Dulce espera con mi Lyon.

por
género
zoophilia

Era sábado después de mediodía, mi Lyon y yo habíamos almorzado juntitos, mi conchita aún se sentía inflamada, mi ovulación continuaba, me sentía deseosa, vigorosa, mis instintos de madre se habían despertado, quería ser preñada, aunque a sabiendas de la imposibilidad de lograrlo con mi peludo amante, mi concha no hacía distinciones y palpitaba irrigando los labios de mí vulva y haciéndome sentir caliente y más cachonda que nunca, mire a mi aspirante a fecundador y dormía insensible a las ráfagas de deseos que quemaban mi piel.


Me levanté de mi taburete le di una patadita y abriéndome la bata le mostré mi chuchita hinchada y excitada, él me miró directamente a los ojos y se lengüeteo su hocico como saboreando mi chocho, me hizo apretar mis muslos con fuerzas a la vista de esa lengua esplendorosa, su pija estaba afuera a mitad, él también tenía deseos, pero yo más, mi ovulación me tenía encendida, no tenía otra explicación, porque es verdad que a mí me gusta la cosita, pero así tanto, y sintiéndome con tantas ganas, y cada rato, no era tan extraño, pero tampoco era normal.


Le hice una danza porque sé que a él le excita mucho si yo le bailo y lo seduzco, con mi almejita desnuda le baile moviendo mis caderas, él se levantó y trato de comerme mi panochita, pero yo lo empujé con mis muslos, me di media vuelta y doble mi torso hacía adelante, mis tetas pendían libres, sentí su lengua desde mi chocho hasta mi ano, nos estábamos acercando lentamente a mi dormitorio y yo bailaba alzando mis rodillas como en un can-can, el me seguía muy interesado en mi conchita, yo continuaba a empujarlo una y otra vez lejos de mi chuchita.


Él me ladraba y tentaba de abatirme, pero yo giraba y giraba, y su lengua golpeaba mis muslos y mis nalgas, hice unos pasodobles y lancé mi bata por aire quedando completamente desnuda, me senté al borde de la cama ― ¿realmente te gusta mi pequeño chochito … verdad?... ― Lyon estaba muy excitado, mi danza lo enloquece, lo dejé acercarse a mi coño, él me vino a oler, de su boca salió una lengua en forma de serpiente y se perdió en la profundidad de mi concha, me hizo gritar apasionada, chillé con lujuria, su lengua irrefrenable se movía y escarbaba dentro de mi encharcado coño.


Mi vagina estaba en completa ebullición y muy luego me corrí con la magia de su experta lengua, Lyon sabía cómo hacer para que me corriera así de rápido, soy su perrita y tengo un ovulo en mí útero para fertilizar y eso él también lo sabe, por eso me cuida para que no vaya otro perro a inseminarme, soy solo de él y para él, mi chocho fecundo está listo para engendrar sus cachorritos.


Me tomé las tetas y se las mostré a Lyon ― ¿te gustan mis pechos? ― él respondió con unos lengüetazos a mis pezones, me hizo tiritar con su toque, le acerqué mi seno derecho y él me lamió repetidamente ― comete mis tetas cariño … haz que me corra con tus caricias ― él me miró y volvió a lamerme ― ¡ooohhh! amorcito … cómo me gusta tú lengua guarra ― le dije apretando mis pechos hasta juntar mis duros pezones.


Me subí a la cama y acomodé mis cojines, quería que él me follara un largo rato, que me hiciera gozar como solo él y su pija saben hacerlo, necesitaba se poseída por mi amo y señor, necesito que se corra dentro de mí, es menester que me dé su lechita caliente, mi cuerpo reclama su néctar, mi conchita atiende ser rebosada de ese zumo ardiente de mi Lyon.


Él entiende que estoy lista, danza detrás de mí, me huele, me lame, hasta que salta en grupa a mí, con tres embates incrusta su daga en mi vagina, su bola me hace gritar tres o cuatro veces porque entra y sale, el boquete de mi concha se ensancha y se contrae, su bola se traba dentro de mí y comienza a crecer, su pene también, cómo un ofidio se desliza en mi canal vaginal hasta las puertas de mi útero, mi ovulo está a la expectativa, mi Lyon comienza su frenético bombeo, prepara sus semillas.


Me corro, agarro sus patitas y me corro una y otra vez ― ¡aaahhh! mi dios … me vas a matar amado mío … cógeme más fuerte … ¡ooohhh! … ¡ssiii! … que hermoso … que rico … ― me hace gritar sin pausa, estoy gruñendo como una perrita, mis chillidos son como agudos ladridos ― dame tú lechita amor mío … cógeme … ¡ooohhh! … lléname de ti, dame todo de ti ― no podía parar de gritar sintiendo mi concha contraerse una y otra vez recibiendo esos borbotones quemantes, esos millones y millones de espermatozoos nadando hacía mi ovulo, mis músculos vaginales exprimían ese néctar fecundador, mi culo se hacía más hacía atrás y se refregaba en sus bolas para vaciarlas por completo dentro de mí famélica y fértil concha.


Me levanté un poco y agarré mis tetas, quería estimular mis pezones para que dieran leche, quería hacer salir calostro para amamantar, quería sentirme madre, me ilusionaba de engendrar seres que asemejasen a mi guapo y gallardo macho, perritos de colas esplendorosas, perritos color amarillo oro, perritos de pelaje resplandeciente, estaba reflexionando mientras olas espasmódicas recorrían mis centros nerviosos y me procuraban temblorcillos y convulsiones.


Me quedé como en un sueño, me veía a mí misma en cama con una panza enorme, dentro de mi vientre había vida, mi esplendoroso macho bailaba alrededor de mi lecho, sentía el sonido de sus patitas que daban cortos pasitos, como padre impaciente, sabiendo que su perrita humana se aprontaba a dar a luz, llegaba un equipo médico de la veterinaria y me llevaban en una ambulancia canina, el veterinario me esperaba, aun cuando vestía mascarilla y guantes, lo reconocía, era el veterinario de mi Lyon que me decía que debía estar calma y todo saldría bien, me llevaron a una especie de mesita de acero inoxidable y me hicieron abrir las piernas, yo sentía como se movían en mi vientre y sentía como las aguas se rompían y comenzaban a salir de mi matriz unos cachorritos de color beige empapados en líquido amniótico, primero uno con sus ojitos cerrados y su adorable hociquito, luego otro similar después tres más, yo me los llevaba a mis pecho para que mamaran de mis pezones, pero había otro más y el doctor decía que estaba trabado, me alarmé, uno de mis hijos estaba atorado en mi vagina, estaba desesperada … me desperté justo cuando mi Lyon tironeaba su bola fuera de mi conchita ruidosamente … había sido solo un sueño, me toqué los pechos que me dolían de verdad, quizás me los tironee demasiando fuerte, pensé un poco desconsolada de haber despertado del maravilloso sueño de ser madre.


Me quede turbada y un poco deprimida, mi sueño había sido tan real, casi sentí que me chupaban mis pezones y me sacaban calostro y leche, me toque mi encharcada vagina, el semen escurría por mis muslos, quizás cuanto de ese semen haya quedado dentro de mi cavidad vaginal, quizás cuantos bichitos están moviendo sus colitas sin parar para llegar a mi ovulo, me adormecí sintiendo que mi chocho burbujeaba haciendo salir líquido seminal en cantidad, atiné solo a acomodar un poco las toallas.


Dormí sin parar toda la noche, mi peludo amante también descansaba a mi lado, al parecer él también se había relajado, mis muslos estaban un poco pegajosos, miré el reloj, señalaba las 09:15, horario perfecto para levantarme y dar un paseo dominical al parque junto con mi Lyon, salté de la cama y me vestí con mi lycra y mis poleras, un par de medias de lana y zapatillas, mi adorado estaba echado en mi lecho y no me perdía de vista, sabía que saldríamos a pasear.


En bicicleta nos dirigimos al parque, mi señorial y flemático amo y señor, trotaba feliz junto a mi bici, el aire fresco de la mañana me quitó la modorra y mi abatimiento momentáneo, me sentí con fuerzas y nuevos bríos, mi humor había cambiado radicalmente y volvía a disfrutar de la clara mañana, los domingos no hay guardaparque así que me dediqué a caminar con mi mascota, esperando que él hiciera sus cositas para yo limpiar sus desechos, dimos cerca tres vueltas al parque y luego regresamos a casa.


Sudada y todavía llenita por todos lados me metí a la ducha, dejando a mi Lyon con una escudilla y un puñado de alimento, vistiendo mi bata de baño, ingresé a la cocina encontrándolo echadito en su colchoncito, preparé unas tostadas de pan de molde con mantequilla y un gran tazón de leche con chocolate, a él le encantan las tostadas con mantequilla y a mí me divierte escuchar el sonido crujiente que él hace al masticar.


Se comió cuatro tostaditas el muy glotón, yo quede satisfecha con dos y la leche chocolatada, empecé a recoger vestidos usados o sucios, toallas varias y eche todo a la lavadora, luego me fui a ordenar mi dormitorio y mi amado se dedicó a dormir, dejándome libre para hacer cosas de casa muy necesarias, me entretuve un rato a chatear luego sin saber cómo me encontré en un sitio de zoofilia, estaba mirando fotografías, cuando para sorpresa mía, habían varias con mujeres preñadas y otras con su chocho abierto y con la mitad de los bebitos saliendo de adentro de sus vaginas, todo esa actividad zoo maternal encendió mi chocho, me masturbé con mis dedos y logre un potente orgasmo, mis tetas me dolían, más que doler sentía una comezón.


Me fui a la cocina, eran las 14:06, ideal para almorzar, enjuagué la escudilla de mí adorado y le versé su alimento favorito con la carnecita al jugo del día anterior, yo me comí el pure con los filetitos de pollo y quedé satisfecha, lavé toda la vajilla y me fui de nuevo al computador, caliente como soy no podía hacer otra cosa, volví al sitio zoo y miré varios videos de chicas estupendas gozando como perritas con sus gentiles y apuestos machos, algunos tenían unas vergas casi el doble de la del mío Lyon, pero sería incapaz de ponerle los cuernos a mi adorado.


Me toqué por un buen rato, pero ya no me satisfacían, necesitaba la cosa de verdad, la cosota caliente de mi amo y señor, me metí los dedos a la boca y silbé muy fuerte, de hacía mucho tiempo que no lo llamaba así, pero él precioso como es, recordaba y vino al trote, lo primero que hizo, guarro como es, me lengüeteó mis dedos con olor a chocho, instintivamente cerré mis ojos deleitándome de la flexibilidad de su lengua, que instrumento más maravilloso, como inventado especialmente para nosotras las mujeres, pensé.


Su instinto y millones de neuronas olfativas, lo llevaron a la fuente de eso tan rico que había en mis dedos, se metió debajo de la mesita escritorio y en medio de mis muslos, mientras continuaban a correr imágenes de chicas follando con sus mascotas, mi buen Lyon me elevaba al cielo, sobre las estrellas, enredada en su lengua me salí de este mundo, entré dentro de la pantalla y una verga enorme me la daba por el culo, veía mi almejita pequeñita y esa cosa enorme que socavaba mi cavidad anal, me corrí haciendo estremecer hasta el escritorio arriesgando de botar mi monitor gigante, cerré mis muslos para poder volver a poner los pies en el planeta.


Mi Lyon no cejaba de intentar de llegar a mis partes impúdicas, sintiendo que mis piernas me sostenían, me levanté y me fui a mi dormitorio acariciando mis tetas para aliviar esa comezón, mi adorado me siguió de cerca, casi pegado a mi culo, estaba toda bañada mi vagina era una sopa de chocho, mis excreciones femeninas eran abundantes, me froté el clítoris y permití a mi Lyon de beber de mi fontana, me hizo chillar una y otra vez por la violencia y la profundidad que alcanzaba su lengua, alcancé a rozar mi botoncito un par de veces y volví a correrme, mi Lyon se deleitaba saboreando zumo de chocho, dada la abundancia para él era un maná.


Exhausta pero no apagada, me subí a la cama y acomodando mis cojines y almohadones, me puse en cuatro para mi Lyon con mi conchita bien abierta, él saciado de degustar mis fluidos, me monto y comenzó a buscar mi chochito con su verga, me dio un par de veces en mis nalgas casi rozando el hoyito de mi culo y luego su miembro se fue bajo mi coño, punteando mi vientre, así que pasé mi mano entre mis muslos e hice una especie de embudo para que su pija fabulosa entrara de lleno en mí, sentí su ariete y luego su bola, me estaba anudando a su pene portentoso con frenéticos embates, mis gemidos se transformaron en sollozos, estaba sensible, estaba caliente y sensible, lo sentía dentro de mí, pedía al cielo que me rociara con su lefa masculina, su semen en mí, sus semillas en mí, que me inseminara, que me fecundara, que cubriera a su perra humana con ríos de semen.


Las ardorosas claveteadas que me daba mí amo y señor, poco a poco disminuyeron hasta casi detenerse, sentí como él se derramaba dentro de mí con abundantes chorros de esperma, una vez más volví a sentirme hembra reproductora, una vez más sentí ese deseo de la natura de procrear, mí útero se contraía absorbiendo el líquido semen, mí matriz se estaba rebalsando de lefa fecunda y mí fértil cérvix se habría receptora a esos microscópicos bichitos que nadaban hacía mí ovulo para impregnarlo, para invadirlo y fecundarlo.


El grueso pene de mí Lyon palpitaba en las profundidades de mis carnes, macho y hembra en el primitivo acto sexual de la reproducción, él me bombeaba su semilla, yo acogía su semen fertilizador, estaba empalada gozando y soñando con criaturas que se formarían en mí vientre.


Lyon me mantuvo anudada por casi veinte minutos, descargó todo su semen en mí chocho, soy su perrita humana, luego su pene resbaló fuera de mí con un torrente de semen y fluidos míos, él inmediatamente me limpió de su lefa, esta vez me quedé ahí inmóvil, mi respiración continuaba a ser agitada y me sentí extenuada, me adormecí.


Me desperté y el sol se había ido desde hace rato, afuera estaba todo oscuro, fui a buscar algo de beber a la cocina, mi Lyon me siguió, le abrí la puerta que da al patio y él se fue hacía los arbolitos, cuando regresó bebió agua fresca de su escudilla y después de revisar la seguridad de la casa nos fuimos al dormitorio, era tarde, el reloj marcaba las 23:06, me sentí cansada y me acomodé como para dormir, esperé un rato por si mi amo y señor pretendía alguna cosa, pero lo vi que se acomodó a dormir, levantó su cabeza cuando le dije ― buenas noches amorcito lindo ― después se volvió a recostar.


Al parecer habíamos follado bastante entre sábado y domingo porque la noche se nos fue de un tirón, sonó la alarma de mi celu 06:30, hora de levantarme, mi adorado Lyon se alzó conmigo, me siguió a la cocina y luego al baño, me miraba y movía su cola, luego venía a olfatearme y se retiraba a mirarme ― ¿Qué te sucede amorcito? … ¿Qué quieres con mamita tuya? … no tenemos tiempo para fucky-fucky … esta tarde mi amor, hasta esta tarde ― me miraba, se alzaba y volvía a sentarse a mirarme, extrañamente no se me tiraba encima.


Con la ducha me desperté, pero mi sensación de cansancio no pasaba, pensé que me estaba llegando mi periodo, esto debía ser entre martes o miércoles, a veces me sentía así y después volvía todo a la normalidad, la comezón de mis senos tampoco se había ido, extraño, todo muy extraño.


Me fui al trabajo y no logre sacarme de encima esta sensación de cansancio, tampoco la comezón de mis pechos, trabajé todo el día con desgano y arreglando mis tetas en mi sostén, a mediodía me fui al baño y me coloqué una támpax por si me llegaba la regla al improviso, pero antes de eso me masturbe, porque también me sentía cachonda, ahora esperaba con ansias las 17:00 para irme a casa a buscar paz para mi chochito junto a mi Lyon.


Llegando a casa mi Lyon me esperaba, pero no se me tiró encima, me olfateaba, se acercaba a mi chocho para olerme, yo quería ser follada, me desnudé rápidamente porque lo único que quería era sentir su pene en mi vagina, me saqué la támpax y me fui con él al dormitorio y comencé a bailarle, ahí como que se animó y me empezó a pretender y a dar saltitos como para derribarme, salté sobre la cama y sin nada, esperé que él me tomase, se vino detrás de mí y lamio mis labios y mi clítoris por algunos segundos y me montó con fuerza.


― Cógeme amor mío … hazme tuya … hazme tu perrita … dame tu pija y tu lechita tesoro mío ― apoyada solo en mis rodillas y codos lo esperaba que me penetrara ansiosamente, saltitos y embates detrás de mí, luego su puntiaguda verga entro en mi concha autoritariamente tomando posesión de mi chocho, la penetración la completo su bola ensanchando mi boquete vaginal, él estaba todo dentro de mí y podía comenzar sus movimientos frenéticos, pero él se detuvo y comenzó una danza con sus patitas, empujando suavemente como si se quisiera asegurar de que su bola se trabase soldada a mis carnes.


Copulamos por largo rato y él me fertilizó con sus semillas, mis orgasmos fueron tremendamente satisfactorios, nos separamos y yo me fui a la ducha y a preparar algo de comer para él y para mí.


Fue una noche de sueño reparador, tanto él como yo descansamos porque lo necesitábamos, extrañamente mi cuerpo está sufriendo algunos cambios, yo lo asocio a la llegada de mi menstruación y no me preocupa demasiado.


Pasaron cuatro días y mi estado se mantenía, además, no me llegaba la regla, tenía un retraso, la comezón de mis pechos también se mantenía, continuaba a copular diariamente con mi Lyon y él era todo ternura para mí que me sentía terriblemente sensible por todo, no sé que haría sin él y sus atenciones, mi libido estaba en aumento y necesitaba de sus cuidados y más que nada lo necesitaba como macho, mi conchita estaba calientita toda la jornada pensando a él y a su pene prodigioso.


Al sexto día de retraso menstrual comencé a pensar hasta en la posibilidad de un embarazo, sé que es imposible, pero no sería la primera vez que sucede que lo irrealizable e inverosímil se verifica y todo se transforma en materia de estudios científicos, debo ser cauta e irme despacio con las ilusiones, ya veremos …. pero puedo soñar …

Continuara …


Comentarios, criticas, sugerencias y aportes, se agradecen desde ya, escribir a:
luisa_luisa4634@yahoo.com
escrito el
2021-03-09
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