Cielo Riveros , y quiero relatarles como perdí mi virginidad

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Cielo Riveros , y quiero relatarles como perdí mi virginidad
Hola a todos, me llamo Cielo Riveros , y quiero relatarles como perdí mi virginidad, con mi psicólogo hace un mes, de hecho, él fue quien habló de esta página y escribo el relato por petición de él. Después de ese primer encuentro hemos tenido muchos otros, realmente a partir de ese primer momento estoy a su disposición para estar con él cuando me lo pida y me dejo hacer lo que él quiera, y en cada encuentro aprendo cosas nuevas del sexo que no conocía.

Aunque el primer encuentro fue hace un mes, todo comenzó realmente desde abril del 2022 cuando por unas cuestiones familiares y personales tuve que asistir a un psicólogo y a mi papá lo recomendaron con él. Vale la pena aclarar que mi papá no sabe nada de nuestros encuentros. Yo accedí a ir al psicólogo porque realmente lo necesitaba, estaba muy desorientada en las cosas de mi vida y un poco de ayuda es lo que iba a necesitar, y sobre todo porque, psicología es la carrera que siempre quise estudiar. No me voy a centrar tanto en como fueron nuestras sesiones porque no viene al caso, solo diré que desde el primer momento en que lo vi (yo tenía 18 en ese entonces y ahora sé que él tiene 37) algo cambió en mí. La verdad es que todo fue siempre muy profesional, nunca hubo un mal comentario, una indirecta, una mala mirada, pero yo necesitaba ir a sus sesiones, nunca me perdía de ninguna y siento que la forma como él me hizo entender la vida tuvo un cambio drástico en mí. ¿me enamoré de él? No, claro que no, o no ese tipo de amor en el que uno sueña que va a ser mi pareja, y nos vamos a casar y tener hijos y vivir felices por siempre, no, solamente no me lo podía sacar de la cabeza y cada vez necesitaba más y más de su presencia y que mejor que sus sesiones.

Así transcurrió el tiempo entre abril y octubre de 2022, donde nos veíamos sin falta una vez a la semana. Había sesiones donde por los temas a tratar yo lloraba mucho, y él siempre terminaba invitándome a abrazarlo y me daba un largo abrazo silencioso, no decía ninguna palabra, solo me abrazaba fuertemente, y yo con mi cabeza en su pecho, su aroma me embriagaba, no quería que me soltara nunca, hasta que me daba un beso en al frente y me decía “hemos terminado por hoy”.

Esos abrazos se convirtieron en mi adicción. Lo peor es que por mis condiciones familiares y personales que me llevaron al psicólogo, nunca he tenido un novio, nunca había salido con nadie, es decir, nunca había dado ni un beso, sentirlo tan cerca con esos abrazos me producían sensaciones que nunca había sentido y que por las noches me hacían sudar y quitar el sueño.

En octubre acabaron las sesiones, como digo, él siempre fue muy respetuoso y profesional, y eso implicaba justamente terminar las sesiones de acuerdo a su plan de trabajo, lo cual fue una tristeza para mí. Sin embargo, él siempre me dijo desde la primera sesión que cuando necesitara algo y él como psicólogo pudiera apoyar, que simplemente le escribiera a su WhatsApp y así lo hacía, de vez en cuando yo le escribía para contarle algún pensamiento, alguna idea, alguna tristeza y él siempre estuvo disponible para responderme. También de vez en cuando él era quien me escribía preguntándome como iba, como seguían los líos familiares, o demás cosas, y mi corazón siempre latía a mil cuando un mensaje suyo entraba, pero me resignaba a que fuera por ese medio. Realmente no había motivo para volver a consulta y él tampoco me lo proponía o insinuaba, y solo fantaseaba con sus abrazos y caricias y todo lo que me hacía sentir en mi cuerpo.

Inició el 2023 y nuestra dinámica era la misma. Recuerdo que me escribió a mediados de enero como siempre y hablamos qué se acercaba mi fecha de cumpleaños en unos días. Me sentí muy triste de que ese día llegó y no me escribió a felicitarme, pensé que lo iba a tener presente, además que ese mismo día ocurrió otro evento y es que no solo fue mi cumpleaños 18, sino mi grado de bachiller, y no tuve noticias suyas en todo el día.

Pero mi sorpresa fue mayor cuando me escribió 3 días después. Su mensaje ese día fue raro, nunca me había hablado así. No me saludó de la forma formal y profesional que siempre hacía, sino que su mensaje era excusándose, con mucha vergüenza por haber olvidado mi cumpleaños, según me dijo, pensaba que era ese día, pero antes de felicitarme verificó en mi historia clínica y se dio cuenta que había sido 3 días atrás. Eso me hizo cambiar toda mi tristeza porque entonces si tenía presente mi cumpleaños, pero se había confundido de fecha y no que no lo tuviera presente. También caí en cuenta que él no sabía de mi grado de bachiller porque no habíamos hablado entonces ahí se enteró de ambas cosas, y fue donde todo empezó a cambiar.

Luego de las respectivas super felicitaciones tanto por mi cumpleaños como por mi grado, me dijo que quería invitarme a almorzar para celebrar ambas cosas. Nunca él me había hecho ninguna proposición, yo no sabía que responderle, mi corazón y mis pensamientos estaban a mil, nunca había salido con un chico, menos con alguien tan mayor, pero llena de alegría y miedo, le dije que sí.

Él me dijo que escogiera lo que quisiera comer, que me daría gusto en cualquier plato de comida, y yo le dije que no quería un restaurante exótico, que una pizza o hamburguesa estaría bien, y así fue, dos días después me llevó al mejor restaurante de pizzas y hamburguesas de la ciudad. Muy pocas veces habría podido ir a este por su costo que no me permitía ir, pero allí estaba con él. También pensé que sería un problema con mi papá, pues él es muy celoso y cuidadoso conmigo. Pensé que no me dejaría ir, pero para sorpresa, accedió. Como todo papá, me dio 270483289420 recomendaciones y me hizo exigirle que le dijera el restaurante a donde iríamos y de que hora a que hora iríamos, eso no me gustó mucho, pero era mi oportunidad de volverlo a ver.

Me recogió en su carro en la puerta de mi casa, saludó a mi papá, le indicó a donde iríamos y a que horas regresábamos. A duras penas me miró, me abrió la puerta del copiloto y se dio la vuelta para subirse él. Cuando se volvió a subir al carro, me saludó con un abrazo de esos que tanto extrañaba que me hizo poner mi mente en blanco, no sé si fueron 10 segundos, 10 minutos o 10 horas, era lo que necesitaba, lo que tanto había esperado por meses, hasta que me dio es beso en la frente que significaba el fin del abrazo, y me dijo “feliz cumpleaños y feliz grado”, yo me derretí cuando además me dio un regalo, una cadena de oro, que él mismo me puso y me dijo “para que siempre te acuerdes que yo estaré pendiente de que alcances tus sueños”. Desde ese entonces esa cadena es un tesoro para mí y no me la quiero quitar nunca.

El almuerzo fue delicioso, hablamos muy distraídamente de como habían sido estos meses sin vernos, y él como siempre, muy profesional, muy decente, y yo con mil ideas fantasiosas en la cabeza, que me daban hasta vergüenza, pensar todo esto y que él no estuviera pensando lo mismo que yo.

A la hora prometida, es decir 2 horas exactas después, yo ya estaba en la puerta de mi casa, y mi papá en la ventana pendiente que se cumpliera el tema, él se despidió de mi con un nuevo abrazo de esos que yo les llamo hipnotizador, y me dijo “espero que se repita esta salida”. Sus palabras retumbaron mis oídos y mi corazón de la emoción. ¿de verdad quería volverme a ver? Yo le respondí que por supuesto que cuando él quisiera. Y me dijo. La próxima vez no será en un restaurante, la próxima vez, yo cocinaré para ti. ¡Dios!, yo no podía creer lo que me estaba diciendo, sentía que las lágrimas se me iban a salir, pero como pude me contuve, y me despedí con un adiós y me bajé del carro. Él bajó el vidrio y le hizo señas a mi papá de despedida.

Dos días después llegó el mensaje que estaba esperando con ansias. Fueron dos días de no dormir bien, de ansiedad y desespero por no tener noticias suyas. No me concentraba en mis cosas, no quería hacer nada, sino estar pendiente a mi WhatsApp a que me escribiera, y así fue.

Nuevamente, muy formal y profesional como siempre:

Ps: Hola Cielo Riveros , ¿cómo estás? ¿cómo van tus cosas?

D: Hola, muy bien y tu, aquí en la casa.

Ps: Me alegro, mucho. Cielo Riveros , te dije que la próxima vez que te viera, quería cocinar para ti, y eso va en serio, y quiero que sea mañana, al medio día. ¿tienes alguna objeción o algún impedimento?

Su forma de hablarme, de recordarme el tema, fueron un verdadero corto circuito para mí. Nunca jamás nadie me había hablado así, no sabía si era una orden, una invitación, una pregunta, estaba confundida, pero, llena de felicidad y emoción y le respondí:

D: Claro, no tengo ningún impedimento, pero ¿Dónde va a hacer? (la pregunta se la hice porque, yo sabía que era casado, y puede que yo me estuviera haciendo miles de fantasías locas con él, que a lo mejor él no conmigo, pero, algo me decía que a su casa no sería)

Ps: Lo importante es que no tienes objeción o impedimento, yo me encargo de todo.

D: Bueno, pensándolo bien, si creo que hay uno, ¡mi papá! Una cosa es que yo le diga que íbamos a ir a un restaurante y una cosa es que le diga que vas a cocinar para mí. Sinceramente, dudo que le guste esa idea y no me dejará ir.

Ps: Entiendo. Soluciónalo, y me cuentas, espero que me confirmes hoy a las 5:00pm si pudiste solucionarlo, sino tendremos que dejarlo para otro día.

De nuevo sus palabras me hacían corto circuito. Su forma de hablarme era electrizante. Eran órdenes, pero no lo eran, no sabría como explicarlo, pero sentía que tenía que hacerlo, no me estaba preguntando, me estaba informando.

Hablé con mi mejor amiga. No fui capaz de contarle toda historia, solo que necesitaba que me cubriera. Nunca en mi vida había hecho algo así, nunca se me había ocurrido mentirle a mi papá, y nunca había tenido secretos con mi mejor amiga, aunque nunca le había contado de mis fantasías con mi psicólogo, pero si sabía que había ido a sesiones. Le dije “Amiga, necesito pedirte un favor que nunca te he pedido, necesito que me cubras con mi papá en algo muy importante para mi, pero que no te puedo contar ahora, te prometo que después, serás la primera en saberlo todo, absolutamente todo, pero ahora cúbreme sin preguntas”. La cara de sorpresa de mi amiga no lo había visto nunca, pero sus ojos clavados en mi a través de la video llamada, creo que se imaginó por donde iba el tema y al saber que nunca había salido con un chico, ni había tenido novio ni nada, puso una sonrisa de oreja a oreja y me puso la única condición que tenía que ser la primera persona en enterarse de todo, y así se lo prometí.

Le dije a mi papá que iría desde la mañana a la casa de mi mejor amiga, que él conocía perfectamente quien era y donde vivía, y que almorzaría con ella y su familia y regresaría en la noche. Les repito, nunca le había mentido a mi papá con estas cosas, jamás, por lo cual él no tuvo motivos de duda.

D: Hola, ¿cómo estás? (Le escribí a mi Psicólogo a las 4:45pm). Ya resolví el tema, me tienes que recoger en esta dirección, no habrá ningún problema.

Ps: Hola Cielo Riveros , gusto saludarte (Me respondió) me alegra que lo hayas podido resolver. Entiendo que entonces tu papá no sabrá nada, no te preocupes, igual lo importante es pasarla bien y que cocinaré rico para ti. ¡Te lo mereces! Mañana a las 11am estoy en esa dirección. ¡que tengas una linda tarde!

Fue todo lo que me escribió, yo no supe que responderle, o que decirle, solo atiné a escribir

D: Vale genial, mañana nos vemos.

Otra noche más sin dormir bien, ni siquiera antes de mis sesiones tuve tantas noches de insomnio, esto ya me estaba desesperando, mi cuerpo se sentía extraño desde la punta de los pies, hasta el cabello, mi vagina sudada y ardía, mis pezones erectos pedían a gritos ser tocados, y mis labios super resecos. Como ya había mencionado mis relaciones con otras personas hombres eran nulas. Pues claro que tenía amigos y compartía con ellos, pero nunca ninguno me insinuó nada y yo con miles de problemas familiares y personales, nunca pensé en eso tampoco. Nunca tampoco me había masturbado, ese día, esa noche, mi cuerpo me pedía algo que no sabía cómo dárselo, intentaba tocarme por todas partes, pero no lograba calmarme, solamente una ducha a las 3am, hizo que me tranquilizara.

Al día siguiente mi psicólogo muy puntual me recogió a las 11am en la dirección de donde mi mejor amiga. De hecho, mi papá me llevó hasta allá (nunca me dejaba salir sola) y me dijo que me recogía a las 5pm.

Mi psicólogo se bajó, a duras penas me miró, se dio la vuelta, me abrió la puerta del carro, yo me subí, se dio la vuelta para subirse él y de nuevo… ese abrazo largo y genial mi cabeza en su pecho, oliendo su aroma, (ese día tenía una colonia diferente), su silencio que decía mil cosas a mi cabeza, y luego de no sé cuánto tiempo, un beso en la frente.

Ps: ¿cómo estás?, me preguntó

D: un poco nerviosa, nunca le había mentido a mi papá, pero sabía que decirle la verdad era no estar acá, así que, sí, un poco nerviosa.

Ps: No te preocupes, conmigo estás segura, y regresarás a tiempo antes que te recoja tu papá. ¿de acuerdo?

Sus palabras eran de paz total. El decirme que con él estaba segura sobraba, lo sabía, no tenía miedo de él, tenía miedo de mi papá, pero con él, todo era perfecto.

Ps: He reservado un AirBnB donde ya he preparado las cosas para cocinarte. Espero te guste.

What? De todas las veces que me maté la cabeza pensando en como haría él para cocinarme, nunca se me ocurrió esa posibilidad. De verdad este hombre lo tenía todo fríamente calculado, y nos dirigimos al sitio.

Llegamos a un bonito apartamento de un buen barrio de la ciudad, tenía entrada a parqueadero subterráneo y como él ya había ido, conocían el carro, sus vidrios polarizados no permitían que de afuera se viera quien estaba adentro, y el asesor nos llevó a un 7mo piso, donde no nos encontramos con absolutamente nadie a esa hora. En cada piso había 3 apartamentos, el abrió uno y entramos.

Era un apartamento muy pequeño, tenía una barra que diferenciaba la cocina con lo que era sala y comedor al mismo tiempo, y una puerta que llevaba a una única habitación. En el espacio que no era la cocina, había una mesa cuadrada de 4 puestos y un sofá grande y un ventanal corredizo que llevaba a un pequeño balcón con vistas a la ciudad. Dentro del cuarto había una cama matrimonial, un closet, un televisor de 50 pulgadas y un baño.

Él me dijo que me pusiera cómoda, que la comida estaría lista pronto, ya él había empezado a preparar algo, que suspendió para irme a recoger. No me centraré ahora en los detalles del almuerzo, solo diré que ese hombre cocina como los dioses, un plato que le quedó exquisito. Durante el almuerzo conversamos de cosas banales, nos reímos de otras, etc.

Cuando terminamos de almorzar, le ayudé a recoger la mesa, organizamos la cocina, y me dijo: «Ven, vamos un rato al cuarto», y me tomó del brazo y me haló.

Yo me paralicé, me puse nerviosa, el corazón estaba a mil, no sabía que hacer, no me movía, no era capaz de articular palabra. No tenía miedo, sabía que con él no me iba a pasar nada malo, nada que yo no quisiera, pero nunca había estado en esa situación y mil y unas cosas se me pasaban por la cabeza.

Él se sorprendió un poco en que yo no me moviera, y me miró a los ojos, una mirada fija y penetrante, y me dijo nuevamente: Ven, vamos un rato al cuarto y me haló con un poco más de fuerza e insistencia, pero nunca haciéndome daño.

Caminé como en piloto automático.

Cuando ingresamos, cerró la puerta, tenía el aire acondicionado prendido, las temperaturas de la ciudad siempre son elevadas cualquier época del año, pero para mi, ese era el día más caluroso de mi vida.

Él sintió mi nerviosismo, no era tonto, así que se me acercó muy despacio y no me abrazó como antes, como me gustaba, o como lo había hecho siempre. Me puso mi cabeza en su pecho, y me sobaba el cabello y me dijo ¿confías en mi?

Mi cabeza en su pecho daba mi oreja directamente en su corazón, estaba tranquilo, estaba relajado, estaba en paz ¿cómo no iba a poder confiar en alguien así?

D: Sí, le dije. No sé porque me siento nerviosa, y porqué no puedo moverme libremente, pero sí, confío mucho en ti.

Ps: Gracias, hoy será una tarde muy especial para los dos.

Luego de eso se separó un poco de mi y se sentó en el borde de la cama, y me miró, por primera vez, o al menos que yo lo notara, mi miró de arriba abajo, sin ningún reparo, me acariciaba los brazos subiendo y bajando por ellos de una forma lenta, suave. Luego acarició mi rostro, pasaba sus manos por mis ojos, nariz y boca, y me dijo

Ps: Elimina de tu mente cualquier pensamiento que tengas, de lo que sea, sólo quiero que pienses en ti y disfrutes

Mi corazón estaba a mil, yo lo podía escuchar, y estaba seguro de que él lo podía escuchar también.

Bajó muy despacio con sus manos a mi blusa, era una blanca, ceñida a mi figura.

Aquí es importante describirme. Mido 156 de estatura. Soy delgada, 48kg, siempre me han dicho que tengo una cara muy linda (aunque yo no me lo creo y fue de las cosas a trabajar con el psicólogo en sesión), senos normales, algo llamativos sí, copa tipo b, estómago plano, piernas torneadas por la naturaleza porque el ejercicio y yo no somos amigos, y un trasero que si bien es pequeño, tiene una pequeña forma ovalada que siempre he sentido llama la atención, junto con mi cara.

Con sus manos bajó muy despacio a mi blusa, y uno a no fue sacando los botones, eran 6 en total. Mi respiración era agitada, él me dijo que no pensara en nada, pero imposible, pensaba en mil cosas. ¿qué estaba pasando? ¿por qué estábamos aquí? ¿qué estaba a punto de pasar sin nunca hablar nada del tema?, ¿en verdad yo quería que pasara?

Mientras me hacía todas estas pregunta el continuó y cuando me di cuenta, terminó de sacar mi blusa quedando en brasier ante él. Nunca había estado así ante nadie, de hecho, ni me gustaba que mi papá me viera así, pero ahí estaba yo, respirando agitadamente, pero confiada.

Sus manos recorrían mis cuerpo, las puso sobre mis senos, erectos y calientes además. Me haló desde la espalda hacía él de tal forma que, al estar sentado en la cama, su cabeza quedó justo debajo de mi pecho y mi estómago y el cual empezó a besar muy despacio. Lo hacía con total suavidad que yo me empecé a sentir en las nubes. Mientras una de sus manos se ferraba a uno de mis senos y otra a mi trasero. Claramente a esas alturas ya él no tenía ningún reparo de ningún tipo.

Hizo que me diera la vuelta y me sentara en sus piernas. Inmediatamente sentí su erección. Es cierto que era mi primera experiencia sexual o de cualquier contacto con cualquier hombre, pero ingenua tampoco era, mi papá me hablaba de sexo, en el colegio hablaban de sexo, en las redes se hablaban de sexo, y ahí sentada en sus piernas sentí en mi trasero su erección. Se sentía dura, como un sable, nunca había visto ni tocado una, y ahí estaba sintiéndola por primera vez.

Él continuaba con sus manos recorriendo mi cuerpo, metía sus dedos en mi boca, mientras me besaba los hombros y la espalda. Luego pasó al cuello y al oído, y me empezó a decir: Eres muy sexy Cielo Riveros , muy hermosa, me gustas mucho, y voy a convertirte en mujer, hoy serás mía, única y exclusivamente mía. Me dijo esto metiendo una mano dentro de la copa de mi brasier tocando mis senos directamente con su mano por primera vez.

Cada sílaba suya era un escalofrío a mi cuerpo, me sentía en las nubes, en el paraíso, y solo atiné a decirle “hazme mujer, hazme tuya”

Masajeó mis senos unos minutos mientras me besaba el cuello y la ojera y yo sentada en sus piernas sintiendo la tremenda erección que tenía. Luego de esto sacó sus manos de mis senos, los llevó a la parte trasera de mi brasier y lo desabrochó de una, besaba cada rincón de mi espalda y cuello mientras sus manos se aferraban de mis dos senos sin ningún recato. La sensación era muy placentera para mi, no sabía mucho que hacer, solo me de dejaba guiar por él. Instintivamente me movía sobre sus piernas restregando su pene en mi cola, mientras me entregaba al placer.

En un momento me puso de pie y me volteó, por primera vez vio mis senos, que estaban rojos y calientes y duros por sus masajes, me miró directamente a los ojos, su cara era de lujuria total, casi irreconocible, el deseo que emanaba era indescriptible, me asustaba un poco, pero igual me dejé llevar.

Mirándome a los ojos fijamente puso sus manos en mi vientre y fue subiendo muy lentamente, se posó nuevamente en mis senos, los cuales masajeó con delicadeza haciéndome gemir un poco, y luego una de sus manos prosiguió subiendo pasando por mi cuello y llegando mi rostro. Con una mano sobaba me seno izquierdo y con su mano derecha recorría mi rostro e introducía sus dedos en mi boca, luego empezó a descender nuevamente por todo el cuerpo y al llegar a la cintura me acercó nuevamente más hacia él que sentado en la cama, quedó a la altura de mis senos, los cuales empezó a besar y chupar. Fue una sensación increíble, los corrientazos que sentía por todo mi cuerpo eran indescriptibles, y era una sensación tan única, que no me percaté de las demás cosas que estaba haciendo, no me di cuenta cuando desabrochó mi pantalón, solo me percaté cuando empezó a bajarlo. Eso me hizo salir del trance en el que estaba, y volví a ponerme nerviosa. Es decir, si sabía lo que estaba pasando y sobre todo lo que iba a pasar, pero todo era nuevo para mí, desde estar por primera vez con un hombre en todo sentido, incluyendo el desnudarme.

Mi pantalón fue cayendo poco a poco, mientras él seguía besando mis senos y con sus manos recorría mis piernas y mi cola. Ahí estaba yo frente a él, solo con mi panty y mis medias. El dejó de besarme los senos para empezar a bajar sobre mi vientre, volvió a voltearme y a sentarme sobre sus piernas, mientras besaba nuevamente mi espalda y hombros, una mano se volvía a posar en mis senos y otra recorría mis piernas, las cuales instintivamente abrí, y el aprovecho para tocar mi vagina por encima de mi panty. Mi excitación era total, mi panty, totalmente húmeda, traspasaba la tela y el hizo un gesto aprobación. Acto seguido dirigió sus manos al interior de mi panty, una parte de mi quiso frenarlo instintivamente, con mi mano, pero él muy ágilmente lo impidió.

Sus dedos se perdieron entre la tela del panty y llegaron a mi rajita hecha un mar de fluidos, pero siendo tocaba por primera vez. Me preguntó al oído que si me masturbaba cuando estaba sola. Su pregunta me tomó desprevenida, y le respondí que pocas veces lo había hecho, que cuando me sentía así excitada y con ganas de tocarme, me daba una ducha fría.

Estuvo jugando con sus dedos dentro de mí durante unos minutos, lo hacía fuerte algunas veces frotando mi clítoris, y otras veces suave. Esa combinación me volvió loca y tuve mi primer orgasmo. Fue brutal, fue algo no sentido nunca antes en mi vida. Si no hubiera estado sentada en sus piernas, seguramente me hubiera caído al piso porque todo me temblaba y jadeaba de la excitación. Mi respiración estaba muy agitada, no sabía que hacer o decir. Él me corrió de tal forma que quedé sentada yo en la cama y él de pie mirándome fijamente, yo de la pena no pude mirarlo, el orgasmo que aún estaba sintiendo me tenía fuera de mi totalmente. Él me tomó del mentón y me hizo mirarlo y me dijo “Bienvenida al mundo del placer, y lo que acabas de sentir es apenas el inicio” …

¿El inicio? Esas palabras me dieron vuelta en mi cabeza, mi respiración se agitaba sola, jadeaba de placer, y eso que no me estaba poniendo un dedo encima en ese instante, pero, en definitiva, yo no era dueña ni de mi cuerpo, ni de mi mente.

El seguía con la mano en mi mentón y hacía que lo mirara a los ojos, y me dijo “es hora que hagas algo, quítame la ropa”.

Su tono de voz su suave, pero directo, otra vez esa sensación de “me está dando una orden, pero no suena como tal”.

De forma automática me levanté, él no se movió ni un centímetro, por lo que nuestros cuerpos quedaron muy pegados, yo casi que desnuda solo con mis pantys y mis medias, y él con toda su ropa puesta, una camisa manga larga negra, un jean azul oscuro y sus zapatos.

Él tomo mis manos y las llevo a su pecho, entendí que debía empezar a zafar los botones de su camisa, lo hice uno a uno, mientras él me miraba fijamente y me decía que estaba muy feliz de ser mi primer hombre y la persona que le enseñara todo lo del sexo, pero además de yo permitírselo. Sus palabras me ruborizaron un poco, sin embargo, continué con mi tarea. Descubrí que bajo su camisa tenía una camilla blanca, a lo cual el alzó los brazos y entendí que debía quitársela.

Una vez sin camisa, él continuó de pie y se quitó sus zapatos, tomó mis manos y los puso encima de su pecho, me dijo “tócame por todas partes, es horas que tu también explores”.

No sabía si lo estaba haciendo bien o mal, él no decía nada, solo me miraba fija y penetrantemente con una leve sonrisa como de placer y maldad al tiempo. Luego me dijo “quítame el jean”.

Mis manos automáticamente bajaron al sitio indicado, zafé su correa y desabroché el botón y bajé la cremallera. Por primera vez mis manos sintieron la dureza de su pene al bajar la cremallera. Unos bóxer de color negro se asomaron producto del gran bulto que su pene hacía, yo jamás había visto uno en vivo y en directo. Uno que otro video por curiosidad no más, pero nada tan cercano como esto. Él dio un paso al frente lo que obligatoriamente hizo que callera sentada en la cama por la cercanía de nuestros cuerpos. Mi cara quedó un poco más alta que la altura de su pene erecto y me dijo “baja del todo el jean”, así lo hice y él se lo terminó de quitar por entre sus piernas.

Ahora estábamos en igualdad de condiciones, yo en panty blanco con rosa y con medias y él con su bóxer negro con un gran bulto a mi vista, pero sin medias, las cuales se las quitó cuando terminó de sacar su jean.

Luego tomó mi mano derecha y la llevó directamente a su pene por encima del bóxer y me dijo, “sácalo también”. Mis manos se fueron al elástico de su ropa interior, y lo bajé. Su pene hizo un rebote y allí estaba yo viendo por primera vez un pene erecto. No sabía que sensaciones provocaba en mí, era una excitación total mezclada por la curiosidad de la primera vez de todo, y al mismo tiempo pensar que ese pene era demasiado grande para mis 48 KG de masa muscular. Se veía largo, imponente, apuntando al techo. Tenía la circuncisión hecha, lo cual, hacia verlo mucho más grueso, con algunos bellitos muy pequeños a su alrededor.

Él tomó nuevamente mi mano y lo puso directamente en su miembro, y me dio “disfruta y explora”. No sabía directamente que hacer, nunca lo había hecho, ni me lo había imaginado si quiera. Él lo notó y me guio, lo hacía de forma lenta y parecía gustarle, luego me dijo, “abre tu boca”.

No supe que hacer en ese momento, no había pensado en nada de eso, claro que sabía del sexo oral, pero ¿ibas a hacerlo yo?, él, como adivinando mis pensamientos me dijo, “confía en mí, todo lo que hagamos hoy, te va a gustar, abre tu boca” … terminó esa frase en ese tono que me confundía, que me ordenaba, pero no me obligaba pero que rompía completamente con cualquier voluntad mía de nada, y lo hice, cerré mis ojos abrí mi boca y me acerqué a su enorme pene.

Me dijo “solo chupa despacio, y no roses con tus dientes, lo demás será tu instinto”. Se acercó un poco más porque subió un pie encima de la cama, lo que hizo que su pene entrara prácticamente en toda mi boca, quedando medio pene afuera, mientras yo chupaba como me había indicado. Él simplemente hacía un movimiento de mete y saca mientras yo chupaba y lamía, el cual él dijo “no está mal para la primera vez, que rico lo haces, pensé que sería peor, pero me encanta como es tu primera vez”. No supe si eso fue un cumplido, pero me puse roja, quería terminar esa labor, pero él no me lo permitió, por el contrario, hizo que agarrara con mi mano la parte del pene que no cabía en mi boca mientras él seguía haciendo el movimiento de sacar y meter. En esas estuvimos no sé cuánto tiempo donde él me daba diferentes instrucciones, como que lo besara por la base del pene o que lo guiara a mis cachetes, en fin, fueron creo yo que más de 10 largos minutos en esa primera experiencia de sexo oral para mí, hasta que me dijo “no vayas a parar por ningún motivo ni a sacarlo de tu boca” y todo en él cambió. Empezó a moverse más rápido, su respiración se agitaba, yo algo me intuía, pero me daba miedo pensar, o tal vez no tuve tiempo de, porque cuando menos pensé, mi boca se inundó de semen. Sí, tuvo una eyaculación voraz en mi boca, 3, 4, 5 chorros potentes llenaron mi cavidad bucal y él no permitía que yo sacara su pene de mi boca, mientras él jadeaba de placer, y unas lágrimas brotaron de mis ojos… Ahí si sacó por fin su miembro de mi boca e instintivamente tosí y escupí esperma, pero lo que quedaba, una parte la tragué y hasta sentí que se me venía otra parte por la nariz como ocurría con algunas bebidas a veces.

Él estaba quieto, inmóvil respirando fuertemente, pero disfrutando del orgasmo que acababa de tener. Cuando se recuperó y vio que seguía tosiendo me dijo. “no te preocupes cariño, te acostumbrarás, si quieres ve al baño y límpiate o lo que quieras, eso sí, vuelves tal cual como estás, sin taparte ni ponerte nada, que aun no hemos acabado”. Ahí en ese momento algo volvió a activarse en mí, ¿por qué me daba órdenes y yo obedecía sin chistar? ¿Quién era ese hombre que meses antes era mi psicólogo, que siempre me trató con absoluto respeto y distancia y hoy estoy desnuda ante él teniendo mi primera experiencia sexual? No tenía respuesta a estas preguntas, solo sé que caí en cuenta que mientras pensaba en esto, ya estaba haciendo automáticamente todo lo que me decía, es decir, fui al baño, me limpié me sequé y regresé ante él, mirando al suelo, ruborizada.

Él se me acercó y lo que hizo, me devolvió al estado de paz y tranquilidad que él siempre me ha hecho sentir, pues hizo que pusiera mi cabeza en su pecho, me abrazó unos segundos y remató con lo que siempre hacía, un beso en la frente, eso que a mi me indicaba, tranquila, todo estará bien.

Sin soltarme del abrazo, fuimos girando lentamente en nuestro propio eje, y me fue llevando hacia la cama, en el borde del mismo me dijo, “acuéstate”, me despegué de él, y vi nuevamente su pene, ya no estaba tan erecto, no podría decir que estaba totalmente dormido, pero había perdido dureza, supongo que por la corrida monumental que había depositado en mi boca hace unos minutos. Me acosté boca arriba y por estar mirando su pene, no me percaté que él lentamente se me fue acercando también, y quedó totalmente encima de mí, con su enorme cuerpo de 95kg encima de mi diminuto cuerpo de 48kg.

Estando encima de mí empezó a besarme el cuello, y a sobar nuevamente mis senos con sus manos, eso me prendió nuevamente, hizo que me excitara y calentara a mil, lentamente fue bajando con sus labios por mi pecho, pegándose nuevamente a mis senos a chuparlos, los cuales estaban nuevamente duros y erectos, luego siguió bajando nuevamente por mi estómago y vientre, sus besos en todo mi cuerpo mi hacían explotar de placer, sus manos no abandonaban mis senos aunque él bajara a besarme por todas partes, luego llegó con su cabeza a mi panty y ahí si sus manos abandonaron mis senos, y mi respiración se agitó a 10mil por hora, pues sabía lo que venía. Se levantó un poco, lo suficiente para alzar su cabeza y mirarme directamente a los ojos, con esa mirada de placer y lujuria que tenía y que me incomodaba, pero me excitaba al tiempo y mientras me miraba fijamente, fue bajando lentamente mis pantys, y en pocos segundos con dos movimientos, ahí me encontraba totalmente desnuda ante él, con mi vagina totalmente rasurada expuesta a su merced, aunque sus dedos ya la hayan explorado antes.

Al sacar mi panty por mis piernas aprovechó para quitarme también las medias y ahora sí ninguno de los dos tenía ninguna prenda encima, ambos tal cual como Dios nos había traído al mundo.

Cuando terminó de quitar la última de mi par de medias, mi pierna estaba a la altura de su cabeza el cual él empezó a besar desde mis tobillos y nuevamente lentamente recorrió cada uno de los rincones de mis delgadas, pero bien formadas piernas, tanto con sus besos como con sus manos, hasta que su cabeza llegó a la altura de mi vagina y yo muerta de la excitación por lo que sentía, no podía dejar de jadear y gemir. Él me miró a los ojos y me dijo, “disfruta”, y sin dejarme de mirar, sacó su lengua y empezó a lamer mi rajita… ¡Dios!, que sensación tan increíble, nunca imaginé que esto se podría sentir, yo no podía sostenerle la mirada, sentía que él no dejaba de mirarme pero todo mi cuerpo se revolvía de placer, él me tuvo que sujetar las piernas con fuerza para continuar su labor, estuvo varios minutos en esa tarea, más de 10, más de 15, no los sé, yo solo no quería que terminara nunca, pero la que terminó fui yo, mientras él exploraba mi vagina con su lengua, y a veces chupaba y succionaba en mi clítoris y jugaba con sus dedos en la entrada de mi vagina, tuve un nuevo brutal segundo orgasmo, mis gemidos y jadeos eran incontrolables, no pensé en vecinos o en nadie, no me importó el mundo, solo lo que sentí fue único y exquisito, nunca antes sentido. Mis piernas temblaban, mi vagina palpitaba, mi respiración y corazón a 100 por hora…

En ese momento él se incorporó y pude ver su rostro muy cerca al mío, ¿Cuándo había llegado ahí?, no lo noté, no me di cuenta, no era dueña de mí, solo vi su mirada muy cerca de la mía y la cara de morbo y placer que tenía, mientras yo aun no podía controlar mi respiración, y el cual casi no pude escuchar cuando me dijo “eres muy rica Cielo Riveros , pero ahora viene lo mejor”… ¿qué, lo mejor? No fueron segundos, fueron milésimas de segundos, no tuve tiempo de reaccionar, de pensar de asimilar nada, mi cuerpo seguía convulsionado y mi respiración fuera de control, solo logré percatarme fugazmente que su pene estaba nuevamente tieso como un mástil, duro como el marfil, y entendí lo que venía, pero no tuve tiempo de nada, fueron milésimas de segundos en que lo vi y ahí mismo desapareció con rumbo a lo inevitable, a la entrada de mi cueva, de mi vagina, ese monstruo de pene que a duras penas había entrado a mi boca, me iba a desvirgar ahora mismo; él notó que mi respiración seguía agitada, pero se percató que no era ya por la excitación, o bueno sí, pero con mezcla de miedo, y me dijo, “relájate y disfruta”, y sentí como se posó en la entrada de mi vagina, y poco a poco fue abriéndose paso, yo quería salir de ahí, correr, sí, sentí miedo, sí estaba excitada pero ya el miedo me estaba ganando, sabía que no iba a poder correr, y que tampoco tenía las fuerzas para quitar 95kg de encima de un cuerpo de apenas 48kg medio convulsionado.

Su cabeza ya se había abierto paso, dejó de moverse, y me dijo “perdóname, pero luego lo disfrutarás”, y zazzzzzzzzzzzz, con todas sus fuerzas con todo su peso me penetró… ¿Dios, qué fue eso?

Mi boca estaba abierta como nunca, no gritaba, no podía, no me salía, estaba totalmente inmóvil… ¿me dolió? Muchísimo, sí terrible, pero, ¿me gustó? ¡Dios!, no entendía, ¿cómo un dolor de esos podía ser así de placentero?, ¿era masoquismo? No, no lo era, ¿tenía que vivirlo? Creo que no había opción. Él no se movía, solo me miraba, miraba mis gestos, mi reacción, luego, cuando pude medio controlar la respiración y cerrar mi boca, me dijo… “perdón, algunos hombres intentan hacerlo lento, pero te hubiera dolido igual, y preferí esto, perdón, pero ahora, verás como disfrutarás más que nunca”…

Lágrimas salieron de mis ojos, no podía articular palabra alguna con lo que me decía, solo se acomodó un poco y volvió a empujar con fuerza lo cual hizo que su pene terminara de entrar por completo en mi vagina y romper cualquier rastro de himen o virginidad que quedara en mi y nuevamente mi boca se abrió como nunca, pero sin emitir sonido o grito alguno.

En ese momento, pasó algo que fue totalmente inesperado para mí, algo nuevo, ¿podía ocurrir algo nuevo en estas circunstancias? Si, y este hombre lo tenía todo fríamente calculado y yo no pude anticiparme. Cuando fui cerrando de a poco mi boca, se me acercó y me besó… ¿me besó?, ¿me estaba besando? Nunca había besado a ningún hombre en mi vida, mis labios por primera vez tocaban los labios de otro hombre. Habíamos hecho todo lo que hicimos anteriormente, pero ¿sin besarnos?, sí, así había ocurrido, y entendí que lo hizo apropósito. Sabía que me iba a doler su penetración ya lo había calculado, pero al besarme y hacerme llevar mi atención en esto, hizo que el dolor desapareciera, y lo mejor ¡Me encantó!, claro que al juntarse sus labios con los míos me tomó por sorpresa, pero le correspondí inmediatamente, no sabía si besaba bien, nunca lo había hecho, pero creo que a él no le importó, solo me besaba los labios mientras empezó un movimiento pélvico constante en mi vagina que hizo desaparecer todo rastro de dolor por cien por ciento excitación, sacaba un poco su pene de mi vagina sin que saliera del todo y volvía y entraba con fuerza, una, dos, diez, veinte, cien veces, y yo solo veía el cielo. ¿Quién era este hombre? ¿cómo podía hacerme sentir todo esto en una sola vez, en un solo día, en una primera vez?, ¿cómo se había transformado en la persona correcta que ni un mal comentario me había hecho nunca, ni una insinuación de nada, a pasar de repente a darme órdenes y terminar perdiendo mi virginidad con él? Era casado, lo sabía, no seríamos nada después de esto, lo sabía, ¿cómo llegué hasta aquí a mis 17 años y él con 37? ¿Quién era este hombre? No lo sabía, pero si sabía que lo que me estaba haciendo sentir era único y no quería que terminara nunca.

Mientras mi mente estaba en esos pensamientos filosóficos, mi cuerpo estaba hecho un mar de excitación y él igual, ¿cuánto tiempo ha pasado?, no sé, imposible calcularlo, solo sé que dejó de besarme para alzarse y poner sus dos manos en mis senos y eso hizo más intensa la penetración, tanto que fue imposible evitar correrme ¿de nuevo? ¿por tercera vez? ¿era eso posible?, Dios que sensación tan increíble estaba teniendo.

El notó que mi orgasmo había llegado, porque su rostro cambió a satisfacción total, sabía que lo había conseguido, sabía que yo estaba entregada a él, y que podía hacer conmigo lo que quisiera, y a nada me opondría, a nada, absolutamente nada.

Él aprovechó eso y dijo “es mi turno”, y dejó de tener sus manos en mis pobres y aplastados senos, y con su pene aun dentro de mi vagina, subió mis dos piernas a sus hombros y me dijo “agárrate de lo que puedas”… yo abrí los ojos de par en par como nunca, la sensación de penetración era máxima, y sus embestidas eran fuertes y brutales, pero terriblemente excitantes y de repente, zaaaaaaaazzz sentí que al igual que mi boca unos momentos antes, mi vagina se lleno nuevamente de semen, 4, 5, 6 chorros me inundaron, él bramada de placer, de lujuria, y eso indudablemente me hizo terminar en un nuevo y 4 orgasmo totalmente inimaginable.

Pasaron unos segundos y él por fin abandonó mi vagina, su pene nuevamente estaba flácido, y tenía mezclas de lo que sin duda era su semen con sangre de mi himen destrozado, y se acostó al lado mío, estiró su brazo para que mi cabeza queda entre su brazo y su pecho y me abrazó…

PS: Eres una mujer increíble Cielo Riveros , porque eso eres ahora, toda una mujer. ¿cómo te sientes?

D: A parte de un poco adolorida en mi vagina, y mi corazón aun a 10mil por hora, creo que bien. Aun no puedo describir o descifrar todo lo que me has hecho sentir hoy, pero todo ha sido genial. ¡gracias!

Nos fundimos en un gran beso, fuerte e intenso, donde terminó incluso encima de mí; llegué incluso a pensar que me volvería penetrar, pero no lo hizo.

¿Qué hora son?, pregunté de repente. El vio su reloj y me dijo: “son las 3:40pm”

Mi papá me recoge a las 5 en la casa de mi amiga, y ya sabes lo puntual y desconfiado que es, y no vaya a ser que llegue y no me encuentre allá. Su cara se sonrío levemente, y quitó sus 95kg de mi liviano peso.

Él se quedó acostado en la cama totalmente desnudo, mientras yo me levanté y empecé a buscar mi ropa, cuando de repente me preguntó:

PS: ¿Quieres que se repita?

Su pregunta hizo que mi cuerpo empezara a temblar nuevamente, era difícil describir la sensación y le dije

D: Todo lo que me has hecho sentir hoy es especial, nunca me imaginé vivir todo esto, pero fuera de este apartamento, hay una realidad que no es propiamente lo que yo quiero vivir. Tienes tu familia, y yo, bueno, ya sabes cómo es mi vida…

PS: ¿Quieres que se repita? Volvió a decir

D: No sé que decirte, no está bien, además, ¿cómo hago con mi papá?, no puedo estar mintiéndole todas las veces, tarde o temprano se dará cuenta, y ya sabes sobre su pasado, te podría hacer algo.

PS: ¿y si tengo como solucionarlo, quieres que se repita?

¿En serio tenía un plan para repetirse todo esto? ¿Quién es este hombre y porque tiene ese poder de influir de esta forma en mí?

D: ¿cómo lo solucionarías? pregunté

PS: Hasta que no me respondas si quieres que se repita o no, no te podré decir, porque tal vez no quieras y entonces no tendría sentido.

D: ¿cómo lo haces? Le pregunté finalmente de frente. Llevas varios días que no soy capaz de resistirme a nada de lo que me digas o pidas, nada de esto esta bien, no sé si es como hubiera querido que pasara mi primera vez, solo sé que no puedo…. No quiero, negarme a nada de lo que me digas y por consiguiente, sí, si quiero que se repita.

PS: Cielo Riveros , yo no hago nada que realmente tu no quieras hacer, eso ese el secreto. Sí, sé leerte, sé leer tu expresión no verbal, o sea tu expresión corporal. Sabía que no te resistirías, y esto es lo que te puedo ofrecer, placer y conocimiento, y conocimiento, no solamente sexual, ¿lo quieres?

D: Estas loco, y de remete, curioso para un psicólogo, pero sí, lo quiero, lo quiero mucho, ¿feliz?

Su cara era un poema de felicidad y placer, y me dijo.

PS: Sé que también quieres ser psicóloga, y por las cosas de tu vida, sé que por ahora no estudiarás una carrera profesional, pero ¿y si te tengo como mi asistente todos los días y aprendes de lo que yo hago?

What? ¡Dios mío! Este hombre si que estaba loco de remate, pero lo peor es que lo tenía todo fríamente calculado desde un principio, ¿cómo iba a yo a poder negarme a esto?

D: Tu locura no tiene límites ¿verdad? Mi única preocupación es mi papá. Él no es tonto, y tu más que nadie sabes como me cuida él de cualquier persona externa, no le va a gustar que esté tan cerca de ti y él no pueda controlarlo.

PS: Eso ya lo pensé y para eso también tengo solución.

¿Habrá algo en este mundo que este hombre no tenga controlado? Ya hasta algo de susto me da…

D: ¿y cómo solucionarás eso? Le dije con mi cara de poema e incredibilidad

PS: Sencillo, tengo una colega que trabaja en el mismo sitio donde yo tengo mi consultorio, solo nos separa un par de consultorios de por medio, y ella no podrá negarse a hacerme el favor, me debe unos cuantos. Lo que haremos es que ella te contactará, (de hecho ya lo hablé con ella y solo está esperando que se lo confirme), y te ofrecerá que seas su asistente, y al ser Psicóloga, tu papá no sospechará. Estoy seguro que tu papá te llevará todos los días hasta la puerta del trabajo, y seguramente te recogerá, pero, no se quedará todo el día, ni mucho menos podrá saber todo lo que ocurra adentro. Te ofrezco la oportunidad que empieces a conocer más cosas de la profesión, y del sexo, por que sí, si aceptas esto, serás mía siempre que yo quiera en el momento que quiera y como yo quiera. ¿lo quieres?

Mi cara era una mezcla de felicidad y nerviosismo, todo lo tenía fríamente calculado, todo, sin ningún reparo. Estaría a su entera disposición siempre que él me lo pidiera, y como plus, aprendería muchas cosas de la psicología, mucho más que cualquier universidad pueda enseñarme jamás, así que acepté.

Terminamos de vestirnos y me llevó a la casa de mi amiga. En el camino me iba contando como sería el diálogo con su colega, y los horarios que manejaríamos. También me dijo algo que yo no había ni siquiera pensado, pero una vez más, él lo tenía calculado; me dijo que a pesar de no haber usado preservativo, no tenía nada de qué preocuparnos, pues él tenía la vasectomía hecha con controles cada 6 meses, por lo cual no habría ningún problema de embarazos. Yo me sorprendí ante todo esto y sobre todo a su capacidad de controlarlo todo.

Llegamos a la casa de mi amiga a las 4:45pm, vimos por una calle que mi papá ya iba caminando en esa dirección por lo que se desvió para que no viera el carro, pero obviamente llegamos primero. Me llamó a avisarme que ya estaba cerca, cuando estaba a punto de bajarme del carro, por lo que tuve que hacerlo a toda prisa, y solo me dio un fuerte abrazo, pero esta vez, no un beso en la frente, sino en la boca. Mi cara de asombro mezclada con felicidad no podría ser descrita de ninguna forma.

Como mi padre me había acabado de llamar, no pude subir hasta el apartamento de mi amiga, la llamé y le dije que acababa de llegar, pero que tenía que contarle todo en video llamada más tarde. No le gustó, pero lo tuvo que aceptar.

Dos días después, recibí la llamada de la psicóloga, dicha llamada fue en presencia de mi papá, cosa que me huele a que fue también premeditado. Ella me comentó que necesitaba una asistente tiempo completo, y que tenía las mejores referencias mías. Mi papá buscó en Google el nombre de la psicóloga y se dio cuenta que era muy reconocida en la ciudad. Me preguntó que si mi psicólogo tenía algo que ver con eso, y le dije que no sabía, porque hace días no hablaba con él, pero seguramente tuvo que haberme recomendado. (Esta respuesta la planeamos cuando íbamos camino a la casa de mi amiga). Ante esto, mi papá aceptó y como era viernes, tuve que esperar hasta el lunes para iniciar mi nueva experiencia.

Desde entonces, llego a todos los días al edificio de consultorios con mi papá, él se despide de mi en recepción y yo subo, pero en vez de llegar al consultorio 1005 de la psicóloga, llego al 1011 de mi psicólogo.

Él me enseña muchas cosas de la psicología y me deja participar en algunas sesiones, en donde solo puedo tomar nota, y nunca opinar, pero lo discutimos después de las sesiones, siempre le pedimos autorización a los pacientes antes de eso. Luego en momentos donde no hay pacientes, tenemos jornadas de sexo en todas las posiciones existentes que él me ha enseñado y que probablemente en próximos escritos les cuente como fueron esos encuentros. A veces simplemente salimos del consultorio rumbo al AirBnB y lo mismo. Simplemente lo que él me diga, yo lo hago gustosa, como escribir esta vivencia y contársela a ustedes.
escrito el
2025-01-08
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