LUCHA Y RECOMPENSA DE LENA PARTE 3

por
género
rómanticos

Yo soy, Lena, una hoja en la tormenta, así como la flor del loto que crece inmaculada desde el barro, quien desde siempre tuve que luchar contra la adversidad teniendo como única arma mi juventud y belleza. Cuando creí mi corazón y mis sentimientos estaban muertos, un AMOR maravilloso brotó como un manantial de agua cristalina y desde el lugar más inesperado

Pero el hombre dispone y Dios dispone. Mientras estábamos en el bar Hugo X me dijo iba a viajar a la provincia de Cata XXX porque su madre lo había llamado urgente y debía responder a su pedido. Yo no dije nada, pero inmediatamente pensé que su madre se enteró su hijo se enredó con una puta y allí estaba ella para poner las cosas en orden. Mi deseo se apagó como la llama a la que soplan brutalmente y sin denotar mi dolor interno le dije -- Que tengas buen viaje y espero vuelvas pronto -- Él siguió conversando intentando animarme diciendo volvería tan pronto pudiera, contrataría alguien para que me cuide las 24 horas al día y siguió hablando, pero cuando terminamos de comer yo solo quería estar sola en casa para echarme a llorar desconsolada para paliar el dolor que me desgarraba el alma. Salimos del bar y él intentó pegarse a mí pero lo rechace, solo acepté me tome del brazo sin rozar mi cuerpo.

Tomamos un taxi y pronto estuvimos en la puerta del edificio, me abrió la puerta e intentó entrar pero lo detuve, y le dije – Es mejor para los dos que primero hables con tu madre y luego cuando vuelvas, y pensé – Si vuelves – Seguiremos hablando, no te preocupes por mí, yo he salido de peores, estoy curtida, estoy bien y cuidada y quizás para entonces ya sea madre -- Le di un beso en la mejilla y me despedí con un – Hasta la vuelta, no me olvides – Iba a agregar “Mi amor” pero eso sería presionarlo. Y era algo que jamás haría aunque muriera de pena.

Entré en mi departamento e iba a comenzar a llorar pero me detuve, ¿Por qué iba a llorar? Estaba sana lo mismo que mi bebé, tenía mi dinero asegurado y pronto iba a invertirlo en el extranjero, pensé en Rubia y en mi madre y en sus destinos tristes. Eso era renegar de Dios y era lo último que haría en mi vida. Y comencé a pensar en el destino triste de las mujeres indefensas sin dinero ni posibilidad de defenderse y en las engañadas que son traídas por traficantes inescrupulosos a prostíbulos de mala muerte. Y en los hombres que abusan de ellas. Como el Dr. Alejandro, así que decidí seguir siendo fuerte como hasta entonces.

Más que nunca mantuve la determinación de no aceptar ser follada o cogida o penetrada por un hombre al que no ame ni aun por el que yo quiera si él no lo hace a la luz del día. No era una mantenida, pagué muy cara mi libertad y mi precio fue para ellos una bicoca. El Dr. Alejandro ni siquiera me llamó, el padre de mi hijo. Así que comencé a pensar, en el futuro me uniría a algún grupo pro defensa de mujeres explotadas e indefensas. No lo haría por furia ni venganza sino porque sentí y probé en carme propia el dolor de no tener donde ir ni a quién recurrir.

Pasaron tres días cuando el teléfono llamó, la pantalla se iluminó y al conectar escuché la voz de Hugo X -- Hola Lena ¿Cómo estás? Estoy aquí en Buenos Aires – Me sorprendí y le contesté con alegría indisimulable – Estoy muy bien, estoy arreglando algo y creo después voy a estudiar matemáticas para aprender, recuerda solo tengo escuela elemental incompleta -- Pero de pronto recordé y pregunté sorprendida -- ¿No ibas a tu provincia de Cata XX? a ver a tu madre -- ¿Has tenido algún problema? – A lo que me contestó con voz clara y firme -- No voy a dejarte ahora que me necesitas, mi madre puede esperar y si quiere hablar debería venir ella.-- Tuve dos sentimientos contradictorios, por un lado la alegría de tenerlo conmigo y por el otro comprendí el dolor de su madre sufriendo por la separación de su hijo, por lo que no pude menos que alertarlo y hacerle ver su comportamiento erróneo. Pero me contestó firme -- Mi decisión está tomada no te voy a dejar sola --

Entonces recordé mis ideas y deseos de aquella tarde cuando salimos de la clínica y le dije -- Quiero esta noche me invites a cenar en un restaurante de buen nivel, y después a bailar ¿Podrás hacerlo? -- Tardó algo en contestar, escuchaba su respiración y finalmente contestó -- Tus deseos son órdenes paso a veinte horas por ti, espero estés linda porque iremos a un lugar elegante, un beso y hasta la tarde -- Quizás fuera el último día antes que mi libido comience a decaer. Y aunque fuera lo último que haga en la vida, yo sería suya y él sería mío por lo menos por un instante, y lo que seguiría, quedaba en manos de Dios. Y me despedí diciendo – Hasta la tarde, te extraño mucho -- Corté y me comencé a preparar para embellecerme, fui a la masajista, a la manicura y además me depilaron y lavaron el pelo y satisfecha volví a casa. Agradecí infinitamente a Dios, por primera vez era una verdaderamente mujer y me daba los gustos femeninos, podía vestir elegante con vestidos caros y tenía a “alguien” que me interesaba.

Comí algo liviano, miré algo de TV y después fui al baño, me di dos o tres enemas, me bañé perfumé y quedé descansando en la cama. Más tarde me duché lenta y concienzudamente, me pasé mucha crema por todo el cuerpo y aceites balsámicos Me miré en el espejo desnuda, toda depilada, incluso en el coño o vagina y comencé a vestirme -- Me puse bikini negra no demasiado justa para que no me duela ni incomode la panza, corpiño también negro con puntillas ya que mis tetas iban creciendo, medias negras enterizas muy tenues y vestido negro con escote en V profundo, suelto, pues no quería mostrar la panza, largo a medio muslo y zapatos también negros bajos por mi estado. Me acicale, peiné con cola, maquillé, pinté con “mis pinturas de guerra” como siempre decía algo jocosamente, me miré al espejo y quedé satisfecha y ahora a ejecutar la segunda parte de mi plan.

A la hora convenida sonó el celular, la pantalla se iluminó y escuché por el parlante: “He llegado, te estoy esperando abajo” Tomé un pequeño sobre donde cargué mis cosas y bajé por el ascensor, y noté había perdido agilidad por el embarazo. Abrí la puerta vidriada de entrada, Hugo X me estaba esperando parado al lado del auto. Al verme la expresión de su rostro fue de sorpresa absoluta, quedó inmóvil como si viera una aparición. Sonriente me acerqué. Le dije – Hola, que pasa perdiste el habla -- Él miró, mi figura alta, espigada, rubia pelo casi rojizo, casi caderas redondeadas, senos no muy grandes, piernas gruesas enfundadas en medias transparentes, negras, mi rostro casi de niña, pintado con poco rojo en los labios, llevaba un vestido negro escote V profundo, largo hasta mitad de los muslos, sonriendo y envolviéndolo con mi perfume delicado pero penetrante.

Lo miré su figura era agradable, pantalón y camisa gris liviano, saco al tono algo más oscuro, bien peinado y afeitado, camisa natural sin corbata,, zapatos negros, subimos al auto y me dijo, antes vamos a hacer un pequeño alto, antes de ir al restaurante, llegamos a la calle principal ya iluminada por luz artificial, y doblamos y entramos en un garaje cubierto, estacionamos y Hugo X dio las llaves del auto al playero y salimos caminando. Al pasar por un local que decía “Joyería” Hugo X dijo – Es aquí, abrió la puerta para que yo pase, entró él y preguntó al solícito empleado -- Desearíamos ver un anillo sencillo y el señor nos mostró debajo el vidrio, una placa con varios anillos. Yo callada muda, cegada por los fulgores de las piedras no entendía nada, Hugo X me mostró un anillo fino con una piedra engarzada y me preguntó -- ¿Te gusta, creo es ideal para ti -- Por supuesto que yo no podía hablar y solo balbuceé algo inentendible que quería significar "sí"

Hugo X miró al empleado, y éste asintió diciendo – Es muy buena elección es oro blanco con brillante engarzado -- Yo seguía muda, y el empleado me pidió le diera mi mano izquierda, yo tengo dedos bastante robustos, automáticamente sin pensar le pasé mi dedo anular y él empezó a probar con anillos moldes hasta que dio con el que me calzaba justo sin apretar. Me dijo – Ya está, ésta es la medida se lo enviaré la semana que viene, le avisaré por anticipado por teléfono -- Le agradecimos su deferencia, saludamos y salimos y allí en la vereda le di el beso en los labios más largo y profundo del mundo, me colgué de su boca literalmente a pesar de ser más alta, con los brazos le rodeé el cuello y le estampé mis pezones contra su pecho, perdí la noción del tiempo hasta que Hugo X muy suavemente me separó ligeramente diciendo -- Bueno me gusta muchísimo pero llegaremos tarde y tenemos reserva.

Lo tomé del brazo y fui caminando rozando su pierna con la mía tan juntos que no podíamos caminar pero no me importaba, en ese momento él era mío y le haría disfrutar de todo mi ser, mi cuerpo, mi corazón y todo mi Yo. Llegamos a la puerta del restaurante, me dijo en advertencia -- Aquí me van a saludar, yo te voy a presentar, si estás sentada no necesitas levantarte, puedes dar la mano o solo asentir con la cabeza -- Le agradecí, me retoqué los ojos y los labios y entramos, y un portero ceremonioso que nos preguntó si queríamos ir a la mesa pero Hugo X le dijo preferíamos ir a la barra que estaba en el fondo delante de un gran espejo de pared y reflejaba nuestras siluetas. Nos sentamos en sendos taburetes y pedimos bebidas, yo jugo de naranja y él una cerveza ligera chica. En seguida nos cruzamos con varios conocidos y colegas suyos que lo saludaron y a los que me presentaba como “Mi amiga Lena” - Más de uno me alabó y me dijo que estaba muy bella y elegante, “Donde tenías escondida esta sueca”, y les agradecí sonriendo; cuando terminamos las bebidas fuimos a nuestra mesa, nos sentamos y al llegar el mozo pedimos dos ensaladas de lechuga y tomate y aceite de oliva, para mí seguí con fideos verdes con queso y aceite aromático y yo lo mismo con postres y dos copas chicas de vino rosado y gaseosas.

Hugo X me tomó de la mano, me comenzó a acariciar y sentí la calidez de su piel por primera vez me susurró muy despacio pero audible -- Te amo – Y al escuchar esas palabras yo contesté -- Yo también te amo con desesperación e iba a agregar “Me moriría si me dejas” pero jamás lo iba a condicionar ni que esté conmigo por obligación.

En un momento en una mesa vecina escuchamos gente conversando -- Decían que era seguro el Dr. Alejandro sería elegido senador y sus amigos serían nombrados asesores, Hugo X sonrió y me dijo -- Te doy la primicia, no voy a aceptar la asesoría, posiblemente vuelva a la provincia de Cata XX, quizás no vuelva solo -- Yo entendí la indirecta pero no quise aventurar opinión. Yo sabía estábamos “Caminando sobre el filo de la navaja” y esa noche no quería pensar, solo disfrutar. Quizás pronto la carroza se transforme en calabaza pero aún era temprano. Terminamos de cenar y la música dulce y embriagadora seguía sonado “El amor que te di no lo podrás olvidar. Porque el beso que negaste ya no lo puedes dar” Y yo me prometí a mí misma que jamás le negaría un beso a Hugo X, al amor único e irrepetible de mi vida. Cuando salimos del restaurante pegados como estampillas, caminamos un trecho por la calle inmersos en nuestro amor, yo no pensaba, solo sentía y amaba, era suficiente no pedía más, pedir más sería ofender a Dios.

Subimos al auto y me preguntó -- ¿Vamos a tu casa? -- Y le contesté lacónica – A la tuya -- Arrancó, íbamos callados y al llegar antes de bajar me dijo -- Vivo con un compañero, si lo cruzamos, lo saludas, no hay problema – Me reí como si fuera la mejor broma del mundo. A mí que siempre me había cruzado desnuda con hombres de todo tipo no me iba a avergonzar ver a un extraño. Mientras íbamos subiendo en el ascensor con mi culo incrustado en su pija o polla que estaba durísima bajo su pantalón, iba pensando que en las páginas porno se ven mujeres preñadas que tienen deseo sexual desenfrenado y yo era la mejor muestra de ello, estaba terriblemente caliente o cachonda. Llegamos, subimos a su departamento, bien arreglado, con vestíbulo y dos dormitorios, Hugo X me invitó a entrar pero yo pedí ir primero al baño para limpiarme y pasarme desodorante. Al salir me dijo -- Ahora voy yo al baño -- Y pensé es cortesía para que yo me desnude primero. Al volver Hugo X al dormitorio yo lo esperaba desnuda parada al lado de la cama, Me quedó mirando embobado, alta rubia sin vello, toda redondeada por la maternidad, los pechos o tetas algo agrandados y pezones enormes en punta. Me abrazó con delicadeza y ternura infinita y me dio un beso caliente en los labios. Éramos dos en uno y de pronto sentí y vi un torbellino que nos envolvió y al cesar, me vi abrazada con él pero en otro tiempo y un lugar decorado como si fuera un templo de la antigua Babilonia.

Fue solo una milésima de segundo, volví de inmediato y comprendí que la Diosa Isthar del Amor me protegía y me guiaba, nos seguimos besando, me acosté boca arriba, él con cuidado para no apoyarse en mi bombo me puso su polla o pene bastante grande y largo en la puerta de la vagina, yo con mi mano lo fui guiando para que entre y cuando estuvo todo adentro nos quedamos quietos -- Era más que un simple coito -- Era la culminación de nuestros destinos, la fusión de nuestros caminos decidido por Potencias Superiores. El placer era infinito, mi Amor era tan grande que mi pecho iba a explotar, mi libido tanto tiempo retenido liberó hormonas a mi sangre y chorros de flujo vaginal nos bañaron piernas y vientre. Cuando él acabó o se corrió y quiso salir me negué, le dije -- ¡¡No me la saques!! -- Ahora que al fin te tengo no quiero que te vayas. Me acaricio y chupó mis largos pezones y algo de líquido mojó su lengua y me dio todo el calor sexual que el hombre produce en la mujer.

Descansamos un momento lado a lado boca arriba, yo no podía no quería hablar, solo sentir y acariciar a mi hombre. En un momento el deseo volvió a él, me tomó de la cadera y dulcemente me hizo girar y ponerme boca abajo, buscando mi culo. Yo sonreí, yo era maestra diplomada en ser follada o penetrada por el culo, además sabía que para el hombre, el culo es la máxima ofrenda que una mujer puede hacer, libre de preocupación y la posibilidad de preñez, solo amor, pasión y lujuria, atributos de la Diosas Isthar, Astarté y Venus. El pene duro como piedra iba buscando el orificio del ano femenino, cuando lo encontró hice fuerza para atrás y entró fácilmente, allí quedó descansando un momento, luego comenzó a empujar, su pene como una víbora fue reconociendo todo mi intestino. Cuando estuvo todo adentro, Hugo X me susurró al oído, mientras me besaba el cuello -- Gracias mi amor por este momento de pasión, te amo y te deseo, yo soy todo tuyo -- .Yo sonreí, pues lo conquisté con las más nobles armas suministradas por las Diosas, al elegido de mi corazón

Entonces ambos empezamos a empujar para adelante y para atrás. Yo con la pasión furiosa guardada mucho tiempo rompí la barrera de las convenciones y mi coño o vagina empezó a soltar litros de fluido mientras a su vez yo sentía en mi recto el latido del pene que lanzaba oleadas de leche adentro de él. Hugo X quiso salir pero yo no lo dejé diciendo -- ¡¡Quiero otro polvo mi amor, quiero más, por favor!! -- Y él obediente volvió a penetrarme por el culo. Y así estuvimos perdiendo la noción del tiempo y el espacio, hasta que satisfechos nuestros libidos dormimos profundamente. Yo desperté primero y fui al baño a orinar y lavarme toda, vestida solo con bombacha, en el pasillo me crucé con el compañero de Hugo X, que me miró con cara de asombro, no podía creer ver de golpe una mujer alta rubia con curvas de preñez como una Diosa Luna Vikinga de la fertilidad. Le dije – Hola, buen día – y entré al baño

Al salir del baño fui silenciosamente al cuarto y me puse un pijama de Hugo X y fui a la cocina, saludé a la persona que estaba allí. Le dije – Soy Lena la esposa de Hugo X ¿Puedo preparar un café? -- Y al recibir la respuesta afirmativa puse el agua a calentar y preparé la cafetera, en eso apareció Hugo X, que dijo -- Buenos días, yo y él nos fundimos en un beso interminable y cuando nos separamos Hugo X se sentó a la mesa y le pregunté -- ¿Tomarás café? Y él contestó sí, te agradecería uno mediano con leche. Le serví y sin disimulo me senté sobre sus piernas y él automáticamente me rodeó la cintura con un brazo. Comenzamos a platicar animadamente y se hizo el mediodía, el compañero se despidió pues iba a la casa de su novia y nosotros quedamos solos; Hugo X propuso ir a comer al bar de la esquina, Yo acepté inmediatamente y le agradecí su gentileza, y le dije -- después de comer necesito más, recuerda después viene la cuarentena. Él me miró con dulzura, me besó suavemente los labios y me contestó -- Yo estoy aquí para amarte y hacerte feliz.

Nos cambiamos, con ropa de calle, Yo con mi vestido sexi de la noche anterior, y Hugo X vestido más informal. Nos fuimos a bar restaurante y pedimos algo ligero y comimos con buen apetito, riendo como los enamorados que éramos. Cuando terminamos quedamos allí charlando un rato hasta que Hugo X me preguntó si quería volver al departamento, y cuando le dije que sí nos levantamos y salimos.

Fuimos al cuarto de Hugo X y de inmediato nos desnudamos de nuevo. Yo me di cuenta que su libido era muy alto puesto que él siguió con su deseo más acentuado que antes, rompió la barrera del convencionalismo, el falso respeto, el miedo al placer sexual que a veces una educación estricta coarta y evita aceptar la relación sin límites. Fui al baño, me rocié con desodorante, me perfumé y me hice enemas, porque quería me entre por el culo de inmediato. Me tendí en la cama boca abajo, subí mis nalgas poniendo una pequeña almohada debajo de mi vientre hinchado, abrí las piernas y Hugo X se arrodillo sobre mí cuidando no apretarme y con su mano fue guiando su pene o polla erecto, como de madera dura en la entrada de mi ano, y lo fue empujando lentamente para que vaya entrando, entonces me impacienté y le dije -- Entra de una vez, no me voy a romper -- Me tomó de las tetas y mis enormes pezones y empujó con fuerza tanto que casi mi cabeza pegó en la pared, Yo grité quedamente – Así, así es lo que quiero -- No me importaba nada ni nadie, solo saber que Hugo X mi esposo me amaba y me follaba, o cogía (argentinismo) y penetraba por todos lados.

Cuando le ordeñe toda su cuantiosa cantidad de leche en mi culo con mi intestino, la cual comenzó a verterse hacia afuera y además evacué un torrente de mi flujo vaginal quedamos calmados y comenzamos a platicar de temas varios. El más importante era mi embarazo. Yo ya estaba pesada y era conveniente una empleada enfermera me atienda y convinimos yo la llamaría cuando creyera conveniente. El segundo tema era la relación con su madre Regina quien al parecer no tenía muchas ganas de conocerme. Como ella vendría en pocos días a Buenos Aires Hugo X quería le hiciéramos una visita social y él me avisaría el día y la hora.

Yo no fui protagonista de lo que sigue a continuación lo fui hilvanando mucho tiempo después con retazos que me iba enterando por contacto con los implicados y por terceros y lo cuento en tercera persona pues no estoy segura que los hechos pasaron así, aunque hoy sólo quedan como anécdota y no me interesan. Cuando la madre de Hugo X la señora Regina abogada y prestigiosa dirigente política de la provincia de Cata XX llegó al Aeroparque en la sala de espera estaba su hijo esperándola ansioso. Al verla se abrazaron y saludaron efusivamente, en seguida fueron saliendo con el equipaje hacia la zona de los taxis. Allí comenzaron a contarse sus cosas y ya dentro del auto mientras hacían el interminable viaje por las calles de Buenos Aires se pusieron al día con sus vidas. En un momento Hugo X en su alegría le dijo -- Madre estoy ansioso para que conozcas a Lena la mujer de mi vida -- Pero al ver la expresión de desagrado de ella quedó cortado y calló. Entonces su madre dándole un palmadita en la pierna le dijo cariñosa – Ya hablaremos de ello hijo - Y siguieron el viaje pero la alegría inicial entre ellos desapareció.

Llegaron al piso céntrico de la familia amiga donde la Dra. Regina se hospedaría, bajaron el equipaje y subieron en una atmósfera de nuevo afectuosa y agradable y después de departir un rato Hugo X se despidió arguyendo tenía cosas que hacer. Al despedirse su madre le dio un beso en la mejilla y le dijo, te esperamos mañana para almorzar y de paso hablaremos, te quiero hijo.

Al otro día estaban almorzando la señora Regina, presidiendo la mesa, rodeada de la dueña de casa, más su hija y su novio y Hugo X sentado frente a su madre, ella se veía visiblemente molesta y en un momento le dijo en tono autoritario-- Hijo vuelve conmigo a Cata XX y olvida a esa putita caliente y a su hijo que ni siquiera es tuyo o vuelve con el Dr. Alejandro que ya te había propuesto un cargo de asesor en el Parlamento -- Al escuchar los presentes estas palabras, el silencio se hizo sepulcral, tanto que se escuchaba el aleteo de una mosca, todos miraron al piso. Un momento después Hugo X con su voz calma de abogado mediador, mirándola a los ojos le dijo -- Madre espero aquí mismo te disculpes y pidas perdón por lo que dijiste de Lena – Regina lo miró rabiosa por haber osado desafiarla públicamente y redobló la apuesta diciendo -- Es la verdad, es hora que recapacites y busques una joven de tu nivel, olvides de una vez a esa puta. --

Hugo X se levantó despaciosamente de la mesa y mirándola fijamente a los ojos le dijo -- “Adiós madre has perdido un hijo” -- Saludó a los presentes y pidió le acompañen hasta abajo para abrir la puerta de entrada y salió. Cuando se fue los asistentes se excusaron y se levantaron de la mesa muy dolidos por el rumbo que había tomado la conversación que se había iniciado como una reunión familiar. Poco después Hugo X recibió el llamado de su hermano que intentó mediar, minimizar lo ocurrido y perdonara a su madre, pero fue inútil, Hugo X le dijo -- Perdona hermano, tengo el corazón destruido porque he perdido al amor de mi vida y no estoy para nada ni para nadie, lo siento, adiós -- Y cortó. Y así también cortó a otros que lo llamaron por el mismo motivo.

Cuando me enteré de lo ocurrido, tuve claro yo no iba a destruir la relación madre e hijo por más amor que tuviera, Más ahora que estaba por parir mi hijo. No estaba en mi naturaleza, al contrario debía insistir para que Hugo X se reconcilie con su madre pero si no lo hacía yo no sería jamás un poste en el medio que bloquee sus caminos. Y tampoco aceptaría el amor de un hombre cuya madre me odiaría y me culparía toda su vida como causante de su ruptura filial. Así que aunque alguna vez encuentre a alguien mi corazón estaba hecho trizas y nunca más volvería a amar a un hombre. Eso lo tenía muy claro, recibí mensajes continuos y llamados por teléfono de Hugo X pero me negué a contestarle, me pesaban las piernas, tenía mucha somnolencia y pedí a la obra social me envíen una empleada enfermera para que me acompañe sobre todo de noche. A todo esto se realizaron las elecciones y el Dr. Alejandro resultó ganador, lo vi eufórico por el resultado, en TV en los festejos del comité y me alegré por él. La política era su vida y yo solo fui un accidente que subsanó con su gran olfato personal, y cuyo costo fueron migajas o monedas comparadas con su fortuna. Yo lloraba todo el día prisionera en mi departamento y maldecía no poder moverme libremente pero luego me consolaba pensando que gracias a Dios no tenía hambre, no tenía frío y tenía buen dinero para criar a mi hijo. Y pensando así me dormía plácidamente con mis manos apoyadas acariciando mi bombo.

Esa mañana recibí un llamado telefónico de alguien a quien no conocía, estaba intrigada y temerosa especialmente ahora que había roto con mi protector y debía tomar decisiones por mí misma. Dije -- ¿Hola quien es por favor, a quien busca? -- Me contestó -- Mi nombre es Juan X y desearía hablar con la señora Lena por favor, tengo un mensaje para ella de parte de la doctora Regina, la madre de Hugo X, quien desearía invitarle a ella y a Hugo X a tomar un té mañana a la tarde y le complacería mucho si podrían asistir.-- Quedé dura sin saber que decir y solo atiné a balbucear y contestar que perdí contacto con Hugo X y esperaba llamarlo para transmitirle la invitación y él decidiría al respecto, De mi parte gustosa iría a verla. Y antes de despedirme agradecí el llamado y la invitación

Atolondrada tecleé el número de Hugo X y sentí el inmenso placer de escuchar su voz, le transmití el mensaje de su madre. Me contestó que estaba al tanto, e iba a consultarme pero no yo no lo atendía y le gustaría si yo quería ir, él pasaría a buscarme un rato antes -- Le interrumpí y le contesté – Ya le dije a Juan X que estaba acuerdo y le di gracias por la invitación – Y para finalizar Hugo X me dijo -- Te doy un beso mi amor. Y perdona no te pregunté cómo estás – Y yo le contesté con todo mi amor -- Te extraño muchísimo y me duele mucho esta situación, por lo demás estoy bien.

Al otro día a las 16 horas Hugo X me buscó por mi departamento, él iba vestido con pantalón y camisa ligeros color claro y yo con mi clásico pantalón jean azul holgado y camisa gris claro livianos y zapatos bajos, algo de rojo en los labios, con el pelo recogido con cola atado con cinta azul y luciendo el anillo de brillante que me había regalado hacía poco y un sobre con las pinturas y otras cosas. Tomamos un taxi y minutos después estábamos tocando el timbre del piso donde estaban esperándonos. Él me tomó la mano y me dio un beso para darme ánimos. Pero yo aunque nerviosa, no tenía nada que reprocharme, en definitiva fui una luchadora, lo que tenía lo pagué con sangre, pero eso sólo lo pensé y no dije nada para no herir a Hugo X y además, el pasado pisado, como dice el refrán

Llegamos, estaba toda la familia esperándonos, la señora dueña de casa, su hija y novio y La Dra. Regina erguidos, elegantes y sonrientes, nos saludaron cortésmente. La Dra. me abrazó y me dijo -- Lena un gusto conocerte, mi hijo me habló muchísimo de ti -- Terminados los saludos nos sentamos a la mesa y comenzamos a hablar trivialidades para romper el hielo, la mesa tenía utensilios de porcelana, platos con confituras, bocadillos dulces y salados, y la señora sirvió el té a cada uno de los presentes, la atmósfera era cálida y yo veía, estaban conformes con mi figura y forma de ser equilibrada, comprensiva y amable, atributos de quien había sufrido mucho. Al fin después de degustar el té y las delicadezas, los presentes se levantaron y nos dejaron solos, la Dra. se levantó y se sentó a mi lado, me tomó de las manos y me dijo -- Estoy muy contenta que mi hijo te haya elegido, conozco tu historia y sé lo fuerte y aguerrida que eres. Y sé lo harás muy feliz. Mi deseo y su voluntad sería fueran los dos vivir a Cata XX. En ese caso deberías saber es sociedad muy conservadora y costará te acepten pero tendrás nuestro apoyo incondicional.

Yo le respondí con voz tenue pero audible y bien modulada – Gracias Dra. jamás yo seré un obstáculo para ustedes, su familia y sus amistades y preferiría morir antes de crearles algún problema. Le agradezco muchísimo su invitación y creo que las cosas se irán acomodando con el tiempo, yo no voy a negar ni renegar lo que fui, ni lo que soy, sólo decirle amo a su hijo más que nada ni nadie en el mundo y haré lo posible para que sea feliz. Quedaron algunas cuestiones secundarias, a la Dra. le agradaría nos casemos por Iglesia y el niño sea bautizado y yo le dije que confiaba en su buen criterio, yo estaba de acuerdo con casarnos y bautizar y también quería pedirle permiso para llamar al bebé Hugo X II, algo que le alegró mucho.

Y finalmente, me comentó que quizás en algún momento me cruzaría con el Dr. Alejandro con quien tenían un lazo político y de amistad y yo le contesté, no me iba a esconder, lo saludaría, pero no sentía nada por él y creía él era lo suficientemente inteligente para actuar a la altura de las circunstancias.

Nos abrazamos al despedirnos, creo alguna lágrima corrió por nuestras mejillas, me despedí de los anfitriones, lo mismo hizo Hugo X y bajamos. Ya en la vereda me dio un dulce y prolongado beso en los labios, nuestras lenguas se encontraron y una descarga eléctrica recorrió mi cuerpo de punta a punta, y finalmente comenzamos a caminar muy juntos yo rozando con mi cadera su pene alzado bajo su pantalón. Él me preguntó -- ¿A tu casa o a la mía? ¿Qué quieres hacer?, Yo le contesté casi inaudible pero firme -- A la tuya, recuerda que pronto comenzaré a rechazarte cuando vaya a parir y debo saciarme de ti, después de esperar tanto. Además si quieres seguirme teniendo tendrás que saciarme por arriba y por abajo y por atrás y adelante, y sin recato alguno agregué – Amor yo necesito tu espíritu y tu mente y además mi cuerpo mucha de tu leche, ríos de leche dentro de mi culo y mi vagina para estar satisfecha.

Es posible mi esposo y yo estamos predestinados desde el principio de los tiempos, a estar juntos y a ser uno por los siglos de los siglos. Por ello quizás la mayor enseñanza que recibí sea, aprender a dominar mis instintos, sofrenar el caballo de la lujuria y el desenfreno y ponerle riendas y montura, y así poder pensar y tomar decisiones con cabeza fría para mejorar mi vida y la de los que me rodean dando gracias a Dios Nuestro Señor ya que sin su Guía y ayuda yo hubiera seguido el triste destino de otras muchas infortunadas mujeres.

Y como dice el ilustre Miguel Cervantes de Saavedra “La mujer es como la Luna, se renueva en fechas fijas”

Y así termina La Recompensa de Lena que igual a la flor del Loto se eleva al Cielo inmaculada desde el oscuro fango
FIN





escrito el
2020-08-27
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