Mamá es especial. - Primera parte.
por
Juan Alberto
género
incesto
Estaba a un par de meses de terminar mi enseñanza secundaria e increíblemente, todavía mi cuerpo no conocía una mujer. Soy Héctor, tengo diecisiete años y nunca he tenido sexo completo con una chica, solo tocacíones, besos, lamidas y chupadas, pero nada más que eso.
Oportunidades no me han faltado, pero siempre he sufrido impensables interrupciones. Como la vez que me encontraba con mi novia a la cual había logrado desnudar casi por completo y estábamos listos para la acción, solo que sus padres regresaron antes de lo previsto y tuve que escabullirme por la ventana con mi polla dura como palo. Otra vez, estábamos prontos ella y yo para entregarnos a una desenfrenada lujuria y ella me dijo.
—El condón … Ponte el condón …
—¿Cuál condón? …
—¿Cómo? … ¿No trajiste un maldito condón?
Y luego me permitió correrme en sus bellos senos, pero ninguna penetración. Y así hubo otras tantas con inoportunos rechazos al momento culmine. En resumen, todavía soy virgen. La mayoría de mis amigos se jactan de ya haberlo hecho, algunos muchas veces, pero yo no he tenido la misma suerte.
Traté de encontrar a una mujer mayor en la internet. Me metí a un chat de citas y me conecté con una mujer de nombre Mónica. Ella estaba divorciada. De su matrimonio habían quedado dos hijos que vivían con ella. Me sentí tan cómodo chateando con esta desconocida de cuarenta años, que hasta le confesé que todavía estaba virgen. Entonces ella me sugirió que hiciéramos un juego de roles donde ella me seducía. Tuvimos sexo virtual a través de la red. Al finalizar me fui a la ducha para lavar toda muestra de lo recién acontecido.
Mis chateos con Mónica continuaron y prácticamente todos los días nos masturbábamos ella y yo jugando diferentes roles. Después de correrme dos y hasta tres veces, me dirigía a la ducha para lavar mi polla y restos de semen salpicados sobre mí. Hasta que un día …
—¡Héctor! … ¡Ven y explícame qué es esto! …
¡Maldición!, era la voz severa de mamá que me llamaba desde mi habitación. Me había olvidado de apagar el computador y ella estaba inclinada a leer la pantalla y mi último chateo con Mónica.
—¿Qué pasa, mami? …
Pregunté en el tono más inocente posible mientras me acercaba a mi escritorio.
—Esto … ¿Qué es esto? …
Dijo mamá perentoriamente apuntando la pantalla de mi PC.
—¡Oh!, eso … Es solo una charla con una amiga … Me olvidé de desconectarme … Y nada … No es nada …
—¿Eh? … ¿Nada? … ¿Tú dices nada? … No te hagas el tonto conmigo, Héctor … ¿Quién es esa mujer con la que estabas hablando? …
—¡Ehm! … Una amiga … Una amiga del colegio …
—¡No digas boberías, muchacho! … Leí su perfil y te dobla en edad … Además, tiene hijos y se ha divorciado de su marido … Esa no puede ser una amiga de tu colegio … No me mientas … Dime la verdad, jovencito …
—¡Ay, mamá! … ¡Exageras! …
—No trates de inventarme otra de tus patrañas … Basta de mentiras … Quiero saber la verdad …
—Mamá … ¿Has escuchado alguna vez eso de respetar la privacidad de las personas? …
—Ni siquiera intentes confundirme con tus discursos libertarios … Soy tú madre y debes decirme la verdad … Ahora … Adelante … Habla …
—Pero mami … Soy casi un adulto … Tengo derecho a tener mis cosas …
—Tú lo has dicho … Eres “Casi adulto” … No eres un adulto y eso te deja bajo mi jurisdicción y cuidado … Ahora dime todo y no omitas nada …
—Pero no te enojes …
—No estoy enojada en absoluto … Solo me preocupo por ti …
—Pero mamá … No tienes de que preocuparte …
—¿Qué significa eso de que no tengo que preocuparme? … Por si lo has olvidado, soy tú madre … Mi obligación y mi deber es preocuparme por ti … ¿Qué pasa si esa es una loca psicopática y te está tendiendo una trampa? … ¿Sabes cuantas agresiones y asesinatos suceden a gente con citas a ciegas por internet? …
Mamá tenía razón. En los últimos tiempos los delitos criminales de gente que había concertado citas por la red se habían incrementado. Me quedé sin respuesta a su lógica. Había una posibilidad de que eso fuera cierto. Mamá me miraba expectante, parecía esperar una respuesta por mi parte, pero yo no lograba hilvanar algo criterioso para rebatir sus aprensiones de madre.
—¿Por qué haces eso, Héctor? … Eres un chico lindo … No necesitas liarte con una mujer que te dobla en edad … Estoy segura de que en tú colegio hay muchas chicas que quisieran estar contigo …
Suspiré y me fui a sentar a mi cama. Me resultaba incomodo tener esta conversación con mamá, pero no podía evitarla. Ella me había descubierto.
—Mamá … Esto es complicado …
—¿Complicado? … ¿Qué es complicado para ti? …
—El porque tuve estas conversaciones con Mónica … La mujer de la internet …
—Bueno … Pero intenta explicármelo … No soy una estúpida, ¿sabes? …
Volví a respirar profundamente y suspiré. Me aclaré la garganta.
—¡Ehm! … Se trata … ¡Uhm! … Es una cosa relacionada con el sexo …
—Bueno … La verdad es que debería haber tenido esta conversación contigo hace mucho tiempo …
Mamá se quedó silente por un rato reflexionando sobre sus palabras, luego prosiguió.
—Estás convirtiéndote en un joven adulto … Sé que todos los chicos de tu edad quieren experimentar sobre esas cosas de sexo … Lo que más puedo recomendarte, es tener sexo seguro … No veo que más podría hacer por ti … Pero quisiera saber, ¿por qué no haces estas experiencias con chicas de tu edad? … Las chicas de tu colegio, por ejemplo …
—Porque lo he intentado más de una decena de veces … Pero invariablemente sucede algo y termino arruinándolo todo … Ya no sé que hacer, mamá …
Mamá se me quedó mirando como si no lograra entenderme, luego enarcó sus cejas y me fijó con sus bellísimos ojos de miel, preguntándome.
—¿Eres virgen? …
Gemí anonadado y asentí moviendo mi cabeza afirmativamente. No pude mantener su mirada y bajé la cabeza ligeramente avergonzado. Una leve sonrisa comprensiva y maternal se dibujo en los labios de mamá.
—¡Cariño! … No hay nada de malo en ser virgen …
—¡Oh, sí! … ¡Claro! … Lo dices tú porque eres mujer …
—¡No, Héctor! … Lo digo en serio …
Ella se levantó y vino a sentarse a mi lado. Puso suavemente su mano sobre mi muslo y agregó.
—Y … Además … No querrás tener tú primera experiencia con una extraña que conociste a través de la internet … Debes hacerlo con alguien muy especial … Alguien en quien puedas confiar … Alguien con quieras pasar el resto de tu vida …
—¡Ay, mamá! … ¿Por qué tienes que ser tan cursi? … Estamos en el siglo XXI … El mundo ha cambiado … Hoy en día si no tienes relaciones sexuales a temprana edad eres un perdedor … Más aún si eres un chico …
Mamá se quedó pensando. Reflexionando sobre mis palabras, luego dijo.
—Está bien … Sea cómo sea … Pero ¿Qué tiene que ver esa mujer con la que has estado hablando? … No creo que ella te solucione algo … Nadie te elogiará por acostarte con ella …
—Mami … No busco elogios de nadie … Es solo que … ¡Uhm! … Es … Es …
No me resultaba fácil encontrar las palabras adecuadas. No quería que ella pensara que era una tontería, pero reuní todo mi coraje y espeté.
—Es mi maldición, mami … Siento que estoy cargando con un mal hechizo … Y pensaba que, si puedo acostarme con Mónica, mi maldición será exorcizada y me liberaré de este hechizo que tengo encima … Y entonces podré finalmente tener relaciones con otras chicas de mi edad …
Mamá llevó su mano a mis cabellos y me chasconeó un poco diciendo.
—¡Oh, cariño! … ¿Sabes lo tonto que suena eso? …
—¡Uhm! … Lo dices porque no eres tú la que ha sido embrujada …
—Bueno … Entiendo que seas un poco supersticioso … Todo el mundo lo es de algún modo … Hay mucha gente rara en este mundo … Pero eso es solo falta de confianza … Estoy segura de que encontrarás la chica justa con la cual hacerlo … Tengo más experiencia que tú … Confía en lo que te estoy diciendo, tesoro … Ten paciencia y sucederá sin que te des cuenta … Es una cosa natural … No debes apresurarte … Solo sucederá …
No sé porque las suaves palabras de mamá tuvieron un efecto balsámico. Me convenció y lo único que dije fue.
—Está bien, mamá … Seré paciente y esperaré …
*****
Un par de noches después estaba en mi cuarto estudiando. Me habían inculcado de pequeñito el ser responsable con mis estudios y estaba desarrollando unos ejercicios algebraicos. Mis planes eran convertirme en un Físico Astrónomo y sabía que debía estudiar duro para lograr el suficiente puntaje para ir a la universidad adecuada. Soñaba con investigar el cielo y descubrir nuevos planetas y estrellas. Y ser un orgullo para mi madre.
Afortunadamente teníamos un buen pasar. Mamá es abogada y tiene su propio estudio legal, heredado de mi padre, el cual falleció en un accidente al mar, dejando a mamá una sustanciosa suma de dinero de su seguro de vida. Esto nos permitió seguir con nuestro estilo de vida y seguir asistiendo a un colegio pagado.
Pasé a estudiar modelos matemáticos de las orbitas elípticas de las estrellas y algunos objetos vagabundos del espacio, como los cometas. Pero lo que volvía una y otra vez a mi mente, era Mónica. Le había dicho a mamá que no volvería a conectarme con ella, pero con ella podía al menos autosatisfacerme. Y lo más importante era el tratar de juntarme con ella y romper este maldito hechizo que pesa sobre mí. Pero también pensé en las aprensiones de mamá, tal vez esté arriesgándome con una psicópata, una astuta depredadora de jóvenes. Debía saber más sobre ella y el único modo de hacer eso era volver a contactarla. Absorto en mis pensamientos, escuché que mamá llamó a mi puerta y entró sigilosamente.
—Cariño … ¿Tienes un minuto para charlar? …
—Por supuesto … ¿De qué quieres hablar? …
—Bueno … He estado pensando en todo ese asunto del que me hablaste hace unos días … Creo que tengo una solución para ello …
La miré inquisitivamente esperando que ella continuara, pero como no lo hizo, entonces le dije.
—¡Ehm! … ¿Sí? … ¿Y? …
Mamá se sentó en mi cama y me preguntó.
—¿Te acuerdas de mi amiga Roxana? …
Era imposible poder olvidar una mujer como ella. Era la amiga más hermosa que tenía mamá. Con un cuerpo maravilloso. Podría perfectamente haber sido una estrella de la televisión o del cine. En el cine porno habría sido todo un éxito.
—Si no me equivoco es la pelirroja, ¿verdad? …
Roxana tenía una sensualidad innata. Cabellos rojos naturales. Piel ligeramente bronceada con pecas alrededor de sus mejillas. También en su escote eran visible las pecas que también cubrían sus senos preciosos. No eran ni chicos ni grandes, probablemente una medida 36C. Aguzados y firmes, protuberantes hacia adelante. Piernas largas, esbeltas y bien torneadas. Lo más maravilloso era verla en bikini. Mamá me observaba atentamente y dijo.
—Sí … Justo ella … Bueno … El año pasado ella me preguntó por ti … Me dijo que te estabas convirtiendo en un apuesto muchacho … Incluso admitió que le gustaría llevarte a la cama …
Me quedé en estado de shock. Siempre pensé que las probabilidades de llevármela a la cama eran tan buenas como comprar un lote de terreno en marte. Esta conversación con mamá comenzó a ponerse interesante, así que me hice hacia adelante para escuchar todo lo que ella me estaba confidenciando. Mamá continuó con su plática.
—Por supuesto que me disgustaron sus pretensiones y la insté a mantenerse alejada de ti … Ella es una devoradora de hombres, ¿sabes? … Pero al menos es una conocida … Con el susto que me diste sobre esa tal Mónica … Prefiero que lo hagas con una de mis amigas … Siempre y cuando estés interesado en ella … La llamé a su celular y le pregunté si todavía pensaba a ti …
Mi corazón hizo una pirueta en mi pecho y mi polla vibró como un harmonioso diapasón. Ávido por saber más, le pregunté ansioso.
—¿Y qué te dijo ella? …
—Dijo que siempre le has gustado y que le interesaría mucho tener una cita contigo …
—¿Roxana dijo eso? …
—Así es … No te voy a mentir que la cosa a mí no me gusta … Pero si es lo que quieres … Mejor que lo hagas con mi amiga … ¿Te interesa una como ella? …
—Bueno … En realidad, ella es bastante atractiva y me interesa … Pero ¿cómo va a funcionar esto? …
—No lo sé … No creo que ella quiera que te aparezcas en su casa y la lleves directamente a su dormitorio … Las chicas no funcionamos de ese modo … Aunque sí el objetivo primario sea tener sexo … Se necesita crear una atmosfera, tener un poco de romance … Un preludio de acercamiento romántico …
—¿Entonces? …
—Bueno … Te fijaré una cita con ella este fin de semana … La llevarás a cenar y si todo va bien … Roxana te convertirá en un hombre feliz …
Sentí el sonido de mis tripas y ese algo se revolvió en mi estómago.
—Esto ya no me gusta, mamá …
—Pero ¿por qué, tesoro? …
—Sabes por qué … Porque yo de uno u otro modo voy a arruinarlo todo … ¿Acaso has olvidado mi maldición y el embrujo que pesa sobre mí? …
Mamá me acarició la mejilla y me sonrió comprensiva.
—¡Oh, no había pensado en ello? … Entonces te propongo de salir tú y yo en una cita de pareja … Entrenarás conmigo … Yo te daré algunos consejos y te prepararé para que salgas con Roxana … Te enseñaré cómo conquistar a una chica como ella … Te diré lo que tienes que hacer y decir para no defraudar a tu pareja …
—Esa sí que me parece una buena idea, mamá … —Dije prontamente.
*****
Unas horas más tarde, estaba en mi cama pensando en la conversación con mamá. También desestimé el continuar con mi acercamiento a Mónica. No es que estaba convencido del todo, pero el esfuerzo de mamá por ayudarme meritaba de darle una buena oportunidad. Definitivamente estaba ilusionado por la cita con Roxana y esta cita de practica con mamá, despertaba en mi algunos sentimientos confusos que había reprimido durante mucho tiempo.
Todo se remonta hasta hace unos cuatro años. Mi mejor amigo, Joaquín, olvidó su teléfono celular en mi casa. No pude reprimir mi curiosidad y logré abrir sus archivos personales. Pensé que encontraría fotografías pornográficas, pero no había nada inusual. Entonces me fui a una carpeta donde había cinco videos. Grande fue mi sorpresa el ver a Eliana, la hermana mayor de Joaquín, en diferentes tomas con teléfono escondido. En todas las tomas se lograba ver el momento en que se desnudaba antes de colocarse su pijama y en otras mientras salía de la ducha para vestirse con su ropa de calle.
Ciertamente fue agradable ver a la hermosa Eliana totalmente desnuda, pero lo que más me llamó la atención, fue la fascinación de Joaquín por el cuerpo desnudo de su hermana mayor. No me resultó para nada desagradable constatar que mi amigo se interesaba sexualmente por su hermana. Después de eso, comencé a ver a mi madre con otros ojos. Mamá es una dama muy hermosa de cabellos cortos estilo casco de color castaño claro. Su trasero no era nada del otro mundo, ella es menudita, pero muy harmoniosa, delgada y de largas piernas. Lo que más sobresale de ella, son sus hermosos senos. Tan bonitos como los de su amiga Roxana, pero seguramente de copa mayor, posiblemente D o DD.
Su simpatía también la caracteriza, con una sonrisa diáfana donde lucía su preciosa dentadura blanquísima. Cada mañana que la veía a la hora del desayuno, ella iluminaba toda mi jornada con una maravillosa sonrisa. Sabía que no era aceptable que yo tuviese ciertos pensamientos con ella, pero eran solo fantasías de adolescente cachondo.
*****
Finalmente, la cita con mamá se concretó. Nos fuimos a un restaurante que ella conocía. Estaba muy concurrido, casi no había puestos disponibles, pero mamá tenía una reserva. Me pareció un local refinado y con estilo elegante. La iluminación tenue le daba una atmosfera romántica y cálida, había una suave música ambiental que lo rendía acogedor y entretenido. Todos los comensales lucían ropa elegante y de buen gusto en la informalidad.
Estábamos sentados en un sitio sobre elevado desde donde teníamos una visual de todo el local, pero a su vez, la iluminación estaba opacada por algunos ornamentos florales del restaurante, lo que nos dejaba en un cómodo sitio particularmente oscuro. La noche era muy agradable con una temperatura primaveral y una ligera brisa del oeste, con un cielo maravillosamente llenos de estrellas titilantes. Para aumentar el momento de belleza, mamá estaba vestida con un elegante vestido de una pieza de color azul marino muy ceñido a su escultural cuerpo, a su cuello lucía un esplendido collar de perlas, una cartera Zara de piel con un plisado sofisticado. Su escote era muy llamativo y no pasaba desapercibido para nadie. Ella se dio cuenta de que yo miraba encandilado su decolté y me dijo.
—Tesoro … mis ojos están aquí, más arriba …
Sentí mis mejillas caldearse un poco, me avergoncé de haber sido sorprendido a atisbar sus preciosos pechos.
—¡Ehm! … Perdona, mamá .. Estaba solo apreciando de que te ves divina con ese collar de perlas grandes…
—¡Oh, sí! … ¡Claro! … Intenta no hacer eso en tu cita con Roxana … Es de mal gusto …
—Está bien, mamá …
Dije tomando un sorbo de mi copa de vino espumante.
—Tampoco te emborraches en tu primera cita …
Exclamó mamá sonriendo divertida. Entonces pensé que mi madre era simplemente genial. Me había pillado mirándole las tetas y no se había enojado y continuaba dándome graciosos consejos de mujer adulta. El camarero nos interrumpió trayendo nuestra cena, mamá había ordenado una entrada de jamón serrano para ambos, acompañadas por una muestras de pastas de la casa.
—Mami … ¿Qué podría hablar con Roxana? … ¿Qué cosas le interesan a ella? …
Dije rellenando la copa de vino de mamá.
—No me preocuparía tanto por eso … Deja que la conversación fluya en modo natural …
Mamá tomó un sorbo de vino, cortó una porción de su lonja de jamón y continuó con su didáctica conversación.
—¡Uhm! … Además … Si es necesario … Puedes preguntarle directamente a ella sobre sus gustos y temas de interés … Y luego comentar sobre lo que ella te diga …
—Eso me parece una excelente idea … No forzar los temas de conversación … ¿Tienes alguna sugerencia más? …
Mamá me sonrió comprensiva antes de agregar.
—Bueno … Sí … Compórtate siempre como un caballero … No hables demasiado de ti mismo … A las mujeres no nos gustan los fanfarrones … Deja espacio para que ella hable de sus cosas … Muestra interés por lo que ella te cuenta …
Decidí poner en practica el consejo de mamá y le pregunté.
—Mami … ¿Cómo es que ya no te ves con nadie? … Hace tiempo que no te veo salir con alguien …
Mamá me miró un poco sorprendida. Hice esta pregunta porque después de la muerte de papá, ella tuvo un par de citas con algunos que la cortejaban. Esto no me molestaba, pero debo admitir que me sentía un poco celoso de pensar en ella en los brazos de otro hombre. Entendía, eso sí, que era normal que ella quisiese rehacer su vida. Solo que, por alguna razón, ninguno de esos intentos amorosos pareció funcionar más allá de un par de semanas. Mamá volvió a sorber de su copa de vino antes de responderme.
—Bueno … Prefiero concentrarme en mi trabajo … No necesito una relación por el momento …
—Pero mamá … Ha pasado un año o más que no tienes un cita …
Mamá suspiró y entrecerró sus ojos como queriendo recordar tiempos idos.
—Lo sé … Para ser honesta … Ya no salgo porque casi todos los hombres parecen estar interesados solo en llevarme a la cama … Me di cuenta de que ninguno de ellos me hacía sentir como lo hacia tu padre … Mi relación con tu padre era una unión completa … No solo de sexo … Y eso no lo he encontrado con nadie …
—¿Es por eso por lo que todavía usas tu anillo de esposa? …
Mamá levantó su mano izquierda y la hizo girar metiendo en muestra su anillo de bodas, lo miró con orgullo y cierto fervor, como sintiéndose todavía comprometida con el hombre que un día puso ese anillo en su dedo. Noté que se lo había quitado solo cuando tuvo alguna cita. Lo conservaba siempre en la repisa donde estaban las cenizas de papá y el anillo de él. Pero tan pronto como terminaba la cita el anillo volvía a aparecer en su dedo. Un dejo de tristeza paso por sus ojos mientras sorbía su vino frio. Traté de consolarla diciéndole.
—Es entendible, mamá … Además, me tienes a mi … No necesitas a otro hombre en casa …
La sonrisa volvió a su labios y me dijo.
—¿Sabías que a tu padre le encantaba traerme siempre a este lugar? … Esta era nuestra mesa preferida …
—Te lo dije … No necesitas a nadie más … Ahora estás aquí conmigo …
Pasamos el resto de la tarde comiendo la exquisita comida y bebiendo el fresco vino. Hablamos de todo, ella de su trabajo y yo del colegio y mis planes de asistir a la universidad el próximo año. También me dio otros sabios consejos sobre comportarme en mi cita con Roxana. En resumen, fue una gran noche y pensé que deberíamos repetirlo más a menudo. Terminamos la cena con un sabroso helado de fresas y una copa de Cognac refinado. Mamá canceló todo con su tarjeta de crédito e hizo llamar un UBER para que nos acompañara a casa. Me apresuré a abrirle caballerosamente la puerta antes de subir al auto, cosa que ella me agradeció con su sonrisa esplendente. Llegamos a casa y descendimos del vehículo, antes de entrar le dije.
—Gracias, mamá por haber compartido conmigo esta noche … También por tus valiosos consejos …
—No hay de qué, cariño … Si te comportas así con Roxana … Ella te llevará bajo sus sabanas tan pronto como lleguen a casa suya …
Sonreí sintiéndome más seguro de mí mismo y de mis capacidades para cortejar a la amiga de mamá. Pero me quedaban algunas preguntas que hacerle a mamá.
—Entonces, mami … ¿Crees que sea oportuno que intente besarla cuando lleguemos a su casa? …
Mamá se volteó hacia mí y dijo.
—Creo que sí … Ya sabes que ella está interesada en ti … Creo que deberías hacer eso … Pero tan pronto la hayas besado, aléjate de ella y finge que te vas de regreso a casa … Ella te detendrá antes de que te alejes un metro …
Cierto que los consejos de mamá eran invaluables, pero yo quería experimentar todo. Así que la enfrenté y le pregunté.
—¿Te importaría si practicamos también eso entre nos dos? …
Sacudió un poco su cabeza y luego extendió sus brazos hacia mí.
—¡Ehm, no! … Hagámoslo …
Tomé su mano y caminamos hasta el vano de la puerta, me puse frente a ella y le dije.
—He pasado un magnifico momento junto a ti …
—Yo también me sentí muy bien contigo, Héctor …
—¿Crees que podríamos volver a hacer esto juntos alguna vez? …
—¡Oh! … Eso me gustaría mucho …
Entonces envolví la sinuosa cintura de mamá con mi brazo y acerqué mi rostro al de ella. Cerré mis ojos cuando sentí los afelpados labios de mamá que se presionaban a los míos. Esa suave sensación, pareció ponerme en órbita. Sentí como si mis labios se derritieran al contacto con los cálidos labios de mamá. También percibí el ligero olor de su refinado perfume. Mi estómago se contrajo y mi vientre se hundió. Jamás había sentido esta sensación con nadie. No tenía idea de que un beso pudiese tener una sapidez exquisita en los labios de ella y me pregunté si alguna vez encontraría otra mujer que pudiera transpórtame al cielo solo con un beso.
No quería despegarme de ella, esperaba que ella retrocediera y romper nuestro beso, pero no lo hizo. Esto me envalentonó, puse mi otra mano alrededor de sus caderas y la apreté más a mí, besándola con ardorosa pasión. Mordisqueé delicadamente su labio inferior. Para mi sorpresa, ella no se alejó. La escuché gemir como una gatita y sentí que sus brazos rodeaban mi cuello. Su boca se entreabrió y sentí su cálida lengua empujando mis labios.
Decidí continuar. La sujeté más firme y separé sus labios con mi lengua, luego comenzamos a jugar en forma concupiscente y lujuriosa con nuestras lenguas. Nuestro beso había perdurado por más de medio minuto cuando ella echó su cabeza hacia atrás. Sus hermosos ojos marrones estaban lucientes. Me sentí un poco embriagado por el ardor de su beso, entonces me recuperé y realicé que se trataba de una práctica. La solté diciéndole.
—Entonces te veré otro día … —Me di la vuelta como para alejarme.
—¡Oh, Héctor! … Espera … ¿Te gustaría entrar y tomar un café juntos? …
Me dijo con una amplia sonrisa. Le sonreí y respondí.
—Seguro ... Sería fantástico ...
*****
Entramos a casa luego de que mamá me felicitara por mi comportamiento en nuestra cita de entrenamiento. Apenas cerramos la puerta detrás de nosotros, le pregunté:
—¿Te gustaría beber algo, mami? …
—¡Ehm! … Un Vodka Martini sería perfecto para mí … Pero ahora necesito ponerme algo más cómodo …
—Bueno … Ve a cambiarte, yo prepararé un trago ligero para mí y un Vodka Martini, para ti … ¿Te va de ver una película? …
—Si … Busca algo entretenido en Netflix …
Mamá desapareció hacia su habitación y yo me fui a la barra a preparar los tragos. Pensé en el beso que nos dimos mamá y yo, todavía sentía ese vértigo de pasión en mi vientre. No tenía ninguna explicación plausible para estos sentimientos que ella me hizo sentir, pero me gustaba. También me intrigaba saber si ella había sentido lo mismo que yo e iba averiguarlo.
Una vez que preparé las bebidas, las deposité en una bandeja sobre la mesita de centro frente al sofá, luego me quité el saco y la corbata. Tomé asiento en nuestro amplio diván con el control remoto en mano para buscar algún film para ver con mamá. Como sé que ella es fan de Richard Gere, encontré “Mujer bonita” y la seleccioné. En eso volvió mamá vestida con un delgado camisón que cubría sus muslos a la mitad y un edredón. Era primera vez que la veía vestida así, dijo.
—Entonces … ¿Qué veremos? …
—“Mujer bonita” … Es divertida y entretenida …
—¡Oh! … Con Richard … Me encanta … Se ve que me conoces, ¿eh? …
Le serví su trago y atenué la iluminación al mínimo, luego me senté a ver la película junto a mamá. No pasaron cinco minutos y mamá dijo que prefería ver la película recostada, que era más cómodo. Entonces puse la película en “Pausa” y procedí a quitarme los zapatos.
—Quítate los pantalones también … Te ves incómodo y se arrugaran …
Dijo mamá, así que me quedé solo con mis boxers y mi camisa. Mamá acomodó unos cojines a modo de almohada y me hizo recostar sobre el sofá. Acto seguido, ella se recostó empujando su cálido cuerpo contra el mío. Estábamos a cucharitas. Mamá acercó la mesita al sofá para tener nuestros tragos al alcance. No sabiendo donde colocar mis manos, la pasé sobre su cintura y su vientre plano.
Estaba un poco apretujado entre el espaldar del diván y el cuerpo de mamá, se sentía muy íntimo estar así con ella. Volví a sentir el dulce aroma de su perfume. Mamá se había apoderado del control remoto e hizo continuar la película. Bebimos de nuestras bebidas y disfrutamos viendo las peripecias del adinerado y apuesto magnate seduciendo a la chica bonita. Cada vez que mamá suspiraba, se apretujaba un poco más a mí y mi mano se deslizaba sobre su piel, Casi me viene un ataque cuando me di cuenta de que mi mano había alcanzado la base de sus senos desnudos y el peso de su pecho descansaba sobre la punta de mis dedos. ¿Por qué no ha dicho nada?
Con las yemas de mis dedos acaricié su delicada teta, mamá empujó su trasero contra mí y no dijo nada. Delicada y subrepticiamente mis yemas alcanzaron su protuberante pezón que hice deslizar entre mi dedo índice y mi dedo anular, ahuequé mi mano para cubrir su hermosa teta y mamá no decía nada.
Llegaron las tórridas escenas de amor entre el magnate y la chica bonita, entonces comencé a apretujar delicadamente su pezón entre mis dedos. ¡Oh, Dios! Juro que la escuché gemir. Sabía perfectamente de que no estaba bien lo que estaba haciendo, pero no había modo de que pudiera alejar mi mano lejos de los pechos exuberantes de mi madre. Además, a ella parecía no importarle y no sé si a este punto ella se había dado cuenta de que estaba acariciando sus tetas descaradamente. Traté de concentrarme en la pantalla, las escenas de sexo estaban muy bien logradas, pero me sentí incomodo en esta posición, porque la naturaleza comenzó a manifestarse en mi y muy luego una poderosa erección se produjo entre mi madre y yo.
Escuché como la respiración de mamá se había acelerado un poco. ¿Acaso ella estaba excitada? Me pregunté. Entonces decidí jugar con su pezón y lo apreté suavemente. ¡No podía dar crédito a mis oídos! Mamá comenzó a emitir débiles y casi imperceptibles gemidos.
—¡Ummmmmm! … ¡Mmmmmmm! …
Mi polla se despertó y se encanaló entre los glúteos de mi madre y estoy seguro de que ella sentía la dureza de mi miembro latiente. Para empeorar las cosas, mi polla se deslizó por la abertura de mi boxers y mi cabezota se apoyó y apretujó contra una de sus nalgas. Esperaba que ella reaccionara enojada o que se levantara y se fuera, pero nada de eso sucedió. Sentí mi cara acalorada.
No viendo ninguna reacción contraria de mamá, decidí empujar los límites un poco más allá. El corto camisón de mamá se había enrollado en sus caderas y su trasero desnudo presionaba contra mi polla. La cachondez había hecho que mi polla emitiera algunas gotitas de pre-semen que estaban bañando la tersa tez de sus muslos. La sensación era maravillosa, mi pre-eyaculación estaba mojando a mamá y para mi asombro ella no decía nada. Solo su respiración se había agitado un poco más.
Me volví a acomodar detrás de mamá y empujé cuidadosamente mis caderas hacia adelante, mi pene resbaló fácilmente en el interno de los acogedores muslos de ella. Cerré mis ojos alucinado por la cachonda sensación experimentada. Comencé a friccionar mi polla hacia atrás y hacia adelante, se me escapó un ligero gemido y mi madre también gimió en forma audible. Me quedé quieto y saboreé el idílico momento, sentí la maravillosa presión que mamá ejercía con sus piernas estrangulando mi polla.
Me percaté que ella separó sus piernas un poco más y mi polla casi llega a la gloria, lo que me provocó fuertes escalofríos y los vellos de mis brazos se erizaron. Mi glande tocaba el fino tirante de su tanga que estaba encastrado entre su labia vaginal. Sentí en mi polla el calor y la humedad que emanaba el coño caliente de mamá. No podía creer de estar tan cerca del paraíso.
Motivado por la actitud serena y la clara excitación de ella, lentamente retiré un poco mis caderas hacia atrás y empuje entre sus gorditos labios vaginales. Contemporáneamente, agarré su teta y estrujé su pezón entre mi pulgar y mi índice, lo que provocó que los gemidos de mamá aumentaran y que ella facilitara el restriegue de mi glande contra su coño mojado.
Había un claro olor a sexo entre ella y yo, esto me volvió loco. Saber que estaba haciendo esto con mi madre magnificó el efecto. La estimulación proporcionada por la suave fricción de sus muslos fue algo que se sentía increíble. Ni ella ni yo estábamos en grado de saber que estaba sucediendo con Richard Gere y la mujer bonita, la televisión seguía encendida, pero daba lo mismo. Yo estaba ensimismado con mamá y ella estaba abstraída con mi polla entre sus muslos. Escuché los suaves maullidos y vagidos que hacía mamá mientras yo meneaba mis caderas y pellizcaba su pezón.
No tenía idea del tiempo transcurrido, para mi el tiempo se había detenido y lo único que percibía mi cuerpo y mi alma, era esa maravillosa tibieza del entrepierna de mi madre. Estaba atrapado en una burbuja de espacio tiempo que me mantenía absorto y ensimismado en sentir las delicias de mamá. Sus leves movimientos, sus tenues gemidos, sus delicados temblores. Me movía y me movía sintiendo mi pesada respiración, pero recuerdo perfectamente cuando me sacudieron unos exquisitos tiritones y un frenesí de placer se apoderó de mi cuerpo, era mi clímax, hundí mi pene en ese cálido océano de piernas y muslos de mamá, moví mis caderas por última vez, aferré sus senos, por unos segundos mi cuerpo se tensó, mi polla pulsó y expulsó lo que madre natura conservaba en mis bolas. Tuve unos exquisitos espasmos de felicidad y liberé mi esencia de hombre en medio a los muslos caldeados de ella.
Todo lo que pasaba por mi mentes era apasionado, deleitoso y dulzón, pero nada comparado con la palabra que escapó de mi garganta entre gruñidos sórdidos.
—¡¡Mamááá!! …
No lo dije solo una vez, pero lo seguí repitiendo como una súplica religiosa y sagrada, durante todo el tiempo que duró mi orgasmo. Esa exquisita sensación se prolongo por casi una eternidad, mi mente estaba colma de placer sintiendo la tibieza del cuerpo de mamá. Con fuertes suspiros volví en mí y me negaba a creer en lo que había sucedido.
Mamá y yo permanecíamos inmóviles y en silenció. Se escuchaban solo nuestras agitadas respiraciones que poco a poco volvieron a su normalidad. Quería decirle algo, pero mi mente estaba en blanco. Nada se me ocurría. Estaba curioso por saber si ella sabía lo que había sucedido entre nosotros hace pocos segundos. Me sentí un poco culpable de haber derramado mi semen en las piernas de mamá. Pero nada sucedió, ella solo bostezó, estiró un poco su espalda y se deslizó del sofá diciendo.
—Tengo mucho trabajo para mañana … Iré a dormir … Tú también, vete a la cama … Nos veremos mañana, cariño … Buenas noches …
Quedé perplejo, pero educadamente respondí.
—Que duermas bien, mamá … Buenas noches …
Parecía que todo había sido solo mi imaginación. Quizás tuve solo un sueño muy real. Su comportamiento indiferente me llenó de dudas. Sin embargo, cuando ella se puso de pie, vi claramente como mi semen escurría lentamente por sus bien torneadas piernas hacia sus tobillos. Esa visión me hizo estremecer.
*****
A la mañana siguientes me desperté con las vibraciones y sonidos de mi celular. Lo había configurado para despertarme antes que mamá. Hoy era el cumpleaños de ella. Oficialmente se había convertido en una dama de cuatro décadas, como la canción de Arjona. Apagué la alarma, salté de la cama y me metí bajo la ducha. Regresé a mi cuarto y me vestí con mi uniforme de escolar, Luego me dirigí a la cocina. Saqué un bolo, vertí un poco de harina, leche y un par de huevos junto a unas cucharaditas de aceite. Me dispuse a preparar unos panqueques para el desayuno con mamá.
Mamá va loca por los panqueques, desde muy pequeñito que ella me enseño a hacerlos. Pensé que este sería un estupendo regalo para iniciar su día. También porque casi nunca cocino nada para ella, no soy un cocinero, pero estoy seguro de que mis panqueques no apestan.
Escuché a mamá descender por las escaleras, entonces vertí café en su tazón y puse la crema cercana por si ella se antojara de meterle crema. Mamá apareció en el umbral de la cocina ya vestida con una falda oscura plisada atrás, una blusa beige y una chaqueta a juego con su falda. Había recogido sus cabellos en un sofisticado moño. Medias u zapatos negros completaban su atuendo. Desde siempre había considerado que mamá lucía muy sexy en sus trajes formales de negocios y esta mañana no era la excepción. Incluso parecía más atractiva que nunca, su piel y sus ojos brillaban de manera especial. ¿Será por lo que sucedió anoche?, me pregunté.
—Feliz cumpleaños, mamá … —Le dije acercándome con los brazos extendidos.
—¡Uhmm! … Huele a panqueques … Me has preparado panqueques … ¡Que magnifico y dulce regalo de cumpleaños, tesoro! …
Me dijo sonriendo ampliamente. Le di un beso en la mejilla abrazándola estrechamente a mí y le dije.
—Y este es solo el primero … Esta tarde te tendré tu regalo verdadero, cuando regreses del trabajo …
—¡Oh! … Me apresuraré en regresar entonces …
Nos sentamos en nuestras respectivas sillas y procedimos a desayunar degustando nuestros panqueques. Pero de pronto mamá se puso seria y en un tono acorde me dijo.
—Hijo … Tenemos que hablar sobre lo que sucedió anoche …
Se me heló la sangre en el cuerpo, su tono de voz no presagiaba nada de bueno, exhalé un respiro y dije.
—Esta bien … Cómo tú quieras …
—Lo siento mucho, Héctor … —Comenzó diciendo, pero yo la interrumpí.
—No, mamá … Soy yo el culpable … No debería haber hecho lo que hice …
Ella reflexionó por un instante y prosiguió.
—Sea como fuere … Soy yo la adulta aquí … Además, soy tu madre … Yo debería haber detenido todo y no lo hice … Pero lo que paso no volverá a pasar … ¿Entiendes lo que digo? …
Por un momento se me vino el mundo encima, me quede silente y triste, entonces pregunté.
—¿Y que haremos ahora? …
—Absolutamente nada … Seguiremos como siempre … Fingiremos que lo de anoche nunca sucedió y nunca volverá a suceder … ¡Ah! … Tampoco lo que sucedió en la puerta principal … Borra todo eso de tu mente … ¿Has entendido? …
Una parte de mí se estaba muriendo, quería rebatirle con un argumento válido, pero no lo hice porque nada se me ocurrió. Además, tampoco quería presionarla y hacerla sentir incomoda, ni menos en el día de su cumpleaños. Así que solo asentí.
—Sí, mamá … Está bien …
*****
Mi día en el colegio transcurrió como de costumbre. Tuvimos una prueba a sorpresa, bromeé con mis amigos y al termino de la jornada regresé a casa. La única diferencia fue que estaba muy distraído, la imágenes de la noche anterior con mamá iban y venían por mi cabeza. La dulce sensación de besar sus labios en el porche de nuestra casa todavía quemaba mi boca. Para que decir de los momentos recostados sobre el sofá. Mi mano envolviendo su pesada, caliente y dúctil teta, su duro pezón. La forma voluptuosa de su trasero empujando contra mi polla. La calidez acogedora y resbaladiza de sus piernas. Era muy doloroso para mí saber que nunca más volvería a tenerla de ese modo tan íntimo apegada a mi cuerpo. Pero no quería sentirme deprimido en el día de su cumpleaños y quería que ella lo disfrutara a concho.
Cuando regresé a casa, me puse a ordenar y limpiar todo. Desocupé los botes de basura, aspiré la alfombra y pulí los muebles, dejé todo reluciente y con aroma a limpio. Incluso cargué la lavadora con la ropa sucia. Terminada la limpieza, me vertí un poco de leche con chocolate en un vaso y me preparé un delicioso sándwich. Mientras comía navegué un poco en la internet y luego me dedique casi una hora a cumplir con mis deberes escolares. Después pensé que debía preparar algo para celebrar el cumpleaños de mamá.
Era poco más de la cinco de la tarde. Ordené pollo asado del KFC y unos sushis de verduras. Preparé la mesa redonda del comedor con un impecable mantel limpio, unos candelabros de plata con velas perfumadas, puse dos cubiertos, unos potes con salsas, platos y vasos, enseguida esperé la comida que había ordenado. En el refri tenía dos botellas del espumante preferido de mamá, me parecía de no haber olvidado nada. Finalmente me ordené yo mismo con una remera limpia, pantalones de yoga y zapatillas livianas. Me fui a mi armario y rescaté el regalo de mamá donde se habían ido todos mis ahorros, solo esperaba que le gustara.
Sonó el citófono y resultó ser el chico del delivery con la comida que había ordenado. Por suerte llegó antes que mamá, aproveche y encendí las velas. A los pocos minutos escuché a mamá abrir la puerta con su llave. Se asustó al verme en el umbral esperándola.
—¡Dios, Héctor! … ¡Casi me das un infarto! … ¿Qué haces aquí? …
No pude evitar de reírme, ella llevaba una caja de color blanco. Rápidamente lleve una de mis manos a sus ojos para evitar que viera todo.
—Lo siento, mami … Es una sorpresa … No debes mirar … Déjate guiar por mi …
—¡Héctor! … ¿Qué estás haciendo? … —Dijo resistiéndose.
—Relájate … Confía en mi … —Le dije empujándola por los hombros.
Le quité la mano de los ojos y ella exclamó.
—¡Oh! … ¡Qué linda mesa! … Pensaste a todo … Incluso las velitas … Gracias, hijo …
—Sí, mamá … Todo para ti … Pero espera … Ahora traigo las pitanzas …
—¡Uhm! … Comida … Creo oler algo rico …
Mamá se volteo a mirar a su alrededor y añadió.
—¡Uh! … Hasta se ve todo más ordenado y limpio … ¡Qué bonito regalo, hijo! …
Me fui a la cocina y volví con los platos preparados.
—¡Oh, Héctor! … Pollo del KFC … Mi favorito … ¡Y mis sushis preferidos! … ¡Uhm, que rico! …
Abrió unos ojos enormes cuando puse su paquete de regalo sobre la mesa. Rápidamente se lo llevo a la nariz, luego lo movió y preguntó.
—¿Para mí? … ¿Qué es esto? …
Curiosa rasgó el papel plateado y abrió el regalo para exponer su contenido. Un bolso de Zara para la oficina.
—¡Guau! … ¡Que hermosa! … ¿De donde sacaste dinero para algo así? …
—Bueno … Tus mesadas son generosas y yo soy ahorrativo …
—Es justo el bolso que yo quería conseguir … ¡Pero esto debe haberte costado un ojo de la cara! … Muchas gracias, cariño … Aprecio mucho esto …
Mientras ella abría el bolso y ver todos sus bolsillos, yo vertí un poco de vino en nuestras copas.
—¿Y cómo estuvo tu día, mami? …
Mientras comíamos, mamá me recontó que había recibido llamadas de prácticamente todos sus amigos y conocidos. En la oficina le cantaron el “Cumpleaños feliz”. Comimos con placer nuestra cena. En eso ella dijo.
—Lo único penoso es que soy un año más vieja …
Inmediatamente le retruqué.
—Vieja, no … Si pareces tener apenas unos treinta …
Mamá me sonrió diciendo.
—Eres caballeroso y gentil … ¿Todavía quiere que practiquemos para tu cita con Roxana? …
Me encogí de hombros con cierto regocijo.
—¡Uhm! … Sí … Creo que la necesito …
—Entonces está bien …
Dijo ella levantándose con la intención de levantar la mesa. Apresurado le dije.
—No, mamá … Deja eso … Yo limpiaré todo … Ve a tu habitación, dúchate y relájate … Disfruta por el resto de tu día …
Volvió a sonreírme y dijo.
—Está bien … Tomaré esto … Y esto … Y esto …
Recogió su copa, la botella y su regalo, luego agregó.
—Trae mi bolso a mi habitación cuando termines …
Después salió hacia su cuarto. Yo terminé el ultimo pedazo de pollo y apagué las velas. Limpié la mesa y lleve los platos a la cocina para lavarlos. Luego cerré las ventanas, la puerta principal y apagué las luces. Tomé el bolso de mamá y me fui hacia su dormitorio. Cuando llegue a su pieza no la encontré en ella, pensé que estaba en el baño, así que deposité el bolso sobre su cama y grité hacia el baño.
—¡Aquí está tu bolso, mamá … Buenas noches! …
—¡Héctor, querido! … ¡Ven aquí! …
Caminé hacia la puerta del baño que estaba parcialmente abierta y entré. Esperaba encontrar a mamá con su ropa de trabajo, o con una bata, pero la encontré ya sumergida en la bañera, solo su rostro, sus cabellos y sus hombros estaban visibles. La vasca estaba llena de espuma.
—¿Qué necesitas, mamá? …
Mamá estiró su brazo y tomó un sorbo de su trago, luego me dijo sonriente.
—¿Te va de meterte a la bañera conmigo? …
—¡Pfffiiiuuu! … ¿Dices en serio? …
Mamá se rio y se movió como para hacerme espacio.
—Por supuesto que sí … Necesito pasar más tiempo contigo … Y no te preocupes, estoy en traje de baño …
—¡Oh! … Está bien …
Comencé a quitarme la ropa, pero me dejé la ropa interior. Metí un pie en la vasca y mamá me sugirió de sentarme delante de ella dándole la espalda. Obedecí prontamente a las instrucciones de mi madre, me senté y me eché un poco hacia atrás para apoyar mi espalda contra su cuerpo. Inmediatamente sentí sorprendido los duros pezones de mamá que me punzaron la espalda. Mi cuerpo reaccionó como si hubiese recibido una descarga eléctrica poderosa, en el fondo de mi espalda sentí también sus vellos púbicos. No sabía qué hacer y dije.
—Creí escuchar que estabas con traje de baño …
Mamá sorbió un poco de su trago y antes de volver a colocarlo, dijo.
—Solo una mentirilla inocua …
Otra vez me sentí descolocado, no sabía que hacer. ¿Por qué habrá mentido?, pensé. Mantuve mi boca cerrada. ¿Y que iba a pasar con ella ahora que estaba desnuda? Ciertamente el sentir sus senos aplastados con mi espalda era muy agradable. El problema que madre natura se hizo presente provocándome una feroz erección. Menos mal que había burbujas por doquier, no había modo de que ella viera mi polla endurecida. Cerré los ojos cuando ella comenzó a acariciar mis pectorales, sus manos subían y bajaban sobre mi pecho. Estábamos en completo silencio, pero ella habló cerca de mi oído.
—¿Héctor? …
—Sí, mami …
—No te confundas sobre esto …
No estaba entendiendo nada. Quería preguntarle tantas cosas. Quería que me explicara que significaba todo eso. Antes de que pudiera emitir una palabra, mis ojos dieron vuelta en sus orbitas. La mano de mamá se introdujo en el agujero de mi boxers y las yemas de sus dedos tocaron mi polla entiesada como un pedazo de leño. Emití una especie de bufido y gemido. La mano se deslizó más abajo y aferró con autoridad mi erección. Volví a cerrar los ojos y exhalé un suspiro a boca abierta. Luego sus movimientos se hicieron en forma vertical, hacia arriba y hacia abajo a toda la longitud de mi pene.
Estaba estupefacto de que ella estuviera haciendo esto. Sobre todo, después de nuestra conversación de esta mañana al desayuno. Pensé que jamás volvería a tener un acercamiento sexual entre ella y yo. Claramente no le iba a mencionar eso. Simplemente me quedé allí sentado tranquilamente mientras mamá jugaba con mi polla. Magreó mi pija por unos gloriosos minutos haciéndome gemir y suspirar. Pero para mi total decepción, noté que su mano se retiraba de mis boxers. Abrí mis ojos con pesar, ¿Qué le pasaba a ella?
Vi como tomaba la botella de jabón líquido, versaba un poco en su mano y la volvió a sumergir bajo las burbujas, entonces sentí cuando la metió por el borde elástico de mis calzoncillos, Volvió a tomar mi polla en su mano y continuó acariciándolo, su mano enjabonada se sentía muy suave. Sus movimientos comenzaron a hacerse más fluidos y enérgicos. ¡Oh, Jesús! Amaba su tacto. Cerré los ojos para disfrutar de su tratamiento.
Sus manos eran muy hábiles y diestras. Los dedos de mis pies comenzaron a curvarse y a abrirse sin control alguno. Su otra mano acariciaba mis bolas con sumo cuidado, arrancando de mi garganta suaves gemidos y gruñidos. Sus toques eran de una experticia increíble y comencé a gemir más fuerte y con mi respiración entrecortada.
Cuando acarició mi glande, mis piernas comenzaron a tensarse y a ponerse tiesas y me envolvió una euforia dantesca. Mi polla se agitó y comenzó a expeler densos chorros de semen al interior de mis boxers y sobre su mano. Hubiese querido que esa sensación no terminara jamás. Mamá siguió estrujando y jalando mi polla, hasta que no hubo más palpitaciones. La mejor paja que me han hecho en toda mi vida. Mamá antes de soltar mi pene, me susurró a mi oído.
—Gracias por hacer de este día, un día maravilloso para mí …
*****
(Continuará …)
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El regalo más preciado de quien escribe es saber que alguien está leyendo sus historias. Un correo electrónico, a favor o en contra, ¡Tiene la magia de alegrar el día de quien construye con palabras, una sensación y un placer!
luisa_luisa4634@yahoo.com
Oportunidades no me han faltado, pero siempre he sufrido impensables interrupciones. Como la vez que me encontraba con mi novia a la cual había logrado desnudar casi por completo y estábamos listos para la acción, solo que sus padres regresaron antes de lo previsto y tuve que escabullirme por la ventana con mi polla dura como palo. Otra vez, estábamos prontos ella y yo para entregarnos a una desenfrenada lujuria y ella me dijo.
—El condón … Ponte el condón …
—¿Cuál condón? …
—¿Cómo? … ¿No trajiste un maldito condón?
Y luego me permitió correrme en sus bellos senos, pero ninguna penetración. Y así hubo otras tantas con inoportunos rechazos al momento culmine. En resumen, todavía soy virgen. La mayoría de mis amigos se jactan de ya haberlo hecho, algunos muchas veces, pero yo no he tenido la misma suerte.
Traté de encontrar a una mujer mayor en la internet. Me metí a un chat de citas y me conecté con una mujer de nombre Mónica. Ella estaba divorciada. De su matrimonio habían quedado dos hijos que vivían con ella. Me sentí tan cómodo chateando con esta desconocida de cuarenta años, que hasta le confesé que todavía estaba virgen. Entonces ella me sugirió que hiciéramos un juego de roles donde ella me seducía. Tuvimos sexo virtual a través de la red. Al finalizar me fui a la ducha para lavar toda muestra de lo recién acontecido.
Mis chateos con Mónica continuaron y prácticamente todos los días nos masturbábamos ella y yo jugando diferentes roles. Después de correrme dos y hasta tres veces, me dirigía a la ducha para lavar mi polla y restos de semen salpicados sobre mí. Hasta que un día …
—¡Héctor! … ¡Ven y explícame qué es esto! …
¡Maldición!, era la voz severa de mamá que me llamaba desde mi habitación. Me había olvidado de apagar el computador y ella estaba inclinada a leer la pantalla y mi último chateo con Mónica.
—¿Qué pasa, mami? …
Pregunté en el tono más inocente posible mientras me acercaba a mi escritorio.
—Esto … ¿Qué es esto? …
Dijo mamá perentoriamente apuntando la pantalla de mi PC.
—¡Oh!, eso … Es solo una charla con una amiga … Me olvidé de desconectarme … Y nada … No es nada …
—¿Eh? … ¿Nada? … ¿Tú dices nada? … No te hagas el tonto conmigo, Héctor … ¿Quién es esa mujer con la que estabas hablando? …
—¡Ehm! … Una amiga … Una amiga del colegio …
—¡No digas boberías, muchacho! … Leí su perfil y te dobla en edad … Además, tiene hijos y se ha divorciado de su marido … Esa no puede ser una amiga de tu colegio … No me mientas … Dime la verdad, jovencito …
—¡Ay, mamá! … ¡Exageras! …
—No trates de inventarme otra de tus patrañas … Basta de mentiras … Quiero saber la verdad …
—Mamá … ¿Has escuchado alguna vez eso de respetar la privacidad de las personas? …
—Ni siquiera intentes confundirme con tus discursos libertarios … Soy tú madre y debes decirme la verdad … Ahora … Adelante … Habla …
—Pero mami … Soy casi un adulto … Tengo derecho a tener mis cosas …
—Tú lo has dicho … Eres “Casi adulto” … No eres un adulto y eso te deja bajo mi jurisdicción y cuidado … Ahora dime todo y no omitas nada …
—Pero no te enojes …
—No estoy enojada en absoluto … Solo me preocupo por ti …
—Pero mamá … No tienes de que preocuparte …
—¿Qué significa eso de que no tengo que preocuparme? … Por si lo has olvidado, soy tú madre … Mi obligación y mi deber es preocuparme por ti … ¿Qué pasa si esa es una loca psicopática y te está tendiendo una trampa? … ¿Sabes cuantas agresiones y asesinatos suceden a gente con citas a ciegas por internet? …
Mamá tenía razón. En los últimos tiempos los delitos criminales de gente que había concertado citas por la red se habían incrementado. Me quedé sin respuesta a su lógica. Había una posibilidad de que eso fuera cierto. Mamá me miraba expectante, parecía esperar una respuesta por mi parte, pero yo no lograba hilvanar algo criterioso para rebatir sus aprensiones de madre.
—¿Por qué haces eso, Héctor? … Eres un chico lindo … No necesitas liarte con una mujer que te dobla en edad … Estoy segura de que en tú colegio hay muchas chicas que quisieran estar contigo …
Suspiré y me fui a sentar a mi cama. Me resultaba incomodo tener esta conversación con mamá, pero no podía evitarla. Ella me había descubierto.
—Mamá … Esto es complicado …
—¿Complicado? … ¿Qué es complicado para ti? …
—El porque tuve estas conversaciones con Mónica … La mujer de la internet …
—Bueno … Pero intenta explicármelo … No soy una estúpida, ¿sabes? …
Volví a respirar profundamente y suspiré. Me aclaré la garganta.
—¡Ehm! … Se trata … ¡Uhm! … Es una cosa relacionada con el sexo …
—Bueno … La verdad es que debería haber tenido esta conversación contigo hace mucho tiempo …
Mamá se quedó silente por un rato reflexionando sobre sus palabras, luego prosiguió.
—Estás convirtiéndote en un joven adulto … Sé que todos los chicos de tu edad quieren experimentar sobre esas cosas de sexo … Lo que más puedo recomendarte, es tener sexo seguro … No veo que más podría hacer por ti … Pero quisiera saber, ¿por qué no haces estas experiencias con chicas de tu edad? … Las chicas de tu colegio, por ejemplo …
—Porque lo he intentado más de una decena de veces … Pero invariablemente sucede algo y termino arruinándolo todo … Ya no sé que hacer, mamá …
Mamá se me quedó mirando como si no lograra entenderme, luego enarcó sus cejas y me fijó con sus bellísimos ojos de miel, preguntándome.
—¿Eres virgen? …
Gemí anonadado y asentí moviendo mi cabeza afirmativamente. No pude mantener su mirada y bajé la cabeza ligeramente avergonzado. Una leve sonrisa comprensiva y maternal se dibujo en los labios de mamá.
—¡Cariño! … No hay nada de malo en ser virgen …
—¡Oh, sí! … ¡Claro! … Lo dices tú porque eres mujer …
—¡No, Héctor! … Lo digo en serio …
Ella se levantó y vino a sentarse a mi lado. Puso suavemente su mano sobre mi muslo y agregó.
—Y … Además … No querrás tener tú primera experiencia con una extraña que conociste a través de la internet … Debes hacerlo con alguien muy especial … Alguien en quien puedas confiar … Alguien con quieras pasar el resto de tu vida …
—¡Ay, mamá! … ¿Por qué tienes que ser tan cursi? … Estamos en el siglo XXI … El mundo ha cambiado … Hoy en día si no tienes relaciones sexuales a temprana edad eres un perdedor … Más aún si eres un chico …
Mamá se quedó pensando. Reflexionando sobre mis palabras, luego dijo.
—Está bien … Sea cómo sea … Pero ¿Qué tiene que ver esa mujer con la que has estado hablando? … No creo que ella te solucione algo … Nadie te elogiará por acostarte con ella …
—Mami … No busco elogios de nadie … Es solo que … ¡Uhm! … Es … Es …
No me resultaba fácil encontrar las palabras adecuadas. No quería que ella pensara que era una tontería, pero reuní todo mi coraje y espeté.
—Es mi maldición, mami … Siento que estoy cargando con un mal hechizo … Y pensaba que, si puedo acostarme con Mónica, mi maldición será exorcizada y me liberaré de este hechizo que tengo encima … Y entonces podré finalmente tener relaciones con otras chicas de mi edad …
Mamá llevó su mano a mis cabellos y me chasconeó un poco diciendo.
—¡Oh, cariño! … ¿Sabes lo tonto que suena eso? …
—¡Uhm! … Lo dices porque no eres tú la que ha sido embrujada …
—Bueno … Entiendo que seas un poco supersticioso … Todo el mundo lo es de algún modo … Hay mucha gente rara en este mundo … Pero eso es solo falta de confianza … Estoy segura de que encontrarás la chica justa con la cual hacerlo … Tengo más experiencia que tú … Confía en lo que te estoy diciendo, tesoro … Ten paciencia y sucederá sin que te des cuenta … Es una cosa natural … No debes apresurarte … Solo sucederá …
No sé porque las suaves palabras de mamá tuvieron un efecto balsámico. Me convenció y lo único que dije fue.
—Está bien, mamá … Seré paciente y esperaré …
*****
Un par de noches después estaba en mi cuarto estudiando. Me habían inculcado de pequeñito el ser responsable con mis estudios y estaba desarrollando unos ejercicios algebraicos. Mis planes eran convertirme en un Físico Astrónomo y sabía que debía estudiar duro para lograr el suficiente puntaje para ir a la universidad adecuada. Soñaba con investigar el cielo y descubrir nuevos planetas y estrellas. Y ser un orgullo para mi madre.
Afortunadamente teníamos un buen pasar. Mamá es abogada y tiene su propio estudio legal, heredado de mi padre, el cual falleció en un accidente al mar, dejando a mamá una sustanciosa suma de dinero de su seguro de vida. Esto nos permitió seguir con nuestro estilo de vida y seguir asistiendo a un colegio pagado.
Pasé a estudiar modelos matemáticos de las orbitas elípticas de las estrellas y algunos objetos vagabundos del espacio, como los cometas. Pero lo que volvía una y otra vez a mi mente, era Mónica. Le había dicho a mamá que no volvería a conectarme con ella, pero con ella podía al menos autosatisfacerme. Y lo más importante era el tratar de juntarme con ella y romper este maldito hechizo que pesa sobre mí. Pero también pensé en las aprensiones de mamá, tal vez esté arriesgándome con una psicópata, una astuta depredadora de jóvenes. Debía saber más sobre ella y el único modo de hacer eso era volver a contactarla. Absorto en mis pensamientos, escuché que mamá llamó a mi puerta y entró sigilosamente.
—Cariño … ¿Tienes un minuto para charlar? …
—Por supuesto … ¿De qué quieres hablar? …
—Bueno … He estado pensando en todo ese asunto del que me hablaste hace unos días … Creo que tengo una solución para ello …
La miré inquisitivamente esperando que ella continuara, pero como no lo hizo, entonces le dije.
—¡Ehm! … ¿Sí? … ¿Y? …
Mamá se sentó en mi cama y me preguntó.
—¿Te acuerdas de mi amiga Roxana? …
Era imposible poder olvidar una mujer como ella. Era la amiga más hermosa que tenía mamá. Con un cuerpo maravilloso. Podría perfectamente haber sido una estrella de la televisión o del cine. En el cine porno habría sido todo un éxito.
—Si no me equivoco es la pelirroja, ¿verdad? …
Roxana tenía una sensualidad innata. Cabellos rojos naturales. Piel ligeramente bronceada con pecas alrededor de sus mejillas. También en su escote eran visible las pecas que también cubrían sus senos preciosos. No eran ni chicos ni grandes, probablemente una medida 36C. Aguzados y firmes, protuberantes hacia adelante. Piernas largas, esbeltas y bien torneadas. Lo más maravilloso era verla en bikini. Mamá me observaba atentamente y dijo.
—Sí … Justo ella … Bueno … El año pasado ella me preguntó por ti … Me dijo que te estabas convirtiendo en un apuesto muchacho … Incluso admitió que le gustaría llevarte a la cama …
Me quedé en estado de shock. Siempre pensé que las probabilidades de llevármela a la cama eran tan buenas como comprar un lote de terreno en marte. Esta conversación con mamá comenzó a ponerse interesante, así que me hice hacia adelante para escuchar todo lo que ella me estaba confidenciando. Mamá continuó con su plática.
—Por supuesto que me disgustaron sus pretensiones y la insté a mantenerse alejada de ti … Ella es una devoradora de hombres, ¿sabes? … Pero al menos es una conocida … Con el susto que me diste sobre esa tal Mónica … Prefiero que lo hagas con una de mis amigas … Siempre y cuando estés interesado en ella … La llamé a su celular y le pregunté si todavía pensaba a ti …
Mi corazón hizo una pirueta en mi pecho y mi polla vibró como un harmonioso diapasón. Ávido por saber más, le pregunté ansioso.
—¿Y qué te dijo ella? …
—Dijo que siempre le has gustado y que le interesaría mucho tener una cita contigo …
—¿Roxana dijo eso? …
—Así es … No te voy a mentir que la cosa a mí no me gusta … Pero si es lo que quieres … Mejor que lo hagas con mi amiga … ¿Te interesa una como ella? …
—Bueno … En realidad, ella es bastante atractiva y me interesa … Pero ¿cómo va a funcionar esto? …
—No lo sé … No creo que ella quiera que te aparezcas en su casa y la lleves directamente a su dormitorio … Las chicas no funcionamos de ese modo … Aunque sí el objetivo primario sea tener sexo … Se necesita crear una atmosfera, tener un poco de romance … Un preludio de acercamiento romántico …
—¿Entonces? …
—Bueno … Te fijaré una cita con ella este fin de semana … La llevarás a cenar y si todo va bien … Roxana te convertirá en un hombre feliz …
Sentí el sonido de mis tripas y ese algo se revolvió en mi estómago.
—Esto ya no me gusta, mamá …
—Pero ¿por qué, tesoro? …
—Sabes por qué … Porque yo de uno u otro modo voy a arruinarlo todo … ¿Acaso has olvidado mi maldición y el embrujo que pesa sobre mí? …
Mamá me acarició la mejilla y me sonrió comprensiva.
—¡Oh, no había pensado en ello? … Entonces te propongo de salir tú y yo en una cita de pareja … Entrenarás conmigo … Yo te daré algunos consejos y te prepararé para que salgas con Roxana … Te enseñaré cómo conquistar a una chica como ella … Te diré lo que tienes que hacer y decir para no defraudar a tu pareja …
—Esa sí que me parece una buena idea, mamá … —Dije prontamente.
*****
Unas horas más tarde, estaba en mi cama pensando en la conversación con mamá. También desestimé el continuar con mi acercamiento a Mónica. No es que estaba convencido del todo, pero el esfuerzo de mamá por ayudarme meritaba de darle una buena oportunidad. Definitivamente estaba ilusionado por la cita con Roxana y esta cita de practica con mamá, despertaba en mi algunos sentimientos confusos que había reprimido durante mucho tiempo.
Todo se remonta hasta hace unos cuatro años. Mi mejor amigo, Joaquín, olvidó su teléfono celular en mi casa. No pude reprimir mi curiosidad y logré abrir sus archivos personales. Pensé que encontraría fotografías pornográficas, pero no había nada inusual. Entonces me fui a una carpeta donde había cinco videos. Grande fue mi sorpresa el ver a Eliana, la hermana mayor de Joaquín, en diferentes tomas con teléfono escondido. En todas las tomas se lograba ver el momento en que se desnudaba antes de colocarse su pijama y en otras mientras salía de la ducha para vestirse con su ropa de calle.
Ciertamente fue agradable ver a la hermosa Eliana totalmente desnuda, pero lo que más me llamó la atención, fue la fascinación de Joaquín por el cuerpo desnudo de su hermana mayor. No me resultó para nada desagradable constatar que mi amigo se interesaba sexualmente por su hermana. Después de eso, comencé a ver a mi madre con otros ojos. Mamá es una dama muy hermosa de cabellos cortos estilo casco de color castaño claro. Su trasero no era nada del otro mundo, ella es menudita, pero muy harmoniosa, delgada y de largas piernas. Lo que más sobresale de ella, son sus hermosos senos. Tan bonitos como los de su amiga Roxana, pero seguramente de copa mayor, posiblemente D o DD.
Su simpatía también la caracteriza, con una sonrisa diáfana donde lucía su preciosa dentadura blanquísima. Cada mañana que la veía a la hora del desayuno, ella iluminaba toda mi jornada con una maravillosa sonrisa. Sabía que no era aceptable que yo tuviese ciertos pensamientos con ella, pero eran solo fantasías de adolescente cachondo.
*****
Finalmente, la cita con mamá se concretó. Nos fuimos a un restaurante que ella conocía. Estaba muy concurrido, casi no había puestos disponibles, pero mamá tenía una reserva. Me pareció un local refinado y con estilo elegante. La iluminación tenue le daba una atmosfera romántica y cálida, había una suave música ambiental que lo rendía acogedor y entretenido. Todos los comensales lucían ropa elegante y de buen gusto en la informalidad.
Estábamos sentados en un sitio sobre elevado desde donde teníamos una visual de todo el local, pero a su vez, la iluminación estaba opacada por algunos ornamentos florales del restaurante, lo que nos dejaba en un cómodo sitio particularmente oscuro. La noche era muy agradable con una temperatura primaveral y una ligera brisa del oeste, con un cielo maravillosamente llenos de estrellas titilantes. Para aumentar el momento de belleza, mamá estaba vestida con un elegante vestido de una pieza de color azul marino muy ceñido a su escultural cuerpo, a su cuello lucía un esplendido collar de perlas, una cartera Zara de piel con un plisado sofisticado. Su escote era muy llamativo y no pasaba desapercibido para nadie. Ella se dio cuenta de que yo miraba encandilado su decolté y me dijo.
—Tesoro … mis ojos están aquí, más arriba …
Sentí mis mejillas caldearse un poco, me avergoncé de haber sido sorprendido a atisbar sus preciosos pechos.
—¡Ehm! … Perdona, mamá .. Estaba solo apreciando de que te ves divina con ese collar de perlas grandes…
—¡Oh, sí! … ¡Claro! … Intenta no hacer eso en tu cita con Roxana … Es de mal gusto …
—Está bien, mamá …
Dije tomando un sorbo de mi copa de vino espumante.
—Tampoco te emborraches en tu primera cita …
Exclamó mamá sonriendo divertida. Entonces pensé que mi madre era simplemente genial. Me había pillado mirándole las tetas y no se había enojado y continuaba dándome graciosos consejos de mujer adulta. El camarero nos interrumpió trayendo nuestra cena, mamá había ordenado una entrada de jamón serrano para ambos, acompañadas por una muestras de pastas de la casa.
—Mami … ¿Qué podría hablar con Roxana? … ¿Qué cosas le interesan a ella? …
Dije rellenando la copa de vino de mamá.
—No me preocuparía tanto por eso … Deja que la conversación fluya en modo natural …
Mamá tomó un sorbo de vino, cortó una porción de su lonja de jamón y continuó con su didáctica conversación.
—¡Uhm! … Además … Si es necesario … Puedes preguntarle directamente a ella sobre sus gustos y temas de interés … Y luego comentar sobre lo que ella te diga …
—Eso me parece una excelente idea … No forzar los temas de conversación … ¿Tienes alguna sugerencia más? …
Mamá me sonrió comprensiva antes de agregar.
—Bueno … Sí … Compórtate siempre como un caballero … No hables demasiado de ti mismo … A las mujeres no nos gustan los fanfarrones … Deja espacio para que ella hable de sus cosas … Muestra interés por lo que ella te cuenta …
Decidí poner en practica el consejo de mamá y le pregunté.
—Mami … ¿Cómo es que ya no te ves con nadie? … Hace tiempo que no te veo salir con alguien …
Mamá me miró un poco sorprendida. Hice esta pregunta porque después de la muerte de papá, ella tuvo un par de citas con algunos que la cortejaban. Esto no me molestaba, pero debo admitir que me sentía un poco celoso de pensar en ella en los brazos de otro hombre. Entendía, eso sí, que era normal que ella quisiese rehacer su vida. Solo que, por alguna razón, ninguno de esos intentos amorosos pareció funcionar más allá de un par de semanas. Mamá volvió a sorber de su copa de vino antes de responderme.
—Bueno … Prefiero concentrarme en mi trabajo … No necesito una relación por el momento …
—Pero mamá … Ha pasado un año o más que no tienes un cita …
Mamá suspiró y entrecerró sus ojos como queriendo recordar tiempos idos.
—Lo sé … Para ser honesta … Ya no salgo porque casi todos los hombres parecen estar interesados solo en llevarme a la cama … Me di cuenta de que ninguno de ellos me hacía sentir como lo hacia tu padre … Mi relación con tu padre era una unión completa … No solo de sexo … Y eso no lo he encontrado con nadie …
—¿Es por eso por lo que todavía usas tu anillo de esposa? …
Mamá levantó su mano izquierda y la hizo girar metiendo en muestra su anillo de bodas, lo miró con orgullo y cierto fervor, como sintiéndose todavía comprometida con el hombre que un día puso ese anillo en su dedo. Noté que se lo había quitado solo cuando tuvo alguna cita. Lo conservaba siempre en la repisa donde estaban las cenizas de papá y el anillo de él. Pero tan pronto como terminaba la cita el anillo volvía a aparecer en su dedo. Un dejo de tristeza paso por sus ojos mientras sorbía su vino frio. Traté de consolarla diciéndole.
—Es entendible, mamá … Además, me tienes a mi … No necesitas a otro hombre en casa …
La sonrisa volvió a su labios y me dijo.
—¿Sabías que a tu padre le encantaba traerme siempre a este lugar? … Esta era nuestra mesa preferida …
—Te lo dije … No necesitas a nadie más … Ahora estás aquí conmigo …
Pasamos el resto de la tarde comiendo la exquisita comida y bebiendo el fresco vino. Hablamos de todo, ella de su trabajo y yo del colegio y mis planes de asistir a la universidad el próximo año. También me dio otros sabios consejos sobre comportarme en mi cita con Roxana. En resumen, fue una gran noche y pensé que deberíamos repetirlo más a menudo. Terminamos la cena con un sabroso helado de fresas y una copa de Cognac refinado. Mamá canceló todo con su tarjeta de crédito e hizo llamar un UBER para que nos acompañara a casa. Me apresuré a abrirle caballerosamente la puerta antes de subir al auto, cosa que ella me agradeció con su sonrisa esplendente. Llegamos a casa y descendimos del vehículo, antes de entrar le dije.
—Gracias, mamá por haber compartido conmigo esta noche … También por tus valiosos consejos …
—No hay de qué, cariño … Si te comportas así con Roxana … Ella te llevará bajo sus sabanas tan pronto como lleguen a casa suya …
Sonreí sintiéndome más seguro de mí mismo y de mis capacidades para cortejar a la amiga de mamá. Pero me quedaban algunas preguntas que hacerle a mamá.
—Entonces, mami … ¿Crees que sea oportuno que intente besarla cuando lleguemos a su casa? …
Mamá se volteó hacia mí y dijo.
—Creo que sí … Ya sabes que ella está interesada en ti … Creo que deberías hacer eso … Pero tan pronto la hayas besado, aléjate de ella y finge que te vas de regreso a casa … Ella te detendrá antes de que te alejes un metro …
Cierto que los consejos de mamá eran invaluables, pero yo quería experimentar todo. Así que la enfrenté y le pregunté.
—¿Te importaría si practicamos también eso entre nos dos? …
Sacudió un poco su cabeza y luego extendió sus brazos hacia mí.
—¡Ehm, no! … Hagámoslo …
Tomé su mano y caminamos hasta el vano de la puerta, me puse frente a ella y le dije.
—He pasado un magnifico momento junto a ti …
—Yo también me sentí muy bien contigo, Héctor …
—¿Crees que podríamos volver a hacer esto juntos alguna vez? …
—¡Oh! … Eso me gustaría mucho …
Entonces envolví la sinuosa cintura de mamá con mi brazo y acerqué mi rostro al de ella. Cerré mis ojos cuando sentí los afelpados labios de mamá que se presionaban a los míos. Esa suave sensación, pareció ponerme en órbita. Sentí como si mis labios se derritieran al contacto con los cálidos labios de mamá. También percibí el ligero olor de su refinado perfume. Mi estómago se contrajo y mi vientre se hundió. Jamás había sentido esta sensación con nadie. No tenía idea de que un beso pudiese tener una sapidez exquisita en los labios de ella y me pregunté si alguna vez encontraría otra mujer que pudiera transpórtame al cielo solo con un beso.
No quería despegarme de ella, esperaba que ella retrocediera y romper nuestro beso, pero no lo hizo. Esto me envalentonó, puse mi otra mano alrededor de sus caderas y la apreté más a mí, besándola con ardorosa pasión. Mordisqueé delicadamente su labio inferior. Para mi sorpresa, ella no se alejó. La escuché gemir como una gatita y sentí que sus brazos rodeaban mi cuello. Su boca se entreabrió y sentí su cálida lengua empujando mis labios.
Decidí continuar. La sujeté más firme y separé sus labios con mi lengua, luego comenzamos a jugar en forma concupiscente y lujuriosa con nuestras lenguas. Nuestro beso había perdurado por más de medio minuto cuando ella echó su cabeza hacia atrás. Sus hermosos ojos marrones estaban lucientes. Me sentí un poco embriagado por el ardor de su beso, entonces me recuperé y realicé que se trataba de una práctica. La solté diciéndole.
—Entonces te veré otro día … —Me di la vuelta como para alejarme.
—¡Oh, Héctor! … Espera … ¿Te gustaría entrar y tomar un café juntos? …
Me dijo con una amplia sonrisa. Le sonreí y respondí.
—Seguro ... Sería fantástico ...
*****
Entramos a casa luego de que mamá me felicitara por mi comportamiento en nuestra cita de entrenamiento. Apenas cerramos la puerta detrás de nosotros, le pregunté:
—¿Te gustaría beber algo, mami? …
—¡Ehm! … Un Vodka Martini sería perfecto para mí … Pero ahora necesito ponerme algo más cómodo …
—Bueno … Ve a cambiarte, yo prepararé un trago ligero para mí y un Vodka Martini, para ti … ¿Te va de ver una película? …
—Si … Busca algo entretenido en Netflix …
Mamá desapareció hacia su habitación y yo me fui a la barra a preparar los tragos. Pensé en el beso que nos dimos mamá y yo, todavía sentía ese vértigo de pasión en mi vientre. No tenía ninguna explicación plausible para estos sentimientos que ella me hizo sentir, pero me gustaba. También me intrigaba saber si ella había sentido lo mismo que yo e iba averiguarlo.
Una vez que preparé las bebidas, las deposité en una bandeja sobre la mesita de centro frente al sofá, luego me quité el saco y la corbata. Tomé asiento en nuestro amplio diván con el control remoto en mano para buscar algún film para ver con mamá. Como sé que ella es fan de Richard Gere, encontré “Mujer bonita” y la seleccioné. En eso volvió mamá vestida con un delgado camisón que cubría sus muslos a la mitad y un edredón. Era primera vez que la veía vestida así, dijo.
—Entonces … ¿Qué veremos? …
—“Mujer bonita” … Es divertida y entretenida …
—¡Oh! … Con Richard … Me encanta … Se ve que me conoces, ¿eh? …
Le serví su trago y atenué la iluminación al mínimo, luego me senté a ver la película junto a mamá. No pasaron cinco minutos y mamá dijo que prefería ver la película recostada, que era más cómodo. Entonces puse la película en “Pausa” y procedí a quitarme los zapatos.
—Quítate los pantalones también … Te ves incómodo y se arrugaran …
Dijo mamá, así que me quedé solo con mis boxers y mi camisa. Mamá acomodó unos cojines a modo de almohada y me hizo recostar sobre el sofá. Acto seguido, ella se recostó empujando su cálido cuerpo contra el mío. Estábamos a cucharitas. Mamá acercó la mesita al sofá para tener nuestros tragos al alcance. No sabiendo donde colocar mis manos, la pasé sobre su cintura y su vientre plano.
Estaba un poco apretujado entre el espaldar del diván y el cuerpo de mamá, se sentía muy íntimo estar así con ella. Volví a sentir el dulce aroma de su perfume. Mamá se había apoderado del control remoto e hizo continuar la película. Bebimos de nuestras bebidas y disfrutamos viendo las peripecias del adinerado y apuesto magnate seduciendo a la chica bonita. Cada vez que mamá suspiraba, se apretujaba un poco más a mí y mi mano se deslizaba sobre su piel, Casi me viene un ataque cuando me di cuenta de que mi mano había alcanzado la base de sus senos desnudos y el peso de su pecho descansaba sobre la punta de mis dedos. ¿Por qué no ha dicho nada?
Con las yemas de mis dedos acaricié su delicada teta, mamá empujó su trasero contra mí y no dijo nada. Delicada y subrepticiamente mis yemas alcanzaron su protuberante pezón que hice deslizar entre mi dedo índice y mi dedo anular, ahuequé mi mano para cubrir su hermosa teta y mamá no decía nada.
Llegaron las tórridas escenas de amor entre el magnate y la chica bonita, entonces comencé a apretujar delicadamente su pezón entre mis dedos. ¡Oh, Dios! Juro que la escuché gemir. Sabía perfectamente de que no estaba bien lo que estaba haciendo, pero no había modo de que pudiera alejar mi mano lejos de los pechos exuberantes de mi madre. Además, a ella parecía no importarle y no sé si a este punto ella se había dado cuenta de que estaba acariciando sus tetas descaradamente. Traté de concentrarme en la pantalla, las escenas de sexo estaban muy bien logradas, pero me sentí incomodo en esta posición, porque la naturaleza comenzó a manifestarse en mi y muy luego una poderosa erección se produjo entre mi madre y yo.
Escuché como la respiración de mamá se había acelerado un poco. ¿Acaso ella estaba excitada? Me pregunté. Entonces decidí jugar con su pezón y lo apreté suavemente. ¡No podía dar crédito a mis oídos! Mamá comenzó a emitir débiles y casi imperceptibles gemidos.
—¡Ummmmmm! … ¡Mmmmmmm! …
Mi polla se despertó y se encanaló entre los glúteos de mi madre y estoy seguro de que ella sentía la dureza de mi miembro latiente. Para empeorar las cosas, mi polla se deslizó por la abertura de mi boxers y mi cabezota se apoyó y apretujó contra una de sus nalgas. Esperaba que ella reaccionara enojada o que se levantara y se fuera, pero nada de eso sucedió. Sentí mi cara acalorada.
No viendo ninguna reacción contraria de mamá, decidí empujar los límites un poco más allá. El corto camisón de mamá se había enrollado en sus caderas y su trasero desnudo presionaba contra mi polla. La cachondez había hecho que mi polla emitiera algunas gotitas de pre-semen que estaban bañando la tersa tez de sus muslos. La sensación era maravillosa, mi pre-eyaculación estaba mojando a mamá y para mi asombro ella no decía nada. Solo su respiración se había agitado un poco más.
Me volví a acomodar detrás de mamá y empujé cuidadosamente mis caderas hacia adelante, mi pene resbaló fácilmente en el interno de los acogedores muslos de ella. Cerré mis ojos alucinado por la cachonda sensación experimentada. Comencé a friccionar mi polla hacia atrás y hacia adelante, se me escapó un ligero gemido y mi madre también gimió en forma audible. Me quedé quieto y saboreé el idílico momento, sentí la maravillosa presión que mamá ejercía con sus piernas estrangulando mi polla.
Me percaté que ella separó sus piernas un poco más y mi polla casi llega a la gloria, lo que me provocó fuertes escalofríos y los vellos de mis brazos se erizaron. Mi glande tocaba el fino tirante de su tanga que estaba encastrado entre su labia vaginal. Sentí en mi polla el calor y la humedad que emanaba el coño caliente de mamá. No podía creer de estar tan cerca del paraíso.
Motivado por la actitud serena y la clara excitación de ella, lentamente retiré un poco mis caderas hacia atrás y empuje entre sus gorditos labios vaginales. Contemporáneamente, agarré su teta y estrujé su pezón entre mi pulgar y mi índice, lo que provocó que los gemidos de mamá aumentaran y que ella facilitara el restriegue de mi glande contra su coño mojado.
Había un claro olor a sexo entre ella y yo, esto me volvió loco. Saber que estaba haciendo esto con mi madre magnificó el efecto. La estimulación proporcionada por la suave fricción de sus muslos fue algo que se sentía increíble. Ni ella ni yo estábamos en grado de saber que estaba sucediendo con Richard Gere y la mujer bonita, la televisión seguía encendida, pero daba lo mismo. Yo estaba ensimismado con mamá y ella estaba abstraída con mi polla entre sus muslos. Escuché los suaves maullidos y vagidos que hacía mamá mientras yo meneaba mis caderas y pellizcaba su pezón.
No tenía idea del tiempo transcurrido, para mi el tiempo se había detenido y lo único que percibía mi cuerpo y mi alma, era esa maravillosa tibieza del entrepierna de mi madre. Estaba atrapado en una burbuja de espacio tiempo que me mantenía absorto y ensimismado en sentir las delicias de mamá. Sus leves movimientos, sus tenues gemidos, sus delicados temblores. Me movía y me movía sintiendo mi pesada respiración, pero recuerdo perfectamente cuando me sacudieron unos exquisitos tiritones y un frenesí de placer se apoderó de mi cuerpo, era mi clímax, hundí mi pene en ese cálido océano de piernas y muslos de mamá, moví mis caderas por última vez, aferré sus senos, por unos segundos mi cuerpo se tensó, mi polla pulsó y expulsó lo que madre natura conservaba en mis bolas. Tuve unos exquisitos espasmos de felicidad y liberé mi esencia de hombre en medio a los muslos caldeados de ella.
Todo lo que pasaba por mi mentes era apasionado, deleitoso y dulzón, pero nada comparado con la palabra que escapó de mi garganta entre gruñidos sórdidos.
—¡¡Mamááá!! …
No lo dije solo una vez, pero lo seguí repitiendo como una súplica religiosa y sagrada, durante todo el tiempo que duró mi orgasmo. Esa exquisita sensación se prolongo por casi una eternidad, mi mente estaba colma de placer sintiendo la tibieza del cuerpo de mamá. Con fuertes suspiros volví en mí y me negaba a creer en lo que había sucedido.
Mamá y yo permanecíamos inmóviles y en silenció. Se escuchaban solo nuestras agitadas respiraciones que poco a poco volvieron a su normalidad. Quería decirle algo, pero mi mente estaba en blanco. Nada se me ocurría. Estaba curioso por saber si ella sabía lo que había sucedido entre nosotros hace pocos segundos. Me sentí un poco culpable de haber derramado mi semen en las piernas de mamá. Pero nada sucedió, ella solo bostezó, estiró un poco su espalda y se deslizó del sofá diciendo.
—Tengo mucho trabajo para mañana … Iré a dormir … Tú también, vete a la cama … Nos veremos mañana, cariño … Buenas noches …
Quedé perplejo, pero educadamente respondí.
—Que duermas bien, mamá … Buenas noches …
Parecía que todo había sido solo mi imaginación. Quizás tuve solo un sueño muy real. Su comportamiento indiferente me llenó de dudas. Sin embargo, cuando ella se puso de pie, vi claramente como mi semen escurría lentamente por sus bien torneadas piernas hacia sus tobillos. Esa visión me hizo estremecer.
*****
A la mañana siguientes me desperté con las vibraciones y sonidos de mi celular. Lo había configurado para despertarme antes que mamá. Hoy era el cumpleaños de ella. Oficialmente se había convertido en una dama de cuatro décadas, como la canción de Arjona. Apagué la alarma, salté de la cama y me metí bajo la ducha. Regresé a mi cuarto y me vestí con mi uniforme de escolar, Luego me dirigí a la cocina. Saqué un bolo, vertí un poco de harina, leche y un par de huevos junto a unas cucharaditas de aceite. Me dispuse a preparar unos panqueques para el desayuno con mamá.
Mamá va loca por los panqueques, desde muy pequeñito que ella me enseño a hacerlos. Pensé que este sería un estupendo regalo para iniciar su día. También porque casi nunca cocino nada para ella, no soy un cocinero, pero estoy seguro de que mis panqueques no apestan.
Escuché a mamá descender por las escaleras, entonces vertí café en su tazón y puse la crema cercana por si ella se antojara de meterle crema. Mamá apareció en el umbral de la cocina ya vestida con una falda oscura plisada atrás, una blusa beige y una chaqueta a juego con su falda. Había recogido sus cabellos en un sofisticado moño. Medias u zapatos negros completaban su atuendo. Desde siempre había considerado que mamá lucía muy sexy en sus trajes formales de negocios y esta mañana no era la excepción. Incluso parecía más atractiva que nunca, su piel y sus ojos brillaban de manera especial. ¿Será por lo que sucedió anoche?, me pregunté.
—Feliz cumpleaños, mamá … —Le dije acercándome con los brazos extendidos.
—¡Uhmm! … Huele a panqueques … Me has preparado panqueques … ¡Que magnifico y dulce regalo de cumpleaños, tesoro! …
Me dijo sonriendo ampliamente. Le di un beso en la mejilla abrazándola estrechamente a mí y le dije.
—Y este es solo el primero … Esta tarde te tendré tu regalo verdadero, cuando regreses del trabajo …
—¡Oh! … Me apresuraré en regresar entonces …
Nos sentamos en nuestras respectivas sillas y procedimos a desayunar degustando nuestros panqueques. Pero de pronto mamá se puso seria y en un tono acorde me dijo.
—Hijo … Tenemos que hablar sobre lo que sucedió anoche …
Se me heló la sangre en el cuerpo, su tono de voz no presagiaba nada de bueno, exhalé un respiro y dije.
—Esta bien … Cómo tú quieras …
—Lo siento mucho, Héctor … —Comenzó diciendo, pero yo la interrumpí.
—No, mamá … Soy yo el culpable … No debería haber hecho lo que hice …
Ella reflexionó por un instante y prosiguió.
—Sea como fuere … Soy yo la adulta aquí … Además, soy tu madre … Yo debería haber detenido todo y no lo hice … Pero lo que paso no volverá a pasar … ¿Entiendes lo que digo? …
Por un momento se me vino el mundo encima, me quede silente y triste, entonces pregunté.
—¿Y que haremos ahora? …
—Absolutamente nada … Seguiremos como siempre … Fingiremos que lo de anoche nunca sucedió y nunca volverá a suceder … ¡Ah! … Tampoco lo que sucedió en la puerta principal … Borra todo eso de tu mente … ¿Has entendido? …
Una parte de mí se estaba muriendo, quería rebatirle con un argumento válido, pero no lo hice porque nada se me ocurrió. Además, tampoco quería presionarla y hacerla sentir incomoda, ni menos en el día de su cumpleaños. Así que solo asentí.
—Sí, mamá … Está bien …
*****
Mi día en el colegio transcurrió como de costumbre. Tuvimos una prueba a sorpresa, bromeé con mis amigos y al termino de la jornada regresé a casa. La única diferencia fue que estaba muy distraído, la imágenes de la noche anterior con mamá iban y venían por mi cabeza. La dulce sensación de besar sus labios en el porche de nuestra casa todavía quemaba mi boca. Para que decir de los momentos recostados sobre el sofá. Mi mano envolviendo su pesada, caliente y dúctil teta, su duro pezón. La forma voluptuosa de su trasero empujando contra mi polla. La calidez acogedora y resbaladiza de sus piernas. Era muy doloroso para mí saber que nunca más volvería a tenerla de ese modo tan íntimo apegada a mi cuerpo. Pero no quería sentirme deprimido en el día de su cumpleaños y quería que ella lo disfrutara a concho.
Cuando regresé a casa, me puse a ordenar y limpiar todo. Desocupé los botes de basura, aspiré la alfombra y pulí los muebles, dejé todo reluciente y con aroma a limpio. Incluso cargué la lavadora con la ropa sucia. Terminada la limpieza, me vertí un poco de leche con chocolate en un vaso y me preparé un delicioso sándwich. Mientras comía navegué un poco en la internet y luego me dedique casi una hora a cumplir con mis deberes escolares. Después pensé que debía preparar algo para celebrar el cumpleaños de mamá.
Era poco más de la cinco de la tarde. Ordené pollo asado del KFC y unos sushis de verduras. Preparé la mesa redonda del comedor con un impecable mantel limpio, unos candelabros de plata con velas perfumadas, puse dos cubiertos, unos potes con salsas, platos y vasos, enseguida esperé la comida que había ordenado. En el refri tenía dos botellas del espumante preferido de mamá, me parecía de no haber olvidado nada. Finalmente me ordené yo mismo con una remera limpia, pantalones de yoga y zapatillas livianas. Me fui a mi armario y rescaté el regalo de mamá donde se habían ido todos mis ahorros, solo esperaba que le gustara.
Sonó el citófono y resultó ser el chico del delivery con la comida que había ordenado. Por suerte llegó antes que mamá, aproveche y encendí las velas. A los pocos minutos escuché a mamá abrir la puerta con su llave. Se asustó al verme en el umbral esperándola.
—¡Dios, Héctor! … ¡Casi me das un infarto! … ¿Qué haces aquí? …
No pude evitar de reírme, ella llevaba una caja de color blanco. Rápidamente lleve una de mis manos a sus ojos para evitar que viera todo.
—Lo siento, mami … Es una sorpresa … No debes mirar … Déjate guiar por mi …
—¡Héctor! … ¿Qué estás haciendo? … —Dijo resistiéndose.
—Relájate … Confía en mi … —Le dije empujándola por los hombros.
Le quité la mano de los ojos y ella exclamó.
—¡Oh! … ¡Qué linda mesa! … Pensaste a todo … Incluso las velitas … Gracias, hijo …
—Sí, mamá … Todo para ti … Pero espera … Ahora traigo las pitanzas …
—¡Uhm! … Comida … Creo oler algo rico …
Mamá se volteo a mirar a su alrededor y añadió.
—¡Uh! … Hasta se ve todo más ordenado y limpio … ¡Qué bonito regalo, hijo! …
Me fui a la cocina y volví con los platos preparados.
—¡Oh, Héctor! … Pollo del KFC … Mi favorito … ¡Y mis sushis preferidos! … ¡Uhm, que rico! …
Abrió unos ojos enormes cuando puse su paquete de regalo sobre la mesa. Rápidamente se lo llevo a la nariz, luego lo movió y preguntó.
—¿Para mí? … ¿Qué es esto? …
Curiosa rasgó el papel plateado y abrió el regalo para exponer su contenido. Un bolso de Zara para la oficina.
—¡Guau! … ¡Que hermosa! … ¿De donde sacaste dinero para algo así? …
—Bueno … Tus mesadas son generosas y yo soy ahorrativo …
—Es justo el bolso que yo quería conseguir … ¡Pero esto debe haberte costado un ojo de la cara! … Muchas gracias, cariño … Aprecio mucho esto …
Mientras ella abría el bolso y ver todos sus bolsillos, yo vertí un poco de vino en nuestras copas.
—¿Y cómo estuvo tu día, mami? …
Mientras comíamos, mamá me recontó que había recibido llamadas de prácticamente todos sus amigos y conocidos. En la oficina le cantaron el “Cumpleaños feliz”. Comimos con placer nuestra cena. En eso ella dijo.
—Lo único penoso es que soy un año más vieja …
Inmediatamente le retruqué.
—Vieja, no … Si pareces tener apenas unos treinta …
Mamá me sonrió diciendo.
—Eres caballeroso y gentil … ¿Todavía quiere que practiquemos para tu cita con Roxana? …
Me encogí de hombros con cierto regocijo.
—¡Uhm! … Sí … Creo que la necesito …
—Entonces está bien …
Dijo ella levantándose con la intención de levantar la mesa. Apresurado le dije.
—No, mamá … Deja eso … Yo limpiaré todo … Ve a tu habitación, dúchate y relájate … Disfruta por el resto de tu día …
Volvió a sonreírme y dijo.
—Está bien … Tomaré esto … Y esto … Y esto …
Recogió su copa, la botella y su regalo, luego agregó.
—Trae mi bolso a mi habitación cuando termines …
Después salió hacia su cuarto. Yo terminé el ultimo pedazo de pollo y apagué las velas. Limpié la mesa y lleve los platos a la cocina para lavarlos. Luego cerré las ventanas, la puerta principal y apagué las luces. Tomé el bolso de mamá y me fui hacia su dormitorio. Cuando llegue a su pieza no la encontré en ella, pensé que estaba en el baño, así que deposité el bolso sobre su cama y grité hacia el baño.
—¡Aquí está tu bolso, mamá … Buenas noches! …
—¡Héctor, querido! … ¡Ven aquí! …
Caminé hacia la puerta del baño que estaba parcialmente abierta y entré. Esperaba encontrar a mamá con su ropa de trabajo, o con una bata, pero la encontré ya sumergida en la bañera, solo su rostro, sus cabellos y sus hombros estaban visibles. La vasca estaba llena de espuma.
—¿Qué necesitas, mamá? …
Mamá estiró su brazo y tomó un sorbo de su trago, luego me dijo sonriente.
—¿Te va de meterte a la bañera conmigo? …
—¡Pfffiiiuuu! … ¿Dices en serio? …
Mamá se rio y se movió como para hacerme espacio.
—Por supuesto que sí … Necesito pasar más tiempo contigo … Y no te preocupes, estoy en traje de baño …
—¡Oh! … Está bien …
Comencé a quitarme la ropa, pero me dejé la ropa interior. Metí un pie en la vasca y mamá me sugirió de sentarme delante de ella dándole la espalda. Obedecí prontamente a las instrucciones de mi madre, me senté y me eché un poco hacia atrás para apoyar mi espalda contra su cuerpo. Inmediatamente sentí sorprendido los duros pezones de mamá que me punzaron la espalda. Mi cuerpo reaccionó como si hubiese recibido una descarga eléctrica poderosa, en el fondo de mi espalda sentí también sus vellos púbicos. No sabía qué hacer y dije.
—Creí escuchar que estabas con traje de baño …
Mamá sorbió un poco de su trago y antes de volver a colocarlo, dijo.
—Solo una mentirilla inocua …
Otra vez me sentí descolocado, no sabía que hacer. ¿Por qué habrá mentido?, pensé. Mantuve mi boca cerrada. ¿Y que iba a pasar con ella ahora que estaba desnuda? Ciertamente el sentir sus senos aplastados con mi espalda era muy agradable. El problema que madre natura se hizo presente provocándome una feroz erección. Menos mal que había burbujas por doquier, no había modo de que ella viera mi polla endurecida. Cerré los ojos cuando ella comenzó a acariciar mis pectorales, sus manos subían y bajaban sobre mi pecho. Estábamos en completo silencio, pero ella habló cerca de mi oído.
—¿Héctor? …
—Sí, mami …
—No te confundas sobre esto …
No estaba entendiendo nada. Quería preguntarle tantas cosas. Quería que me explicara que significaba todo eso. Antes de que pudiera emitir una palabra, mis ojos dieron vuelta en sus orbitas. La mano de mamá se introdujo en el agujero de mi boxers y las yemas de sus dedos tocaron mi polla entiesada como un pedazo de leño. Emití una especie de bufido y gemido. La mano se deslizó más abajo y aferró con autoridad mi erección. Volví a cerrar los ojos y exhalé un suspiro a boca abierta. Luego sus movimientos se hicieron en forma vertical, hacia arriba y hacia abajo a toda la longitud de mi pene.
Estaba estupefacto de que ella estuviera haciendo esto. Sobre todo, después de nuestra conversación de esta mañana al desayuno. Pensé que jamás volvería a tener un acercamiento sexual entre ella y yo. Claramente no le iba a mencionar eso. Simplemente me quedé allí sentado tranquilamente mientras mamá jugaba con mi polla. Magreó mi pija por unos gloriosos minutos haciéndome gemir y suspirar. Pero para mi total decepción, noté que su mano se retiraba de mis boxers. Abrí mis ojos con pesar, ¿Qué le pasaba a ella?
Vi como tomaba la botella de jabón líquido, versaba un poco en su mano y la volvió a sumergir bajo las burbujas, entonces sentí cuando la metió por el borde elástico de mis calzoncillos, Volvió a tomar mi polla en su mano y continuó acariciándolo, su mano enjabonada se sentía muy suave. Sus movimientos comenzaron a hacerse más fluidos y enérgicos. ¡Oh, Jesús! Amaba su tacto. Cerré los ojos para disfrutar de su tratamiento.
Sus manos eran muy hábiles y diestras. Los dedos de mis pies comenzaron a curvarse y a abrirse sin control alguno. Su otra mano acariciaba mis bolas con sumo cuidado, arrancando de mi garganta suaves gemidos y gruñidos. Sus toques eran de una experticia increíble y comencé a gemir más fuerte y con mi respiración entrecortada.
Cuando acarició mi glande, mis piernas comenzaron a tensarse y a ponerse tiesas y me envolvió una euforia dantesca. Mi polla se agitó y comenzó a expeler densos chorros de semen al interior de mis boxers y sobre su mano. Hubiese querido que esa sensación no terminara jamás. Mamá siguió estrujando y jalando mi polla, hasta que no hubo más palpitaciones. La mejor paja que me han hecho en toda mi vida. Mamá antes de soltar mi pene, me susurró a mi oído.
—Gracias por hacer de este día, un día maravilloso para mí …
*****
(Continuará …)
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