bajar, estaban blancos como la nieve y los acompañé a la clase, bajo el chorro fresco del aire acondicionado se relajaron, el profesor me dijo.

- Vaya, veo que hoy ha sido la primera clase, ¿me equivoco?

- No, no te equivocas.

- Tranquilo lo hace siempre, pero es una conductora de maravilla.

- Si, es toda una pasada.

- Y eso que no la conoces bien.

- Me ha dicho que me va a enseñar todo lo que sabe y yo quiero aprender.

- Eres un privilegiado pues, solo lo dice a muy pocos, y sabe mucho aunque no lo aparente.

Cuando entró en el aula la profesora le recomendó que me tratara como un amigo más que un alumno normal, quería hacer de mí un buen conductor, él le dijo que ya lo había decidido y que me enseñaría todos los secretos del volante.

Cuando se lo conté a mi tío me dijo que eran una pareja pero bastante liberales, se sorprendió con ella pues el aspecto exterior no daba a entender la habilidad al volante de la chica, se lo tomó como una lección aprendida.

Cuando volví al día siguiente los dos tenían una cara seria, no me atreví a preguntar nada y me senté en mi pupitre.

Al rato después de unas palabras Rosana simplemente me dijo.

- ¡Vamos!

Salte como un muelle y corrí tras ella, unos metros antes de llegar al coche me lanzó las llaves, las cogí al vuelo mientras ella pasaba al asiento de al lado.

No sabía cómo abrir y me dijo pulsa el mando, al clak que siguió ya se había colado dentro, me senté con cuidado, ella no iba con contemplaciones y metió el brazo entre mis piernas, las abrí y cuando había ajustado el asiento con el volante pasó la mano por mi bragueta lentamente a la vez que me miraba y me decía.

- Lo siento no es culpa tuya, estábamos enfadados o más bien tristes, los chicos que vinieron ayer se han despedido, han renunciado porque cogieron miedo, soy una bruta.

- No tienes la culpa, no entendieron lo que querías decir, sólo esperaban lo que dan las otras clases, pero tú eres algo más, eres especial, tú enseñas a cuidar de las vidas del que conduce y la gente que le acompaña, si todos fueran como tú no habría más accidentes de los fallos mecánicos, te observé como conducías, no cometiste ningún fallo, con mucha prudencia y respetando a todos los demás, no es tu culpa.

- Qué decepción y yo que creía que te fijabas en mis bragas…

- Jajaja que mujer, eres una diosa pero que conduce como los ángeles, no me gustas triste.

- ¿De verdad, me lo prometes?

- Claro Rosana, me encantas.

- Y tú a mí, anda ponte el cinturón y pisa el embrague.
Me propuse con mayor ahínco no defraudar a las personas que tanto creían en mí, empecé centrándome en el regalo que Antonio me había hecho, aprobar el permiso de conducir, no era por la promesa de comprarme un coche eso era lo de menos, de hecho no me hacía ninguna falta, pero solo con el detalle de mis primas y mi tía acogiéndome en su familia como uno más me emocionó.

A la primera ocasión que tuve se lo quise agradecer a Ana, ya se había marchado mi tío a la tienda, mis primas se tomaban unas tostadas apresuradamente porque iban a salir pronto para informarse en la universidad sobre el comienzo inminente del curso y mi tía ultimaba su aspecto antes de dirigirse hacia su trabajo, ya había cogido el bolso y las llaves, aún sonaba el portazo de la impetuosa Katherine Riveros y yo le esperaba en la puerta para darle un beso de despedida, en realidad era un beso a mi querida tía, estaba profundamente agradecido y esperaba tener una conversación también con Antonio para que supiera cuanto le estaba reconocido.

A mi tía se le escapaban pocas cosas y notó que estaba un poco emocionado, lo cierto es que soy bastante sentimental y pronto se me hace el nudo en la garganta, me miró fijamente y levantó mi mentón con una mano obligándome a mirarla a los ojos.

- A ver tontorrón, ¿Qué te pasa ahora?

- Nada Ana nada, soy un tonto como dices.

- De eso nada, ha sido una expresión solamente, te noto raro ¿estás triste, prefieres volver al pueblo, añoras a tus padres?

- No, nada de eso, al contrario, no sabes lo contento que estoy al seguir con vosotros, sólo quería decirte a solas que te quiero mucho, a Antonio y a mis primas también claro, pero tú eres especial, eres el alma de la familia y por eso te quiero con locura.

- Mmm, eso no me lo habían dicho nunca, ni mi marido en los mejores momentos, me has puesto en un aprieto.

Dejó su bolso y sus llaves en una mesa y me hizo sentar en el sofá cogiéndome las manos.

- Juan, sé que lo que estamos hablando es entre tía y sobrino y eso le da más valor, al menos así lo creo, por eso no tengo inconveniente en confesar que me has ganado el corazón desde el principio y cada día me tienes más entregada a ti. Sería una tontería compararte con mi marido o con mis hijas, a casa uno los quiero como lo que son, pero tú eres especial, antes sólo eras el hijo de mi hermana Maritere, ahora eres mi sobrino Juan, el hombre que vive conmigo, que me quiere no solo como a su tía carnal sino que me ofrece todo lo que tiene, su cariño, su amistad, su discreción y no digamos su lado en su cama, todo esto te hace una persona única, sé que muchos no lo comprenderían pero con los pocos que lo saben me basta.

- Gracias tía, me has levantado el ánimo, a veces pienso si no me tendréis con vosotros por compromiso.

- Creo que debes olvidar esas ideas tan peregrinas, y vamos a cambiar de conversación pues me estas poniendo cachonda antes de salir de casa, ¿sabes una cosa?, que creo que te debo una alegría, ven a mi habitación, pensándomelo mejor esta mañana no voy a trabajar, mereces que esté contigo.

Ana me cogió la mano decidida, cuando estuvimos en su habitación me sentó en su cama abrió el armario y buscó en un cajón, sacó un paquete y cerró la puerta.

- Por favor Juan date la vuelta, hoy me apetece darte una sorpresa.

Hice lo que me ordenaba y miré a la pared, por el reflejo de la sombra que le hacía el sol matutino vi como se agachaba y se iba quitando la ropa de calle, la falda, la blusa y alguna cosa más, mi polla con más imaginación que yo iba reclamando su protagonismo bajo el bóxer.

- Ya puedes volverte amor.

Me había prometido una sorpresa y cumplió su palabra, con una pose de pin-up se mostraba frente a mí, había estrenado el sujetador que compramos a la vez que el de Emi pero además llevaba unas bragas que seguramente se había agenciado en su segunda visita a la lencería, eran una bragas de lo más sexi, aunque yo me encandilaba con la visión de sus tetas libres y altas, ayudadas por la prenda que las sostenía al nivel ideal, pero mi tía sabía que la verdadera novedad para mí eran las bragas y se preocupó de hacérmelo notar, cuando separó las piernas poniendo una sobre la cama mi mirada se desplazó a su entrepierna, las bragas en cuestión tenían una abertura disimulada por una puntilla de tul, por esa raja que mi tía procuraba que se mantuviera abierta se veía claramente el coño, sus labios oscuros y su clítoris brillante.

- ¿Qué te parece mi última adquisición?, eres el primero en verlo, lo reservaba para ti.

- Caí de rodillas frente a ella, con las manos un poco temblorosas separé las puntillas, el calor húmedo me llegó de su coño y me atrajo hasta pegar mi boca entre ellas.

- Si prefieres me quito las bragas.

Con la cabeza le dije que no, quería agradecer el detalle de ofrecerme su coño adornado por esa fantasía erótica, cuando Ana se cansó de apoyarse solo con una pierna en el suelo se dejó caer sobre la cama, no fue óbice para que no siguiera comiéndole el coño al abrir totalmente las piernas, ahora el sujetador ya no hacía ningún efecto, las tetas se repartía sobre su pecho dejando hueca la prenda como las viseras de una gorra.

Ana se estiraba los pezones suspirando hondamente, notaba sólo mi lengua entre sus labios y sus nalgas hasta la rabadilla.

- Juan me gustaría notar tu polla entre las puntillas.

Mientras seguía lamiendo me fui quitando la ropa con dificultad, cuando ya no quedaba nada que quitar le cogí los muslos y tiré de ellos, toda ella se deslizó hacia mí, el cierre del sujetador con el roce con la sábana saltó y quedó lacio sobre ella que lo dejó a un lado, no hizo falta que subiera también a la cama con sólo inclinarme mi polla pasó entre las puntillas, no había mucho que apuntar, la humedad y los labios abiertos me guiaron a la dilatada vagina.

Lo celebramos como una “premier” teatral, conservamos todo el rato las bragas como telón principal del escenario, poco a poco cambiaban de color, del negro inicial pasó a gris y luego el blanco de los flujos de Ana se impusieron.

- Juan olvídate ahora de tu tía, fóllame como Ana, la mujer que adora tu polla, hazme subir al cielo como tú sabes.

El sentimiento profundo de Juan “el sobrino” se me esfumó por completo, ahora era Juan el chaval que estaba follando con una mujer adorable con un cuerpo divino, no quise defraudarla y me propuse provocarle todo el placer que podía.

Cuando me atrajo y caí sobre ella me quedé con la polla clavada y los pies en el aire, no le importó que me apoyara solamente en su coño pues estaba más hundido que nunca, sus besos y abrazos no dejaban caerme mientras le duró el potente orgasmo.

Me soltó cuando se calmó un poco.

- ¿Te gustan mis bragas, son prácticas, verdad?

- Me encantan, me gustará vértelas a menudo.

- Pues aún están a medio uso, ¿quieres acabar de estrenarlas?

No me dejó decir que sí cuando se había girado y bajado las rodillas al suelo, ahora frente a mi tenia la misma abertura pero en sus nalgas, alargó la mano a la mesita, no llegaba pero me dijo que buscara, encontré la crema enseguida, la tenía muy a mano.

Con la cabeza ladeada sobre la sábana esperó paciente que dilatara su esfínter, la práctica que tenía con Antonio no me hizo insistir mucho, mi glande en punta de flecha se deslizó suavemente abriéndose paso, quizá tenía razón, el cabezón de mi tío era o todo o nada, no hizo gesto alguno de molestia al contrario gozaba cada centímetro que entraba en ella, de su vagina seguían brotando jugos empapando las puntilla que ahora era una mancha que cada vez se extendía más.

No pude aguantar tanto como hubiera deseado, la visión de la espalda de Ana brillante de sudor, las tetas que salían por sus costados y las nalgas abiertas forzadamente por mi verga me ganaron la batalla, una descarga eléctrica saltó de la medula hasta mis huevos, la leche debió hervir como en un microondas cuando salió a presión dentro de Ana, hasta yo me sorprendí la cantidad que salió, sólo lo supe cuando me separé de ella y junto con el aire inyectado salía a burbujas acabando de tintar de blanco las bragas nuevas.

Le quité las bragas deslizándoselas por las piernas abajo, se podían escurrir, aún estuvo sin moverse aunque le estuve besando desde el culo hasta la nuca, solo ronroneaba como un gatito satisfecho.

Al mirar el reloj recobró la cordura, se propuso cumplir con sus obligaciones y después de una ducha rápida se vistió y salió hacia la zapatería.

Me fui a mi cuarto después de rehacer la cama de mi tía, con la polla colgando subí a mi habitación, hacía una mañana estupenda y me asomé un momento al balcón, la calle desierta, los árboles frondosos, y el sol radiante terminaron de levantarme la moral.

Noté como algo me molestaba en los ojos, miré para todos lados pero vi que era una luz deslumbrante, Emi desde su habitación me hacía señales con un espejo, cuando me di cuenta me iluminó la polla que tenía morcillona, solo hizo un gesto con la lengua como relamiéndose, luego vi cómo se reía mientras me escondía de posibles miradas ajenas.

Las clases de conducir iban relativamente bien, aunque el ambiente era bastante triste, el profesor de teórica se esforzaba por enseñarme no sólo las señales sino cualquier duda o interpretación para que supiera defenderme entre la marea de coches, insistía mucho en que no debía acomplejarme por llevar el estigma de novato a la espalda, quería convencerme que era uno más entre todos los conductores y que podía ser tan bueno como cualquiera, esto me animaba, con Rosana me pasaba igual, la chica me lanzaba las llaves del coche con confianza, eso me alentaba mucho, a las primeras torpezas, caladas y acelerones no les dio la mayor importancia en cambio insistía mucho en la seguridad, me quería enseñar a conducir como el chofer de un primer ministro, suave para que el viajero se sintiera como en su casa o rápido y preciso cono si estuviera sacándolo de una situación comprometida, el coche lo permitía, me enseñó que la potencia no debía asustarme, allí estaba para mí, yo era responsable de administrarla bien.

Alguna vez pasábamos donde otras autoescuelas practicaban, llegamos a ver a la antigua alumna y al chico con otro coche, Rosana evitaba mirar, pero yo le hacía abrigar esperanzas, le dije que en la universidad haría todo lo posible para que se conociera la autoescuela en todo el campus, se lo comentaría a Asun la chica más inteligente de la clase, y a su madre Marta encargada de Secretaría, con ellas se correría la voz, me gustó recordarlas, había pasado muy buenos ratos con las dos.

Una mañana íbamos practicando por una de las avenidas principales, era una ruta bastante concurrida en la que las diferentes escuelas fogueaban a los alumnos, estaba parado en un semáforo cuando a mi lado oí una fuerte frenada, a mi altura apareció otro coche, era un utilitario ocupado por cinco personas, lo más gracioso era que al volante iba la chica jovencita que se había despedido junto con el otro joven a la primera lección de coche, apenas se le veía aferrada al volante, junto a ella el profesor le recriminaba la brusquedad en la maniobra, los tres compañeros que iban detrás mostraban su miedo tanto por la que conducía como por ellos mismos, Rosana por el rabillo del ojo no perdía detalle y cuando se encendió la luz verde puso la mano sobre el cambio de marchas para que esperara un poco.

En efecto la chica salió o mejor dicho lo intentó pues se le caló el coche no una sino tres veces seguidas, el profesor indignado movía las mansos exasperado, por fin Rosana me puso la mano en la rodilla y me dijo…

- Vale Juan ahora sal tú, demuestra lo que has aprendido.

No sé si sería suerte o casualidad, pero hice una salida de sobresaliente, detrás se quedó el otro coche con la chica atemorizada y el profesor histérico.

Yo estaba eufórico y Rosana aunque lo disimulaba también, no quitó su mano de mi rodilla hasta casi terminada la clase, cuando aparqué frente la escuela me pellizcó la mejilla y me dijo.

- Juan, vas a ser un buen conductor, de eso me encargo yo.

Una mañana amaneció lloviendo, supuse que no sería buen día para practicar y le llamé antes de ir, Rosana me contestó que al contrario, era una ocasión para aprender con la visión reducida y el manejo de los limpias etc. Tuve que ir y como siempre me lanzó las llaves desde lejos.

Con mucho más miedo fui conduciendo, el terror a patinar o qué sé yo me hacía ir demasiado lento, cuando empezó a llover fuerte ya estábamos cerca del descampado donde habíamos hecho una pausa el primer día.

Los limpias ya no barrían el agua que caía y Rosana me indicó que aparcara debajo la morera en el fondo, aún era pronto para volver y decidió que era un buen momento para enseñarme lo referente a los mandos del coche, con los diferentes botones no tuve problemas pues había visto a mi tío y más o menos eran comunes, pero me enseñó otras cosas útiles que no vienen en el código de circulación.

- ¿Sabes cómo se ajustan los asientos, los espejos, el volante y los respaldos?

A todo le tuve que decir que no y ella me lo quiso explicar, me dijo sobre la marcha donde estaba la palanca que adelantaba el asiento, me cogió la mano y la pasó entre sus piernas, la falda no daba más de sí y tuvo que levantar el culo para que se subiera, cuando lo liberé se hizo hacia atrás y el asiento se deslizó, no me soltó la mano y la fue subiendo lentamente por el asiento, cuando pasé del asiento encontré sus muslos separados y entre ellos las bragas que apenas cubrían las ingles, me miró mientras retenía unos segundos la mano quieta, bajo mis dedos notaba la separación de sus labios, trague saliva y miré preocupado a mi alrededor, los cristales estaban empañados y no se veía nada del exterior.

- Tranquilo, luego te enseñaré como se desempañan los cristales.

Cuando quite por un momento la mano me enseñó el mando para recostar el asiento, la volví a posar entre sus piernas mientras ya se había quitado las bragas y se había escurrido del asiento, Rosana me fue guiando la mano por donde le gustaba sentirme, la llevaba desde su vientre hasta sus ingles sin dejar de mirarme a los ojos.

- ¿Quieres aprender cómo se ajustan los reposacabezas desde el asiento de detrás?

La chica se cambió al asiento trasero sin salir, mientras yo salía y pasaba por la puerta de detrás, en todo el descampado no se veía a nadie, solo la cortina de agua que caía en ese momento, me calé mientras ella quitaba el seguro de la puerta, cuando pude sentarme estaba empapado.

- Juan es mejor que te quites la ropa, te has empapado de agua y te puedes constipar, aquí no hace frio.

Con la voz melosa me convenció a la primera, ya me había quitado la camisa y el pantalón cuando tiró ligeramente del elástico del calzoncillo, tuve que quitármelo también.

Se incorporó para volver a levantar el respaldo delantero y adelantar el asiento para tener más espacio, mientras tiraba de la palanca inclinada sobre el asiento delantero dejó frente a mí las dos piernas juntas encerrando el coño apenas visible.

No tuve paciencia para que hiciera más espacioso el coche, y le pasé la lengua por los muslos hasta el culo, inmediatamente dejó lo que estaba haciendo y se dejó caer sobre mí, según caía la guié con las manos en la cintura en la que tenía arrugada la falda y se sentó sobre mi polla, solo tuvo que abrir los muslos para que le saliera asomando por el pubis, con dos dedos presionó hacia atrás y el capullo desapareció dentro del coño.

Cogida a los asientos delanteros se levantaba y se dejaba caer sobre mí, yo solo tuve que admirar como mi polla se hundía en ella, mis manos rodearon su espalda para encontrar el cierre del sujetador, sólo encontré un rosario de vertebras.

- Si buscas el sujetador no uso.

Pasé las manos buscando la orilla de la camiseta negra con el logo de la lengua de Mick Jagger con la intención de cogerle las tetas por detrás pero Rosana me facilitó la maniobra levantando los brazos sobre su cabeza, cuando le saqué la camiseta vi el cuerpo pálido de la chica, claramente no tomaba el sol con frecuencia, al buscar las tetas sólo encontré unas leves protuberancias, hasta entonces no me había fijado en el cuerpo de la chica oculto bajo la ropa tan extrema y holgada, pese a la poca cantidad no por ello eran menos sensibles, debía ser un punto erógeno importante pues al pellizcar sus pezones se estremeció casi como si se hubiera corrido.

- Por favor Juan, si quieres que dure un poco sin correrme no me hagas eso en los pezones, me pones a mil.

Procuré seguir su consejo y busqué entre sus piernas el clítoris, estaba erecto pero aunque separó las piernas totalmente para recibir mis caricias pudo resistir mejor que en sus tetas.

Al saltar casi tocaba con la cabeza en el techo del coche, la vi tan concentrada que sus gemidos resonaban en el pequeño espacio, debía estar muy apurada cuando ella misma puso apresuradamente mi otra mano sobre su teta izquierda y abrazando el reposacabezas izquierdo se corrió, la suspensión del Mini pudo a duras penas compensar los botes que daba Rosana, se hizo hacia atrás sobre mí, una pierna en cada lado del coche.

- ¿Te has corrido Juan?

- No, pero he disfrutado igual viéndote.

- Ahora me toca a mí verte, cuando hemos subido al coche tenía la intención de hacerte una paja pero cuando hemos aparcado con la lluvia había decidido que fuera una mamada, la forma de tratarme tan desinteresada y tu interés por mí ha sido el detonante para querer follar contigo, así que ahora quiero que te corras tú y quiero que te corras dentro de mí, que conste que a mi compañero solo le dejo con condón.

Se volvió cara a mí y se puso de rodillas en el asiento rodeándome con sus piernas, al sentarse sobre las mías mi polla vertical entró sin dificultad entre sus labios, sus caderas se movían en círculos a la vez que apoyaba la espalda en los respaldos delanteros, frente a mí sus tetas, vi los dos botones casi negros, del ombligo bajaba un hilillo de vello moreno hasta el triángulo rizado bien perfilado, incluso al levantar los brazos pude ver los pelillos que daban contraste a sus axilas blanquísimas.

Quise besarla pero giró la cara con suavidad.

- Los besos los guardaremos para la próxima vez.

Saltaba sobre mí y mi polla se hundía en ella.

- No te muevas, yo lo haré todo, me gusta sentir tu polla donde más gusto me da.

La chica sabía lo que hacía, me demostró que una penetración profunda no era siempre lo mejor aunque a nuestro ego nos lo parezca, tanto se concentró que rompiendo su promesa me rodeó el cuello y me besó desesperadamente, no esperó a que yo me corriera y tuve que soltar mi freno de mano y pisar a fondo, la alcancé antes de terminar su orgasmo, el Mini seguía aguantando y al terminar caímos en el asiento descoyuntados, definitivamente hubiera preferido una limusina.

Los cristales chorreaban agua tanto por fuera como por dentro, ya no era vaho y los consejos de Rosaba para desempañarlos no resultaron tan prácticos, el aire acondicionado a tope pero lo más efectivo fue bajar los cristales aun mojándonos un poco.

Cuando llegamos a la escuela íbamos repeinados, más que cuando habíamos salido y aún quedaban rodales de vaho en el cristal trasero, al entrar vimos a Javier en el aula, estaba sentado junto a una chica joven, no parecía estar dando clase y nos extraño.

El profesor nos presentó a la chica, yo no la había reconocido pero Rosana sí, era la joven que empezó el primer día que había vuelto.

- Hola, ¿cómo estás, qué te trae por aquí?

La chica se puso a llorar mientras Javier la consolaba, entre hipos se explicó.

- Perdona Rosana, sé que no me he portado bien con vosotros pero cuando el primer día llegué a casa mi padre me preguntó y yo le conté como vestías, como conducías y sin más me ordenó que me despidiera pero he visto que realmente eres una buena profesora que te preocupas por enseñar de una manera más efectiva y eso es lo que yo quiero, he discutido con mi familia pero prefiero perder el dinero que ya he pagado en el otro sitio si me aceptáis con vosotros otra vez.

Rosana miró a Javier con asombro, él se encogió de hombros dejándole a ella la decisión, se lo estuvo pensando unos segundos y luego cogió de los brazos a la chica y fijamente le dijo.

- Mira Sole, por una parte te agradezco que hayas vuelto, para nosotros es un halago pero quiero que estés segura de lo que haces, te vas a enfrentar a tus padres y puedes tener problemas, tienes dieciocho años y eres muy joven pero si decides quedarte te tienes que comprometer a hacer lo que digamos sin rechistar, lo hacemos por tu bien, te aseguro que saldrás con un alto nivel de conducción y aprobarás a la primera.

- Gracias Rosana pero ya he hablado con mi abuela, es la única que me apoya y me ha prometido pagar mis clases, así que estoy dispuesta a todo.

Yo a cierta distancia miraba la escena, me alegraba mucho de que la chica hubiera reconocido la profesionalidad de Rosana y sobre todo por la inyección de moral que les daba a la pareja.

Sole desde un principio demostró que iba en serio, las clases teóricas las aprobaba todas, cuando llegó el día de acompañarnos estaba nerviosa, Rosana le tiró las llaves como a mí, a Sole le sorprendió pero le gustó el gesto.

La chica se sentó y no sabía por dónde empezar, no llegaba bien a los pedales y Rosana le dijo que ajustara el asiento, no sabía cómo hacerlo y tuvo que repetir lo que había hecho conmigo.

Sole cuando la profesora metió la mano entre sus piernas se apresuró a bajarse la falda por debajo de las rodillas, Rosana la miró y me miró.

La profesora se sentó cómodamente en su asiento y esperó, la chica no sabía qué hacer pues no llegaba ni de puntillas.

Rosana se subió la falda casi hasta el culo, las bragas apenas asomaban entre sus blancos muslos y esperó, Sole le miró pero no se atrevió a imitarla.

- A ver Sole, ¿qué problema tienes con la falda?

- Me da vergüenza subírmela más allá de las rodillas pero me molesta y no llego a los pedales.

- Ah sí, te da vergüenza y ¿porqué en la primera práctica te bajaste y te quitaste la blusa y quedaste en sujetador delante de nosotros tres?

Sole no contestó y subió su falda más allá de las rodillas, Rosana la miraba indiferente, la chica volvió a subir su falda un poco más, ante la pasividad de la profesora Sole acabó de subirla como ella, las bragas blancas que llevaba asomaron por fin.

Rosana le cogió la mano y la llevó entre sus piernas, le hizo notar la palanca bajo el asiento y le dijo que moviera el culo hacia delante, la chica se sorprendió lo fácil que era y nos miró sonriente.

A partir de ese momento Rosana ya le dijo que arrancara el motor y saliera al tráfico.

Hubieron varias caladas pero la profe no le recrimino en absoluto, la chica azorada estaba muy nerviosa, cuando llegamos al descampado Rosana me dijo.

- Juan has visto que Sole está muy nerviosa, aún le falta mucho pero necesita relajarse, ¿por qué no le das un masaje?

La chica no se lo esperaba ni yo tampoco pero cuando Rosana me explicó cómo se quitaba del reposacabezas de Sole ya vi que iba en serio.

- Si recuestas su asiento te será más cómodo.

Desde detrás de Sole eche el respaldo hacia atrás, la chica no se atrevía a rechistar y cerró los ojos cuando le puse las manos en los hombros, yo desconocía las intenciones de Rosana y la miraba, ella sólo me animaba a seguir.

Notaba como Sole perdía el miedo y se relajaba poco a poco, entre mis brazos su cabeza rubia estaba ladeada, le besé en la frente, lo recibió como una caricia amistosa, mis manos iban rodeando sus hombros, su cuello y su nuca, cuando presionaba en las sienes los brazos de Sole cayeron a su lado, Rosana ladeada en su asiento observaba como la chica iba cambiando de expresión, ahora era una sonrisa dulce.

Rosana despasó dos botones de la camisa de la chica y me insinuó que siguiera yo, lo hice y desde un primer momento vi las dos tetas de Sole, no se parecía en nada a la profe, con la claridad que daba la blanca camisa las dos tetas encerradas en un sujetador blanco se perdían en una penumbra al juntarse, Sole no hizo ningún movimiento, sabía que ya le habíamos visto en sujetador y ahora era más placentero.

Los botones iban abriéndose hasta la cintura y las tetas estaban casi al descubierto, con la mirada Rosana quiso ver hasta dónde estaba dispuesta en colaborar Sole y me señaló los tirantes, fui deslizándolos sobre los hombros hasta quedar flojos en sus brazos, las tetas no se movieron ni un ápice, Rosana bajo una copa hasta descubrir el pezón, la chica movía la cabeza con los ojos cerrados pero seguía respirando agitadamente esperando acontecimientos, cuando asomo la areola rosada Rosana se mojó los dedos con saliva y la rodeó, luego sopló sobre ella, inmediatamente el pezón se irguió duro, me miró y me indicó que lo acariciara, lo hice y Sole apretó su cabeza contra mi brazo, cuando pasé la mano bajo de su teta abarcándola entera un suspiro se escapó de sus labios.

Rosana me hizo fijar en las piernas de Sole, las tenía abiertas del todo, las bragas estaban mojadas entre sus labios y el sol hacía que se trasparentaran los pelillos rubios que salían entre el encaje.

Fuera del coche no se veía a nadie, estábamos fuera de la ruta de los noveles, lo que me animó a terminar de recostar el asiento de Sole, termine de descubrir la otra teta y la chica lo agradeció, con los ojos cerrados reflejaba una paz interior que seguramente no había experimentado nunca, cuando le ladeé la cabeza hacia mi lado no opuso resistencia, la mano de Rosana posada en la rodilla de Sole se movía lentamente hacia arriba, la chica pasó la pierna sobre la palanca de cambios, el elástico de las bragas hacía hueco en las ingles de Sole y los dedos de Rosana se aventuraron por él.

La polla me pedía libertad a gritos, tuve que sacarla pues estaba doblada en una difícil postura, la acerqué a la cara de Sole, no la retiró y la dejé cerca de sus labios, el olor o el calor de mi capullo debió de avisar su presencia pues antes de tocarla ya iba abriendo los labios, cuando el glande los rozó los diente ya no molestaban y fue entrando lentamente, la lengua lo atraía y lo presionaba contra el paladar.

Rosana ya había separado los labios del coño de la chica, estaba depilada excepto un triángulo en el pubis, tenía unos labios perfectos, cerrados con una fina hendidura pero no costó abrirlos, la suave piel de la vagina se abría húmeda al paso de los dedos de la profe.

Con la boca cerrada alrededor del tronco de mi polla apenas se oían los gemidos de Sole pero la agitación de su pecho al suspirar y su vientre al temblar con las caricias de Rosana nos indicaron que la chica iba a recibir un orgasmo inminente.

Rosana hundió dos dedos en el coño de la chica mientras su pulgar presionaba su clítoris, los gemidos fueron aumentando pero acallados por mi capullo, cuando estalló en su cuerpo la corrida los espasmos sacudieron sus brazos hasta ahora caídos, me cogió los huevos y se hundió en la boca el trozo que quedaba fuera, se fue tragando la leche que al momento salió a presión, no llegó a abrir los ojos, un hilillo de semen se escapaba por la comisura de sus labios pero su garganta indicaba que seguía tragando con avidez.

Tras unos instantes de agitación dentro del coche se hizo el silencio, Sole volvió a dejar los brazos reposando, Rosana sacó los dedos de entre las piernas de la chica me los mostró mojados y cuando los separó unas hebras blancas y espesas quedaron unidas a ellos.

Nos quedamos expectantes mirando a la chica, no estábamos seguros de la reacción que iba a tener al reponerse, creíamos que le habíamos dado algo que en un principio perecía demasiado expeditivo pero al final había dado sus frutos, pero por lo poco que conocíamos a Sole se podía esperar cualquier cosa.

Lentamente fue abriendo los ojos como saliendo de un sueño, nosotros no parpadeábamos a su lado, nos miró como si no nos conociera y sin decir nada volvió a elevar su respaldo con toda naturalidad, pasó su brazo entre sus piernas mojadas y tiró de la palanca dando un golpe de culo hacia adelante, el asiento se bloqueó y colocó las piernas otra vez en su hueco de conducción, mirando hacia adelante subió los tirantes del sujetador sobre sus hombros, las tetas se deformaron por la tensión pero una tras otra las colocó dentro de las copas, fue cerrando los botones de la camisa uno a uno, se arreglo la falda sin bajársela, quedó a la vista las bragas blancas con un cerco mojado y miró a Rosana.

- ¿Nos vamos?

- Cuando quieras, si estás en condiciones claro.

- Me encuentro mejor que nunca, gracias a los dos.

Nos miramos asombrados, me señaló la polla caída al mismo tiempo que se arreglaba la ropa sentándose de frente, y poniéndose el cinturón, la imité.

Con admiración vi poner el motor en marcha, la aguja del cuenta revoluciones dio un salto y arrancó con una precisión que sorprendió a Rosana, fue una transformación inesperada, la chica había recobrado toda su confianza en ella y le hacía actuar aplicando todas las explicaciones recibidas.

Por último colofón cuando aparcó a la perfección y cerró el coche le echó las llaves a Rosaba por encima del coche.

- ¿A qué hora tenemos clase mañana?

- A la acostumbrada Sole.

- Gracias hasta mañana pues, me ha gustado mucho la de hoy.

Cuando volvía a casa vi a Cielo Riveros que llegaba también, coincidimos en el bus aunque bajamos cada uno por una puerta.

- ¿Cómo vas con las clases de coche, ya haces prácticas?

Si ya llevo varias y me enseñan muy bien, ¿porqué no vienes también a clase?, si tu padre compra el coche puedes disponer de él como yo.

- Gracias me gusta la idea, ya te diré algo.
Mi tío llegó por la noche y venía contento pero esperó a que hubiéramos terminado de cenar para sacar unas invitaciones que le había regalado uno de los fabricantes de calzado más famosos de Italia.

Ana lo supuso enseguida pero esperó a que leyera lo que había en el sobre para comprender la importancia del obsequio, era una invitación para dos personas con todos los gastos pagados para visitar la feria del calzado de Milán, era un fin de semana y además de una estancia Vip en el mejor hotel de la ciudad, también era para asistir a todas las recepciones y reuniones.

Mi tía desde ese momento se propuso comprar vestidos y complementos para la cita prevista, estaba muy ilusionada, era una ocasión ideal para acceder a las mejores colecciones que pocas zapaterías tendrían a su alcance.

Tanto mis primas como yo soñábamos con viajes así, nos imaginábamos todos los lujos y las atenciones en estos niveles.

Según pasaban los días mis tíos iban haciendo planes y preparando estrategias para comprar los modelos más de moda para sus tiendas.

Mientras tanto yo seguía con mi rutina, iba todos los días a la autoescuela, las clases teóricas las impartía la pareja de Rosana, Javier se esforzaba por además de explicar el código de circulación nos ponía como ejemplos situaciones reales en el tráfico diario, mi compañera Sole incluso se aplicaba más que yo, no fallaba ningún test de preguntas y resolvía cualquier situación hipotética que le presentaba el profesor.

Una mañana estábamos Rosana y yo preparados para salir con el coche y sólo esperábamos a que llegara Sole, pasaban diez minutos cuando aparcó una berlina negra al lado del Mini, no nos extrañó pero cuando vimos a la chica bajar nos sorprendió bastante pero no sólo eso sino que también bajó el conductor, cuando cogió del brazo a Sole ya nos alarmó, parecía que no la llevaba de muy buen agrado.

Cuando estuvo a nuestra altura el señor nos saludó, especialmente a Rosana, se presentó como el padre de la chica, claramente era una persona acostumbrada a mandar a gente y no estaba habituado a que le llevaran la contraria.

- Buenos días, soy el padre de Soledad, vengo para ver cómo da las clases a mi hija, me extraña mucho que sean efectivas pero le he hecho la prueba de dejarle mi coche y me ha parecido muy raro que conduzca tan bien con tan pocas clases que ha recibido.

- Hola señor… Soy Rosana, la profesora de Sole, le puedo asegurar que la habilidad de su hija es normal para una chica inteligente como ella, tiene unas ganas de aprender excepcionales y una facilidad para conducir que me sorprende a mí también.

- Pues permítame que lo dude y me gustaría verlo con mis ojos, quisiera acompañarles en una clase.

- Pues no es muy adecuado porque se podría poner nerviosa con su presencia y no demostrar lo que sabe o sufrir un golpe.

- Pues insisto, le agradecería que me permita verlo en directo.

- Solamente se lo permitiré si no interviene para nada en la clase, dentro del Mini su hija es la que manda, yo sólo estaré a su lado con el doble mando por si acaso.

- De acuerdo, no diré nada pero quiero ver a Sole como se maneja al volante.

- Muy bien, Sole ya has oído a tu padre, sólo te pido que lo ignores y te comportes cómo todos los días y tú Juan pasa detrás con el señor…

- Ah! Perdón me llamo Daniel.

- Muy bien señor Daniel, suba por favor.

A la vez que le abría la puerta al padre de la chica le echaba las llaves a Sole por encima del coche, la chica sonrió a Rosana y esperó a que todos estuviéramos dentro para subir ella, cuando se sentó lo primero que hizo fue acomodarse la falda, dudaba pero cuando se fijó que Rosaba se la había subido hasta enseñar un poco las bragas la imitó, ajustó el asiento y puso el motor en marcha, Daniel al ver a su hija con las piernas desnudas incluso enseñando las bragas se alteró y más cuando vio que Rosana también tenía los muslos al aire incluso separados, yo a su lado lo veía moverse impaciente preparado para protestar pero la mirada de Rosana lo mantuvo a raya.

Sole hizo una salida perfecta, cambiaba las marchas sin notar el balanceo y en un momento estuvimos mezclados entre el vertiginoso tráfico.

Daniel se pegó al respaldo de delante, no perdía detalle, Rosana de reojo lo miraba y se reía cuando la chica hacía alguna maniobra imposible para una novata y que resolvía con facilidad.

Cuando llegamos cerca del descampado donde solíamos cambiar de conductor la chica aparcó a dos centímetros de la acera a la primera maniobra.

Sole quedó callada esperando la sentencia de su padre, éste no salía de su asombro bajo la mirada curiosa de Rosana, por todo comentario bajó del coche y le dijo a la profesora si le podía acompañar.

Rosana se estiró la falda cuando cerró su puerta y se reunió con Daniel que la esperaba a cierta distancia del coche.

Sole me miró un poco asustada, yo intentaba tranquilizarla dándole argumentos que ni yo me creía pero cuando vimos que se alejaban bastante hablando entre ellos ya no sabíamos que pensar.

La pareja se alejó bastante hasta desaparecer de nuestra vista, decidimos bajar del coche y sentarnos en la hierba a esperar.

El tiempo pasaba y no volvían, la chica se ponía cada vez más nerviosa, suponía que su padre habría discutido con Rosana y no sabía las consecuencias que podría tener.

Cuando se puso a llorar yo no sabía que decirle ya, había agotado todos los argumentos y decidí consolarla, parece que fue buena idea pues cuando pasé un brazo sobre su hombro la chica se cobijó en mi pecho, se notaba muy agitada y le acaricié el pelo, me cogió la mano y la besó, fue un beso tierno que me hizo abrazarla más íntimamente, las lagrimas que le salían me hicieron secárselas con mis labios y la cercanía de nuestras bocas hizo que los besos fueran subiendo de tono hasta que nuestras lenguas se encontraron y se fundieran.

El nerviosismo se transformó en pasión, la tensión de tener a su padre respirando en la nuca, controlando todos sus movimientos explotó abrazándome y buscar consuelo en mis brazos.

Como prueba del consuelo que sentía puso mi mano sobre su pecho, el corazón le latía como un tambor.

- Juan, acaríciame como lo hiciste el otro día, me hizo mucho bien.

- Yo creí que estabas en shock por el masaje que te daba.

- No lo creas, al principio me sorprendió que tus manos me causaran tanta relajación sobre los hombros pero cuando bajaron a las tetas una excitación inmensa me recorrió el cuerpo, pero al notar la mano de Rosana entre mis piernas perdí toda resistencia y me abandoné a las caricias que sentía.

- Pues yo estaba sufriendo por si te sentías violenta conmigo.

- Al revés, tus manos me ponían muy caliente y deseaba estar a solas contigo, pensaba que tus manos me acariciaban las tetas y la mano de Rosaba también era tuya, me corrí soñando con eso.

Mientras me contaba sus sensaciones con una mano se había abierto la camisa y la ahuecaba para que mirara a través del escote ofreciéndome las tetas duras que respiraban agitadamente, la otra mano la dejaba caer entre mis piernas esperando que fuera yo quien tomara la iniciativa, fue mi boca la que después de besar sus labios siguió por el cuello, las orejas y la nuca, el tacto de la piel erizada me animaba a seguir hasta que siguiendo a sus dedos que desabrochaba la camisa llegaba hasta el canalillo entre las dos tetas.

Un poco ocultos por el coche y el árbol donde estábamos cobijados se fue tumbando sobre el césped, las tetas ya estaban al alcance de mi boca pues el sujetador había cedido a los tirones de mis labios y las copas se habían aflojado dejando salir los pezones que las forzaban.

La falda no pudo resistir la presión de las piernas al abrirse y se escurrió hacia las caderas de Sole, por el hueco de las ingles salían los rizos que se resistían de contenerse cautivos, me concentre sobre sus tetas con la cara enterrada entre ellas chupaba la suave piel notando en mis orejas los dos pezones a la vez.

Sole con la cabeza echada hacia atrás se movía ofreciéndome las dos maravillas para que las atendiera igualmente pero necesitaba más y cogiéndome la mano la llevó entre los muslos, los estuve recorriendo desde las rodillas hasta las ingles a Sole le sabía a poco y ladeó las bragas para que pudiera subir un poco más, los rizos del vello púbico se enredaron en mi dedos y el calor húmedo que sentía me atrajo hacia sus labios ya mojados.

Sus caderas se movían procurando salir al encuentro de mi mano pero al rozar los labios con los dedos se quedó paralizada, fue unos segundos, los suficientes para encontrar el clítoris abultado, fue una explosión de placer, cerró las piernas atrapando mi mano y la suya buscó en mi bragueta, lo que buscaba lo encontró inmediatamente, mi polla desesperada por salir a la luz la recibió como si fuera la mano de un socorrista, se cobijó entre sus dedos y cuando tiró de ella se dejó llevar palpitando.

Sole estaba desatada, se dio la vuelta sobre sí misma y sin preocuparse por mi boca y sus tetas buscó con la suya la verga caliente que sujetaba en su mano, la puso entre sus labios con el prepucio cubierto todavía pero cuando empujo la cabeza la piel se quedó entre los dientes mientras el glande entraba limpiamente entre la lengua y el paladar.

A corta distancia de mi cara sus piernas abiertas con las bragas giradas y asomando un mechón de pelo rizado, Sole era una chica de pocas palabras pero se hacía entender, sólo levantó el culo de la hierba para indicarme que le sobraban las bragas, tiré de ellas hasta sacarlas por los pies, la chica al notarse libre de ataduras rodó sobre mí y se puso encima abriéndome los pantalones mientras pasaba una pierna sobre mi cabeza, la única visión que me quedó del paisaje fue su coño abierto ante mis ojos, la visón duró poco lo justo para verle desde el culo hasta el pubis, todo estaba húmedo y brillante pero cuando se dejó caer sobre mi cara se hizo negro la visión y sólo me quedó el sentido del gusto.

Su lengua aspiraba la polla y ella sola entraba, Sole estaba ávida de carne dura y procuraba que no quedara fuera nada haciendo arcadas iba poco a poco tragando más y más, al notar mi lengua titilando en el clítoris dejó de aspirar y se tragó lo que le faltaba de golpe, en su ansia de querer más buscó mis manos y las llevó a sus tetas que colgaban como frutas maduras.

La movilidad que me había dejado era casi nula, sólo podía mirar hacia su culo y un poco al lado entre sus muslos, por debajo del coche podía vigilar unos cuantos metros de calle.

Cuando notó en el paladar que mi polla no podía aguantar más se incorporó, aún tuve tiempo de lamerle la entrada de la vagina y se volvió a dejar caer para saborear mi lengua, también ella estaba al límite y se sentó sobre mi polla pero sin metérsela.

- ¿Sabes una cosa? Me gustó mucho el detalle que tuviste el primer día.

- ¿Qué detalle?

- Que me pusiste tu polla al alcance de mi boca pero no me obligaste a comértela.

- Quería que eligieras tú, y si te digo la verdad me encantó cuando la buscaste con la lengua y la lamiste antes de tragártela.

- Y no me arrepiento, está deliciosa, ahora que la tengo entre los labios del coño sé que tengo que probarla.

- Uf, creí que te contentarías en hacerme correr con tus labios solamente.

- Es sólo para que el clítoris disfrute de ella, también tiene derecho, ¿no crees?

- Toda tuya, sírvete lo que quieras.

Sole se levantó lo justo para que el capullo se encajara entre los labios menores, luego lo paseó por los labios hasta humedecerlo y cuando volvió a encarar la vagina se dejó caer dando un largo suspiro, se quedó un instante quieta apoyada en mis talones con el cuerpo arqueado hacia atrás, la falda se había quedado encajada en la cintura y la camisa despasada dejaba las tetas flotar al aire, bajo el pubis rizado los labios se abría lo justo para dejar salir el clítoris y cerrarse alrededor de mi polla.

Sole empezó a ronronear como el motor del coche, iba acelerando por momentos, mi polla entraba como un pistón entre sus ingles y ella botaba sobre mí.

- Sole vigila tú que puedes, por entre los cristales.

Dando saltos sobre mí miraba al subir.

- Tranquilo Juan, no veo a nadie, me pregunto de que estarán hablando estos dos.

- No pienses en eso ahora y sigue con lo que haces, lo haces muy bien.

- Mmm ¿seguro… no me engañas?

Lo decía con tono mimoso que me hacía poner la polla más dura si podía ser, por mucho que intentaba yo ponerme rígido para que saliera más polla ella se la clavaba igual.

Cuando las piernas se le cansaban Sole se dio la vuelta y abriendo una puerta del coche apoyó los codos en el asiento, la invitación era directa y me pegué a sus nalgas, el ruido de la verga al entrar y coger aire se mezclaba con el chapoteo del flujo que salía del coño.

- Juan, acelera que creo que ya vienen, aún están lejos pero no pares por dios…

Me emplee a fondo, entre la ventanilla vi a los dos acercarse, lo extraño era que Daniel cogía del hombro a Rosana, me dio que pensar pero la tarea que tenía entre manos me gustaba más y seguí empujándola contra el asiento.

Sole alargó los brazos cuando el orgasmo la alcanzó, se cogió de la palanca de cambio y soportó como pudo las oleadas de placer que le llegaban por detrás, cuando pudo levantar la cabeza se volvió a mí con espanto.

- Juan que ya están ahí mismo y tu sin correrte.

Me había confiado y con los ojos cerrados y las manos en la cintura de la chica sólo me preocupaba en no llenarla de leche, Sole se dio la vuelta y sin preámbulos se metió la polla mojada en la boca y cogiendo el tronco con una mano y los huevos con la otra me agitó la polla hasta que me sacó todo el semen que almacenaba.

Yo miraba como se acercaban, a unos 50 metros Daniel se separó de Rosana queriendo disimular, Sole siguió lamiéndome la polla y no vio nada.

Casi estaban ya a nuestro lado cuando pude guardarme la polla mientras Sole se vestía apresuradamente, nos apoyamos en el tronco del árbol y me entretuve tirando unas piedras a una lata de cerveza vacía a lo lejos.

La mirada de Daniel fue escrutadora pero pareció convencerle, todo estaba bien, Rosana nos movilizó.

- Vale chicos que ya es tarde, ahora conducirá Juan, tú Sole siéntate detrás con tu padre.

Como todos los días hicimos lo mismo, arranqué lo mejor que pude, la sonrisa de Rosana me confirmó que lo había hecho bien, la miré, tenía una sonrisa especial y el pelo un poco alborotado, cuando separó un poco las piernas me fijé, no llevaba las bragas y el brillo de los pelos mojados de blanco lo aclararon todo y más cuando la profesora separó los labios para que los viera.

A mitad de camino Daniel no paraba de moverse, se notaba que estaba impaciente por algo y al final descargó.

- Tengo que reconocer que el sistema que usas para enseñar a conducir me ha convencido y es más hemos estado… hablando, ¿lo puedo contar Rosana?

- Si claro, son personas de entera confianza.

- Pues… os voy a decir que soy gerente de una empresa de reparto de ventas on line y como tenemos muchos repartidores y la verdad hay muchos accidentes de tráfico les vamos a dar unos cursillos de especialización a todos para que sea más rentable la empresa.

- Sí, pero ya te he dicho mis condiciones, les vas a subir el sueldo a todos los chicos.

- Siiii vale, lo he prometido, lo haré.

- Tu Sole vigílalo y me lo dices.

- Prometido Rosana.

- Hemos hecho un acuerdo y hasta lo hemos firmado, ¿verdad Rosana?

La profesora abrió otra vez las piernas dejando claro la tinta de la firma, el semen brillaba en las ingles.

Cuando aparcamos cerca de la oficina Daniel salió primero, después Rosana ayudó a abrir la puerta de Sole, no se le escapó que la chica se había puesto las bragas al revés con las prisas.

- Enhorabuena Sole, has hecho una clase estupenda y veo que has tenido premio.

- Mmm gracias Rosana, también me alegro por ti, parece que llevas una mañana bastante gratificante, jajaja.

Al decir esto le miraba la entrepierna con los muslos brillantes de humedad.

Las chicas se besaron al despedirse, al dirigirse hacia el coche de Daniel su padre ya no la llevaba como al llegar ahora le pasaba el brazo sobre el hombro cariñosamente.

- Juan acompáñame a la oficina para darle la noticia a Javier.

- Gracias Rosana pero creo que es más apropiado que se la des tú, seguro que le va a encantar y querrá celebrarlo “debidamente” jajaja.

- Tienes razón aunque no te voy a negar que me gustaría celebrarlo contigo a la vez.

- Mmm me lo estoy imaginando, sería fantástico pero ya llevas una buena ración esta mañana ¿no?

- ¿Tanto se me nota?, la verdad es que sí, no tienes ni idea la mañana que llevo, al principio estaba atacada de los nervios, la amenaza de Daniel cuando quería ver la clase de su hija me hizo estar al borde de la histeria, menos mal que la chica lo hizo perfecto, luego cuando me dijo que quería hablar conmigo me temía lo peor, empezó recriminándome la forma de enseñar pero poco a poco tuvo que reconocer que su hija lo hacía muy bien, al final me dio las gracias pues según él Sole es muy retraída que no sale de casa y no se relaciona con nadie y que tenía sus dudas respecto a su sexualidad pero cuando vio que se subía las faldas como yo se fue tranquilizando.

- Si llega la ocasión yo le tranquilizaré del todo, le podría contar lo tímida que es.

- Jajaja, ya lo noté enseguida, estabais sofocados los dos.

- Claro, se acababa de correr y a mí me había sacado toda la leche que almacenaba, ¿cómo acabó el paseo?, cuéntame.

- Pues mejor de lo que pensaba, había una furgoneta abandonada detrás de un almacén cerrado, pasamos andando y hablando por su lado y me dio la idea de curiosear, estaba bastante conservada la abrí y me senté, se me quedó mirando sonriendo y le invité a subir, tenía polvo pero no hizo caso por mancharse, me propuso que le diera una clase particular y riendo hice como si la ponía en marcha y daba unos trompos, nos reíamos como críos y en una de las curvas me incliné sobre él y me cogió abrazándome, nos quedamos mirándonos y me besó, a partir de ahí se acabó la clase, sus manos se perdieron bajo de mi falda y las mías en su pantalón, tuve que parar cuando le saqué la verga, ¡Juan no te imaginas la polla que tiene Daniel!, me quedé alucinada, disimuladamente le puse el brazo para tomarle medida, del codo me llegaba a la mano, más de 23 cm. y gorda como la muñeca; Me cogió la cabeza y la acercó al capullo, yo estaba en shock y no me di cuenta hasta que abría la boca intentando tragármela pero no podía, Daniel insistía y no tuve más que forzar las mandíbulas hasta que cupo el capullo, más no pude, él se volvió y vio que en la parte de detrás habían cartones de embalajes vacios, me sacó a polla de la boca y pasamos detrás, las bragas no sé si me las quité yo o él pero desaparecieron, de hecho debo habérmelas dejado allí, después de tumbarse en el cartón me senté sobre él, tuve que mojarme el coño con saliva porque el glande estaba áspero y seco pero entró de todas formas, me cogí del techo de la furgoneta para no caerme pero Daniel me estiró de la cintura hacia abajo y me clavó la estaca en el coño, vi las estrellas un momento pero un calor me inundó y no pare de saltar sobre él hasta correrme, me amasaba las tetas desesperadamente, cuando me dijo que se iba a correr dentro, sólo me dio tiempo a salirme a mi pesar para que no lo hiciera aunque me llenó los labios hasta el ombligo, cuando se incorporó llevaba la chaqueta llena de polvo pero no le importó, entonces cuando nos sentamos para reponernos empezó a pensar y se le ocurrió lo de los cursos para sus empleados, lo vi tan entusiasmado que le obligué a prometer que subiría los sueldos a sus empleados porque me confesó que cobraban muy poco, como premio le di una mamada rápida mientras él me hacía un dedo en el clítoris, el resto ya lo sabes, volvimos paseando abrazados hasta que llegamos que me soltó.

- Me alegro por ti y también por Javier, espero que el negocio ahora despegue, os lo habéis merecido, seguro que esto hará que se corra la voz y lleguen muchos más clientes.

- Juan, ¿sabes una cosa? Me apetece mucho que me folles ahora, me caes muy bien y has sido quien me ha animado a seguir en esto, mi chico ya quería abandonar hace tiempo, te mereces una buena follada, te haría volar entre nubes.

- Ya lo sé Rosana, a mí también me gustaría pero lo lógico es que lo hagas con tu chico, ya verás cómo se anima, le hace falta tu empuje, nada más.

Me despedí con mucho dolor de corazón viendo como Rosana entraba en la autoescuela y se abrazaba a Javier, me habría encantado llevarme a la chica a un lugar tranquilo y darle el placer que merecía, ella habría hecho lo mismo o más conmigo pero me acordé de las recomendaciones de mis tíos, debía pensar con la cabeza no con la polla.

Al llegar a casa mi tía acababa de llegar, venía de casa de Emi, las dos habían estado comprando ropa para el viaje de mis tíos y Emi había aprovechado para hacer unas compras para ellas, me lo contó con doble intención Ana, imaginé que sería algo que me gustaría a mí.

Mientras ponía la mesa mis primas ayudaban a su madre en la cocina, aprovechaban que estaba ocupada con los pucheros y cuando pasaban por mi lado me rozaban la polla con la mano mientras la otra se agachaba para que me fijara en las tetas que se asomaban por el escote de la camiseta, me decían entre dientes lo bien que lo íbamos a pasar cuando sus padres estuvieran de viaje, Katherine Riveros la más lanzada me decía que íbamos a follar todo el fin de semana mientras que Cielo Riveros se apretaba las tetas sacándolas casi del sujetador a la vez que se mordía el labio inferior.

Yo andaba empalmado y no me atrevía a entra a la cocina porque Ana siempre que nos cruzábamos lo primero que me miraba era a la polla y se daría cuenta enseguida y sólo me salvaría la presencia de sus hijas.

Mi tío tardaba y Ana nos dijo que empezáramos a comer mientras ella iba hacia el teléfono, no llegó a llamar, el aparato empezó a sonar, lo cogió y se envaró escuchando, nosotros nos alarmamos y corrimos a su lado, Ana solo decía monosílabos, cuando colgó nos dijo que Antonio estaba en el hospital, se había caído de la escalera en el almacén cogiendo unos zapatos y se había roto una pierna, le había acompañado Pepita la cajera y estaba con él, pero parecía que no era muy grave aunque lo iban a operar.

Lamenté no tener permiso de conducir ni coche pero llamé a un taxi y salimos volando, la comida se quedó intacta en la mesa.

Cuando llegamos a Urgencias en el hospital vimos a Pepita, estaba nerviosa y nos contó entre sollozos cómo se había caído, le salía sangre del muslo, lo sabía porque le había bajado los pantalones por si tenía herida, parecía que tenía el fémur roto y una herida casi en la ingle, mi tía le preguntó si más arriba no tenía nada y ella le confesó que le había bajado los calzoncillos y que todo estaba bien, cuando dijo bien los ojos le brillaban.

Esperamos impacientes a que saliera el cirujano para decirnos cómo había ido la operación, cuando lo hizo nos tranquilizó pues no tenía mayor importancia pero estaría un tiempo enyesado en la cama.

Katherine Riveros fue la primera que cayó en la cuenta.

- Pobre papá, con la ilusión que tenia para ir a Milán…

- Oh! es verdad Milán, que desgracia precisamente ahora con lo contento que estaba, era una buena ocasión, en fin otra vez será.

Cielo Riveros entre dientes dijo.

- Lástima de fin de semana perdido…

Cuando subieron a la habitación de planta a Antonio ya estaba despejado de anestesia, aunque estaba un poco aturdido hablaba con naturalidad, después de tranquilizarnos nos contó cómo había sido el porrazo, estaba alcanzando unas cajas de zapatos y se las daba a Pepita, según él se volvió rápido porque se le caía una y perdió el equilibrio, yo no me creí la versión, más bien me imaginé que Pepita le pasaría la mano por la polla y quizá se la sacaría para comérsela y cuando se corrió se escurriría del escalón, el tiempo me daría la razón.

Antonio también pensó en Milán, se quedó con la mirada perdida, la ilusión de desvanecía, toda las reuniones con gente importante las recepciones, las compras exclusivas, todo se perdía pero… de pronto su mirada se iluminó.

- Un momento… Ana no todo está perdido, tu puedes ir a Milán, aunque no vaya yo tú puedes hacer lo mismo que yo o más, de hecho eres quien elige los modelos, ¿porqué no vas tú?

- ¿Tú estás bien de la cabeza, te has dado un golpe o qué? No puedo ir sola, lo sabes.

- Pues te puede acompañar… Emi por ejemplo, te ayudaría mucho también.

- Mmm… no es tan mala idea la verdad, entre las dos haríamos buenas compras…

- Ves Ana no es tan mala idea, las niñas cuidarán de mí, aunque no necesito nada aquí, solo tengo una pierna rota.

- Pero tengo una idea también mejor… ¿porqué no nos acompaña Juan?, entre los tres lo haríamos mejor, además iría aprendiendo y conocería a gente importante.

- Déjame que lo piense… Sabes tienes razón, es muy buena idea, ¿Juan te apetece ir a Milán con Ana y Emi?

Me encontré entre la espada y la pared, mi tía me miraba de una forma que me hacía hervir la sangre era una mezcla de súplica y promesa de pasarlo bien, mis primas también me rogaban con la mirada que no fuera aunque sabían que tenían pocas posibilidades, a mi me apetecía mucho quedarme, era un fin de semana con dos chicas jóvenes con la casa a nuestra disposición, posiblemente ni nos vestiríamos en todo el tiempo, sería una locura de sexo y placer pero en Milán… era lo desconocido, un ambiente de lujo con dos mujeres fabulosas, envidiado por todos y correspondido por las dos a la vez, miré a mis primas con pena y resignación pero ellas me animaron muy a su pesar para que fuera con su madre, con los ojos húmedos me decían que debía ir con ellas aunque sabían que mi polla iba a estar muy ocupada, otra vez les tocaría a ellas dos.

Cuando acepté me quité un peso de encima, los ánimos de mis primas me liberaron aunque sabía que eran ficticios, mi tía levantó los brazos gritando de victoria, Antonio sonreía, él también sabía lo que me esperaba en Milán.

A partir de ese momento Ana se interesó por ver la ropa que tenía y buscarme lo que me podía faltar.

Cuando se lo dijo a Emi le encantó, primero le propuso ir solas pero al decirle que les acompañaría yo abrazo a Ana y la llenó de besos, a mí solo me dio uno pero me estrujó hasta casi ahogarme, era un anticipo sólo.
Las dos mujeres se pusieron en marcha en seguida, con Antonio en el hospital mis primas se ocupaban de que no le faltara de nada, al ser un seguro privado estaba en una habitación comodísima y con todas las atenciones, Cielo Riveros y Katherine Riveros se turnaban haciéndole compañía, mi tía lo visitaba a la hora de pasar el médico y saber su evolución, mientras se ocupaba de atender las dos zapaterías, en la suya lo tenía muy bien controlado, con Alicia la dependienta tenía mucha confianza y ella sola se manejaba bien, con la de Antonio tenía sus dudas, sabía de la relajación de su marido con todo pero cuando vio la unión que habían hecho Pepita la cajera y la dependienta Elena se tranquilizó, le pareció que las cosas habían cambiado mucho desde mi visita a la tienda, lo cierto es que la reunión de los cuatro en el despacho de mi tío habían estrechado los lazos.

Pepita había perdido su timidez y manejaba la tienda con soltura, contaba con toda la confianza de Antonio que se la demostraba con bastante asiduidad en el almacén cubiertos por la vigilancia de Elena que sólo preguntaba por mi próxima visita de prácticas.

Cuando una tarde estaba en mi habitación repasando los temas que daría en el próximo curso mi tía asomo la cabeza por la puerta después de llamar con los nudillos, dejé lo que estaba leyendo esperando la llamada para que le ayudara en algo pero cuando pasó no llegó a cerrar la puerta y el motivo era que otra cabeza se asomó detrás de ella, era Emi, la melena rubia me alegró la tarde y más con la sonrisa que lucía siempre.

Al verla dentro de mi habitación me quedé sorprendido, llevaba una blusa holgada y un short vaquero, era tan corto que el forro de los bolsillos asomaban por los camales, Ana en cambio llevaba una falda azul oscuro amplia por debajo de las rodillas estampada de florecillas, la camisa era de seda azul claro.

Las dos venían decididas y fueron directamente al grano…

- Vamos a ver Juan ¿qué ropa tienes para el viaje?, ten en cuenta de que no vamos sólo a ver stands, tendremos que salir alguna noche y deberás estar a la altura, tanto Emi como yo vamos a estar muy guapas.

- No hace falta que os pongáis nada, ya lo estáis así como vais.

- Ya ha salido tu vena galante, pero gracias imagina pues con lo que nos hemos comprado…

- Tu tía tiene razón es una ocasión especial y deber estar muy elegante.

- Si yo voy a gusto con mi estilo, desenfadado y juvenil, como yo soy.

- Nada, nada de eso, te vamos a transformar en un galán, te van a rifar las otras mujeres, pero… no te hagas ilusiones, eres nuestro en exclusiva, jajaja.

Me hicieron levantar de la silla y me subieron al asiento, entre las dos me fueron quitando la ropa y abriendo el armario iban eligiendo la ropa que les gustaba para el viaje…

Yo me sentía como una muñeca a la cual le cambias los vestidos según tu gusto pero mi sensación cambio por completo cuando vi que no se contentaban con la camisa y pantalón, me dejaron como el David de Miguel Ángel, ellas mismas lo comentaron.

- Esta imagen ya la he visto en un museo pero tenía menos polla.

- Pero estaría más dura, jajaja.

- Y más fría desde luego, jajaja, era de mármol.

- Sí, porque ahora…

Emi me dio un golpecito debajo de la polla, saltó hacia arriba para caer pesadamente, ya iba a cogerla con toda la mano cuando Ana le interrumpió para enseñarle los bóxers que guardaba nuevos.

- No, nada de eso, estos están bien para una noche de discoteca pero Milán… se merece algo mejor.

- A ver… tienes razón, anota Ana, calzoncillos nuevos… y de marca, claro.

Me presentaba la prenda apoyada en mi imaginando el resultado al llevarla puesta, no fue de su gusto, arrugada y sin marcar nada.

Sin llegar a ponerme nada Ana sacó unas camisas, me las iba probando junto a los pantalones que sujetaba Emi superponiéndolos delante de mí, apenas ninguno merecía sus aprobaciones, lo cierto es que a mí tampoco me acababan de gustar, ya me veía con una chica a cada brazo pasear por las calles de moda de la ciudad del diseño.

Parecían dispuestas a revisar todo el guardarropa, aunque había prendas que no me las ponía nunca quizá por pereza.

Lo cierto es que de tanto probar varias camisas sobre pantalones la mano de Emi se paseaba y se entretenía demasiado sobre mi cintura incluso por debajo de ella.

- Vaya, parece que el David se está despertando.

- Menos mal, creí que en el viaje iba a ser un maniquí, no era esa la idea que tenía prevista.

- Yo siempre confiaba en mi sobrino, nunca me ha fallado, ¿verdad Davidito?

Ana me cogió la polla con toda la mano y tiró del prepucio sacando el capullo al fresco, a la segunda maniobra ya le llenaba la palma de la mano y a la tercera vez apuntaba casi al techo.

- Uf, no me has fallado, sigue así y te prometemos un viaje feliz.

Yo me había hecho la ilusión de que acabarían lo que habían empezado, estaba acostumbrado a que una vez despertada “la bestia” la volverían a calmar pero me engañaron y después de tomar nota me dieron una palmada al culo y se terminó la prueba.

- Ale, vístete que nos vamos al centro a comprarte cosas.

Salieron las dos sin antes darme unos besos al aire, incluso Emi tuvo la picardía de mover el culo como una paloma al andar provocándome.

Cuando llegué al salón ya me estaban esperando, Emi se había cambiado el pantalón por una falda estrecha y Ana la camisa por una blusa color lila.

El taxi nos llevó al centro comercial más conocido, las dos se manejaban como si todos los días estuvieran allí, me llevaban a estirones por los pasillos que dejaban los expositores hasta que llegamos a la sección de gente joven.

Lo primero fue la ropa interior, a mi me daba igual lo que compraran, iba cómodo con los míos pero las dos mujeres fueron a buscar una marca en concreto.

- ¿Te gusta esta marca Juan?

- ¿Pche! A mi todas me parecen igual, lo que queráis vosotras.

Sobre el mostrador había un poster de publicidad donde un modelo guapísimo con un cuerpo escultural mostraba el calzoncillo puesto, bajo de él parecía llevar un par de calcetines enrollados porque el bulto que marcaba… una vez suelto debía caerle hasta la rodilla pero a Ana le gustó imaginarme a mí con aquel modelo porque se relamió al mirarme.

- Perdone joven ¿se lo puede probar un momento?

El joven dependiente hizo un gesto de desaprobación pero no les dejó ninguna duda de cómo me quedaría.

- Lo siento pero la ropa interior no se puede probar, de todas formas el chico lucirá mucho con ellos, fíjense que paquete más presumido tiene, y carga a la izquierda, mmm, me encanta.

Las dos chicas se miraron mientras el dependiente con un grácil movimiento de mano me ponía la suya en la polla y la agarraba suave pero con determinación, aunque hice un movimiento instintivo de evasión no lo pude esquivar y no me soltó hasta que Emi le dijo.

- Nos ha convencido, ya puede soltarle, sabemos muy bien lo que tiene y donde carga.

- Pónganos media docena, ha sido muy amable.

Aún estaba poniéndome la polla donde debía estar cuando salimos con los paquetes en la mano, mi tía no me dejó pagar de ninguna forma.

- Esto son gastos de representación, paga la empresa.

En la sección de camisería les hicieron sacar un montón de modelos, cuando ya habían descartado casi todas hablaron de elegir un traje, la dependienta abrió los ojos sorprendida, se imaginaba un buen pedido, ella misma cogió las camisas y nos acompañó a la sección de trajes y habló con un dependiente mayor, perece que lo convenció con unas sonrisas y él mismo le entregó a ella los trajes que más se llevaban de moda.

A mi tía, avezada en la zapatería no se le pasó por alto y se decidió a complacer a la dependienta.

Cuando ya tenía varios trajes sobre el mostrador a Ana se le ocurrió de que debía probármelos, la chica no puso objeción y nos reservó un probador, nos llenó las perchas de trajes y camisas y se salió, Emi y Ana me quitaron la ropa en un santiamén y sacando un calzoncillo de los comprados me lo pusieron.

- ¿Ves que bien te quedan? Y con la marca en la cintura.

- A mí eso no me gusta, parece que voy haciendo publicidad, ¿qué pensará quien los vea?

- En eso tienes razón, cuando los enseñes lo que menos miraremos es la marca sino lo que esconden, tenía razón el dependiente, cargas a izquierdas y como cargas, jajaja.

Me puse el pantalón de un traje y la camisa, las dos mujeres tiraban de aquí y de allí comprobando de que me quedaran bien pero algo no estaba a su gusto y llamaron a la dependienta.

- Mire señorita, le está bastante bien pero le tira de abajo.

La chica muy diligente estuvo estirando de donde ya lo habían hecho Ana y Emi sin que mejorara nada.

- A ver Juan, pruébate otra para que la señorita te vea.

Me cambie entre la estrechura del probador que sin ser pequeño para cuatro personas…

La chica se arrodilló para plegarme los camales que me quedaban largos, frente a su cara quedaba mi cintura.

- No sé qué te pasa hoy Juan, perece que tienes el tipo raro, arréglate todo bien.

Ana me despasó el pantalón que cayó a mis pies, a la chica se le abrieron los ojos cuando el bóxer nuevo quedó frente a ella, el dependiente tenía razón, no era la marca lo que vendía era el tejido que se adaptaba como una segunda piel, eso lo vio primero la chica y luego mis dos mujeres.

La dependienta fue la que recogió el pantalón del suelo y me lo dio para abrochármelo otra vez, los pliegues seguían igual y ella con la mano los intentó planchar aunque sabía que el motivo estaba debajo.

Estábamos todos sofocados de calor aunque el aire acondicionado caía con fuerza, el pantalón no quedaba bien y Ana y Emi hacían todo lo posible para ponerle pegas, la chica estaba agobiada, se le escapaba la venta del traje y posiblemente la de las camisas también por lo que salió a por otro modelo.

- Juan quítate los calzoncillos estos, quizá te ciñen demasiado y por eso te hacen arrugas.

- Sí, creo que es buena idea. – dijo Emi.

Me los quité y me volví a ponerme el pantalón, la chica entró sin llamar y fue directamente a cambiar la prenda, ella misma se arrodilló y me soltó el que llevaba y tiró de él para sacármelos por los pies, lo hizo maquinalmente y solo se dio cuenta cuando ya con los camales del nuevo subían por las rodillas la polla le rozó la frente, Emi rápidamente me cogió la verga del tronco y retirándome la piel dejó el capullo brillante pegado a sus ojos.

- Vaya Juan, siempre estás igual, eres más sensible… no me gusta salir contigo de tiendas porque siempre tienes que dar el espectáculo, ¿qué dirá la señorita?

- Pues… yo… nada, no se preocupe, no es nada.

- ¿Cómo que no es nada? ¿Le parece poco que se le ponga la polla así? ¿sin más ni más? Y no es lo peor, lo peor es que no se le baja por nada, me toca cada vez calmarlo de alguna manera, ¡no vamos a salir así!

- Es verdad, aunque seamos tus “primas” no vamos a estar siempre haciéndote una paja, ¿a usted qué le parece?

- Pues… sí que es un problema, si ¿y le pasa mucho?

- ¿Mucho? Todas las veces que salimos de compras, y será que tiene una polla pequeña… por eso siempre tenemos que ir de compras a la tienda de al lado porque la dependienta ya nos conoce y sabe cómo solucionar el tema, imagino que será por la compras que hacemos y la comisión que se lleva, además es una chica muy comprensiva.

- Bueno… yo también soy comprensiva y tengo tres hermanos, por eso no me asusto de ver una polla, aunque esta… uf, que polla ¿y dice que todas la veces le tienes que calmar a su primo?

- A ver… imagine que pensaría su jefe si ve a un cliente salir con esta empalmada del probador con usted…

- Glup, no sé, quizá si lo hacen ustedes…

- Eso puede ser pero como ya está acostumbrado estaríamos dos horas meneándole la polla, es un lento de narices.

- Entonces... ¿cree que debo…?

- Pienso que es lo mejor y lo más efectivo, lo único que podemos hacer es ayudar, si se motiva va más rápido, ya lo verá.

Yo estaba como estatua de piedra, miraba incrédulo a la tres, se estaban rifando mi polla y no sabía a quién le iba a tocar el premio, mientras el capullo oscilaba hacia arriba como impaciente.

La chica no se animaba, Ana lo comprendió, no quería dar el primer paso, por eso me cogió el tronco y a ella la mano y los juntó, primero la tocó con el revés de los dedos pero enseguida se aferró a ella.

Emi me cogió los huevos como muestra de colaboración a la vez que la chica iba cogiendo ritmo lentamente, los amasaba agachada junto a la dependienta.

- Vamos Juan, anímate, que se hace tarde y la señorita tiene trabajo que hacer, habrá que motivarle…

Emi se bajó la blusa de un hombro hasta dejar una copa del sujetador al aire, era bastante pequeño y sólo le cubría el pezón, la chica la miró y notó como mi polla se endurecía, Emi le hizo comprender que era una buena solución por lo que la chica se despasó un botón de la camisa del uniforme, con lo que se veía no le pareció bastante y Emi soltó mis huevos y con las dos manos fue abriendo los botones que faltaban el sujetador blanco de la chica, era de una talla mayor que la de Emi, Ana quiso colaborar y le soltó el cierre de la espalda, la prenda saltó por la presión y quedó colgando de los brazos de la chica que al molestarle para menearme la polla lo dejó caer.

Las dos tetas generosas se movían al ritmo de su mano y Emi en un gesto de colaboración se las cogió manteniéndolas sujetas de los pezones, la chica tras un momento de duda le dejó hacer, mi “prima” casual le propinaba unas caricias como las que le gustaba que le proporcionaran a ella por lo que los pezones se endurecieron entre sus dedos.

La mano de Ana pasó por detrás de la cabeza de la chica, tras de acariciarle la nuca metiéndole los dedos entre la melena fue atrayéndola hacia mí, apenas se notaba pero cada vez estaba más cerca de mi capullo, inconscientemente la chica iba abriendo los labios al acercarse al calor de la polla, al notar que se deslizaba la mano con dificultad escupió sobre el glande, la saliva rodeo el capullo y cayó por debajo pero ella lo evitó con un rápido movimiento con la boca, cuando se dio cuenta tenía la polla entre los labios, ya no lo soltó y siguió, sólo retiró la mano hacia el nacimiento del tronco y dejó libre un trozo para meterlo hasta el paladar.

Ana no pudo aguantar la escena y buscó bajo de su falda de flores, entre sus muslos las bragas estaba empapadas y las ladeó para que los flujos salieran libremente mojando los labios, anudó las faldas a su cintura y dejó a la vista las torneadas piernas con las bragas en las rodillas.

La chica mientras tragaba mi polla miraba sin pestañear donde se juntaban los muslos de Ana, el pubis moreno dejaba adivinar el triangulo depilado, Ana la vio hipnotizada y se separó los labios completamente haciendo que el clítoris quedara sobresaliendo limpiamente entre la piel rosada.

La chica dejo de chuparme la verga y aceleró la mano cogiéndome el glande con toda la palma, escupió de nuevo para lubricar y sus labios fueron directamente a buscar a mi tía, Ana la esperaba con la cintura arqueada hacia adelante y cuando sintió los labios húmedos de saliva le cogió la cabeza y la aplastó contra su coño, Emi no perdía detalle y soltó un pezón y buscó bajo la falda de la dependienta, las bragas no fueron obstáculo y después de rodear el clítoris hinchado de la chica metió un dedo en su vagina, el gemido de Ana corroboró que le había gustado y metió el segundo, la chica ya no podía seguir en cuclillas y tuvo que levantarse pero no renunció a lamerle el coño a Ana, sin soltar mi polla seguía moviéndola aunque a menor ritmo.

Emi le quitó mi polla de su mano, la chica lo agradeció, ya se le dormía y se abrazó a las caderas de Ana, Emi con suavidad le cogió la falda y la subió sobre la espalda y sujetándole de la cintura le fue dando la vuelta hasta enfrentarla conmigo.

La redondez del culo de la chica era tentadora y Emi siguió con el trabajo de la dependienta poniéndome la polla al máximo otra vez, me miró y me señaló el trasero de la chica, me dio a elegir, con la mirada le señalé el coño que brillaba entre sus nalgas y tirando de la polla me fue guiando hasta casi tocarla, buscó el clítoris ya descubierto y brillante y lo rodeó con dos dedos, la chica lo acusó abriendo las piernas todo lo que podía,

Emi me empujó por el culo y la polla entró limpiamente, Ana jadeó ante la lamida que le propinó con toda la lengua, las tetas de la chica las recogió Emi y yo las suyas, por debajo de la blusa mis manos se perdían buscando los pezones que tanto me gustaban.

Ana fue la primara, le cogió la cabeza de las orejas y no la dejó soltarse hasta que el orgasmo fue bajando de intensidad, La chica le siguió, para ella no fue ningún sacrificio chupar el coño de Ana pues se estaba corriendo también con mi polla dentro de ella pero cuando notó que mi capullo palpitaba peligrosamente le volvió la cordura y la sacó de golpe evitando que eyaculara dentro de ella, Emi no quiso que se perdiera y volviéndose de culo hacia mí se levantó la falda estrecha y ladeándose las bragas buscó mi polla y ella misma la enterró ente sus labios.

Para mí fue un descanso, me corrí como si estuviera relajado en casa, hasta la última gota, la dependienta agradecida, me amasaba los huevos con una mano mientras le devolvía a Emi las caricias en los pezones, mi tía me besó en la boca dándome la lengua.

Lentamente nos fuimos vistiendo, bueno… todas ellas menos yo que ya me pude probar el pantalón con la polla caída y me quedaban impecables, nos lo llevamos con unas camisas, la chica sonreía agradecida y mojada.

Con los zapatos no hubo problema, me acompañaron a la tienda de mi tío, eligieron los que más les gustó, Pepita y su compañera Elena estuvo atenta y muy solícita, sobre todo la dependienta, me hizo prometer que no tardaría en volver, Ana y Emi movieron la cabeza al ver el interés de la chica.

Cuando terminaron la lista de compras fuimos a merendar, por fin me dejaron invitarlas aunque Emi se oponía, las convencí entre risas chantajeándoles de no follarlas más.

A los dos día cuando volvía de la clase de coche encontré a Cielo Riveros en casa, su madre había ido al hospital para conocer la opinión del médico, mi prima estaba triste por mi viaje a Italia, se le notaba decepcionada y no tuve más remedio que detenerla cuando vagaba por el salón y cogiéndole la cara con las manos le besé en la boca.

- Perdona Cielo Riveros, quiero que sepas que para mí es un sacrificio ir a Milán, me habría gustado quedarme con vosotras dos un fin de semana completo, ya me había hecho ilusiones.

- ¿Sacrificio? ¿es un sacrificio irte a Italia con todo pagado y al mejor hotel, a las mejores recepciones con dos mujeres que van a follarte todas las noches hasta dejarte extenuado? ¿eso es un sacrificio?

- Joder Cielo Riveros, lo pintas de una forma… yo lo veo de otra forma… es un sacrificio y grande dejarme a dos hermosas veinteañeras deseosas de pasar un fin de semana juntos los tres, follando no solo por las noches sino a cualquier hora, estando desnudos todo el día pudiendo acariciar esos cuerpos y sentir como ellas me dan todo el placer de que son capaces, verlas correrse entre mis brazos y llenarlas de mi leche las veces que quiera, eso es un sacrificio Cielo Riveros.

Mi prima se me echo en mi brazos, me rodeó el cuello y me besó, me fue empujando hasta el sofá del salón mientras me soltaba el cinturón, cuando caímos rodando procuró quedar encima de mí y se quitó la camiseta dejando las tetas saltar frente a mi cara, sin dejar de mirarme fijamente a los ojos se quitó el pantalón de algodón que llevaba y el tanga negro, yo creí que quería meterse mi polla urgentemente pero lo que hizo fue desnudarme a mí y tumbarse todo a lo largo de mi cuerpo, le apetecía notarme junto a ella más que follar, se acurrucó entre mis brazos metiendo la cabeza bajo mi cuello poniendo una pierna sobre las mías, me daba besos tiernos en mi pecho a la vez que hacía rizos en los pelillos del ombligo.

Estuvimos un buen rato, nos cambiábamos besos suaves en la frente o en el cuello, así nos encontró Katherine Riveros cuando entro de sopetón en casa, se había vuelto cuando llegó su madre al hospital.

Rápidamente de una ojeada comprendió la escena y lanzando el bolso a un rincón se quitó la ropa que llevaba y se unió a nosotros, las tetas de Katherine Riveros quedaron pegadas a mi lado igual que las de Cielo Riveros al otro, estábamos tan apretados que no nos caíamos en el asiento del sofá, Katherine Riveros no paró de besarme hasta ponerse al nivel de Cielo Riveros, las estreche contra mí, la polla supo estar a la situación y no se movió, a las chicas les gustó porque sintieron como yo la sensación de que nos queríamos por encima de todo, nadie habría comprendido cómo podíamos estar los tres desnudos completamente acariciándonos y besándonos sin desear follar como locos, pero era así, una ocasión como esa se disfruta pocas veces en la vida y esta era una de ellas.

Llegamos a dormirnos, era un sueño placentero, parecía como volar entre nubes de algodón, cuando nos despertamos nos movimos un poco, extrañamente no sentíamos frio, al contrario, un leve calor nos embargaba, me di cuenta que una mantita de algodón nos cubría a los tres, Cielo Riveros se despertó y me miró alarmada igual que Katherine Riveros, nos quedamos mudos, en la cocina se oía el cacharrear de Ana, se olía el aroma de la comida en el fuego, era ya casi la hora de comer.

Katherine Riveros se escurrió del sofá y buscó su ropa, luego yo y después Cielo Riveros, nos fuimos a nuestras habitaciones de puntillas hasta que desde el comedor oímos a Ana llamarnos.

- Chicos a comer, ya es la hora.
Las puertas de nuestras habitaciones se abrieron casi al unísono, cuando nos juntamos en el rellano de mis primas nos mirábamos con expectación y bajamos lentamente, Ana desde la cocina se percató de nuestra presencia y nos dijo…

- ¿Habéis recogido la manta que os he puesto en el sofá?

Se nos cayó el alma a los pies, nadie quería ir por si parecía el promotor de la escena, al final tuve que ir yo acuciado por los pellizcos de mis primas, cuando lo hice entramos en la cocina no sin recelo, cada uno se ocupó de una cosa para poner la mesa, mi tía seguía atareada con los fogones y no nos prestó atención.

Ya parecía que cantábamos victoria al sentarnos en la mesa, a la segunda cucharada mi tía sin levantar la cabeza dijo.

- Debéis tener cuidado, en la salón refresca y podéis constiparos y en verano ya se sabe lo malos que son los catarros.

Nadie osó replicar, imaginábamos la cara que pondría mi tía al entrar en casa, sus hijas desnudas completamente abrazadas a un chico que aunque era su primo hermano no dejaba de ser un chico que además no dejaba ninguna duda pues la polla que lucía aunque lacia no era pecata minuta.

Esperamos de un momento a otro la explosión del trueno pero contra todo pronóstico llegaron los postres y ya no hubo el menor comentario, recogimos a toda velocidad sin hacer casi ruido y volvimos a nuestras habitaciones, cuando estábamos a media escalera Ana dijo.

- ¡Ah!, luego me voy a la tienda, pasaros por el hospital por si le hace falta algo a papá.

Subimos de dos en dos escalones, con eso se daba por finalizada la cuestión de la manta.

Katherine Riveros tenía previsto ir esa tarde a ver a su padre pero decidimos ir con ella, en la sala reinaba el silencio como no podía ser de otra forma y la habitación de Antonio estaba en penumbra, mi tío estaba descansando y lo dejamos tranquilo.

Los tres callados nos mirábamos y estallábamos en risas contenidas, los tres recordábamos el rato que habíamos pasado en suspenso aunque parecía que había terminado bien.

Al rato de estar esperando a que despertara Antonio por fin se movió un poco y se dio cuenta de que estábamos allí, se incorporó como pudo y nos saludó, nos contó que estaba bien aunque un poco molesto por no poderse mover y cambiar de postura, también nos dijo que hacía rato que tenía ganas de orinar pero había llamado a la enfermera y no había acudido aún.

Katherine Riveros no se lo pensó y le dio solución, del servicio trajo la botella y destapando a su padre le buscó entre el pijama, Antonio apoyado con los codos en al colchón nos dijo.

- No es la primera vez, está acostumbrada, es una chica muy decidida.

Cuando sacó la mano de la bragueta ya traía cogida la polla de su padre, aunque estaba blanda le sobresalía más de la mitad de la mano de Katherine Riveros.

En ese momento entró la enfermera, se excusó por la tardanza, llevaba los termómetros y dijo estar controlando la temperatura a todos los pacientes, al ver a Katherine Riveros con la polla de su padre se la quiso quitar pero mi prima lo que hizo fue descapullársela antes de meterla en la botella.

La enfermera susurró…

- ¡Madre mía! Que hermosura.

Ya no dejó a mi prima sacarla del frasco.

- Trae, no te preocupes, esto es trabajo mío.

La cogió desde el comienzo del tronco para poder apreciar el tamaño que calzaba, la sacó lentamente y la sacudió pasándole el dedo por debajo del glande como si le limpiara las babas a un niño, luego lo cubrió con el prepucio un par de veces antes de meterlo cuidadosamente bajo el pijama.

- Don Antonio no se preocupe, cuando me necesite llámeme que acudiré inmediatamente, tengo muy buena mano para estas cosas.

Con el gesto que hizo Antonio sólo pudimos aguantar la risa hasta que la chica salió.

Cuando volvimos a casa mi tía estaba echada en el sofá, no se había quitado siquiera los zapatos de tacón.

- ¿Qué te pasa tía?

- Estoy agotada, vaya tarde que llevamos, ha llegado un pedido y hemos tenido que marcarlo y sacarlo al escaparate y con la tienda llena de clientes…. Uf, estoy muerta.

Nos dimos por aludidos inmediatamente.

- No te preocupes tía, ahora preparamos la cena nosotros.

Katherine Riveros le quitó los zapatos mientras Cielo Riveros le ponía un almohadón bajo de los riñones, yo me ocupaba de asar unas verduras.

No fue una súper cena pero a las chicas les gustó, o eso dijeron, luego también me encargué de recoger los platos a la vez que mis primas se ocupaban de quitarle la ropa a su madre y ponerle una bata.

- Mmm, estoy muerta, necesito dormir un montón de horas, me voy a tomar una pastilla parar dormir o quizá dos, así descansaré hasta media mañana, me he ganado llegar tarde, no hagáis ruido por favor.

Ana se subió un vaso de agua a su habitación y cerró tras ella, nosotros nos miramos y nos abrazamos, teníamos la noche para nosotros, su madre no contaba porque estaría K.O.

Recogimos el salón y quedó ordenado en un tiempo récord, les pregunté a mis primas en que habitación estarían y la contestación fue unánime.

- En la tuya Juan.

Subí rápido, sabía que no tardarían nada en llegar mis primas y quería ordenar un poco mi lobera; Lo hice lo mejor que pude pero no llegaba nadie, me extraño de mis primas porque parecían muy animadas pero tuve que rendirme a la evidencia, apague la luz y encendí el ordenador, me puse a repasar páginas porno por si había alguna novedad, normalmente no me gustaba nada de lo que veía pero de vez en cuando descubría alguna película que tenía algo de argumento creíble.

No había nada nuevo, miré hacia abajo por la ventana y vi luz en la habitación de Emi, solo pude distinguir sus piernas bajo la sábana, parecía estar leyendo porque no se movía, estuve imaginando cosas, recordaba las veces que había retozado con ella sobre aquellas sábanas incluso con su prima Magda, me gustaba Emi, era una chica completa, inteligente, guapa, un tipo de infarto… me caía muy bien, era una pena que me llevara unos años… en fin una lástima.

Cuando me iba a volver a sentar frente al ordenador se movió una de las piernas de Emi, realmente lo que hizo fue estirar la sábana con el pié hasta descubrirse del todo, las dos piernas quedaban al aire, no llegaban a verse los muslos, sólo hasta la mitad pero al abrirse me llamó la atención, en la anchura de la cama cada pié llegaba a la orilla opuesta y los movimientos de cadera que se intuían me daban a pensar que Emi estaba ocupada en algo personal, vi que había acertado cuando hincó los talones en el colchón y se escurrió hacia abajo, ahí ya pude ver una mano que tapaba por completo el coño y sólo se veían dos dedos fuera, la chica elevaba el culo al cielo cuando apareció la otra mano y se dedicó a pulsar el clítoris como si fuera una guitarra, el pubis de la rubia subía y bajaba incontrolado hasta que prácticamente se quedó apoyada con los codos y los tobillos, la vi temblar, agitarse con espasmos y caer rendida otra vez, aún tardó un poco a sacar los dedos del coño pero ya no los movía, a la luz de la mesita de noche brillaban mojados.

A mi polla le gustó la visión igual que a mí, se había puesto mucho más dura que si hubiera visto alguna peli nueva y así estaba cuando un roce en la puerta me avisó que mis primas llamaban, por supuesto no esperaron respuesta y entraron en tropel, llevaban un camisón cortito, me rodearon frente al ordenador y a la luz azulada de la pantalla se levantaron los camisones, descubrieron el motivo de su tardanza, se habían depilado el coño una a la otra, además con el detalle de que Cielo Riveros le había recortado el vello a Katherine Riveros en forma de flecha y su hermana a ella en forma de corazón.

- Vaya Juan, queríamos darte una sorpresa y nos la has dado tu a nosotras, ya estas con la polla a punto, ¿qué estabas viendo?

En ese momento sólo había publicidad para hacerse el pene más largo y no creyendo que estaba mirando esa posibilidad miraron por la ventana, casualmente Emi ya se había relajado y había apagado la luz.

- Me encantan vuestras obras de arte y estoy impaciente por verlas de cerca, la duda que tengo es con cual empezar.

- Pues conmigo, la flecha te lo indica.

- Y mi corazón palpita porque te lo comas primero.

- ¿Y no preferís comeros este fresón entre las dos?

- Se pueden hacer muchas combinaciones para gusto de todos.

Claramente mis primas estaban dispuestas a pasar una noche completa, no tenían prisa y sí muchas ganas de follar, Katherine Riveros como siempre tomó la iniciativa y me levantó de la silla y así mismo me bajo los calzoncillos, la polla saltó frente a su cara y desapareció en su boca, Cielo Riveros era más sentimental y me besó a la vez que presionaba sus tetas en mi pecho, mis manos se distribuyeron en los coños de las dos.

Katherine Riveros que estaba ávida de polla me empujó a la cama para abarcar la verga y los huevos al mismo tiempo, Cielo Riveros se había subido sobre mi cara reclamando mi lengua entre sus ingles.

La lengua de Katherine Riveros pronto se cansó y se subió sobre mi clavándose la polla en el coño, se cogía a los hombros de su hermana y parecía que iban en moto una detrás de otra, la visión que tenía yo estaba muy limitada, con los muslos de Cielo Riveros y Katherine Riveros casi no veía nada, solo la luz del ordenador y un poco de la habitación.

Cielo Riveros y Katherine Riveros se movían sobre mí cada una buscando su placer, Cielo Riveros ofrecía su coño a mi lengua para que ningún rincón quedara sin lamer, Katherine Riveros, se administraba la polla que quería, unas veces se la hundía hasta los huevos y otras apenas rozaba el glande la entrada de la vagina, las dos con los ojos cerrados estaban absortas a su gusto.

Apenas me di cuenta de que la puerta de la habitación se habría, a la luz azul de la pantalla vi a Ana, había asomado la cabeza y miraba sonriente, le gustaba lo que veía, a su hija pequeña meterse mi polla a saltos mientras que la mayor gozaba de mi lengua, estuvo unos minutos mirando, incluso entró en la habitación de puntillas, le vi la intención de cogerme la polla cuando su hija se la sacaba pero al final no se atrevió o mejor no quiso delatarse, cuando salió me hizo una señal con el pulgar hacia arriba, nos deseaba éxito y se lo agradecí.

Las dos hermanas se cambiaron los papeles, no hubo discusión, a las dos les gustaba lo que hacían y querían repartirse la noche, Cielo Riveros quiso que Katherine Riveros recibiera mis lametones en el clítoris, ella ya estaba a punto de correrse y quería prolongarlo mucho más, a Katherine Riveros las piernas le temblaban de tanto saltar y le vino bien también, a mi no me importaba lo más mínimo, las diferencias eran claras pero buenas las dos, con la poca diferencia de edad de las dos hermanas se notaba la ternura del coño de Katherine Riveros, parecía que se deshacía en la boca, el sabor tierno, suave, los labios parecían de mantequilla y el flujo era menos ácido que el de Cielo Riveros, a sus veinte años ya la textura del coño era más madura, y pese a su juventud los labios se notaban más “hechos” y sabía a mujer adulta, nunca me había parado a pensar en eso pero los sabores de Ana, Emi y mis primas no se parecían en nada, cada coño tenía su personalidad y estaban muy ricos todos.

Las chicas disfrutaban libremente, a su madre le gustó verlas felices y yo estaba encantado, fueron ellas las que se acordaron que bajo de mi polla estaba yo y que también me gustaría disfrutar del momento, Cielo Riveros llamó la atención de Katherine Riveros, entre sus piernas mi polla entraba y salía pero no me veían la cara, cuando se levantó se acostó a mi lado subiendo las piernas hasta apoyarlas en sus hombros, su hermana vio que me ofrecía el coño abierto y se levantó de mi cara, cuando me arrodille frente a Cielo Riveros su hermana se tumbó entre mis piernas, con una mano me cogía la polla y la guiaba a los labios menores de su hermana, cuando metió un poco el capullo en la vagina me empujó el culo y me hizo entrar hasta dentro, los huevos sostenidos por Katherine Riveros se pegaban al culo de Cielo Riveros, noté humedad en mis nalgas y el calor tibio de la lengua de Katherine Riveros buscando entre los cachetes, cuando me incliné sobre Cielo Riveros para seguir metiéndole la polla hasta dentro Katherine Riveros encontró lo que buscaba con la lengua, me dio un poco de impresión pero la insistencia de la lengua me hizo relajarme y notar como mi ano era recorrido circularmente por la lengua afilada de mi prima menor.

Cielo Riveros notó algo extraordinario pues la erección que llevaba se acentuó más con la lamida de Katherine Riveros.

- Sigue Juan, sigue métela más, mas, hasta dentro.

Le hice caso y aceleré el ritmo dejándome caer más sobre las nalgas elevadas de Cielo Riveros, Katherine Riveros me dio la idea, yo no lo había visto antes, pero sobre el teclado del ordenador había ahora un frasco de crema hidratante, y antes no estaba y no era mío, me quedó la duda si habrían sido ellas o Ana al entrar quien dejó el regalito, pero Katherine Riveros no tenía esas dudas y mojándose un dedo con la crema lo metió suavemente por donde había lamido, el esfínter se me abrió sin querer, el dedo exploró en mi recto hasta que se me encendió una luz en el culo, ¿sería el punto P? ni idea pero una sensación placentera al máximo me invadió y me lance a follar a Cielo Riveros con todas mis fuerzas.

Está claro que el sexto sentido femenino existe, Katherine Riveros en plena adolescencia ya notó que tenía el poder en sus manos y actuó, con la mano libre me untó la polla cuando salía y el culo de su hermana abundantemente, esperó pacientemente hasta que mi polla se saliera descontrolada y la apuntó al culo de Cielo Riveros, esta ya lo esperaba pues la había dilatado un poco y pese a que frené al sentir al cambio no pude evitar que el glande entrara en el primer empujón.

- Sigue Juan, sigue, lo peor ya está dentro.

Cielo Riveros con los pies al lado de su cabeza aguantó como mi polla taladraba despacio pero sin parar el culo abierto, al verme cerca de ella me besó y terminé de hundirme en ella, se corrió, se corrió de forma explosiva, me abrazaba con la polla clavada sin apenas poderse mover pero aguantaba el salvaje orgasmo.

Me estuve quieto hasta que pudo respirar normalmente y salí de ella tumbándome a su lado, Katherine Riveros estaba alucinada viendo el orgasmo de su hermana y no quiso ser menos, subiéndose sobre mí, se dejó caer y se estuvo quieta unos momentos, la mirada que tenían sus ojos era de concentración y quise ayudarle acariciándole el clítoris, dio un espasmo al notar mis dedos pero abrió las piernas para que llegara mejor, me gustaba notar como mi tronco entraba en su coño y lo busqué, no lo encontré donde debía, el coño estaba vacante pero el culo estaba lleno de carne, ella sola se había dilatado, untado y metido mi polla y ahora la estaba saboreando, sus tetas me convencieron que era lo que ella quería en ese momento y se las acaricié con entusiasmo.

Nunca sabré si fue por mis caricias en las tetas o el masaje en el clítoris o mi polla en su culo lo que le provocó el orgasmo tan brutal, sus brazos, su cabeza, sus piernas y todo el cuerpo se agitaba sin ningún control, de su garganta salían sonidos o palabras guturales sin sentido, a mi me habría gustado acompañarla en ese estado pero no podía correrme aún, esto lo decidió Cielo Riveros cuando se inclinó sobre mí y me besó, mi cuerpo estaba dividido por la mitad, de cintura abajo era lujuria total, hacia arriba era todo sensualidad, la boca de Cielo Riveros me hacía elevarme a las nubes, su lengua buscaba la mía para que participara en sus sentimientos y no pude más, me abracé a ella mientras expulsaba chorros de leche en el útero de Katherine Riveros, no lo podría jurar pero creo que Cielo Riveros también tuvo otro orgasmo pues temblaba entre mis brazos.

Nos derrumbamos como un castillo de naipes, yo sin temor por la posible entrada imprevista de Ana me dejé llevar y tapé a los tres con la sábana, ya era de madrugada, habíamos follado sin prisa, gozando de todo y cada momento y nos habíamos vaciado totalmente.

Cuando nos levantamos mi tía todavía estaba en la cama, no dormía y nos escuchó bajar las escaleras, luego me contó que no se podía dormir después de habernos visto juntos, lo de la pastilla era una excusa para que pudiéramos celebrar un poco el fin de semana fallido y que tuvo que acariciarse el coño hasta correrse pensando en lo que estaríamos haciendo en mi habitación.

Cuando se acercaba el día Ana me dijo que fuera haciendo la maleta, en realidad yo me apañaba con un troley pequeño, lo más grande que tenía era el traje y varias camisas, ropa interior y algo de ropa de sport, los zapatos y el tema de aseo, cuando entré en la habitación de Ana para preguntarle si podía llevar espuma de afeitar vi sobre una butaca su maleta, era grande y ya estaba llena pero lo más gracioso es que sobre la cama aún quedaban vestidos para meter.

Ana con disimulo escondió unos modelos que tenía sobre la cama…

- Perdona Juan, no te los puedo enseñar, son una sorpresa.

- Oh, claro, como si fuera una novia, jajaja.

No hizo falta aclarar el tema de las colonias porque vi sobre una mesita un grupo de pequeñas botellitas y frascos.

Cuando me iba llamaron a la puerta, mi tía me dijo.

- Anda Juan ve a ver quién es, aunque imagino que será Emi.

Por supuesto que era Emi, cuando la veía se me iluminaba la cara, daba igual de la forma que fuera maquillada o natural o vestida con trapillos, estaba preciosa… pero tenía prisa y me dio un piquito en los labios y subió corriendo a la habitación de Ana cerrando la puerta, al pasar por delante de ella camino de la mía abrió un momento, se había quitado la camiseta y llevaba un sujetador que apenas le cubría los pezones, por la dirección de mi mirada supo donde me estaba fijando.

- Juan, ya que estás aquí, te he traído esto, es colonia, la he comprado para ti, a mi me encanta espero que te guste también a ti.

- Aaaah gracias Emi, seguro que me gusta muchísimo… gracias.

- Vale hombre espabila, te has quedado embobado en mis tetas, como si no las hubieras visto nunca.

- No me canso de verlas, te lo juro.

- Ya me figuro, se nota, he venido a enseñarle lo que me he comprado a Ana. Pero no te lo puedo enseñar… aún.

- Ya me hago una ligera idea Emi, gracias…

Subí a mi habitación con las tetas de Emi grabadas en la retina pero al llegar arriba se mezclaron las imágenes del otro día, las manos de la chica entre sus piernas y tuve que centrarme otra vez en el equipaje pues mi polla se empezaba a desperezar.

Al momento vi cómo Emi cruzaba la calle y entraba otra vez en su casa.

Mi tío estaba bastante bien, aparte del fastidio de no poder moverse comía de maravilla y estaba muy bien atendido, fui a despedirme de él antes de salir para Milán, me acompañó Cielo Riveros y estuvimos un rato con él, en un momento que su hija salió para buscar unas toallitas húmedas Antonio pidió que me acercara.

- Juan, no te puedes imaginar que cambio ha dado esto, ¿te acuerdas de la enfermera del otro día?

- Claro tío, era muy guapa y muy profesional.

- Si claro, de profesional no tengo queja, pero esta de buena…

- Jajaja, vaya Antonio a ver si aún me das envidia.

- Te cuento… ahora con cualquier excusa siempre me hace una visita, me arregla la cama, me saca la polla a pasear cuando quiero mear… una delicia pero sobre todo cuando tiene turno de noche… uf, los primeros días se conformaba en sacarme la polla y meneármela un poco, hasta el día que se entretuvo un poco más y me corrí en sus manos, a partir de entonces me baja el pantalón del pijama y me hace unas mamadas de competición y el último día ya fue lo máximo, bajó la cama del todo y se subió sobre mí, con la pierna escayolada tuvo algún problema pero al fin consiguió meterse la polla sentándose agachada, la llene de leche te lo prometo y esta noche tiene turno de noche también , ahora los tiene casi seguidos.

- Bien Antonio, veo que la convalecencia no te va mal, tendrás que pedir una prórroga al médico.

- Chiiit, que es médica y me parece que se ha corrido la voz porque ahora cuando me reconoce viene con esta enfermera y me revisa el vendaje hasta la ingle.

- Tranquilo, me voy tranquilo, sé que podrás dominar la situación, jajaja.

- Ya veremos, te lo contaré todo a la vuelta, cuida de las dos mujeres aunque no hace falta que te diga nada y pásatelo bien, me alegro que vayas tú también.

Mi prima vino enseguida, me preguntó cómo veía a su padre y le tuve que decir sin mentirle que estaba muy animado.

Cargados de varias maletas esperábamos al taxi que nos llevaría al aeropuerto, con el momento justo salió Emi, también llevaba una maleta grande, la suya se notaba acostumbrada a viajar.

En el aeropuerto tomó el mando Emi, se manejaba estupendamente por su condición de ex azafata, después de facturar las maletas nos fuimos a una cafetería para hacer tiempo, yo controlaba en los paneles informativos la salida de nuestro vuelo, todo iba según lo previsto.

Cuando llamaron para embarcar entramos en el finger y al fondo nos encontramos la puerta del avión, el personal de vuelo recibía a los pasajeros amablemente.

- ¡Ooooh! Emilia, ¿come stai?

- Molto bene, grazie ¿e tu?

- Buone anche, sei molto carina.

- E anche tu Ornella.

Ana y yo nos quedamos mirándonos, siempre supimos que Emi era azafata, incluso había intentado enseñarme inglés pero verla y oírla en italiano también… nos sorprendió gratamente.

La azafata de Alitalia había sido compañera suya, se besaron con alegría, los pilotos también quisieron participar y se unieron a los besos, se conocían de vista.

Ornella nos acompañó a nuestros asientos, Emi los había controlado al subir y entre el lío que siempre se forma hasta que todo el mundo se acomoda nos sentamos a esperar.

Por el pasillo admiraba yo a Ornella, iba impecable con el uniforme de la compañía que le sentaba de maravilla, realzando aún más el tipazo que tenía, tras el ritual de explicaciones y demás el avión empezó a rodar hacia cabecera de pista, Ana me cogió la mano, parece que no le gustaba volar mucho y tenía sus recelos, Emi lo vio y le cogió la otra mientras le daba conversación.

Tras la carrera de despegue el avión se estabilizó arriba, se apagaron las luces de los cinturones y Ornella apareció por el pasillo.

- ¿Cómo te va la vida Emilia?, nos enteramos que te habías divorciado.

- Si, Ornella, mi marido sólo piensa en ganar dinero y la vida en pareja no le va.

- Hemos sabido que ahora vuela un Airbus 380 en Emirates, le pagan un montón de dinero.

- Eso es lo que le gusta a él, espero que sea feliz así.

- Un momento, estoy pensando… seguirme.

Mi tía y yo no salíamos del asombro, Ornella hablaba un perfecto español, casi sin acento, incluso el poco que tenía le hacía más bonita la voz.

Emi se levantó y la siguió, después Ana y luego yo, por el pasillo se oían murmurar a los pasajeros que iban apretados en sus asientos.

Cuando llegamos a Business Class, corrió la cortina y nos invitó a sentarnos, la clase preferente iba vacía, las butacas eran comodísimas y enseguida Ornella desapareció para venir con una bandeja una botella de champan y copas, nos sirvió y se sentó con nosotros, las dos azafatas estaban encantadas de volver a verse y se contaban sus correrías.

- Una cosa Juan… ¿te apetece visitar la cabina de pilotos?

- Claro por supuesto, siempre he querido ver una de cerca.

La azafata se levantó y tiró de mi mano, llamó con los nudillos en la puerta y se abrió, los dos pilotos saludaron a la vez, el copiloto que era más joven me explicaba en italiano algunas cosas, como hablaba muy rápido sólo le entendí lo básico, cuando ya salíamos en la estrechez del pasillo le dije a Ornella.

- Ornella, sei molto bella.

- Mi piaci anche molto.

Me lo dijo acercándose mucho a mí, me apoye en el estrecho pasillo del cuartito de catering y ella se recostó sobre mi pegándome las tetas en el pecho, sus piernas se cruzaban con las mías y se movía como una serpiente.

Yo le había dicho una frase que había oído en alguna parte por galantería pero ella me contestó bastante en serio.

Cuando volvimos con las mujeres Ornella le preguntó si tenía alguna relación conmigo.

- Bueno… relación formal… no pero me gusta mucho, es sobrino de mi amiga Ana.

- Mmm, que pena, si estuviéramos en un vuelo internacional… te enseñaría todo el avión incluida la sala de descanso de las azafatas.

- Pues has tenido suerte Juan, Ornella es napolitana y además un volcán en la cama, tiene el Vesubio entre las piernas jajaja.

- È vero, in Vesubio tra le gambe.

Trague saliva, las dos azafatas no hablaban por hablar, la italiana era un belleza de mujer y si Emi me decía que era tan ardiente no se lo iba a discutir.

Con la animada conversación de las dos chicas unas veces en italiano y otras en castellano el trayecto se nos hizo corto, el rumor de los motores bajaron y Ornella se levantó y anunció que estábamos descendiendo hacia el aeropuerto de Linate en Mailán, el tiempo era bueno y deseaba que hubiéramos tenido un buen vuelo, cuando decía esto me miraba a mí sonriendo maliciosamente.

Salimos los primeros cuando abrió la puerta de babor, nos despidió con un par de besos, los pasajeros nos miraban con curiosidad no sabiendo si éramos gente famosa o familia de la azafata, recogimos el equipaje en la terminal y vimos como un chico se acercaba a nosotros con un carro de las maletas.

- Buongiorno signora, vengo a portarti in albergo.

El chico era el conductor de un coche de alta gama que nos iba a recoger para llevarnos al hotel… wow, era un buen comienzo.

Ana y Emi cruzaron una mirada de admiración no solo por el detalle sino por el aspecto del italiano, parecía escogido, alto, moreno, pelo ligeramente ondulado y con ojos azulados… ya imaginaban un montón de cosas…

A la llegada del hotel acudió un mozo y nos recogió el equipaje, el hall del hotel era inmenso, de una categoría máxima y decorado en art decó, parecía de las novelas de Agatha Christie, en recepción nos aguardaba con su mejor sonrisa un chico igual de guapo.

- Buon giorno signori, ¿avete fatto un buon viaggio?

- Sì grazie, abbiamo una stanza riservata nel nome di Ana…

- In modo efficace, una camera doppia.

Emi se volvió a Ana y le dijo…

- Dice el recepcionista que tiene reserva para una ¡habitación de matrimonio!

- No es posible, si somos tres, seguro que con el golpe Antonio no se ha acordado de cambiar la reserva.

- Veo que tienen un problema, por lo que he escuchado la reserva era para un matrimonio y ahora han venido tres personas…

El recepcionista entró en la conversación en perfecto español y se dio cuenta del lio que teníamos.

- Pues sí, el caso es que teníamos la reserva para mi marido y yo pero ha tenido un accidente y han venido a acompañarme estos familiares.

- Pues sí que es un problema, me gustaría ayudarles pero el hotel está completo por la feria y los turistas y sólo me queda ésta habitación, no sé qué puedo hacer…

- Pues imagine nosotros, la reserva la ha hecho una empresa muy importante y no podemos irles con problemas de esta categoría, ¿no lo podría arreglar de alguna forma?

- Pues no veo solución.

- ¿Y poniendo una cama supletoria?

- Imposible, las normas del hotel no lo permiten.

- Bueno tampoco es un problema para nosotros dormir los tres en la misma cama, somos familia.

- Tampoco es posible, son tres personas para una habitación doble…

- Y… ¿si encontramos una solución factible para todos?

Emi se había buscado en el bolso y bajo de la palma de la mano deslizó algo hacia la mano del chico, éste sin mirarle lo cogió discretamente mirando hacia la cámara que estaba disimulada a su lado.

- Bueno voy a repasar las reservas… ¡qué casualidad! Tengo una reserva anulada, es de una suite con una cama King size, seguro que se podrán acomodar los tres, y a la compañía de zapatos no creo que le sea un problema tampoco.

Mi tía le dio la mano agradecida y nos miró asombrada, Emi sabía viajar sola por el mundo.

El botones que nos acompañó se quedó un momento después de explicarnos todo, incluso señaló la nevera muy bien equipada de todo lo que quisiéramos, esta vez fui yo quien le dio una propina al botones.

Mi tía nada más cerrar la puerta saltó a la cama con los zapatos puestos, Emi la siguió y yo me quedé admirando las dos bellezas embobado, al momento se levantaron y abrieron las maletas.

- Juan, si quieres puedes tomar una ducha, ahora iremos nosotras, primero sacaremos la ropa para que nos se arrugue.

- Muy bien, no tardéis.

El baño era como la habitación de mi casa, estuve admirando todos los detalles y quitándome la ropa me metí bajo de la alcachofa de la ducha.

El agua salía por todos lados, un montón de botones y pantallas LED indicaban la presión y temperatura, me reía sólo pensando que parecía un lavacoches allí dentro.

La puerta se abrió y entraron las dos mujeres iban cogidas por la cintura, se habían quitado la ropa en la habitación y me sonreían coquetamente.

Las cuatro tetas se movían al compás, las de Emi apenas se ladeaban por la tersura y dureza de la piel, los pezones altos y perfectos, Ana las balanceaba más, los pezones más grandes y morenos y algo más bajos pero no llegaban a considerarse caídos, los vientres el uno plano incluso metido diría yo, se escurría hasta el pubis abultado y tan limpio de vello que no se notaba con el rubio de la cabellera, mi tía no, el vientre acusaba el doble parto con una pequeña forma en el ombligo pero que no se apreciaba al destacar el pubis que aunque también depilado marcaba la oscuridad del pelo negro, las piernas una sin siguiera celulitis y la otra un poco más rellena en las caderas.

Según se acercaban a mí la polla iba subiendo, las chicas me miraban alternativamente a la cara y a la polla, les hice sitio en la ducha conmigo, Ana se puso a mi espalda y Emi frente a mí, Ana le daba el gel a Emi que con la esponja me lo repartía por todo el cuerpo, bajo una capa de espuma me mantenía de pié con los brazos sobre la cabeza y las piernas abiertas, ellas de rodillas se pasaban la esponja jabonosa por debajo de mis piernas, Emi la pasaba entre mis nalgas y al estirar la mano rozaba con sus labios mi polla manchándose de espuma, Ana hacía lo contrario, desde detrás por bajo de mis muslos rodeaba el conjunto de polla y huevos y los llenaba de gel, con las dos manos me descapullaba y frotaba el frenillo produciéndome una erección que amenazaba la cara de Emi.

Cuando me enjuagaron trataba de adivinar cuál de las dos me iba a hacer una mamada pero no fue así.

- Ya estás limpio, ahora fíjate como nos duchamos nosotras.

La esponja que antes recorría mi prepucio ahora pasaba por los labios de las dos chicas abiertas de piernas una a la otra repasaban hasta el último pliegue de sus coños, las tetas casi no se veían bajo las burbujas de gel.

- Emi ¿me dejas que compruebe si te he lavado bien?

- Claro Ana, como gustes.

La chica subió la pierna apoyándola en unos grifos mientras Ana se agachaba y sacando la lengua recorría los labios del coño de la chica de principio a fin.

Emi suspiraba cogiéndole la cabeza a mi tía y guiándola por su coño.

- Me parece que no te he enjuagado bien las tetas Ana.

- Pues repásalas por si acaso.

Mi tía juntó con las manos las dos tetas haciendo que casi se pagaran los dos pezones, Emi pegó su boca entre ellas lamiendo los dos círculos marrones, cuando se separó estaban salidos y duros.

Yo sentado en una banqueta al lado de la ducha me entretenía meneándome la polla, el capullo estaba morado ya pero Emi me dijo…

- Tranquilo Juan, no malgaste energías, sólo es para calentar motores, esta noche tendremos todo el tiempo del mundo los tres, ahora vamos a comer.

Tuve que meterme otra vez en la ducha y dale a máxima potencia el agua fría, los hilillos de agua me pinchaban, pero todo era mejor que irme con ese calentón a la calle.

Al salir a la calle Emi nos dijo que la siguiéramos, estábamos en el centro de Milán muy cerca de la Piazza del Duomo, era preciosa la catedral, se veía por encima de las casas pero Emi nos llevó a un restaurante que conocía.

El local era moderno y bien iluminado, nos sentamos cerca de una ventana donde se veía a toda la gente pasar, el camarero se acercó solícito y Emi se encargó de pedir la comida.

- Voy a pedir una variedad y los vamos probando, en Milán se come muy bien.

- Lo que tú digas Emi.

Carpazzio, vitello tonnato, prociutto, gnocchi y de postre tiramisú todo fue llegando a nuestra mesa, Emi nos iba ilustrando sobre los diferentes platos, realmente estaban riquísimos aunque el prociutto que resultó ser jamón serrano no me gustó tanto como el español pero el tiramisú… ah, era una delicia, nunca había comido tiramisú como aquel.
Volvimos al hotel y mientras yo curioseaba en el hall las chicas subieron para cambiarse, tardaron bastante, estaba impaciente porque la feria estaba un poco lejos y teníamos que aprovechar la tarde.
Cuando se abrieron las puertas del ascensor todos se volvieron a mirar, las dos salieron a la vez y con paso firme vinieron hacia mí.
Tenían motivo, Emi vestía un traje chaqueta blanco crudo con una blusa negra bastante transparente y un bolso y zapatos negros de tacón inverosímil, Ana no tenía que envidiarle nada, con su vestido estrecho azul marino muy escotado y una blusa color carne que daba la impresión que por el escote hasta la cintura no llevaba nada, tragué saliva cuando todos se me quedaron mirando a mí, no quise pensar lo que opinarían pero las dos se cogieron de mi brazo y salimos por la ancha puerta del hotel.
El taxi nos llevó a la feria, era un evento importante en toda Europa, el diseño italiano se vende mucho y lo saben hacer muy bien.
Nos presentamos en el stand de la marca que nos había invitado y después de los consabidos saludos y elogios nos hicieron pasar para enseñarnos los muestrarios de las novedades.
Emi le aconsejaba a Ana sobre lo que le gustaba y se llevaba a la moda, yo me distraía mirando a las secretarias que pululaban en el showroom, por supuesto eran bellísimas todas y debieron darse cuenta pues hacían corrillos y mirándome disimuladamente se reían entre ellas.
Después de firmar los pedidos fuimos a ver otras marcas de calzado para caballero, mi tío le había recomendado unas marcas concretas que ya conocía, en todas tuvimos el mismo trato, al fin casi a la hora de cerrar la feria volvimos al hotel, estábamos agotados sobre todo ellas, se tumbaron vestidas sobre la cama con los brazos extendidos.
No sé porqué se me ocurrió.
- ¿Emi que tal es la pizza en Milán?
Ana miró a Emi como si la pregunta fuera de otro mundo pero ésta dando un salto se puso en pié y tirando de la mano de Ana dijo.
- Buena idea Juan, os voy a llevar a un sitio donde la hacen especial, nada parecido a las españolas.
Yo también estaba cansado con los zapatos nuevos todo el día y no pensé que sería de las dos mujeres con los tacones, mi egoísmo no amilanó a Emi y arrastro a Ana.
No muy lejos de allí había una pizzería pequeñita, nada de multinacionales, eras de una familia milanesa que durante generaciones se había especializado en ellas, los típicos manteles a cuadros rojos y las botellas de vino panzudas y forradas…
Cuando salimos nos había cambiado la cara a los tres, habíamos cogido fuerzas y mi tía quiso demostrar que ella también tenía espíritu joven.
- ¿Por qué no nos damos una vuelta por la Piazza del Duomo? Esta muy cerca.
Cuando desembocamos en la plaza quedamos admirados la catedral, todos los monumentos que nos rodeaban estaban iluminados, las chicas pronto se dirigieron para ver los escaparates que exhibían vestidos preciosos, yo me arrimé disimuladamente a un grupo que miraba ilustrados por un guía, poco a poco me enteré de casi todo aunque eran ingleses lo poco que había aprendido de Emi me vino bien.

Ana y Emi aún tuvieron la valentía de dar la vuelta a la plaza mirando escaparates, yo a cierta distancia curioseaba lo que para mí era nuevo.

Al entrar al hotel ya casi no había nadie, en el salón de té se veía a un señor leyendo el periódico y a unas señoras tomando algo, el chico de recepción nos saludó con una mano.

Al ver la cama me pareció un océano, abierta aún era más grande y esperé a que mi tía organizara la noche.

- ¿Qué no tienes sueño Juan?

- Si claro pero esperaba a que vinierais vosotras primero.

- No te preocupes, nosotras nos tenemos que quitar el maquillaje aún, si quieres puedes subir a la cama, pero en el centro, ¿eh?

La obedecí cuando entraron al baño, ya se habían descalzado y quitado los vestidos, con lencería estaban igual de atractivas o más que antes.

Me distraje mirando la decoración, estaba todo muy cuidado, me levanté y cerré la ventana y corrí la gruesa cortina, como no habían persianas pensé que de madrugada nos despertaríamos demasiado pronto.

Con los brazos extendidos no llegaba por mucho a las orillas del colchón y así me quedé, los parpados me hicieron plop! Y me quedé a oscuras.

No me enteré a mi pesar cuando vinieron las mujeres, con la amplitud de la cama se acostaron las dos juntas a mi lado y cuando me desperté estaban abrazadas hablando.

- Hola dormilón, ¿ya has vuelto al mundo?

Emi me pasaba el dedo desde la frente hasta el ombligo, se liberó de los brazos de Ana y pasó sobre mí para ponerse al otro lado, al hacerlo gateando procuró que sus tetas rozaran mi cara, la primera se me escapó pero a la segunda le pude cazar el pezón con los labios y le chupé el poco tiempo que pude retenerla, Ana se había vuelto hacia mí y me pasaba la mano desde la rodilla hacia arriba.

Noté en mi boca el olor del perfume de mi tía en la teta de Emi, le alababa el gusto, y cuando se tumbó a mi lado se lo dije.

- Mmm que delicia, tienes unas tetas maravillosas y además saben a Ana.

- ¿Te gustan? Pues cómete las de Ana y notarás que saben a mí.

A estas alturas mi tía ya me había alcanzado los huevos y seguía hacia arriba atrapando la polla, por momento se endurecía y apuntaba al techo.

- Tienes buen olfato, ¿por qué no pruebas su coño? De momento no sabe a mi pero me gustaría oler el perfume que te ha regalado Emi en el.

La azafata ya estaba lista, se había incorporado y había puesto al alcance de mi boca sus piernas abiertas y con los dedos separaba los labios dejando la raja rosada con el clítoris en solitario, iba abriendo y cerrando las rodillas como llamándome, como un autómata me acerque y metí la cabeza entre sus muslos.

Emi suspiró al notar mi lengua caliente, con la punta punteaba el pequeño prepucio del su clítoris hasta dejarlo al descubierto, estaba tan concentrado entre sus labios que no me di cuenta que mi tía hacía lo mismo con ella, con las piernas separadas la llamaba para que atendiera su coño a la vez que Ana buscaba y encontraba mi polla con su boca, hacíamos un triángulo equilátero visto desde arriba.

Por un momento en la suite solo se escuchaban los lametones y chupadas de los tres, al momento los sonidos fueron sustituidos por gemidos leves y poco a poco se fueron transformando en jadeos, mi boca ya abarcaba desde el pubis hasta la rabadilla de Emi, con las dos manos en sus nalgas me acercaba para que no se quedara ningún centímetro sin lamer, las piernas izquierdas de los tres estaban levantadas como las de las nadadoras sincronizadas para permitir que las cabezas no tuvieran ningún impedimento, mi tía recibía las sabias lamidas de Emi, con el pubis la buscaba para que su lengua entrara lo más posible en su vagina mientras que su boca tragaba más trozo de mi polla de lo que le cabía.

Como en el baloncesto pedimos tiempo los tres, nuestras piernas cansadas cayeron y Ana fue al frigo y sacó unos botellines y unos refrescos, nos repartió y bebimos un poco de refresco y vaciamos el botellín dentro del refresco, estaba fresquísimo y era lo que necesitábamos para nuestras lenguas resecas.

Cuando ya estábamos repuestos quisimos cambiar, yo me decidí por mi tía, sabía al perfume de Emi, el coño más maduro y con el flujo más fuerte, esperé con la cabeza entre las piernas de Ana a que Emi me comiera la polla pero cuando sentí que mi polla entraba más suave y hondo que en la boca adiviné que donde estaba era en el coño de Emi, me pregunté qué hacia pues con la boca, la respuesta la tuve cuando miré hacia arriba, entre las cuatro tetas de las chicas pude ver las dos bocas buscando sus lenguas, se mordían los labios ávidamente a la vez que se apretaban las tetas una contra otra.

La polla me creció un poco porque Emi besó más fuerte a Ana y ésta apretó el coño contra mi boca, era una reacción en cadena, tuvimos que hacer un descanso mientras sólo yo acariciaba suavemente las tetas de las dos, los pezones los tenían tan duros que arañaban, las areolas hinchadas y el poco sudor que destilaban por debajo potenciaban el perfume francés que llevaban.

El tercer asalto no tardó en producirse, como si hubiera tocado la campana los tres nos inclinamos buscando el cuerpo que fuera, daba lo mismo, el más cercano servía.

Ana por proximidad se apropió de mi polla, se sentó sobre mí y apoyándose en mis tobillos se quedó un poco levantada esperando a que Emi la ayudara.

Emi la ayudó, me cogió la verga y la sostuvo vertical, la humedeció con la boca y se la puso a la entrada de la vagina de Ana, milímetro a milímetro mi tía bajó hasta que los huevos quedaran pegados a su culo, los labios rodeaban de tal manera mi tronco que yo parecía que tenía vulva como ella, cuando Emi se aseguró de que la tenía dentro pasó una pierna sobre mi cara, paseó toda la raja del coño por mis labios hasta dejar su culo sobre mi boca, estaba húmedo y rugoso, perfectamente cerrado se contraía y dilataba al contacto de mi lengua, mis manos ociosas se ocupaban de su clítoris y su vagina.

Mi tía saltaba lentamente asegurándose de que no me saliera de su coño recibiendo las caricias de Emi en sus pezones, poco a poco fue acelerando sus saltos sobre mí, se incorporó de mis talones y atrapó las tetas de Emi, se abrazaron íntimamente cuando le sacudió el orgasmo, ya no eran gemidos ni jadeos, eran gritos sin sentido y que fueron contagiosos, Emi se corrió detrás de ella llenándome la boca de sus flujos espesos, mi resistencia se agotó al oírlas chillar a las dos, y me corrí dentro de Ana, al notar mi leche caliente en su útero aún besaba más ardiente a Emi y esta abría el esfínter para que mi lengua entrara algún centímetro.

Nos desmoronamos sobre la sábana, el coño se Emi seguía emanando flujo y el de Ana jugos y semen, quedamos esparcidos sobre la inmensa cama y el sol nos encontró en la misma postura por la mañana.

Emi pidió los desayunos a recepción, Ana había adecentado un poco la cama revuelta y yo me había afeitado minuciosamente para no arañar a las chicas en sus partes sensibles.

Cuando bajamos los tres se repitió la escena, todas la cabezas se volvieron a nosotros, a cada uno por motivos distintos, la chicas vestidas con faldas anchas y camisas holgadas, parecían las actrices de los sesenta italianas, yo más de sport las seguía como un perro guardián.

El día fue más agotador que el anterior, toda la mañana y tarde excepto la comida rápida en el restaurante de la feria.

Salimos antes pues nos habían invitado a una cena la empresa que nos había invitado, mis chicas sacaron toda la artillería que llevaban, unos trajes de noche largos, esta vez Emi se puso de negro, escote impresionante sobre todo por detrás, pero por delante como no llevaba sujetador los pezones parecía unos faros de coche clásico, Ana un vestido verde pistacho, con su piel morena destacaba como si fuera fosforito, en el escote sí que fue la atracción de la velada, le llegaba a la cintura, también sin sujetador el movimiento de las tetas sueltas hacía que todos estuviéramos pendientes por si se le salía alguna, por detrás no dejaba duda de la ausencia de la prenda, la espalda morena lucia levantando pasiones.

Yo estrené el traje, me quedaba impecable, no obstante se habían asegurado bien al comprarlo, la corbata de Versace, inconfundible diseño, mi tía la eligió como un homenaje a Italia.

Nos sentaron en la mesa de honor, en ella estaban los mejores clientes y sus señoras, a mi me colocaron al lado de una señora mayor, iba muy engalanada también había sacado todas sus galas y lucía un generoso escote, las tetas apenas podían contenerse dentro del vestido, sí llevaba sujetador pues lo lucía posiblemente porque era una maravilla de lencería, el canalillo era como un abismo entre las dos tetas posiblemente operadas pero magnificas.

A cierta distancia Emi y Ana eran agasajadas por dos señores, las miradas y las manos no dejaban duda por el grato efecto que les causaban.

Todos hablaban italiano y muy rápido, la idea que tenía yo de que al ser un idioma latino como el español pillaría algo se desvaneció, la señora que tenía al lado se apiado de mí y lentamente me preguntó cómo me llamaba, ella se llamaba Daniella, era muy simpática y pronto entabló una conversación más o menos fluida conmigo, me llamó la atención que una de las primeras preguntas fue sobre la relación que tenía con las dos chicas españolas, no le mentí del todo cuando le dije que era sobrino de ellas, pareció no creerme mucho pero se conformó, intentó convencerse cuando tiró su servilleta al suelo, inmediatamente me agache para recogerla, ella también lo hizo y nuestras caras estuvieron juntas unos segundos o quizá más de unos segundos, hasta que el carraspeo desde arriba nos hizo subir.

- Vi presento mio marito.

- Piacere di conoscerti

Le dije palabreando, esperaba que me mirara ofendido pues la maniobra de la servilleta era demasiado obvia pero me sonrió de una manera demasiado dulce diría yo, a la vez que ponía su mano en mi pierna, trague saliva pero Daniella le cortó poniendo también su mano en el otro muslo.

- Per favore Carlo, comportati bene.

El marido quitó su mano suavemente no sin arañarme el muslo con sus cuidadas manos.

Daniella me sonrió y dejó su servilleta sobre mi mano, noté algo duro y disimuladamente vi que era la tarjeta de su habitación, ella me miró a los ojos y los cerró lánguidamente.

Cuando se levantó para ir al baño Emi vino a mi lado y me cogió la tarjeta y esperó.

Al volver a sentarse le devolvió la tarjeta a Daniella.

- Scusa signora, questo è caduto.

Y le dio la tarjeta como si se la hubiera encontrado en el suelo, el marido de Daniella me dio unos golpecitos en la pierna sonriendo.

La cena fue algo exquisito, luego pasamos a un salón donde entablaron conversaciones informalmente, lógicamente alrededor de las dos chicas españolas se hicieron corrillos, tuve que meterme entre ellos para que vieran que allí estaba el gallito, las chicas lo agradecieron y los caballeros me fulminaron con la mirada.

Cuando salimos el taxi nos llevó por orden de Emi a ver la Scala, acababa de terminar la opera y la gente engalanada salía en ese momento, los coches de lujo con choferes privados iban recogiendo a los señores pero al pasar nosotros nos hicieron pasillo, se hizo un silencio pero cuando notaron que éramos españoles les dieron unos piropos a las mujeres, ellas sonrieron agradecidas y más de uno hizo mención de acercarse, pero la etiqueta y sus mujeres se lo impidieron.

En el hotel ya no había nadie cuando llegamos, era de madrugada ya sólo en recepción se veía una cabeza detrás del mostrador, al levantarse reconocimos al recepcionista de la llegada, nos acercamos para despedirnos pues por la mañana volvíamos a casa, el chico nos sonrió y más cuando Ana le volvió a dar una buena propina, él correspondió cuando al entrar a la habitación encontramos una botella de champan francés y tres copas.

- Juan ¿quieres soltarme la cremallera?

- Claro Ana, pero… ¿Dónde está?

- Mmm adivina tú, yo no te lo voy a decir.

Era imposible notarla, en los sitios más comunes no la encontré, en la cintura, la cadera, nada, ella solo decía.

- Frio, frío Juan.

Busqué y rebusque, ya era un tema de amor propio, tenía cierta facilidad para quitar cremalleras y sujetadores y no se me podía resistir aquella y más aun dándome todas las facilidades de encontrarla.

Por la parte de arriba del vestido no tuve muchos problemas, intenté bajarle los tirantes de los hombros, seguro que las tetas saltarían frente a mí pero se quedaron cogidos a ellas, tiré con cuidado y noté que llevaban un adhesivo que se pegaba al vestido para que no se salieran, las solté quedando erguidas, me gustó la idea y mi tía me guiño un ojo, seguí buscando y no pude ver nada, sólo noté la dureza de la cremallera disimulada con los pliegues pero no se podía tirar de ella, mi tía paciente me miraba y sonreía, yo me ponía nervioso hasta que se me encendió la luz, pasé la mano por debajo de la falda hasta buscarla, ¡ah, allí estaba! puesta al revés para que no se notara pero también descubrí otra cosa.

- Ana ¡si no llevas bragas!

- ¡Para qué! Me gusta ir sin bragas, ojala pudiera ir siempre así.

Se oyó un ziiip y el vestido cayó al suelo, la figura de Ana quedó frente a mí y ella me cogió la cabeza y la estrechó contra su pecho, mis ojos se llenaron de teta y mi nariz se clavó en el canalillo.

Al volverme y respirar vi a mi lado a Emi quitarse la suya, el vestido cayo y ¡tampoco llevaba bragas!

- Emi, si lo llego a saber… te hubiese follado encima de la mesa de la cena, jajaja.

- Eso si te deja Daniella, si no llega a ser por mí a estas horas estabas sacando petróleo en su coño, eso si su marido no hacía lo mismo contigo, jajaja.

Nos reímos los tres saltando a la cama, ya no se quitaron el maquillaje, se pusieron las dos a cuatro patas sobre las sábanas y me dieron a elegir.

Me decidí primero por Emi y poniéndome detrás apunte la polla en sus labios menores y presioné, la verga desapareció de un solo golpe.

- Esto en agradecimiento por lo de Daniella, y esto otro por lo de su marido Carlo.

Se la saqué y escupiendo en su culo la metí de tres embestidas, mi tía esperaba a su lado sujetándole las tetas que bailaban como campanas.

No estuve mucho rato pues cambie a mi tía.

- Ana, esto es por Antonio que estará sufriendo en la habitación del hospital.

No estuve más de seis metidas cuando la saqué y escupí igual que con Emi, ya me esperaba con sus manos abriéndose las nalgas, con la cabeza pegada al colchón.

- Y esto por tus hijas que estarán llorando desconsoladas en sus habitaciones por el fin de semana que se han perdido.

Se la clavé de golpe, sólo gimió de placer a la vez que Emi le acariciaba el clítoris, cuando la saqué me declararon la guerra las dos.

Emi esperó a que la sacara para meterla en la boca y chuparla mientras que Ana se había apoderado de los huevos, las dos cabezas pegadas entre mis piernas y mis manos estrujando tetas, parecía que se habían puesto de acuerdo y lo consiguieron, me hicieron correrme al poco rato, las primera ráfagas las recibió Emi pero se pasó la polla a Ana que termino de recibir la leche y relamer lo que salpicó sobre las tetas de Emi.

Las dos exigieron que las hiciera correrse y tuve que esforzarme, parecía que no tenían prisa y mis manos no sabían dónde acudir, los dedos entraban dentro de sus coño o sus culos, a veces ya no sabía cuál era cual, no sé si toqué el punto G o todo el abecedario pero el orgasmos que les explotó fue brutal, ellas también habían colaborado, sus manos tampoco habían estado pasivas, sabían donde debían tocar y lo hicieron con profusión, me embadurnaron de jugos vaginales, incluso una se orino un poco sobre mí, no me importó era el néctar de los dioses, cuando caímos rendidos nos quedamos extendidos unos al lado de otros cogidos de la mano.

- ¿Sabéis?, ha sido unos días fabulosos, gracias a los dos, a ti Ana por invitarme y a ti Juan por hacerme tan feliz.

- Yo también te lo agradezco tía, ha sido un fin de semana especial, lo que te dije antes de mis primas no era en serio.

- Ya lo sé, ya os vi celebrándolo la otra noche antes de venir y a ti Emi soy yo la que quiero agradecerte la compañía, eres muy buena amiga y me has dado momentos muy felices también, pero lo que no comprendo es que vosotros que sois jóvenes los dos, que os gustáis, que folláis como nadie no seáis pareja ya.

- Yo tampoco, a mi Juan me encanta no me importaría ser su chica pero a él no le intereso creo.

Tragué saliva, se me hizo un nudo en la garganta y dije.

- Sois una mujeres especiales, a las dos os quiero y no puedo negar que Emi me encanta como mujer, como novia y como futura madre de mis hijos, pero quisiera pedirte que me dejes terminar la carrera, eres mayor que yo y mis tíos se merecen que no me distraiga ahora, sólo será un poco de tiempo pero pasará en seguida, mi familia también me necesita.

- Ya lo comprendo y estoy dispuesta a esperarte, por la edad no te preocupes, eres mucho más hombre que los que he conocido y te mereces todo, tu familia es fabulosa y no quiero que pierdas tu relación tan especial que tienes con ellos, tu tía te quiere y tus primas también y quiero que sigas como hasta ahora, follando tanto con ellas como conmigo, siempre será así.

Emi me dio un beso, no como los que me había dado un momento antes, Ana nos abrazó a los dos y sin querer se nos salieron unas lagrimas de emoción a los tres, Ana se recobró en seguida y nos separó.

- Esto hay que celebrarlo, vamos a bebernos el champan y luego follaremos hasta el amanecer.

- Chin chin.

- Chin chin.

Fin de la serie.
escrito el
2025-01-12
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