Alguien encontró mi teléfono extravi

por
género
hetero

Alguien encontró mi teléfono extraviado??

Esa tarde me encontraba de buen ánimo para un poco de sexo casual y espontáneo con algún perfecto desconocido. Víctor estaba de viaje desde hacía un par de días, pero en la semana previa, su alto nivel de stress me había impedido disfrutar de una buena cogida con él.

Por lo tanto, esa tarde estaba muy caliente, lista para que cualquier tipo me levantara y me garchara sin preguntarme siquiera mi nombre.

Me vestí bien provocativa, con una camisa de seda blanca casi transparente y una falda bien ceñida a mi cintura. Realzaba mis largas piernas con unos tacos altos muy atrevidos. A simple vista parecía una oficinista igual a otras, pero por dentro me sentía muy, muy puta…

En menos de una hora había logrado encontrar un tipo bastante apuesto. Lo había mirado fijamente en ese bar, para hacerle ver que si me seguía al baño, yo no lo rechazaría. Era una situación bastante morbosa…

Unos minutos más tarde estaba echándome un polvo glorioso, con mi falda arrebujada en la cintura y deslizándome sobre la verga erecta de ese tipo. Mientras sentía entrar y salir su pija de mi concha, tomaba fotos con mi propio teléfono. Eso me provocaba mucho más morbo; pensar que luego le mostraría esas fotos a mi marido…o tal vez no…

Justo en plena sesión de sexo furioso y descontrolado, me llamó Víctor:

“Hola mi amor, estás ocupada?” Me preguntó, seguramente oyendo mis gemidos y quejidos de fondo.

“Estoy en la clase de gimnasia, conservándome bien para vos…” Le mentí.

Yo trataba de apagar mis gemidos, pero era algo imposible, porque el tipo supo que hablaba con mi esposo y entonces redobló su potencia, clavándome su verga dura y embistiéndome furiosamente, mientras ahora me aplastaba contra una pared...

Víctor me dijo algo sobre una persona que debía entregarme algo en casa, pero yo no le entendí nada, ya que la pija del tipo empalándome desde atrás me tenía loca y obnubilada.

Mi amante desconocido realmente se movía con mucha experiencia. Sus embates me hicieron acabar justo cuando me despedía de mi esposo. Pude apenas cortar la comunicación y mi teléfono se deslizó de mis manos…

El orgasmo en ese momento fue espontáneo pero nada especial; el tipo acabó unos segundos antes que yo, sin durar lo que yo necesitaba. Pero de todas maneras, había sido una buena cogida.

Se salió de mi concha con su verga chorreando y me preguntó mi nombre, pero le dije que lo dejáramos tal como había sucedido, me gustaba de esa manera, sin nombres, ni ataduras, ni compromiso…

Abandoné el bar con cierto apuro, tratando de recordar el mensaje de Víctor, pero llegué a mi casa y nadie había pasado por allí.

Un rato después quise hablar con mi amiga Helena para describirle mi polvo con el perfecto desconocido en el baño de un bar, pero entonces descubrí que no encontraba mi teléfono celular por ningún lado. Rebusqué en mi cartera, los bolsillos de mi saco., pero no pude encontrarlo. Imaginé lo peor: que mi amante desconocido lo tenía y que podría chantajearme con las muchas fotos que guardaba ese pequeño aparato.

Víctor en esa época sospechaba que yo podía estar cogiendo con otros tipos durante sus ausencias, pero no se imaginaba los cientos de fotos que había en ese teléfono. Yo aparecía chupando pijas, cogiendo como loca y hasta siendo sodomizada, siempre por perfectos desconocidos.
Regresé apurada al bar, pero ya era tarde para encontrar a ese tipo y menos todavía a mi teléfono extraviado. Volví a mi casa muy preocupada, cabía posibilidad de que ese tipo se pusiera pesado y exigiera dinero a cambio de las fotos. En ese aparato estaban todos mis datos personales.

Dos horas más tarde, un desconocido golpeó a mi puerta.
“Qué necesita?” Pregunté apenas abriendo la puerta.

“Traigo algo para usted” Dijo, tocándose el bolsillo de su traje.
“Ya conozco el juego” Le dije, haciéndolo pasar.

“Señora, esto es rápido, usted me paga, y yo me voy” Respondió el tipo.

Lo tomé por las solapas y de un solo tirón lo metí en mi casa.

“No empecemos con tonterías, quiero terminar esto rápido”. Le espeté.

“Creo que mejor para mí, sería arreglarlo con su esposo” Me respondió.

“Mi esposo le va a ofrecer un trato mejor, Usted piensa eso?” Le grité enfurecida, mientras manoteaba su verga a través de sus pantalones…

“Qué está haciendo?... yo solamente necesito recibir el dinero” Gimió…

“Yo no tengo ni un peso, vamos a tener que arreglar esto de otra manera”
Insistí, mientras sacaba su verga endurecida de la bragueta.

Me arrodillé frente a él y tomé su pija entre mis labios, comenzando a succionarla con mucha furia. Estaba casi frenética…

Al borde de eyacular, el tipo perdió la paciencia.
“La señora quiere lo que es suyo?... Yo le voy a dar eso que es suyo”.

Me tomó por los cabellos, me hizo poner de pie, y me arrastró contra la mesa de algarrobo del salón, haciéndome doblar por mi cintura, apoyando mi torso sobre la tabla.
Sus manos furiosas arrancaron mi falda de mi cintura y sus dedos desgarraron a tirones mi breve tanga. No me había lavado después de regresar del bar y mi concha todavía tenía restos del semen de aquel desconocido.
Al ver que mis labios vaginales brillaban con ese semen pegajoso y estaban abiertos después de ese uso reciente, el hombre sonrió:

“Ah, pedazo de puta, la señora estaba esperándome, ya está lista…”

Intenté resistirme, arrepentida a último momento, pero el tipo me sostuvo con una mano por la espalda y con la otra me tironeó de los cabellos, dejándome inmovilizada.
“Ahora la señora va a recibir lo que tanto pedía” Susurró en mi oído.

“Espere, no hace falta que… Arghhhhhh” Grité desesperada, al sentir su verga invadiendo mi concha húmeda de una sola brutal embestida.

“Hijo de puta, me está partiendo en dos, me duele mucho…” Lloré, pero el hombre ni siquiera me escuchaba; solamente me bombeaba ferozmente…

Mis ruegos y súplicas se entremezclaban con insultos y con débiles intentos de escapar de la dominación de ese extraño. Pero el tipo me sostenía quieta y me cogía con mucha tranquilidad. Su dura y gruesa verga entraba y salía de mi vagina con toda facilidad, pero me estaba provocando mucho dolor.

De repente sentí que mi propio cuerpo me traicionaba, ganando el deseo y la excitación por sobre mi dolor y mi bronca contenida…

Sus movimientos se hicieron más rápidos y yo le respondía con mis caderas acompañando sus frenéticas embestidas.
Realmente perdí la noción del tiempo, me pareció una eternidad de sensaciones y gemidos, hasta que sentí que un muy intenso orgasmo comenzaba a crecer en mi castigada vagina…

El tipo, al mismo tiempo, se arqueaba cada vez más sobre mi espalda, anunciando su acabada inminente. Yo acabé gritando como una loca y unos segundos después sentí el chorro de semen inundando mi vagina.

Me tomé unos instantes todavía reclinada sobre la mesa para recuperarme de tan increíble cogida.
Luego enfrenté al tipo, que se acomodaba sus ropas.

“Bueno, Usted ya obtuvo lo suyo, ahora quiero mi teléfono” Le gruñí…

“Cuál teléfono?” Preguntó el hombre, algo azorado.
“Esto es todo lo que traigo para Usted y un recibo por el dinero a cambio”

Me mostró un pequeño estuche con una tarjeta de memoria adentro y dijo que lo enviaban de la oficina de Víctor…

“Pero, Usted es un hijo de puta, me destrozó la concha con su verga”

“Usted me obligó, señora, no era mi intención…”

Lo llevé a empujones hasta la puerta, mientras él seguía reclamando el dinero y exhibía un recibo a cambio. Le propiné una cachetada final cruzándole la cara y cerré la puerta en sus narices.

Y por supuesto, nunca volví a saber algo de mi teléfono extraviado…
escrito el
2016-06-06
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