LUCHA Y RECOMPENSA DE LENA PARTE 1
por
Roberto
género
rómanticos
Hace tiempo que escribo pero es la primera vez que incursiono en esta categoría y agradezco por la confianza depositada. No indicaré si es real o producto de mi fantasía. Cada uno tendrá su opinión.
Yo soy, Lena, una hoja en la tormenta, así como la flor del loto que crece inmaculada desde el barro, quien desde siempre tuve que luchar contra la adversidad teniendo como única arma mi juventud y belleza. Cuando creí mi corazón y mis sentimientos estaban muertos, un AMOR maravilloso brotó como un manantial de agua cristalina y desde el lugar más inesperado
Soy una mujer que aunque soy todavía joven de edad me considero vieja, casi diría anciana por las penurias que he pasado y lo que tenido que luchar en mi vida para sobrevivir, yo y mi hijo, quien fue concebido gracias al libido y la lujuria de un hombre cuyo enorme ego se apasionó por mí, para después abandonarme algo como “Se usa y se tira”. Hay tres cosas que he sufrido en carne propia y no se lo deseo ni a mi peor enemigo, y son el hambre, el no tener para comer ni un mísero trozo de pan para saciar el hambre que te taladra las entrañas, segundo el frío y la lluvia helada a la intemperie que te moja, penetra y te hace temblar convulsivamente hasta que en un momento te vuelves insensible al dolor y solo quieres dormir a sabiendas que no despertarás más, y lo último es, el no tener siquiera monedas para comprar lo indispensable, lo que te hace dependiente y esclava total de quien te acerque unos míseros denarios.
Nací en uno de los pueblos de provincia cerca del río Paraná en la república Argentina en el seno de una familia muy humilde y por ello mi madre y yo pasamos muchas necesidades, tengo dos medio hermanos mayores que yo que aportan algo de dinero para que podamos comer, mi madre desde siempre tuvo que buscar hombres que le dieran techo y de comer sufriendo vejámenes de todo tipo, físicos, morales y espirituales.
Al cumplir 18 años de edad con otras dos jóvenes fascinadas y encandiladas por lo que parecía la búsqueda y logro de un porvenir mejor decidimos venir a vivir en Buenos Aires, en Argentina. La idea era trabajar de lo que fuera, limpiar por hora, o niñera o en algún negocio ya vendedora o repositora de super mercado, solo ganar algo de dinero para mantenernos. Hicimos lo clásico, es decir venir a vivir en casa de un o una pariente que nos dé cobijo para empezar mientras buscábamos trabajo. Yo no tenía idea adonde ir y me acorde de una tía materna “que vivía en Buenos Aires”, me contacté con ella y aceptó darme cobijo hasta consiguiera trabajo.
Nuestras ilusiones pronto chocaron con la realidad y nos separamos y nunca más las volví a ver en este dantesco conglomerado de personas, caí en uno de los barrios suburbanos de Buenos Aires, la jungla de cemento, dentro de lo que se llama eufemísticamente “una villa” aunque ahora se ha cambiado el nombre por puritanismo para no herir susceptibilidades a “un asentamiento” aunque sigue siendo un hormiguero de casas precarias sin los servicios elementales, ni el mínimo de higiene con hombres y mujeres hacinados en la mayor promiscuidad, en medio de tráfico de drogas y alcohol a duras penas combatida por las autoridades y los propios habitantes. Debido a la mala situación general y C virus en particular, no había trabajo, además estaba inundada de extranjeras, una competencia con la que era imposible lidiar así que me convertí en una más de ese conglomerado de desempleadas hambrientas.
Soy alta 1 80 rubia piel clara, algo insólito en estas latitudes, con ojos claros casi verdes. Una flor allí en ese lugar pero se explica porque soy hija de un marinero sueco que pasó por aquí y una mujer argentina con cierta sangre italiana, por lo que fui apetecida por los hombres de toda edad. Mi padre desapareció al poco tiempo de quedar mi madre preñada por lo que ella tuvo que aceptar juntarse a un hombre que le diera cobijo para sobrevivir
Aquí en la villa la pareja de mi tía casi de inmediato de llegar me desvirgó y me hizo sangrar tanto la vagina, que tuve que ir a la sala de guardia médica donde me desinfectaron y pararon la hemorragia de sangre y me recomendaron no tener sexo sin condón o protección para evitar enfermedades. Como si fuera su salvación mi tía vio la codicia libidinosa que yo despertaba en los hombres y no tardó en ofrecerme a los hombres jóvenes y viejos, de todo calibre, sucios, limpios bigotudos, barbudos y de la peor o mejor calaña con tal me entraran o follaran o cogieran (Argentina) por dinero que ella cobraba, para ello acondicionó una desvencijada cama en el cuartucho húmedo donde yo dormía Ya desde la mañana escuchaba sus gritos ¡¡A ver Lena tienes cliente!! Y yo me levantaba rápido me sacaba la pollera y la bombacha, abría mis piernas blancas tirando a color miel con el vello púbico incipiente color rojizo. En general los clientes me follaban o clavaban rápido a la mañana y en la tarde, pero de noche la sesión con cada cliente era de mayor duración… Podía durar una hora y a veces más-
En realidad no me provocaban ningún sentimiento, solo repugnancia y después ni siquiera les miraba la cara solo les agarraba el pene, le ponía el condón, me abría de piernas y ellos se tendían sobre mí, sentía su polla o pene explorando mi vagina, me entraban hasta el fondo haciendo fuerza con su propio peso mientras se movían y gritaban sordamente palabras soeces en mi oído -- ¡¡Que linda concha putona, la tenías escondida carajo!! -- Y me agarraban brutalmente mis tetas pequeñas incipientes blanco lechosas y a veces me mordían los pezones por lo que yo gritaba de dolor y les apartaba la cabeza. Pero estaban tan calientes que eyaculaban, le pagaban a mi tía y se iban
Pronto me di cuenta mi tía cobraba el dinero de la tarifa sin darme un céntimo y tuve que ponerme seria y regatear con ella para quedarme con parte de ese dinero por cada cliente, tuvimos peleas e incluso golpes pero me mantuve inflexible. A esa edad ya comprendí “el dinero da independencia” No era mucho lo que ganaba pero adquirí confianza en mí misma y a sostener mis convicciones -- así con condón un polvo o corrida o acabada por adelante -- eran tantos pesos (dinero de Argentina) -- De noche un polvo tantos pesos -- follarme o entrarme el culo tarifa doble -- Quizás debo agradecer a mi tía haberme dado comida y cobijo y aunque sentí frío y no dejó me moje a la intemperie en ese período de mi adolescencia, juventud - - madurez.
En un momento decidí debía salir de ese barro y mugre asquerosos… pero lo único sabía hacer era abrirme de piernas para recibir polla o pija masculina. Y decidí explotar esa habilidad mía. Por lo tanto maduré un plan, por entonces conocí a Claudia una mujer mayor regordeta, pero todavía aceptable que me contó regenteaba una casa suburbana donde vivían sus “pupilas” que era bastante más higiénica y confortable que la casucha donde vivía y podía ganar buen dinero. Claudia andaba reclutando nuevas pupilas, léase mujeres jóvenes para su prostíbulo y oyó hablar de mí, yo era alguien distinta que podía serle muy útil para mejorar su negocio.
Para convencerme me dijo -- Eres joven y muy bella -- alta rubia, blanca lindos senos, caderas fuertes y de rostro hermoso y de mirada ingenua, nadie pensaría eres prostituta ¡¡Y eso lo tienes que hacer valer ahora que eres joven!!! Aunque por supuesto ella se quedaba con un buen por ciento de la tarifa todo lo que yo sacaba adicional era para mí. Así que una mañana con mis pocas cosas hice un bolso, me despedí de mi tía, le di las gracias y fui a vivir en la casa de Claudia que me recibió con mucha calidez y encantada, pues seguramente yo le incrementaría sus ganancias.
Y poco tiempo después debido a mi éxito entre su clientela acordamos yo podía con pretextos incluso rechazar clientes que no me gustaran. Por fin estaba ganando buen dinero (aunque no era demasiado, era mío) y lo usaba para ir a la peluquería, manicura, comprar medicinas y cosméticos, etc. con lo que afiné mi figura y mejoré mi salud y mi cuerpo. Por primera vez en mi vida pude consultar a un médico ginecólogo quien me encontró en general con buena salud y pude comprar los medicamentos y las vitaminas que me recetó.
En mis horas libres que a veces eran muchas y en la madrugada en Internet leía y hasta devoraba todo tema que me parecía interesante, historia, literatura, arte, política y así sucesivamente, satisfacía mi hambre de saber que me permitió ir puliendo mis conocimientos adquiridos en la escuela elemental a la que asistí poco tiempo, y dejar de ser solo una montaña de carne con dos agujeros que para lo único que servía era para dar placer a los hombres, “se usa y se tira” hasta que me di cuenta ellos eran lo mismo para mí… Quizás me estaba convirtiendo en una Violeta de la Dama de las Camelias, pero no quería pensar en eso, tenía que sobrevivir y salir de allí, era mi siguiente escalón y para ello acechaba todas las oportunidades posibles, en tanto mi cotización iba subiendo.me daba cuenta me estaba convirtiendo en una prostituta similar a esas que se anuncian en las páginas como “escort” pero qué le iba a hacer, desde niña aprendí enfrentar la realidad y evitar las fantasías que no llevan a ninguna parte.
Cuando fui a vivir en casa de Claudia mi tía lloró bastante, supongo era porque había perdido el negocio, yo en cierto modo la comprendí, la vi debatirse en la orfandad y la pobreza pero no podía mirar atrás, por lo menos tenía un hombre que la cobijaba.
La vida con las prostitutas de la casa de Claudia fue bastante sencilla y fácil de adaptarme, ninguna quería conflictos, eran Rubia de unos 35 años, robusta, pelo rojizo y cutis blanco, que se veía bastante veterana, Delia de unos 20 años talla 1 60 más o menos, delgada bastante conversadora y festiva morocha cutis trigueño, ojos negros, la típica mujer sudamericana del norte argentino y el Paraguay y ahora me sumaba yo, Lena la sueca, completábamos la oferta estable aunque a veces venían algunas a vivir temporalmente. Claudia era estricta, no toleraba escándalos ni que las “chicas” trajeran hombres peligrosos, borrachines o viciosos, tenía muy claro cuanto más serias eran, y no se involucraban con hombres ni habladurías, dimes y diretes, el negocio andaba mejor, cobraba más y las propinas eran mayores.
Me sorprendió cuando los clientes comenzaron a pedir por mí, -- por Lena -- no me consideraba nada especial, simplemente me abría de piernas, me montaban y me acababan en la vagina o concha, los besaba para calentarlos y luego me entraban a veces por atrás… se corrían o acababan. Y listo ya tenía mi dinero, eran unos 40 minutos por cada uno y podía atender a tres o cuatro por día, y de noche podía tener uno o dos clientes, si querían y pagaban más me chupaban las tetas y mi vagina o coño y me sodomizaban una vez, por lo que terminaba el día en general con el cuerpo dolorido y exánime. Pero solo los fines de semana tenía también clientes nocturnos, porque los días hábiles eran pocos los que podían darse el lujo de no trabajar e ir a un prostíbulo.
Me sorprendió cuando los clientes comenzaron a pedir por mí, -- por Lena -- no me consideraba nada especial, simplemente me abría de piernas, me montaban y me acababan en la vagina o concha, los besaba para calentarlos y luego me entraban a veces por atrás… se corrían o acababan. Y listo ya tenía mi dinero, eran unos 40 minutos por cada uno y podía atender a tres o cuatro por día, y de noche podía tener uno o dos clientes, si querían y pagaban más me chupaban las tetas y mi vagina o coño y me sodomizaban una vez, por lo que terminaba el día en general con el cuerpo dolorido y exánime. Pero solo los fines de semana tenía también clientes nocturnos, porque los días hábiles eran pocos los que podían darse el lujo de no trabajar e ir a un prostíbulo
En mis momentos solitarios en la oscuridad de la noche antes de ir a dormir a veces pensaba, recordaba como los hombres me miraban y como me tocaban la vagina, metían los dedos en mi ano hasta hacerme doler… y entonces hacía una mueca de asco y ¡¡Odiaba a los hombres!! Tenía los labios de mi vagina o coño totalmente dilatados al igual que el agujero del culo y eran el recordatorio de mi profesión y mi condición miserable de paria social. En esos momentos odiaba todo, odiaba a mi madre que me parió y a mi padre que dio su semilla, odiaba a los hombres que me miraban con lascivia y me usaban como trapo de piso, odiaba a Dios que era el causante de mis penurias… Y a mí misma que tenía sentimientos de amor, piedad, humildad, decencia y sacrificio, pero no podía exteriorizarlos, ni tampoco mis sentidos, tenía que seguir construyendo la barrera helada para blindar mi corazón frente al mundo.
Rubia y Delia me decían en sus sábados libres estaban contentas, iban a ir a bailar, divertirse y quizás conocer a alguien las sacara de la profesión, a mí me maravillaba como pensaban, yo no podía resistir el toque de una mano masculina y era extraño pensar podía tener un orgasmo en una sesión de sexo con sentimientos o algo parecido voluntario, pero claro no todas las mujeres somos iguales. Una vez una mujer me dijo “No podría entregarme y dejarme tocar por otro que no sea mi esposo” Y estaba comenzando a comprenderla, y pensaba, yo una prostituta que gana la vida gracias al deseo sexual de los hombres… era incapaz de sentir deseo lujurioso y menos alguna vez sentir algo parecido a Amor por un hombre.
Un día llamó por teléfono y habló con Claudia para venir a hacer una visita, el secretario de uno de sus clientes de la casa o “negocio” quien era el Dr. Alejandro F un político de renombre, dinero y con poder en el mundo de los negocios, los grupos de fuerza capaces derribar gobiernos… de cincuenta y algo de años, por supuesto casado y muy afecto a estar con mujeres, muy “putero” muy selectivo y siempre buscando tener sexo y disfrutar, con las “excepcionales” o sea bonitas, inteligentes, y por supuesto muy calientes capaces de llevarlo al orgasmo, a la cumbre del placer… Y a pesar de mi corta edad yo tenía mucha experiencia, sabía cómo acariciar al cliente, la cara, el pecho los genitales, el pene frotar y chupar el pene hasta hacerlo llorar de placer, en la cama abrir mis nalgas en posición de frente, mis piernas en sus hombros mientras apretaba mi esfínter y movía mis caderas para darle máximo de placer mientras me iba entrando por el culo. Ofrecerle mis pezones en tanto me chupaba como recordando a su madre y acariciar su cabeza en un movimiento franco de complejo de Edipo que era irresistible tanto que algunos lloraban al recordar (en ese momento) a su mamá.
Así que quedamos a la espera, nos pintamos, peinamos, perfumamos y nos pusimos nuestros vestidos sugerentes, que no eran demasiado complicados, un bikini, dos triángulos en la cintura y dos en los pezones y listo, el mío color negro con alguna puntilla que realzaba mi cuerpo y mi figura.
El Dr. siempre estaba con su secretario Hugo X un joven abogado, cabello negro, ojos marrones piel banca, no muy alto, delgado con cara de inteligente e intelectual. Cuando vinieron el Dr. Alejandro y su secretario cerraron las puertas de calle por lo que quedamos a su entera disposición. Yo estaba atenta y no me amilané cuando Rubia me avisó él había llegado, Claudia lo agasajó, lo abrazó y besó, lo invitó a sentarse y estuvieron hablando animadamente mientras su secretario se desentendió de nosotros, pasó a la cocina y se puso a preparar un café. El Dr. Alejandro con cara de superioridad mirando en derredor dijo -- creo me postularé para senador o gobernador, teniendo contentos a los electores conformándolos con dádivas, tengo las votos asegurados para conseguir me elijan, y después ya veremos, quizás pueda legalizar alguna actividad para que ganes mayor dinero -- no dejó que Claudia salte de alegría por la promesa tácita que se entreveía en sus palabras y agregó -- a ver muéstrame la que dices es la joven distinta que has descubierto para mí, hace tiempo que no logro encontrar una mujer que me excite, son solo cuerpos que se abren de piernas sin nada distinto que me haga disfrutar realmente.
Claudia se dirigió a mí y con un movimiento de manos me dijo -- Ven quiero presentarte al doctor -- y mirándolo añadió – Ésta es una joya única, joven, inteligente, educada, recatada y muy experta en el arte de hacer disfrutar a un hombre y llevarlo al pináculo del monte de Venus, es experta en chupar pija o polla y recibir por el culo, aunque no le gusta hacer tríos ni grupos, estoy segura podrá satisfacer sus mayores perversiones.
Yo escuchaba callada, me levanté de la silla y comencé a caminar delante de él con movimientos sensuales moviendo las caderas y balanceando mis tetas que se movían agradablemente a cada paso, yo vestía una camisa larga transparente cubriendo mis muslos y una bombacha tipo bikini triángulo color negro con mi pubis depilado, giré y me paré frente a él abriendo ligeramente mis piernas como invitando a su pene o polla a entrarme y excitar su libido. Yo sabía un hombre con dinero y poder podía tener las mujeres que quisiera por lo que no asumí ningún comportamiento ni falso ni exagerado, -- Yo sabía y estaba segura de mi valía como mujer y como puta así que dejé en manos de las Potencias Superiores conseguir una oportunidad de mejorar mi destino… Y recaudar buen dinero. Desde el principio me miró interesado, para satisfacción de Claudia que lo miraba de reojo, Alejandro le dijo --.¡¡Tú sabes elegir bien la merca (mercadería) y por eso he venido a verte!! -- A la postre yo era para ellos solo un pedazo de carne que les iba a producir placer y dinero, me dio asco pero mis expectativas en el mejor de los casos eran ganar algo más y quizás salir de ese antro, me hicieron callar. Había aprendido ya desde muy niña, a no empeorar situaciones, a callarme la boca o exponerme a recibir un castigo.
Con un ademán me dijo Claudia -- Ve y a ver cómo te portas -- amenaza implícita, “si no lo satisfaces al Dr. Alejandro te tiro a la calle” -- Yo le sostuve la mirada y por primera vez, la miré desafiante, en cuestiones de ser y parecer puta nadie era mejor que yo, ¡¡Yo soy la mejor profesional del sexo!! -- Así que balanceando mi culo caminé erguida hacia mi habitación, iluminada tenuemente por una luz rosada, difusa, con la cama con sábanas grises limpias, perfumadas y planchadas. Mientras de un altavoz se escuchaba una música suave, el Dr. Alejandro me siguió regodeándose con mis curvas y gozando de mí por anticipado.
Yo sonreí para mis adentros y me juré a mí misma lograr hacer una tarea perfecta para que él me recuerde y me necesite en el futuro “ligar” y tener una asignación de dinero regular o sea con crudeza,-- ser mantenida y cambiar mi cuerpo por dinero -– Entramos, cerré la puerta y sentí sus manos abarcando mis tetas y acariciando mis pezones, instintivamente me fui para atrás y me pegué a él sintiendo su polla o pene en mis nalgas debajo de su pantalón; inmediatamente me saqué la camisola, el corpiño y el bikini quedando totalmente desnuda solo calzada con las sandalias de tacón, levanté los brazos, moví las caderas con aire sensual, giré y comencé a bajarle el pantalón y le saqué el calzoncillo y después comencé a besar su cuello, sus tetillas y con mi mano abarqué primero sus testículos o huevos para tomar firmemente su pene o polla que estaba erguido duro como piedra.
Vi como su rostro se tensaba de placer, cerraba los ojos y escuché su respiración afiebrada lo que me llevó a redoblar mis caricias en sus zonas erógenas que iba de a poco descubriendo, toqué con mis dedos hábilmente su glándula próstata y su perineo… Y al escuchar su suspiro redoblé la apuesta, se sentó en el borde de la cama y me hizo arrodillarme, tomarle el pene o pija o polla y masajearlo suavemente y comencé a mamar suavemente subiendo y bajando su piel con mis labios, su polla o pija se puso dura y roja por la sangre que le bombeaba el corazón (tenía muchos glóbulos rojos) Cuando casi se iba a correr o acabar lo que intuí porque me tiró del pelo hasta hacerme doler, lo tendí boca arriba y le acaricié el perineo con los dedos, inmediatamente gimió y gritó de gozo -- ¡¡¡guacha, perra, me matas eres una bruja!!! Mientras más gritaba yo sonreía y más lo acariciaba, en un momento en el paroxismo del deseo me puso de costado en la cama y se puso detrás mío, puso el condón en su enorme pene o polla y me entró con violencia hasta el fondo de mi culo, me dolió muchísimo por no darme tiempo de dilatar el ano -- ¡¡Ay bruto me vas a romper el culo!! – le dije gritando y llorando a la vez mientras él sonreía entre halagado y orgulloso de mostrar su “hombría” mientras me atenazaba por mis pechos con sus manos. Acabó dos o tres chorros de leche dentro de mi intestino los que pronto rebosaron el condón y mojaron toda la sábana. Tiempo después me comentó -- tienes un culo hermoso con nalgas bien redondas, y yo tengo fascinación por penetrar mujeres por el culo, puedo estar horas dentro del tuyo antes de acabar –
Casi en seguida me puso boca arriba, se subió sobre mí y comenzó a besar mi boca entrando su lengua hasta mi garganta (Yo admiré su cualidad de reponerse de inmediato después de perder litros de semen o leche, era un caballo sexual, me acariciaba las tetas, los pezones, el vientre y entró con su mano en mi vagina o coño mientras yo le lamía el cuello y sus hombros… Finalmente me penetro con firmeza y me empujó rítmicamente haciendo que sintiera la punta de su pene o pija llegue casi hasta mi útero y bombeó enérgicamente durante largo rato besando y lamiendo mi cuello mientras yo escuchaba su respiración jadeante y le agarraba las caderas y lo empujaba hacia mí. Cuando acabó o se corrió dentro de mi coño o vagina, el condón “extra fuerte” casi revienta de la cantidad de leche que escupió adentro, se volteó y quedó tendido en la cama, sudoroso, despeinado, los ojos hinchados y todo su cuerpo relajado, su pija o polla fláccida, encogida y casi invisible entre sus muslos.
Cuando se recuperó al cabo de un momento pasó al baño a lavarse con agua y jabón, la cola, los huevos, la cara y las axilas olorosas. Cuando salió del baño se secó hizo un bollo de la toalla y la tiró en la cama donde yo estaba acurrucada en posición fetal inmóvil y tratando de pasar desapercibida. Se vistió, peinó saliendo de la habitación sin dignarse a mirarme… Eso me dio mucha tristeza, me di cuenta yo fui un objeto que “se usa y se tira” pero ni siquiera tuve rabia, di gracias a Dios haber terminado la sesión de sexo con él y lo único que quería era limpiarme y acostarme a dormir pues estaba extenuada. Estaba terminando de ducharme secándome concienzudamente con la toalla gastada que usaba para mí cuando entró Claudia entusiasmada y riendo y me dijo -- ¡¡Bravo Lena pues Alejandro ha quedado encantado contigo!!! Yo sabía no me ibas a fallar --. Yo estaba somnolienta, me puse la camisola y ni siquiera atiné a contestar.-- Sólo quiero dormir. --- le dije, -- Mañana hablamos -- Sí, sí no hay problema, buenas noches, apagó la luz y salió de la habitación… Y así yo conocí al famoso político mecenas de Claudia, llamado Dr. Alejandro F.
Cuando desperté, el sol estaba alto y la luz matinal hería mis pupilas, me desperezé y gire mi cabeza a la puerta, por allí entró Claudia rebosante de alegría -- ¡¡Buena chica, eres maravillosa Lena, el Dr. Alejandro está encantado contigo y eso significa yo y tú vamos a ganar buen dinero. Aquí tienes tu parte de lo que pagó – Y agregó seria y maternal como protegiéndome a mí y a mi dinero -- Sería bueno abras una caja de ahorro en un Banco de la zona, -- Me despabilé automáticamente y la abracé instintivamente, mi sueño de independencia se estaba comenzando lentamente a realizar. No me interesaba soportar vejámenes, no tenía sentimientos para los hombres, yo los usaba como ellos me usaban a mí. Me levanté para desayunar y le pedí no trabajar ese día, en realidad los nervios previos y el esfuerzo de copular me dejaron exhausta, solo quería recuperar fuerzas y para ello quedar con la mente en blanco mientras Rubia y Delia estaban contentas pues en el día iban a ganar más dinero aunque trabajando más.
Después de ese día la vida siguió su rutina, los clientes venían a buscar follar o coger o penetrar “a la sueca” y mi cotización subía, lo único me dolía era tener que dar un por ciento de mi trabajo a Claudia. Y en las madrugadas me quedaba conectada a Internet absorbiendo todos los temas que podían ser interesantes, salud, política, arte, alimentación... y la lista era interminable. Hice algún intento de ligar por mail a algún hombre pero la alternativa no me sedujo, no me interesó hablar por hablar, menos a pervertidos, maleducados y triviales… En lo personal yo no tenía nada para ofrecer y estaba segura si conocía a alguien, mi antecedente de prostituta barata, lo haría huir despavorido. Por otra parte mis sentimientos muertos no necesitaban un hombre, lo que sabía solo me traería problemas. Casi podía decir, había apurado hasta el fondo mi copa llena del agua del Eléboro y debía dejar el destino vaya llevando el bote de mi vida por la corriente del sinuoso río que corre como el Leteo de la vida.
Había llegado el verano y ese año prometía ser muy caluroso, con un poco de suerte ese calor se trasladaría a las pijas o pollas de los hombres y lograríamos buena ganancia al fin de las vacaciones. Era viernes por la mañana y venían pocos clientes esa hora, yo estaba con el pelo recogido, en camisola semitransparente con bikini negra sin sostén y en chinelas, un conjunto muy atractivo, aunque estaba “a cara lavada” en la cocina calentando agua para preparar un té cuando escuché el timbre del teléfono y a Claudia hablando con alguien pero no pude escuchar la conversación, cuando colgó me llamó de inmediato y me dijo:
Pon mucha atención. He recibido un llamado del secretario del Dr. Alejandro, mañana en su casa de campo de Ezeiza va a hacer una reunión de trabajo con sus amigos políticos, sindicalistas, industriales y otras yerbas, y a las nueve de la mañana te buscará un automóvil para llevarte allí. Ahora vendrá el secretario Hugo X a buscarte van a ir a comprar ropa para ti, algún solero y saquito liviano. Un conjunto bikini de baño, sandalias y ropa interior, un perfume, cremas y elementos de higiene. ¡Apúrate no quiero perder mucho tiempo en ti! La cabeza me daba vueltas, me llevarían a tiendas de ropa y perfumes, era un sueño hecho realidad.
Me emocionó la posibilidad por primera vez en mi vida poder disponer de dinero para comprar algo para mí -- Para embellecerme, verme linda atractiva y poder mimarme a mí misma. Y me lo había ganado con mi trabajo, mi profesión de puta estaba comenzando a dar sus frutos. Y me puse de buen humor y canturreé una melodía. Me vestí sencilla, un jean algo ajustado, sin sujetador mostrando mis tetas y camisa (lo único que tenía) pero mi belleza juvenil se notaba a la legua y a ella contribuía mi cantidad de hormonas en la sangre, Tuve que aceptar la compañía de Hugo X quien poseía la tarjeta de crédito del Banco y a cuya cuenta, el Dr. Alejandro transfería el dinero que iba a gastar en mis ropas y cosméticos. A las 10 horas tocó el timbre y salí apresurada, no convenía lo vieran en la casa de y con una prostituta “un pedazo de carne”. Me abrió la puerta y entré en su automóvil, me dijo -– Hola -- Me senté en el asiento del acompañante, me ayudó a ponerme e cinturón arrancó y fuimos a una de las tiendas más exclusivas de San Martín que incluso anunciaba por TV y donde pudimos encontrar todo de buena calidad y a precio accesible.
Hugo X parecía divertido e incluso esbozó una sonrisa al ver mi alegría juvenil, yo reía con buena disposición mientras él me observaba sin hablar ni mostrar emoción alguna. Primero compramos una malla bikini con corpiño triángulo color rojo, una similar amarilla, una túnica de breteles gris claro, un saquito liviano al tono, sandalias tacón bajo, chinelas para salir de la pileta y toda la batería de cosméticos necesaria… Yo estaba fascinada era Alicia en el país de las Maravillas, era un sueño hecho realidad, un viaje al país de las maravillas, del cuento de hadas.
Volvimos a la casa, yo alegre y feliz, por primera vez en la vida olvidé mi infancia, mis penurias, mi degradación y al despedirme le di un beso en la mejilla, y él me miró serio con sus ojos penetrantes sin hablar. Entré a mi habitación, donde deposité los paquetes y pasé a probarme la ropa que iba a lucir el día siguiente. En general quedé conforme aunque me hubiera gustado ir a la manicura, la peluquería pero era imposible, tenía que trabajar y justificar ganando dinero, las horas de la mañana que estuve afuera. No tuve mucho tiempo pues sonó el timbre que indicaba un cliente me requería, guardé apresurada las cosas me dispuse a abrirme de piernas; por fortuna vino bien cargado caliente o cachondo y en minutos me dejó el condón lleno de leche y le pagó los honorarios a Claudia, así que pude seguir revisando lo que compré en la mañana. Esa noche me molestó bastante no poder dormir temprano porque clientes me quisieron penetrar y no aceptaron reemplazo, lo que en otro momento me hubiera alegrado. Cuando finalmente me dejaron tranquila dormí profundamente y cuando el despertador sonó corrí a bañarme, al salir me puse bombacha tiro corto sin corpiño, color celeste que realzaba muy bien mi figura. Me coloqué un short liviano, azul pantalón corto entallado y camisa ligera blanca ya que la mañana pintaba el día sería caluroso…
A las nueve horas sonó el timbre de la calle y yo recogí mis bártulos y salí a abrir, allí en la vereda estaba el secretario Hugo X serio e impersonal como siempre. Me ayudó con los paquetes abrió la puerta de acompañante, esperó me acomodara, me ayudó con el cinturón de seguridad y sus manos rozaron mis tetas y mis pezones respondieron automáticamente, lo mismo cuando rozó mis muslos pero ni él ni yo dijimos nada. Fue mi chófer de lujo, bastante parco, en su papel de intermediario entre su jefe y yo, su querida o sea una de sus putas, que no sabía que decir para romper el hielo. En un momento dijo tenemos casi una hora de viaje, hasta Ezeiza. Yo no cabía en mí de felicidad, independientemente de mi condición de prostituta por primera vez en mi vida iba a ir invitada a un lugar, que según Claudia era una quinta de veraneo con césped verde, plantas y árboles, una casa lujosa, con cantidad de habitaciones, baños, dormitorios, una gran cocina impecablemente puesta, con pileta de natación quincho cubierto para reuniones de verano, etc. donde se iba a realizar una reunión social amistosa, distendida entre personas adineradas, importantes del ambiente político, social y comercial de la zona.
A medida que el auto avanzaba el paisaje iba cambiando e iba apareciendo una pradera verde matizada por edificaciones de casas lujosas con pileta de natación que hacían adivinar el poder adquisitivo de sus dueños. Como era verano todas ellas estaban pobladas de gente y por la carretera había tráfico intenso de autos.
Cuando llegamos a la puerta enrejada de la quinta aparecieron dos custodios con una planilla, preguntaron a quien traía y él dijo -- Soy Hugo X y la señorita Lena -- Asintieron con la cabeza y el portón se abrió, le indicaron fuéramos a la casa a la puerta principal. Siguió por un sendero del jardín con flores y al llegar a la puerta se detuvo, Hugo X bajó, dio la vuelta y me ayudó a bajar y tomó mi maleta lo que agradecí, le miré a los ojos, le di un beso en la mejilla y con un tono muy serio me dijo -– Buena suerte y que disfrute el día -- Le miré pidiendo una explicación, pero quedó mudo y me dejó sola.
De inmediato se acercaron dos mucamas jóvenes enfundadas en vestidos color celeste con delantal blanco que me invitaron a entrar a la casa y me guiaron por un corredor que tenía un número de habitaciones una al lado de la otra, hasta que me dijeron, ésta es para usted, abrieron la puerta, era un dormitorio con una cama, una mesita con velador y una silla y daba a un baño pequeño que constaba de inodoro, water, lavabo y ducha con repisa y utensilios de higiene, todo de la mejor calidad. Les agradecí y comencé a cambiarme. Me vestí el bañador biquini rojo, dos triángulos cubriendo los pezones de las tetas y otros dos, uno cubriendo el ano y el otro la vagina o coño… Y encima me coloqué una camisola liviana al muslo, con sandalias tacón bajo, me miré al espejo me pinte los ojos y las cejas y me perfumé con la colonia del baño. Me miré al espejo y quedé conforme con lo que reflejaba, no desentonaba en ese lugar. Y salí de la habitación que cerré con llave y la guardé en la pequeña cartera que llevaba. Quedé un momento expectante pero nadie se fijó en mí por lo que comencé a caminar lentamente grabando en mi mente lo que veía; me cruzaba con hombres y mujeres que iban llegando y a los que no conocía. El pasillo estaba impecablemente decorado con ventanales que daban al parque y a la pileta de natación donde había bastante gente bañándose entre risas y el ambiente destilaba mucha alegría.
En el jardín se veían reposeras, sillones, sombrillas, mesas y personas de ambos sexos sentadas y caminando ligeras de ropa, las mujeres la mayoría jóvenes en bañador bikini y los hombres de edades varias, vistiendo pantalón corto short con remera o camisa y fumando y bebiendo sirviéndose todo tipo de aperitivos, y comiendo bocadillos que estaban servidos en largas mesas estratégicamente colocadas. Yo no podía creer lo que veía, en un rapto de frialdad me di cuenta, de un salto había traspasado la barrera y entrado en el mundo de los ricos y poderosos, en una vuelta de tuerca, las Potencias Superiores manejaban mi sino me enviaron a un parque tapizado con césped verde y con comida y bebida que podía disfrutar a mi antojo.
Observé a los presentes y los vi acercarse a la mesa, servirse y llevar el plato y el vaso a sus grupos de amigos. Abarqué el lugar con la mirada imité a los que se servían, tomé un plato con bocadillos y un vaso con refresco y caminé lentamente moviendo sensualmente las caderas, favorecida por los tacones, enfilé a una reposera algo apartada bajo un árbol, me senté y comencé a observar a la gente. Había un pequeño grupo de mujeres en bikini y camisolas bien vestidas y maquilladas y deduje eran modelos, actrices y algunas prostitutas caras, y reflexioné de inmediato, si quería llegar a este nivel, yo debía ser muy cara y no rifar ni dejarme tocar por pijas o pollas y manos mugrientas. Era claro yo no iba a ceder a la tentación de la carne ni buscar un hombre por calentura, ellos eran para mí solo fuente de dinero y debía aprender las técnicas refinadas de seducción lo más rápido posible para saciarlos sexualmente,
Estaba divagando absorta con mis pensamientos cuando una mucama me interrumpió servicial -- ¿Necesita algo de beber o comer señora? -- por favor -- me volvió a la realidad, le pedí algún refresco y algún bocadillo y le agradecí su gentileza; en un momento dos mujeres jóvenes se me acercaron, -- ¿Podemos acercar nuestras reposeras? -- Yo rápidamente les dije que sí encantada y las tres comenzamos a conversar de temas diversos, el calor, el costo de la vida, las tendencias de la moda de verano y otras yerbas y una vez roto el hielo la conversación se volvió más íntima si bien yo me limité a preguntar y escuchar. Me contaron ellas eran modelos, trabajaban en algunos programas de TV y pasaban vestidos para algunas casas de alta costura, pero a veces el trabajo escaseaba y tenían que buscar otros medios de ganarse la vida y tenían buen ingreso como “escort” o sea prostitutas no demasiado exclusivas pero con buen pasar. Desde donde estábamos veíamos pasar a los huéspedes y me decían -- Éste es político de la comuna XXX, aquél es dueño de la cadena de mercados ZZZ y así sucesivamente.
En un momento a mi espalda sentí una voz conocida -- Hola Lena, buenos días me alegra mucho estés aquí-- Me levanté de la silla sobresaltada y me encontré con el rostro del Dr. Alejandro que miraba sonriente para asombro de las mujeres. Con naturalidad me rodeó la cintura con su brazo y me invitó a alejarnos, caminamos unos metros y me dijo, -- Estás muy linda, tu juventud te da una aureola de misterio que te favorece. -- ¿Necesitas algo?, cualquier cosa le pides a las mucamas o a mi secretario, no quiero tengas necesidades o conflictos. -- Yo le respondí -- No necesito nada, le agradezco infinitamente la invitación y estoy maravillada, nunca creí posible poder disfrutar un día así, muchas gracias -- Me soltó, me besó suavemente en la mejilla y me dijo -- Voy a cumplir con los invitados, después te veo –
Mientras se alejaba comprendí el significado del “después te veo” implicaba satisfacer su deseo sexual conmigo y con mi cuerpo que le excitaba muchísimo, llenar de leche o semen todo mi cuerpo, pero no me importó, cualquiera fuera su motivación, mi gratitud era infinita, por primera vez en la vida me invadió una ternura y un deseo personal agradecimiento que no podía definir como pasión ni amor, pero era “algo” que me predisponía a darle algo más que mi culo y mi vagina, y se lo demostraría en la primera oportunidad que tuviera. Sentí mi vientre y mi corazón comenzaron a latir desbocados y mi vagina y mis nalgas y ano me pedían desesperados una polla o pija o pene… Pero pedían sólo el del Dr. Alejandro, ningún otro. Volví a la reposera ensimismada sin ver a las mujeres y hombres que revoloteaban alegremente, pensando en lo que me acababa de suceder, era extraño, sentir agradecimiento y ternura hacia alguien especialmente un hombre quien estaba interesado solo en mi cuerpo que era el medio de satisfacer su deseo.
Me paré al lado de la reposera y distraídamente comencé a mirar la gente a mi alrededor, mientras sostenía un vaso de refresco, en ese momento veo cruza caminando el secretario Hugo X, por lo que decidí mostrarme a él, desafiante, erguida de cuerpo entero con mi minúscula bikini mi cuerpo aceitado por la crema anti sol. Lo miré fijamente y entonces reparó en mí, hizo ademán de admiración, levantó una mano en ademán de saludo y siguió su camino.
Después del mediodía me sentí cansada y somnolienta, fueron demasiadas emociones juntas, me levanté, tomé mi cartera y lentamente comencé a caminar hacia la casa, a medida que pasaba mi figura alta de caderas redondas y mi caminar armonioso hacía que los hombres invariablemente se dieran vuelta para admirar mi culo tapado solamente por la tela de mi bikini.
Llegué a mi habitación, abrí la puerta con la llave, entré y me tendí en la cama, me acomodé y comencé a dormitar, en un momento golpearon la puerta, me desperté sobresaltada y me encontré con el Dr. Alejandro que sonriendo me dijo -- ¿Puedo entrar por favor? -- Me levanté como un resorte, balbuceé algo y traté de arreglarme el pelo y la cara. Entró, me contempló erguida semidesnuda, joven, apetitosa y dispuesta toda para él. Sonrió con lujuria, babeándose por anticipado por la sesión de placer que yo prometía… Pero no me importó ¡¡Era tanto lo que le debía y no tenía con qué pagarle, solo con mi vagina o coño, y si ella era aceptada por Alejandro la entregaría gustosa!!
De inmediato me prendí a su boca, sentí un cierto aliento a alcohol, que no me importó lo besé enérgicamente y entré mi lengua muy profundo en su garganta… Seguimos besándonos hasta que me tendió boca arriba en la cama, yo jadeaba en el límite del placer entregada como estaba, con mi mano le coloqué su gorda polla o pene en mi vagina, él sonrió y me entró con todo el peso de su cuerpo. Ahogué un grito de dolor que sonó delicioso a sus oídos y redobló su empuje hacia el interior de mi coño o vagina y pronto sentí como su falo comenzó latir señal pronto se correría o acabaría… Le abracé fuertemente la cintura para no pueda sacar su polla o pene de mi vagina y lo seguí refregando contra mí con energía…
En un momento pareció tener un ataque epiléptico, gritó algo incomprensible, y ambos soltamos chorros de líquido seminal que nos bañaron los muslos y las piernas y se dispersaron sobre la sábana. Saciada y agotada quedé tendida boca arriba, en la misma posición, toda mojada, él se levantó y entró al baño para limpiarse. Al salir comentó -- Esta noche te veo de vuelta Tengo una pequeña reunión de íntimos y después vengo… Límpiate muy bien el culo porque no me gusta entrarle a una mujer y sentir mal olor. Esa advertencia que nadie me había hecho antes de entrarme fue muy valiosa y la tuve en cuenta durante toda mi vida de prostituta y después, cuanto más perfumada, delicada, entalcada y arreglada estaba era más cotizada. Y cobraría más.
Dormí un buen rato y cuando desperté estaba anocheciendo, pero el calor no amainaba, decidí salir al parque y para ello me puse la bombacha, arriba un pantalón corto azul y remera sin mangas y chinelas con tacón bajo. Al llegar al césped pude ver varios grupos charlando animadamente sentados en las reposeras y en el borde de la pileta de natación, vi a mis conocidas de la mañana con uno o dos hombres y me acerqué y les pedí permiso para sentarme con ellos a lo que accedieron de buena gana. Una mucama solícita me acercó una reposera, y me preguntó si quería comer o tomar algo… Descubrí que tenía hambre y le pedí una gaseosa y algunos bocadillos y en seguida una acercó una mesita y otra mucama vino con un plato con bocadillos salados y dulces y una lata de gaseosa fría, lo que agradecí. En un momento una mujer en bikini, joven escultural y muy modosa y seductora se sentó en el regazo de un hombre de unos cuarenta años y comenzó a mover su culo en movimientos circulares que evidentemente lo calentaron, tanto él le besó los hombros y el cuello, ella sonrió se pegó a él, se levantó y le dio la mano para que él se levante y caminaron tomados de la mano a la casa.
Como hipnotizada les seguí con la mirada, la joven sentada a mi derecha comentó en voz baja -- Bueno ésta ya se ha ganado el día -- A lo que yo pregunté con cierta candidez – ¿Por qué dices eso? -- Ella sonrió y con voz clara me dijo -- Ella es bastante cara, lo menos él le pagará doscientos dólares.
No lo podía creer, aunque yo no tenía experiencia con dólares sabía era una fortuna. Pensé y me dije a mí misma, yo revolcándome en la mugre por unos centavos y ella en un día gana lo que yo gano en un año… Basta de regalarme y de pensar, sentir y vivir como una miserable… Y esta noche seguiría con el plan que se me acababa de ocurrir; mi belleza juvenil era el anzuelo que había tragado el Dr. Alejandro… Y comencé a vislumbrar la manera de salir de mi pobreza y orfandad… Aunque luego las cosa no se dieron como planeé Dios me fue guiando y con su protección… Pero no voy a adelantarme. Todo lo iré contando a su debido tiempo.
Esa noche dormí maravillosamente bien, en una cama con sábanas perfumadas de satén atendida por mucamas. Yo era Alicia en el país de las maravillas… O también cenicienta y allí estaba la carroza… Que no se había tornado todavía en un zapallo. Desperté a media mañana, con el timbre llamé a la mucama que vino muy atenta. Le pedí un desayuno ligero café con leche tostadas y pan y manteca, un momento después apareció con una bandeja que colocó en la mesita… Me senté y me preparé para disfrutar las viandas… Todavía no lo podía creer, estaba allí en una quinta de lujo atendida por mucamas uniformadas, sabía que pronto volvería a mi mísera realidad de prostituta barata, pero esta experiencia nadie me podría quitar de mi mente y mi corazón.
Casi al medio día alguien vino y me dijo -- El Dr, Alejandro me visitaría en un rato, me levanté fui al baño, me duché arreglé, perfumé, peiné pinté etc. para estar sensual y me pasé la enema varias veces sin conocer cual serían sus efectos y me pesqué la diarrea y descompostura de vientre más grande de mi vida pero que pasó rápido y me sentí bien de nuevo, me vestí con un bikini negro que realzaba mi figura
Un minuto después sentí unos golpes en la puerta, se abrió y apareció el Dr. Alejandro sonriente con cara lavada y me saludó con buen humor -- Buen día, ¿Dormiste bien, te trataron bien las mucamas? -- A lo que respondí alegre por estar a solas con él -- Me trataron muy bien, todo ha sido perfecto.
Me levanté, le tendí los brazos por el cuello y me abracé a él, le ofrecí mis labios y mis pezones se pegaron a su pecho… Estaba muy emocionada y era la única forma de demostrarle mi gratitud. Me tendió en la cama de costado y se acostó detrás de mío y recordé la advertencia de lavarme el ano con enema, tiré el culo hacia atrás comenzó a acariciarme las caderas, me desnudó y se bajó el pantalón y el calzoncillo, tomó su gran pija o polla con su mano y muy lentamente la ubicó a la entrada de mi ano, en mi esfínter, empujó suavemente hacia adelante y sentimos como entraba en mi colon. Me dijo -- esta vez será sin condón, tu maravilloso culo merece esté sin forro -- Estuvimos así larguísimo tiempo yo callada e inmóvil pero absorbiendo al máximo sus caricias, él tocando y sobando mis pezones, mis caderas, mis muslos y besándome el cuello, pero sin moverla, y así poder disfrutar de mí, el máximo de tiempo. Tener ese miembro o polla tan grande en mi culo y no sentir dolor solo era posible porque tenía el ano muy dilatado por el continuo ejercicio sexual y porque lo amaba y me entregaba a él sin reservas.
En un momento sentí la dilatación y contracción dentro de mi ano y comprendí estaba por acabar o correrse, apreté con fuerza mi esfínter para que ambos sintamos el máximo placer, sus manos se clavaron en mi vientre y convulsivamente se contrajo haciendo brotar chorros de semen dentro mío. Sin querer y sin proponérmelo grité -- Te amo, me haces muy feliz -- Siguió largando leche hasta que rebasó mi ano, que se fue encogiendo a medida que perdía excitación, hasta que su pene salió de mi culo, y ambos quedamos bañados completamente de su líquido viscoso… Unido al líquido que yo exudé, parecíamos estar dentro de una laguna espesa. Minutos más tarde se irguió, fue al baño orinó se limpió cuidadosamente con una toalla y volvió sonriente -- Has estado magnífica hace mucho no disfrutaba así --
No me importó el saber yo sólo era un objeto de dar placer, podía ser otra lo importante era yo le estaba infinitamente agradecida por el día mágico que me brindó y eso no me lo podía quitar nadie. Antes de salir me dio un beso, puso su mano en su bolsillo y sacó un fajo de billetes que lo puso dentro de mi cartera. Con voz suave pero autoritaria me dijo -- En media hora te buscará un taxi para llevarte a tu casa. Pudo observar mi cara de tristeza y trató de animarme diciendo -- Pronto nos veremos no te pongas triste -- y salió de la habitación. Entonces yo fui a lavarme la cola, la vagina todo el vientre, me sequé y perfumé.
Y así terminó mi inolvidable día de campo. Cuando salí a la puerta me esperaba para despedirme con cara pétrea el secretario Hugo X. Pensé “Está cumpliendo su misión hasta el fin” Pero cuando llegó el taxi, le di un beso en la mejilla y le dije – Gracias a ti he sido muy feliz, gracias por todo – me pareció sus ojos me miraron con ternura y tristeza infinita, pero quizás fue solo una ilusión.
En el taxi durante el viaje revisé mi cartera, y me puse a contar el dinero sin mucho detalle y llegué a la conclusión eran unos doscientos dólares, una verdadera fortuna… Toda para mí. Le diría a Claudia para abrir una cuenta en el Banco, yo con sólo 18 años todavía debía hacer algunos trámites adicionales, pero no habría inconveniente en lograr una caja de ahorro. Cuando llegué a la casa de Claudia las chicas me saludaron y me abrazaron, y me pidieron les cuente mi aventura de cenicienta, a lo que accedí con lujo de detalles, excepto el capítulo referido a mi gratificación, ya desde muy niña mi madre me enseñó a ser personal y secreta con el dinero. Pero la privacidad duró poco, un cliente preguntó por mí y tuve que ir a satisfacerle… Y así volví a la tierra a mi condición y trabajo de prostituta.
La rutina volvió a la casa (o el prostíbulo) de Claudia. Los anónimos sin rostro volvieron a pasar por mi vida dejando algo de dinero, que yo ahorraba con la furia de un avaro, cada centavo adentro de mi cuenta era un pasaporte hacia mi liberación, mis compañeras y algunas amigas se maravillaban yo no quería saber nada con hombres, no quería alguno siquiera me tocara, y los trataba como a los clientes. Alguno intentó romper la barrera de mi intimidad pero le fue imposible siquiera arañarla. Yo en mi fuero íntimo quería solo el Dr. Alejandro me llamara, era mi secreto mejor guardado.
En algún momento tuve que ir al médico de hospital de la zona para gestionar el certificado de salud para ejercer mi profesión, aproveché para consultar una ginecóloga y un nutricionista y un cardiólogo quien me mandó análisis completos. Fue bastante trabajoso, yo no estaba sabedora de las idas y vueltas que un análisis acarrea, y el tiempo que insume, pero finalmente me dijeron yo estaba bien y tenía que hacer algunas acciones para levantar los glóbulos rojos, fijar el calcio en los huesos, etc. para optimizar mi salud.
Ya podía comprar artículos de higiene y de belleza de marcas más caras, jabón de tocador, crema para el cuerpo y la cara, agua de colonia, desodorante, esmalte de uñas, sombras para las mejillas y los párpados… y todo lo que una mujer necesita para sentirse bella. Quizás las otras chicas me envidiaban pero yo trataba de ser natural, amigable y cortés y no darles motivo para me agredieran. Y lo hacía de corazón todas estábamos en el mismo barco y sería penoso nos peleemos entre nosotras, ya que éramos unas pobres mujeres que dependíamos una de la otra. Tiempo después rememorando esta época de mi vida le agradecí a Claudia su rigurosidad, aunque fuera dictada por su avaricia, que mantuvo el orden y disciplina global que era indispensable para el buen funcionamiento, y la imagen del prostíbulo hacia los clientes.
Mi vida parecía haberse estabilizado, estaba contenta, empezaba a ganar dinero que aunque no era mucho lo atesoraba como si fuera oro. Mi amor por el Dr. Alejandro era tan inmenso que era capaz de morir si él me lo ordenaba, y estaba pendiente de su visita… Pronto comenzó a mandar su secretario a buscarme y nos encontrábamos en su piso de soltero en la Capital, Buenos Aires y algunas veces, pasábamos juntos un día entero, yo le cocinaba, y cuando sonriendo nos sentábamos los tres a la mesa, me comentaba su vida personal y profesional, los cuales fueron los más felices de mi vida, era casado con una mujer inteligente llamada Elena jefa y dirigente del partido político, y del dinero que impulsaba y guiaba su vida profesional y con quien tenía dos hijos. Debido a que estaba pendiente de un salto político en poco tiempo, no podía aparecer en TV ni en revistas de chismes ni sensacionalistas… Y menos tener relaciones con una prostituta joven. Por eso los encuentros conmigo eran de alto riesgo y debían ser muy secretos.
Cuando llegábamos al departamento del Dr. su secretario iba a la cocina, se preparaba un café y se quedaba allí mirando TV, mientras en el dormitorio el Dr. Alejandro me follaba o penetraba por todos mis agujeros con su largo y grueso pene o pija. Cuando terminábamos Hugo X se levantaba sin mirarme y muy serio sin hablar me llevaba de vuelta a lo de Claudia. Yo lo odiaba con todas las fuerzas de mi corazón pues intuía él me despreciaba por ser el chófer que llevaba a la querida, a la puta caliente de su jefe, pero no me importaba, él era también otra pieza de mi plan de escapar del prostíbulo.
El Dr. Alejandro era sexualmente incansable y su largo y grueso pene o polla estaba siempre erecto buscando y llenando de leche mis agujeros, y yo buscaba hacer lo imposible para satisfacerle. Sabía era muy cotizado entre las putas y la competencia era feroz, pero quizás mi mayor ventaja era yo lo amaba desesperadamente y estaba dispuesta a todo para que no me deje, aunque sabía los hombres aman las vaginas, los culos y las tetas, y no el alma y son indiferentes a los sentimientos de las mujeres, “se usan y se tiran” y todos los días me mentalizaba para afrontar mi vida, el día después que el Dr. Alejandro me dejaría.
Él gustaba ponerse en la cama de costado detrás mío, pasaba sus brazos y me abrazaba, agarrando mis tetas, yo le acariciaba el pene o polla que se ponía tieso cuando lo tomaba con mis manos y lo sobaba tirando para atrás su piel, cuando estaba erecto lo ponía justo a la entrada de mi ano y me lubricaba con su fluido que empezaba a exudar, me entraba muy pero muy lento en el culo. Su polla o pene primero vencía mi esfínter, y la cabeza quedaba aprisionada por él, mientras yo hacía la máxima fuerza con los glúteos para retenerlo y hacerle sentir era yo con quien estaba, así podía quedar largo rato ambos callados perdidos en el espacio tiempo infinito hasta que en un momento volvía en sí de su ensimismamiento, me acariciaba las caderas y bombeaba furiosamente y acabábamos o corríamos ríos de leche y flujo vaginal… Y al despedirme antes de subir al auto de Hugo X me besaba y ponía en mi mano una buena cantidad de dólares… La mayoría de los cuales yo los colocaba en mi cuenta de Banco. Así dólar tras dólar iba comprando mi libertad y mi independencia, mi vagina, culo y tetas eran la moneda de cambio que me hacía engrosar mis ahorros.
La realidad de mi pobre vida parecía se desarrollaba por canales normales, podía rechazar algunos clientes que me desagradaban, tomarme algunos días de licencia y en fin, hacer atenciones a mis compañeras, como regalarles perfume, lápiz de labio, laca para uñas, etc. que me agradecían calurosamente. Y cuando salían a bailar y se distraían con amigos yo las cubría en el prostíbulo. Claudia también me trataba bien, ella sabía yo no quería problemas, al contrario disfrutaba de lo que parecía una familia de mujeres solitarias.
FIN DE LUCHA Y RECOMPENSA DE LENA PARTE 1
Yo soy, Lena, una hoja en la tormenta, así como la flor del loto que crece inmaculada desde el barro, quien desde siempre tuve que luchar contra la adversidad teniendo como única arma mi juventud y belleza. Cuando creí mi corazón y mis sentimientos estaban muertos, un AMOR maravilloso brotó como un manantial de agua cristalina y desde el lugar más inesperado
Soy una mujer que aunque soy todavía joven de edad me considero vieja, casi diría anciana por las penurias que he pasado y lo que tenido que luchar en mi vida para sobrevivir, yo y mi hijo, quien fue concebido gracias al libido y la lujuria de un hombre cuyo enorme ego se apasionó por mí, para después abandonarme algo como “Se usa y se tira”. Hay tres cosas que he sufrido en carne propia y no se lo deseo ni a mi peor enemigo, y son el hambre, el no tener para comer ni un mísero trozo de pan para saciar el hambre que te taladra las entrañas, segundo el frío y la lluvia helada a la intemperie que te moja, penetra y te hace temblar convulsivamente hasta que en un momento te vuelves insensible al dolor y solo quieres dormir a sabiendas que no despertarás más, y lo último es, el no tener siquiera monedas para comprar lo indispensable, lo que te hace dependiente y esclava total de quien te acerque unos míseros denarios.
Nací en uno de los pueblos de provincia cerca del río Paraná en la república Argentina en el seno de una familia muy humilde y por ello mi madre y yo pasamos muchas necesidades, tengo dos medio hermanos mayores que yo que aportan algo de dinero para que podamos comer, mi madre desde siempre tuvo que buscar hombres que le dieran techo y de comer sufriendo vejámenes de todo tipo, físicos, morales y espirituales.
Al cumplir 18 años de edad con otras dos jóvenes fascinadas y encandiladas por lo que parecía la búsqueda y logro de un porvenir mejor decidimos venir a vivir en Buenos Aires, en Argentina. La idea era trabajar de lo que fuera, limpiar por hora, o niñera o en algún negocio ya vendedora o repositora de super mercado, solo ganar algo de dinero para mantenernos. Hicimos lo clásico, es decir venir a vivir en casa de un o una pariente que nos dé cobijo para empezar mientras buscábamos trabajo. Yo no tenía idea adonde ir y me acorde de una tía materna “que vivía en Buenos Aires”, me contacté con ella y aceptó darme cobijo hasta consiguiera trabajo.
Nuestras ilusiones pronto chocaron con la realidad y nos separamos y nunca más las volví a ver en este dantesco conglomerado de personas, caí en uno de los barrios suburbanos de Buenos Aires, la jungla de cemento, dentro de lo que se llama eufemísticamente “una villa” aunque ahora se ha cambiado el nombre por puritanismo para no herir susceptibilidades a “un asentamiento” aunque sigue siendo un hormiguero de casas precarias sin los servicios elementales, ni el mínimo de higiene con hombres y mujeres hacinados en la mayor promiscuidad, en medio de tráfico de drogas y alcohol a duras penas combatida por las autoridades y los propios habitantes. Debido a la mala situación general y C virus en particular, no había trabajo, además estaba inundada de extranjeras, una competencia con la que era imposible lidiar así que me convertí en una más de ese conglomerado de desempleadas hambrientas.
Soy alta 1 80 rubia piel clara, algo insólito en estas latitudes, con ojos claros casi verdes. Una flor allí en ese lugar pero se explica porque soy hija de un marinero sueco que pasó por aquí y una mujer argentina con cierta sangre italiana, por lo que fui apetecida por los hombres de toda edad. Mi padre desapareció al poco tiempo de quedar mi madre preñada por lo que ella tuvo que aceptar juntarse a un hombre que le diera cobijo para sobrevivir
Aquí en la villa la pareja de mi tía casi de inmediato de llegar me desvirgó y me hizo sangrar tanto la vagina, que tuve que ir a la sala de guardia médica donde me desinfectaron y pararon la hemorragia de sangre y me recomendaron no tener sexo sin condón o protección para evitar enfermedades. Como si fuera su salvación mi tía vio la codicia libidinosa que yo despertaba en los hombres y no tardó en ofrecerme a los hombres jóvenes y viejos, de todo calibre, sucios, limpios bigotudos, barbudos y de la peor o mejor calaña con tal me entraran o follaran o cogieran (Argentina) por dinero que ella cobraba, para ello acondicionó una desvencijada cama en el cuartucho húmedo donde yo dormía Ya desde la mañana escuchaba sus gritos ¡¡A ver Lena tienes cliente!! Y yo me levantaba rápido me sacaba la pollera y la bombacha, abría mis piernas blancas tirando a color miel con el vello púbico incipiente color rojizo. En general los clientes me follaban o clavaban rápido a la mañana y en la tarde, pero de noche la sesión con cada cliente era de mayor duración… Podía durar una hora y a veces más-
En realidad no me provocaban ningún sentimiento, solo repugnancia y después ni siquiera les miraba la cara solo les agarraba el pene, le ponía el condón, me abría de piernas y ellos se tendían sobre mí, sentía su polla o pene explorando mi vagina, me entraban hasta el fondo haciendo fuerza con su propio peso mientras se movían y gritaban sordamente palabras soeces en mi oído -- ¡¡Que linda concha putona, la tenías escondida carajo!! -- Y me agarraban brutalmente mis tetas pequeñas incipientes blanco lechosas y a veces me mordían los pezones por lo que yo gritaba de dolor y les apartaba la cabeza. Pero estaban tan calientes que eyaculaban, le pagaban a mi tía y se iban
Pronto me di cuenta mi tía cobraba el dinero de la tarifa sin darme un céntimo y tuve que ponerme seria y regatear con ella para quedarme con parte de ese dinero por cada cliente, tuvimos peleas e incluso golpes pero me mantuve inflexible. A esa edad ya comprendí “el dinero da independencia” No era mucho lo que ganaba pero adquirí confianza en mí misma y a sostener mis convicciones -- así con condón un polvo o corrida o acabada por adelante -- eran tantos pesos (dinero de Argentina) -- De noche un polvo tantos pesos -- follarme o entrarme el culo tarifa doble -- Quizás debo agradecer a mi tía haberme dado comida y cobijo y aunque sentí frío y no dejó me moje a la intemperie en ese período de mi adolescencia, juventud - - madurez.
En un momento decidí debía salir de ese barro y mugre asquerosos… pero lo único sabía hacer era abrirme de piernas para recibir polla o pija masculina. Y decidí explotar esa habilidad mía. Por lo tanto maduré un plan, por entonces conocí a Claudia una mujer mayor regordeta, pero todavía aceptable que me contó regenteaba una casa suburbana donde vivían sus “pupilas” que era bastante más higiénica y confortable que la casucha donde vivía y podía ganar buen dinero. Claudia andaba reclutando nuevas pupilas, léase mujeres jóvenes para su prostíbulo y oyó hablar de mí, yo era alguien distinta que podía serle muy útil para mejorar su negocio.
Para convencerme me dijo -- Eres joven y muy bella -- alta rubia, blanca lindos senos, caderas fuertes y de rostro hermoso y de mirada ingenua, nadie pensaría eres prostituta ¡¡Y eso lo tienes que hacer valer ahora que eres joven!!! Aunque por supuesto ella se quedaba con un buen por ciento de la tarifa todo lo que yo sacaba adicional era para mí. Así que una mañana con mis pocas cosas hice un bolso, me despedí de mi tía, le di las gracias y fui a vivir en la casa de Claudia que me recibió con mucha calidez y encantada, pues seguramente yo le incrementaría sus ganancias.
Y poco tiempo después debido a mi éxito entre su clientela acordamos yo podía con pretextos incluso rechazar clientes que no me gustaran. Por fin estaba ganando buen dinero (aunque no era demasiado, era mío) y lo usaba para ir a la peluquería, manicura, comprar medicinas y cosméticos, etc. con lo que afiné mi figura y mejoré mi salud y mi cuerpo. Por primera vez en mi vida pude consultar a un médico ginecólogo quien me encontró en general con buena salud y pude comprar los medicamentos y las vitaminas que me recetó.
En mis horas libres que a veces eran muchas y en la madrugada en Internet leía y hasta devoraba todo tema que me parecía interesante, historia, literatura, arte, política y así sucesivamente, satisfacía mi hambre de saber que me permitió ir puliendo mis conocimientos adquiridos en la escuela elemental a la que asistí poco tiempo, y dejar de ser solo una montaña de carne con dos agujeros que para lo único que servía era para dar placer a los hombres, “se usa y se tira” hasta que me di cuenta ellos eran lo mismo para mí… Quizás me estaba convirtiendo en una Violeta de la Dama de las Camelias, pero no quería pensar en eso, tenía que sobrevivir y salir de allí, era mi siguiente escalón y para ello acechaba todas las oportunidades posibles, en tanto mi cotización iba subiendo.me daba cuenta me estaba convirtiendo en una prostituta similar a esas que se anuncian en las páginas como “escort” pero qué le iba a hacer, desde niña aprendí enfrentar la realidad y evitar las fantasías que no llevan a ninguna parte.
Cuando fui a vivir en casa de Claudia mi tía lloró bastante, supongo era porque había perdido el negocio, yo en cierto modo la comprendí, la vi debatirse en la orfandad y la pobreza pero no podía mirar atrás, por lo menos tenía un hombre que la cobijaba.
La vida con las prostitutas de la casa de Claudia fue bastante sencilla y fácil de adaptarme, ninguna quería conflictos, eran Rubia de unos 35 años, robusta, pelo rojizo y cutis blanco, que se veía bastante veterana, Delia de unos 20 años talla 1 60 más o menos, delgada bastante conversadora y festiva morocha cutis trigueño, ojos negros, la típica mujer sudamericana del norte argentino y el Paraguay y ahora me sumaba yo, Lena la sueca, completábamos la oferta estable aunque a veces venían algunas a vivir temporalmente. Claudia era estricta, no toleraba escándalos ni que las “chicas” trajeran hombres peligrosos, borrachines o viciosos, tenía muy claro cuanto más serias eran, y no se involucraban con hombres ni habladurías, dimes y diretes, el negocio andaba mejor, cobraba más y las propinas eran mayores.
Me sorprendió cuando los clientes comenzaron a pedir por mí, -- por Lena -- no me consideraba nada especial, simplemente me abría de piernas, me montaban y me acababan en la vagina o concha, los besaba para calentarlos y luego me entraban a veces por atrás… se corrían o acababan. Y listo ya tenía mi dinero, eran unos 40 minutos por cada uno y podía atender a tres o cuatro por día, y de noche podía tener uno o dos clientes, si querían y pagaban más me chupaban las tetas y mi vagina o coño y me sodomizaban una vez, por lo que terminaba el día en general con el cuerpo dolorido y exánime. Pero solo los fines de semana tenía también clientes nocturnos, porque los días hábiles eran pocos los que podían darse el lujo de no trabajar e ir a un prostíbulo.
Me sorprendió cuando los clientes comenzaron a pedir por mí, -- por Lena -- no me consideraba nada especial, simplemente me abría de piernas, me montaban y me acababan en la vagina o concha, los besaba para calentarlos y luego me entraban a veces por atrás… se corrían o acababan. Y listo ya tenía mi dinero, eran unos 40 minutos por cada uno y podía atender a tres o cuatro por día, y de noche podía tener uno o dos clientes, si querían y pagaban más me chupaban las tetas y mi vagina o coño y me sodomizaban una vez, por lo que terminaba el día en general con el cuerpo dolorido y exánime. Pero solo los fines de semana tenía también clientes nocturnos, porque los días hábiles eran pocos los que podían darse el lujo de no trabajar e ir a un prostíbulo
En mis momentos solitarios en la oscuridad de la noche antes de ir a dormir a veces pensaba, recordaba como los hombres me miraban y como me tocaban la vagina, metían los dedos en mi ano hasta hacerme doler… y entonces hacía una mueca de asco y ¡¡Odiaba a los hombres!! Tenía los labios de mi vagina o coño totalmente dilatados al igual que el agujero del culo y eran el recordatorio de mi profesión y mi condición miserable de paria social. En esos momentos odiaba todo, odiaba a mi madre que me parió y a mi padre que dio su semilla, odiaba a los hombres que me miraban con lascivia y me usaban como trapo de piso, odiaba a Dios que era el causante de mis penurias… Y a mí misma que tenía sentimientos de amor, piedad, humildad, decencia y sacrificio, pero no podía exteriorizarlos, ni tampoco mis sentidos, tenía que seguir construyendo la barrera helada para blindar mi corazón frente al mundo.
Rubia y Delia me decían en sus sábados libres estaban contentas, iban a ir a bailar, divertirse y quizás conocer a alguien las sacara de la profesión, a mí me maravillaba como pensaban, yo no podía resistir el toque de una mano masculina y era extraño pensar podía tener un orgasmo en una sesión de sexo con sentimientos o algo parecido voluntario, pero claro no todas las mujeres somos iguales. Una vez una mujer me dijo “No podría entregarme y dejarme tocar por otro que no sea mi esposo” Y estaba comenzando a comprenderla, y pensaba, yo una prostituta que gana la vida gracias al deseo sexual de los hombres… era incapaz de sentir deseo lujurioso y menos alguna vez sentir algo parecido a Amor por un hombre.
Un día llamó por teléfono y habló con Claudia para venir a hacer una visita, el secretario de uno de sus clientes de la casa o “negocio” quien era el Dr. Alejandro F un político de renombre, dinero y con poder en el mundo de los negocios, los grupos de fuerza capaces derribar gobiernos… de cincuenta y algo de años, por supuesto casado y muy afecto a estar con mujeres, muy “putero” muy selectivo y siempre buscando tener sexo y disfrutar, con las “excepcionales” o sea bonitas, inteligentes, y por supuesto muy calientes capaces de llevarlo al orgasmo, a la cumbre del placer… Y a pesar de mi corta edad yo tenía mucha experiencia, sabía cómo acariciar al cliente, la cara, el pecho los genitales, el pene frotar y chupar el pene hasta hacerlo llorar de placer, en la cama abrir mis nalgas en posición de frente, mis piernas en sus hombros mientras apretaba mi esfínter y movía mis caderas para darle máximo de placer mientras me iba entrando por el culo. Ofrecerle mis pezones en tanto me chupaba como recordando a su madre y acariciar su cabeza en un movimiento franco de complejo de Edipo que era irresistible tanto que algunos lloraban al recordar (en ese momento) a su mamá.
Así que quedamos a la espera, nos pintamos, peinamos, perfumamos y nos pusimos nuestros vestidos sugerentes, que no eran demasiado complicados, un bikini, dos triángulos en la cintura y dos en los pezones y listo, el mío color negro con alguna puntilla que realzaba mi cuerpo y mi figura.
El Dr. siempre estaba con su secretario Hugo X un joven abogado, cabello negro, ojos marrones piel banca, no muy alto, delgado con cara de inteligente e intelectual. Cuando vinieron el Dr. Alejandro y su secretario cerraron las puertas de calle por lo que quedamos a su entera disposición. Yo estaba atenta y no me amilané cuando Rubia me avisó él había llegado, Claudia lo agasajó, lo abrazó y besó, lo invitó a sentarse y estuvieron hablando animadamente mientras su secretario se desentendió de nosotros, pasó a la cocina y se puso a preparar un café. El Dr. Alejandro con cara de superioridad mirando en derredor dijo -- creo me postularé para senador o gobernador, teniendo contentos a los electores conformándolos con dádivas, tengo las votos asegurados para conseguir me elijan, y después ya veremos, quizás pueda legalizar alguna actividad para que ganes mayor dinero -- no dejó que Claudia salte de alegría por la promesa tácita que se entreveía en sus palabras y agregó -- a ver muéstrame la que dices es la joven distinta que has descubierto para mí, hace tiempo que no logro encontrar una mujer que me excite, son solo cuerpos que se abren de piernas sin nada distinto que me haga disfrutar realmente.
Claudia se dirigió a mí y con un movimiento de manos me dijo -- Ven quiero presentarte al doctor -- y mirándolo añadió – Ésta es una joya única, joven, inteligente, educada, recatada y muy experta en el arte de hacer disfrutar a un hombre y llevarlo al pináculo del monte de Venus, es experta en chupar pija o polla y recibir por el culo, aunque no le gusta hacer tríos ni grupos, estoy segura podrá satisfacer sus mayores perversiones.
Yo escuchaba callada, me levanté de la silla y comencé a caminar delante de él con movimientos sensuales moviendo las caderas y balanceando mis tetas que se movían agradablemente a cada paso, yo vestía una camisa larga transparente cubriendo mis muslos y una bombacha tipo bikini triángulo color negro con mi pubis depilado, giré y me paré frente a él abriendo ligeramente mis piernas como invitando a su pene o polla a entrarme y excitar su libido. Yo sabía un hombre con dinero y poder podía tener las mujeres que quisiera por lo que no asumí ningún comportamiento ni falso ni exagerado, -- Yo sabía y estaba segura de mi valía como mujer y como puta así que dejé en manos de las Potencias Superiores conseguir una oportunidad de mejorar mi destino… Y recaudar buen dinero. Desde el principio me miró interesado, para satisfacción de Claudia que lo miraba de reojo, Alejandro le dijo --.¡¡Tú sabes elegir bien la merca (mercadería) y por eso he venido a verte!! -- A la postre yo era para ellos solo un pedazo de carne que les iba a producir placer y dinero, me dio asco pero mis expectativas en el mejor de los casos eran ganar algo más y quizás salir de ese antro, me hicieron callar. Había aprendido ya desde muy niña, a no empeorar situaciones, a callarme la boca o exponerme a recibir un castigo.
Con un ademán me dijo Claudia -- Ve y a ver cómo te portas -- amenaza implícita, “si no lo satisfaces al Dr. Alejandro te tiro a la calle” -- Yo le sostuve la mirada y por primera vez, la miré desafiante, en cuestiones de ser y parecer puta nadie era mejor que yo, ¡¡Yo soy la mejor profesional del sexo!! -- Así que balanceando mi culo caminé erguida hacia mi habitación, iluminada tenuemente por una luz rosada, difusa, con la cama con sábanas grises limpias, perfumadas y planchadas. Mientras de un altavoz se escuchaba una música suave, el Dr. Alejandro me siguió regodeándose con mis curvas y gozando de mí por anticipado.
Yo sonreí para mis adentros y me juré a mí misma lograr hacer una tarea perfecta para que él me recuerde y me necesite en el futuro “ligar” y tener una asignación de dinero regular o sea con crudeza,-- ser mantenida y cambiar mi cuerpo por dinero -– Entramos, cerré la puerta y sentí sus manos abarcando mis tetas y acariciando mis pezones, instintivamente me fui para atrás y me pegué a él sintiendo su polla o pene en mis nalgas debajo de su pantalón; inmediatamente me saqué la camisola, el corpiño y el bikini quedando totalmente desnuda solo calzada con las sandalias de tacón, levanté los brazos, moví las caderas con aire sensual, giré y comencé a bajarle el pantalón y le saqué el calzoncillo y después comencé a besar su cuello, sus tetillas y con mi mano abarqué primero sus testículos o huevos para tomar firmemente su pene o polla que estaba erguido duro como piedra.
Vi como su rostro se tensaba de placer, cerraba los ojos y escuché su respiración afiebrada lo que me llevó a redoblar mis caricias en sus zonas erógenas que iba de a poco descubriendo, toqué con mis dedos hábilmente su glándula próstata y su perineo… Y al escuchar su suspiro redoblé la apuesta, se sentó en el borde de la cama y me hizo arrodillarme, tomarle el pene o pija o polla y masajearlo suavemente y comencé a mamar suavemente subiendo y bajando su piel con mis labios, su polla o pija se puso dura y roja por la sangre que le bombeaba el corazón (tenía muchos glóbulos rojos) Cuando casi se iba a correr o acabar lo que intuí porque me tiró del pelo hasta hacerme doler, lo tendí boca arriba y le acaricié el perineo con los dedos, inmediatamente gimió y gritó de gozo -- ¡¡¡guacha, perra, me matas eres una bruja!!! Mientras más gritaba yo sonreía y más lo acariciaba, en un momento en el paroxismo del deseo me puso de costado en la cama y se puso detrás mío, puso el condón en su enorme pene o polla y me entró con violencia hasta el fondo de mi culo, me dolió muchísimo por no darme tiempo de dilatar el ano -- ¡¡Ay bruto me vas a romper el culo!! – le dije gritando y llorando a la vez mientras él sonreía entre halagado y orgulloso de mostrar su “hombría” mientras me atenazaba por mis pechos con sus manos. Acabó dos o tres chorros de leche dentro de mi intestino los que pronto rebosaron el condón y mojaron toda la sábana. Tiempo después me comentó -- tienes un culo hermoso con nalgas bien redondas, y yo tengo fascinación por penetrar mujeres por el culo, puedo estar horas dentro del tuyo antes de acabar –
Casi en seguida me puso boca arriba, se subió sobre mí y comenzó a besar mi boca entrando su lengua hasta mi garganta (Yo admiré su cualidad de reponerse de inmediato después de perder litros de semen o leche, era un caballo sexual, me acariciaba las tetas, los pezones, el vientre y entró con su mano en mi vagina o coño mientras yo le lamía el cuello y sus hombros… Finalmente me penetro con firmeza y me empujó rítmicamente haciendo que sintiera la punta de su pene o pija llegue casi hasta mi útero y bombeó enérgicamente durante largo rato besando y lamiendo mi cuello mientras yo escuchaba su respiración jadeante y le agarraba las caderas y lo empujaba hacia mí. Cuando acabó o se corrió dentro de mi coño o vagina, el condón “extra fuerte” casi revienta de la cantidad de leche que escupió adentro, se volteó y quedó tendido en la cama, sudoroso, despeinado, los ojos hinchados y todo su cuerpo relajado, su pija o polla fláccida, encogida y casi invisible entre sus muslos.
Cuando se recuperó al cabo de un momento pasó al baño a lavarse con agua y jabón, la cola, los huevos, la cara y las axilas olorosas. Cuando salió del baño se secó hizo un bollo de la toalla y la tiró en la cama donde yo estaba acurrucada en posición fetal inmóvil y tratando de pasar desapercibida. Se vistió, peinó saliendo de la habitación sin dignarse a mirarme… Eso me dio mucha tristeza, me di cuenta yo fui un objeto que “se usa y se tira” pero ni siquiera tuve rabia, di gracias a Dios haber terminado la sesión de sexo con él y lo único que quería era limpiarme y acostarme a dormir pues estaba extenuada. Estaba terminando de ducharme secándome concienzudamente con la toalla gastada que usaba para mí cuando entró Claudia entusiasmada y riendo y me dijo -- ¡¡Bravo Lena pues Alejandro ha quedado encantado contigo!!! Yo sabía no me ibas a fallar --. Yo estaba somnolienta, me puse la camisola y ni siquiera atiné a contestar.-- Sólo quiero dormir. --- le dije, -- Mañana hablamos -- Sí, sí no hay problema, buenas noches, apagó la luz y salió de la habitación… Y así yo conocí al famoso político mecenas de Claudia, llamado Dr. Alejandro F.
Cuando desperté, el sol estaba alto y la luz matinal hería mis pupilas, me desperezé y gire mi cabeza a la puerta, por allí entró Claudia rebosante de alegría -- ¡¡Buena chica, eres maravillosa Lena, el Dr. Alejandro está encantado contigo y eso significa yo y tú vamos a ganar buen dinero. Aquí tienes tu parte de lo que pagó – Y agregó seria y maternal como protegiéndome a mí y a mi dinero -- Sería bueno abras una caja de ahorro en un Banco de la zona, -- Me despabilé automáticamente y la abracé instintivamente, mi sueño de independencia se estaba comenzando lentamente a realizar. No me interesaba soportar vejámenes, no tenía sentimientos para los hombres, yo los usaba como ellos me usaban a mí. Me levanté para desayunar y le pedí no trabajar ese día, en realidad los nervios previos y el esfuerzo de copular me dejaron exhausta, solo quería recuperar fuerzas y para ello quedar con la mente en blanco mientras Rubia y Delia estaban contentas pues en el día iban a ganar más dinero aunque trabajando más.
Después de ese día la vida siguió su rutina, los clientes venían a buscar follar o coger o penetrar “a la sueca” y mi cotización subía, lo único me dolía era tener que dar un por ciento de mi trabajo a Claudia. Y en las madrugadas me quedaba conectada a Internet absorbiendo todos los temas que podían ser interesantes, salud, política, arte, alimentación... y la lista era interminable. Hice algún intento de ligar por mail a algún hombre pero la alternativa no me sedujo, no me interesó hablar por hablar, menos a pervertidos, maleducados y triviales… En lo personal yo no tenía nada para ofrecer y estaba segura si conocía a alguien, mi antecedente de prostituta barata, lo haría huir despavorido. Por otra parte mis sentimientos muertos no necesitaban un hombre, lo que sabía solo me traería problemas. Casi podía decir, había apurado hasta el fondo mi copa llena del agua del Eléboro y debía dejar el destino vaya llevando el bote de mi vida por la corriente del sinuoso río que corre como el Leteo de la vida.
Había llegado el verano y ese año prometía ser muy caluroso, con un poco de suerte ese calor se trasladaría a las pijas o pollas de los hombres y lograríamos buena ganancia al fin de las vacaciones. Era viernes por la mañana y venían pocos clientes esa hora, yo estaba con el pelo recogido, en camisola semitransparente con bikini negra sin sostén y en chinelas, un conjunto muy atractivo, aunque estaba “a cara lavada” en la cocina calentando agua para preparar un té cuando escuché el timbre del teléfono y a Claudia hablando con alguien pero no pude escuchar la conversación, cuando colgó me llamó de inmediato y me dijo:
Pon mucha atención. He recibido un llamado del secretario del Dr. Alejandro, mañana en su casa de campo de Ezeiza va a hacer una reunión de trabajo con sus amigos políticos, sindicalistas, industriales y otras yerbas, y a las nueve de la mañana te buscará un automóvil para llevarte allí. Ahora vendrá el secretario Hugo X a buscarte van a ir a comprar ropa para ti, algún solero y saquito liviano. Un conjunto bikini de baño, sandalias y ropa interior, un perfume, cremas y elementos de higiene. ¡Apúrate no quiero perder mucho tiempo en ti! La cabeza me daba vueltas, me llevarían a tiendas de ropa y perfumes, era un sueño hecho realidad.
Me emocionó la posibilidad por primera vez en mi vida poder disponer de dinero para comprar algo para mí -- Para embellecerme, verme linda atractiva y poder mimarme a mí misma. Y me lo había ganado con mi trabajo, mi profesión de puta estaba comenzando a dar sus frutos. Y me puse de buen humor y canturreé una melodía. Me vestí sencilla, un jean algo ajustado, sin sujetador mostrando mis tetas y camisa (lo único que tenía) pero mi belleza juvenil se notaba a la legua y a ella contribuía mi cantidad de hormonas en la sangre, Tuve que aceptar la compañía de Hugo X quien poseía la tarjeta de crédito del Banco y a cuya cuenta, el Dr. Alejandro transfería el dinero que iba a gastar en mis ropas y cosméticos. A las 10 horas tocó el timbre y salí apresurada, no convenía lo vieran en la casa de y con una prostituta “un pedazo de carne”. Me abrió la puerta y entré en su automóvil, me dijo -– Hola -- Me senté en el asiento del acompañante, me ayudó a ponerme e cinturón arrancó y fuimos a una de las tiendas más exclusivas de San Martín que incluso anunciaba por TV y donde pudimos encontrar todo de buena calidad y a precio accesible.
Hugo X parecía divertido e incluso esbozó una sonrisa al ver mi alegría juvenil, yo reía con buena disposición mientras él me observaba sin hablar ni mostrar emoción alguna. Primero compramos una malla bikini con corpiño triángulo color rojo, una similar amarilla, una túnica de breteles gris claro, un saquito liviano al tono, sandalias tacón bajo, chinelas para salir de la pileta y toda la batería de cosméticos necesaria… Yo estaba fascinada era Alicia en el país de las Maravillas, era un sueño hecho realidad, un viaje al país de las maravillas, del cuento de hadas.
Volvimos a la casa, yo alegre y feliz, por primera vez en la vida olvidé mi infancia, mis penurias, mi degradación y al despedirme le di un beso en la mejilla, y él me miró serio con sus ojos penetrantes sin hablar. Entré a mi habitación, donde deposité los paquetes y pasé a probarme la ropa que iba a lucir el día siguiente. En general quedé conforme aunque me hubiera gustado ir a la manicura, la peluquería pero era imposible, tenía que trabajar y justificar ganando dinero, las horas de la mañana que estuve afuera. No tuve mucho tiempo pues sonó el timbre que indicaba un cliente me requería, guardé apresurada las cosas me dispuse a abrirme de piernas; por fortuna vino bien cargado caliente o cachondo y en minutos me dejó el condón lleno de leche y le pagó los honorarios a Claudia, así que pude seguir revisando lo que compré en la mañana. Esa noche me molestó bastante no poder dormir temprano porque clientes me quisieron penetrar y no aceptaron reemplazo, lo que en otro momento me hubiera alegrado. Cuando finalmente me dejaron tranquila dormí profundamente y cuando el despertador sonó corrí a bañarme, al salir me puse bombacha tiro corto sin corpiño, color celeste que realzaba muy bien mi figura. Me coloqué un short liviano, azul pantalón corto entallado y camisa ligera blanca ya que la mañana pintaba el día sería caluroso…
A las nueve horas sonó el timbre de la calle y yo recogí mis bártulos y salí a abrir, allí en la vereda estaba el secretario Hugo X serio e impersonal como siempre. Me ayudó con los paquetes abrió la puerta de acompañante, esperó me acomodara, me ayudó con el cinturón de seguridad y sus manos rozaron mis tetas y mis pezones respondieron automáticamente, lo mismo cuando rozó mis muslos pero ni él ni yo dijimos nada. Fue mi chófer de lujo, bastante parco, en su papel de intermediario entre su jefe y yo, su querida o sea una de sus putas, que no sabía que decir para romper el hielo. En un momento dijo tenemos casi una hora de viaje, hasta Ezeiza. Yo no cabía en mí de felicidad, independientemente de mi condición de prostituta por primera vez en mi vida iba a ir invitada a un lugar, que según Claudia era una quinta de veraneo con césped verde, plantas y árboles, una casa lujosa, con cantidad de habitaciones, baños, dormitorios, una gran cocina impecablemente puesta, con pileta de natación quincho cubierto para reuniones de verano, etc. donde se iba a realizar una reunión social amistosa, distendida entre personas adineradas, importantes del ambiente político, social y comercial de la zona.
A medida que el auto avanzaba el paisaje iba cambiando e iba apareciendo una pradera verde matizada por edificaciones de casas lujosas con pileta de natación que hacían adivinar el poder adquisitivo de sus dueños. Como era verano todas ellas estaban pobladas de gente y por la carretera había tráfico intenso de autos.
Cuando llegamos a la puerta enrejada de la quinta aparecieron dos custodios con una planilla, preguntaron a quien traía y él dijo -- Soy Hugo X y la señorita Lena -- Asintieron con la cabeza y el portón se abrió, le indicaron fuéramos a la casa a la puerta principal. Siguió por un sendero del jardín con flores y al llegar a la puerta se detuvo, Hugo X bajó, dio la vuelta y me ayudó a bajar y tomó mi maleta lo que agradecí, le miré a los ojos, le di un beso en la mejilla y con un tono muy serio me dijo -– Buena suerte y que disfrute el día -- Le miré pidiendo una explicación, pero quedó mudo y me dejó sola.
De inmediato se acercaron dos mucamas jóvenes enfundadas en vestidos color celeste con delantal blanco que me invitaron a entrar a la casa y me guiaron por un corredor que tenía un número de habitaciones una al lado de la otra, hasta que me dijeron, ésta es para usted, abrieron la puerta, era un dormitorio con una cama, una mesita con velador y una silla y daba a un baño pequeño que constaba de inodoro, water, lavabo y ducha con repisa y utensilios de higiene, todo de la mejor calidad. Les agradecí y comencé a cambiarme. Me vestí el bañador biquini rojo, dos triángulos cubriendo los pezones de las tetas y otros dos, uno cubriendo el ano y el otro la vagina o coño… Y encima me coloqué una camisola liviana al muslo, con sandalias tacón bajo, me miré al espejo me pinte los ojos y las cejas y me perfumé con la colonia del baño. Me miré al espejo y quedé conforme con lo que reflejaba, no desentonaba en ese lugar. Y salí de la habitación que cerré con llave y la guardé en la pequeña cartera que llevaba. Quedé un momento expectante pero nadie se fijó en mí por lo que comencé a caminar lentamente grabando en mi mente lo que veía; me cruzaba con hombres y mujeres que iban llegando y a los que no conocía. El pasillo estaba impecablemente decorado con ventanales que daban al parque y a la pileta de natación donde había bastante gente bañándose entre risas y el ambiente destilaba mucha alegría.
En el jardín se veían reposeras, sillones, sombrillas, mesas y personas de ambos sexos sentadas y caminando ligeras de ropa, las mujeres la mayoría jóvenes en bañador bikini y los hombres de edades varias, vistiendo pantalón corto short con remera o camisa y fumando y bebiendo sirviéndose todo tipo de aperitivos, y comiendo bocadillos que estaban servidos en largas mesas estratégicamente colocadas. Yo no podía creer lo que veía, en un rapto de frialdad me di cuenta, de un salto había traspasado la barrera y entrado en el mundo de los ricos y poderosos, en una vuelta de tuerca, las Potencias Superiores manejaban mi sino me enviaron a un parque tapizado con césped verde y con comida y bebida que podía disfrutar a mi antojo.
Observé a los presentes y los vi acercarse a la mesa, servirse y llevar el plato y el vaso a sus grupos de amigos. Abarqué el lugar con la mirada imité a los que se servían, tomé un plato con bocadillos y un vaso con refresco y caminé lentamente moviendo sensualmente las caderas, favorecida por los tacones, enfilé a una reposera algo apartada bajo un árbol, me senté y comencé a observar a la gente. Había un pequeño grupo de mujeres en bikini y camisolas bien vestidas y maquilladas y deduje eran modelos, actrices y algunas prostitutas caras, y reflexioné de inmediato, si quería llegar a este nivel, yo debía ser muy cara y no rifar ni dejarme tocar por pijas o pollas y manos mugrientas. Era claro yo no iba a ceder a la tentación de la carne ni buscar un hombre por calentura, ellos eran para mí solo fuente de dinero y debía aprender las técnicas refinadas de seducción lo más rápido posible para saciarlos sexualmente,
Estaba divagando absorta con mis pensamientos cuando una mucama me interrumpió servicial -- ¿Necesita algo de beber o comer señora? -- por favor -- me volvió a la realidad, le pedí algún refresco y algún bocadillo y le agradecí su gentileza; en un momento dos mujeres jóvenes se me acercaron, -- ¿Podemos acercar nuestras reposeras? -- Yo rápidamente les dije que sí encantada y las tres comenzamos a conversar de temas diversos, el calor, el costo de la vida, las tendencias de la moda de verano y otras yerbas y una vez roto el hielo la conversación se volvió más íntima si bien yo me limité a preguntar y escuchar. Me contaron ellas eran modelos, trabajaban en algunos programas de TV y pasaban vestidos para algunas casas de alta costura, pero a veces el trabajo escaseaba y tenían que buscar otros medios de ganarse la vida y tenían buen ingreso como “escort” o sea prostitutas no demasiado exclusivas pero con buen pasar. Desde donde estábamos veíamos pasar a los huéspedes y me decían -- Éste es político de la comuna XXX, aquél es dueño de la cadena de mercados ZZZ y así sucesivamente.
En un momento a mi espalda sentí una voz conocida -- Hola Lena, buenos días me alegra mucho estés aquí-- Me levanté de la silla sobresaltada y me encontré con el rostro del Dr. Alejandro que miraba sonriente para asombro de las mujeres. Con naturalidad me rodeó la cintura con su brazo y me invitó a alejarnos, caminamos unos metros y me dijo, -- Estás muy linda, tu juventud te da una aureola de misterio que te favorece. -- ¿Necesitas algo?, cualquier cosa le pides a las mucamas o a mi secretario, no quiero tengas necesidades o conflictos. -- Yo le respondí -- No necesito nada, le agradezco infinitamente la invitación y estoy maravillada, nunca creí posible poder disfrutar un día así, muchas gracias -- Me soltó, me besó suavemente en la mejilla y me dijo -- Voy a cumplir con los invitados, después te veo –
Mientras se alejaba comprendí el significado del “después te veo” implicaba satisfacer su deseo sexual conmigo y con mi cuerpo que le excitaba muchísimo, llenar de leche o semen todo mi cuerpo, pero no me importó, cualquiera fuera su motivación, mi gratitud era infinita, por primera vez en la vida me invadió una ternura y un deseo personal agradecimiento que no podía definir como pasión ni amor, pero era “algo” que me predisponía a darle algo más que mi culo y mi vagina, y se lo demostraría en la primera oportunidad que tuviera. Sentí mi vientre y mi corazón comenzaron a latir desbocados y mi vagina y mis nalgas y ano me pedían desesperados una polla o pija o pene… Pero pedían sólo el del Dr. Alejandro, ningún otro. Volví a la reposera ensimismada sin ver a las mujeres y hombres que revoloteaban alegremente, pensando en lo que me acababa de suceder, era extraño, sentir agradecimiento y ternura hacia alguien especialmente un hombre quien estaba interesado solo en mi cuerpo que era el medio de satisfacer su deseo.
Me paré al lado de la reposera y distraídamente comencé a mirar la gente a mi alrededor, mientras sostenía un vaso de refresco, en ese momento veo cruza caminando el secretario Hugo X, por lo que decidí mostrarme a él, desafiante, erguida de cuerpo entero con mi minúscula bikini mi cuerpo aceitado por la crema anti sol. Lo miré fijamente y entonces reparó en mí, hizo ademán de admiración, levantó una mano en ademán de saludo y siguió su camino.
Después del mediodía me sentí cansada y somnolienta, fueron demasiadas emociones juntas, me levanté, tomé mi cartera y lentamente comencé a caminar hacia la casa, a medida que pasaba mi figura alta de caderas redondas y mi caminar armonioso hacía que los hombres invariablemente se dieran vuelta para admirar mi culo tapado solamente por la tela de mi bikini.
Llegué a mi habitación, abrí la puerta con la llave, entré y me tendí en la cama, me acomodé y comencé a dormitar, en un momento golpearon la puerta, me desperté sobresaltada y me encontré con el Dr. Alejandro que sonriendo me dijo -- ¿Puedo entrar por favor? -- Me levanté como un resorte, balbuceé algo y traté de arreglarme el pelo y la cara. Entró, me contempló erguida semidesnuda, joven, apetitosa y dispuesta toda para él. Sonrió con lujuria, babeándose por anticipado por la sesión de placer que yo prometía… Pero no me importó ¡¡Era tanto lo que le debía y no tenía con qué pagarle, solo con mi vagina o coño, y si ella era aceptada por Alejandro la entregaría gustosa!!
De inmediato me prendí a su boca, sentí un cierto aliento a alcohol, que no me importó lo besé enérgicamente y entré mi lengua muy profundo en su garganta… Seguimos besándonos hasta que me tendió boca arriba en la cama, yo jadeaba en el límite del placer entregada como estaba, con mi mano le coloqué su gorda polla o pene en mi vagina, él sonrió y me entró con todo el peso de su cuerpo. Ahogué un grito de dolor que sonó delicioso a sus oídos y redobló su empuje hacia el interior de mi coño o vagina y pronto sentí como su falo comenzó latir señal pronto se correría o acabaría… Le abracé fuertemente la cintura para no pueda sacar su polla o pene de mi vagina y lo seguí refregando contra mí con energía…
En un momento pareció tener un ataque epiléptico, gritó algo incomprensible, y ambos soltamos chorros de líquido seminal que nos bañaron los muslos y las piernas y se dispersaron sobre la sábana. Saciada y agotada quedé tendida boca arriba, en la misma posición, toda mojada, él se levantó y entró al baño para limpiarse. Al salir comentó -- Esta noche te veo de vuelta Tengo una pequeña reunión de íntimos y después vengo… Límpiate muy bien el culo porque no me gusta entrarle a una mujer y sentir mal olor. Esa advertencia que nadie me había hecho antes de entrarme fue muy valiosa y la tuve en cuenta durante toda mi vida de prostituta y después, cuanto más perfumada, delicada, entalcada y arreglada estaba era más cotizada. Y cobraría más.
Dormí un buen rato y cuando desperté estaba anocheciendo, pero el calor no amainaba, decidí salir al parque y para ello me puse la bombacha, arriba un pantalón corto azul y remera sin mangas y chinelas con tacón bajo. Al llegar al césped pude ver varios grupos charlando animadamente sentados en las reposeras y en el borde de la pileta de natación, vi a mis conocidas de la mañana con uno o dos hombres y me acerqué y les pedí permiso para sentarme con ellos a lo que accedieron de buena gana. Una mucama solícita me acercó una reposera, y me preguntó si quería comer o tomar algo… Descubrí que tenía hambre y le pedí una gaseosa y algunos bocadillos y en seguida una acercó una mesita y otra mucama vino con un plato con bocadillos salados y dulces y una lata de gaseosa fría, lo que agradecí. En un momento una mujer en bikini, joven escultural y muy modosa y seductora se sentó en el regazo de un hombre de unos cuarenta años y comenzó a mover su culo en movimientos circulares que evidentemente lo calentaron, tanto él le besó los hombros y el cuello, ella sonrió se pegó a él, se levantó y le dio la mano para que él se levante y caminaron tomados de la mano a la casa.
Como hipnotizada les seguí con la mirada, la joven sentada a mi derecha comentó en voz baja -- Bueno ésta ya se ha ganado el día -- A lo que yo pregunté con cierta candidez – ¿Por qué dices eso? -- Ella sonrió y con voz clara me dijo -- Ella es bastante cara, lo menos él le pagará doscientos dólares.
No lo podía creer, aunque yo no tenía experiencia con dólares sabía era una fortuna. Pensé y me dije a mí misma, yo revolcándome en la mugre por unos centavos y ella en un día gana lo que yo gano en un año… Basta de regalarme y de pensar, sentir y vivir como una miserable… Y esta noche seguiría con el plan que se me acababa de ocurrir; mi belleza juvenil era el anzuelo que había tragado el Dr. Alejandro… Y comencé a vislumbrar la manera de salir de mi pobreza y orfandad… Aunque luego las cosa no se dieron como planeé Dios me fue guiando y con su protección… Pero no voy a adelantarme. Todo lo iré contando a su debido tiempo.
Esa noche dormí maravillosamente bien, en una cama con sábanas perfumadas de satén atendida por mucamas. Yo era Alicia en el país de las maravillas… O también cenicienta y allí estaba la carroza… Que no se había tornado todavía en un zapallo. Desperté a media mañana, con el timbre llamé a la mucama que vino muy atenta. Le pedí un desayuno ligero café con leche tostadas y pan y manteca, un momento después apareció con una bandeja que colocó en la mesita… Me senté y me preparé para disfrutar las viandas… Todavía no lo podía creer, estaba allí en una quinta de lujo atendida por mucamas uniformadas, sabía que pronto volvería a mi mísera realidad de prostituta barata, pero esta experiencia nadie me podría quitar de mi mente y mi corazón.
Casi al medio día alguien vino y me dijo -- El Dr, Alejandro me visitaría en un rato, me levanté fui al baño, me duché arreglé, perfumé, peiné pinté etc. para estar sensual y me pasé la enema varias veces sin conocer cual serían sus efectos y me pesqué la diarrea y descompostura de vientre más grande de mi vida pero que pasó rápido y me sentí bien de nuevo, me vestí con un bikini negro que realzaba mi figura
Un minuto después sentí unos golpes en la puerta, se abrió y apareció el Dr. Alejandro sonriente con cara lavada y me saludó con buen humor -- Buen día, ¿Dormiste bien, te trataron bien las mucamas? -- A lo que respondí alegre por estar a solas con él -- Me trataron muy bien, todo ha sido perfecto.
Me levanté, le tendí los brazos por el cuello y me abracé a él, le ofrecí mis labios y mis pezones se pegaron a su pecho… Estaba muy emocionada y era la única forma de demostrarle mi gratitud. Me tendió en la cama de costado y se acostó detrás de mío y recordé la advertencia de lavarme el ano con enema, tiré el culo hacia atrás comenzó a acariciarme las caderas, me desnudó y se bajó el pantalón y el calzoncillo, tomó su gran pija o polla con su mano y muy lentamente la ubicó a la entrada de mi ano, en mi esfínter, empujó suavemente hacia adelante y sentimos como entraba en mi colon. Me dijo -- esta vez será sin condón, tu maravilloso culo merece esté sin forro -- Estuvimos así larguísimo tiempo yo callada e inmóvil pero absorbiendo al máximo sus caricias, él tocando y sobando mis pezones, mis caderas, mis muslos y besándome el cuello, pero sin moverla, y así poder disfrutar de mí, el máximo de tiempo. Tener ese miembro o polla tan grande en mi culo y no sentir dolor solo era posible porque tenía el ano muy dilatado por el continuo ejercicio sexual y porque lo amaba y me entregaba a él sin reservas.
En un momento sentí la dilatación y contracción dentro de mi ano y comprendí estaba por acabar o correrse, apreté con fuerza mi esfínter para que ambos sintamos el máximo placer, sus manos se clavaron en mi vientre y convulsivamente se contrajo haciendo brotar chorros de semen dentro mío. Sin querer y sin proponérmelo grité -- Te amo, me haces muy feliz -- Siguió largando leche hasta que rebasó mi ano, que se fue encogiendo a medida que perdía excitación, hasta que su pene salió de mi culo, y ambos quedamos bañados completamente de su líquido viscoso… Unido al líquido que yo exudé, parecíamos estar dentro de una laguna espesa. Minutos más tarde se irguió, fue al baño orinó se limpió cuidadosamente con una toalla y volvió sonriente -- Has estado magnífica hace mucho no disfrutaba así --
No me importó el saber yo sólo era un objeto de dar placer, podía ser otra lo importante era yo le estaba infinitamente agradecida por el día mágico que me brindó y eso no me lo podía quitar nadie. Antes de salir me dio un beso, puso su mano en su bolsillo y sacó un fajo de billetes que lo puso dentro de mi cartera. Con voz suave pero autoritaria me dijo -- En media hora te buscará un taxi para llevarte a tu casa. Pudo observar mi cara de tristeza y trató de animarme diciendo -- Pronto nos veremos no te pongas triste -- y salió de la habitación. Entonces yo fui a lavarme la cola, la vagina todo el vientre, me sequé y perfumé.
Y así terminó mi inolvidable día de campo. Cuando salí a la puerta me esperaba para despedirme con cara pétrea el secretario Hugo X. Pensé “Está cumpliendo su misión hasta el fin” Pero cuando llegó el taxi, le di un beso en la mejilla y le dije – Gracias a ti he sido muy feliz, gracias por todo – me pareció sus ojos me miraron con ternura y tristeza infinita, pero quizás fue solo una ilusión.
En el taxi durante el viaje revisé mi cartera, y me puse a contar el dinero sin mucho detalle y llegué a la conclusión eran unos doscientos dólares, una verdadera fortuna… Toda para mí. Le diría a Claudia para abrir una cuenta en el Banco, yo con sólo 18 años todavía debía hacer algunos trámites adicionales, pero no habría inconveniente en lograr una caja de ahorro. Cuando llegué a la casa de Claudia las chicas me saludaron y me abrazaron, y me pidieron les cuente mi aventura de cenicienta, a lo que accedí con lujo de detalles, excepto el capítulo referido a mi gratificación, ya desde muy niña mi madre me enseñó a ser personal y secreta con el dinero. Pero la privacidad duró poco, un cliente preguntó por mí y tuve que ir a satisfacerle… Y así volví a la tierra a mi condición y trabajo de prostituta.
La rutina volvió a la casa (o el prostíbulo) de Claudia. Los anónimos sin rostro volvieron a pasar por mi vida dejando algo de dinero, que yo ahorraba con la furia de un avaro, cada centavo adentro de mi cuenta era un pasaporte hacia mi liberación, mis compañeras y algunas amigas se maravillaban yo no quería saber nada con hombres, no quería alguno siquiera me tocara, y los trataba como a los clientes. Alguno intentó romper la barrera de mi intimidad pero le fue imposible siquiera arañarla. Yo en mi fuero íntimo quería solo el Dr. Alejandro me llamara, era mi secreto mejor guardado.
En algún momento tuve que ir al médico de hospital de la zona para gestionar el certificado de salud para ejercer mi profesión, aproveché para consultar una ginecóloga y un nutricionista y un cardiólogo quien me mandó análisis completos. Fue bastante trabajoso, yo no estaba sabedora de las idas y vueltas que un análisis acarrea, y el tiempo que insume, pero finalmente me dijeron yo estaba bien y tenía que hacer algunas acciones para levantar los glóbulos rojos, fijar el calcio en los huesos, etc. para optimizar mi salud.
Ya podía comprar artículos de higiene y de belleza de marcas más caras, jabón de tocador, crema para el cuerpo y la cara, agua de colonia, desodorante, esmalte de uñas, sombras para las mejillas y los párpados… y todo lo que una mujer necesita para sentirse bella. Quizás las otras chicas me envidiaban pero yo trataba de ser natural, amigable y cortés y no darles motivo para me agredieran. Y lo hacía de corazón todas estábamos en el mismo barco y sería penoso nos peleemos entre nosotras, ya que éramos unas pobres mujeres que dependíamos una de la otra. Tiempo después rememorando esta época de mi vida le agradecí a Claudia su rigurosidad, aunque fuera dictada por su avaricia, que mantuvo el orden y disciplina global que era indispensable para el buen funcionamiento, y la imagen del prostíbulo hacia los clientes.
Mi vida parecía haberse estabilizado, estaba contenta, empezaba a ganar dinero que aunque no era mucho lo atesoraba como si fuera oro. Mi amor por el Dr. Alejandro era tan inmenso que era capaz de morir si él me lo ordenaba, y estaba pendiente de su visita… Pronto comenzó a mandar su secretario a buscarme y nos encontrábamos en su piso de soltero en la Capital, Buenos Aires y algunas veces, pasábamos juntos un día entero, yo le cocinaba, y cuando sonriendo nos sentábamos los tres a la mesa, me comentaba su vida personal y profesional, los cuales fueron los más felices de mi vida, era casado con una mujer inteligente llamada Elena jefa y dirigente del partido político, y del dinero que impulsaba y guiaba su vida profesional y con quien tenía dos hijos. Debido a que estaba pendiente de un salto político en poco tiempo, no podía aparecer en TV ni en revistas de chismes ni sensacionalistas… Y menos tener relaciones con una prostituta joven. Por eso los encuentros conmigo eran de alto riesgo y debían ser muy secretos.
Cuando llegábamos al departamento del Dr. su secretario iba a la cocina, se preparaba un café y se quedaba allí mirando TV, mientras en el dormitorio el Dr. Alejandro me follaba o penetraba por todos mis agujeros con su largo y grueso pene o pija. Cuando terminábamos Hugo X se levantaba sin mirarme y muy serio sin hablar me llevaba de vuelta a lo de Claudia. Yo lo odiaba con todas las fuerzas de mi corazón pues intuía él me despreciaba por ser el chófer que llevaba a la querida, a la puta caliente de su jefe, pero no me importaba, él era también otra pieza de mi plan de escapar del prostíbulo.
El Dr. Alejandro era sexualmente incansable y su largo y grueso pene o polla estaba siempre erecto buscando y llenando de leche mis agujeros, y yo buscaba hacer lo imposible para satisfacerle. Sabía era muy cotizado entre las putas y la competencia era feroz, pero quizás mi mayor ventaja era yo lo amaba desesperadamente y estaba dispuesta a todo para que no me deje, aunque sabía los hombres aman las vaginas, los culos y las tetas, y no el alma y son indiferentes a los sentimientos de las mujeres, “se usan y se tiran” y todos los días me mentalizaba para afrontar mi vida, el día después que el Dr. Alejandro me dejaría.
Él gustaba ponerse en la cama de costado detrás mío, pasaba sus brazos y me abrazaba, agarrando mis tetas, yo le acariciaba el pene o polla que se ponía tieso cuando lo tomaba con mis manos y lo sobaba tirando para atrás su piel, cuando estaba erecto lo ponía justo a la entrada de mi ano y me lubricaba con su fluido que empezaba a exudar, me entraba muy pero muy lento en el culo. Su polla o pene primero vencía mi esfínter, y la cabeza quedaba aprisionada por él, mientras yo hacía la máxima fuerza con los glúteos para retenerlo y hacerle sentir era yo con quien estaba, así podía quedar largo rato ambos callados perdidos en el espacio tiempo infinito hasta que en un momento volvía en sí de su ensimismamiento, me acariciaba las caderas y bombeaba furiosamente y acabábamos o corríamos ríos de leche y flujo vaginal… Y al despedirme antes de subir al auto de Hugo X me besaba y ponía en mi mano una buena cantidad de dólares… La mayoría de los cuales yo los colocaba en mi cuenta de Banco. Así dólar tras dólar iba comprando mi libertad y mi independencia, mi vagina, culo y tetas eran la moneda de cambio que me hacía engrosar mis ahorros.
La realidad de mi pobre vida parecía se desarrollaba por canales normales, podía rechazar algunos clientes que me desagradaban, tomarme algunos días de licencia y en fin, hacer atenciones a mis compañeras, como regalarles perfume, lápiz de labio, laca para uñas, etc. que me agradecían calurosamente. Y cuando salían a bailar y se distraían con amigos yo las cubría en el prostíbulo. Claudia también me trataba bien, ella sabía yo no quería problemas, al contrario disfrutaba de lo que parecía una familia de mujeres solitarias.
FIN DE LUCHA Y RECOMPENSA DE LENA PARTE 1
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