Mi pasión por Loki.
por
Juan Alberto
género
bisexual
Lo que estoy por contarles sucedió en el verano de hace muchísimos años, cuando apenas tenía doce años. Ya había menstruado por primera vez el año anterior, pero desde entonces que mi panocha no había dejado de hacerse sentir. Descubrí la masturbación inmediatamente después de mi primera menstruación y los goces del sexo me fascinaron y atraparon totalmente desde el principio. Sentía un deseo irrefrenable de probar la verga tiesa, larga y dura de un muchacho. Una polla para sentirla, para chuparla y para meterla en mi coño candente.
Me llamo Carolina, he sido favorecida por tener una madre muy linda de la cual herede sus genes y tengo muchos cortejadores que me encuentran hermosa. Soy de contextura delgada, esbelta, de hermosas facciones, un bellísimo par de tetas puntiagudas, un culo firme y redondeado y como normalmente uso pantalones ajustado, los labios de mi coño son perfectamente dibujados en el vértice de mi entrepiernas; cosa que atrae la mirada de los hombres.
Desafortunadamente vivo en un pueblito en la periferia sur de la región metropolitana y allí no tengo muchas posibilidades de encontrar chicos. Pero en la finca donde tenemos la casa de verano, tengo un admirador que se le cae la baba por mí. Un fan que apenas me ve o, mejor dicho, qué apenas olisquea el aroma de mi panochita, descaradamente tira fuera su pistolón, haciéndome ver cuánto me desea.
Hablo de Loki, un hermoso perro de caza, de un pelaje color miel, muy musculoso y ágil, no es muy grande de estatura, pero tiene una pija monstruosamente gorda y larga, es una super pija. Cuando giro por el campo, él está siempre conmigo, me sigue por todas partes y, siempre, intenta oler mi entrepierna mientras su pija se bambolea desafiante y atemorizante bajo su panza.
Un día estábamos solos, yo y mi Loki, y me había encaminada hacia el fondo de la propiedad, donde pasa una sequia de regadío y hay dos frondosos sauces que brindan una generosa sombra, con largas ramas que son un refugio y un punto donde tener una cierta intimidad y privacidad, más o menos a cuatrocientos metros de la casona patronal. Ese día yo vestía mis ajustados leggins sin bragas, y el refriegue de la prenda en mi coño tenía mi cuerpo encendido, la sensación era muy rica … tanto que mi conchita parecía una sopa de fluidos. Trotando y trotando como una niña traviesa, me fui por las orillas de la sequia y Loki pegado a mis tobillos, que non perdía ninguna ocasión para acercar su fría nariz a mi entrepierna para olisquearme; cosa que me calentaba y me hacía juntar los muslos para apretar los labios de mi concha en llamas, viendo su enorme pedazo de verga rojizo que se mecía ondulando bajo su peluda panza.
Era como un juego vicioso, mientras más me calentaba él más se excitaba, y más grueso parecía ponérsele su hermoso miembro canino, causándome placenteras contracciones en mi coño. Ese día mis deseos de una pija dura y tiesa había superado todos los límites plausibles. Cuando llegamos bajo la protección de los sauces, cerca de la compuerta de regadío, dónde hay unos pilares de concreto de hormigón, me senté con las piernas ligeramente abiertas y mi coño que humeaba de caliente.
Ese día perdí todo recato e inhibición, mis deseos de una pija y las ganas de gozar se apoderaron completamente de mí, estaba cansada ya de estropearme la vulva con mis dedos. Me dejé llevar y era la ocasión para una nueva experiencia, quería fervientemente algo más macizo y contundente. Era la ocasión de complacer a mi admirador numero uno y solazar mi coño famélico de polla. Así sentada con mi conchita apretada fuertemente por mis leggins, hice que Loki se acercara a mí, mi intención era tocar esa polla suya enorme y apetitosa por primera vez.
En cuanto el perro se acercó, inmediatamente se subió a mi pierna y comenzó a follar mi extremidad como loco. Sentí su pija caliente y húmeda rozar la piel desnuda de mi pierna, su nariz en alto y la mitad de su lengua fuera de su hocico, jadeaba punteando con veloces embistes mi pierna y rociando cálidas gotitas que hacían arder todo mi cuerpo. Alargué mi mano y agarré la polla de Loki, la aferré de verdad y la apreté suavemente; ¡¡Que sensación más maravillosa!! Estaba tan dura como una viga de acero, mucho más gruesa que el mango de mi cepillo de pelo con el cual suelo masturbar mi coño estrecho, ahora estaba tocando una pija de verdad por primera vez.
Mire alrededor y no vi a nadie en las cercanías, pero también pensé que si había alguien mirando a escondidas se excitaría al verme con Loki y esta idea también me excitó a mí, y respirando hondo me armé de coraje y me bajé mis estrechos leggins dejando mi coño al aire libre. Mi entrepierna estaba mojada y la humedad se extendía a la convergencia de mis muslos. Loki no esperaba nada más e inmediatamente metió su hocico en el vértice de mis piernas, comenzando a lamerme por todas partes.
La lengua de Loki me hacia enloquecer y mi cerebro casi se reventaba de placer, empecé a deslizarme hacia abajo, siempre más abajo, hacia la pija de Loki. Entre deslizamiento y resbalamiento, mi coño comenzó a llegar más y más cerca de la punta de la pija de Loki, así que abrí mis piernas lo suficiente para que su polla me penetrara. Se volvió loco cuando sintió la humedad de mi panochita, pero en esa posición no me podía follar bien, porque no lograba meterme toda su verga, sino que eran pequeñas penetraciones, no profundas, en un demencial mete y saca
Pero la sensación de sentir una polla de verdad era abrumadora. Mí coño se derretía más rápido que el polo norte. Sentía sus chorritos que bañaban mi conchita, algunos borbotones me iban adentro, otros simplemente me rociaban entera … perdí la cuenta de cuantas veces me corrí, por fin un verdadero pene en mi cuquita.
Después de ese momento maravilloso que me hizo vivir Loki, me recompuse un poco y me fui hacia la casa. Loki y yo éramos muy felices y su polla había desaparecido de nuevo en su funda peluda. Entré en la casa, abrí la nevera y bebí una buena bebida cola bien fría; mi calor disminuyó, pero no mis deseos de pija, que por el contrario habían aumentado. Mi Loki, mí grandulón, se separó de mí y fue a comer y beber en su escudilla, también para refrescarse, luego se tumbó a la sombra a descansar.
Mis padres habían sido invitados a un festejo con los parientes, yo también tenía que ir con ellos, pero le dije a mamá que no me sentía muy bien y prefería quedarme en casa a descansar. Tan pronto como se fueron, entré al baño para darme un bidet, pero más que nada necesitaba darle una buena sacudida a mi panocha que seguía caliente como un volcán o como una perra en celo. Me quedé vistiendo solo una pequeña remera que me cubría el ombligo y nada más.
Abrí la puerta apenas lo suficiente para llamar a Loki y hacerlo entrar. Me sentí sofocar cuando él entró, olfateo el aire y oliendo mi coño caliente, trató de enterrar su hocico en mi entrepierna. Le acaricié suavemente el lomo para calmarlo, luego puse mi mano en su polla que ya estaba fuera colgando y tenia su gran nudo imponente, que le daba a su pija un aspecto realmente majestuoso.
Su pene era largo y grueso, sobresalía en modo imponente de su peluda funda, turgente, duro y de color rojo encendido. Confieso que me sentí más tentada que nunca, jamás me había sentido así de caliente. ¡Guau, qué tamaño! ¡La polla de Loki es gigantesca! ¿Me dolerá? ¿Duele una cosa así de grande en una panochita estrecha y virgen como la mía? ¡No importa!, me dije excitada como una colegiala a su primera cita. Estaba decidida a que me follara como es debido, necesitaba su pija dentro de mí hasta el fondo.
Me fui a mi habitación con Loki persiguiéndome como a una perrita, sentía los pelos de su hocico en mis muslos y mi conchita se contraía y ya comenzaba a empaparse de deseos. Me senté en mi cama con mis nalgas apenas al borde y separé mis tiernos, hermosos y jóvenes muslos, Loki se acercó y empujo su hocico en mi ingle comenzando a lamer mi vagina, arremolinaba su lengua entre mis húmedos labios, alcanzando el rugoso agujerito de mi culo y babeaba entre mis glúteos sin parar, lo que me hizo disfrutar de inmediato y tuve un mini orgasmo espontaneo
Yo no estaba en absoluto saciada. Todavía estaba caliente y necesitaba su polla en mí, lo atraje y lo metí encima de mí; ahora podía oler su olor fuerte y salvaje, su polla se mantenía firme y numerosas gotitas chorreaban de su pene. La polla de Loki se veía atemorizante y mi coño aún estaba virgen, sentí el caliente ápice en la hendidura de mi chocho y comenzó a adentrarse en mí, sentí solo un leve escozor y apreté mis muslos en modo reflejo, pero no fue doloroso, la sensación era indescriptible, un placer inmenso invadió todo mi cuerpo desde los pies hasta llegar a sentir esas punzadas de goce en mi cerebro. Tenía unos temblores bestiales y nuestro coito animal era sublime, mi Loki parecía haber comprendido mi inexperiencia y me follaba en modo constante, pero sin violencia.
No sé si ese día perdí mi virginidad, quizás lo hice antes con el mango de mi cepillo de pelo, solo sé que disfruté como nunca y que mi campeón me follo por casi una media hora y me lleno el coño con su esperma candente. Su nudo se infló fuera de mí y no logró meterlo en mi apretado coño, pero su pene era lo suficientemente grande como para sentirlo muy profundo en mí. Estas son las alegrías de la vida, pensé, también comprendí que Loki era el amante perfecto, podía follarme con su hermoso y grande pene todas las veces que yo quisiera y él nunca iría a comentarlo en las redes con sus amigotes.
Al no haber sido anudada, Loki se separó de mí inmediatamente y vino de cabeza a lamer el semen que chorreaba a mares desde mí chocho ardiente, y que todavía se contraía en un gozoso orgasmo. Me quedé quietecita, pero su lengua me provocaba temblores y contorsiones, tiré de mi remera y me quedé desnuda para poder acariciar mis tetas juveniles, me relajé jugando con mis pequeños y duros pezones teniendo mi espalda arqueada por el placer que me estaba dando la lengua de Loki.
El perro se relajó por algunos minutos echándose a lamer su verga que todavía estaba fuera de su vaina y yo sin fuerzas, me recosté en mi cama, creo que me adormecí dulcemente sintiendo el ardor de mi coño y el relajo de mi cuerpo felizmente follado. No sé cuánto tiempo dormí, estaba sobre la cama desnuda con las piernas ligeramente entreabiertas y mi coño pegajoso con el semen de Loki. Sentí los movimientos sobre mi cama y una cosa tibia, áspera y jugosa resbaló sobre el surco de mi panocha, levantando mi cabeza vi a Loki que intentaba lamer mi coño otra vez, me apoyé en mis codos y doblé mis piernas hacia afuera para darle mejor acceso a mi vagina:
—¡Ooohhh, Loki! … lo haces tan rico …
Comencé a disfrutar sus lamidas que me hacían mover mi pelvis autónomamente y de vez en cuando me hacía saltar cuando raspaba mi clítoris con su divina lengua, las descargas eléctricas me impactaban y comprometían todos mis sentidos. Grité y chillé, con cada lamida mi vulva se abría más y más a su lengua que encajaba perfectamente en mi rosado agujero que parecía lanzar llamaradas, provocándome una serie de escalofríos. Estaba tratando de resistir el orgasmo que comenzaba a estremecer mi cuerpo, suspiré en éxtasis con mi ojos cerrados, perdida en un mundo de lujurioso placer. Al cabo de algunos minutos, gemí en pavorosas convulsiones que golpeaban todo mi cuerpo, me plegué en posición fetal tratando de ocultar mi delicada vagina que se contraía en modo demencial en un potentísimo orgasmo, Loki insistentemente siguió lamiendo entre mis glúteos, pero solo alcanzaba mi estrecho culo que también se contraía deliciosamente.
Me quede sin aliento, mi cuerpo temblaba como una hoja, pero yo quería sentir su pene y estaba lista para ello. Mi deseo era sentir ese inmenso pene rojizo dentro de mi y que me folle hasta hundirlo en mi útero y me hiciera gozar como una puta ninfómana. Me apoyé en mi manos y me puse como una perrita, Loki saltó sobre mí espalda y sentí sus patas aferrarse alrededor de mi cintura. Daba saltitos sobre la cama y hacía movimientos con la parte inferior de su cuerpo buscando mi coño caliente. Lo sentí resbalar sobre mi monte de venus, luego en medio a mis nalgas rozando mi ano, golpeó mis muslos repetidamente, después se echó un poquito hacia atrás como adivinando que se había alineado con mi chocho y empujó.
Lancé un chillido enorme, menos mal que en casa no había nadie. Mis labios mayores se abrieron con la fuerza explosiva de su pija y su bola que casi me parte en dos, pero que se metió en mi conchita y comenzó a agrandarse, inflando mis paredes vaginales en forma extrema, me parecía tener un globo que no terminaba nunca de hincharse atiborrando de polla perruna mi delicado coño.
Me agaché para mirar en medio a mis piernas y veía solo su funda peluda pegada al agujero de mi vagina, observé que una cosa delgada y rojiza salía de mi coño, pero su grueso pene estaba todo dentro de mí y se sentía de maravillas en mi empapada concha que venía martilleada sin descanso por mi musculoso Loki vergón. Perdí todo el control, jadeé, gemí y chillé de placer disfrutando la espléndida cogida a mi coño. Su bolas golpeaban contra mis nalgas, su pelaje cosquilleaba mi espalda y mis tetas se columpiaban colgando de mi pecho, con mis pezones endurecidos como granito.
Me sentí poseída física y mentalmente, el goce era abrumador y lo disfrutaba como nunca antes, estaba siendo poseída por un animal, un maravilloso animal y no sentí ninguna repulsión, más bien quería que continuara follándome por toda la vida. De repente:
—¡Oh, Loki! … ¡Te estás corriendo dentro de mí! … ¡Me estás llenando con tu semen caliente! … ¡Oooohhhh, Loki! …
Su pija comenzó a palpitar y sentí sus chorros copiosos y candentes calentando mi coño por dentro. El placer era indescriptible, ahora me sentía perdiendo mi virginidad, toda mi panocha estaba llena de verga, jamás había disfrutado nada parecido. No tuve un orgasmo, sino una seguidilla de ellos, unos más fuertes que otros. En un momento de lucidez abrí los ojos y vi las zampas de Loki atenazando mi cintura y follándome deliciosamente, la bola inflada completamente dentro de mí rozaba mi punto “G” y me hacía tiritar eufórica de lujuria demencial.
Me sentí una verdadera perra y quise ayudarlo, separé aún más mis piernas, permitiéndole a él de apoyarse firme sobre mi cama. Loki se acomodó detrás de mí, me apretó más fuerte y volvió a descargar otra andanada de esperma profundamente en mi matriz. Parecía que su pija se hacía más grande y larga apoyándose a la entrada de mí cuello uterino, haciéndose más espacio estirando todos mis pliegues interiores. Estaba gimiendo de placer y mi cuerpo se estremecía en un orgasmo sinfín; esta era la mejor follada de mi vida y el hecho de que fuera mi Loki a darme este placer, me hacía delirar de felicidad.
Ya no entendía nada, mi cabeza empezó a dar vueltas y mi visión se volvió turbia. Pensé que todo había terminado, pero estaba equivocada; él estaba atrapado dentro de mí y permanecería allí por un rato más o menos largo. Lo única que me alegraba es que me había follado con todo su ímpetu, lo que significaba que como perrita yo le había gustado. Estaba segura de que ahora en adelante lo iba a necesitar muy seguido y esperaba que él lo anhelara lo mismo que yo.
FIN
----- ----- ----- ----- ----- ooo ----- ----- ----- ----- -----
Los comentarios vuestros son un incentivo para seguir contando historias y relatos, vuestra opinión es siempre invaluable, negativa o positiva, es valiosa y relevante, todo nos ayuda a crecer como escritores y narradores de hechos vividos o imaginados, comenten y voten, por favor.
luisa_luisa4634@yahoo.com
Me llamo Carolina, he sido favorecida por tener una madre muy linda de la cual herede sus genes y tengo muchos cortejadores que me encuentran hermosa. Soy de contextura delgada, esbelta, de hermosas facciones, un bellísimo par de tetas puntiagudas, un culo firme y redondeado y como normalmente uso pantalones ajustado, los labios de mi coño son perfectamente dibujados en el vértice de mi entrepiernas; cosa que atrae la mirada de los hombres.
Desafortunadamente vivo en un pueblito en la periferia sur de la región metropolitana y allí no tengo muchas posibilidades de encontrar chicos. Pero en la finca donde tenemos la casa de verano, tengo un admirador que se le cae la baba por mí. Un fan que apenas me ve o, mejor dicho, qué apenas olisquea el aroma de mi panochita, descaradamente tira fuera su pistolón, haciéndome ver cuánto me desea.
Hablo de Loki, un hermoso perro de caza, de un pelaje color miel, muy musculoso y ágil, no es muy grande de estatura, pero tiene una pija monstruosamente gorda y larga, es una super pija. Cuando giro por el campo, él está siempre conmigo, me sigue por todas partes y, siempre, intenta oler mi entrepierna mientras su pija se bambolea desafiante y atemorizante bajo su panza.
Un día estábamos solos, yo y mi Loki, y me había encaminada hacia el fondo de la propiedad, donde pasa una sequia de regadío y hay dos frondosos sauces que brindan una generosa sombra, con largas ramas que son un refugio y un punto donde tener una cierta intimidad y privacidad, más o menos a cuatrocientos metros de la casona patronal. Ese día yo vestía mis ajustados leggins sin bragas, y el refriegue de la prenda en mi coño tenía mi cuerpo encendido, la sensación era muy rica … tanto que mi conchita parecía una sopa de fluidos. Trotando y trotando como una niña traviesa, me fui por las orillas de la sequia y Loki pegado a mis tobillos, que non perdía ninguna ocasión para acercar su fría nariz a mi entrepierna para olisquearme; cosa que me calentaba y me hacía juntar los muslos para apretar los labios de mi concha en llamas, viendo su enorme pedazo de verga rojizo que se mecía ondulando bajo su peluda panza.
Era como un juego vicioso, mientras más me calentaba él más se excitaba, y más grueso parecía ponérsele su hermoso miembro canino, causándome placenteras contracciones en mi coño. Ese día mis deseos de una pija dura y tiesa había superado todos los límites plausibles. Cuando llegamos bajo la protección de los sauces, cerca de la compuerta de regadío, dónde hay unos pilares de concreto de hormigón, me senté con las piernas ligeramente abiertas y mi coño que humeaba de caliente.
Ese día perdí todo recato e inhibición, mis deseos de una pija y las ganas de gozar se apoderaron completamente de mí, estaba cansada ya de estropearme la vulva con mis dedos. Me dejé llevar y era la ocasión para una nueva experiencia, quería fervientemente algo más macizo y contundente. Era la ocasión de complacer a mi admirador numero uno y solazar mi coño famélico de polla. Así sentada con mi conchita apretada fuertemente por mis leggins, hice que Loki se acercara a mí, mi intención era tocar esa polla suya enorme y apetitosa por primera vez.
En cuanto el perro se acercó, inmediatamente se subió a mi pierna y comenzó a follar mi extremidad como loco. Sentí su pija caliente y húmeda rozar la piel desnuda de mi pierna, su nariz en alto y la mitad de su lengua fuera de su hocico, jadeaba punteando con veloces embistes mi pierna y rociando cálidas gotitas que hacían arder todo mi cuerpo. Alargué mi mano y agarré la polla de Loki, la aferré de verdad y la apreté suavemente; ¡¡Que sensación más maravillosa!! Estaba tan dura como una viga de acero, mucho más gruesa que el mango de mi cepillo de pelo con el cual suelo masturbar mi coño estrecho, ahora estaba tocando una pija de verdad por primera vez.
Mire alrededor y no vi a nadie en las cercanías, pero también pensé que si había alguien mirando a escondidas se excitaría al verme con Loki y esta idea también me excitó a mí, y respirando hondo me armé de coraje y me bajé mis estrechos leggins dejando mi coño al aire libre. Mi entrepierna estaba mojada y la humedad se extendía a la convergencia de mis muslos. Loki no esperaba nada más e inmediatamente metió su hocico en el vértice de mis piernas, comenzando a lamerme por todas partes.
La lengua de Loki me hacia enloquecer y mi cerebro casi se reventaba de placer, empecé a deslizarme hacia abajo, siempre más abajo, hacia la pija de Loki. Entre deslizamiento y resbalamiento, mi coño comenzó a llegar más y más cerca de la punta de la pija de Loki, así que abrí mis piernas lo suficiente para que su polla me penetrara. Se volvió loco cuando sintió la humedad de mi panochita, pero en esa posición no me podía follar bien, porque no lograba meterme toda su verga, sino que eran pequeñas penetraciones, no profundas, en un demencial mete y saca
Pero la sensación de sentir una polla de verdad era abrumadora. Mí coño se derretía más rápido que el polo norte. Sentía sus chorritos que bañaban mi conchita, algunos borbotones me iban adentro, otros simplemente me rociaban entera … perdí la cuenta de cuantas veces me corrí, por fin un verdadero pene en mi cuquita.
Después de ese momento maravilloso que me hizo vivir Loki, me recompuse un poco y me fui hacia la casa. Loki y yo éramos muy felices y su polla había desaparecido de nuevo en su funda peluda. Entré en la casa, abrí la nevera y bebí una buena bebida cola bien fría; mi calor disminuyó, pero no mis deseos de pija, que por el contrario habían aumentado. Mi Loki, mí grandulón, se separó de mí y fue a comer y beber en su escudilla, también para refrescarse, luego se tumbó a la sombra a descansar.
Mis padres habían sido invitados a un festejo con los parientes, yo también tenía que ir con ellos, pero le dije a mamá que no me sentía muy bien y prefería quedarme en casa a descansar. Tan pronto como se fueron, entré al baño para darme un bidet, pero más que nada necesitaba darle una buena sacudida a mi panocha que seguía caliente como un volcán o como una perra en celo. Me quedé vistiendo solo una pequeña remera que me cubría el ombligo y nada más.
Abrí la puerta apenas lo suficiente para llamar a Loki y hacerlo entrar. Me sentí sofocar cuando él entró, olfateo el aire y oliendo mi coño caliente, trató de enterrar su hocico en mi entrepierna. Le acaricié suavemente el lomo para calmarlo, luego puse mi mano en su polla que ya estaba fuera colgando y tenia su gran nudo imponente, que le daba a su pija un aspecto realmente majestuoso.
Su pene era largo y grueso, sobresalía en modo imponente de su peluda funda, turgente, duro y de color rojo encendido. Confieso que me sentí más tentada que nunca, jamás me había sentido así de caliente. ¡Guau, qué tamaño! ¡La polla de Loki es gigantesca! ¿Me dolerá? ¿Duele una cosa así de grande en una panochita estrecha y virgen como la mía? ¡No importa!, me dije excitada como una colegiala a su primera cita. Estaba decidida a que me follara como es debido, necesitaba su pija dentro de mí hasta el fondo.
Me fui a mi habitación con Loki persiguiéndome como a una perrita, sentía los pelos de su hocico en mis muslos y mi conchita se contraía y ya comenzaba a empaparse de deseos. Me senté en mi cama con mis nalgas apenas al borde y separé mis tiernos, hermosos y jóvenes muslos, Loki se acercó y empujo su hocico en mi ingle comenzando a lamer mi vagina, arremolinaba su lengua entre mis húmedos labios, alcanzando el rugoso agujerito de mi culo y babeaba entre mis glúteos sin parar, lo que me hizo disfrutar de inmediato y tuve un mini orgasmo espontaneo
Yo no estaba en absoluto saciada. Todavía estaba caliente y necesitaba su polla en mí, lo atraje y lo metí encima de mí; ahora podía oler su olor fuerte y salvaje, su polla se mantenía firme y numerosas gotitas chorreaban de su pene. La polla de Loki se veía atemorizante y mi coño aún estaba virgen, sentí el caliente ápice en la hendidura de mi chocho y comenzó a adentrarse en mí, sentí solo un leve escozor y apreté mis muslos en modo reflejo, pero no fue doloroso, la sensación era indescriptible, un placer inmenso invadió todo mi cuerpo desde los pies hasta llegar a sentir esas punzadas de goce en mi cerebro. Tenía unos temblores bestiales y nuestro coito animal era sublime, mi Loki parecía haber comprendido mi inexperiencia y me follaba en modo constante, pero sin violencia.
No sé si ese día perdí mi virginidad, quizás lo hice antes con el mango de mi cepillo de pelo, solo sé que disfruté como nunca y que mi campeón me follo por casi una media hora y me lleno el coño con su esperma candente. Su nudo se infló fuera de mí y no logró meterlo en mi apretado coño, pero su pene era lo suficientemente grande como para sentirlo muy profundo en mí. Estas son las alegrías de la vida, pensé, también comprendí que Loki era el amante perfecto, podía follarme con su hermoso y grande pene todas las veces que yo quisiera y él nunca iría a comentarlo en las redes con sus amigotes.
Al no haber sido anudada, Loki se separó de mí inmediatamente y vino de cabeza a lamer el semen que chorreaba a mares desde mí chocho ardiente, y que todavía se contraía en un gozoso orgasmo. Me quedé quietecita, pero su lengua me provocaba temblores y contorsiones, tiré de mi remera y me quedé desnuda para poder acariciar mis tetas juveniles, me relajé jugando con mis pequeños y duros pezones teniendo mi espalda arqueada por el placer que me estaba dando la lengua de Loki.
El perro se relajó por algunos minutos echándose a lamer su verga que todavía estaba fuera de su vaina y yo sin fuerzas, me recosté en mi cama, creo que me adormecí dulcemente sintiendo el ardor de mi coño y el relajo de mi cuerpo felizmente follado. No sé cuánto tiempo dormí, estaba sobre la cama desnuda con las piernas ligeramente entreabiertas y mi coño pegajoso con el semen de Loki. Sentí los movimientos sobre mi cama y una cosa tibia, áspera y jugosa resbaló sobre el surco de mi panocha, levantando mi cabeza vi a Loki que intentaba lamer mi coño otra vez, me apoyé en mis codos y doblé mis piernas hacia afuera para darle mejor acceso a mi vagina:
—¡Ooohhh, Loki! … lo haces tan rico …
Comencé a disfrutar sus lamidas que me hacían mover mi pelvis autónomamente y de vez en cuando me hacía saltar cuando raspaba mi clítoris con su divina lengua, las descargas eléctricas me impactaban y comprometían todos mis sentidos. Grité y chillé, con cada lamida mi vulva se abría más y más a su lengua que encajaba perfectamente en mi rosado agujero que parecía lanzar llamaradas, provocándome una serie de escalofríos. Estaba tratando de resistir el orgasmo que comenzaba a estremecer mi cuerpo, suspiré en éxtasis con mi ojos cerrados, perdida en un mundo de lujurioso placer. Al cabo de algunos minutos, gemí en pavorosas convulsiones que golpeaban todo mi cuerpo, me plegué en posición fetal tratando de ocultar mi delicada vagina que se contraía en modo demencial en un potentísimo orgasmo, Loki insistentemente siguió lamiendo entre mis glúteos, pero solo alcanzaba mi estrecho culo que también se contraía deliciosamente.
Me quede sin aliento, mi cuerpo temblaba como una hoja, pero yo quería sentir su pene y estaba lista para ello. Mi deseo era sentir ese inmenso pene rojizo dentro de mi y que me folle hasta hundirlo en mi útero y me hiciera gozar como una puta ninfómana. Me apoyé en mi manos y me puse como una perrita, Loki saltó sobre mí espalda y sentí sus patas aferrarse alrededor de mi cintura. Daba saltitos sobre la cama y hacía movimientos con la parte inferior de su cuerpo buscando mi coño caliente. Lo sentí resbalar sobre mi monte de venus, luego en medio a mis nalgas rozando mi ano, golpeó mis muslos repetidamente, después se echó un poquito hacia atrás como adivinando que se había alineado con mi chocho y empujó.
Lancé un chillido enorme, menos mal que en casa no había nadie. Mis labios mayores se abrieron con la fuerza explosiva de su pija y su bola que casi me parte en dos, pero que se metió en mi conchita y comenzó a agrandarse, inflando mis paredes vaginales en forma extrema, me parecía tener un globo que no terminaba nunca de hincharse atiborrando de polla perruna mi delicado coño.
Me agaché para mirar en medio a mis piernas y veía solo su funda peluda pegada al agujero de mi vagina, observé que una cosa delgada y rojiza salía de mi coño, pero su grueso pene estaba todo dentro de mí y se sentía de maravillas en mi empapada concha que venía martilleada sin descanso por mi musculoso Loki vergón. Perdí todo el control, jadeé, gemí y chillé de placer disfrutando la espléndida cogida a mi coño. Su bolas golpeaban contra mis nalgas, su pelaje cosquilleaba mi espalda y mis tetas se columpiaban colgando de mi pecho, con mis pezones endurecidos como granito.
Me sentí poseída física y mentalmente, el goce era abrumador y lo disfrutaba como nunca antes, estaba siendo poseída por un animal, un maravilloso animal y no sentí ninguna repulsión, más bien quería que continuara follándome por toda la vida. De repente:
—¡Oh, Loki! … ¡Te estás corriendo dentro de mí! … ¡Me estás llenando con tu semen caliente! … ¡Oooohhhh, Loki! …
Su pija comenzó a palpitar y sentí sus chorros copiosos y candentes calentando mi coño por dentro. El placer era indescriptible, ahora me sentía perdiendo mi virginidad, toda mi panocha estaba llena de verga, jamás había disfrutado nada parecido. No tuve un orgasmo, sino una seguidilla de ellos, unos más fuertes que otros. En un momento de lucidez abrí los ojos y vi las zampas de Loki atenazando mi cintura y follándome deliciosamente, la bola inflada completamente dentro de mí rozaba mi punto “G” y me hacía tiritar eufórica de lujuria demencial.
Me sentí una verdadera perra y quise ayudarlo, separé aún más mis piernas, permitiéndole a él de apoyarse firme sobre mi cama. Loki se acomodó detrás de mí, me apretó más fuerte y volvió a descargar otra andanada de esperma profundamente en mi matriz. Parecía que su pija se hacía más grande y larga apoyándose a la entrada de mí cuello uterino, haciéndose más espacio estirando todos mis pliegues interiores. Estaba gimiendo de placer y mi cuerpo se estremecía en un orgasmo sinfín; esta era la mejor follada de mi vida y el hecho de que fuera mi Loki a darme este placer, me hacía delirar de felicidad.
Ya no entendía nada, mi cabeza empezó a dar vueltas y mi visión se volvió turbia. Pensé que todo había terminado, pero estaba equivocada; él estaba atrapado dentro de mí y permanecería allí por un rato más o menos largo. Lo única que me alegraba es que me había follado con todo su ímpetu, lo que significaba que como perrita yo le había gustado. Estaba segura de que ahora en adelante lo iba a necesitar muy seguido y esperaba que él lo anhelara lo mismo que yo.
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