Otra Compilación Zoo.
por
Juan Alberto
género
zoophilia
Luisa: “Me pilló por sorpresa”.
Acababa de llegar a casa de una larga carrera, “La maratón de Santiago”, y el día era muy caluroso. Todas mis prendas estaban empapadas en sudor y agua que me versé antes de retirarme a casa. Cogí una toalla, puse el ventilador al máximo, me quité completamente todas mis prendas hasta quedar desnuda y me tumbé sobre la toalla bajo el ventilador.
Soy una mujer de treinta años en excelente forma física. Mientras estaba allí tumbada sentí a Jacky que comenzó a lamerme los pies y los tobillos. Me pilló por sorpresa, pero lo encontré relajante y divertido, me reí y pensé que quizás mi sudor era salado y eso le atraía, poco a poco subió a lamer mi pantorrilla. Tenía algunos conocimientos de chicas zoo, pero jamás se me pasó por la mente el que yo pudiese hacer algo con mi mascota. No he tenido relaciones sexuales en los últimos dos años, solo mis dedos y mi vibrador son mis fieles amantes.
Su lengua subió hasta mi muslo y comenzó a explorar mi vagina, al parecer le gusto tanto el sabor de mi chochito que se echó entre mis piernas y cómodamente se dedicó con cuerpo y alma a lamer mis excitadas carnes. Nunca pensé que podía hacer lo que estaba haciendo con su lengua, empujaba su hocico y su lengua entraba en mi coño haciéndome chillar de placer, luego lamía al improviso mi clítoris. Después apretaba su nariz fría contra mi pelvis y hundía su lengua hasta el fondo de mi concha provocándome sensaciones que jamás había sentido.
Después de dos orgasmos consecutivos mi clítoris estaba inflamado y delicado, era el mejor sexo oral que nunca había tenido, su ritmo no cambiaba, pero yo no resistía tres orgasmos seguidos, así que lo hice parar. Me volteé sobre la toalla con mis piernas cerradas y él se vino a lamer mi trasero, pronto hizo centro en mi ano y se puso a empujar su lengua áspera entre mis nalgas, nuevas maravillosas sensaciones al sentir mi culo bañado por su lengua preciosa.
Inconscientemente levanté mi culo y me apoyé en mis rodillas y codos, abrí un poco mis rodillas para darle acceso a mi trasero y a mi coño, ya que su larga lengua barría de un solo lengüetazo ambas cavidades. Muy pronto me tenía en la cúspide de otro delicioso orgasmo, entonces sentí todo su peso en mi espalda y sus zampas rasguñaron mis caderas y muslos.
—¡Wow! … ¿Qué haces? …
Era evidente lo que intentaba hacerme, me apretó con mucha fuerza y comenzó unos enérgicos movimientos tratando de penetrarme con su pene. A este punto me fije en su miembro, no me preocupó mucho, porque solo se veían unos dos a tres centímetros. Pensé que un pene así de pequeño no me haría ningún daño. Además, estaba tan caliente que deseaba que me metiera su pequeña polla y me follara como una perrita. Aparentemente hizo centro y sentí su miembro dentro de mí, pero él se retiró después de un par de embistes. Me recosté sobre la toalla y volví a mirar su pija, pero ahora estaba casi toda fuera y no era para nada pequeña. Era la polla más grande que jamás haya visto. Me acerqué a él cuidadosamente, llevé mi mano bajo su panza y envolví su pija entre mis dedos. Estaba asombrada de su calidez, su tamaño, me agaché a observarlo de cerca y me pareció una pija demasiado hermosa, pero me resistí a darle besitos y chuparlo un poco, solo que mis dedos se bañaron en su liquido acuoso y me los lleve a la boca para saborearlo.
Esa primera vez no se la chupé, pero la siguiente vez que lo hicimos, quise saber como era tenerlo en mi boca, pero no lo dejé que me montara. Indudablemente le gusto mucho, se corrió varias veces en mi boca, pero insistía en montarme, así que me puse en posición y le dejé hacer lo suyo. Increíblemente, cada vez que le permito lamerme, él quiere más y yo se lo doy.
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Jocelyn: “El del vecino”.
Venía de regreso a casa después de una fiesta con unos amigos, la noche había sido bastante aburrida y regresaba sola en vez de hacerlo en compañía de un chico que me mimara. Cuando abría la puerta de mi casa, de alguna parte apareció el Rottweiller de nuestros vecinos, se había escapado de su perrera y estaba suelto. Lo deje en mi casa y me fui a tocar el timbre de mis vecinos para avisarles que habían dejado fuera a “Goliath”, ese es el nombre del perro, pero después de tratar varias veces nadie respondió. Volví a mi casa, me preparé para irme a dormir, pero antes de hacerlo volví a la casa de mis vecinos a tocar el timbre, pero no se escuchaba un solo ruido de que hubiese alguien en casa, así que simplemente desistí y volví a la mía. Goliath apenas me sintió comenzó una especie de baile haciendo sonar sus zampas en el pavimento. Me fui a la cocina y llené un tiesto de agua pensando tuviese sed, mientras me agachaba a depositar la palangana por tierra, sentí su lengua desde atrás que lamió mi coño y mi culo a la vez, fue un lametazo que me hizo jadear. No podía creer que había hecho lo que me hizo, apreté mis nalgas, pero no me levanté y volvió a hacerlo otra vez y muchas más. Al improviso me levanté asustada de lo que me estaba haciendo y también me sentí haciendo algo terrible y depravado, le empujé para alejarlo de mí, pero él no desistió, siguió empujando su hocico en mi coño. Me siguió por todas partes, finalmente mandé todo al infierno y le dejé hacerlo conmigo.
Después de haber tenido unos siete maravillosos orgasmos que me tenían parcialmente debilitada, había transcurrido casi una hora y media. Él trató un par de veces de cogerme desprevenida, pero me las arreglé para escapar de su agarre. A la enésima vez que lo intentaba hizo centro, me penetró con un golpe violento y del mismo modo comenzó a follarme, grité y chillé, pero no había modo de liberarme, su pene se incrustó profundamente en mi y crecía y crecía y luego estábamos pegados, fue ahí cuando sentí lo más maravilloso de mi vida, comenzó a vaciar sus cojones en mí, interminables chorros calientes se versaron en mis entrañas, un placer inaudito se apoderó de todo mi cuerpo y no podía parar de correrme en modo bestial. Nunca nadie me había follado por casi una hora de continuo.
Finalmente se retiro de mi coño y me liberó, solo entonces mire su pija, no podía creer que me había metido una verga de ese tamaño, su semen salía de mi a chorritos y escurría por mis muslos.
Me senté a mirar como limpiaba su enorme verga, no me dolía nada, pero mi coño no era el mismo de hace una hora atrás. Supongo que le gustó su nueva perra, porque se levantó de golpe y vino decididamente a montarme, esta vez me entregué a él sin luchar, me dio una buena cogida y esta vez me tuvo ligada a su pija por más de una hora.
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Rosita: “La nueva camada”.
Normalmente mis vecinos me pagan para que cuide sus Dóberman cuando ellos salen de la ciudad, la perra acababa de tener una camada de cinco cachorros, ella no era ningún problema, pero el gran macho me atemorizaba y creo que él lo sabía. Cada vez que iba allí saltaba sobre mí y trataba de meter su nariz bajo mi falda, yo trataba de alejarlo una y otra vez, pero él me gruñía amenazadoramente.
Una noche fui a darles de comer y a llenarles los cuencos de agua, no hubo ningún problema con la perra y sus cachorros, ella les estaba dejando que mamaran, me enterneció mucho y quise probar que se sentía, rápidamente abrí mi blusa y saqué mi seno fuera, luego tomé un cachorro y este se apegó de inmediato a mi pezón y me chupó con verdaderas ganas, pero al ver que no salía leche de mi teta, desistió. Me quedé con una extraña sensación, como me hubiese gustado tener tetillas para todos ellos y amamantarlos.
Al segundo día sucedió, hice mi rutina, llené la pequeña jofaina con agua fresca y Rayo me apareció por detrás, mordió mis pantalones cortos y comenzó a jalarlos, en segundos me encontré solo en bragas y mi remera. Rayo me acorraló en una esquina y me saltó encima, mordiendo esta vez mis bragas, las que se rompieron por la fuerza del animal, quede parcialmente desnuda. Intenté una alocada carrera a la puerta trasera, pero el saltó ágilmente por sobre el sofá y volvió a cerrarme el paso, saltó sobre mí y caí de rodilla frente al sofá, se subió a mi espalda y me atenazó con sus potentes zampas por la cintura.
Sentía su pija resbalar en mis muslos y glúteos y yo movía mi trasero para no dejarlo penetrarme, pero después de un feroz gruñido sentí sus dientes que atraparon mis cabellos, me inmovilizó y luego de unos pocos tentativos, su pija penetró mi coño y se puso como salvaje a follar mi conchita. Primero sentía como su verga entraba y salía de mi chocho, pero luego lo sentí más profundo y comenzó a hincharse y no paraba de crecer, estábamos pegados.
Me folló por largo rato haciéndome sentir cosas increíbles. Vi que los cachorros se acercaban a mí, me quité como pude mi remera y mis tetas colgaron de mi pecho, uno a uno los cachorros se metieron bajo de mi e intentaron amamantarse de mis senos, fue algo apoteósico, me sentí como una perra de verdad, con mi macho alfa follándome y mis cachorros alimentándose de mí, hasta me pareció sentir leche goteando de mis pezones. Finalmente, la pija de Rayo salió expulsada de mi chocho, me acurruque sobre el piso y deje que los cachorros siguieran chupándome las tetas.
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Dominique: “Sumisa”.
Desde siempre pienso que tengo tendencia a ser dominada, soy sumisa y siento la necesidad de tener un macho fuerte a mi lado, cosa que no encontré con ningún hombre. Hace un par de años me sometí a mi Pastor Alemán y me siento una perra feliz. Después del trabajo me meto un par de Jeans que recorté para dejar a la vista mi coño y mi trasero y me meto de rodillas a merced de mi dueño y señor, Togo, él es mi dueño y yo soy su perra, prácticamente casi todos los días intenta impregnarme con su semen caliente y llenar mi útero tratando de preñarme con sus cachorros. Yo sé que no es posible, pero me gusta sentir la ilusión, hasta he tenido retrasos de semanas y siento mi barriga crecer con cachorritos de mi Togo. En cierto modo estamos atrapados en este imposible. Me encanta saber que soy de su propiedad, que soy una perra y que él me vea como una hembra dispuesta a procrear sus descendientes, me excita mucho pensar en ser la madre de sus cachorros. Creo que él puede oler y sentir mi excitación, cuando estoy ovulando él quiere aparearse conmigo en continuación. Me olisquea y lame mi chocho enrojecido hasta que le dejo follarme una y otra vez. Mi naturaleza sumisa me obliga a someterme a él todas las veces que quiera, además, saber que no puede preñarme, hace que esta situación se repita una y otra vez, en cada uno de mis periodos él enloquece y lo único que quiere es tenerme en cuatro y pronta a aceptar su pija enorme.
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Daniel: “Sueños”.
Me encantaría ver a mi mujer someterse a un perro macho fuerte. Ver como el perro la hace su perra y hacerme cornudo, no me importaría. Dejar que el perro se convierta en el puto amo de su coño mientras usa su gran polla y la mantiene ligada y gozando como una puta perra.
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Erica: “Consejo”.
Piénsenlo detenidamente. Hace ya cuatro años que no me interesan los hombres. Pertenezco total y completamente a mi perro. Estar con un hombre sería un estorbo.
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Julia: “No se arrepiente”.
Hace más de tres años y medio que soy una perra muy dispuesta y feliz. Casi todos los días me entrego a mi perro y a menudo, más de una vez al día. La única excepción es cuando uno de los dos estamos mal de salud y/o a veces, cuando salgo demasiado tarde del trabajo y lo encuentro a él sin ganas, cosa que afortunadamente no sucede a menudo. Ya que, para mí, mi cansancio no es un motivo para rechazarle, si él busca a su perra, siempre la encontrará.
Fuera de casa yo soy su dueña y él es mi perro. Yo soy quien le alimenta y le saca a pasear, pagos los bills del veterinario y en el registro de la ciudad, yo comparezco como su dueña. Pero una vez que las puertas de casa se cierran detrás de nosotros, los dos sabemos quien comanda, yo le pertenezco totalmente. Hasta tengo un collar para mí, me lo pongo apenas traspaso el umbral de nuestra casa, tiene la escrita “JULIA LA PERRA”, duermo con el collar puesto y me lo saco solo antes de irme a trabajar. Los fines de semana son mis favoritos, llevo mi collar todos los días y nos dedicamos a comer, dormir y a follar. Hay veces que pierdo la cuenta de las veces que me folla. A estas alturas estoy segura de que he tenido mucho más semen de perro que humano. Realmente dudo que pueda volver a tener un amante humano.
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Carmen: “Goce nocturno”.
Anoche me despertó durante la noche porque quería follar, no mire el reloj, pero creo que eran pasada las dos de la madrugada. Tenemos un gran futón japones en nuestro dormitorio, esa es nuestra cama, la casa esta permanentemente calefaccionada, no necesitamos ropa para cubrirnos, dormimos acurrucados el uno al otro. Yo visto solo un collarín de perrita y me acurruco a él para sentirme abrigada.
Me estaba lamiendo el coño, aún adormecida me di cuenta de lo que quería. Me puse de rodillas con mis tetas aplastadas al lecho y mi culo bien levantado. Me dio unos cuantos lametones para lubricar mi chocho y procedió a montarme. Ya nos conocemos muy bien, separé un poco mis rodillas y su pene se deslizó dentro de mí, entonces comenzó a follarme como la perra en celo que él cree que soy.
En ese momento me desperté del todo y comencé a disfrutar de las sensaciones que me brindaba su hermosa pija. Me sentí orgullosa de mi misma al haberme puesto en posición para darle lo que él quería y en mi cabeza retumbaban las palabras:
—Buena perrita … que buena perrita que eres …
Me abotonó como siempre hace y quedamos pegados, luego comenzó a llenar mi coño con su semen canino. Esta es una parte que me encanta, ya que realmente no me empuja, su polla se siente tan caliente, luego pulsa y vibra con cada descarga de esperma. Es algo inexplicable, muy íntimo, me siento completamente suya y poseída. En esos momentos es cuando me siento profundamente ligada a este perro.
Cuando terminó y me liberó, vino a lamer mi coño por un buen rato, luego se echó a lamer su propia polla, hay veces en que yo se la chupo y limpio, pero está vez me quedé en la misma posición por si quería continuar a follarme. En cambio salió trotando de la habitación, hay una puerta para perros que da al patio, supuse que iba a hacer sus necesidades. Esperé frotándome el coño y mirando las burbujas que salían de mi rosada hendedura vaginal. Cuando volvió, rápidamente me use en posición presentándole mi coño resbaladizo, pero él solo se tumbo, así que me acurruqué con él y volví a dormir.
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Carolina: “La mañanera es siempre la primera”.
Ya han pasado cinco años en que me convertí en la perra de mi perro. Cinco años siendo follada por su pija bendita, cinco años siendo abotonada, cinco bellísimos años siendo llenada de semen de perro.
No sé si el se ha dado cuenta de que no puedo darle descendencia, porque sigue sin descanso tratando de preñarme y estoy muy contenta de ello. Hoy lo hemos intentado tres veces. Tres veces me tuvo sobre mis rodillas y manos, bien agarrada por mi cintura y follando mi coño con fiereza, hasta clavarme su nudo dentro de mí. Fueron tres veces en que sentí como se hinchaba dentro de mi vagina su enorme pene, tres veces en que me dio toda su esperma de perrito. Yo me corrí en su polla mucho más que tres veces, al menos me corrí unas tres veces cada vez que me folló.
Después de cinco años estoy segura de que hoy me volverá a follar una vez más, sinceramente espero que sean al menos dos. La primera es siempre en la mañana.
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Margarita: “Zarpazos de amor”.
Anoche me lo hizo solo una vez, pero hoy ya lo ha hecho dos veces, quizás porque estoy ovulando y él lo huele y lo sabe. El máximo que lo hemos hecho es cinco veces en un día. Me siento segura con él y sé que él me siente suya, para follarme todas las veces que quiera. No tiene que seducirme, no tiene que hacer ningún juego previo si no quiere, ninguna danza de apareamiento. Lo sé por el modo en que me ladra, como olfatea mi coño, los zarpazos delicados a mis flancos, entonces yo me ofrezco a él. Y él me folla con su polla de perro, me hace suya, me posee, mi cuerpo le pertenece y lo llena con su polla, su nudo y su semen canino.
Ahora, acaba de darme un zarpazo en mi cadera …
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Teresa: “Ríos de semen”.
Estoy con mi periodo y al él no le importa, igualmente me lame y me folla. Esta empedernido en follarme, decidido a reproducirse usando mi útero. Pienso que él realmente quiere que le de cachorros. Siempre se asegura de abotonarme y me llena con ríos de semen. Si sigue con esta tendencia, mañana llamaré al trabajo para decir que estoy enferma y seguir intentándolo un día más.
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Alicia: “Videos encantadores”.
Yo también llevo varios años haciéndolo con mi Border Collie Gales, se llama Lupo. Ahora mismo está al lado de mi silla, acabo de bajar mi mano para frotarle los huevos y su polla. Tiene una erección muy rápida. Estoy completamente vestida y él intenta de meter su cabeza bajo mi falda, lo recrimino:
—Chico malo … déjame en paz o no podré continuar a escribir …
Como de costumbre no me hace caso, así que me quito las bragas, de ese modo puede lamer mi coño, le encanta el sabor de mis fluidos, puede estar a lamerme por horas, me destruye con espasmódicos orgasmos. Creo que le gusta más lamer mi culo. Le he dejado follar mi coño y mi culo muchas veces. Estoy mirando su pija que ha crecido bastante, saboreo mis labios viendo el brillo y las gotitas que caen desde su polla enrojecida.
Lo siento, tuve que hacer una pausa, era irresistible esa verga dura y apetitosa, le acabo de mamar la polla a mi perro, a él le encanta eso, tengo mi cara y parte de mis senos mojados con su esperma, estoy feliz de tenerlo siempre a mi lado.
Cuando vuelvo del trabajo él se abalanza sobre mi y comienza a follar mi pierna, me gusta sentir su tibio semen escurriendo por mi pierna, a veces lo dejo que se corra de ese modo. Tengo unos videos encantadores, pero no me atrevo a mostrarlos a nadie.
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Clarisa: “Sexo increíble”.
Tengo una relación con mi perro. Todo empezó una calurosa noche, me recosté vestida solo con mis bragas y una remera vieja a modo de pijama. Normalmente él se recuesta a mi lado, mi piel brillaba y él comenzó a lamer el sudor en ella, pero se aproximó a mi coño en algunos minutos, se sentía agradable y relajante su lengua, comenzó a lamerme por sobre mis bragas y eso comenzó a excitarme. Quise averiguar que sucedería si me quito las bragas. Eso hice y él inmediatamente empezó a lamer mi suave coño afeitado. Su lengua era muy larga, un poco áspera, se sentía increíble. Perdí la cuenta de cuantas veces me corrí. Tiré de su verga hasta que creció a una inmensa y caliente polla de perro, lo monté a horcajadas y me metí su gruesa pija al interno de mi coño, se sentía divino, pero siendo tan estrecha, no pude meterla toda. No me cansaba de sentir su verga caliente dentro de mí, me corrí otras veces más. Entonces me decidí a meterme a lo perrito y probar si podía follarme, mi coño estaba empapado con su esperma. Prontamente me montó y su pija se deslizó con cierta facilidad dentro de mi concha, pero había una gruesa bola que empujaba y hacía presión a la entrada de mi diminuto coño, sentí un poco de dolor, pero de repente entro dentro de mi y ya no sentí dolor, esa cosa se inflaba e inflaba dentro de mi y él dejo de follarme, solo su bola se movía dentro de mi chocho creciendo aún más. Entonces al parecer se reventó dentro de mí y comenzó a llenarme, pensé que sangraría con su bola reventada, me llenaba y llenaba, la sensación era abrumadora, pero estaba preocupada, el líquido que me llenaba salía caliente y a borbotones, él gemía y yo chillaba. No podía evitar mis orgasmos que se sucedían como en cascada, uno detrás de otro. Pero la incertidumbre de no saber que vendría después me hacía pensar mil cosas. Afortunadamente nada sucedió, solo su pija salió expulsada de mi coño y un torrente de semen caliente salió disparado de mi dilatada concha.
Él se tumbó a chupar su pija y yo me abalancé a lamer sus huevos y a chupar su exquisita polla, se la chupé bien chupada y apreté su miembro para hacer salir toda la leche. Lo hice correrse otra vez, su semen cremoso y acuoso tenía un sabor exquisito, ningún macho humano me había rociado tanto semen en mi boca. Cuando salimos a pasear, busco algún lugar lejos de miradas indiscretas y dejo que me lama, a veces yo le hago una mamada a él. Es insaciable. Al principio quería follarme incluso cuando había otras personas, pero ahora ha aprendido que podemos hacerlo solo cuando estamos solos.
Ahora puedo tener sexo increíble todas las veces que quiera.
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Catalina: “A orillas de la piscina”.
Tengo veinte años y el perro de nuestros vecinos me lo lleva haciendo desde hace un par de meses.
Yako siempre entraba a nuestro patio a jugar, pero esta vez sus intenciones eran otras. Yo me encontraba en casa sola, mis padres habían ido a visitar a la abuela por el fin de semana. Así que como el día era una calurosa jornada de verano, decidí bañarme en nuestra piscina, luego de un rato para tomar sol en modo integral, me desnudé completamente. Me estaba acomodando sobre la tumbona cuando apareció Yako y se abalanzo con la intención de montarme. Me asusté mucho, no tenía a quien pedir ayuda y este perro estúpido lo único que quería era follarme. Al principio logré escapar de él, pero me acorraló cerca del muro del garaje, me cubrí las piernas y mi coño, pero el empujaba su hocico contra mi concha insistentemente, luego saltó sobre mí y perdí el equilibrio, rápidamente me amarró con sus zampas delanteras, me rasguñó mi cintura y muslos al tironearme furiosamente. No soy virgen, sentí su pene resbalar por mis muslos, miré por entremedio de mis piernas y vi su pija que no era de un gran tamaño, intenté en vano que no me penetrara, pero cuando lo logró la sensación me paralizó.
Me quede inmovil y en cosa de segundos su pija se introdujo en mi vagina, mi cuerpo me traicionó, sentí el roce de esa cosa resbaladiza y caliente, me acomodé y le dejé hacerlo, nunca imaginé que se podía sentir de ese modo un pene caliente de un perro. Resbaló fuera de mi un par de veces, luego pareció crecer y mi coño comenzó a ser forzado. Su bola entró y salió de mi chocho provocándome gemidos, empujé mi trasero hacia su pija y esta me penetró profundamente, exhalé un suspiro y gemido sintiéndolo muy dentro de mí. Entonces el comenzó un veloz martilleo y follo mi concha a una velocidad alarmante. Su nudo ya estaba atascado dentro de mí firmemente y él dejó de moverse, sentí solo como esa bola se hinchaba ensanchando mis paredes vaginales, pulsaba y vibraba presionando mi punto “G”, tuve mi primer orgasmo que me electrizó, estiré mi pierna derecha hacia atrás tiritando como en un calambre, luego separé más mis rodillas y me dediqué a gozar de la pija mas descomunal que mi coño haya recibido. Mis orgasmos fueron varios, le tomé sus patas traseras para no dejarlo ir, no quería que esta maravillosa sensación cesara, lo quería dentro de mi vagina para siempre.
Después de varias espasmódicas convulsiones, su pija resbalo fuera de mi con un sonoro estallido, un mar de semen escapó de mi vagina y mojó mis muslos, solté sus patas y el se echó sobre el césped, solo entonces pude apreciar el tamaño considerable de su pene. Así a ojo eran más de veinte centímetros y a eso había que agregar su bola de unos seis centímetros más y el grosor era formidable, fácilmente de unos seis u ocho centímetros. ¡¡Dios mío santísimo!! ¡¡Qué pija más hermosa!! Lo vi que comenzaba a limpiarlo con su larga lengua y supe que eso debería hacérselo yo en retribución a su magnifica follada, me incliné y él solo me miró cuando tome su pene en mis manos y lo lamí saboreando su humedad, todavía goteaba semen y lo bebí.
Al cabo de un rato me di cuenta de que lo tenía duro todavía, así que lo monté a horcajadas y volví a meterme esa verga gruesa, que fácilmente se deslizó dentro de mi coño, esta vez yo follé su polla por casi media hora, me corrí otras veces más. Sin mediar aviso él se agitó y se levantó, yo pensé que había tenido bastante y se iría, pero estaba equivocada, vino a lamer mi coño, yo me puse en cuatro y él no perdió tiempo en montarme, con mi mano entre mis piernas acompañé su pija dentro de mi coño empapado. Cuando sintió mi estrecha humedad envolviendo su polla, otra vez se desencadeno su energía salvaje y me folló pujantemente con todas sus fuerzas, intentaba de no gritar, pero se me escapaban chillidos recibiendo sus fuertes embistes, volvimos a quedar pegaditos y él descargó una copiosa carga de semen en mi coño, luego con un extraño movimiento se giró y quedamos atados culo con culo, me pareció bizarra esta posición, ya que yo la había visto antes cuando un macho mantenía a su perra anudada, en ese momento me sentí su perra y me gustó.
Esto se transformó en una cosa rutinaria, como mis padres trabajan, estaba sola prácticamente todos los días y todos los días que Yako entraba a nuestro patio, yo lo esperaba en la posición de perrita, en los días más fríos lo entraba al garaje y ahí tenía unas frazadas donde le dejaba follarme por todo el tiempo que él quisiera. Los días que no aparece, yo salgo a buscarlo. Me he convertido en su perra ya que lo estoy deseando todo el tiempo.
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Margarita: “Lo masturbo de pie”.
He leído muchos comentarios y creo que tienes razón, al igual que a ti me encanta hacer cosas traviesas y maliciosas con mis perros. Tengo un Dálmata, un Golden y un Gran Danés, todos ellos son mis amantes. Cuando Dodo, mi Gran Danés se alza en dos patas y se apoya en mis hombros, es mucho más grande que yo, su pija queda al alcance de mi mano y lo masturbo hasta que moja mi vestido con su acuoso semen, a estas alturas, Lucio mi Dálmata, ya se ha metido bajo mi vestido a lamer mi coño por sobre mis bragas, trato de no perder el equilibrio sintiendo como mi coño se humedece y soportando el peso de Dodo. Tengo que deshacerme de mi vestido mojado y también de mis empapados calzones. Rocky, mi Golden se viene por delante y lame mi concha, Lucio desde atrás hace lo mismo a mi culo, camino como puedo hasta mi diván y me arrodillo con mis senos sobre el sillón de cuero. Uno de los dos me salta encima y rápidamente comienza a follarme, después de unos quince a veinte minutos es el turno del otro, me hacen gozar y preparan mi coño para la verga enorme de Dodo, es como una escena estudiada que se repite casi todos los días, cuando Lucio y Rocky se echan a lamer sus vergas, Dodo viene detrás de mi y tengo que alzar mi culo y acompañar su pija dentro de mí, mi coño follado y bañado acoge fácilmente su inmensa polla y grito solo al momento que su bola se desliza dentro de mi vagina, es irresistible esa sensación. Lo dejo follarme plácidamente, mi cuerpo tiembla en una serie de orgasmos infinitos y él me ata a su polla por casi cuarenta minutos, cuando me libera me boto exhausta sobre el sofá y duermo.
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Mirella: “Un sueño hecho realidad”.
No tengo perro, pero por casualidad encontré un sitio de zoo. Me masturbe a diario mirando las inmensas pijas de esos perros follando hermosas chicas, las cuales gozaban siendo folladas como perritas. Soñaba con hacerlo algún día.
Un viernes por la tarde después de regresar del trabajo, escuché ladridos insistentes, me asomé y vi al Pitbull de nuestros vecinos ladrando fuera de su casa. Evidentemente se les quedó afuera, estaba comenzando a oscurecerse, así que salí de casa y fui a tocar el timbre de ellos, la casa estaba a oscuras, toqué varias veces y nadie salió. Como el perro me conoce, me golpee el muslo invitándolo a seguirme. Lo entré en casa mía, busqué una palangana donde vertí un poco de agua y le di de beber.
Luego continué con mi rutina acostumbrada, me fui a mi pieza y me quité toda la ropa y me puse mi remera larga y holgada para andar en casa, apenas cubría mi culo, pero me resultaba cómoda. Entré a la cocina con la intención de servirme un poco de leche, encontré a Terry, ese es el nombre del perro, echadito y somnoliento, apenas me dignó una mirada y siguió durmiendo. Con un buen vaso grande de leche, yo me fui a mi computador, era hora de mirar algunos videos cachondos, muy luego tenía ante mí a una hermosa morena enmascarada con un enorme perro plomo con blanco que le lamía el coño desde atrás. Ella vestía unos jeans que habían sido recortados convenientemente para dejar su coño y su culo al desnudo, también llevaba una polera parecida a la mía de color verde, el perro lamio su coño e intentó montarla varias veces y en el último intento lo logró haciéndola quejarse y lanzar un agudo chillido, no se veía el tamaño de la pija, pero ella se movía y levantaba su culo, no sé si de goce o de dolor, pero sus gemidos roncos parecían de goce. Al parecer el perro se corrió e improvisamente tiró y su verga salió disparada del coño de la joven chica, esta vez si que ella gritó, pero no era para menos. La polla del animal era una cosa monstruosamente grande, quizás no tan larga, pero su bola era como una pelota de beisbol o quizás más grande, a estas alturas mi coño rezumaba fluidos y mis dedos estaban bañados en ellos, solo entonces percibí que Terry estaba bajo la mesita del computador, olfateando hacia mi coño. Ni siquiera lo pensé, solo abrí mis rodillas y él acercó su hocico a mi sexo comenzando tentativamente a lamerme, empujé mi culo al borde de la silla para darle mejor acceso a mi concha y le dejé lamerme.
Tuve un orgasmo casi enseguida, me aferré con mis dos manos a la mesa y abrí mis muslos de par en par, me lamía y frotaba mi clítoris con su fría nariz. Hizo que me corriera otras dos veces y me dije que esta era mi oportunidad de ser follada por un verdadero perro, me fui al salón y me puse en cuatro sobre la alfombra, como él no es muy alto, no lograba penetrarme, poco a poco fui abriendo más y más mis rodillas, hasta que quedé a la altura justa y su pija se metió en mi coño, mi cuerpo entero se tensó y unos escalofríos de placer recorrieron todo mi cuerpo, por fin tenía una pija de perro en mi coño, me parecía increíble lo que me estaba haciendo sentir, metí mi mano entre mis piernas y masturbé mi clítoris desenfrenadamente, me corrí innumerables veces, él me folló por un largo rato, después se tranquilizó y algo caliente comenzó a inundar mi vagina, deliciosamente él se corría dentro de mí, otra vez froté mi clítoris para correrme sintiendo como llenaba mi matriz. Nos quedamos así por un cuarto de hora, me tenía abotonada, su pene atascado en mi coño.
Un torrente increíble de semen salió de mi vagina al momento en que su verga salió de mi chocho, era increíblemente grande dado el tamaño medio del perro, nunca había tenido algo de ese tamaño en mi coño. Inmediatamente supe que debía volver a hacerlo, mientras él limpiaba su polla, me levanté a buscar otro vaso de leche y llené su escudilla de leche también para él. Necesitaba que se repusiera, lo necesitaba fuerte, quería volver a sentir esa magnifica polla dentro de mí. Él vino a beber leche, se la bebió toda y luego se vino contra mí coño con su hocico bañado en leche, sentada en el sofá, abrí mis piernas y le permití comenzar a lamer mi conchita. Eso fue solo el inicio, deje que me follara todas las veces que quiso, prácticamente toda la noche, se lo mamé y me tragué su semen un par de veces.
A la mañana siguiente, todavía acostada desnuda sobre la alfombra, lo vi cercano a la puerta, me levanté y le dejé salir, luego me fui a la ducha a bañar mi cuerpo rasguñado, adolorido, pero feliz, después me boté exhausta sobre mi cama. Era sábado y no tenía que ir a trabajar, me desperté como a mediodía con los ladridos del perro de los vecinos, me asomé por la ventana y él ladraba hacia la puerta de su casa. Evidentemente no había nadie, salté de mi cama rápidamente y lo fui a llamar y lo hice entrar. Ese fin de semana mi sueño se hizo realidad montones de veces.
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Luisa y Carolina: “Intercambios”.
Mi marido me convenció para intercambiar parejas, él ya lo tenía conversado con Miguel, nuestro vecino. Un tipo de agradable aspecto que me agradaba, pero no contemplaba que un día follaría con él. Con Carolina, su esposa, nos conocíamos desde la universidad y habíamos hecho juntas varias diabluras, pero no nos habíamos acostado juntas, si habíamos bailado y nos habíamos dado algunos besos teniendo un par de copas encima, pero nada más que eso.
Nos juntamos en casa nuestra y bebimos y miramos algunos videos pornográficos, estábamos solo en bikini y Carolina vino a sacarme la parte superior, mis senos son abundantes y ella me los levantó tirando de mis pezones, entonces yo metí mis manos detrás de ella y también le quité su sostén de bikini. Los chicos nos animaban a continuar, nos besamos con pasión, en ese momento sentí las manos de miguel que hacía descender mi bikini hasta mis tobillos y luego pasó su bajo mis senos, hizo deslizar su pene largo y duro entre mis glúteos y yo empujé mi coño para empalarme en su asta. Carolina había ido a arrodillarse entre las ´piernas de mi marido y le chupaba la verga concienzudamente, dedicada, aperrada, con pasión, entonces empujé a Miguel hacia el sofá, al lado de mi marido y me tragué la verga de Miguel con verdadera devoción. Carolina me miró y en esa mirada había un desafío, quien hacía que su hombre se corriera primero. No hubo necesidad de palabras, ella aferró los huevos de mi marido y trago su verga hasta que su nariz tocó su vellosidad púbica, yo aferré la verga de Miguel y lo masturbé con dos manos al mismo tiempo que peinaba su cabezota grande y amoratada lengua, los dos hombres estaba con sus ojos cerrados sintiendo y gozando nuestra tacita competición. Carolina estaba todavía con el entero pene de mi esposo en su boca y pude ver que mi marido comenzaba a tensar sus piernas, signo seguro de que estaba pronto a correrse, me desesperé y me tragué la pija de Miguel sin dejar de masturbarlo, inmediatamente sentí un chorro de esperma en mi paladar, me lo saqué de la boca y lo apunté a su vientre, borbotones comenzaron a rociar su estómago, miré a Carolina triunfante, ella solo se giró y abrió su boca llena del semen de mi marido, se habían corrido los dos al mismo tiempo y declaramos un empate técnico. Estos encuentros volvieron a repetirse otras veces más y estábamos felices los cuatro con nuestro nuevo descubrimiento, pero nosotras descubriríamos algunas otras cositas.
Yo tengo un Dálmata y ella un labrador marrón de pelo cortito. Queríamos probar el sexo con nuestros perros, en secreto comenzamos a jugar con ellos a escondidas de nuestros maridos. Era algo salvaje, pervertido y prohibido, quizás por eso nos atraía aún más. Carolina razonó que si habíamos intercambiado nuestros maridos, perfectamente podríamos comenzar intercambiando a nuestros perros, yo no objeté nada porque York, su Labrador, me adora y yo lo encuentro terriblemente sexy con su pelaje dorado, todavía tenía que comprobar sí su pija era tan grande y gruesa como la de mi Dálmata.
Organizamos el todo y tiramos a suerte quien iba a probar primero, la afortunada fui yo y debía incitar a York a follarme. De ese modo una de nosotras sería espectadora. Carolina me dijo que comenzara chupándole el pene a York y lo hice con un poco de reticencia inicial, pero al rato me gusto su sabor y su textura, era mucho más suavecito que el de mi marido. Luego me dijo que le ayudaría a follarme, me hizo poner en cuatro al borde del sofá y ella misma ayudo a York a subirse sobre mi espalda, el perro no quería y continuamente se bajaba, ella se agachó y chupó la verga de York haciéndola ponerse un poco dura e intento otra vez, esta vez lo tuvo firme del collar mientras con la otra mano acompañaba su pija a mi vagina. El pene de York no era muy grande al principio, entró y salió de mi chocho repetidas veces, pero iba aumentando su grosor y longitud a medida que entraba y salía de mi coño. La sensación máxima la tuve cuando su bola comenzó a ganar tamaño y rozaba firmemente con mi hendedura vaginal cada que entraba y salía, hasta que no salió más, se atascó dentro de mi y no volvió a salir, solo entonces York me atenazó firmemente con sus zampas que afortunadamente habíamos cubierto con calcetas de los chicos y no me rasguño nada, solo entonces experimente un orgasmo y esa sensación de pertenecer al animal, estaba anudada a él, Carolina lo mantenía firme de su collar y el martilleaba mi concha a toda velocidad, no me di cuenta al momento, pero Carolina me dijo que había gritado como loca. Ella acompaño a York cuando esté se giró con una pata sobre mí y quedamos atados culo con culo. Estaba abotonada como una verdadera perra y me pareció genial.
Mientras yo estaba abotonada, Carolina se puso a chupar la rosada verga de mi Dálmata y esto me excitó mucho, así que me masturbé a otro orgasmo. Nuestros perros se transformaron en un fetiche para ambas. Nos pusimos de acuerdo y se lo revelamos a nuestros esposos, mi marido dijo que quería ver y Miguel dijo que no íbamos a ser capaces de hacerlo, así que dejamos para el próximo fin de semana para montar una orgía con nuestros perros.
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Melina: “Nadie sabe que yo sé”.
Nunca entenderé porque papá se casó con ella. Mamá había fallecido hacía menos de un año y él encontró rápidamente a esta zorra más joven que le cautivó y la esposó. Ella trajo consigo a un enorme bruto gris, Sansón, un Gran Danés gigante. El perro estaba bien entrenado y bien cuidado, pero lo que me molestaba es que siempre intentaba de venir a oler mi entrepierna y su extraño pene asomaba demasiado para mi gusto. En realidad, me parecía asqueroso. Yo no soy ninguna mojigata, tampoco soy virgen, me encanta follar con mi novio o eventuales amigos. Gozo con una buena verga masculina, pero esa extraña cosa rosada y puntiaguda me parecía bizarra por decir lo mínimo.
Entonces un día, cuando pasaba por el garaje hacia la casa, pillé a mi madrastra acariciándole la asquerosa polla a Sansón. Me desconcertó. Me pregunté como mi padre se había enamorado de una pervertida como ella, a veces hasta le permitía entrar a su borrico en su dormitorio ¡Inconcebible!
Mi padre es un hombre de negocios y a veces tiene que ausentarse por varios días. En esos días mi madrastra se llevaba al perro a su habitación para tener compañía. Después de haberla visto manosear el pene del perro, sentía curiosidad por saber si hacía algo más con él. Me asomé discretamente por la puerta parcialmente abierta y la vi vestida como una prostituta francesa, con un corse negro, medias de red del mismo color y unos altísimos tacones. Se quitó la pequeña tanga que llevaba y comenzó a jugar con su coño peludo. Estaba tumbada en un sillón de papá, con una mano jugaba con su concha y con la otra magreaba un inmenso pene rosado del borrico ese, el perro se insinuaba entre sus piernas y entonces entendí porque siempre se quería meter también entre mis piernas. Una inmensa lengua purpura salió del hocico de Sansón y comenzó a lamer a mi madrastra, me asusté al sentir sus quejidos y gemidos. Ella se bajo el corse y empezó a jugar con sus dos enormes tetas. A un cierto punto mi madrastra se arrodilló frente al sofá jugando con su clítoris y animó al perro para que la montara. ¡¡¡Dios mío!!! ¡¡¡Pero que pretende esta mujer!!!
El perro hurgo con su hocico el peludo coño de ella y luego la montó. Ver ese gigantesco pene de perro penetrando su coño y sentirla gemir con placer, me excitó mucho y empecé a jugar con mi propio coño. Casi me viene un golpe cuando la inmensa bola del perro se metió completamente en la panocha de mi madrastra, el perro la folló por una quincena de minutos. Yo me corrí mirando, ella se corrió en la pija del perro y el animal rebaso de semen su coño, tanto que salía disparado a chorritos cada vez que ella se movía convulsionando. No contenta con eso, esperó que el perro la liberara de su enganche, y rápidamente se puso tumbada bajo el perro y le chupó la verga goteante, su cara y sus tetas se llenaron de esperma y yo volví a correrme, jamás había presenciado nada tan lujurioso y depravado, pero ya no sentía ese disgusto inicial, mis piernas temblaban después de los orgasmos que me provoqué con mis propios dedos.
Me guardé celosamente el secreto, nadie sabe que yo sé. Ahora yo también en secreto follo con Sansón, pero solo al estilo misionero y no le dejo abotonarme por temor a que me pueda lastimar.
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José Luis: “Trio”.
Regresamos a casa de una fiesta muy de madrugada, mi esposa tastabillaba ebria, en ese momento nuestro Rottweiller le salto encima y la hizo caer, luego se fue a olisquear su entrepierna e intento follar su pierna, mi mujer estaba muerta de la risa y aparentemente no entendía lo que el perro intentaba hacer con ella, pero yo vi su enorme pija emergiendo bajo su vientre y pensé esta es la oportunidad que yo esperaba. Siempre imagine a mi mujer siendo follada por nuestro perro y no iba a dejar pasar esta propicia ocasión.
La acomodé arrodillada frente al sofá y le subí su estrecho vestido, llevaba una tanga diminuta que no pensé fuera un obstáculo para la inmensa verga de nuestro perro, luego me senté con mis pantalones abajo y la hice mamarme la verga, ella es una excelente mamadora y le encanta hacerlo, así que no dijo nada, solo comenzó a chupar prolijamente mi miembro. Justo como esperaba, el perro le salto encima, ella intento voltearse, pero yo le cogí los cabellos y la urgí a continuar su mamada. De repente se sobresaltó y gritó, entonces me di cuenta de que el perro había centrado su ano y estaba follando a toda maquina su culo a forma de corazón, le encanta ser enculada, así que después de la primera reticencia, se acomodó y comenzó a gemir mientras me chupaba la verga con verdadera pasión.
Ahora a ella le encanta que hagamos un trio con nuestro Rotty.
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Marianella: “Trans y sumisa”.
Soy una chica trans y sumisa, me encanta el sexo y me encanta ser dominada. Mi amo Alberto tienes dos perros Dóberman y me ha enseñado a complacerlos. Me encanta chupárselas. Mi amo me ha hecho tragar litros de esperma canino en estos dos últimos años. Amo vestirme sexy para ellos. Primero me ordena de besar a los perros, mientras tanto mi amo filma toda la escena, luego me hace jugar con sus pollas y pajearlos hasta que sus pijas emerjan por completo de sus fundas. Le gusta filmar mi cara bañada con el semen de los perros. Filma cuando ellos follan mi boca, me pone muy cachondo ser follada por mi boca. Me masturbo con la verga de un perro en mi boca. Arrodillada acompaño la verga de uno de ellos a mi culo y acomodo al otro para besuquearlo y mamar su verga. Haré cualquier cosa el me ordene con tal de sentir una y otra vez estas magnificas sensaciones.
Por las noches miramos los videos y mi amo me permite chupar su verga y a veces toma mi ano.
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Cristina: “El amor a veces duele”
Harán unos diez años que empecé a hacerlo con mi mascota de turno, Sammy es mi segundo Labrador, lo he entrenado para cogerme. Él sabe que cuando me meto por tierra en cuatro, su deber es saltar sobre mi y follarme. Siento sus zampas atenazar mi cintura apenas me monta, luego su polla moja mis muslos con semen y comienza a saltar detrás de mí hasta que hace centro. Hay veces en que lo logra rápidamente y otras en que desiste si yo no le ayudo. Generalmente le ayudo porque no resisto tenerlo tanto rato saltando y cansándose, quiero que ocupe todas sus energías en mí y que folle mi coño gordo incansablemente. Es capaz de dejarme casi sin aliento de tantos orgasmos que me provoca. Me llena por dentro con su semen caliente, a veces me llego a mear sintiendo esa temperatura que invade todo mi ser. Su polla es tan grande que a vece quedo adolorida en mi cérvix, toca mi cuello uterino con su dura polla y a pesar del dolor, el placer es muy superior y le dejo hacerme de todo.
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Antonio: “Escéptico”.
No puedo creer que un perro se folle a una mujer, el coño es demasiado chico, la bola del perro es enorme. Si así fuera, cuando el perro se mete hasta el fondo, el nudo se forma y bloquea la polla dentro. No creo que una mujer pueda resistir eso. Además, si no le dejas follar te morderá la espalda y te arrancará la piel. Pudiera ser que un pequeño perro pueda follar a una mujer, pero uno grande es imposible, te destrozaría el coño. Así que déjense de publicar tanta bobería.
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Pablo López: “Camionero”.
Este verano cuando se nos permitió salir debido al relajo de las medidas del coronavirus. Retomé mi trabajo de conductor de camiones. Había muchos viajes y me iba de casa por una semana y más dejando a mi esposa sola. Loredana es mi mujer, le encanta la jardinería y se divierte en eso cuando la dejo sola por mucho tiempo. Nuestro vecino es un hombre mayor y posee un pastor alemán
Ella comenzó a contarme una increíble historia. Mientras se encontraba en el jardín quitando un poco de mala hierba, estaba vestida solo con una larga remera mía. Estando arrodillada, de repente sintió un enorme peso en su espalda y su cabeza golpeo uno de los pilares de cemento. No sabía que estaba sucediendo, se volteó un poco aturdida y vio el pelaje claro oscuro del pastor. La había agarrado con sus poderosas zampas y trataba de penetrar su coño con una verga enorme. Ella miró a su alrededor, pero no había nadie que la pudiese socorrer, la pija del perro batía contra sus muslos, con un poco de curiosidad y deseos, ella se acomodó a la altura de la pija del pastor y éste hábilmente la empujo dentro de su coño y en breve tiempo su polla creció desmesuradamente quedándose bloqueada dentro de ella. Apareció el dueño del perro y se abalanzó a quitarle el perro de encima, pero ella lo detuvo diciéndole que no sería justo ni para él ni para ella. Dice que la miró un buen rato y luego bajó el cierre de sus pantalones sacando una polla grande y dura, la acercó hacia ella diciéndole que tampoco era justo que él no se beneficiara de la cogida que el perro le estaba dando a ella, así que tuvo que mamársela.
No sé si es verdad o no lo que me contó, pero me he estado pajeando todos estos días pensando en ello y no veo la hora de volver a casa para que me demuestre si era verdad o no.
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Andrés: “Pregunta importante”.
Me gusta ver zoo porno, especialmente de perros. Finalmente convencí a mi mujer que jugara con la polla de nuestro perro. No sé si ella aceptará de ir más allá. Dijo que lo hacía solo para dejarme contento a mí, pero no le vi ninguna señal de disgusto. Estaba intrigada y sorprendida por lo grande de la pija de nuestro perro. Quisiera que fuera más lejos con él, pero no quiero forzarla. Hasta ahora solo lo ha masturbado y ha hecho escurrir su semen en sus manos. La estoy dejando que haga todo lo que se sienta de hacer, que lo haga por su cuenta, pero sueños en que finalmente lo mame y lo folle. ¿¿Debería seguir dejándola jugar con él y esperar a que tome la iniciativa?? Cualquier ayuda, gracias.
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Ángelo: “Respuesta importante”.
Tómatelo con calma y no intentes presionarla, podrías hacer que ella se oponga a cualquier cosa. Sigue teniendo al perro cerca cuando ambos están cachondos, déjala jugar con la polla del perro como ya lo hace y tu chúpale la vagina, ponte en modo de que el perro también pueda dar uno que otro lametón casual a su coño. Cuando se de cuenta de la lengua del perro se siente igual o mejor que la tuya, apóyala y deja lugar al perro para que lama su coño, debes decirle que te encanta verla de ese modo y puede que ella se anime a chupar la polla del perro. Superado este escollo, todo se hace más fácil y será solo cosa de tiempo para que se ofrezca tanto a ti como a tu perro como una buena perrita.
Lo digo porque mi novia se descomponía al ver la verga de nuestro perro, he logrado que lo pajee, que jale su pija cerca de sus tetas y sienta lo calientito que es el semen de perro, ha olfateado su pija y finalmente ha saboreado un poco de restos de semen de uno de sus dedos. Un día que estaba casi al final de su periodo, logre que se dejara lamer, pero no quiso correrse con su lengua. Ella es muy caliente y multiorgásmica, espero se deje lamer nuestros fluidos después de follar, estoy seguro de que tendría rápidamente otro orgasmo, pero debo actuar con paciencia.
Lo que ella no sabe es que mi perro se ha follado ya a seis mujeres que tenían los mismos prejuicios, así que me basta esperar la ocasión propicia para el movimiento justo.
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Francisca: “Chica zoo”.
He sido chica zoo por muchos años. Tuve sexo con un perro mucho antes de tener sexo con un hombre. Es la experiencia más increíble que pueda existir, pero tienes que prepararte. No cogen como los hombres. Empujan solo al principio, una vez que te meten el nudo y se bloquean dentro de ti se quedan quietos, pueden tenerte anudada por unos quince minutos, los más grandes hasta una hora. Durante todo el tiempo que te tiene abotonada se corren dentro de tu coño y de seguro lo sentirás, el semen de perro es mucho más caliente que el de los hombres. Si quieres hacerle una mamada te aconsejo de no chuparlo, es mejor sujetar su pene por detrás del nudo y solo lamerlo, su semen sabe diferente. Al igual que con los hombres, nunca uses tus dientes, es maravilloso besar la pija de un perro. Mantén tu boca aseada, la higiene es muy importante. El sexo con un perro es increíble, espero que lo pruebes y lo disfrutes tanto como yo.
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Manuel: “Cree un monstruo”.
Mi esposa comenzó con la fantasía de chupar y follar la pija de un caballo, me calentaba oírla fantasear al respecto y decidí ayudarla a realizar su fantasía. El problema principal es que no teníamos acceso a un caballo, entonces sugerí un perro grande, son más fácil de manejar y adiestrar a tener relaciones con humanos o humanas. Me metí a internet y descargué todo el material necesario para informarnos. Vimos a algunos perros chicos y grandes teniendo sexo con mujeres de diferente edad y tallas. Ella no sabía del nudo de los perros y estaba muy interesada en eso. Después de informarnos a suficiencia, compramos un cachorro de Golden Retriver, que nos parecía lo más dócil y fácil para empezar. Desde pequeñito lo habituamos a lamer su coño, apenas dio muestras de asomar su pija, mi esposa comenzó a chupársela. Cómo a los dieciocho meses la folló y abotonó por primera vez. Mi mujer se la mamaba casi todos los días y andaba siempre desnuda por la casa. Era fácil que le lamiera el coño y la hacía correrse demencialmente. Ella se ponía de rodillas sobre la alfombra y le ofrecía su trasero, yo tomaba su polla y la guiaba a la panocha de ella. Después de un tiempo el aprendió a hacerlo solo, se convirtió en un experto montándola y anudándola, mi esposa se convirtió en una perra puta, casi pasaba más tiempo de rodillas que de pie, a partir de ese momento se transformó en una obsesión follar con nuestro perro. Le encanta que le metan la polla y la abotonen, y llenen su coño de semen caliente, descubrió ser multiorgásmica y no se cansa de correrse abotonada. Ya van tres años y medio desde que comenzó y tenemos tres perros para ella. Puede tomar sin problemas hasta los treinta y dos centímetros de nuestro Rottweiller, incluido el nudo. Tenemos sexo grupal con los perros todo el día, la montan uno tras otro. Hasta que no puede aguantar más pija de perro en su coño arruinado. Tengan cuidado algunos con lo que desean, yo he creado a un monstruo.
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Marisol: “Son diferentes”.
Sí, a mí también me gusta que mi perro me lama el culo y el coño. Muy probable que sea mejor que mi marido, pero no tan bueno como mi amiga Luisa. También me gusta chupar su pija hasta que se corre. Su semen es más fino que el de un hombre y no sabe tan fuerte, es más fácil de tragar. El semen de hombre es mejor sobre tus tetas o tu cara, es cremoso y espeso. Me encanta ponerme en cuatro y que me folle como loco a lo perrito. El único problema es que a veces lo hace por tu coño y otras te lo da por el culo. En eso se parece a mi marido. Deben tener cuidado con el nudo en el culo, te abotona por mucho más tiempo. La pija del perro es extraña comparada con la de un hombre.
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Sergio: “Finalmente”.
Al fin conseguí que mi novia follara con mi perro Fred. Estaba bastante ebria y siempre se pone super cachonda y pervertida.
Le quité sus bragas y lamí su coño jugoso tendida en la alfombra, en eso apareció Fred y le cedí mi lugar, ella no dijo nada, pero empezó a arrastrase en sus codos hacia atrás, se veía muy divertida. Su cabeza choco contra un mueble y no pudo seguir escapando, Fred no cesaba de recorrer su coño con su lengua y ella sucumbió a sus lamidas, tuvo al menos dos orgasmos potentísimos.
Fred intentaba montarla en esa posición, pero ella estaba de espalda, viendo que el perro la quería follar, se volteó para levantarse, pero el perro se botó sobre ella y hábilmente penetro su coño, ese fue el final y se quedo quietecita gimiendo y chillando anudada a mi perro.
Hemos hablado de ello, pero dijo que jamás volvería a hacerlo, fue cosa de una sola vez y completamente fortuita. Al menos lo vi y lo disfrute, espero volver a embriagarla una vez más.
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Los comentarios vuestros son un incentivo para seguir contando historias y relatos, vuestra opinión es siempre invaluable, negativa o positiva, es valiosa y relevante, todo nos ayuda a crecer como escritores y narradores de hechos vividos o imaginados, comenten y voten, por favor.
luisa_luisa4634@yahoo.com
Acababa de llegar a casa de una larga carrera, “La maratón de Santiago”, y el día era muy caluroso. Todas mis prendas estaban empapadas en sudor y agua que me versé antes de retirarme a casa. Cogí una toalla, puse el ventilador al máximo, me quité completamente todas mis prendas hasta quedar desnuda y me tumbé sobre la toalla bajo el ventilador.
Soy una mujer de treinta años en excelente forma física. Mientras estaba allí tumbada sentí a Jacky que comenzó a lamerme los pies y los tobillos. Me pilló por sorpresa, pero lo encontré relajante y divertido, me reí y pensé que quizás mi sudor era salado y eso le atraía, poco a poco subió a lamer mi pantorrilla. Tenía algunos conocimientos de chicas zoo, pero jamás se me pasó por la mente el que yo pudiese hacer algo con mi mascota. No he tenido relaciones sexuales en los últimos dos años, solo mis dedos y mi vibrador son mis fieles amantes.
Su lengua subió hasta mi muslo y comenzó a explorar mi vagina, al parecer le gusto tanto el sabor de mi chochito que se echó entre mis piernas y cómodamente se dedicó con cuerpo y alma a lamer mis excitadas carnes. Nunca pensé que podía hacer lo que estaba haciendo con su lengua, empujaba su hocico y su lengua entraba en mi coño haciéndome chillar de placer, luego lamía al improviso mi clítoris. Después apretaba su nariz fría contra mi pelvis y hundía su lengua hasta el fondo de mi concha provocándome sensaciones que jamás había sentido.
Después de dos orgasmos consecutivos mi clítoris estaba inflamado y delicado, era el mejor sexo oral que nunca había tenido, su ritmo no cambiaba, pero yo no resistía tres orgasmos seguidos, así que lo hice parar. Me volteé sobre la toalla con mis piernas cerradas y él se vino a lamer mi trasero, pronto hizo centro en mi ano y se puso a empujar su lengua áspera entre mis nalgas, nuevas maravillosas sensaciones al sentir mi culo bañado por su lengua preciosa.
Inconscientemente levanté mi culo y me apoyé en mis rodillas y codos, abrí un poco mis rodillas para darle acceso a mi trasero y a mi coño, ya que su larga lengua barría de un solo lengüetazo ambas cavidades. Muy pronto me tenía en la cúspide de otro delicioso orgasmo, entonces sentí todo su peso en mi espalda y sus zampas rasguñaron mis caderas y muslos.
—¡Wow! … ¿Qué haces? …
Era evidente lo que intentaba hacerme, me apretó con mucha fuerza y comenzó unos enérgicos movimientos tratando de penetrarme con su pene. A este punto me fije en su miembro, no me preocupó mucho, porque solo se veían unos dos a tres centímetros. Pensé que un pene así de pequeño no me haría ningún daño. Además, estaba tan caliente que deseaba que me metiera su pequeña polla y me follara como una perrita. Aparentemente hizo centro y sentí su miembro dentro de mí, pero él se retiró después de un par de embistes. Me recosté sobre la toalla y volví a mirar su pija, pero ahora estaba casi toda fuera y no era para nada pequeña. Era la polla más grande que jamás haya visto. Me acerqué a él cuidadosamente, llevé mi mano bajo su panza y envolví su pija entre mis dedos. Estaba asombrada de su calidez, su tamaño, me agaché a observarlo de cerca y me pareció una pija demasiado hermosa, pero me resistí a darle besitos y chuparlo un poco, solo que mis dedos se bañaron en su liquido acuoso y me los lleve a la boca para saborearlo.
Esa primera vez no se la chupé, pero la siguiente vez que lo hicimos, quise saber como era tenerlo en mi boca, pero no lo dejé que me montara. Indudablemente le gusto mucho, se corrió varias veces en mi boca, pero insistía en montarme, así que me puse en posición y le dejé hacer lo suyo. Increíblemente, cada vez que le permito lamerme, él quiere más y yo se lo doy.
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Jocelyn: “El del vecino”.
Venía de regreso a casa después de una fiesta con unos amigos, la noche había sido bastante aburrida y regresaba sola en vez de hacerlo en compañía de un chico que me mimara. Cuando abría la puerta de mi casa, de alguna parte apareció el Rottweiller de nuestros vecinos, se había escapado de su perrera y estaba suelto. Lo deje en mi casa y me fui a tocar el timbre de mis vecinos para avisarles que habían dejado fuera a “Goliath”, ese es el nombre del perro, pero después de tratar varias veces nadie respondió. Volví a mi casa, me preparé para irme a dormir, pero antes de hacerlo volví a la casa de mis vecinos a tocar el timbre, pero no se escuchaba un solo ruido de que hubiese alguien en casa, así que simplemente desistí y volví a la mía. Goliath apenas me sintió comenzó una especie de baile haciendo sonar sus zampas en el pavimento. Me fui a la cocina y llené un tiesto de agua pensando tuviese sed, mientras me agachaba a depositar la palangana por tierra, sentí su lengua desde atrás que lamió mi coño y mi culo a la vez, fue un lametazo que me hizo jadear. No podía creer que había hecho lo que me hizo, apreté mis nalgas, pero no me levanté y volvió a hacerlo otra vez y muchas más. Al improviso me levanté asustada de lo que me estaba haciendo y también me sentí haciendo algo terrible y depravado, le empujé para alejarlo de mí, pero él no desistió, siguió empujando su hocico en mi coño. Me siguió por todas partes, finalmente mandé todo al infierno y le dejé hacerlo conmigo.
Después de haber tenido unos siete maravillosos orgasmos que me tenían parcialmente debilitada, había transcurrido casi una hora y media. Él trató un par de veces de cogerme desprevenida, pero me las arreglé para escapar de su agarre. A la enésima vez que lo intentaba hizo centro, me penetró con un golpe violento y del mismo modo comenzó a follarme, grité y chillé, pero no había modo de liberarme, su pene se incrustó profundamente en mi y crecía y crecía y luego estábamos pegados, fue ahí cuando sentí lo más maravilloso de mi vida, comenzó a vaciar sus cojones en mí, interminables chorros calientes se versaron en mis entrañas, un placer inaudito se apoderó de todo mi cuerpo y no podía parar de correrme en modo bestial. Nunca nadie me había follado por casi una hora de continuo.
Finalmente se retiro de mi coño y me liberó, solo entonces mire su pija, no podía creer que me había metido una verga de ese tamaño, su semen salía de mi a chorritos y escurría por mis muslos.
Me senté a mirar como limpiaba su enorme verga, no me dolía nada, pero mi coño no era el mismo de hace una hora atrás. Supongo que le gustó su nueva perra, porque se levantó de golpe y vino decididamente a montarme, esta vez me entregué a él sin luchar, me dio una buena cogida y esta vez me tuvo ligada a su pija por más de una hora.
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Rosita: “La nueva camada”.
Normalmente mis vecinos me pagan para que cuide sus Dóberman cuando ellos salen de la ciudad, la perra acababa de tener una camada de cinco cachorros, ella no era ningún problema, pero el gran macho me atemorizaba y creo que él lo sabía. Cada vez que iba allí saltaba sobre mí y trataba de meter su nariz bajo mi falda, yo trataba de alejarlo una y otra vez, pero él me gruñía amenazadoramente.
Una noche fui a darles de comer y a llenarles los cuencos de agua, no hubo ningún problema con la perra y sus cachorros, ella les estaba dejando que mamaran, me enterneció mucho y quise probar que se sentía, rápidamente abrí mi blusa y saqué mi seno fuera, luego tomé un cachorro y este se apegó de inmediato a mi pezón y me chupó con verdaderas ganas, pero al ver que no salía leche de mi teta, desistió. Me quedé con una extraña sensación, como me hubiese gustado tener tetillas para todos ellos y amamantarlos.
Al segundo día sucedió, hice mi rutina, llené la pequeña jofaina con agua fresca y Rayo me apareció por detrás, mordió mis pantalones cortos y comenzó a jalarlos, en segundos me encontré solo en bragas y mi remera. Rayo me acorraló en una esquina y me saltó encima, mordiendo esta vez mis bragas, las que se rompieron por la fuerza del animal, quede parcialmente desnuda. Intenté una alocada carrera a la puerta trasera, pero el saltó ágilmente por sobre el sofá y volvió a cerrarme el paso, saltó sobre mí y caí de rodilla frente al sofá, se subió a mi espalda y me atenazó con sus potentes zampas por la cintura.
Sentía su pija resbalar en mis muslos y glúteos y yo movía mi trasero para no dejarlo penetrarme, pero después de un feroz gruñido sentí sus dientes que atraparon mis cabellos, me inmovilizó y luego de unos pocos tentativos, su pija penetró mi coño y se puso como salvaje a follar mi conchita. Primero sentía como su verga entraba y salía de mi chocho, pero luego lo sentí más profundo y comenzó a hincharse y no paraba de crecer, estábamos pegados.
Me folló por largo rato haciéndome sentir cosas increíbles. Vi que los cachorros se acercaban a mí, me quité como pude mi remera y mis tetas colgaron de mi pecho, uno a uno los cachorros se metieron bajo de mi e intentaron amamantarse de mis senos, fue algo apoteósico, me sentí como una perra de verdad, con mi macho alfa follándome y mis cachorros alimentándose de mí, hasta me pareció sentir leche goteando de mis pezones. Finalmente, la pija de Rayo salió expulsada de mi chocho, me acurruque sobre el piso y deje que los cachorros siguieran chupándome las tetas.
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Dominique: “Sumisa”.
Desde siempre pienso que tengo tendencia a ser dominada, soy sumisa y siento la necesidad de tener un macho fuerte a mi lado, cosa que no encontré con ningún hombre. Hace un par de años me sometí a mi Pastor Alemán y me siento una perra feliz. Después del trabajo me meto un par de Jeans que recorté para dejar a la vista mi coño y mi trasero y me meto de rodillas a merced de mi dueño y señor, Togo, él es mi dueño y yo soy su perra, prácticamente casi todos los días intenta impregnarme con su semen caliente y llenar mi útero tratando de preñarme con sus cachorros. Yo sé que no es posible, pero me gusta sentir la ilusión, hasta he tenido retrasos de semanas y siento mi barriga crecer con cachorritos de mi Togo. En cierto modo estamos atrapados en este imposible. Me encanta saber que soy de su propiedad, que soy una perra y que él me vea como una hembra dispuesta a procrear sus descendientes, me excita mucho pensar en ser la madre de sus cachorros. Creo que él puede oler y sentir mi excitación, cuando estoy ovulando él quiere aparearse conmigo en continuación. Me olisquea y lame mi chocho enrojecido hasta que le dejo follarme una y otra vez. Mi naturaleza sumisa me obliga a someterme a él todas las veces que quiera, además, saber que no puede preñarme, hace que esta situación se repita una y otra vez, en cada uno de mis periodos él enloquece y lo único que quiere es tenerme en cuatro y pronta a aceptar su pija enorme.
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Daniel: “Sueños”.
Me encantaría ver a mi mujer someterse a un perro macho fuerte. Ver como el perro la hace su perra y hacerme cornudo, no me importaría. Dejar que el perro se convierta en el puto amo de su coño mientras usa su gran polla y la mantiene ligada y gozando como una puta perra.
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Erica: “Consejo”.
Piénsenlo detenidamente. Hace ya cuatro años que no me interesan los hombres. Pertenezco total y completamente a mi perro. Estar con un hombre sería un estorbo.
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Julia: “No se arrepiente”.
Hace más de tres años y medio que soy una perra muy dispuesta y feliz. Casi todos los días me entrego a mi perro y a menudo, más de una vez al día. La única excepción es cuando uno de los dos estamos mal de salud y/o a veces, cuando salgo demasiado tarde del trabajo y lo encuentro a él sin ganas, cosa que afortunadamente no sucede a menudo. Ya que, para mí, mi cansancio no es un motivo para rechazarle, si él busca a su perra, siempre la encontrará.
Fuera de casa yo soy su dueña y él es mi perro. Yo soy quien le alimenta y le saca a pasear, pagos los bills del veterinario y en el registro de la ciudad, yo comparezco como su dueña. Pero una vez que las puertas de casa se cierran detrás de nosotros, los dos sabemos quien comanda, yo le pertenezco totalmente. Hasta tengo un collar para mí, me lo pongo apenas traspaso el umbral de nuestra casa, tiene la escrita “JULIA LA PERRA”, duermo con el collar puesto y me lo saco solo antes de irme a trabajar. Los fines de semana son mis favoritos, llevo mi collar todos los días y nos dedicamos a comer, dormir y a follar. Hay veces que pierdo la cuenta de las veces que me folla. A estas alturas estoy segura de que he tenido mucho más semen de perro que humano. Realmente dudo que pueda volver a tener un amante humano.
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Carmen: “Goce nocturno”.
Anoche me despertó durante la noche porque quería follar, no mire el reloj, pero creo que eran pasada las dos de la madrugada. Tenemos un gran futón japones en nuestro dormitorio, esa es nuestra cama, la casa esta permanentemente calefaccionada, no necesitamos ropa para cubrirnos, dormimos acurrucados el uno al otro. Yo visto solo un collarín de perrita y me acurruco a él para sentirme abrigada.
Me estaba lamiendo el coño, aún adormecida me di cuenta de lo que quería. Me puse de rodillas con mis tetas aplastadas al lecho y mi culo bien levantado. Me dio unos cuantos lametones para lubricar mi chocho y procedió a montarme. Ya nos conocemos muy bien, separé un poco mis rodillas y su pene se deslizó dentro de mí, entonces comenzó a follarme como la perra en celo que él cree que soy.
En ese momento me desperté del todo y comencé a disfrutar de las sensaciones que me brindaba su hermosa pija. Me sentí orgullosa de mi misma al haberme puesto en posición para darle lo que él quería y en mi cabeza retumbaban las palabras:
—Buena perrita … que buena perrita que eres …
Me abotonó como siempre hace y quedamos pegados, luego comenzó a llenar mi coño con su semen canino. Esta es una parte que me encanta, ya que realmente no me empuja, su polla se siente tan caliente, luego pulsa y vibra con cada descarga de esperma. Es algo inexplicable, muy íntimo, me siento completamente suya y poseída. En esos momentos es cuando me siento profundamente ligada a este perro.
Cuando terminó y me liberó, vino a lamer mi coño por un buen rato, luego se echó a lamer su propia polla, hay veces en que yo se la chupo y limpio, pero está vez me quedé en la misma posición por si quería continuar a follarme. En cambio salió trotando de la habitación, hay una puerta para perros que da al patio, supuse que iba a hacer sus necesidades. Esperé frotándome el coño y mirando las burbujas que salían de mi rosada hendedura vaginal. Cuando volvió, rápidamente me use en posición presentándole mi coño resbaladizo, pero él solo se tumbo, así que me acurruqué con él y volví a dormir.
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Carolina: “La mañanera es siempre la primera”.
Ya han pasado cinco años en que me convertí en la perra de mi perro. Cinco años siendo follada por su pija bendita, cinco años siendo abotonada, cinco bellísimos años siendo llenada de semen de perro.
No sé si el se ha dado cuenta de que no puedo darle descendencia, porque sigue sin descanso tratando de preñarme y estoy muy contenta de ello. Hoy lo hemos intentado tres veces. Tres veces me tuvo sobre mis rodillas y manos, bien agarrada por mi cintura y follando mi coño con fiereza, hasta clavarme su nudo dentro de mí. Fueron tres veces en que sentí como se hinchaba dentro de mi vagina su enorme pene, tres veces en que me dio toda su esperma de perrito. Yo me corrí en su polla mucho más que tres veces, al menos me corrí unas tres veces cada vez que me folló.
Después de cinco años estoy segura de que hoy me volverá a follar una vez más, sinceramente espero que sean al menos dos. La primera es siempre en la mañana.
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Margarita: “Zarpazos de amor”.
Anoche me lo hizo solo una vez, pero hoy ya lo ha hecho dos veces, quizás porque estoy ovulando y él lo huele y lo sabe. El máximo que lo hemos hecho es cinco veces en un día. Me siento segura con él y sé que él me siente suya, para follarme todas las veces que quiera. No tiene que seducirme, no tiene que hacer ningún juego previo si no quiere, ninguna danza de apareamiento. Lo sé por el modo en que me ladra, como olfatea mi coño, los zarpazos delicados a mis flancos, entonces yo me ofrezco a él. Y él me folla con su polla de perro, me hace suya, me posee, mi cuerpo le pertenece y lo llena con su polla, su nudo y su semen canino.
Ahora, acaba de darme un zarpazo en mi cadera …
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Teresa: “Ríos de semen”.
Estoy con mi periodo y al él no le importa, igualmente me lame y me folla. Esta empedernido en follarme, decidido a reproducirse usando mi útero. Pienso que él realmente quiere que le de cachorros. Siempre se asegura de abotonarme y me llena con ríos de semen. Si sigue con esta tendencia, mañana llamaré al trabajo para decir que estoy enferma y seguir intentándolo un día más.
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Alicia: “Videos encantadores”.
Yo también llevo varios años haciéndolo con mi Border Collie Gales, se llama Lupo. Ahora mismo está al lado de mi silla, acabo de bajar mi mano para frotarle los huevos y su polla. Tiene una erección muy rápida. Estoy completamente vestida y él intenta de meter su cabeza bajo mi falda, lo recrimino:
—Chico malo … déjame en paz o no podré continuar a escribir …
Como de costumbre no me hace caso, así que me quito las bragas, de ese modo puede lamer mi coño, le encanta el sabor de mis fluidos, puede estar a lamerme por horas, me destruye con espasmódicos orgasmos. Creo que le gusta más lamer mi culo. Le he dejado follar mi coño y mi culo muchas veces. Estoy mirando su pija que ha crecido bastante, saboreo mis labios viendo el brillo y las gotitas que caen desde su polla enrojecida.
Lo siento, tuve que hacer una pausa, era irresistible esa verga dura y apetitosa, le acabo de mamar la polla a mi perro, a él le encanta eso, tengo mi cara y parte de mis senos mojados con su esperma, estoy feliz de tenerlo siempre a mi lado.
Cuando vuelvo del trabajo él se abalanza sobre mi y comienza a follar mi pierna, me gusta sentir su tibio semen escurriendo por mi pierna, a veces lo dejo que se corra de ese modo. Tengo unos videos encantadores, pero no me atrevo a mostrarlos a nadie.
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Clarisa: “Sexo increíble”.
Tengo una relación con mi perro. Todo empezó una calurosa noche, me recosté vestida solo con mis bragas y una remera vieja a modo de pijama. Normalmente él se recuesta a mi lado, mi piel brillaba y él comenzó a lamer el sudor en ella, pero se aproximó a mi coño en algunos minutos, se sentía agradable y relajante su lengua, comenzó a lamerme por sobre mis bragas y eso comenzó a excitarme. Quise averiguar que sucedería si me quito las bragas. Eso hice y él inmediatamente empezó a lamer mi suave coño afeitado. Su lengua era muy larga, un poco áspera, se sentía increíble. Perdí la cuenta de cuantas veces me corrí. Tiré de su verga hasta que creció a una inmensa y caliente polla de perro, lo monté a horcajadas y me metí su gruesa pija al interno de mi coño, se sentía divino, pero siendo tan estrecha, no pude meterla toda. No me cansaba de sentir su verga caliente dentro de mí, me corrí otras veces más. Entonces me decidí a meterme a lo perrito y probar si podía follarme, mi coño estaba empapado con su esperma. Prontamente me montó y su pija se deslizó con cierta facilidad dentro de mi concha, pero había una gruesa bola que empujaba y hacía presión a la entrada de mi diminuto coño, sentí un poco de dolor, pero de repente entro dentro de mi y ya no sentí dolor, esa cosa se inflaba e inflaba dentro de mi y él dejo de follarme, solo su bola se movía dentro de mi chocho creciendo aún más. Entonces al parecer se reventó dentro de mí y comenzó a llenarme, pensé que sangraría con su bola reventada, me llenaba y llenaba, la sensación era abrumadora, pero estaba preocupada, el líquido que me llenaba salía caliente y a borbotones, él gemía y yo chillaba. No podía evitar mis orgasmos que se sucedían como en cascada, uno detrás de otro. Pero la incertidumbre de no saber que vendría después me hacía pensar mil cosas. Afortunadamente nada sucedió, solo su pija salió expulsada de mi coño y un torrente de semen caliente salió disparado de mi dilatada concha.
Él se tumbó a chupar su pija y yo me abalancé a lamer sus huevos y a chupar su exquisita polla, se la chupé bien chupada y apreté su miembro para hacer salir toda la leche. Lo hice correrse otra vez, su semen cremoso y acuoso tenía un sabor exquisito, ningún macho humano me había rociado tanto semen en mi boca. Cuando salimos a pasear, busco algún lugar lejos de miradas indiscretas y dejo que me lama, a veces yo le hago una mamada a él. Es insaciable. Al principio quería follarme incluso cuando había otras personas, pero ahora ha aprendido que podemos hacerlo solo cuando estamos solos.
Ahora puedo tener sexo increíble todas las veces que quiera.
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Catalina: “A orillas de la piscina”.
Tengo veinte años y el perro de nuestros vecinos me lo lleva haciendo desde hace un par de meses.
Yako siempre entraba a nuestro patio a jugar, pero esta vez sus intenciones eran otras. Yo me encontraba en casa sola, mis padres habían ido a visitar a la abuela por el fin de semana. Así que como el día era una calurosa jornada de verano, decidí bañarme en nuestra piscina, luego de un rato para tomar sol en modo integral, me desnudé completamente. Me estaba acomodando sobre la tumbona cuando apareció Yako y se abalanzo con la intención de montarme. Me asusté mucho, no tenía a quien pedir ayuda y este perro estúpido lo único que quería era follarme. Al principio logré escapar de él, pero me acorraló cerca del muro del garaje, me cubrí las piernas y mi coño, pero el empujaba su hocico contra mi concha insistentemente, luego saltó sobre mí y perdí el equilibrio, rápidamente me amarró con sus zampas delanteras, me rasguñó mi cintura y muslos al tironearme furiosamente. No soy virgen, sentí su pene resbalar por mis muslos, miré por entremedio de mis piernas y vi su pija que no era de un gran tamaño, intenté en vano que no me penetrara, pero cuando lo logró la sensación me paralizó.
Me quede inmovil y en cosa de segundos su pija se introdujo en mi vagina, mi cuerpo me traicionó, sentí el roce de esa cosa resbaladiza y caliente, me acomodé y le dejé hacerlo, nunca imaginé que se podía sentir de ese modo un pene caliente de un perro. Resbaló fuera de mi un par de veces, luego pareció crecer y mi coño comenzó a ser forzado. Su bola entró y salió de mi chocho provocándome gemidos, empujé mi trasero hacia su pija y esta me penetró profundamente, exhalé un suspiro y gemido sintiéndolo muy dentro de mí. Entonces el comenzó un veloz martilleo y follo mi concha a una velocidad alarmante. Su nudo ya estaba atascado dentro de mí firmemente y él dejó de moverse, sentí solo como esa bola se hinchaba ensanchando mis paredes vaginales, pulsaba y vibraba presionando mi punto “G”, tuve mi primer orgasmo que me electrizó, estiré mi pierna derecha hacia atrás tiritando como en un calambre, luego separé más mis rodillas y me dediqué a gozar de la pija mas descomunal que mi coño haya recibido. Mis orgasmos fueron varios, le tomé sus patas traseras para no dejarlo ir, no quería que esta maravillosa sensación cesara, lo quería dentro de mi vagina para siempre.
Después de varias espasmódicas convulsiones, su pija resbalo fuera de mi con un sonoro estallido, un mar de semen escapó de mi vagina y mojó mis muslos, solté sus patas y el se echó sobre el césped, solo entonces pude apreciar el tamaño considerable de su pene. Así a ojo eran más de veinte centímetros y a eso había que agregar su bola de unos seis centímetros más y el grosor era formidable, fácilmente de unos seis u ocho centímetros. ¡¡Dios mío santísimo!! ¡¡Qué pija más hermosa!! Lo vi que comenzaba a limpiarlo con su larga lengua y supe que eso debería hacérselo yo en retribución a su magnifica follada, me incliné y él solo me miró cuando tome su pene en mis manos y lo lamí saboreando su humedad, todavía goteaba semen y lo bebí.
Al cabo de un rato me di cuenta de que lo tenía duro todavía, así que lo monté a horcajadas y volví a meterme esa verga gruesa, que fácilmente se deslizó dentro de mi coño, esta vez yo follé su polla por casi media hora, me corrí otras veces más. Sin mediar aviso él se agitó y se levantó, yo pensé que había tenido bastante y se iría, pero estaba equivocada, vino a lamer mi coño, yo me puse en cuatro y él no perdió tiempo en montarme, con mi mano entre mis piernas acompañé su pija dentro de mi coño empapado. Cuando sintió mi estrecha humedad envolviendo su polla, otra vez se desencadeno su energía salvaje y me folló pujantemente con todas sus fuerzas, intentaba de no gritar, pero se me escapaban chillidos recibiendo sus fuertes embistes, volvimos a quedar pegaditos y él descargó una copiosa carga de semen en mi coño, luego con un extraño movimiento se giró y quedamos atados culo con culo, me pareció bizarra esta posición, ya que yo la había visto antes cuando un macho mantenía a su perra anudada, en ese momento me sentí su perra y me gustó.
Esto se transformó en una cosa rutinaria, como mis padres trabajan, estaba sola prácticamente todos los días y todos los días que Yako entraba a nuestro patio, yo lo esperaba en la posición de perrita, en los días más fríos lo entraba al garaje y ahí tenía unas frazadas donde le dejaba follarme por todo el tiempo que él quisiera. Los días que no aparece, yo salgo a buscarlo. Me he convertido en su perra ya que lo estoy deseando todo el tiempo.
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Margarita: “Lo masturbo de pie”.
He leído muchos comentarios y creo que tienes razón, al igual que a ti me encanta hacer cosas traviesas y maliciosas con mis perros. Tengo un Dálmata, un Golden y un Gran Danés, todos ellos son mis amantes. Cuando Dodo, mi Gran Danés se alza en dos patas y se apoya en mis hombros, es mucho más grande que yo, su pija queda al alcance de mi mano y lo masturbo hasta que moja mi vestido con su acuoso semen, a estas alturas, Lucio mi Dálmata, ya se ha metido bajo mi vestido a lamer mi coño por sobre mis bragas, trato de no perder el equilibrio sintiendo como mi coño se humedece y soportando el peso de Dodo. Tengo que deshacerme de mi vestido mojado y también de mis empapados calzones. Rocky, mi Golden se viene por delante y lame mi concha, Lucio desde atrás hace lo mismo a mi culo, camino como puedo hasta mi diván y me arrodillo con mis senos sobre el sillón de cuero. Uno de los dos me salta encima y rápidamente comienza a follarme, después de unos quince a veinte minutos es el turno del otro, me hacen gozar y preparan mi coño para la verga enorme de Dodo, es como una escena estudiada que se repite casi todos los días, cuando Lucio y Rocky se echan a lamer sus vergas, Dodo viene detrás de mi y tengo que alzar mi culo y acompañar su pija dentro de mí, mi coño follado y bañado acoge fácilmente su inmensa polla y grito solo al momento que su bola se desliza dentro de mi vagina, es irresistible esa sensación. Lo dejo follarme plácidamente, mi cuerpo tiembla en una serie de orgasmos infinitos y él me ata a su polla por casi cuarenta minutos, cuando me libera me boto exhausta sobre el sofá y duermo.
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Mirella: “Un sueño hecho realidad”.
No tengo perro, pero por casualidad encontré un sitio de zoo. Me masturbe a diario mirando las inmensas pijas de esos perros follando hermosas chicas, las cuales gozaban siendo folladas como perritas. Soñaba con hacerlo algún día.
Un viernes por la tarde después de regresar del trabajo, escuché ladridos insistentes, me asomé y vi al Pitbull de nuestros vecinos ladrando fuera de su casa. Evidentemente se les quedó afuera, estaba comenzando a oscurecerse, así que salí de casa y fui a tocar el timbre de ellos, la casa estaba a oscuras, toqué varias veces y nadie salió. Como el perro me conoce, me golpee el muslo invitándolo a seguirme. Lo entré en casa mía, busqué una palangana donde vertí un poco de agua y le di de beber.
Luego continué con mi rutina acostumbrada, me fui a mi pieza y me quité toda la ropa y me puse mi remera larga y holgada para andar en casa, apenas cubría mi culo, pero me resultaba cómoda. Entré a la cocina con la intención de servirme un poco de leche, encontré a Terry, ese es el nombre del perro, echadito y somnoliento, apenas me dignó una mirada y siguió durmiendo. Con un buen vaso grande de leche, yo me fui a mi computador, era hora de mirar algunos videos cachondos, muy luego tenía ante mí a una hermosa morena enmascarada con un enorme perro plomo con blanco que le lamía el coño desde atrás. Ella vestía unos jeans que habían sido recortados convenientemente para dejar su coño y su culo al desnudo, también llevaba una polera parecida a la mía de color verde, el perro lamio su coño e intentó montarla varias veces y en el último intento lo logró haciéndola quejarse y lanzar un agudo chillido, no se veía el tamaño de la pija, pero ella se movía y levantaba su culo, no sé si de goce o de dolor, pero sus gemidos roncos parecían de goce. Al parecer el perro se corrió e improvisamente tiró y su verga salió disparada del coño de la joven chica, esta vez si que ella gritó, pero no era para menos. La polla del animal era una cosa monstruosamente grande, quizás no tan larga, pero su bola era como una pelota de beisbol o quizás más grande, a estas alturas mi coño rezumaba fluidos y mis dedos estaban bañados en ellos, solo entonces percibí que Terry estaba bajo la mesita del computador, olfateando hacia mi coño. Ni siquiera lo pensé, solo abrí mis rodillas y él acercó su hocico a mi sexo comenzando tentativamente a lamerme, empujé mi culo al borde de la silla para darle mejor acceso a mi concha y le dejé lamerme.
Tuve un orgasmo casi enseguida, me aferré con mis dos manos a la mesa y abrí mis muslos de par en par, me lamía y frotaba mi clítoris con su fría nariz. Hizo que me corriera otras dos veces y me dije que esta era mi oportunidad de ser follada por un verdadero perro, me fui al salón y me puse en cuatro sobre la alfombra, como él no es muy alto, no lograba penetrarme, poco a poco fui abriendo más y más mis rodillas, hasta que quedé a la altura justa y su pija se metió en mi coño, mi cuerpo entero se tensó y unos escalofríos de placer recorrieron todo mi cuerpo, por fin tenía una pija de perro en mi coño, me parecía increíble lo que me estaba haciendo sentir, metí mi mano entre mis piernas y masturbé mi clítoris desenfrenadamente, me corrí innumerables veces, él me folló por un largo rato, después se tranquilizó y algo caliente comenzó a inundar mi vagina, deliciosamente él se corría dentro de mí, otra vez froté mi clítoris para correrme sintiendo como llenaba mi matriz. Nos quedamos así por un cuarto de hora, me tenía abotonada, su pene atascado en mi coño.
Un torrente increíble de semen salió de mi vagina al momento en que su verga salió de mi chocho, era increíblemente grande dado el tamaño medio del perro, nunca había tenido algo de ese tamaño en mi coño. Inmediatamente supe que debía volver a hacerlo, mientras él limpiaba su polla, me levanté a buscar otro vaso de leche y llené su escudilla de leche también para él. Necesitaba que se repusiera, lo necesitaba fuerte, quería volver a sentir esa magnifica polla dentro de mí. Él vino a beber leche, se la bebió toda y luego se vino contra mí coño con su hocico bañado en leche, sentada en el sofá, abrí mis piernas y le permití comenzar a lamer mi conchita. Eso fue solo el inicio, deje que me follara todas las veces que quiso, prácticamente toda la noche, se lo mamé y me tragué su semen un par de veces.
A la mañana siguiente, todavía acostada desnuda sobre la alfombra, lo vi cercano a la puerta, me levanté y le dejé salir, luego me fui a la ducha a bañar mi cuerpo rasguñado, adolorido, pero feliz, después me boté exhausta sobre mi cama. Era sábado y no tenía que ir a trabajar, me desperté como a mediodía con los ladridos del perro de los vecinos, me asomé por la ventana y él ladraba hacia la puerta de su casa. Evidentemente no había nadie, salté de mi cama rápidamente y lo fui a llamar y lo hice entrar. Ese fin de semana mi sueño se hizo realidad montones de veces.
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Luisa y Carolina: “Intercambios”.
Mi marido me convenció para intercambiar parejas, él ya lo tenía conversado con Miguel, nuestro vecino. Un tipo de agradable aspecto que me agradaba, pero no contemplaba que un día follaría con él. Con Carolina, su esposa, nos conocíamos desde la universidad y habíamos hecho juntas varias diabluras, pero no nos habíamos acostado juntas, si habíamos bailado y nos habíamos dado algunos besos teniendo un par de copas encima, pero nada más que eso.
Nos juntamos en casa nuestra y bebimos y miramos algunos videos pornográficos, estábamos solo en bikini y Carolina vino a sacarme la parte superior, mis senos son abundantes y ella me los levantó tirando de mis pezones, entonces yo metí mis manos detrás de ella y también le quité su sostén de bikini. Los chicos nos animaban a continuar, nos besamos con pasión, en ese momento sentí las manos de miguel que hacía descender mi bikini hasta mis tobillos y luego pasó su bajo mis senos, hizo deslizar su pene largo y duro entre mis glúteos y yo empujé mi coño para empalarme en su asta. Carolina había ido a arrodillarse entre las ´piernas de mi marido y le chupaba la verga concienzudamente, dedicada, aperrada, con pasión, entonces empujé a Miguel hacia el sofá, al lado de mi marido y me tragué la verga de Miguel con verdadera devoción. Carolina me miró y en esa mirada había un desafío, quien hacía que su hombre se corriera primero. No hubo necesidad de palabras, ella aferró los huevos de mi marido y trago su verga hasta que su nariz tocó su vellosidad púbica, yo aferré la verga de Miguel y lo masturbé con dos manos al mismo tiempo que peinaba su cabezota grande y amoratada lengua, los dos hombres estaba con sus ojos cerrados sintiendo y gozando nuestra tacita competición. Carolina estaba todavía con el entero pene de mi esposo en su boca y pude ver que mi marido comenzaba a tensar sus piernas, signo seguro de que estaba pronto a correrse, me desesperé y me tragué la pija de Miguel sin dejar de masturbarlo, inmediatamente sentí un chorro de esperma en mi paladar, me lo saqué de la boca y lo apunté a su vientre, borbotones comenzaron a rociar su estómago, miré a Carolina triunfante, ella solo se giró y abrió su boca llena del semen de mi marido, se habían corrido los dos al mismo tiempo y declaramos un empate técnico. Estos encuentros volvieron a repetirse otras veces más y estábamos felices los cuatro con nuestro nuevo descubrimiento, pero nosotras descubriríamos algunas otras cositas.
Yo tengo un Dálmata y ella un labrador marrón de pelo cortito. Queríamos probar el sexo con nuestros perros, en secreto comenzamos a jugar con ellos a escondidas de nuestros maridos. Era algo salvaje, pervertido y prohibido, quizás por eso nos atraía aún más. Carolina razonó que si habíamos intercambiado nuestros maridos, perfectamente podríamos comenzar intercambiando a nuestros perros, yo no objeté nada porque York, su Labrador, me adora y yo lo encuentro terriblemente sexy con su pelaje dorado, todavía tenía que comprobar sí su pija era tan grande y gruesa como la de mi Dálmata.
Organizamos el todo y tiramos a suerte quien iba a probar primero, la afortunada fui yo y debía incitar a York a follarme. De ese modo una de nosotras sería espectadora. Carolina me dijo que comenzara chupándole el pene a York y lo hice con un poco de reticencia inicial, pero al rato me gusto su sabor y su textura, era mucho más suavecito que el de mi marido. Luego me dijo que le ayudaría a follarme, me hizo poner en cuatro al borde del sofá y ella misma ayudo a York a subirse sobre mi espalda, el perro no quería y continuamente se bajaba, ella se agachó y chupó la verga de York haciéndola ponerse un poco dura e intento otra vez, esta vez lo tuvo firme del collar mientras con la otra mano acompañaba su pija a mi vagina. El pene de York no era muy grande al principio, entró y salió de mi chocho repetidas veces, pero iba aumentando su grosor y longitud a medida que entraba y salía de mi coño. La sensación máxima la tuve cuando su bola comenzó a ganar tamaño y rozaba firmemente con mi hendedura vaginal cada que entraba y salía, hasta que no salió más, se atascó dentro de mi y no volvió a salir, solo entonces York me atenazó firmemente con sus zampas que afortunadamente habíamos cubierto con calcetas de los chicos y no me rasguño nada, solo entonces experimente un orgasmo y esa sensación de pertenecer al animal, estaba anudada a él, Carolina lo mantenía firme de su collar y el martilleaba mi concha a toda velocidad, no me di cuenta al momento, pero Carolina me dijo que había gritado como loca. Ella acompaño a York cuando esté se giró con una pata sobre mí y quedamos atados culo con culo. Estaba abotonada como una verdadera perra y me pareció genial.
Mientras yo estaba abotonada, Carolina se puso a chupar la rosada verga de mi Dálmata y esto me excitó mucho, así que me masturbé a otro orgasmo. Nuestros perros se transformaron en un fetiche para ambas. Nos pusimos de acuerdo y se lo revelamos a nuestros esposos, mi marido dijo que quería ver y Miguel dijo que no íbamos a ser capaces de hacerlo, así que dejamos para el próximo fin de semana para montar una orgía con nuestros perros.
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Melina: “Nadie sabe que yo sé”.
Nunca entenderé porque papá se casó con ella. Mamá había fallecido hacía menos de un año y él encontró rápidamente a esta zorra más joven que le cautivó y la esposó. Ella trajo consigo a un enorme bruto gris, Sansón, un Gran Danés gigante. El perro estaba bien entrenado y bien cuidado, pero lo que me molestaba es que siempre intentaba de venir a oler mi entrepierna y su extraño pene asomaba demasiado para mi gusto. En realidad, me parecía asqueroso. Yo no soy ninguna mojigata, tampoco soy virgen, me encanta follar con mi novio o eventuales amigos. Gozo con una buena verga masculina, pero esa extraña cosa rosada y puntiaguda me parecía bizarra por decir lo mínimo.
Entonces un día, cuando pasaba por el garaje hacia la casa, pillé a mi madrastra acariciándole la asquerosa polla a Sansón. Me desconcertó. Me pregunté como mi padre se había enamorado de una pervertida como ella, a veces hasta le permitía entrar a su borrico en su dormitorio ¡Inconcebible!
Mi padre es un hombre de negocios y a veces tiene que ausentarse por varios días. En esos días mi madrastra se llevaba al perro a su habitación para tener compañía. Después de haberla visto manosear el pene del perro, sentía curiosidad por saber si hacía algo más con él. Me asomé discretamente por la puerta parcialmente abierta y la vi vestida como una prostituta francesa, con un corse negro, medias de red del mismo color y unos altísimos tacones. Se quitó la pequeña tanga que llevaba y comenzó a jugar con su coño peludo. Estaba tumbada en un sillón de papá, con una mano jugaba con su concha y con la otra magreaba un inmenso pene rosado del borrico ese, el perro se insinuaba entre sus piernas y entonces entendí porque siempre se quería meter también entre mis piernas. Una inmensa lengua purpura salió del hocico de Sansón y comenzó a lamer a mi madrastra, me asusté al sentir sus quejidos y gemidos. Ella se bajo el corse y empezó a jugar con sus dos enormes tetas. A un cierto punto mi madrastra se arrodilló frente al sofá jugando con su clítoris y animó al perro para que la montara. ¡¡¡Dios mío!!! ¡¡¡Pero que pretende esta mujer!!!
El perro hurgo con su hocico el peludo coño de ella y luego la montó. Ver ese gigantesco pene de perro penetrando su coño y sentirla gemir con placer, me excitó mucho y empecé a jugar con mi propio coño. Casi me viene un golpe cuando la inmensa bola del perro se metió completamente en la panocha de mi madrastra, el perro la folló por una quincena de minutos. Yo me corrí mirando, ella se corrió en la pija del perro y el animal rebaso de semen su coño, tanto que salía disparado a chorritos cada vez que ella se movía convulsionando. No contenta con eso, esperó que el perro la liberara de su enganche, y rápidamente se puso tumbada bajo el perro y le chupó la verga goteante, su cara y sus tetas se llenaron de esperma y yo volví a correrme, jamás había presenciado nada tan lujurioso y depravado, pero ya no sentía ese disgusto inicial, mis piernas temblaban después de los orgasmos que me provoqué con mis propios dedos.
Me guardé celosamente el secreto, nadie sabe que yo sé. Ahora yo también en secreto follo con Sansón, pero solo al estilo misionero y no le dejo abotonarme por temor a que me pueda lastimar.
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José Luis: “Trio”.
Regresamos a casa de una fiesta muy de madrugada, mi esposa tastabillaba ebria, en ese momento nuestro Rottweiller le salto encima y la hizo caer, luego se fue a olisquear su entrepierna e intento follar su pierna, mi mujer estaba muerta de la risa y aparentemente no entendía lo que el perro intentaba hacer con ella, pero yo vi su enorme pija emergiendo bajo su vientre y pensé esta es la oportunidad que yo esperaba. Siempre imagine a mi mujer siendo follada por nuestro perro y no iba a dejar pasar esta propicia ocasión.
La acomodé arrodillada frente al sofá y le subí su estrecho vestido, llevaba una tanga diminuta que no pensé fuera un obstáculo para la inmensa verga de nuestro perro, luego me senté con mis pantalones abajo y la hice mamarme la verga, ella es una excelente mamadora y le encanta hacerlo, así que no dijo nada, solo comenzó a chupar prolijamente mi miembro. Justo como esperaba, el perro le salto encima, ella intento voltearse, pero yo le cogí los cabellos y la urgí a continuar su mamada. De repente se sobresaltó y gritó, entonces me di cuenta de que el perro había centrado su ano y estaba follando a toda maquina su culo a forma de corazón, le encanta ser enculada, así que después de la primera reticencia, se acomodó y comenzó a gemir mientras me chupaba la verga con verdadera pasión.
Ahora a ella le encanta que hagamos un trio con nuestro Rotty.
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Marianella: “Trans y sumisa”.
Soy una chica trans y sumisa, me encanta el sexo y me encanta ser dominada. Mi amo Alberto tienes dos perros Dóberman y me ha enseñado a complacerlos. Me encanta chupárselas. Mi amo me ha hecho tragar litros de esperma canino en estos dos últimos años. Amo vestirme sexy para ellos. Primero me ordena de besar a los perros, mientras tanto mi amo filma toda la escena, luego me hace jugar con sus pollas y pajearlos hasta que sus pijas emerjan por completo de sus fundas. Le gusta filmar mi cara bañada con el semen de los perros. Filma cuando ellos follan mi boca, me pone muy cachondo ser follada por mi boca. Me masturbo con la verga de un perro en mi boca. Arrodillada acompaño la verga de uno de ellos a mi culo y acomodo al otro para besuquearlo y mamar su verga. Haré cualquier cosa el me ordene con tal de sentir una y otra vez estas magnificas sensaciones.
Por las noches miramos los videos y mi amo me permite chupar su verga y a veces toma mi ano.
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Cristina: “El amor a veces duele”
Harán unos diez años que empecé a hacerlo con mi mascota de turno, Sammy es mi segundo Labrador, lo he entrenado para cogerme. Él sabe que cuando me meto por tierra en cuatro, su deber es saltar sobre mi y follarme. Siento sus zampas atenazar mi cintura apenas me monta, luego su polla moja mis muslos con semen y comienza a saltar detrás de mí hasta que hace centro. Hay veces en que lo logra rápidamente y otras en que desiste si yo no le ayudo. Generalmente le ayudo porque no resisto tenerlo tanto rato saltando y cansándose, quiero que ocupe todas sus energías en mí y que folle mi coño gordo incansablemente. Es capaz de dejarme casi sin aliento de tantos orgasmos que me provoca. Me llena por dentro con su semen caliente, a veces me llego a mear sintiendo esa temperatura que invade todo mi ser. Su polla es tan grande que a vece quedo adolorida en mi cérvix, toca mi cuello uterino con su dura polla y a pesar del dolor, el placer es muy superior y le dejo hacerme de todo.
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Antonio: “Escéptico”.
No puedo creer que un perro se folle a una mujer, el coño es demasiado chico, la bola del perro es enorme. Si así fuera, cuando el perro se mete hasta el fondo, el nudo se forma y bloquea la polla dentro. No creo que una mujer pueda resistir eso. Además, si no le dejas follar te morderá la espalda y te arrancará la piel. Pudiera ser que un pequeño perro pueda follar a una mujer, pero uno grande es imposible, te destrozaría el coño. Así que déjense de publicar tanta bobería.
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Pablo López: “Camionero”.
Este verano cuando se nos permitió salir debido al relajo de las medidas del coronavirus. Retomé mi trabajo de conductor de camiones. Había muchos viajes y me iba de casa por una semana y más dejando a mi esposa sola. Loredana es mi mujer, le encanta la jardinería y se divierte en eso cuando la dejo sola por mucho tiempo. Nuestro vecino es un hombre mayor y posee un pastor alemán
Ella comenzó a contarme una increíble historia. Mientras se encontraba en el jardín quitando un poco de mala hierba, estaba vestida solo con una larga remera mía. Estando arrodillada, de repente sintió un enorme peso en su espalda y su cabeza golpeo uno de los pilares de cemento. No sabía que estaba sucediendo, se volteó un poco aturdida y vio el pelaje claro oscuro del pastor. La había agarrado con sus poderosas zampas y trataba de penetrar su coño con una verga enorme. Ella miró a su alrededor, pero no había nadie que la pudiese socorrer, la pija del perro batía contra sus muslos, con un poco de curiosidad y deseos, ella se acomodó a la altura de la pija del pastor y éste hábilmente la empujo dentro de su coño y en breve tiempo su polla creció desmesuradamente quedándose bloqueada dentro de ella. Apareció el dueño del perro y se abalanzó a quitarle el perro de encima, pero ella lo detuvo diciéndole que no sería justo ni para él ni para ella. Dice que la miró un buen rato y luego bajó el cierre de sus pantalones sacando una polla grande y dura, la acercó hacia ella diciéndole que tampoco era justo que él no se beneficiara de la cogida que el perro le estaba dando a ella, así que tuvo que mamársela.
No sé si es verdad o no lo que me contó, pero me he estado pajeando todos estos días pensando en ello y no veo la hora de volver a casa para que me demuestre si era verdad o no.
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Andrés: “Pregunta importante”.
Me gusta ver zoo porno, especialmente de perros. Finalmente convencí a mi mujer que jugara con la polla de nuestro perro. No sé si ella aceptará de ir más allá. Dijo que lo hacía solo para dejarme contento a mí, pero no le vi ninguna señal de disgusto. Estaba intrigada y sorprendida por lo grande de la pija de nuestro perro. Quisiera que fuera más lejos con él, pero no quiero forzarla. Hasta ahora solo lo ha masturbado y ha hecho escurrir su semen en sus manos. La estoy dejando que haga todo lo que se sienta de hacer, que lo haga por su cuenta, pero sueños en que finalmente lo mame y lo folle. ¿¿Debería seguir dejándola jugar con él y esperar a que tome la iniciativa?? Cualquier ayuda, gracias.
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Ángelo: “Respuesta importante”.
Tómatelo con calma y no intentes presionarla, podrías hacer que ella se oponga a cualquier cosa. Sigue teniendo al perro cerca cuando ambos están cachondos, déjala jugar con la polla del perro como ya lo hace y tu chúpale la vagina, ponte en modo de que el perro también pueda dar uno que otro lametón casual a su coño. Cuando se de cuenta de la lengua del perro se siente igual o mejor que la tuya, apóyala y deja lugar al perro para que lama su coño, debes decirle que te encanta verla de ese modo y puede que ella se anime a chupar la polla del perro. Superado este escollo, todo se hace más fácil y será solo cosa de tiempo para que se ofrezca tanto a ti como a tu perro como una buena perrita.
Lo digo porque mi novia se descomponía al ver la verga de nuestro perro, he logrado que lo pajee, que jale su pija cerca de sus tetas y sienta lo calientito que es el semen de perro, ha olfateado su pija y finalmente ha saboreado un poco de restos de semen de uno de sus dedos. Un día que estaba casi al final de su periodo, logre que se dejara lamer, pero no quiso correrse con su lengua. Ella es muy caliente y multiorgásmica, espero se deje lamer nuestros fluidos después de follar, estoy seguro de que tendría rápidamente otro orgasmo, pero debo actuar con paciencia.
Lo que ella no sabe es que mi perro se ha follado ya a seis mujeres que tenían los mismos prejuicios, así que me basta esperar la ocasión propicia para el movimiento justo.
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Francisca: “Chica zoo”.
He sido chica zoo por muchos años. Tuve sexo con un perro mucho antes de tener sexo con un hombre. Es la experiencia más increíble que pueda existir, pero tienes que prepararte. No cogen como los hombres. Empujan solo al principio, una vez que te meten el nudo y se bloquean dentro de ti se quedan quietos, pueden tenerte anudada por unos quince minutos, los más grandes hasta una hora. Durante todo el tiempo que te tiene abotonada se corren dentro de tu coño y de seguro lo sentirás, el semen de perro es mucho más caliente que el de los hombres. Si quieres hacerle una mamada te aconsejo de no chuparlo, es mejor sujetar su pene por detrás del nudo y solo lamerlo, su semen sabe diferente. Al igual que con los hombres, nunca uses tus dientes, es maravilloso besar la pija de un perro. Mantén tu boca aseada, la higiene es muy importante. El sexo con un perro es increíble, espero que lo pruebes y lo disfrutes tanto como yo.
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Manuel: “Cree un monstruo”.
Mi esposa comenzó con la fantasía de chupar y follar la pija de un caballo, me calentaba oírla fantasear al respecto y decidí ayudarla a realizar su fantasía. El problema principal es que no teníamos acceso a un caballo, entonces sugerí un perro grande, son más fácil de manejar y adiestrar a tener relaciones con humanos o humanas. Me metí a internet y descargué todo el material necesario para informarnos. Vimos a algunos perros chicos y grandes teniendo sexo con mujeres de diferente edad y tallas. Ella no sabía del nudo de los perros y estaba muy interesada en eso. Después de informarnos a suficiencia, compramos un cachorro de Golden Retriver, que nos parecía lo más dócil y fácil para empezar. Desde pequeñito lo habituamos a lamer su coño, apenas dio muestras de asomar su pija, mi esposa comenzó a chupársela. Cómo a los dieciocho meses la folló y abotonó por primera vez. Mi mujer se la mamaba casi todos los días y andaba siempre desnuda por la casa. Era fácil que le lamiera el coño y la hacía correrse demencialmente. Ella se ponía de rodillas sobre la alfombra y le ofrecía su trasero, yo tomaba su polla y la guiaba a la panocha de ella. Después de un tiempo el aprendió a hacerlo solo, se convirtió en un experto montándola y anudándola, mi esposa se convirtió en una perra puta, casi pasaba más tiempo de rodillas que de pie, a partir de ese momento se transformó en una obsesión follar con nuestro perro. Le encanta que le metan la polla y la abotonen, y llenen su coño de semen caliente, descubrió ser multiorgásmica y no se cansa de correrse abotonada. Ya van tres años y medio desde que comenzó y tenemos tres perros para ella. Puede tomar sin problemas hasta los treinta y dos centímetros de nuestro Rottweiller, incluido el nudo. Tenemos sexo grupal con los perros todo el día, la montan uno tras otro. Hasta que no puede aguantar más pija de perro en su coño arruinado. Tengan cuidado algunos con lo que desean, yo he creado a un monstruo.
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Marisol: “Son diferentes”.
Sí, a mí también me gusta que mi perro me lama el culo y el coño. Muy probable que sea mejor que mi marido, pero no tan bueno como mi amiga Luisa. También me gusta chupar su pija hasta que se corre. Su semen es más fino que el de un hombre y no sabe tan fuerte, es más fácil de tragar. El semen de hombre es mejor sobre tus tetas o tu cara, es cremoso y espeso. Me encanta ponerme en cuatro y que me folle como loco a lo perrito. El único problema es que a veces lo hace por tu coño y otras te lo da por el culo. En eso se parece a mi marido. Deben tener cuidado con el nudo en el culo, te abotona por mucho más tiempo. La pija del perro es extraña comparada con la de un hombre.
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Sergio: “Finalmente”.
Al fin conseguí que mi novia follara con mi perro Fred. Estaba bastante ebria y siempre se pone super cachonda y pervertida.
Le quité sus bragas y lamí su coño jugoso tendida en la alfombra, en eso apareció Fred y le cedí mi lugar, ella no dijo nada, pero empezó a arrastrase en sus codos hacia atrás, se veía muy divertida. Su cabeza choco contra un mueble y no pudo seguir escapando, Fred no cesaba de recorrer su coño con su lengua y ella sucumbió a sus lamidas, tuvo al menos dos orgasmos potentísimos.
Fred intentaba montarla en esa posición, pero ella estaba de espalda, viendo que el perro la quería follar, se volteó para levantarse, pero el perro se botó sobre ella y hábilmente penetro su coño, ese fue el final y se quedo quietecita gimiendo y chillando anudada a mi perro.
Hemos hablado de ello, pero dijo que jamás volvería a hacerlo, fue cosa de una sola vez y completamente fortuita. Al menos lo vi y lo disfrute, espero volver a embriagarla una vez más.
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