Cielo Riveros Niña curiosa es cogida

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hetero

Cielo Riveros Niña curiosa es cogida
Tío… tío Martín, !!!
Daba grandes brincos por las escaleras, mientras mi inocencia se desparramaba en cada gesto de emoción. Mi tío era el mejor compañero de juegos y sus visitas mi más dulce golosina….
Fui hacia la sala, que es donde hace poco veíamos tv acompañados de su novia Raquel; había ido a mi habitación un momento y al regresar ya no estaban, ni tampoco me respondían; mi ingenuidad me hizo pensar que quizá jugaban a esconderse, y que era mi turno de hallarlos así que empecé a brincotear por la cocina, las habitaciones, el baño, pero no había pista de ellos. Al pasar cerca a la bodega que quedaba en el altillo, escuche unos sonidos raros, que alguna vez oí en la habitación de mi madre, pero que no entendía muy bien a que se debían; pensando sorprenderlos me acerqué despacio, y gire suavemente la manija de la puerta, iba a gritarles el clásico buuuuuuu los encontré, pero mi voz desmayó en mis labios cuando vi a mi tío sentado con los pantalones bajados, mientras Raquella estaba sobre él con las piernas separadas brincando, no comprendí muy bien lo que pasaba, ella se quejaba mucho, en cambio mi tío tenia el rostro como enloquecido, y empujaba fuerte su cadera contra ella, te gusta eh? gritaba, te gusta jugar conmigo… no sabia exactamente lo que pasaba, solo me quedé mirando confundida, mientras ellos sin notar mi presencia, continuaban en su faena…
_Tío… esbocé con mi voz casi quebrantada, dejándolos petrificados
_ Sal!! Nena sal!!, en un segundo estoy contigo, obedece!!
Salí y me senté junto a la puerta a esperarlo, no supe que mas pasó allá, pero seguí oyendo gemidos y ruidos…
Esa fue mi primera decepción, una que sellaría mi sexualidad; mi ídolo me expulsó de la habitación, había preferido jugar con su novia, que conmigo.
Varios minutos después salió, y sentándome en sus piernas me dijo:
_Estas bien princesa?
_Que es lo que hacían? grite enojada,
_Nada amor solo jugábamos un poco,
_Eso no parecía un juego reclamé
Sonriente me dijo _claro que sí, cuando seas más grande y tengas un novio lo entenderás, y entre dientes murmuró es más de seguro te encantará.
_O sea yo puedo jugar?
_Jajaja no, princesa no!!…es un juego de adultos
_Y cuando sea adulta jugaras conmigo?
_Ay mi princesa no pongas malos pensamientos en tu tío
Mi curiosidad me hacia insistir en preguntar:
_Jugaras sí o no?
Volvió a reír…ok ok jugaremos cuando seas viejita, pero te aseguro que serás tu la que ya no quiera jugar conmigo.
_Tío y cuándo…
_Shhhhh mi amor deja de decir esas cosas, basta!! Me dijo mientras me premiaba con un beso en mis cachetes.
Me alzó en brazos y me dijo, no le digas nada a mamá, podría retarme, así que tendrás que guardarme el secreto, compungida asentí.
Nunca se lo dije a nadie, temía que mi tío ya no viniera de visita los fines de semana, y a pesar de todo yo le quería mucho, sin embargo su novia dejó de agradarme, la odiaba cuando él dejaba de prestarme atención por besarla. Me sentía desplazada, era una intrusa que había entrado a mi familia a robarme su cariño.
Necesitada de afecto paternal, confundía las cosas; mi mente había quedado marcada y esa imagen expulsándome de la bodega, era el recuerdo latente de que yo no era su preferida, y eso dolía porque yo adoraba a mi tío.
Pasaron varios veranos, llegaron nuevos inviernos, así como nuevos rostros a la familia, novia tras novia decepción, tras decepción, y un dolor en mi corazón porque siempre había alguien que arrebataba mi lugar.
Recuerdo que sentada en las escaleras, solía contemplar sus caricias cuando se recostaban en el sofá; otras tantas veces los veía escaparse a la bodega…. sentía curiosidad de lo que pasaba allí, sin embargo, entre mi tío y yo jamás sucedió nada que nos diferenciara de una familia normal.

Nuestra historia inició cuando yo contaba con 18 años, me había convertido en una jovencita inquieta en cuanto a la sexualidad, mi cuerpo gozaba de nuevas sensaciones y tenía una curiosidad enorme, que los conceptos moralistas con que fui educada no lograban aplacar.
Debo mencionar que mi madre me concibió siendo muy joven y tuvo que afrontar mi crianza prácticamente sola, quizá por eso, en un intento de protegerme, me cuidaba al exceso de restarme total libertad, de forma que escasamente tuve contacto con chicos, lo cual en lugar de mantenerme ajena al erotismo, más bien se convirtió en el desencadenante de una historia prohibida.
Para aquel entonces mi tío tenia 32 años y yo 18, y claro seguía amando su compañía, no pensaba que la falta de una imagen paterna a algunos nos puede afectar tanto; y aunque él cumplía esas expectativas, no entiendo por qué yo lo miraba de manera equivocada, no podía evitar sentirme atraída y mi cuerpo ya me daba las armas para llamar su atención…
Martín acostumbraba a llegar algunos fines de semana a casa, pero en ocasiones consciente de que mi madre por sus turnos de trabajo llegaría más tarde, solía lloriquearle por su compañía. En ocasiones quizá por el cariño que me tenía se dejaba convencer, así fue como logré que sus ojos empezaran a fijarse en mí.
Aquella tarde, salí a recibirle abalanzándome sobre él, llevaba una pecherita y apenas vestía una bombachita corta, me refugie en sus brazos hundiendo mi rostro en su cuello, le rozaba con mis pechos y haciéndome hacia atrás quedaron a la vista de sus ojos; virginales, duros, erguidos, vestidos del esplendor de la juventud y sintiéndose un poco incómodo dijo:
_Vaya ya eres una señorita, no se como ha pasado el tiempo, casi sin darme cuenta…
Mientras fui a traerle una bebida, se recostó en el sofá, sentí sus ojos acompañando mis pasos, mi cintura se marcaba y mis caderas revelaban las formas de mujer, aquella bombachita holgada dejaba ver mis muslos y al caminar se me metía dejando ver una parte de mi trasero, volteé y en una mezcla de inocencia y picardía susurré:
_Te parezco linda?
No resistió mirar mis teticas paradas y mi vientre desnudo casi hasta mi pubis, me estaba premiando con lo que yo más deseaba: sus ojos sobre mí, carraspeó al saberse descubierto y algo nervioso dijo:
_Si…ssi..Pero vas a resfriarte deberías ponerte algo encima.
_Porque habría de hacerlo? si creo …que te gusta verme así…
Me miró con un brillo diferente, como si un mal pensamiento al fin fecundara en su cabeza.
_Que dices, niña que dices, protestó mientras se enderezaba
_Solo digo que ya no soy una niña…. ni lo parezco, no crees?
_Si princesa tienes razón, ya eres una mujercita y estás más hermosa que nunca
Esas palabras me sonaron a gloria, al fin tocaba las puertas de esperanza que desde hace tanto había tratado de empujar y que su cerradura nunca cedió, ahora gracias a un par de pechos y una bonita cola, se me abrían de par en par…
Me recosté en el sillón, dejando mi cabeza sobre sus piernas, tomé su mano obligándola a reposar sobre mi vientre, me gustaba esa sensación de tibieza, que solo sus roces me provocaban, su otra mano acariciaba mi cabello, y yo me sentía naufragando en los cielos.
En realidad, pese a tener ese aire de chica mala, era mas inocente de lo que yo misma creía, tanto que apenas empezaba a descubrir ese aleteo en el abdomen, que se siente cuando se está cerca de alguien especial; mi corazón bombeaba de manera diferente, como si a momentos se descompasara su ritmo.
_Toca tío, toca como late tan fuerte mi corazón
Tímidamente acercó su mano poniéndola en la parte superior de mi tórax.
_Es un poco más abajo dije, ayudándole a poner su mano más cerca de mi pecho…

Su palma quedó abierta casi abrazando la totalidad de mi seno, sus dedos me palparon suavecito, rozaba casi imperceptiblemente como si tuviera miedo de sentirme; mi corazón latía aun mas de prisa tanto que parecía palpitar también entre mis muslos….ajusté mis piernas apretando mis posaderas y al moverme agarró de lleno mis tetitas unos segundos, los segundos mas calientes de mi vida.
Descuidadamente movió sus dedos suavecito, pellizcando mis pezones, lo suficiente para hacerme gemir por primera vez, bajó su mano hacia mi vientre y volvió a subirla hacia las fronteras de mis senos, escabulléndose por debajo de la blusa; cerré los ojos, quería seguir soñando con sus dedos de algodón, que me regalaban esa sensación desconocida.
Me torcí un poco y volví a gemir, su mano temerosa emprendió la retirada hacia mi vientre, subía a mi abdomen y bajaba cada vez mas profundo, hasta rozar las escasas pelusas de mi pubis, temblaba como una hoja arrasada por una fuerte borrasca, la borrasca de la excitación.
Mis muslos desmayaban con el ligero roce de sus dedos, perdían fuerza y se abrían al placer, su índice hurgoneó bajo mi bombacha, profanando los senderos de mis labios. Caminaba desde mi pubis, hasta rozar mi orificio trasero, y como si a medio camino perdiera el ánimo buscaba un refugio para descansar dentro de mi vagina. No encontraba espacio, mi entrada mas que estrecha estaba cerrada, empujaba despacito buscando mi orificio y eso me causaba un poco de dolor, pero estoicamente resistía dejando que se adueñe de mi, su índice insistió, entraba suave abriendo mi canal, salía y volvía a ingresar, una…dos…mas veces…nunca había sentido nada tan delicioso y facilitándole las cosas me abría aún más.
Jugó un poco más arriba, allí, en el botón que esconden mis labios, lo acarició con suavidad, moviéndolo de un lado al otro, perdí el sentido de la realidad y me hundí en un sueño como si cayera en un abismo profundo de placer y me nacieran alas de felicidad, mi cuerpo no resistió mucho esa sensación, los estímulos en mi clítoris y los masajes en mis pechos, me llevaron a descubrir el mas delicioso de los placeres carnales.
Convulsionaba mi pelvis, arrancándome más palpitaciones, me abría con desesperación buscando alargar esos segundos, su palma frotaba mi vagina, proveyéndome de más, hasta que de mis entrañas destiló toda mi esencia, bañando su mano en mi despertar de mujer.
Lo alcé a mirar, como si quisiera decirle tantas cosas guardadas, pero solo me perdí en su dulces ojos; acercó sus labios a los míos, y rozándolos apenas, recibí mi primer beso, extrañamente después…de mi primer orgasmo.
Me abrazó con ternura y tomándome en brazos me llevó a mi habitación, me recostó y me besó en la frente,
Descansa amor, estaré abajo.
Me estiré en mi cama con el trofeo de una sonrisa iluminándome, giré hacia el velador, eran apenas las ocho, demasiado temprano para dormir, y me dispuse a regresar con él.
Caminé por el pasillo llegando al primer escalón, desde allí se vislumbraba la sala iluminada tan solo por el reflejo de la tv, en una esquina estaba ubicado un pequeño bar, Martín sostenía una copa de licor, se lo tomó de un solo trago y golpeando sus puños contra la madera, le oí decir.
_Qué diablos estoy haciendo? Es mi sobrina, mi so… bri… na, parecía repetirse a si mismo una y otra vez.
Me quedé sentada en las escaleras como cuando era chica, sin saber qué pensar ni qué hacer, sintiendo que las puertas de la felicidad se me cerraban de nuevo.
Se tiró sobre el sofá, lanzó sus zapatos por el piso, y bebió otra copa más, sentí ganas de abrazarle y decirle que todo estaba bien.
Me quité las sandalias y bajé despacio las escaleras, quedamente me acerqué al sillón hasta quedar tras él y cubriéndole los ojos, pensé sorprenderle, pero fui yo la que se sobresaltó, tenía el pantalón bajado con la mano en su pene, estaba levantado y agarrándolo por la base lo oscilaba de arriba abajo en rápidos movimientos, y entre gemidos y gemido musitaba Cielo Riveros…

Cielo Riveros, mi nombre… sí, al fin al fin pensaba en mi…
_Aquí estoy tío…dije dulcemente maliciosa y sin quitar la vista de su pene, acomodé mi mano oscilándolo como el lo hacía
Ahhh preciosa, ahhh será mejor que subas o tu habitación o…o no respondo por mi
Casi no escuchaba sus intentos por convencerme de salir, no, esta vez, no me dejaría tras las puertas escuchando sus gemidos, esta vez sería yo quien le regale placer.
_Enséñame tío…enséñame cómo hacerlo…
Me miró con aquel gesto de perverso que hace tiempo yo había visto en la bodega, y en ese momento sentí que al fin tenía el lugar que yo quería.
Cerró los ojos como si quisiera olvidar nuestro pecado filial, pero qué valores morales podrían permanecer en pie cuando lo que hacía en ese momento era pensar con su pene, si con aquel pene que a mi contacto se ponía más duro, como si mis manos tuvieran el poder de agrandarlo, de ponerlo aún más hermoso.
Era enorme sin duda, al menos a mis ojos en aquel tiempo, de él colgaban sus testículos, que lo hacían aún mas impresionante, su pubis estaba cubierto finamente por vello; lo acariciaba descubriendo todo lo que esconde un hombre bajo sus pantalones. Llevé mi mano a su falo y él colocó la suya por encima enseñándome el movimiento de masturbación; tan solo con un par de movidas se mojaba, sus líquidos me ensuciaban la mano y su aroma extraño no hacia sino provocarme ganas de descubrir su sabor. Introduje una porción y mi tío gimió como loco, así supe que debía seguir, lamí suave, limpiándolo de sus fluidos, y a medida que llenaba mi boca, sentía mas deseos de comérmelo, torpemente jugaba metiéndolo y sacándolo de mi, estaba haciendo una mamada, y descubriendo que con chupar ese pedazo de carne, mi cuerpo empezaba a pedir mas caricias. Unos segundos más y se contrajo apercollando mi garganta; había logrado que explosione, su lava tibia se disparó salpicándome el rostro.
_Lo hice bien tío?
_Mejor que cualquiera chiquita, balbució mientras recuperaba el aliento.
Su mentira piadosa, me incitó a lamer todo residuo de aquella rica golosina que embadurnaba su miembro.
Me acostó sobre su regazo, y quitándome la bombacha, jugaba en mi sexo, me mojé otra vez y mordiendo mi oreja susurró:
_Eres un chiquilla golosa, mira cómo te pones tan rápido…
Estaba caliente así que en lugar de avergonzarme llevé sus manos a mis pechos obligándole a amasarlos y provocando sus ganas de mamar mis capullos.
_Mi amor, sientes como mi dedo quiere entrar en tu cuerpo?
_Siii…siii tioo, me gusta como lo empujas..
Un día, con esto que tengo aquí parándose otra vez, voy a romper esta cosita apretada que tienes…te lo voy a hundir completito, y vas a ver que rico se siente…
Sus palabras me excitaban tanto, que suplicaba
_Hazlo tío …hazlo…
No mi amor, ahora no,… mi reina solo te cuento lo que te haré para que sigas pensando en ello…
Si su intención era inquietarme, lo lograba perfectamente.
_Ahora tío ahhhh….que sea ahora,
_Jajaja mi niña curiosa, mira que también muero de ganas, pero hay que esperar a que estemos solos sin que nadie esté por venir, para que sea nuestro momento especial.
Enardecida por las ganas me levanté y adoptando una pose de mujer altanera, perversamente sentencié:
_Es ahora o….nunca…querido tío….
Me atrajo con furia, agarrándome del trasero y levantando un poco mi pierna se zambulló en mi vagina, chupaba con intensidad mi clítoris lamiendo entre mis labios, mientras su dedo me penetraba repetidas veces, su lengua sinuosa se movía en mi entrada saliendo y entrando…
Caímos sobre la alfombra, sus labios me besaban intensamente, deslizaba su lengua conociendo mi boca hasta hacerme faltar el aire, luego mi cuello. Mis hombros…mis pechos, tiraba de mis pez
ones mientras los ensalivaba y succionaba, y mágicamente mis muslos se abrían reclamando nuevamente sus besos, pasaba su lengua por cada espacio que mi sexo le ofrecía arrancando grititos de placer. Se recostó sobre mí, y empezó a puntear sobre mi entrada, su cabecita empezaba a encontrar el camino, a empujar arremetiendo contra mi virginidad sin lograr desflorarme, a la vez que sus dedos atornillaban mi clítoris; no resistí casi nada, y grité ante la locura de otro orgasmo.
Jadeaba mientras mi cuerpo conseguía el placer que quería, cobrándome el precio de dejarme sin fuerzas…
_Todavía tiene ganas de más mi princesa? o ya comprende que es mejor que se hagan las cosas como yo le digo
No tenía ganas de responder, el placer aún no abandonaba del todo mi cuerpo
Jugueteando en mis pechos añadió, mijita ahora tengo más derechos sobre ti, así que a obedecer ,decía sonriente mientras palmoteaba mi trasero
Orgullosa como soy, le besé y mordiéndole el labio inferior susurre:
_Esta vez ganas tío, pero esto no finaliza aquí, ya veras, ya verás….quien termina obedeciendo a quien….
Salía del instituto, con la mochila al hombro y la carita aún inocente, quien hubiera sospechado que bajo ese uniforme, se escondiera una mujer que ya había
despertado a la lujuria; me había adelantado a mis amigas, quienes exhibían con orgullo sus experiencias de novios que no pasaban de unos cuantos besos y las mas lanzadas de algunas caricias atrevidas, pero yo, que hasta un día antes me emocionaba imaginando lo que se siente dar un beso, en cuestión de horas ya había gozado de la sensación de un orgasmo y aun mas de haber sido precisamente quien había provocado una calentura a mi tío.

Me sentía diferente, era tonto pero tocaba mis labios como si algo en ellos hubiera cambiado, sentía que en mi cuerpo había quedado un rastro de sus besos, percibía mis manos como si aun guardaran el aroma de su sexo, y mi vagina conservaba la sensación de haber querido ser desflorada. En lugar de caminar flotaba por el patio, una mezcla de emociones me tenían sensible, miedo, intranquilidad, alegría, satisfacción; había disfrutado del sexo, y definitivamente había actuado como toda una chica mala.
Mis ojos se iluminaron y mis temores se quedaron en la calzada, cuando le vi arrimado sobre su auto, esperándome, sentía que mis piernas temblaban y sucumbía ante esa mirada dulce que me regalaba, cielos!! Era como un hermoso dios pagano y yo quería ser su ofrenda…su bocado.
Lastimosamente la mujer atrevida de la noche anterior en este momento me abandonaba, dejándome con las mejillas sonrosadas, la mirada rehuyente y una timidez para afrontar ese encuentro.
Abrió la puerta y sin cruzar palabra me acomodé en el asiento, puso algo de música, y pretendiendo relajarme preguntó:
_Como estuvieron las clases chiquita?
_Bien, lo de siempre, pero… no esperaba que me vinieras a buscar.
_Quería saber como estabas… nena, esto es muy difícil para mí, aunque soy un adulto estoy temblando por dentro sin siquiera saber que decir, pero debemos hablar de lo que pasó anoche. Te parece si vamos a comer algo?
_Si, respondí sin dudar.
Manejó por la avenida principal, íbamos a una zona de cafeterías, café? yo? a quien se le ocurre, vaya que en verdad mi tío estaba despistado, en fin, dejé que manejara por donde quisiera. Aparentemente me distraía viendo los escaparates de los centros comerciales, pero mi cabecita estaba pensando en lo que nos diríamos allá.
Estacionó el coche, y cambió la cafería por un restaurante, subimos al piso superior, no era muy amplio pero era agradable, estaba construido en madera, la decoración era acogedora y el ambiente discreto, escogimos una mesa que se ubicaba en una parte reservada, pues teníamos mucho de que hablar y no queríamos la mirada de nadie intimidándonos.
Me acaricio la mejilla
_Eres preciosa, dijo guiñándome un ojo, ni siquiera yo soy más guapo que tú
Que chiste más malo, reí dándome cuenta de que intentaba romper la frialdad
_Así me gusta verte chiquita, sonriente, feliz, te prometo que no volveré a hacer algo que otra vez ponga tristes esos ojitos.
_Tío hay algo que quiero saber…que sientes por mí?
Golpe maestro…, le dejé noqueado varios segundos antes de que pudiera responder:
_Podríamos empezar por las preguntas fáciles?… Mentira mi niña, claro que se lo que siento por ti, ¿mira tienes 18 años verdad?
_Sí, soy toda una mujer dije muy ufana.
_Ahhh con que la nena además de altanera me resulto vanidosa eh? Reímos juntos.
_Pues bien durante 18 años, haz sido la niña de mis ojos, mi consentida, mi dulce sobrinita a la que he visto como mi hermanita o quizá hasta como mi hija por nuestra cercanía, pero ahora estoy tan confundido, como sé que tu debes estarlo, no se que me pasó, porqué deje que las cosas llegaran a ese punto contigo, se que no debió suceder….

Mientras él se esforzaba en darme mil explicaciones sobre lo sucedido, yo no podía dejar de mirar sus labios mientras dibujaban las palabras que amorosamente formaba, miraba también su rostro, sus ojos oscuros con pestañas largas y rizadas, el cabello como despeinado, la vestimenta de moda que usaba, las pulseras de hilo que tenía amarradas, todo, cada detalle suyo, todo me importaba…también cruzó por mi cabeza, su piel bronceada, sus hombros anchos, su pubis con el vello casi al ras, su pene duro apuntando a mi….

_Entiendes mi niña? ¿Entiendes lo que te digo?
_Ahhhhh sí tío, que no volverá a pasar porque…estas arrepentido dije dejándole sentir mi tristeza.
_Mi amor, es lo mas hermoso que me ha pasado, pero un día me agradecerás que no vayamos más lejos, es mejor para ti.
Comíamos en silencio y no pude evitar que un par de lagrimas se me resbalaran, el no entendía nada, no sabía todo lo que yo sentía, para el solo fue una noche de excitación pero para mi, era mi sueño hecho realidad… me levanté y salí corriendo al sanitario, no quería que me viera llorar.
_Cielo Riveros, abre por favor!
_No te preocupes tío estoy bien, dije ya calmada
Salí y me abrazó muy fuerte quedándonos así varios segundos, ojala se hubiera podido detener el tiempo en ese momento…
Tímidamente susurre:
_Tío, yo no tengo los ojos tristes por lo que pasó, ni estoy confundida, quizá estoy algo asustada pero se exactamente lo que quiero…mas bien lo que me gustaría contigo…toqué suave sus labios rozándolos, sintiendo su humedad…miré en sus ojos un instante de duda, que no estaba dispuesta a desaprovechar.
Di unos pasos alejándome de él, empujé la puerta de ingreso al sanitario, y volteándome le dije:
_Ven Martín, ven conmigo…
Entrecerró los ojos y apretó los puños, sé que escuchaba cánticos celestiales, y ni el mismo infierno le podía poner una tentación tan grande…
_Cielo Riveros…yo…yo…
Me acerqué y tomándole de la mano, le conduje al interior. Acaricie sus mejillas, y como si sedujera a un chiquillo murmuré:
_Tranquilo, no tengas miedo, estás conmigo…con Diana… con tu Cielo Riveros…
Me pegué a él buscando su calor, nos besamos con intensidad, su lengua recorría mis labios, besaba mis comisuras y entraba en la profundidad de mi boca, sus manos acariciaban mi espalda, y bajaban a mis caderas, juntaba su pelvis con la mía, ya nada podía detenernos, 40 minutos de charla quedaban en nada, las palabras se las llevaba el viento porque nuestro deseo y nuestra carne era superior a lo que sabíamos correcto, sus manos tocaron mis pechos estremeciéndome entera, bajó por mi cuello, por mis hombros, desató mi brasier y alzándome la blusa buscó mis pezones, los besaba, y yo gemía despacito; alzó mi falda, y con desesperación la metió entre mis muslos haciendo a un lado mis braguitas, suspiró cuando se deslizó por mis labios encontrando humedad, sacó sus dedos mojados, los metió a su boca lamiendo mis jugos y me volvió a besar para compartir conmigo su sabor.
Me abrazó por detrás con furia, su pelvis chocaba contra mis glúteos, sentía como punzaba su pene contra mi, y moviendo su cadera rítmicamente me hacia saber a través de la ropa lo que es una buena estocada, no podía mas que expulsar mi cola hacia atrás, demostrándole que sabía lo que hacía, no era ninguna chiquilla, y tampoco quería parecerlo. Gemía sintiendo como mi cuerpo se preparaba al goce, a recibir lo que él quisiera darme…
Unas voces acercándose nos dejaron helados, bueno a él, porque a mi me pareció gracioso y reí suavemente, Martin me cubrió la boca obligándome a callar aunque casi se me escapaba la risa.

Desesperado me hacia señas de permanecer en silencio, y mientras el sufría, por que podríamos ser descubiertos yo maliciosa jugaba a pasar mis manos entre sus muslos, sintiendo toda la potencia de su masculinidad, bajé la cremallera de su pantalón y metí mis dedos en búsqueda de su tesoro, lamí suave, besé su cabecita e intenté introducirlo completo en mi boca, bueno al menos hasta donde podía, aún no sabia de técnicas ni era la experta que ahora soy, simplemente lo hacia como podía, pero para sus ojos, corrección, para su pene en ese momento era la mejor mamada del mundo. Que excitante y a la vez que divertida situación, el pobre no sabía si dejarse llevar por la sensación de susto o de placer…

Al poco rato sonó el ruido del agua escapando por el inodoro y los murmullos se acallaron; riendo salimos despavoridos hacia nuestra mesa.
_Niña, en dos días cambias mi vida, primero me vuelves un loco pervertidor de sobrinas y ahora un depravado exhibicionista…a quien saliste así de loquita eh?
Mirándolo como si lo que me dijera fuera un halago, me levanté de la silla y plantándole un beso en la mejilla murmuré a ti tío, a quien mas?
Terminamos de almorzar, mientras cancelaba la cuenta me adelanté a esperarle en el auto.
_ A donde iremos?
_A donde? A tu casa tontita, mira la hora que es…se me hizo tardísimo para llegar al trabajo.
_Pero valió la pena o no? tío.
_Ay niña!! …niña…niña.….
Hizo una llamada telefónica, creo que a su trabajo justificando su demora y empezó a conducir, al llegar a un cruce que daba a una calle secundaria, chispeando sus ojos de malicia murmuró:
_Amor, quieres terminar lo que empezaste en el baño del restaurante?
Sorprendiéndole respondí:
_No es lo correcto, es mas, recuerdo que textualmente dijiste que no volvería a pasar… y yo soy muy muy obediente, dije sarcásticamente
_Perdona, perdona no se lo que digo, pero es que contigo paso de la dulzura a la lujuria en un par de segundos…
Llegamos a casa, iba a despedirse, pero me anticipé
_Espera tío, me gustaría continuar con lo que empecé en el restaurante…claro…si me alcanzas….
Corrí al interior, el reía persiguiéndome, crucé la sala, subí a brincos los escalones, iba a entrar a mi habitación pero un recuerdo me abofeteó:….el altillo….la bodega…..Raquella….
Raquella ya era historia, pero aun quedaba el altillo y la bodega, corrí hacia allá. Al fin la vida me recompensaba en la misma bodega que marcara mi sexualidad, esta vez no me sacaría de la habitación, ni me quedaría tras las puertas a oír sus gemidos.
Busqué sus labios, hambreando sus besos, su lengua, su saliva, me deslicé hacia abajo hasta dejar mi rostro sobre su bragueta, su pene punzaba a través de la tela y crecía cada vez más. Desaté la correa… bajé el cierre… el bóxer….escapó el rehén… si, aquel prisionero que clamaba por ser encarcelado en mi boca. Percibí el aroma de su sexo, aleando mi saliva con su semen…
_Así amor asiii lámelo, abre más esa boquita y deja que entre hasta donde resistas…. esoo, despacio, sácalo…mételo…sácalo, mmm mi niña sí que aprendes rápido….huyy huyy huyy…
_Tío déjame intentarlo sola…o acaso no te estoy demostrando que puedo hacerlo muuuy bien!!
_Ay!! Mi niña, mi niña curiosa, como me enloqueces!!
Le empujé contra la pared, de forma que quedara arrinconado, mientras yo de rodillas impregnaba en mi rostro ese aroma especial que aun ahora no se definir, pero sin embargo siempre me transforma en una putica hambrienta por complacer.

Su miel dejaba rastros en mis mejillas, en mi cuello, en mis pechos mientras mis manos amasaban sus testículos; no resistí las ganas y yo misma separe sus piernas haciendo que mi lengua alcanzara a lamer sus nueces, succionándolas suavemente al ritmo de sus gemidos, me fascinaba descubrir que con simples lengüetazos en sus ingles su pelvis contorsionaba, empujando hacia adelante como si su pene se desesperara por encontrar refugio en mi boca, se lo chupe varios minutos jugando en su glande y poco a poco bajaba hasta llenar mi boca de casi toda su arma, alternaba movimientos lentos y luego lo hacia rápido siguiendo la guía de sus manos aprisionadas en mi cabello.

Entraba y salía, mi saliva facilitaba el movimiento de mete y saca… ¡¡cómo amaba sus ojos enloquecidos, su rostro distorsionado, y su sexo alborotado de placer.
Jamás había imaginado que era tan fácil enloquecer a un hombre, y aquella tarde descubrí lo maravilloso de hacer sexo oral; sin duda fue un buen inicio para que se convierta en mi práctica favorita, sin embargo, mi curiosidad y mis ganas exigían mas…
Le obligué a sentarse, y separando mis piernas pretendí jugar más profundo, levanté mis caderas y me acomodé sobre su punta, mi coñito chocó provocándome dolor pese a toda mi humedad. Lo sujeté con mi mano y lo hacia rozar por entre mis labios, acariciaba mi clítoris con él, pero mi calentura pedía mucho mas que eso…así que intenté introducírmelo.
_Espera niña ….espera….
Mis movimientos parecían no entender…quería sentirlo dentro, moviéndose sinuoso, resbalando por ese camino que sabia me daría aun mas placer, pero Martín se detuvo, tenía miedo de penetrarme, por temor, por sensatez, por sentimiento de culpa, quien sabe porqué.
_Tío mírame, así como te gusto a ti….a otros también, no necesito hacer ningún esfuerzo para tener un novio y perder mi virginidad, pero yo quiero, deseo, y sueño perderla …contigo…solo contigo….
Me abrazó emocionado, mi jugada había sido perfecta…
Tomando mi saliva se lo embadurnó entero, desde la base hasta la puntica, lo tenía durísimo, y sosteniéndolo fuerte, a la vez que lo agitaba me mostró cuan dispuesto estaba a coronarme.
Inicio un juego de vaivén y poco a poco el glande empezó a entrar, haciéndome gemir desesperada, se detuvo un par de segundos y dijo:
_Mi amor es tu última oportunidad para salir corriendo porque que si no lo haces en dos segundos, nadie te salvará de que te lo dé completito…
Mi piel se erizó ante aquellas palabras y como respuesta me abrí lo que más pude invitándole a entrar, su pene empezó a empujar más fuerte, centímetro a centímetro, abría mi sexo, dolía, quemaba, empujó un poco mas desgarrándome hasta el alma… grité mientras él se detuvo quedándose totalmente quieto en lo profundo de mi ser.
Poco a poco sus movimientos se incrementaron entraba y salía con suavidad, sentía como mi cuerpo se llenaba, como mi carne era ensartada, y a medida que repetía la acción, el dolor disminuía y solo me dejaba una sensación de querer morirme, de querer matar, de querer quien sabe qué.
Desde lo más profundo de mi ser, sentí como una ola de contracciones me devastaba, era como si un huracán arrasara hasta la playa de mi vulva, formando remolinos de palpitaciones que de tanta intensidad me hacían levantar la pelvis, apretar los dientes y sin piedad clavarle las uñas, simplemente exploté, exploté con la más grande felicidad.

Mis paredes internas ahorcándolo, parecían absorber sus fuerzas, sus ganas, su hombría, pues en escasos segundos, empezó empujar con más fuerza, como si hubiera estado haciendo un esfuerzo sobrehumano de aguantar hasta saciarme, y ahora inexorablemente se dejaba llevar, empujo una vez más quedándose pegado a mi sexo, mientras nuestras transpiraciones, nuestros fluidos y nuestros gemidos se volvían uno solo.

Su semen llenaba mi útero, y al descender me regalaba nuevos latidos que me volvían a hacer gemir, su dedo ayudó acariciando mi clítoris;extraña y fácilmente me volví a correr. Su esperma resbalaba por mis ingles, mientras él con cara de la más grande felicidad, sostenía su pene dormido, manchado…. por un hilillo de sangre.
Cayó junto a mi, inhalaba profundo y sin embargo parecía ahogarse; poco a poco nuestra respiración fue calmándose
_Al fin soy totalmente tuya solté en un suspiro
Mientras acariciaba mi cola susurró:
_Sí mi amor ya eres mía, pero no totalmente…. aún te falta mucho por aprender…
Sonreímos y quedamos mirándonos tan profundamente como si nuestros ojos buscaran su propio orgasmo….
Unos minutos después, me trepé sobre él y pícaramente susurré:
_Y qué es eso….que aún me falta aprender?
_Jajaja …Curiosa!! Dijo mientras me besaba nuevamente…
El agua de la regadera caía sin compasión, salpicando los azulejos de las paredes, y la sombra atlética de mi tío, se dibujaba a través del cristal de las portezuelas… bendita el agua que besaba su desnudez, bendita su desnudez que despertaba mi lujuria.
El momento mágico de mi primera vez, no había aplacado mi curiosidad, sentía unas ganas enormes de descubrir más; mis pensamientos se distraían continuamente, recordando aquel sexo que penetrándome me había causado tanto placer y la imagen de su reata chocando en mi coño, se repetía hasta en mis sueños, haciendo que despierte con una inquietud entre mis piernas y con el biquini húmedo perdido entre las sábanas.
Aquella tarde, me escabullí al interior del cuarto de baño, envalentonada por una curiosidad mal sana de espiarle, de recorrer nuevamente con mis ojos ese cuerpo que hace tan poco me había hecho mujer.
Sin duda mi tío era hermoso, tenía la espalda ancha, los brazos fibrosos, las manos grandes que me hacían recordar como mis pechos guarecieron en ellas, los muslos fuertes como columnas macizas, un vientre firme lleno de vellos y las caderas ágiles, muy ágiles para dar batalla…
Instintivamente mis ojos bajaron en el instante en que deslizaba la espuma a su pelvis, acariciaba su pene, lo tomaba en su manos retirando el velo que cubre su glande, hizo un par de movimientos de subida y bajada, y automáticamente comenzó a endurecerse, a templarse tomando forma de una arma que apunta hacia el frente, yo lo miraba boquiabierta y se me antojaba ser herida, apuñaleada repetidas veces hasta matar mis bajos deseos; luego acarició con su otra mano sus esferas, dejando que el agua tibia caliente sus ganas y sé, que mientras se la halaba… pensaba en mi
No pude evitar que un estremecimiento en medio de mis muslos me traicionara, tampoco pude impedir que la tanga se me mojara, estaba allí, absorta, gozando en silencio, mirando como su pieza crecía hasta marcar sus venas y tomar el tono rojizo de un miembro que goza de una buena manoseada.
Levanté la una pierna sobre el inodoro, haciendo a un lado la tanguita deslicé mis dedos por mis pliegues, imaginando que en lugar de sus manos fuera mi boca la que se acoplara a su sexo, sé que podía entrar y darle al menos una chupada, pero me sentía pegada al piso… ¡cómo me incendiaba viéndole masturbarse.!!
Colgado de la portezuela su bóxer se bandereaba, fetichista acerque mi rostro y percibí una vez mas su aroma, como si llenándome por dentro de ese olor carnal pudiera aplacar mis pinches ganas de ser cogida…soñaba con que me reclinara contra la pared, abrir mis piernas y a medida que el agua cayera sobre mis caderas, él chapuceara en mi coño…
Apurada levante mi camisetilla, mis manos corrieron a masajear mis senos, mis pezones dando muestras de alegría se tensaron y mis dedos se extendieron hacia ellos para intentar calmarlos. Sentía mi sexo húmedo, los labios hinchados y el clítoris se levantaba exigiendo caricias. Quien era yo para negarle a mi cuerpo el placer que necesitaba, como podía impedir que mis dedos bajaran a descubrir los caminos que me llevan a una buena corrida, sin embargo pese a mis crecientes deseos aun era una chiquilla inexperta y no hacia mas que sobar torpemente en busca de aquellos puntos que me hicieran gemir.
Estaba embebecida, la espuma caía por la espalda de Martín, perdiéndose en su trasero, mientras una ligero chorro de agua tibia bañaba su rostro deslizándose hacia el pubis, su mano continuaba aprisionando su falo mientras con la otra se apretaba los testículos, de rato en rato las intercambiaba acompañado de un suave gemido que se confundía cono el ruido de la regadera.
De pronto la cortinilla se abrió y heme ahí con la cara viciosa…las manos entre mi sexo y el cuerpo tenso en espera de un desenlace…
_Que pasa nena!!…será que en esta casa ya no es posible ducharse con privacidad? dijo mientras maliciosamente sonreía
Sentí arder mis mejillas, y huí hacia la salida acompañada de su risa burlona, pero llenándome de altivez me volteé diciendo:
_No puedes salir de la ducha… mientras no me hayas enseñado a masturbarme!!
Sus ojos se abrieron sorprendidos y su pene volvió a tensarse….
Me besó dulcemente… la frente…los ojos…la boca, se puso en cuclillas mientras me ayudaba a sentarme en el filo del inodoro dejándome despatarrada.
_Es fácil mi niña…primero aprende a jugar con tus pechos…

Con sus manos abrazó mis senos dándoles suaves giros, primero hacia la izquierda, luego a la derecha como si los enroscara, se sentía una tibieza especial, con sus dedos acariciaba hacia los costados, desplazándolos en forma diagonal desde las costillas hacia el centro, yo gemía entre cada apretón mientras él continuaba paulatinamente hacia los pezones rozándolos sutilmente y de cuando en cuando estirándolos sorpresivamente.
Con dos dedos como si fueran una tijereta sostenía un seno mientras su otra mano atornillaba deliciosamente el pezón, luego intercalaba; su lengua se paseaba por la aureola abriendo la boca totalmente y succionando desde la base hasta terminar halando los pezones con sus dientes, los chupaba incansable haciendo que yo expulsara el tórax hacia adelante en busca de más succiones, moría de felicidad…
Tomó mi mano e hizo que levantara mi seno a la boca, desde jovencita mis pechos fueron grandes, así que doblándome, con mi lengua alcanzaba a rozar mis pezones… que sensación mas deliciosa!! mis propios labios jugueteando en mis pechos.
Su mirada cachonda me animaba a continuar, a la vez que agachándose me ensalivaba las ingles, su palma quedó presionada sobre mi pubis imprimiendo movimientos de arriba hacia abajo, que me hacían abrirme más, jugueteó en mis labios menores frotándoles con pequeños golpecitos, la fricción aumentaba sobre el capuchón de mi clítoris; sus yemas frotaban la base en forma circular mientras su otra mano tiraba de mis labios manteniendo una suave tensión a la a vez que un par dedos se introducían en mi vagina, dándome la sensación de querer venirme. A medida que aumentaba la presión y el ritmo, mis piernas se abrían y cerraban buscando alargar las contracciones, y justo en ese instante se zambulló en mi vagina atrapando los pliegues e introduciendo su lengua… no pude mas, me tensé, y exploté en un intenso orgasmo, que me dejó temblando.
Entre jadeo y jadeo miré hacia abajo, su pene estaba endurecido, destilando gotillas, se incorporó y sujetándome de la mano me llevó a la regadera.
_Ven mijita …que ahora me toca a mí !!
Sin decir más me tomó de las caderas obligándome a doblar mi cuerpo hacia adelante con mis manos contra la pared, mis genitales quedaron abiertos a sus intenciones, y agarrándome de la cintura, empezó un rápido movimiento de mete y saca, sus caderas golpeaban duro contra mi sexo y a medida que aumentaba el ritmo de sus embestidas el calor de sus palabras se hacia mas notorio.
-Te gusta putita? Te gusta como te la clavo?
_Siiii, Martín dame… dame mas fuerte, me gusta mucho…
_Así esta bien mi golfilla ,? o quieres más duro…
_Mas duro tío ..,más duro… quiero correrme otra vez!!
Sus manos se aprisionaron de mis pechos, mientas su sexo me llenaba…el chorro de agua tibia caí en mi trasero y el choque de su pene contra mi vagina, producía sonidos como si chasqueara por dentro. Qué rico me la clavaba, entraba y salía sin compasión, follándome sin miedo, a momentos sus embestidas eran crueles sin embargo mi cuerpo se acomodaba a sus embates… se sentó, y yo caí sobre él con las piernas separadas, le cabalgaba con furia, mis piernas eran fuertes y no perdía el ritmo, ni tampoco me perdía el placer de su rostro desencajado en un rictus de placer. Mi procedencia amazónica, mis raíces selváticas se imponían, despertando a una amazona, hambrienta por guerrear…

Mis tetitas se balanceaban y a momentos me tiraba hacia él dejando que las besara, para luego ofrecerle mi lengua antes de volver a cabalgar. Me sujetaba de las caderas dirigiendo el compás e impidiendo que me detuviera, tomó la manguera de la regadera, y abriendo el grifillo, dejó que un chorro con potencia cayera por mi culito, el agua tibia lo dilataba, y facilitaba la introducción de su dedo medio en mi esfínter, enloquecida y a punto de explotar de nuevo dejaba que me cogiera salvajemente. Aceleré el movimiento disfrutando de deliciosas contracciones que invadían mi vulva. Notando que me corría, apuntó el chorro del agua contra mi clítoris alargando de manera gloriosa las pulsaciones y regalándome la mejor de mis corridas.
Jadeaba emocionada, sintiendo aun como su pelvis golpeaba contra mi sexo, unas cuantas arremetidas más y el potente gemido de mi tío y la quietud de su cuerpo me indicaron que también se había venido.
Me quedé sobre él con mis piernas abrazando su espalda, y mi cabeza acomodada en sus hombros.
Esa noche dormí delicioso, con el recuerdo de sus besos.
El fin de semana Martin llego de visita, siempre había tenido la costumbre de pasar con nosotras y ahora lo hacía más frecuente que nunca. Aquel sábado nos habíamos quedado en casa, puesto que mi madre estaba algo desanimada y no tenia ganas de arreglarse para salir; se veía un tanto marchita, creo que a la pobre le faltaba algo de compañía masculina.
En el almuerzo sentí la mano de Martin sobre mi muslo, deslizándose hacia arriba, últimamente no habíamos tenido oportunidad de estar solos, y nuestros cuerpos se extrañaban; lamentablemente durante la mañana no habíamos podido pasar de algún roce disimulado o un beso al apuro, y la tarde no prometía nada ya que mamá se había recostado sobre el sillón, y ambos charlaban animadamente sobre trabajo y sus cosas mientras yo definitivamente me aburría como una ostra.
Fastidiada me retiré, no tenia ninguna intención de que llegara la noche en aquella monotonía, tomé una ducha, y para vestirme agarré una blusita que me llegaba hasta el ombligo de esas que marcan los senos, y que por la finura de la tela resaltan los pezones, escogí una falda corta la más corta de mi ropero, el modelo coqueto se amoldaba a las caderas dejando exhibir la silueta, así como los muslos desnudos que se alargaban con los tacones; usé maquillaje un tanto mas de lo usual que pese a ello no quitaba de mi rostro los últimos vestigios de inocencia que ahora se aleaban con una dosis fuerte de sensualidad
Sali de mi habitación y me detuve en las escaleras, el cuadro era perfecto, mi tío estaba ubicado en el sillón del frente mientras mi madre quedaba oculta por el espaldar del mueble. Bajé los escalones despacio, zarandeando las caderas y taconeando suave, quería llamar su atención y lo estaba logrando, su mirada no perdía detalle de mis movimientos, arrastrándose desde mis pantorrillas hasta mi rostro, con una descarada pausa en mis pechos…en mis caderas…en mis muslos…
Al ruido del taconeo mi madre se dio vuelta y algo contrariada señaló:
_Para donde vas Diana y….vestida así?
_Ay mama, déjame salir un rato solo voy donde mis amigas.
_Sabes que no me gusta que salgas sola y menos con ese tipo de ropa!!
_Mamá se te olvida que ya no soy una niña…solo quiero dar una vuelta
_Hija entiendo en la edad que estás, pero de ninguna forma sales así, mira hasta tu tío se ha sorprendido de verte asi!!!

Reí para mis adentros mi pobre madre no imaginaba porqué mi tío me miraba así…Martín tragó saliva y entre dientes musitó
_Si Cielo Riveros, estas muy linda pero mejor haz caso a tu madre.
_ Ok, entonces iré a encerrarme en mi habitación mientras todos se divierten!! Vaya familia que me ha tocado!!!
_Espera…espera hija,…dijo mi madre conciliadora, porque no le dices a tu tío que te lleve a dar una vuelta?
Estaba consiguiendo lo que quería de manera fácil…
_Ay mama, no se si es buena idea después de todo…no se si a mi tío le aburre estar conmigo, esto ultimo lo dije plantando intensamente la mirada en la bragueta de Martin
_Ahh…este… que dices Cielo Riveros, por mi no hay lío…te llevo a donde quieras.
Ese “a donde quieras“ lo sentí remarcado… todo estaba resultando como yo quería, a mamá misma se le “ocurrió la idea” y fue ella la que sugirió que saliéramos juntos o no?
Subimos al auto y mi tío algo nervioso arrancó a toda velocidad.
_Sabía que mamá no me dejaría salir vestida así, sin un guardaespaldas….ves tío que fácil se logra permiso sin levantar sospechas­…a poco no soy muy lista?
_Jajaja eres realmente un encanto y por cierto cual es el misterio, a donde vamos princesa­?
_A donde?…a…a… a tu casa…dije desviando la mirada hacia la ventana, un tanto avergonzada.
Llegamos, mi tío tenia un departamento que si bien no era muy grande si lo suficientemente cómodo; al cruzar el umbral, me abrazó por detrás llenando de besos mi cuello, y nos dirigimos a su habitación
_Espérame un minutico nena, voy a tomar una ducha, mientras puedes entretenerte viendo tv.
_ok, tío ve tranquilo.
Me tendí en su cama, me quite los tacones, y agarrando el control remoto empecé a buscar alguna programación que me entretuviera. Mi tío tenía cable internacional así que la cantidad de canales era innumerable, cambiaba uno a otro sin que nada llamara mi atención, hasta que una escena, me forzó a detenerme.
Una preciosa rubia se ubicaba en cuatro al filo de una mullida cama, sus cabellos caían por la espalda, y su desnudez dejaba ver la perfección de unas líneas que graciosamente se ensanchaban en las caderas, permitiendo ver entre sus muslos casi hasta su alma…
Sus labios teñidos de rojo, se entreabrían, dejando escapar incesantes jadeos, sus pechos con botones disparados se bamboleaban al ritmo de los testículos del tipo que se la cogía, era una diosa, una verdadera diosa del erotismo, y soñé… soñé con parecerme a ella…
Instintivamente, empecé a desvestirme, me quité la blusa, y saltaron mis pechos desnudos, la falda cayó por el piso al igual que mi tanga. Coloqué mis rodillas en la cama, mis codos sobre el almohadón, y el espejo del espaldar me devolvió la imagen felina de una morena sensual.
Me miraba a mi misma sin reparo, como desconociéndome, donde estaba quedando la jovencita inocente que se refugiaba dulcemente en brazos de su tío?…. Me sentía diferente, como si hubiera roto los grilletes que me encadenaban y al fin como una mariposa inquieta me abría a la vida y al sexo
Un estremecimiento cortó el hilo de mis pensamientos, Martin estaba a mis espaldas contemplándome enmudecido, atreviéndose a rozar con su dedo el final de mi espalda, también surcaba los senderos de mis caderas, las elevaciones de mis pechos, las planicies de mi vientre y cada recodo de piel que encontrara, mientras en la tv, la rubia en igual posición gemía descontrolada…
Eres hermosa dijo casi sin aliento y yo me sentí feliz, de ser la dueña de sus ojos y la causante de que su toalla se levantara.

Con las yemas de los dedos, pellizcó mis labios mayores, juntándolos y besándolos lentamente. Abrió paso separando mis labios y permitiendo que su lengua acaricie mi sexo. Formaba círculos lentamente con su nariz, como si quisiera penetrarme con ella, luego hizo lo mismo con sus labios y su barbilla… besaba profundamente. Mordisqueaba y chupaba suavemente el clítoris Intentando tomarlo entre sus labios y con ligeros soplidos me llevaba a la gloria…
_Ven chiquita quiero enseñarte algo…
Se recostó en la cama y yo quede sobre él, su boca a la altura de mi sexo y la mía al alcance del suyo en un magnífico 69, que me hacia alebrestar con una animalito goloso, separé todo lo que pude mis piernas para que el tuviera total acceso, a la vez que me llenaba la boca de toda su erección.
Mi lengua lo rozaba desde la base, se paseaba por la textura suave de su troco, alcanzando poco a poco la cima, mi boca llena de saliva formaba una cuna tibia que le ofrecía abrigo, y suavemente, engullí su glande.
Con mis labios forme una O acorde a la medida de su vara, los ajustaba de modo que las sensaciones se multiplicaran, asi, deslizándome hacia abajo terminé comiéndola entera, ligeras arcadas me hacían detener, por el tamaño y roce en mi garganta, pero rápidamente conseguí ritmo y la gozaba increíblemente.
Que extraña y deliciosa sensación mezclada con la que él me regalaba… su lengua en forma de U daba largas y suaves lamidas, comenzando en el clítoris y acabando en la entrada de mi vagina. La endurecía e intentaba introducirla dentro. La agilidad de su lengua producía estremecimientos en mis labios mas aún cuando llevándola hacia atrás dejaba que jugueteara en mi cola. Su rostro zambullido llenándose de mi aroma y de mi humedad era el mejor incitante, y alocada, dejaba que mis pechos trabajaran en su pene para terminar desmayado en mi boca.
Cada bajada en su pene era compensada con el ingreso de su lengua en mi sexo, y cada agarre de mi clítoris con el de sus bolas, él empujaba las caderas hacia arriba, mientras yo las llevaba hacia atrás… mi boca quedó con su sabor y su rostro con mi aroma.
No se cuanto pasamos así, pero por la facilidad que tengo para alcanzar orgasmos irremediablemente me corrí, disfrutando de lengüetazos en mi sexo mas allá de mi intensa explosión.
Dio vuelta, me besó, con esa mezcla de dulzura y erotismo con la que fácilmente me vuelvo putica, se recostó sobre mí dejando que su pene besara mi coño, ingresaba suave muy suave, el glande…el tronco… la base…metía y sacaba con la fuerza necesaria para despertar nuevamente mi hambre, pero no conforme con esa posición, levanté mis piernas acomodándolas sobre sus hombros. Diablos!! Eso si era morir en vida…y renacer
Sus fuertes arremetidas golpeaban contra mi sexo, yo levantaba mis caderas buscando más presión, entraba y salía produciendo el ruido del mar chocando contra las rocas, pero lo único que chocaba eran sus bolas contra mi cola.
El sudor perlaba su frente y goteaba sobre mi cuerpo, volví a gemir presintiendo otro orgasmo, pero su lengua comiéndome la boca me distrajo de la sensación de querer venirme, casi inmediatamente se incorporó, y ubicándose detrás de mí, me apresó como perrita, como la sucia perrita que disfruta cogiendo.
Su pene se introdujo bruscamente obligándome a huir de su embate, pero sin dar tregua me agarró de la cadera dosificando sus entradas; en cuestión de segundos era mi cuerpo el que buscaba mas profundidad, y haciéndome hacia atrás escuchaba el golpeteo rico de copular.
La rubia chillaba en la tv, y yo berreaba en su cama…
_Cógeme…cógeme…pinche cabrón!!! …dale a tu perra…dale lo que se merece!!!
_Y que es lo que quiere esta perra cachonda…si ya me la estoy empalando
_Quiero mas…quiero mas verga papito!!!
A cada palabra sucia, me devolvía una fuerte embestida, mi vocabulario se ennegrecía y el suyo también…
_Que buena zorringa me resultaste eh?
Tan zorra que con gusto te daré mi leche…donde la quieres? puta!!!

No alcancé a responder, porque un orgasmo, me hizo gritar dejándome desmadejada, pero él sin detener los embates continuó agitando su pelvis, hundiéndose en mi laguna, chapoteando en mi mar, sus movimientos se hicieron más intensos más rapidos, como si a punta de metidas me arrancara la vida. Aun sintiendo una fuerte carga de sensaciones, expulsé mi trasero hacia atrás facilitando la cogida, dispuesta como una perra sumisa que solo oye la voz del placer. Empujó una vez mas, profundo e intenso, noté el temblor de sus piernas, el dolor de sus dedos engarifados en mis muslos, un gemido potente y la tibieza de su lava estallando en mis profundidades.
Se dejó caer sobre mi espalda, y yo me desplomé rendida sobre la cama. Nuestra respiración se iba calmando y el huracán volvió a ser brisa…
_Sabes qué?
_Qué?
_Eres una linda putita, dijo con su acostumbrado guiño y su sonrisa dulce.
Sonreí y extrañamente me ruboricé.
_Epa chiquita, tranquila…solo bromeo, fueron palabritas ricas del momento.
Asentí con mi cabeza y me refugié en sus brazos buscando seguridad
Acariciando mi cabello murmuró:
_Siempre serás eso…mi chiquita linda y de vez en cuando….mi… mi…mi putita deliciosa!!
Ambos reímos mientras nos encaminamos a la ducha.
Iba a apagar la tv, pero una imagen de la rubia, practicando sexo anal me hizo buscar su mirada…
_Qué!! no sabes lo que es sexo anal?
_Jajaja tío claro que lo sé, tengo 18!!…..pero…aún no lo he probado! Dije socarronamente
Dándome un azote en el trasero, rió diciendo:
_ Un día de estos voy a acabar con tooodas tus curiosidades….
Cuídate mamá…regresa pronto…
Un beso en la mejilla y un abrazo cariñoso, fueron la despedida. Mamá viajaba, iba a una pasantía por unos días, y yo quedaba al cuidado de mi tío. Me que
dé allí, mirándola, hasta que su silueta se confundió con la de otros tantos pasajeros que abordaban el avión.
Quedarme a solas con Martin y poder dormir en sus brazos era mi gran sueño, había fantaseado tantas noches con que amaneciera a mi lado y ahora con el viaje de mi madre, al fin tendríamos esa oportunidad, pero extrañamente en lugar de estar feliz algo revoloteaba en mi interior, la espina de la culpa punzaba y me dolía alegrarme de su partida.
No puedo engañarme, aunque sé que estas confesiones quizá no caben en un relato erótico, debo reconocer que a mas de mi loco enamoramiento, había momentos en que tomaba conciencia de que aquella extraña relación con mi tío era una aberración, un sueño del que mas temprano que tarde tenia que despertar, pero que podía hacer? si mis sentimientos me arrasaban y bastaba una sola de sus miradas para que olvidara todo.
Caminamos sin decir nada, como si estuviéramos ausentes; el tenía la mirada perdida y las manos en los bolsillos, pateaba cada piedrecilla que encontraba como si le recriminara algo a la vida; callada y distante seguía su paso desalentado, y de rato en rato buscaba su mirada, pero lo único que encontraba era tristeza en cada uno de sus gestos.
En casa las cosas no fueron diferentes, teníamos toda el espacio para nosotros solos, sin embargo ninguno intentaba un acercamiento; al contrario Martín parecía rehuirme. Mientras preparábamos algo de comer, recordaba cuantas veces en ese mismo lugar, a hurtadillas pegaba su cuerpo al mío, como si le bastara un pequeño roce para despertar al deseo, otras tantas veces nos arriesgábamos a ser descubiertos, por tan solo el premio de un beso, pero esa noche en que podíamos ser dueños del mundo, tontamente actuábamos como dos extraños.
Cenamos juntos, sin hablar, sé que Martin estaba tan confundido como yo, y aquella copa de licor que bebió de golpe, era la clara muestra de que algo le atormentaba.
Sí, las últimas palabras de mamá en el aeropuerto habían calado profundo
_Martin, por favor cuida de Cielo Riveros, sé que la ves como a una hija, por eso la dejo contigo, no sabes lo bueno que es tener en quien confiar…gracias hermanito.
Confiaba en él, en su hermano menor, en su propia sangre, y confiaba en mí, la niña de sus ojos…pero tan solo éramos un par de farsantes que escondidos tras de una máscara vivian una doble vida.
Más que nunca comprendía a mi tío, se cómo se sentía, se lo difícil que era mirarme como a una sobrina cuando su cuerpo le reclamaba tomarme como mujer, sí, entendía el martirio de no saber qué hacer, porque por primera vez me sentí sucia y avergonzada; sin resistir más, coloqué los platos en la alacena, y me encerré en mi habitación.
Tirada en mi cama pensaba en lo injusta que era la vida con nosotros, porqué tenía que amarle de esa forma, prqué tenía que haber puesto mis ojos en alguien de mi familia, porque confundía mis sentimientos de manera tan dramática, pero no había más respuesta que mis propios lamentos. Abrazada a mi almohada quería matar la necesidad nociva de tocarle, intentaba verle de manera diferente, pero el recuerdo de su cuerpo envuelto en el mío, de mis pechos aplastados por su tórax, de su pelvis adherida a mi pubis, de su sexo guarecido en el mío, no hacían sino provocarme estremecimientos, y unas ganas enormes de volver a estar en sus brazos.
Que perversa me sentí cuando olvidando aquel ataque de moralidad, deslicé mi mano entre mis muslos buscando placer, aquel placer al que me había acostumbrado en sus carnes. Su imagen se mezcló en mis pensamientos y mis pechos respondieron al instante; haciendo a un lado las braguitas ejecuté un movimiento rápido de izquierda a derecha sobre mi clítoris en búsqueda de un orgasmo, no tenía ganas de caricias ni preludios, la puta conciencia andaba a flor de piel y me conformaba con sentir esa fuerte corriente deslizándose por mi coño, esa felicidad intensa que relaja el cuerpo y el alma, para ver si así controlaba, la necesidad animal de correr a buscarle.

En esos momentos escuché sus pasos en el pasillo, acercándose, el ruido de la manija de mi puerta, se confundía con el chapotear de dos dedos en mi coño, di un salto en la cama y automáticamente me levanté a abrir, me hubiera bastado que pasara su brazo por encima de mi hombro o me besara el rostro para que mi sonrisa floreciera; la calidez de su mano en mi cintura, hubiera sido suficiente para que yo olvidara nuestro parentesco, pero sus pasos retrocediendo, me dejaron con la mano extendida hacia el aldabón y la sonrisa marchita.
Traté de dormir, pero estaba demasiado inquieta para lograrlo, era doloroso que nuestra complicidad terminara en aquella frialdad. Dejándome llevar por mis impulsos y mi calentura, salí de mi habitación.
Bajé las escalares y desde ahí pude verle en el recibidor, continué despacio, sin voltear a mirarle, estaba consciente de que a pesar de las medias luces, la batica blanca que usaba resaltaba en la semioscuridad, aunque no mas que mis tetitas, vibrando ligeramente a cada paso que daba; la tela algodonada se amoldaba a mi caderas dejando ver mi silueta juvenil, y su transparencia revelaba el divino triángulo entre en mis muslos, apenas cubierto por una tanguita también blanca.
Pasé sin decir nada, calcinándome con aquella mirada cargada de fuego, aquella con la que sin necesidad de tocarme hacia erectar mis pezones… giró un poco su cuerpo, como si no quisiera perder detalle de la curva de mi trasero, o como si tuviera una lucha interna por detenerse o ir tras de mí.
Crucé a la cocina, hice un poco de ruido en los trastes, y me serví un vaso de agua, me quedé en la mesa unos minutos, como si esperara que entrara, de rato en rato volteaba a la puerta ansiando que lo que sentía por mi, fuera más fuerte que cualquier duda y me abrazara, pero contrario a lo que esperaba, no dijo nada, ni tampoco se acercó.
El dolor de su indiferencia se transformó en rabia, quien se creía para ignorarme de esa forma, no lo merecía, no después de lo que vivimos. Dejé caer mi rostro sobre la mesa, y una vez más me abofeteó el recuerdo de sus besos… de su sudor en mi espalda,….de su olor impregnado en mi cuerpo…de su semen resbalando por mis ingles….de sus palabras dulces…
Allí estaba dejándome llevar nuevamente por mis instintos, pero de qué me servía pensar en eso, sino tan solo para alborotar mi hambre, azoté el vaso contra el lavadero y cruzando el umbral de la cocina caminé descalza por la vereda que conduce al patio, hasta una pequeña área de descanso, aquel era mi sitio favorito cuando estaba triste; acomodé una colchoneta en el césped acurrucándome como cuando era niña, llenándome del aroma de los lirios sembrados por sus manos; protegida por un lienzo de estrellas en las que sin poder evitar buscaba sus ojos.
No sé exactamente cuánto tiempo pasó, pero creo que me dormí ligeramente, un breve roce en mi mejilla me hizo voltear, y tenía a Martin inclinado junto a mí.
_Ya nena es tarde y hace frio, sube a tu habitación.
_Iré luego respondí, apartando bruscamente su mano de mi rostro, quería mostrarle que ahora era yo la que rechazaba su compañía.
_Tranquila, deja de protestar y hazme caso, mira como estas helada, te vas a resfriar chiquita
_Ya dije que voy luego.!!! Que parte de eso no entiendes???
_Que subas ahora, niñita caprichosa!!
Le miré retadora e ignorándole me di vuelta, pero él me agarro del brazo con fuerza
_Que subas y punto, ya es hora de que aprendas a obedecer!!
_Quien te crees?, no eres más que… mi “tío”
_ok, solo soy tu tío, y si quieres que te trate como a una mocosa para que entiendas, es lo que haré, y sin decir más, estalló fuertemente su mano en mi trasero, haciéndome espabilar.
Le miré con rabia, apartándolo de mí, tan solo para hacerme acreedora del segundo y del tercer azote.

Que le pasaba a mi tío, jamás había actuado así conmigo, estaba fuera de sí, como si gozara humillándome, sin embargo esa actitud recia me confundía, me hacía sentir algo distinto, algo que me provocó un estremecimiento, como si en lugar de molestarme me causara….agrado? No…no podía ser…
Volví a envalentonarme y cayó un nuevo azote…esa fogosidad extraña en mi cola, esa mirada intensa con la que me latigueaba, sus palabras cortantes, y la impresión de sentirme indefensa, me desconcertaba… no podía creerlo, yo…. disfrutaba de ese trato?
Volví a refutar, como si tuviera la secreta intención de provocarle, de alterarle para recibir más azotes, no puedo explicar, pero me estaba causando morbo descubrir que bajo ese manto de dulzura con el que siempre fui consentida había un hombre imponente capaz de dominar mi rebeldía y diablos!! me gustaba…me gustaba demasiado
Se acercó amenazante y como un animalito asustado, lentamente me incorporé y di el primer paso dispuesta a obedecer
_Ahora te sientas y te quedas allí hasta que yo te diga!!, y cuando se me dé la gana te ordenaré ir directo a tu habitación o quieres más azotes para que te demuestre que conmigo no haces lo que te da la gana!!
Temblé, no sé si atemorizada, sorprendida, o excitada, jamás mi tío me había lastimado, siempre era tierno, pero ahora…
_Siéntate!! Porque no sabes lo que soy capaz de hacerte!! No quieras despertar a un Martín que no conoces.
Sus palabras ya no tenían aquel dejo de dulzura, eran fuertes y autoritarias, sus gestos dominantes, pero insólitamente y sin deducir como… estaba…estaba… mojando mis bragas….
_Estúpido!!! Deja de lastimarme!
No sé si le insulte por orgullo o por provocarle aun más, pero de un jalón me puso sobre sus rodillas, y el estallido de otro par de chirlazos me hizo retorcer, golpeé sus muslos defendiéndome, pero el dolorcito de los azotes poco a poco me fue aquietando, eso y la terrible sensación de humedad que recorría mi entrepierna.
Era delicioso, el choque de su palma estrellándose en mi trasero, el ardor del azote, el estremecimiento en la vulva, el palpitar en mi sexo, no cabe duda estaba húmeda de deseo, de ganas, de hambre…Sus ansias de someterme parecían no agotarse e inesperadamente levantó mi bata dejando al aire la redondez de mis glúteos que parecían cuartearse con el frio de la noche y el ardor de sus manotazos; apreté los puños, y estalló un nuevo golpe, pero esta vez suave como si fuera una caricia.
_Así mijita…tranquila …ya mamita…ya….susurraba mientras palmoteaba suavemente, apretando mis muslos, mimando mi cola lacerada por su propia saña, masajeando tiernamente como si quisiera aplicar un bálsamo que curara las huellas de sus azotes. Mi cuerpo totalmente relajado dejaba que me sobajeara por donde quisiera y me abría, me abría al placer.
Creí morir cuando inclinándose, sus labios rozaron mis peñascos, soplaba sobre ellos erizándolos y su lengua vagabundeó por las ronchas que embellecían mis carnes; lamia refrescándome con su saliva mientras su pija endurecida punzaba contra mi cuerpo.
Subía…bajaba… apretando mis nalgas y esta vez su pulgar se orilló en mi canal navegando en mis aguas, como un peregrino que disfruta siguiendo la ruta del mar

Emitió un suave gemido al sentirme tan húmeda, y queriendo disimular mi calentura apreté mis piernas impidiéndole el paso. Otro chirlazo cayó sobre mis glúteos, y luego una suave caricia separando mis nalgas, su pulgar volvió a caminar por mi línea, haciendo un recorrido desde mi vulva hasta bordear la parte externa de mi culito que se tensaba ante sus intentos de introducirse.
_Te lo voy a abrir putita…claro que te lo voy a abrir, así acabaremos con tus malcriadeces…
Con lametazos en la parte baja de mi espalda me relajaba mientras exploraba alrededor del orificio intentando abrirlo, ya no había forma de ocultar mi excitación, y entre gemido y gemido con suavidad separé mis muslos.
Fácilmente agarró el hilo de mi tanga, y lo deslizó hacia los tobillos, y con un rápido juego de pies yo misma lo dejé caer; su pulgar se zambulló en mi coño, una y otra vez, haciendo círculos en el, entrando, saliendo y deslizándose hacia adelante de forma que separaba mis labios y terminaba en mi botoncito hinchado, allí se detuvo varios segundos, cercándolo con su pulgar y su índice, amasándolo, apretándolo, estirándolo una , dos, diez veces..;empecé a gemir más intensamente y a apretar mi pubis contra su muslos, a punto de alcanzar lo que me hacía falta
_No te corras nena…aun no…aguanta un poco….
Metió su otra mano por dentro de la bata acariciando mis senos, y a medida que me engañaba dando placer a mis pezones, su dedo se hundió en mi culito, ingresó despacio y mi esfínter lejos de rechazarlo se acomodaba al invasor, su pulgar ingresaba con vehemencia mientras su dedo medio devoraba mi coño, estaba siendo ensartada por dos vías y yo no creía que se podía tener tanto placer, sus movimientos continuos me provocaban espasmos que parecían correr desde mi vulva hacia atrás, y sin poder controlarme grité mientras mis líquidos chorreaba por su mano.
Me di vuelta y le abracé fuerte, luego nos besamos con necesidad, mis labios se perdían en los suyos, chupándonos, explorándonos, comiéndonos, penetrándonos con nuestras lenguas, y ahogándonos con nuestras ansias, dejé caer mi cuello hacia atrás, obligando a que sus labios descendieran a mis pechos, lamia mis pezones dando suaves mordiscos y abriendo su boca se amamantó de mis senos.
Me incorporé un poco, ensalivaba su cuello mientras me restregaba contra su paquete, lo tenía duro, punzante, tanto que se me antojaba engullirlo, baje fácilmente sus pantalones y dando un brinco termine de rodillas frente a él, me adueñé de su pieza, aquella pieza que conocía el sendero de mi boca, que gustaba de aquel camino ensalivado por donde entraba y salía a su antojo.
Mi cabello caía sobre mi rostro mientras yo me comía por completo su miembro, tomándolo de la base le decía que yo era su puta, y me entendía demonios que me entendía, se engarrotaba tomando un bello color rojizo y de su orificio brotaban lagrimas de placer.
El sonido de un chirlazo acompañó un quejido, mi mano volvió a estrellarse con fuerza contra su trasero, haciendo que su pelvis se echara hacia el frente llenándome a tope , uno…dos..tres azotes, ayudaban a acelerar sus movimientos, y el sonido de mis succiones se mezclaba con sus gemidos.

Me agarró de los cabellos, mientras embestía con furia mi boca, tan solo unos cuantos choques mas, y sentí aquellos latidos que anuncian una buena corrida, ya presentía su lava caliente, pero se apartó de mi unos segundos apretando su base como si quisiera cortar su erupción, luego sin dejar de besarnos terminé recostada en la mesita de jardín con los muslos separados, buscando nuevamente sus ojos en las estrellas mientras Martin inclinado, insertaba su lengua en mi coño, llevándome al infinito.
Lamia…cielos!!! Cómo lamia, jugueteaba en mis labios recorría mi clítoris, se deslizaba por mi pubis y volvía a bajar; con su índice y su pulgar separaba mi entrada, y su rugosa lengua luchaba por penetrarme profundo. Dándome una nalgada me hizo dar vuelta, quedando con los pies asentados sobre el césped, y el torso recostado sobre la mesilla; se inclinó, y ubicándose entre mis muslos abiertos, volvió a premiarme con su lengua con aquella lengua que quería llenarse de mis más íntimos sabores.
La sentí hurgoneando en mi culito, abrazando completamente el anillo que poco a poco empezaba a dilatar permitiendo que se sumergiera en aquella divina profundidad; lamia cada espacio y succionaba cada pliegue al punto que deseaba sentir mucho más que su lengua.
Dejando caer un hilo de saliva en mi orificio me atacó con su índice, lo desplayó suave sintonizando con mi esfínter, lo movía internamente abriéndose paso hasta lograr introducirlo completo, serpenteando entraba y salía, lo oscilaba agrandando la entrada y casi sin notarlo su dedo medio también resbaló. Era delicioso sentir como sus dos dedos se abrían en el interior reclamando más espacio y ansié enormemente sentir más…
Su pene se hundió en mi coño, dándome unas cuantas arremetidas, y sin querer correrse ahí punzó contra mi cola, el impacto del primer choque, dolió un poco, me asustaba la sensación de desgarre a medida que su pieza me desvirgara, pero estaba tan cachonda que me abría dándole paso; retrocedió y volvió a meter su glande, una..dos..tres veces…
_Ahhhh… ahhhh…
_Duele mucho chiquita?
_Ahhh… poquito, respondí tratando de ser complaciente, aunque de hecho ardía pero era soportable
No teníamos ningún lubricante a la mano, pero mis líquidos eran abundantes, además disponíamos de nuestra saliva con la que se embadurnó para seguir intentando.
Volvió a ingresar la punta y me encontró un poco más dilatada, la metió un par de veces sin profundizar demasiado
_Ahhh sigue tío…sigue… aguanto un poco mas…
Ante mi pedido la desplazaba al interior deteniéndose cuando notaba que mi cuerpo se resistía; llenándome de besos me relajaba, y la metía cada vez mas profundo…
Procuraba ser considerado ante cualquier gesto de incomodidad
_Duele chiquita…si quieres lo dejamos para otro día..
_Sigue…ahhh…sigue….despacito….
Permanecimos varios minutos en los avances, hasta que al fin logró introducirla completa, el ano se había dilatado y sentía claramente como mis paredes ahorcaban su pene, estaba atrancada, con todo adentro y él sin querer lastimarme permanecía inmóvil.
Sus dedos volvieron a mi clítoris, a mí amado capuchón, lo estiraba y jugueteaba excitándome al máximo, y poco a poco empecé un movimiento suave de cadera, de modo que su pene empezaba a entrar y salir…

Martín jadeaba siguiendo mi ritmo, con suaves acometidas que relajaban mi recto, el dolor disminuía notablemente y esa sensación de tensión en mi cola empezaba a gustarme
_Así…sigue…mmm dame un poco mas….
_Si amor te doy lo que quieras, pero avísame si te duele o si quieres que pare chiquita… ahhhh….ahhhh
Su vientre chocaba contra mis nalgas, y su pene desaparecía en mi cola, nada quedaba por meter, entraba y salía más deprisa con una ligereza que no hubiera soñado
Era sorprendente la forma en que tan solo con un poco de relajación, aquel enorme ariete había profundizado en mi coñito, sus movimientos se aceleraban, y mis gritos de placer también. Entraba y salía y yo totalmente encendida, me hacia atrás para recibir con más fuerza los embates. No paraba de cogerme, fustigándome con furia, y de tan solo recordar por donde me estaba dando, mi coño se encharcaba aun más. Me daba sin miedo, sin contemplaciones, como se le debe dar a una mujer que sabe gozar del sexo, mi cuerpo se acoplaba perfecto a su cogida y lejos de sentir dolor gozaba como nunca imaginé. Las paredes estrechas de mi culito, ajustaban bien rico dándome una sensación de hormigeo, de llenura, de querer morir siendo culiada…
_Que rico..que rico…que ajustadito lo tienes….ahhh me provoca corrermeeee!!!
_Yaaaaa, yaaaaaaaaa, bramé descontrolada, ese es mi grito de guerra, de triunfo, de lograr la banderola de máximo de placer
_Puta madre!!! Cielo Riveros, me vuelves pendejo….
No resistí tanto, unos fuertes latidos en mi vulva me hicieron correr, y unos extraños palpitaciones en mi cola alargaron intensamente mi orgasmo.
Martin continuó, no sé cómo pudo resistir tanta presión sin venirse, me agarró de las caderas montándome con fuerza, me apercolló unos segundos más, y abatido se quedó enganchado en mi, mientras verdaderos chorros de nata alimentaban mi culito.
Definitivamente, el sexo anal es algo increíble, la implicación psicológica de romper con las prohibiciones, de estar por encima de una falsa moral, de conocer mi cuerpo y gozar de los placeres que algunas por temor se reprimen, la satisfacción de sentirme mujer a plenitud, y sobre todo, el estar consciente que es una práctica que me lleva a límites de excitación insospechados en los que disfruto de las más intensas corridas, hacen que lo considere, un acto especial de mi repertorio sexual.
Después de aquellos deliciosos orgasmos, Martin me abrazo con fuerza, tomada en brazos entramos a la casa, y terminamos en mi habitación.
Su cuerpo desnudo pegado al mío, su respiración sobre mi cuello, nuestros rostros iluminados de felicidad, sí, mi sueño se había hecho realidad…mi sueño de amanecer juntos.
En la madrugada, sentí un cosquilleo entre mis muslos…
_Jajaja que haces Martin?
_Que??? ya olvidaste lo que es sexo oral? Pues esta es la forma como te despertaré siempre…
_Mmmm significa que todas las noches dormirás conmigo?
_No se chiquita si podremos dormir juntos todas las noches…pero ten por seguro que muero porque así sea.
_Al menos, es un buen comienzo no?
_Si mi amor y ruego que también tengamos un buen final, un final juntos….Te amo nena.
Sonreí, no hacía falta que respondiera, él sabía que le amaba profundamente.
Los rayos del sol colándose por las cortinas nos descubrieron abrazados y felices, soñando con que nada pudiera alejarnos….
escrito el
2025-01-08
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