Una clienta

por
género
exhibicionismo

Cuando estaba estudiando el segundo semestre de la licenciatura, tuve la oportunidad de ingresar al despacho gratuito que tenía la Universidad. Ahí se daba servicio a la comunidad cobrando sólo cuotas de recuperación insignificantes, pues lo importante era realmente el aprendizaje que podíamos adquirir de manera práctica, que era lo que en las aulas realmente no te enseñaba un catedrático, claro teniendo a la mano los consejos de la plantilla de abogados que daban clases y que en un momento dado se podían hacer cargo de los casos directamente en tribunales.
El hecho es que como podrán imaginarse era algo concurrido, y abundaban sobre todo los casos familiares, es decir divorcios y pensiones alimenticias, por lo que el 80% de los clientes eran mujeres de todos tamaños y colores, lo cual permitió en algunos casos (muy pocos por cierto), darse un buen taco de ojo. Por aquel entonces y al enterarse una tía de que ya andaba metido en esos menesteres, no tardó en recomendarme con una compañera secretaria que acaba de entrar a laborar con ella y que no era de la ciudad, acaba de llegar pero traía ya muchos problemas con el marido, de hecho ya lo había corrido de la casa.
Cuando ella me comentó el asunto me llamó mucho la atención la última frase que me dijo, …” por favor, ayúdala, pero no te la vayas a coger..”, a cabrón muy directo el comentario. La verdad es que en aquella época era yo un mozalbete que en verdad lo menos que pensaba era en tener relaciones con las clientas, además de bastante inexperto en esos asuntos por no decir nada maleado, pero me dejo la espinita clavada.
Recuerdo que para conocer a la dama en cuestión tuve que hacer malabares pues vivía en Gómez Palacio (yo soy de Torreón), casi el límite con Lerdo, pues por allá vivía, y es que como trabajaba no podía acudir al despacho en el horario establecido, además de que en las tardes yo tenía las clases así que sólo quedaban los fines de semana y que yo fuera a buscarla. Cuando la vi y hablé con ella entendí el porqué del comentario de mi tía, la joven pues tenía 22 años, era bastante falta de carácter, así que era muy manejable, sin embargo el marido ya se había pasado de la raya al golpearla en algunas ocasiones y era esa la principal razón por la que quería divorciarse.
Preparé la demanda y la presenté, se dio la primera audiencia y un maestro llevó la diligencia entablando unas alegaciones bastante buenas contra el marido, y que no fueron debidamente objetadas por el abogado contrario, lo cual debo decir fue una base muy buena para al final ganar el caso. A partir de ese primera audiencia algo cambió drásticamente en cómo se comportaba la clienta, ya que cuando iba a buscarla para que me firmara algún documento o informarle del avance del caso, se portaba muy amable y me despedía siempre con la frase…” y ya sabe abogado, lo que se le ofrezca..”., con un abrazo y un beso en la mejilla.
Ella era delgada, como de 1.60 de estatura, pelo corto negro, por lo mismo delgada se le pronunciaba la cadera bastante bien y tenía senos chicos, o al menos eso dejaba ver ya que siempre vestía de pantalón de mezclilla flojo y playeras blancas con estampados. Una de las últimas veces que la vi (un viernes inhábil por cierto), me dijo que si podía buscarla al siguiente día ya que quería que viera el caso de una vecina que también había decidido a divorciarse y quería que yo le llevara el asunto.
No sé por qué al siguiente día tuve el impulso de vestirme formal, es decir de traje. Desde entonces no suelo hacerlo en mi tierra ya que es bastante el calor y suelo sudar muchísimo, así que el espectáculo que doy no es muy apropiado. El traje era de saco cruzado. Cuando llegue a su casa, que pasando la puerta principal esta como la sala con una sola puerta que daba a un cuarto (sin puerta tapado con una cortina colgada), y esta a su vez a otro cuarto que era la cocina y de ahí a un pequeño patio con el baño y regadera muy reducido, me recibió mi clienta dejándome sin palabras, ella llevaba una minifalda cortísima, por no decir casi un mero taparrabos de color guinda, que por lo mismo apretadísima que estaba, le delineaba la cadera impresionante que tenía, mostrando un perfil que realzaba las nalguitas. Además llevaba un saco de manga corta del mismo color (se notaba que era juego de la minifalda), cruzado, abrochado solamente en la cintura, pero lo peculiar era que cuando se paraba o ponía de lado, se realizaba una abertura que me permitió apreciar que no llevaba blusa abajo pues me mostraba casi impúdicamente un sostén en color vino a media copa bastante sugerente.
La vecina ya se encontraba ahí, y era una señora de lo más normal. Platicamos de su asunto, el cual prácticamente me lo contó mi propia clienta, ya que intervenía bastante animada en la conversación, pero lo más importante es que la señora se sentó en un sillón al fondo de la sala y mi clienta a unos tres metros de mí, ambas al lado derecho de mí, sentada en una silla alta, de esas para barra, exactamente el lado en el que me maravillaba esa abertura en el saco, además de que por lo mismo de la faldita corta, la forma en que se sentaba me mostraba todas sus piernas, (la imagen sería parecida a la que dan los shortcitos que usan hoy en día que más bien parecen calzones), como era de esperarse estaba bastante excitado con mi amigo en firmes, lo cual no se notaba por el saco del traje, pero como por lo mismo comencé a sudar, mi clienta me ofreció un vaso de agua y prácticamente me quitó el saco para ponerlo en una mesa. Cuando me entregó el vaso, con su cuerpo tapó la vista de la vecina, por lo que esta no se dio cuenta que con la mano izquierda me dio el vaso, y con la mano derecha me acarició el miembro levantado guiñándome el ojo. Lógicamente de ahí ya no me pude concentrar en nada y mi mirada era únicamente para la figura de mi clienta.
Ella se dio cuenta y de vez en cuando esbozaba una sonrisa bastante pícara. Unos diez minutos antes de que se fuera la vecina, mi clienta se disculpó para ir al baño, cuando regresó y viendo que estaba haciendo las últimas anotaciones del caso, se enfiló a la mesa esperando que levante la mirada del cuaderno para verla, se aseguró que viera que levantaba un poco mi saco y en uno de las bolsas laterales puso algo, y se regresó a su silla. Estaba ya explicando lo último del proceso a la vecina que ya estaba parada delante de mí encaminada a la puerta de salida, cuando mi clienta intervino por última vez en la plática y ahí me di cuenta por la abertura del saco que el sostén había desaparecido mostrándome su seno derecho y su pezón erecto, señal inequívoca de su propia excitación. La verdad si tartamudee, por lo que procedí a terminar la plática, despidiéndose la vecina y mi clienta la encaminó a la salida, no sabía que hacer o cómo reaccionar, así que lo que decidí (ya que comenzó resonar en mi cabeza aquella advertencia de mi tía), poner pies en polvorosa, así que tome mi saco y me lo puse, instintivamente y sin acordarme, metí la mano en mi bolsa izquierda para introducir la libreta tipo secretaria de esas chicas que llevaba y que cabía perfectamente, cuando me topé con lo que mi clienta había metido, lo saque y cuál fue mi sorpresa al ver que era su tanga, también en color vino como el sostén, la tome con ambas manos estirándola viendo por el frente que se encontraba húmeda. En eso escuche que ya se despedían y rápidamente la puse en la otra bolsa. Mi clienta caminó directamente al sillón en el que estaba sentada su vecina y cruzado las piernas todavía parada se dejó caer en el sillón, y comenzó a platicar los detalles del caso de su vecina.
En un momento dado me dijo, licenciado está muy lejos por que no acerca la silla (refiriéndose a la silla alta en la que ella estaba sentada antes), yo muy obediente (más bien anonadado por su figura) lo hice, y acabando de sentarme a como dos metros de ella y por lo mismo de ser silla alta, la voltee a ver y me deslumbró la vista, ya que pude darme cuenta más por la cercanía que por lo corto de la falda y la forma en la que se dejó caer para sentarse, ésta prácticamente se le había subido a la cintura, dejándome ver su pelvis y una matita de pelos muy cortos y no abundantes, inmediatamente aparte mi vista y me imagino que me puse rojo, ya que ella soltó una carcajada y me dijo, licenciado hace calor aquí, le parecería acompañarme a comprar algo para refrescarnos a la tienda que está enfrente (un Oxxo). La avenida en que vivía era ancha, con camellón en medio y lugar para que aparte de los vehículos estacionados transitaran dos carriles en ambos sentidos. Salimos y llegando ahí, me dijo que prefiere, le dije que un refresco, para esto en la tienda estaba una dependienta en la caja y una señora hablando muy animadamente con ella, así que ni se fijaron en que entramos, nos encaminamos a los refrigeradores para tomar las bebidas, y ya que la sección de los refrescos estaba al fondo del lado derecho, tres estantes de abarrotes y demás cosas tapaban la visibilidad de la caja, pero antes de abrir la puerta del refri, mi clienta dijo, no sea malo, podría tomar una botella de agua de las chicas que están al tiempo al inicio del pasillo, es que a mí no me gusta fría, así que fui por ella y cuando voltee para regresar al refri, pude ver que ella estaba al pendiente de mí por el reflejo de la puerta del refrigerador, entonces estiró la mano izquierda y abrió la puerta, apoyo esa mano en la orilla del marco y dirigió la mano derecha a su espalda, a la altura de las nalgas, hizo un movimiento y ante mi sorpresa la minifalda cayó al suelo, dejando a la vista un par de nalgas que si bien no eran abundantes, estaban bien levantaditas, (trasero respingando se le dice, creo), volteé por instinto en dirección a la caja para asegurarme que las damas no se hubieran dado cuenta, y ellas estaban en su mundo, en su chisme.
Al regresar a la realidad dirigí mi vista a las puertas de los refrigeradores y me topé con que mi clienta ya había escogido el refresco que tomaría para mí, y era uno de manzana que estaba en la parte de arriba, por lo que se paró de puntitas y estiró todo lo que pudo el brazo izquierdo para alcanzarlo, por lo que con dicho movimiento giró su torso hacia su lado derecho y prácticamente me dejó completamente de frente su cuerpo, dirigiendo como es lógico mi mirada hacia su pubis y esa pequeña y triangular mata de vellos finos, bien delineados arriba del inicio de sus labios vaginales. Sin embargo mis ojos se fijaron ahí casi nada ya que de manera inesperada el saco, que era la única prenda que la vestía se desabrocho, la verdad por fijar mi vista abajo, no me di cuenta si de manera intencional o accidental se desarrolló el hecho, pero al estar estirando el brazo izquierdo, fue el seno del lado derecho el que quedó a mi vista. Como ya había mencionado antes para mis gustos actuales era chico, sin embargo en ese momento me pareció perfecto.
Me imagino que por lo que estuvo estirando el brazo para alcanzar el refresco, y voltear a ver mi reacción, perdió de vista su objetivo y casualmente el refresco rodó de su lugar cayendo hasta la parte baja del refrigerador. En ese momento y por el ruido que se escuchó al caer la bebida, las damas voltearon hacia nosotros, pero mi clienta rápidamente dijo en voz alta ¡ya lo recojo! E instintivamente se agacho para hacerlo por lo que las damas no alcanzaron a percatarse del show que me estaba dando, y de inmediato siguieron en lo suyo. Cuando acorde mi clienta ya estaba recogiendo la bebida bien empinada, por lo que ahora eran de nueva cuenta sus nalgas las que acaparaban mi vista, y como intuyendo eso y mientras con la mano derecha hacia como que agarraba el refresco tirado, con la izquierda se apoyaba de la agarradera de la puerta del refrigerador para poder agacharse lo más posible, por lo que pudo empinarse todo lo que podía y aparte abrió las piernas por lo que me fue posible vislumbrar sus dos agujeros sin tener que hacer esfuerzo alguno.
Sentía unas ganas de abalanzarme contra ella, sin embargo por el morbo de la situación, mi amigo estaba a punto de explotar y me comenzó a doler, así que comencé a sobarlo con una de mis manos, (algo estúpido ya que aunque lo haga uno no baja el dolor), precisamente en el momento en que mi clienta volteó para ver mi reacción, así que al darse cuenta que me sobaba, esbozó una sonrisa de satisfacción, tomó con una mano el refresco y lo puso en el suelo fuera del refrigerador, giró en su eje para quedar con su torso enfrente mío y mostrarme lo erecto que estaban sus pezones, (que no supe si era por la excitación o por el frío de estar tan cerca del refrigerador abierto y sin prenda alguna), y con la mano libre se abrió sus labios vaginales para enseñarme lo mojada que estaba.
Me imagino que mi cara de asombro le dijo todo, ya que soltó una carcajada leve, solo para que yo la escuchara y dijo: “licenciado tengo un poco de frío, ¿me prestaría su saco?, estirando la mano que anteriormente tenía en sus labios y moviendo un dedo señalándome que me acercara, yo , parecía estar hipnotizado ya que no chiste o protesté de alguna forma, y cuando estuve cerca de ella, se levantó y me abrazó, esperando que sintiera sus pezones erectos, se despegó un poco e introdujo sus manos debajo del saco recorriéndome por el frente de la cintura a los hombros, muy despacio, como intuyendo que su tacto me haría temblar, y una vez en los hombros empujo el saco hacia abajo para quitármelo, sin dejar que tocara el suelo lo abrió y se lo puso, abotonó los tres botones, sin embargo como era de esperarse aunque era cruzado, al ser el saco talla grande, y ella ser muy menudita, aún se le veía algo del escote. En la parte baja el saco le llegaba unos dos o tres centímetros más abajo que su falda original. Se agachó, tomó su saco y la falda que estaban en el suelo, las enrollo y valiéndole madre las tomó con una mano y así la trajo, sin temor a que alguien se diera cuenta de lo que eran, luego me pidió que yo tomara el refresco en el suelo y se encaminó a la caja.
Una vez ahí dejó que yo me adelantara, y se puso detrás de mí, y preguntó cuánto sería por las cosas, metió su mano en la bolsa trasera de mi pantalón donde traía la cartera, sacó dinero y pagó, se perfiló a la puerta mientras yo tomaba las cosas en la bolsa de plástico que me dieron, abrió la puerta y salió. Yo no salía de mi asombro pues no dudó en ningún momento, no vaciló. Cuando la alcance ya estaba al borde de la banqueta esperando poder cruzar al camellón, en lo que llegamos a la puerta de su casa, conté que pasaron de un sentido 3 vehículos y un camión materialista, y del otro lado 4 vehículos y un camión de ruta, me imagino que en todos había hombres, porque el claxon de cada uno de ellos y también una seria de chiflidos, piropos y gritos salieron de los mismos.
Cuando ya estábamos en el camellón para cruzar a la banqueta de su casa fue cuando pasó el camión materialista, en donde estaban el chofer y un copiloto, el chofer se detuvo en seco ( lo bueno es que no venía nadie detrás de él), y sacó casi medio cuerpo de la ventana, girando hacia atrás para ver a mi clienta, diciendo que se iba a bajar para darle un buen arrimón de verga pq lo pedía a gritos, abrió la puerta e hizo el amago de bajarse, en ese momento mi clienta que caminaba de mi lado derecho, me tomo mi mano derecha con ambas manos, pegando su cuerpo a ella y el resto de mi brazo, como queriendo que la protegiera, sin embargo sólo se escuchó la voz del copiloto gritándole: “ya no juegues cabrón que ya se nos hizo tarde”. Ante eso cerró la puerta y el camión continuo su marcha, entonces noté que al estar mi mano y brazo pegados al cuerpo de ella, la parte superior se colocó exactamente en la parte del escote que no se cubría por el saco, y mi mano estaba pegado exactamente a la altura de su vagina, y comenzó a frotarse rápida y frenéticamente.
Pasaron como 10 segundos en los que se frotaba, y como que reaccionó a la ubicación en el que estaba y dejó de hacerlo, cruzando la calle y llegando a la puerta de su casa. La entrada tenía una reja, seguida de un pasillo de unos tres metros y la puerta de madera de acceso a la vivienda. La dama abrió la reja y caminó a la mitad del pasillo, yo me introduje al pasillo y cerré la reja, ella ya estaba como esperándome, pero aun dándome la espalda, y dijo: muchas gracias por el saco licenciado, ya no tengo frío, desabotono el saco y lo dejo caer al suelo quedando completamente desnuda frente a mí, se giró y camino hacia donde yo estaba, tomo el cierre de mi pantalón y lo bajó, sacando mi pene erecto de él, y como si fuera una paleta comenzó a chuparlo. Lo hacía tan intensamente que no tarde nada en que fuera a explotar. Mi clienta al ver eso detuvo su faena y así sin más, desabotono el pantalón y el cinto jalándomelo para bajo y sacándolo por debajo de mis piernas, estiro la mano y alcanzo mi saco poniéndolo en el piso a un lado de mis pies y me jalo de la mano para que me sentara sobre el saco, luego abrió las piernas y me monto de frente, encajándose mi verga casi de un solo sentón y yo maravillado, me preguntaba ni siquiera me cuestiono por un condón o algo así.
Empezó a darse sentones sobre mí que en un momento resultaban muy violentos, tanto que si comenzaron a dolerme las piernas. Comenzó a gemir riquísimo en mi oído y me dijo, gracias licenciado, hace meses que no cogía y ya lo necesitaba, continuando con su labor. Sus gemidos ya eran bastante sonoros, solo que por el sube y baja de su cuerpo me obstaculizaba la vista hacia la reja como para ver si alguien en la calle se había dado cuenta. Ella se detuvo y luego giró casi sobre su eje volteando sus piernas quedando ahora dándome la espalda y reinició el sube y baja, tomo mis manos y las llevo a sus senos, dejándolas ahí, señal que comprendí era el permiso para manoseárselos y así lo hice. Para entonces ya tenía mejor vista hacia la reja pudendo ver que estaba escondido a un costado de la puerta un hombre como de unos 30 años, delgado, blanco, pelirrojo y con bigote que no perdía detalle de lo que hacíamos. Al verlo fue como una descarga de adrenalina porque me excite muy cabrón, así que ya yo mismo colaboraba levantándome al encuentro de mi clienta cuando ella bajaba. Los gemidos iniciales se convirtieron en gritos, donde había quejidos, mentadas de madres, lamentos y de todo un poco.
A pesar de que en dos ocasiones mi clienta ya había quedado lacia y yo continúe, no perdía fuerzas, así que en un levantón mi clienta perdió equilibrio lanzándose hacia adelante, quedando en cuatro patas en el suelo, pude ver sus dos orificios como brillando, ya que le salía liquido de la vagina pero también estaba húmedo su ano, la verdad era la primera vez que veía uno así de cerca, no me pude resistir y me coloque detrás de ella apuntando mi pene a ese agujero, la tome de las caderas y me abalance sobre él. Del primer empujón entro la punta, y mi clienta respingo aullando de dolor, no..no… por ahí no, ni mi marido me lo mete por ahí, estos lamentos lejos de apaciguarme hicieron que me dieran más ganas, así que le conteste está muy rico y apretadito, por puta ahora es mío, y comencé a meterlo más, solo que despacio, la verdad si tarde un poco hasta que a mi clienta le faltaron fuerzas en los brazos y cayo con ellos al piso empinándose más, lo que facilitó que mi pene entrara completo llegando a chocar mis huevos con sus nalgas, me apalanque de sus caderas y comencé ese rico vaivén con más fuerzas.
Llegó un momento en que ya los quejidos de mi clienta se fueron transformando en gemidos primero leves, y poco a poco en débiles gritos, para esto escuchamos muy claro que afuera una voz de mujer gritaba, pelado, que haces, volteamos los dos hacia donde se oía la voz y vimos que el señor se estaba sobando por encima de su pantalón de mezclilla su verga, y detrás de él caminaba una señora de como 60 años, por lo poco que pude percibir ésta última no se dio cuenta del porque se tocaba el hombre. Esa fue la señal para que los dos explotáramos en un excelente orgasmo que me dejo desmadejado encima de la espalda de mi clienta.
Nos levantamos, recogimos las cosas y entramos en la casa. Seguimos como por otra hora más cogiendo, comimos y me marche para alcanzar el último camión que saliera a Torreón. Esa mujer era exhibicionista y me enseñó a adorarlo, me la estuve cogiendo como por un año, hasta que me salió con la cantaleta de que quería tener hijos y todo el rollo, pero la verdad en ese tiempo de estudihambre no tenía ni en que caerme muerto, además de que como todo buen joven solo pensaba en el desmadre, así que deje de verla, me pudo mucho porque cogía riquísimo.
Hace como un año (antes de la pandemia), un amigo me pidió que si podía ser padrino de confirmación de su hijo, evento que sería un sábado a las 11 a.m., pero tenía que estar en la iglesia a las 9 a.m. para unas plásticas para los que se iban a confirmar y sus padrinos, esto en Gómez Palacio. Acepté y me presenté, cual va siendo mi sorpresa que entre el grupo de la plática estaba mi clienta. Seguía delgada pero con el pelo un poco más largo, eso sí con una señora cadera impresionante, de esas de las caricaturas del condorito. Pude notar que ella también percibió mi presencia. Cuando todo acabó, me hice el desentendido y la seguí, ella se perdió en el fondo del patio. La alcance y la salude, ella me devolvió el saludo muy alegre y me dio un beso en la mejilla. En resumen me dijo que se casó otra vez con un carnicero, que tiene cuatro hijos y acudió porque iba a ser madrina de su sobrina, luego entre el tumulto me señaló hacia la otra esquina del patio y mi sorpresa era que su marido (el carnicero), no era otro que el cuate que nos estaba viendo coger afuera de la reja, solté la carcajada y ella entendió el porqué, me dijo que cuando la deje se sintió despechada y ese cuate diario pasaba por su casa, así que en una de esas y como conmigo estando necesitada pues le dio entrada y resulto el bueno. En fin, me dio su número y me dijo a ver si nos acordábamos de los buenos tiempos, ahí medio escondidos la atraje hacia mí y la bese, correspondiéndome, es más, con una mano le manosee esa cadera y sus nalguitas sin que pusiera resistencia, así que es cuestión de llamarla, solo que ahora con lo de la pandemia pues haya que tener cuidado no, saludos.
por
escrito el
2021-05-13
1 . 6 K
visitas
0
votos
evaluación
0
tu voto

Continuar leyendo cuentos del mismo autor

siguiente historia

Campo de beisbol
Denuncia abuso en esto relato erótico

Comentarios de los lectores sobre la historia erótica

cookies policy Para su mejor experiencia del sitio utiliza cookies. Al utilizar este website Usted consiente el uso de cookies de acuerdo con los términos de esta política.